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1 La Familia Mercedaria. La Orden de la Merced Un perfil histórico

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La Familia

Mercedaria.

La Orden de la Merced Un perfil histórico

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San Pedro Nolasco, fundador

Lugar y fecha de su Nacimiento

La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento

de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum

escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,

hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción

española, la frase fielmente traducida del codex dice:

“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de

Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde

había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum

fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se

refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada

en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de

Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro

Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco

Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este

antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los

escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido

unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin

embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos

más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro

Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de

Barcelona.

En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una

fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un

antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según

el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba

liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar

involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios

tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un

espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello

resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,

que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,

Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.

Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden

Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los

lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente

una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el

hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y

cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que

abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.

Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus

instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de

cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un

aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios

de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas

sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su

vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -

entregada por documentación confiable – es el de un joven

determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso

directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.

Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,

desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el

arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y

Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de

fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su

carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo

comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que

dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció

con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los

cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la

oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas

de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,

para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el

santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación

y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”

La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para

el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque

los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran

conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la

transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en

tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros

estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó

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Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a

Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan

adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del

grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con

admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo

por la redención.

Muerte de Pedro Nolasco

Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de

Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido

posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la

Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la

Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su

acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser

aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en

mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la

donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos

capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de

Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto

debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,

quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la

firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el

tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser

firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado

Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el

Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”

A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de

las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del

primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la

Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros

países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se

celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el

Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo

de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida

cerca del mar por Raimundo de Plegamans.

El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la

iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del

primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían

llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario

que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin

embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad

y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al

momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:

Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo

Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de

Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,

Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,

Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.

El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue

considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le

consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los

países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar

esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.

Fundación de la Orden

Después de quince años de admirable misericordia en la

redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían

con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos

aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su

fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada

devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,

con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se

sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por

su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración

divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había

comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto

de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la

Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó

su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos

redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación

de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra

redentora.

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Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer

su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los

cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan

que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una

Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio

de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus

consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la

Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón

de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.

El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la

Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el

altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral

de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou

entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían

como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín

como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la

Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la

Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios

hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.

Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la

Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el

acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,

el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de

las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo

de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la

catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En

aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se

consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de

primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos

redimidos.

En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden

Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes

referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.

Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la

Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de

1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa

Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de

Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo

es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de

Cautivos.

Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido

constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo

Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el

“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28

de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después

de la fundación.

Por último, queda claramente establecido que el propósito de

la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los

sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de

misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de

verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a

dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por

nosotros.”

Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la

fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11

de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa

Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de

la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia

Mercedaria de los siglos iniciales..

Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa

María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.

Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad

que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para

servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano

Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la

fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de

Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo

de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles

y H. Carbó de Llagostera.

Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro

Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora

de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,

continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas

para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.

Page 5: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

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Confirmación Pontificia de la Orden

En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la

magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él

había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero

1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la

Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto

breve y simple estructura, es especialmente importante para la

historia de la Orden. De ella proceden varios elementos

fundamentales.

Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía

como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus

hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran

conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.

La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida

al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como

respuesta a la súplica hecha al Papa.

Además, la bula presuponía que la dicha organización

religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad

diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos

confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.

De igual manera, se presuponía que desde su fundación en

1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo

que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin

embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las

instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa

época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban

varios grupos según la Regla que observaban para mantener la

disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la

Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el

grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos

que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula

ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de

instituciones que observan la Regla de San Agustín.

María en la Orden de la Merced

Origen del Nombre eb la Orden de la Merced

En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo

corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.

Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente

involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de

misericordia en los documentos medievales.

El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del

Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia

dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia

construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de

Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios

simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más

breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced

empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias

donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,

todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,

la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado

a Ella.

Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en

honor de Santa María de la Merced:

Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y

hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el

hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”

El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los

clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.

La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro

Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de

la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días

sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres

libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,

cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la

Misa de la Virgen y el canto de la Salve.

Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse

iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a

los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente

al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores

y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para

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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la

redención.

El nombre de María en el Título de la Orden

Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para

referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la

Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue

incorporado desde muy temprano a este título.

La primera vez que el nombre de María se menciona en el

título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura

testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en

Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para

informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los

Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa

dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de

la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda

su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el

término merced, tenemos así la denominación Santa María de la

Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula

podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era

conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre

de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.

Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la

Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la

interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la

redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la

Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la

fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las

Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título

de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de

la Redención de cautivos de Santa Eulalia.

Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San

Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los

documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor

fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden

Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época

del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de

la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco

ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden

comprometida con la redención de cautivos.

Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios

Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la

Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de

mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro

Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de

Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba

creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada

al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el

13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano

Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la

escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de

esa ciudad.

Además de la veneración y culto a María de la Merced

durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos

tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se

honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y

las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado

santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en

Valencia.

Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa

María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa

María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),

Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite

(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del

Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.

Marianismo Mercedario

Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y

anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,

siempre Virgen.

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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial

Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a

lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias

dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos

seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa

de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida

como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada

persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de

la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una

Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico

para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título

Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la

Merced.

Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el

comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en

el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,

hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban

una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de

Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus

posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la

Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el

3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de

Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor

Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de

Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en

homenaje a la Virgen María.”

Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor

de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.

No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la

especial intervención de María en la fundación de la Orden.

Santos de la Orden

La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a

diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos

de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.

La redención de cautivos en tierras moras, ponía

constantemente a los redentores en situaciones de total comunión

con los sufrimientos de Cristo Redentor.

San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los

dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos

cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced

nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan

solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser

contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero

aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede

Apostólica los elevó a los altares.

Mártires

En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del

Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.

Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en

tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un

cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,

golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y

el lodo y acaban como mártires.”

En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito

blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus

numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,

protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de

Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca

de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,

dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando

Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en

1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en

1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de

Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del

mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,

Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a

espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de

Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en

Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y

quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,

martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse

fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;

Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo

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en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino

Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria

en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en

Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos

catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados

de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue

quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para

entretener al pueblo de Túnez en 1317.

Muchas veces los musulmanes no respetaban los

salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la

sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si

mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo

musulmán.

San Ramón Nonato

Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su

atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor

popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.

Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón

nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia

de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de

Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y

urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el

vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud

se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita

romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen

de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.

Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco

Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del

primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo

tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una

redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue

entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un

candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los

cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio

liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos

Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,

en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,

cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de

Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo

de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser

enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una

mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde

finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.

San Serapio

Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se

alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más

tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,

se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de

Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,

Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para

continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión

de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa

de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En

cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos

arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.

En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,

llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto

a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén

por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor

viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.

Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,

escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,

solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la

limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no

llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una

muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,

como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey

de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y

a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de

1240.

San Pedro Pascual

Page 9: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

9

Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia

en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del

joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,

en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera

eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la

Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de

un puesto de canónigo en la iglesia catedral.

Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la

Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en

1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró

obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el

cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la

isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su

Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los

moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en

provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación

de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido

apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra

los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió

también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de

Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo

Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez

Mandamientos.

Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber

defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen

María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho

antes que cualquier otro teólogo occidental.

Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el

dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos

recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito

Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de

Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había

celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue

enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el

Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso

legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios

como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en

1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el

estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo

de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres

Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en

1905-1908.

San Pedro Armengol

Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació

en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su

infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una

atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de

su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la

vida disoluta y criminal de un bandido.

En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime

Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real

comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su

propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que

Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con

férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio

del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a

los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse

durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos

y así el Señor le regalara su misericordia infinita.

Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos

ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su

segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.

Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no

llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la

notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de

su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia

con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de

horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su

vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta

años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde

murió santamente en 1304.

Page 10: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

10

Santa María de Cervellón o del Socorro

La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de

Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de

Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir

de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la

parroquia de Santa María del Mar.

Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-

redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió

atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo

de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.

Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que

se reunía junto a Pedro Nolasco.

Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión

religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de

Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.

Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una

comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a

quienes pronto se unió la Hna. Colagia.

A María se la conoce también con el nombre de Socós o

Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en

alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por

el inclemente mar.

Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales

fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de

Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en

el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es

considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su

parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.

Frutos de Santidad 1317 – 1492

Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social

Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió

Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito

mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado

teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la

prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el

historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de

Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y

presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los

cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,

demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de

Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A

su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como

superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.

Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio

del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la

prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando

Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San

Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que

la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se

despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de

mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San

Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una

hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito

mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en

esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un

sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los

Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de

sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de

beatificación ya ha comenzado.

Además de buen administrador, buen predicador, hábil

negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de

cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más

pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato

para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para

peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue

la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para

enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos

pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su

Page 11: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

11

convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del

primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos

atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a

proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su

convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un

vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una

institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando

dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por

Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que

se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.

Otros Religiosos Ejemplares

A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos

son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin

embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.

Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo

que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo

que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y

gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la

situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad

Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de

la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro

Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó

al proceso de canonización de Santa María.

Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo

Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo

una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,

partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.

Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en

1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba

durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.

Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la

observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,

realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,

cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas

genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.

Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo

enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la

Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.

Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde

viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde

el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a

hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien

murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero

para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,

naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios

tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de

la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en

Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y

Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,

murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.

Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el

Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced

donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo

enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se

recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y

erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado

redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers

cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de

muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con

quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro

General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a

Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran

Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa

Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió

volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida

de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a

la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y

mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió

santamente en 1475.

Page 12: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

12

Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta

nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El

primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.

Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió

el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue

designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su

sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,

fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de

Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos

progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.

Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,

fue elegido redentor.

En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83

cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a

devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,

fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.

Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy

severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios

obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de

movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los

prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor

número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les

enviaba para la liberación.

En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre

Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el

objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado

a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había

quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el

Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los

moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los

encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que

lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,

además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una

oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando

Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,

encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su

propia vida. Murió abrazado a la cruz.

Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció

en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a

diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.

Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado

en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los

moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo

vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en

la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.

Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus

restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas

mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la

manera en que todos lo veneran.

Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto

de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza

porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los

moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los

Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la

cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a

la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos

muchachos que los apalearon hasta la muerte.

Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.

Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como

Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que

confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano

Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado

religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,

alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que

recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue

enterrado en la vieja catedral de Lérida.

Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A

los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su

dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa

ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo

hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar

Page 13: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

13

solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.

Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:

fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.

Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia

Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como

santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,

fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.

Frutos de Santidad 1492 – 1574

La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que

vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud

para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son

merecidamente recordados aquí:

Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más

influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.

Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.

Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,

destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una

distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su

estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,

y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba

la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su

sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la

oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y

de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue

sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido

considerado santo.

Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,

donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16

de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual

cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado

sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se

especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base

de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era

superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al

convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de

advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para

consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el

copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la

iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas

rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue

consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre

Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado

una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,

“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió

salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a

Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial

veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el

informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de

Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como

testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor

Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves

Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro

religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.

Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio

hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como

sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y

celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que

estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se

llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones

apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó

por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas

relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre

los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas

constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida

de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.

Murió en 1549.

Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se

atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a

una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un

Page 14: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

14

informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado

por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en

Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe

enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el

Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.

Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y

murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,

hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad

sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente

en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima

Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos

sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el

jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos

sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en

la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había

anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero

no se continuó.

1574 – 1770

Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.

Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en

1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la

vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.

Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando

admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se

cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de

limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.

El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso

apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada

esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en

la Iglesia Mercedaria de Lima.

Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en

Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a

Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde

temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,

abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,

lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,

donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la

predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en

1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después

de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y

la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque

en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su

apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su

muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el

proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a

Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue

proclamado el 31 de Enero de 1981.

Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado

como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,

lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.

Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo

encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió

a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de

ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de

Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,

quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes

cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar

a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se

le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614

entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios

descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida

religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los

necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,

sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al

prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de

ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En

la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del

Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un

espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los

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15

votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales

otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la

muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el

30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco

después de su muerte.

Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de

1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el

hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de

1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo

enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en

1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los

fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,

especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la

devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las

personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al

sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,

cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se

erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San

Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a

santo hasta el día de hoy.

Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el

hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó

sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México

como secretario y predicador con el Vicario General Antonio

Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó

quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en

la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata

holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar

con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del

Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica

defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó

todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los

intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de

1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba

detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no

de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su

muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de

Barcelona.

Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En

1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.

Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.

Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la

dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la

sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la

confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos

teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de

cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de

1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.

Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.

Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el

6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al

convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la

penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,

también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de

Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto

de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción

Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos

poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de

sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados

Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo

el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la

ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en

la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su

muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre

de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la

continuación del proceso.

Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue

contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.

Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología

mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida

Page 16: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

16

santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años

después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de

Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non

cultu.

José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres

Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.

Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal

donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el

24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue

nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña

que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De

regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la

redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas

donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se

dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis

últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de

cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la

redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272

redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,

inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje

que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros

redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en

Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta

tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo

pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la

lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso

en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el

regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de

1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como

predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente

misionero e incansable apóstol.

Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo

recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de

Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de

El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente

y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente

predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca

perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre

generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el

siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el

Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso

sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.

Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro

de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,

donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El

Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por

cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres

horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron

imprimir para disfrutarla plenamente.

Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.

Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima

en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya

tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a

buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como

donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y

permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor

porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien

de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del

Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y

dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad

concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la

admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de

su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su

fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron

inmediatamente, concluyendo en 1734.

Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde

ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de

Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre

Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un

hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la

ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la

oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico

Page 17: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

17

que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue

poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con

extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el

convento de Cuzco. Murió en 1730.

José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito

en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.

Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran

recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la

investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de

Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su

prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso

de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta

años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa

diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba

al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con

azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con

auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la

tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron

luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún

puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como

después de su muerte.

Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en

Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad

de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y

Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y

se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a

través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32

años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,

una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,

jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento

espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue

un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad

con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de

todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de

beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.

Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre

murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.

Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya

había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,

Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la

Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista

González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de

perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.

Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún

convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del

convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años

dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como

terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe

Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión

al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la

misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para

los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su

devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por

indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una

pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su

cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y

fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.

Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer

centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario

de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la

Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.

1880 – 1965

Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y

Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la

Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el

hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos

temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de

Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde

muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:

Page 18: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

18

maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y

visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,

conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo

que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo

permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó

el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el

convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y

Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,

desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista

Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias

normas y sano consejo para la vida religiosa.

Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la

humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la

devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en

Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño

Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención

espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las

Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en

peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y

profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió

con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro

de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de

Diciembre de 1930.

Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y

descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas

Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de

beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se

llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó

el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.

Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de

1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el

Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan

pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el

noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos

simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y

seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes

religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo

heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los

pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,

herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su

via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían

justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad

pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está

sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las

personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la

intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se

inició en Roma el proceso del siervo de Dios.

Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26

de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los

Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.

Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,

caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía

con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso

observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.

Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.

Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama

pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como

santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los

difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue

un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que

es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no

sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…

Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con

igual calma, paz y serenidad.”

Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de

1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al

catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró

su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser

religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,

se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que

era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto

religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas

de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se

Page 19: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

19

convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después

de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el

consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced

que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.

Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a

las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de

Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había

viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre

pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida

plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por

contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,

Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a

aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo

de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación

iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.

Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el

25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz

donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al

Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja

de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y

cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta

de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su

vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad

como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho

Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.

De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio

que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en

su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo

de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro

misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera

Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo

misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para

expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de

esta nueva vida.

A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa

rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López

Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la

oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como

misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este

proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío

XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se

transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo

instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al

año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras

fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de

Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso

Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera

superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el

solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.

Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el

Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde

1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus

virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de

1987.

Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro

de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria

reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres

que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se

agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por

sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de

1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en

Roma.

Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de

1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil

Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso

sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y

jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de

la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su

peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus

vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la

Provincia de Castilla.

Page 20: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

20

Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano

Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de

Septiembre de 1936.

Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta

son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco

Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,

Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz

Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,

Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban

Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina

Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.

El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal

eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.

Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de

Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura

del proceso La causa sigue su curso en Roma.

De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados

durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena

Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San

Sebastián. Sus nombres son:

Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín

Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco

Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,

Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia

de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio

Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús

Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y

Ricardo Vásquez Rodríguez,

El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado

en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los

restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio

de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de

Junio de 1942.

Los Primeros Mercedarios en las Américas

Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico

europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes

Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los

dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con

muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los

habitantes de estas tierras vírgenes.

Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que

acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana

llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro

Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo

el que busque información confiable sobre esa materia, tiene

pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya

que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que

narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las

costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.

Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en

las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se

llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al

bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de

blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la

Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había

llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,

f. 9).

Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos

un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.

Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y

de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos

mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de

Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado

identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.

Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en

Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España

solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso

organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo

Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge

estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.

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21

Trabajo Apostólico en América

Actividad Inicial

Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los

mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No

conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.

Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos

de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,

la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este

continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que

venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.

Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer

obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente

positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde

México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.

Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar

el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen

sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.

En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes

dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos

correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.

Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la

evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:

buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,

grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización

social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena

disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.

Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros

mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.

Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas

muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en

sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a

vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la

escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia

de las visitas.

El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala

acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba

la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la

construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros

rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se

predicó el Evangelio.

La metodología catequética era muy simple si bien bastante

efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de

María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos

de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un

intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus

propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,

Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de

Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su

audiencia

El conquistador de tierras en América se convertía en su

propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a

colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y

servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe

cristiana a los encomendados. La persona encargada de una

encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que

suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero

prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el

sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,

legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que

enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso

ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos

para los misioneros y su apostolado.

El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.

Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina

y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos

misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no

podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,

casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos

que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación

real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que

obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.

Page 22: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

22

De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,

verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas

separadas por grandes distancias y la más grande servía como

centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión

para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas

de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la

catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina

eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para

tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las

encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros

bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los

mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través

de América.

Defendiendo a los Nativos

La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,

humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó

mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.

La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el

principio de la conquista. No por nada había luchado durante

trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,

los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la

atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e

informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los

conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta

que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.

Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable

misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector

y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,

responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En

León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor

de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a

la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por

cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos

siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan

de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la

Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban

en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre

Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los

encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,

Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron

lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.

Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,

colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos

confiaran en ellos.

La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y

XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,

dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin

embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De

hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos

religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida

religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración

espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron

distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del

nuevo tiempo histórico.

El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de

expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que

dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En

un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción

cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia

de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la

Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en

asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer

el bien al prójimo.

En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos

femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún

aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve

descripción de estos institutos:

Mercedarias Misioneras de Barcelona

Page 23: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

23

Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de

Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y

el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova

(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió

al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las

Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad

inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General

de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta

promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de

completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y

Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el

hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la

incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.

Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la

diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden

de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las

religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron

el nombre de Religiosas Mercedarias.

El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum

laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto

estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las

misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de

1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino

y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación

cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la

enseñanza, las misiones y las obras sociales.

Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas

en 66 casas en España, América y Africa.

Hermanas Mercedarias de la Caridad

La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en

Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador

de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y

Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la

Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José

María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de

Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus

Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.

El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad

mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las

Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,

expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:

“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica

de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales

y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los

hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar

en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.

Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los

pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,

no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,

afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”

La Congregación, actualmente, está extendida en España,

Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced

Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864

por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el

apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.

Lavigerie.

Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el

nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las

primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron

aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de

agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la

Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de

abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con

decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel

mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la

Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el

Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera

aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII

concedía la aprobación definitva de las Constituciones.

Page 24: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

24

El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un

espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y

misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras

Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para

honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.

Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el

carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,

fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que

Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe

ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que

no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la

salvación de las almas.”

Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas

existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,

Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia

y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y

superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y

colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las

clínicas de los ancianos en asilos.

Sisters of Mercy

Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros

institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a

la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con

ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.

Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron

origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una

piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que

abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,

alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de

fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las

obras de caridad o de misericordia en todas se varias

manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con

sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre

de 1831.

Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de

origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las

constituciones se recomienda tener una especial devoción a la

Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san

Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la

Congregación está en uso el escudo de la Orden.

Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco

continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua

inglesa.

Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús

Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,

Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la

Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable

José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa

muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien

consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.

El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias

redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano

hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede

la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de

Abril de 1940.

Según las Constituciones aprobadas en 1983, la

Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la

educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,

hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas

antievangélicas”.

Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas

en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico

y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los

huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los

suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas

promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un

servicio a la fe.

Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Page 25: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

25

Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de

1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia

diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue

indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.

El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la

comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de

acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre

Consuelo Olivares.

Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el

11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de

julio de 1948.

La finalidad del Instituto está expresada con estos términos

en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco

por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra

Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa

mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación

en el culto y piedad eucarísticos.

La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial

cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.

Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,

Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.

Mercedarias Misioneras de Bérriz

Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de

clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el

Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama

por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que

ingresa al monasterio en 1903.

En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria

Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la

vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar

fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En

1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias

misioneras a Wuhu, China.

El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita

Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa

Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que

continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.

En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre

Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas

definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan

emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las

Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la

misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos

comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes

y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y

sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo

exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la

vida”.

Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,

Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.

Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil

Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía

Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario

monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de

Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre

Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el

3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.

El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la

Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los

permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de

Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios

Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de

Santa Teresita del Niño Jesús.”.

La finalidad del Instituto aparece en las constituciones

aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar

continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción

apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más

desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,

Page 26: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

26

contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,

marginados y oprimidos”.

Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario

descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de

1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario

General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden

Mercedaria descalza.

Mercedarias del Divino Maestro

Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia

Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el

año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y

Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero

de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la

educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.

Laicado Mercedario

Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices

conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,

en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en

la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las

indulgencias propias de la Tercera Orden.

También en el Brasil hay que señalar la transformación de

la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,

hecha en 1845.

En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un

tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que

querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y

pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono

de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las

Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos

propios y enriquecidas con particulares indulgencias.

Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a

las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,

también con Estatutos propios e indulgencias.

Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la

Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos

santos varones que merecen ser recordados son

San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban

adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de

San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el

hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,

siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la

Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del

padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado

sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..

Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la

Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el

escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus

hijos hacer lo mismo.

San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación

más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote

por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la

Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino

a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su

amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,

viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre

la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:

L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio

ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres

unos de otros.

A estos devotos de la Merced, también añadimos otro

enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)

que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a

los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta

Page 27: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

27

Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le

tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo

posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.

El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el

escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un

más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito

mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.

Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no

claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este

modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente

en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido

posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,

Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo

referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden

Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos

a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama

constituciones a sus Estatutos.

Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos

se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida

mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al

bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre

Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y

ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y

herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con

los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el

apostolado social en la línea del servicio redentor.

Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente

revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la

vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las

exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la

pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su

estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de

un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la

esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a

las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e

ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles

con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.

La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción

de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San

Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.

Cofradías

La figura de María Santísima ha movido muchos corazones

que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es

así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones

mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente

a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la

Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La

espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la

Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de

laicos se han debilitado en su vigor.

Mirando al Futuro

Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:

“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha

detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta

pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación

vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad

con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu

y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis

las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más

eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este

cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con

una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de

humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y

de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de

quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía

institucional”.

Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al

alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida

interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo

Page 28: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

28

tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual

el carisma mercedario.

Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,

con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para

desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de

Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre

Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia

privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la

Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia

me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los

propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social

contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su

tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los

mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,

reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,

incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros

orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,

que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su

divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e

inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de

redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:

liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,

comenzando por aquella fundamental del pecado.”

No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar

y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el

mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era

concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen

hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la

Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra

redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de

su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio

más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el

Evangelio a los hombres.

La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica

Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia

anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,

son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la

persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y

de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la

afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.

Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la

bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En

proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando

una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.

La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere

contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma

liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y

que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para

la edificación del Reino de Dios.

Page 29: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 1

La Familia

Mercedaria.

La Orden de la Merced Un perfil histórico

Page 30: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 2

San Pedro Nolasco, fundador

Lugar y fecha de su Nacimiento

La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento

de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum

escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,

hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción

española, la frase fielmente traducida del codex dice:

“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de

Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde

había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum

fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se

refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada

en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de

Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro

Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco

Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este

antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los

escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido

unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin

embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos

más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro

Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de

Barcelona.

En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una

fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un

antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según

el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba

liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar

involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios

tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un

espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello

resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,

que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,

Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.

Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden

Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los

lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente

una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el

hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y

cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que

abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.

Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus

instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de

cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un

aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios

de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas

sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su

vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -

entregada por documentación confiable – es el de un joven

determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso

directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.

Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,

desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el

arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y

Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de

fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su

carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo

comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que

dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció

con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los

cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la

oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas

de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,

para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el

santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación

y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”

La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para

el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque

los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran

conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la

transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en

tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros

estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó

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Fraternidad San Pedro Pascual.

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Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a

Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan

adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del

grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con

admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo

por la redención.

Muerte de Pedro Nolasco

Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de

Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido

posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la

Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la

Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su

acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser

aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en

mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la

donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos

capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de

Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto

debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,

quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la

firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el

tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser

firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado

Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el

Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”

A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de

las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del

primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la

Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros

países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se

celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el

Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo

de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida

cerca del mar por Raimundo de Plegamans.

El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la

iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del

primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían

llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario

que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin

embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad

y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al

momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:

Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo

Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de

Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,

Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,

Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.

El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue

considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le

consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los

países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar

esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.

Fundación de la Orden

Después de quince años de admirable misericordia en la

redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían

con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos

aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su

fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada

devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,

con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se

sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por

su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración

divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había

comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto

de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la

Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó

su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos

redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación

de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra

redentora.

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Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer

su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los

cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan

que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una

Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio

de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus

consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la

Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón

de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.

El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la

Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el

altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral

de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou

entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían

como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín

como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la

Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la

Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios

hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.

Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la

Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el

acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,

el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de

las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo

de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la

catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En

aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se

consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de

primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos

redimidos.

En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden

Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes

referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.

Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la

Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de

1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa

Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de

Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo

es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de

Cautivos.

Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido

constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo

Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el

“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28

de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después

de la fundación.

Por último, queda claramente establecido que el propósito de

la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los

sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de

misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de

verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a

dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por

nosotros.”

Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la

fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11

de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa

Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de

la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia

Mercedaria de los siglos iniciales..

Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa

María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.

Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad

que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para

servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano

Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la

fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de

Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo

de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles

y H. Carbó de Llagostera.

Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro

Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora

de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,

continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas

para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.

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Confirmación Pontificia de la Orden

En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la

magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él

había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero

1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la

Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto

breve y simple estructura, es especialmente importante para la

historia de la Orden. De ella proceden varios elementos

fundamentales.

Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía

como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus

hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran

conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.

La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida

al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como

respuesta a la súplica hecha al Papa.

Además, la bula presuponía que la dicha organización

religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad

diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos

confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.

De igual manera, se presuponía que desde su fundación en

1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo

que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin

embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las

instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa

época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban

varios grupos según la Regla que observaban para mantener la

disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la

Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el

grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos

que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula

ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de

instituciones que observan la Regla de San Agustín.

María en la Orden de la Merced

Origen del Nombre eb la Orden de la Merced

En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo

corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.

Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente

involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de

misericordia en los documentos medievales.

El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del

Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia

dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia

construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de

Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios

simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más

breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced

empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias

donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,

todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,

la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado

a Ella.

Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en

honor de Santa María de la Merced:

Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y

hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el

hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”

El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los

clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.

La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro

Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de

la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días

sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres

libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,

cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la

Misa de la Virgen y el canto de la Salve.

Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse

iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a

los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente

al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores

y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para

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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la

redención.

El nombre de María en el Título de la Orden

Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para

referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la

Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue

incorporado desde muy temprano a este título.

La primera vez que el nombre de María se menciona en el

título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura

testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en

Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para

informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los

Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa

dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de

la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda

su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el

término merced, tenemos así la denominación Santa María de la

Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula

podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era

conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre

de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.

Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la

Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la

interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la

redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la

Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la

fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las

Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título

de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de

la Redención de cautivos de Santa Eulalia.

Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San

Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los

documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor

fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden

Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época

del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de

la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco

ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden

comprometida con la redención de cautivos.

Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios

Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la

Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de

mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro

Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de

Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba

creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada

al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el

13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano

Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la

escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de

esa ciudad.

Además de la veneración y culto a María de la Merced

durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos

tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se

honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y

las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado

santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en

Valencia.

Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa

María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa

María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),

Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite

(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del

Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.

Marianismo Mercedario

Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y

anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,

siempre Virgen.

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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial

Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a

lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias

dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos

seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa

de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida

como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada

persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de

la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una

Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico

para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título

Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la

Merced.

Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el

comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en

el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,

hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban

una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de

Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus

posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la

Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el

3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de

Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor

Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de

Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en

homenaje a la Virgen María.”

Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor

de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.

No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la

especial intervención de María en la fundación de la Orden.

Santos de la Orden

La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a

diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos

de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.

La redención de cautivos en tierras moras, ponía

constantemente a los redentores en situaciones de total comunión

con los sufrimientos de Cristo Redentor.

San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los

dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos

cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced

nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan

solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser

contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero

aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede

Apostólica los elevó a los altares.

Mártires

En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del

Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.

Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en

tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un

cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,

golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y

el lodo y acaban como mártires.”

En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito

blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus

numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,

protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de

Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca

de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,

dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando

Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en

1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en

1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de

Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del

mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,

Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a

espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de

Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en

Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y

quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,

martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse

fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;

Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo

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en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino

Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria

en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en

Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos

catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados

de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue

quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para

entretener al pueblo de Túnez en 1317.

Muchas veces los musulmanes no respetaban los

salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la

sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si

mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo

musulmán.

San Ramón Nonato

Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su

atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor

popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.

Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón

nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia

de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de

Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y

urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el

vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud

se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita

romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen

de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.

Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco

Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del

primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo

tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una

redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue

entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un

candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los

cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio

liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos

Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,

en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,

cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de

Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo

de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser

enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una

mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde

finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.

San Serapio

Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se

alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más

tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,

se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de

Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,

Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para

continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión

de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa

de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En

cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos

arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.

En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,

llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto

a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén

por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor

viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.

Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,

escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,

solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la

limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no

llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una

muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,

como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey

de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y

a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de

1240.

San Pedro Pascual

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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia

en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del

joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,

en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera

eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la

Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de

un puesto de canónigo en la iglesia catedral.

Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la

Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en

1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró

obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el

cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la

isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su

Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los

moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en

provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación

de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido

apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra

los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió

también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de

Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo

Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez

Mandamientos.

Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber

defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen

María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho

antes que cualquier otro teólogo occidental.

Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el

dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos

recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito

Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de

Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había

celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue

enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el

Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso

legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios

como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en

1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el

estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo

de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres

Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en

1905-1908.

San Pedro Armengol

Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació

en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su

infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una

atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de

su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la

vida disoluta y criminal de un bandido.

En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime

Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real

comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su

propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que

Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con

férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio

del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a

los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse

durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos

y así el Señor le regalara su misericordia infinita.

Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos

ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su

segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.

Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no

llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la

notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de

su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia

con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de

horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su

vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta

años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde

murió santamente en 1304.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 10

Santa María de Cervellón o del Socorro

La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de

Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de

Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir

de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la

parroquia de Santa María del Mar.

Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-

redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió

atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo

de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.

Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que

se reunía junto a Pedro Nolasco.

Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión

religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de

Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.

Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una

comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a

quienes pronto se unió la Hna. Colagia.

A María se la conoce también con el nombre de Socós o

Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en

alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por

el inclemente mar.

Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales

fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de

Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en

el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es

considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su

parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.

Frutos de Santidad 1317 – 1492

Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social

Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió

Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito

mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado

teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la

prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el

historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de

Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y

presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los

cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,

demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de

Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A

su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como

superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.

Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio

del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la

prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando

Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San

Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que

la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se

despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de

mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San

Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una

hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito

mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en

esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un

sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los

Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de

sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de

beatificación ya ha comenzado.

Además de buen administrador, buen predicador, hábil

negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de

cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más

pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato

para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para

peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue

la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para

enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos

pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 11

convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del

primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos

atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a

proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su

convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un

vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una

institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando

dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por

Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que

se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.

Otros Religiosos Ejemplares

A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos

son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin

embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.

Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo

que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo

que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y

gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la

situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad

Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de

la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro

Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó

al proceso de canonización de Santa María.

Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo

Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo

una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,

partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.

Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en

1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba

durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.

Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la

observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,

realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,

cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas

genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.

Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo

enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la

Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.

Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde

viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde

el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a

hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien

murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero

para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,

naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios

tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de

la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en

Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y

Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,

murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.

Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el

Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced

donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo

enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se

recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y

erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado

redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers

cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de

muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con

quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro

General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a

Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran

Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa

Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió

volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida

de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a

la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y

mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió

santamente en 1475.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 12

Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta

nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El

primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.

Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió

el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue

designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su

sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,

fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de

Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos

progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.

Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,

fue elegido redentor.

En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83

cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a

devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,

fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.

Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy

severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios

obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de

movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los

prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor

número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les

enviaba para la liberación.

En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre

Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el

objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado

a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había

quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el

Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los

moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los

encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que

lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,

además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una

oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando

Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,

encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su

propia vida. Murió abrazado a la cruz.

Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció

en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a

diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.

Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado

en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los

moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo

vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en

la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.

Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus

restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas

mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la

manera en que todos lo veneran.

Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto

de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza

porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los

moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los

Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la

cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a

la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos

muchachos que los apalearon hasta la muerte.

Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.

Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como

Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que

confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano

Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado

religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,

alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que

recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue

enterrado en la vieja catedral de Lérida.

Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A

los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su

dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa

ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo

hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 13

solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.

Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:

fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.

Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia

Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como

santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,

fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.

Frutos de Santidad 1492 – 1574

La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que

vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud

para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son

merecidamente recordados aquí:

Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más

influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.

Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.

Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,

destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una

distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su

estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,

y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba

la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su

sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la

oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y

de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue

sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido

considerado santo.

Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,

donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16

de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual

cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado

sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se

especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base

de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era

superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al

convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de

advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para

consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el

copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la

iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas

rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue

consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre

Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado

una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,

“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió

salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a

Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial

veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el

informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de

Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como

testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor

Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves

Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro

religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.

Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio

hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como

sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y

celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que

estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se

llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones

apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó

por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas

relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre

los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas

constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida

de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.

Murió en 1549.

Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se

atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a

una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 14

informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado

por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en

Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe

enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el

Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.

Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y

murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,

hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad

sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente

en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima

Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos

sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el

jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos

sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en

la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había

anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero

no se continuó.

1574 – 1770

Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.

Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en

1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la

vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.

Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando

admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se

cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de

limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.

El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso

apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada

esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en

la Iglesia Mercedaria de Lima.

Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en

Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a

Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde

temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,

abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,

lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,

donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la

predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en

1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después

de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y

la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque

en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su

apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su

muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el

proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a

Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue

proclamado el 31 de Enero de 1981.

Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado

como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,

lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.

Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo

encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió

a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de

ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de

Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,

quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes

cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar

a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se

le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614

entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios

descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida

religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los

necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,

sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al

prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de

ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En

la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del

Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un

espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 15

votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales

otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la

muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el

30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco

después de su muerte.

Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de

1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el

hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de

1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo

enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en

1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los

fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,

especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la

devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las

personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al

sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,

cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se

erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San

Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a

santo hasta el día de hoy.

Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el

hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó

sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México

como secretario y predicador con el Vicario General Antonio

Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó

quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en

la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata

holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar

con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del

Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica

defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó

todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los

intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de

1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba

detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no

de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su

muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de

Barcelona.

Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En

1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.

Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.

Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la

dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la

sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la

confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos

teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de

cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de

1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.

Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.

Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el

6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al

convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la

penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,

también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de

Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto

de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción

Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos

poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de

sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados

Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo

el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la

ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en

la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su

muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre

de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la

continuación del proceso.

Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue

contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.

Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología

mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 16

santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años

después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de

Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non

cultu.

José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres

Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.

Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal

donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el

24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue

nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña

que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De

regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la

redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas

donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se

dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis

últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de

cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la

redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272

redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,

inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje

que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros

redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en

Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta

tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo

pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la

lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso

en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el

regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de

1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como

predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente

misionero e incansable apóstol.

Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo

recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de

Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de

El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente

y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente

predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca

perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre

generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el

siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el

Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso

sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.

Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro

de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,

donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El

Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por

cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres

horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron

imprimir para disfrutarla plenamente.

Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.

Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima

en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya

tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a

buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como

donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y

permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor

porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien

de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del

Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y

dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad

concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la

admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de

su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su

fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron

inmediatamente, concluyendo en 1734.

Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde

ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de

Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre

Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un

hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la

ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la

oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 17

que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue

poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con

extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el

convento de Cuzco. Murió en 1730.

José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito

en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.

Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran

recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la

investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de

Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su

prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso

de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta

años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa

diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba

al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con

azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con

auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la

tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron

luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún

puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como

después de su muerte.

Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en

Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad

de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y

Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y

se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a

través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32

años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,

una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,

jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento

espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue

un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad

con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de

todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de

beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.

Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre

murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.

Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya

había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,

Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la

Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista

González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de

perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.

Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún

convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del

convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años

dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como

terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe

Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión

al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la

misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para

los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su

devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por

indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una

pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su

cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y

fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.

Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer

centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario

de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la

Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.

1880 – 1965

Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y

Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la

Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el

hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos

temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de

Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde

muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 18

maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y

visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,

conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo

que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo

permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó

el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el

convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y

Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,

desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista

Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias

normas y sano consejo para la vida religiosa.

Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la

humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la

devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en

Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño

Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención

espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las

Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en

peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y

profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió

con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro

de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de

Diciembre de 1930.

Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y

descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas

Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de

beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se

llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó

el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.

Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de

1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el

Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan

pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el

noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos

simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y

seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes

religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo

heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los

pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,

herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su

via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían

justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad

pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está

sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las

personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la

intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se

inició en Roma el proceso del siervo de Dios.

Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26

de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los

Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.

Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,

caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía

con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso

observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.

Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.

Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama

pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como

santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los

difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue

un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que

es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no

sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…

Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con

igual calma, paz y serenidad.”

Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de

1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al

catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró

su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser

religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,

se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que

era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto

religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas

de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 19

convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después

de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el

consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced

que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.

Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a

las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de

Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había

viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre

pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida

plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por

contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,

Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a

aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo

de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación

iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.

Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el

25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz

donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al

Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja

de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y

cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta

de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su

vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad

como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho

Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.

De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio

que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en

su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo

de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro

misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera

Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo

misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para

expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de

esta nueva vida.

A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa

rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López

Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la

oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como

misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este

proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío

XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se

transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo

instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al

año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras

fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de

Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso

Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera

superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el

solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.

Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el

Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde

1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus

virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de

1987.

Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro

de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria

reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres

que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se

agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por

sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de

1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en

Roma.

Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de

1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil

Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso

sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y

jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de

la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su

peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus

vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la

Provincia de Castilla.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 20

Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano

Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de

Septiembre de 1936.

Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta

son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco

Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,

Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz

Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,

Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban

Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina

Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.

El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal

eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.

Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de

Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura

del proceso La causa sigue su curso en Roma.

De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados

durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena

Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San

Sebastián. Sus nombres son:

Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín

Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco

Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,

Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia

de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio

Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús

Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y

Ricardo Vásquez Rodríguez,

El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado

en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los

restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio

de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de

Junio de 1942.

Los Primeros Mercedarios en las Américas

Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico

europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes

Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los

dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con

muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los

habitantes de estas tierras vírgenes.

Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que

acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana

llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro

Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo

el que busque información confiable sobre esa materia, tiene

pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya

que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que

narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las

costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.

Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en

las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se

llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al

bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de

blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la

Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había

llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,

f. 9).

Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos

un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.

Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y

de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos

mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de

Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado

identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.

Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en

Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España

solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso

organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo

Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge

estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 21

Trabajo Apostólico en América

Actividad Inicial

Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los

mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No

conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.

Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos

de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,

la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este

continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que

venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.

Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer

obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente

positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde

México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.

Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar

el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen

sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.

En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes

dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos

correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.

Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la

evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:

buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,

grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización

social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena

disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.

Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros

mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.

Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas

muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en

sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a

vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la

escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia

de las visitas.

El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala

acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba

la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la

construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros

rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se

predicó el Evangelio.

La metodología catequética era muy simple si bien bastante

efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de

María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos

de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un

intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus

propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,

Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de

Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su

audiencia

El conquistador de tierras en América se convertía en su

propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a

colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y

servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe

cristiana a los encomendados. La persona encargada de una

encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que

suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero

prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el

sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,

legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que

enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso

ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos

para los misioneros y su apostolado.

El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.

Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina

y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos

misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no

podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,

casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos

que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación

real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que

obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 22

De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,

verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas

separadas por grandes distancias y la más grande servía como

centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión

para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas

de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la

catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina

eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para

tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las

encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros

bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los

mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través

de América.

Defendiendo a los Nativos

La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,

humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó

mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.

La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el

principio de la conquista. No por nada había luchado durante

trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,

los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la

atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e

informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los

conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta

que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.

Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable

misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector

y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,

responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En

León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor

de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a

la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por

cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos

siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan

de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la

Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban

en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre

Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los

encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,

Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron

lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.

Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,

colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos

confiaran en ellos.

La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y

XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,

dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin

embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De

hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos

religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida

religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración

espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron

distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del

nuevo tiempo histórico.

El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de

expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que

dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En

un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción

cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia

de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la

Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en

asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer

el bien al prójimo.

En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos

femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún

aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve

descripción de estos institutos:

Mercedarias Misioneras de Barcelona

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 23

Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de

Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y

el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova

(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió

al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las

Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad

inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General

de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta

promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de

completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y

Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el

hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la

incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.

Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la

diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden

de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las

religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron

el nombre de Religiosas Mercedarias.

El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum

laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto

estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las

misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de

1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino

y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación

cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la

enseñanza, las misiones y las obras sociales.

Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas

en 66 casas en España, América y Africa.

Hermanas Mercedarias de la Caridad

La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en

Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador

de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y

Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la

Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José

María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de

Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus

Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.

El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad

mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las

Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,

expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:

“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica

de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales

y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los

hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar

en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.

Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los

pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,

no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,

afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”

La Congregación, actualmente, está extendida en España,

Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced

Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864

por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el

apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.

Lavigerie.

Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el

nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las

primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron

aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de

agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la

Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de

abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con

decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel

mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la

Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el

Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera

aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII

concedía la aprobación definitva de las Constituciones.

Page 52: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 24

El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un

espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y

misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras

Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para

honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.

Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el

carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,

fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que

Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe

ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que

no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la

salvación de las almas.”

Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas

existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,

Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia

y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y

superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y

colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las

clínicas de los ancianos en asilos.

Sisters of Mercy

Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros

institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a

la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con

ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.

Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron

origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una

piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que

abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,

alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de

fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las

obras de caridad o de misericordia en todas se varias

manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con

sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre

de 1831.

Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de

origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las

constituciones se recomienda tener una especial devoción a la

Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san

Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la

Congregación está en uso el escudo de la Orden.

Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco

continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua

inglesa.

Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús

Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,

Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la

Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable

José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa

muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien

consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.

El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias

redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano

hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede

la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de

Abril de 1940.

Según las Constituciones aprobadas en 1983, la

Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la

educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,

hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas

antievangélicas”.

Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas

en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico

y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los

huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los

suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas

promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un

servicio a la fe.

Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Page 53: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 25

Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de

1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia

diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue

indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.

El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la

comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de

acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre

Consuelo Olivares.

Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el

11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de

julio de 1948.

La finalidad del Instituto está expresada con estos términos

en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco

por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra

Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa

mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación

en el culto y piedad eucarísticos.

La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial

cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.

Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,

Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.

Mercedarias Misioneras de Bérriz

Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de

clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el

Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama

por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que

ingresa al monasterio en 1903.

En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria

Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la

vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar

fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En

1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias

misioneras a Wuhu, China.

El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita

Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa

Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que

continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.

En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre

Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas

definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan

emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las

Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la

misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos

comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes

y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y

sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo

exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la

vida”.

Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,

Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.

Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil

Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía

Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario

monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de

Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre

Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el

3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.

El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la

Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los

permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de

Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios

Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de

Santa Teresita del Niño Jesús.”.

La finalidad del Instituto aparece en las constituciones

aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar

continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción

apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más

desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 26

contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,

marginados y oprimidos”.

Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario

descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de

1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario

General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden

Mercedaria descalza.

Mercedarias del Divino Maestro

Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia

Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el

año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y

Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero

de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la

educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.

Laicado Mercedario

Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices

conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,

en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en

la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las

indulgencias propias de la Tercera Orden.

También en el Brasil hay que señalar la transformación de

la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,

hecha en 1845.

En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un

tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que

querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y

pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono

de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las

Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos

propios y enriquecidas con particulares indulgencias.

Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a

las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,

también con Estatutos propios e indulgencias.

Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la

Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos

santos varones que merecen ser recordados son

San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban

adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de

San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el

hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,

siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la

Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del

padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado

sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..

Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la

Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el

escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus

hijos hacer lo mismo.

San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación

más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote

por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la

Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino

a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su

amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,

viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre

la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:

L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio

ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres

unos de otros.

A estos devotos de la Merced, también añadimos otro

enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)

que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a

los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta

Page 55: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 27

Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le

tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo

posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.

El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el

escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un

más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito

mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.

Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no

claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este

modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente

en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido

posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,

Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo

referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden

Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos

a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama

constituciones a sus Estatutos.

Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos

se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida

mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al

bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre

Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y

ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y

herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con

los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el

apostolado social en la línea del servicio redentor.

Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente

revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la

vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las

exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la

pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su

estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de

un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la

esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a

las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e

ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles

con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.

La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción

de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San

Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.

Cofradías

La figura de María Santísima ha movido muchos corazones

que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es

así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones

mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente

a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la

Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La

espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la

Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de

laicos se han debilitado en su vigor.

Mirando al Futuro

Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:

“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha

detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta

pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación

vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad

con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu

y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis

las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más

eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este

cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con

una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de

humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y

de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de

quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía

institucional”.

Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al

alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida

interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 28

tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual

el carisma mercedario.

Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,

con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para

desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de

Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre

Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia

privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la

Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia

me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los

propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social

contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su

tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los

mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,

reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,

incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros

orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,

que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su

divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e

inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de

redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:

liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,

comenzando por aquella fundamental del pecado.”

No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar

y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el

mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era

concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen

hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la

Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra

redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de

su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio

más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el

Evangelio a los hombres.

La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica

Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia

anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,

son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la

persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y

de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la

afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.

Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la

bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En

proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando

una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.

La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere

contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma

liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y

que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para

la edificación del Reino de Dios.

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 1

La Familia

Mercedaria.

La Orden de la Merced Un perfil histórico

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 2

San Pedro Nolasco, fundador

Lugar y fecha de su Nacimiento

La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento

de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum

escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,

hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción

española, la frase fielmente traducida del codex dice:

“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de

Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde

había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum

fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se

refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada

en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de

Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro

Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco

Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este

antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los

escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido

unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin

embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos

más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro

Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de

Barcelona.

En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una

fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un

antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según

el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba

liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar

involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios

tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un

espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello

resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,

que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,

Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.

Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden

Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los

lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente

una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el

hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y

cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que

abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.

Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus

instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de

cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un

aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios

de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas

sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su

vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -

entregada por documentación confiable – es el de un joven

determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso

directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.

Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,

desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el

arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y

Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de

fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su

carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo

comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que

dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció

con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los

cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la

oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas

de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,

para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el

santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación

y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”

La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para

el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque

los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran

conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la

transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en

tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros

estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 3

Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a

Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan

adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del

grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con

admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo

por la redención.

Muerte de Pedro Nolasco

Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de

Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido

posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la

Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la

Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su

acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser

aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en

mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la

donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos

capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de

Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto

debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,

quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la

firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el

tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser

firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado

Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el

Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”

A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de

las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del

primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la

Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros

países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se

celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el

Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo

de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida

cerca del mar por Raimundo de Plegamans.

El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la

iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del

primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían

llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario

que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin

embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad

y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al

momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:

Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo

Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de

Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,

Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,

Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.

El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue

considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le

consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los

países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar

esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.

Fundación de la Orden

Después de quince años de admirable misericordia en la

redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían

con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos

aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su

fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada

devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,

con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se

sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por

su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración

divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había

comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto

de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la

Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó

su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos

redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación

de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra

redentora.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 4

Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer

su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los

cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan

que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una

Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio

de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus

consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la

Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón

de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.

El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la

Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el

altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral

de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou

entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían

como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín

como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la

Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la

Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios

hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.

Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la

Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el

acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,

el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de

las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo

de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la

catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En

aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se

consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de

primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos

redimidos.

En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden

Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes

referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.

Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la

Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de

1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa

Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de

Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo

es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de

Cautivos.

Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido

constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo

Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el

“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28

de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después

de la fundación.

Por último, queda claramente establecido que el propósito de

la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los

sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de

misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de

verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a

dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por

nosotros.”

Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la

fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11

de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa

Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de

la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia

Mercedaria de los siglos iniciales..

Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa

María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.

Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad

que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para

servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano

Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la

fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de

Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo

de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles

y H. Carbó de Llagostera.

Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro

Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora

de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,

continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas

para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 5

Confirmación Pontificia de la Orden

En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la

magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él

había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero

1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la

Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto

breve y simple estructura, es especialmente importante para la

historia de la Orden. De ella proceden varios elementos

fundamentales.

Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía

como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus

hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran

conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.

La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida

al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como

respuesta a la súplica hecha al Papa.

Además, la bula presuponía que la dicha organización

religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad

diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos

confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.

De igual manera, se presuponía que desde su fundación en

1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo

que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin

embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las

instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa

época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban

varios grupos según la Regla que observaban para mantener la

disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la

Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el

grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos

que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula

ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de

instituciones que observan la Regla de San Agustín.

María en la Orden de la Merced

Origen del Nombre eb la Orden de la Merced

En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo

corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.

Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente

involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de

misericordia en los documentos medievales.

El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del

Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia

dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia

construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de

Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios

simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más

breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced

empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias

donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,

todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,

la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado

a Ella.

Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en

honor de Santa María de la Merced:

Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y

hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el

hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”

El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los

clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.

La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro

Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de

la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días

sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres

libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,

cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la

Misa de la Virgen y el canto de la Salve.

Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse

iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a

los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente

al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores

y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para

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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la

redención.

El nombre de María en el Título de la Orden

Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para

referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la

Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue

incorporado desde muy temprano a este título.

La primera vez que el nombre de María se menciona en el

título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura

testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en

Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para

informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los

Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa

dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de

la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda

su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el

término merced, tenemos así la denominación Santa María de la

Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula

podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era

conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre

de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.

Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la

Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la

interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la

redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la

Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la

fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las

Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título

de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de

la Redención de cautivos de Santa Eulalia.

Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San

Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los

documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor

fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden

Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época

del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de

la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco

ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden

comprometida con la redención de cautivos.

Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios

Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la

Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de

mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro

Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de

Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba

creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada

al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el

13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano

Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la

escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de

esa ciudad.

Además de la veneración y culto a María de la Merced

durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos

tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se

honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y

las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado

santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en

Valencia.

Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa

María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa

María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),

Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite

(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del

Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.

Marianismo Mercedario

Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y

anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,

siempre Virgen.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial

Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a

lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias

dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos

seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa

de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida

como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada

persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de

la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una

Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico

para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título

Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la

Merced.

Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el

comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en

el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,

hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban

una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de

Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus

posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la

Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el

3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de

Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor

Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de

Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en

homenaje a la Virgen María.”

Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor

de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.

No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la

especial intervención de María en la fundación de la Orden.

Santos de la Orden

La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a

diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos

de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.

La redención de cautivos en tierras moras, ponía

constantemente a los redentores en situaciones de total comunión

con los sufrimientos de Cristo Redentor.

San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los

dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos

cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced

nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan

solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser

contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero

aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede

Apostólica los elevó a los altares.

Mártires

En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del

Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.

Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en

tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un

cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,

golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y

el lodo y acaban como mártires.”

En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito

blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus

numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,

protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de

Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca

de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,

dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando

Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en

1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en

1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de

Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del

mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,

Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a

espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de

Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en

Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y

quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,

martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse

fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;

Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 8

en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino

Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria

en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en

Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos

catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados

de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue

quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para

entretener al pueblo de Túnez en 1317.

Muchas veces los musulmanes no respetaban los

salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la

sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si

mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo

musulmán.

San Ramón Nonato

Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su

atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor

popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.

Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón

nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia

de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de

Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y

urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el

vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud

se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita

romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen

de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.

Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco

Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del

primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo

tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una

redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue

entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un

candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los

cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio

liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos

Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,

en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,

cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de

Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo

de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser

enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una

mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde

finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.

San Serapio

Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se

alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más

tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,

se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de

Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,

Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para

continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión

de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa

de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En

cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos

arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.

En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,

llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto

a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén

por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor

viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.

Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,

escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,

solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la

limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no

llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una

muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,

como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey

de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y

a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de

1240.

San Pedro Pascual

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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia

en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del

joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,

en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera

eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la

Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de

un puesto de canónigo en la iglesia catedral.

Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la

Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en

1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró

obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el

cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la

isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su

Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los

moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en

provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación

de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido

apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra

los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió

también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de

Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo

Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez

Mandamientos.

Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber

defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen

María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho

antes que cualquier otro teólogo occidental.

Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el

dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos

recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito

Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de

Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había

celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue

enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el

Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso

legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios

como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en

1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el

estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo

de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres

Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en

1905-1908.

San Pedro Armengol

Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació

en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su

infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una

atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de

su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la

vida disoluta y criminal de un bandido.

En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime

Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real

comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su

propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que

Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con

férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio

del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a

los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse

durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos

y así el Señor le regalara su misericordia infinita.

Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos

ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su

segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.

Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no

llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la

notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de

su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia

con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de

horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su

vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta

años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde

murió santamente en 1304.

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Santa María de Cervellón o del Socorro

La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de

Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de

Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir

de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la

parroquia de Santa María del Mar.

Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-

redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió

atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo

de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.

Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que

se reunía junto a Pedro Nolasco.

Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión

religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de

Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.

Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una

comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a

quienes pronto se unió la Hna. Colagia.

A María se la conoce también con el nombre de Socós o

Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en

alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por

el inclemente mar.

Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales

fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de

Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en

el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es

considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su

parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.

Frutos de Santidad 1317 – 1492

Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social

Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió

Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito

mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado

teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la

prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el

historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de

Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y

presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los

cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,

demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de

Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A

su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como

superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.

Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio

del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la

prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando

Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San

Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que

la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se

despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de

mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San

Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una

hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito

mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en

esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un

sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los

Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de

sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de

beatificación ya ha comenzado.

Además de buen administrador, buen predicador, hábil

negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de

cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más

pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato

para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para

peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue

la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para

enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos

pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 11

convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del

primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos

atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a

proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su

convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un

vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una

institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando

dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por

Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que

se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.

Otros Religiosos Ejemplares

A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos

son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin

embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.

Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo

que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo

que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y

gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la

situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad

Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de

la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro

Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó

al proceso de canonización de Santa María.

Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo

Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo

una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,

partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.

Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en

1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba

durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.

Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la

observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,

realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,

cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas

genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.

Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo

enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la

Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.

Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde

viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde

el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a

hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien

murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero

para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,

naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios

tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de

la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en

Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y

Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,

murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.

Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el

Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced

donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo

enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se

recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y

erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado

redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers

cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de

muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con

quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro

General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a

Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran

Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa

Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió

volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida

de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a

la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y

mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió

santamente en 1475.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 12

Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta

nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El

primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.

Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió

el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue

designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su

sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,

fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de

Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos

progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.

Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,

fue elegido redentor.

En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83

cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a

devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,

fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.

Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy

severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios

obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de

movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los

prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor

número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les

enviaba para la liberación.

En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre

Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el

objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado

a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había

quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el

Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los

moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los

encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que

lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,

además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una

oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando

Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,

encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su

propia vida. Murió abrazado a la cruz.

Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció

en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a

diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.

Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado

en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los

moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo

vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en

la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.

Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus

restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas

mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la

manera en que todos lo veneran.

Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto

de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza

porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los

moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los

Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la

cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a

la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos

muchachos que los apalearon hasta la muerte.

Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.

Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como

Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que

confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano

Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado

religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,

alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que

recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue

enterrado en la vieja catedral de Lérida.

Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A

los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su

dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa

ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo

hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 13

solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.

Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:

fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.

Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia

Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como

santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,

fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.

Frutos de Santidad 1492 – 1574

La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que

vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud

para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son

merecidamente recordados aquí:

Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más

influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.

Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.

Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,

destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una

distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su

estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,

y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba

la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su

sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la

oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y

de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue

sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido

considerado santo.

Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,

donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16

de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual

cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado

sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se

especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base

de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era

superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al

convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de

advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para

consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el

copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la

iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas

rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue

consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre

Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado

una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,

“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió

salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a

Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial

veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el

informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de

Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como

testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor

Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves

Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro

religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.

Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio

hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como

sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y

celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que

estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se

llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones

apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó

por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas

relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre

los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas

constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida

de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.

Murió en 1549.

Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se

atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a

una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 14

informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado

por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en

Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe

enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el

Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.

Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y

murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,

hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad

sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente

en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima

Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos

sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el

jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos

sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en

la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había

anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero

no se continuó.

1574 – 1770

Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.

Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en

1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la

vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.

Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando

admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se

cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de

limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.

El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso

apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada

esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en

la Iglesia Mercedaria de Lima.

Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en

Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a

Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde

temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,

abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,

lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,

donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la

predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en

1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después

de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y

la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque

en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su

apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su

muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el

proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a

Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue

proclamado el 31 de Enero de 1981.

Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado

como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,

lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.

Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo

encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió

a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de

ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de

Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,

quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes

cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar

a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se

le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614

entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios

descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida

religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los

necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,

sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al

prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de

ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En

la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del

Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un

espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 15

votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales

otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la

muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el

30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco

después de su muerte.

Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de

1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el

hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de

1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo

enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en

1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los

fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,

especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la

devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las

personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al

sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,

cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se

erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San

Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a

santo hasta el día de hoy.

Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el

hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó

sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México

como secretario y predicador con el Vicario General Antonio

Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó

quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en

la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata

holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar

con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del

Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica

defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó

todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los

intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de

1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba

detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no

de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su

muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de

Barcelona.

Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En

1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.

Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.

Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la

dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la

sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la

confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos

teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de

cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de

1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.

Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.

Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el

6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al

convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la

penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,

también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de

Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto

de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción

Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos

poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de

sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados

Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo

el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la

ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en

la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su

muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre

de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la

continuación del proceso.

Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue

contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.

Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología

mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 16

santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años

después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de

Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non

cultu.

José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres

Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.

Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal

donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el

24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue

nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña

que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De

regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la

redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas

donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se

dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis

últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de

cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la

redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272

redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,

inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje

que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros

redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en

Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta

tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo

pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la

lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso

en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el

regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de

1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como

predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente

misionero e incansable apóstol.

Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo

recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de

Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de

El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente

y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente

predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca

perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre

generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el

siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el

Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso

sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.

Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro

de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,

donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El

Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por

cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres

horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron

imprimir para disfrutarla plenamente.

Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.

Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima

en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya

tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a

buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como

donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y

permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor

porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien

de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del

Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y

dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad

concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la

admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de

su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su

fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron

inmediatamente, concluyendo en 1734.

Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde

ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de

Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre

Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un

hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la

ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la

oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 17

que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue

poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con

extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el

convento de Cuzco. Murió en 1730.

José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito

en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.

Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran

recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la

investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de

Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su

prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso

de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta

años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa

diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba

al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con

azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con

auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la

tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron

luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún

puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como

después de su muerte.

Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en

Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad

de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y

Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y

se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a

través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32

años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,

una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,

jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento

espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue

un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad

con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de

todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de

beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.

Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre

murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.

Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya

había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,

Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la

Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista

González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de

perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.

Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún

convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del

convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años

dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como

terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe

Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión

al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la

misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para

los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su

devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por

indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una

pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su

cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y

fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.

Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer

centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario

de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la

Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.

1880 – 1965

Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y

Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la

Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el

hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos

temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de

Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde

muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:

Page 74: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 18

maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y

visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,

conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo

que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo

permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó

el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el

convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y

Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,

desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista

Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias

normas y sano consejo para la vida religiosa.

Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la

humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la

devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en

Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño

Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención

espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las

Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en

peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y

profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió

con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro

de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de

Diciembre de 1930.

Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y

descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas

Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de

beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se

llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó

el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.

Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de

1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el

Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan

pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el

noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos

simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y

seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes

religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo

heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los

pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,

herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su

via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían

justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad

pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está

sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las

personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la

intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se

inició en Roma el proceso del siervo de Dios.

Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26

de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los

Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.

Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,

caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía

con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso

observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.

Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.

Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama

pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como

santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los

difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue

un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que

es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no

sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…

Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con

igual calma, paz y serenidad.”

Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de

1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al

catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró

su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser

religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,

se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que

era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto

religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas

de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 19

convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después

de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el

consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced

que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.

Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a

las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de

Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había

viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre

pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida

plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por

contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,

Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a

aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo

de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación

iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.

Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el

25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz

donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al

Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja

de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y

cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta

de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su

vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad

como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho

Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.

De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio

que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en

su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo

de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro

misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera

Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo

misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para

expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de

esta nueva vida.

A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa

rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López

Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la

oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como

misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este

proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío

XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se

transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo

instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al

año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras

fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de

Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso

Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera

superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el

solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.

Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el

Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde

1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus

virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de

1987.

Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro

de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria

reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres

que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se

agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por

sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de

1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en

Roma.

Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de

1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil

Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso

sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y

jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de

la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su

peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus

vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la

Provincia de Castilla.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 20

Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano

Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de

Septiembre de 1936.

Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta

son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco

Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,

Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz

Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,

Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban

Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina

Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.

El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal

eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.

Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de

Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura

del proceso La causa sigue su curso en Roma.

De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados

durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena

Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San

Sebastián. Sus nombres son:

Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín

Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco

Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,

Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia

de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio

Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús

Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y

Ricardo Vásquez Rodríguez,

El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado

en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los

restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio

de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de

Junio de 1942.

Los Primeros Mercedarios en las Américas

Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico

europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes

Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los

dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con

muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los

habitantes de estas tierras vírgenes.

Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que

acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana

llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro

Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo

el que busque información confiable sobre esa materia, tiene

pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya

que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que

narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las

costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.

Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en

las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se

llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al

bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de

blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la

Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había

llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,

f. 9).

Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos

un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.

Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y

de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos

mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de

Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado

identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.

Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en

Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España

solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso

organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo

Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge

estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 21

Trabajo Apostólico en América

Actividad Inicial

Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los

mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No

conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.

Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos

de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,

la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este

continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que

venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.

Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer

obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente

positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde

México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.

Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar

el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen

sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.

En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes

dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos

correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.

Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la

evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:

buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,

grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización

social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena

disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.

Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros

mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.

Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas

muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en

sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a

vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la

escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia

de las visitas.

El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala

acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba

la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la

construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros

rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se

predicó el Evangelio.

La metodología catequética era muy simple si bien bastante

efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de

María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos

de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un

intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus

propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,

Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de

Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su

audiencia

El conquistador de tierras en América se convertía en su

propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a

colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y

servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe

cristiana a los encomendados. La persona encargada de una

encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que

suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero

prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el

sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,

legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que

enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso

ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos

para los misioneros y su apostolado.

El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.

Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina

y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos

misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no

podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,

casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos

que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación

real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que

obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 22

De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,

verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas

separadas por grandes distancias y la más grande servía como

centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión

para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas

de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la

catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina

eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para

tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las

encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros

bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los

mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través

de América.

Defendiendo a los Nativos

La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,

humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó

mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.

La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el

principio de la conquista. No por nada había luchado durante

trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,

los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la

atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e

informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los

conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta

que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.

Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable

misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector

y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,

responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En

León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor

de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a

la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por

cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos

siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan

de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la

Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban

en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre

Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los

encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,

Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron

lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.

Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,

colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos

confiaran en ellos.

La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y

XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,

dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin

embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De

hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos

religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida

religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración

espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron

distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del

nuevo tiempo histórico.

El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de

expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que

dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En

un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción

cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia

de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la

Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en

asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer

el bien al prójimo.

En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos

femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún

aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve

descripción de estos institutos:

Mercedarias Misioneras de Barcelona

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 23

Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de

Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y

el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova

(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió

al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las

Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad

inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General

de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta

promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de

completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y

Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el

hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la

incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.

Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la

diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden

de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las

religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron

el nombre de Religiosas Mercedarias.

El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum

laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto

estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las

misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de

1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino

y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación

cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la

enseñanza, las misiones y las obras sociales.

Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas

en 66 casas en España, América y Africa.

Hermanas Mercedarias de la Caridad

La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en

Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador

de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y

Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la

Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José

María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de

Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus

Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.

El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad

mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las

Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,

expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:

“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica

de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales

y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los

hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar

en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.

Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los

pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,

no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,

afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”

La Congregación, actualmente, está extendida en España,

Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced

Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864

por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el

apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.

Lavigerie.

Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el

nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las

primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron

aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de

agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la

Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de

abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con

decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel

mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la

Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el

Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera

aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII

concedía la aprobación definitva de las Constituciones.

Page 80: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 24

El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un

espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y

misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras

Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para

honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.

Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el

carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,

fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que

Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe

ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que

no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la

salvación de las almas.”

Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas

existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,

Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia

y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y

superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y

colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las

clínicas de los ancianos en asilos.

Sisters of Mercy

Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros

institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a

la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con

ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.

Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron

origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una

piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que

abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,

alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de

fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las

obras de caridad o de misericordia en todas se varias

manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con

sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre

de 1831.

Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de

origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las

constituciones se recomienda tener una especial devoción a la

Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san

Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la

Congregación está en uso el escudo de la Orden.

Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco

continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua

inglesa.

Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús

Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,

Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la

Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable

José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa

muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien

consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.

El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias

redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano

hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede

la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de

Abril de 1940.

Según las Constituciones aprobadas en 1983, la

Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la

educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,

hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas

antievangélicas”.

Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas

en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico

y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los

huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los

suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas

promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un

servicio a la fe.

Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Page 81: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 25

Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de

1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia

diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue

indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.

El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la

comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de

acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre

Consuelo Olivares.

Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el

11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de

julio de 1948.

La finalidad del Instituto está expresada con estos términos

en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco

por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra

Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa

mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación

en el culto y piedad eucarísticos.

La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial

cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.

Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,

Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.

Mercedarias Misioneras de Bérriz

Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de

clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el

Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama

por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que

ingresa al monasterio en 1903.

En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria

Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la

vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar

fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En

1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias

misioneras a Wuhu, China.

El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita

Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa

Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que

continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.

En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre

Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas

definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan

emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las

Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la

misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos

comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes

y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y

sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo

exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la

vida”.

Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,

Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.

Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil

Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía

Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario

monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de

Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre

Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el

3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.

El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la

Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los

permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de

Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios

Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de

Santa Teresita del Niño Jesús.”.

La finalidad del Instituto aparece en las constituciones

aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar

continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción

apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más

desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,

Page 82: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 26

contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,

marginados y oprimidos”.

Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario

descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de

1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario

General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden

Mercedaria descalza.

Mercedarias del Divino Maestro

Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia

Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el

año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y

Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero

de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la

educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.

Laicado Mercedario

Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices

conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,

en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en

la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las

indulgencias propias de la Tercera Orden.

También en el Brasil hay que señalar la transformación de

la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,

hecha en 1845.

En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un

tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que

querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y

pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono

de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las

Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos

propios y enriquecidas con particulares indulgencias.

Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a

las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,

también con Estatutos propios e indulgencias.

Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la

Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos

santos varones que merecen ser recordados son

San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban

adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de

San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el

hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,

siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la

Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del

padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado

sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..

Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la

Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el

escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus

hijos hacer lo mismo.

San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación

más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote

por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la

Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino

a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su

amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,

viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre

la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:

L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio

ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres

unos de otros.

A estos devotos de la Merced, también añadimos otro

enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)

que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a

los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta

Page 83: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 27

Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le

tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo

posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.

El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el

escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un

más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito

mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.

Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no

claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este

modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente

en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido

posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,

Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo

referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden

Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos

a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama

constituciones a sus Estatutos.

Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos

se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida

mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al

bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre

Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y

ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y

herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con

los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el

apostolado social en la línea del servicio redentor.

Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente

revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la

vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las

exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la

pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su

estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de

un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la

esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a

las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e

ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles

con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.

La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción

de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San

Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.

Cofradías

La figura de María Santísima ha movido muchos corazones

que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es

así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones

mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente

a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la

Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La

espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la

Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de

laicos se han debilitado en su vigor.

Mirando al Futuro

Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:

“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha

detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta

pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación

vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad

con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu

y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis

las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más

eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este

cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con

una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de

humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y

de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de

quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía

institucional”.

Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al

alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida

interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo

Page 84: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 28

tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual

el carisma mercedario.

Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,

con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para

desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de

Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre

Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia

privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la

Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia

me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los

propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social

contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su

tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los

mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,

reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,

incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros

orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,

que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su

divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e

inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de

redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:

liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,

comenzando por aquella fundamental del pecado.”

No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar

y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el

mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era

concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen

hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la

Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra

redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de

su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio

más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el

Evangelio a los hombres.

La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica

Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia

anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,

son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la

persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y

de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la

afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.

Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la

bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En

proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando

una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.

La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere

contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma

liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y

que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para

la edificación del Reino de Dios.

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 1

La Familia

Mercedaria.

La Orden de la Merced Un perfil histórico

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 2

San Pedro Nolasco, fundador

Lugar y fecha de su Nacimiento

La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento

de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum

escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,

hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción

española, la frase fielmente traducida del codex dice:

“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de

Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde

había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum

fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se

refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada

en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de

Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro

Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco

Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este

antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los

escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido

unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin

embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos

más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro

Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de

Barcelona.

En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una

fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un

antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según

el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba

liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar

involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios

tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un

espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello

resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,

que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,

Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.

Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden

Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los

lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente

una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el

hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y

cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que

abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.

Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus

instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de

cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un

aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios

de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas

sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su

vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -

entregada por documentación confiable – es el de un joven

determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso

directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.

Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,

desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el

arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y

Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de

fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su

carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo

comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que

dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció

con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los

cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la

oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas

de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,

para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el

santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación

y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”

La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para

el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque

los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran

conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la

transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en

tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros

estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 3

Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a

Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan

adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del

grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con

admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo

por la redención.

Muerte de Pedro Nolasco

Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de

Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido

posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la

Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la

Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su

acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser

aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en

mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la

donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos

capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de

Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto

debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,

quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la

firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el

tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser

firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado

Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el

Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”

A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de

las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del

primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la

Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros

países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se

celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el

Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo

de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida

cerca del mar por Raimundo de Plegamans.

El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la

iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del

primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían

llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario

que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin

embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad

y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al

momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:

Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo

Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de

Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,

Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,

Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.

El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue

considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le

consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los

países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar

esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.

Fundación de la Orden

Después de quince años de admirable misericordia en la

redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían

con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos

aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su

fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada

devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,

con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se

sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por

su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración

divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había

comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto

de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la

Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó

su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos

redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación

de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra

redentora.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 4

Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer

su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los

cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan

que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una

Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio

de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus

consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la

Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón

de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.

El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la

Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el

altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral

de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou

entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían

como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín

como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la

Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la

Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios

hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.

Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la

Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el

acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,

el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de

las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo

de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la

catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En

aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se

consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de

primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos

redimidos.

En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden

Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes

referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.

Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la

Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de

1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa

Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de

Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo

es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de

Cautivos.

Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido

constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo

Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el

“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28

de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después

de la fundación.

Por último, queda claramente establecido que el propósito de

la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los

sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de

misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de

verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a

dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por

nosotros.”

Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la

fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11

de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa

Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de

la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia

Mercedaria de los siglos iniciales..

Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa

María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.

Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad

que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para

servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano

Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la

fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de

Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo

de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles

y H. Carbó de Llagostera.

Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro

Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora

de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,

continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas

para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 5

Confirmación Pontificia de la Orden

En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la

magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él

había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero

1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la

Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto

breve y simple estructura, es especialmente importante para la

historia de la Orden. De ella proceden varios elementos

fundamentales.

Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía

como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus

hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran

conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.

La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida

al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como

respuesta a la súplica hecha al Papa.

Además, la bula presuponía que la dicha organización

religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad

diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos

confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.

De igual manera, se presuponía que desde su fundación en

1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo

que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin

embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las

instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa

época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban

varios grupos según la Regla que observaban para mantener la

disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la

Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el

grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos

que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula

ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de

instituciones que observan la Regla de San Agustín.

María en la Orden de la Merced

Origen del Nombre eb la Orden de la Merced

En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo

corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.

Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente

involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de

misericordia en los documentos medievales.

El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del

Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia

dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia

construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de

Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios

simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más

breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced

empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias

donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,

todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,

la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado

a Ella.

Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en

honor de Santa María de la Merced:

Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y

hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el

hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”

El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los

clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.

La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro

Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de

la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días

sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres

libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,

cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la

Misa de la Virgen y el canto de la Salve.

Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse

iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a

los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente

al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores

y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para

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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la

redención.

El nombre de María en el Título de la Orden

Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para

referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la

Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue

incorporado desde muy temprano a este título.

La primera vez que el nombre de María se menciona en el

título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura

testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en

Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para

informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los

Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa

dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de

la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda

su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el

término merced, tenemos así la denominación Santa María de la

Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula

podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era

conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre

de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.

Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la

Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la

interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la

redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la

Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la

fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las

Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título

de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de

la Redención de cautivos de Santa Eulalia.

Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San

Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los

documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor

fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden

Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época

del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de

la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco

ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden

comprometida con la redención de cautivos.

Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios

Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la

Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de

mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro

Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de

Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba

creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada

al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el

13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano

Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la

escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de

esa ciudad.

Además de la veneración y culto a María de la Merced

durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos

tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se

honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y

las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado

santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en

Valencia.

Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa

María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa

María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),

Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite

(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del

Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.

Marianismo Mercedario

Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y

anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,

siempre Virgen.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 7

Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial

Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a

lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias

dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos

seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa

de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida

como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada

persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de

la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una

Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico

para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título

Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la

Merced.

Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el

comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en

el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,

hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban

una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de

Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus

posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la

Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el

3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de

Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor

Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de

Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en

homenaje a la Virgen María.”

Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor

de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.

No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la

especial intervención de María en la fundación de la Orden.

Santos de la Orden

La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a

diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos

de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.

La redención de cautivos en tierras moras, ponía

constantemente a los redentores en situaciones de total comunión

con los sufrimientos de Cristo Redentor.

San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los

dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos

cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced

nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan

solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser

contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero

aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede

Apostólica los elevó a los altares.

Mártires

En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del

Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.

Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en

tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un

cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,

golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y

el lodo y acaban como mártires.”

En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito

blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus

numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,

protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de

Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca

de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,

dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando

Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en

1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en

1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de

Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del

mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,

Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a

espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de

Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en

Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y

quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,

martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse

fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;

Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo

Page 92: La Familia Mercedaria La Orden de la Merced Un perfil histórico

Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 8

en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino

Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria

en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en

Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos

catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados

de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue

quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para

entretener al pueblo de Túnez en 1317.

Muchas veces los musulmanes no respetaban los

salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la

sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si

mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo

musulmán.

San Ramón Nonato

Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su

atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor

popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.

Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón

nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia

de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de

Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y

urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el

vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud

se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita

romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen

de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.

Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco

Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del

primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo

tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una

redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue

entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un

candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los

cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio

liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos

Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,

en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,

cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de

Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo

de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser

enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una

mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde

finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.

San Serapio

Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se

alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más

tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,

se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de

Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,

Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para

continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión

de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa

de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En

cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos

arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.

En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,

llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto

a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén

por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor

viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.

Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,

escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,

solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la

limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no

llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una

muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,

como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey

de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y

a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de

1240.

San Pedro Pascual

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Fraternidad San Pedro Pascual.

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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia

en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del

joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,

en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera

eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la

Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de

un puesto de canónigo en la iglesia catedral.

Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la

Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en

1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró

obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el

cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la

isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su

Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los

moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en

provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación

de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido

apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra

los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió

también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de

Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo

Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez

Mandamientos.

Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber

defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen

María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho

antes que cualquier otro teólogo occidental.

Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el

dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos

recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito

Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de

Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había

celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue

enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el

Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso

legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios

como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en

1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el

estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo

de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres

Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en

1905-1908.

San Pedro Armengol

Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació

en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su

infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una

atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de

su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la

vida disoluta y criminal de un bandido.

En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime

Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real

comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su

propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que

Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con

férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio

del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a

los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse

durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos

y así el Señor le regalara su misericordia infinita.

Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos

ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su

segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.

Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no

llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la

notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de

su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia

con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de

horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su

vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta

años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde

murió santamente en 1304.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

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Santa María de Cervellón o del Socorro

La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de

Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de

Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir

de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la

parroquia de Santa María del Mar.

Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-

redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió

atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo

de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.

Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que

se reunía junto a Pedro Nolasco.

Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión

religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de

Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.

Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una

comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a

quienes pronto se unió la Hna. Colagia.

A María se la conoce también con el nombre de Socós o

Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en

alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por

el inclemente mar.

Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales

fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de

Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en

el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es

considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su

parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.

Frutos de Santidad 1317 – 1492

Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social

Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió

Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito

mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado

teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la

prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el

historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de

Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y

presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los

cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,

demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de

Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A

su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como

superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.

Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio

del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la

prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando

Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San

Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que

la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se

despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de

mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San

Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una

hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito

mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en

esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un

sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los

Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de

sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de

beatificación ya ha comenzado.

Además de buen administrador, buen predicador, hábil

negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de

cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más

pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato

para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para

peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue

la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para

enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos

pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su

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convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del

primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos

atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a

proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su

convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un

vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una

institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando

dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por

Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que

se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.

Otros Religiosos Ejemplares

A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos

son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin

embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.

Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo

que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo

que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y

gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la

situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad

Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de

la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro

Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó

al proceso de canonización de Santa María.

Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo

Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo

una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,

partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.

Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en

1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba

durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.

Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la

observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,

realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,

cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas

genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.

Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo

enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la

Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.

Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde

viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde

el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a

hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien

murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero

para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,

naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios

tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de

la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en

Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y

Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,

murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.

Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el

Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced

donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo

enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se

recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y

erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado

redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers

cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de

muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con

quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro

General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a

Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran

Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa

Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió

volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida

de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a

la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y

mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió

santamente en 1475.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 12

Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta

nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El

primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.

Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió

el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue

designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su

sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,

fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de

Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos

progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.

Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,

fue elegido redentor.

En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83

cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a

devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,

fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.

Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy

severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios

obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de

movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los

prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor

número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les

enviaba para la liberación.

En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre

Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el

objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado

a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había

quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el

Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los

moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los

encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que

lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,

además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una

oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando

Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,

encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su

propia vida. Murió abrazado a la cruz.

Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció

en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a

diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.

Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado

en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los

moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo

vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en

la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.

Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus

restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas

mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la

manera en que todos lo veneran.

Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto

de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza

porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los

moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los

Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la

cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a

la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos

muchachos que los apalearon hasta la muerte.

Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.

Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como

Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que

confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano

Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado

religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,

alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que

recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue

enterrado en la vieja catedral de Lérida.

Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A

los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su

dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa

ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo

hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 13

solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.

Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:

fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.

Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia

Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como

santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,

fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.

Frutos de Santidad 1492 – 1574

La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que

vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud

para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son

merecidamente recordados aquí:

Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más

influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.

Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.

Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,

destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una

distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su

estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,

y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba

la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su

sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la

oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y

de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue

sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido

considerado santo.

Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,

donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16

de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual

cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado

sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se

especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base

de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era

superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al

convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de

advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para

consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el

copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la

iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas

rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue

consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre

Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado

una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,

“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió

salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a

Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial

veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el

informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de

Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como

testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor

Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves

Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro

religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.

Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio

hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como

sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y

celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que

estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se

llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones

apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó

por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas

relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre

los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas

constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida

de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.

Murió en 1549.

Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se

atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a

una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 14

informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado

por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en

Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe

enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el

Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.

Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y

murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,

hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad

sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente

en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima

Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos

sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el

jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos

sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en

la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había

anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero

no se continuó.

1574 – 1770

Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.

Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en

1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la

vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.

Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando

admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se

cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de

limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.

El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso

apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada

esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en

la Iglesia Mercedaria de Lima.

Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en

Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a

Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde

temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,

abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,

lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,

donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la

predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en

1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después

de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y

la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque

en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su

apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su

muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el

proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a

Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue

proclamado el 31 de Enero de 1981.

Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado

como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,

lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.

Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo

encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió

a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de

ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de

Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,

quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes

cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar

a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se

le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614

entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios

descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida

religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los

necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,

sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al

prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de

ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En

la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del

Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un

espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 15

votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales

otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la

muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el

30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco

después de su muerte.

Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de

1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el

hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de

1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo

enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en

1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los

fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,

especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su

recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la

devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las

personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al

sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,

cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se

erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San

Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a

santo hasta el día de hoy.

Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el

hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó

sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México

como secretario y predicador con el Vicario General Antonio

Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó

quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en

la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata

holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar

con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del

Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica

defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó

todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los

intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de

1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba

detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no

de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su

muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de

Barcelona.

Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En

1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.

Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.

Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la

dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la

sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la

confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos

teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de

cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de

1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.

Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.

Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el

6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al

convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la

penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,

también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de

Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto

de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción

Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos

poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de

sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados

Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo

el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la

ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en

la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su

muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre

de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la

continuación del proceso.

Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue

contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.

Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología

mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 16

santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años

después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de

Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non

cultu.

José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres

Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.

Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal

donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el

24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue

nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña

que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De

regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la

redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas

donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se

dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis

últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de

cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la

redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272

redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,

inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje

que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros

redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en

Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta

tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo

pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la

lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso

en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el

regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de

1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como

predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente

misionero e incansable apóstol.

Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo

recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de

Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de

El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente

y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente

predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca

perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre

generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el

siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el

Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso

sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.

Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro

de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,

donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El

Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por

cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres

horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron

imprimir para disfrutarla plenamente.

Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.

Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima

en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya

tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a

buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como

donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y

permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor

porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien

de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del

Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y

dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad

concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la

admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de

su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su

fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron

inmediatamente, concluyendo en 1734.

Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde

ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de

Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre

Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un

hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la

ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la

oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 17

que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue

poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con

extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el

convento de Cuzco. Murió en 1730.

José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito

en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.

Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran

recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la

investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de

Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su

prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso

de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta

años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa

diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba

al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con

azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con

auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la

tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron

luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún

puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como

después de su muerte.

Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en

Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad

de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y

Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y

se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a

través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32

años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,

una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,

jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento

espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue

un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad

con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de

todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de

beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.

Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre

murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.

Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya

había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,

Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la

Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista

González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de

perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.

Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún

convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del

convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años

dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como

terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe

Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión

al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la

misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para

los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su

devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por

indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una

pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su

cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y

fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.

Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer

centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario

de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la

Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.

1880 – 1965

Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y

Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la

Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el

hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos

temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de

Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde

muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 18

maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y

visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,

conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo

que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo

permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó

el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el

convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y

Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,

desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista

Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias

normas y sano consejo para la vida religiosa.

Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la

humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la

devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en

Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño

Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención

espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las

Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en

peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y

profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió

con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro

de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de

Diciembre de 1930.

Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y

descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas

Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de

beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se

llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó

el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.

Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de

1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el

Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan

pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el

noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos

simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y

seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes

religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo

heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los

pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,

herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su

via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían

justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad

pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está

sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las

personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la

intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se

inició en Roma el proceso del siervo de Dios.

Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26

de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los

Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.

Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,

caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía

con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso

observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.

Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.

Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama

pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como

santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los

difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue

un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que

es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no

sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…

Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con

igual calma, paz y serenidad.”

Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de

1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al

catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró

su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser

religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,

se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que

era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto

religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas

de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 19

convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después

de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el

consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced

que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.

Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a

las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de

Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había

viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre

pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida

plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por

contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,

Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a

aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo

de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación

iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.

Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el

25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz

donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al

Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja

de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y

cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta

de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su

vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad

como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho

Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.

De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio

que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en

su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo

de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro

misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera

Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo

misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para

expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de

esta nueva vida.

A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa

rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López

Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la

oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como

misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este

proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío

XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se

transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo

instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al

año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras

fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de

Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso

Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera

superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el

solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.

Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el

Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde

1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus

virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de

1987.

Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro

de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria

reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres

que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se

agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por

sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de

1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en

Roma.

Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de

1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil

Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso

sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y

jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de

la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su

peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus

vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la

Provincia de Castilla.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 20

Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano

Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de

Septiembre de 1936.

Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta

son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco

Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,

Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz

Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,

Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban

Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina

Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.

El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal

eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.

Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de

Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura

del proceso La causa sigue su curso en Roma.

De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados

durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena

Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San

Sebastián. Sus nombres son:

Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín

Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco

Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,

Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia

de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio

Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús

Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y

Ricardo Vásquez Rodríguez,

El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado

en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los

restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio

de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de

Junio de 1942.

Los Primeros Mercedarios en las Américas

Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico

europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes

Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los

dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con

muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los

habitantes de estas tierras vírgenes.

Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que

acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana

llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro

Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo

el que busque información confiable sobre esa materia, tiene

pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya

que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que

narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las

costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.

Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en

las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se

llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al

bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de

blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la

Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había

llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,

f. 9).

Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos

un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.

Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y

de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos

mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de

Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado

identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.

Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en

Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España

solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso

organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo

Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge

estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 21

Trabajo Apostólico en América

Actividad Inicial

Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los

mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No

conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.

Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos

de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,

la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este

continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que

venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.

Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer

obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente

positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde

México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.

Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar

el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen

sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.

En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes

dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos

correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.

Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la

evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:

buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,

grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización

social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena

disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.

Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros

mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.

Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas

muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en

sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a

vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la

escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia

de las visitas.

El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala

acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba

la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la

construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros

rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se

predicó el Evangelio.

La metodología catequética era muy simple si bien bastante

efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de

María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos

de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un

intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus

propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,

Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de

Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su

audiencia

El conquistador de tierras en América se convertía en su

propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a

colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y

servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe

cristiana a los encomendados. La persona encargada de una

encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que

suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero

prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el

sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,

legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que

enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso

ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos

para los misioneros y su apostolado.

El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.

Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina

y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos

misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no

podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,

casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos

que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación

real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que

obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 22

De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,

verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas

separadas por grandes distancias y la más grande servía como

centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión

para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas

de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la

catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina

eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para

tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las

encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros

bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los

mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través

de América.

Defendiendo a los Nativos

La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,

humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó

mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.

La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el

principio de la conquista. No por nada había luchado durante

trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,

los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la

atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e

informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los

conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta

que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.

Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable

misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector

y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,

responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En

León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor

de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a

la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por

cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos

siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan

de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la

Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban

en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre

Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los

encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,

Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron

lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.

Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,

colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos

confiaran en ellos.

La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y

XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,

dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin

embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De

hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos

religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida

religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración

espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron

distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del

nuevo tiempo histórico.

El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de

expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que

dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En

un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción

cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia

de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la

Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en

asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer

el bien al prójimo.

En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos

femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún

aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve

descripción de estos institutos:

Mercedarias Misioneras de Barcelona

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Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 23

Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de

Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y

el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova

(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió

al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las

Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad

inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General

de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta

promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de

completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y

Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el

hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la

incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.

Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la

diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden

de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las

religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron

el nombre de Religiosas Mercedarias.

El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum

laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto

estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las

misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de

1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino

y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación

cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la

enseñanza, las misiones y las obras sociales.

Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas

en 66 casas en España, América y Africa.

Hermanas Mercedarias de la Caridad

La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en

Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador

de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y

Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la

Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José

María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de

Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus

Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.

El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad

mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las

Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,

expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:

“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica

de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales

y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los

hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar

en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.

Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los

pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,

no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,

afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”

La Congregación, actualmente, está extendida en España,

Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced

Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864

por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el

apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.

Lavigerie.

Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el

nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las

primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron

aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de

agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la

Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de

abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con

decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel

mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la

Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el

Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera

aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII

concedía la aprobación definitva de las Constituciones.

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 24

El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un

espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y

misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras

Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para

honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.

Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el

carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,

fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que

Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe

ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que

no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la

salvación de las almas.”

Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas

existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,

Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia

y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y

superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y

colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las

clínicas de los ancianos en asilos.

Sisters of Mercy

Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros

institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a

la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con

ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.

Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron

origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una

piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que

abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,

alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de

fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las

obras de caridad o de misericordia en todas se varias

manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con

sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre

de 1831.

Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de

origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las

constituciones se recomienda tener una especial devoción a la

Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san

Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la

Congregación está en uso el escudo de la Orden.

Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco

continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua

inglesa.

Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús

Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,

Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la

Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable

José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa

muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien

consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.

El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias

redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano

hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede

la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de

Abril de 1940.

Según las Constituciones aprobadas en 1983, la

Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la

educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,

hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas

antievangélicas”.

Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas

en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico

y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los

huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los

suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas

promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un

servicio a la fe.

Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 25

Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de

1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia

diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue

indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.

El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la

comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de

acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre

Consuelo Olivares.

Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el

11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de

julio de 1948.

La finalidad del Instituto está expresada con estos términos

en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco

por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra

Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa

mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación

en el culto y piedad eucarísticos.

La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial

cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.

Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,

Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.

Mercedarias Misioneras de Bérriz

Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de

clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el

Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama

por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que

ingresa al monasterio en 1903.

En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria

Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la

vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar

fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En

1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias

misioneras a Wuhu, China.

El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita

Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa

Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que

continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.

En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre

Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas

definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan

emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las

Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la

misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos

comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes

y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y

sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo

exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la

vida”.

Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,

Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.

Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil

Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía

Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario

monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de

Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre

Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el

3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.

El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la

Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los

permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de

Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios

Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de

Santa Teresita del Niño Jesús.”.

La finalidad del Instituto aparece en las constituciones

aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar

continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción

apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más

desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 26

contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,

marginados y oprimidos”.

Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento

Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario

descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de

1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario

General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden

Mercedaria descalza.

Mercedarias del Divino Maestro

Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia

Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de

Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el

año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y

Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero

de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la

educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.

Laicado Mercedario

Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices

conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,

en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en

la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las

indulgencias propias de la Tercera Orden.

También en el Brasil hay que señalar la transformación de

la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,

hecha en 1845.

En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un

tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que

querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y

pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono

de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las

Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos

propios y enriquecidas con particulares indulgencias.

Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a

las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,

también con Estatutos propios e indulgencias.

Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la

Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos

santos varones que merecen ser recordados son

San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban

adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de

San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el

hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,

siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la

Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del

padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado

sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..

Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la

Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el

escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus

hijos hacer lo mismo.

San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación

más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote

por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la

Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino

a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su

amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,

viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre

la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:

L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio

ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres

unos de otros.

A estos devotos de la Merced, también añadimos otro

enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)

que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a

los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 27

Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le

tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo

posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.

El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el

escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un

más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito

mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.

Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no

claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este

modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente

en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido

posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,

Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo

referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden

Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos

a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama

constituciones a sus Estatutos.

Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos

se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida

mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al

bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre

Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y

ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y

herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con

los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el

apostolado social en la línea del servicio redentor.

Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente

revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la

vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las

exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la

pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su

estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de

un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la

esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a

las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e

ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles

con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.

La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción

de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San

Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.

Cofradías

La figura de María Santísima ha movido muchos corazones

que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es

así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones

mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente

a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la

Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La

espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la

Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de

laicos se han debilitado en su vigor.

Mirando al Futuro

Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:

“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha

detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta

pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación

vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad

con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu

y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis

las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más

eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este

cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con

una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de

humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y

de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de

quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía

institucional”.

Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al

alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida

interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo

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Fraternidad San Pedro Pascual.

Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 28

tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual

el carisma mercedario.

Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,

con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para

desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de

Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre

Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia

privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la

Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia

me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los

propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social

contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su

tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los

mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,

reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,

incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros

orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,

que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su

divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e

inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de

redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:

liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,

comenzando por aquella fundamental del pecado.”

No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar

y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el

mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era

concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen

hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la

Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra

redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de

su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio

más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el

Evangelio a los hombres.

La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica

Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia

anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,

son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la

persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y

de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la

afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.

Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la

bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En

proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando

una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.

La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere

contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma

liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y

que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para

la edificación del Reino de Dios.