SALOMON Teoria de Las Relaciones Internacionales (1)

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    La teora de las RelacionesInternacionales en los albores

    del siglo XXI: dilogo, disidencia, aproximaciones

    Mnica Salomn Gonzlez*

    RESUMEN

    El artculo considera las tres principales tendencias en la actual teorizacin en Relaciones internacio-

    nales. La primera es el dilogo que los autores neorrealistas y neoliberales (o institucionalistas) han

    mantenido por ms de una dcada y que gira en torno a las posibilidades de la cooperacin interna-

    cional. La segunda es el llamamiento a la disidencia y/o a la reestructuracin de la disciplina por parte

    de los enfoques reflectivistas: teora crtica, postmodernismos y feminismos. La tercera es el inten-

    to de alcanzar una sntesis de los enfoques tradicionales y los reflectivistas, intento realizado tanto

    desde la nueva teora constructivista como desde la perspectiva clsica de la sociedad internacional.

    Palabras clave: teora relaciones internacionales, realismo poltico, idealismo poltico, sistema internacional.

    La finalidad de este artculo es pasar revista a las principales tendencias en la teo-rizacin actual en Relaciones Internacionales en un momento que entendemos espe-cialmente propicio para ello. De unos aos a esta parte, en efecto, la disciplina estviviendo un perodo de mxima autoconciencia y autocuestionamiento, en el que todose analiza y se replantea con particular intensidad: la teora, los mtodos, el objeto, lasfunciones y hasta la propia historiografa de las Relaciones Internacionales.

    Revista CIDOB dAfers Internacionals, nm. 56, p. 7-52

    *Profesora Titular de Relaciones Internacionales, Universidad Autnoma de Barcelona

    ([email protected])

  • Como veremos en las pginas que siguen, en la teorizacin sobre las RelacionesInternacionales coexisten los intentos de dilogo y aproximacin entre distintos enfo-ques con la aparicin de unas fracturas tericas en la disciplina mucho ms profun-das que las que haban existido hasta hace pocos aos, a partir de la emergencia deenfoques distanciados de los tradicionales no slo por la eleccin de sus agendas sinotambin por el rechazo, por parte de algunas de estas nuevas tendencias, a las basesepistemolgicas de las teoras tradicionales, un rechazo que en algunos casos alcan-za a la totalidad de la tradicin racionalista occidental (Searle, 1993: 57). A su vez,esos ataques a los enfoques tradicionales y a su epistemologa no nacieron espont-neamente de las Relaciones Internacionales sino que fueron una manifestacin deotras reflexiones que se hicieron en el marco ms amplio de las ciencias sociales yhumanas.

    Dilogo, disidencia y aproximaciones son las dinmicas que nos parecen ms rele-vantes en el momento que vive la disciplina y en las que centraremos esta reflexinsobre la teorizacin actual en Relaciones Internacionales. Comenzaremos por el dilo-go, objeto del primer apartado de este artculo. Desde hace algunos aos tiene lugar unfructfero intercambio entre los autores adscritos a dos corrientes tericas, el neorrea-lismo y el neoliberalismo. Ambas provienen de dos tradiciones opuestas, la tradicinrealista y la tradicin liberal. Los seguidores de la segunda confan en el desarrollo pro-gresivo de unas relaciones internacionales ms justas y armnicas. Los de la primera semuestran escpticos ante la posibilidad de alcanzarlo. Si bien ha habido importantesesfuerzos de acercamiento de las posiciones de las corrientes enmarcadas en esas dosgrandes tradiciones a lo largo de la breve historia de la disciplina de las RelacionesInternacionales, ninguno es comparable con el desarrollado en los ltimos aos.Neorrealistas y neoliberales, en efecto, han descubierto muchos ms puntos en comnque divergencias, especialmente desde el surgimiento de los enfoques antiracionalistas,que han actuado como una especie de federador externo para la teora tradicional.En el primer apartado reflexionamos sobre el proceso que ha conducido de la con-frontacin clsica del realismo y liberalismo a la situacin actual. Nos interesa espe-cialmente la cuestin de cules eran las principales divisiones que los separaban y qutipo de transformacin debieron experimentar para hacer posible esta situacin actual,en la que pueden existir discrepancias pero se estn haciendo esfuerzos serios para resol-verlas en el terreno estrictamente cientfico, es decir, mediante la confrontacin emp-rica de las teoras.

    En el segundo apartado abordamos los enfoques que se autoproclaman disi-dentes (teora crtica, postmodernismo y feminismo), surgidos muy recientementeen el panorama terico de las Relaciones Internacionales e indagamos en el signifi-cado e implicaciones de la fractura descrita como racionalidad versus reflectivi-dad. Por ltimo, en el tercer apartado, dedicado a las aproximaciones, consideramos

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  • dos enfoques que ni forman parte de la agenda convergente del neorrealismo-neo-liberalismo ni son rupturistas como las aproximaciones reflectivistas: uno es el yamencionado constructivismo y el otro es la tradicin centrada en las reflexionessobre la sociedad internacional, tradicin que suele asociarse con la llamada escue-la inglesa de las Relaciones Internacionales pero que tambin es el rasgo distinti-vo de la escuela espaola.

    DILOGO: EL DEBATE NEORREALISMO-NEOLIBERALISMO

    El prefijo neo presente en las denominaciones de las dos corrientes tericas quetrataremos a continuacin denota que ambas son reformulaciones de dos tradicionestericas anteriores: el realismo y el liberalismo.

    No cabe duda de que el realismo ha sido la tradicin dominante y ms influyen-te en la disciplina, hasta el punto que se ha llegado a considerar que el resto de la his-toria de las Relaciones Internacionales es, en muchos aspectos, una nota a pie de pginadel realismo (Dunne, 1996: 110). Durante largos perodos se ha hablado de una hege-mona del realismo en la disciplina. Ha sido una hegemona con altibajos, pero queactualmente sigue muy viva en la versin del neorrealismo. Por su parte, las distin-tas corrientes liberales han sido el contrapunto tradicional al realismo.

    Si tradicionalmente realismo y liberalismo se presentaban como enfoques irre-conciliables, no ocurre lo mismo con los actuales neorrealismo y neoliberalismo. Dehecho, ambas corrientes comparten el mismo programa de investigacin o, en otraspalabras, una agenda comn. No es casual que el cambio de denominacin coincidacon el nuevo talante dialogante de ambos enfoques. Como tendremos ocasin de argu-mentar en las pginas que siguen, los mismos cambios que transformaron al realismoen neorrealismo y al liberalismo en neoliberalismo explican la existencia del actual di-logo, iniciado a principios de la dcada de los ochenta. Por otra parte, el hecho de quelos dos enfoques no se hayan fusionado, pese a tener un programa de investigacincomn, significa que sigue habiendo diferencias en las maneras en que ambos inten-tan explicar la realidad internacional o, en palabras de Rafael Grasa, en el grado depertinencia que cada enfoque adjudica a determinados fenmenos (Grasa, 1997: 123).En lo que sigue nos proponemos, precisamente, analizar las divergencias y semejanzasentre ambos enfoques. Antes de considerar el dilogo en s mismo consideraremos dosde los antecedentes del dilogo actual (el del llamado debate realismo-idealismo y eldel debate realismo-globalismo).

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  • Los antecedentes del dilogo actual entre neorrealistas y neoliberales

    El dilogo desarrollado actualmente entre neorrealistas y neoliberales tiene dosgrandes antecedentes. El primero es el del episodio que la historiografa de las RelacionesInternacionales describe como primer debate tras su configuracin como disciplinaautnoma en el perodo de entreguerras y que se conoce como debate realismo-idea-lismo. El segundo se enmarca en el tercer debate o debate interparadigmtico delos aos setenta, cuando se cuestion la explicacin de la realidad internacional de losenfoques realistas hegemnicos en la disciplina desde fines de la Segunda GuerraMundial por parte de las aproximaciones transnacionalistas1 . Como a continua-cin veremos, ninguno de esos episodios puede considerarse como un dilogo, en elsentido de un intercambio de opiniones en el que las partes se escuchan e intentan con-vencerse mutuamente. De hecho, en el primero de esos episodios casi no hubo un deba-te propiamente dicho.

    El debate realismo-idealismo

    Como bien se sabe, tras la Segunda Guerra Mundial la tradicin realista pas a ocu-par el puesto dominante en la teorizacin de las Relaciones Internacionales que haba teni-do el pensamiento internacionalista liberal en el perodo de entreguerras. La transicin entreuna y otra etapa suele explicarse con la idea de que realistas e idealistas2 mantuvieron unaconfrontacin el llamado primer debate que los primeros habran ganado.

    En realidad, casi no hubo intercambio de ideas entre ambos grupos. En los manua-les y otras obras de Relaciones Internacionales en las que se considera la evolucin dela disciplina, en los apartados dedicados al primer debate suele aparecer una nicareferencia: la de las crticas de E. H. Carr a los internacionalistas liberales en su obraThe Twenty Years Crisis, de 1939 (Carr, 1989 [1939, 1946]), una obra que ejerci granimpacto desde el momento mismo de su publicacin. Uno de sus argumentos princi-pales es que el pensamiento utpico de autores como Zimmern, Angell o Toynbeeo de estadistas como Eden, Lloyd George o Roosevelt fue una de las causas de que laSegunda Guerra Mundial (inminente en el momento de la publicacin del libro) estu-viera a punto de estallar. Las referencias de los manuales al primer debate no inclu-yen las respuestas que los autores implicados dieron a las crticas. Con ello se refuerzanlos argumentos de Carr, con lo que la idea que hoy da solemos tener del carcter deldebate es muy sesgada. Bsicamente, esa idea coincide con la manera en que Carr loexpuso en su obra, a saber, como un enfrentamiento entre la ciencia (representadapor el realismo) y la utopa (de los internacionalistas liberales).

    Pero esa es una representacin muy distorsionada de las posiciones de ambas par-tes. Por un lado, los autores que Carr llamaba utpicos lo eran en distinta medida,algo que el tratamiento en bloque por parte de Carr no permite discernir3. Adems,

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  • algunas de las ideas que les atribua Carr correspondan, ms bien, a etapas anterioresdel pensamiento liberal, como por ejemplo la nocion cobdeniana de armona de inte-reses. An cuesta ms aceptar las afirmaciones que Carr hizo en su obra sobre el rea-lismo, presentado como un modo de teorizar objetivo, basado en la realidad y por ellocapaz de desenmascarar las ideologas (Carr, 1989: 63). Ms bien, lo que hizo Carr enThe Twenty Years Crisis fue oponer a las premisas utpicas (o, mejor dicho, a las quel atribua a los utpicos) otra serie de premisas basadas en la tradicin de pensamien-to realista y que, segn l, coincidan con la realidad. As, por ejemplo, la tesis utpi-ca de la indivisibilidad de la paz, definida como la ideologa de los no privilegiadosque intentan elevarse al nivel de los privilegiados y la propuesta del mecanismo deseguridad colectiva, la ideologa de los Estados que, particularmente dispuestos a ata-car, pretenden establecer el principio de que un ataque contra ellos debe convertirseen una razn de preocupacin para otros Estados (Carr: 1989: 30) son contrapuestasa realidades, como por ejemplo la de la mxima realista de que la justicia es el dere-cho de los ms poderosos(Carr: 1989: 63).

    Ms que un enfrentamiento entre ciencia y utopa, el encontronazo de Carr conlos internacionalistas liberales fue un choque entre dos visiones del mundo opuestas,o entre dos ideologas sociopolticas, en el sentido que Mario Bunge da al trmino:el de conjunto de creencias referentes a la sociedad, al lugar del individuo en sta, alordenamiento de la comunidad y al control poltico de sta constituidas (al contrariode las teoras sociopolticas) por afirmaciones dogmticas y que ni suelen ser productode la investigacin bsica ni cambian con los resultados de sta (Bunge: 1981: 165-166). En el momento histrico en que se desarroll el debate, ninguna de esas visio-nes del mundo estaba vinculada a una teorizacin lo suficientemente sistemtica yarticulada como para que se la pudiera considerar cientfica, an en un sentido amplio.Ello, naturalmente haca imposible que los incipientes realismo y liberalismo pudieranentablar un autntico debate, es decir, un dilogo.

    El dominio del realismo en la teora de las Relaciones Internacionales a partir delfin de la Segunda Guerra Mundial no puede interpretarse, por lo tanto, como una vic-toria de los realistas en el debate contra los idealistas, puesto que no hubo nidebate ni prcticamente coexistencia en el tiempo entre realistas e idealistas. Msque con ningn otro factor, la preponderancia de las teorizaciones inspiradas en la tra-dicin realista tras la guerra tuvo que ver con la utilidad de los enfoques realistas comogua de los decisores polticos estadounidenses en las dimensiones militares y diplo-mticas de las relaciones internacionales es decir, en inspiradora de la ideologa dela poltica exterior norteamericana (Mesa: 1977: 88), a partir de la emergencia de losEstados Unidos como superpotencia en un sistema bipolar . En todo caso, lo que estclaro es que los realistas no vencieron en el debate gracias a la evidente superioridadde sus argumentos.

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  • En el perodo de ms de veinticinco aos que media entre el final de la SegundaGuerra Mundial y principios de la dcada del setenta cuando, a partir del impacto deacontecimientos tales como la crisis del petrleo o la guerra de Vietnam el cuestiona-miento al realismo se intensific hubo muy pocos intercambios entre las teorizacio-nes realistas dominantes y las corrientes herederas de la tradicin liberal4.

    El debate realismo-transnacionalismo

    El segundo antecedente del dilogo actual entre neorrealistas-neoliberales tuvolugar en la dcada de los setenta, en el marco del llamado tercer debate, debate rea-lismo-globalismo o debate interparadigmtico5, debate enmarcado en el contextopoltico de la distensin, la crisis del sistema de Bretton-Woods, la crisis del petrleoy el aparente declive de la hegemona estadounidense en el sistema internacional. Interesadestacar el papel protagonista en el cuestionamiento al realismo en el marco de este ter-cer debate de Robert O. Keohane6, puesto que es el mismo Keohane el principal art-fice del acercamiento actual entre neorrealismo y neoliberalismo. Junto con Joseph Nye(un conocido autor neofuncionalista, hecho que seala la continuidad de la tradicinliberal), Keohane es el responsable (como editor y como autor) de las dos obras mssignificativas de la corriente transnacionalista: Transnational Relations and World Politics(1971, 1972) y Power and Interdependence (1977)7. El cuestionamiento al estatocen-trismo del modelo realista fue el aspecto principal de la crtica transnacionalista deese momento. En un mundo cada vez ms interdependiente, las teorizaciones basadasen la preponderancia del Estado-nacin eran juzgadas insuficientes para describir yexplicar la realidad internacional. La nocin de interdependencia y el papel de la fuer-za militar en las relaciones internacionales fueron tambin cuestiones centrales en lacontroversia y, por lo tanto, en las obras citadas.

    A diferencia del debate realismo-idealismo, el debate realismo-transnacionalismo fueun debate real. En la obra editada por Ray Maghroori y Bennett Ramberg, Globalism VersusRealism: International Relations Third Debate (Maghroori y Ramberg (eds.), 1982) ambaspartes discutieron los mritos respectivos del enfoque estatocntrico y la nocin de inter-dependencia. Es destacable, sin embargo, que hay un punto importante en comn con eldebate materializado en la obra editada por Maghroori y Ramberg y el debate realismo-idealismo de entreguerras. Se trata de la percepcin del punto de vista contrario como unpunto de vista ms ideolgico que cientfico. Un ejemplo de ello es la crtica del (neo)rea-lista Kenneth Waltz al concepto de interdependencia, en su opinin un mito que oscu-rece las realidades de la poltica internacional y afirma al mismo tiempo una falsa creenciasobre las condiciones que pueden promover la paz (Waltz, 1982: 93). Quizs esa per-cepcin (mutua) de que la posicin contraria estaba basada en unos supuestos falsos hayasido lo que impidi que el debate se convirtiera en un autntico dilogo, en el que las par-tes estuvieran dispuestas a modificar sus posiciones a partir de los argumentos del opo-

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  • nente. Lo que se hizo fue, simplemente, contraponer una serie de argumentos a otros sinque, por lo general, existiera una voluntad clara de volverlos compatibles.

    La aplicacin del concepto de paradigma cientfico de Thomas Kuhn a lasRelaciones Internacionales sirvi para explicar esa situacin que no se vea, en palabrasde Ole Waever, como un debate que alguien deba ganar, sino como una situacin depluralismo que se haba de aceptar (Waever, 1996: 155). Waever ha desarrollado con-vincentemente el argumento de que la importacin del concepto de paradigma cient-fico a las Relaciones Internacionales tuvo efectos paralizantes en la disciplina porquejustific la falta de dilogo y de confrontacin de ideas. Ello es as porque, por lo gene-ral, se adopt una versin muy simplista de la tesis de Kuhn sobre la inconmensurabi-lidad de los paradigmas. Aunque es cierto que Kuhn consideraba que las teoras cientficas(y los paradigmas) eran inconmensurables, en tanto que cada una genera sus propioscriterios de evaluacin y su propio lenguaje, no por ello crea cerrada la posibilidad dedilogo entre teoras diferentes: Kuhn no era en manera alguna un relativista8.

    El dilogo neorrealismo-neoliberalismo: precondiciones, desarrollo y resultados

    Resulta muy difcil establecer en qu preciso momento el debate-enfrentamientorealismo-transnacionalismo se convirti en el debate-dilogo del neorrealismo-neoli-beralismo. Probablemente haya habido una superposicin entre ambos. De hecho, laobra editada por Maghroori y Ramberg (donde el debate era ms bien un enfrenta-miento) se public en 1982, el mismo ao en que Steven Krasner edit el nmero espe-cial de la revista International Organizations dedicada al anlisis de los regmenesinternacionales, un concepto que, como pronto veremos, fue un producto del dilo-go constructivo entre las corrientes (neo)realistas y (neo)liberales. En ese sentido, esdestacable el hecho de que Robert Keohane no participara en la obra de Maghroori yRamberg y en cambio s contribuyera a la de Krasner.

    Precondiciones

    Pese a que la diferenciacin entre el tercer debate y el dilogo neorrealismo-neoli-beralismo (el actual cuarto debate) no es muy ntida en el tiempo, s en cambio es posi-ble establecerla claramente a partir de otros elementos. Esos elementos precondicionesdel dilogo son los siguientes: a) la renuncia, por parte del sector transnacionalista deKeohane, a crear un paradigma alternativo al realismo; b) la formulacin, por parte delmismo Keohane, de una propuesta concreta para integrar teoras provenientes de la tradi-cin realista y de la tradicin liberal en un enfoque multidimensional; c) el acercamientode posiciones, consecuencia de la reformulacin del realismo en neorrealismo y d) la refor-mulacin del enfoque transnacionalista en (neo)liberalismo institucional.

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  • a) En Power and Interdependence, de 1977, Keohane y Nye renunciaron a su prop-sito inicial manifestado en Transnational Relations and World Politics de 1971/1972 deconstruir un paradigma alternativo al realismo, el de la poltica mundial (Keohane yNye (eds.), 1972: XXIV). Sostuvieron que ya no pretendan construir un nuevo para-digma sino completar el realismo a su entender un enfoque vlido para conceptualizarciertos aspectos de la realidad internacional con el enfoque de la interdependencia, dedi-cado al anlisis de las relaciones transnacionales (Keohane y Nye, 1977: 23-24). Esta acti-tud conciliadora contrastaba con la de otros autores tambin pertenecientes a la corrientetransnacionalista, como por ejemplo Richard Mansbach, Yale Ferguson o John Vasquez,que s entendan sus esfuerzos como diametralmente opuestos a los de las concepcionesrealistas clsicas y siguieron, por consiguiente, reclamando la constitucin de un nuevoparadigma (Mansbach, Ferguson y Lampert, 1977; Mansbach y Vasquez, 1981).

    b) La propuesta de integrar distintos programas de investigacin en un enfoquemultidimensional amplio fue esbozada por primera vez por Keohane en un artculopublicado en 1983 (Keohane, 1983, 1987) aunque, de hecho, Keohane ya estaba embar-cado en un productivo dilogo con los autores (neo)realistas en torno al concepto dergimen internacional (Keohane, 1982). En ese artculo Keohane proceda al anlisisdel realismo estructural la reformulacin del realismo de Kenneth Waltz en Theoryof International Politics, que en la actualidad se conoce ms bien como neorrealismoy se distingue de otras propuestas que s se conocen como realismo estructural (Buzan,Jones y Little, 1993) y sostena que, dadas sus virtudes rigor y claridad y potencia-lidades para desarrollar una teora lgicamente coherente, adems de clara y relativa-mente simple podra junto a otras lneas de investigacin conectadas al programa deinvestigacin realista (los trabajos de Snyder y Diesing en teora de los juegos [Snydery Diesing, 1977] y las obras de Robert Gilpin [Gilpin, 1975, 1981], en particular susexplicaciones sobre las causas de declive de los estados hegemnicos), convertirse en elncleo de un enfoque multidimensional a la poltica mundial que incorporara variosmarcos analticos o programas de investigacin. Uno de esos programas sera el propioneorrealismo (realismo estructural en los trminos empleados por Keohane), dedica-do a investigar cuestiones relativas al poder y a los intereses. Otro sera un programade investigacin estructural modificado (el de sus propias investigaciones), centrado enel anlisis de las instituciones y reglas internacionales. Un tercero, por ltimo, se ocu-para de teoras de poltica interna, de toma de decisiones y de procesamiento de la infor-macin y tendra la funcin de conectar las dimensiones internas e internacionales.

    c) La reformulacin del realismo en neorrealismo por parte de Kenneth Waltz en1979 fue otra de las condiciones bsicas para el acercamiento de las posiciones de losparticipantes en el actual dilogo. Esta reformulacin tuvo lugar en una de las obrasms influyentes y ms polmicas en la literatura de las Relaciones Internacionales:Theory of International Politics (Waltz, 1979). La reformulacin del realismo de Waltz

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  • mantiene los principales supuestos del realismo clsico: los estados unidades raciona-les y autnomas son los principales actores de la poltica internacional, el poder es laprincipal categora analtica de la teora, y la anarqua es la caracterstica definitoria delsistema internacional. Pero, a diferencia del realismo, el neorrealismo centra su expli-cacin ms en las caractersticas estructurales del sistema internacional y menos en lasunidades que lo componen. Segn Waltz, el comportamiento de las unidades del sis-tema (estados) se explica ms en los constreimientos estructurales del sistema que enlos atributos o caractersticas de cada una de ellas (Waltz: 1979: 88-97).

    Pero quizs las principales diferencias entre el neorrealismo de Waltz y el realis-mo clsico sean ms formales que de sustancia y, en especial, ese intento de construiruna teora clara, rigurosa, y concisa, de explicar pocas cosas, pero importantes (Waltz,1975: 3-4). En ese sentido, la contribucin (popperiana) de Waltz a la epistemologade las relaciones internacionales es reconocida y apreciada incluso por sus crticos(Mansbach: 1996:93; Mouritzen, 1997). Otro aspecto formal que llama la atencinen la teora neorrealista es el uso de la teora microeconmica de las estructuras de mer-cado. Para Waltz, el sistema internacional funciona como un mercado interpuestoentre los actores econmicos y los resultados que producen. Ello condiciona sus cl-culos, su comportamiento y sus interacciones (Waltz, 1990: 90-91). Esta analogamercado-sistema internacional propiciar tambin un uso importante, por parte de losneorrealistas, de los modelos de las teoras de la accin racional, rasgo que comparti-rn con el neoliberalismo institucional.

    d) Por su parte, el programa de investigacin estructural modificado que Keohanese dispona a construir representaba un alejamiento significativo con respecto a las ante-riores posturas transnacionalistas del autor. El programa asuma algunas de las pre-misas del (neo)realismo, aunque con ciertos matices:

    1. La premisa de que los estados son los principales actores internacionales, aun-que no los nicos.

    2. La premisa de que los estados actan racionalmente, aunque no a partir de unainformacin completa ni con preferencias incambiables.

    3. La premisa de que los estados buscan poder e influencia, aunque no siempre enlos mismos trminos (en diferentes condiciones sistmicas, los estados definen sus inte-reses de manera diferente) (Keohane, 1983).

    No obstante, y como ya hemos sealado, el centro de inters del programa deinvestigacin estructural modificado es el estudio de las reglas e instituciones inter-nacionales. Aqu se manifiesta con claridad el componente liberal del programa deKeohane: en el inters de analizar las instituciones internacionales (un concepto amplioque incluye a todas las modalidades de cooperacin internacional formales e informa-les) y en la premisa (de origen claramente liberal) de que la cooperacin es posible yque las instituciones modifican la percepcin que los estados tienen de sus propios inte-

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  • reses, posibilitando as la cooperacin (que los realistas/neorrealistas ven slo como unfenmeno coyuntural). En los trabajos desarrollados por Robert Axelrod en el marcode la teora de los juegos (Axelrod, 1984) Keohane encontr una buena base para expli-car la compatibilidad de las premisas realistas (estados en situacin de anarqua y moti-vados, ante todo, por la bsqueda de poder) con las liberales (posibilidad de cooperacin),distancindose (aunque no totalmente) del optimismo del liberalismo clsico. En elartculo que escribieron juntos en 1985, los autores diferenciaban su propia nocin decooperacin de la armona de intereses del liberalismo clsico:

    Cooperacin no equivale a armona. La armona exige una total identidad deintereses, pero la cooperacin slo puede tener lugar en situaciones en las que hay unamezcla de intereses conflictivos y complementarios. En esas situaciones la cooperacintiene lugar cuando los actores ajustan su comportamiento a las preferencias reales oprevistas de los dems. As definida, la cooperacin no es necesariamente buena desdeun punto de vista moral (Axelrod y Keohane, 1985: 226).

    Otra vertiente terica en la que Keohane se apoy para explicar la compatibilidadentre la estructura anrquica del sistema internacional y la cooperacin proviene de lamicroeconoma, y en concreto del concepto de fallos del mercado. Esta nocin aludea la incapacidad de un mercado perfecto (no regulado) de proporcionar adecuadamen-te bienes pblicos a una sociedad, as como a la posibilidad de que un mercado no regu-lado d lugar a males pblicos tales como la contaminacin. A partir de la identificacinde la sociedad internacional anrquica y un mercado imperfecto, Keohane y los autoresneoliberales en general se han inspirado en los modelos elaborados por los economistassobre la regulacin de los mercados para defender las posibilidades de cooperacin inter-nacional.

    Del nfasis del papel de las instituciones9 en la cooperacin internacional provie-ne el nombre que Keohane dio al programa en su obra After Hegemony (Keohane, 1984):institucionalismo liberal. El prefijo neo que transform el nombre del programaen institucionalismo neoliberal o, simplemente, en neoliberalismo proviene de unartculo (crtico para con el enfoque) de Joseph Grieco (Grieco, 1988), quien lo usno slo para referirse a la novedad del enfoque sino para diferenciarlo del institucio-nalismo liberal clsico, de las teoras funcionalistas y neofuncionalistas de la integra-cin europea, una tradicin de la que Keohane se reconoce deudor (Keohane, 1984:22), aunque no en mayor medida que del realismo (Keohane, 1993: 271-272).

    No son pocos los autores que han clasificado a Keohane como un autor neorre-alista (Ferguson y Mansbach, 1991: 364; Ashley, 1984; Palomares Lerma, 1991: 29;Barb, 1995: 62-63 n. 76). Sin embargo, y pese a los esfuerzos de Keohane por tenderpuentes entre las distintas tradiciones de pensamiento e incluso llegar a una sntesis delas corrientes tericas actuales, la esencia de su enfoque es como han percibido auto-res neorrealistas como Grieco (1988) radicalmente opuesta a los supuestos realistas.

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  • El tradicional pesimismo realista y el tradicional nfasis liberal en las posibilidades decooperacin estn muy presentes en los actuales neorrealismo y neoliberalismo. Elloimpedir, muy posiblemente, que ambos enfoques acaben fundindose en una snte-sis total, pero no ha impedido el establecimiento de un dilogo muy productivo, cuyascaractersticas consideraremos a continuacin.

    El desarrollo del dilogo: temtica y metodologa

    El dilogo ha tenido dos focos temticos principales. Uno ha sido el de la discusinde la teora neorrealista de Waltz. Es lo que se ha hecho en la obra editada por KeohaneNeorealism and its Critics (Keohane, 1986 ), donde se reproducen los cuatro captulosms importantes de Theory of International Politics de Waltz y se incluyen contribucio-nes neorrealistas (Robert Gilpin) junto a otras que se enmarcan en los enfoques que msadelante el propio Keohane definira como reflectivistas (de John G. Ruggie, RobertCox y Richard Ashley), el artculo de Keohane de 1983 que ya hemos comentado y enel que propona el establecimiento del dilogo y (lo que demuestra que se trata de unautntico dilogo) una respuesta de Waltz a los comentarios de sus crticos.

    Pero el tema principal del dilogo neorrealismo-neoliberalismo es el de los efectosde las instituciones internacionales en el comportamiento de los Estados en una situacinde anarqua internacional (Smith, 1997: 170). Pueden o no compensar las institucionesinternacionales los efectos de la anarqua? Los neoliberales sostienen que s y los neorrea-listas que no, y en las creencias de cada grupo estn presentes, sin duda, las tradicionalesvisiones del mundo realista y liberal. Pero lo importante es que, ms all de ello (y a dife-rencia de lo que ocurra en el pasado), ambos grupos de autores se avienen a intentar demos-trar sus ideas y a intentar confirmar la validez de sus supuestos a partir de la confrontacinde teoras y de hechos. Si, como sostiene Bunge, la aceptacin de que los resultados de lainvestigacin pueden cambiar los supuestos bsicos es lo que diferencia a las ideologassociopolticas de las teoras sociopolticas (Bunge, 1981), entonces el dilogo neorrealis-mo-neoliberalismo sera valioso slo por ello, ms all de sus resultados concretos.

    Las discusiones sobre si la anarqua es o no superable se han materializado ennumerosos artculos publicados, fundamentalmente, en la revista InternationalOrganization. Adems hay dos libros que recogen ese aspecto del debate: InternationalRegimes, editado por Steven Krasner (Krasner, 1982 y 1983) y, sobre todo, Neorealismand Neoliberalism, editado por David Baldwin (Baldwin, 1993). Este autor es, preci-samente, quien en el artculo introductorio del libro mejor ha sintetizado el conte-nido del debate neorrealismo-neoliberalismo y las principales divergencias entre ambasescuelas a principios de los noventa, que eran las seis siguientes:

    1. La naturaleza y las consecuencias de la anarqua internacional. Para los neorre-alistas, la anarqua plantea unas constricciones al comportamiento estatal mucho msimportantes que las admitidas por los neoliberales.

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  • 2. La cooperacin internacional. Para los neorrealistas, la cooperacin interna-cional es ms difcil de lograrse, ms difcil de mantenerse y ms dependiente de lasrelaciones de poder de los estados que lo que afirman los neoliberales.

    3. Beneficios absolutos/relativos. Este era el ncleo del debate a principios de losaos noventa. De las posiciones que cada enfoque mantena al respecto se desprend-an las expectativas (positivas para los neoliberales, negativas para los neorrealistas) decada grupo de autores sobre las posibilidades de la cooperacin internacional. Los neor-realistas sostenan que los estados, al iniciar la cooperacin con otros, buscan ante todomejorar su posicin relativa frente a los dems. En otras palabras, lo que interesa a losestados es, ms que obtener ganancias, mantener o alcanzar una posicin de superio-ridad frente al resto. De ah que teman que otros estados puedan obtener gananciasmayores que ellos en la cooperacin (superarlos en ganancias relativas). Ese temor aque la cooperacin con otros estados aumente su superioridad es lo que impedira lacooperacin a largo plazo. Los neoliberales no negaban que en determinadas condi-ciones la cooperacin se vea impedida o dificultada por la preocupacin de los estadospor los beneficios relativos, pero consideraban que en general prevalecer el deseo deobtener beneficios absolutos deseo que llevar a intentar maximizar el nivel total de losbeneficios de quienes cooperan10.

    4. Las prioridades de las metas estatales. Ambos enfoques entienden que tanto laseguridad como el bienestar econmico son metas importantes, pero suelen diferir encuanto a cul de ellas es prioritaria para los estados. Los neorrealistas, igual que los rea-listas clsicos, ponen el nfasis en la seguridad por ms que, a diferencia de aqullos,participaban activamente en los debates sobre temas econmicos. Los neoliberalesconsideran que las prioridades econmicas son bsicas para los estados.

    5. Capacidades e intenciones. Los neorrealistas, igual que los realistas clsicos, con-sideran que la distribucin de recursos (capacidades) de los estados es el factor quemejor explica su comportamiento, incluida su participacin en esquemas de coopera-cin con otros estados. Los neoliberales ponen nfasis en las intenciones. As, por ejem-plo, argumentan que la sensibilidad de los estados con respecto a las ganancias relativasde los dems se ve muy influenciada por las percepciones que se tengan sobre las inten-ciones de esos estados. Las ganancias relativas obtenidas por estados clasificados comoenemigos seran mucho ms preocupantes que las que consiguen los aliados.

    6. El papel de los regmenes y las instituciones. Para los neoliberales, los regme-nes y las instituciones internacionales mitigan los efectos constreidores que tiene laanarqua sobre la cooperacin. Sin negarlo, los neorrealistas consideran exagerado elpapel que atribuyen los neoliberales a regmenes e instituciones11.

    Aunque las diferencias entre neorrealistas y neoliberales no se han resuelto, algunasde ellas se han reformulado a partir del debate. Es el caso de la controversia sobre ganan-cias absolutas/relativas. La cuestin de si los estados persiguen ganancias absolutas o rela-

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  • tivas ha sido reformulada, segn Keohane, en la siguiente pregunta: bajo qu condi-ciones los estados emprenden una cooperacin mutuamente beneficiosa para preservarsu poder y estatus relativos? (Keohane, 1998:88). En la actualidad, la controversia neor-realismo-neoliberalismo se centra en la capacidad de las instituciones internacionales deafectar los resultados de las negociaciones multilaterales de los estados (Fearon, 1998).

    En cuanto a la metodologa que se ha seguido, lo que ms llama la atencin es lainfluencia de la teora econmica y el uso de la teora de los juegos para conceptuali-zar las situaciones de anarqua-cooperacin (en base a los modelos que los economis-tas usan para distinguir entre diferentes clases de mercado). Se razona en abstracto, yse parte de la base que los actores (estados u otros) se comportan racionalmente. Lasreferencias histricas que aparecen en los trabajos son, si las hay, muy generales. Tampocoel derecho, la filosofa, la sociologa o la psicologa parecen informar sus contenidos.En ese sentido, Keohane ha subrayado el carcter racionalista y utilitarista de ambosenfoques (Keohane y Martin, 1995:39).

    Algunos resultados del dilogo

    a) El dilogo entre neoliberales y neorrealistas ha estructurado el debate del rea osubdisciplina de la Economa Poltica Internacional (Guzzini, 1992; Kbabdjian, 1999;Higgott, 1994; Garca Segura, 2000), centrada en la interaccin recproca y dinmicaen las relaciones internacionales de la bsqueda de la riqueza y del poder, que es comola defini Robert Gilpin, un autor clave en su desarrollo (Gilpin, 1975). En economapoltica internacional la discusin terica ha estado estructurada, desde el nacimiento dela disciplina en los aos setenta, segn la misma lgica que las relaciones internaciona-les. As, en los aos setenta se defina como un dilogo entre realistas (o mercantilistas),liberales y marxistas y en la actualidad como un debate entre neorrealistas-neoliberalescon una participacin menor de autores neomarxistas, en general vinculados a la teoracrtica inspirada en Gramsci. En general los participantes del debate lo consideran muyconstructivo. Tal y como ha sealado Krasner, la dialctica neorrealismo-neoliberalismoha permitido desarrollar un rico programa de investigacin en el que cada una de las par-tes ha ido refinando progresivamente sus posiciones iniciales (Krasner, 1996).

    Asimismo, puede decirse que el concepto de rgimen internacional (categora cen-tral en Economa Poltica Internacional, aunque empleada en general en RelacionesInternacionales) es casi exclusivamente un producto del dilogo neorrealismo-neoli-beralismo. De hecho, uno de los primeros indicadores de que neorrealistas y neolibe-rales se estaban embarcando en una empresa constructiva fue el acuerdo que alcanzaronsobre la que hoy se conoce como definicin cannica de rgimen internacional12.

    b) El dilogo neorrealismo-neoliberalismo est tambin en la base del intento dereconceptualizacin de las teoras de la integracin europea emprendido por RobertKeohane, Stanley Hoffmann y Andrew Moravcsik (Keohane y Hoffmann, 1991;

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  • Moravcsik, 1991, 1993). El institucionalismo intergubernamental es un intento defusionar algunas ideas de la teora neofuncionalista (despojndola, sin embargo, de sucomponente teleolgico) y las crticas intergubernamentalistas (realistas) de Hoffmanna las teoras clsicas de la integracin europea (Hoffmann 1964, 1966). El sistema pol-tico comunitario se concibe como un rgimen internacional (Moravcsik, 1993: 140) ocomo una red (network) (Keohane y Hoffmann, 1991: 10) basada en la convergenciade intereses de sus miembros, en particular los tres grandes estados europeos: Alemania,el Reino Unido y Francia. El modelo institucionalista intergubernamental se ha usadopara explicar la dinmica del Acta nica y del Tratado de la Unin Europea (Maastricht)(Keohane y Hoffmann, 1991) y al papel de las instituciones en la Europa de la inme-diata postguerra fra (Keohane, Nye, Hoffmann, 1993). Asimismo, se han destacado suspotencialidades para explicar la dinmica de la Poltica Exterior y de Seguridad Comnde la Unin Europea (Hill y Wallace, 1996; Salomn, 1999). Tambin es de destacarsu afinidad con el enfoque intergubernamentalista desarrollado por Paul Taylor (Taylor,1991, 1996).

    c) Un tercer esfuerzo que puede ser considerado producto del dilogo es el inten-to de construir una teora general de las relaciones internacionales sobre la base delneorrealismo pero tambin usando las aportaciones del neoliberalismo institucional,adems de las de otras teorizaciones. Es la propuesta del realismo estructural, de BarryBuzan, Charles Jones y Richard Little Little (Buzan, Jones y Little, 1993). Los autoresadoptan una posicin semejante a la de Keohane: aceptan los presupuestos duros delrealismo pero con modificaciones. Buzan, Jones y Little comparten, con los neolibe-rales institucionalistas y con los tericos de la sociedad internacional, la idea de que laanarqua puede dar lugar a una cooperacin sostenida, no slo coyuntural. Asimismo,igual que los autores constructivistas, rechazan las analogas microeconmicas de neor-realistas y neoliberales e insisten en el papel de los factores sociocognitivos en las inte-racciones de las unidades (estados) en el sistema internacional.

    As, an partiendo de la misma base comn a neorrealismo y neoliberalismo ins-titucional (estados como principales actores, con carcter racional y unitario, actuan-do en funcin del poder y calculando sus intereses en funcin del poder), Buzan ysus colegas proponen ciertas modificaciones importantes a las premisas neorrealistas.En primer lugar, una defininicin de estructura menos rgida que la de Waltz y apli-cable a sectores diferentes que los estrictamente polticos. En segundo lugar, propo-nen desagregar el concepto de poder (poder militar, poder econmico, poderideolgico...) para explicar situaciones en las que determinadas estructuras de po-der se mantengan inalterables y, en cambio, otras varen. En tercer lugar, proponenun nuevo nivel de anlisis, el de la capacidad de interaccin entre las unidades.Segn los autores, una teora as concebida permite explicar las situaciones de trans-formacin del sistema internacional y, por lo tanto, el fin de la Guerra Fra, la caren-

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  • cia ms sealada en el neorrealismo. Para ello es bsico la desagregacin del concep-to de poder en distintas capacidades. As, el fin de la Guerra Fra se conceptualizaratericamente como un cambio en la estructura distribucional de poder, en la que elpoder econmico permanece incambiado y en cambio el poder poltico y militar sedistribuyen de una nueva manera.

    El realismo estructural, pues, es una especie de operacin de rescate del neorrea-lismo, por ms que en el camino se lo modifica tanto que queda casi irreconocible.Buzan ha justificado esta posicin con argumentos similares a los expuestos, en su da,por Keohane. Buzan encuentra que el neorrealismo es intelectualmente atractivo porsu relativa (no absoluta) coherencia intelectual y porque considera que es un buen puntode partida para construir un marco terico unificado de las Relaciones Internacionales(Buzan, 1996: 62-63). Es una posicin diametralmente opuesta a la de los autores quereclaman la reestructuracin de la disciplina y la teorizacin en RelacionesInternacionales que consideraremos en el prximo apartado.

    DISIDENCIA: LA FRACTURA RACIONALISMOVERSUS REFLECTIVISMO

    La disidencia13 es la segunda tendencia en la que focalizaremos nuestra reflexinsobre la teorizacin en Relaciones Internacionales en los ltimos aos. En este aparta-do consideraremos una serie de enfoques recientemente surgidos en el panorama te-rico de nuestra disciplina vinculados (aunque no en todos los casos) a la propuesta dellevar a cabo una reestructuracin de las Relaciones Internacionales (Neufeld, 1995).

    La contraposicin entre los nuevos enfoques disidentes y los viejos enfoqueshegemnicos o tradicionales fue planteada por primera vez por Robert Keohane,en la conferencia que le correspondi pronunciar en marzo de 1988 en calidad depresidente durante el curso 1988-1989 de la International Studies Association(Keohane, 1989). Desde ese cargo institucional que lo converta en legtimo porta-voz de la teorizacin hegemnica en la academia estadounidense Keohane identifi-c la nueva gran fractura que, a su entender, divida el campo de las RelacionesInternacionales. A un lado de la fractura situ las teoras racionalistas, las que con-sideran posible juzgar objetivamente los comportamientos, como el realismo/neor-realismo y liberalismo/neoliberalismo. Del otro situ las teoras que llam reflectivistas(reflectivist). Segn Keohane, los autores reflectivistas (entre los cuales seal aHayward Alker, Richard Ashley, Friedrich Kratochwil y John Ruggie)14 tenan encomn: a) su desconfianza hacia los modelos cientficos para el estudio de la polti-

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  • ca mundial, b) una metodologa basada en la interpretacin histrica y textual y c) lainsistencia en la importancia de la reflexin humana sobre la naturaleza de las insti-tuciones y sobre el carcter de la poltica mundial. Asimismo, Keohane sostuvo que,pese a su inters, los enfoques reflectivistas eran unos enfoques marginales en la dis-ciplina y que lo seguiran siendo si no desarrollaban unos programas de investigacinempricos concretos y que contribuyeran a la tarea de clarificar las cuestiones centra-les de la poltica mundial.

    Desde entonces, algunos autores han clasificado la controversia entre estos enfo-ques reflectivistas y las teorizaciones asentadas en la tradicin racionalista occidentalcomo pertenecientes a un nuevo debate en la disciplina de las Relaciones Internacionales,paralelo en el tiempo pero de naturaleza muy diferente al dilogo neorrealismo-neoli-beralismo (Waever, 1996; Smith, 1997)15.

    Aunque un importante elemento en comn de los enfoques reflectivistas (que noest entre los destacados por Keohane) es su consideracin de las relaciones interna-cionales como un conjunto de fenmenos socialmente construidossegn la termi-nologa empleada en el rea de la sociologa del conocimiento (Berger y Luckman,1966) es posible, sin embargo, que, como ha afirmado otro autor, la familia de enfo-ques reflectivistas est ms unida por lo que rechaza que por lo que acepta (Wendt,1995: 71-72). Esos rechazos tienen que ver con determinados aspectos en la manerade teorizar que los autores reflectivistas atribuyen a las corrientes dominantes en el estu-dio de las Relaciones Internacionales. En primer lugar, con aspectos epistemolgicos:los enfoques reflectivistas cuestionan, en mayor o menor medida, las bases del conoci-miento que en nuestra opinin simplificando excesivamente suelen denominar posi-tivista: la posibilidad de formular verdades objetivas y empricamente verificables sobreel mundo natural y, ms an, el social. En segundo lugar, con aspectos ontolgicos: elcuestionamiento de si el conocimiento puede o no fundarse en bases reales. En tercerlugar, con cuestiones axiolgicas, se cuestionan las posibilidades de elaborar una cien-cia neutral (Lapid, 1989). Es sobre esas bases que se reclama la reestructuracin delas Relaciones Internacionales(Neufeld, 1995; Sjolander y Cox, 1994; George, 1994;Garca Picazo, 1998).

    En este apartado consideraremos tres de los cuatro enfoques reflectivistas: la teo-ra crtica, los postmodernismos y los feminismos. El uso del plural en los dos ltimoscasos se debe a la gran variedad de aproximaciones dentro de esos enfoques (que a suvez se explica en que los autores postmodernos y una parte de los autores feministasniegan la posibilidad de construir teoras, con lo que las diversas contribuciones sonmuy heterogneas). El cuarto enfoque, el constructivismo, lo trataremos en el tercerapartado de este artculo, el dedicado a los intentos de aproximar posiciones en teorade las Relaciones Internacionales. Esta opcin se justifica en la diferenciacin que elconstructivismo ha experimentado en relacin a su familia original reflectivista.

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  • La teora crtica

    La teora crtica en Relaciones Internacionales es un intento de aplicar, a la teori-zacin en nuestra disciplina, una serie de conceptualizaciones elaboradas en el marcode la teora crtica sociolgica de la llamada escuela de Frankfurt, el ncleo de pensa-dores vinculados al Instituto de Frankfurt de Investigacin Social establecido en 1923por Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Erich Fromm y cuyo prin-cipal exponente en la actualidad es Jrgen Habermas, perteneciente a la segunda gene-racin de la escuela.

    En su ensayo de 1937 Teora tradicional y teora crtica (Horkheimer, 1972),Max Horkheimer distingui entre dos maneras de teorizar. La teora tradicional esla que establece una separacin radical entre sujeto cognoscente y objeto conocido, ypor lo tanto entre conocimiento e intereses. La teora crtica, en cambio, no admiteesa separacin, especialmente en el mbito de las ciencias sociales. Segn Horkheimer,la teora tradicional no slo no potencia el desarrollo humano sino que lo impide. Elloes as porque, al no reconocer la imbricacin entre conocimiento e intereses, presentalos hechos, acciones e ideas prevalecientes como inmutables. Al describirlos contribu-ye a reproducirlos, y por lo tanto a reproducir sociedades injustas. La teora crtica esla que no slo describe las sociedades sino que intenta transformarlas, insistiendo en elpapel que ella misma puede asumir en la configuracin de los procesos sociales.

    Otra distincin bsica para la teora crtica es la que estableci Jrgen Habermasentre tres tipos diferentes de fundamentos del conocimiento: los intereses cognitivostcnicos vinculados al trabajo, los intereses cognitivos prcticos vinculados a la inte-raccin y los intereses cognitivos emancipatorios vinculados al poder (Habermas, 1968).Son tres tipos ideales, no separables en la realidad. Los intereses cognitivos tcnicos lle-van al desarrollo de las ciencias emprico-analticas y persiguen la satisfaccin de lasnecesidades materiales. Los intereses cognitivos prcticos llevan a la construccin delas normas sociales (as como a las realizaciones de las ciencias histricas y culturales)y crean las bases del entendimiento y la interaccin mutuas. Los intereses cognitivosemancipatorios son los que impulsan al individuo a liberarse de las condiciones socia-les estticas y de las condiciones de comunicacin distorsionadas que resultan del refor-zamiento mutuo de los intereses tcnicos y prcticos. La teora crtica es la que seconstruye a partir de estos intereses cognitivos emancipatorios con el objetivo de cons-truir un orden social nuevo. Su funcin precisa es la de desenmascarar las ideologasque, abierta o subrepticiamente, estn presentes en las teoras sociales tradicionales oen el discurso poltico-social y que frenan el cambio social.

    A principios de la dcada de los ochenta, las ideas de la escuela de Frankfurt y lateora crtica desarrollada por Habermas, que ya haban ejercido un importante impac-to en la sociologa y la ciencia poltica, hicieron su aparicin en las Relaciones

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  • Internacionales. Los dos autores que las introdujeron en la disciplina (en artculos publi-cados en 1981) fueron Richard Ashley (posteriormente vinculado al pensamiento post-moderno en Relaciones Internacionales) y Robert Cox. Andrew Linklater es un tercerautor comprometido con este proyecto.

    Los instrumentos conceptuales de la escuela de Frankfurt se han usado para cues-tionar la capacidad explicativa del realismo y, sobre todo, la del neorrealismo (enten-dido en un sentido amplio que incluye a las corrientes neoliberales). Para Ashley (1981,1984) el neorrealismo de Waltz es pese a su pretendida objetividad cientfica antetodo una perspectiva ideolgica que adems est basada en un nico inters cognitivo:el del conocimiento tcnico o el de la metodologa de control. En la misma tnica, Coxdefini a partir de una reformulacin del concepto de teora tradicional deHorkheimer el neorrealismo waltziano como una teoria que resuelve problemas ydenunci su sesgo ideolgico-normativo y antiemancipatorio, haciendo hincapi enque todo conocimiento es para alguien y para algun propsito. Segun Cox, el hechode que la teoria neorrealista considere a las variables sociales como si se mantuvieranfijas (igual que el qumico trata las moleculas o el fsico las fuerzas en movimiento) con-tribuye a frenar las posibilidades de cambio del sistema y por consiguiente a mantenery a reproducir un sistema internacional injusto.

    Para Cox, una teora crtica de las relaciones internacionales debera ocuparse, antetodo, del cambio en el orden mundial. A partir de elementos del realismo anteriores aMorgenthau (como E.H. Carr y Meinecke) y del materialismo histrico (representa-do por Marx, Gramsci o Hobsbawm), Cox ha esbozado una explicacin histrico-socio-lgica de los diferentes tipos de fuerzas sociales vinculadas a estructuraspoltico-institucionales entre 1945 y 1980 a partir de la cual concluy al contrarioque los neorrealistas que no existen unas constricciones estructurales que impidangrandes cambios globales en los procesos productivos o en las fuerzas sociales (Cox,1987). Tambin la propuesta de Linklater (1982, 1986, 1990) est centrada en la inda-gacin en los cambios en la sociedad internacional (los principios dominantes que rigenlas relaciones entre los estados en diferentes perodos histricos), as como en los cam-bios que afectan los vnculos sociales que unen a los individuos dentro de un Estadosoberano y que los separan del resto del mundo.

    Ha habido un cierto debate sobre el papel de la teora crtica en la teorizacin enlas Relaciones Internacionales en general. Algunos la han propuesto como la nuevaetapa en el desarrollo de la teora de las Relaciones Internacionales (Hoffman, 1987).Pero los propios tericos crticos han sido ms cautos. Para Linklater, la teora crticay sus argumentaciones son, ms que un nuevo paradigma, una invitacin a todos losanalistas sociales a reflexionar sobre los intereses cognitivos y los supuestos normativosque presiden su investigacin, sin que ello suponga que de ahora en adelante toda lainvestigacin debe ser terico-crtica (Linklater, 1992: 91). Es un objetivo mucho

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  • menos ambicioso que el de la reestructuracin pero tambin ms sensato16 y que secorresponde ms con el papel que ha desempeado en la disciplina el trabajo de estosprimeros tericos crticos que hemos examinado.

    Los postmodernismos

    El pensamiento calificado como postmoderno (as llamado porque se define enoposicin al proyecto ilustrado de la modernidad) tuvo una entrada bastante tarda enlas Relaciones Internacionales. La primera obra declaradamente inscrita en esta modaintelectual es International / Intertextual Relations, editada por James Der Derian yMichael Shapiro (Der Derian y Shapiro, 1989). Der Derian ya haba publicado ante-riormente On Diplomacy (Der Derian, 1987) que, aunque no se presentaba como post-moderna, anticipaba ya el rumbo que tomara su autor. Tambin la obra One World /Many Worlds de R. B. J. Walker (Walker,1988) reflejaba claras influencias postmo-dernas. Pero el hito que marc definitivamente la entrada del postmodernismo enRelaciones Internacionales fue el nmero especial de la revista International StudiesQuaterly editado por Richard Ashley y R. B. J. Walker en 1990 con el ttulo Hablandola lengua del exilio: el pensamiento disidente en los estudios internacionales. Aunquesera errneo afirmar que a partir de entonces se constituy una teora o una escue-la postmoderna en Relaciones Internacionales, excepto desde un punto de vista socio-lgico (Brown, 1994 b: 56), s es constatable una presencia regular de contribucionespostmodernas en las revistas especializadas en Relaciones Internacionales.

    Si algo tienen en comn los autores postmodernos es su rechazo a la posibilidadde conocer el mundo y por lo tanto de teorizar sobre l (en sus trminos, de elabo-rar metanarrativas) (Lyotard, 1984). Los autores que se definen como postmodernosdesconfan de todos los intentos de clasificacin, de todas las categorizaciones y de todoslos esfuerzos dirigidos a encontrar verdades universales, una empresa que consideranincompatible con la celebracin de la alteridad, la apertura, la pluralidad, la diversi-dad y la diferencia en todas las dimensiones de la vida social por la que abogan. Pese asu postura radicalmente anticientfica, muchos de ellos no tienen reparo en emplearargumentos que segn ellos estn basados en las ciencias duras, algo que algunosautnticos cientficos se han encargado de denunciar17. Lo que s se puede analizar sonlos textos o narrativas (Derrida, 1967)18. Por lo tanto, el anlisis del discurso nos per-mite, si no conocer, al menos aproximarnos al mundo, con el fin de ilustrar cmo losprocesos textuales y sociales estn intrnsecamente conectados y describir, en contex-tos especficos, las implicaciones para la manera en la que pensamos y actuamos en elmundo contemporneo, segn explica uno de los adeptos a este enfoque en RelacionesInternacionales (George, 1994: 191). Se trata, ante todo, de desenmascarar las premi-sas, presuposiciones y sesgos que subyacen a las teoras que pretenden ser universalis-tas. El mtodo concebido para ello por Derrida es el de la deconstruccin, mtodo

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  • que el propio Derrida y otros autores postmodernos han aplicado al anlisis del pen-samiento de distintos autores (entre ellos el de Platn, Descartes, Kant, Hegel, Nietzche,Freud, Husserl, Heidegger y Sartre). Aunque las definiciones que da el propio Derridasobre la deconstruccin no son nada claras19 e incluso ha negado que se trate de unmtodo (Derrida, 1987: 390-391), de sus anlisis se puede inferir que la decons-truccin consiste, aproximadamente, en problematizar los significados que el propioautor atribuye a su texto, proponiendo lecturas alternativas (doble lectura). La iden-tificacin y problematizacin de oposiciones binarias explcitas o implcitas en lostextos es tambin corriente en los anlisis de discurso postmodernos.

    Otro mtodo postmoderno adoptado por algunos autores para el anlisis de lasRelaciones Internacionales ms inteligible que la deconstruccin es el anlisis gene-algico concebido por Foucault (a partir de Nietzsche). Este tipo de anlisis vincula-do a la tradicin interpretativa en las ciencias sociales, y no necesariamente opuesto auna concepcin racionalista de la ciencia no busca continuidades ni generalidades,sino que pone el nfasis en la singularidad de los acontecimientos, as como en los dis-cursos silenciados.

    Los autores postmodernos en Relaciones Internacionales comparten con el post-modernismo en general la caracterstica desconfianza hacia las metanarrativas. Nocreen, por consiguiente, que sea posible llegar a una representacin verdadera de lasRelaciones Internacionales. Ello explica por qu, en el artculo introductorio al nme-ro especial del International Studies Quaterly, Ashley y Walker puntualizaron que susintenciones no eran construir una nueva y poderosa perspectiva sobre la poltica glo-bal sino, [al dar a conocer las distintas contribuciones disidentes], dar una opor-tunidad para la celebracin pblica de lo que estas piezas de pensamiento disidente yacelebran (...): la diferencia, no la identidad; el cuestionamiento y la transgresin de loslmites, no la asercin de lmites y marcos; una disposicin a cuestionar cmo el sig-nificado y el orden se imponen, no la bsqueda de una fuente de significado y ordenya establecida; el incansable y meticuloso anlisis de la manera en que el poder operaen la vida global moderna, no la nostalgia por una figura soberana (se trate ya del hom-bre, de Dios, de la nacin, del Estado, del paradigma o el programa de investigacin)que prometa librarnos del poder; la lucha por la libertad, no un deseo religioso de pro-ducir algn domicilio territorial o una manera de ser evidente que los hombres de feinocente puedan llamar hogar(Ashley y Walker, 1990: 264-265).

    Chris Brown, que ha reseado las contribuciones postmodernas a las RelacionesInternacionales, considera que el artculo de Ashley y Walker es lo ms cercano a unadeclaracin programtica que podemos encontrar en la literatura postmoderna en nues-tra disciplina (Brown, 1994 b: 161). En cuanto al contenido de los trabajos postmoder-nos, puede hacerse una distincin entre: a) reflexiones sobre la teora de las relacionesinternacionales y b) anlisis sustantivos de fenmenos o instituciones internacionales.

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  • a) Las crticas a la teorizacin convencional en Relaciones Internacionales son, delejos, el terreno preferido por los postmodernos. En general, los autores postmodernosconciben las teoras convencionales de las relaciones internacionales no como explica-ciones sino como algo que debe explicarse (Walker, 1988: 6). Buena parte de los anli-sis postmodernos a las teoras de las Relaciones Internacionales son crticas dirigidascontra el neorrealismo de Waltz, que, como ha sealado un autor (Sorensen, 1998:85),es la metanarrativa ms atacada por este grupo. Richard Ashley, en su primer trabajodecididamente postmoderno, emprendi la deconstruccin de Man, State and War y deTheory of International Politics de Waltz (Ashley, 1989). Por su parte, James Der Derianaplic un anlisis genealgico-semiolgico a la evolucin del realismo en general (DerDerian, 1995). Pero la mayora de los anlisis deconstructivos no tienen como objetoobras concretas sino el gran texto de las Relaciones Internacionales. Dentro de ese grantexto se suelen identificar y problematizar dicotomas como soberana/anarqua, den-tro/fuera, identidad/diferencia, inclusin/exclusin, universalidad/particularidad, queson las que aparecen con mayor frecuencia. Otra posibilidad es aplicar el anlisis genea-lgico a un concepto, que es lo que ha hecho, por ejemplo, Jens Bartelson con la nocinde soberana, cuya evolucin ha vinculado a la de diferentes teoras del conocimiento(Bartelson, 1995). Por ltimo, la reinterpretacin, en clave deconstructivista o genea-lgica, de autores clsicos (del pensamiento internacional o de otras disciplinas) es tam-bin un ejercicio habitual de los autores postmodernos. As, por ejemplo, los textos deTucdides y de Maquiavelo han sido deconstruidos con el fin de demostrar que la cone-xin entre estos autores y el realismo/neorrealismo contemporneo es ms dbil que loque suele afirmarse (Garst, 1989, Walker, 1989). Otros clsicos reinterpretados desde laptica postmoderna y en relacin a su pensamiento internacional han sido Freud, Vico,Marx, Weber y Nietszche (Elshtain, 1989; Alker, 1990; Der Derian, 1993).

    b) Los anlisis sustantivos sobre instituciones y acontecimientos internacionales sontambin concebidos como anlisis de textos (recordemos que los postmodernos conside-ran que slo a travs de los textos podemos tener acceso al mundo). As, en On Diplomacy,James Der Derian (1987) analiza el guin (script) de la institucin diplomtica a tra-vs de diferentes textos e intertextos aplicando el mtodo genealgico, es decir, analizan-do las relaciones de los diferentes guiones en su relacin con el poder en diferentes etapashistricas, interpretando sus orgenes y los cambios en los textos-discursos. El tema con-creto es la genealoga del extraamiento occidental (la diplomacia slo puede entender-se en trminos de separacin, de extraamiento frente a otro) desde sus orgenes bblicosa la actual situacin, definida como tecno-diplomacia. Las fuentes empleadas son muyheterogneas: van desde textos bblicos (el papel de los ngeles en la mediacin mito-diplomtica entre el hombre y Dios) hasta las fuentes convencionales (archivos diplom-ticos). Der Derian adopta en cambio el mtodo semiolgico o deconstructivista enAntidiplomacy (1992), obra en la que analiza cmo unos guiones determinados estable-

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  • cen lmites y crean identidades y oposiciones binarias. Tampoco aqu se establecen dis-tinciones entre fuentes de ficcin (novelas de espionaje, pelculas de ficcin, tiras cmicas,el diario del autor) y fuentes reales (archivos diplomticos, informes de la CIA).

    El anlisis de discursos oficiales sobre seguridad se ha emprendido tambin desdela ptica postmoderna. Las analogas entre el lenguaje de los comentarios deportivos yel discurso oficial estadounidense en materia de seguridad en casos de conflicto inter-nacional (Shapiro, 1989), las estrategias textuales empleadas por la OTAN en la defi-nicin de las amenazas a la seguridad (Klein 1989, 1990) o el discurso oficialestadounidense sobre la guerra del Golfo o la de Bosnia (Campbell, 1992, 1998) sonalgunas de las cuestiones consideradas.

    Muchos de los anlisis (sobre teora o sobre discursos oficiales) de los autores post-modernos son muy ingeniosos e incisivos. Cumplen, adems, con el objetivo de poneren duda la coherencia y los fundamentos de los presupuestos de esos discursos que ana-lizan. Permiten, por lo tanto, incrementar nuestro conocimiento sobre las relacionesinternacionales. El problema es que los postmodernos no admiten que ello sea posible.Las propias interpretaciones que proponen no son, desde su punto de vista, ms vli-das que las que rechazan, puesto que no hay una interpretacin ms vlida que otra(como no hay una fuente de conocimiento ms vlida que otra). Sus crticas no estn(ni pueden estar) acompaadas de alternativas a los anlisis ideolgicos prevalecien-tes. Ese relativismo de los postmodernos (coherente con sus ataques a la racionalidady a la posibilidad de alcanzar un conocimiento cientfico objetivo) es lo que ms crti-cas ha suscitado por parte de la academia convencional, que tambin ha cuestiona-do la capacidad de estos enfoques de proporcionar explicaciones sustantivas deacontecimientos internacionales, ha sealado su conservadurismo latente (en contra-diccin con sus manifiestos objetivos emancipatorios) y subrayado el tono y estilo vacuode buena parte de su produccin (Holsti, 1989; Halliday, 1994; Rosenberg, 1994).

    Feminismo y relaciones internacionales

    Una tercera variedad de enfoques disidentes en Relaciones Internacionales estvinculada al feminismo, un proyecto poltico que tiene el objetivo de acabar con lassituaciones de desigualdad, explotacin y opresin de la mujer. Ese proyecto polticoest asociado tambin a una teorizacin: la de la teora poltica feminista20.

    En Relaciones Internacionales los enfoques feministas hicieron su aparicin a finesde los aos ochenta y de la mano de la entrada de los postmodernismos en la discipli-na. Estos enfoques se autodefinen bien como pertenecientes a la postura epistemol-gica del feminismo de punto de vista (standpoint feminism), bien como postmodernos.A su vez, las autoras que se adscriben a esos dos grupos comparten, mayoritariamente,los planteamientos polticos del feminismo radical. Asimismo, ambos grupos de auto-ras se apuntan a los llamamientos a la reestructuracin de la teora y especialmen-

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  • te en el caso de las autoras que defienden la perspectiva del feminismo de punto devista aceptan la distincin entre teora problem-solving y crtica, situndose, natural-mente, en la segunda categora (Tickner, 1993, Withwort, 1989).

    El feminismo de punto de vista en Relaciones Internacionales pretende reinter-pretar la teora y la prctica de la disciplina a travs de una lente feminista. Segn suspracticantes, el marco conceptual de las Relaciones Internacionales est marcado por elgnero y refleja unos valores y unas preocupaciones esencialmente masculinas. Una pers-pectiva basada en el punto de vista debera poder mostrar cmo las mujeres estn situa-das en relacin a las estructuras de poder dominantes y cmo esto forja un sentido deidentidad y una poltica de resistencia, adems de sugerir maneras en las que tanto la teo-ra como la prctica puedan ser redireccionadas en sentido liberatorio (Steans, 1998).

    La autora ms representativa de las posturas de punto de vista feminista enRelaciones Internacionales es Jo Ann Tickner. Muy ilustrativo de su postura es el cues-tionamiento (presentado por la autora como reformulacin) de los seis principiosdel realismo poltico de Hans Morgenthau (Morgenthau, 1948).

    Los trabajos de Cinthia Enloe se incluyen tambin dentro de la perspectiva de femi-nismo de punto de vista, aunque la autora se ha interesado ms por cuestiones empri-cas que por la teora de las Relaciones Internacionales. En Bananas, Beaches & Bases(Enloe, 1989), una de las obras internacional-feministas ms citadas, Enloe se propusodemostrar que el papel de las mujeres en la poltica mundial es ms importante que elque los anlisis suelen asignarle. Para ello examin el papel de las mujeres en la polticainternacional desde una perspectiva feminista y a partir de la idea de que lo poltico (ylo internacional) es personal. As, por ejemplo, consider el papel de las esposas de loslderes polticos o diplomticos en las decisiones tomadas por stos, el papel de las muje-res vinculadas de alguna manera a las bases militares estadounidenses (empleadas, pros-titutas, manifestantes antimilitaristas...) en el funcionamiento de las alianzas militares oel de las modas y los hbitos alimentarios en las relaciones entre pases desarrollados ypases en desarrollo. En la misma tnica, en una obra posterior analiz, entre otras cues-tiones, el papel que las madres rusas tuvieron en el fin de la Guerra Fra, por ejemplo alretirar su apoyo a la presencia de sus hijos soldados en Afganistn (Enloe, 1994).

    En Relaciones Internacionales, el feminismo postmoderno no se ocupa tanto delas mujeres como del concepto de gnero: la construccin social de las diferencias entrehombres y mujeres. Las autoras postmodernas analizan los tipos de papeles sociales parahombres y mujeres que se construyen en las estructuras y procesos de la poltica mun-dial. Algunas feministas postmodernas estn embarcadas en la tarea de deconstruirlos mltiples mecanismos de opresin (dando especial relevancia al gnero) responsa-bles de la violencia estructural y directa en el sistema poltico-econmico global. Paraello usan una metodologa similar a la de los postmodernos en general. En Women andWar, por ejemplo, Jean Bethke Elshtain (Elshtain, 1987) analiz diferentes discursos

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  • (pelculas, textos escritos, fragmentos de su autobiografa, etc.) sobre la guerra y la paz,identificando y problematizando diferentes dicotomas: orden-anarqua, dependencia-soberana, domstico-internacional, objeto-sujeto y en particular los estereotipo mas-culino-femenino que defini como guerrero justo vs. alma hermosa. Aunque la obraes, ante todo, una crtica a la concepcin realista de las relaciones internacionales, unade las conclusiones es que tambin el feminismo reproduce muchas premisas queestructuran los discursos del realismo y de la guerra justa.

    Otra conocida autora postmodernista-feminista es Christine Sylvester, quien se haocupado extensamente del papel de la mujer y del feminismo en las RelacionesInternacionales en Feminist Theory and International Relations in a Postmodern Era (Sylvester,1994). Esta autora reconoce la contradiccin entre el proyecto emancipatorio feministay el relativismo postmoderno e intenta salvarla distinguiendo entre postmodernismofeminista (feminist postmodernism) y feminismo postmoderno (postmodern feminism),situndose en esta segunda categora, una categora que intenta resolver la contradiccinentre la deconstruccin del gnero postmoderna y el proyecto emancipatorio feminista.El resultado es unos anlisis bastante similares a los del feminismo de punto de vista deEnloe, aunque ms escpticos frente a la posibilidad de aprender una esencia femenina.

    Para concluir este apartado, queremos sealar que en los ltimos aos la problem-tica especfica de la mujer (el papel de la mujer en el desarrollo o en la resolucin de con-flictos, por ejemplo) ha recibido ms atencin que en el pasado en la disciplina en general,como demuestra la inclusin de captulos dedicados a estos temas en varios de los recien-tes manuales y obras generales de Relaciones Internacionales (Baylis y Smith, 1997; Halliday,1994; Burchill y Linklater, 1995; Olson y Lee, 1994). Es razonable suponer que la pre-sencia de las autoras feministas en Relaciones Internacionales ha contribuido a una sensi-bilizacin general hacia estas cuestiones, an entre quienes dudan de la pertinencia deteorizar a partir de un punto de vista o una epistemologa exclusivamente feminista.

    APROXIMACIONES: EL CONSTRUCTIVISMO Y LAPERSPECTIVA DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL

    Algunos autores han sealado el carcter pendular o dialctico de la dinmi-ca de los debates en Relaciones Internacionales. Tras un perodo de enfrentamientosms o menos intensos entre los contendientes, las posiciones suelen acercarse. El di-logo neorrealismo-neoliberalismo sera un ejemplo de esta dinmica, tras los enfrenta-mientos entre realistas y trasnacionalistas en el marco del tercer debate. Tambin elsegundo debate entre tradicionalistas y cientificistas culmin en el acercamiento de

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  • la etapa post-behaviorista. E incluso el exiguo primer debate dio lugar a un realis-mo que nunca se pudo despegar del todo del idealismo que haba combatido. Demanera similar, la separacin entre racionalistas y reflectivistas se estara empezando aacortar, con aproximaciones reflectivistas al campo racionalista y aproximaciones reflec-tivistas al racionalista.

    Los casos ms claros de esa dinmica de aproximacin son los de los autores quese identifican como constructivistas o constructivistas sociales y el creciente inte-rs por la perspectiva de la sociedad internacional. La evolucin del constructivismoen el ltimo lustro es un ejemplo del acercamiento de unas concepciones inicialmen-te catalogadas como pertenecientes al campo reflectivista al rigor cientfico reclamadopor los racionalistas. El inters que en estos ltimos aos los autores ms identificadoscon las corrientes dominantes en las relaciones internacionales han estado otorgandoa las conceptualizaciones vinculadas al concepto y a la perspectiva de la sociedad inter-nacional ejemplificara, por su parte, la tendencia de acercamiento de los racionalistasa las preocupaciones filosficas y sociales reflectivistas.

    El constructivismo

    El nfasis en la idea de que las estructuras sociales (incluyendo las que regulan lasinteracciones internacionales) estn socialmente construidas es un rasgo comn a todoslos enfoques reflectivistas. Pero el rtulo constructivismo (o constructivismo social)se usa en una medida cada vez mayor para identificar una corriente que parece dife-renciarse cada vez ms del resto de los reflectivismos. Un elemento que puede ayudara definir la corriente es la postura contemporizadora que los autores identificados conella suelen adoptar ante los enfoques racionalistas, y en particular sobre cuestiones epis-temolgicas. Otro es su programa de investigacin, construido no a partir de una teo-ra acabada sino ms bien a partir de las carencias percibidas en los enfoques tradicionales(y, en concreto, en el programa neorrealista-neoliberal), particularmente en el trata-miento de los factores socio-cognitivos. El constructivismo no es una teora de las rela-ciones internacionales, por ms que los autores constructivistas no descarten como slo hacen los postmodernos la posibilidad de construirla en el futuro, una vez que sedisponga de un nmero suficiente de datos acumulados (Ruggie, 1998: 856). Esa acti-tud ilustra la postura de los constructivistas hacia la actividad de teorizar: suelen pre-ferir una teorizacin ms inductiva e interpretativa que deductiva y explicativa. Msque premisas o supuestos, lo que se plantea son hiptesis de trabajo. En este momen-to no est claro cmo se podra articular una futura teora constructivista con las teo-ras existentes. Algunos autores ven posibilidades de complementariedad, otros son msescpticos. No obstante, es destacable que, desde fuera, ya se est empezando a pre-sentar el constructivismo como una alternativa vlida a las explicaciones neorrealistasy neoliberales de las relaciones internacionales (Walt, 1998).

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  • Origen y planteamiento

    La etiqueta de constructivismo para designar un programa de investigacin enRelaciones Internacionales alternativo a los existentes fue acuada por Nicholas Onufen 1989, en su obra World of Our Making (Onuf, 1989). Sin embargo, el autor msrepresentativo de esta corriente es Alexander Wendt, quien en 1987 ya haba plantea-do el tema central de la problemtica constructivista: la mutua constitucin de lasestructuras sociales y los agentes en las relaciones internacionales (Wendt,1987).Posteriormente Wendt adopt para s el rtulo de constructivista moderno (paradiferenciarse de los constructivistas postmodernos como Ashley o Walker) y sealtambin a John G. Ruggie y Friedrich Kratochwil como autores constructivistas (Wendt,1992). Tanto uno como otro son autores de reconocido prestigio en la academia esta-dounidense, con una trayectoria marcada por un rico debate con neorrealistas y neo-liberales sobre aspectos fundamentales de la teorizacin en Relaciones Internacionales,en particular en torno al concepto de rgimen internacional y sus implicaciones21. Mstarde, Wendt elimin el adjetivo moderno y aadi los nombres de Emmanuel Adlery Peter Katzenstein al ncleo constructivista (Wendt, 1995). Dado que todos estosautores aceptan la denominacin de constructivistas cabe considerarlos como tales,aunque hay diferencias significativas entre ellos. Wendt ha presentado el constructi-vismo como una perspectiva capaz de contribuir al dilogo neorrealismo-neoliberalis-mo reforzando los argumentos neoliberales y a la vez capaz de acercar las posicionesreflectivistas a las racionalistas (Wendt, 1992: 394).

    Para Wendt, el dilogo entre neorrealistas-neoliberales gira en torno a la medidaen que la accin estatal est condicionada por la estructura (anarqua y distribucinde poder) o por el proceso (interaccin y aprendizaje) e instituciones. Ese dilogo eraposible a partir de la base comn: el compromiso racionalista de ambas partes y, sobretodo, su uso de los modelos econmicos y de la teora de los juegos. El problema esque la teorizacin basada en la teora de los juegos no concede especial inters a lasidentidades y a los intereses de los participantes, sino que los trata como factores ex-genos fijos, centrndose en la manera en que los actores se comportan y en los resulta-dos de sus acciones. Sin embargo, en opinin de Wendt las posiciones neoliberalesque sostienen que los procesos e instituciones pueden dar lugar a un comportamien-to cooperativo a pesar de la anarqua se veran reforzadas si contaran con una teorasistemtica que explicara la transformacin de las identidades e intereses de los actorespor parte de los regmenes e instituciones. A su vez, las teoras reflectivistas s se ocu-pan de cmo las prcticas de conocimiento constituyen a los individuos, una cues-tin cercana, segn Wendt, a las inquietudes de los neoliberales. As pues, el autor creeposible contribuir al debate (racionalista) entre neorrealistas y neoliberales con ele-mentos constructivistas.

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  • Para ello Wendt (y el resto de los autores constructivistas) se apoyan en una abundanteliteratura proveniente de la sociologa, las Relaciones Internacionales y otras disciplinas quepuede proporcionar conceptualizaciones tiles para entender mejor esta problemtica.Adems de las obras de clsicos de la sociologa como Durkheim y Weber, dos obras impor-tantes de la sociologa del conocimiento son especialmente influyentes en el pensamientoconstructivista en Relaciones Internacionales. Una es el clsico de Berger y Luckmann Laconstruccin social de la realidad (Berger y Luckman, 1966). Otra es Central Problems inSocial Theory, donde Anthony Giddens desarroll su teora de la estructuracin (Giddens,1979). De las mltiples influencias provenientes de la propia disciplina de las RelacionesInternacionales los autores constructivistas destacan tres ncleos, todos ellos particular-mente interesados en el papel de los factores socio-cognitivos en las Relaciones Internacionales:en primer lugar, la literatura vinculada a la teorizacin sobre la sociedad internacional, espe-cialmente la obra de Hedley Bull (Bull, 1977). En segundo lugar, las aportaciones de laescuela neofuncionalista de la integracin europea (Haas, 1968; Lindberg, 1971; Nye, 1971).Y en tercer lugar, las de los estudiosos que se ocuparon de los problemas de la percepcinen los procesos de toma de decisiones, entre los que se destaca Robert Jervis (Jervis, 1988).

    Wendt no ha planteado una teora ni siquiera en su Social Theory of InternationalPolitics (Wendt, 1999) sino un conjunto de hiptesis que sugiri explorar emprica-mente. Lo que s ha hecho es proponer una agenda de investigacin. sta tendra elobjetivo de evaluar las relaciones causales entre prcticas e interacciones (variable inde-pendiente) y las estructuras cognitivas en el nivel de los estados individuales y los sis-temas de estados (variable dependiente), lo que equivale a explorar la relacin entre loque los actores hacen y lo que son. Aunque sugiri partir de la idea de la constitucinmutua entre agentes (actores) y estructuras , subray que no es una idea que pueda ayu-dar demasiado: lo que hay que averiguar es cmo se constituyen mutuamente. En par-ticular Wendt seal la importancia del papel de la prctica al configurar actitudeshacia lo dado de esas estructuras: Cmo y porqu los actores reifican las estructurassociales, y bajo qu condiciones desnaturalizan esas reificaciones?

    Es tambin destacable la postura de Wendt frente a la controversia epistemolgi-ca definida como positivismo-postpositivismo. Sencillamente, propuso quitarle impor-tancia, sealando asimismo que abandonar las restricciones artificiales de lasconcepciones de investigacin del positivismo lgico no nos obliga a abandonar la cien-cia (Wendt, 1992: 425).

    Desarrollo emprico

    El llamamiento de Wendt a la exploracin emprica de las ideas constructivistasha tenido eco, y en muy pocos aos han aparecido numerosos trabajos (fundamental-mente estudios de caso) vinculados a esta agenda de investigacin y con la misma ads-

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  • cripcin moderna. Los estudios de caso suelen seguir una metodologa que combi-na la explicacin con la interpretacin, desde una perspectiva cientfica y sensible a losociolgico (Adler, 1997). Para intentar demostrar cmo las instituciones configuranlos intereses de los actores se requieren necesariamente estudios muy detallados. Losestudios de caso suelen incluir anlisis de textos de decisores polticos, entrevistas, etc.,aunque tambin se recurre a estadsticas y a otros mtodos formales.

    Una parte importante de los estudios de caso trata del papel de las organizacionesinternacionales en los procesos de reconfiguracin de intereses estatales. El papel de laUNESCO en la reestructuracin de las polticas de investigacin a partir de un pro-ceso descrito como de reconfiguracin de intereses de numerosos estados miembros(Finnemore, 1966), el de la OTAN en la reestructuracin de las percepciones mutuasde sus miembros y sus intereses de seguridad (Risse-Kappen, 1994) y la reformulacinde los intereses y percepciones de los estados miembros de la Unin Europea (Landauy Whitman, 1997) son ejemplos de este tipo de anlisis.

    Otros estudios de caso se centran en la construccin de normas en s (y menos enlas instituciones que las producen). Entre ellos cabe citar el anlisis de la creacin de unanorma global antirracista en el contexto de la imposicin de sanciones anti-Apartheida Sudfrica (Klotz, 1995), la creacin de normas subyacentes al proceso de descoloniza-cin (Jackson, 1993), el anlisis de las normas que subyacen a la soberana como ins-titucin (Barkin y Cronin, 1994; Bierstecker y Weber, 1996) y los aspectos normativosde las polticas de seguridad (Katzenstein, 1996). A nivel terico, las dos obras semina-les constructivistas relativas a la produccin de normas internacionales son las ya cita-dada World of Our Making de Nicholas Onuf (Onuf, 1989) y Rules, norms, and decisionsde Friedrich Kratochwil (Kratochwil, 1989). Ambas reelaboran la clsica distincin plan-teada por primera vez por el filsofo John Rawls entre reglas constitutivas (las que creanla prctica o institucin, por ejemplo las reglas del ajedrez) y reglas regulativas (las queordenan las interacciones, como por ejemplo las reglas del trfico) (Rawls, 1955)22. Losautores constructivistas consideran, en general, que los autores neorrealistas o institu-cionalistas neoliberales se han ocupado casi exclusivamente de las reglas regulativas ydemasiado poco de las constitutivas, esenciales para entender los aspectos intersubjeti-vos de las relaciones internacionales (Ruggie, 1998: 871). Asimismo, los constructivis-tas consideran que el papel que los neoliberales atribuyen a las normas internacionales(el de actuar como elementos constreidores del comportamiento de los actores) es dema-siado superficial. Para los constructivistas, el alcance de las normas es mucho ms pro-fundo: las normas forman un consenso intersubjetivo entre los actores que, a su vez,constituye (o reconstituye) las identidades e intereses de stos (Checkel, 1997: 473).

    Un ltimo grupo de estudios constructivistas que cabe destacar son los relaciona-dos con el papel de los individuos en la difusin de las normas por parte de las insti-tuciones. El concepto de activista moral (moral entrepreneur) se ha usado para explicar

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  • porqu determinada norma surge en un momento dado. Los activistas morales sonindividuos comprometidos que se encuentran en el momento y lugar adecuado y con-siguen transmitir sus creencias a estructuras sociales ms amplias (Florini, 1996;Finnemore, 1996). Pero quizs ms fructfero sea el uso de la nocin de comunidadepistmica por los autores constructivistas. Aunque fue John Ruggie el primero enintroducir el trmino en la literatura de las Relaciones Internacionales (Ruggie, 1975),quienes lo desarrollaron y usaron fueron algunos autores institucionalistas neolibera-les, en el marco de la teora de los regmenes. Segn la definicin de Peter Haas, unacomunidad epistmica es una red de profesionales con reconocida experiencia y com-petencia en un campo determinado y un reconocido conocimiento de temas relevan-tes para la elaboracin de poltica en ese terreno o rea temtica (Haas, 1992).

    La explotacin constructivista del concepto de comunidad epistmica ha corridoa cargo, fundamentalmente, de Emanuel Adler, el cual concibe a las comunidades epis-tmicas como creadoras de creencias intersubjetivas que actan como vehculos desupuestos tericos, interpretaciones y significados colectivos que pueden ayudar a crearla realidad social de las relaciones internacionales (Adler, 1992: 343), y especfica-mente a travs de la difusin e internacionalizacin de nuevas normas constitutivasque puedan acabar creando nuevas identidades, intereses e incluso nuevos tipos de orga-nizacin social. Adler ha ilustrado sus argumentos a travs del estudio de caso sobreel papel de las comunidades epistmicas en la adopcin de normas de control nuclear.

    La agenda constructivista es, pues, rica y variada. En muy pocos aos la produccinconstructivista ha alcanzado unas dimensiones respetables y el inters de los estudiosos porel papel de las ideas en las Relaciones Internacionales est lejos de agotarse. El prximo retopara el constructivismo apuntado tanto desde dentro como desde fuera de la corriente(Ruggie, 1998; Dessler, 1999; Checkel, 1998; Keohane, 2000) consiste en integrar losresultados de los estudios empricos en una teora coherente (o en varias teoras de alcan-ce intermedio) de cmo las estructuras sociales y los actores internacionales se construyenmutuamente. Por el momento, y como un crtico ha sealado (Dessler, 1999, 137), el cons-tructivismo ha conseguido, al menos, equilibrar los intentos de descubrir generalizacionessobre la vida internacional con los de intentar aprehenderla e