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cari-carito
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una prueba para ver como se veria el libro on line
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Ned-ro y Soac
Hay tres cosas a las que dedico la mayor parte de mi tiempo y comprensión. No podría definirlas
con tan solo tres adjetivos, sería una cruel mentira, una hazaña, querer desligarme de mis
preocupaciones existenciales en tres tercios de expresión.
Hago el intento de encontrar el mecanismo que afecta mi cordura, porque del otro lado, aquel
sustancial y comprometido, se comporta igual modo desde el momento en que fui engendrada.
El conflicto primordial no está depositado en esa corteza humana llamada desvarío racional
(utilizando un término más coloquial y generador de vínculos; locura). No creo sea este el dilema
en conversación.
En principio, es el orden quien genera el
abrumador estado de conciencia; al
desorden no hace falta darle un orden,
se comporta de la manera en que es. Si
me detengo en el hemisferio
conciliador del orden, produce un caos
saber que ese estado a cambiado de lado al
no poder mantenerse por si mismo. Allí se
halla la premisa fundamental de la
relación, podría llamarla patología
mortificante entre orden y caos; éste
último goza de sus beneficios alterados,
mientras que el primero lucha por seguir el curso del último.
Es que parte de mi tiempo suelo dedicárselo a este parasito, que confunde día a día mis
pensamientos, poniéndome en falta, como la luz roja del semáforo. Me pregunto constantemente:
¿Qué querrá de mi?, no hallo consuelo ni justificación.
Debo agregar, faltaba más, que la otra parte se las rebusca dejándome una boleta impaga de mi
falta de arrebatos.
Cada paso que uno se atreve a dar, significa engendrar una voluptuosa maza inflable, que se
asemeja a un caos arrepentido o un orden por mantener. Uno iluminado, afirma convenciodo, que
no es lo que debe ocurrir. Por el bien de Júpiter, Venus o Marte, no se debe maldecir a causa de
una interpretación no acabada, una adaptación no formulada.
No quiero entrar en detalle de esta magnificencia alterada, científicamente poco probable y de una
inextinguible falta de filosofía.
Que me queda por decir. Ni mi frenesí temporal acota el camino preexistente, determinado o no.
No tropiezo con una herramienta eficaz que compruebe los hechos entre estos dos seres que
habitan en mí. A esta altura no existe un ser puro que se anime a ser quien es, solo quedan dos
mitades enfrentadas y la culpa de una sociedad cobarde.
Espero que alguien decodifique los tres adjetivos que alteran mi existencia, hoy me siento
imposibilitada de hacerlo.