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IRIS Y LILA

IRIS Y LILA - aldarte.org · el príncipe en contra de su voluntad!. ¡Hay que hacer algo, hay que planear algo! –piensa indignada–. Iris estaba desesperada: –Le pediré a mi

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El cuento “Iris y Lila” forma parte de los materiales didácticos del proyecto

“DIVERSIDAD SEXUAL Y NUEVAS FAMILIAS” dirigido al alumnado de

Educación Primaria.

El proyecto Diversidad Sexual y Nuevas Familias es una apuesta por una

educación en la pluralidad, abierta y respetuosa con todas las formas de vivir la

afectividad y la sexualidad.

Con estos materiales didácticos se trabajan los contenidos relativos a la

homosexualidad, lesbianismo y homoparentalidad.

Fecha: Septiembre 2005

Nº de Registro: BI-2171-05

Nº ejemplares: 2000

Autora: Ana Mujika Flores

Idea y coordinación: Amparo Villar y Lala Mujika

Ilustraciones: Marta G. Rodrigo

Revisión del texto: Ana Ureta

Organiza:

Subvenciona:

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En el País del Más Lejos la vida transcurríatranquila, feliz y sencilla y muy, muyalegre. La gente hablaba mucho. Allí vivían

Iris y Lila, dos jóvenes campesinas.

En el País del Más Cerca, sin embargo, no eraigual, la gente se miraba mal, no sabían reír, nosabían jugar, no sabían cómo hablar unos con otros,y no eran felices. Pero querían mandar sobre todoslos demás. Había un príncipe que quería ser rey, peropara ser rey se tenía que casar. No es que quisieracasarse, es que quería mandar. Tenía como vasallo aun corrupto y malvado conde y entre los dosdecidían los destinos de ese reino. El príncipe parecíaun poco especial, pero el conde sabía muy biencómo manejarlo.

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Y entonces, ¡suce-dió...!, el príncipe del

Más Cerca decidió quehabía llegado el momento de

elegir esposa y esto fue lo quepasó:

El príncipe ordenó al conde que eligiera a la mujermás bonita del país. El conde cabalgó a lo largo delreino anunciando que cualquier moza casadera enedad de merecer sería considerada para ser elegidareina del País del Más Cerca. Deberían ser guapas,jóvenes, obedientes y simpáticas. No os tengo ni quedecir que se presentaron miles y miles, y todas ellascon la esperanza de ser las elegidas.

Pero ninguna, entre las miles y miles le gustó alconde.

–¡Aquí no hay nadie digna de ser laesposa del príncipe!, ¡no megustan, no las quiero!

Cuando el príncipe quiso saber siya habían encontrado a quien iba a

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ser su princesa y el conde le dijo que ninguna le habíagustado, le ordenó que partiera enseguida para otrosreinos y que siguiera buscando.

Viajando y viajando llegó al otro país, al del Más Lejos,y allí el conde vió a dos chicas preciosas, de diferentecolor, que parecían divertirse mucho juntas, queparecían quererse mucho y que eran felices jugando.

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Reían sin cesar y se hacían cosquillas, les encantabahacerse cosquillas y se abrazaban, y se besaban,porque... ¡estaban enamoradas! Y seguían jugando,ajenas a cualquier mal que pudiera estar acechán-doles.

Lila era sencilla, dulce y bonita, Iris, era...¡distinta¡, tenía una piel preciosa, muy morena, bri-llante y tersa. ¡Qué maravilla el ritmo de su cuerpo,su andar... de caña y azúcar!

Iris jugaba a defender a Lila de unos supuestosenemigos y Lila se dejaba defender... y seguíanriéndose y divirtiéndose.

–Lila, por aquí, mi amada... ¡seguidmis pasos y escapad de los treintadragones! –le decía Iris–.

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–¡Os salvaré, nolo dudéis! –legritaba Iris aLila–.

Y así, así...,seguían jugando.Iris a salvarla de

los treinta dragonesy Lila a dejarse salvar

por su amada.

El malvado condequedó boquiabierto ante la

belleza de las dos muchachasaunque le impresionó especialmente la belleza de Lila.No daba crédito a lo que pasaba a su alrededor.

–Pero bueno... –decía–, ¿Por qué se están besandoasí, si son dos mujeres? pero claro, no entendía que sequerían, que eran novias y que deseaban besarse.

El conde decidió de inmediato que, sobre todas lascosas, el príncipe debía casarse con Lila. No leimportaban los sentimientos de Iris y Lila. ¡Dabaigual! Si él había decidido que Lila era la mujer idealpara su príncipe, ¡qué más le daba lo que pudieransentir ellas!

Bueno, pues estando en estas, el conde se presentóante Iris y Lila y les dijo:

–Mirad muchachas, soy el conde del Reino del MásCerca y vengo a anunciaros que desde hoy está

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decidido que Lila va a ser la esposa del príncipe, ypor lo tanto tiene que trasladarse a palacio hasta eldía de la fecha de la boda; allí, se preparará paraaceptar nuestra voluntad y los deberes que conllevaser la esposa del príncipe y la futura reina del Reinodel Más Cerca.

–¿Quién, yo?, –dice Lila–, –¡antes muerta!

Y siguieron jugando y riéndose.

–Pero bueno, ¡cuánta insolencia!. ¿Es que nosabéis quienes somos? El condecomenzaba a enfadarse...

–Muchacha, debes elegir:boda con el príncipe omuerte.

Iris y Lila semiraban como sinentender nada.

–¡Este tío estamajara!–decían–.

Pero cuandose percataron delas miradas delconde y de susamenazas, sedieron cuenta deque aquello no eraun juego. Empezaron

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a correr y no pararonhasta estar muy, muylejos.

Pero no fueron tanlejos, porque esca-par al poder del

príncipe y del conde eramuy difícil, pero que muydifícil...

El conde regresó apalacio y cuando le contóal príncipe lo ocurrido,éste estalló en cólera. Nolo podía entender.

–¡No puede ser, nopuede ser! –decía– ¿Ledijiste que era paracasarse conmigo?, ¿ledejaste claro que era paraser mi reina?, ¿le dijisteque quisiera o noquisiera, tendría quehacerlo?.

–¡Claro que se lo dije!,–respondió el conde–. Ledije que boda o muerte.

–¿Y qué respondió?–preguntó el príncipe–. El

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conde... cabizbajo y muy deprimido, dijo...–¡muerte, contestó, muerte, eligió la muerte, miseñor!

La cólera del príncipe llegó a ser tan grande que lasparedes del palacio retumbaban.

–Pero esto es incomprensible, ¿cómo puede ser?,¿cómo puede ser que prefiera morir a casarseconmigo?, ¡Pero si soy un príncipe!.. ¡No se hablemás, será por las buenas o por las malas, pero Lilaserá mi esposa!

–¡Buscad entre mis soldados a los más malvadosy pendencieros! –gritaba el príncipe al conde...–y, ¡enviadlos a secuestrar a Lila!.Ha de estar enpalacio inmediatamente, ¿lo entendéis?¡Inmediatamente!, nadie se ríe de mí ymenos ella. ¡Que la traigan a la fuerza!–.

Siguiendo las ordenes del príncipe, elconde contrató a dos malvadosmalhechores: Azkarratxin, que era un temibleespadachín, y Koplas, un forzudo malo,pero simpático, que nunca pensaba ysiempre que hablaba rimaba todo lo quedecía.

Cuando Azkarra-txin y Koplas llegaronal Reino del Más Lejos,encontraron a Iris y Lila,que seguían jugando. Y

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ahora, jugaban al escondite, Iris se escondía y Lila labuscaba y, ¡qué felices parecían!.

–Iris, ¡mi amada..!, ¿dónde estás? –gritaba Lila–.

–¡Te encontraré allí donde estés!.

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Azkarratxin le ordena a Koplas,

–¡Estáte al loro!. Tenemos que raptar a Lila, es lablanca.

–¿Esa mujer delgada que persigue a la mulatita, laque parece una espada, tan graciosa y tan bonita?–le contesta Koplas–.

–¡Déjate de rimas, Koplas!, tenemos algo quehacer y no nos podemos demorar, sigamosbuscando.

–Sí, sí, y a la princesita cazando –contestaKoplas–.

De repente, Iris, presiente que algo extraño estápasando, mira y mira y se da cuenta de que hay dosindividuos que las están espiando.

–¡Uh, Uh! –se dice–, aquí hay algo raro, algo queno me gusta, nos están mirando y no nos miranbien. ¡Me da mala espina!. ¡Lila, Lila!, ¿dónde estás?¡Ven pronto! Tengo mucho miedo, algo malo estápasando, ¡por favor, ven pronto!. Alguien nos estásiguiendo y yo creo que no traen buenasintenciones.

Mientras tanto Azkarratxin, ya sabe que Lila nodebe andar lejos y le dice a Koplas:

–Lila debe de estar cerca, la muchacha del Reinodel Más Lejos es nuestra.

Koplas se ríe y dice, –¡claro!, está tan cerca la

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muchacha del Más Lejos como si la viéramos porunos catalejos. Je, je, je,...

Lila seguía jugando, ajena a lo que ocurría, ygritaba llamando a Iris.

–Amorcito mío, boniiita, Iris, ¡te encontraré!.

Azkarratxin, que para entonces ya había visto aLila, le dice a Koplas, –vamos para allá, que estádetrás de esa valla. –Vaya, vaya, cuando la cojamosnecesitaremos una toalla –canturreó Koplas–.

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–¡Koplas, tú siempre tan gracioso!, deja ya de decirtonterías y vamos a lo que nos interesa. Hemosvenido aquí a cumplir una misión y vamos a raptara Lila. ¡Eso haremos! y... ¡cállate!, ¡por favor!... ¡teestás pasando de gracioso!

Lila, mientras tanto, seguía buscando a Iris: –Iris,Irisita bonita, ¿dónde estás?...

Azkarratxin y Koplas murmuraban entre ellos –¡nocabe duda, es ella!, –Pues a por ella, como si fuerauna paella –dice, ¡cómo no!, Koplas–.

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Y dicho y hecho, raptan a Lila, la meten en unsaco y se disponen a llevársela al príncipe del Reinodel Más Cerca.

Iris ,desde su escondite, lo había visto todo.

–¡Es increíble, la han raptado para que se case conel príncipe en contra de su voluntad!. ¡Hay quehacer algo, hay que planear algo! –piensaindignada–.

Iris estaba desesperada:

–Le pediré a mi madre el caballo y a mami las redesde pescar del abuelo, seguro que me servirán paraluchar. ¡Aunque sea lo último que haga en mi vida...te salvaré, amada Lila!

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Azkarratxin y Koplas se felicitaban por lofácil que había sido todo y por larecompensa que iban a recibir por su

trabajo.

–¡Ja, ja, ja, ahora sí que vamos a vivir bien!!!. Elpríncipe se va a poner muy contento. –Tan contentocomo en un convento, –añadía como siempre,Koplas–.

–¡Cállate, Koplas!, me ha parecido oír unospasos... pero a continuación hubo unsilencio.

Lila seguía en el saco, un pocoincómoda, pero segura de queIris iría a rescatarla.

Bueno, pues... en estas,decidieron descansar.

–Mañana será otro día, –real-mente estaban muy cansados–.

–Seguro que el cansancionos hacer oír ruidosestúpidos –diceAzkarratxin segundosantes de dormirse–.

De repente, Koplasdespierta a Azkarratxin;

–¡Azk, Azk!, he oídoalgo detrás de ese

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matojo, ¡ay, que me mojo!, creoque es un jabalí negro, un¡enorme jabalí negro!

–Koplas, mira que..., ¡con logrande que eres! llegas a ser miedoso

y estúpido. Déjame dormir, y no tepreocupes, dormiré con la espada cerca y

nuestro botín estará a salvo de cualquier peligro.Mira lo cerca que me lo pongo, no te preocupes queconmigo está seguro, y esto, no te quepa la menorduda, es el salvoconducto para nuestro futuro. Eseestúpido príncipe nos va a pagar muy bien.

Se van quedando dormidos, la noche es muycerrada y poco a poco todo está en calma... todoexcepto..., ¡nuestra heroína! ¡nuestro personajeenmascarado! que había seguido durante día ynoche a los malvados. Cuando llegó al claro delbosque donde Azkarratxin y Koplas se habíanparado a dormir, decidió actuar y rescatar a Lila. Sedeslizó como pudo entre los matojos y rastrojos ylogró tirar la red de su abuelo sobre el sacode Lila. Mientras tanto Koplas creía haberoído algo, pero como Azkarratxin lehabía tratado de imbécil y cobarde, noquiso dar la voz de alarma, “por siacaso se arma”.

Iris aprovechó el momento yempezó a tirar y tirar despacio de lared, hasta que consiguió deslizar

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hasta sus pies el saco donde estaba Lila. Cuando alfin lo tuvo consigo, no se lo podía creer. Lo subió asu caballo y cabalgó hasta encontrarse lejos de allí.

–¡Por fin! –dijo Lila quejándose– –¡gracias por elrescate! quienquiera que usted sea, pero mire, yaestoy harta de que me rapten. ¡Yo no soy princesa nilo quiero ser!, así que, si no le importa, me marcho,que tengo prisa.

–¡Lila, Lila, soy yo, te he venido a rescatar!

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Lila se da cuenta de que el personaje enmascaradoes Iris y una sensación de alegría le hace chillar yemocionarse. –¡Oh, Iris, mi salvadoraaaaa!, nuncapensé que fueras tan valiente, –Ni yo –dice Iris–,para que luego digan que las chicas no somosvalientes. Sobre todo, no estaba dispuesta a queesos monstruos te raptaran y te convirtieran enprincesa contra tu voluntad. –Oh, Iris, ¡qué felizsoy!, ¡gracias!, ¡te quiero...!

Azkarratxin y Koplas llegaron a palacio sinel botín prometido y el príncipe comorepresalia les metió en la más profunda de

sus mazmorras.

Decidido a no quedarse sin Lila y a solucionar lascosas él mismo, el príncipe partió con sus soldadoshacia el Reino del Más Lejos, para comprobar quetodo lo que le habían contado era verdad. ¡Y lo era!,cuando llegó al Reino del Más Lejos y vio a Iris y Lilajugando, supo que ya no tenía que buscar más. EraLila y solo Lila la que sería su reina.

–¡Estúpidos inútiles que no han sabido traerla apalacio!. ¡Yo lo haré!

Se presentó ante Iris y Lila... –¡Soy el príncipe delMás Cerca... y a pesar de lo que vosotras penséis,vengo a por Lila!, ¡se ha de casar conmigo y no hayexcusas!

Lila e Iris le miraban como si de un extraterrestre setratara... –¡Pero qué dice este loco y tonto¡ ¿que yo,

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Lila, me voy a casar con él...? ¡antes muerta...!.

–¡Rendíos o moriréis! –gritaba el príncipe al frentede su ejército–, si Lila no se casa conmigo os harédetener y sin dudarlo, os encerraré en las mazmorrasdel palacio.

Así y todo, Lila respondió que no pensaba casarsecon el príncipe. Era Iris a quien ella quería. Elpríncipe se enfadó mucho, muchísimo... y decidiómeter en prisión a Iris y llevarse consigo a Lila.

Así fue como coincidieron en las mazmorras delpalacio, Azkarratxin, Koplas e Iris.

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El príncipe se reía, –ja, ja, ja... ya están todosen su sitio. Esos pesados de Azkarratxin yKoplas juntos en el calabozo con Iris; y Lila

encerrada en su habitación. Ja, ja, ja...en cuanto mecase con ella, seré rey y entonces la mandaré a la¡porra!

El conde que le escuchaba, decía,... –¡Si, si... muybien mi príncipe, y luego invadiremos el Reino deLejos, y seremos los más poderosos... ja, ja, ja!

Los prisioneros, que estaban escuchando lo quedecían el príncipe y el conde, no se lo podían creer.–¿Estáis oyendo?, rápido, ¡tenemos que hacer algo!

–Por favor, Azkarratxin, Koplas, ¡ayudadme!,¡tenemos que impedir esta boda como sea!, –¡si, si,evitemos esa boda fea!

Nadie parecía escucharles, cuando de repente,...apareció ante ellos un personaje estrafalario y alegre,que entró en las mazmorras canturreando, setrataba del Dr. Quimeras. A cambio de sus serviciosel conde le permitía probar sus nuevas fórmulas conalgunos prisioneros.

Azkarratxin, Koplas y sobre todo Iris, le llaman

–¡Por favor!, necesitamos ayuda, ¡es urgente!,tenemos que salir de aquí.

–Pues, bueno, si necesitáis ayuda, tendréis queprobar mi nueva fórmula; si funciona, os aseguroque podréis escapar, porque os convertiréis en

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mariposas y podréis volar, y volar,... (entre nosotros,el doctor Quimeras estaba un poco loco).

–¡Tenemos que salir de aquí!, traiga ese brebaje,viejo loco, vamos, de prisa, no hay tiempo queperder, tenemos que salvar a Lila –dice Iris convalentía–.

–Pues bueno, ¡tomad! El doctor Quimeras lessuministra a cada uno un bebedizo y poco a poco sevan transformando en gusanos. Los nuevos gusanosse deslizan entre las rejas de la celda y logranescapar y, el doctor Quimeras, loco de contento,empieza a cantar de alegría.

–¡He tenido éxito, he tenido éxito!, se hanconvertido en gusanos y con un poco de suerte,después, en mariposas, eso... si no me he pasadocon el vinagre. ¡Uy, Uyuyui, laraila, laraila...!, quécontentos se van a poner el conde y el príncipe, apartir de ahora confiarán en mi y me pedirán misfórmulas para poder mandar sobre el mundo, y yoseré el doctor más poderoso del universo.

Pero algo debió fallar en la fórmula del doctor,porque por suerte para todos nosotros, Iris, Koplas yAzkarratxin enseguida se convierten otra vez enpersonas. Iris se pone a la cabeza del grupo yempieza a organizarles para recorrer el palacio yemprender la búsqueda de Lila.

–Vamos a registrar todas las habitaciones hastaque demos con ella. Separémonos, Koplas tu ve porallá, Azkarratxin, tu por allá.

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Cada uno empezó a correr y a gritar: –Lila, Lila¿dónde estás?. Lilaaa ¡responde!.

Llamaban a todas las puertas y no conseguíanencontrarla. Esos villanos la tenían bien escondida.En su carrera por encontrar a Lila, Azkarratxin setropieza con el conde.

–Dime conde, ¿dónde la habéis escondido?,¿dónde está?

–Ni lo sueñes, no voy a decírtelo, no te diré dondeestá, se ha de cumplir la voluntad del príncipe, y Lila,os guste o no, se casará con el príncipe.

–Dímelo conde, o probarás el filo de mi espada–dice Azkarratxin–.

–El filo de tu espada me da risa, tengo que pensaren el poder que me espera, en la gloria de mandarsobre todo el mundo y no me asustas, –en esemomento el conde saca también su espada yempiezan a luchar.

Mientras tanto, Iris y Koplas siguen buscando aLila, llaman a una y otra puerta hasta que, al final,oyen a Lila que les dice, –¡estoy aquí, venid, esdetrás de esta puerta, ayudadme!

Iris ve que se trata de una puerta inmensamentegrande y fuerte y le dice a Koplas, –Rápido Koplas,necesito tu fuerza, ¡derribemos esa puerta!, Lila estádetrás.

–Sí, no te preocupes Iris, pasaremos por esa puerta

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como si fuéramos a la huerta. Y con fuerza ypaciencia, Koplas e Iris consiguen derribar la puerta.

Azkarratxin, para entonces, había vencido alconde y volvió a reunirse con Iris, Koplas y Lila.Juntos emprendieron la huida y corrieron y corrieronhasta llegar a encontrarse a salvo en el reino del MásLejos.

Así fue, como, gracias al doctor Quimeras y a suestupidez, lograron escapar, y Lila nunca más tuvoque pensar en casarse con el príncipe malo del Reinodel Más Cerca.

Pero... en el Reino del Más Cerca, en aquelmomento estaban ocurriendo otras cosas. Eldoctor Quimeras había logrado convencer al

príncipe y al conde de que no iban a necesitar nuncamás ir en busca de ninguna otra princesa, porque éltenía la solución. Si se tomaban las píldoras que élmismo había fabricado, nunca más tendrían quepreocuparse, porque serían tan hermosos que nadieen este mundo podría resistírseles. El conde le diouna al príncipe y cogió otra para sí mismo.

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–¡Tómatela príncipe, yo me tomaré esta otra yseguro que a partir de ahora seremos los amos delmundo... ¡ja,ja,ja...! todo el mundo nos adorará ynos obedecerá,

–¡A tu salud conde!

–¡A tu salud, príncipe!...

Y, de repente, como si de un cuento se tratara, elconde y el príncipe se convirtieron en cerdos. No selo podían creer... El doctor Quimeras se reía...–¡ja,ja, ja, esta vez me he pasado con la hierbaluisa, lapróxima vez será... ja, ja, ja...

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Nunca más se volvió a saber de ese malvadoconde y de ese avaricioso príncipe.

Iris y Lila eran felices juntas y libres, y sobretodo se querían y eso era lo que importaba. Apartir de entonces, nada ni nadie lograría

separarlas. Y fueron felices y comieron perdices...

FIN