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Recordando a Joaquín Costa Guía didáctica para escolares

Recordando a Joaquín Cosa

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Guía didáctica para escolares

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Page 1: Recordando a Joaquín Cosa

Recordando a Joaquín CostaGuía didáctica para escolares

Page 2: Recordando a Joaquín Cosa

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Edita_Instituto de Estudios Altoaragoneses Diputación de HuescaTextos_Gozarte (Maribel Estébanez, Carlos Millán)Concepto gráfico_David GuiraoFotografías_Fernando Alvira LizanoImpresión_ARPIrelieve, S. A.Depósito Legal_

Menudo trabajo me han encargado, no sé ni por dónde empezar.

Perdonadme, creo que otra vez estaba hablando solo, me suele pasar

cuando estoy muy agobiado. ¿Habéis venido de visita a la redacción

del periódico? Pues ya veis lo que es esto: teléfonos que no paran

de sonar, gente yendo de un lado a otro consultando información,

entrevistas, ruedas de prensa… Hay que estar enseguida donde salta

la noticia, los corresponsales tienen que estar allí donde algo está

ocurriendo.

Pero no siempre es así, en muchas ocasiones nuestro trabajo es

investigar el pasado. Hay que rebuscar en los archivos, desempolvar

documentos antiguos… Ahora mismo me pilláis liadísimo, tengo que

escribir un reportaje muy importante. Este año 2011 se conmemora

el centenario de la muerte de Joaquín Costa y el periódico quiere sacar

un especial dedicado a su figura. Os tengo que confesar algo, aunque

he oído hablar mucho sobre Costa sé muy poco acerca de él. Según

quien hable cuenta cosas diferentes, así que tendré que ponerme a

investigar por mi cuenta. Claro que no me vendrá nada mal un poco

de ayuda. ¿Queréis acompañarme?

Page 3: Recordando a Joaquín Cosa

4 5

El papel de la prensa

Semanario políticoLitografía sobre papel, 1904

¿Sabéis que Costa t

ambién fue perio

dista? No es q

ue trabajara e

n un periódico,

pero escribió

más de 450 artícu

los. Me he ve

nido al archi

vo para leerl

os y también

para consultar lo

que la prensa d

e la época di

jo sobre él.

Cuando estudiaba e

n Huesca, con so

lo veinte año

s, ya le ofre

cieron dirigir

el

periódico “L

a Bandera del

Alcoraz”, que se a

cababa de fu

ndar, pero no

quiso

porque no le

gustaban las id

eas políticas

de sus dueños.

Luego escribirí

a en

muchos otros,

pero cuando s

e metió en políti

ca sus relaciones

con algunos se

fueron tensand

o. Es lo que le pa

só con “El A

lto Aragón” (que luego se

llamaría

“El Diario de Huesca”)

, donde había

publicado artícu

los sobre ed

ucación, derec

ho,

costumbres…

o con “El Noticier

o”, que alaba

sus estudios, p

ero le critica

por sus

ideas antirrel

igiosas.

A mediados del siglo XIX la prensa se encuentra en

pleno desarrollo gracias a los avances tecnológicos: la

linotipia, que permitía componer líneas enteras de texto

mediante un teclado en vez de letra a letra; la rotativa,

con la que se consigue una mayor velocidad de impresión

de los periódicos; la mejora de la tinta y el papel o los

transportes por ferrocarril… hacen que los periódicos

lleguen a todo el mundo.

A finales del siglo conviven dos maneras de entender la

prensa. Por un lado los periódicos de opinión, defensores

de un partido o líder político, y por otro una prensa

informativa que es la que más éxito tiene entre los

lectores: más amena, con nuevas secciones de crítica

literaria, pasatiempos, humor, folletines (novelas por

capítulos), y más espacio para la publicidad.

Con “El Diario de Zaragoza” el enfrentamiento fue más directo, pues su dueño, Tomás Castellano, compitió con él en las elecciones de 1903 y 1905. Y en cuanto a “Heraldo de Aragón”, trata fríamente al Costa político pero admira su trabajo sobre temas históricos y sociales y le pide ayuda en asuntos que considera vitales para Aragón, como el agua o los transpor-tes. Será precisamente este periódico el que lidere la campaña para que se entierre a Costa en Zaragoza. En cualquier caso, “El Ribagorzano” será el verdadero portavoz de su pensamiento.

Page 4: Recordando a Joaquín Cosa

6 7

Joaquín Costa murió en Graus el 8 de

febrero de 1911. Él hubiese querido que le

enterrasen allí, pero el Gobierno decidió

que se trasladase su cadáver a Madrid, al

Panteón de Hombres Ilustres. Se colocó el

ataúd en un carro para llevarlo hasta

Barbastro y de ahí en tren hasta Madrid,

pero cuando el tren llegó a Zaragoza se

encontró con una multitud dispuesta a que

Costa no saliese de Aragón. Finalmente el

Gobierno cedió y se decidió enterrarle

en Zaragoza.

Se excavó una tumba provisional en

el Cementerio de Torrero y enseguida se

convocó un concurso de ideas o proyectos para

diseñar el monumento. Los ganadores fueron

el escritor Manuel Bescós (Silvio Kossti) y el

pintor Félix Lafuente, que en su proyecto

reunieron muchos de los símbolos que

representan las ideas de Costa.

En la lápida de mármol que

completa el monumento le

comparan con un nuevo

Moisés que conduce a

su pueblo, Aragón,

a un futuro

mejor.

Un mausoleo para Costa

Dibujo de Ramón Acín, 1925

Acuarela de Félix Lafuente y Manuel Bescós, 1912Colección Magda Juan

Después de tanto tiempo encerr

ado

en el archivo necesi

taba un poco de

aire fresco, y aquí me tenéis, e

n el

Cementerio de Torrero, en

Zaragoza,

junto a la tumba de Costa. Ya s

é que

me vais a decir que empiezo por

el

final, pero es que quienes dise

ñaron

esta tumba trataron de expre

sar en

ella el resumen de su vida.

Page 5: Recordando a Joaquín Cosa

8 9

oligarquía

clases medias

clases trabajadoras

marginados

Cuando nació Costa reinaba Isabel II. Durante su reinado

el Gobierno estuvo en manos de los liberales, primero los

más progresistas y luego los moderados. Fue entonces cuando

aquellos liberales crearon dos partidos: el progresista y

el demócrata. Como se apoyaban en las clases medias de las

ciudades, que no tenían derecho al voto, solo podían llegar

a gobernar con el apoyo de los militares, que en 1868 se

sublevaron contra la reina y le obligaron a dejar España.

Los seis años siguientes fueron muy complicados, porque

los diferentes grupos que habían hecho la Revolución no

estaban de acuerdo entre ellos. Primero nombraron a un rey

que duró dos años, Amadeo I de Saboya. Luego proclamaron la

República, pero en dos años hubo once cambios de gobierno.

Resultado: el general Pavía entra en el Congreso, acaba con

la Primera República y se instaura una dictadura militar

que dura un año. Finalmente otro general, Martínez Campos,

proclama rey de España a Alfonso XII, el hijo de la reina

expulsada. Empieza entonces la Restauración (porque se

restaura a los Borbones en el trono), un tiempo en el que

los dos partidos liberales se turnaron pacíficamente en el

poder.

La España de Costa Para entender cómo era la sociedad a finales

del siglo XIX y principios del XX lo mejor es

imaginarse una pirámide. Arriba del todo la

oligarquía, los que tienen el dinero y el poder:

la nobleza, que posee grandes extensiones

de tierra, y la alta burguesía, constituida

por los dueños de las nuevas industrias, los

banqueros y los grandes comerciantes.

Debajo las clases medias, formadas por

funcionarios, militares, profesionales

liberales (médicos, abogados…), comerciantes y

propietarios de tierras.

Más abajo está la clase trabajadora. En el

campo, agricultores sin tierras que solo cobran

cuando trabajan para los propietarios, 6 o 7

meses al año. En la ciudad, los trabajadores de

las nuevas industrias, con salarios tan bajos

que apenas dan para comer. A estos hay que

añadir criados, niñeras, empleados de tiendas,

albañiles…

La base de la pirámide la forman los marginados,

que para sobrevivir hacen cualquier cosa, desde

pedir limosna hasta robar. Hay que pensar que

en 1900 más de la mitad de la población de

España estaba en esa situación.

Page 6: Recordando a Joaquín Cosa

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Sus primeros años

Con seis años se traslada con su familia a Graus, donde sigue yendo al colegio al mismo tiempo que ayudaba a su padre en el campo. Mientras trabajaba sacaba tiempo para leer, su gran afición: leía en el campo, debajo de una viña, a la sombra de un nogal, cuando daba de comer al asno, en el descanso de la siega o mientras su madre preparaba la comida. Siempre andaba con un libro debajo de la chaqueta para leerlo en cuanto tuviera un momento libre.

¿Os imagináis trabajando con cuatro o cinco años? Pues entonces era normal. Los niños cuidaban de los animales y según iban creciendo colaboraban en otras labores del campo, y las niñas solían trabajar desde muy pequeñas como criadas. Por ese motivo muchos no iban nunca a la escuela y otros solo en invierno, porque el resto del año había que ayudar a la familia en los trabajos agrícolas.

En 1863 fue a vivir a Huesca como criado de

don Hilarión Rubio, que necesitaba alguien

que cuidase su caballo, condujese su coche y le

ayudase en su trabajo. No cobraba sueldo, pero

recibía comida y un sitio donde dormir. Pronto

enfermó, y como no podía cuidar del caballo

don Hilarión le siguió dando cama, pero para

pagarse la comida tuvo que trabajar de albañil,

fabricando jabón, dibujando planos… No le

importaba, porque lo que de verdad quería era

estudiar y en Huesca pudo hacerlo.

Castillo de Monzón

Joaquín Costa nació en Monzón

en 1846, donde fue por primera

vez a la escuela.

Las Forcas, Graus

Page 7: Recordando a Joaquín Cosa

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Formación y dificultades

“Si no puedo estudiar, no quiero vivir”. ¡Vaya frasecita! La escribió Costa

en su diario siendo joven. ¿Conocéis a alguien con esa pasión por aprender?

Y eso que de día tenía que trabajar para comer y poder comprar libros, y de

noche estudiaba.

En 1864 aprueba el examen para entrar en el Instituto General y Técnico

de Huesca y es tan inteligente que un año más tarde, además de seguir

estudiando, le encargan dar clases a los alumnos de primer curso. Enseñará

latín, castellano y aritmética, y sustituirá también al profesor de dibujo

mientras esté enfermo.

En 1866 se presenta como albañil a un concurso para seleccionar a doce

artesanos que irían como observadores a la Exposición Universal de París.

Allí vivió nueve meses y aprovechó el tiempo para estudiar todo lo que pudo:

mecánica aplicada, agricultura, química aplicada a la agricultura.

Dos años después va a Madrid, donde su tío, José Salamero, le ofrece un puesto

de profesor. Lo mejor de su trabajo es que, además de cobrar un pequeño sueldo,

puede seguir estudiando por las noches, porque está empeñado en examinarse

para conseguir el título de Bachiller en Artes y así poder estudiar una

carrera.

Durante los años que vive en Huesca se despertará en Costa la necesidad de escribir, que no le abandonará hasta su muerte. La mayoría de sus textos no serán publicados, aunque algunos como “La segadora Ransomes”, “Un día de Navidad” y “Una noche en Montearagón” llegarían a las páginas de los periódicos.

Costa adoctrinando en el bosque a unos escolaresRamón Acín, 1929

Los árbole

s, en vera

no,

son una de

spensa

colgante...

En invier

no

son un leñ

ero que co

n

generosida

d se nos

ofrece.

J. Costa

Proteged al árbolcomo él os protege y sirve a vosotros, yayudadle a crecer y a multiplicarse.J. Costa

Vuelve a Huesca para examinarse de maestro y una vez conseguido regresa a

Madrid con la idea de entrar en la Universidad. Pero no tiene dinero, así que se

le ocurre meterse fraile benedictino. No porque sea religioso, sino porque piensa

que así podrá estudiar gratis. ¡Qué locura! Al final conseguirá matricularse y

doctorarse en Derecho y Filosofía y Letras en solo cinco años. ¡Pero qué años!

Era tan pobre que no tenía más que un pantalón desgastado y dos botas bastante

nuevas pero del mismo pie.

Page 8: Recordando a Joaquín Cosa

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La escuela que Costa conoció era muy diferente a la vuestra. Un profesor daba

clase a los niños y una profesora a las niñas, porque las clases no eran mixtas

como ahora; estaban mezclados alumnos de todas las edades y a veces eran más

de cincuenta en un aula. Además, la educación solo era obligatoria desde los

seis hasta los nueve años, pero como no había suficientes escuelas ni maestros

muchos niños no podían estudiar, mientras que otros no iban al colegio porque

tenían que trabajar.

¿Habéis oído eso de “pasas más hambre que un maestro de escuela” ? La enseñanza

dependía de los ayuntamientos, y los maestros no solo ganaban poco, sino que a

veces tardaban tanto en cobrar que nos les quedaba otro remedio que trabajar

en otras cosas para sobrevivir.

¿Qué se estudiaba en esas escuelas? Lo más importante era aprender de memoria

la religión cristiana, a leer y escribir y lo que se llamaban “las cuatro reglas”:

sumar, restar, multiplicar y dividir. Con esto era más que suficiente.

La escuela en tiempos de Costa

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Costa y la educación

Para Costa educación no significaba solo estudio, sino que incluía también

lo que ahora llamamos “educación en valores” y la educación física. ¿Sabéis

cuándo es la primera vez que lo pone por escrito? Pues ni en un libro ni en

un artículo, sino en su examen para maestro. También decía ya entonces que

para conseguir convertir sus propuestas en realidad era necesario mejorar

la formación de los maestros, aumentar su número y pagarles un sueldo

digno.

Muchos otros colegios de

Aragón y de toda España reciben

el nombre de Joaquín Costa,

como este de Graus. Es una

manera de hacer un homenaje a

quien tanto se preocupó por la

educación.

Aquí me tenéis, en el Grupo Escolar

Joaquín Costa, un colegio terminado

casi veinte años después de su

muerte pero que recogió sus ideas

sobre la educación. Tenía salas

especiales para educación física,

música, laboratorio, talleres, arch

ivos,

exposiciones, salón de actos,

salas de

reunión, comedor y patios de recreo.

Incluso fue uno de los primeros

colegios de España con duchas y

piscina para aprender a nadar.

Costa piensa que para aprender de verdad hay que entender lo que se estudia

y no simplemente memorizarlo. Además quiere que se combine la teoría con

la práctica mediante trabajos manuales, experimentos y excursiones; que

cada escuela publique su propio periódico, para que los niños aprendan a

expresar sus ideas; que se creen bibliotecas, porque de nada sirve saber

leer si no hay libros adecuados; y que se enseñe a cuidar el medio ambiente,

colaborando los alumnos en la plantación y el cuidado de árboles. También

propone que los niños comiencen las clases antes de los seis años y que

la educación sea obligatoria hasta los trece, y en caso de que estos

tuviesen que trabajar, organizar el horario en función de sus necesidades;

establecer niveles educativos (cursos); fomentar la educación de la mujer,

y muchas otras cosas que hoy son habituales en nuestros colegios.

Grupo Escolar Joaquín Costa, Zaragoza

Grupo Escolar Joaquín Costa, Graus

Page 10: Recordando a Joaquín Cosa

Para entender qué es esto del caciquismo, contra lo que tanto luchó

Costa, tenemos que retroceder unas páginas. ¿Recordáis cuando en

la página 8 hablábamos del sistema político de la Restauración?

Cuando el partido político que gobernaba pensaba que su tarea había

terminado o había problemas entre sus miembros, el jefe del Gobierno

presentaba su dimisión al rey y este tenía que llamar al jefe

del otro partido para formar nuevo gobierno. Entonces convocaban

elecciones para elegir diputados a Cortes y, ¡qué casualidad!, las

ganaba siempre el Gobierno que las había convocado. Como podéis

imaginar la única manera de conseguirlo era hacer trampa.

Los partidos políticos tenían en cada pueblo personas importantes,

a los que llamamos “caciques”, que “aconsejaban” a la gente a quién

tenían que votar. Hay que recordar que más de la mitad de los

hombres no sabían leer ni escribir (en el siglo XIX las mujeres no

tenían derecho al voto) y que la mayoría de las veces estos caciques

eran los dueños de las tierras que trabajaban. En las ciudades

también los había, pero su trabajo se completaba con sobornos, censos

mal hechos, poco interés de la gente por votar…

El caciquismo en España…

18 19

Page 11: Recordando a Joaquín Cosa

20 21

Costa opina que es imprescindible cambiar esta situación que en cada lugar

da todo el poder al cacique local. Y no solo hay que cambiarla, sino que hay

que hacerlo deprisa. Ahora bien, ¿cómo? Él plantea sus soluciones en una

publicación que titula “Oligarquía y caciquismo como la forma actual de

gobierno en España: urgencia y modo de cambiarla”.

Tiene claro que no se trata de cambiar la ley, sino de que esta se cumpla. ¿Y

cómo lograrlo? Como siempre, para Costa que la clave está en la educación.

Solo un ciudadano con formación y seguro de sus derechos puede plantar cara

al cacique, aunque en cualquier caso hay otro problema unido a este. Si el

sustento cotidiano depende del cacique será imposible cambiar la actitud de

la gente, porque al final el que tiene las llaves de la despensa es el que

manda.

En resumen: fomentar la educación, mejorar el bienestar material de los

ciudadanos, lograr que los jueces sean independientes…, y todo ello pronto,

porque España tiene que superar un retraso de siglos y necesita realidades y

no promesas.

y las propuestas de Costa para acabar con él

Costa y la orquesta interpretando “Oligarquía y caciquismo”

Page 12: Recordando a Joaquín Cosa

22 23

La agricultura española no había cambiado prácticamente en los últimos

quinientos años. Los agricultores dependían de la lluvia para regar sus

cosechas y tenían que dejar en barbecho las tierras porque no había más abono

que el estiércol del ganado, lo que hacía que las cosechas fuesen escasas.

Además, la falta de carreteras hacía difícil el transporte de las mercancías.

Cuando había una mala cosecha, los agricultores tenían que pedir dinero

prestado hasta la siguiente, pero si esta volvía a ser mala podían perder todo

lo que tenían.

A estos problemas se suma uno nuevo. Hacia 1880, la competencia de los cereales

traídos en barcos de vapor desde lejanos países como Estados Unidos o Rusia a

precios muy bajos hunde el mercado español. A esto hay que añadir la difícil

situación de La Litera o de La Ribagorza, que llevaban muchos años de malas

cosechas.

Los problemas del campo…

“Les glaneuses”, Jean-François Millet

Page 13: Recordando a Joaquín Cosa

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Costa era hijo de campesinos y por eso siempre

se preocupó por los problemas de la agricultura.

Pensaba que la solución estaba en el regadío y

en la formación de los agricultores.

Además propone extender los prados combinando

agricultura y ganadería, reducir el terreno

del trigo pero mejorar el rendimiento con

abonos químicos, repoblar de árboles los montes

y de frutales los valles. Su sueño era un Aragón

verde, bien comunicado por buenas carreteras y

ferrocarriles que permitieran la exportación y

con abundancia de industrias agroalimentarias que

revalorizasen los productos agrícolas.

El canal de Tamarite era una vieja reclamación de la

comarca de La Litera, una tierra muy fértil en la que

la falta de agua daba como resultado malas cosechas,

a causa de lo cual los campesinos se empobrecían y

finalmente emigraban, dejándola despoblada. Costa reclama en

un mitin en Tamarite la finalización del canal y la guerra a

la sequía, y finalmente el Gobierno se implica en este proyecto,

que se inauguraría en 1906, después de casi doscientos años de

proyectos fallidos por problemas técnicos y falta de dinero.

y sus soluciones

La voz del

río Ésera

“Yo soy

la sangre de la

Litera, per

o no corro

por sus

venas, y p

or eso la

Litera

agoniza”

Page 14: Recordando a Joaquín Cosa

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Desde el momento en que muere Costa se

convierte en un mito, y por toda España

surgen homenajes, monumentos, colegios

a los que da su nombre… Aquí tienes

algunos ejemplos repartidos por todo

Aragón.

Costa en el recuerdo

Zaragoza

Huesca

Monzón

Graus

Caspe

Aquí acaba mi investigación. Cuando empecé casi no sabía

nada sobre Costa, y ahora tengo ganas de saber mucho

más. Al fin y al cabo, como él hubiera dicho, ¿hay algo más

apasionante que aprender?

Page 15: Recordando a Joaquín Cosa