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Informador febrero

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Revista El Informador del mes de febrero.

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CONTENIDO

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¿QUE ES LA DIGNIDAD HUMANA?

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LLEGÓ LA HORA DE LACONVERSIÓN PASTORALPor: Mons. Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín.

Por: Orlando Arroyave Valencia, Pbro Docente Universidad Pontificia Bolivariana.

Arquidiócesis de Medellín / Febrero 2014 / 210 / 1.000 Ejemplares / ISSN 1909-9584ARZOBISPO DE MEDELLÍN. FRANQUICIA POSTAL. DECRETO No. 27-58 1955

Delegado: P. Germán Andrés Bustamante Tamayo

DECRETOS ARZOBISPALES29

QUINTO CENTENARIO DELNACIMIENTO DE FRANCISCODE SALINAS. SACERDOTE CIEGO,MÚSICO Y HUMANISTA UNIVERSALDEL RENACIMIENTO ESPAÑOLPor: Pedro Antonio Ospina Suárez, Pbro Docente Universidad Pontificia Bolivariana.

LA RECONCILIACIÓN, CLAVEPARA TENER PAZ PARA TODOS.

¡ CINCUENTA AÑOS!1964. HACIA LA LUMEN GENTIUM (9)

Por: Fabian Emilio Ortega Jiménez, Pbro Delegado arzobispal para la vida, la justicia y la paz.

Por: Fernando J. Bernal Parra, Pbro. Docente Universidad Pontificia Bolivariana.

¿ POR QUÉ LAS PERSONAS SEALEJAN DE LA IGLESIA?Por: Orlando Alberto Jiménez Cadavid, Pbro Vicario Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza.

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El llamado a la conversión implica renuncias y cambios dolorosos. Estar dispuestos a cambiar es estar dispuestos a dejar que la Palabra inspire y transforme nuestro sentir y nuestro actuar; y, a nivel eclesial, estar dispuestos a permitir que el Espíritu Santo nos lleve por donde él quiera, aunque eso implique desprenderse de modelos a los que ya estamos acostumbrados.

LLEGÓ LA HORADE LA CONVERSIÓN PASTORAL

Al comenzar una nueva etapa de la vida pastoral en este año, que coincide prácticamente con el

tiempo de cuaresma, debemos percibir con claridad que las situaciones y desafíos que vive la Iglesia, frente a su misión evangelizadora, nos exigen una actitud de conversión permanente. Esta conversión nos lleva a vencer las tentaciones de mediocridad, conformismo, egoísmo, materialismo, búsqueda de poder, cansancio y a asumir la vida de Cristo que vino a traer fuego a la tierra y a buscar que ardiera (cf. Lc 12,49). Este empeño de una profunda trans-formación que responda a los retos de hoy es lo que, a partir de la V Conferencia del Episcopado Latinoa-mericano, se viene llamando “conversión pastoral”.

Puede decirse que desde los tiempos del Concilio Vaticano II, se fue gestando la idea y necesidad de una conversión pastoral. No se hablaba de ella

que corresponde a la idea del “aggiornamento” su-gerida por Juan XXIII y asumida directamente por Pablo VI en su encíclica Ecclesiam Suam, cuando dice: “La Iglesia debe profundizar la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el misterio que le es propio. De esta iluminada y operante conciencia brota un espontáneo deseo de confrontar la imagen ideal de la Iglesia, tal como Cristo la vio, la quiso y la amó y el rostro real que hoy la Iglesia presenta… Brota, por tanto, un anhelo impaciente de renova-ción, es decir, de enmienda de defectos que de-

interior frente al espejo del modelo que Cristo nos dejó de sí” (n.4).

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

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Pero fue en Aparecida donde se enfocó con más claridad el tema de la conversión pastoral. En los números 365 a 372, se presenta como la renova-ción misionera de las comunidades eclesiales para responder a los signos de los tiempos en el mo-mento actual. Una renovación que implica reformas

que todos los miembros del pueblo de Dios, escu-chando lo que el Espíritu Santo le dice a las Iglesias (Ap 2,29), se orienten decididamente a cooperar en el advenimiento del Reino de Dios (cf. A 366-367). Igualmente, el magisterio del Papa Francisco pro-mueve un despertar de la conciencia misionera y nos interpela sobre la urgencia de una conversión pastoral que nos permita hacer frente a los retos del cambio de época que vivimos.

Situaciones que desafían nuestra acción pastoralEs verdad que tenemos muchas realidades posi-tivas que nos llevan a dar gracias al Señor y que son motivo de esperanza, pero debemos reconocer también situaciones que nos exigen la apremiante necesidad de impulsar en cada Iglesia particular la nueva evangelización. Algunas de ellas son las si-guientes:

1. Nuestra adhesión a Jesucristo, a nivel perso-nal y comunitario, no siempre está caracteri-zada por una fe fuerte. Como dice Aparecida, nos quedamos con una fe que repite algu-nos principios doctrinales, que se contenta con moralismos que no logran convertirnos, con prácticas de devoción fragmentadas, con una participación ocasional en algunos sacramentos (A 12). A esto se refería el Car-denal Ratzinger en 1996: “Es el gris pragma-tismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual todo procede con normalidad pero en realidad la fe se va desgastando en mez-quindad”. Por eso, no vemos claramente los signos de la presencia y de la actuación de Dios, no tenemos la fuerza para sembrar la justicia, la reconciliación y la paz en la so-ciedad, no logramos leer la historia con una visión de conjunto y de futuro, no tenemos una palabra y una vida proféticas que ilumi-

nen la desesperanza y promuevan una real transformación del mundo.

2. Constatamos vacíos y fallas en la evangeli-zación del mundo contemporáneo. No llega-mos a realizar una auténtica iniciación cris-tiana; las familias católicas no aciertan hoy a

-ción permanente en la fe que deben impar-tir las parroquias, dedicadas con frecuencia a una mera “pastoral de conservación”; las nuevas generaciones empiezan, dentro de una ruptura con la considerada “civilización cristiana”, a hacer su proyecto personal sin tener en cuenta la fe en Dios como un fun-damento esencial; la formación de laicos y presbíteros no responde a los retos de hoy; la acción evangelizadora de la Iglesia no lo-gra incidir en los problemas sociales que vi-vimos. Las cosas se agravan cuando, ante esta realidad, nos refugiamos en espacios más tranquilos pero llamados a ser supera-dos como el sacramentalismo, el asistencia-lismo y la religiosidad popular.

3. Nos hemos acostumbrado en la Iglesia a prácticas y comportamientos que no son con-formes con el Evangelio y no hay mucho in-terés en buscar respuestas que superen las ambigüedades y los problemas que con esto se genera. Es así como toleramos y mante-nemos cierta privatización de los sacramen-tos, el mercadeo religioso, la indisciplina y desarticulación en la programación pastoral, el clericalismo, ciertos procedimientos en la organización eclesial que no propician ni re-

de competencia en la administración de los bienes eclesiásticos. Estas cosas presentan la Iglesia más como una organización huma-na, que como una comunidad de fe.

4. Las prácticas que expresan la fe y que te-nemos como acción pastoral se mantienen inmutables, como si todos en la sociedad fuéramos católicos, como si ante la plurali-

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dad de interlocutores no se necesitara un

siguiera siendo el centro de la vida social y personal y nada hubiera cambiado en los últimos años. No procedemos teniendo en cuenta que la mentalidad de hoy es fragmen-tada, sin una visión unitaria, sin capacidad de profundizar la realidad y de avizorar el fu-turo, que el anuncio del evangelio no pocas veces se considera como un lenguaje duro

para convocar a la participación, que es com-pleja y ambivalente la generación de redes de comunicación y que la globalización de

concebida para un mundo rural.

5. Muchos católicos se han alejado de la Iglesia yendo a otros grupos religiosos o al mundo de la indiferencia. Algunos se han ido con heridas generadas en la vida eclesial por maltrato, por escándalo, por mal manejo de ciertas situaciones. Son muchos los alejados

-lores del Evangelio, no encuentran un lugar para ellos en la Iglesia, no se sienten interlo-cutores con un lenguaje adaptado a sus ne-cesidades y un ambiente de diálogo abierto, no han recibido la formación que necesitan para integrar su fe en la cultura y en la reali-dad social que viven. Es así como se ha ido formando también una imagen de la Iglesia como una institución anquilosada, que per-manece en el pasado y que no tiene la fuerza para responder a las características del mun-do actual.

Necesidad de un cambio pastoralEstas situaciones y muchas otras que vivimos van generando un profundo deseo y una exigencia de cambio dentro de la vida y la acción de la Iglesia. Este anhelo y esta expectativa no siempre van acompañados del proceso de corresponsabilidad con el que todos debemos comprometernos. Por tanto, estamos esperando algo imposible, pues los cambios no vienen como por ensalmo mientras no-

sotros sigamos en el acomodamiento. De ahí la ur-gencia de entrar por los caminos de una conversión pastoral, que nos exige encontrar nuevas posibili-dades de vivir la fe y de anunciar el Evangelio en el mundo actual.

Aparecida, dentro del capítulo “La misión de los dis-cípulos al servicio de la vida plena”, trata el tema de la “conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades”. El sentido de este llamado a la conversión proviene, indudablemente, de la reali-dad que se ha reseñado antes y que exige un cam-bio, en orden a la transmisión de la fe y la evangeli-zación. Porque, más allá de la conversión personal de cada persona que acepta libremente el Evange-lio, hoy se necesita una conversión comunitaria y

de la Iglesia y de la concepción que tenemos de la misión.

La Palabra de Dios es, y será siempre, una invi-tación a la revisión y al cambio, como lo fue para Israel, como lo fue para las primeras comunidades cristianas, como lo es para nosotros hoy y lo será siempre para la humanidad. En cada época, la Igle-sia está llamado a leer los signos a través de los cuales Dios habla y salva, para que su comunica-ción de la vida en Cristo no sea una idea desatina-da e inaplicable a las personas, sino que, penetran-do las experiencias profundas de cada ser humano y las perspectivas de las culturas, el Evangelio se

-caz en realidades concretas.

El llamado a la conversión implica renuncias y cambios dolorosos. Estar dispuestos a cambiar es estar dispuestos a dejar que la Palabra inspire y transforme nuestro sentir y nuestro actuar; y, a nivel eclesial, estar dispuestos a permitir que el Espíritu Santo nos lleve por donde él quiera, aunque eso implique desprenderse de modelos a los que ya estamos acostumbrados. Quizás, el mayor proble-ma de la conversión pastoral resida en llevar a los agentes de pastoral, moldeados bajo una forma de hacer las cosas de la misma manera, sin cuestio-narla, a actuar de acuerdo con lo que el Espíritu le

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dice a la Iglesia y con el ímpetu misionero que él le imprime.

Perspectivas y desafíos de la conversión pastoralA la luz de Aparecida, podemos descubrir algunas líneas que nos permiten enfocar y realizar el cam-bio que necesita nuestra pastoral:

1. a comprenderse a sí misma en un contexto cultural y social de características nuevas y a encontrar las modalidades con las que debe

Dios y a la humanidad. De esta manera, con la luz del Espíritu Santo, hay que repensar a fondo los métodos, el lenguaje, la forma de comunicación, las estructuras pastorales, las relaciones con los diversos ámbitos de la so-ciedad.

2. Tener una mirada y una actitud nuevas fren-te a las nuevas realidades que vivimos. Se necesita una conversión en nuestra manera de ver y de juzgar, que nos permita renovar nuestra fe y relanzar nuestra misión en una permanente lectura de la historia, en diálo-go con las luchas y esperanzas de la vida contemporánea, en un dinamismo de encar-nación que nos permita estar con la gente e interpretar los signos de los tiempos. Aquí la Iglesia no habla de la conversión que otros deben hacer sino de su propia conversión y siente que es Dios mismo quien la interpela a través de esta novedad del mundo.

3. Anunciar a Jesucristo y su Evangelio. Puede parecer obvio, pero es el gran desafío que se le presenta siempre a la Iglesia. Se co-rre el riesgo de hablar sobre muchos temas, bajo un esquema religioso y supuestamente evangelizador. Pero, en realidad, lo que hace falta es hablar de Jesucristo, de su Persona, de su proyecto de salvación y de cómo se-guirlo.

4. identidad profunda de la Iglesia, de hacerla un signo creíble en el mundo, de sentirnos todos corresponsables de la misma misión y de enfrentar los acontecimientos de cada día con la unidad de criterios que nos permite ser

-gelización. La Iglesia no puede presentarse ante el mundo como un organismo cualquie-ra; la Iglesia es sacramento de comunión y de salvación.

5. Mirar con valentía los desafíos que el cambio global plantea a la transmisión de la fe, a la formación permanente de discípulos misio-neros, a la incidencia de la fe en la estruc-tura social y cultural. Esto debe llevar a un replanteamiento de todas las vertientes de la pastoral, comenzando por la catequesis, continuando con la atención a la familia y a la educación y siguiendo con cada uno de los

anuncio del Evangelio.

6. Salir de la simple “pastoral de conservación”, -

mente en las familias y en la sociedad. No podemos engañarnos creyendo que el am-biente general favorece la experiencia de la fe. Debemos tener la audacia necesaria para llegar a espacios nuevos con formas nuevas de pastoral, buscando realmente para servir, es decir, entregando la vida por los demás.

7. Seguir todos el proyecto pastoral de la ar-quidiócesis, que debe ser una respuesta

las exigencias del mundo de hoy, con indica-ciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, formación de los agen-tes y búsqueda de los medios necesarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura (cf A 371).

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8. Renovar nuestra fe para ver que Dios vive en la ciudad, en medio de sus alegrías, anhelos y esperanzas, como también en sus dolores y sufrimientos. Las sombras que marcan la vida como la violencia y el egoísmo no pue-den impedirnos que contemplemos a Dios amando y realizando su salvación en todos los ambientes. El Reino de Dios sigue estan-do cerca y presente en medio de nosotros (cf A 514).

9. Estar seguros que el Espíritu de Dios va ade-lante. Esto le permite a la Iglesia no tener

-timonio en el servicio a los demás de la mi-sericordia que ha experimentado, buscar a lo alejados y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos, dar la vida en el servicio y si es necesario hasta en el martirio (cf A 366; EG 24).

Plan programático de la conversión pastoralEl Documento de Aparecida, en los números 365 y 366, nos presenta un plan y unos objetivos para la conversión pastoral que implican toda la vida ecle-sial.

1. -nar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parro-quias, comunidades religiosas, movimientos, y de cualquier institución de la Iglesia”. La conversión pastoral es una decisión que hay que tomar. Es una decisión que atañe a algo esencial: la misión misma de la Iglesia. Por tanto, debe impregnar toda la realidad, todos los proyectos y todos los planes de pastoral.

2. “Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente”. Es una tarea de dis-cernimiento comunitario para dar con los me-jores métodos, con el lenguaje más apropia-do y con la mayor pasión el Evangelio a los demás. La conversión pastoral no puede ser para un sector o área, mientras los otros se quedan estancados en la pastoral de conser-

vación. La Iglesia toda debe entrar en esta dinámica que vale tanto para una gran dióce-sis como para una pequeña comunidad ecle-sial.

3. Es necesario “entrar con todas las fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera”. La conversión pastoral es un proceso permanente, no se realiza como un corte radical que elimina todo lo “viejo” y trae cosas absolutamente nuevas. El proceso im-

-liza lo que está sucediendo actualmente para rescatar lo bueno y remplazar sin demora lo que no es bueno o necesario.

4. “Abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe”. La-mentablemente, nuestra Iglesia trabaja a veces con sistemas, organizaciones e ini-ciativas superadas para esta época, que no permiten y hasta obstaculizan la evangeliza-ción. La conversión pastoral implica libertad y audacia para cambiar estructuras que ayer funcionaban pero que hoy no responden a lo que Dios nos pide y la humanidad necesita.

5. “La conversión personal despierta la ca-pacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino”. Todos, obispos, presbíteros, diáconos, consagrados y laicos estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, pero esto no se da si no hay, sobre todo, un compromi-so de conversión personal, que nos haga dis-ponibles al Espíritu Santo y nos ponga con generosidad al servicio del advenimiento del Reino de Dios.

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¿Qué es la dignidad humana?

Por: Orlando Arroyave Valencia, Pbro1.

Introducción.El concepto dignidad humana es tan importante que algunos pensadores contemporáneos lo equiparan a otros que han determinado la cultura occidental; así como el concepto ἀρχη fue tan importante para la cul-tura griega, epimeleia para la cultura latina, en el me-dioevo gracia y pecado y en la modernidad razón, así nuestro momento pasará a la historia porque enfatizó el concepto de dignidad humana; de ahí se desprende la necesidad de que éste sea profundizado, conocido y enfatizado, máxime cuando somos nosotros, como humanistas, los que estamos directamente encarga-dos de hacer valer todo lo que está implicado en esta problemática.

Mirado desde más de cerca, hoy todos los grandes interrogantes que se hace la humanidad tienen directa o indirectamente una relación con la problemática que aquí se piensa plantear: la bioética, la ética, la eutana-sia, la manipulación genética, el aborto, el matrimonio

-cada, la técnica, la tecnología, los derechos humanos, los de los niños, los ancianos, los enfermos, los dere-chos de la mujer, los desplazados, los secuestrados, los desaparecidos, la memoria y el olvido, la trata de blancas, el abuso sexual, las tribus urbanas, y un gran etcétera.

Para realizar este estudio nos hemos basado en un texto del pensador español Francesc Torralba Roselló 1 Es sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín, presta sus servicios pastorales en

meleia.

…Quizás el argumento ontológico que más ha perdurado respecto a la dignidad del ser humano consiste en el hecho de que éste es creatura de Dios; Dios ha dotado de vida al hombre y con la vida le ha dado su capacidad racional, su facultad emotiva y su libertad; todos estos datos, unidos al de la conciencia, el alma, el corazón y la autoconciencia son los que, desde su creación, le dan el sello distintivo de la dignidad al ser humano.

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titulado ¿Qué es la dignidad humana? Además se han leído otros textos del profesor Angelo Papacchini titu-lado Los derechos humanos, un desafío a la violencia, de José Luis del Barco el texto Bioética de la persona,

-mente la Gaudium et Spes y la Dignitatis humanae.

Generalidades.El debate sobre la dignidad humana ha tenido como tema central lo que se podría llamar una “argumenta-ción ontológica” sobre el ser humano; en otros térmi-nos se puede decir que el debate sobre la dignidad del ser humano ha girado en torno a la pregunta ¿Cuáles son los caracteres ontológicos que distinguen intrínse-

caracteres entonces es posible hablar de dignidad hu-mana.

La respuesta a esta pregunta ha sido planteada y replanteada desde muchas perspectivas: unos han argumentado diciendo que la dignidad del ser huma-no se centra en el carácter racional y dia-lógico del hombre; la racionalidad implica el carácter lógico-lingüístico que lo caracteriza, su capacidad para co-municarse y para expresarse, su capacidad dialógica; la racionalidad del ser humano implica las creaciones

instituciones son creaciones humanas sin las cuales el hombre no puede vivir. Aunque el ser humano sea ca-paz de cometer actos de barbarie y salvajismo, actos

más bien implica que siendo un ser racional y siendo ésta una categoría intrínseca la utiliza más bien para realizar todo lo contrario a su naturaleza humana; ya con esto nos situamos en el plano de lo ético, lo moral, en el plano del mal.

Otros consideran que la dignidad del ser humano se centra en la noción de libertad; según esta caracte-rística propia del ser humano, éste puede orientar su vida, encaminarse hacia un futuro; esta capacidad lo posibilita para elegir, optar y decidir lo que desea ha-cer, pensar o creer; el ser humano es un ser libre, es un yo que está capacitado para elegir y decidir; esta característica hace que el ser humano sea un ser dig-no de respeto.

Otros consideran que la vida emocional y sensitiva es una de las características que hacen que el ser humano sea un ser digno; la vida emotiva, emocio-nal y sensitiva hace que el hombre adquiera el rango de la dignidad; dentro de esta característica se puede considerar su capacidad para enamorarse, su capaci-dad para sentir emociones fuertes y débiles; también a partir de la vida emotiva consciente el hombre es capaz de transmitir y expresar sus propias emocio-nes. También es cierto que el hombre puede utilizar de modo negativo su vida emocional y emotiva, pues puede odiar, puede tener ira, resentimiento, ánimos de venganza; sin embargo el hecho de que el hom-bre pueda utilizar de modo negativo su vida emotiva y emocional ello no desmerita que lo emocional, sen-sitivo y emotivo no sea una característica ontológica propia del ser humano.

Quizás el argumento ontológico que más ha perdu-rado a lo largo y ancho de la tradición occidental res-pecto a la dignidad del ser humano consiste en el he-cho de que éste es creatura de Dios, pues el hombre es creado a imagen y semejanza del Creador que es Dios; Dios ha dotado de vida al hombre y con la vida le ha dado su capacidad racional, su facultad emotiva y su libertad; todos estos datos, unidos al de la con-ciencia, el alma, el corazón y la autoconciencia son los que, desde su creación, le dan el sello distintivo de la dignidad al ser humano. Aunque existen hombres que no quieran reconocer su carácter de ser creaturas, sin embargo no pueden negar la perfección con que fue-ron creados, las leyes orgánicas, síquicas y emotivas que los rigen, siendo todas ellas la impronta de un Ser Creador del cual provienen. Más adelante en nuestra investigación se verá cómo el Concilio Vaticano II es-pecialmente en la Gaudium et Spes recoge de forma magistral todos estos sentidos que hasta ahora ha ad-quirido este concepto.

concepto “dignidad humana”.

La dignidad humana a lo largo de la historia de la cul-tura occidental ha adquirido muchos y diferentes signi-

investigación, el concepto partiendo desde la cultura griega hasta llegar a la cultura contemporánea.

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Una acepción general considera que la dignidad hu-mana consiste en tratar a los demás con el mismo grado de respeto, de valor y de honradez con que se trata a uno mismo; por el contrario tratar indignamente a una persona consiste en faltarle al respeto que ella se merece.

Parece ser que el hecho de que hoy se hagan muchas

la consideración de todas las atrocidades e irrespe-tos que han experimentado los seres humanos en las épocas inmediatamente anteriores a la nuestra (cfr. El prólogo de La declaración de los derechos humanos de 1948) especialmente los vividos durante la primera y la segunda guerras mundiales. Desde esta perspec-tiva se podría decir que la dignidad humana se con-vierte en algo que le está recordando a la humanidad que cuando el hombre se olvida del respeto, del valor y del buen trato para con sus semejantes puede dege-nerar y caer en actos de barbarie; la dignidad humana es así un recordatorio, un concepto profético que debe mantener en vilo y en constante vigilancia al ser hu-mano y con él a la humanidad.

A partir de esta primera consideración sobre lo que es la dignidad humana expresada en 1948 con motivo de la declaración universal de los derechos humanos,

-biguos sobre lo que es la dignidad humana. Se trata-rán de expresar algunos de ellos.

Lo que puede ser indigno para unos puede no serlo para otros; desde esta perspectiva un grupo de per-sonas pueden considerar que ciertos trabajos para menores de edad atentan contra la dignidad de los menores, lesionando sus derechos, sin embargo otros pueden considerar que dichas tareas laborales se convierten en un modo digno para que ciertos me-nores ayuden para el sustento de sus hogares donde no existen las condiciones mínimas de subsistencia; incluso si a un menor de edad, que trabaja para llevar el sustento a sus hermanos menores y a su madre discapacitada, le negaran dicha posibilidad, entonces éste estaría hablando de un atentado contra su dig-nidad, pues le están negando el derecho de velar y de cuidar a los suyos. Desde este ejemplo se estaría hablando de que lo que es indigno para unos es digno para otros.

El caso de la dignidad se puede aplicar incluso en casos contrarios; un paciente en estado terminal que está hospitalizado puede pedirle al médico que le ayu-de a morir de forma digna; desde este punto de vista

derecho o reclama para sí la posibilidad de determinar el momento hasta el cual él quiere vivir o cuál sea el momento de su muerte; el paciente, desde sus pará-metros éticos reclama la autonomía para determinar hasta cuándo quiere vivir.

Pero también puede suceder lo contrario, puede su-ceder que el médico entienda la muerte digna para el paciente como el hecho de prolongarle la vida, alivian-do su dolor y calmando el sufrimiento que le causa la enfermedad; ambos casos muestran que la dignidad humana está unida a sentidos diferentes; en el caso del paciente el sentido de la dignidad humana está unido al concepto de la autonomía, es decir, al dere-cho que el paciente tiene para autodeterminar hasta cuándo él quiere vivir; en el segundo caso, el senti-do de la dignidad humana es entendido por el médi-co como el hecho de no hacerle mal al paciente, no hacerle daño, prolongar la vida del paciente, reducir el dolor; en síntesis se puede decir que ambos casos aunque opuestos muestran el carácter equívoco del concepto dignidad humana.

El concepto de dignidad humana también tiene que ver con el diálogo generacional, ya que puede darse el caso de que una madre le pida a su hija que se vista dignamente; la muchacha entiende que vestirse dig-namente, según la exigencia de la madre, sea vestirse de acuerdo a los patrones de lo que está de moda; sin embargo lo que la madre entiende por vestirse dignamente está asociado a los parámetros que ella vivió en su juventud especialmente desde una forma-ción marcadamente religiosa. Para la hija, la exigencia

guardar recato. En síntesis se podría decir que en este caso lo que está determinando el concepto de digni-dad humana va a estar delimitado por una apertura epocal y que tiene que ver con la palabra pudor.

Lo que se intenta mostrar es que el concepto dignidad humana puede llegar a ser muy ambiguo, así como puede llegar a ser polivalente, equívoco y plurívoco; lo que sí es cierto es que el concepto dignidad humana

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está profundamente asociado al concepto del bien o de lo bueno.

Parece ser que lo que ha hecho que este concepto sea tan ambiguo, tan equivoco e incluso haya sido tan relativizado en nuestro días depende de las posibles formas como la palabra dignidad se asocie a la muer-te; en otros términos se puede decir que el hecho de morir con dignidad nos introduce dentro de otro con-cepto que se podría formular bajo la siguiente pregun-

se considera una muerte digna?

se entiende por la expresión “morir con dignidad” o -

cia al hecho de que no tiene sentido prolongar ar-

alude al hecho de que tiene sentido prolongarse la vida siempre y cuando haya calidad de vida; el tercer

-

aliviar y solucionar los sufrimientos, teniendo en cuenta que el origen de los mismos puede ser múl-tiple y por lo tanto su alivio también; en cuarto lu-

persona quiera estar rodeada de las personas que ama y en los lugares que de alguna manera tuvieron

de morir y compartiéndolo con las personas que se ama; en quinto lugar morir dignamente puede referir-se al hecho de que haya personas que, al reconocer que la muerte es un momento tan importante y a la vez determinante para el ser humano, quieran morir

ese trance y piden que no se les oculte dicho mo-

al hecho de que hay personas que quieren vivir el momento de la muerte como una experiencia religio-sa y por lo tanto reclaman la ayuda profesional y de sus allegados para experimentar de esta manera el último momento de sus vidas.

El gran problema que se esconde detrás de todas estas acepciones es que muchas veces no se sabe a ciencia cierta que se quiere decir cuando se hace referencia a la expresión “morir con dignidad”; otro de los problemas cruciales es que el concepto dignidad

humana se ha convertido en algo tan importante que el respeto a la vida humana se invoca permanente-mente para legitimar y fundamentar causas opuestas; eso ha hecho que la dignidad humana, la muerte dig-na, la vida digna o el vivir dignamente sean hoy por hoy palabras de primer orden utilizadas en todos los contextos, todo esto demuestra varias cosas: primero el concepto de dignidad humana va a estar asocia-do al concepto de muerte y vida; segundo, también va a estar asociado a la capacidad de tomar libre y conscientemente las propias decisiones; tercero, el concepto también se va a relacionar con la grandeza humana y con ciertas condiciones y capacidades pro-pias de la vida.

El concepto dignidad humana, a pesar de la equivoci-dad con que se suele presentar, es uno de los concep-tos centrales en las sociedades pluralistas o postmo-dernas, es un concepto invocado permanentemente en las culturas democráticas actuales y se utiliza en el sentido de que la dignidad humana es un valor intrín-seco, un valor ontológico que poseen todos los seres humanos y lo poseen por el solo hecho de pertene-cer a la especie humana; sin embargo la racionalidad inherente al mismo concepto es poco comprendida, además la dignidad humana es un dato empírico que no requiere ser demostrado pero sí es aceptado por todo el mundo; todo individuo es titular de los dere-chos fundamentales por el solo hecho de pertenecer a la humanidad.

Por dignidad humana puede entenderse el valor único e incondicional que se le debe reconocer a la exis-tencia de cada individuo independientemente de cual-quier cualidad accesoria que le pudiera corresponder; el hombre es un ser que posee dignidad por el solo

-ción está basada en lo que se podría llamar el carácter ontológico de la dignidad humana.

Todo lo contrario, la instrumentalización, la tortura, la

la injusticia, la explotación de los seres humanos, la violación de la intimidad, la crueldad, la guerra, el hambre, la humillación o la vejación todos estos son rasgos a partir de los cuales se puede decir que mani-

actos indignos; cuando se considera que estos actos son inhumanos, entonces se considera que el ser hu-

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mano merece un respeto tal que todas estas prácticas acabadas de mencionar lo vulneran.

También se ha considerado que la dignidad humana además de ser una categoría ontológica, inherente al ser humano, es una categoría prejuiciada o meta-jurí-dica en cuanto que la dignidad humana es la fuente de todos los derechos humanos y en todos los sentidos: de los niños, de los enfermos, de los ancianos, de las mujeres, etc. La dignidad humana es el concepto so-bre el cual se fundamentan todos los derechos del ser

debe ser tratado con dignidad y respeto quiere decir que sus derechos fundamentales deben ser respeta-dos.

Jürgen Moltman sostiene que la dignidad humana es el origen, la raíz común y la razón de todos los de-rechos humanos; también sostiene que la dignidad humana es solo una, aunque haya diversidad de dere-chos humanos, la dignidad humana es una e indivisi-ble; se da o se presenta totalmente, jamás se da o se presenta según un más o menos, la dignidad humana

-dad del ser humano, es una e indivisible, y ello excluye el hecho de que los derechos humanos sean tratados según las conveniencias de las diferencias ideológi-cas o formas de pensar.

Todo lo expuesto anteriormente nos muestra la gran

llegar a tener el concepto; ello ha generado en nues-tros días una doble percepción: algunos sostienen que el concepto dignidad humana es un concepto vacío, un concepto utilizado de manera retórica, como mera palabrería y que puede ser instrumentalizado desde muchas perspectivas; otros sostienen que el concep-to es el fundamento y la base sobre la cual se sus-tentan los derechos humanos, así como la ética y la bioética; es algo que hace parte constitutiva del ser humano, es un rasgo ontológico del hombre y por este solo hecho merece ser considerado como persona y al serlo posee una condición que no se puede ena-jenar, condición humana que es igual para todos los

-cados del concepto ha hecho que unos consideren que la dignidad humana es un hecho que depende de una categoría trascendente y por lo tanto divina, otros consideran que depende de una categoría inmanente,

incluso hay quienes pueden llegar a sostener que la idea de dignidad humana puede extenderse hasta los seres no humanos.

Conclusiones.

Se quisieran adelantar tres conclusiones preliminares

primera parte de esta investigación, conclusiones o hipótesis que luego servirán para hacer desde ellas una lectura de los textos en que el Concilio Vaticano II elabora el tema de la dignidad.

que la Dignidad Humana no es un fenómeno estático

-

la práctica del amor.

La segunda conclusión es que dicha dinamicidad de la dignidad puede leerse desde el siguiente sentido:

, y esto ocurre cuando el ser hu-mano respeta, valora, anima, promueve y ayuda a los demás seres humanos y a los demás seres de la na-turaleza; desde esta perspectiva entonces la dignidad humana iría emparentada con la ecología y con los procesos personalistas del ser humano e incluso se podría hacer una lectura desde el libro del Génesis del papel del hombre como rey de la creación.

Lo tercero que habría que decirse es que en la medida en que

-manos y los seres de la naturaleza, entonces se está

que valorar los procesos de compasión, misericordia, amor, caridad, y un gran etcétera. Y aquí tendría mu-cho para decir tanto el cristianismo como la Iglesia. Y el gran modelo a seguir sería Jesucristo. Quien fuera el primer gran defensor de la dignidad humana, desde los derechos humanos, en la cultura cristiana y occidental.

En la próxima entrega sobre el tema de la dignidad hu-

de vista histórico, ha sido tratado el tema antes men-cionado; se intentará hacer un rastreamiento histórico.

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Por: Fabian Emilio Ortega Jiménez. Pbro Delegado Arzobispal para la Vida, la Justicia y la Paz

La Reconciliación, clave para tenerPaz para todos.

Como humanos y cristianos siempre seremos res-ponsables de la llamada de Dios a construir y cui-dar la Paz. En el Antiguo Testamento llamo Dios a Patriarcas, profetas, reyes, jueces. Y en el Nuevo Testamento: Juan Bautista, María, Jesús, los Após-toles, Pablo, entre otros, para que fueran instru-mentos de salvación. Él los acompañó con espíritu de sabiduría para hacer las obras que Dios tenía dispuesto para bien de su pueblo elegido.

Hoy somos nosotros, hombres y mujeres, quienes tenemos ese llamado y la imperiosa responsabili-dad de forjar la paz en nuestro amado país y de ser constructores e instrumentos de reconciliación: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” (Lucas 2, 14). Hemos de disponer nuestra mente y nuestro corazón para

“Paz para todos” desde nuestra experiencia perso-nal de Discípulos y Misioneros qué hemos tenido con Jesucristo. Cada uno hemos vivido un encuen-tro con Él, estamos en el proceso de conversión, del discipulado, de la comunión y de la misión (Apa-

argumentos teóricos y prácticos para hacer los ins-trumentos de paz anivel personal, familiar y comu-nitario.

Sin duda todos en Colombia queremos la paz, pero no hemos sido capaces de mantener nuestra vo-luntad de paz, que ha sido mermada por el miedo,

el consumismo. Hemos enfocado nuestras vidas de

La invitación es a mantener la buena voluntad de ser constructores de verdad, justicia restaurativa y pacto…” “Debemos hacer nuestra la iniciativa que Jesucristo nos ha propuesto: …todo es obra de Dios que nos reconcilió con Él por medio de Cristo y nos encomendó el ministerio de la reconciliación.

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tal manera que muchas veces pasamos en medio de las víctimas como si no estuvieran. Es funda-mental que permanezcamos en la tarea de ser for-jadores de paz.

La paz está ligada a realidades objetivas, y por ello,

violentos destruyen a las personas, tanto a las víc-timas como a los victimarios.

La paz va mucho más allá de la negociación de-fenómenos objetivos: política de desarrollo agrario

-ción del problema de las drogas ilícitas y víctimas, restitución de las tierras, juicios y reparaciones, búsqueda de los desaparecidos, soluciones a los desplazados. Se trata de asumir realidades huma-nas y además de la transformación de condiciones que afectan a las personas. La tarea es pues de gran magnitud.

La paz se lograra si le trabajamos al arte de la Re-conciliación. La reconciliación surge del lugar don-de se ha roto una o varias relaciones del hombre consigo mismo, con los demás, con el medio natu-ral, el entorno social, las relaciones de convivencia y con Dios.

La reconciliación puede ser entendida de muy di-versas maneras: como cese de hostilidades, casti-gos de los agresores, arrepentimiento de los ejecu-tores restitución de la víctima y hechos de justicia.

La reconciliación exigela reciprocidad, supera el -

te al tejido interpersonal. La Reconciliación supone la recomposición del vínculo con el otro o con los otros, y la restitución de la relación rota por el mal.

La reconciliación supone el perdón que es donde se desarrolla el músculo de la ternura, de la compa-sión y de la misericordia; es un ejercicio terapéutico hacia uno mismo. Es sanarse a sí mismo.

En las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ES-PERE), vamos a conocer cómo se vive la recon-

ciliación a partir de los componentes claves como son, la verdad, la justicia restaurativa y el pacto:

La verdad: es la oportunidad de abrir un espacio entre la víctima y victimario, para reconstruir juntos el presente, recordando de otra manera el pasado (momento de la verdad) y proyectando el futuro (promesa de un futuro mejor más allá de la nego-ciación).

La reconstrucción de la verdad, en efecto lleva por un lado al agresor a reconocer el mal cometido, mientras por el otro inserta el crimen en un contexto más amplio, estimulando el ejercicio de la miseri-cordia por parte de la víctima.

Para construir la verdad se debe examinar bajo tres puntos de vista: se esclarece lo que sucedió (qué pasó, lógica de los hechos, contexto), por qué su-cedió (lógica del sentido) y qué hacer (lógica de la existencia).

Este ejercicio de elaborar la verdad, adquiere un valor terapéutico, porque permite a la víctima y al ofensor liberarse del pasado, proyectándose al futuro en un acto de relación recíproca. Quien no construye en su presente, no puede esperar un fu-turo mejor. Las partes optan por alternativas no vio-lentas y por una ética del cuidado de sí mismo y de los demás. Instauranunos compromisos que prote-gen al uno y al otro, literalmente crean algo nuevo.

-proco, es la verdad que libera. Para conocer nues-tra salvación hemos de liberarnos de lo que nos oprime. Y la verdad del amor es el amor por una verdad liberadora.

Justicia Restaurativa: Cuando el Papa Juan Pablo II nos hablaba de la civilización del amor, nos esta-baanimando a desarrollar la compasión, la bondad,

justicia restaurativa.

Los programas de la justicia restauradora, que se están experimentando en el mundo, buscan reha-

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bilitar al ofendido, al agresor ya los miembros de la comunidad afectada. Los resultados de la apli-cación de dicha justicia no se mide por la cantidad

reparados y prevenidos.

En esta óptica, la justicia es pues, el ejercicio de la asistencia por parte de la sociedad, para recu-perar al culpable y ofrecer reparación a la víctima, la pedagogía de atención y de reconciliación es lo que motiva la profunda espiritualidad de esta nueva perspectiva de justicia.

En la dimensión Evangélica tenemos aJesucristo como modelo de justicia restaurativa: da sentido li-berador a la vida de la persona (Lucas 4, 18), acon-tece en una relación con Dios,vía“espíritu y verdad”; es una nueva forma de relación entre hermanos (Marcos 10, 44), la oportunidad de tomar otro cami-

(Mateo 5, 25; Mateo 18, 15), y el gran texto de la justicia restauradora “yo tampoco te condenó, vete en paz” (Jn. 8, 1-11).

El Pacto: En las Escuelas del Perdón y Reconci-

de que cuando hayan decidido ir en dirección a la reconciliación, llegan a establecer un acuerdo con quien ahora es su semejante-próximo y antes su

-ción suspendida a causa de un trauma.

--

lizar un pacto ritual de los amigos, de un mediador o de una comunidad, es un componente fundamen-

sostenibles.

Para nosotros los cristianos, la conciencia y ex-periencia de la alianza, los pactos, es sin lugar a dudas un elemento central de la espiritualidad. La Eucaristía es la celebración comunitaria y alegre de un pacto en el que los cristianos renuevan sus compromisos respecto al amor, la solidaridad y la justicia que restaura y renueva a las personas y

la comunidad. La Eucaristía actualiza el pacto del amor de Dios con la humanidad y el pacto que cada discípulo de Jesús hace para obligarse a nunca más emplear la violencia, sino por el contrario, a reforzar la misericordia y la solidaridad en la coti-dianidad de la vida.

La invitación entonces, es a mantener la buena vo-luntad de ser constructores de verdad, justicia res-taurativa y pacto, que nos servirán para que cada uno tome conciencia de su papel protagónico, ante la historia que nos toca vivir. Debemos hacer nues-tra la iniciativa que Jesucristo nos ha propuesto: “…todo es obra de Dios que nos reconcilió con Él por medio de Cristo y nos encomendó el ministerio de la reconciliación” (2Corintios 5,18).Y estamos ciertos que en esa magna tarea, Él nos asistirá con su Gracia, en nuestro aquí y ahora. Mañana, es mucho tiempo!!

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¡Cincuenta Años!1964. Hacia la Lumen Gentium (9)

Por: Fernando J. Bernal Parra. Pbro.

En este año 2014 la Constitución Dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium” adquiere una especial relevancia por cumplirse ahora los cincuenta años de su aprobación por parte de la asamblea ecumé-nica y de su promulgación por el papa Pablo VI. Medio siglo de orientación y de luz para la marcha de la Iglesia peregrina en su caminar difícil y acci-dentado hacia el Reino de Dios.

Prosigamos entonces, con interés renovado por la efemérides, la descripción del proceso que lenta-mente fue llevando hacia la redacción de este do-cumento, indudablemente uno de los más trascen-dentales de todo el magisterio del siglo XX.

Hemos sido testigos, en nuestros últimos encuen-tros, de la manera cómo surgió un nuevo capítulo en el proyecto para una constitución sobre la Igle-sia. Recordemos nuevamente la sorprendente vo-tación del veintinueve de octubre de 1963, cuando

-ron que el esquema mariano, en lugar de apuntar hacia un documento independiente, se convirtiera en el proyecto para un nuevo capítulo en la re-

inmensamente interesados, a las discusiones de la subcomisión “De Beata Virgine Maria”, creada al interior de la Comisión Teológica, para elabo-rar el contenido del esquema mariano. Allí fuimos testigos, en primera línea, del “desesperante tira y

En este año 2014 la Constitución Dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium” adquiere una especial relevancia por cumplirse ahora los cincuenta años de su aprobación por parte de la asamblea ecuménica y de su promulgación por el papa Pablo VI. Medio siglo de orientación y de luz para la marcha de la Iglesia peregrina en su caminar difícil y accidentado hacia el Reino de Dios.

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como lo describió Evangelista Vilanova1, en-tre dos tendencias que podríamos describir como la “dogmático-magisterial” representada por Carlos Balic, el franciscano croata profesor del Antoniano y de la Universidad Lateranense, y la “bíblico-pa-trística”, encabezada por Gérald Philips de la Uni-versidad de Lovaina en Bélgica.

orden del papa Pablo VI, hacia todos los puntos de la geografía universal, las copias dirigidas a los padres conciliares que debían acudir nuevamente a Roma, en el mes de septiembre de 1964, hace casi cincuen-ta años, para participar en la tercera sesión conciliar.

Los esquemas fueron enviados a principios de julio. Así los obispos y demás prelados con derecho a participar con voz y voto en las deliberaciones ecu-ménicas, dispusieron de unos dos meses para es-tudiar, junto con sus teólogos asesores, el material recibido de Roma.

Rememoremos aquí, por un momento, el interés desbordante de entusiasmo, que sintió siempre por el concilio el entonces pastor de la Iglesia particular de Medellín. Él, seguramente, estudió con dedica-ción el esquema mariano, como gran devoto que fue de Nuestra Señora, especialmente bajo la ad-vocación, como buen vicentino, de “la Medalla Mi-lagrosa”. Tulio Botero Salazar siempre manifestó, con orgullo eclesial, que fue uno de los pocos obis-pos que no faltó ni un sólo día a las congregaciones generales del concilio, durante las cuatro sesiones del evento ecuménico.

Y así llegamos al día lunes catorce de septiembre de 1964. Termina entonces la segunda intersesión y el papa Montini inaugura, en la Basílica de San Pedro, la tercera sesión del trabajo conciliar. Los pastores de todo el mundo acuden nuevamente a la convocación ecuménica, sin sospechar, segura-mente, que en los meses siguientes se vivirían los acontecimientos tal vez más difíciles del quehacer sinodal y que, incluso, llegaría un momento al que

1 Vilanova, Evangelista. La Intersesión 1963 – 1964, en Alberigo Giuseppe. Historia del Concilio Vaticano II. Vol. III, Sígueme, Salamanca, 2006, p. 316.

casi todos los comentaristas llamarían, no sin ra-zón, la “semana negra” del concilio.

Pero, ¡por favor!, no nos distraigamos de nuestro tema. En la agenda de esa tercera sesión, entre

acerca de Nuestra Señora.

El arzobispo Pericle Felici, secretario general del concilio y futuro cardenal, ha pedido a Gérald Phi-lips, quien por su carácter mesurado y conciliador, aunque sin ceder en los criterios básicos, se ha ga-

de votaciones para el proceso de aprobación de la Constitución sobre la Iglesia. Philips cumple el en-

propuesta del teólogo belga y la envía, el veintinue-ve de agosto, a los cuatro cardenales moderado-res: Lercaro de Bolonia, Suenens de Malinas-Bru-selas, Döpfner de Munich y Agagianian de la curia. En referencia al proyecto mariano el secretario ge-neral propone, no una, sino cinco votaciones “dada la particular atmósfera que se creó entre los padres al tratar de decidir sobre él, y también porque con-tiene, en diversos párrafos, puntos de doctrina es-pecialmente sensibles”.2

Hay aquí, naturalmente, una clara alusión a la fa-mosa votación del veintinueve de octubre del año

no era difícil predecirlo, afrontaría la asamblea en la deliberación sobre el documento mariano.

Dos días después de la inauguración de la terce-ra sesión, es decir, el miércoles dieciséis de sep-tiembre, Maurice Roy, arzobispo de Québec en el Canadá y también futuro cardenal, hizo, ante el concilio, la presentación del esquema mariano, so-metiéndolo así al escrutinio de los padres sinoda-les.3 Estos lo aceptaron ampliamente, ese mismo día, como base para la discusión, con una votación que arrojó dos mil doscientos cuatro votos positivos y sólo treinta y dos negativos.

2 “Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Vaticani II”, V / 2, p. 661.3 Idem. III / 1, pp. 435 -438.

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Inmediatamente la discusión se centró entonces sobre dos títulos y sobre la conveniencia de adjudi-cárselos o no a Nuestra Señora: “Madre de la Igle-sia” y “Mediadora”, pero por motivos exactamente contrarios: en cuanto al primero porque no aparecía en el documento base, en cuanto al segundo por-que sí estaba presente en la redacción.

El cardenal Stefan Wyszynski, arzobispo de Var-sovia y primado de Polonia, y los obispos de su nación piden que el concilio declare a María como “Madre de la Iglesia”. El Cardenal Émil Léger, ar-zobispo de Montreal en el Canadá, pone reparos al título de “Mediadora”, encontrándolo tardío y de difícil interpretación y en contravía, aunque apare-

neotestamentaria que proclama en la primera carta a Timoteo: “Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Je-sús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos”.4

En este sentido se pronuncian también los carde-nales Silva Henríquez, salesiano arzobispo de San-tiago de Chile, y el jesuita Agustín Bea, del Secre-tariado para la Unión de los Cristianos.5

¡Qué difícil es a los hijos hablar adecuadamente so-bre la madre!

La discusión continúa, el jueves diecisiete, sobre el tema mariano y muchos otros aspectos relativos a

-signa estas palabras en su diario: “Sobre todo he estado golpeado en estos dos días por la muy triste

-raron las cuestiones de fondo. ¡Los orientales total-mente silenciosos!”6

La mediocridad en cuestiones teológicas es siem-pre lamentable y, no hay por qué negarlo, estuvo no pocas veces presente en el debate sinodal, pero tal vez el silencio de los orientales, que también golpea

4 1 Tim. 2, 5 - 6.5 Cfr. Congar, Yves. Mon Journal du Concile II, Cerf, París, 2002, pp. 138 – 139.6 Congar, Yves. Mon Journal du Concile II, Cerf, París, 2002, p. 143.

a Congar, tenga su razón de ser en el enfoque cada vez más dogmatizante de la mariología occidental. Ellos, en oriente, más que la proliferación de pro-

-ren concentrarse en María como la “Theotokos”, es decir, como “La madre de Dios”. Quien dice esto, seguramente, lo dice todo. María nos trajo a Cristo y con él todas las bendiciones.7

El título de “mediadora” ya no podía ser suprimido de la redacción, porque esto hubiera suscitado el descontento de muchos padres conciliares y puesto en peligro la aprobación del capítulo. Sin embargo, escribía Philips, “ninguna criatura puede ser puesta nunca en el mismo orden con el Verbo encarnado y redentor”.8

por insinuación del mismo Philips y del notable ma-riólogo René Laurentin, profesor de teología de la Universidad Católica de Angers en Francia, situan-do el título, no en un plano dogmático, sino más bien en el campo devocional, junto con otras ad-vocaciones como por ejemplo “auxiliadora”, “abo-gada”, “madre de misericordia”. Esta solución fue

manifestó al mismo tiempo su voluntad de que el texto no desconociera, de ninguna manera, la dis-

-to y la que se puede atribuir a María.

Seguramente Karol Wojtyla, el entonces joven obispo polaco, profundamente devoto de Nuestra Señora, estuvo más que atento a esta discusión. Veintitrés años después, ya como papa Juan Pablo II, el miércoles primero de octubre de 1997, dedicó su catequesis semanal precisamente al tema de la mediación de María. Allí rememora el debate con-ciliar y aclara el verdadero alcance de este título.

Pero aprovechemos las dulzuras del otoño romano y mezclémonos entre la multitud atenta, en la Plaza de san Padro, a las palabras del carismático pon-

7 Cfr. Komonchak, Joseph. Hacia una Eclesiología de Comunión, en Alberigo, Giu-seppe. Historia del Concilio Vaticano II, Vol. IV, Sígueme, Salamanca, 2007, p. 66 – 67.

8 Ibidem.

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“Entre los títulos atribuidos a María en el culto de la Iglesia, el capítulo VIII de la Lumen Gentium recuerda el de «Mediadora». Aunque algunos padres concilia-res no compartían plenamente esa elección, este apelativo fue incluido en la Constitución Dogmática

que expresa. Ahora bien, se tuvo cuidado de no vincularlo a ninguna teología de la mediación, sino sólo de enumerarlo entre los demás títulos que se le reconocían a María”.9

Así aclara el sentido de la inclusión del título. Pero -

riana y el carácter absoluto de la mediación de Cris-to: “Así pues, lejos de ser un obstáculo al ejercicio de la única mediación de Cristo, María pone de re-

a Cristo único Mediador, el texto de la carta de san Pablo a Timoteo excluye cualquier otra mediación paralela, pero no una mediación subordinada”.10

Pero volvamos nuevamente a nuestros puestos privilegiados en el aula conciliar y asistamos a las

La primera tuvo lugar el veintinueve de octubre de ese año 1964 y su resultado fue como sigue: 1559 votos positivos, solo 10 negativos y 521 de los lla-mados en la dinámica conciliar “iuxta modum”, es decir, aprobación, pero con condiciones. Estas se referían, casi todas, a los dos títulos puestos en la palestra: “mediadora” y “madre de la Iglesia”. No

al texto ya que las objeciones y sugerencias iban en direcciones distintas a así se anulaban unas a otras.

Ese día la asamblea conciliar pudo cosechar el fru-to de tantas discusiones y de una profundización mariológica notable. Un sentimiento de descanso se expandió por el aula cuando el arzobispo Feli-ci proclamó el resultado: 2096 votos positivos y 23 negativos. No sin la iluminación del Espíritu se ha-

9 http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1997/documents/hf_jp-ii_aud_01101997_sp.html. Consultado el 8 de diciembre de 2013.

10 Ibidem.

bía logrado la unanimidad moral que era más que necesaria para la aceptación de un tema en el que estaba implicada tanta sensibilidad y, por qué no decirlo, tanto amor: la realización en la comunidad

-do al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”.11

11 Jn. 19, 27.

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Por: Orlando Alberto Jiménez Cadavid. Pbro Vicario Parroquial de Nuestra Señora de la Esperanza

¿POR QUÉ LAS PERSO-NAS SE ALEJAN DE LA IGLESIA?

RETOS PASTORALES DEL MINISTERIO SA-CERDOTAL, PARA RESPONDER A LA EXPE-RIENCIA RELIGIOSA DEL SIGLO XXI

En este mundo en el que nos movemos vamos no-tando que hay una realidad en la cual estamos su-mergidos.Hay una búsqueda para dar respuesta a muchas necesidades que surgen en el hombre;se ar-gumenta la existencia desde muchos puntos de vista para crearse ídolos o metas a seguir, es un mundo muy diferente a lo que era antes. Un mundodonde Dios hacía parte de la vida del ser humano, la fe era algo que lo iba marcando como una respuesta positi-

Hoy en día hay varios elementos que le dan a la vida del hombre un sabor diferente: la globalización, una nueva sociedad con su estilo de pensar y de ver las cosas (crear un mundo relativo), el protagonismo que existe en los medios de comunicación, la exclusión de las personas, se hace cuestionable la misma exis-tencia de la religión, la exclusión de Dios en la vida. Estos elementos han provocado unos cambios socia-les y mentales a los cuales no podemos ser ajenos.

En este plano en el que hace parte el hombre con sus diferentes actitudes percibimos que hay un nue-vo reto para la Iglesia del siglo XXI.

Como lo expresaba antes,es una realidad que se vive en nuestro contexto. Pero, si nos referimos a la Iglesia católica surge un problema en el cual se vuelve un desafío el cual es saber evangelizar en un mundo donde el pensamiento y la evolución del hom-

… el desafío es saber evangelizar en un mundo donde el pensamiento y la evolución del hombre depende de su mismo conocimiento intelectual, no de un pensamiento religioso que lleva a pensar al hombre en el Trascendente y así tener experiencia del mensaje de Dios en su vida.

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bre depende de su mismo conocimiento intelectual, no de un pensamiento religioso que lleva a pensar al hombre en el Trascendente y así tener experiencia del mensaje de Dios en su vida.

La Iglesia tiene la ventaja de conocer el por qué se alejan las personas de ella. Ante esto he querido partir de la experiencia que cada persona tiene de Iglesia como tal, es más, me tomé el atrevimiento de investigar y preguntarle a algunas personas:¿por qué las personas se alejan tan fácil de la Iglesia?, y ha-ciendo un sondeo cabe resaltar lo siguiente:

“Las personas se alejan de la Iglesia porque muchas veces no hay una fe bien fundamentada en la persona de Jesucristo, autor y cabeza de la Iglesia. Además hay ignorancia y desconocimiento de ella. Ante esto concluye: Por las razones anteriores algunas perso-nas no reconocen que la Iglesia es a la vez humana y Divina; Divina porque la cabeza y fundador es Je-sucristo, y humana porque es dirigida por hombres, por lo tanto, estos hombres se equivocan y cometen errores lo que lleva a que aquellas personas que no tiene bien fundamentada su fe se escandalicen y se aparten de la Iglesia porque no han reconocido que la fe esta puesta en Jesús y no en los sacerdotes”

“Un gran detonante es el anti testimonio de los líde-res de la Iglesia. Otros argumentan que la monoto-nía ritual hace que se alejen de ella. Entre muchos jóvenes el argumento de alejarse es que la religión es causa de división de la humanidad, por eso, no

se alejan.”

“Muchas personas se alejan de la Iglesia porque no ven coherencia con lo que se dice y se hace, los sa-cerdotes siguen la misma monotonía, no hay testi-monio de los sacerdotes (predican pero no aplican), la homilía siempre es lo mismo y no hay prepara-ción, muchas otras religiones ofrecen cosas más llamativas y allí hay dinamismo, participación.”1

Después de analizar estos aportes puedo corroborar e iluminar teniendo como base el documento de Apa-recida, en el cual nos dice: “Muchas veces, la gente

1 Dentro de las personas a quienes les pregunté fueron: un sacerdote, un seminaris-ta, un teólogo, una estudiante de derecho

sincera que sale de nuestra Iglesia no lo hace por lo que los grupos “no católicos” creen, sino, funda-mentalmente, por lo que ellos viven; no por razones doctrinales, sino vivenciales, no por motivos estric-tamente dogmáticos, sino pastorales; no por pro-blemas teológicos, sino metodológicos de nuestra Iglesia. Esperan encontrar respuestas a sus inquie-tudes.” (D.A, 225).

De una u otra forma en nuestras comunidades exis-ten personas que se han alejado de la Iglesia, como lo dice el documento de Aparecida no por problemas meramente doctrinales, dogmáticos, entre otros, sino, por no poder vivenciar su fe en la cual no encuentran una respuesta, es así, que muchas personas han op-tado por seguir otras religiones, otros “dioses”, otras culturas, otros credos, es decir, buscan obtener una experiencia diferente por fuera de la Iglesia que los lleva a tener un encuentro más vivo con Jesucristo. Pero ¿qué los lleva a tomar esta decisión?Si damos una respuesta rápida podemos decir que se aburrie-ron de la Iglesia católica, que no le encontraron sen-tido, pero si vamos mucho más al fondo del problema podemos decir que para muchas de esas personas

sacerdote, una religiosa, un mal comentario de una persona que dice ser católico y asiste a la Iglesia, o porque no, un mal ejemplo de alguien que se está preparando para recibir órdenes sagradas.

Hay muchas realidades que aquí cabe anotar, es por eso, que quiero esbozar mi punto de vista desde va-rios aspectos para poder argumentar el porqué mu-chas personas se alejan de la Iglesia católica:

• COMPROMISO CON LA COMUNIDAD…

Si el sacerdote está en la comunidad sabe verda-deramente que su tarea está en anunciar el Reino de Dios insertándose en la realidad que se vive en su parroquia, viendo las necesidades que hay para darle una posible solución, pero si el sacerdote sim-plemente está ahí como uno más del montón no tie-ne sentido su ministerio ya que se le ha olvidado su ser como sacerdote que es el desgastarse por los demás, es así que muchas personas no se sienten motivadas ya que no tienen un punto de referencia

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en la comunidad, no ven en el sacerdote a alguien que los anima a seguir viviendo, a seguir luchando, a tomar un estilo de vida que los motive para trabajar y seguir adelante.

El sacerdote adquiere un compromiso con la comuni-dad, es un compromiso serio en el cual debe ser un

podrá renovar su parroquia, un sacerdote que bus-que el bien de todos y no el de unos cuantos.

• EL SACERDOTE DEBE ESTAR METIDO EN LA COMUNIDAD…

Muchos sacerdotes están inmersos con la comuni-dad, pero no están metidos en la comunidad. Es muy diferente estar metidos con la comunidad a estar me-tidos en la comunidad, es decir, el sacerdote de hoy muchas veces dice que trabaja mucho, se esfuerza por su comunidad pero en el fondo se puede volver un funcionario más de la parroquia (un administra-dor).

Cuando hablamos de estar metidos en la comunidad

bien de su comunidad, un sacerdote que le duele las

los lugares más destacados del barrio como las ac-ciones comunales. Sabe quiénes son los integran-tes, se mete en la realidad de ellos, está dispuesto a transformar su parroquia no sólo a nivel estructural, sino espiritual sin olvidarse de los demás, formando

dignidad humana como don de Dios.

El estar metido en la comunidad implica sentir que allí también hay personas que sufren y que el sacerdo-te está ahí presente para brindarles una ayuda. No simplemente personas que muchas veces son más administradores que pastores donde todo lo están es-perando en las manos, realidades que muchas veces nos confrontan donde ponen una barrera entre la co-munidad y el sacerdote (dicen expresiones como: es que yo soy el sacerdote, es más, yo soy el que mando, soy el párroco) como si esto les impidiera meterse en la realidad de la comunidad.

De acuerdo a esta postura, el estar en la comunidad -

ciendo en cada una de las personas, pero cuando simplemente se está ahí por un mero cumplimiento se puede notar el porqué muchas personas se ale-jan de las parroquias, no le encuentran sentido a la

que por el mal ejemplo de un sacerdote, por no es-tar compartiendo con su comunidad las personas se alejen, mi interrogante seria ¿Cuál es la razón del ministerio para un sacerdote en su realidad frente a la comunidad fuera de anunciar el Reino de Dios? Y si lo tiene claro con las actitudes que tiene ¿A quién lo va a anunciar?

• ESTILO DE VIDA DEL SACERDOTE… AL ES-TILO DE JESUS2…

“El presbítero, a imagen del Buen Pastor, está llama-do a ser hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos, particular-mente de los que sufren grandes necesidades.” (D.A, 198) .

Desde la experiencia he notado que muchos sacer-dotes se dedican a mandar y solo a dar órdenes sin importarle las demás personas, muchas veces hasta llegan a maltratarlos solo con el argumento de ser él el sacerdote, o porque manda. Creo y estoy más que seguro que el ministerio se realiza en el servicio a los demás, un servicio desinteresado por su comunidad. En el documento de Aparecida se resalta que la vida se desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa a la cual debe tender todo sacerdote en su co-munidad, manifestando una buena vida al estilo de Jesús el Buen Pastor que quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de los demás.

Bien nos lo recuerda la quinta conferencia episcopal: “El pueblo de Dios siente la necesidad de presbíteros

2 -ramente con el Maestro, es necesario asumir la centralidad del mandamiento del amor, que El quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15,12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de si, además de ser el distintivo de cada cristiano no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y el principal anuncio, “reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn 13,35)” (D.A, 138). No cabe duda que es el principal papel que debe tomar e imitar todo sacerdote ante el pueblo de Dios, es decir, mostrar el rostro amoroso de Dios a los demás.

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– discípulos que tengan una profunda experiencia de

dóciles a las mociones del Espíritu, que se nutran de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la oración… de presbíteros servidores de la vida: que estén aten-tos a las necesidades de los más pobres… también presbíteros llenos de misericordia…” (D.A, 199).

• CREAR ESPACIOS DE ENCUENTRO…

Muchas veces las personas se alejan de la Iglesia porque no la sienten cercana, bien sea para compar-tir sus preocupaciones, hablar de un tema determina-do, aclarar dudas, etc. Es más, cuando acuden a la Iglesia por una u otra razón encuentran allí un recha-zo (el sacerdote no tiene tiempo, o hay respuestas como: hoy no puedo, vuelva más tarde, ahora no se puede), solo se limitan a la parte sacramental, se ol-vidan de la realidad que hay, ya que se pueden apro-vechar como espacios de evangelización, realidades que hay en cada comunidad y que de verdad necesi-tan una verdadera atención.

Cuando hablamos de espacios de encuentro me re--

dad esté dispuesto a crear un ambiente de fraterni-dad donde no solo se viva momentos litúrgicos, sino el encaminar a la comunidad creando espacios de compartir, de socialización, de sensibilización, es decir, donde todos se sientan acogidos por la parro-quia, que se den cuenta que son bienvenidos y que además de esto sientan la Iglesia como su casa que los espera y se preocupa por ellos, que en cada mo-

como un apoyo.

• HOMILIA MAL PREPARADA…

Cuando vamos a la Eucaristía dominical muchas veces escuchamos o nos dan a entender que el sa-cerdote le falta mucho por preparar y de entrada de-cimos que hay una explicación sin argumentos, sin trasfondo de evangelio, es más, muchas veces se hacedecir alevangelio cosas que no van con él mis-

mo.3 El problema es que no sabemos de qué modo predicar o mejor dicho a quién estamos predicando ¿A Jesucristo? ¿El mismo sacerdote? Hay que tener claro que para preparar una homilía y predicarla hay que hacer una lectura del texto como tal, es así que no se puede hacer decir al evangelio o a los textos lo que nunca se ha dicho, en otras palabras, no se pueden hacer lecturas amañadas, sino una lectura bíblica, un lectura hermenéutica (para eso se estu-dia la Sagrada Escritura y hacemos exégesis de ella buscando una buena hermenéutica llamada interpre-tación).

El lenguaje sería un problema por el cual las perso-nas se alejan de la Iglesia, cada vez que se hace una homilía se debe tener claro cuáles son las direc-trices que se tienen enmarcadas, a qué se apunta con el mensaje que se quiere dar, además, tiene en claro cuál es la realidad de la comunidad, leyendo las circunstancias que existe y no la que se quisiera tener. Creo que es un problema fundamental ya que muchas veces se habla sin conocer la realidad de las comunidades (podríamos decir que son palabras tiradas al aire o sin sentido ya que no estamos viven-ciando la realidad de nadie, he aquí cómo la gente no siente interés por el mensaje que se está transmi-tiendo, además, como yo no conozco la comunidad comienzo a hablar en términos generales diciendo: “Dios está con nosotros” “Pongámonos en la presen-cia de Dios” etc.)

No se es dinámico en las homilías, falta creatividad, un sentido pedagógico de fe frente al mensaje, en este sentido no estoy diciendo que hay que inventar-nos cuanta cosa resulte para comunicar el mensaje del evangelio, simplemente se debería aprovechar muchos de los medios de comunicación, símbolos, imágenes y no simplemente dedicarse a regañar a las personas. Aquí cabe una pregunta y es ¿Muchas veces para qué el lenguaje si también existe la posi-bilidad del simbolismo? Es decir, para qué, se inven-

3 Por ejemplo ante la pregunta en una homilía de que es el mana un sacerdote dice que el mana cae del cielo y que la gente ponía las manos, cerraban los ojos y la gente decía: que esto me sepa a pollo y le sabia a pollo, otro decía: yo quiero que me sepa a helado y le sabia a helado. Muchas veces creemos que esto es una interpretación del texto real. El mana todavía nace en el desierto y nace en toda esa quebrazón que hace el desierto después de una lluvia. ¿Qué hace el pueblo de Israel? Lo encontró, se lo comió e interpretó eso como una obra de Dios. Pero si yo le cuento eso a la gente y pienso que de pronto pierden la fe o de pronto la gente asuma el criterio de entender para creer. Hoy el criterio debe ser la homilía como un lenguaje hermenéutico.

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ta tantas cosas, términos elevados para comunicar

cosas. Me surge una pregunta: ¿A quién se quiere predicar? ¿Cuál es el centro de atracción, el sacerdo-te o la persona de Jesús que se anuncia?

De esta manera notamos que se está alejando a la gente del quehacer pastoral y porque no decirlo, de la Iglesia. Un alejamiento total de ella muchas veces quedando cuestionados al escuchar predicaciones que no los llenan, ni mucho menos que apunte a sus necesidades espirituales. Si un sacerdote conoce su comunidad, su realidad, su situación, entonces ¿Por quéhay un interés en predicar sobre otras cosas to-talmente diferentes a lo que es el evangelio? Si se conoce la realidad en que se vive, ¿Por quése dedi-can a regañar a las personas creyéndose más que ellos?

¿QUÉ NOS PROPONE EL DOCUMENTO DE APARECIDA…?

No podemos olvidarnos de uno de los objetivos que nos plantea la Quinta Conferencia Episcopal, de em-prender un proceso de renovación eclesial recordan-do el entusiasmo de ser discípulos misioneros del

-jor a la luz del evangelio.

Se enuncian muchos compromisos para el discípulo que deben ayudar a renovar la vida de la Iglesia,pero para poder ayudar a dar solución a esta problemática expuesta a lo largo de este contenido creo que es necesario iluminarnos por lo que nos expone el do-cumento de Aparecida en el cual nos pide el reforzar varios aspectos:(D.A, 226)

• La experiencia religiosa: en nuestra Iglesia debe-

personal con Jesucristo”, una experiencia religiosa profunda e intensa, un anuncio Kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve a una conversión personal y a un cambio de vida integral.”

Es decir una experiencia de fe que motive a los de-más a vivenciarla de un modo coherente, de esta ma-

nera partimos del ejemplo que nos dan las personas que deciden anunciar el Reino de Dios a las comuni-dades, de los sacerdotes, obispos, diáconos y demás personas que se encuentran en el anuncio Kerigmá-tico apuntando a un verdadero cambio personal y no porque les toca, no poniéndose máscaras para poder llamarse católico, sino ser un auténtico cristiano que está dispuesto a cambiar.

• La vivencia comunitaria:comunidades cristianas, en donde sean acogidos fraternalmente y se sientan valorados, visibles y eclesialmente incluidos. Es necesario que nues-tros miembros se sientan realmente miembros de una comunidad eclesial y corresponsable en su desarrollo. Eso permitirá mayor compromiso y en-trega en y por la Iglesia.

Como lo expresaba antes creo que es necesario el crear espacios de comunidad para poder fortalecer nuestra fe que de una u otra manera ayude a tomar conciencia de lo que verdaderamente es ser un cris-tiano al estilo de Jesús, establecer comunidades pa-rroquiales que acojan a los demás como miembros de una gran familia que camina al encuentro con el Señor resucitado.

• La formación bíblico - doctrinal: junto con una fuerte experiencia religiosa y una destacada con-

profundizar el conocimiento de la Palabra de Dios y los contenidos de la fe, ya que es la única ma-nera de madurar su experiencia religiosa. En este camino, acentuadamente vivencial y comunitario, la formación doctrinal no se experimenta como un conocimiento teórico y frio, sino como una herra-mienta fundamental y necesaria en el crecimiento espiritual, personal y comunitario.

¿Para poder profundizar sobre el conocimiento de la fe a quien más podemos acudir o acuden nuestras comunidades sino es al sacerdote? (por algo se es-tudia la Biblia). El sacerdote debe tener una buena formación bíblica para aportar y profundizar sobre los contenidos de la fe, además, no cabe duda que no nos podemos olvidar de lo que nos enseña el Magis-terio de la Iglesia.

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Por esta razón muchas personas de nuestras comu-nidades se alejan dela Iglesia ya que no encuentran razones para poder creer, preguntan y preguntan y desafortunadamente muchos sacerdotes o per-sonas que ayudan en la evangelización no saben responder ante las inquietudes que surgen en cada una de las personas ¿Ante esto qué hacen? Deci-den alejarse de la Iglesia porque no encuentran una verdadera respuesta que los ayuda a profundizar sobre su fe. El mejor camino es alejarse. Me parece que uno de los problemas es que por salir del paso ante las dudas de las personas, se despachan con cualquier palabra y no como debe de ser: siendo claros y respondiendo con argumentos y no con una simple palmadita en la espalda como muchas veces suele ocurrir.

• El compromiso misionero de toda la comunidad: ella sale al encuentro de los alejados, se interesa

-sia e invitarlos a volver a ella.

El sacerdote de por sí es un misionero ya que anun-cia el mensaje de Dios a los demás. No solo este es mensajero, sino también quien dice llamarse católi-

los demás ya que están viendo a alguien que está-comprometido y es coherente con lo que dice. El sacerdote como misionero debe salir al encuentro

invitarlos a la Iglesia, a la comunidad de creyentes. Si en esto tomáramos conciencia creo que esta rea-lidad de que las personas se alejaran de la Iglesia no sucedería ya que se demostraría un claro interés y preocupación por lo que el sacerdote quiere como pastor de una comunidad (que todos sean uno).

Además de lo que nos ofrece la Quinta Conferencia Episcopal (Aparecida) creo que como punto de parti-da el sacerdote debe hacer una especie de etnogra-fía en su comunidad, es decir, observar a la gente, saber dónde están, qué hacen, los hechos que los caracterizan. No se le puede olvidar su comunidad,

-te que asiste allí, especialmente los que no asisten, además, preocuparse por ellos y ayudar en su creci-miento tanto espiritual como comunitario para poder

evitar que se alejen de la Iglesia los que están en ella y atraer a los que no están.

CONCLUSIÓN…

Cuando se habla de ministros dentro de la Iglesia o fuera de ella, es importante ver con claridad que éste cumple un papel muy importante, puesto que en el culto y fuera de él es un prototipo de Cristo e imagen viva de Dios, por lo cual dentro de su función ministe-rial es encargado de alimentar, acrecentar y dirigir de una manera lógica y ordenada la fe de todo cristiano.

ver en el ministro una fe sólida y estructurada que le dé las bases de credibilidad frente a su propia expe-riencia vocacional o estilo de vida no como lo plantea el mundo si no como está diseñado bajo el plan de

Tomando como postura estos elementos, puedo plantear que dentro de la misma fe, el cristiano católi-co, abandona la Iglesia no solo desde una posición o capricho personal fruto de una mala formación en la fe, sino que lo hace también desde un mal testimonio (argumentos planteados anteriormente) en donde el mismo sacerdote dice pero no aplica, enseña pero engaña, y ese engaño está expresado no en una coherencia de vida, sino en un aparentar la vida de

-trar la felicidad, pero para lograrlo necesita guías y espejos de Cristo en la tierra.

en otras congregaciones o lugares razones con las cuales puedan iluminar su vida cristiana, de acuer-do a un modelo a seguir, en donde se sientan bien;

donde puede ser un mensaje catequético y formati-vo, a diferencia de una homilía católica que puede

llevar su fe a la experiencia.

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Quinto Centenario del Nacimiento de Francis-co de Salinas: Sacerdote Ciego, Músico Y Huma-nista Universal del Re-nacimiento Español.

1. PREÁMBULO

“Uno llega a hacerse en la vida según la música que acostumbra a oír. Por esta razón, en primer lugar, hay que enseñársela a los niños, para que desde su infancia se acostumbren a alegrarse con las co-sas bellas y se aparten de los juegos deshonestos y vergonzosos. Pues el hombre normal debe exigir de la música que sea deleitable, pero también que sea útil. No es propio del hombre bien nacido que sólo se dedique a las cosas útiles. También debe te-ner deleites, aquellos de los que nunca arrepentirse y conmuevan el alma, como son los que produce la música. Y no creo, por otra parte, que pueda haber mayor utilidad que aquella que produce la música, puesto que por ella nos hacemos más humanos, más religiosos, más doctos” (Francisco de Salinas).1

El 2013 ha sido denominado en el ámbito de la cul-tura española como AÑO SALINAS DE LA MÚSI -CA. Simposios, cursos especializados, conciertos y publicaciones son, entre otros, algunos de los eventos que se han desarrollado para conmemorar el quinto centenario del nacimiento del importante, aunque desconocido, músico y musicólogo inviden-te. “De este maestro dijo Vicente Espinel [escritor y músico español, 1550-1624], que era «el más docto varón en música especulativa que ha conocido la antigüedad».2 Y sin embargo, no se conoce nada

1 Tomado del sitio internet “Aula de Música” (fuentemusica.blogspot.com/2010/12/de-francisco-de-salinas-1513-1590.html, 16-09-2013).

2 es/2012/05/y-sin-embargo-no-se-conoce-su-musica-ii.html, blog visitado en 17-09-2013).

La invidencia de Salinas no fue obstáculo para que descollara en el mundo de las ciencias, las humanidades y la música en el siglo XVI. Dicha discapacidad que condena a la mayor parte de los hombres a quienes sucede a una dolorosa y absoluta nulidad, en los ejercicios de actividad e inteligencia, tal vez contribuyó en Salinas para hacerle sobresalir y buscar en el estudio un consuelo a la falta del sentido que había perdido…

Por: Pedro Antonio Ospina Suárez, Pbro.

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de su música”. Y más aún: “A pesar de tener una calle, dar nombre a un centro cultural y haber susci-tado el interés de [especialistas], Francisco de Sa-linas (Burgos, 1513 - Salamanca, 1590) es un gran desconocido para el público burgalés. [El conjunto de algunas instituciones] se ha propuesto, dentro de sus posibilidades y con motivo de la celebración del quinto centenario de su nacimiento, acabar con este vacío y ha orquestado una serie de actividades para dar a conocer la personalidad de este hombre del Renacimiento y reivindicar su importante apor-tación a la teoría de la música, sobre todo en lo

3.

2. NOTAS BIOGRÁFICAS

Nace Francisco de Salinas en Burgos (ciudad per-teneciente a la actual comunidad de Castilla y León, España) en el mes de marzo de 1513. Su padre llegó a ocupar el cargo de tesorero del emperador Carlos V. “Son tan escasas las noticias que de este hombre célebre nos han quedado, que la historia literaria tiene que limitarse cuando habla de él, a repetir los elogios que han hecho de su mérito y de sus talentos los escritores señalados que le citan”.4

Debido posiblemente a la rubeola, el sarampión o la viruela (enfermedades que atacaban fuertemente a

3 Del periódico digital “El Correo de Burgos”, edición del 31-05-2013, elcorreodebur-gos.com/noticias/2013-05-31/con-todos-ustedes-francisco-salinas, 17-09-2013).

4 Retratos de españoles ilustres, autor anónimo, 1791 (tomado del sitio wikisource.org, 17-09-2013)

los niños malnutridos de esa época, en la que no existían aún las vacunas), Salinas quedó ciego a la temprana edad de diez años. Sin embargo, y luego de sus estudios básicos normales, y debido segura-mente a sus amplias dotes de inteligencia y aplica-ción5, estudia humanidades, lenguas clásicas, can-to y música en la Universidad de Salamanca. Por

-tudios en 1537, a la edad de 24 años, poniéndose al servicio del arzobispo de Santiago de Compos-tela, Pedro Gómez Sarmiento, el cual fue elevado al cardenalato en el año siguiente. Trasladado con

5 “Características de los niños superdotados con excepcionalidades adicionales. Estudiantes superdotados con discapacidad visual: alto ritmo de aprendizaje, me-moria superior, vocabulario y habilidades de comunicación verbal superiores, ha-bilidades avanzadas para resolver problemas, mucha constancia, motivación por saber y excelente capacidad de concentración” (tomado de: superdotados.about.com/od/giftedandld/a/gt_and_ld_2.htm, 17-09-2013).

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el purpurado a Roma, allí se dedica al estudio de manuscritos musicales antiguos.6

Luego de la muerte de su protector, acaecida en 1541, trabaja para el cardenal italiano Rodolfo Pio da Carpi y para el, también cardenal, teólogo y hu-manista español Francisco de Mendoza y Bobadilla -hermano del tercer virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza (1556-1560). En Roma y Nápoles en-tra en contacto con algunos destacados músicos como Diego Ortiz, Orlando di Lasso y Tomás Luis de Victoria. Durante su larga estancia en Italia (de unos veinte años) se ordena sacerdote, aunque no se tienen noticias exactas de este pasaje de su vida.

7 por su calidad de eclesiástico, tanto en España como en Italia (el papa Pablo III, 1534-1549, el mismo que abre el Concilio de Trento en 1545, lo nombra abad del Monasterio de San Pancracio -en Roccascaleña, localidad que pertenecía al reino napolitano, hoy en la provincia de

Hacia 1558, regresa a España en donde se con-vierte en el organista principal de las catedrales de Sigüenza y León sucesivamente, hasta que, por concurso, y en 1567, accede a una cátedra de mú-sica en la Universidad de Salamanca, cargo que desempeñó durante 20 años hasta el de 1587. Es justamente en la alma máter salmantina en donde conoce al gran poeta y religioso FRAY LUIS DE LEÓN (1527-1591),8 con el cual establece una cer-cana amistad, tal que lo llevaría a ayudarlo en su defensa durante el célebre juicio al que fuera so-

6 “En su obra principal, Salinas nos cuenta cómo, hacia 1540, pudo conocer en Roma la teoría musical griega gracias a una serie de teóricos desconocidos hasta

Quintiliano. Empleó en su estudio, nos dice, más de veintitrés años” (Del artículo: “Empezar por el principio”, del español Javier Goldáraz, en el sitio revistadelibros.com/articulos/empezar-por-el-principio, 18-09-2013).

7 de una fundación o capellanía” (Diccionario de la Real Academia Española).

8 El Siglo de Oro de las artes y la literatura españolas pasó por Salamanca: en poe-sía sobresaldrían fray Luis de León, Luis de Góngora y Argote, Francisco Gómez de Quevedo y Villegas; en literatura mística: san Juan de la Cruz, santa Teresa de Ávila, fray Luis de Granada; en dramaturgia: Juan del Enzina, el novelista Miguel de Cervantes Saavedra, el también poeta Félix Lope de Vega y Carpio, Francisco de Rojas Zorilla, Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, Tirso de Molina y, posterior-mente, Pedro Calderón de la Barca; el escritor picaresco Fernando de Rojas; el músico Lucas Fernández; los humanistas Antonio de Nebrija, Beatriz Galindo La Latina, Melchor Cano y Benito Arias Montano; el novelista Ginés Pérez de Hita y el historiador Juan de Mariana S.J.

metido el agustino por la Inquisición en Valladolid. Moriría el gran músico en la misma ciudad de Sala-manca en el mes de enero de 1590.

3. SU OBRA Y SU LEGADO

La invidencia de Salinas no fue obstáculo para que descollara en el mundo de las ciencias, las humani-dades y la música en el siglo XVI. Dicha discapaci-dad “que condena a la mayor parte de los hombres a quienes sucede a una dolorosa y absoluta nuli-dad, en los ejercicios de actividad e inteligencia, tal vez contribuyó en Salinas para hacerle sobresalir […] Buscó en el estudio un consuelo a la falta del sentido que había perdido, y dedicándose a las le-tras griegas y latinas, a las matemáticas y a la mú-sica, fue tan excelente en ellas, que hubo pocos en aquella época que le aventajasen en las primeras, y ninguno arribó al grado que él en el conocimiento teórico y práctico de la última”.9

La única obra escrita de Salinas que ha llegado hasta el presente es el tratado de musicología de-nominado DE MUSICA LIBRI SEPTEM (1577), escrito en latín y dividido en siete volúmenes.10 Se trata de una de las mejores exposiciones de la teo-ría musical y de humanismo desarrollados durante el Renacimiento. Salinas recopila en esta obra una valiosísima antología del cancionero profano y sa-grado del siglo XVI.11

9 Retratos de españoles ilustres, autor anónimo, 1791 (tomado del sitio wikisour-ce.org. 19-09-2013). Y continúa el texto: “La música y la poesía son las artes a que más se inclinan y que mejor cultivan los que privados de la facultad preciosa de ver, no tienen otro recurso para llenar aquel vacío, que la perfección y el goce de la de oír. Tres contados entre los más grandes poetas del mundo Homero, Osián y Milton fueron ciegos: y Salinas que lo fue también pasmó a sus contemporáneos con los efectos de su talento músico” (Idem). Recuérdese el vasto elenco de mú-sicos con alguna discapacidad: el ciego Antonio de Cabezón, el “Bach español”, contemporáneo y paisano del mismo Salinas; Ludwig van Beethoven, sordo desde los 30 años; el también sordo compositor checo Bredrich Smetana; el ciego com-positor español Joaquín Rodrigo (sólo para mencionar algunos nombres del tiempo pasado, sin contar con los modernos y actuales reconocidos).

10 Francisci Salinae burgensi abbatis Sancti Pancratii de Rocca Scalegna in regno neapolitano, & in academia salmanticensi musicae professoris, de musica libri septem, in quibus eius doctrinae veritas tam quae ad harmoniam, quam quae ad rhythmum pertinet, iuxta sensus ac rationis iudicium ostenditur, & demonstratur. Cum duplici indice capitum et rerum.

11 Una de estas composiciones antiguas que, de no ser por Salinas, quizá no se conociera en la actualidad, es la bella” Altísimo Señor ”: Altísimo Señor/ que su-

mal hice en huir/ de quien por mí quiso morir.// Oh convite real/ do sirve el Reden-tor/ al siervo y al señor/ comida sin igual;/ pan de vida inmortal/ ven a entrañarte en mí/ y quede yo trocado en Ti.

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Prácticamente, más que su tratado, es más conoci-da en el mundo literario la poesía que su gran ami-go Fray Luis de León le compuso, conocida como ODA A SALINAS, considerada como una de las dos o tres más bellas del poeta:

El aire se serena/ y viste de hermosura y luz no usada,/ Salinas, cuando suena/ la música estremada,/ por vuestra sabia mano goberna-da.// A cuyo son divino/ el alma, que en olvido está sumida,/ torna a cobrar el tino/ y memoria perdi-da/ de su origen primera esclarecida.// Y como se conoce,/ en suerte y pensamientos se mejora;/ el oro desconoce,/ que el vulgo vil adora,/ la belle-za caduca, engañadora.// Traspasa el aire todo/ hasta llegar a la más alta esfera,/ y oye allí otro modo/ de no perecedera/ música, que es la fuente y la primera.// Ve cómo el gran maestro,/ aquesta inmensa cítara aplicado,/ con movimiento dies-tro/ produce el son sagrado,/ con que este eterno templo es sustentado.// Y como está compuesta/ de números concordes, luego envía/ consonante respuesta;/ y entrambas a porfía/ se mezcla una dulcísima armonía.// Aquí la alma navega/ por un

que ningún accidente/ estraño y peregrino oye o siente.// ¡Oh, desmayo dichoso!/ ¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!/ ¡Durase en tu reposo,/ sin ser restituido/ jamás a aqueste bajo y vil senti-do!/ A este bien os llamo,/ gloria del apolíneo sa-cro coro,/ amigos a quien amo/ sobre todo tesoro;/ que todo lo visible es triste lloro.// ¡Oh, suene de continuo,/ Salinas, vuestro son en mis oídos,/ por quien al bien divino/ despiertan los senti-dos/ quedando a lo demás amortecidos!12

“Y si los elogios de este poeta parecen exagerados, no deben parecerlo menos los de Ambrosio de Mo-rales [humanista, historiador y arqueólogo español, contemporáneo del músico], que dice haber visto a Salinas dominar de tal modo a sus oyentes ya con

12 “«Me atraía especialmente este poema no solo por su extraordinaria belleza sino -

tónico y neoplatónico», comentó el musicólogo, quien destaca la clave humanista con la que están escritos estos versos en diálogo con el humanista renacentista. «Esto explica que hagan suya esta oda tanto grupos islámicos, exotéricos, cristia-nos y agnósticos»” anota. (Opinión del catedrático español Miguel Ángel Palacios Garoz, tomada del periódico digital “El Correo de Burgos”, en el sitio internet ano-tado arriba).

los instrumentos, ya con la voz, que los violentaba al llanto, a la alegría y al terror.”13

Valga aquí traer al presente una hermosa composi-ción del también ciego compositor LEANDRO DÍAZ (Hatonuevo, Guajira, 1928 - Valledupar, Cesar, 2013), llamado “el Homero del vallenato”, falleci-do hace sólo unos pocos meses, canción intitulada DIOS NO ME DEJA, en la que el autor expresa un gran optimismo y consuelo para su tragedia y una inmensa fe en Dios:

Yo nací una mañana cualquiera/ allá por mi tierra, día de carnaval/ pero ya yo venía con la estrella/ de componerle y cantarle a mi mal.// Y cuando quiero

pongo a cantar/ le doy alivio a mis penas.// Yo he sufrido mucho en esta vida/ dirían que es mentira si yo no cantara/ si la pena matara enseguida/ si la pena matara enseguida/ ya de este hombre nadie recordara.// Es para mí una jornada/ algo divino Se-ñor/ eso que nace del alma/ arte, respeto y amor.// Él sabía que si me abandonaba/ ninguno canta-ra como canto yo,/ he sabido librar la batalla,/ no hay que negar la existencia de Dios.// Él vista me negó/ para que yo no mirara/ y en recompensa me dio/ los ojos bellos del alma.// Es el hombre que piensa una frase/ y apenas le nace la lleva al papel/ el artista se pule y se hace/ mientras que el poeta la lleva con él.// Yo que a la hora de nacer,/ Dios me ha negado un sentido/ sintió tristeza y des-pués/ vino y cambió mi destino.

13 Retratos de españoles ilustres, autor anónimo, 1791 (tomado del sitio indicado arriba).

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MonseñorRICARDO TOBÓN RESTREPOArzobispo de Medellín

DECRETOS DENOMBRAMIENTOS

1. Se nombra al Presbítero Nicolás Enrique ARÉ-VALO NUMPAQUE, OSA, de la Orden de San Agustín, párroco de la parroquia “NUESTRA SE-ÑORA DEL BUEN CONSEJO” (Decreto 787N/14) 28-ene-14.

2. Se nombra al Presbítero Fray Juan Bautista AN-GULO CASTILLO, O.F.M., de la Orden de Fran-ciscanos Menores, vicario parroquial de la cua-siparroquia “SAN LORENZO MÁRTIR” (Decreto 786N/14) 28-ene-14.

3. Se nombra al Presbítero Carlos Mario LOPERA JARAMILLO, de la Arquidiócesis de Medellín, pá-rroco de la parroquia “SAN JUAN BOSCO” en el municipio de Bello (Decreto 785N/14) 28-ene-14.

4. Se nombra al Presbítero Osvaldo de Jesús OCHOA DÍAZ, de la Arquidiócesis de Medellín, párroco de la parroquia “SAN JUAN EUDES” (Decreto 784N/14) 28-ene-14.

5. Se nombra al Presbítero Jaime Antonio RAMÍREZ RAMÍREZ, de la Diócesis de Cuenca - Ecuador, por seis meses a partir de la fecha de expedi-ción del presente Decreto, adscrito a la parroquia “SAN JOSÉ (CENTRO)” (Decreto 783N/14) 28-ene-14.

6. Se nombra al Presbítero Fray Ernesto VALLADA-RES OSORIO, O.F.M., de la Orden de Francis-canos Menores, sacerdote encargado de la cua-siparroquia “SAN LORENZO MÁRTIR” (Decreto 782N/14) 28-ene-14.

7. Se nombra al Presbítero David de Jesús ES-TRADA LÓPEZ, de la Arquidiócesis de Medellín, párroco de la parroquia “SAN BLAS” (Decreto 781N/14) 28-ene-14.

8. Se nombra al Presbítero Silvio Guiller PEÑA VANEGAS C.C. 3’630.834, de la Arquidiócesis de Medellín, Capellán de la Fundación Pía Au-tónoma Cementerios Campos de Paz (Decreto 780N/14) 28-ene-14.

9. Se nombra al Presbítero Álvaro Humberto VÁS-QUEZA SARMIENTO, sss, de la Congregación del Santísimo Sacramento – Padres Sacramenti-nos, párroco de la parroquia “NUESTRA SEÑO-RA DE LORETO” (Decreto 779N/14) 28-ene-14.

10. Se nombra al Presbítero Heriberto Ignacio AREI-ZA VÁSQUEZ Capellán del SENA. (Decreto 778N/14) 22-ene-14.

11. Se nombra al Presbítero Juan Gabriel ROMERO ALARCÓN, SJ, de la Compañía de Jesús, vicario parroquial de la parroquia “LA DIVINA PASTO-RA” (Decreto 777N/14) 22-ene-14.

12. Se nombra al Presbítero Luis Guillermo TRUJI-LLO ARBOLEDA, SJ, de la Conmpañía de Jesús, párroco de la parroquia “LA DIVINA PASTORA” (Decreto 776N/14) 22-ene-14.

13. Se nombra al Presbítero Yecid Lederley PALA-CIO RÚA Capellán del Colegio Sagrados Cora-zones (Decreto 775N/14) 22-ene-14.

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14. Se nombra al Presbítero Mauricio de Jesús GA-LEANO HERNÁNDEZ Capellán del Colegio Nuestra Señora de Lourdes (Decreto 774N/14) 17-ene-14.

15. Se nombra al Presbítero Wilfer Antonio GÓMEZ ARISTIZÁBAL Capellán del Instituto Jesús de la Buena Esperanza (Decreto 773N/13) 19-dic-13.

16. Se nombra al Presbítero Diego Fernando BEDO-YA BONILLA párroco de la parroquia “EL BUEN PASTOR” (Decreto 772N/13) 19-dic-13.

17. Se nombra al Presbítero Humberto de Jesús GIL GIL de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, por un año a partir de la fecha de expedición del pre-sente decreto, vicario parroquial de la parroquia “JESÚS OBRERO” (Decreto 771N/13) 19-dic-13.

18. Se nombra al Presbítero Arles de Jesús ARIAS OQUENDO vicario parroquial de la parroquia “LA INMACULADA” (Decreto 770N/13) 19-dic-13.

19. Se nombra al Presbítero Julián Andrés CANO ECHEVERRI párroco de la Parroquia Personal “Nuestra Señora de las Mercedes” y Asesor para la pastoral penitenciaria (Decreto 769N/13) 19-dic-13.

20. Se nombra al Presbítero Julián Andrés CANO ECHEVERRI párroco de la parroquia “NUES-TRA SEÑORA DE LAS MERCEDES” (Decreto 768N/13) 19-dic-13.

21. Se nombra al Presbítero Reinaldo Fredy RUÍZ SERNA párroco de la parroquia “LA MATERNI-DAD DIVINA” (Decreto 767N/13) 19-dic-13.

22. Se nombra al Presbítero Johan Paulo CARVA-JAL MEDINA vicario parroquial de la parroquia “SANTA INÉS” (Decreto 766N/13) 19-dic-13.

23. Se nombra al Presbítero Álvaro PIMIENTA RES-TREPO párroco de la parroquia “SAN BERNAR-DO” (Decreto 765N/13) 19-dic-13.

24. Se nombra al Presbítero Ever Camilo SÁNCHEZ PATIÑO vicario parroquial de la parroquia “NUES-TRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN” en el munici-pio de Copacabana (Decreto 764N/13) 19-dic-13.

25. Se nombra al Presbítero Juan Camilo CANO YEPES Vicario Parroquial de la Parroquia Perso-nal “Nuestra Señora de las Mercedes” (Decreto 763N/13) 19-dic-13.

26. Se nombra al Presbítero Diego Fernando GAVI-RIA CARVAJAL Vicario Parroquial de la Parro-quia Personal “Nuestra Señora de las Mercedes” (Decreto 762N/13) 19-dic-13.

27. Se nombra al Presbítero Guillermo León SÁN-CHEZ IDÁRRAGA párroco de la parroquia “SANTA MARÍA DE LA CANDELARIA” (Decreto 761N/13) 19-dic-13.

28. Se nombra como Sacerdote encargado de la Cuasiparroquia “SANTA MARÍA DE LOS MILA-GROS” al Presbítero Diego Fernando GAVIRIA CARVAJAL (Decreto 760N/13) 19-dic-13.

29. Se nombra a Presbítero José Abad ZULUAGA ZULUAGA, de la Arquidiócesis de Guayaquil – Ecuador, administrador parroquial de la parro-quia “NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN”, en el Municipio de Copacabana (Decreto 759N/13) 19-dic-13.

30. Se nombra al Presbítero Carlos José ARIAS CASTRILLÓN párroco de la parroquia “CRISTO RESUCITADO” (Decreto 758N/13) 19-dic-13.

31. Se nombra al Presbítero Juan Camilo GIRALDO MOLINA párroco de la parroquia “NUESTRA SE-ÑORA DE LA SABIDURÍA” (Decreto 757N/13) 19-dic-13.

32. Se nombra al Presbítero Wilmar Darío GALEA-NO CASTRILLÓN párroco de la parroquia “JE-SÚS EUCARISTÍA” (Decreto 756N/13) 19-dic-13.

33. Se nombra al Presbítero Rowekr Alexander URREA MOJICA vicario parroquial de la parro-quia “NUESTRA SEÑORA DE CHIQUINQUIRÁ” (Decreto 755N/13) 19-dic-13.

34. Se nombra al Presbítero Juan Camilo CANO YE-PES vicario parroquial de la parroquia “NUES-TRA SEÑORA DE LAS MERCEDES” (Decreto 754N/13) 19-dic-13.

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35. Se nombra al Presbítero Juan Pablo FLECHAS GUERRA vicario parroquial de la parroquia “SAN CRISTÓBAL” (Decreto 753N/13) 19-dic-13.

36. Se nombra al Presbítero Juan Diego RODAS ROJO vicario parroquial de la parroquia “NUES-TRA SEÑORA DEL CARMEN” en el barrio San Javier (Decreto 752N/13) 17-dic-13.

37. Se nombra al Presbítero Carlos Andrés RES-TREPO QUICENO Delegado Arzobispal para la Catequesis (Decreto 751N/13) 17-dic-13.

38. Se nombra, dentro de la Sección Pastoral, al Presbítero Carlos Andrés MONTOYA PARRA como Asistente del Delegado Arzobispal para la educación (Decreto 750N/13) 17-dic-13.

39. Se nombra al Presbítero Carlos Andrés MON-TOYA PARRA vicario parroquial de la parroquia “SAN JUDAS TADEO” (Decreto 749N/13) 17-dic-13.

40. Se nombra al Presbítero Orlando de Jesús GA-LLEGO CORTÉS vicario parroquial de la parro-quia “NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES” en el barrio La América (Decreto 748N/13) 17-dic-13.

41. Se nombra al Presbítero Andrés Felipe HERRE-RA GARCÍA vicario parroquial de la parroquia “NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO CHIQUIN-QUIRÁ” en el municipio de La Estrella (Decreto 747N/13) 17-dic-13.

42. Se nombra al Presbítero Jhon Edison Adrián AYALA FLÓREZ vicario parroquial de la parro-quia “SAN JUAN EUDES” en el municipio de Ita-güi (Decreto 746N/13) 17-dic-13.

43. Se nombra al Presbítero Juan Rodrigo OCHOA CALDERÓN vicario parroquial de la parroquia “SANTA MARÍA DE LOS DOLORES” (Decreto 745N/13) 17-dic-13.

44. Se nombra al Presbítero James Orley GÓMEZ CARDONA vicario parroquial de la parroquia “NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES” en el barrio Las Estancias (Decreto 744N/13) 17-dic-13.

45. Se nombra al Presbítero Wilson Hernán LOPE-RA BERRÍO vicario parroquial de la parroquia “NUESTRA SEÑORA DE BELÉN” (Decreto 743N/13) 17-dic-13.

46. Se nombra al Presbítero Luis Gabriel MOLINA CANO vicario parroquial de la parroquia “SAN CAYETANO” (Decreto 742N/13) 17-dic-13.

47. Se nombra al Presbítero Carlos Andrés FLÓ-REZ MADRID vicario parroquial de la parroquia “SAN MARCOS” y capellán de la “FUNDACIÓN UNIDAD EDUCATIVA SAN MARCOS” (Decreto 741N/13) 17-dic-13.

48. Se nombra al Presbítero Jairo Alberto GIRALDO GONZÁLEZ administrador parroquial de la parro-quia “JESUCRISTO SEÑOR DE LA PAZ” (Decre-to 740N/13) 17-dic-13.

49. Se nombra a Monseñor Luis Fernando RODRÍ-GUEZ VELÁSQUEZ administrador parroquial de la parroquia “SAN JOSÉ (CENTRO)” (Decreto 739N/13) 17-dic-13.

50. Se nombra al Presbítero Alfredo de Jesús HO-YOS MEJÍA párroco de la parroquia “CRISTO REY” (Decreto 738N/13) 17-dic-13.

51. Se nombra al Presbítero Álvaro ÁNGEL GUZ-MÁN párroco de la parroquia “SANTA MARÍA DE LOS ÁNGELES” (Decreto 737N/13) 17-dic-13.

52. Se nombra al Presbítero José Alberto Elías LO-PERA CÁRDENAS párroco de la parroquia “LA DIVINA EUCARISTÍA” (Decreto 736N/13) 17-dic-13.

53. Se nombra al Presbítero Gustavo Adolfo DIAZ MOLINA párroco de la parroquia “NUESTRA SE-ÑORA DE CHIQUINQUIRÁ” (Decreto 735N/13) 17-dic-13.

54. Se nombra al Presbítero Silvio Guiller PEÑA VA-NEGAS párroco de la parroquia “LA SANTÍSIMA TRINIDAD” (Decreto 734N/13) 17-dic-13.

55. Se nombra al Presbítero Juan Guillermo DIAZ párroco de la parroquia “NAZARETH” (Decreto 733N/13) 17-dic-13.

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56. Se nombra al Presbítero Rodrigo Arcángel RES-TREPO RESTREPO párroco de la parroquia “NUESTRA SEÑORA DE LAS LAJAS” (Decreto 732N/13) 17-dic-13.

57. Se nombra al Presbítero Jorge Iván MEDINA ARANGO párroco de la parroquia “SAN LUIS BELTRÁN” (Decreto 731N/13) 17-dic-13.

58. Se nombra al Presbítero Abelardo Enrique HO-YOS GÓMEZ párroco de la parroquia “SANTA MARÍA LA VIRGEN” (Decreto 730N/13) 17-dic-13.

59. Se nombra al Presbítero Jhon ARANGO TOBAR párroco de la parroquia “SAN CRISTÓBAL” (De-creto 729N/13) 17-dic-13.

60. Se nombra al Presbítero Jorge Alberto MUÑOZ CUADROS párroco de la parroquia “EL CARME-LO” (Decreto 728N/13) 17-dic-13.

61. Se nombra al Presbítero Martín Albeiro JARAMI-LLO MONTOYA párroco de la parroquia “SANTA CECILIA” (Decreto 727N/13) 17-dic-13.

62. Se nombra al Presbítero Gabriel Ignacio MOLI-NA RESTREPO párroco de la parroquia “SAN SIMÓN APÓSTOL” (Decreto 726N/13) 17-dic-13.

63. Se nombra al Presbítero Eduard Alexander SOTO PATIÑO párroco de la parroquia “SANTA BEATRIZ DE SILVA” (Decreto 725N/13) 17-dic-13.

64. Se nombra al Presbítero Germán Sigifredo VA-LENCIA JARAMILLO párroco de la parroquia “SAN RAFAEL” en el municipio de Envigado (De-creto 724N/13) 17-dic-13.

65. Se nombra al Presbítero Nicolás de Jesús SIE-RRA ECHEVERRI párroco de la parroquia “SAN PÍO X”, en el municipio de Itagüí (Decreto 723N/13) 17-dic-13.

66. Se nombra al Presbítero Hernán RIVERA OSO-RIO párroco de la parroquia “EL SANTO CRIS-TO” (Decreto 722N/13) 17-dic-13.

67. Se nombra al Presbítero Nicolás de Jesús QUIN-TERO PUERTA párroco de la parroquia “BEATA TERESA DE CALCUTA” (Decreto 721N/13) 17-dic-13.

68. Se nombra al Presbítero Luis Eduardo ECHA-VARRÍA ECHAVARRÍA párroco de la parroquia “SAN PEDRO CLAVER” (Decreto 720N/13) 17-dic-13.

69. Se nombra al Presbítero José Luis PANIAGUA RESTREPO párroco de la parroquia “MARÍA MA-DRE ADMIRABLE” (Decreto 719N/13) 17-dic-13.

70. Se nombra al Presbítero Nazareno de Jesús SÁNCHEZ RIVERA párroco de la parroquia “SAN JUDAS TADEO” (Decreto 718N/13) 17-dic-13.

71. Se envía al Presbítero Yeison Alejandro Suárez Sossa, para prestar sus servicios en la Diócesis de Troyes (Francia), al Presbítero John Ever Za-pata Yarce, para prestar sus servicios en la Dió-cesis de Aliffe-Caiazzo (Italia), al Presbítero Juan Bautista Morales Montoya, para prestar sus ser-vicios en la Diócesis de Gaspé (Canadá), al Pres-bítero Óscar Alonso Madrid Daza, para prestar sus servicios en la Diócesis de Rimouski (Cana-dá), al Presbítero Juan David Carvajal Acevedo, para prestar sus servicios en la Diócesis de Pinar del Río (Cuba), al Presbítero Óscar Julián Muñoz Mejía, para prestar sus servicios en la Diócesis de Pinar del Río (Cuba), al Presbítero Benjamín López Mapallo, de la Asociación Misionera San-ta Laura, para prestar sus servicios en la Arqui-diócesis de Santa Fe de Antioquia, al Presbítero Héctor William Ochoa Zapata, de la Asociación Misionera Santa Laura, para prestar sus servicios en el Vicariato Apostólico de Mitú, al Presbítero Jairo Antonio Gómez Males, de la Asociación Mi-sionera San José, para prestar sus servicios en la Diócesis de Rioacha (Guajira) (Decreto 717N/13) 17-dic-13.

72. Se nombra al Presbítero José Nicolás ATEHOR-TÚA ATEHORTÚA Rector del Colegio de la

condiciones y costumbres propias de la Universi-dad y con todas las atribuciones inherentes a su cargo (Decreto 716N/13) 11-dic-