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MITOLOGÍA Y ANTIGÜEDAD CLÁSICA EN MICER FRANCISCO IMPERIAL NICOLÁS LATORRE VICO Imperial es el introductor en nuestro idioma del endecasílabo italiano y el iniciador de una corriente italianista que gusta del mundo alegórico de Dante. Sus poemas se han conservado en el Cancionero de Juan Alfonso de Baena, en el que conviven poetas de la llamada escuela galaico- portuguesa, los más antiguos, y poetas como Imperial, que escriben en castellano, en coplas de arte mayor, estrofas de ocho versos dodecasílabos, en que se escribirán casi todos los poemas italianistas del siglo XV. Tras el prolongado desarrollo de la lírica trovadoresca, provenzal y galaico-portuguesa, la lengua castellana va a recibir esos temas y esas normas expresivas, inspiradas en el amor cortés. Esta poesía, conocida por “gaya ciencia”, apegada a la corte y al refinamiento palaciego, se caracterizará por su alarde de virtuosismo y de sutileza conceptista. Respecto a la presencia del mundo clásico en estos poetas, dice Alborg: «Es en el siglo XV NICOLÁS LATORRE VICO MITOLOGÍA Y ANTIGÜEDAD CLÁSICA EN MIÇER FRANCISCO IMPERIAL 1

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Pervivencia de la mitología y la tradición clásica en Francisco Imperial

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NICOLÁS LATORRE VICO

Imperial es el introductor en nuestro idioma del endecasílabo italiano y el iniciador de una corriente italianista que gusta del mundo alegórico de Dante. Sus poemas se han conservado en el Cancionero de Juan Alfonso de Baena, en el que conviven poetas de la llamada escuela galaico-portuguesa, los más antiguos, y poetas como Imperial, que escriben en castellano, en coplas de arte mayor, estrofas de ocho versos dodecasílabos, en que se escribirán casi todos los poemas italianistas del siglo XV. Tras el prolongado desarrollo de la lírica trovadoresca, provenzal y galaico-portuguesa, la lengua castellana va a recibir esos temas y esas normas expresivas, inspiradas en el amor cortés. Esta poesía, conocida por “gaya ciencia”, apegada a la corte y al refinamiento palaciego, se caracterizará por su alarde de virtuosismo y de sutileza conceptista.

Respecto a la presencia del mundo clásico en estos poetas, dice Alborg: «Es en el siglo XV cuando el descubrimiento de las letras antiguas se convierte en una corriente poderosa. Este descubrimiento no se efectúa, al principio, de manera directa, sino a través de la literatura italiana que se había anticipado a esta conquista cultural en cerca de dos siglos. Por eso los grandes escritores italianos de los siglos XIII y XIV —Dante, Petrarca y Boccaccio—, no sólo por su importancia, sino por ser el vehículo de la cultura clásica, se convierten en los modelos admirados que

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todos los escritores del XV tratan de imitar»1. Y más adelante: «De hecho , corrientes encontradas llevan el agua a un mismo molino: el ingenuo virtuosismo de la “gaya ciencia”, el influjo italianista, más o menos preciso aún, y la creciente marea del humanismo clásico, confluyen en la creación de una poesía altamente elaborada, que si a cada momento cae en vacíos preciosismos o rebuscados juegos conceptuales, está también frecuentemente dirigida por un ideal de arte y perfección, de pretensiones minoritarias»2.

Imperial fue muy estimado por los poetas de su generación, pero la crítica moderna oscila entre quienes lo consideran el mejor poeta del Cancionero de Baena y aquellos para los que no es más que un rimador inhábil que no llegó a comprender a su modelo Dante.

Muy escasas son las noticias que nos han llegado sobre la familia de Francisco Imperial. La única referencia directa es la contenida en Nobleza de Andalucía de Argote de Molina, en el capítulo titulado «De la Nobleza de Génova, y de las veynte y ocho Familias della»:

[...] los nombres de las quales por orden de ABC son los siguientes [...]. Imperial, en Escudo de plata una Barra de oro con Perfiles negros, y en ella una Águila negra Imperial con corona negra y Lengua roxa [...]. De las quales, veynte y ocho Casas ay gran memoria en los Anales de los Cónsules de la nación de Génoua, q[ue] en la ciudad de Sevilla a avido desde su conquista. Cuya Casa de Consulado es en el fin de la calle de Génoua de la misma ciudad, adonde cada año eligían dos Cónsules de su nasción, a cuyo cargo estaua defender las causas generales [...]. En tiempo del Rey don Enrique el Tercero vivía en la ciudad de Sevilla Micer Francisco Imperial Poeta de los famosos de aquel tiempo, de quien hize memoria en la historia del gran Tamorlán3.

En el testamento del rey Pedro de Castilla se cita a un Jaimes Imperial, identificado por algunos estudiosos como el padre del poeta:

1 Alborg, J. L., Historia de la Literatura Española. Edad Media y Renacimiento. Gredos, Madrid, 1975.2 ibídem, pág. 325.3 Argote de Molina, Nobleza de Andalucía, Sevilla, 1588, págs. 240v, 244v. Citado por Colbert I. Nepaulsingh en su edición crítica de El dezir a las syete virtudes y otros poemas de Francisco Imperial, Espasa – Calpe, Madrid, 1977, que es la edición que hemos utilizado en este estudio.

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«E otrosí mando a la dicha Infant Doña Costanza mi fija [...] el otro alhayate [...] que compró Martín Yánez por mi mandado aquí en Sevilla, que traxo de Granada Jaimes Emperial»

Por último, el autor del poema 82 del Cancionero de Baena, fray Pedro de Colunga, aparece como fray Pedro Imperial en el Cancionero de Fernando de Ixar y en el Cancionero de Roma. Eso es todo lo que hay sobre el apellido Imperial, sin que sea posible establecer conexiones o parentescos fiables con nuestro poeta.

Respecto al poeta mismo, el único dato constatable de su biografía es su condición de lugarteniente del almirante de Castilla allá por 14034, según atestigua una carta que le envió Martín el Humano, rey de Aragón. Por otra parte, en un documento de 1 de abril de 1409 leemos que unas tierras lindan «con casas et lagar que fueron de herederos de miçer Francisco Imperial», de donde podría deducirse que para esa fecha el poeta habría muerto. Por lo demás, es el propio Juan Alfonso de Baena quien, en las rúbricas que incluye en su Cancionero, nos dice que Imperial nació en Génova y que vivió algún tiempo en Sevilla.

Nepaulsingh5 intenta datar algunos de los poemas, atendiendo a diversos acontecimientos históricos que aparecen en los mismos o que se dejan entrever. Así el poema I, como reza en la rúbrica de Baena, sería la respuesta de Imperial a una «pregunta oscura e sotil» hecha por Fernán Pérez de Guzmán, que estaría en desacuerdo con la orden de destierro dictada por Enrique III contra el condestable de Castilla Ruy López Dávalos, sustituido en el cargo por el cardenal Pedro Frías. Los acontecimientos nos remiten al año 1400 y son una invitación a tratar el tema de Fortuna: «De más alto cae quien más alto see». Una referencia a Diego Hurtado de Mendoza, muerto en 1404, nos situaría antes de esa fecha la composición de los poemas IV, V y VI, dedicados a la Estrella Diana. A 1405 nos remite el poema XV, dedicado al nacimiento de Juan II, fecha también del desencuentro entre el poeta y el rey, que defraudó las expectativas de

4 El dato fue sacado a la luz por Mercedes Gaibrois de Ballesteros, en «El famoso poeta Miçer Francisco Imperial fue vicealmirante de Castilla», Correo Erudito, 3 (1943), 152. Citado por Nepaulsingh.5 Introducción a ed. cit., págs. XI – XX.

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Imperial de ser nombrado almirante de Castilla. El rey Enrique III murió en diciembre de 1406. Imperial no escribió, que se sepa, ningún poema a su memoria, pero sí compuso un elogio al regente Fernando de Antequera. En fin, entre 1405 y 1407 habrían sido escritos los últimos poemas, del XI a XVIII.

No queremos entrar en el problema de la paternidad de algunos de los poemas (V, VII, VIII, XII y XIII), que aparecen sin rúbrica en el Cancionero de Baena. Pero hay que dejar constancia de que la autoría del más famoso de ellos, «El Dezir a las syete virtudes», ha sido puesta en duda por algunos estudiosos6, si bien son más los que están seguros de que se trata de una obra de Imperial.

Centrémonos ahora en la cuestión de las relaciones literarias de Imperial. Es evidente, en primer lugar, la deuda con Dante7. A propósito nos dice Nepaulsingh: «Uno de los elementos fundamentales de la estética de Imperial es el que subraya que la poesía debe ser bien fundada en autoridades. Claro que decir esto no es añadir ninguna novedad acerca del arte de cualquier escritor medieval; sin embargo, los pocos poemas de Imperial revelan a primera vista una afición por una autoridad, Dante, aparentemente sobre cualquier otra, y, por lo tanto, existe la tendencia de creer que es posible explicar la obra de Imperial con referencia sólo a esta autoridad. Algunos críticos han registrado fuertes protestas contra esta interpretación excesivamente dantesca de la obra de imperial, pero en general tienden a adoptar el otro extremo: el de negar todo influjo dantesco, y afirmar en su lugar la influencia francesa». Así autores como C. R. Post y, sobre todo, E. B. Place, insisten en la semejanza de la alegoría de Imperial a la del estilo del Roman de la Rose y su falta de semejanza a la alegoría de la Divina Comedia.8

6 Especialmente Dorothy Clotelle Clarke, de cuyas opiniones se hizo eco Alan Deyermond. Según Clarke, el «Dezir» sería obra de un religioso.7 Nepaulsinhg, ed. cit. págs. 176-178, ofrece una completa lista de correspondencias entre la obra de Imperial y la Divina Comedia..8 Más atemperada es la postura de otros críticos, como Giuseppe Sansone: «La Divina Commedia era utilizzata dallo scritore genovese- sivigliano come un ‘trattado’, un testo di sicuro referimento per la formulazione allegorica, un repertorio d’indiscussa autorità atto a garantire la licità delle operazione concettuali [...] Imperial utilizza Dante programmaticamente.» (G. Sansone, «Francisco Imperial e la penetrazione dell’endecasillabo in Spagna», International Congress of Romance Linguistics and Philology, Spain, 1965, págs. 1691, 1692. Madrid, 1969). Citado por Nepaulsingh, Introducción a ed. cit., pag. LXIX.

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Frente a interpretaciones más o menos nacionalistas, Nepaulsingh invoca el espíritu internacional y europeo que animaba las conciencias de muchos poetas de la baja Edad Media, y cita las palabras al respecto de Curtius: «En la Edad Media, Romania tiene una comunidad de cultura que se extiende a través de las fronteras lingüísticas: muchos italianos escriben poesía en provenzal (como, en cambio, en la Commedia Dante hace que un gran poeta provenzal hable en su lengua nativa). El maestro de Dante, Brunetto Latini, escribe su obra maestra en francés. Un poema de Raimbaut de Vaqueiras (ca. 1200) es importante respecto a esto: sus cinco estrofas están compuestas en provenzal, italiano, francés (del norte), gascón y portugués, respectivamente. Estos son los lenguajes que la lírica románica usaba corrientemente. El hecho de que fuera admisible alternar entre ellos, demuestra que existía una conciencia viva de una Romania unificada»9.

No siempre es fácil discernir si Imperial sigue a Dante o si ambos escritores aprovechan una fuente común, habida cuenta de que los escritores medievales suelen recurrir a un grupo más o menos cerrado de auctores. En lo que concierne a las fuentes clásicas, por aquella época los autores más aprovechados, de primera o segunda mano, eran Homero, Virgilio, Horacio, Ovidio, Lucano y Estacio. Curtius destaca por esclarecedor el pasaje de la Divina Comedia en que aparecen todos ellos10. También Séneca , 9 E. R. Curtius, European Literature and the Latin Middle Ages, New York, Harper Torchbooks, 1963, pág. 32. La traducción del pasaje es de Nepaulsingh. (Con algunas variantes y alguna omisión tipográfica en pág. 57 de la edición española de FCE, Madrid, 1984). 10 «Cuando Dante, guiado por Virgilio, da sus primeros pasos por el Limbo, ve destacarse entre la penumbra un espacio iluminado, morada de los poetas y de los sabios de la Antigüedad. Cuatro figuras venerables se acercan a Virgilio y lo saludan:

Onorate l’altissimo poeta;l’ombra sua torna, ch’era dispartita.

Virgilio explica la escena a su discípulo:Mira colui con quella spada in mano,che vien dinanzi ai tre sì come sire.Quelli è Omero poeta sovrano;l’altro è Orazio satiro che viene;Ovidio è il terzo, e l’ultimo Lucano.

Los poetas de la Antigüedad se dirigen entonces al moderno:E più d’onore ancor assai mi fenno,ch’ei sì mi fecer de la loro schiera,sì ch’io fui sesto tra cotanto senno.

En el Purgatorio, a Virgilio y Dante se une Estacio, el poeta de la tardía romanidad. El último guía y abogado de Dante en su viaje por el más allá habrá de ser Bernardo de Claravalle, cuya oración a la Virgen María impetra para Dante la visión de Dios

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Plinio, Terencio y Boecio gozaron de amplio predicamento. Homero era más un nombre ilustre que una fuente de primera mano, pues el ciclo Troyano se difunde con los relatos de Dictis Cretense y Dares Frigio, el Roman de Troie de Saint-Maure y, en España, con la Crónica Troyana Polimétrica.

En lugar de agrupar o clasificar las referencias mitológicas, hemos optado por hacer un recorrido por los 18 poemas, en el orden en que figuran en la edición de Nepaulsingh, con indicación entre corchetes del número con que aparecen en el Cancionero de Baena.

I [548].- Aun sin nombrarla explícitamente, el poema trata de la diosa Fortuna, contra cuyas llagas es inútil usar de ungüentos. Tal como se secan las flores, así caen los encumbrados11. «De más alto caye quien más alto see» , «por ende el medio es lugar muy sano». En la tercera estrofa encontramos la primera alusión mitológica:

Sy aquesta dueña12 bolviendo su dançaavre las puertas de Jano el Troyano13,bien creo syn duda que grand alegrança

con que termina el Paradiso. Como acorde inicial, Dante necesitó ese encuentro con los poetas antiguos y esa aceptación en su círculo; hacía falta legitimar ese mensaje poético. Los seis poetas (si se cuenta a Estacio) vienen a formar una comunidad ideal, se constituyen en bella scuola de autoridad intemporal, cuyos miembros tienen todos la misma categoría. Homero es sólo primus inter pares. Esos seis autores son una selección del antiguo Parnaso; el que Dante los haya reunido y constituido en “escuela” es manifestación característica del concepto medieval de la Antigüedad». E. R. Curtius, Literatura europea y Edad Media Latina, (1), FCE, Madrid, 1984, págs. 36-37. 11 Alusión, según el propio Baena, a la decisión de Enrique III de sustituir al condestable López Dávalos por el cardenal Pedro Frías.12 La Fortuna.13 Aunque los romanos son “troyanos” por descender Rómulo de la estirpe de Eneas, sorprende el uso de ese gentilicio aplicado precisamente a Jano. Existen dos versiones sobre la procedencia de Jano, que resume P. Grimal: «Según ciertos mitógrafos, Jano era en Roma una divinidad indígena, y en otro tiempo habría reinado en ella con Cameses, un rey mítico del cual apenas se conoce más que el nombre. Según otros, Jano era extranjero, oriundo de Tesalia, y desterrado en Roma, donde Cameses lo habría acogido cordialmente, hasta el extremo de compartir el reino con él». Daría nombre al Janículo, sería padre de Tíber, acogería al desterrado Saturno, habría sido el primero en emplear barcos, para trasladarse de Tesalia, y el inventor de la moneda, en cuyo anverso aparecía su imagen bifronte. Este rey civilizador del Lacio sería divinizado tras su muerte.

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se seguirá al pueblo arryano14;

II [245].- También el segundo poema trata el tema de Fortuna, personificada y divinizada, tema tan del gusto medieval. Fortuna destruye con sus caprichos todo lo que engendra Naturaleza. Los atributos buenos o malos que ésta concede, pueden malograrse con un giro de la rueda de aquella. Por eso Imperial comienza pidiéndole que la detenga. Sólo Dios puede controlar su movimiento:

O Ffortuna, çedo priveel rrodar de tu espera: aquel que regna e bivee sobre natura ynpera,la ordene otra manera,por do el munso se yguale,dando el bien a quien lo vale;faga su palabra vera.[...]Ca siempre veo que eresdiscordante a natura:poco valen sus poderes,sus vertudes e cordura;ca sy una criaturapor natura es abundantee tú eres discordanteocupas ssu ffermosura.

A continuación va a ejemplificar la excelencia intelectual y la guerrera con las figuras de Marco Porcio Catón y Héctor. Esas cualidades pueden quedar en nada si se entromete Fortuna:

Cría un omme la naturaqual Catón o Hétor troyano,e tu curso syn mesurafazlo pobre o aldeano;por lo qual buelve la manodel sseso o de la espadaa encogersse a la açada;tal valor se pierde en vano.

La salvación milagrosa de Roma, en un ataque de los sabinos, gracias a la intervención de Jano , sería el motivo de que en adelante la puerta de su templo estuviese abierta en tiempo de guerra. Así se permitía al dios salir y ayudar a los romanos. En tiempo de paz la puerta permanecía cerrada.

Vid. Grimal, Pierre, Diccionario de Mitología griega y romana, Paidós, Barcelona 1981. Págs. 295-296; Ruiz de Elvira, A., Mitología clásica, Gredos, Madrid, 1984. Págs. 105-106.; Boccaccio, Giovanni, Genealogía de los dioses paganos, Editora Nacional, Madrid, 1983, págs. 486-487.

14 Ed. cit., I, vv. 17-20.

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Por el contrario, el desenfreno de hombres como el asirio Sardanápalo es premiado con la riqueza y el trono:

Por contrario, otro cría15

a Sardanápalo16 egual,e tu cursso le enbíaa sser rico o ser real;por en sse menistran mallos reynados o riquezas;con tales desygualezasnatura muy poco val.

III [247].- El tercer poema es , como el anterior, una réplica a Fray Alonso de la Monja y discute la aseveración de éste de que Dios es Fortuna. Para Francisco Imperial tal confusión sería herética, dada la naturaleza indigna de Fortuna. En esto también se aleja de su admirado Dante. Para éste, como también para San Agustín, Fortuna ejecuta la voluntad de Dios y sus acciones son en último término atribuibles a Él.

Dezides que en dar e non darella ningunt tuerto faze;sobre esto quistión fundarante vos, sseñor, me plaze:sy da mal al que desplazee bien a quien faz nequiçia,señor, su justa justiçiadeclaradme dónde yaze(81-88)

Dezides que el mi filocon lo dicho desatades,e por el vuestro estiloDios sser Fortuna alegades:señor, vos non me provadessolamente cossa una,nin que Dios sea Fortuna,o sotilmente fablades.(97-104)

Conviene en este punto hacer un breve bosquejo de la consideración que tuvo Fortuna17 en la Antigüedad. Aprovechamos las palabras que Nepaulsingh le dedica al tema: «En la época precristiana, Fortuna era adorada como una diosa poderosa que administraba cosechas abundantes al labrador, vientos propicios al marinero, la fertilidad a las

15 cría. Su sujeto es “ natura”.16 Sardanápalo, rey de Asiria (668-625 a. C). Heródoto nos cuenta un intento por robar sus fabulosas riquezas mediante la construcción de una galería subterránea (Historias, 2, 150). También aparece citado en Plutarco, Alexander. 17 Vid.. Grimal P., op. cit. pág.207 y 518 (Tique); Ruiz de Elvira, op. cit. págs. 108 y 475.

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mujeres, y la prosperidad y la adversidad a los reyes, los nobles y las naciones. La misma Fortuna quitaba todas estas cosas tan arbitrariamente como las daba [...] En el primer siglo de la era cristiana, distintos conceptos de Fortuna son subrayados por Séneca y por Plutarco. Para Séneca, la desgracia es algo repartido a los hombes buenos por Dios, que es como un padre austero; la adversidad es para Séneca mucho más fácil de soportar que la prosperidad; la adversidad es como la medicina amarga que efectúa el remedio perfecto [...]. Pero mientras Séneca acepta el poder de Fortuna y ensaya una explicación del oficio de la diosa, Plutarco quedó convencido de que era muy exagerada la valoración hecha por los hombres de la influencia de Fortuna sobre ellos; y Plutarco parece estar de acuerdo con Juvenal que “nos te, / Nos facimus, Fortuna, deam caeloque locamus”. Para Plutarco, la Virtud, el Vicio y la Pobreza salen todos vencedores en su confrontación con Fortuna [...]. La mayoría de las declaraciones medievales sobre Fortuna pueden considerarse como variaciones de los conceptos de Séneca o de Plutarco. San Agustín, por ejemplo, no sólo está de acuerdo con Plutarco en que Fortuna desempeña un papel insignificante en la vida del hombre, sino que afirma aún más en su Ciudad de Dios, en el que declara que Ventura y Fortuna no existen como diosas, sino sólo como causas accidentales atribuibles a la voluntad de Dios [...]. Boecio, en cambio, acepta la idea de Séneca de una diosa poderosa, Fortuna, que el hombre podría vencer si fuera bueno y si supiera utilizar el entendimiento como un remedio para hacer que la adversidad fuera más provechosa que la prosperidad18 .

En el Inferno, Dante hace de Fortuna una especie de ministro de Dios, que distribuye la riqueza entre los hombres y las naciones. El De Remediis Utriusque Fortunae de Petrarca sigue los postulados estoicos de Séneca y Boecio. En la Genealogia Deorum, Boccaccio apenas se refiere a ella, recogiendo tan sólo la referencia virgiliana a Polidoro y la ovidiana a los amores de la diosa con Servio Tulo19.

Imperial, pues, está en desacuerdo con la idea senequista de que la adversidad es un bien en última

18 Nepaulsingh, “Introducción” a la ed. cit.¸ págs. LXXXI-LXXXIV.19 Boccaccio, Genealogía de los dioses paganos, Editora Nacional, Madrid, 1983, págs. 394 y 734.

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instancia. En el poema XV20 Fortuna presume de que sin ella nada vale el poder de las siete virtudes, con lo que el poeta también se opone a la tesis de Plutarco de que Fortuna era insignificante21. IV (231).- Reproducimos la rúbrica de Baena, para situar el contenido del poema: Este dezir fizo Miçer Françisco Inperial por amor e loores de una fermosa muger de Sevilla que llamó él Estrella Diana; e fízolo un día en que vid e la miró a ssu guysa, ella yendo por la puente de Ssevilla a la Yglesia de Ssantana fuera de la çibdat.

Se trata, como puede suponerse, de una composición al más puro gusto de la tradición del amor cortés. Las elaboraciones teóricas sobre cuestiones de técnica poética, rima y versificación, y la recopilación de la obra de trovadores anteriores, fueron abundantes en la última etapa de la poesía provenzal, y se plasmaron en las Leys d’amors, que de Provenza se difundieron por toda Europa. Recogemos algunas consideraciones de López Estrada sobre este tipo de poesía: «La cortesía representó una disciplina espiritual que caracterizó la vida social de los caballeros de linaje en cuanto que daba un carácter de nobleza a su vida y los señalaba ante los demás como pertenecientes al grupo que contituían. La significación del término es compleja; y, en su aspecto más espiritual, la cortesía implicaba que los caballeros se manifestasen en la vida de relación como poseedores de una educación y de unos propósitos propios de la nobleza del alma [...]. La cortesía resulta ser así virtud y ciencia conjuntas, sobre todo en cuanto a la vida activa; y como ésta se sitúa en la

20 A guisa de dueña que está sobre sýcon buen andança e presuntuosa,començó Fortuna su rrazón asý:«Vuestras influençias syn mí non val cosa,ca yo en el mundo so más provechosa,muy más amada que vos todas syete,ca lo que alguno se da o prometenon le aprovecha si dél so enojosa».(XV, 329-336).21 «Plutarco nos ofrece su idea sobre el poder de la fortuna, que había dividido las escuelas filosóficas desde Teofrasto, oponiendo a esa fuerza invisible los poderes que posee el hombre por el uso de su inteligencia, como son la previsión, la sensatez, la discreción, etc., y lo convierten en un ser superior a todos los animales que, sin embargo, sí le aventajan en otros dones debidos a la sola fortuna en su mismo nacimiento, como son la velocidad, la fuerza, etc.». (Morales Otal, C. y García López, J., Introducción a “Sobre la Fortuna”, en Plutarco, Obras Morales y de costumbres, II, Gredos, Madrid, 2001, págs. 9-10).

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corte, resulta que es la conducta más propia del que vive en ella [...]. La gente de la corte era la más preparada para entender las sutilezas del arte propio de esta poesía, y por eso formaba el público más adecuado para apreciar sus méritos [...]. Una poesía de esta naturaleza tardó en componerse en lengua castellana. Hubo primero un conocimiento de la poesía provenzal y después su progresiva adopción en Portugal y Castilla22».

Algunas de las constantes de la tradición del amor cortés aparecen en este poema, como señala Nepaulsingh: hay un “encuentro”, una “señal”, un galardón, una alusión a la consumación divina del amor y al servicio feudal del amante cortés a su señor/dueña23. Lo que ahora nos interesa son las alusiones al mundo clásico y a la mitología presentes en este poema. Los versos 17 a 24 constituyen lo que Curtius llama un “topos sobrante”, un tipo de hipérbole laudatoria que pone el acento en la dificultad de encontrar las palabras justas para expresar la belleza de la dama; o, como en este caso, se desautorizan los intentos de los autores consagrados por la tradición, pues el objeto amado supera en belleza al que aquellos habrían cantado. Sería el tópico del “taceant”.

Callen poetas e callen abtores,Omero, Oraçio, Vergilio e Dante,e con ellos calle Ovidio d’amantea quantos escripvieron loando señores;que tal es aqueste entre los mejores,commo el lucero entre las estrellas,llama muy clara a par de centellas,e commo la rrosa entre las flores.(vv. 17-24)

Tanta es la belleza de la Estrella Diana que bien podría resistir la comparación con Ifigenia y con Helena de Troya:

Non se desdeñe la muy delicadaEufregymia24 griega, de las griegas flor,

22 López Estrada, Francisco, Introducción a la literatura medieval española, Gredos, Madrid, 1987, págs. 382-383.23 Vid. nota 1, pág. 19 de la ed. cit.24 Sobre Ifigenia nos dice Boccaccio: «Ifigenia fue hija de Agamenón, como atestigua el propio Séneca en la tragedia de Agamenón». Y más adelante: «Esta fue una doncella de notable belleza». Por último, da una explicación racional de la sustitución de Ifigenia por una cierva en el altar del sacrificio: «La ficción que se ha creado antes de que Diana puso una cierva en lugar de Ifigenia, ha de entenderse que fue un artificio humano y que se imaginó para que todo el pueblo obedeciera a Agamenón, a saber que él inmoló a su hija, la cual, arrebatada en medio del tumulto, para que no pudiera descubrirse el engaño, fue enviada a una lejana

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nin de las troyanas la noble señor,por ser aquesta atanto loada;que en tierra llana e non muy labradanasçe a las vezes muy oliente rrosa,assý es aquesta gentil e fermosa,que tan alto meresçe de ser comprada.(vv. 25-32).

La alteración de los nombres propios, como en Eufregymia, es habitual en los escritores de esta época.

V [232 bis].- Se trata del segundo de los poemas dedicados a Estrella Diana, concebido como una respuesta. Hay una alusión a Diana que merece ser considerada con detenimiento:

En dezir que mal veo vínome sonrryso,e dixe: «Alúmbrame el buen florentiín;yo vi Diana e vy el cherubín,pyntado, digo; quien pintar lo quiso,él non lo vido nin vydo su vysso;pues judgar syn ver fue yerro muy grave»;(vv. 9-14)

Nepaulsingh pone en relación estos versos con los que aparecen en IV:

el su graçioso e onesto rysso,ssemblante amorosso e viso ssuave,propio me paresce al que dixo, «Ave»,quando enviado fue del paraýsso.(IV, vv.13-16).

La presencia en ambos pasajes del arcángel Gabriel lleva a Nepaulsingh a propugnar una identificación entre Diana25 y la Virgen María: «Otra invención astronómica por

región y conservada bajo la apariencia de sacerdotisa». Boccaccio, Giovanni, Genealogía de los dioses paganos, ed., cit., págs. 691.692.25 Para explicar las funciones de Diana como partera, vid. Grimal, ed. cit. pág. 53 (Ártemis) . También Apolodoro, Biblioteca mitológica, (I, 4, 1) lo recoge con su habitual brevedad: «En cambio, Leto uniéndose a Zeus fue hostigada a través de toda la tierra por Hera, hasta que llegó a Delos y dio a luz primero a Ártemis y luego, asistida por ésta, a Apolo». Giovanni Boccaccio, en Genealogía de los dioses paganos, ed. cit. pág. 249: « Pretenden los antiguos qe fue [Leto] igualmente amada y seducida por júpiter y que concibió de él una prole gemela, a saber, Apolo y Diana, cosa que dicen que Juno soportó tan mal que no sólo le prohibía toda la tierra para depositar la carga de su vientre, sino que también le envió a Pitón, serpiente de enorme tamaño, para ponerla en fuga y entorpecerla. Esta, al escapar aterrorizada y no encontrar ningún lugar que la retuviera, acercándose a la isla de Ortigia fue acogida por ella y en ella misma dio a luz en primer lugar a Diana, que inmediatamente puso a disposición de su madre el oficio de comadrona cuando su hermano estaba a punto de nacer y recibió al naciente Apolo, que en seguida mató con sus flechas a Pitón y empezó a dar respuestas a los que las pedían».

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parte de imperial es la Estrella Diana, la cual no se explica satisfactoriamente con una alusión al romance francés Paris et Vienne, como propuso María Rosa Lida, ni tampoco por una alusión al soneto de Guinizelli, como asevera Rafael Lapesa. Imperial intentó establecer una relación entre Estrella Diana y el parto, como indican las referencias al ángel Gabriel y a la Anunciación en IV (231) y V (232 bis). La diosa Diana se llama “Lucina”, y parte de sus responsabilidades como diosa de la Luna era ayudar a las mujeres en el parto. La Virgen María tenía una responsabilidad semejante, y se llamaba en este contexto “Lucina dolentibus”. En el nivel anagógico, entonces, Estrella Diana se refiere a la Virgen María, “lucina dolentibus, stella maris”. La autoridad bíblica para esta comparación procede de los Hechos 19, 24-35, donde se discute la diosa Diana»26.

VI [234]. Reproducimos de nuevo la rúbrica que Baena puso al principio de este poema en su Cancionero: Este dezir fizo el dicho Miçer Francisco Imperial a la dicha Estrella Diana e quexándosse de los otros que lo requestavan e pidiéndole a ella armas. Se trata de un poema que sigue algunas de las convenciones más usuales del amor cortés. Comienza el poeta desafiando a los adversarios que le reprochan los elogios dirigidos a Estrella Diana:

Ante la muy alta cortedel dios damor27 so çitado,e malamente acusadopor vos, Estrella del norte28,diçiendo que fiz erroren vos dar tan gran loorque por en meresco morte.(vv. 1-7)

26 Nepaulsingh, “Introducción” a ed. cit., pág. XCIX.27 “La muy alta corte / del dios damor”: «[...] esas cortes de amor establecidas en Barcelona por Juan de Aragón (1350-1396) y su mujer Violant de Bar [...] eran destinadas a recordar aquellas que fueron presididas por la reina Elenor y la condesa María [...] Estas cortes alcanzaron el colmo de su grandeza durante los años 1387-1389, cuando el rey Juan se sometía a los consejos de Na de Carrosa de Vilaragut» (Andreas Capellanus, The Art of Courtly Love, trad. J. J. Parry, N. Y., 1969, pág. 23). (Nota de Nepaulsingh en pág. 27 de su ed. cit.).28 “norte”. Nepaulsingh cree ver, más allá de la localización en el firmamento, una alusión al nordeste de España, Cataluña y tal vez Provenza. Imperial reclamaría así su papel de introductor de Castilla en las corrientes literarias europeas. Vid. ed. cit. pág. 27, n.

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Venus y el dios Amor serán los testigos del desafío:

En vuestras manos, amiga,fago jura e promessae a la grant Venus Diessa,que esto rrebto por vos syguaante el alto dios de Amor,defendido vuestro honorde quien vos desloor diga.(vv. 22-28)

Siguiendo las convenciones del amor cortés, serán los bellos miembros del cuerpo de la amada las armas que esgrima el caballero: los cabellos serán la cota, los ojos, la lanza; el talle y la cara serán el yelmo; la nariz, la flecha, etc29.

E porque noble armaduraconviene a tal pelea,donde dios de Amor veala vuestra grant fermosura,con vuestras manos labratlas armas, e apropiedatla vuestra gentil figura.(vv. 36-42)

Hay en estos desafíos una curiosa mezcla de literatura cortés y de impulso guerrero. En realidad, la sublimación del amor y de la guerra. Algunos caballeros llevaron al extremo esta determinación agonística, empeñándose en hazañas que querían emular a las leídas en los libros de caballerías, y que remiten en último extremo a las de los héroes de la antigüedad. Pero las hazañas realizadas eran, a su vez, motivo de inspiración para los autores de ese tipo de libros. En el reinado de Juan II de Castilla, cuyo nacimiento fue cantado por Imperial, treinta años después de la composición de este poema tiene lugar la famosa

29 (Vuestros ojos amorosos/ sseñora, me dat por lança [...] Vuestro ayre delicado / quiero levar por escudo [...] Vuestra nariz afilada / sea flecha muy polida). Etc.

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defensa del Passo Honroso por don Suero de Quiñones30 en el puente de Órbigo.

VII [240] y VIII [237] no contienen alusiones mitológicas. Están dedicados a Angelina de Grecia. Esta dama llegó a Sevilla en 1403, como parte de los regalos que una embajada de Tamerlán traía a Enrique III de Castilla. Parece que, nacida en Hungría de muy noble cuna, fue capturada por Bayaceto y encerrada en su serrallo, de donde la obtendría como botín Tamerlán. Su azarosa vida era un ejemplo más de los caprichos de Fortuna. Acabó casada con un regidor de Sevilla. A ella parece aludir Imperial en el poema siguiente.

IX [238].- Este dezir fizo el dicho Miçer Fra[n]cisco Inperial por amor e loores de una dueña que llamaron [...]. E otros dizen que lo fizo a la Estrella Diana. E aun otros dizen que lo fyzo a Ysabel Gonçales, mançeba del Conde de Niebla don Johan Alfonso. Esta es la rúbrica con que Baena introduce el poema, que comienza otorgando el reconocimiento al dios de Amor y a Apolo por haber permitido que se produzca el milagro:

30 Así lo describe Martín de Riquer en su excelente Caballeros andantes españoles, Espasa – Calpe, Madrid, 1967, pág. 53: «Todo empezó el primero de enero de 1434, en Medina del Campo, cuando, a primeras horas de la noche y ante el rey de Castilla don Juan II, su esposa doña María, el príncipe don Enrique, el maestre de Santiago y condestable de Castilla don Álvaro de Luna y gran número de prelados y caballeros, se presentaron armados Suero de Quiñones, que llevaba una argolla de hierro en el cuello; Lope de Estúñiga, [...] y hecha reverencia al rey y tras haberle besado pies y manos, el faraute Avanguarda leyó la siguiente petición de Suero de Quiñones: Deseo justo e razonable es que los que en prisiones o fuera de su libre poder son desear libertad; e como yo, vassallo e natural vuestro, sea en prisión de una señora de gran tiempo acá, en seña´de la qual todos los jueves traygo a mi cuello este fierro, según notorio sea en vuestra magnífica corte e reynos, e fuera dellos, por los farautes que la semejante prisión con mis armas han llevado. Agora, pues, poderoso señor, en nombre del apóstol Sanctiago, yo he concertado mi rescate, el cual es trescientas lanças rompidas por el hasta, con fierros de milán, de mí e destos cavalleros que aquí son en estos arneses (según más complidamente en estos capítulos se contienen), rompiendo con cada cavallero o gentilhome que allí verná tres, contando la que fiziera sangre por rompida [...] Esto será en el derecho camino por donde las más gentes suelen pasar para la ciudad donde su sancta sepultura está; certificando a todos los cavalleros e gentileshomes estrangeros que allí se fallaren que allí fallarán arneses e cavallos, e armas e lanças tales, que qualquier cavallero ose dar con ellas sin temor de las quebrar con pequeño golpe. E notorio sea que a todas las señoras de honor que, qualquiera que fuere por aquel lugar por do yo seré, que si no llevare cavallero o gentilhome que faga armas por ella, que perderá el guante de la mano derecha. Mas lo dicho se entienda salvando dos cosas: que vuestra magestad real no ha de entrar en estas pruevas, ni el mágnífico señor condestable don Álvaro de Luna

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Al dios de Amor el su alto inperio,la su alta corte e magnificencia,otrosý a Apolo con su ministerio,con toda su fuerça e grant influençia,amos bien junctos en conveniençiacon los elementos, les do que les quedenatantos loores quantos dar puedenla gran discreçión e junta prudencia.(vv. 1-8)

El milagro hecho posible por la conjunción de los elementos y los dioses no es otro que la aparición de una criatura hembra cuya belleza excede a toda comparación.

Por la pressençia de la qual beldat,estrellas luçíferas, muy esforçadasperesçen su luz e su claridat,assý oscureçen e sson escripsadas;por esta tan linda ya son declinadasla graçia e donayre de la grant Diana,la noble sseñor e alta troyana, las muy fermossaa e muy esmeradas.(vv. 17-24)

Una primera lectura nos remitiría a la diosa Diana y a Helena de Troya31 como términos de comparación. Ambas tendrían que declararse vencidas por la nueva beldad. Pero lo que posibleme se encierra es una alusión a las anteriores damas cantadas por Imperial. Así, la grant Diana aludiría a Estrella Diana y la alta troyana no sería otra que Angelina de Grecia. Ambas habrían quedado eclipsadas con la aparición de esta Isabel González a la que alude la rúbrica de Baena.

X [239].- Este dezir fizo el dicho Miçer Françisco Inperial por amor e loores de la dicha Ysabel Gonçales, Mançeba del conde Don Johan Alfonso, por quanto ella le avía enviado rrogar que la fuese a ver al monesterio de Sant Clemynt; él non ossava yr por razón que era muy arreada e graçiosa muger. Tras decir que si la viese y escuchase hablar quedaría irremediablemente encadenado, el poeta continúa así:

31 «la noble sseñor e alta troyana». Compárese con IV, 27: «nin de las troyanas la noble señor», donde se alude claramente a Helena de Troya.

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Pero bien me plaze, ssy me enbiadesfirmado e sellado el vuestro seguro,que en cárçel de amor non me pongades,nin me aprisionedes en su alto muro.E que en él se contenda, prometo e juroa dios de Amor de vos non ferir,e sy vos firiere, de vos bien guarircon obras de amor e coraçón puro.

E con vos me dedes a Venus deessapor asseguradora [...].(vv. 9-18)

Como en VI, 24, Venus aparece como garante de los contratos amorosos. Nepaulsingh señala la ambivalencia del poema: «Mientras el protagonista pretende evitar la posibilidad de enamorarse, está prometiendo simultáneamente curar las heridas de amor que puede sufrir con obras de amor. Mientras declara que no quiere entrar en el servicio de la dama, está pidiendo simultáneamente una señal y un contrato sellado, jurado delante de los dioses de Amor, que forman parte de la ceremonia en que cualquier amante cortés debe participar para entrar en el servicio de una dama»32.

XI [248].- A propósito del encuentro en Sevilla con una dama noble que, sin embargo, se dirige al poeta con humildad y en provenzal. En el transfondo hay un ataque a la arrogancia sevillana y una reafirmación de Imperial, como “lo bon trobaire”, un adelantado a las prácticas poéticas de sus contemporáneos. No hay alusiones mitológicas.

XII [241].- Una dama, a la que Imperial ha abandonado por otra (quizá la provenzal del poema anterior), dispara por despecho contra el poeta una flecha que éste cree emponzoñada. Luego de herirlo, le descubre que la flecha ha sido untada con “yervas de amor”. Hay, como se ve, alusiones a las flechas de Amor que, dependiendo de que tengan la punta de oro o de plomo, provocan el amor o el desdén. Aquí se moja la punta en hierbas malas o buenas. El tema de la poción que provoca la muerte o desencadena

32 Nepaulsingh, ed. cit., pág. 50, n.

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el amor goza de una amplia tradición. Imperial se refirió, por ejemplo, a Isolda en VI, 74.

El poema comienza con una referencia a Hércules como fundador mítico de Sevilla (Abela), aprovechando su estancia en esta tierra para robar la vacada de Gerión:

Abela, çibdat de grant fermosurala qual pobló Ércoles e pobló Yspán,

XIII [242].-

XIV [243].- Este dizir fizo el dicho Miçer Francisco Inperial, commo a manera de pregunta e de adevinança sobre el amorr.

Yo me sso uno que bivocon todo omme o muger,e non me veen, maguera muchos e a muchas privola vista, e soy esquivoe plazentero a las vezes;e en poder de rrafezesa grandes echo en cativo.

Yo mesmo ardo en fuegoe de sí çeniza quedo,e después muy quedo a quedotodo en uno me llegoe qual era torrno lurgo;e de madre non nascí,nin tal qual so nunca vy.Demudado torrno viego33.

Nepaulsingh no se conforma con la solución simple de Amor como respuesta al acertijo: «El éxito del poema estriba en la habilidad del lector de descubrir la identidad

33 viego en ms. ha sido objeto de diferentes enmiendas. Nepaulsingh no duda en mantenerlo. Las licencias que Imperial se toma para mantener la rima, que llega al extremo de inventar palabras, favorecerían esta lectura por viejo. Obsérvese, además, cómo antes ha rimado muger con maguer. Además, el hecho de que se trate de una adivinanza, hace más tolerable la licencia.

Respecto a que Amor sea un viejo, recuérdese uno de los Diálogos de los dioses, de Luciano de Samósata: «EROS.— Si en algo he faltado, oh Zeus, perdóname; pues no soy más que un niño privado todavía del uso de razón. ZEUS.— ¿Un niño tú, Eros, que eres mucho más viejo que Japeto? Y, por el simple hecho de que no llevas barba ni tienes canas ¡quieres que se te crea un niño, siendo, como eres, un viejo taimado?». Luciano, Obras, vol. I, ed. de José Alsina, Alma Mater, Barcelona, 1962, pág. [24].

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de la voz narrativa. Baena propone “el amor”, y esta solución es válida, pero no logra descifrar todos los matices y sutilezas del enigma. No hay dificultad alguna en percibir cómo el amor puede alojarse invisiblemente con todo el mundo, cómo puede cegar a algunos y captar a los más nobles sometiéndolos al poder de los más viles, y cómo puede consumirse en sus propias llamas y recobrarse luego cuando supasión se ha consumido. En las obras de Hesíodo, por ejemplo, Eros no fue engendrado por una madre al principio, sino existió sencillamente con el Caos; así que Cupido, la versión romana de Eros, era muy viejo, aunque solía aparecer frecuentemente como un niño». El editor cree que Imperial introduce sutilmente otros niveles de significación en el poema: «Además del amor, el poema alude al fénix, ave fabulosa, que, según se creía, solía consumirse con sus propias llamas y renacer de nuevo de las cenizas, como dicen los versos 9-13 del poema, incluso el verso 14: “de madre non nasçí”. Puesto que el fénix era para los Padres de la Iglesia un símbolo de resurrección, el poema alude también a Jesucristo [...]. Imperial ha logrado incluir conceptos paralelos de Cupido, Fénix y Jesucristo en dieciséis versos»34.

XV [226].- Este dezir fizo e ordenó Miçer Françisco Inperial, natural de Jénova, estante e morador que fue en la muy noble çibdat de Sevilla; el qual dezir fizo al nasçimiento de nuestro señor el Rey Don Juan, quando nasçió en la çibdat de Toro, año de MCCCCV años; e es fecho e fundado de fermosa e sotil invençión e de limadas diçiones.

Se trata de un poema extenso (408 versos), de naturaleza alegórica y estructura compleja, en el que el poeta da rienda suelta a su erudición.

En los primeros 105 versos se describe una visión. El poeta («non sé sy velava, ni sé sy dormía») cree oir a una dueña de parto (la reina Catalina) invocando a la Virgen. Abre los ojos y se encuentra en un prado lleno de flores y arroyos. Tras la descripción del “locus amoenus” el poeta alza los ojos y ve «en fazes de dueñas lozir ocho estrellas / [...] e, juntas con ellas, / vi ocho fazes de ocho donzellas», [...] y, en fin, «Vi doze fazes, muy alvas anzillas».

34 Nepaulsingh, ed. cit. págs. 63 y 64, n.

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En la segunda sección (versos 105-384) los planetas celebran su asamblea y deciden, en el transcurso de los nueve meses del embarazo, hacer unos regalos al niño que va a nacer. Son treinta y cinco estrofas, 280 versos, que se corresponden con los 280 días que van del 30 de mayo al 6 de marzo, fecha del alumbramiento.

En la tercera parte, de tres estrofas solamente (versos 385-408), desaparece la visión de planetas y virtudes y se describe al niño. El final es sorprendente y parece aludir al hecho de que Imperial había perdido el favor del rey Enrique que, en contra de las expectativas de nuestro poeta, que aspiraba al cargo, nombró a Alonso Enríquez como nuevo almirante de Castilla:

Discreçión me dixo: «Amigo e fiel,llegad al infante, besadle la mano».Mas llegar non [pude], porque el ortelanome lançó fuera de todo el vergel.(vv. 405-408)

Vimos que los planetas venía representados en la visión por ocho dueñas. Así las presenta Imperial:

Desque más miré, de oriental çaffývi letras escritas, e en la primeracorona de dueña muy clara leý:«Saturno so», e en la otra era«Júpiter» escrpto, «Mars» en la terçera,e «Sol» e «Venus», «Mercurio» e «Luna»,e asý degradando mana «Fortuna»con tales letras en la postrimera.(vv. 81-88)

Antes de reproducir las palabras de Saturno, el poeta invoca a Apolo, pues cree que su empresa supera a la de Dante. Hay también una referencia a Homero y a Virgilio:

e para dezir las rrazones dellasayúdeme Apolo, que a mí son muy graves.

Non vido Aliger tan gran asonsiegoen el escuro linbo, espiramentandoen el grant colegio del maestro griego,con el mantuano ser poetizando(vv. 95-100)

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Al acabar sus regalos y antes de darle a su doncella Prudencia, Saturno expresa su deseo de que el infante sea más sabio que Euclides: «e más que Oclides muy gran sabidor» (v. 117). En el parlamento de Júpiter, este planeta formula un deseo que incluye una referencia a la actuación de Lucio Cecilio Metelo, cuando, como nos cuenta Lucano35, este tribuno se opuso a los intentos de César de penetrar en el “aerarium”.

«De la rrepública sea amador,más que Medelo, que tan virilmentedefendió a Tarpea36 al emperador.»

Entre los versos 161-188, Imperial hace alusión a ocho hombres de valor y completa la lista con Fortaleza, para sumar nueve, los novem probi37:

«Ardid commo Archiles sea e ligero,animoso commo Étor tan esforçado,[...]»«Al grant Macabeo e al gran Çepión38,al buen Josué lieve mejoría.»[...]

35 «Y así el belicoso Metelo, cuando ve que se intenta hacer saltar los quicios del templo de Saturno con grandes embestidas, apresura el paso y, rompiendo las filas de César, se pklantó ante las puertas del templo todavía sin abrir [...], e, impidiendo al vencedor el pillaje, protesta el tribuno con voz clara: No se abrirá el templo a no ser que lo golpeéis a través de mi costado, ni te llevarás, ladrón, riquezas ningunas sino rociadas con mi sangre sagrada».M. A. Lucano, Farsalia III, 110-124, trad. de A. Holgado, Gredos, Madrid, 2001, pág. 83.36 El templo de Saturno estaba en el Capitolio o mons Tarpeius. La referencia procede también de la Farsalia III, 153. Cuando Metelo ha sido apartado del templo, nos dice Lucano: «Entonces resuena la roca Tarpeya y con fuerte estridencia atestigua la apertura de las puertas». (ed. cit.).37 Nepaulsingh aclara que «Seis personas de esta lista (Aquiles, Héctor, Macabeo, Josué, Godofredo y Alejandro) pertenecen a la vieja tradición de los novem probi, que era una lista de las nueve personas más distinguidas del mundo. La lista original consistía en tres paganos (Héctor, Alejandro y Julio César), tres judíos (Josué, David y Macabeo) y tres cristianos (Arturo, Carlomagno y Godofredo de Bouillon), pero llegó a ser tan popular que fue variada conforme al gusto del escritor; de ahí la versión particular de Imperial». Nepaulsingh, ed. cit., pág. 79 n.Huizinga considera que el culto a los nueve caballeros de la fama evidencia la fusión del ideal caballeresco con el espíritu del incipiente Renacimiento. La vida caballeresca es una vida de imitación, y los héroes antiguos ofrecían ejemplos dignos de ser emulados. Huizinga precisa que el tema de los neuf prex aparece por primera vez en los Voeux du paon de Jacques de Longuyon, alrededor de 1312, y que el gusto por la simetría llevó a la creación de nueve heroínas, nueve preuses. Johan Huizinga, El otoño de la Edad Media, Altaya, Barcelona 1997, págs. 100-1001.También Cervantes se hace eco de la tradición: «Yo sé quién soy –respondió don Quijote-, y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama». (Don Quijote, I, 5.)38 Publio Cornelio Escipión el Africano.

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el muy esmerado duque de Bullón,[...]«E dole otrosý [a Buçifalaz]39

de los altos saltos e grant corredor,dole el estado del noble Galaz40,e dol Fortaleza por guarda mayor;»

Siguen apareciendo por doquier las referencias clásicas:

commo Ércoles fuerte ssea, e constante (v. 200).

monte en alteza, e commo montaronAlixandre e Julio quando conquistaronal mundo universo todo trihumphando (vv. 206-209).

Naturalmente, lo que Venus desea para el niño es belleza y amor y mansedumbre de corazón. Y que sepa tañer el arpa y cantar como una sirena:

«Qual fue Narçiso41 el muy amorosoen la fuente clara e a su nasçión,sea este infante mucho graçiosoen conversaçión, en fablar rrazón,manso e cortés, de gentil coraçón,amador a todos, de todos amado,deleytoso en fablar, de buen gasajado,e más sabidor de amor que Nasón.

39 Nombra a Alejandro por su caballo Bucéfalo.40 Sir Galahad.41 Cossío cita estos versos al hablar de los conocimientos mitológicos de los poetas del Cancionero: «Los poetas del Cancionero de Baena, y de todos los cancioneros del siglo XV, salvo excepciones que vengo señalando, conocen el Ovidio del Ars amatoria, o del Remedia amoris, pero citan muy poco el de las Metamorfosis. Como he notado en Villasandino, los héroes de que se valen para mostrar erudición clásica proceden de la Crónica Troyana, o de cualquiera de las versiones de tal materia (el Leomarte, la Crónica polimétrica). Por excepción puede citarse algún caso en que demustren conocimiento directo de los dioses y ninfas ovidianos. Así Micer Francisco Imperial ha de decir en el que hizo al nacimiento del Príncipe don Juan, en 1405: Cual fue Narçiso el muy amoroso / [...] Frente a esta cita mitológica pueden encontrarse, en el mismo decir, avalancha de citas de la materia de Troya, y hasta de las nuevas novelas de caballerías, como Tristán, Amadís y Flores y Blancaflor. Acaso se explique la ausencia de estas menciones mitológicas por la dificultad de lectura del original de Ovidio, pero en cambio las imitaciones o recuerdos de los libros de materia amorosa son muy numerosos, y ello hace pensar que de tales libros existía una tradición que se remontaba en textos asequibles al Arcipreste de Hita, en tanto para las Metamorfosis el propio marqués de Santillana necesitaba tener a su hijo, el futuro gran Cardenal, don Pedro González de Mendoza, como lector y traductor. El propio Imperial, al tratar de lucir sus lecturas, nos dice bien expresivamente: Muchos poetas leý, / Homero, Virgilio, Dante / Boecio, Lucam, desy / en Ovidio de Amante. Cossio, J. Mª, Fábulas mitológicas en España, Espasa-Calpe, Madrid, 1952, págs. 20-21.

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Todos los amores que ovieron Archiles,Paris e Tróyolos42 de las sus señores»43

(vv. 241-250)

«E más que Tristán sea sabidorde farpa, e cante más amorosoque la Serena». (vv. 257-259).

Tras los ofrecimientos de Mercurio llegan los de Luna, que tiene los atributos de Diana:

«de todas las aves ssea caçador,muy grant montero o grant venador,e dole mis flechas e arco en donado.»(vv. 303-305)

La dueña Luna ofrece al niño a su doncella Justicia, y esta dice:

«Yo le abriré las puertas çerradas,que nunca se abrieron después que Rrifeo44

42 La historia de Troilo, el menor de los hijos de Príamo, ha dado mucho de sí. En schol. Lyc. 307, Aquiles, enamorado del joven, que lo rechaza, entra en el templo de Apolo donde Troilo se había refugiado y allí lo mata. El dios, indignado, prepara el asesinato de Aquiles en el mismo templo. Vid. Ruiz de Elvira, op. cit. , pág. 428.

Pero la historia de Troilo, y sus amores con Cressida, totalmente ajenos a la tradición homérica, son de raigambre medieval. Reproducimos unas palabras de Luis Astrana Marín: «Trátase de una leyenda romántica de la guerra de Troya, ajena a la Ilíada, y sin contacto apenas con el clasicismo griego. Los nombres de Troilo, como tipo del enamorado fiel, y de Cressida, como encarnación de la amada perjura, son producto de la fértil imaginación medieval, de una antigüedad que alcanza a la centuria novena. La fuente es la célebre Crónica Troyana. Al advenimiento del decadentismo clásico, cuando iban perdiendo su significación los poemas homéricos, forjáronse relaciones de la guerra de Troya, a nombre de unos supuestos Dares, frigio, y Dictis, cretense. Siempre fue Grecia fabulosa y siempre se escribió de ella fabulosamente. Parece que las ficiones de Dares y Dictis redactáronse primero en griego. El texto primitivo no se conserva. Del griego vertiéronse al latín, y de este, a otras hablas vulgares [...] Uno de los primeros autores que trataron el asunto de la Crónica Troyana con aliño literario fue el trovero francés Benoit de Saint-Maure, que hacia 1160 compuso el poema Le roman de Troïe, extensa narración de cerca de treinta mil versos pareados» Astrana Marín, “Prólogo” a Obras completas de W. Shakespeare, Aguilar, Madrid, 1972, págs. 89-90. Para las variantes en el nombre de Cressida (Brisaïda, Briseida, Griseide, etc. vid. ibídem, pág. 91.

Dares, Dictis y la Ilias Latina han sido traducidos recientemente al castellano, con excelentes prólogos: La Ilíada latina. Diario de la guerra de Troya de Dictis cretense. Historia de la destrucción de Troya de Dares frigio, Introducciones, traducción y notas de Mª Felisa del Barrio Vega y Vicente Cristóbal López, Madrid, Gredos, 2001.43 En la convención del amor cortés las damas son “señores”.44Virgilio lo cita en Eneida, II, 339, 394 y 426. Pero es esta última cita, la que describe su muerte y la de otros compañeros que, disfrazados de griegos, son atacados por los troyanos, la que nos interesa: cadit et Rhipeus, iustissimus unus

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por ellas passó con sus delegadas,mis tres hermanas45, que aquí ençima veo»;

Por último interviene Fortuna, dejando claro que es ella quien tiene la última palabra, aunque, en este caso, va a ser complaciente con sus hermanas y va a favorecer al niño que va a nacer:

A guisa de sueña que está sobre sýcon buen andança e presentuosa,començó Fortuna su rrazón asý:«Vuestras influencias syn mí non val cosa,ca yo en el mundo so más provechosa,muy más amada que vos todas syete,ca lo que alguno se da o prometenon le aprovecha si dél so enojosa.(vv. 329-336)[...]

«E maguer que non do mis graçias mundanasa las vuestras concordes mas a mi talente,bien me plaze agora por vos, mis hermanas,ser próspera amiga deste grant nasçiente»(vv. 353-356)

XVI [249].- Este dezir fizo el dicho Miçer Francisco Inperial en albança e loores del Infante Don Ferrando, Rey de

qui fuit in Teucris et seruantissimus aequi (dis aliter uisum); Virgilio, Eneida, II, 426-428.Virgilio lo califica de justísimo. La autoridad del mantuano se une a las palabras de Pedro en Hechos de los Apóstoles, 10,35: «sed in omni gente qui timet eum et operatur iustitiam, acceptus est illi.» Con esos antecedentes, Dante se va a atrever a presentar al pagano Rifeo en el Paraíso: «Chi crederebbe giù nel mondo erranteche Rifëo Troiano inquesto tondofosse la quinta de le luci sante?» Dante, Paradiso, XX, 67-69.Giacalone, añade: «Molto probabilmente questo giudizio di Virgilio colpì la mente di Dante che vide in Rifèo un esempio figurale di quel mondo imperscrutabile e misterioso con cui la Grazia e la giustizia divina può salvare dalla dannazione anche chi non ha creduto in Cristo. Dante reinterpreta sempre la storia pagana in senso figurale-cristiano, dato che Dio ha predisposto un accordo armonico tra tempo pagano e tempo della redenzione, come preparazione del suo regno. Anche S. Tommaso aveva scritto che Cristo si era rivelato già a molti pagani.» A. Giacalone en su edición de Dante, La Divina Commedia. Paradiso, A. Signorelli editore, Roma, 1985, pag. 341. Como dice Nepaulsingh, Imperial se apropia del Rifeo de Dante y pone en boca de la Justicia, doncella de la Luna, palabras que recuerdan cuando fueron abiertas las puertas del cielo para él y sus delegadas, las tres virtudes teologales (Vid. Introducción a ed. cit. pág. LXXII).45 Fe, Esperanza y Caridad.

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Aragón, que fue después publicado, de las vertudes e grant fermosura que Dios en él puso.Nepaulsingh hace notar que en los cuarenta y ocho versos de este poema hay 28 alusiones a personajes conocidídimos, que requieren de un auditorio o de un lector eruditos. El poema se convierte así en un medio de enaltecer no tanto al Infante D. Fernando, como al propio poeta, que hace de juez y no encuentra en todas sus lecturas o experiencias vividas, ninguna persona dotada de tanta belleza y virtudes como el Infante. Por otra parte, muchas de las alusiones se hacen mediante perífrasis, lo que obliga a un esfuerzo de interpretación no siempre fácil.

En muchos poetas leý,Homero, Vergilio, Dante,Boeçio, Lucano46, desý,en Ovidio de amante,mas yo ssea mal andantesy en toda su escripturaleý tan gentil fyguracommo es la del infante.

Yo leý de Asalónque fue tanto de fermoso,de Archiles a Jasón,de Narziso el amoroso,e del virgen venturoso47

que acabó las maravillas,e del que amuró las villassólo con su fablar graçioso48.

Del linage del rey Ban49

leý e de muchos señores,e otrosý de Tristánque fenesçió por amores,

46 Otra lectura podría ser “Luciano”.47 Alusión a Hércules, que para expiar la muerte de Ífito, debió prestarse a ser vendido como esclavo. Lo compró la reina Ónfale. Los escritores se complacieron en representarlo vestido como una mujer, mientras la reina adoptaba sus atributos, la maza y la piel de león. las “maravillas” serían pues, los famosos trabajos. (Vid. Grimal, op. cit., pág. 255). Nepaulssingh ve, a la vez, una alusión a Sir Galahad, “el caballero virgen”, comparado a menudo con Jesucristo, y que logró ver la “maravilla” del Santo Grial. (ed. cit. , pág. 95, n.).48 del que amuró las villas. Parece referirse a Anfión. «Anfión fue hasta tal punto entendido en el arte de la música que en opinión de Lactancio, se hizo merecedor de la cítara de Mercurio, con la que construyó las murallas de Tebas, como dice el poeta Séneca en la tragedia d “Hércules loco: Cuyos muros dispuso Anfión, el hijo de Júpiter, arrastrando las rocas con melodioso canto». Boccaccio, Genealogía... ed. cit., pág. 351. También Grimal, op. cit. pág. 29.49 rey Ban. Ban de Benoie, padre de Lanzarote.

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de Amadís e Blancaflores,e del lindo Apidaloro50,que fue de Écuba lloroen sus últimos dolores.

A continuación vienen algunas alusiones a Dido, Eneas, Circe, Paris, Diana y Helena:

Del que fizo la Feniza51

quebrantar fe e omenaje,e del que a la movedizadio la luna e fizo maje52,e de la flor de grant linaje,de Paris e de Diana,e del que dio la mançanapor do fue el grant donaje53.(vv. 1-32)

XVII [250].- Dezir de Miçer Françisco a las syete virtudes.Ya vimos que algunos, como D. C. Clarke, ponían en duda que Imperial fuera el autor de este poema. Diversas son, además, las valoraciones que ha suscitado en la crítica. Para Amador de los Ríos sería anterior a otras composiciones de Imperial en metros Castellanos. Para Lapesa, en cambio, sería «la última obra de un poeta cuya producción sigue una marcada línea ascendente en cuanto a progresiva ampliación de aspiraciones». Imperial empleará el endecasílabo en este poema de reconocida imitación de Dante.

50 Sobre Polidoro, hijo de Príamo, hay istintas versiones. La que lo hace hijo de Hécuba, que es la qiue aquí nos interesa, fue forjada por los trágicos y los poetas alejandrinos y romanos. Su padre lo confió, niño aún, a su yerno Polimnéstor, rey de Tracia y le entregó grandes tesoros para mantener su rango en caso de que los troyanos perdieran la guerra. Polimnéstor, por codicia u obligado por los griegos, mató a Polidoro y arrojó al mar el cadáver, que fue arrastrado hasta la costa troyana, donde Hécuba reconoció a su hijo y le dio sepultura, con permiso de Agamenón. Luego se vengaría de Poliméstor arrancándole los ojos. Vid. Grimal, op. cit. págs. 439-440 y 227-228. También, Boccaccio, op. cit. págs. 393-394..Distinta versión es la que nos cuenta Virgilio en Eneida, III, 49-56. V51 Además de a la fenicia Dido, algunos ven en el nombre una variante de Fénice, que se enamora de Cligés en el romance de Chrétien de Troyes.52 Nepaulsingh explica así esta alusión: « “La movediza” es el mar, “la luna” es Circe, hija del Sol, y la persona que Circe dio al mar e hizo mago (“maje”, cf. “mage” en francés) es Ulises, a quien ella enseñó cómo controlar el Océano para que aprendiera su destino de Tiresias». Ed. cit. pág. 96, n.53 Helena, regalo de Venus a Paris.tanto donaje como maje son palabras inventadas por Imperial.

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Se trata de un poema largo, de 464 versos, cuyo contenido explica así Alborg: «Como en la mayoría de los poemas alegóricos del siglo XV, el Dezir comienza con un sueño en que el poeta entra en el paraíso terrestre donde Dante viene a su encuentro y lo invita a contemplar las siete estrellas que simbolizan las virtudes; en el centro de cada una hay una dueña y en cada rayo una doncella, que personifica alguna virtud menor o cierta cualidad de las virtudes mayores. Dante explica al caminante la naturaleza de las virtudes y le hace ver las siete serpientes que lo han acompañado sin que lo advirtiera, y que simbolizan los vicios o pecados. Dante lanza luego una invectiva contra la ciudad de Sevilla, haciendo ver que las siete serpientes anidan en ella, y profetiza la llegada de Enrique III para imponer la justicia y corregir los abusos. Prosigue el viaje y llega al Empírei. Acabada la visión, el poeta despierta en medio de un deleitoso jardín, teniendo abierta en las manos la Divina Comedia»54.

Cuando se apresta a contar la visión, Imperial, como ya había hecho en XV, 96, se encomienda a Apolo, al modo de las invocaciones clásicas en busca de inspiración:

Sumo Apolo, a ti me encomiendo,ayúdame tú con suma sapiencia,que en este sueño que escrevir atiendo,del ver non sea al dezir defyrençia;entra en mis pechos, espira tu çiençia,commo en los pechos de Febo espiraste,quando a Marçia55 sus miembros sacastede la su vayna por su exçelençia.(vv. 17-24)

Los versos 33 y 34 nos remiten a Quinto Curcio Rufo:54 Alborg, J. L., Historia de la Literatura Española, Edad Media y Renacimiento, Gredos, Madrid, 1975, pág. 332.55 Marçia: Marsias.lanzó un desafío musical a Apolo. La flauta contra la lira. Al ser declarado vencido, Marsias fue colgado de un pino por Apolo, que lo desolló. Vid. Grimal, op. cit. págs. 333-334. El suplicio de Marsias es un tema corriente en el arte helenístico. Ovidio , en una descrpción cruda, lo recoge así: «Mientras gritaba le arrancaron la piel a lo largo de la superficie del cuerpo, y no había nada que no fuera una herida: de todas partes mana la sangre, los músculos quedan visibles y al descubierto, y las venas palpitantes vibran sin cubierta alguna; se podían contar las vísceras que se estremecían y las entrañas que se le trnaparentaban en el pecho». Ovidio, Metamorfosis, vol. II, trad. de A. Ruiz de Elvira, Alma Mater, Barcelona, 1964. Pág. [33]. No obstante, Imperial se ha limitado a traducir los versos 19-21 de Paradiso, I: «Entra nel petto mio, e spira tuesì come quando Marsïa traestide la vagina de le membra sue.

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Ca assý commo de poca çentellaalgunas vezes segunda grant fuego...56

Más adelante hay una alusión a Glauco, a uno de los varios personajes que llevan ese nombre. Era un pescador beocio que comió por casualidad una hierba que convertía en inmortal, y se transformó en una deidad marina:

enpero atanto que a mí movían,commo movió Glauco gustar la yervapor que fue fecho de una conservacon los dioses que las mares rregían. (vv. 45-48).

Finalmente, aún hará Imperial en este poema otras dos alusiones a la antigüedad romana: a Cayo Fabricio Luscino (Fabriçio, v. 361), famoso por sus dotes persuasivas y su incorruptibilidad, muerto según la tradición en la pobreza; y, de nuevo, al tribuno de la plebe Lucio Cecilio Metelo ( Metilo tribuno, v. 374), citado en XV, 138-139.

XVIII [521].- El último de los poemas, no contiene ninguna alusión mitológica.

Finalizamos con unas palabras de Alborg, en las que compara a Imperial con los poetas del grupo galaico-portugués, los más antiguos o los menos innovadores del Cancionero de Baena:«Frente a la intrascendente ingeniosidad de los poetas del primer grupo, la obra de Imperial resuena con voz solemne y grave, dada a temas de mucha mayor profundidad y manifestada en formas de más reposado ritmo. Su poesía ya no puede ser apta para el canto o el baile, sini para la meditación y la lectura atenta. Esta es la gran distancia que media entre ambos mundos poéticos»57.

56 “Parva saepe scintilla contempta magnum excitavit incendium”. (Q. Curcio Rufo, Historia de Alejandro Magno, VI, 3, 11.

57 op. cit. , pág. 332.

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