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LA COMUNIÓN ANGLICANA I. IDENTIFICACIÓN Y CONTEXTO HISTÓRICO Al tratar el tema de la comunión anglicana y sus orígenes es necesario recurrir a la figura del rey Enrique VIII (1509- 1547) 1 . Él fue el precursor de la llegada de la reforma protestante al reino inglés, a pesar que bajo el reinado de Eduardo VI (1547-1553) penetró el culto y la doctrina del protestantismo, adquiriendo bajo el reinado de Isabel I (1558-1603) su forma definitiva 2 . Enrique VIII, asistido por un príncipe, fue un fuerte defensor de la doctrina católica frente a las ideas provenientes de la reforma que promovía Lutero. Tanto así que el papa León X lo nombró Defensor fidei luego de que él publicará, en respuesta a Lutero, la Assertio septem sacramentorum que defendía la enseñanza acerca de los siete sacramentos 3 . Lo que motivó el cisma inglés fue más bien el temperamento del monarca británico. Enrique VIII pertenecía a la dinastía Tudor y anhelaba tener un hijo varón para que le sucediese en el trono y continúe con la dinastía. En su matrimonio con Catalina de Aragón sólo tuvo una hija, razón por la cual empezó otra relación con Ana Bolena 4 . El papa Clemente VII se opuso al matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena y el arzobispo de Canterbury declaró nulo el primer matrimonio de Enrique VIII (con Catalina). El papa rechazó tal acción, pero intervino el Parlamento del Estado anulando su primer matrimonio y aprobando el segundo. Luego de muchos esfuerzos por la reconciliación, el papa Paulo III excomulgó a Enrique VIII en 1538. Fue así como el rey tomó el poder de la Iglesia de Inglaterra y el clero fue obligado a reconocerlo como la cabeza de la Iglesia. Administrativamente la Iglesia quedó bajo el manto del Parlamento. Todos estos acontecimientos condujeron a que se estableciera en Inglaterra una nueva 1 Las fechas corresponden al período que duró cada reinado 2 Cf. Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición, España, 1986, p. 462 3 Cf. Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición, España, 1986, p. 463 4 Según Jedin, H. Con Catalina tuvieron cinco hijas pero sólo sobrevivió una, María. Ver p. 463

La Comunión Anglicana

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Trabajo de pregrado acerca de la Comunión Aglicana

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LA COMUNIÓN ANGLICANA

I. IDENTIFICACIÓN Y CONTEXTO HISTÓRICO

Al tratar el tema de la comunión anglicana y sus orígenes es necesario recurrir a la figura del rey Enrique VIII (1509-1547)1. Él fue el precursor de la llegada de la reforma protestante al reino inglés, a pesar que bajo el reinado de Eduardo VI (1547-1553) penetró el culto y la doctrina del protestantismo, adquiriendo bajo el reinado de Isabel I (1558-1603) su forma definitiva2.Enrique VIII, asistido por un príncipe, fue un fuerte defensor de la doctrina católica frente a las ideas provenientes de la reforma que promovía Lutero. Tanto así que el papa León X lo nombró Defensor fidei luego de que él publicará, en respuesta a Lutero, la Assertio septem sacramentorum que defendía la enseñanza acerca de los siete sacramentos3. Lo que motivó el cisma inglés fue más bien el temperamento del monarca británico. Enrique VIII pertenecía a la dinastía Tudor y anhelaba tener un hijo varón para que le sucediese en el trono y continúe con la dinastía. En su matrimonio con Catalina de Aragón sólo tuvo una hija, razón por la cual empezó otra relación con Ana Bolena4. El papa Clemente VII se opuso al matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena y el arzobispo de Canterbury declaró nulo el primer matrimonio de Enrique VIII (con Catalina). El papa rechazó tal acción, pero intervino el Parlamento del Estado anulando su primer matrimonio y aprobando el segundo. Luego de muchos esfuerzos por la reconciliación, el papa Paulo III excomulgó a Enrique VIII en 1538. Fue así como el rey tomó el poder de la Iglesia de Inglaterra y el clero fue obligado a reconocerlo como la cabeza de la Iglesia. Administrativamente la Iglesia quedó bajo el manto del Parlamento. Todos estos acontecimientos condujeron a que se estableciera en Inglaterra una nueva Iglesia nacional que ya había dado como primera señal la publicación del documento Act of Supremacy que rechazaba la autoridad papal en 1534 quedando así el rey como Jefe y Cabeza de la Iglesia de Inglaterra5.En la consolidación de la reforma en Inglaterra el rey Eduardo VI (1547-1553) jugó un rol importante. Él introdujo el protestantismo calvinista6, no explícitamente enseñando su doctrina sino más bien por medio de la práctica, es decir, a través de cambios paulatinos en la liturgia que fueron promovidos principalmente por el cardenal Tomás Crammer. Uno de los pilares de esta reforma era la doctrina acerca de la Eucaristía y su aspecto litúrgico. Junto con lo anterior, sólo se reconoce como sacramentos la eucaristía y el bautismo. Con el paso del tiempo se suprimió la misa diaria y Crammer compuso el Libro de Oración Común, similar a la Liturgia de las Horas católica, pero con otro ordenamiento. Junto a lo anterior, un elemento importante de la reforma es el permiso que se concedió a los sacerdotes para contraer matrimonio. La participación en otros ritos quedó prohibida y castigada por ley con penas que incluían hasta la cadena perpetua. Al final del reinado de Eduardo el cardenal Crammer publicó la nueva fe anglicana en 42 artículos7. Durante este tiempo el pueblo se mantuvo fiel a Roma, no así los políticos y aristócratas.8

1 Las fechas corresponden al período que duró cada reinado2 Cf. Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición, España, 1986, p. 4623 Cf. Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición, España, 1986, p. 4634 Según Jedin, H. Con Catalina tuvieron cinco hijas pero sólo sobrevivió una, María. Ver p. 4635 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003, p.242-2436 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003, p.2437 Cf. Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición, España, 1986, p.473-4748 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003, pág.243

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Durante cinco años María Tudor (1553-1558) intentó restablecer el catolicismo por medio de la fuerza, pero no pudo y dejó una mala imagen, a tal punto que se le recuerda como “la católica”, la “sanguinaria”.9

En el fin del período de la consolidación de la Iglesia anglicana aparece la figura de la reina Isabel I, hija de Enrique VIII y Ana Bolena. Ella trató de retomar aquello que había sido suprimido por su predecesora, María Tudor, adquiriendo una vía intermedia entre catolicismo y protestantismo reformado10. Bajo su reinado se promulgó una nueva acta de supremacía y uniformidad y se flexibilizaron en cierta medida las penas de aquellos apologetas católicos. Sin embargo, luego de que el papa Pío V la excomulgase declaró la persecución contra los católicos. Conjuntamente se reelaboraron los artículos de la fe compuestos por Crammer quedando reducidos de 42 a 39. Visitas episcopales a las parroquias procuraron desterrar todo aquello que hiciera recordar la fe católica. También en esta época empezó a tener supremacía la figura del arzobispo de Canterbury, principalmente con el John Whitgift. Más adelante, bajo el reinado de Jacobo I (1603-1625) se tradujo la Biblia al inglés proclamándola como la versión oficial.11

II. DOCTRINA

La doctrina anglicana se encuentra contenida esencialemente en los 39 artículos de la religión que son aceptados por todas las iglesias que pertenecen a la Comunión Anglicana. La Iglesia Anglicana Chilena, en su sitio web, ha expuesto de manera clara y concisa cada uno de estos artículos que se exponen textualmente a continuación para no caer en error de interpretación:

I. DE LA FE EN LA SANTÍSIMA TRINIDADHay un solo Dios vivo y verdadero, eterno, sin cuerpo, partes o pasiones; de infinito poder, sabiduría y bondad; el creador y conservador de todas las cosas tanto visibles como invisibles. Y en la unidad de esta naturaleza Divina hay tres personas de una misma substancia, poder y eternidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

II. DEL VERBO, O DEL HIJO DE DIOS, QUE FUE HECHO VERDADERO HOMBREEl Hijo, que es Verbo del Padre, engendrado del Padre desde la eternidad, verdadero y eterno Dios, de una misma substancia con el Padre, tomó la naturaleza humana en el vientre de la Bienaventurada Virgen de su substancia, de modo que las dos naturalezas Divina y Humana entera y perfectamente fueron unidas en una misma persona para no ser jamás separadas, de lo que resultó un solo Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre; que verdaderamente padeció, fue crucificado, muerto y sepultado para reconciliarnos su Padre, y para ser Víctima no solamente por la culpa original, sino también por todos los pecados actuales de los hombres.

III. DE LA BAJADA DE CRISTO A LOS INFIERNOSAsí como Cristo murió por nosotros y fue sepultado, así también debemos creer que descendió a los infiernos.

IV. DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

9 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y … p .24310 Ibid.11 Cf. Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición, España, 1986, p.475-476

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Cristo verdaderamente resucitó de entre los muertos, y tomó de nuevo su cuerpo, con carne, huesos, y todas las cosas que pertenecen a la integridad de la naturaleza humana; con la cual él subió al Cielo, y allí está sentado hasta que vuelva a juzgar todos los hombres en el último día.

V. DEL ESPÍRITU SANTOEl Espíritu Santo, procedente del Padre y del Hijo, es de una misma substancia, majestad, y gloria, con el Padre y con el Hijo, verdadero y eterno Dios.

VI. DE LA SUFICIENCIA DE LAS SANTAS ESCRITURAS PARA SALVACIÓNLa Escritura Santa contiene todas las cosas necesarias para la salvación. De modo que cualquiera cosa que ni en ella se lee ni con ella se prueba, no debe exigirse de hombre alguno que la crea como artículo de Fe, ni debe ser tenida por requisito para la salvación. Bajo el nombre de Escritura Santa entendemos aquellos libros Canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento de cuya autoridad nunca hubo duda alguna en la Iglesia (No se consideran inspirados los textos Deuterocanónicos).

VII. DEL ANTIGUO TESTAMENTOEl Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo; puesto que en ambos, Antiguo y Nuevo, se ofrece vida eterna al género humano por Cristo, que es el solo mediador entre Dios y el Hombre, siendo él Dios y Hombre. Por la cual no deben ser escuchados los que se imaginan malamente que los antiguos patriarcas solamente tenían su esperanza puesta en promesas temporales. Aunque la ley de Dios dada a través de Moisés no obliga a los cristianos en lo tocante a ceremonias y ritos, ni deben recibirse necesariamente sus preceptos civiles en ningún estado; no obstante, ningún cristiano está exento de la obediencia a los preceptos que se llaman morales.VIII. DE LOS TRES CREDOSLos tres Credos, el Niceno, el de Atanasio, y el comúnmente llamado de los Apóstoles, deben ser admitidos y creídos enteramente, porque pueden ser probados por el testimonio muy cierto de las Santas Escrituras.

IX. DEL PECADO ORIGINAL O DEL NACIMIENTOEl Pecado original no consiste en la imitación de Adán (como vanamente propalan los Pelagianos), sino que es el vicio y corrupción de la naturaleza de todo hombre que es engendrado naturalmente de la estirpe de Adán. Por esto el hombre dista muchísimo de la justicia original y es por su misma naturaleza inclinado al mal, de suerte que la carne siempre está contra del espíritu. Por lo tanto, toda persona que nace en este mundo merece la ira divina y la condenación. Esta infección de la naturaleza permanece aun también en los que son regenerados; por cuya causa esta inclinación de la carne (llamada en Griego phronema sarkos, que unos interpretan la sabiduría, otros la sensualidad, algunos la afección y algunos otros el deseo de la carne) no se sujeta a la ley de Dios. Y aunque no hay condenación alguna para los que creen y son bautizados, el Apóstol confiesa que la concupiscencia y mala inclinación tienen de sí mismas naturaleza de pecado.

X. DEL LIBRE ALBEDRÍOLa condición del hombre después de la caída de Adán es tal, que, por su natural fuerza y buenas obras, ni puede convertirse ni prepararse a sí mismo a la fe e invocación de Dios. Por tanto no tenemos poder para hacer buenas obras gratas y aceptables a Dios, sin que la Gracia de Dios por Cristo nos proceda para que tengamos buena voluntad y obre en nosotros cuando tenemos esa buena voluntad.

XI. DE LA JUSTIFICACIÓN DEL HOMBRE

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Somos tenidos por justos delante de Dios solamente por el mérito de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, por la fe y no por nuestras obras o merecimientos. Por lo cual, es doctrina muy saludable y muy llena de consuelo que somos justificados solamente por la fe, como más largamente se expresa en la Homilía de la Justificación.

XII. DE LAS BUENAS OBRASAunque las buenas obras que son fruto de la fe, y se siguen a la justificación, no pueden expiar nuestros pecados, ni soportar la severidad del juicio Divino; son, no obstante, gratas y aceptables a Dios en Cristo, y nacen necesariamente de una verdadera y viva fe; de manera que por ellas puede conocerse la fe viva tan evidentemente como se juzga al árbol por su fruto.XIII. DE LAS OBRAS ANTES DE LA JUSTIFICACIÓNLas obras hechas antes la gracia de Cristo y de la inspiración de su Espíritu no son agradables a Dios porque no nacen de la fe en Jesucristo. Tampoco hacen a los hombres dignos de recibir la gracia ni (en lenguaje escolástico) merecen “de congruo” la gracia. Antes bien, no dudamos que tengan naturaleza de pecado, porque no son hechas como Dios ha querido y mandado que se hagan.

XIV. DE LAS OBRAS DE SUPEREROGACIÓNAquellas obras voluntarias no comprendidas en los Mandamientos Divinos —llamadas obras de supererogación— no pueden enseñarse sin arrogancia e impiedad, porque por ellas los hombres declaran que no solamente rinden a Dios todo cuanto están obligados a hacer, sino que por amor suyo hacen más de lo por el deber riguroso les es requerido; siendo que Cristo claramente dice: Cuando hubiereis hecho todas las cosas que os están mandadas, decid: Siervos inútiles somos.

XV. DE CRISTO, EL ÚNICO SIN PECADOCristo en la realidad de nuestra naturaleza fue hecho semejante a nosotros en todas las cosas, excepto en el pecado, del cual fue claramente exento, tanto en su carne como en su espíritu. Vino para ser el Cordero sin mancha que quitase los pecados del mundo mediante el sacrificio de sí mismo hecho una sola vez. Como dice San Juan, no hubo en él pecado. Pero nosotros, todos los demás hombres, aunque bautizados y nacidos de nuevo en Cristo, todavía lo ofendemos en muchas cosas; y, si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.

XVI. DEL PECADO DESPUÉS DEL BAUTISMONo es pecado contra el Espíritu Santo e irremisible todo pecado mortal voluntariamente cometido después del Bautismo. Por lo cual, a los caídos en pecado después del Bautismo no debe negarse la gracia del arrepentimiento. Después de haber recibido el Espíritu Santo, nos podemos apartar de la gracia recibida y caer en pecado y, por la gracia de Dios, levantarnos de nuevo y enmendar nuestras vidas. Por lo tanto, debe condenarse a los que dicen que ya no pueden pecar mientras vivan, o los que niegan que puedan ser perdonados los que verdaderamente se arrepientan.

XVII. DE LA PREDESTINACIÓN Y ELECCIÓNLa predestinación a la vida es el eterno propósito de Dios, por el cual —antes que fuesen echados los cimientos del Mundo— Él, por su invariable consejo a nosotros oculto, decretó librar de maldición y condenación a los que eligió en Cristo de entre todos los hombres, y conducirlos por Cristo a la Salvación eterna, como a vasos hechos para honor. Por lo cual, los agraciados con ese excelente beneficio de Dios son llamados según el propósito divino por su Espíritu que obra a su debido tiempo; obedecen por gracia la vocación; son justificados gratuitamente; son hechos Hijos de Dios por adopción; son hechos conforme a la imagen de su Unigénito Hijo Jesucristo; viven religiosamente en buenas obras, y finalmente llegan por la Divina misericordia a la eterna felicidad.

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Por un lado, la consideración piadosa de la predestinación y de nuestra elección en Cristo está llena de un dulce, suave e inefable consuelo para las personas piadosas y quienes sienten en si mismas la operación del Espíritu de Cristo, que va mortificando las obras de la carne y sus miembros terrenales y levantando su mente a las cosas elevadas y celestiales, no sólo porque establece de gran manera y confirma su fe en la salvación eterna que han de gozar por medio de Cristo, sino porque enciende también su amor ferviente hacia Dios: pero, por otro lado, para las personas curiosas y carnales que carecen del Espíritu de Cristo, el tener continuamente delante de sus ojos la sentencia de la predestinación divina es un precipicio muy peligroso, por el cual el diablo los arrastra a la desesperación o la miseria de una vida muy impura que no es menos peligrosa que la desesperación.Además, debemos recibir las promesas divinas del modo que nos son generalmente propuestas en la Escritura Santa y en nuestro actuar seguir aquella Divina Voluntad que tenemos declarada en la palabra de Dios.

XVIII. DEL OBTENER LA SALVACIÓN ETERNA SOLAMENTE POR EL NOMBRE DE CRISTODeben asimismo ser anatematizados aquellos que presumen decir que todo hombre será salvo por la ley o secta que profesa, con tal que sea diligente en conformar su vida con aquella ley y con la luz de la naturaleza. Porque la Escritura Santa nos propone sólo el nombre de Jesucristo por medio del cual únicamente han de salvarse los hombres.

XIX. DE LA IGLESIALa Iglesia visible de Cristo es una Congregación de hombres fieles en la cual es predicada la pura Palabra de Dios y los sacramentos son debidamente administrados conforme a la institución de Cristo en todas aquellas cosas que para ellos necesariamente se requieren.Así como las Iglesias de Jerusalén, de Alejandría y de Antioquía erraron, así también ha errado la Iglesia de Roma, no sólo en cuanto a la práctica, ritos y ceremonias; sino también en materias de fe.

XX. DE LA AUTORIDAD DE LA IGLESIALa Iglesia tiene poder para decretar ritos o ceremonias y autoridad en las controversias de fe. Sin embargo, no es lícito a la Iglesia ordenar cosa alguna contraria a la Palabra de Dios escrita, ni puede exponer un pasaje de la escritura de modo que contradiga a otro. Por lo cual, aunque la Iglesia sea testigo y custodio de los Libros Santos, sin embargo, así como no es licito decretar nada contra ellos, igualmente no debe presentar cosa alguna que no se halle en ellos para que sea creída como necesaria para la salvación.

XXI. DE LA AUTORIDAD DE LOS CONCILIOS GENERALESNo pueden congregarse Concilios Generales sin el mandamiento y autoridad de los Príncipes; y cuando están congregados, (como son una junta de hombres en la que no todos son gobernados por el Espíritu y Palabra de Dios), ellos pueden errar —y algunas veces han errado— aún en las cosas pertenecientes a Dios. Por lo cual, las cosas ordenadas por ellos como necesarias para la salvación no tienen fuerza ni autoridad, a no ser que pueda evidenciarse que fueron sacadas de las Santas Escrituras.

XXII. DEL PURGATORIO.La doctrina romana concerniente al purgatorio, indulgencias, veneraciones y adoración, así de imágenes como de reliquias, y la invocación de los santos, es una cosa tan fútil como vanamente inventada, que no se funda sobre ningún testimonio de las Escrituras, sino más bien repugna a la Palabra de Dios.

XXIII. DEL MINISTRAR EN LAS IGLESIAS

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No es lícito a hombre alguno tomar sobre sí el oficio de la predicación pública, o de la administración de los sacramentos de la Iglesia, sin ser antes legítimamente llamado y enviado a ejecutarlo. Debemos juzgar por legítimamente llamados y enviados los que fueron escogidos y llamados a esta obra por los hombres que tienen autoridad pública concedida por la Iglesia para llamar y enviar ministros a la viña del Señor.

XXIV. DEL HABLAR EN LA IGLESIA EN LENGUA QUE ENTIENDE EL PUEBLOCelebrar el culto divino en la Iglesia o administrar los sacramentos en lengua que el pueblo no entiende, es una cosa claramente repugnante a la Palabra de Dios y a la costumbre de la Iglesia primitiva.

XXV. DE LOS SACRAMENTOSLos sacramentos instituidos por Cristo no solamente son señales de la profesión de los Cristianos, sino más bien testimonios ciertos y signos eficaces de la Gracia y buena voluntad de Dios hacia nosotros, por las cuales obra Él invisiblemente en nosotros, y aviva no sólo nuestra fe, sino que también la fortalece y confirma.Dos son los sacramentos ordenados por nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio, a saber: el Bautismo y la Cena del Señor.Aquellos otros cinco comúnmente llamados sacramentos, a saber: confirmación, penitencia, orden, matrimonio y extremaunción, no deben reputarse sacramentos del Evangelio, habiendo en parte emanado de una imitación pervertida de los Apóstoles, y siendo en parte estados de vida aprobados en las Escrituras; pero que no tienen la esencia de sacramentos, como la tienen el Bautismo y la Cena del Señor, porque carecen de signo alguno visible o ceremonia ordenada de Dios.Los sacramentos no fueron instituidos por Cristo para ser mirados o llevados en procesión, sino para que los usásemos debidamente. Solamente producen el efecto saludable en aquellos que los reciban dignamente; pero los que indignamente los reciben adquieren para sí mismos condenación, como dice san Pablo.

XXVI. QUE LA INDIGNIDAD DE LOS MINISTROS NO IMPIDE EL EFECTO DE LOS SACRAMENTOSAunque en la Iglesia visible están siempre los malos mezclados con los buenos, —y alguna vez los malos tengan autoridad superior en el Ministerio de la Palabra y de los sacramentos—; con todo, como no lo hacen en su propio nombre, sino en el de Cristo, administrándolos por comisión y autoridad de él, nosotros nos valemos de su ministerio debidamente, oyendo la Palabra de Dios y recibiendo los sacramentos. Ni el efecto de la institución de Cristo se frustra por su iniquidad, ni la gracia de los dones divinos se disminuye con respecto a aquellos que con fe y rectamente reciben los sacramentos que les administran; los cuales son eficaces a causa de la institución y promesa de Cristo, aunque sean administrados por los malos.Pertenece, empero, a la disciplina de la Iglesia el que se inquiera sobre los malos ministros, que sean acusados por los que tengan conocimiento de sus crímenes; y que, hallados finalmente culpables, se disponga de ellos a través de un justo juicio.

XXVII. DEL BAUTISMOEl Bautismo no solamente es signo de profesión y nota de distinción con la que se diferencian los cristianos de los no cristianos; sino que es también signo de la regeneración, por el cual, como por instrumento, los que reciben rectamente el Bautismo son injertados en la Iglesia, las promesas de la remisión de los pecados y de nuestra adopción como Hijos de Dios por el Espíritu Santo, son visiblemente selladas, la fe es confirmada, y la gracia aumentada por virtud de la oración a Dios.El Bautismo de niños debe conservarse enteramente en la Iglesia, como muy conforme con la institución de Cristo.

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XXVIII. DE LA CENA DEL SEÑORLa Cena del Señor no es solamente signo del amor mutuo que los cristianos deben tener entre sí; sino más bien un sacramento de nuestra redención por la muerte de Cristo: de modo que para los que recta y debidamente y con fe la reciben, el pan que partimos es la participación del cuerpo de Cristo, y del mismo modo la copa de bendición es la participación de la sangre de Cristo.La transubstanciación —o la mutación de la substancia— del pan y del vino en la Cena del Señor, no puede probarse por las Santas Escrituras: más bien repugna a las palabras terminantes de los Libros Sagrados, trastorna la naturaleza de sacramento, y ha dado ocasión a muchas supersticiones.El Cuerpo de Cristo se da, se toma, y se come en la Cena de un modo celestial y espiritual únicamente; y el medio por el cual el Cuerpo de Cristo se recibe y se come en la Cena es la fe.El Sacramento de la Cena del Señor ni se reservaba, ni se llevaba en procesión, ni se elevaba, ni se adoraba, en virtud de mandamiento de Cristo.

XXIX. DE LOS IMPÍOS; QUIENES NO COMEN EL CUERPO DE CRISTO EN LA CENA DEL SEÑORLos impíos y los que no tienen fe viva, aunque compriman carnal y visiblemente con sus dientes, —como dice San Agustín— el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, no por eso son en manera alguna participantes de Cristo: antes bien, para su condenación, comen y beben el signo o sacramento de una cosa tan grande.XXX. DE LAS DOS ESPECIESLa Copa del Señor no debe negarse a los laicos; pues que ambas partes del Sacramento del Señor, por institución y mandato de Cristo, deben administrarse igualmente a todos los cristianos.

XXXI. DE LA ÚNICA OBLACIÓN DE CRISTO CONSUMADA EN LA CRUZLa oblación de Cristo hecha una sola vez, es la perfecta redención, propiciación y satisfacción por todos los pecados —tanto original como actuales— de todo el mundo. No hay otra satisfacción por los pecados, sino ésta únicamente. Y así los sacrificios de las misas —en las que se decía comúnmente que el presbítero ofrecía a Cristo en remisión de la pena o culpa por los vivos y los difuntos— son fábulas blasfemas y engaños perniciosos.

XXXII. DEL MATRIMONIO DE LOS PRESBÍTEROSNingún precepto de ley divina manda a los obispos, presbíteros y diáconos vivir en el estado de celibato o abstenerse del matrimonio. Al igual que a los demás cristianos, les es lícito también contraer a su discreción el estado del matrimonio, si juzgan que así les conviene mejor para la piedad.

XXXIII. COMO DEBEN EVITARSE LAS PERSONAS EXCOMULGADASLa persona que por pública denuncia de la Iglesia es separada de la unidad de la Iglesia y debidamente excomulgada, debe ser reputada como pagana y publicana por todos los fieles, mientras por medio de penitencia no sea reconciliada públicamente y recibida en la Iglesia por un juez competente.

XXXIV. DE LAS TRADICIONES DE LA IGLESIANo es necesario que las tradiciones y ceremonias sean en todo lugar las mismas o totalmente parecidas, porque en todos los tiempos eran diversas, y pueden mudarse según la diversidad de países, tiempos y costumbres, con tal que en ellas no se establezca nada contrario a la Palabra de Dios.

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Cualquiera que por su privado juicio voluntaria e intencionalmente quebrante en forma manifiesta aquellas tradiciones y ceremonias de la Iglesia que no son contrarias a la Palabra de Dios y que están ordenadas y aprobadas por la autoridad pública, debe, para que teman otros hacer lo mismo, ser públicamente reprendido como perturbador del orden público de la Iglesia, como despreciador de la autoridad del magistrado, y como alguien que vulnera las conciencias de los hermanos débiles.Toda Iglesia particular o nacional tiene autoridad para instituir, mudar o abrogar las ceremonias o ritos eclesiásticos instituidos únicamente por la autoridad humana, con tal que todo se haga para edificación.

XXXV. DE LAS HOMILÍASEl segundo tomo de las homilías, cuyos títulos hemos reunidos al pie de este Articulo, contiene una doctrina piadosa, saludable y necesaria para estos tiempos, e igualmente el primer tomo de las homilías publicadas en tiempo del Rey Eduardo Sexto, y por lo tanto juzgamos que deben ser leídas por los Ministros diligentemente y con claridad en las Iglesias, para que el pueblo las entienda.

XXXVI. DE LA CONSAGRACIÓN DE LOS OBISPOS Y MINISTROSLa forma de la consagración, ordenación e institución de los Obispos, Presbíteros y Diáconos según el rito de la Iglesia de Inglaterra publicada junto con el Libro de Oración Común de 1662 contiene todas las cosas necesarias a tal consagración y ordenación y nada hay en ella que sea esencialmente supersticioso o impío; Y por tanto, quienes hayan sido consagrados u ordenados según los ritos de aquel libro o según ritos equivalentes, son y serán consagrados y ordenados recta, ordenada y lícitamente.

XXXVII. LA AUTORIDAD CIVILEl Jefe del Estado tiene autoridad suprema en su país. Él no es responsable por el Ministerio de la Palabra de Dios y los Sacramentos, sino por el gobierno justo de todos los que están encomendados a su cargo, para refrenar toda maldad y mantener el orden, y para guardar la libertad de culto de todos los ciudadanos.Los cristianos tienen libertad para tomar las armas en el servicio de su patria.XXXVIII. QUE LOS BIENES DE LOS CRISTIANOS NO SON COMUNESLas riquezas y los bienes de los cristianos no son comunes en cuanto al derecho, titulo y posesión, como falsamente se jactan ciertos anabaptistas. Pero todas deben dar a los pobres liberalmente limosna de lo que poseen, según sus posibilidades.

XXXIX. DEL JURAMENTO DEL CRISTIANOAsí como confesamos estar prohibido a los cristianos por nuestro Señor Jesucristo, y por su apóstol Santiago, el juramento vano y temerario; así también juzgamos que la religión cristiana de ningún modo prohíbe que uno jure cuando lo exige la autoridad civil en causa de fe y caridad, con tal que esto se haga según la doctrina del Profeta, en justicia, en juicio y en verdad.12

De lo anterior se puede concluir que hay puntos que nos unen a la fe anglicana como, por ejmplo, la fe en la Santísima Trinidad y el modo de expresar su fe en ella, la Cristología (Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nacido de la Virgen María) y la Pneumatología (el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo). Junto con lo anterior cabe mencionar el reconocimiento que hace la Comunión Anglicana de los tres credos ecuménicos, a saber: de Nicea, de San Atanasio y el de los Apóstoles, por considerar que tienen fundamento en las Escrituras Sagradas. Aunque la concepción de pecado es similar,

12 http://www.iach.cl/doctrina/39-articulos/

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la fe anglicana difiere al momento de considerar la concupiscencia como pecado en sí misma. En este sentido, siguen la enseñanza de los reformadores. Sin embargo, hay elementos en los que difieren con la fe católica, como es de suponer. Tales son: La exclusión de los libros Deuterocanónicos del canon bíblico, la imposibilidad del ser humano de hacer obras buenas, puesto que está totalmente corrompido por el pecado; la justificación por la sola fe, consideran que las Iglesias de Jerusalén, de Alejandría y de Antioquía erraron junto con la de Roma en cuanto a la fe, ritos, prácticas y ceremonias. La doctrina del purgatorio la consideran una cosa inventada, porque no tiene fundamento en las Escrituras. En torno a los sacramentos, se consideran sólo el bautismo y la eucaristía, los demás son errores de la edad media (este tema se profundizará más adelante). Una de los elementos más llamativos es el permiso concedido a los sacerdotes para contraer matrimonio, puesto que ninguno de los dos es considerado sacramento, por tano, son dos estilos de vida que se pueden complementar.

III. CELEBRACIONES

La fe anglicana reconoce dos sacramentos como válidos, al considerar que tienen fundamento bíblico, que son el bautismo y la eucaristía.

- El Bautismo: es signo de distinción entre cristianos y no cristianos. Además es signo de regeneración y de inserción en la Iglesia. Con este sacramentos se redimen los pecados, la adopción como hijos de Dios por el Espíritu Santo. Se acepta y se conserva el bautismo de niños.13

- La Cena del Señor: No es sólo signo de fraternidad, también es signo de la redención por la muerte de Cristo. Consideran que la transubstanciación es una doctrina que no puede fundamentarse en las Sagradas Escrituras, por lo que la rechazan y consideran como origen de muchas supersticiones en torno al sacramento. El Cuerpo y la Sangre de Cristo se da sólo en la Cena del Señor y no se conserva, ni se lleva en procesión, ni tampoco se adora.14

En la época de la reforma la cuestión de la eucaristía produjo un arduo debate. Fue así como se puso en tela de juicio la doctrina de la transubstanciación. Lutero afirmo lo que posteriormente se denominaría como consubstanciación. Es decir, en la eucaristía el cuerpo y al sangre de Cristo se hacen presentes en la forma del pan y del vino, con ella y bajo ella. Así, entonces, se convierten en más que pan y vino, pero no menos tampoco. Algunos anglicanos creen esto, pero otros consideran la doctrina de Zwinglio y Calvino quienes enseñaban que en el pan y el vino se representan el cuerpo y la sangre de Cristo.15

IV. ORGANIZACIÓN ECLESIAL

La organización eclesial de la Comunión Anglicana se manifiesta en los Instrumentos de Comunión que son reconocidos por todas las iglesias anglicanas a nivel internacional, a saber:

- Arzobispo de Canterbury. Todas las iglesias anglicanas están en comunión con el arzobispo de Canterbury, siendo él el foco de la unidad anglicana. Ël convoca a la

13 Cf. Artículo XXVII14 Cf. Artículo XXVIII15 Cf. Packer, J.I., Teología Concisa, Editorial Unilit, Illinois, 1998, p 224

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Conferencia de Lambeth y a la Reunión de Primados y es el presidente del Consejo Consultivo Anglicano. El actual arzobispo de Canterbury es Rowan Williams, quien asumió la sede en febrero de 200316 y se enmarca en la línea de sucesión de san Agustín de Canterbury y de figuras históricas para la Comunión Anglicana como Tomas Crammer y Jhon Whitgift17.

- Conferencia de Lambeth. Es un encuentro de oración, estudio y discernimiento convocada por el arzobispo de Canterbury cada diez años aproximadamente. La última que se realizó fue en el año 200818

- Reunión de primados. A esta reunión asisten, convocados por el arzobispo de Canterbury, los obispos superiores, arzobispos o moderadores (los primados) de cada una de las treinta y cuatro provincias y cuatro iglesias unidas. En esta reunión se tratan temas teológicos, sociales e internacionales. Se realiza cada doce o dieciocho meses.19

- Consejo Consultivo. Creado en 1969 por solicitud de los obispos participantes de la Conferencia de Lambeth (1968), reúne a todos los sectores de la Comunión Anglicana: obispos, clérigos y laicos. Su labor es coordinar la labor misionera y la acción ecuménica a nivel internacional.20

V. PRESENCIA LOCAL

La presencia de la Iglesia Anglicana en Chile encuentra su origen en el capitán inglés Allen Gardiner, quien llegó al país el año 1830 para evangelizar a los pueblos aborígenes del sur de Chile. Poco a poco se fueron creando comunidades británicas y se les concedió el permiso para practicar su culto en consulados y buques ingleses. Saint Paul fue la primera iglesia anglicana en Chile y fue inaugurada en 1869.La diócesis chilena pertenece a la Provincia del Cono Sur de América. Esta provincia, como todas las provincias anglicanas, es autónoma mas se mantiene unida a las demás por medio de los instrumentos de comunión.La presencia e historia de la comunidad anglicana presente en Concepción se detalla en la entrevista que sigue a continuación.

VI. ENTREVISTA

1. ¿Cuál es su nombre completo? ¿De dónde proviene?

Yo soy Felipe Chamy. Yo, originalmente, soy de Santiago. Nacido y criado ahí y estoy en Conce hace dos años.

16 Cf. http://www.oikoumene.org/es/iglesias-miembros/familias-de-iglesias/iglesias-anglicanas.html17 Cf. http://www.comunionanglicana.org/arzobispo.htm18 Cf. http://www.oikoumene.org/es/iglesias-miembros/familias-de-iglesias/iglesias-anglicanas.html19 Ibid20 Cf. http://www.oikoumene.org/es/iglesias-miembros/familias-de-iglesias/iglesias-anglicanas/consejo-consultivo-anglicano.html

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2. ¿Cuál es su profesión?

Yo estudié Publicidad. Yo Soy Publicista con mención en Creatividad de la Universidad del Pacífico de Santiago

3. ¿Cómo está compuesta su familia?

Somos yo, mi esposa Bernardita, mi hijo Benjamín de 1 año 8 meses y Matías que viene en camino. Si Dios quiere nace a mediados de Enero.

4. ¿Cuánto tiempo de casados llevan?

Cumplimos 3 años de casados hace poquito. El 11 de octubre

5. ¿Hace cuánto tiempo es pastor? ¿Puede relatar algunos aspectos de su proceso vocacional?

Yo fui a nuestro Seminario Anglicano en Santiago y salí de ahí el 2007. El 2008 y 2009 fui Pastor ayudante en Santiago, en la Iglesia de Providencia; y estos dos últimos años aquí en Concepción. Así que hace 4 años soy pastor.Nací anglicano, pero nominal. De familia anglicana nominal. No tenía compromiso con la Iglesia. Cuando estaba saliendo del colegio tenía una compañera que era anglicana, pero ella sí estaba comprometida. Ella me buscó para invitarme y para que me reintegrara. Pero no fue hasta que salí del colegio que Dios me pilló “volando bajo”. Vivía para mí mismo, tratando de agradar a los demás y en un momento aprendí de que Dios me amaba a pesar de lo que yo era, a pesar de lo que yo hacía. Entendí por qué Jesús vino a morir en la cruz a los 18 años y eso fue para mí lo que cambio mi vida. Y de ahí empecé a involucrarme en la Iglesia ya por motivación propia. Por querer conocer más a este Dios que me había amado tanto en Jesús. Y ahí, con el tiempo, tenía lideres de jóvenes y pastores que me motivaban a estudiar la Biblia, después varios en la Iglesia me animaban para que pudiera tener una vocación dentro de la Iglesia. Terminé mi carrera y ya había tomado la decisión de entrar al Seminario anglicano, prepararme en la Palabra de Dios, para poder conocerlo mejor a Él y poder enseñar acerca de Él. Fue realmente en el Seminario en que Dios confirmaba en mí éste deseo de querer servirle en la Iglesia, en una Iglesia local. Ver a la gente crecer y conocerla. Terminando el seminario me invitaron a la Iglesia en Providencia a servirle a ellos en un proyecto de dos años. Y ahí he disfrutado de este servicio

6. ¿Cuáles son los pilares de la espiritualidad anglicana?

Como Iglesia reformada toda norma de fe y conducta se basa en la Escritura. La Escritura es la autoridad sobre la Iglesia, aún sobre la institución. Dios es la autoridad que la ejerce por medio de su Palabra que rige nuestra fe, nuestra conducta personalmente y en la vida de la Iglesia. El pilar fundamental es la Palabra de Dios. Si está en la Biblia, lo afirmamos y lo creemos. No tenemos otras autoridades al mismo nivel que la Palabra de Dios. Todo surge de ahí de la Biblia, y un buen entendimiento de los textos bíblicos es donde buscamos fundamentar nuestra doctrina y nuestras prácticas.

7. ¿La Liturgia también juega un papel importante?

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Sí. Viendo a la reforma, la Liturgia anglicana surge con este deseo de acercar la Palabra de Dios a la gente (entendiendo el contexto de la Iglesia en ese entonces). La Liturgia y el Libro de Oración Común surge para eso, para guiar a distintas Iglesias a reflexionar en el Evangelio, en este mensaje de Jesús muriendo por nuestros pecados. La liturgia acerca a eso: que cada semana se nos recuerda eso. Que nos acerquemos a Dios por medio de Cristo, no por nuestros méritos, sino por los méritos de Cristo en la cruz. Por eso es importante nuestra liturgia. Y todavía la usamos para lo mismo.

8. ¿Cuánto tiempo lleva la Comunión Anglicana presente en Chile? ¿En Concepción?

Parte con caballero que era capitán de la Armada de Inglaterra que se llamaba Allan Gardener. Fue el primer misionero anglicano en Chile. Hace unos 150 años. Él vino a la Patagonia como misionero a predicar el Evangelio a los indígenas de la Patagonia. Pero él muere, de hambre, sin ver frutos. Ahí sociedades misioneras, inspirados por él, enviaron más misioneros que se instalaron, principalmente, en el campo de la Araucanía, en la zona de Chol Chol, de Maquehue. Ahí se establece una misión fuerte anglicana, incluso con un colegio, un hospital y alguinas iglesias, sobre todo en el campo. Fue por lo menos hace unos 150 años atrás. De ahí empezó a replicarse y llegan colonias inglesas a Valparaíso, a Santiaago, a la ciudadDe estas colonias inglesas, también llegaron a Concepción. La iglesia que está en Pedro de Valdivia tiene unos 100 años. Se instaló ahí por una colonia inglesa que vive en Concepción. Acá la colonia inglesa es súper importante. Parte en Pedro de Valdivia como una comunidad de habla inglesa. Hace 32 años se inicia una comunidad de habla hispana anglicana ahí en Pedro de Valdivia. Celebramos los 32 años hace poquito en la iglesia. A partir de esa surgen otra en San Pedro y, ahora, en Chiguayante y Las Lomas, próximamente.

9. ¿Cuántos fieles frecuentan su Iglesia? ¿Cuánta participa activamente en ella?

En Concepción deben ser unos 200 fieles que se distribuyen las distintas comunidades: Pedro de Valdivia, San Pedro y Las LomasNosotros hacemos la distinción entre aquellos que asisten a la iglesia domingo a domingo y aquellos que son miembros comprometidos y nosotros les llamamos los confirmados. Pero yo diría que un alto porcentaje son miembros comprometidos, confirmados. Al rededor de un 70% a un 80%.

10. ¿Cuáles son las principales actividades pastorales de su Iglesia?

La principal es la predicación del día domingo. Cuando nos reunimos el día domingo lo hacemos principalmente para escuchar la Palabra de Dios proclamada. La actividad pastoral tiene que ver 100% con la enseñazna. Principalmente el domingo con la proclamación pública. Después hay grupos de estudios bíblicos o comunidades en casa donde también

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hacemos enseñanza, pero en grupos más pequeños o enseñazza discipulado uno a uno., consejería de matrimonio o de personas que necesiten alguna asistencia pastoral. La actividad pastoral tiene que ver con la enseñanza de la Palabra de Dios ya sea pública o de persona a persona.

11. ¿Cuáles cree que son las fortalezas y debilidades de su Iglesia?

La fortaleza yo creo que es esa. Este fuerte énfasis en la enseñanza de la Palabra de Dios. En que Cristo sea el centro por medio de su Palabra. Que Jesús sea glorificado al conocerle mejor, en la medida que le conocemos mejor le glorificamos más como él se merece. Eso es lo que buscamos, quitar la autoridad del clero y ponerla en donde corresponde, en Cristo. Eso es lo que tratamos de hacer muy bien. Preparando bien a los pastores para eso. Poniendo la autoridad en la Escritura en lugar de la institución, de las personas.En término de las debilidades, en la Iglesia Anglicana en Chile, en general, tratamos de buscar levantar más lo que es la acción social, el servicio social fuera de nuestra iglesia. En Concepción, gracias a Dios, vamos como un par de pasos adelante respecto al resto de la Iglesia en Chile. Con el terremoto se han levantado hartos movimientos que nos han ayudado a fortalecer esa debilidad. Pero estamos muchos pasos atrás de otras instituciones como la Iglesia Católica

12. ¿Cuál es su visión respecto de la Iglesia Católica?

Mi visión con respecto a la Iglesia Católica. Bueno, por supuesto, compartimos algunos Credos antiguos, tenemos algunas doctrinas en común como la gran mayoría de lo que es nuestra doctrina de Dios, por ejemplo. Pero, claro, yo veo diferencias. Lo mismo que decía al principio. Como Iglesia reformada nosotros buscamos que la autoridad esté en Dios a través de su Palabra y no en las personas o en la institución. Entonces, lo que yo veo en la Iglesia Católica, es que han revertido eso. La fuente de autoridad está tanto en la Palabra de Dios como en el Papa, las tradiciones y las personas.Para mí, y la Iglesia anglicana, en general, es una contradicción. No se puede decir que la Palabra de Dios esté al mismo nivel que una persona o una institución.La misma manera en que creemos que alcanzamos la salvación. Nosotros creemos que alcanzamos la salvación sólo por fe y sólo por gracia y sólo por Cristo. Y hasta donde yo entiendo, la Iglesia Católica afirma que se alcanza la salvación por infusiones de gracia que nos permiten hacer buenas obras a ver si logramos ser justificados. Para nosotros la justificación es una declaración al principio de nuestra vida cristiana. Para la Iglesia Católica la justificación es un proceso que tratamos de alcanzar. Entonces eso tiene consecuencias, como por ejemplo, yo puedo estar seguro de mi salvación. En la Iglesia Católica no estoy seguro, porque depende de mí. Para nosotros depende de Cristo, a pesar de lo que hecho.

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Lo mismo en la forma de hacer Iglesia. Al tener la autoridad en la Palabra de Dios no tenemos una autoridad central eclesiástica. Tenemos una especie de jerarquía, pero es en cuanto a orden y gobierno de la Iglesia. La verdad es que el Arzobispo de Canterbury no es autoridad sobre la Iglesia Anglicana en Chile. Es como un elemento de comunión. Estamos en comunión con él al afirmar la misma fe, pero lo que él decrete allá no afecta necesariamente lo que nosotros decretemos aquí. Porque la autoridad de allá es la Palabra de Dios y la autoridad de acá es la Palabra de Dios. No es una jerarquía de autoridad, estamos en comunión con los distintos arzobispos anglicanos en el mundo. Es nuestra comunión con ellos es lo que nos permite llamarnos anglicanos. A parte del uso de la Liturgia, el uso del Libro de Oración Común, el afirmar los credos, los 39 artículos de religión anglicana. Pero sometemos todo eso a la Palabra de Dios. Nuestro gobierno episcopal de aquí es una especie de orden, pero sometemos es gobierno a la Palabra de Dios

13. ¿Cómo ve el ecumenismo la Comunión Anglicana en general?

Hay distintas opiniones. Hay algunos que son más abiertos y algunos que son más cerrados. La tendencia hoy día es que prácticamente para tener comunión con otra denominación tenemos que hacernos la pregunta acerca del propósito de tener cierta comunión. Dependiendo de ese propósito es el nivel de aceptación del ecumenismo o no. Si fuésemos a hacer Iglesia juntos, yo creo que no sería posible ese ecumenismo, porque nuestra doctrina de la Iglesia es diferente. Si fuésemos a hacer evangelismo juntos, con el propósito de hacer misión juntos, también hay diferencias importantes. Si nuestras maneras de ver la salvación es diferente. Nuestro evangelismo es diferente. El ecumenismo es algo difícil.Si vamos alejando el propósito como sostener valores de la familia en nuestra nación yo creo que debemos unirnos, sobre todo en tiempos como hoy día. Como en la declaración conjunta que se presentó últimamente. Hoy día se busca defender el aborto o la redefinición del matrimonio. Creo que compartimos cosas en las que debemos unirnos para buscar levantar esas cosas. Pero ahí hay varios niveles en que yo y varios vemos el ecumenismo como algo difícil, pero tiene que ver con el propósito y el nivel de unidad que se busque.

14. ¿Qué opina acerca de las ordenaciones episcopales de mujeres y homosexuales?

Es una realidad que estamos viviendo en la Iglesia Anglicana hoy. La Iglesia Anglicana en Chile está en contra de eso. Es una rama de la Iglesia Anglicana en el mundo que es liberal. Varios de la High Church, que es bien ritualista, que sí son liberales (no todos) y afirma y permiten la ordenación de obispos homosexuales practicantes y de mujeres. Lo hacen porque han cuestionado la autoridad de la Escritura diciendo que es palabra antigua y que no se aplica a la Iglesia de hoy y baipasean esos textos, pero creo que efectivamente están desobedeciendo la Palabra de Dios. Provoca un conflicto en la Iglesia Anglicana en el mundo y provoca divisiones entre liberales y conservadores.

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Yo personalmente, y la Iglesia en Chile, estoy en contra de esas prácticas. Algunos llegan a afirmar que no estamos en comunión con ello. Se ha llegado a preguntar de por qué se siguen llamando anglicanos si dejan ellos, con sus prácticas, dejaron de estar en comunión con nuestra fe histórica

15. ¿Cuál fue su impresión acerca del grupo de anglicanos que pidió ser admitido en la Iglesia Católica?

Bueno, a raíz de lo mismo, hay un grupo que también es parte de los conservadores, del sector más sacramentalista y ritualista de la Iglesia anglicana que, buscando no estar en comunón con el sector más liberal, terminaron aceptando esta invitación del papa de incluirse en la Iglesia Católica con esta especie de orden especial conservando sus privilegios del matrimonio y esas cosas.Yo diría que no era necesario que lo hicieran, esta es mi opinión personal. Creo que al someterse a la autoridad de la iglesia Católica están ellos mismos contradiciendo lo principios anglicanos acerca de la autoridad en la Palabra.Son tres grandes círculos: los liberales, los ultra sacramentalistas (muchos de ellos uniéndose a la Iglesia Católica) y al medio está esta iglesia conservadora, quizás más Iglesia Baja (hay un rango ahí, algunos más sacramentalistas que otros) que siguen llamandose anglicanos.Yo me identifico al medio. Personalmente tiendo a ser menos sacramemtalista. Más Iglesia Baja. En Chile hay algunos que tienden a ser más sacramentalistas que otros. Pero en general, en Chile se es más conservadora (Iglesia Baja). Afirmamos dos sacramentos y los celebramos con importancia, pero no dándole más valor que los que la Palabra de Dios les da.

VII. ACTITUD ECUMÉNICA

En la Comunión Anglicana se dan diversas líneas de pensamientos en relación al ecumenismo. Algunos son abiertos al diálogo ecuménico y otros son más cerrados. En general, la Comunión Anglicana tiene buenas relaciones con las demás denominaciones cristianas. Con la Iglesia Católica han existido diversas instancias de diálogos a partir del pontificado de León XIII y, de una manera más intensa, a partir del Concilio Vaticano II a raíz de los cambios propiciados en el ámbito litúrgico, ministerial (autoridad de los obispos), decreto sobre el ecumenismo (Unitatis Redintegratio) y la encíclica de Juan Pablo II Ut unum sint.21

Junto con esto, hay una importante cantidad de documentos que manifiestan la sinceridad de este diálogo. Algunos de ellos son:

- Relación de la Comisión preparatoria mixta Anglicana-Católica Romana (1968)- Doctrina sobre la eucaristía- Ministerio y ordenación- La Autoridad en la Iglesia I y II- Declaración conjunta del Papa Pablo VI y del arzobispo de Canterbury, Miguel

Ramsey (1966)

21 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003, p.252-253

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- Declaración conjunta del Papa Pablo VI y del arzobispo de Canterbury, Donald Coggan (1977)

- Declaración conjunta del Papa Juan Pablo II y del Primado Internacional Anglicano-Católico para la Teologia del matrimonio y su aplicación a los matrimonios mixtos (1975)

- La salvación y la Iglesia (1986)- La Iglesia como comunón (1990)- Declaración conjunta del Papa Juan Pablo II y del arzobispo de Canterbury y

primado de la Comunión Anglicana, Roberto Runcie (1989)22

Ha sido frecuente el diálogo entre anglicanos y católicos en favor de la unidad. Ellos, los anglicanos, han contribuido mucho en el movimiento ecuménico desde 1910, en Edimburgo. En América Latina las diversas tradiciones anglicanas han colaborado con actividades ecuménicas, instituciones y diálogos.23

Introducción

La Comunión Anglicana es una de las tres grandes reformas producidas en el siglo XVI. Este informe contiene la investigación hecha en torno a esta iglesia cristiana con el objetivo de conocerlos, puesto que este es un paso importante en la labor ecuménica.22 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003, p.253-25423 Cf. Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003, p.255

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Así, se analizarán los orígenes de la Comunión Anglicana: sus personajes importantes, su contexto histórico y geográfico y sus hitos fundamentales. Luego se profundizará en el aspecto doctrinal anglicano. Ante esto se expondrán los 39 artículos de la fe tratando de discernir cuáles son los puntos que nos unen a ellos y cuáles son aquellas doctrinas que difieren de la fe católica.Seguidamente se verán las celebraciones de la fe de los anglicanos centradas en los sacramentos que ellos reconocen: el bautismo y la cena del Señor.Posteriormente se expone acerca de la organización eclesial de la Comunión Anglicana mostrando los instrumentos de comunión en torno a la figura del arzobispo de Canterbury.De un modo más concreto se presenta la presencia en Chile y su actitud ecuménica. Todo esto se complemente con una entrevista realizada al pastor anglicano de la Iglesia de San Juan ubicada en el sector Pedro de Valdivia: Felipe Chamy.

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Bibliografía.

- Sampedro, F., Ecumenismo y Tercer Milenio, CELAM, Colombia, 2003.- Jedin, H., Manual de Historia de la Iglesia, Tomo V, Biblioteca Herder, 2ª edición,

España, 1986

Nombre: Rodrigo CasanovaProfesor: Sr. Patricio Merino BCátedra: EcumenismoUA: 32

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- Packer, J.I., Teología Concisa, Editorial Unilit, Illinois, 1998

Linkografía.

- http://www.iach.cl/doctrina/39-articulos/- http://www.oikoumene.org/es/iglesias-miembros/familias-de-iglesias/iglesias-

anglicanas.html-