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ANÁLISIS INTERNACIONAL C O M U N I C A C I O N E S 2 0 1 3 I N T E R N A C I O N A L I Z A C I Ó N L a difícil coyuntura que atraviesa Egipto, con un Morsi incapaz de enderezar el rumbo de un barco que navega entre la inestabilidad política y social y la endeble situación económica, ha pesado más en el pensamiento de los ciudadanos y le ha quitado importancia al aplazamiento del juicio. De hecho, la inhibición de Abdulá ha sido muy bien recibida por la población, pues dudaban de la imparcialidad del mismo. La absolución de 21 altos cargos del régimen, acusados de organizar lo que se llamó ‘la batalla de los camellos’, olía demasiado mal. No obstante, condenar a Mubarak cuanto antes es un hecho fundamental. No va a solucionar la situación económica, ni va a cambiar las políticas religiosas de Morsi y los Hermanos Musulmanes, pero infundirá esperanzas en una población demasiado acostumbrada a la corrupción y al engaño. Además, la noticia de la posibilidad de que Mubarak salga en libertad condicional corre como la pólvora, está más presente que nunca, ya que el Código Penal egipcio contempla un máximo de dos años para la prisión preventiva, régimen en que se encuentra el ex raïs. Por tanto, con Mubarak preso a perpetuidad, caería el icono del La importancia de cerrar el círculo Por Marcos García Egipto se está convirendo en un quiero y no puedo. La ‘revolución de los jóvenes’ que derrocó a Hosni Mubarak en febrero de 2011 parecía abrir una senda de libertad en el país, a imagen y semejanza de lo ocurrido meses antes en Túnez. Y a trancas y barrancas, los egipcios han ido avanzando poco a poco en pos de una democracia más parcipava. Pero el camino recorrido ha tenido muchas luces y sombras, muchos escollos que se han tenido que ir superando poco a poco. El úlmo revés lo dio el juez del Tribunal Penal de El Cairo, Mustafá Hassan Abdulá, el pasado sábado 13 de abril, cuando se achantó –algunos dicen que se avergonzó debido a las crícas recibidas- y decidió no presidir el proceso penal de Mubarak y trasladárselo a la Corte de Apelación. Por tanto, el juicio se pospone al próximo 11 de mayo.

La importancia de cerrar el círculo

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Trabajo elaborado por Marcos García para el curso Análisis Internacional. Carrera de Comunicación y Periodismo - Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

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ANÁLISIS INTERNACIONALCOMUNICACIONES

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La difícil coyuntura que atraviesa Egipto, con un Morsi incapaz de enderezar el rumbo de un barco que navega entre la inestabilidad política y social y la endeble situación económica, ha pesado más en el pensamiento de los ciudadanos y le ha quitado importancia al aplazamiento del juicio. De hecho, la inhibición de Abdulá ha sido muy bien recibida por la población, pues dudaban de la imparcialidad del mismo. La absolución de 21 altos cargos del régimen, acusados de organizar lo que se llamó ‘la batalla de los camellos’, olía demasiado mal.

No obstante, condenar a Mubarak cuanto antes es un hecho fundamental. No va a solucionar la situación económica, ni va a cambiar las políticas religiosas de Morsi y los Hermanos Musulmanes, pero infundirá esperanzas en una población demasiado acostumbrada a la corrupción y al engaño. Además, la noticia de la posibilidad de que Mubarak salga en libertad condicional corre como la pólvora, está más presente que nunca, ya que el Código Penal egipcio contempla un máximo de dos años para la prisión preventiva, régimen en que se encuentra el ex raïs.

Por tanto, con Mubarak preso a perpetuidad, caería el icono del

La importancia de cerrar el círculoPor Marcos García

Egipto se está convirtiendo en un quiero y no puedo. La ‘revolución de los jóvenes’ que derrocó a Hosni Mubarak en febrero de 2011 parecía abrir una senda de

libertad en el país, a imagen y semejanza de lo ocurrido meses antes en Túnez. Y a trancas y barrancas, los egipcios han ido avanzando poco a poco en pos de una

democracia más participativa. Pero el camino recorrido ha tenido muchas luces y sombras, muchos escollos que se han tenido que ir superando poco a poco. El

último revés lo dio el juez del Tribunal Penal de El Cairo, Mustafá Hassan Abdulá, el pasado sábado 13 de abril, cuando se achantó –algunos dicen que se avergonzó debido a las críticas recibidas- y decidió no presidir el proceso penal de Mubarak y trasladárselo a la Corte de Apelación. Por tanto, el juicio se pospone al próximo 11

de mayo.

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ANÁLISIS INTERNACIONAL

Con Mubarak preso, los egipcios podrán centrarse en sus nuevas protestas y avanzar en la siguiente fase de la revolución, ya enfocada en la mejora de la situación económica, en conseguir mayor participación democrática y en buscar unas políticas sociales laicas y de calidad.

antiguo régimen, y así la revolución, al menos simbólicamente, habrá triunfado. Los egipcios y el resto del mundo verán que, aunque leves, empiezan a notarse los cambios y que puede existir un poder judicial un poco más independiente y más experimentado. Un poder que, por cierto, se está viendo superado por la situación. Por mucha Comisión de investigación sobre la represión de la revolución que haya instaurado el presidente, las autoridades no han sido capaces de crear una institución que pueda lidiar con los problemas de la transición.

Con Mubarak preso, los egipcios podrán centrarse en sus nuevas protestas y avanzar en la siguiente fase de la revolución, ya enfocada en la mejora de la situación económica, en conseguir mayor participación democrática y en buscar unas políticas sociales laicas y de calidad, con la tranquilidad de que la primera etapa –y la más importante- del cambio político ya ha sido cerrada y superada con éxito.