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1 REPRESENTACIONES DE LA MASCULINIDAD EN JOVENES DE SECUNDARIA DE CINCO INSTITUCIONES EDUCATIVAS RURALES DEL DEPARTAMENTO DEL HUILA KAREN SARMIENTO MARTÍNEZ UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN SUJETO – SUBJETIVIDADES - IDENTIDADES BOGOTÁ, COLOMBIA ENERO DE 2018

KAREN SARMIENTO MARTÍNEZrepository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/8915/1... · como la campaña llega a la Institución Educativa Distrital Liceo Femenino Mercedes Nariño con

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1

REPRESENTACIONES DE LA MASCULINIDAD EN JOVENES DE SECUNDARIA

DE CINCO INSTITUCIONES EDUCATIVAS RURALES DEL DEPARTAMENTO DEL

HUILA

KAREN SARMIENTO MARTÍNEZ

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN SUJETO – SUBJETIVIDADES - IDENTIDADES

BOGOTÁ, COLOMBIA

ENERO DE 2018

2

REPRESENTACIONES DE LA MASCULINIDAD EN JOVENES DE SECUNDARIA

DE CINCO INSTITUCIONES EDUCATIVAS RURALES DEL DEPARTAMENTO DEL

HUILA

KREN SARMIENTO MARTÍNEZ

TRABAJO DE GRADO

Para optar el título de Magister en Investigación Social Interdisciplinaria

DIRECTOR

GARY GARI MURIEL

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN SUJETO – SUBJETIVIDADES - IDENTIDADES

BOGOTÁ, COLOMBIA

ENERO DE 2018

3

AGRADECIMIENTOS

A Dios por iluminarme este camino de resistencia y lucha popular.

A la Universidad Distrital Francisco José de Caldas por ser fuente inagotable para la

construcción de saberes.

A la Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria por ampliar mis horizontes de

pensamiento y nutrirme con ideas y teorías nuevas.

A mis queridos profesores Gary Gari Muriel y Alfonso Torres Carrillo porque a pesar del

tiempo, la distancia y las incertidumbres, siempre creyeron en esta propuesta investigativa y

mantuvieron su apoyo firme y constante.

Al Colectivo Hombres y Masculinidades por propiciar el espacio para esta investigación y

por la complicidad.

A Javier Omar Ruiz y a Sandra Enciso Galindo por sus aportes.

A la Sociedad Colombiana de Estudios para la Educación.

EN DEDICATORIA

A mi familia, fuente de inspiración permanente.

Quienes aún sin comprender del todo mi forma de

relacionarme con el mundo, me acompañan y

enriquecen con sus puntos de vista.

A las y los docentes que van encontrando en la

perspectiva de género, un camino para una educación

más justa y pertinente.

A la juventud y su enorme capacidad de resiliencia,

que en tiempos inciertos crean formas de reinventarse

y resistir.

A mis amigas, cómplices de mis luchas y sueños.

4

Nota de aceptación

Presidente del Jurado

Jurado

Jurado

Bogotá, Enero de 2018

5

La Universidad no será responsable

de las ideas expuestas por el

graduado en el presente trabajo de

grado. Según el artículo 117, del

acuerdo 029 del Consejo Superior

de la Universidad Distrital Francisco

José de Caldas, expedido en Junio

de 1988.

6

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ________________________________________________________ 9

JUSTIFICACIÓN ________________________________________________________ 12

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ______________________________________ 17

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN _____________________________________________ 20

OBJETIVOS ____________________________________________________________ 21

OBJETIVO GENERAL ________________________________________________________ 21

OBJETIVOS ESPECÍFICOS ____________________________________________________ 21

ANTECEDENTES _______________________________________________________ 22

MARCO DE REFERENCIA _______________________________________________ 32

De la identidad a la Subjetividad _________________________________________________ 32

Sujetos que producen género ____________________________________________________ 37

Las representaciones de la masculinidad como representaciones sociales _________________ 47

METODOLOGÍA ________________________________________________________ 53

ETNOGRAFÍA ______________________________________________________________ 54

SISTEMATIZACIÓN _________________________________________________________ 55

DISEÑO METODOLÓGICO ___________________________________________________ 57

TALLER PARA EL DESARROLLO Y FORMACIÓN ESPECÍFICA EN LAS NUEVAS

MASCULINIDADES Y NUEVAS FEMINIDADES DIRIGIDOS A HOMBRES Y MUJERES

ESTUDIANTES DEL DEPARTAMENTO DEL HUILA ___________________________________ 58

INSTRUMENTOS ____________________________________________________________ 66

7

FASES DE LA INVESTIGACIÓN _______________________________________________ 68

CRONOGRAMA _____________________________________________________________ 69

ANALIZANDO LAS REPRESENTACIONES DE LA MASCULINIDAD __________ 70

RELACIONES INTERPERSONALES ____________________________________________ 71

RELACIONES ENTRE HOMBRES ___________________________________________________ 71

RELACIONES ENTRE MUJERES Y HOMBRES ________________________________________ 74

CUERPO ___________________________________________________________________ 79

BAILE __________________________________________________________________________ 79

AUTORECONOCIMIENTO _________________________________________________________ 83

EFECTOS COLATERALES ____________________________________________________ 85

CONCLUSIONES _______________________________________________________ 87

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS CONSULTADAS _________________________ 90

8

LISTA DE ANEXOS

Anexo 1. Informes descriptivos diarios de talleristas

Anexo 2. Análisis 1_Karen_Marzo 27 - Abril 7

Anexo 3. Video Baile Descanso_6_San Gerardo_Garzón_Marzo 31

Anexo 4. Video Baile Descanso_7_San Gerardo_Garzón_Marzo 31

Anexo 5. Video Baile Descanso_9_San Gerardo_Garzón_Marzo 31

Anexo 6. Video Baile Descanso_11_San Gerardo_Garzón_Marzo 31

Anexo 7. Fotos Suaza Marzo 27

Anexo 8. Fotos Guadalupe Marzo 28

Anexo 9. Fotos Tarqui Marzo 30

Anexo 10. Fotos Garzón Marzo 31

Anexo 11. Fotos La Plata Septiembre 26

Anexo 12. Otras fotos y videos

9

INTRODUCCIÓN

La presente investigación se desarrolla en el marco de la investigación cualitativa, como

una aproximación de las ciencias sociales a las representaciones de la masculinidad como

representaciones sociales que se construyen en la escuela, haciendo de estas una categoría

analítica y a su vez, entendiendo las masculinidades como categoría política, con la

convicción de que analizar el contexto escolar y todos los proceso que allí ocurren, con la

lupa de la perspectiva de género, abre los caminos a la comprensión de las necesidades de

cambio del modelo educativo colombiano, en aras de contribuir en la formación de

ciudadanos y ciudadanas que estén en la capacidad de enfrentar la vida de manera

equitativa, responsable, respetuosa y honesta, en el actual contexto del posconflicto.

Emprender estudios acerca de la representación de un objeto social —relaciones entre

mujeres y hombres, por ejemplo— permite reconocer los modos y procesos de constitución

del pensamiento social, por medio del cual se articulan las relaciones intersubjetivas que

dan lugar al tejido social.

El documento de esta investigación presenta la justificación del estudio que nace no solo

como un interés particular de la autora sino que hace parte de una serie de interrogantes

propios de los estudios de género a nivel mundial y particularmente en Colombia en el

contexto cultural y educativo, para desde allí presentar el problema centrado en la

representación de las masculinidades en el contexto Colombiano, particularmente en

algunos municipios del Huila donde las estadísticas han manifestado una amplia presencia

de violencia contra la mujer (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,

10

2016). Del problema se derivan los objetivos y para poder abordarlos se realiza una

investigación tanto de los antecedentes que lo enmarcan y se establece un marco de

referencia que no será deductivo, ni inductivo, sino transductivo en tanto su función será

generar una relación dialéctica entre la comprensión de lo particular y la interpretación de

lo general, abriendo el camino a la creación conceptual y la comunicación entre otras

realidades semejantes. (Barragán & Torres, 2017), que permitirá analizar la propuesta

metodológica, su aplicación y resultados.

En este sentido es indispensable desarrollar conceptos como género, y desde él acercarse al

concepto de las masculinidades, para lo cual es indispensable realizar un análisis

interdisciplinario de las ciencias sociales con aportes de la antropología, la psicología, la

sociología y con ello poder acercarse al concepto de subjetividad y su relación con la

categoría de representaciones de la masculinidad como campo de estudio.

Con el desarrollo conceptual se puede categorizar desde el análisis etnográfico y la

sistematización investigativa crítica los resultados obtenidos, en donde al responder nuestra

pregunta de investigación se logran identificar las representaciones de la masculinidad

presentes en estudiantes de cinco instituciones educativas rurales, ubicadas en los

municipios Suaza, Guadalupe, Garzón, Tarqui y La Plata del departamento del Huila.

Esta investigación hace parte de un proyecto amplio de trabajo conjunto entre el Colectivo

Hombres y Masculinidades, la Secretaría de Educación del Huila y la Sociedad Colombiana

de Estudios para la Educación, que se desarrolló entre marzo y octubre del 2017, bajo el

nombre Programa para el fortalecimiento en equidad de género y nuevas masculinidades a

11

la comunidad educativa en el departamento del Huila. Jóvenes huilenses le apuestan a la

paz desde las nuevas masculinidades y feminidades, que tuvo como objetivo realizar un

taller en una institución educativa de cada municipio del departamento, taller por medio del

cual se pretendía sensibilizar a hombres y mujeres jóvenes del contexto escolar (estudiantes

de grado sexto a grado once) frente a las violencias contra las mujeres y el impacto de las

masculinidades producto del sistema patriarcal en las prácticas violentas, así mismo generar

acciones de empoderamiento y resistencia desde la perspectiva de las masculinidades y

feminidades libertarias (en el proyecto denominadas nuevas masculinidades y nuevas

feminidades).

Si bien la presente investigación hace parte del proyecto citado anteriormente y la

investigadora es miembro de la organización Colectivo Hombres y Masculinidades, la

producción académica resultante de dicho proceso obedece a los intereses particulares de la

investigadora; a lo sumo, el alcance del proyecto tanto económicamente, como

conceptualmente no es de carácter académico, por tal motivo, los hallazgos de la

investigación son aportes de la investigadora a la construcción conceptual de las

masculinidades como campo de estudio de las ciencias sociales. Adicionalmente, se

sostiene en la plataforma política de la corriente en construcción de las masculinidades

libetarias, que promueve la organización Colectivo Hombres y Masculinidades, como

forma de resistir al sistema patriarcal desde la subjetividad masculina.

12

JUSTIFICACIÓN

“Otros, como el tema de las masculinidades, van

cobrando vigencia a medida que la historia los va

poniendo a circular, no solo por su pertinencia, sino

por la necesidad de que su voz ocupe un lugar en el

devenir de los futuros, al lado del que ocupan el

movimiento social de mujeres y el movimiento

feminista.”

Javier O Ruíz

El interés en el desarrollo de esta investigación nace de la experiencia propia de ser tanto

investigadora como sujeto permeado por el problema de investigación; surge de la reflexión

años después de haber hecho parte un proceso de formación en género durante 2005,

llevado a cabo como parte del desarrollo de la Campaña Mundial del Lazo Blanco en

Colombia (proceso de formación que se abordará en los párrafos siguientes), que influyó en

las decisiones tanto académicas, como laborales y de vida de la investigadora; lo que

permitió notar que desarrollar dichos procesos en la escuela genera cambios sociales que

empiezan en lo subjetivo y en esa medida dan otros puntos de partida para la toma de

decisiones que se pueden llegar a ver reflejadas inicialmente en los contextos escolares y

posteriormente en la transformación de las realidades de los sujetos.

A finales del año 2004 llegó a Colombia la campaña mundial del Lazo Blanco por la No

Violencia contra las Mujeres, en el marco de un proyecto de cooperación internacional en

13

el que participaron Colectivo Hombres y Masculinidades, la Corporación Opción Legal y la

Agencia Colombiana de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR (Colectivo

Hombres y Masculinidades, 2009), en ese momento el Colectivo Hombres y

Masculinidades asume el desarrollo pedagógico de la campaña y se plantea como un

ejercicio de formación a formadoras en el que la idea era formar hombres en edad escolar

de instituciones educativas del Distrito Capital, sin embargo, hubo colegios que para la

fecha venían adelantado procesos de formación o campañas relacionadas con el tema, es así

como la campaña llega a la Institución Educativa Distrital Liceo Femenino Mercedes

Nariño con el apoyo de la orientadora escolar Ana Mercedes Díaz Blanco quien lideraba el

Proyecto Violeta “Educación sexual con equidad de género, construyendo proyecto de

vida” que fue una iniciativa para denunciar e incentivar la denuncia de las mujeres por

casos de violencia sexual en la localidad Rafael Uribe Uribe y posteriormente, tras su alto

impacto, respaldada por la Política Pública de Mujer y Géneros del Distrito Capital, puesta

en marcha durante la administración Bogotá sin indiferencia, de Luis Eduardo Garzón,

entre el 2004 y 2008.

El proceso formativo tuvo lugar entre abril y septiembre de 2005, posteriormente las

mujeres formadas iniciaron ejercicios de réplica con otras mujeres de la misma institución,

esos ejercicios se prolongaron hasta final del año escolar, esto permitió afianzar conceptos,

proponer metodologías y confluir con otras mujeres para proyectar acciones; en ese sentido

cabe destacar que los procesos organizativos de las mujeres del liceo femenino fueron muy

fuertes, pues venían del movimiento estudiantil promotor de la toma del colegio ocurrida

entre el 21 de noviembre y mediados de diciembre del 2001, esos acontecimientos fueron

fundamentales y muy influyentes en las ideas políticas de las estudiantes sobre todo en

14

temas de empoderamiento, toma de decisiones, argumentación y análisis crítico de las cosas

que ocurrían en la institución.

En el 2007, un año después de egresar del colegio y ya haciendo parte de la Universidad

Distrital Francisco José de Caldas, la investigadora es invitada a acompañar una nueva

generación de promotoras y promotores de la Campaña del Lazo Blanco por la No

Violencia Contra Las Mujeres (en adelante CMLB), nuevamente liderada por el Colectivo

Hombres y Masculinidades, esta vez en otros colegios, en este proceso participaron

estudiantes de la IED Clemencia Holguín de Urdaneta, IED Cafam Los Naranjos (Bosa),

Liceo Femenino Mercedes Nariño, entre otros (Colectivo Hombres y Masculinidades,

2009). De modo similar y con el paso del tiempo, experiencias semejantes han tenido lugar

en diferentes regiones del país, en las que las preguntas por las identidades de género han

llegado a la orden del día, más aún las preguntas por las masculinidades y las formas de ser

hombre en el contexto colombiano, dando lugar a plantear la construcción de las

masculinidades en el contexto escolar como un campo amplio desde el cual empieza a

desarrollarse un proceso investigativo situado en el país.

Adicionalmente, abordar el tema de las masculinidades en la escuela es de interés capital,

no solo por el rol reproductor de la escuela, sino por el modelo social colombiano en sí

mismo, que se rige por las normas del sistema patriarcal que ha dispuesto una suerte de

privilegios para los hombres por razón de su sexo y ha subordinado a las mujeres por la

misma razón; seguido de esto está la relación cada vez más cercana entre violencia y

expresión de masculinidad, que se hace más evidente en lo que respecta a la violencia

contra las mujeres, como lo relata el Boletín Epidemiológico del Instituto Nacional de

15

Medicina Legal y Ciencias Forenses acerca de la Violencia de Género en Colombia

(Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2016), que presenta un análisis

comparativo de las cifras de violencia contra las mujeres entre los años 2014, 2015 y 2016,

en el que se destaca en cifras, que quienes ejecutan actos violentos contra las mujeres son

principalmente hombres en cada uno de los cuatro casos de violencias descritos en dicho

boletín, ya sean homicidios, violencia intrafamiliar, violencia sexual y violencia

interpersonal. A lo sumo, enfatizando geográficamente dichas cifras se encuentra que el

departamento del Huila está entre los diez departamentos con mayor número de víctimas de

violencia contra las mujeres (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,

2016) (Corporación Humanas-Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género,

2015) (PNUD, Tolima, & Observatorio Social del Tolima, 2015).

Sin lugar a dudas las ciencias sociales están llamadas a indagar cuáles son las

características de las masculinidades que se construyen en el contexto escolar y que dan

lugar a las formas de ser hombre en Colombia, con lo que ello implica en los diferentes

ámbitos de socialización. No solo como un aporte a la construcción académica, sino como

un ejercicio de responsabilidad y compromiso con la vida misma, puesto que, visto desde la

perspectiva de la violencia, las expresiones machistas y hegemónicas de las

masculinidades, responsables de las elevadas cifras de violencia en el país pueden

catalogarse como un asunto de salud pública (Organización Mundial de la Salud, 2013).

Así mismo es de interés de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, la Maestría en

Investigación Social Interdisciplinaria y de su línea de investigación en Sujeto -

Subjetividades - Identidades hacer una aproximación teórica, metodológica, crítica y

reflexiva al presente objeto de investigación, debido a su importancia académica y política

16

en tanto hace parte de la coyuntura nacional y es campo de investigación en desarrollo de

las ciencias sociales en la región Latinoamericana.

17

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Teniendo en cuenta el rol reproductivo de la escuela1, entendiendo la reproducción como la

posibilidad de producir y replicar saberes, la escuela se ha comprometido con la formación

de personas en los ámbitos disciplinares del saber, como las matemáticas, el lenguaje, los

deportes, entre otras disciplinas. A su vez, se ha fijado para sí misma como su otro gran

propósito la formación de seres integrales desde el sentido de los valores y la ciudadanía

principalmente, pensados desde la lógica dicotómica del bien y el mal, que no solo le

permita a las personas que pasan por ella enfrentarse al mundo de manera disciplinar, sino

que también les permita actuar en contexto; es allí donde resulta interesante preguntarse por

la influencia de dicha labor respecto al género, más específicamente en las representaciones

de género, por medio de las cuales los sujetos dan a conocer sus imaginarios, ideas y

percepciones acerca de lo que implica ser hombre, mujer o persona trans2, que en este

escenario conduce a las transformaciones subjetivas, haciendo que dichas representaciones

se transformen en coherencia con el devenir del contexto, en este caso, escolar.

Para abordar el análisis de las transformaciones subjetivas evidentes en las representaciones

de género en la escuela, es pertinente mostrar como surgen acciones que mantienen el rol

1 Segú Paul Willis, en su texto Producción cultural y teorías de la reproducción, el rol reproductivo de la

escuela en tanto reproductor del orden establecido desde los grupos dominantes, que aumentan las brechas de

marginación no solo por clase, sino por raza, sexo, etnia, religión, entre otras variables; por esto y en

consecuencia con los planteamientos de Henry Giroux en su texto Teorías de la reproducción y la resistencia

en la nueva sociología de la educación: un análisis crítico, se pasa de entender la escuela como un lugar

generador de saberes, oportunidades e igualdades a una institución que opera bajo la lógica capitalista de la

producción de contenidos y sujetos serviles al sistema económico. 2 Se refiere al término trans a aquellas personas que construyen identidades de género transitorias entre lo

femenino y lo masculino. No obstante, el concepto no será abordado en la presente investigación.

18

reproductor de la escuela y acentúan las expectativas de los roles normativos de género3 por

medio de acciones sutiles presentes a lo largo del proceso educativo formal, como la

imposición de sillas de colores rosada para las niñas y azules para los niños en la educación

inicial, o el hecho de que con mayor frecuencia se da a los niños juguetes como carros,

espadas, soldaditos, palas, balones y se les permiten juegos principalmente de contacto,

fuerza y violencia, mientras que las mismas actividades son censuradas para las niñas, a

quienes por el contrario, se dan muñecas, jueguitos de cocina, coches, espejos, entre otros

juguetes y objetos referentes al cuidado de otros y que son primordialmente empleados en

contextos domésticos, que van moldeando y afianzando dichos roles tanto en los hombres

como en las mujeres.

Acciones también evidentes en el proceso de enseñanza aprendizaje, que se ocupa

principalmente del desarrollo de contenidos conceptuales, en relación con los contenidos

procedimentales y actitudinales; en este escenario es notorio que de manera transversal a

todas las dimensiones se fijan roles normativos de género, proponiendo ejemplos,

situaciones y ejercicios que están atravesados por esquemas sexistas que pasan

desapercibidos pues nunca se analizan desde la perspectiva de género ya que su modo más

eficiente de transmisión e instalación es el lenguaje. Es aquí donde el habla se constituye en

una lengua en contexto (Hymes, 1974) en la que el acto comunicativo adquiere significados

coherentes con los universos simbólicos, al respecto, Dell Hyme afirma que el lenguaje más

3 Entendidos como los modelos tradicionales de feminidad y masculinidad (provenientes del sistema

patriarcal, y elaborados de manera hegemónica y sistemática), que condicionan las formas de pensar y actuar

de los sujetos, produciendo y orientando relaciones intersubjetivas desiguales en cuanto a la tenencia y al

manejo del poder. Así mismo estos roles normativos dictan las los parámetros de las construcciones

identitarias en todos los campos de la vida y se reproducen de manera sistemática, adecuándose a las

particularidades culturales de los contextos en que se desarrollan.

19

allá de su estructura y forma, se ocupa de la manera como éste cumple funciones

específicas en la interacción entre sujetos.

El asunto no radica únicamente en que las reflexiones de género se aborden como temas

aislados dentro de las aulas -aquellas donde haya logrado incursionar-, sino que tampoco

existen suficientes personas capaces de articularlo desde su área del saber, como si ellos y

ellas no estuviesen atravesados también por los roles de género impuestos y que al ser

naturalizados se convierten en una fuente potencial de la violencia4; es por esto que mirar la

educación desde la equidad de género implica considerar adicionalmente, una importante

dimensión, muchas veces ignorada de las formas de equidad social. (Rico de Alonso,

Alonso, Castillo, & Rodríguez, 2002)

Por tanto, hablar de representaciones de género en la escuela supone, en primera medida,

revisar la importancia que se da en los entornos educativos a la reflexión del género como

una categoría de análisis; esto es entender que el género es una forma del ordenamiento

social y de los vínculos de poder, que pone en una relación sistémica tanto las feminidades

como las masculinidades (García I. , 2007) y que debería estar inmersa en los entornos

educativos de toda índole y dado que es en la escuela donde niños, niñas y jóvenes pasan

gran parte de su vida, siendo éste uno de los escenarios en los cuales suele darse la

reproducción de los estereotipos y los aprendizajes generados en otros espacios cotidianos y

ámbitos de socialización, por tanto es un escenario de construcción de identidades

4Dado que se normalizan las relaciones de poder desiguales y se crean sujetos dominantes y sujetos

dominados, así, un sujeto que se considere o sea considerado de mayor poder, para este caso los hombres,

comete un acto de abuso contra otro que se considere o sea considerado de menor poder, por ejemplo las

mujeres, ejerciendo así actos de violencia.

20

atravesadas por categorías como clase, raza, sexo, género, religión, música y

definitivamente cultura, que así mismo da lugar a múltiples transformaciones subjetivas.

Sin embargo, el foco de interés para la presente investigación son las transformaciones

subjetivas en las expresiones de la identidad de género masculina.

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

Las representaciones de masculinidad son, como ya se expuso, a su vez representaciones

sociales, que están situadas en contextos particulares y se construyen relacional e

intersubjetivamente, por tanto, a la hora de indagar acerca de ellas es pertinente identificar

dos aspectos inicialmente, el primero de ellos es saber qué comportamientos, acciones u

elementos caracterizan las representaciones de la masculinidad en estudiantes de las cinco

instituciones educativas rurales, ubicadas en los municipios Suaza, Guadalupe, Garzón,

Tarqui y La Plata del departamento del Huila que son de interés para la presente

investigación; y en segundo lugar, identificar cómo el comportamiento de las estudiantes

mujeres influye en las representaciones de masculinidad de los estudiantes hombres del

mismo contexto escolar, lo que nos lleva a plantear la siguiente pregunta para direccionar

dicha investigación:

¿Cuáles son las representaciones de la masculinidad presentes en estudiantes de cinco

instituciones educativas rurales, ubicadas en los municipios Suaza, Guadalupe, Garzón,

Tarqui y La Plata del departamento del Huila?

21

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Identificar cuáles son las representaciones de masculinidad de estudiantes de cinco

instituciones educativas rurales ubicadas en los municipios Suaza, Guadalupe, Garzón,

Tarqui y La Plata del departamento del Huila.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Caracterizar las representaciones de masculinidad de estudiantes cinco instituciones

educativas rurales, ubicadas en los municipios Suaza, Guadalupe, Garzón, Tarqui y La

Plata del departamento del Huila.

Describir el impacto del comportamiento de las mujeres en las construcciones de

representaciones de masculinidad de los estudiantes hombres del mismo contexto escolar.

Identificar los elementos metodológicos más significativos tanto en la ruta de obtención de

información, como en la de construcción de conocimiento, con el ánimo de que puedan ser

usados tanto en otros contextos escolares, como en otras investigaciones.

22

ANTECEDENTES

Como se mencionó anteriormente, los estudios sobre las masculinidades iniciaron entre las

décadas de 1970 y 1980, desde allí las investigaciones en ese campo han sido numerosas,

sobre todo aquellas de corte antropológico y sociológico, que indagan la construcción de la

masculinidad en el marco del modelo patriarcal y proponen a su vez un distanciamiento;

igualmente se encuentran las indagaciones de corte constructivista, que posicionan la

construcción de la identidad masculina desde paradigmas alternativos al patriarcado, en un

sentido de resistencia al mismo. Sin embargo, las investigaciones acerca de las

construcciones y representaciones de la masculinidad en el campo educativo han sido

menos exploradas, si bien ha habido, no son tan numerosas y su difusión ha sido menor.

Por esta razón la presente investigación es una posibilidad de acercamiento al tema, no sin

antes hacer mención de algunos trabajos que, en el período comprendido entre 2003 y 2016,

han venido abriendo el camino de las indagaciones acerca de las construcciones

masculinas, tanto en Colombia, como en otros lugares del mundo, confirmando una vez

más la pertinencia del tema en el amplio espectro de las ciencias sociales. De modo que a

continuación se abordarán algunos trabajos relacionados y las experiencias del Colectivo

Hombres y Masculinidades que anteceden esta investigación.

Uno de los hallazgos sobresalientes en esta búsqueda de trabajos relacionados, es que en su

mayoría (Chaves Salas, 2006) (Bonilla Baquero, 2009) (Domínguez, 2004) (Molina, 2012)

(Piedrahita & Acuña, 2008) (Escobar, Mendoza, Cuestas, & Gari, 2003) abordan de

manera general la idea de las construcciones de género en la escuela, en relación a la

23

enseñanza, a la sexualidad y a las relaciones de poder entre hombres y mujeres, centrando

la reflexión de los roles de género desde la crítica al modelo patriarcal, focalizando

principalmente la reivindicación de las mujeres en el contexto escolar. También se encontró

que, aunque en menor proporción, las investigaciones realizadas en Colombia, en el campo

de las construcciones de género, se situaron principalmente en las construcciones de la

feminidad y la categoría de género pasaron de ser generales a comparativas entre

feminidades y masculinidades (Ordónez Andrade, 2011), de modo similar, empezaron a

integrar categorías como la diversidad y la equidad para sus respectivo análisis

(Domínguez, 2004). Finalmente, los trabajos que abordan directamente la categoría de las

construcciones masculinas se presentan en menor medida, haciendo análisis de esta en el

contexto tanto en el escolar (Díez Gutiérrez, 2015), como en otros contextos (Valencia

Giraldo, 2013) (Garay Méndez, 2014) (Gutiérrez, 2016).

Situándonos en el contexto de la educación escolar pública colombiana se encuentran los

aportes de Marlén Cuestas y Gary Gari (2003) quienes, por medio de su investigación

“Representaciones de lo femenino y lo masculino en jóvenes escolares de dos colegios

distritales del sur de Bogotá”, caracterizan y analizan las construcciones de género

presentes en el contexto escolar, situando las representaciones de las masculinidades y las

feminidades de adolescentes escolares, por medio del autoreconocimiento y el

reconocimiento de otros frente a los diferentes modos de ser hombres y ser mujeres. De

manera que presentan los hallazgos sobre las construcciones de género de las mujeres y de

los hombres, el impacto de dichas construcciones en las relaciones afectivas, el papel de la

escuela en dichas construcciones y algunas propuestas frente al modelo educativo, con

24

miras al diseño de modelos orientados a la no discriminación y a educación en perspectiva

de género.

Por otra parte Bonilla (2009) presenta un análisis sobre las justificaciones morales sobre la

sexualidad, por parte de dos grupos de niñas y niños escolarizados, entre diez y doce años

de edad, estudiantes de una institución educativa pública y una privada de la ciudad de

Neiva, en el departamento del Huila; la investigación fue realizada empleando

primordialmente el estudio de casos, dado el tamaño de la muestra. Entre los hallazgos y

análisis sobresalientes se encuentra que las justificaciones morales que los niños y las niñas

presentan acerca de la sexualidad están atravesadas por las construcciones de género, si

bien en ambas instituciones educativas predominan los juicios morales asociados a las ideas

dicotómicas sustentadas en el sistema patriarcal, a saber hegemónico, también se

encuentran diferencias en cuanto a la clase social de cada grupo, mostrando que hay una

marcada influencia de clase en las apropiaciones de los modelos de masculinidad y de

feminidad desde los cuales se emiten los juicios de valor acerca de la sexualidad.

Al igual que en el caso anterior, la investigación que se comenta a continuación tuvo lugar

en el departamento del Huila, aunque su objeto de estudio no es particularmente la

indagación por las representaciones de la masculinidad, si abarca las representaciones

sociales que sobre la escuela tienen un grupo de niñas, las cuales están, como es de

suponer, asociadas a las construcciones de género de las participantes de la investigación.

En ella, Ordónez (2011) emplea una metodología participativa y se usa estrategias como las

entrevistas estructuradas, los estudios de caso y la observación tanto participante como no

participante. Entre los resultados se destaca que entre las representaciones sociales sobre la

25

escuela que presentan las estudiantes, encuentran que el rol de dicha institución es

normalizados y normalizante, tanto en los tipos de contenidos que proyecta, como en las

construcciones de género, limitando a las estudiantes y negándoles las posibilidades de

exploración en cuanto a las formas de ser mujer.

En la misma línea de Cuestas y Gari (2003), Molina (2012) hace una indagación de las

construcciones de género en una escuela pública de Córdoba, Argentina, enfatizando en las

construcciones de la feminidad y las relaciones entre dos diferentes grupos de mujeres de

un mismo grado y aula, sus observaciones le llevan a plantear un análisis interseccional de

las implicaciones del modelo sexo-género hegemónico. Si bien esta investigación no se

centra en las construcciones de las masculinidades, si presentan un enfoque muy interesante

en cuanto a que las construcciones de género son relacionales, pero además de ello

introduce las categorías de clase, raza, edad y procedencia geográfica al análisis de las

relaciones de género, es decir, un análisis multivariado e interseccional.

Arcaíno (2013) se sitúa en una escuela pública de Córdoba, en Argentina, donde hace una

caracterización muy interesante acerca de las construcciones de género en la escuela,

tomando como componente analítico la ubicación de las y los estudiantes en el aula de

clase y como desde allí se construyen los patrones de relación y las diferentes formas de

dominación entre estudiantes, asimismo hace especial énfasis en las formas de resistencia a

dichos modelos, los puntos de fuga y las disidencias subjetivas a los estereotipos de género

hegemónicos promovidos en la escuela. La autora hace un capítulo para abordar

específicamente el tema de masculinidad, denominado “dislocaciones y masculinidades

hegemónicas”, en el que plantea las diferentes resistencias de los hombres adolescentes a

26

las formas tradicionales de la masculinidad, sin embargo sostiene que dichas resistencias

son muy discretas y solo es posible percibirlas a la luz de la observación analítica de la

educación desde la perspectiva de género y de los cuestionamientos sobre el sistema

hegemónico cotidiano de género que se desarrolla en la escuela.

Dada su cercanía con el tema y la pertinencia en lo expuesto por Díez Gutiérrez (2015) se

retoma su trabajo como un antecedente importante en la identificación de las

representaciones de la masculinidad en la escuela. Díez hace una reflexión importante

frente a cómo los entornos escolares posibilitan las construcciones identitarias de la

masculinidad, pero principalmente, cómo la escuela promueve los modelos de masculinidad

hegemónicos. Si bien, la mayor parte de su análisis abarca el imaginario de cómo operan

las construcciones de masculinidades en las escuelas, sus alcances son mucho más teóricos

que prácticos, no obstante, es posible encontrar allí una visión generalizada de la educación

y del papel de la escuela en los procesos de subjetivación, que también aplica para el

contexto colombiano. Luego de abordar el estado actual de las construcciones de género en

la escuela, retoma planteamientos teóricos que se pueden asumir como propuestas

educativas basadas en la equidad de género, el reconocimiento de las mujeres en los

diferentes ámbitos de la vida y la ética del cuidado, que al ser desarrollados en el contexto

escolar, harán una importante contribución a la construcción de otras masculinidades, cuyo

centro no sea la hegemonía masculina a través de la fuerza y el sometimiento de otros seres.

En este campo de investigación sobre las investigaciones, también se encuentra el trabajo

de Manuel Roberto Escobar, que con el grupo de investigación Conocimiento e Identidades

Culturales, del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos (Iesco) de la Universidad

27

Central, realizaron la investigación denominada “‘Machos en Bogotá’: masculinidades

afirmativas para una cultura de paz”5, cuyo producto fue una pieza comunicativa artística

en la que, por medio de intervención de imágenes con sonidos, se plantean diferentes

representaciones de las masculinidades en los contextos de conflicto, como también las

alternativas de construcción masculina, de cara al contexto de posconflicto en Colombia. Si

bien, esta investigación no corresponde a las representaciones de la masculinidad en el

contexto escolar, permite mostrar cómo, en este país, las investigaciones sobre las

masculinidades permanecen vigentes y en constante desarrollo, tanto como categorías de

análisis, como objetos de investigación.

Finalmente, se presentan las experiencias más cercanas a la presente investigación,

desarrolladas por el Colectivo Hombres y Masculinidades6, la primera de ellas, realizada

entre el 2005 y el 2008, titulada Promotoria Juvenil de la Campaña del Lazo Blanco de No

Violencia contra las Mujeres (2009), en la cual participaron entidades de cooperación

internacional, como el Sistema de Naciones Unidas: ACNUR, PNUD, UNIFEM,

ONUSIDA, OACNUDH, UNV, la Organización Internacional para las Migraciones- OIM;

entidades gubernamentales colombianas como Oficina de Política Pública de Mujer y

Géneros, Alcaldía de Bogotá, la Defensoría del Pueblo el Instituto Cultura y Turismo (Rock

al Parque y Festival de Verano)-Alcaldía de Bogotá; otras entidades de carácter privado del

país, como Revista Shock, División Mayor del Futbol Colombiano (DIMAYOR), Escuela

5 Revisar Anexo 12. Otras fotos y videos se encuentra el video producto de dicha investigación. 6 El Colectivo Hombres y Masculinidades es una organización no gubernamental con orígenes en 1994 a

partir de actividades de un grupo de hombres y mujeres en procesos formativos y de trabajo en instituciones

educativas en Bogotá, desde entonces hasta la fecha siguen trabajando por la equidad entre los géneros y

ahora, en la construcción de masculinidades libertarias desde la perspectiva relacional de género y las rutas

sur, como la epistemología, la teología de la liberación, la educación popular, el teatro del oprimido y la

biodanza, entre otras.

28

de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia, Mesa Mujer y Conflicto

Armado, Profamilia, Producciones Efex, Corporación Opción Legal, Universidad de Los

Andes, Grupo musical Supervelcro, Grupo musical Nawal, Fonseca (cantante), Lucas

Jaramillo (futbolista), SSA Publicidad, Asociación Afecto y Cinema 5.

El énfasis del proyecto fue el abordaje de las construcciones de género en contextos de

conflicto armado, desde diferentes ámbitos, como las pautas de crianza, las

representaciones sociales, las violencias basadas en género y la movilización social,

introduciendo el tema de las masculinidades en el espectro del trabajo comunitario, en la

escuela y como perspectiva política. Dicho proyecto tuvo una fase de formación a los

participantes, con duración de siete meses, posteriormente se realizó una fase de réplica, en

la que las personas formadas diseñaban y aplicaban los temas aprendidos durante la fase de

formación, igualmente se desarrolló una fase de multiplicación del modelo de promotoría

juvenil en diferentes partes del país, entre las cuales se encuentran, Soacha, Villavicencio,

Mocoa, Barrancabermeja, Puerto Asís, entre otros. Entre los resultados más destacados de

este proceso encontramos la validación de las metodologías vivenciales que interpelan el

cuerpo como escenario de construcción, la creación de colectivos de jóvenes en pro de la no

violencia contra las mujeres, que con el tiempo y el trabajo fueron generando sus propios

cuestionamientos al modelo patriarcal y particularmente a las construcciones de género

masculinas; de modo similar están las acciones de activismo, que junto con la creación de

los colectivos antes mencionados, contribuyeron al posicionamiento político de las

masculinidades en el país.

29

El siguiente proyecto de gran escala tuvo lugar entre octubre de 2011 y marzo del 2012,

desarrollado en el departamento de Nariño (Pacífico sur (San Luis Robles / Concejo

Comunitario El Rescate – Las Varas, vereda de Tumaco); Pacífico norte - Sanquianga (El

Charco; Olaya Herrera (veredas La Herradura, y LasMarías), Mosquera, La Tola (vereda

Amarales), y Santa Bárbara-Iscuandé); y de la cordillera (Leiva(veredas El Palmar y las

Delicias), Cumbitara (vereda Pizanda), y El Rosario (veredas Esmeralda y El Rincón). Se

realizaron además dos talleres en Pasto y otros dos en Bogotá), bajo el nombre de “Escuela

de cuerpo construyendo nuevas ciudadanías, nuevas masculinidades y feminidades”, como

parte del programa Creciendo juntos del PNUD7 - Nariño, con el objetivo de diseñar e

implementar una propuesta de construcción de paz y cambio cultural a partir de la

promoción de nuevas relaciones entre mujeres y hombres, basada en la equidad de género

y la no violencia contra las mujeres (Ruíz J. O., 2012, pág. 9); en el participaron jóvenes

entre 15 y 26 años y sus entornos familiares, institucionales y comunitarios, escolarizados y

no escolarizados, en su mayoría provenientes de zonas rurales.

Este proyecto tuvo como hilo conductor la metáfora del equipaje de género8, por medio de

la cual se analizaron las construcciones de género y las relaciones interpersonales que se

producen a partir de los diferentes equipajes. Entre los hallazgos se destacan los siguientes,

que a su vez fueron organizados en categorías, la primera de ellas las voces de los cuerpos

que hace una reflexión a los silencios a los que están obligados los cuerpos, principalmente

para los hombres que encarnan masculinidades hegemónicas; de otro lado está hablan los

imaginarios de género, que se refiere a las ideas preconcebidas de lo que significa ser

7 Programa de Las Naciones unidas para el Desarrollo 8 Metáfora que se usó como una de las acciones de los talleres realizados a lo largo de la presente

investigación. Dicha acción se describe en el apartado de metodología.

30

hombre y ser mujer, para este caso fue indispensable realizar un análisis interseccional en

tanto los hallazgos obtenidos correspondían a la vida de sujetos que son tanto

hombres/mujeres, como personas afro, campesinas y de clase baja, así mismo abrió el

panorama para hablar más ampliamente de las orientaciones sexuales diversas que también

se construyen en este contexto y que igualmente, están atravesadas por construcciones de

género hegemónicas; por otra parte está miradas a la generación juvenil dado que la

población que abarca es principalmente joven, de aquí se destacan los imaginarios de

construcciones masculinas y femeninas basadas en relaciones de poder desiguales, pero así

mismo las múltiples ideas de cambio que se generaron al hacer parte del proceso. También

se desagregó la categoría de géneros y juegos de poder en la que se reconoció el papel del

sistema patriarcal en la conformación de las relaciones interpersonales entre hombres y

entre hombres y mujeres. Finalmente una referente a la sexualidad leyendo las

sexualidades, donde cobra importancia la categoría de lo erótico y la sensualidad a modo de

reivindicación de los hombres y las mujeres con su cuerpo, como parte de las apuestas de

cambio en los modelos de feminidad y masculinidad.

En ese mismo horizonte está el proyecto denominado Masculinidades Caribe, como parte

del macroproyecto Fortalecimiento de las capacidades de hombres y mujeres para

relacionarse desde la equidad de género y generacional, en las organizaciones coparte de

SWISSAID en la región del Caribe Colombiano, cofinanciado y acompañado por

SWISSAID9 - Colombia, que contó con la participación de seis organizaciones campesinas,

tres de ellas mestizas y las otras tres de indígenas Zenú, cuyos integrantes son mujeres y

hombres entre los 14 y 75 años, habitantes de los municipios de Colosó, San Antonio de

9 Fundación Suiza de Cooperación al Desarrollo

31

Palmito y Los Palmitos en el departamento de Sucre y en San Andrés de Sotavento, Tuchín,

Momil y Purísima del departamento de Córdoba, entre el 2011 y el 2017. Esta es quizá una

de las experiencias más significativas de la organización, no solo por la duración del

proyecto, sino por la población y el tipo de saberes construidos de la mano de la comunidad

durante siete años de camino, también por los lazos enormes que se crearon, las amistades y

la complicidad que se generó con cada una de las familias participantes. Así mismo, puede

decirse que en el campo de las construcciones de masculinidad y particularmente en el

trabajo con hombres campesinos e indígenas, fue tal vez la primera experiencia

documentada en América Latina (Ruíz J. O., 2017). Pero además de eso, y a juicio de la

investigadora, es el proceso más significativo de los generados hasta ahora por la

organización, porque permitió evidenciar las transformaciones en los imaginarios de

género, las representaciones de masculinidad y feminidad de quienes participaron, pero

sobretodo, la influencia en la vida de cada una de las personas que pasaron por dicho

proceso, lo real y lo tangible en cada una de ellas, aspecto que elevó la esperanza hasta el

infinito y ayudó a recordar el poder, la pertinencia y la importancia de trabajar y de vivir en

perspectiva de género, desde una mirada sur, como la que evoca nuestro continente y

nuestro trasegar.

32

MARCO DE REFERENCIA

Teniendo en cuenta que el objeto de estudio de esta investigación se refiere a las

representaciones de la masculinidad en estudiantes de cinco instituciones educativas rurales

del departamento del Huila, resulta pertinente hacer una aproximación conceptual a las

teorías que, desde diferentes campos como la antropología, la psicología o la sociología,

han dado lugar a las incertidumbres que permitieron hoy contemplarle como un problema

de investigación coherente con la época y los intereses de desarrollo académico de las

ciencias sociales. En tal sentido, se expone el concepto de género, para entrar en lo que

respecta a las masculinidades, posteriormente a las representaciones sociales y cómo desde

allí podemos hablar de las representaciones de la masculinidad, finalmente el concepto de

subjetividad y su relación con la categoría de representaciones de la masculinidad como

campo de estudio.

De la identidad a la Subjetividad

Uno de los debates más sobresalientes de las ciencias sociales durante el último medio siglo

ha sido justamente el papel del individuo en la construcción del conocimiento, este asunto

ha puesto en escena al sujeto y la subjetividad abordados desde diferentes corrientes de

pensamiento, pero sobre todo desde aquellas que conciben al sujeto como un eje fundante y

determinante de lo social, a partir del cual se construye la historia tanto en tiempo como en

espacio, así mismo rompen con los paradigmas epistemológicos de lo finalizado, concreto e

irrefutable propuesto por corrientes como el estructuralismo, el funcionalismo e incluso los

marxismos de corte determinista que dan prioridad a los factores objetivos de los procesos

33

sociales, en detrimento de la dimensión subjetiva y de los actores sociales (Torres & Torres,

2000); sin embargo no es dicho debate el que nos ocupa ahora, sino más bien la posibilidad

de hablar del sujeto y de la subjetividad y su participación en la construcción de algunos

temas que inspiran la creación de grupos, colectivos y organizaciones y que les motivan

para emprender luchas de reivindicación y planteamientos de nuevos saberes, de nuevas

formas de ser, de estar y de hacer parte de lo social. Para ello se hará un abordaje del

concepto de identidad y subjetividad, que en este camino investigativo se constituyen como

la columna vertebral de los planteamientos expuestos en el presente documento.

Si bien el concepto de identidad no fue ampliamente desarrollado antes de 1968, sus

elementos constitutivos ya aparecían como aproximación teórica en las investigaciones

previas a dicho año, dando paso a uno de los objetos de estudio de las ciencias sociales del

siglo XX, para intentar resolver y teorizar acerca de las características comunes de los

individuos, que posteriormente les hacía actuar en colectividad. La importancia de dichos

estudios se da en el marco de la crisis del Estado-Nación. Así es como el concepto de

identidad empieza a dar luces en el análisis de las manifestaciones culturales y según

Lapierre, citado en Giménez (1984), se asume como un pretexto para cuestionar las

relaciones de dominación o reivindicar la autonomía.

A partir de las observaciones de comportamiento de diversas colectividades reunidas en

torno a sus características particulares, se empieza a entender el concepto de identidad

como una condición distinguible, haciendo referencia a que la identidad es el lado subjetivo

de la cultura cuando se analiza desde el punto de vista de la distinción, es decir,

inicialmente se asume como aquellos rasgos particulares que permiten reconocer a un

34

sujeto frente a los demás, como menciona Habermas, identidad es un predicado que tiene

una función específica, esto es “que una cosa u objeto particular pueda distinguirse como

tal de las demás de su misma especie” (Habermas, 1987, pág. 145). Sin embargo, en el caso

de las personas, la distinguibilidad se enmarca en que si bien existen rasgos que permiten

agrupar a las personas, sus formas de actuar y pensar siempre serán distintas, por lo que la

identidad en este caso es subjetiva.

Puesta en el contexto colectivo, la identidad subjetiva, es decir, aquella que caracteriza a

cada sujeto dentro de su comunidad, debe a su vez ser una identidad intersubjetiva, ya que

tales características que alcanzan la distinción, requieren alcanzar la legitimidad dentro de

tal comunidad, por lo que se afirma que toda identidad requiere ser reconocida por su

comunidad para que exista social y públicamente.

A diferencia de lo que se considera cotidianamente, la identidad no es una propiedad

intrínseca del sujeto, es decir, no es natural ni surge de manera espontánea, más bien

obedece a la agrupación de características que pueden o no ser naturales, con las que se

construye una forma de reconocerse y de representarse a sí mismo y ante una colectividad

que debe también asumir y reconocer las particularidades entre las características comunes

de dicho sujeto; esto es, la identidad es de carácter intersubjetivo y relacional, es la auto-

percepción de un sujeto en relación a otro y se reconoce en contextos de interacción,

relación y comunicación social.

Para llegar al concepto de identidad desde la distinguibilidad cualitativa, que va más allá de

los binarismos y la taxonomía, destacando tres elementos que podrán constituir categorías

35

de análisis, uno referido a la pertenencia a un colectivo o grupo particular en la que se hace

énfasis en la pluralidad por ejemplo, alrededor de hábitos; otro la presencia de atributos

relacionales o idiosincráticos, con esta se refiere a la permanencia o no en grupos con

tendencias de pensamiento similares que pueden o no hacer parte de la misma colectividad,

pero que aun así encuentran convergencias.

Finalmente, las historias de vida y la trayectoria de determinado sujeto que se enmarcan en

las vivencias que hacen únicos a los sujetos, esta categoría está cargada de subjetividad y de

individualidad ya que se sabe que aun estando en presencia de hechos similares, las

historias de vida nunca serán iguales para dos o más personas, pensando tan solo en la

forma de enfrentar dichas situaciones, de percibir la realidad o de asumir el dolor, entre

otras cosas. Estos tres elementos son retomados por Torres (2006a) en su texto Memoria,

identidad y sujeto: ¿ficciones o realidades emergentes? Para abordar desde allí el concepto

de Memoria social, no sin antes mencionar que si bien, conceptos como memoria, identidad

y sujeto han sido ampliamente debatidos a lo largo de la historia y hacen parte de

importantes debates de las ciencias sociales pese a su descalificación desde varias

corrientes ideológicas, no obstante el interés de abordarlos surge del reconocimiento de

dichos conceptos como construcciones históricas, culturales e intersubjetivas que son

dinámicas y se modifican de acuerdo a la época, que además son un referente que permite

interpretar los procesos sociales contemporáneos.

Ahora bien, abordar el concepto de identidad como categoría de análisis e interpretación de

los sujetos implica hacer de manera simultánea la interpretación de la cultura que habita

dicho sujeto, dado que la identidad depende tanto del sujeto como de la colectividad de la

36

que hace parte, por eso es una construcción intersubjetiva que se nutre de representaciones,

aunque estas no son lo único que la construye, también lo hacen las prácticas, conformando

una relación dialéctica que implica la articulación y realimentación entre prácticas,

representaciones e identidad de manera recíproca, por esto se puede afirmar que la

identidad es subjetiva a la vez que colectiva dado que obedece al conjunto de imaginarios,

creencias, formas de vivir y de ser.

A pesar de que la identidad sea una construcción tanto subjetiva como colectiva, esto no

implica una única identidad en un sujeto, más bien es la posibilidad de que en un mismo

sujeto coexistan muchas identidades, que pueden o no estar presente de forma paralela o

simplemente aparecer, permanecer o ausentarse dependiendo del ciclo vital, el entorno

social e indiscutiblemente la influencia de la colectividad temporal.

En ese sentido, toda reflexión sobre subjetividad conduce necesariamente a una reflexión

sobre el sujeto que además está modelado por el lenguaje que tiene un rol configurativo en

dos dimensiones, una en la construcción del “yo como marca gramatical” siendo una de las

expresiones literarias el género autobiográfico con gran expansión en las últimas décadas y

otra más colectiva, abierta y construida por el otro, por lo que hablar de subjetividad en este

contexto es hablar de intersubjetividad (Arfuch, 2010)

Ahora bien, a las categorías de identidad y subjetividad se incorpora la de género, puesto

que tienen diferentes puntos de encuentro, como el trabajo social y comunitario, que para el

caso de la presente investigación, ponen en escena características propias de lo humano

mostrando desde afirmaciones como “lo que no se nombra no existe”, que a su vez indican

37

una marca sensorial propia del individuo, pero espacial y temporal también en tanto haber

vivido representa al mismo tiempo haber visto o haber estado en determinado espacio,

mostrando como la subjetivación es un proceso de construcción de sentido (Torres A. ,

2006b).

Sujetos que producen género

Ahora bien, para teorizar un poco, el concepto de género es relativamente joven en las

ciencias sociales, proviene de los estudios psicológicos de la identidad personal y se

empieza a desarrollar por la búsqueda de diferencias entre lo biológico y lo cultural, como

lo expresa Donna Haraway (1995, pág. 225) “el sexo fue relacionado con la biología

(hormonas, genes, sistema nervioso, morfología) y el género con la cultura (psicología,

sociología)”. Sin embargo, esta no es la única aproximación a este concepto, por ejemplo,

la teórica feminista Jane Flax (1995) sugiere una forma de plantear el género en tres

dimensiones; primero la expone como una “forma de poder” que configura relaciones

autónomas e independientes de categorías como la raza o la clase, sin desconocer el papel

de éstas. En segundo lugar, como “una categoría de pensamiento”, en la cual el género

limita o parcializa el pensamiento de acuerdo a imaginarios socialmente asignados a los

seres en función de su sexo. En tercer lugar “el género es un elemento constitutivo central

en el sentido del Yo de cada persona” (Flax, 1995, pág. 225); a partir de estas tres

dimensiones, Flax (en Gutierrez, 2005) señala que las explicaciones a la identidad y a la

subjetividad deben contener también investigaciones acerca de los efectos del género en la

vida de los seres poseedores del mismo.

38

Feministas de diferentes corrientes han coincidido en señalar el concepto género como una

herramienta que permite el análisis histórico de asuntos como la división sexual del trabajo,

la jerarquía entre machos y hembras a partir de sus diferencias biológicas, la mujer y la

invención de sus derechos y la reivindicación de sus prácticas, su construcción como sujeto

y posteriormente como sujeto político, entre muchos más aspectos, mostrando en todos

ellos la separación entre biología y cultura. Otra definición interesante reconoce el género

como encarnación de una gran cantidad de discursos sobre las feminidades y las

masculinidades, es decir, colocando en el cuerpo las expectativas de lo que es ser hombre o

mujer en determinado contexto social, por medio de prácticas cotidianas, hábitos y

expresiones reiteradas en los espacios de crianza, socialización e interacción social,

configurándose como un “cuerpo informado lingüísticamente” (García, 2007).

Partiendo del concepto de género antes expuesto, se llega a comprender que tanto las

masculinidades, como las feminidades son productos culturales y no estados “naturales”, lo

que lleva a la comprensión de que existen algunas dinámicas de construcción a través de las

cuales los machos humanos van incorporando los modelos de masculinidad de su cultura y

se van haciendo hombres, y las hembras humanas van asumiendo los modelos de feminidad

que les asigna su cultura y así se van haciendo mujeres; entonces, a partir de dichas

construcciones se desarrollan las relaciones entre mujeres y hombres, que en el devenir de

la cultura se transforman en relaciones de poder, que, para el caso del modelo cultural

colombiano son generalmente desiguales, pues están cimentadas en modos de opresión que

además de ser de clase, son de género.

39

Para las mujeres ha sido imperativo reaccionar frente a un sistema opresivo de vida,

mientras que para los hombres generalmente no, ya que para éstos el mismo sistema se ha

traducido en ventajas y beneficios sostenidos por un orden social encarnado en modelos de

masculinidades dominantes y de feminidades subordinadas (Ruíz, 2013) que también se

mueven en la dinámica del capitalismo mundial integrado (Guattari, 1990), poniendo al

patriarcado como el modo de opresión por medio del cual opera. A su vez, dicho sistema

estandariza las formas de expresar el género, asignando características construidas a partir

de la oposición sustentada por ideas como la complementariedad entre el espacio público y

el privado, la fuerza y la debilidad, el liderazgo y la sumisión, que normalizan la forma

dicotómica, binaria, heteronormativa y patriarcal de ver, entender y vivir la vida, quitando

peso al deseo y al empoderamiento como posibilidad de construcción de las subjetividades

políticas de las mujeres y hombres.

Si bien el sistema patriarcal ha configurado las formas de vida de la humanidad y acentuado

las relaciones desiguales entre unas y otros, también ha tenido fracturas por medio de las

cuales se han colado ideas que tanto desde las mujeres, como más recientemente desde los

hombres, se consideran formas de resistir al mismo. En consecuencia, se han creado

diversas corrientes de pensamiento que cuestionan las formas de construirse mujer u

hombre, en este caso se abordarán las relacionadas con los hombres y las masculinidades.

Los estudios sobre los hombres y las masculinidades tienen su origen a finales de la década

de 1970 e inicios de la década de 1980, como resultado de diferentes movimientos de

pensamiento de mediados del siglo XX; no obstante, fueron los movimientos feministas

originados en Europa a finales de siglo XIX y su desarrollo durante el siglo XX en Estados

40

Unidos (Scott, 1999), los que dieron lugar a lo que en la década de 1960 se conoció como

los estudios de las mujeres y que dio paso, como se comentó anteriormente, a los

nombrados estudios de género, que a su vez originaron las reflexiones sobre las

masculinidades (García, 2015). Cabe destacar que ya para los 70´s e incluso antes, existían

libros acerca de la masculinidad, que resultaron de las reflexiones de dicho tema frente a las

producciones académicas feministas, en apoyo a dicho movimiento o en contraposición

radical (Gomáriz, 1997), sin embargo, fue solo hasta la década de 1980 que las reflexiones

sobre la masculinidad giraron en torno al rol social de los hombres y la construcción de la

masculinidad como construcción de género, es decir que a partir de este momento se

empezó a considerar al hombre como sujeto que produce género (García, 2015). Es así

como los estudios de las masculinidades se abren paso en los países del norte a partir de

1980 y en América Latina desde la década de 1990, con autores como Viveros (1997),

Gomáriz (1997), Hernández (2007) y Olavarria (2003), Ruíz (2013) entre otros, cobrando

interés como objeto de estudio de las ciencias sociales, como es el caso de la sociología, la

psicología y la antropología principalmente.

Desde la antropología es recurrente encontrar diversas formas de referirse a los asuntos de

los hombres, por ejemplo, la hombría, la virilidad, los roles masculinos o la masculinidad,

esta última es sobre la cual ha habido mayores consensos. De manera similar, son cuatro las

definiciones más empleadas de dicha categoría dentro de la antropología; la primera se

refiere a

Cualquier cosa que los hombres piensen y hagan. La segunda afirma que la

masculinidad es todo lo que los hombres piensen y hagan para ser hombres.

La tercera plantea que algunos hombres, inherentemente o por adscripción,

41

son considerados “más hombres” que otros hombres. La última forma de

abordar la masculinidad subraya la importancia central y general de las

relaciones masculino-femenino, de tal manera que la masculinidad es

cualquier cosa que no sean las mujeres (Gutmann, 1999, pág. 246).

Este mismo autor plantea dos enfoques representativos en los estudios de las

masculinidades desde la antropología, como es el caso de aquel que se enfoca estrictamente

en los hombres, considerando a la masculinidad como una estructura profunda, que

atraviesa el tiempo, la cultura, y en general la historia.

De otra parte, se encuentra el enfoque que involucra la feminidad y los asuntos de las

mujeres como aspectos indispensables para el estudio de las masculinidades, enfoque

altamente significativo para esta investigación, pues permite comprender la diversidad

intrínseca de la construcción de subjetividades, así como la forma relacional que da origen

a las identidades de género, como menciona García, citando a Gutmann:

A partir de este enfoque se ha logrado establecer que “no existe un

`punto de vista masculino´ único”. Al no existir un punto de vista

único que defina la identidad masculina, por un lado, se disuelve la

idea de que el contenido de la masculinidad lo definen

exclusivamente sujetos asignados socialmente como hombres; por el

otro, se define la masculinidad como una construcción no esencial, en

la que participan socialmente hombres, mujeres y sujetos con otras

42

identidades sexo genéricas, como el caso de hombres trans. (García,

2015, pág. 16)

En coherencia, al hablar de masculinidad, en plural o singular, se está hablando

necesariamente de género, así, desde la sociología, para autoras como Conell (2011), no

puede entenderse ni abordarse la masculinidad de manera aislada, sino como parte de una

estructura mayor que sería el género, entendido como una manera de estructurar la práctica

social, por tanto, su construcción obedece a una temporalidad (momento histórico) y

configuración cultural particular, que determinan qué tipo de personas pueden llamarse

masculinas.

Además de ello propone cuatro enfoques desde los que se puede leer la masculinidad, que

si bien son distintos, tienen puntos de encuentro que en la vida cotidiana se cruzan junto

con otras categorías, permitiendo análisis interseccionales de los sujetos, como lo son las

categorías de raza, clase, sexo y nacionalidad, entre otras (Connell, 1997). En primer lugar,

se encuentra el enfoque esencialista, que define la masculinidad por medio de rasgos que

dictan la forma de ser hombre, a partir de la diferencia estricta entre las características de

las mujeres y de los hombres, asignando una esencia activa a los rasgos masculinos y una

esencia pasiva a los femeninos, sin embargo, la autora encuentra en dicho enfoque una

debilidad debido a la ausencia de argumentos para asignar los rasgos de activo o pasivo a la

esencia, dado que algo así existiera. Por otra parte, se encuentra el enfoque positivista que

define la masculinidad desde la lógica, se sustenta en las diferencias biológicas, pero

principalmente en las diferencias de comportamiento entre grupos de mujeres y grupos de

hombres, sin embargo, advierte sobre este, que una de las falencias es suponer que las

43

identidades de género son iguales entre unos grupos y otros, desconociendo la influencia

del tiempo y la cultura en dichos comportamientos.

También se encuentra el enfoque normativo en el que se expone la masculinidad como una

norma ordenadora de la conducta de los hombres (García, 2015), tanto en las relaciones

entre hombres (intragénericas), como en las relaciones entre hombres y mujeres

(intergenéricas), en contrasentido, la autora considera que la limitación del concepto a la

normatización desconoce las posibles formas de llegar a ella o de cumplirla, es decir, en

tanto el cumplimiento de la norma depende del ritmo, imaginario y acercamiento del sujeto

a la misma, se entenderían múltiples formas de encarnar dicha masculinidad, sin embargo

el enfoque postula la masculinidad como una norma absoluta, dejando sin resolver la

pregunta por la construcción de la identidad. Además de ello, autoras como Viveros (2004)

afirman que los enfoques totalizantes no permiten a los sujetos crear sus propios modelos,

teniendo en cuenta otros aspectos de la masculinidad, que van más allá de los modelos

totalizantes, a lo sumo, construyen su identidad a partir de ideas lejanos a sus realidades

inmediatas, por ejemplo,

El estereotipo del macho excluye estas diferentes dinámicas

subjetivas, haciendo creer al individuo que un hombre se hace a partir

de una serie de absolutos: no llorar nunca, ser el mejor, competir

siempre, ser fuerte, no implicarse afectivamente ni renunciar nunca

(Viveros, 2002, pág. 60).

44

Finalmente se encuentra el enfoque semiótico, que define la masculinidad por omisión de la

feminidad, es decir, ser masculino es todo aquello no-femenino, adicionalmente asigna a lo

masculino un lugar simbólico de autoridad y, como es de esperarse, a lo femenino un lugar

de carencia y ausencia, dicho enfoque también resulta totalizante, en este caso por omisión,

respecto al enfoque normativo, pues mientras el uno idealiza y regula la masculinidad, el

otro la direcciona desde el plano de lo simbólico, sin embargo, ninguno de los dos se ocupa

de lo relacional, es decir, en ambos enfoques se desconoce el carácter relacional, histórico y

dinámico del género, y particularmente, de las masculinidades.

Si bien ha habido sendos desarrollos conceptuales acerca de las masculinidades en todas las

latitudes y desde diversos campos del saber, principalmente en las ciencias sociales, en este

escenario solo se abordan las definiciones asociadas al reconocimiento del patriarcado

(como sistema productor de sujetos con género) mencionadas antes y brevemente se hará

un acercamiento a las llamadas masculinidades alternativas (Ruíz, 2013), ya que para esta

investigación son de interés capital en tanto los hallazgos de la misma respecto a categorías

de análisis como la de “Relaciones Interpersonales”.

Teniendo en cuenta que el concepto de género no es monolítico ni homogéneo, sino que

muta a lo largo de su caminar y en el entendido de que la masculinidad es una categoría

proveniente de dicho concepto, es posible afirmar que son múltiples y diversas las formas

de construir la masculinidad, así como los lugares de enunciación que dan origen a

interrogantes y posturas críticas y de resistencia a las formas hegemónicas de la

masculinidad. En este sentido es posible pensar, hablar y actuar desde otras masculinidades,

relacionadas con las líneas de fuga sustentadas en formas críticas frente al patriarcado,

45

dando lugar a hombres que como forma de vida van tomando distancia al modelo

normativo, estos puntos de fuga o distanciamientos han sido analizados y agrupados

teóricamente por Ruiz (2013), en su texto “Masculinidades posibles, otras formas de ser

hombre”, en el que agrupa las disidencias en cuatro categorías.

En primer lugar, expone los distanciamientos generacionales, que se hacen evidentes en las

representaciones de la masculinidad de los jóvenes respecto a los mayores, siendo la

estética uno de los puntos de divergencia más visibles, así, por medio del uso de accesorios,

combinación de colores, estilos de vestir y de peinarse, el uso de maquillaje o incluso las

expresiones de afecto entre hombres y entre hombres y mujeres, el cuidado personal, la

apariencia física, la aceptación de los derechos de las mujeres y su simpatía con ellos, se

muestran hombres, sin sentir que ponen en riesgo su masculinidad. Si bien estas

características podrían ser superficiales, además de ello no son generalizables a todos los

hombres jóvenes, como tampoco homogéneas o totalizantes, si brindan una arista para el

análisis del impacto de la cultura, la época y la globalización en la construcción del género.

También se encuentran los distanciamientos por reacción, que, según el autor, representan

una ruta de sanación, en la cual los hombres son llamados a resolver asuntos principalmente

emocionales, relacionados con la ausencia del padre, los intentos de suicidio, la dificultad

para paternar, entre otros asuntos dolorosos producto del modelo estandarizado de la

masculinidad hegemónica. Este tipo de distanciamientos suele ocurrir como parte de un

proceso terapéutico entre hombres que se agrupan para encontrar la ayuda que necesitan.

46

Otra línea de fuga son los distanciamientos por socialización crítica que tiene una relación

profunda con las pautas de crianza y los ámbitos de socialización primaria o por su

participación en organizaciones sociales que han desarrollado prácticas de movilización y

organización de ideales de cambio, en los que, por medio de procesos de formación y de

aprenden a convivir e interactuar en espacios de equidad, asumiendo desde la

corresponsabilidad las labores domésticas, resolviendo conflictos por medio del diálogo y

la negociación, respetando los derechos de las mujeres, alejándose de contextos de

violencia y asumiendo una forma crítica de enfrentar la vida.

Finalmente, el autor enuncia los distanciamientos por decisión política, en los que los

hombres, de manera clara, consiente y deliberada, asumen una postura crítica frente al

modelo de masculinidad hegemónica y emprenden un camino de deconstrucción y

transformación, con un ideal de cambio permanente desde la reflexión y la autoevaluación,

comprometidos con los ideales de justicia, equidad de género, no violencia contra las

mujeres ni entre los hombres, llevando dichas prácticas a todos los ámbitos de su vida,

incluyendo sus transformaciones personales, familiares y sus relaciones sociales.

A partir de dichos distanciamientos y del entendimiento de que la masculinidad se

construye, no es homogénea ni unidireccional, sino, como lo afirma Guillermo Núñez, “es

parte de las luchas al nivel de la representación y de la organización de las distinciones de

género” (Núñez, 2004), nacen las llamadas nuevas masculinidades10, o también conocidas

10 Según Ruiz, Nuevas masculinidades. Es un concepto que tiene una doble lectura. De un lado se puede

entender como lo que nombra las distintas prácticas contemporáneas, juveniles por ejemplo; esas prácticas

masculinas emergentes que no necesariamente por darse en la actualidad, son mejores. Y de otro lado es un

concepto que nombra las expectativas de lo diferente, de lo nuevo a lograr mediante un cambio en las

47

como masculinidades liberadoras11, como resistencia al sistema sexo-género patriarcal,

alternativa en tanto su referente de creación no son las relaciones de poder desiguales, sino

principalmente la “humanización” (García, 2015) de los hombres, esta propuesta ha tenido

acogida principalmente en los países de América Latina, no solo por la tradición libertaria

del continente, sino por sus efectos en la vida de hombres y mujeres y en la creación de

referentes distintos al poder para las relaciones interpersonales.

En este sentido, según García (2015, pág. 101), “en perspectiva crítica, las nuevas

masculinidades responden a la pregunta por el poder en la construcción de la identidad de

género de los hombres”, y se desarrolla principalmente en dos vías, una en cuanto a lo

relacional de género y la otra en cuanto a lo estructural de la sociedad. La primera se refiere

a cómo se construyen las relaciones interpersonales entre hombres, entre mujeres y

hombres; la segunda se refiere a cómo desde esa masculinidad construida se configuran las

estructuras en el orden social, atravesadas por factores determinantes como la cultura, la

época, los modelos económicos, la política y la historia.

Las representaciones de la masculinidad como representaciones sociales

construcciones de género. Pudiera decirse que a éste significado es al que se remiten las personas que lo

impulsan.

11 Ruiz describe el concepto como el que ha tenido más bajo perfil, pero social y políticamente hablando es

más potente para indicar que la dirección hacia donde apuntan los ejercicios de transformación de las

construcciones de género (y las demás), es hacia un cambio en las relaciones y lógicas de poder. Es un

concepto que se nutre de las corrientes de Educación Popular (Educación liberadora), y de las experiencias

sociales y políticas de los años 60 y 70 (Teología de la Liberación, liberación femenina, movimientos de

liberación homosexual, movimientos de liberación social).

48

Para comprender las representaciones de la masculinidad como representaciones sociales es

preciso abordar independientemente este último concepto, con el ánimo de identificar

cuáles son las características que desde las ciencias sociales atribuimos a las

representaciones, para ubicarla como categoría de análisis. Para tal fin abordamos los

aportes de Moscovici (1961) en el desarrollo de su teoría psicológica sobre las

representaciones sociales, de Abric (2001) en el análisis psicosociológico de dicho

concepto y de Berger y Luckman (1991) en la influencia sociológica, principalmente.

Es importante partir del concepto de realidad social como antesala a las representaciones

sociales, para ello se acudirá a los aportes de Berger y Luckmann, quienes en su texto “La

construcción social de la realidad” exponen de manera elocuente sus planteamientos

basados en ideas donde la realidad se construye en lo cotidiano, a partir de las relaciones

intersubjetivas y en determinado contexto histórico, económico, geográfico y cultural;

desde allí caracterizan dichas relaciones en tres aspectos principales, que según

Elejabarrieta (1991), se constituyen como uno de los principales aportes de los autores a la

teoría de las relaciones sociales de Moscovici (1961), a saber,

El carácter generativo y constructivo que tiene el conocimiento en la vida

cotidiana. Es decir, que el conocimiento es producido de forma inmanente en

relación con los objetos sociales que conoce.

Que la naturaleza de esa generación y construcción es social, esto es, que pasa

por la comunicación y la interacción entre individuos, grupos e instituciones.

49

La doble lectura del lenguaje y la comunicación, por un lado, como mecanismos

en los que se transmite y crea la realidad, y por otro, como marco en que la

realidad adquiere sentido.

En este sentido, la realidad también es social, ya que su significado depende de las

decisiones de los sujetos que la reconocen como tal y se puede expresar así, como realidad

social, en tanto también se valida por medio de la comunicación en las relaciones

intersubjetivas. Siendo este concepto, por tanto, un pilar en la comprensión de las

representaciones sociales.

Al definir las representaciones sociales se puede empezar por afirmar que son conjuntos

sociocognitivos, organizados de forma específica, y regidos por reglas propias de

funcionamiento, que tienen importancia relevante en la comprensión de las relaciones

sociales, en tanto determinan los comportamientos y las prácticas de los sujetos (Abric,

2001). Por su parte, Moscovici (1961) expresa que esta categoría conceptual es de carácter

social, puesto que siempre es de algo para alguien. Toda representación es una forma de

visión global y unitaria de un objeto, pero también de un sujeto; definiendo este concepto

como una visión funcional del mundo que permite al individuo o al grupo otorgar sentido a

sus conductas, y entender la realidad mediante su sistema de referencias precisando un

lugar propio, en ese sentido, un objeto no existe por sí mismo, es y existe en tanto un

individuo (sujeto) o un grupo establece una relación con éste, así la línea que divide al

objeto del sujeto se difumina en tanto que ambos solo pueden ser en función del otro.

50

En consecuencia, las representaciones sociales no son simples formas de entender el mundo

o la realidad, sino que son construcciones colectivas e intersubjetivas que llenan de sentido

un objeto (idea, situación, acción, acontecimiento, entre otros) y lo apropian, creando una

organización significante que depende de un sistema contextualizado (Moscovici, 1961).

Por ejemplo, el sujeto hombre, desde la mirada, es sujeto en tanto es individuo y hace parte

de una colectividad, pero también es objeto ya que se construye como hombre a partir de

las ideas significantes de su comunidad, que a su vez se conforman influenciadas por el

contexto, la cultura, el tiempo y la historia.

En ese orden de ideas se hace una lectura de las representaciones en dos sentidos, por un

lado, se le interpreta como sistema sociocognitivo y por el otro, como sistema

contextualizado. En el primer sistema, distingue entre componente cognitivo que relaciona

un sujeto activo con uno psicológico y las reglas que lo presiden; y un componente social,

que pone en práctica esos procesos cognitivos, que están determinados por las condiciones

sociales, argumentando desde estos dos componentes el carácter relacional de las

representaciones sociales. En el segundo sistema retoma como componente fundamental de

las representaciones la significación, y a su vez está determinada por efectos contextuales,

que igualmente se dividen en dos, discursivo, que se determina por las condiciones de

producción del discurso, y social, con un efecto doble (por el contexto ideológico y por el

lugar que el individuo o el grupo ocupa en el sistema social), que determina el marco

ideológico en el que se producen las representaciones.

Si bien las representaciones corresponden al universo de lo simbólico, su cargo respecto al

individuo o grupo que constituye un sujeto, se puede caracterizar en cuatro funciones

51

relacionadas entre sí, como lo son las funciones del saber, las identitarias, las de orientación

y las justificadoras (Moscovici, 1961).

Las primeras, las del saber, permiten entender y explicar la realidad, son el núcleo de la

comunicación social dado que permite adquirir conocimientos y llevarlos al plano de la

comprensión, de tal modo que correspondan al contexto, así mismo definen el marco de

referencia en el cual corren los actos comunicativos; en resumen, estas primeras funciones

manifiestan el esfuerzo permanente del hombre por entender y comunicar la esencia de la

cognición social, ubicando los saberes prácticos del sentido común, en los marcos de

referencia pertinentes y comprensibles, que permiten la acción comunicativa concreta.

En segundo lugar, están las funciones indentitarias, que definen la identidad, dando lugar y

ayudando a mantener la particularidad y especificidad de un grupo, estas funciones son las

encargadas de ubicar a los grupos o individuos en el campo social en tanto las identidades

que construye son compatibles con los sistemas de normas y valores que lo rigen, del

mismo modo, son las encargadas del control social por medio de los procesos de

socialización.

Las funciones de orientación conducen los comportamientos y las prácticas de los

individuos o grupos, intervienen directamente en la definición de la finalidad de una

situación, determinando el tipo de relaciones pertinentes para el sujeto (individuo o grupo),

igualmente producen un sistema de anticipaciones y expectativas, que guía una acción

sobre la realidad, del mismo modo precede y determina la evolución de las interacciones

sociales, definiendo lo lícito, tolerable o inaceptable en un contexto social específico.

52

Finalmente, están las funciones justificadoras cuyo papel es justificar (a posteriori) las

posturas y los comportamientos de los sujetos en relación a otros sujetos, luego de la

acción, en el marco de las interacciones sociales. Por tanto, uno de los objetivos de las

representaciones es “perpetuar y justificar la diferenciación social, puede -como los

estereotipos- pretender la discriminación o mantener una distancia social entre los grupos

respectivos” (Abric, 2001, pág. 17).

En definitiva, las representaciones sociales constituyen sistemas cognitivos en los que es

posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que

suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa. Se constituyen, a su vez, como

sistemas de códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y

orientadores de las prácticas, que instituyen los límites y las posibilidades de la forma en

que las mujeres y los hombres actúan en el mundo (Araya, 2002). En consecuencia, las

masculinidades, en tanto construcciones de género relativas a su contexto, son

representaciones sociales que tiene como objeto-sujeto al hombre.

53

METODOLOGÍA

La presente investigación tiene como marco metodológico el enfoque cualitativo, debido al

carácter descriptivo - interpretativo del objeto de investigación y por lo que las preguntas de

investigación están orientadas a la interpretación de la realidad en términos de las

construcciones de las identidades de género en estudiantes de secundaria, enfocadas en las

transformaciones subjetivas que tienen como consecuencia diferentes representaciones de

las masculinidades, que se construyen en el contexto escolar y tiene lugar en cinco

instituciones educativas rurales del departamento del Huila. Como lo señala Hernández

(2010), este tipo de investigación permite desarrollar preguntas e hipótesis antes, durante y

después de la recolección y el análisis de los datos; por tanto, los datos recolectados no han

sido estandarizados ni sometidos a medición numérica. Adicionalmente esta investigación

está inmersa en un proyecto investigativo mayor, por tanto, el carácter sistematizador de la

misma es inminente, entendiendo que tanto los procedimientos, como los datos

recolectados y los análisis realizados harán parte de un informe de investigación más

amplio.

En consecuencia, se determinaron dos líneas metodológicas predominantes en este proceso,

por un lado, la etnográfica y por otro la sistematización investigativa crítica.

54

ETNOGRAFÍA

La etnografía es una corriente metodológica y forma particular de investigar, por medio de

la cual es posible realizar estudios ampliamente descriptivos y analíticos acerca de grupos

culturales o aspectos concretos de una cultura (Serra, 2004); esta corriente se desarrolló

como una rama de la antropología y sus procedimientos interpretativos y metodológicos

fueron ampliamente abordados a lo largo del siglo XX, sin embargo puede ser tan antigua

como la historia misma, pues los relatos acerca de las primeras civilizaciones dan cuenta de

modos de interpretar la realidad de dichas poblaciones desde la descripción, la

interpretación y la argumentación conceptual de quien relata (Martínez, 2004).

Ahora bien, dada la naturaleza del entorno en que se desarrolla la investigación es

indispensable situar la práctica etnográfica en la escuela, a saber, desde finales del siglo XX

se ha desarrollado una apuesta investigativa que combina la etnografía y la educación, y ha

sido ampliamente desarrollada desde entonces y nombrada como etnografía escolar debido

a que la mayor parte de las investigaciones indagan acerca de las diferentes relaciones y

realidades que pueden ser interpretadas dentro del contexto escolar, por tanto, la principal

diferencia entre la etnografía clásica y la etnografía escolar es la población estudiada,

puesto que su interés sigue siendo común, la interpretación de realidades de comunidades o

poblaciones situadas (Serra, 2004).

Desde esta apuesta metodológica se emplearon diversas técnicas para la recolección de

información, como el análisis textual, las grabaciones audiovisuales, las fotografías y las

entrevistas como parte del trabajo de campo, que para este caso es entendido como una

55

situación de investigación que facilita el desarrollo de múltiples técnicas, permitiendo

reunir en su ambiente natural, datos sobre el comportamiento de las personas y los

acontecimientos, y situarlos en el contexto en el que adquieren significación, facilitando su

comprensión y la formulación de hipótesis, así mismo disponer de una información fiable

gracias a la participación, la observación, los comentarios y las preguntas planteadas de

manera recurrente (Serra, 2004).

SISTEMATIZACIÓN

Como se mencionó anteriormente, la sistematización en este trabajo es una línea

metodológica que direcciona el cómo del proceder investigativo; configurándose como una

modalidad de investigación que por su rigor metodológico y sentido emancipador no se

limita a abordar los significados de la información encontrada en la práctica, sino que

también analiza los factores sociales que crean y les dan soporte a dichos significados.

(Barragán & Torres, 2017), generando conocimiento sobre las prácticas significativas de

transformación social y educativa que ocurren en determinado contexto.

En términos epistemológicos, la sistematización interpretativa y crítica se inscribirse en la

tradición histórica – hermenéutica (Barragán & Torres, 2017), dado que corresponde a una

realidad en la que confluyen prácticas que son, a su vez, construcciones sociales

contextualizadas e intersubjetivas. Lo que supone que sistematizar implica tanto reconstruir

dichas prácticas desde los relatos de sus protagonistas, como interpretar los sentidos que la

56

organizan, para generar conocimiento en dos vías, la primera, que potencia la capacidad de

transformación de la práctica y la segunda, que empodere a sus protagonistas.

En este sentido, se puede hablar de las funciones de la sistematización (Barragán & Torres,

2017, págs. 26 - 28), a saber,

1. Comprensión crítica de las transformaciones y saberes generados

por la práctica, implica reconocer por una parte, las transformaciones

y construcciones de realidad que se han generado desde la práctica.

Por otra, los saberes individuales y colectivos provenientes de la

práctica y recrearlos como conocimiento sistemático, partiendo de su

reconocimiento, pasando por el análisis crítico y finalmente llegar a

saberes elaborados y reflexivos de la misma práctica.

2. Fortalecer y transformar la propia práctica, en tanto es un

ejercicio de construcción y deconstrucción permanente de los saberes

construidos a partir de la práctica, así mismo implica reformular los

mecanismos para recoger la información. 3. Comunicar y aportar a

otras prácticas sociales, puesto que la construcción tanto del camino

investigativo, como de la construcción de sentido se hace de manera

colectiva y en contextos de permanente transformación social.

4. Aporte desde lo formativo a la producción de subjetividades

emancipadoras que contribuye a ampliar el horizonte de sentido de la

acción colectiva, los marcos de interpretación de los sujetos, la

57

afirmación de sus identidades personales y sociales y fortalecimiento

de sus vínculos de solidaridad.

5. Aporte a la construcción de vínculos y sentidos comunitarios.

6. Aporte al pensar emancipatorio de las metodologías participativas

dado que los saberes teóricos y metodológicos producidos en las

sistematizaciones se constituyen en aportes a las investigaciones

participativas; debido a su carácter situado y diferencial ofrecen

posibilidades de re elaboración, socialización y apropiación por parte

de las organizaciones e instituciones sociales.

DISEÑO METODOLÓGICO

Se diseñó un taller que recogió los aspectos centrales a investigar y fue el método elegido

para realizar el trabajo de campo; dicho taller fue elaborado12 para ser aplicado en todos los

grados de bachillerato de las diferentes instituciones educativas, durante una jornada

escolar de seis horas, la aplicación estuvo a cargo por un equipo de profesionales dirigidos

por la investigadora, quien a su vez también aplicó talleres y realizó la totalidad de las

observaciones de tipo participante en cada uno de los escenarios; las acciones que

componen el taller y sus intenciones se describen a continuación:

12 La planeación del taller nombrado “Taller para el desarrollo y formación específica en las nuevas

masculinidades y nuevas feminidades dirigidos a hombres y mujeres estudiantes del departamento del Huila”

es parte del Programa para el fortalecimiento en equidad de género y nuevas masculinidades a la comunidad

educativa en el departamento del Huila. Jóvenes huilenses le apuestan a la paz desde las nuevas

masculinidades y feminidades. Desarrollado entre el Colectivo Hombres y Masculinidades y la Sociedad

Colombiana de Estudios para la Educación. No obstante, la totalidad del diseño metodológico es propiedad

intelectual (al servicio del saber popular) del colectivo Hombres y Masculinidades, como resultado de

diversos procesos investigativos, teóricos y sobre todo prácticos a lo largo de su historia.

58

TALLER PARA EL DESARROLLO Y FORMACIÓN ESPECÍFICA EN LAS NUEVAS

MASCULINIDADES Y NUEVAS FEMINIDADES DIRIGIDOS A HOMBRES Y MUJERES

ESTUDIANTES DEL DEPARTAMENTO DEL HUILA

Como se mencionó en el párrafo anterior, el taller fue diseñado para aplicarse en una

jornada escolar de seis horas a estudiantes de todos los grados del bachillerato, encontrando

algunas variaciones metodológicas y de contenido para estudiantes de grado sexto a octavo

y de noveno a once, por tal razón, a continuación se describen las acciones que fueron

desarrolladas con estudiantes del último grupo enunciado, como lo son Equipaje de Género,

Tribunal de Género, Proyección Audiovisual y Actividades Corporales.

59

Ilustración 1. Objetos empleados en el Equipaje de género

El equipaje de género es una técnica que tiene por objetivo identificar las características de

las masculinidades y las feminidades que hacen parte de las construcciones subjetivas del

género, que se desarrollan a lo largo de los ciclos vitales, empezando por la infancia; así

mismo en diferentes ámbitos de socialización, como el hogar, la escuela, el espacio público

y en diferentes contextos como el académico, la guerra, las reuniones con amigos, entre

otros. Adicionalmente permite reflexionar acerca de las contribuciones del patriarcado en

las construcciones del género, que desembocan en masculinidades hegemónicas y

feminidades sumisas, para posteriormente proponer desde la simbología un cambio de

60

dichas construcciones genéricas por unas menos hegemónicas, más libertarias y saludables

tanto para hombres como para mujeres.

Esta técnica aborda conceptos como sexo, género, roles de género, orientaciones sexuales,

estereotipos, discriminación, pautas de crianza, prejuicios y violencias basadas en género,

principalmente. El desarrollo práctico del equipaje de género consiste en la representación

de los mandatos sociales que construyen el género, encarnado en dos personajes, una niña y

un niño, para ello se emplean un muñeco y una muñeca sexuados y juguetes que

tradicionalmente son

asignados a las niñas, como las

ollitas, el maquillaje, flores

artificiales y del mismo modo,

juguetes comúnmente

asignados a los hombres,

como pistolas, soldaditos y

carros. Con la participación de las y los estudiantes se empieza a llenar una maleta para los

hombres y una para las mujeres, depositando en ellas los símbolos (juguetes) que -en el

sentido tradicional hegemónico- corresponde a las mujeres y a los hombres, haciendo un

comentario que da significado al símbolo elegido, por ejemplo, se deposita un juego de

estufa y ollas en la maleta de las mujeres y se dice que las mujeres son de la casa y los

hombres de la calle. Una vez llenas las maletas, se procede a la reflexión acerca del peso

que generan los mandatos culturales y se procede a la posibilidad de liberar los equipajes,

sacando los mandatos (representados en los juguetes) que los participantes ya nos están

dispuestos a cargar, para finalmente cambiar de significado a los símbolos y ubicarlo en la

Ilustración 2. Desarrollo del Equipaje de género.

Institución educativa Gallardo, estudiantes de grado 9

Suaza, Marzo 27 de 2017

61

maleta que consideren, según la resignificación del símbolo, por ejemplo, en el caso

nuevamente del juego de estufa y ollas un hombre lo podrá colocar en el equipaje de los

hombres argumentando que las labores del hogar son tanto para los hombres como para las

mujeres. De este modo, de forma simbólica. Reflexiva y crítica se habrá logrado

deconstruir equipaje patriarcal y construir un equipaje libertario tanto para hombres, como

para mujeres y con ello se habrán identificado características de las masculinidades y las

feminidades.

Ilustración 3. Tribunal de Género

Institución Educativa San Gerardo, estudiantes grado 11.

Garzón, Marzo 31 de 2017

Otra técnica empleada es el tribunal de género, en el que se busca identificar los

imaginarios de los hombres hacia las mujeres y viceversa, que tienen asiento en las

dinámicas sociales cotidianas y determinan las relaciones entre las personas. Se desarrolla

recreando un juico en un tribunal, en el que hay personas acusadas y defensoras, para ello

62

se reubica a las y los participantes, pidiendo que de un lado se acomoden todos los hombres

y de otro lado todas las mujeres, una vez esto ocurre, se nombran dos mujeres

representantes de todas las mujeres del colegio y dos hombres representantes de todos los

hombres del colegio, quienes recibirán los juzgamientos del grupo contrario y tendrán la

oportunidad de defenderse o contra argumentar los cargos que se les imputan.

Una vez elegidas las representaciones, uno de los equipos lanzaba una acusación contra el

otro, por ejemplo, los hombres acusan a las mujeres diciendo “las mujeres son unas

interesadas”, a este juzgamiento las mujeres responden en su defensa si asumen que son

interesadas, o contra argumentación si no se asumen de esa manera; en principio las

mujeres representantes son quienes hacen la defensa, sin embargo pueden recibir apoyo de

sus demás compañeras de equipo, igualmente para el equipo de los hombres.

Esta ejecución tiene dos reglas de oro, la primera es que los juicios que se hacen no son

contra una persona en particular (ejemplo, juan o maría), sino al global de las personas de

un contexto determinado (ejemplo, las mujeres del municipio, los hombres del colegio), de

este modo se protege a quienes representan al equipo, de los comentarios ofensivos o

posibles acosos escolares que puedan surgir, también permite sacar a flote los imaginarios

que sustentan las construcciones de las feminidades y masculinidades. La segunda regla se

refiere al uso de la palabra, dado que puede haber susurros, cotilleo o incluso gritos, pero

mientras se esté haciendo la acusación todas las personas deben escuchar y respetar el uso

de la palabra de quien acusa, así mismo en el momento de la defensa.

63

Esta técnica culmina con la reflexión acerca de la influencia del patriarcado en los

imaginarios que se tienen sobre las personas, los prejuicios que median las relaciones

interpersonales y las justificaciones que normalizan la utilización de la violencia en defensa

de los mandatos socioculturales que regulan los roles de género.

Dado que la intención es escudriñar en los imaginarios colectivos que median las relaciones

entre las personas y que se asocian a las construcciones de género propias de una región,

esta técnica requiere la intervención dinámica y activa de la persona que media, quien tiene

un papel fundamental en cuanto a las reflexiones que surjan del espacio, pero

específicamente en activación de los ánimos y la motivación a las participantes para emitir

juicios de valor respecto al equipo contrario. Esto implica que como técnica de recolección

de información se deba hacer observación participante a lo largo de su desarrollo.

También se empleó la Proyección Audiovisual de un fragmento de la película Relatos

Salvajes, producida en 2014 por el cineasta argentino Damián Szifron; el fragmento usado

fue denominado “La Boda”; este narra la historia de la boda entre Romina y Ariel, su

desarrollo inicia en el vals, cuando Romina descubre que Ariel, ahora su esposo, le fue

infiel con una de las invitadas y a partir de ese momento hay una gran cantidad de

acontecimientos inimaginables, que entretejen las emociones más profundas y primitivas.

Con esta proyección se pretendía identificar la influencia del patriarcado en las formas de

ser mujer u hombre, así como su impacto en las relaciones de pareja.

64

Para este caso también se organizaron dos grupos, uno de mujeres y uno de hombres, de tal

manera que los hombres representan el papel de Ariel, mientras que las mujeres representan

el papel de Romina, quienes deben argumentar, sustentar y defender las acciones de sus

representados, salvo que la acción realizada sea totalmente contraria a la percepción

personal, en ese caso la persona que se ve contrariada puede pasar al otro equipo.

Esta técnica tiene un alto componente de indagación frente a los imaginarios culturales

acerca de la masculinidad y la feminidad, así mismo es pertinente para recoger información

respecto a las características y expresiones tanto de las masculinidades, como de las

feminidades que están presentes en las relaciones de pareja y que dan validez a determinado

tipo de relaciones.

Ilustración 4. Proyección de La Boda

Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen, estudiantes de grado 9

Guadalupe, Marzo 28 de 2017

65

Finalmente se desarrollan las actividades corporales como técnica que permite registrar

información respecto al acercamiento corporal entre hombres, mujeres y mixta, para desde

allí interpretar las expresiones corporales de la masculinidad y la feminidad, así mismo la

aceptación de la sensibilidad y la instalación de los mandatos patriarcales en los cuerpos

dotados de género.

Las actividades corporales se utilizan en diversos momentos del taller, para este caso fueron

de corta duración y su desarrollo cambió dependiendo de las características del grupo.

Existen diferentes tipos de actividades corporales, que, aunque sirvan para recolectar datos

similares, tienen en sí mismas intensiones diferentes, para este caso se emplearán las de

activación y las de desbloqueo13, principalmente.

13 Javier Ruíz describe en su libro Masculinidades posibles, otras formas de ser hombres, que están las

actividades corporales de activación, que buscan establecer confianza y cercanía con las personas del grupo;

se encuentran las de conceptualización que buscan deconstruir y construir conceptos previos y abordan

insumos analíticos y reflexivos acerca de una temática concreta; por otra parte, las de desinstalación y

Ilustración 5. Activación corporal de Desbloqueo

Institución Educativa Técnica Agrícola, estudiantes de 9

La Plata, Septiembre 26 de 2017

66

Ilustración 6. Actividad Corporal de activación

Institución Técnica Agrícola, estudiantes grado 11

la Plata, Septiembre 26 de 2017

INSTRUMENTOS

Para el desarrollo de la investigación en cada una de las estrategias planteadas se utilizaron

diferentes tipos de instrumentos que suelen usarse en la investigación cualitativa, de los

cuales se pueden encontrar registros visual, textual y audiovisual, de forma específica como

se presenta a continuación:

Visuales: Fotografías y videos de los momentos más significativos de los talleres

desbloqueo que por medio de juegos de fuerza, dominación, control y jerarquía permiten mover paradigmas

de género y posturas patriarcales; también existen las de transformación que son más que actividades, son

experiencias que ayudan en la transición de los paradigmas de género patriarcales a los libertarios, en este

caso se emplean principalmente las de relajación, pintura corporal, desnudo y lo ritual, que permiten una

reflexión profunda en cuanto al género puesto en el cuerpo y tienen una repercusión significativa en las

actitudes, comportamientos y expresiones de la masculinidad y la feminidad en las prácticas posteriores;

finamente se describen las actividades para el activismo que pretenden llevar las reflexiones y posturas

políticas al espacio público, con el fin de reivindicar causas, sentar posturas y visibilizar situaciones

concretas, por medio de los performance, por ejemplo.

67

Escritas: Testimonios tomados literalmente de los participantes, consignados en los

informes de taller elaborados por los talleristas. Informes diarios de los talleristas como

pieza descriptiva de cada taller.

68

FASES DE LA INVESTIGACIÓN

El siguiente diagrama ilustra las fases en que fue diseñada y desarrollada la investigación,

así como el tiempo en que se ejecutó cada una de ellas; mostrando los alcances principales

de cada Fase.

Ilustración 7. Diagrama Fases de la investigación

Fase I

2015

•Planteamiento inicial

•Aproximación teórica (Lenguaje y comunicación en perspectiva de género)

• Indagaciones metodológicas (Enfoque Cualitativo vrs Enfoque Cuantitativo)

Fase II

2016

•Conceptualización (Sujeto, subjetividad e identidad, construcciones de género, relaciones de poder, representaciones sociales)

•Definición metodológica (Sistematización como modalidad investigativa. Etnografía escolar)

•Formulación de la propuesta de investigación (Ajustes a la propuesta inicial y definición de categorías de análisis)

Fase III

2017 - 2018

•Trabajo de Campo (Reconocimiento del territorio, focalización de la población, selección de la muestra, implementación del taller)

•Organización de la información (Clasificación de las fuentes y selección de la información)

•Análisis (categorías definidas y emergentes)

•Entrega final (Ajustes al documento)

69

CRONOGRAMA

A continuación se presenta el esquema temporal en el que se desarrolló la presente

investigación, abarcando tanto los tiempos académicos propuestos por la MISI14, como los

tiempos de trabajo en campo.

Año Acción Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov

2015

Planteamiento inicial X X X X X

Aproximación teórica X X X X X X X X X X

Indagación metodológica X X X X X

2016

Conceptualización X X X X X X X X X X

Definición metodológica X X X X X X X X X X

Formulación de la propuesta

de investigación X X X X

2017

Reconocimiento del territorio X X

Implementación

Trabajo de

Campo

Suaza X

Guadalupe X

Tarqui X

Garzón X

La Plata X

Organización de la

información X X X X X X X X

Análisis X X X X X X X X

Sistematización X X

2018 Entrega final X

14 Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas

70

ANALIZANDO LAS REPRESENTACIONES DE LA MASCULINIDAD

A partir de los resultados obtenidos de la práctica etnográfica y la sistematización

interpretativa y crítica, se desarrollaron dos categorías que, en el marco de las

representaciones de la masculinidad, permitieron organizar los hallazgos y pasar de una

mirada global de los mismos, a una más específica y particular que hizo posible su análisis

(Torres, 1998). La primera de ellas se refiere a las Relaciones Interpersonales, que a su vez

se divide en dos subcategorías determinantes en el análisis, como lo son las Relaciones

entre hombres y las Relaciones entre mujeres y hombres.

Por otra parte, se encuentra la categoría de Cuerpo, cuyas subcategorías emergieron como

resultado de acciones no planeadas a lo largo de la investigación, constituyendo un hallazgo

no solo en términos teóricos, sino también un hallazgo metodológico, más que para la

investigación en particular, para la organización y los procesos venideros; así pues, las

categorías emergentes de la categoría de cuerpo fueron Baile y Autoreconocimiento.

Finalmente se presentan algunos hallazgos que no son estrictamente el objeto de la presente

investigación, a saber, las representaciones de la masculinidad en estudiantes de cinco

instituciones educativas rurales del departamento del Huila, pero que, sin embargo, son

significativos pues permiten ampliar el campo de interpretación y análisis del impacto del

modelo de masculinidad imperante en la región, en la vida de la comunicad, dicha categoría

ha sido denominada Efectos colaterales.

71

A continuación se presentan los resultados15 y sus correspondientes análisis, organizados en

dos líneas, en primer lugar, agrupados en cada una de las categorías de análisis y en

segundo lugar, por resultados comunes a los municipios.

RELACIONES INTERPERSONALES

RELACIONES ENTRE HOMBRES

A partir del desarrollo del taller fue posible identificar que los hombres de las instituciones

educativas Gallardo16, Nuestra Señora del Carmen17, Quituro18, San Gerardo19 e Institución

Técnica Agrícola20 manifestaban su masculinidad por medio de la violencia, siendo los

golpes la forma más común de relacionarse, legitimando la violencia física por medio de

frases como “el golpe en el nivel que sea entre compañeros es solo un juego”, dando como

resultado barreras corporales que no les permitieron tener un acercamiento tranquilo, lo

cual se evidenció en la observación inicial de los grupos y en los ejercicios de activación

corporal, pues estos fueron interpretados por ellos en clave de competencia, motivándoles a

aceptar y realizar los ejercicios con gusto cuando se trataban de enfrentamientos y retos, en

los que los jóvenes usaban su fuerza de manera violenta para “ganar” sin importar las

características físicas de su compañero de ejercicio.

15 Los resultados obtenidos se encuentran en los instrumentos diseñados para la recolección de información

(informes de talleristas, fotografías y videos) que se pueden consultar en los anexos. 16 Ubicada en la vereda Gallardo del municipio de Suaza 17 Del municipio de Guadalupe, en la vereda Miraflores 18 En la vereda Quituro del municipio Tarqui 19 Ubicada en la vereda San Gerardo del municipio de Garzón 20 Se encuentra a las afueras del municipio de La Plata, en zona urbana, sin embargo, su población es de

procedencia rural, debida a que la vocación de la IE y a su ubicación.

72

También hubo manifestaciones de violencia verbal entre

hombres, tanto dentro del taller como fuera de él, estas

demostraciones, fueron aceptadas y enaltecidas por sus

semejantes, generando círculos de socialización masculina en

los que no solo se aplaudía la violencia, sino que se motivaba

el hecho de violentar por medio del “matoneo” (acoso

escolar) a los hombres cuya hombría no se manifestaba de la

misma manera, en este caso, de forma menos agresiva.

Las masculinidades que viven los hombres de estas cinco instituciones educativas, en los

municipios de Suaza, Guadalupe, Tarqui, Garzón y La Plata, son agresivas y se basan en la

confrontación y la competitividad, la cual se configura como un valor de la hombría, es una

demostración de honor y valentía que se representa a través de la lucha y en la que juegan

dos roles importantes, el fuerte y el débil, el ganador y el perdedor (Díez, 2015),

alimentando la idea dicotómica de las representaciones de género. Así mismo su valía se

centra en el reto y la aprobación colectiva, quitando significado a la palabra y a la

posibilidad de escuchar a las demás personas, lo que las convierte en masculinidades poco

argumentativas, hecho que se pudo evidenciar durante el tribunal de género, con resultados

semejantes en todos los grados del bachillerato.

Adicionalmente el momento del equipaje de género permitió identificar que tanto en los

hombres como en las mujeres persiste un imaginario del rol masculino productor,

proveedor y ordenador, puesto en evidencia por medio de frases como “Mi papá trabaja

Ilustración 8. Activación corporal.

Ejercicio de retos. Suaza, Marzo 27

de 2017

73

todo el día, mi mamá lo atiende cuando llega a la casa, porque está cansado… pero él nos

quiere mucho, porque nos consiente”21. La forma en que los hombres participaron en este

momento del taller fue tímida y casi podría pasar desapercibida en contraste con su

participación en las activaciones corporales, permitiendo comprobar que la manifestación

de su poder no se da por medio de la participación democrática, sino de su fuerza expresada

por medio de la violencia.

En coherencia con lo anterior,

en el municipio de Garzón

surgió un hallazgo importante,

si bien allí las relaciones entre

hombres están mediadas por la

violencia, como ya se

mencionó, las expresiones de

la misma se dan en menor

medida, son mucho más sutiles y menos hostiles. Resultado que se atribuye al trabajo de

una de las docentes, quien viene desarrollando una campaña contra el acoso callejero del

que son víctimas las mujeres principalmente. Este es un primer encuentro acerca de la

influencia que tiene los comportamientos de las mujeres en las representaciones de la

masculinidad, dejando a la vista el carácter relacional de las construcciones de género.

En la Institución Educativa Quituro, se encontró un aspecto novedoso, en los grupos de

mayor edad, grados décimos y once principalmente, los grupos de hombres se

21 Revisar Anexo 1. Informes descriptivos diarios de talleristas

Ilustración 9. Realizada por estudiantes de la Institución Educativa San

Gerardo, del municipio Garzón. En el marco de la campaña contra el acoso

callejero, impulsada por una de las docentes de la IE. Marzo 31 de 2017

74

autodenominaban “la manada”22, refiriéndose a una relación de camaradería y hermandad,

pero sobre todo a un ejercicio de territorialización del espacio de las mujeres y de los

mismos hombres que no hacen parte de “la manada” y cuya valoración masculina es

inferior, mostrando el resultado de un modelo patriarcal regulador, normativo y

normalizador, que para este caso muestra su impacto por medio de la colonización del

espacio por parte de los hombres que cumplen con dicho modelo.

RELACIONES ENTRE MUJERES Y HOMBRES

En consecuencia con lo expuesto en la categoría anterior, los hombres de cuatro de las

cinco instituciones educativas (Institución Técnica Agrícola, Gallardo, Quituro y Nuestra

Señora del Carmen) han establecido relaciones de poder con las mujeres, que son

principalmente de sumisión por parte de ellas, en este escenario también se presenta la

violencia física como mediadora de las relaciones, como lo muestra el siguiente testimonio:

“Al iniciar el taller, los estudiantes estaban ingresando a los salones

correspondientes, uno de los hombres arremetió en contra de una

mujer, violentándola por medio de un golpe en la cabeza, en cuanto

lo hizo se escondió para que ella no lo viera; seguido, se encuentra

que les ponen los pies para hacerlas tropezar cuando ellas van

caminando y pocas veces se dirigen a ellas de forma cordial”

ITA, La Plata. Septiembre 26 de 2017

22 Revisar Anexo 1. Informes descriptivos diarios de talleristas. Pag 12

75

Mayerline Lizca

Tallerista

23

Los alcances del modelo hegemónico han causado representaciones de la masculinidad que

no solo se manifiestan por medio de la violencia entre hombres, sino que también actúan en

contra de las mujeres, en todas las instituciones educativas se encontraron calificativos

comunes con los que los hombres se referían a las mujeres de su contexto escolar, por

ejemplo con términos como zungas, fáciles y gasolineras. El tribunal de género fue una

acción que permitió identificar este tipo de referencias, durante su desarrollo se expresaron

frases como24

“ellas nos calientan y después salen y se van”

“las mujeres son gasolineras, solo salen con uno para que uno las lleve en

la moto”

“cuando uno trata a las mujeres con mucho cariño, ellas terminan diciendo

que somos gays”

“a las mujeres les gusta que uno las trate mal, sino dicen que no somos

hombres”

23 Revisar Anexo 1. Informes descriptivos diarios de talleristas. Pag 17 24 Revisar Anexo 1. Informes descriptivos diarios de talleristas

76

Dichas frases se conjugaron con acciones y comentarios de los estudiantes acerca de la

sexualidad que les mostraba hiperactivos y pretenciosos, refiriéndose a las mujeres como

objetos sexuales, “las mujeres son muy ricas, ellas nos dan mucho placer”25. Desde esta

posición se ubicó la función social del cuerpo de las mujeres, en la población estudiada,

construida desde el patriarcado, que plantea el cuerpo de las mujeres como un cuerpo que

transita por diversos significados de acuerdo a sus etapas vitales, por ejemplo, en la infancia

se les prepara para el servicio a otros y se cultiva para la complacencia, en la adolescencia y

la adultez su significado es de objeto de deseo de otros y retoma un significado de servicio

en la adultez mayor, obedeciendo al rol reproductor que el sistema patriarcal le ha asignado

a las mujeres (Viveros, El concepto de “género” y sus avatares: Interrogantes en torno a

algunas viejas y nuevas controversias, 2004). Además, en esta relación los hombres dan por

hecho que los celos son una demostración de afecto y hacen parte del cariño que

principalmente ellos le puedan tener a las mujeres, persistiendo frases como “A las mujeres

les gusta que las celen, porque así saben de quien son”.

Quizá el hallazgo más importante que surgió durante el tribunal de género, fue que las

mujeres jóvenes (en edad escolar, principalmente adolescentes) del municipio Guadalupe

prefieren tener relaciones eróticoafectivas26 con hombres mayores y para justificarlo usan

como argumento el hecho de que los hombres mayores son más maduros que los jóvenes,

les garantizan bienestar económico y estabilidad familiar, sin embargo, el más impactante

de los argumentos fue que los hombres mayores no las golpeaban.

25 Revisar Anexo 1. Informes descriptivos diarios de talleristas 26 En cuatro de las cinco instituciones educativas (Suaza, Guadalupe, Tarqui y Garzón), las estudiantes nunca

habían sido madres ni tenían la intensión de serlo, hasta no terminar el bachillerato.

77

Este hallazgo resulta muy revelador, en primera instancia para caracterizar las relaciones de

pareja de dichos municipios, que por supuesto, involucran representaciones de género que

las condicionan, por otra parte, porque da cuenta de uno de los efectos nocivos de las

construcciones de género hegemónicas, la primera de ellas confirmada, que es la

construcción y socialización de las representaciones de la masculinidad desde la violencia y

el sometimiento a las mujeres; y una a manera de intuición27, la comercialización de la

virginidad de las adolescentes con el apoyo y la participación de sus familias. A lo sumo, la

proyección de “La Boda” abrió la puerta a diferentes reflexiones frente a las formas de

entender y vivir el amor, así mismo se intentó desmitificar la idea de amor romántico en la

que los hombres son los príncipes y las mujeres las princesas en apuros, que según se

identificó en esta misma acción, es el modelo de amor que las estudiantes representan, para

aceptar situaciones como la comercialización de sus vidas.

“…dentro de la actividad del tribunal de género, en todos los cursos,

los hombres acusan a las mujeres por vender la virginidad y por

estar con hombres mayores, situación en la cual se profundiza y las

mujeres responden que son los mismos padres quienes en ocasiones

venden a sus hijas a hombres mayores a cambio de una

contraprestación económica.

Lo anteriormente expuesto es de suma importancia, debido que

anteriormente dicho comportamiento había salido a la luz en otros

27 A partir de este hallazgo, que se originó en Guadalupe, pero que se fue generalizando en los demás

municipios, se conversó informalmente con docentes y con personas cercanas a la escuela, quienes

comentaban que los matrimonios arreglados entre hombres mayores y mujeres jóvenes hacia parte de la

herencia cultural y de las costumbres de las familias. Así mismo, el tribunal de género dejó entrever la

aceptación de buena parte de las estudiantes a esta situación.

78

municipios del Huila; lo relevante es que en cada uno de estos

siempre se presenta este comportamiento en la parte rural.”

Jojhan Fuentes

Tallerista28

Por otra parte, a partir de acciones como la proyección de La Boda y el tribunal de género

fue posible identificar algunos impactos que los comportamientos de las mujeres tiene

sobre las representaciones de masculinidad29. En este campo se encontró que las mujeres

retan a los hombres a mostrarse audaces y seductores, lo cual les lleva a construir

representaciones de masculinidad convincentes, que les hagan ver interesantes y como “los

mejores partidos” ante sus compañeras. En el caso del tribunal de género30, las mujeres

quedan en una situación de reclamación que condiciona los comportamientos y repuestas de

los hombres, frecuentemente validando sus actos e ideas, pero en casos aislados, para

reconocer el malestar que generan sus formas de ser hombres31 y desde dicho

reconocimiento ofrecer disculpas.

28 Revisar Anexo 2. Análisis 1_Karen_Marzo 27 - Abril 7 29 En las categorías de baile y efectos Colaterales se podrán encontrar más elementos que ayudan a identificar

los impactos de los comportamientos de las mujeres en las representaciones de masculinidad. 30 Revisar Anexo 9. Fotos Tarqui Marzo 30/Video Tribunal de Género_11_Quituro_Tarqui_Marzo 30 31 Evidenciadas en las representaciones de masculinidad

79

CUERPO

BAILE

Como se expuso al inicio, esta fue una categoría emergente, surgió a partir de una acción no

planeada que se desarrolló durante el tiempo de descanso en una de las instituciones

educativas32, mediante la intervención musical por parte de dos de los talleristas del equipo.

Esta categoría solo será evaluada a la luz de los resultados obtenidos en la Institución

Educativa San Gerardo y en la ITA, de los municipios de Garzón y La Plata

respectivamente, debido a que la fecha en que inició dicha intervención no cobijó a Suaza,

con la IE Gallardo, ni a Guadalupe, con la IE Nuestra señora del Carmen; así mismo no se

aborda esta categoría en la IE Quituro, pues debido a las condiciones geográficas de la

vereda donde se encuentra la institución educativa y a las condiciones del clima33 no fue

posible desarrollar la acción.

La toma del descanso surgió por la motivación de uno de los compañeros, de compartir su

voz, en la interpretación de canciones acústicas de cantautores como Pedro Guerra e Ismael

Serrano, que retratan en sus canciones historias acerca de la realidad de las mujeres en

diferentes partes del mundo y también reivindican las luchas y resistencias de las mujeres.

32 La primera intervención, que dio lugar a dicha categoría, tuvo lugar el miércoles 29 de marzo, en la

Institución Educativa Divino Salvador, del municipio Altamira, no obstante, por la ubicación urbana de la IE

mencionada, no hace parte de la muestra, así mismo, los acontecimientos de ese día dieron pie para hacer una

formulación estructurada del tiempo de descanso, para ser aplicada en las demás instituciones educativas en

que fuera posible. 33 La IED se encuentra ubicada en la vereda Quituro, famosa en el sector por su dificultad de acceso, pues se

encuentra en un terreno montañoso, carente de vías pavimentadas y con un clima agreste que causa

deslizamientos de tierra contantes. Además de ello, esta institución educativa no tiene espacios de encuentro

masivo para los estudiantes.

80

Sin embargo, por ser un tipo de música poco comercial, la acogida del estudiantado fue

baja. Al instante, otro compañero tomó el micrófono para hacer unas improvisaciones en

hip hop con letras relacionadas a las acciones del taller y a la no violencia contra las

mujeres, como es de imaginar, muchas personas se acercaron al escenario para escuchar de

cerca y unirse a la intervención, posteriormente se dio paso a la música y todo el auditorio

empezó a bailar. Tal fue la energía que generó dicho momento, que al retomar el taller fue

necesario emplear diversas acciones corporales para redireccionar la energía con que cada

estudiante llegó a su aula de taller.

Para el día siguiente el equipo de talleristas y la investigadora analizaron lo ocurrido y

estructuraron una propuesta de acción para el descanso. Aunque se propuso insistentemente

en no usar reggaetón, la elección democrática del grupo condujo a la respuesta contraria,

pues, este es un ritmo muy atractivo para el estudiantado. Entonces, se propuso que se diera

lugar a los hombres y a las mujeres de bailar en el centro de la pista, sin embargo, el ritmo

no podía mitigar el contenido de los talleres, ni los avances en el empoderamiento de las

mujeres y el cuestionamiento de las masculinidades que se habían logrado en las horas de

taller, por esa razón se consensuó que la invitación sería a que las mujeres bailaran

“libres”, como parte de un ejercicio de autonomía, decisión sobre el propio cuerpo y

empoderamiento de las mujeres. Pero con el caso de los hombres no se tuvo la misma

suerte, se sabía que la invitación sería a crear una estrategia de resistencia a las

representaciones masculinas patriarcales que condicionan el cuerpo de los hombres y los

hacen ser rudos e insensibles, prohibiéndoles el disfrute de sí mismos, pero no se lograba

establecer un adjetivo para tal invitación, así que llegado el descanso se inició la acción y al

momento de invitar a los hombres al escenario, se le preguntó a las mujeres “¿cómo quieren

81

que bailen los hombres?” y algunas voces propusieron “sexy”, y así se estableció dicha

característica.

A partir de ese acontecimiento se generaron observaciones que desencadenaron en

hallazgos significativos frente a la representación de la masculinidad, por ejemplo el hecho

de ver como bailan los hombres según su edad o más ampliamente, según el grado de

escolaridad en que se encuentran.

En ese sentido, la observación de mayor fuerza fue la que permitió encontrar que los

estudiantes de sexto grado bailan de manera desinhibida, moviendo su cuerpo sin reparo y

despreocupadamente, como se verá en el video 34 adjunto en los anexos de este documento,

mientras que los estudiantes de grado noveno35 se muestran tímidos, suelen bailar

cohibiendo sus movimientos o sencillamente no bailan, por otra parte, los estudiantes de

grado décimo y once36, principalmente los de once, realizan bailes cargados de erotismo,

sensualidad e intencionalidad de mostrarse.

Estas diferencias están asociadas a los ciclos vitales en que se encuentran los estudiantes,

influidos por un factor biológico hormonal que acompaña la transición de la juventud;

adicionalmente, estas diferencias están enmarcadas en las diferentes representaciones de la

masculinidad, que como se ha venido anunciando, se construyen de manera relacional, en

ese sentido, las relaciones que se dan entre mujeres y hombres en los grados inferiores (6, 7

34 Revisar Anexo 3. Baile Descanso_6_San Gerardo_Garzón_Marzo 31 35 Revisar Anexo 5. Baile Descanso_9_San Gerardo_Garzón_Marzo 31 36 Revisar Anexo 6. Baile Descanso_11_San Gerardo_Garzón_Marzo 31

82

y 8) están enmarcadas en la agresión y la repulsión, pero entre los más grandes (10 y 11) se

empiezan a generar las relaciones emocionales de noviazgo, que requieren una

representación de la masculinidad tal que permita atraer a la persona de su interés. Sin

embargo, lo que ocurre en los hombres de grado noveno es un estado de transición que les

causa inseguridad.

Adicionalmente, se encontró que una de las características de las representaciones

masculinas es, por un lado la aprobación de sus pares, pero al mismo tiempo los retos que

demuestran mayor o menor hombría, en el mismo sentido dicotómico del ganador y el

perdedor, que sostiene el sistema hegemónico sexo – género.

Si bien el baile ha hecho parte permanente de las metodologías vivenciales del Colectivo

Hombres y Masculinidades, el enfoque había sido de biodanza, ampliamente empleada en

talleres con diferentes grupos etarios, tanto de hombres, como de mujeres, sin embargo una

reflexión como la presente solo fue posible en la coyuntura del contexto escolar del Huila.

De aquí que represente un hallazgo altamente significativo, que abre el camino tanto en lo

metodológico, como en la construcción académica, a partir de los análisis posteriores.

El cuerpo juega un papel fundamental en la construcción de la masculinidad, dado que es

un factor previo en torno al que se generan las diferencias (asociadas al sexo) y se

naturalizan (Díez, 2015), sin embargo en las diferentes indagaciones la categoría de cuerpo

no ha sido cotejada desde la categoría de baile, sino desde otros factores que asientan las

representaciones masculinas hegemónicas (Martino, 2006) como el deporte, la resistencia

física, y la demostración de fuerza.

83

AUTORRECONOCIMIENTO

Ésta también fue una categoría emergente que se compone de dos hallazgos, el primero

resultó de un ejercicio planteado por algunos talleristas, y aunque se generalizó, su

aparición ocurrió en el contexto urbano, en septiembre, por lo que la única Institución

educativa en que se abordará dicha categoría es en ITA, del municipio de La Plata. El

segundo, referente a los estereotipos de belleza masculina, que tanto en hombres como en

mujeres está presente y desde el cual se construyen las representaciones de la masculinidad

en el campo de la estética.

La acción consistió en pedir a un estudiante hombre y a una estudiante mujer que pasaran al

tablero a dibujar sus genitales, a partir de ello se encontró que los hombres dibujan el pene

con total tranquilidad y todas sus especificidades; mientras que las mujeres por lo regular

no saben dibujar sus genitales, y el hecho de intentar hacerlo les genera pudor.

Ilustración 4. Estudiante mujer dibujando sus genitales.

Institución Técnica Agrícola, La Plata.

Septiembre 26 de 2017

Ilistración 10. Estudiante dibujando sus genitales.

Institución Educativa Técnica Agrícola, La Plata.

Septiembre 26 de 2017

84

Estas representaciones se enmarcan en la características falocéntricas de las

representaciones masculinas, aceptadas y circuladas por el sistema hegemónico sexo –

género, que valida la sexualidad masculina sobre la femenina, como también le da

aceptación social a la virilidad masculina, representada en el pene, mientras que a las

mujeres les reprime y castiga si se relacionan demasiado con su propio cuerpo.

Así mismo, como parte del autorreconocimiento, los estudiantes argumentan una resistencia

a compromisos como el matrimonio, pues van en contravía con las representaciones

tradicionales de la masculinidad, que afirman la infidelidad como acto cotidiano y

permitido para los hombres. Como,

- No piensan en compromisos de larga duración como el matrimonio.

- Entienden que se es más hombre en la medida que demuestre un mayor

desempeño sexual.

- Expresiones de burla y matoneo surgen cuando se trata de percibir el dolor

emocional en otro hombre.

- Consideran que son más despreocupados por su imagen corporal.

- Afrontan sus situaciones de estrés y angustia a partir del uso de SPA.

- Reconocen que históricamente y en la actualidad son vistos y también asumen

roles de violencia en todos los ámbitos de la existencia.

Frente a los estereotipos de belleza que representan la masculinidad de los hombres de las

cinco instituciones educativas rurales que componen la muestra, se destaca que su

85

apariencia física es más rústica y la fuerza física no se basa en la cantidad de músculos sino

en la forma de asumir las labores del campo, entre más se trabaje y los trabajos sean más

rudos, más fuerte se es y por tanto, más masculino. Este hallazgo resulta significativo dado

el alcance de las telecomunicaciones, incluso en el contexto rural citado (Connell R. ,

1997), pues por medio de ellas se hacen masivos los estereotipos de género en los que

también se incluyen las masculinidades.

EFECTOS COLATERALES

Una particularidad de aquí fue que a diferencia de los demás municipios, el rol reproductor

de las mujeres, por medio de la maternidad está instaurado con mucha fuerza, si bien se

imaginan siendo profesionales, pareciera ser que su prioridad en la vida es ser madres, así

mismo, al salir del colegio casarse con un buen hombre que les de estatus en su comunidad

y les brinde bienestar principalmente económico, lo que a los ojos de los hombres del

colegio es interpretado como que “las mujeres son interesadas y materialistas”, “solo les

interesa la plata y las cosas que uno tenga”37, entre otras frases que sustentan el imaginario

social de los hombres jóvenes acerca de las mujeres.

El equipaje de género fue un momento crucial que permitió identificar que las mujeres de

las cinco instituciones educativas rurales que componen la muestra, han naturalizado el

hecho de que existe inequidad en el acceso a las oportunidades entre los hombres y las

mujeres y desde allí construyen sus expectativas de vida, es decir, al pensar que es normal

que para las mujeres es difícil salir de las condiciones de vida en que se encuentran y que

37 Anexo 2. Análisis 1_Karen_Marzo 27 - Abril 7

86

adicionalmente la situación económica de la vereda es complicada, solo pocas mujeres se

animan a pensar en un futuro distinto a la maternidad y las labores del hogar.

En general, los resultados y la discusión expuesta anteriormente permite plantear que no

existe realidad objetiva por sí misma, pero que toda realidad es representada, apropiada por

el sujeto o el grupo, reconstruida en su sistema cognitivo e integrada en su sistema de

valores que depende de su historia y del contexto social e ideológico que le circunda.

(Abric, 2001), por tanto, definir a las representaciones de la masculinidad desde las

representaciones sociales, como una visión funcional del mundo (es decir, que da

posibilidades a los sujetos o grupos) permite dotar de sentido sus conductas, y entender la

realidad mediante su propio sistema de referencias, para adaptar y definir de este modo un

lugar para sí mismo, en este caso, como hombres de la ruralidad.

El análisis de las representaciones de la masculinidad en el contexto rural permite situar las

representaciones de género y confirmar las afirmaciones de Hernández (2007), en las que

los hombres de zonas rurales pauperizadas y pertenecientes a grupos étnicos o raciales

conciben ser hombre de una forma más allegada al machismo, mientras que hombres de

zonas urbanas ”desarrolladas” y mestizos replantean sus identidades masculinas y abogan

más por relaciones de género igualitarias, debido a que el patriarcado, como sistema, no es

incorporado consistente y homogéneamente por todos los sujetos, y aunque ofrece una

interpretación del sistema sexo genérico, hasta el momento no explica las relaciones,

identidades y a los sujetos, por tanto, los alcances y sus implicaciones varían dependiendo

de los contextos en que se desarrollan.

87

CONCLUSIONES

Las representaciones de la masculinidad presentes en estudiantes de cinco instituciones

educativas rurales, ubicadas en los municipios Suaza, Guadalupe, Garzón, Tarqui y La

Plata del departamento del Huila son principalmente hegemónicas, caracterizadas por las

demostraciones públicas de fuerza, combativas, hostiles y se respaldan colectivamente entre

ellos, lo cual trae al análisis que las masculinidades son relacionales, dado que se

construyen con y respecto a otros, ya sea por semejanza o por distanciamientos.

Las representaciones de la masculinidad de los estudiantes de secundaria de los cinco

municipios estudiados están altamente marcadas por las dinámicas campesinas, en este

caso, aunque las mujeres también asumen labores del campo (atribuidas a los hombres), no

son igualmente estimadas, como en los hombres, pues pareciera tener un valor mayor para

la masculinidad el hecho de realizar adecuadamente labores como la cosecha de café, la

siembra, o la limpieza de los terrenos de cultivo. En general, ser buen campesino es ser un

ejemplo de masculinidad.

Teniendo en cuenta las estrategias utilizadas para la recolección de la información, se logra

identificar que el comportamiento de las mujeres influye significativamente en las

representaciones de la masculinidad de los estudiantes de los municipios Suaza, Guadalupe,

Garzón, Tarqui y La Plata del departamento del Huila según la edad de los hombres, por

ejemplo, entre los 10 y los 14 años, cuando los estudiantes están entre los grados sexto y

octavo, las mujeres son generalmente sus pares, se relacionan con ellas bajo los mismos

códigos masculinos que usan entre ellos, primando características como la agresividad y la

88

competencia, puesto que, en la mayoría de los casos los comportamientos38 de las mujeres

son despreocupados y joviales respecto a los hombres; mientras que cuando los hombres

están entre los 15 y los 17 años, entre noveno y once, las representaciones de su

masculinidad se ven ampliamente influidas por los comportamientos de las mujeres,

pareciera que en esta etapa hay una situación de cortejo permanente que coacciona las

formas de representación de la masculinidad. Un claro ejemplo de ello es la forma en que

bailan los hombres de las diferentes edades.

El taller como estrategia metodológica fue un gran acierto a la hora de recabar información

acerca de las representaciones de la masculinidad, pues cada una de las acciones del taller

planteado permitieron obtener información para todas las categorías de análisis, es decir,

una actividad no alimentaba una única categoría de análisis, sino que daba la posibilidad de

obtener múltiples resultados susceptibles de ser analizados en todas las categorías. Sin

embargo, si no se elaboran las herramientas de recolección adecuadas se pueden pasar por

alto algunos resultados o el caso contrario, tener tanta información, que se genere un caos

para su organización y análisis. De modo que los talleres son un recurso metodológico muy

rico, pero debe estar acompañado, necesariamente, de instrumentos de recolección y

registro adecuados para poder explorar al máximo sus funciones.

Se identificaron los diferentes impactos del modelo hegemónico en las representaciones de

la masculinidad, a lo sumo, se dio paso al reconocimiento de que si bien se está bajo un

mismo modelo sexo – género que determina las formas de ser hombre o mujer, los efectos

38 Si bien en estos rangos de edad las mujeres ya se caracterizan con adjetivos como la ternura, la belleza, y la

debilidad, representando una construcción de feminidad proveniente del sistema patriarcal, sus

comportamientos frente a los hombres no siempre son coherentes con dicha caracterización.

89

y los modos de apropiación de dicho sistema son diversos y dependen de las

particularidades de cada municipio, es decir, se confirma el carácter contextualizado y

relacional de las representaciones de género, para este caso, construidas dentro del sistema

normativo.

Las representaciones de la masculinidad hegemónica tienen un lugar predominante en las

construcciones de género de los estudiantes de las instituciones educativas Gallardo, del

municipio de suaza, San Gerardo en Garzón, Nuestra señora del Carmen en el municipio de

Guadalupe, Quituro en Tarqui y en la Intitución Técnica Agrícola de La Plata; sin embargo,

allí también se sembró la semilla del pensamiento crítico, que aunque prematura, se espera

seguir fortaleciendo para cultivar en el futuro procesos de construcción de identidades de

género, tanto masculinidades, como feminidades libertarias.

Sobrepasar el patriarcado y deconstruir la masculinidad hegemónica no es tarea sencilla,

aún mas sabiendo que sobre estos se construyen las identidades de género, y también desde

ese lugar, se establecen relaciones de clase social, edad o etnia, por tanto, los alcances de la

presente investigación, respecto a las transformaciones evidentes, pareciera no haber tenido

mayor impacto, pero lo que es indispensable reconocer es que su principal incidencia fue

generar cuestionamientos acerca del mismo sistema, poner en evidencia como el

patriarcado golpea la vida de las comunidades y crea formas de ser hombres que se hacen

visibles por medio de representaciones masculinas dolorosas y violentas. A partir de allí,

del haber desenmascarado el sistema, es que surgen las resistencias y como bien es sabido,

son procesos de largo aliento, transformaciones que requieren compromiso colectivo.

90

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS CONSULTADAS

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de género y desplazamiento forzado. Promotoría Juvenil Campaña Lazo Blanco.

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