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Crooner el rock en papel "Me enfurece la estupidez humana" Nick Cave Nick Cave, el hombre y su música Opinión/ El quejido de Julian Casablancas Crónica/ Havalina: el ruido y la furia Especial/ Mastodon, la bestia eléctrica Reportaje/

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Croonerel rock en papel

"Me enfurece la

estupidez humana"

Nick Cave

Nick Cave, el hombre y su música

Opinión/ El quejido de Julian Casablancas

Crónica/ Havalina: el ruido y la furia

Especial/ Mastodon, la bestia eléctrica

Reportaje/

SUMARIO Crooner, el rock en papel

El quejido de Julian Casablancas 3

Nick Cave: fantasmas yeternidad

Havalina: el ruido y la furia 6

Mastodon, la bestia eléctrica 7

2

Generación beat: punk, jazz y whisky 8

4 y 5

a teoría de la vida que Sick Boy le cuenta por enésima vez a Renton en Trainspotting dice que “hay un momento en que se tiene, y después se pierde. En todas las facetas de la vida”.

La película se publicó en 1996. Si se hubiera grabado diez años después, Sick Boy habría puesto a The Strokes como ejemplo más rotundo de su teoría. En 2001, la banda de Nueva York publicó un álbum titulado Is this it que supuso una revolución en el adormecido rock de principios de siglo. Habían vuelto las

guitarras y los garajes. The Strokes venían a salvar el rock.

La banda que abanderaría la batalla del rock frente a las esperpénticas bandas de rap-metal y las boy-bands. Hay que decir que esta batalla se la inventó la prensa especializada.

Ese sello, que llamaré El quejido de Julian, se oye en cada segundo de Is this it y se va escondiendo en los

discos posteriores. El quejido que venía después de esas estrofas que Julian se marcaba casi hablando. Ese quejido nos pillaba desprevenidos y nos partía la cabeza.

Ese quejido era lo más rock -junto al sonido Jack White- de la década pasada. Ese quejido instaba a cualquiera a dejar lo que estuviera haciendo y crear una banda. Como The Velvet Underground, pero en el siglo XXI. El quejido alcanza su mayor expresión en Take or leave it, del debut de la banda. En los discos posteriores desapareció.

El quejido de Casablancas historia de una esencia perdida

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OPINIÓN Crooner, el rock en papel

Esa voz fue lo más rock de la pasada

década

L

Nick Cave: fantasmas, eternidad y redención

i uno se acerca a la música de Nick Cave después de haber leído alguna entrevista o haber leído algún texto suyo, el impacto está asegurado. En esa poesía o entrevista, Cave hablará de sexo, de dolor, de pecado, de culpa o de redención. Seguro.

Pero con esos mimbres imaginas que su música sonará a lo Nick Drake o Leonard Cohen: voces oscuras que llenan cada arista sonora y que se acompañan de suaves arreglos de cuerda. Cave se ha mostrado en diversas ocasiones fan

de Cohen: “Leonard Cohen tiene la ventaja de saber escribir. Probablemente sea el único artista que ha sido capaz de trabajar en el área de la música y ser a la vez un escritor por derecho propio. Para mí, Leonard Cohen es alguien inspirado”.

Pero la música que hace Nick Cave es de otro planeta. No se puede decir que sea mejor que la de Drake o Cohen, simplemente llega al

mismo grado de perfección narrativa e interpretativa pero por otro camino. Por otro camino diferente incluso al de Tom Waits. Más tortuoso si cabe.

No pudo estar más acertado Bunbury cuando cantó en Los restos del naugrafio: Nos queda Leonard Cohen, Tom Waits y Nick Cave. En ese orden. Tres maneras distintas de llegar al mismo cruce, de encontrarse a uno mismo al buscar en los rincones del mundo. Tenemos suerte de que sea el gran narrador de nuestra oscura época.

REPORTAJE Crooner, el rock en papel

Cave recuerda alMorrison de L.A. Woman

S

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“Kids, watch and learn”, dijo Nick Cave en el concierto que, al frente de sus Bad Seeds, ofreció ayer para presentar en Berlín Push the sky away, decimoquinto álbum de la banda. La frase puede parecer trufada de una vanidad insoportable. Pero nada más lejos de la realidad. Cave es humilde al decir “kids, watch and learn” y no “world, watch and learn”. Hace décadas que se situó por encima del bien y el mal y ahora se sienta en las nubes y, enfundido en su traje a medida, bebe whisky, fuma un puro y nos cuenta lo que le viene en gana. Se lo puede permitir todo. Otra cosa es que Cave sea su mayor crítico y baje de ese (su) cielo. De unos años a esta parte, trabaja de las 8 de la mañana a las 9 de la noche en su arte. Libros, guiones o lo que sea. Sabe donde meter su pluma y su huella de licántropo.

Push the sky away es un álbum hipnótico, sus 42 minutos se convierten un suspiro. Un sueño. Las canciones se enlazan y forman un tejido

brillante en forma y fondo. Cave declaró a El País que el disco cuenta la historia de “un tipo demacrado que se consume mientras mira la vida. Además de contar una historia, incorpora al observador de los acontecimientos”.

Las nueve canciones que le dan forma son magníficas, pero perderían si las sacamos del disco y las insertamos en una play-list para decirle al mundo que sabemos quién es Nick Cave. Para disfrutar con Push the sky away hay que escucharlo de arriba a abajo. En ese sentido, se puede entender como un disco no apto para el oyente que no tiene tiempo para respirar. Si quieres reproducir 200 canciones al día no lo intentes con este álbum. Ni con nada que haya hecho Nick Cave. Su música exige una reflexión. Es uno de los autores que más esfuerzo pide al oyente. Sus textos han sido siempre brillantes y su voz no ha dejado de poner pelos de punta desde que nació, pero hay algo más. Cada gesto, cada yeah que ha musitado en su

carrera es una parte de su obra. Y su obra es su personaje. “De joven me miré al espejo y vi algo que no quería ser. Y me convertí en alguien diferente. Eso es lo bueno de ser una estrella de rock, que te permite ser otra persona”, declaró a El País en la misma entrevista.

El disco termina con la canción Push the sky away. Otra maravilla. Cave se vuelve a ajustar la corbata después del genocidio de Higgs Bosson blues. Y pronuncia con cuidado cada palabra. Los coros infantiles le han dado esperanza. Se apiada de nosotros.

Otro símbolo de perfección. El álbum es una obra anacrónica, se podrá escuchar dentro de 50 años y seguirá sonando genial. Nick Cave dijo a Radio 3 que es consciente de que “las malas canciones mueren pronto”. Lo lleva tatuado a fuego.

REPORTAJE Crooner, el rock en papel

Su último discosuena

sosegado, perose percibe la

amenaza

Push the sky awayes el mejor

disco de lo queva de año

El disco no encajacon playlistni escuchas dominadas

por la prisa, Caveha grabado un

disco atemporal,una obra de arte

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CRÓNICA Crooner, el rock en papel

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Havalina en Stéreo:el ruido y la furia las once y veinte

minutos subieron al escenario de la Sala Stereo de Murcia tres individuos que caminaban rápido y con la cabeza gacha. Parecían los técnicos de sonido de Havalina.

Pero no. Eran los integrantes del trío madrileño. No nos quedó duda cuando el guitarrista y cantante Manuel Cabezalí se encaramó a una Gibson SG roja y comenzó el fraseo de Norte, la canción que abre su

último disco, H. Y ahí empezó todo.

Pero aún tuvimos más. El guitarrista, en otra dimensión, bajó y tocó entre nosotros, nos acercó cada resquicio de su sonido, cada arista. Parecía que quería meternos su música en el alma a la fuerza, a golpe de martillo. Cabezalí, líder de la

manada, reclamó a sus compañeros, que bajaron también del escenario.

Y el fantasma de Cream sobrevoló la sala. Aquello se convirtió en una jam, y Havalina parecía la mítica banda formada por Clapton, Bruce y Baker. Luego Cabezalí volvió a parecer tímido y, como para recordar que apenas son conocidos, dijo que después del concierto le podíamos unos comprar discos o acaso alguna camiseta.

La sala vivió una sesión

de espiritismo

A

ESPECIAL Crooner, el rock en papel

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ntre tanto álbum conceptual, Mastodon ha creado un propio concepto. No me atrevo a inventar una nueva etiqueta -los sabios del metal ya se han encargado de cerrar un poco más un paraíso ya vedado con tantos embalajes-, pero tras cada canción del cuarteto de Atlanta emana la seguridad de estar ante algo que escapa a cualquier calificativo que ose poner barreras a su arte.

En su discurso para la entrada de Metallica en el Rock and Roll Hall of Fame, Flea dijo que la primera vez que escuchó a la banda de San Francisco pensó que aquello no sonaba como nada que hubiera escuchado antes. No era heavy metal ni punk rock. Algo parecido pasa

con Mastodon. En los 5 discos que han editado desde 2002 encontramos a una banda que se ha reinventado, ha apretado el acelerador, ha frenado, ha gritado y ha susurrado. Pero siempre ha demolido.

Con Remission (2002), se presentaron. Es un álbum que podría ser la obra capital de cualquier banda, pero no de Mastodon. La voz de Troy Sanders (también bajista) suena como salida de un zulo, tras haber estado mucho tiempo encerrada. Es la idea que queda tras el disco: una banda que se pone a tocar y se da cuenta de la potencia de lo que tiene su música.

Mastodon, la bestia eléctrica

onforme han ido sacando discos, sus integrantes han evolucionado. Mastodon ha pasado de ser la banda de Troy Sanders a ser un grupo con 4 componentes de quilates: Hinds ha desarrollado su voz hasta crear otra dimensión por la que la banda puede seguir evolucionando. Además, su entendimiento con Kelliher es cada vez más efectivo. Brann Dailor comenzó siendo un gran batería. Pero ahora parece una mezcla imposible entre Dave Grohl, Mike Portnoy, John Bonham y Levon Helm. Ni que decir tiene que cada disco de Mastodon ha calado como un acontecimiento de primer orden en el mundo del metal. También es obvio que sus discos están entre lo mejor -si no lo mejor- que ha dado el género en la última década.

CVelocidad exponencial

E

Es la banda de metal

de nuestra época

Crooner, el rock en papelLITERATURA

Jazz, punk y whisky

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e dedicaban a beber, fumar, escribir, follar, hablar y observar. Quizá en ese orden. Pero al observar, sus barbillas formaban un ángulo de unos 120

grados con respecto a sus cuellos.

Algo más que el resto de los americanos, que solo veían la máquina que tenían delante.

Para estos jóvenes había cielo, y no les era inalcanzable, al menos no a los 20 años. En estas charlas surgieron embriones que darían lugar a las tres obras.

Hoy podemos leer Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques como el germen del beat.

En su intento de contar una historia verídica,

Burroughs y Kerouac retratan a su sociedad.

La contracultura del siglo XX comenzaba a

gatear al paso de sus obras. Después se hicieron famosos y al final de sus vidas se mostraron apáticos. Despiertos. Sin sueño. Aquí todavía pensaban en la marina. Todavía.

S

Nació lageneración

beat

Santos Martínez directorLike Judas of old es un blog que no pretende sentar cátedra a diferencia de la mayoría de publicaciones de música. Disfruto con el rock e intento entenderlo, nada más. Estudio periodismo porque es lo único a lo que puedo imaginar dedicarme profesionalmente.