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t exlCO VOLUMEN XI e NUMERO 6 MEXICO, FEBRERO DE 1957 E J E M P LAR : $ 1.00 TORRE MARFIL PUBLICADA LA POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE AUTONOMA DE MEXICO Acuarela de Remedios Varo (especial para UNIVERSIDAD DE MÉXICO) SUMARIO: La Torre de Marfil, por E. M. Forster La feria de los días e ¡lben Jaldú,,! y la poesía, por Max AlIb o Canto XLV, por Ezra Pound e El caso E::ra POttrld,. por Jose Coronel Urtecho e V" 011110 enferma, por Tomás Segovia e Eslrztctllra de la SOCiedad Itaz- liana, por Bonaparte e ¿ Hubo anceslros del f¡olllb,'e hace 15 lIIillones de mios!', por J';tan Co- mas e Cátedras de economía, por J. Reyes Heroles e La ense,ian::a del a'rle dramatlco m M éxico en los últilllos cinCltenta mios, por J. Jiménez Rueda e fI istOl'ia doculllenlal de mis ft- bros, por Alfonso Reyes e Carta de lnglatena, por Irene Nicholson Paralelas. que se acer- can, por Eli de Gortari e El cine, por Antonio Montaña e El leall'o, por de e Libros, por A. Boni faz Nuño, Homero Garza y HlIgo Padilla e DIbUJOS de Andree Burg y Juan Soriano. Por E. M. FORSTER El ensayo presen- te, inéd'ito en espa- Fiol, fue publicado por la revista The Atlantic, en elnúme- ro correspondiente a enero de 1939, A pe- sar de s •• situación en Ul1a época que 110 es la actual. Univer- sidad de México ha decidido reproducirlo en esta entrega en vista de la indiscutible oportunidad de su tema cmtml y de sus consideraciones más importalltes, L A EXPRESIÓN "La Torre de Marfil" fue usada originalmente, con un significado literario, por Sainte- Beuve. al examinar la obra de su con- tempo,ráneo y amigo Alfredo de Vigny. De Vlgny había llevado una vida de ac- tividad, pero se mostl-aba huraño y abu- rrido, más bien desdeñoso, inclinado al misticismo. y cuando comenzó a escri- bir tendió a separarse de las prisas, es- trépitos, confusiones y pequeñeces del mundo, y a contemplar la acción desde las alturas como un dios, o desde el in- terior de una forta leza en la cual per- manecía indemne. Para caracterizar esta tendencia, Sain.te- Beu ve tomó prestada de la religión, la frase la tour d'ivoire. torre en que el poeta se confillaría avant midi, antes de Cjue el calor y la fatiga del combate se hubieren agravado. La) frase había sido empleada por espacio de siglos como un símbolo de la Virgen María; aparece en el Cantar de Salo- món. Pero fue Sainte- Beuve quien pri- mero la aplicó a la literatura. Ha cobrado nueva .vigencia en los úl- timos tiempos, en un sentido peyorativo. como sinónimo de 'escapislllo". 'Escapis- mo", igual que la mayoría de las palabras Cjue terminan en ismo, es una voz abusi- va, y prejuzga la materia cuya definición intenta. Mucho habría que decir en fa- vor de' una fuga del mundo. cuando el mundo que uno evade es el actual. Si pues hemos de discutir el problema apasioriadamente, 'La Torre de Madi]" en la acepción que le da Sainte-Beuve, parece; por neutro, un rótulo mejoL ¿ Es posible' una Torre de Marfil? Y si es po- sible ¿ nos cumple fortificarla y apoyar- la, o debemos tratar de derribarla? O pa- ra plantear el problema en otros térmi- nos; ¿ Pueden los libros constituir un es- cape de la vida? N si pueden, ¿ deben ser tal? ¿ Escapan los escritores (todos o al- gunos) de la vida al escribir? ¿ Escapan jos le¿tores o algunos), al leer? Cuando hablamos así de la 'vida', ¿ qué signi ficado con ferimos a esta manida pa- labra? El tema toca la filosofía y la po- lítica, pero su renglón fundamental es Ji-

POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL TORRE MARFIL · y la poesía, por Max AlIb o Canto XLV, ... midi, antes de Cjue el calor y la fatiga ... igual que la mayoría de las palabras

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exlCO

VOLUMEN XI e NUMERO 6

MEXICO, FEBRERO DE 1957

E J E M P LAR : $ 1.00

TORRE MARFIL

PUBLICADA

LAPOR LA UNIVERSIDAD NACIONAL

DEAUTONOMA DE MEXICO

Acuarela de Remedios Varo (especial para UNIVERSIDAD DE MÉXICO)

SUMARIO: La Torre de Marfil, por E. M. Forster • La feria de los días e ¡lben Jaldú,,!y la poesía, por Max AlIb o Canto XLV, por Ezra Pound e El caso E::ra POttrld,. por JoseCoronel Urtecho e V" 011110 enferma, por Tomás Segovia e Eslrztctllra de la SOCiedad Itaz­liana, por Bonaparte e ¿ Hubo anceslros del f¡olllb,'e hace 15 lIIillones de mios!', por J';tan Co­mas e Cátedras de economía, por J. Reyes Heroles e La ense,ian::a del a'rle dramatlco mM éxico en los últilllos cinCltenta mios, por J. Jiménez Rueda e fI istOl'ia doculllenlal de mis ft­bros, por Alfonso Reyes e Carta de lnglatena, por Irene Nicholson • Paralelas. que se acer­can, por Eli de Gortari e El cine, por Antonio Montaña e El leall'o, por ~ra!1CISCO Monte~­de e Libros, por A. Boni faz Nuño, Homero Garza y HlIgo Padilla e DIbUJOS de Andree

Burg y Juan Soriano.

Por E. M. FORSTER

El ensayo presen­te, inéd'ito en espa­Fiol, fue publicadopor la revista TheAtlantic, en elnúme­ro correspondiente aenero de 1939, A pe­sar de s•• situaciónen Ul1a época que 110

es la actual. Univer­sidad de México ha

decidido reproducirlo en esta entrega envista de la indiscutible oportunidad de sutema cmtml y de sus consideraciones másimportalltes,

LA EXPRESIÓN "La Torre de Marfil"fue usada originalmente, con unsignificado literario, por Sainte­

Beuve. al examinar la obra de su con­tempo,ráneo y amigo Alfredo de Vigny.De Vlgny había llevado una vida de ac­tividad, pero se mostl-aba huraño y abu­rrido, más bien desdeñoso, inclinado almisticismo. y cuando comenzó a escri­bir tendió a separarse de las prisas, es­trépitos, con fusiones y pequeñeces delmundo, y a contemplar la acción desdelas alturas como un dios, o desde el in­terior de una forta leza en la cual per­manecía indemne. Para caracterizar estatendencia, Sain.te-Beu ve tomó prestadade la religión, la frase la tour d'ivoire.torre en que el poeta se con fillaría avantmidi, antes de Cjue el calor y la fatigadel combate se hubieren agravado. La)frase había sido empleada por espaciode siglos como un símbolo de la VirgenMaría; aparece en el Cantar de Salo­món. Pero fue Sainte-Beuve quien pri­mero la aplicó a la literatura.

Ha cobrado nueva .vigencia en los úl­timos tiempos, en un sentido peyorativo.como sinónimo de 'escapislllo". 'Escapis­mo", igual que la mayoría de las palabrasCjue terminan en ismo, es una voz abusi­va, y prejuzga la materia cuya definiciónintenta. Mucho habría que decir en fa­vor de' una fuga del mundo. cuando elmundo que uno evade es el actual. Sipues hemos de discutir el problema de~­

apasioriadamente, 'La Torre de Madi]"en la acepción que le da Sainte-Beuve,parece; por neutro, un rótulo mejoL ¿ Esposible' una Torre de Marfil? Y si es po­sible ¿ nos cumple fortificarla y apoyar­la, o debemos tratar de derribarla? O pa­ra plantear el problema en otros térmi­nos; ¿ Pueden los libros constituir un es­cape de la vida? N si pueden, ¿ deben sertal? ¿ Escapan los escritores (todos o al­gunos) de la vida al escribir? ¿ Escapanjos le¿tores (todo~ o algunos), al leer?Cuando hablamos así de la 'vida', ¿ quésigni ficado con ferimos a esta manida pa­labra? El tema toca la filosofía y la po­lítica, pero su renglón fundamental es Ji-

2 UNIVERSIDAD DE MEXICO

REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO

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La Revista no se hace respons3bl~ de losoriginales que no hayan sido solicitados.

discípulos que han elaborado en contrade ella algunos argumentos notorios. Co­mo quiera, Marx ilustra mi tesis de queesa torré es parte de todo partrimoniohumano, de que aparece en los paisajesmás insospechados, y de que negar suexistencia denuncia una mala psicología,

Un cuarto ejemplo es el de Milton.Milton comprendería nuestro problema;su vida nos 10 aclara perfectamente. Prin­cipió- aislándose: era un pensador, unintelectual de Cambridge que se sabíapoeta y que planeaba concienzudamentesu carrera estética. Il Penseroso es unmanifiesto de aquella temprana fe; in­voca la amable tristeza que, con maticespeculiares, no se deja contaminar de laamargura ni del temor; y hace votQ? _-:­a la edad de 25 años - por una vejez quesea algo así como la conquista del donde profecía. La sabiduría ha de llegaral poeta a [raves del apartamiento, ydentro de la propia Torre de Marfil:

Just 01' injust ali!?e seem miserableFo,' off alike both come to evil end 3

Allí, el joven John será dichoso y sabio.y sus condescendencias con la actividadhumana, cuando las tiene, no son másqu0 asomadas a un baile de aldéa; lascomplicaciones y las crueldades de la vidanunca hacen presa en él, y tampoco lapobreza ni la enfermedad.

These plcasurcs, melancholy, giveond 1 with thee will choose to live 2

01' let 1ny lamp, at midnight hourBe seen in some high lonely tower­Where 1 'may oft outwatch the BearT;f/ith thrice great H ermes, 01' ~r!,fp.here

The spirit of Plato, .. J

I~se e!' el Milton del primer período; pe­ro entonces --cuando está a punto de ter­minar su educación en Italia (una etapanecesaria, pues II Penseroso es mal ita­¡jano)- estallan las guerras civiles y susproyectos se desgajan. Se ve forzado atomar partido, lo mismo que los intelec­tuales del l11undo contemporáneo; le espreciso ba,iar de su torre y alistarse enservicio del co1H11wn'wealth, y escribir ronsu l11ano izquierda por espacio de casi20 años. lino hubiera esperado que estose"ria su fin, pero hay aún una tercerafase que lo convierte en un valioso mo­delo: Milton regresa a la Torre y escri­be en ella E! paraíso y Sansón. Su parti­do -ha sido derrotado, pero el siglo XVII,

a diferencia del xx. no exterminaba a losintelectuales que hubieran militado poruna causa vencida, y a Milton se le per­mi te consumar sus planes poéticos. Sabe­mos cómo llevó a cabo estos planes, ycómo, una vez más, ayudado en esta oca­sión por su ceguera, se retrajo del mun­do. Pero, ¿ y la melancolía?; ¿ qué ha sidode ella entretanto? Ya no es la portadoraele placeres, sino una de las furias; her­mana del temor y del remordimiento, pre­side el lazareto y el castigo de los díasde disolución:

Esta era la "conquista del don ele profe­cía" que Milton se prometía a la edad eleveinticinco años, y que ya resulta una to­rre pavorosa para ser encerrado en ella:el latón sustituye al marfil; aun así, elloevoca su arquitectura juvenil, y por esonos es interesante. Nos sugiere que hayquienes naturalmente prefieren la soledada la multitud, y vuelven a la primera en

(Pasa a la pág. JO)

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FIN.\N<:~M, 1), h.-PETRÓLEOS MEXICANOS,

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Secretario General:

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de plata, y se sienta a leer acerca de loshéroes y las virtudes de antaño. LlámaseMaquiavelo. Maquiavelo también teníauna Torre de Marfil, aunque ésta era elaspecto de sn patrimonio tlue menos leimportaba; daba en retirarse a ella sólodespués de haberse aprovechado de sussemejantes.

Un tercer ejemplo. Hace sesenta añosvivía un Rran revolucionario que hizo másque ningún otro para sublevar a los hom­bres contra la estructura social imperan­te. Toda su vida estuvo consagrada a talempresa: trabajó para .la colectividad y através de la colectividad. Sin embargo, nologró abstenerse de escribir ocasional­mente un poema, un poema lírico. Jamásse hizo ilusiones sobre los méritos de suspoemas, a pesar de lo cual ,afirma: "Losmejores de entre ellos me hicieron ver loque es la poesía: un inabordable palacio delas hadás, a cuya vista mis propias crea­ciones quedaban reducidas a polvo." Elnombre de este nostálgico poeta es KarlMarx. Para Marx la Torre de Marfilcarecía de importancia y le sorprenderíasaber que le atribuimos una. La recha­zaría como una lamentable debilidadburguesa, de la misma manera que sus

Toda correspondencia debe dirigirse a:

"REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO"

Jefe de redacción:

Juan Martín.

UNIVERSIDAD NACIONALDE MEXICO

terario, a saber: la adecuada función delos libros.

Comencemos con una generalizaciónsobre la naturaleza humana.

El hombre es un animal; pero un ani­mal peculiar. Posee el instinto gregario,y en consecuencia integra rápidamentetribus, grupos, naciones. Mas, a diferen­cia de otros animales gregarios, tiene tam­bién el instinto de la soledad. Por consi­guiente, su conducta se mueve en unaperpetua contradicción y lo enfrenta a in­cesantes embrollos, uno de los cuales exa­minaremos ahora. El hombre desea estarsolo incluso cuando se siente satisfecho.Esta es una de las diferencias entre unhombre y un pollo. El pollo únicamentequiere estar solo cuando se siente desgra­ciado. Apenas una gallina se separa de suscompañeras, o de su compañero y señor,y camina solitaria y con los ojos vidrio­sos, haciendo pequeño,s ruidos melancóli­cos, sabemos que probablemente se en­cuentra enferl1la. Las otras gallinas opi­nan, sin duda, igual que nosotros, porquela picotean al pasar, para, demostrarle quela salud de ellas es magnífica.

Pero no es presumible que el hombreqJIe camina solitario sea un enfermo: esque pretende entrar en su Torre de Mar­fil. Necesita de ésta tanto como del galli­nero humano, de la ciudad. -Ambas co­sas S011 parte de su herencia- soledad ymultitud. El hombre es un animal grega­rio que desea estar solo aun en sus me­jores momentos, y sus ojos vidriosos ysus pequeños ruidos melancólicos son .amenudo indicios de algo importante. Pue­de estar aspirando a una más clara pers­pectiva del mundo; o queriendo meditarsobre un problema social, ejercitar su es­píritu, o crear un poema. Puede habersefastidiado de la deplorable vida circun­dante, o peor todavía, puede tenerle mie­do. Pero cualesquiera que sean sus mo­ti vos, su des,eo de soledad es incurable.Tal instinto qúizá no resulte tan antiguocomo el otro, el gregario, pero los oríge­nes de aquél se remontan a los de la civi­lización, y el mismo ha sido un especialfactor en el desenvolvimiento de la litera­tura, la filosofía y el arte. A lo largo detodo su curso, la historia nos presentaejemplos de hombres que tratan de en­claustrarse en una Torre de Marfil, paraallí resistir, o modificar, las inclinacionesque le confiere su condición de miembrode la colectividad.

Si retrocediendo unos dos mil años, ob­serváramos la nación hoy llamada Checo­eslovaquia, podríamos distinguir a uncierto general en el acto de dirigir opera­ciones militares, Es un soldado competen­te; sin embargo en sus momentos de ociotoma la pluma y comienza a escribir filo­sofía, Su nombre es Marco Aurelio. Eltuvo -y la tuvo conscientemente- unaTorre de Marfil, la cual le parecía el ele­mento más importante de su patrimonio;el aspecto público, representado por suactividad en relación con el grupo, por 5n'calidad de emperador, no lo estimaba deninguna trascendencia.

Si retrocedúnos de nuevo cuatrocien­tos años, podremos reconocer a un astutopolítico, carente de escrúpulos, que ama­ba determinadas regiones de Italia. supaís natal, y era implacable al servirlas.Es, al propio tiempo, un campesino quetrabaja su propia tierra, y cuando lo sor­prende la tarde se le ve cubierto de fan­RO (en los dos sentidos de la palabra).Se lava en seguida, se arropa con lujososatavíos, enciende finas buj ías después deCQl9<;élrlil~ ~j1 resplandecientes candelabros

10 UNIVERSIDAD DE MEXICO

LA TORRE DE MARFIL

II

A. de Vigny, "inclinado al Il'iisticismo"

Sainte-Beuve, "tumó lal fmse de la 'religión"

tividad el proletariado, Alemania lo llamala nación o el pueblo (Das Volk), perodesde nuestro punto .de v.ista sus conclu­

.siones son las. mismas. Herr Hitler, enun interesante discurso sobre e¡' a~te, quepronunció en 1937 al inaugurar la 'Casadel Arte· Alemán, eri Munich dice: "Sinduda la Nación no es eterna, pero mien­tras exista, constituye un punto estableen el vertiginoso vuelo del tiempo. El· in­dividuo debe 'concurrir a mantener la es­tabilidad. Si es un artista, deberá levan­tar un monumento a su pueblo mejor quea sí mismo; si es un ciudadano ordina­rio, no deberá permitirse el lujo de ununiverso privado. Porque la nación esmás real que cualquiera de los hombresy mujeres que la integran,"

Lenin, en uno de sus primeros mani­fiestos, dice lo propio, aunque no men­ciona la raza ni la nacionalidad, y aunquesu tono no es místico. La "literatura ·-di­ce- debe ser literatura de partido. Nin­gún individuo debe enriquecerse con ella,y no debe constituir un asunto individual.Abajo con los escritores sin partido. Aba­jo con el superhombre literario, ¡no má;;charla hipócrita acerca de la libertad in­dividu::d! Si el proletariado es libre, el

Ay, '/nos! likely 'tis in S pailiThat 'We and Waáng 'meet agaú¡N O'W, 'While he tU1'1/S down that cool

rnarrow lanelnto the bla.kness; out of gra-ve.Madrid. 4

piña está siendo destruida, las ciudadesse vulgarizan.

Cuando camino a través de la ciudadque mejor conozco -Londres- y ad­vierto los cambios arquitectónicos en Re­gent Street o en S1. James's Square, tandecorosas en otros tiempos, me doy cuen­ta de que no poseemos ninguna ciudadhabitable, incluso si se trata de la capitalde un imperio. Y cuando voy al campo ylo encuentro acuchillado con caminos ar­teriales, salpicado de anuncios comercia­les y erizado de postes y lleno de bombar­deros que chillan sin cesar, entonces digo'Con el Salmista, aunque en otro sentido:"Si subo al cielo, allí estás tú; si al ravarel alba me pusiere alas y fuere a pasearen el último extremo del mar, tampocoallá podré escapar de la política, del mer­cantilismo, ni de la ciencia que ha sidopuesta a su servicio." Hace cincuenta añosuno podía escapar apartándose. Hace cienaños el Waring de Browning podía es­cabullirse de toda la civilización V des­aparecer de en medio de sus amigos hacialo desconocido. Sus amigos se preguntanadónde ha ido, examinan una a una lasrománticas posibilidades y llegan a la in­sólita conclusión de que debe estar enEspaña. . .

Estos versos denuncian con brutal vi··gor el contraste entre aquel mundo anti­guo, en donde un hombre podía escaparde los hombres. y nuestro mundo, en elcual, en el sentido físico, la fuga es impo·sible. Hoy,Waring- no pOdria escabullir­se en su pequeña barca. Le sería' precisoun pasaporte, debidamente visado y re­frendado, y en el caso de que se perdiera.la policía lanzaría un SOS en las Iloticiasde la noche. El último que intentó Ull:lhuida física de este tipo fue el difuntocoronel Lawrence. Fracasó, a pesar (11:los amigos influyentes que lo ayudarony que' se esforzaron por esconder su ras­tro. Descendió a las profundidades delTank Corps ¡; y a los últimos extremo~

del mar; pero todo fUe inútil: éste es els:glo xx y el reloj no 10 permite.

Ahora bien, puesto que al cuerpo le esimposible escapar, no pocos -entre ellosmuchos de los mejores críticos de la másjoven generación- han llegado a la con­clusión de que tampoco la mente debeescapar. Alegan que la tarea ele cada uno,sea un ingeniero o un hombre de estado,un artista creador o un mero lector, sedebe a la comunidad, considerada éstacomo un todo; condenan la vida privadapor egoísta, y de buena gana derribaríantodas las Torers de Marfil sin distinciónde estilos arquitectónicos. Por mi partepienso que se equivocan y que suerror deriva de que han adoptado unaperspectiva demasiado simple del procesohumano; pero tienen muchas cosas inte­resantes que decir.

En Inglaterra no nos agrada demasiadoteorizar, pero los dos países más teori­zantes de Europa -Rusia y Alemania­están elaborando una fe que ensalza el in­terés de la colectividad, y va en contra delos del individuo. Rusia llama a la colec-

(Viene de la pág. 2)

cuanto pueden. En muchos casos. el trá­fago .de la vida cotidiana agota a¡' hombreantes de que le sea pos·ible ·tal regreso,pero la tendencia normal es la de regre­sar.

.Estos ejemplos sugieren que el escapis­mQ no es algo nuevo; no es Wla debilidadburguesa ni un producto secundario dela economía del hombre, el cual se asociaa ~us semejantes para 'constituir grupos,al Igual que sus comanguíneos los monos,o que los po~lo~, sus parientes lejanos, pe­rO el cual a511111smo desea edificar una vi­da privada y peculiarmente su va. Ambastendencias contl-ibuyen a la civilización.y la orillan a un conflicto, A cada uno denosotros, actualmente, preocupa el hechode no poder vivir con decencia ni ('n loprivado ni en lo público. Yo no puedo en­cerrarme en un Palacio de Arte o en unaTorre. de .la Filosofía, e ignorar la locuray la mlsena del mu.ndo. Pero tampoco pue­do en~reganne a .Clertos movimientos por­que SI, o sUl:nergl rme dentro de mi propiaclase, ?e mI propia Ilación, o dentro decualqUIer otra clase o Ilación como si fue­ran. el único bien. Estamos ~ondenados avacIlar entre Jos dos e:tremos de la natu­~'al~z~ humana: tan pronto nos sentimo'i1~?lvlduos c~ya tarea consiste en la crra­clOn. de un CI.eJo privado; tan pronto noss~ntll'n.os urgIdos a disolver nuestra indi­VIdualIdad en algo mayor qt,e rosotros- ~Igo de lo que sólo poJemos gustarparCIalmente, y que sólo en. parte com­prendemos, asi como Milton sólo en par­te aprobaba] comprendía la causa enque se empeno.

:\t!nque. esta inquietud elel hombre hae~l~tId~ sIempre (el hombre no edifica­ra Jamas, la Utopía, pues ésta dejaría deser T!topla apenas fuera. construida), hoye? dla se ha hecho espeCIalmente obvia envIrtud ?~ la intensificación 'de los medios.La polItlca contemporánea es mas absor­bente'. que la de otros t'iempos. No pode.1"J.l0S lIbrarnos del' Nacionalismo, del Fas­CIsmo, del C0111unÍs111ú -":'tres iSl'hos-,' uide los armamentos,. Sil consecuencia, nidel rearme moral, su agobiante e ineficazcontrabalanza. El mundo se ostenta ate­r:ador y también tedioso, porque 1(1 trá­g-Ica marcha ~e los acontecimientos no pa­rece acompanarse de ningún trágico es­plendor. El gtlstO públi~o declinar la Cél1'l1-

UNIVERSIDAD DE MEXICO11

-Photo Magazin"el hombre es 1111 animal, rosee el ills¡.ill/o ,r,,-e.qario'·

también es posible que sea un gran artis­ta, como Milton o Proust, que rinde me­jores frutos en medio de la soledad, ypuede ser en fin, que sea, y a menudo loes, una persona ordinaria y pacífica, lacual se ve orillada a retirarse en su pe­queña fortaleza para edi ficar un diminu­to universo privado antes de poder sabera qué atenerse.

Desde luego, el burócrata no es un vi­llano ni un tonto. Su preocupación es lapreocupación de todos: la dual naturalezadel hombre, ese animal gregario que a ve­ces quiere estar soja y que no necesaria­mente se encuentra en fermo cuando se leve languidecer. Si el hombre pudiera serdividido en dos mitades separadas, el pro­blema del burócrata sería sencillo: unamitad daría a César lo que es del César;en su calidad de integrante de un grupo,consentiría en ser organizada dentro deuna comunidad determinada. Y la otramitad daría a Dios lo que es de Dios, yse retiraría dentro de ese santuario endonde moran la religión y la contempla­ción y la fuerza creadora, y en donde elindividuo, de acuerdo con su capacidad,construye su universo priv,aelo. Entoncesno cabría ninguna fricción entre las dosmitades.

Cristo, al margen de las complejidadesde la civilización, pensó evidentementeque tamaña división era posible, pero elhombre no parece haber sido creado así.No está constituido por dos mitades; esun ser dual, y de allí que toc1os los inten­tos para armonizar la civilización produ-.cida por tan compleja creatura hayan fra­casado. Hubo un gran intento en la EdadMedia. Fue elaborada la teoría del Esta­do Mundial del Medioevo, según la cUillel Emperador, que representaba a César,había de gobernar los cuerpos de los horn­bres, y el Papa, representante de ])ios.habría de regir las almas. La teoría sevino abaio -arite el ;¡sombro oe Dante~,

-Arts"/alllhirn 'si('l1/(' rl instinto de solrdad"

por producir más hijos, castigándolo sino vota eli sus preciadas elecciones, rehu­sándole un pasaporte si no ha sido buenchico o si no lo acompaña una buena chi­ca, controlándolo en su nacimiento, en sumuerte, en su trabajo y en su juego. Ta­les son las bases sobre las cuales una co­munidad se desenvuelve normalmente, pe­ro si en este paraíso burocrático un indi­viduo se sale de la rava, en el acto sobre­viene un maremágnuil1, el tránsito se -pa­raliza, y el Plan Quinquenal, o lo quesea, se retrasa nadie sabe por cuántotiempo. El evadir tal maquinaria causatanto perjuicio a quien la maneja, que laevasión suele ser condenada como un re­chazo de la vida, y al remiso se le acusade cometer algún crimen contra el espíri­tu. Puede ser que semejante ofensor seaúnicamente un bueno pa ra nada, pero

*En este punto, la cuestión se oscurece

en virtud del uso negligente y desorienta­dor de la palabra "vida". El escapismo.se nos dice, es un apartamiento de la vi­da, una negación de la vida, un suicidioespiritual. El otro día leía yo en un pe­riódico de izquierda que "el arte tieneque ser una expresión de la vida en todossus aspectos, no un mec1io para escapar dela vida".

Esto parecia convincente, pero a pococonsiderarlo con esmero. me di cuenta deque, si la primera mitac1 de la frase teníaalgún significado, la segunda mitac1 care­cía c1e él enteramente, porque ¿ cómo pue­de un ser viviente escapar de la vida, asísea artista o cualquier otra cosa ? No haymás fuga de la vic1a que la muerte; perouna vez muerto el artista deja ele produ­cir. Claro es que frecuentemente decimosque un poema está muerto, que un cua­dro está muerto. y no hay inconvenienteen usar estas fras~s mientras sepamos queson metafóricas y no nos embrollemos.Mas la mente humana es muy amiga deembrollarst', y el manipuleo de "la vida"y "la muerte" en un sentido semi-místico.a la manera de D. H. Lawrence, se pres­ta a infinitas confusiones.

Se c1ice c1e Marcel Proust, que escapóde la vida, al haberse encerrado en uncuarto con paredes c1e corcho sin permi­tir que le llegaran les rayos del sol -enel concepto de que, por alguna razón deorden místico, se ha considerac1o a Jos r:l­yos del sol menos irreales que el corcho-- ;de Racine, que escapó, al retirarse de lacorte francesa hacia Port Royal, en don­de escribió comedias para colegialas, en­tre ellas A thalie .. de Edward Fitzgerald,al aisl.arse en lel campo, enfermizo yaprensIvo.

Lo que se quiere decir es que estas per­sonas prefirieron un género de vida aotro: el inactivo o contemplativo sobreel activo. En consecuencia habremos deenmendar aquel: dicho izquierdista, enun­ciándolo como sigue: "El arte tiene queser una expresión de la vida en todos susaspectos. Y así, debe incluir el escape deeSo que los burócratas llaman vida y losartistas consideran burocracia."

La idea de que el escape es per se in­debido, es una idea burocrática. No lasustenta ni la ética ni la estética, y sóloviene a cuento en una época como la pre­sente, en la que la comunidad se halla al­tamente organizada y trata de domínar alindividuo a cada paso, educándolo,. to­m;¡ndo sus huellas ciig-it;¡les. pa~ándolc

individuo será libre, pero no de otromodo."

Las palabras inducen a confusión, y elnazi y el comunista usan diferentes pala­bras así como hacen diferentes saludosron las manos. Pero no nos ·engañe­mas: ninguno de ellos reconoce el me­nor provecho a la Torre de Marfil.Ambos niegan al individuo su derecho aescapar de la comunidad de la cual formaparte. Aquél no podrá, por supuesto, es­capar jamás materialmente, mas lo queellos quieren es comunizar también su es­píritu;'y ya que el espíritu es fuente, a bvez, del arte creador y de la religión per­sonal, y puesto que a menudo opera me­jor en medio de la soledad, el nazi y elcomunista, por parejo, topan con no pocasdificultades. La lucha trasciende los su­perficiales lemas políticos; su verdaderocampo está en la dualidad de la natura­leza humana.

12

y el Emperador y el Papa vinieron a lasarmas.

Nosotros, en medio ele nuestros actua­les agobios, buscamos ele nuevo un des­linde que nos permita dar a la com';lni~a?lo que es de la comunidad, y al, mdl\ll­duo lo que al individuo pertenece. N o lohe~os encontrado, y la Nueva Jerusalénno podrá ser edificada hasta que lo ha­gamos. Cuando lo público y 10 privadopuedan ser éonciliados, y se halle un lu­gar dentro de los paisajes industriales ypolíticos para aquellos símbolos del apar­tamiento personal -las Torres de Mar­fil- los fundamentos de una nueva hu­manidad habrán' sido colocados.

Nos retiramos lejos de los terrores yla tec1iosidad del mundo. He aquí las dosrazones principales del escapismo. Acasoqueramos retirarnos a nuestras torresporque tenemos miedo, o tal vez porqueestamos fastidiados e indignados.

Aun cuando no son buenas las genera­lizaciones, el miedo no parece una actituddigna de confianza. Su asedio nos tras­torna, nos vuelve tontos, infelices, faltosde juicio y decoro; nos hace lamentarnos"¡ Ay, qué será de mí !'" Al igual que elresto de la gente, en ocasiones me sobre­coge un verdadero terror frente a la con­dición europea. Pienso: "¡ Ay, qué seráde mí si estalla la guerra l", y así per­manezco hasta que consigo librarme comoalguien que se ha quedado pegado a unacorriente eléctrica. Mientras estoy así,no soy de ninguna utilidad ni a Europani a mí mismo, ni a nadie ni a nada. Depronto la corriente cesa y yo continúodócilmente con mi tarea, sintiendo quehe perdido tiempo y esfuerzo.

De fijo, el'miedo resulta peor que in­útil. Porque mientras estamos bajo su po­der solemos hacer daño a los demás. N osvolvemos crueles y despiadados. Damosel primer golpe antes de que los otros noslo den.

La mayor parte de la miseria humana,en lo político y en lo social, deriva delmiedo; ha causado más perjuicio que lamisma codicia. Produce no sólo cobardes,sino también rufianes, y entre ambos seencargan de destruir la civilización.

En estas condiciones, si es el miedo lacausa de nuestro retiro, poco habrá quedecir en favor de la Torre de Marfil, yserá escasa la paz que ella depare. Allínos enclaustraremos temblando, sin hacernada, temerosos de hacer frente al peli­gro, y esperando minuto a minuto el gol­pe que derribe nuestra frágil fortaleza.Esto es escapismo en el mal sentido de lapalabra, y merece los duros calificativosque puedan aplicársele. No propicia la li­beración a través de él, ni la creación.

Pero hay otra causa de retiro: el fas­tidio; el disgusto; la indignación contrala horda, la comunidad y el mundo; laconvicción a que a menudo llega el indi­viduo aislado, de que su soledad le otor­gará algo más grande y más excelenteque aquello que puede obtener cuando seesfuma en la multitud. O como lo plan­teaba 'vVordsworth:

Tite world is too much witlt us; late. [and soon,

Cetting and spending we lay wáste our. [powe1's,'

üttle we .lee in Nature that is ours1.1/e hove .diven our hea.rts a.wa'v. . . 6

"quiere estar solo cuando se Sl:en/e enfel'mo" .

Este es el argumento poderoso en prodel escape. 'vVordsworth se retira en estecaso lejos del mundo de las competenciasmercantiles, porque ello 10 ciega frentea la belleza prevista en los paisajes natu­rales, y porque siente que en ello ha des­perdiciado algo inapreciable, a saber: sucorazón. Se retira al mundo de una mito­logía desaparecida, que ya no existe co­mo un credo vivo, pero que él resucitaal aportarle su pasión.

... Creat Cad! l'd mther beA Pagan sucNed in a creed outwornSo might 1, standing on this pleosant lea,H a7le gli1'11.pses that 7t/01l1d lIlake me less

[lorlon1 ;H a've sigh-t of Proteus risirlrJ from the

¡sea,01' /1('ar oíd Triton blo'W !lis 7C'reathed

Ihonl. 7

"¿ Así podría él?" Así lo puede, y con él10 podemos 'nosotros.. Contemplamos alProteo, y a Tritón, gracias a la imagina­ción de \Vordsworth, quien los encuen­tra. porq].le se ha apartado. en su torre,lejos de la vulgaridacl y la rutina. Si hu­biera comenzado su soneto: "El mundoes aterrador", habría debilitado la emo­ción, y habría echado a perder el poema.

M. Aurelio.· "/117/0 llna: torl'l' dI' marfil"

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Un \:~ordsworth temeroso no podría ha­ber.Vislumbrado a los dioses marinos, pe­ro estos se revelan muy bien a un W ord­sworth indignado. El y sus lectores hanescogido la senda legítima del apartamien­to.

Los místicos resultan aún más rebel­des. Sostienen que el retiro es imperati­~o, que es nu.estra obligación rigurosa.

Huyamos haCia la amada tierra de nues­t:os padr;s", aconseja Plotino, quien de­fme aquella como: "Ahí de donde ve­nimos y do?de mora el Padre"', y diceque a ella solo podemos llegar "rehusán­2,onos a ver", y no mediante el movimien­to de nuestros pies que nos lleve de tierraen tierra; nos retiramos hacia dentro denosotros mismos y forzamos nuestra vis­ta hasta vislumbrar la visión interior, quees un derecho innato del hombre. Es de­cir, Plotino cree no solamente que el in­dividuo es más real que la comunidad.sino que constituye la realidad absoluta.E! motivo de su huída. sin embargo, es elmismo que el de VI/ordsworth : la indigna-ción y el disgusto, no el mi~do. .

En el supuesto de que aquí tengamosun buen motivo para escapar, ¿ qué em­pleo podremos ciar a la Torre de Marfilen el momento actuál?

El comportamiento práctico únicamen­te puede ser aprendido a través del con­tacto con nuestros semejantes, pero cuan­clo se trata de misticismo, de pensamien­to abstracto, de la contemplación porme­norizada de los acontecimientos, requeri­mos por cierto soledad. El misticismo noestá de moda por ahora, y el pensamientoabstracto tampoco disf ruta de muchaprivanza. Pero la contemplación objetivade los acontecimientos sigue siendo la me­ta de toda persona interesada en los asun­tos públicos. Todos deseamos saber quées lo que está haciendo la civilización, ha­cia dónde va, si se mantendrá el presentesistema económico, si el descubrimientode la aviación transformará el mundoabruptamente o en forma gradual, etc. Pe­ro en la vida cotidiana estamos tan en­vueltos por tales cuestiones, que no pode­mos enfocarlas como es debido. Desea­mos retirarnos y comportarnos como sino nos importasen, para tener así unamejor oportunidad de yerla en sus jus­tos términos.

Por lo que se refiere a la literatura.no quisiera reiterar mi argumentación.Algunos autores -como Milton, o Mat­thew' Arnold, o Proust, o Henry James,o Siegfried Sassoon- nos dan la impre­sión de que han tenido que huir del mun­do antes de poder describirlo. Se han re­cluido en espíritu y quizá también físi­camente. Así uno se ye tentado a decirque el escritor no puede crear hasta queescapa. Esto es probablemente cierto por10 que hace a la literatura analítica y demeditación. Pero hay dderminada lite­ratura que suena como si hubiera sidocompuesta en medio del tráfago cotidia­no: los Cuentos de Cal1terb1l1'y, de Chau­cer, y buena parte de Shakespeare. Chau­cer y Shakespeare laten ~'on el poder queles llega, no de la contemplación sino dellibre movimiento entre los hombres. ElTom Iones de Fielding es otro ejemplqele In anterior. v uno mu~" intert'sarite.

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NOTAS

Proust, use dice que escapó a. la vida"

ulla religiúlJ(caduca;

Así nodría. sobre esta llanura !,I:lcentera,Columbrar destellos que me Inc¡eran

(sentir :nenos des;:mparadu:Contemplar a Proteo que se levanta

(del mar;Oír el cuerno ':nn'o del :111t:gUO trítón,

6 El mundo pesa demasiadu subre nosotros;(tarde o temprano

Al obtener y al prodigar, agotamos. en. (vano nuestra fuerza;

Muy poco de lo lJue vemos en la·n;:tl.1raleza es nuestro;

t-Iemos' enajenado nuestros corazones."

7 ". ¡ Oh Dios I Mejor seríaUn pagano amamantado en

R Kubla Khan estableció en XanadúUna" sunlUosa mansión de placer,

O deja ljue mi lámpara a la media nucheSea vista en alguna torre alta

(y soli tariaDesde donde yu pueda a menudo

, (contemplar la OsaEn compañía de Hermes, el tres veces

(grande o desci fra rEl espíritu de Platón

2 Dame estos placeres, Melancolía,y elegiré vivir contigo.

3 .. , A la postre,Justos e injustos se antojan parejamente

( miserables,Porque ambos. a menudo, parejamente

(alcanzan un mal fin,

4 Ay, lo más probable es que en EspañaSea en donde \Varing y nosotros nos

(encontremos de nuevoAhora, mientras él dobla por esa fría y

(estrecha callejuelaHacia la oscuridad, a fuera del solemne

(Madrid,

J Cuerpo de Tanquistas en e' ejército(inglés.

Permítaseme, al concluir, volver a evo­car la carrera ele Milton. Milton es todomenos un personaje inmaculado. Esti racloy amargo, nadie pensaria en elegirlo C01:2U

amigo. Pero llevó a cabo la gran hazanade sali r de su torre y yolver a ella des­pués. y lo hizo COIl una plenitud que loconvierte en un ejemplo para nuestraestirpe. MiltDn osc{ló entre ambas acti­tudes, y en esta oscilación radica el deberfundamental del hombre. Porque estamosen la ti('rra no para salvarnos; no parasalvar a la comunidad; sino para tratarde salvar 10 11110 Y 10 otro.

.. _:Tracluc('Íón de C. Ch, R. y J. G. T.C. Marx. ueste ,'lOstálgíeQ p0.eta"~

Jo exterior y asocIo mi lectura con mIsCOnOCll111entos sobre aquél. Si leo algoreferente a China, pienso en 10 que sésobre China. Cuando, por otra parte,leo literatura de creación, sí me hallo den­tro de una torre. enclaustrado junto alautor y sólo atento a éste.

In Xanadu d'id Kubla KhanA sta/ely pleasurc-dollle deCJ'cc 8

Estas palabras no me hacen pensaren China. Quedo sólo consciente de lavisión de Coleridgc. Junto con él me heevadido del mundo externo. y de sercomún mi eXfjeriencia, resulta que parael lector, como para el escritor, la li­!t'ratura constituye un retiro algunas ve­ces, y otras no. ¿ Se aparta usted d('lmundo cuando lee o no? ¿ Puede ustedoir la campanilla que lo llama a cenar?¿ Advierte usted el timbre del teléfono?Valdría la pena hacer estas preguntas,porque hay varios grados de abstracción.El grado más extremo es el de Arquí­medes, quien por estar absorto en unproblema rehusó contestar las preguntasque le hizo un soldado romano, y hubode ser muerto.

A este respecto, precisa responder auna crítica obvia, que se condensa comosigue: "¡ Qué 'eg-oísta! El escritor o lec­tor que se recluye' es un traidor a lacomunidad". La respuesta es: "Cierto.Pero también es cierto que la comunidadno es menos egoísta, y que, en aras deuna mayor eficacia, suele traicionar aese aspecto de la naturaleza humana quese expresa en soledacl. Considerando to­cio el daño de que la comunidad es res­ponsable en estos días, no parece muyautorizada para endilgar a nadie talsuerte de extrañamientos morales. Ytambién replicaremos que en el individuohay dos posibles clases de egoísmo, yque si es un buen egoísta, su afirmaciónrepresenta una pequeña victoria no sola­mente para sí mismo, sino para sus se­mejantes en el mundo entero. Es un malegoísmo exclamar: "¡ MadI1e mía, quéserá de mí si estalla una guerra o si notengo buen éxito en mis inversiones!"Es un buen egoísmo gritar: "¡ Oh Dios!Mejor sería un pagano amamantado enuna religión caduca", porque la huidaaquí es hacia la poesía, e ilumina unaruta que los demás podrán seguir.

purque Fielding ensaya los dos métodos.La mayor parte de su novela delata el trá­fago diario, pero al principio de cada li­bro hay un capitulo de índole filosófica,m el curso del cual el autor se recluye ensi mísmu e intenta meditar. Estos capí­tulos preliminares constituyen una lectu­ra detestable. horrendos e inertes pequc­ños receptáculos que no conducen a 'nín­g-ún lado y que interrumpen la alegría.la ag'itación y la decente carnalidad conque se teje el resto de la novela. ¿ Quiéndesea leer lo que Fielding piensa acercade la avaricia o del teatro, cuando pue­e!.:, en cambio, enterarse de cómo MollySeagrim combatió en el cementerio e hi­zo volar a todos los otros golfos sobn:las lápidas? Aqui es en donde Fit'1dingllluestra su habilidad: y también puedecomunicarnos la gentileza y d ingenio deSofía \Vestern. Pero no puede reflexío­nar, porque no tiene una mente propicíaa la meditación. Su lugar está en una ta­berna de arrabal, entre tarros de cervezay una eventual nariz aporreada, no den­tro de una torre, sitio en el cual se con­vierte en un pelmazo.

*

Maquiavelo, "daba 1'11 retirarse"

Mientras más se lee, menos puede unogeneralizar sobre el impulso creador. Esobviu que Fielding, y en gran proporci~!ll1

Chaucer y Shakespeare, no eran e'Sc~pls­

tas, y no se cerraban al mundo consCIenteo inconscientemente en el momento de es­cribir. Y es evidente que Marco Aurelio,vVordsworth, Shelley, Proust, sí se ce­n'aban al mundo. Manejaban problemascontemporáneos, pero los miraban a tra­yés de una cortina de despego. Todo 10que uno puede hacer es señalar dos cia­ses de escritores, extrovertidos e intro­\'er! idos, y decir que los primeros se fa­brican rara vez una torre, mientras quelos segundos escriben mejor dentro de susrespectivas torres.

Tampoco es posible generalizar acercade los lectores, por lo que me' limitaréa revelar mi propia experiencia. Cuandoleo para informarme 1/0 me hallo en unatorre: mantengo el contacto con el mun-

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