Sobre La Función Expresiva y Comunicativa Del Lenguaje. Raul a. Rodriguez

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    Sobre la función expresiva y comunicativa del lenguaje.Prof. Dr. Raúl Antonio Rodríguez (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina)

    La discusión desarrollada por Winch en el contexto de la filosofía del lenguaje y lasreflexiones antropológicas como las de Evans-Pritcherd1, nos permite reconstruir larelación lenguaje-mundo y su singular estructuración por medio de las formas de laenunciación y cómo se exponen sus pretensiones de validez y aplicación. Desde este puntode vista, el lenguaje presenta una función designativa y comunicativa; funciones de uso.Todo esto constituye el realce de la perspectiva pragmática del lenguaje que hunde susraíces enPhilosophische Untersuchungen 2 de Wittgenstein y conecta, por este medio, conla lingüística pragmática de Austin3 y Searle4. La articulación entre imágenes de mundo ylenguaje, desde la perspectiva habermasiana, alude a un vínculo formal por el cual cabesostener que detrás del lenguaje hay plexos de sentido y que la normatividad social estáinscripta en los actos de habla. La pragmática lingüística imprime un punto de inflexión en

    las teorías filosóficas del lenguaje que será aprovechada por Habermas. Aparentemente laatención centrada por nuestro filósofo en tal giro pragmático del lenguaje no parece habersido completado con observaciones que escapen a la pura analiticidad. Por el contrario,encontramos situaciones ejemplares que ponen en evidencia las transformaciones que hantransitado desde un análisis afincado en la materialidad del lenguaje hacia la semiótica y ala sociosemiótica. Es notable la ausencia de referencias a estas líneas del análisis discursivode raigambre lingüístico en la pragmática lingüística de Habermas cuando, por otra parte,comparten una preocupación común con la teoría de la acción comunicativa: reconocer enel lenguaje las condiciones sociales de producción. La teoría semiótica del discurso tiene el potencial de superar el atomismo de los “actos de habla” en la que se agotó la lingüística.

    Las teorías de la discursividad social a través de las diversas formulaciones dadas5

    nosmuestra cómo un estudio descriptivo del lenguaje reconoce sus relaciones internas yfunción social. Las teorías de la discursividad ponen en evidencia que las expresionescomunicativas en la interacción social no son sumas de enunciados sinodiscursos. No noscomunicamos desde unidades de actos de habla articulados entre sí, sino por medio deconstrucciones discursivas. En este contexto semiótico el aparato de categorías definidocomo “semiótica del discurso social”6 se apresta a superar las limitaciones del enfoquesociolingüístico y psicolingüístico que restringen el análisis de la enunciación a condicionessociológicas o psicológicas. Tales planteos permiten a un observador externo interpretar lasdeterminaciones que inciden en las construcciones expresivas, enunciativas ycomunicativas. Para ello, se apoyan en la idea de “lengua” como conjunto finito y

    1 P. Winch,Comprender una sociedad primitiva , 1994.2 L. Wittgenstein,Werkausgabe Band 1: Philosophische Untersuchungen. , Frankfurt am M., Suhrkamp, 1984, (trad.

    cast. Investigaciones filosóficas , México, UNAM/ Crítica, 1988).3 J. Austin,Cómo hacer cosas con palabras , 1990.4 J. Searle, Actos de habla, 1994.5 Th. Lewandowski, Lingüística, 1995, p. 211.6 D. Maingueneau, Introducción a los métodos de análisis del discurso: problemas y perspectivas , ed. cit.; T. A. van

    Dijk (comp.), El discurso como interacción social , ed. cit.; E. Verón, La semiosis social. Fragmentos de una teoría dela discursividad, Buenos Aires, Hachette, 1989.

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    relativamente estable de elementos. Por el contrario, la idea de “discurso” se entiende comoel lugar donde se ejerce la creatividad: excede la noción de enunciación, o sea, la desucesión de oraciones; es la condición de producción de un texto donde se configura comouna unidad de sentido que articula, a la vez, unidades de lenguaje con la finalidad de lacomunicación y para lo cual tiene en cuenta el complejo de la situación involucrada endicha discursividad y no en cada enunciado7. A través de los discursos, desde este punto devista, se representa la semiosis social entendida como proceso de producción y recepcióndel sentido8. La teoría del discurso en la semiótica se postula así, como un análisistranslingüístico 9. La potencialidad de esta perspectiva, en consecuencia, y a nuestro aentender, permitiría comprender a las imágenes del mundo como plexos discursivos y deeste modo, reconocer la semiosis social inscripta en los discursos religiosos, culturales,sociales, del mundo natural, etc. En otras palabras, cómo se articula el lenguaje con elcontexto social y cómo realiza su función expresiva y comunicativa. Mientras tanto, lanoción de lenguaje vinculado al discurso argumentativo en Habermas parte de una filosofíadel lenguaje de los actos de habla y desemboca en la teoría de la argumentación crítica.

    Esta noción de discurso se refiere al procedimiento argumentativo por medio del cual seconfiere significado al reconocimiento de las pretensiones de validez de una norma deacción. También, es una forma de comunicación emancipada de la experiencia ydespreocupada del actuar que garantiza la discusión en torno a tales pretensiones de validez(afirmaciones, recomendaciones o advertencias) cuando éstas han sido problematizadas.Por esta razón es que Habermas complementa la hipótesis de la argumentación con elsupuesto de los participantes en condiciones ideales de habla, es decir, sin limitaciones nicoacciones, de tal modo que se imponga por razón propia la coacción del mejor argumento.Para esto tenemos que incluir, también, el supuesto de que los participantes están de igualmodo racionalmente motivados por un propósito cooperativo de búsqueda de la verdad. Así

    se comprende que la teoría de la acción comunicativa trascienda la dimensión empírica ycontextual de la comunicación y se oriente más bien hacia la búsqueda de formasestructurales que, vistas desde el lenguaje, permitan reconocer las condiciones de posibilidad para el entendimiento en la interacción motivada por objetos diferenciados. Estaindagación de la teoría habermasiana se enmarca en el plano de lareconstrucción , o sea, “del dominio intuitivo de los sistemas normativos que se encuentran en la base de la producción y enjuiciamiento de manifestaciones y actos simbólicos”10. En contraposiciónal plano de la interpretación estructuralista derivada de la lingüística que alcanza suobjetivo por medio de la abstracción de las manifestaciones empíricas, es lo que lleva acabo el enfoque sociosemiótico del lenguaje, superando al análisis de la lingüística cuandose aplica a las condiciones pragmáticas de los discursos. Al respecto Verón nos recuerdaque:

    7 D. Maingueneau, Introducción a los métodos de análisis del discurso. Problemas y perspectivas, 1989, pp. 15 – 20.8 E. Verón, La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. 1987, p. 125.9 Ivi, p.123.10 J. Habermas,Conciencia moral y acción comunicativa , Barcelona, Península, 1998, p. 45.

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    “Toda producción de sentido, en efecto, tiene una manifestación material. Esta materialidad delsentido define la condición esencial, es el punto de partida necesario de todo estudioempírico de la producción de sentido. Siempre partimos de “paquetes” de materias sensibles investidas de sentidoque son productos [...]”11.

    Habermas, por el contrario, alude a los discursos como unidades lingüísticas, superior a laoración y comprendidos dentro de la teoría de la argumentación12. Son estructurasracionales de fundamentación intersubjetiva. Para la sociosemiótica son procesos designificación articulados en unidades de sentido con distintos propósitos: expresivos,comunicativos, de dominio y poder, etc. La tradición post-estructuralista que se extiende através de la semiótica, considera alenunciado como la sucesión de oraciones emitidas quesuperan los límites de las oraciones y aldiscurso como el enunciado, desde el punto devista de las determinantes de producción que lo condicionan13. Estos conjuntos expresivosde discursividad delimitancorpus de análisis orales, gestuales, icónicos, sonoros, etc.; sonunidades de análisis e interpretación vistas como complejos de sentido manifiestos y

    producidos, cuyas raíces de significación no se encierran en lo “dicho” sino que se extiendemás allá de la enunciación. Tampoco se encuentran en la subjetividad captada por empatía.

    “Se renunciará, pues, a ver en el discurso un fenómeno de expresión, la traducción verbal de unasíntesis efectuada. Por otra parte, se buscará en él más bien un campo de regularidades de diversas posiciones subjetivas. El discurso, concebido así, no es la manifestación majestuosamentedesarrollada de un sujeto que piensa, que conoce y que dice; es, por el contrario, un conjunto donde pueden determinarse la dispersión del sujeto y su discontinuidad consigo mismo”14.

    Desde ambas perspectivas, teoría de la acción comunicativa y semiótica, hay sentidos

    contrapuestos de “discurso”, pero no obstante ello, son análisis que toman en consideraciónla relación que se establece entre las imágenes del mundo y los lenguajes que lo expresan.La teoría de la acción comunicativa pone atención en unidades lingüísticas enunciativasexpresivas o comunicativas, pero no en “textos” discursivos de sentido. Para ambas líneasde análisis, el lenguaje y la función comunicativa revelan condiciones sociales de producción del sentido, pero la teoría de Habermas no centra su atención en el lenguajecomo sistema institucionalizado portador de redes de sentido. El lenguaje es tomado comoíndice que permite abordar formas que explican el cómo se alcanza el entendimiento. Por elcontrario, la noción de discurso proyectado comodiscurso social alude

    11 E. Verón, op. cit., p. 126.12 S. Toulmin,The Use of Argument, ed. cit., 199913 D. Maingueneau,op. cit., pp. 16 – 17.14 M. Foucault, La arqueología del saber , 1988. P 80; otros ejemplos de discurso asimilados a la sociosemiótica

    provienen de P. Bourdieu cuya caracterización del discurso, también, resulta paradigmática para esta perspectiva pragmática del lenguaje. “La especificidad del discurso de autoridad (curso profesoral, sermón, etc.) reside en el hecho deque no basta que ese discurso seacomprendido (e incluso en ciertos casos, si lo fuera, perdería su poder) y que sólo ejercesu propio efecto a condición de ser reconocido como tal. Obviamente, estereconocimiento - acompañado o no de lacomprensión – sólo se concede bajo ciertas condiciones, las que definen el uso legítimo: debe ser pronunciado en unasituación legítima y por la persona legitimada para pronunciarlo [...]”. Cfr. P. Bourdieu (1985), p. 71.

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    “también a sistemas cognitivos, distribuciones discursivas, repertorios tópicos que en una sociedaddada organizan lo narrable y argumentable, aseguran una división del trabajo discursivo, según jerarquías de distinción y de funciones ideológicas para llenar y mantener”15.

    Si tomamos el punto de vista de la construcción social del sentido y que trasciende laabsoluta racionalidad de los sujetos, a tal punto que sus decisiones y voliciones no sonradicalmente autónomas, se podrá comprender hasta qué punto la teoría de la “coacción delmejor argumento” muestra flancos discutibles. Un lenguaje en función comunicativa quemediatiza las interacciones sociales no involucra únicamente a dos actores, sino a plexos desentido que subyacen a los participantes. Tales sentidos no son diferenciados con claridadni de modo unívoco en la autorreflexión involucrada en el mutuo entendimiento; porque losdiscursos reconocen estratos de sentido engarzados en experiencias vitales compartidas porlos participantes. Los malos entendidos e interpretaciones equívocas son factibles más alláde la intencionalidad de los actores.

    “Todo lo que se dice en una sociedad realiza y altera códigos, modelos preconstruidos – todo un“ya-ahí” que es un producto social acumulado. Toda paradoja se inscribe en la dependencia de unadoxa . Todo debate se desarrolla sólo apoyándose sobre una tópica común a los argumentadoresopuestos. En toda sociedad, la masa de los discursos – divergentes y antagonistas – engendra,entonces, undecible global más allá del cual no es posible – salvo por anacronismo – percibir lo«noch nicht Gesagtes» , lo «aún-no-dicho» (para traducir a Ernst Bloch)”16.

    Otro ejemplo que muestra esta porosidad de los discursos se encuentra en la semióticasocial de Halliday17. Aquí, el análisis parte de una doble articulación funcional y pragmática entre lenguaje y estructura social: como expresión discursiva y como estructura

    funcional comunicativa. El lenguaje no sólo es expresividad del sistema social sino,también, “simboliza activamente al sistema social, creándolo y siendo creado por él”. Ellenguaje, visto por Halliday, puede ser tomado como institución y sistema. Comoinstitución, alude a los modos de uso vivo de un lenguaje: dialecto y registros. Comosistema, el lenguaje es considerado en su estratificación dada por los contenidos, formas yexpresiones. Pero también, en el sistema se pueden reconocer distintos componentesfuncionales, tan variados como acciones posibles se puedan orientar. Éstas pueden estarrelacionadas con los mundos objetivados a través de las referencias enunciativas, con lasexperiencias vividas, con los componentes lógicos o con las acciones interpersonales. Laidea del lenguaje como institución enfatiza, así, el arraigo en las vivencias espontáneas ylos usos irreflexivos; la idea de sistema, por su parte, se refiere al carácter reflexivo queadquiere el lenguaje cuando éste es objeto de estudio. El lenguaje, en suma, es unasemiótica social18 cuya evolución indica las maneras cómo se ha utilizado y, a la vez, cómo

    15 M. Angenot, Interdiscursividades, De hegemonías y disidencias, 1998, pp. 17 – 18.16 Ivi., p. 23.17 M. Halliday, El lenguaje como semiótica social. La interpretación social del lenguaje y del significado, 1998, pp.

    237 – ss.18 Ivi.,p. 247.

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    se ha articulado con las estructuras sociales y el conocimiento. Ahora bien cuandoHabermas relaciona la noción de mundo de la vida con el lenguaje se acerca a esta perspectiva porque lo visualiza como institución variable de acuerdo al usuario y a lasituación. Porque las variaciones de lenguaje expresan plexos de sentidoinstitucionalizados. Son expresiones de las modificaciones que operan en el sistema. Eneste punto y desde esta perspectiva podemos ver que el planteo de Habermas seríacongruente con el de Halliday, porque para éste el lenguaje no sólo se define por sucapacidad de representación referencial sino, también, por la capacidad metafórica que le permite simbolizar las interacciones sociales dadas en contextos; asimismo simboliza lasestructuras sociales y de conocimiento que se expresan en las variaciones de los usos dellenguaje19. En consecuencia, en esta línea semiótica, las modificaciones funcionales dellenguaje tienen que ver con variaciones de las vivencias que trascienden a un actorindividual consciente de una situación discursiva y de los modos de expresión de lasinteracciones, experiencias y conocimientos. Como se observa, esta relación que hemosestablecido entre el análisis habermasiano y el proporcionado por las teorías del discurso,

    permite resaltar el potencial de la semiótica para explicar de modo más significativo cómose pliegan en el lenguaje en interacción dialógica las imágenes del mundo.En Habermas, la perspectiva del lenguaje desde la cual se trata de establecer relación conlas imágenes del mundo, no es sólo por su función sino, también, por los rasgos esencialesque lo singularizan como medio de expresión y representación.20 Para ello parte deWilhelm von Humboldt21 quien dice:

    “el lenguaje, ese punto medio en el que viene a reunirse las más diversas individualidades en virtudde la comunicación de sus aspiraciones externas y de sus percepciones internas, es lo que seencuentra en la relación más estrecha y viva con el carácter [...] Se debe considerar la lengua no

    tanto como un producto inerte sino sobre todo como producción; abstraer en mayor medida de suacción designadora de objetos, y mediadora de la comprensión, y remontarse con mayor celo hastasu origen, tan estrechamente unido a la actividad interior del espíritu, y a la influencia que ejerce ellenguaje sobre ésta y ésta sobre aquél”22.

    El lenguaje, así visto, es principalmente comunicación pero también expresión del espírituy concepción de mundo de los sujetos. Esta perspectiva articulada con la pragmáticalingüística en la teoría de la acción comunicativa23 trasciende las abstracciones y lageneralización de los usos. La tarea es, en consecuencia, determinar las estructurasformales que derivan de tal trascender sin alcanzar el punto de la trascendencia, pero sí elde la universalidad de las condiciones de posibilidad para el entendimiento. Este es undesafío teórico para Habermas que implica moverse en un plano no empírico, tampoco de

    19 Ibíd .20 Cabe recordar que la teoría del lenguaje en Habermas está vinculada más a la semiótica triádica de Peirce que a una

    teoría del lenguaje de representaciones dadas.21 J. Habermas,Verdad y justificación. Ensayos filosóficos, 2002, pp. 65 - ss.22 W. v. Humboldt,Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo

    espiritual de la humanidad. 1990, p. 39; pp. 62 – 25.23 J. Habermas,Verdad y justificación. Ensayos filosóficos, 2002, p. 65.

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    la abstracción y de la generalización, y mucho menos metafísico. Así también, unareflexión teórica que extraiga consecuencias desde una filosofía de la intersubjetividaddestrascendentalizada.Para Habermas toda interpretación es racional24 y la indagaciónreconstructiva es una baseque abre la posibilidad de la interpretación porque permite desentrañar las formas pragmáticas del lenguaje como condiciones de comunicación y entendimiento. La perspectiva de lareconstrucción que toma Habermas refuerza la hipótesis según la cual losrasgos estructurales del lenguaje que aseguran su función comunicativa no se modifican através de las transformaciones sociales. Más bien, en cada circunstancia se suponencambios en las condiciones contextuales que descargan al potencial enunciativo y devalidez de los lenguajes. Esto es así sin representar una evolución que va del pensamiento pre-lógico al lógico. El lenguaje, como sistema social, se reestructura por los cambios defunción en las mediaciones entre los actores, sin que esto signifique una modificaciónestructural del mismo. Por ejemplo, si volvemos a la interpretación mítica del mundo,veremos que en su estructura conceptual los requisitos de validación no están ausentes, pero

    sí indiferenciados: la validez adquirida a través de la verdad proposicional, la rectitud y laveracidad están confundidas entre sí. El lenguaje, en este caso, tiene una autocomprensiónmaciza donde los mismos componentes sígnicos no diferencian entidades sino, más bien,las simbolizan como imágenes de una realidad, como totalidad que todo lo incluye. Para ellenguaje del mundo mítico, la totalidad de lo real es la totalidad del lenguaje. Esta idea larefuerza Paramio cuando dice: “no podemos considerar el significado y el significanteindependientemente, sino a través de la relación que existe entre ellos, que es lo quedenominamos signo [...] el mito es una cadena semiológica que existe antes que él. Lo quees signo en un primer sistema se convierte en significante en el segundo”25. Tanto el planteamiento de Paramio como el de Barthes26, se refieren a la distinción entre lenguaje

    objetivo y narrativo; éste último corresponde al mito. Desde la sociología, si extendemoslas propiedades del mito al lenguaje como medio de interacción comunitaria, podemossustraer el carácter de metalenguaje que se les asigna. Entonces, presenta correlacionessignificativas donde la diferenciación sígnica entre objetos, niveles de la realidad y planosde legitimación no es categórica. Así es como en el mundo mítico el lenguaje no interpretaal mundo abrigando la posibilidad del relativismo conceptual y de la crítica. No pierde las propiedades expresivas y comunicativas como tampoco la posibilidad de exponercondiciones de validez. Más bien, todo esto se produce en un sincretismo que ha reificadola imagen del mundo27.Los procesos de diferenciación que permitirán distinguir entre tradición cultural ycomunicación lingüística, implican el reconocimiento de un mundo social como naturalezaexterna, constituido por la intersubjetividad y un mundo objetivo al cual todos puedenreferirse. El mundo objetivo, el mundo social y el mundo subjetivo presuponen, de estemodo y según Habermas, la posibilidad formal de ser compartidos por todos y, así, ser

    24 J. Habermas, Dialettica della razionalizzazione, 1998, p. 43 – ss.25 L. Paramio, Mito e ideología, 1971, p. 31.26 Ivi., p. 29 – ss.27 J. Habermas,Teoría de la acción comunicativa, 1999, p. 79.

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    La capacidad de reflexión ligada al lenguaje refleja las imágenes del mundo y el fondo de laherencia cultural. Tal virtud del lenguaje se alcanza a través de la superación de la imagenmítica del mundo y su descentración.

    Bibliografía.

    Angenot, M., Interdiscursividades, De hegemonías y disidencias , Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1998.Austin, J.,Cómo hacer cosas con palabras , Barcelona, Paidós, 1990.Dijk, T. A. van (comp.), El discurso como interacción social. Estudios del discurso:introducción multidisciplinaria. Vol. 2, Barcelona, Gedisa, 2000.Foucault, M., La arqueología del saber , México, Siglo XXI, 1988.Ginzburg, C., El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik, 1991.Habermas, J., Dialettica della razionalizzazione , Milano, Unicopli, 1998.Habermas, J., 2 vol. , Teoría de la acción comunicativa , Tomo I: Racionalidad de la acción

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    Index de nombres

    Angenot, Marc, 4Austin, John, 1Bourdieu, Pierre, 3n,Dijk, Teun Adrianus von, 1Foucault, Michel, 3

    Ginzburg, Carlo, 7 Habermas, Jürgen, 2, 5, 6, 7Halliday, Michel, 4, 5Humboldt, Wilhelm von, 5Lewandowski, Theodor, 1Maingueneau, Dominique, 1, 2, 3, 4Paramio, Ludolfo, 6, Searle, John, 1 Toulmin, Stephan, 2, 3Verón, Eliseo, 1, 2, 3,Winch, Peter, 1, 7Wittgenstein, Ludwig, 1