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Nuevas perspectivas de investigacióndigital.csic.es/bitstream/10261/172324/1/IV Encuentro J... · 2020. 3. 17. · Dr. Francisco Fernández Izquierdo (Consejo Superior de Investigaciones

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    Nuevas perspectivas de investigación

    en Historia Moderna: Economía, Sociedad, Política y Cultura en el Mundo

    Hispánico

    Mª Ángeles Pérez Samper y José Luis Betrán Moya

    (eds.)

  • 3

    ISBN: 978-84-949424-0-2

    © Los autores

    © De esta edición: Fundación Española de Historia Moderna, Madrid, 2018.

    Editores: Mª Ángeles Pérez Samper y José Luis Betrán Moya.

    Colaboradores: Alfonso Calderón Argelich y Francisco Fernández Izquierdo

    Fotografía de cubierta: Vista de Barcelona, de Anton van den Wyngaerde (1535).

  • Créditos

    DIRECTORES

    María Ángeles Pérez Samper • José Luis Betrán Moya

    SECRETARIOS

    Alfonso Calderón Argelich • Iván Jurado Revaliente • María Aguilera Fernández • Ricard Torra Prat

    • Cristian Palomo Reina • Diego Sola García • Isaac García-Oses• Iván Gracia Arnau

    COMITÉ CIENTÍFICO

    Dr. Eliseo Serrano Martín (Universidad de Zaragoza) • Dr. Juan José Iglesias Ruiz (Universidad de Sevilla) •

    Dr. Francisco Fernández Izquierdo (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) • Dra. Virginia León

    Sanz (Universidad Complutense de Madrid) • Dr. Félix Labrador Arroyo (Universidad Rey Juan Carlos) • Dr.

    Francisco García González (Universidad de Castilla-La Mancha) • Dr. Manuel Peña Díaz (Universidad de

    Córdoba) • Dra. Ángela Atienza López (Universidad de La Rioja) • Dr. José Luis Betrán Moya (Universidad

    Autónoma de Barcelona) • Máximo García Fernandez (Universidad de Valladolid) • Antonio Jiménez Estrella

    (Universidad de Granada)

    COMITÉ ORGANIZADOR

    Ricardo García Cárcel (UAB) • Doris Moreno Martínez (UAB) • Bernat Hernández Hernández (UAB) •

    Jaume Dantí Riu (UB)

    EVALUADORES

    Dra. Rosa María Alabrús Iglesias (Universidad Abad Oliba) • Dra. Ángela Atienza López (Universidad de la

    Rioja) • Dr. José Luis Betrán Moya (Universidad Autónoma de Barcelona) • Dra. Mónica Bolufer Peruga

    (Universidad de Valencia) • Dr. Miguel Ángel de Bunes Ibarra (CSIC) • Dr. Juan Jesús Bravo Caro

    (Universidad de Málaga) • Dr. Manuel F. Fernández Chaves (Universidad de Sevilla) • Dr. Máximo García

    Fernández (Universidad de Valladolid) • Dra. María Soledad Gómez Navarro (Universidad de Córdoba) • Dr.

    Ricardo García Cárcel (Universidad Autónoma de Barcelona) • Dr. José Ignacio Gómez Zorraquino

    (Universidad de Zaragoza) • Dr. Miguel Fernando Gómez Vozmediano (Universidad Carlos III) • Dr. Juan

    Hernández Franco (Universidad de Murcia) • Dr. Manuel Herrero Sánchez (Universidad Pablo de Olavide) •

    Dr. Juan José Iglesias Rodríguez (Universidad de Sevilla) • Dra. María del Carmen Irles Vicente (Universidad

    de Alicante).Dr. Josep Juan Vidal (Universidad de Mallorca) • Dr. José Manuel Latorre Ciria (Universidad de

    Zaragoza ) • Dra. Virginia León Sanz (Universidad Complutense de Madrid) • Dra. Mª Victoria López-

    Cordón Cortezo (Universidad Complutense de Madrid) • Dr. Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

    (Universidad de Granada) • Dr. Roberto López Vela (Universidad de Cantabria) • Dr. Tomás Antonio

    Mantecón Movellán (Universidad de Cantabria) • Dr. José Martínez Millán (Universidad Autónoma de

    Madrid) • Dr. Miquel Àngel Martínez Rodríguez (Universidad de Barcelona) • Dr. Miguel Ángel Melón

    Jiménez (Universidad de Extremadura) • Dr. Juan Francisco Pardo Molero (Universidad de Valencia) • Dr.

    José Pardo Tomás (CSIC) • Dra. María José de la Pascua Sánchez (Universidad de Cádiz) • Dr. Manuel Peña

    Díaz (Universidad de Córdoba) • Dr. María José Pérez Álvarez (Universidad Autónoma de Madrid) • Dr.

    Rafael M. Pérez García (Universidad de Sevilla) • Dra. María Ángeles Pérez Samper (Universidad de

    Barcelona) • Dr. Juan Postigo Vidal. (Universidad de Zaragoza) • Dra. Ofelia Rey Castelao (Universidad de

    Santiago de Compostela) • Dr. Manuel Rivero Rodríguez (Universidad Autónoma de Madrid) • Dr. José

    Javier Ruiz Ibáñez (Universidad de Murcia) • Dr. Porfirio Sanz Camañes (Universidad de Castilla - La

    Mancha) • Dra. Margarita Torremocha Hernández (Universidad de Valladolid) • Dr. Xavier Torres i Sans

    (Universidad de Girona) • Dra. Susana Truchuelo García (Universidad de Cantabria).

  • Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos

    ilustrados

    Women's sport and health in eighteenth-century Spain: physical and hygienic habits through illustrated speeches

    Rafael Corona Verdú

    Universidad de Alicante

    RESUMEN:

    El análisis de los tratados educativos ilustrados y la participación de las mujeres y las niñas del juego tradicional y los espacios de recreo proponen mostrar la importancia y las consecuencias que se derivan de las relaciones sociales y los discursos que encuadran a las mujeres en una perspectiva social determinada. Esos discursos -que muestran una imagen y un determinado modelo femenino-, son muy distintos a la imagen de la praxis social que se tiene de la centuria setecentista y permiten un análisis global de las prácticas de sociabilidad en dicha centuria alejándose de clásico discurso historiográfico.

    PALABRAS CLAVE:

    Juegos, Género, Mujeres, Infancia, Siglo XVIII.

    ABSTRACT:

    The analysis of the illustrated educational treatises and participation of women and girls in the traditional game and recreational spaces aims to show the importance and consequences of social relations and discourses that frame women from social perspective. These speeches which show a image and a certain feminine model are very different from the image of the social praxis that must of the Eighteenth century and allow an overall analysis of practices in this century sociability away from classical historiographical discourse.

    KEYWORDS:

    Games, Gender, Women, Children, XVIII Century.

    De gimnasios, bailes, teatros y juegos de damas: un esbozo formal.

    El presente trabajo de investigación pretende arrojar luz, a partir de fuentes

    documentales primarias y bibliográficas, sobre los aspectos propios de la historia corporal y

    del juego de la sociedad española en el siglo XVIII, gracias al análisis amplio y

    multidireccional de los espacios de recreo y la presencia del juego deportivo tradicional en

    sus vidas.

    El ensayo propone mostrar la importancia y las consecuencias de las relaciones sociales

    y los discursos que encuadran a las personas desde varias perspectivas: del poder político,

    del poder religioso, desde la perspectiva del pensamiento e incluso desde la óptica de

    aquellos seres humanos cuya trayectoria vital no se ajustó a los roles establecidos. Esos

    discursos, que muestran una imagen y un determinado modelo de actuación, son muy

  • Rafael Corona Verdú

    263

    distintos a la imagen de la praxis social que se tiene de la centuria setecentista y permiten un

    análisis global de las prácticas de sociabilidad en dicho momento.

    En un primer momento, el protagonismo de este estudio estará copado por el propio

    juego y los espacios de recreo de la sociedad española del siglo XVIII analizados desde el

    prisma de la lógica ilustrada: las prácticas físicas modernistas y el advenimiento del ejercicio

    físico como una práctica recurrente en los currículos educativos y la labor de los ilustrados

    y las ilustradas más relevantes. Efectivamente, dicho capitulo tratará de ilustrar sobre las

    prácticas educativas que, a través del juego, los infantes, de toda condición social,

    celebraban con recurrencia.

    Seguidamente, focalizaremos nuestros esfuerzos en el estudio del juego deportivo

    tradicional, el recreo y los espacios de ocio de la sociedad española del siglo de las Luces.

    Dicho aparatado servirá de contrapunto entre los juegos infantiles de líneas anteriores y

    aquellos que son más propios de la etapa adulta. Para ello, elaboraremos un discurso sobre

    el tratamiento del juego que se deviene de los tratados ilustrados -entre los que destacan el

    baile y la danza, la natación, los teatros, los paseos, el juego de volante, la caza, los naipes o

    los juegos de prendas- y que permite la penetración, por capilaridad, de las nuevas formas

    de entretenimiento en todos los estamentos sociales, analizando sus similitudes y

    diferencias.

    El estudio tratará de reconocer a los juegos deportivos tradicionales como parte del

    patrimonio intangible de la humanidad, la promoción de los valores específicos que

    proyectan los mismos, -que incluyen, sobre todo, la solidaridad, paz, resolución de

    conflictos, la valoración positiva de la diversidad, inclusión, respeto y reconocimiento

    cultural- y el fomento de la investigación sobre los juegos deportivos tradicionales y su

    contribución al conocimiento de la cultura occidental moderna.

    Lo que buscamos en este caso en concreto es determinar el grado de movilidad o

    inmovilismo social de la sociedad española en el ocaso de la Edad Moderna y el albor de la

    Contemporánea. Será, por tanto, un intento de romper con el clásico discurso

    historiográfico que enclaustra a las mujeres entre las cuatro paredes del hogar y defiende la

    única existencia de un determinado prototipo de varón, buscando encontrar aquellas

    actividades físicas, sociales, culturales o higiénicas que las personas de aquel momento

    llevaron a cabo extramuros.

    Trataremos de introducirnos dentro del contexto socio-político e histórico, haciendo

    hincapié en la importancia de los símbolos, ritos y creencias a los que han rendido tributo

    los protagonistas de los siglos predecesores al nuestro y más concretamente los del siglo

    XVIII. Es un estudio que nos propone la lectura simbólica de la sociedad y el contexto

    histórico del ya mencionado siglo de las Luces.

    La base teórica que sostiene el edificio formal de nuestro trabajo y que justifica su

    confección se sitúa, por tanto, en el hecho de que los juegos y deportes tradicionales –

    aquellos que forman parte del acervo cultural occidental- y que saltan de generación en

    generación desde casi la misma noche de los tiempos, constituyen una parte importante de

    nuestro patrimonio cultural inmaterial, facultan a los infantes a la promoción del trabajo en

    equipo, la solidaridad y el respeto y les permiten adquirir una serie de hábitos de vida

    saludables que pueden acompañarles el resto de sus vidas. La conjunción de todos estos

    elementos hace del juego, el deporte o el recreo un elemento integrador entre los distintos

  • Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos ilustrados

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    elementos o eslabones que forman el engranaje social, en una sociedad culturalmente

    diversa y que debe tender necesariamente hacia la tolerancia, el respeto y la igualdad.

    Las aportaciones ilustradas a la práctica deportiva femenina

    El siglo XVIII constituye una centuria de acelerados cambios a los que la práctica

    deportiva no será ajena. Uno de los aspectos que pueden explicar la decadencia de las

    prácticas físicas propias de los siglos XVI y XVII sería la propia esencia de la doctrina

    filosófica de la Ilustración y su influencia sobre las actividades físicas, cuyo fin último –

    ahora- perseguirá la diversión como medio y como fin, el hedonismo plástico y su control

    por parte de la nueva y pujante burguesía que venía abriéndose paso desde tiempo atrás.

    Partiendo de los escritos enciclopédicos de Montesquieu y fundamentalmente en su

    obra Consideraciones sobre la causa de la grandeza de los Romanos y su decadencia, se constata como

    el deporte o la actividad física del siglo XVIII en todo el horizonte occidental europeo

    viene dado por una sociedad donde el confort y la comodidad no solo se han extendido, si

    no que han triunfado largamente y que ha permitido el desarrollo de actividades lúdicas y

    recreativas más sosegadas y agradables como los viajes, los juegos de cartas y el ajedrez, así

    como las reuniones en salones ilustrados, las danzas, los bailes o el ballet1.

    Fue un tratado de hípica escrito por Pierre-Antoine de Duvernois2 uno de los primeros

    intentos de pedagogía gimnástica tapizado de un barniz filosófico de fuerte raigambre

    ilustrada y que tendrá su continuidad en autores como Rousseau, el que apuntó la

    necesidad de otorgar al cuerpo la instrucción necesaria, al igual que se hace con la mente.

    Es este uno de los elementos más originales e importantes de la compleja y celebrada obra

    del autor suizo en la medida en la que pone de relieve la importancia de la educación

    corporal en un momento, además, en el que vemos como la actividad física exigente y

    esforzada ha perdido pujanza3.

    Por otra parte, el Abad Coyer pretendió en su Plan de Educación Pública4 de 1770 la

    implementación de “lo físico en la educación” y que buscaba la civilización del hombre sin

    su debilitamiento. De otro lado, enciclopedistas como Helvetius consideraban que la

    educación física en Europa se encontraba desprestigiada y que el motivo se encontraba,

    fundamentalmente, en la falta de locales y gimnasios, la sobrecarga de estudios y la falta de

    predisposición de una juventud débil para el esfuerzo5. Por ello, el autor comenzó a

    recomendar la construcción de palenques –pedazos de tierra vallados- para poder realizar

    ejercicios y juegos.

    El propio Rousseau, en su boceto para el Proyecto de Reforma del Gobierno de Polonia6 y en

    El Emilio presentará una amplia relación de medidas que sentarán las bases del deporte

    moderno y en las que se defiende la participación del público en los juegos deportivos, la

    promoción de la rivalidad y la competencia colectiva, la necesidad de que los infantes se

    1DIDEROT, DENIS: L’Encyclopédie, Paris, Imprenta de Charles-Joseph Panckoucke, 1778. lib. XX 2PRIEUR-DUVERNOIS, PIERRE-ANTOINE: Recherches sur les carrousels anciens et moderns suivies d’un Project de jeux equestres a l’imitation de l’ancienne chevaliere, Paris, 1784. p.139 3ULMANN, JACQUES: De la gymnastique aux sports modernes, Paris, PUF, 1965. p.209 4COYER, GABRIEL-FRANÇOIS: Plan d’Education Publique, Paris, Imprenta Duchesne, 1770. 5HELVETIUS, CLAUDE-ADRIEN: Oeuvres complettes, (De l’esperit), Londres, 1777. Vol. 2 6ROUSSEAU, JEAN J.: Considerations sur le gouvernement de Pologne et sur sá reformation projetée, Londres, 1782.

  • Rafael Corona Verdú

    265

    acostumbren a seguir las reglas marcadas por el juego así como el respeto a la legalidad, la

    fraternidad y la aprobación pública7.

    Sin embargo, la misoginia estará muy presente en la teórica pedagógica de este pensador

    en la medida en la que el preceptor del libro hablará a Emilio de una niña imaginaria, Sofía,

    ideal y real al tiempo, cuyas cualidades se adaptarán al rol que las mujeres debían

    desempeñar y que se ajustaba al modelo de sociedad al que se aspiraba en su momento.

    Como afirma el autor:

    “Soporta con paciencia las culpas ajenas y repara con gustos las suyas (…). Además, está

    hecha para obedecer al hombre y soportar, incluso, sus injusticias. Más que verdades

    abstractas la mujer debe estudiar el corazón del hombre”8.

    Por lo que respecta a nuestras fronteras, la Biblioteca Nacional custodia el llamado

    Discurso teórico-práctico sobre la educación de la infancia dirigida a los padres de familia9. El

    documento habla, fundamentalmente, de la educación de los niños en relación con los

    intereses ilustrados y la necesidad de atender a las necesidades formativas de los infantes

    desde su más tierna infancia. Asimismo, desarrolla la manera en la que se deben educar a

    los discentes y el riesgo que supone delegar la educación de los hijos en manos de las amas,

    en vez de ser llevada a cabo por los propios padres. Respecto a cómo educarlos, el juego y

    la naturaleza estarán muy presentes10.

    Con respecto a las niñas y las mujeres, la ya mentada misoginia generalizada entre

    pedagogos europeos y españoles será todavía una constante. Para combatir esos

    presupuestos, Inés Joyes y Blake tradujo al español otras obras importantes como El

    Príncipe de Abisinia11–de Samuel Johnson-, cuya importancia radica en el hecho de que en el

    prefacio incluyó su celebrada Advertencia apologética de las mujeres12. Se trata de la única obra

    genuinamente realizada por ella y definida como ensayo, escrito en modo epistolar y

    dedicado a sus hijas. En ella aborda la situación de la mujer de su tiempo, denunciando la

    desigualdad que sufría en la época, la escasa educación que recibía y la doble moral sexual

    de aquella sociedad, pues tal y como afirmaba:

    “No puedo sufrir con paciencia el ridículo papel que generalmente hacemos las mujeres en

    el mundo, unas veces idolatradas como deidades y otras despreciadas aun de hombres que

    tienen fama de sabios. Somos queridas, aborrecidas, alabadas, vituperadas, celebradas,

    respetadas, despreciadas y censuradas”13.

    La obra argumentará que la mujer no es inferior al hombre por naturaleza, sino que es

    el contexto social y educativo el que la hace estar un eslabón por debajo de los hombres.

    De otro lado, la educación femenina ilustrada tuvo otro punto de inflexión en la

    traducción y publicación, a partir del 6 de septiembre del año 1792, en el Diario de Madrid

    7ROUSSEAU, JEAN J.: El Emilio o la educación, Barcelona, Editorial Bruguera, 1971. 8Ibídem, pp. 525-526. 9PICORNELL Y GOMILA, JUAN B.: Discurso teórico-práctico sobre la educación de la infancia dirigida a los padres de familia, Salamanca, Imprenta de Andrés García Rico, 1786. 10Ibídem,p. 72. 11JOHNSON, SAMUEL: El Príncipe de Abisinia -traducido al castellano por Inés Joyes y Blake-, Madrid, Imprenta de Sancha, 1798. 12JOYES Y BLAKE, INÉS: El Príncipe de Abisinia, Madrid, Imprenta de Sancha, 1798. 13BOLUFER PERUGA, MÓNICA: La vida y la escritura en el siglo XVIII: Inés Joyes y la Apología de las mujeres, Valencia, Publicacions de la Universitat de València, 2008. p. 275

  • Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos ilustrados

    266

    -en cuatro artículos- de la Vindicación de los derechos de la mujer14, una obra escrita por la autora

    inglesa Mary Wollstonecraft –madre de Mary Shelley, autora de Frankenstein- y que no vio la

    luz como tal en España15, ya que su recensión se hizo a partir de un ejemplar francés que

    fue adaptado al castellano.

    La obra de Wolstonecraft trata de polemizar -al igual que hicieron las Conversaciones de

    Louise D’Epinay- con las tesis educativas de Jacques Rousseau y aboga abiertamente por la

    expansión y mejora de la pedagogía y de los derechos educativos no solo para la mitad de la

    especie humana, combatiendo frontalmente la segregación de las mujeres en su propuesta

    pedagógica y proponiendo que, de ninguna manera, la educación femenina debía estar

    subordinada y al servicio de los hombres16.

    Se advierte, por tanto, como el siglo XVIII, con su panorama ideológico e intelectual

    protagonizado por la Ilustración, supone un gran avance en lo que respecta a una mayor

    preocupación por la situación social y educativa de la mujer. Es importante recordar que en

    esta centuria el Padre Feijoo publicará, en 1726, su Teatro Crítico17, en cuyo Discurso XVI

    del volumen número uno y titulado como Defensa de las Mugeres18 se defenderá:

    “el espíritu libre y emancipador de las mujeres, pues que la tónica general en la de que la

    mujer, en muchos casos, excede incluso en aptitudes al entendimiento del hombre”19.

    Efectivamente, esta nueva vía abierta por Feijoo tendrá su continuidad en otras obras el

    Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres20, de Josefa Amar y Borbón, en la que se

    trata de forma amplia y multidireccional la importancia que la educación física puede tener

    para el correcto desarrollo físico e intelectual de las niñas y mujeres españolas aunque

    sostiene, paradójicamente, que la mayoría de esas actividades físicas deben ser realizadas

    dentro del ámbito doméstico. Puede verse esto en el modo de conceptualizar la salud,

    donde aparecen valoraciones diferentes para el hombre como para la mujer21.

    Los gobernantes del reinado de Carlos III fueron sensibles a las cuestiones educativas,

    poniendo más énfasis en la instrucción, es decir, en lo que Campomanes denominaba "todos

    aquellos conocimientos que son necesarios para ser útiles al Estado", que en la estricta

    educación, entendida al modo ilustrado, es decir, la acción que moldea el carácter de la

    persona en busca de la perfectibilidad de la naturaleza humana.

    Gracias a la intervención de Campomanes, a partir de 1783 se fundan las primeras

    escuelas gratuitas de primeras letras para niñas22, aunque su construcción venia dada por la

    14WOLSTONECRAFT, MARY: Vindicación de los derechos de la mujer, Madrid, Diario de Madrid, ed. Julián de Velasco, 1792. 15LORENZO MODIA, MARÍA J.: “La vindicación de los derechos de la mujer antes de Mary Wollstonecraft”, Philologia Hispalensis, Vol. 17 nº 2 (2003), pp. 105-114 16ROUSSEAU, JEAN J.:El Emilio o la…, lib. V. 17FEIJOO Y MONTENEGRO, BENITO J.: Teatro Crítico Universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, Madrid, Imprenta de Pedro Ibarra, A costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros, 1779. 18Ibídem,Tomo I. Cap. XVI. 19Ibídem. 20AMAR Y BORBÓN, JOSEFA: Discurso sobre la educación física y moral de las mugeres, Madrid,Imprenta de Don Benito Cano, 1790. 21Ibídem,p. 3. 22RODRÍGUEZ DE CAMPOMANES, PEDRO: Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento, Madrid, Imprenta de Don Antonio De Sancha, 1775. pp. 357-384.

  • Rafael Corona Verdú

    267

    donación y las obras de caridad y no tanto por la intervención estatal, por lo que es

    recurrente encontrar Juntas de Caridad en aquellos lugares en los que se levantaron escuelas

    para féminas.

    En ese mismo año de 1783 La Sociedad Vascongada aprobó la fundación del llamado

    Seminario de educación de Señoritas23. El proyecto pretendía instruir a niñas desde los seis hasta

    los dieciséis años, en una década en la que recibirían educación religiosa, primeras letras,

    urbanidad, costumbres y una formación final donde las actividades lúdicas y deportivas

    tendrían un gran peso pues, junto con la historia, la geografía, la cortesía o la doctrina

    cristiana aparecen la lectura, la música, el dibujo y el baile. Lamentablemente, fue un

    proyecto que nunca llegó a realizarse.

    Entre los principales personajes ilustrados que aportaron buenas dosis de conocimiento

    a la práctica deportiva podemos destacar a Pablo De Olavide. En su Plan de Reforma para la

    Educación, Olavide nos habla de la necesidad de imponer un plan de estudios igual para

    todos los alumnos del país y en el que las materias impartidas tendrían un fin práctico24.

    Entre esta amplia relación de materias o actividades, los niños y niñas, al final de su

    ciclo escolar, deberían dominar con mucha soltura y destreza actividades como el dibujo o

    el baile y, si sus padres o tutores son capaces de costear actividades que hoy entenderíamos

    con extracurriculares, también podrían optar a aprender a solfear, tocar el instrumento que

    eligiesen, montar a caballo y otras actividades físicas de orden ecuestre.

    En relación a la educación de las niñas, Olavide denunciaba la total desatención que los

    diferentes gabinetes habían dado a este asunto. El ilustrado entendía que, cuando el estado

    o la Iglesia fundaban una institución educativa para niñas, ésta formaba más monjas que

    señoras, por lo que se enfrentó decididamente contra la educación femenina de su tiempo y

    propagó la necesidad de toda sociedad a estimular y educar a todos y cada uno de los

    grupos sociales que componían la nación.

    De otro lado también se planteó, de manera sucinta, la erradicación del analfabetismo

    entre los vástagos y los adultos de clases más populares en su Junta del Bien Público, en la que

    promovía el desarrollo de las artes y la industria a través de la limosna popular, lo que

    serviría para enseñar un oficio y donde la formación se completaría con clases de religión,

    moral cristiana y lo que hoy entenderíamos como educación física a partir de la práctica de

    juegos como la pelota, la bocha o tirar a la barra25.

    En Alicante destaca la figura del jesuita Pedro Montengón, quien escribió su reconocida

    obra El Eusebio26, entre 1786 y 1788, y que representa un punto de referencia

    importantísimo en el debate educativo de los ilustrados debido a su inestimable ayuda a la

    hora de introducir los presupuestos pedagógicos de Rousseau en España y que tan

    duramente criticado fue por parte de algunas ilustradas españolas y europeas. Sin embargo,

    23 Archivo Provincial de Álava [APA] «Plan y ordenanzas de un Seminario o casa de educación para Señoritas que se intenta establecer en la ciudad de Vitoria, Provincia de Álava, bajo la dirección de la Real Sociedad Bascongada», Fondo Prestamero, com. 4, caja 8, nº 18. 223 pp. 24MARCHENA FERNÁNDEZ, JUAN: El tiempo ilustrado de Pablo Olavide:Vida, obra y sueños de un americano en España, Madrid, Ediciones Alfar, 2001. 25HERNÁNDEZ VÁZQUEZ, MANUEL: Antropología del deporte en España, Madrid, Librerías Deportivas Esteban Sanz, 2003. p. 361. 26MONTENGÓN Y PARET, PEDRO: El Eusebio. Sacada de las memorias que dexó él mismo, Madrid, Imprenta Aduana Vieja, 1786.

  • Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos ilustrados

    268

    Montegón tuvo la habilidad de hacer penetrar en el país, gracias su réplica de El Emilio, el

    entusiasmo por una educación en libertad, la importancia del autoaprendizaje, el amor a la

    naturaleza y la importancia del juego en la educación de los niños27. También él dedicó un

    espacio a Eudoxia, la versión española de Sofía y cuyos presupuestos pedagógicos se

    alejaban enormemente del suizo28.

    Sin embargo, la puesta en relieve de las actividades deportivas femeninas en la España

    del siglo XVIII llegó de la mano de ilustrados como Gaspar Melchor Jovellanos, quien se

    prestó a elaborar un programa de educación de carácter público en el que el ejercicio

    corporal era de obligado cumplimiento29, aunando las bases deportivas y pedagógicas que el

    país tanto necesitaba y que fueron posteriormente desarrolladas por personajes como

    Francisco Amorós30.

    Considerado como unos de los más eximios ilustrados españoles, Jovellanos realizó un

    esbozo de las miserias del español medio afirmando que:

    “Sin educación física no se podrían formar ciudadanos agiles, robustos y esforzados; sin

    instrucción política y moral, no se podrán mejorar las leyes con que estos ciudadanos deben

    vivir seguros, ni el carácter y costumbre que los han de hacer felices y virtuosos…”31.

    Para el año 1786 recibe el encargo de la confección, por parte del Consejo Real32, de

    unas memorias sobre la historia de los juegos y las diversiones que tenían lugar en las

    distintas regiones de España y cuyo producto final fue editado con el nombre de Memoria

    para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España, siendo

    ésta la antología sobre el juego deportivo tradicional más completa de toda la centuria y en

    la que se observa ya una distinción entre los conceptos de juego, pasatiempo o asueto y

    educación física como hoy la entendemos desde un punto de vista pedagógico y en la que

    se le otorga una importancia similar a la del resto de asignaturas que se impartían en los

    colegios españoles de aquel momento33.

    Cuando Jovellanos alude al asueto o diversión, nos describe una serie de pasatiempos y

    entretenimientos considerados como actividades deportivas; de otro lado, el juego

    deportivo es concebido como actividades recreativas en relación a su origen y sentido

    social. Por último, también hace referencia a la importancia educativa y pedagógica de la

    educación física y la necesidad imperiosa de integrarla de manera extensa en el sistema

    educativo.

    Es importante apuntar que, para el ilustrado, es de capital importancia que los súbditos

    españoles fuesen capaces de divertirse y entretenerse por su cuenta en los momentos de

    27CARNERO ARBAT, GUILLERMO: “Pedro Montegón (1745-1824): un poeta entre dos siglos”, Hispanic review, Nº 2 (1991), pp. 125-141. 28 MONTENGÓN Y PARET, PEDRO: Eudoxia, hija de Belisario, Madrid, Imprenta de Sancha, 1793. 29CALATAYUD MIQUEL, FRANCISCO: De la gimnasia de Amorós al deporte de masas, Valencia, Ajuntament de València, 2002. p. 26. 30FERNÁNDEZ SIRVENT, RAFAEL: Francisco Amorós y los inicios de la educación física moderna, Alicante, Publicaciones Universidad de Alicante, 2005. 31JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar Melchor Jovellanos, Edición hecha e ilustrada por Don Cándido Nocedal, Madrid, Impresa por M. Rivadeneyra, 1858. p. 276. 32LAGE, JOSÉ: Gaspar Melchor de Jovellanos. Espectáculos y diversiones públicas. Informe sobre la Ley Agraria, Madrid, Editorial Cátedra, 1977. pp. 11-27. 33ANÉS ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN, GONZALO: “Entre cinco reyes”. La Revista, nº 22 (1996) Edición especial: el año de Goya, Editorial El Mundo, pp. 8-17.

  • Rafael Corona Verdú

    269

    asueto que el trabajo les permitía, esto es divertirse a través del juego y no ser entretenidos

    por terceros a partir de representaciones o espectáculos. Todas las actividades deportivas,

    de acuerdo con los presupuestos ilustrados, son “luz para las ideas y humanidad para las

    costumbres”34 y son defendidas por nuestro protagonista a excepción de la tauromaquia, a

    la que critica y aboga por su erradicación.

    La Memoria de Jovellanos se recrea en el análisis del origen y evolución de todos y cada

    uno de los juegos deportivos tradicionales que jalonan nuestro acervo cultural. El ilustrado

    observa una irrefrenable tendencia por el ocio y la fiesta cuya sintaxis se verbaliza,

    principalmente, en el baile y la danza, cultivada a menudo solo por las mujeres quienes, al

    son de castañuelas, giran y se contorsionan, al tiempo que los hombres observan atentos la

    gracia de sus formas y la ligereza de sus movimientos, acompañando a las damas al compás

    de sus aplausos35.

    Su relación de actividades deportivas practicadas por ambos sexos es amplia. Entre

    estas diversiones, que pueden ser públicas o privadas y que ahora se dan a conocer a nivel

    popular, encontramos los juegos de ajedrez y damas, juegos de pelota, de tejuelo, los dados,

    los juegos lícitos y legales de naipes, chaquetes,36 juegos de trucos y billar, la lectura y las

    conversaciones públicas y otros tantos y que prueban como, para este siglo, hay un

    sincretismo lúdico que diluye en buena medida las diferentes actividades de ocio de las

    nobleza y las clases populares y que sirven de entretenimiento para completar su

    instrucción37.

    Su labor, desarrollada a lo largo del último tercio del siglo XVIII, alcanzó su cenit

    cuando en el año 1804 reanudará sus escritos con sus Memorias Histórico-artísticas38 y, muy

    especialmente, cuando en el año 1809 presentó ante la Junta Suprema de Gobierno,

    establecida en Sevilla, uno proyecto titulado Bases para la formación de un plan general de

    instrucción pública,39 cuyo objeto era el de:

    “mejorar la educación pública física en tres objetos: esto es mejorar la fuerza, la agilidad y la

    destreza de los ciudadanos”, donde afirmaría que “la educación pública, que pertenece al

    gobierno, tiene por objeto o la perfección física, o la intelectual o moral de los

    ciudadanos”40.

    Conclusión e ideas finales.

    El espíritu ilustrado introdujo en España un nuevo universo intelectual cuyo rasgo más

    definitorio fue la apelación optimista a la luz de la razón como medio necesario para

    34JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Memoria sobre las diversiones públicas, Madrid, Real Academia de la Historia, 1796. p. 41. 35HERNÁNDEZ VÁZQUEZ, MANUEL y ARROYO PARRA, MATILDE: Historia del juego de pelota en España: desde sus inicios hasta el siglo XIX, Madrid, Ed. Museo del Juego, 2009. p. 42. 36 El chaquete, o backgammon, es un juego de mesa para dos jugadores que aúna el azar con profundos conocimientos estratégicos. El objetivo es conseguir sacar las fichas del tablero antes que el jugador rival. Actualmente se encuentra expandido en prácticamente todo el mundo. 37GASCÓN UCEDA, MARÍA I.: “Divertirse en la edad moderna. Necesidad social, placer individual y peligro moral”, Cuadernos de Historia Moderna Universidad Complutense de Madrid, Anejo VIII (2009),pp. 175-198. 38JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Memorias histórico-artísticas de arquitectura, Madrid, Ediciones Akal, 2003. 39JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Memoria sobre educación pública, o sea, Tratado teórico-práctico en enseñanza con aplicación a las escuelas y colegios de niños, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, Vol. XLVI, 1802. 40JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar…, p. 268.

  • Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos ilustrados

    270

    desentrañar los problemas humanos y transformar el mundo. Su discurso se circunscribe

    alrededor de nuevas relaciones políticas, económicas, culturales y sociales derivadas de su

    ingenio crítico frente a las tradiciones del Antiguo Régimen y cuya penetración en España

    se vio favorecida por la llegada de la dinastía borbónica al trono.

    Con la Ilustración se produce en España la idea educativa del deporte. Con el nervio

    avezado, los seguidores de las ideas ilustradas se lanzaron a la carrera de la confección de

    un corpus académico y educativo en el que el juego deportivo tradicional iba a adquirir una

    nueva dimensión.

    Los pretéritos y hespiditos intentos de renovación política y social del Antiguo Régimen

    expiraron y entraron en barrena; a cambio, el siglo XVIII español puso en marcha una

    amplia relación de proyectos de modernización del Estado.

    Con independencia de la necesidad de desligar el juego deportivo practicado por ambos

    sexos y en todas las edades, la asunción de la práctica deportiva -por parte de los políticos

    españoles ilustrados- como un instrumento educativo al servicio del Estado promovió su

    normativización y regulación lo que derivó en que, desde muy pronto, hubiese una gran

    cantidad de datos y documentos en los archivos municipales relativos a la regulación de

    estas prácticas, a lo que se sumó el interés general por parte de los Borbones de controlar la

    organización y celebración de los diferentes juegos a lo largo y ancho de su territorio.

    A la hora de calibrar el alcance de la diversidad y dinamismo de dichos roles, el juego

    tradicional y los espacios de recreo se tornan un buen elemento de mensura y análisis.

    Como ya sabemos, los moralistas modernistas hacían mucho hincapié en la distinción de

    modelos educativos en función de los arquetipos sociales imperantes en la sociedad del

    momento. Así, no es de extrañar que las habilidades, lecciones y enseñanzas que los niños y

    niñas del siglo XVIII recibían en casa o en la escuela estuviesen en consonancia con aquello

    que se esperaba de ellos en función de su sexo o posición social y el papel que, con

    posterioridad, deberían desarrollar en sociedad.

    En cualquier caso, y como ya hemos podido estudiar en páginas anteriores, la realidad

    de los libros y tratados moralistas chocaba de bruces con la realidad más tangible y

    cotidiana. En muchas ocasiones, la verdad histórica debe trasgredir los límites de lo

    permitido y adentrarse en los recovecos más oscuros de lo socialmente establecido para

    poder esgrimir la verdad. Así, y a pesar de las prohibiciones, parece evidente que las

    mujeres sociabilizaban entre ellas y con los hombres a través del ocio y el juego en sus

    diferentes vertientes: el baile, el teatro, el canto, los paseos, la caza, los naipes, los juegos de

    prendas, la natación, los juegos de volante…compartiendo gustos y aficiones con los

    varones, lo cual no siempre eran del agrado de las autoridades.

    Será gracias a estas prohibiciones, bandos y críticas por lo que tenemos un más claro y

    meridiano acceso a la presencia de las mujeresen el mundo del ocio. Es innegable su

    participación en fiestas, romerías, juegos y entretenimientos públicos de muy variada

    naturaleza, siendo las primeras en asistir al encuentro de los actos que se celebren en sus

    localidades a pesar de la oposición de los moralistas, que se mostraban disconformes con el

    nuevo grado de libertad que las mujeres del setecientos habían adquirido, lamentándose de

    que todo les estaba permitido y nada se les prohibía.

    Además, el siglo XVIII experimenta una suerte de mudanza que se traduce en la

    liberación masculina de los roles que, otrora, eran inalienables a su condición tales como el

    valor, la gallardía o el arrojo. Los cambios en los varones se circunscriben en derredor de la

  • Rafael Corona Verdú

    271

    llamada civilidad y a los nuevos grupos urbanos, que necesitaban de un prototipo de

    hombre diferente: culto, atlético, galante y sano, que se ajustara más y mejor a los vientos

    de cambio que estaban por llegar.

    Por su parte, la estructura social heredada del Antiguo Régimen choca frontalmente con

    la sociedad de clases que se encuentra en fase de gestación, lenta pero inexorable, en la que

    la burguesía tratará de tomar por derecho lo que ya empieza a ser una realidad de hecho: su

    preponderancia económica en la cúspide social.

    Esta nueva realidad facilitará el fin del ciclo expansivo y consiguiente crisis de los

    entretenimientos aristocráticos como el juego de cañas o el correr los toros. Así, y

    exceptuando honrosas excepciones como la caza, el juego aristocrático mutará y penetrará

    por capilaridad en todos los grupos sociales de la España del XVIII, quienes comienzan a

    cultivar determinadas prácticas que hasta ese momento tenían vetadas –como el juego de

    pelota-, adaptando sus fórmulas o transformándolas a sus gustos y sensibilidades –como el

    toreo a pie, la sortija o juegos de pelota-.

    El sincretismo cultural del juego deportivo permite el acercamiento de posturas entre

    grupos sociales otrora antagónicos y facilitan la celebración conjunta de diversiones y

    pasatiempos. El gusto por lo popular propicia que, durante determinados momentos de

    festejo y celebración, las distintas capas sociales se mezclen y compartan espacios -con

    algunas reservas como la caza o determinados bailes-. Se aprecia un intento por parte de la

    nobleza de equiparar sus gustos a los del pueblo llano en cuanto a sus formas de expresar

    sus diversiones.

    Lo mismo ocurre entre los pasatiempos ejercitados tanto por hombres como por

    mujeres –con el ejemplo paradigmático del baile y la danza, pero también la caza, la doma o

    los juegos de mesa- y tanto igual con los juegos desarrollados por niños y niñas. En este

    punto, se constata la participación conjunta de todos los infantes en una amplia relación de

    pasatiempos tales como juegos del rol con muñecas o muñecos, el pañuelo, el yoyo, los

    juegos de adivinación, el escondite, ondear la cinta, la práctica de la música, el juego del

    volante, el ajedrez, las canicas, la lectura, la hípica e, incluso, la caza.

    En cualquier caso, también son frecuentes los juegos excluyentes, especialmente en el

    mundo de los niños quienes, como varones, asumían el monopolio otorgado por la

    sociedad de la práctica de juegos más violentos como los juegos de pelota, los bolos, la

    lucha de jinetes, los soldados, la lucha con palos o la lucha libre, adoptados como fieles

    reproducciones a pequeña escala del mundo viril y activo socialmente al que,

    supuestamente, tendrán que hacer frente pocos años después.

    Podemos arribar a la conclusión de que, efectivamente, tanto las niñas como las

    mujeres del Setecientos español participaron de una amplia relación de actividades físicas y

    de recreo en sus tiempos de ocio, aunque para ello tuvieran que transgredir los

    presupuestos deontológicos de aquellos moralistas españoles que negaban, de manera

    tajante, el advenimiento de un nuevo tiempo que, a la larga, facilitó el arrumbamiento del

    Antiguo Régimen y su universo político, económico y social, para engendrar y dar paso a

    una sociedad –la contemporánea- en la que el protagonismo y la participación activa de las

    mujeres en cualquiera de los elementos de la vida ha sido cada vez más sustancial.