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TEMA 4. EL ARTE GRIEGO CONTENIDOS: 1.- MARCO HISTÓRICO. 2.- INTRODUCCIÓN: LOS ÓRDENES. 3.- EL TEMPLO GRIEGO: EL PARTENÓN. 4.- LA ESCULTURA: LOS GRANDES MAESTROS DE LOS SIGLOS V Y IV. POLICLETO Y FIDIAS. PRAXÍTELES Y SCOPAS. LISIPO Y SU CANON. 5.- EL PERÍODO HELENÍSTICO. 6.- LA ESCULTURA IBÉRICA. 1.- MARCO HISTÓRICO - ANTECEDENTES : Civilizaciones prehelénicas: *Creta (3000 – 1400 a.C.) *Micenas (1600 – 1300 a.C.) - GRECIA ARCAICA (800 – 500 a.C.) *Templos de orden dórico (600 – 480 a.C.): Neptuno en Paestum, Hera en Olimpia y Afaia en Egina *Escultura: Kouroi y Kore. GUERRAS MÉDICAS - GRECIA CLÁSICA (Siglos V y IV a.C.) *Clasicismo pleno: siglo V a. C.: -Templos de la Acrópolis (destaca el templo dórico del Partenón) y el templo de Zeus en Olimpia. -Escultura. Destacan los artistas Mirón, Policleto y Fidias. HEGEMONÍA ATENIENSE: El siglo de Pericles (460 a.C.)

Tema 4. El Arte Griego

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TEMA 4. EL ARTE GRIEGO

CONTENIDOS:

1.- MARCO HISTÓRICO.2.- INTRODUCCIÓN: LOS ÓRDENES.3.- EL TEMPLO GRIEGO: EL PARTENÓN.4.- LA ESCULTURA: LOS GRANDES MAESTROS DE LOS SIGLOS V Y IV. POLICLETO Y FIDIAS. PRAXÍTELES Y SCOPAS. LISIPO Y SU CANON.5.- EL PERÍODO HELENÍSTICO.6.- LA ESCULTURA IBÉRICA.

1.- MARCO HISTÓRICO

- ANTECEDENTES : Civilizaciones prehelénicas:*Creta (3000 – 1400 a.C.)*Micenas (1600 – 1300 a.C.)

- GRECIA ARCAICA (800 – 500 a.C.)*Templos de orden dórico (600 – 480 a.C.): Neptuno en Paestum, Hera en Olimpia y Afaia en Egina *Escultura: Kouroi y Kore. GUERRAS MÉDICAS

- GRECIA CLÁSICA (Siglos V y IV a.C.)*Clasicismo pleno: siglo V a. C.:-Templos de la Acrópolis (destaca el templo dórico del Partenón) y el templo de Zeus en Olimpia. -Escultura. Destacan los artistas Mirón, Policleto y Fidias. HEGEMONÍA ATENIENSE: El siglo de Pericles (460 a.C.) GUERRAS DEL PELOPONESO. TRIUNFO DE ESPARTA.*Siglo IV: Postclasicismo.Tholos de Delfos . Tetro de Epidauro.Escultura: Destacan los artistas Scopas, Praxíteles y Lisipo. 338 a. C.- Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno, derrota

a Atenas y Esparta en la batalla de Queronea. 334 – 323 a.C.- Alejandro Magno. Imperio Universal.

- ARTE HELENÍSTICO (siglos III al I a.C.)Figuras de Tanagra. Altar de Pérgamo.Victoria de Samotracia. Laocoonte.Torso de Barvedere. Alegoría del Nilo.Galo Ludovisi. División del Imperio de Alejandro Magno en tres reinos:

Macedonia, Asia Anterior y Egipto.

2. INTRODUCCIÓN. LOS ÓRDENES

Desde el segundo milenio antes de Cristo hasta prácticamente el principio de nuestra era, se desarrolló en torno al mar Egeo una civilización capaz de definir un arte que ha sido considerado como clásico por todos sus sucesores. Desde sus comienzos en Creta hasta su gran apogeo en el periodo del helenismo, la civilización griega supo llevar a término una cultura de la que todo el mundo occidental es directo heredero.En el segundo milenio antes de Cristo, en el mar Egeo, se forma una cultura absolutamente original que tiene su centro de irradiación en la isla de Creta. Con una situación geográfica privilegiada al ser sus puertos un punto muy frecuentado por los barcos mercantes, empiezan a disfrutar de un bienestar económico y político que pronto les llevó a dominar con sus naves todo el mar que les rodeaba. En la arquitectura cretense encontramos ciertas características que serán una constante en el arte griego. Para empezar, hay una ausencia de

templos monumentales como los que hemos conocido en Egipto. En el caso de Creta, su construcción principal son los palacios, siempre desprovistos de fortificaciones. El más importante es el de Cnossos, al que la leyenda conoce como el laberinto y morada del mítico legislador de la ciudad, Minos, cuyo nombre también se ha utilizado para designar esta cultura como minoica. Otras características que se verán en el arte griego se ven en su arquitectura adintelada o en el uso de columnas. Pero el mundo del Egeo era mucho más amplio que Creta y, además de las islas, incluía toda la tierra firme de Grecia. Allí destaca un pueblo guerrero, poseedor del bronce, los aqueos, que conquistarán y acabarán con la civilización minoica. Desde el principio, el país se halló dividido en pequeños reinos sobre los cuales Micenas,- que dará nombre a esta cultura como micénica,- ejercía una especie de hegemonía. Los conflictos entre estos reinos debían ser frecuentes, ya que todas estas ciudades estaban rodeadas de unos enormes muros llamados ciclópeos por los antiguos, porque creían que sólo los míticos cíclopes habían podido realizar obras tan colosales. Una larga era de invasiones, emigraciones y conflictos acabaron con la civilización prehelénica en los últimos siglos del segundo milenio. La última de las invasiones indoeuropeas, la de los dorios, conocedores del hierro, consiguió reunir todos los ingredientes necesarios para lo que iba a ser la formación de la Grecia clásica.Aunque, como ya se ha se ha señalado, el arte griego hereda del prehelénico algunas características, no puede considerarse consecuencia o producto de la evolución de aquel. Sólo después de cuatro siglos de ensayos y esfuerzos, se crea un nuevo estilo, en el que suele distinguirse tres grandes períodos: el arcaico o anterior al siglo V; el de mayor apogeo, el clásico, que comprende el siglo V y IV; y el helenístico, que dura hasta los días del Imperio romano.Una de las características que se conserva del arte prehelénico es el de las proporciones. Los griegos tampoco construyen edificios colosales, como en Egipto y Mesopotamia. Los griegos prefieren crear conjuntos proporcionados y deleitarnos con el equilibrio de las proporciones.La arquitectura griega es de sillería perfectamente uniforme y en el período clásico el material más usado será el mármol blanco. Aunque conoce el arco, renuncia a él y sigue usando el sistema adintelado. Aunque se han perdido, utilizaron colores en la decoración de sus edificios (ejemplo: azul en los triglifos, rojo en el fondo de las metopas…). Otra característica de la arquitectura griega es su deseo de conseguir una armonía visual, para lo que usaban los cálculos matemáticos. Así, inclinan las columnas hacia dentro para evitar la sensación de caída, mayor anchura de las columnas de los ángulos, anulando cualquier presión de debilidad en ese punto; desigual distancia de intercolumnios…; Su sentido de la proporción les lleva a usar de medida para calcular todas las proporciones el diámetro inferior de las columnas,

así la altura de la columna dórica equivale a seis veces la longitud del diámetro del fuste, la jónica a nueve y la corintia a diez.El templo será el edificio base de la arquitectura griega. Un templo destinado a ser el lugar donde se coloca la estatua del dios y al que no entran nunca los fieles., De hecho, los ceremoniales religiosos se desarrollan siempre fuera de los templos, de ahí la importancia del exterior en esta arquitectura.En cualquier caso, el rasgo fundamental de toda la arquitectura griega es la creación de los tres órdenes clásicos, entendiendo por orden en el mundo griego un lenguaje arquitectónico que forma el exterior de un edificio a partir de tres elementos: el pedestal, la columna y el entablamento. Los tres órdenes son el dórico, el jónico y el corintio. Sus nombres lo deben al considerarse inventados por los griegos dorios, jonios y corintios. El orden dórico y el orden jónico aparecen al mismo tiempo en el inicio del arte griego (siglo VII a.C.); el corintio, sin embargo, es un derivado tardío del orden jónico (siglo V a.C.).Según los griegos mismos, los dorios son el pueblo fuerte del norte que, al expulsar a los jonios a la Grecia asiática, se establecen principalmente en el Peloponeso. Así, el pueblo dorio se caracteriza por su sobriedad y dureza, carácter que se verá reflejada en la polis de Esparta. Los jonios gustan más del lujo oriental y conservan en la Grecia europea la península del Ática, en la que Atenas será la antítesis del pueblo espartano.El orden dórico surge hacia el siglo VII a.C. y es, en efecto, el más sobrio de los tres órdenes. Los primeros templos dóricos eran de madera. El orden dórico descansa sobre una plataforma con tres gradas(estilóbatos). Su columna carece de basa por lo que el fuste arranca directamente del último escalón y está surcado por unas veinte estrías longitudinales. Para subrayar su efecto de solidez y fortaleza, tiene un ligero ensanchamiento o éntasis en su parte central. Por fin, el capitel consta de una moldura fina (collarino), de un núcleo principal en forma de plato macizo (equino) y de unprisma cuadrangular (ábaco) que remata la columna. A medida que avanza el tiempo, la columna dórica se hará más esbelta.La techumbre, al manifestarse al exterior en la fachada, constituye el entablamento, y consta de tres cuerpos: arquitabre, friso y cornisa.El arquitrabe es una gran viga de piedra sin adornos. En el friso, sin embargo, alternanlos triglifos (rectángulos divididos por tres listas verticales) y las metopas(losas aproximadamente cuadradas que pueden aparecer esculpidas).El templo tiene cubierta inclinada a dos aguas, lo cual en las fachadas más estrechas se acusa en las cornisas, formando un plano triangular o frontón, cuyo fondo se llama tímpano. El frontón será la parte más importante de la fachada y desde el principio alojará importantes conjuntos escultóricos.

Frente a la sobriedad y corpulencia del orden dórico, el orden jónico es más esbelto en sus proporciones y de mayor riqueza en su decoración. Como ya se ha indicado, fue preferido por los griegos jonios del Asia.El orden jónico tiene el entablamento exactamente igual que el dórico, pero la columna descansa sobre una basa compuesta por una losa cuadrada o plinto y tres cuerpos circulares. De proporciones más finas y espigadas que la dórica, el fuste jónico carece de éntasis y está recorrido por veinticuatro estrías verticales. El capitel está rematado por unas volutas, que serán el elemento más típico del orden jónico. El friso es liso o aparece decorado con relieves. El frontón sigue ocupando la parte más destacada de la fachada.El corintio, más que un orden, es un capitel pues, salvo en éste, el edificio que lo utiliza sigue las normas del jónico. Es una creación tardía, sólo empleada en los últimos tiempos del arte griego. Quienes lo usan normalmente son los romanos. La invención de este capitel nos ha llegado a través de una fábula antigua. Refiere la leyenda que al morir cierta doncella de Corinto, sus familiares depositaron sobre su sepulcro el cesto de sus labores, y que la madre Tierra, deseosa de recoger esos recuerdos, hizo brotar en torno suyo unas hojas de acanto. Así es el capitel corintio, con forma de un cestillo recubierto de hojas de acanto. Mención aparte merecen los casos en los que, excepcionalmente, el fuste es sustituido por una figura humana. Si ésta es femenina se les llama cariátides, por suponer la fábula que representan las prisioneras de Caria en el Asia Menor. El ejemplo más bello lo tenemos en las Cariátides del Erecteo, en Atenas.

3.- EL TEMPLO GRIEGO: EL PARTENÓN.

Aunque la religión no concentra la vida del griego en el grado que en Egipto, y sean varios los tipos de construcción de carácter civil por él creados, el templo continúa siendo el monumento capital de su arquitectura y donde se definen sus elementos constructivos.En sus primeros tiempos, los griegos hacían sus ceremonias religiosas al aire libre, en torno a un altar. Allí, escuchaban al oráculo, hacían sus ofrendas y santificaban sus leyes. En el siglo VII a.C. comenzaron a hacerse estatuas a dioses y para guardarlas se construyeron templos.El templo griego no tiene las inmensas proporciones del egipcio ni las que tendrá el templo cristiano, construido no sólo para casa de la divinidad, sino para albergar a los fieles durante el culto. El templo griego estaba concebido para custodiar la imagen divina. El altar se encontraba en el exterior y en este espacio abierto es donde se quedaba la población y se hacían las celebraciones religiosas. Las dimensiones del templo griego, acorde con el gusto de la proporcionalidad y la armonía de este pueblo, eran pues, medianas,

hechas en consonancia con el ser humano que era,- según Protágoras,- la medida de todas las cosas.Durante el periodo arcaico (siglos IX al VI),- primer periodo del arte griego,- la arquitectura y la escultura están en un momento de aprendizaje y ensayo.Desde el año 600 a.C. aproximadamente, la construcción en piedra reemplazó a los templos de madera y adobe que se utilizaban antes. El orden más común en estos edificios es el dórico, todavía algo tosco. En el periodo clásico ya se impone el mármol blanco. Para corregir efectos falsos de ilusión óptica, los arquitectos griegos supieron curvar sabia y sutilmente cada una de las líneas rectas del templo consiguiendo un conjunto siempre perfectamente equilibrado. Así, pese al aparente rigor geométrico de la fachada del templo griego, el arquitecto utiliza ciertas libertades para mejorar los efectos ópticos: un ligero ensanchamiento en la parte central de las columnas (éntasis), la ligera inclinación de las columnas para dar sensación de una mayor verticalidad de las mismas... Contra lo que ha sido creencia general durante mucho tiempo, hoy sabemos que el templo griego no es monocromo. Incluso cuando, después del siglo V se generaliza el empleo del mármol, no es raro revestirlo con una fina capa de estuco, que en su origen había servido para ocultar las imperfecciones de los materiales más pobres. En la policromía, se usan colores planos y se generalizan los mismos colores para ciertos elementos que se quieren resaltar. Así, los tríglifos se pintan de azul, las estrías negras y el tímpano rojo o negro para destacar mejor su decoración escultórica.La planta de los templos griegos era muy simple. Estaba formada por una sala rectangular o naos, que alberga la efigie divina, precedida de un pórtico delantero abierto o pronaos y secundada en el extremo opuesto por otro pórtico cerrado llamado opistódomo. Esta estructura se eleva sobre una plataforma de tres gradas, donde el peldaño superior,- estilóbato,- aguanta el peso del edificio.Alrededor de las dependencias litúrgicas se habilitó un pasillo exterior o perístasis delimitado por columnas, cuyo número y distribución nos ofrece diferentes clasificaciones de los templos griegos.Así, dependiendo del número de columnas que el templo tenga en su fachada,- la cual siempre se colocaba en uno de los ejes cortos,- el templo podía ser dístilo (dos columnas), tetrástilo (cuatro columnas), hexástilo (seis columnas), octásilo (ocho columnas), y así sucesivamente. Por otro lado, si sólo presenta columnas en su fachada principal, se le llama próstilo. Si tiene columnas en la fachada principal y en su frente posterior, se le llama afipróstilo. Si está rodeado en sus cuatro costados por una fila de columnas, recibe el nombre de períptero y, si esa hilera es doble, se le llama díptero.

Además del templo corriente de planta rectangular existe después del siglo V el de planta circular. Si está rodeado de columnas se llama tolo.Obra maestra de la arquitectura griega es el Partenón, templo construido por orden de Pericles por los arquitectos Ictinos y Calícrates para la Palas Atenea Partenos, la famosa escultura crisoelefantina (hecha de oro y marfil) de Fidias. Se construyó como símbolo de agradecimiento de Atenas hacia la diosa Palas Atenea que les había ayudado a vencer a los persas en las guerras médicas, que marcaron la primera mitad del siglo V a.C. Para esta construcción, Pericles tuvo que solicitar a la asamblea la financiación de los gastos para restaurar la Acrópolis,- destruida por los persas,- y hacer el templo dórico más importante de toda Grecia. Es, pues, un templo de orden dórico, octástilo, anfipróstilo y períptero. El templo se levanta sobre tres gradas y mide poco menos de setenta metros. Las obras se iniciaron en el 447 a. C. y duraron quince años. Ictinios y Calícrates respetaron los cimientos de un edificio anterior incendiado. Se usó como material mármol pentélico. Fidias supervisó el conjunto de la obra y se encargó de la decoración escultórica: friso, metopas, frontones e imagen de la diosa Atenea.Siguiendo las características de los templos griegos, el Partenón estaba policromado. Se supone que las estrías de las columnas estuvieron pintadas de rojo, los ábacos de azul, los tríglifos de azul y amarillo y los fondos de los frontones y de las metopas de rojo. Para contrarrestar los efectos deformadores de la visión se han incurvado líneas que a la vista resulta rectilíneas, se han inclinado las columnas para que las veamos verticales, son más voluminosas las columnas de los extremo, la distancia entre las columnas (intercolumnios) es ligeramente desigual. Los arquitectos han usado todos sus recursos para crear un templo acorde con sus ideales de proporción y armonía. Lo más destacado de la decoración del Partenón, son las esculturas de los frontones. Aunque desde el principio, estos conjuntos escultóricos presentaron serias dificultades. Como es lógico, la figura principal tenía que ocupar el centro del escenario, es decir, el lugar en que el frontón alcanza mayor altura. El problema es que a partir de este punto el espacio mengua muy rápidamente hacia los extremos y los escultores no

sabían cómo introducir ahí las figuras. La solución definitiva, que se utilizará también en siglos posteriores, será componer la escena con esculturas de la misma escala, sin que las de los extremos sean más pequeñas que las centrales, pero inclinándolas, sentándolas, arrodillándolas o tumbándolas según se vayan alejando del centro del frontón. Como ya se ha indicado, el encargado de hacer estas esculturas fue Fidias, cuya obra aparece muy relacionada a la figura de Pericles. El tema elegido para la decoración de los frontones no podía ser otro que el de la diosa Atenea. En el frontón oriental, Fidias representa el nacimiento de la diosa, ocurrido en la colina que después será la Acrópolis. En los extremos se encuentras los caballos de Helios y Selene con sus carros, así se nos dice que la escena tiene lugar al amanecer, al salir el sol y ponerse la luna. Las figuras, todas representadas a la misma escala, se van adaptando al espacio rectangular del friso mediante las posturas en que son esculpidas. Así, en la parte izquierda aparece Dionisios tendido en tierra, Démeter y Coré sentadas y Hebe de pie; en el extremo derecho se encuentran Hestia, Dione y Afrodita, que observa cómo el carro de la Luna se hunde en el océano tras haber brillado durante la noche. La parte central se ha perdido y lo que conocemos de ella nos ha llegado por descripciones y por una pintura de Carrey hecha en 1674, antes de la destrucción del frontón. Aparecía en esta parte el nacimiento de Atenea,- madura y armada,- de la cabeza de Zeus. La Victoria (Niké) corona a Atenea, mientras que Hermes y Hefaistos,- que han asistido al parto,- corren despavoridos. Para resaltar la anatomía de los personajes, Fidias pega las ropas al cuerpo, usando lo que se ha llamado “técnica de los paños mojados”, característica de todas las esculturas de este templo.El tema propuesto para el frontón occidental fue el célebre certamen que se convocó en el Olimpo para elegir al Patrono del Ática. Como finalistas, quedaron Poseidón y Atenea. Poseidón lanzó el tridente e hizo brotar una manantial de agua en la Acrópolis. Atenea disparó la jabalina y, al caer en tierra, germinó un olivo que ,- junto al trigo y la vid,- serán los alimentos básicos de Grecia. El jurado no duda en elegir a Atenea como triunfadora.De gran belleza es también el friso de las Panateneas. A un metro de altura, rodea por completo el templo. Este friso jónico narra el ceremonial que seguían los atenienses durante las grandes fiestas estivales de las Panateneas. Todos los años, el 28 de julio, los atenienses subían en procesión a la Acrópolis y ofrecían sacrificios de ganado a la diosa Atenea, cuya carne se comía después por los asistentes en un gran banquete. Cada cuatro años, las doncellas entregaban a los sacerdotes un peplo que habían tejido para que revistiesen a la diosa con esta prenda. Ambas conmemoraciones aparecen reflejadas en el friso: doncellas que llevan lo necesario para el sacrificio, los jóvenes cabalgando en hermosos corceles, las reses que han de ser sacrificadas, las gentes principales de la sociedad de la época.Las metopas también se decoran con temas relacionados con Atenea. Hay 92 en total, y representan los cuatro ciclos de la mitología en los que

participó Atenea (Gigantomaquia, Amazonomaquia, Guerra de Troya y Centauromaquia).Tras el declive de la civilización helénica, el Partenón siguió su historia. Transformado primero en templo cristiano y después en mezquita, su ruina data de 1687, cuando los turcos lo convierten en polvorín y es alcanzado por una bomba veneciana, destruyéndose su parte central. Durante el siglo XVIII, los turcos emplean sus mármoles en otras construcciones y a principios del siglo XIX la mayor parte de sus esculturas son trasladadas al Museo Británico.

Otro templos del siglo V a.C. que merecen mencionarse son:-El Erecteion: Situado en la Acrópolis, se empezó a construir poco después que el Partenón y se terminó a fines de este siglo. Es un templo jónico con dos pórticos, que se sitúan a diferente nivel del suelo. En él se halla el pórtico de las cariátides, en el que las figuras femeninas hacen función de columnas. Es de planta rectangular y tiene tres capillas: una dedicada a Atenea, otro a Erecteo,- rey ateniense, según la mitología,- y el tercero a Poseidón.- Templo d Atenea Niké: Fue diseñado por Calícrates y construido por orden de Pericles, como el Erecteion. Se halla junto a los Propileos, a la entrada de la Acrópolis. Es anfipróstilo y su capilla es muy pequeña. En su friso se representan las luchas contra los persas y también hay relieves de las Victorias.

La gran creación del período helenístico es el templo abierto al aire libre, cuyo ejemplar más representativo es el de Zeus, en Pérgamo. Este ejemplo es, más bien, un conjunto monumental compuesto por altar al aire libre y el templo, situado al fondo, dedicado a Atenea Victoriosa.

4.- LA ESCULTURA: LOS GRANDES MAESTROS DE LOS SIGLOS V Y IV. POLICLETO Y FIDIAS. PRAXÍTELES Y SCOPAS. LISIPO Y SU CANON.

Para estudiar la escultura griega, nos encontramos con el gran problema de no contar con apenas piezas originales. Nos quedan pocos mármoles del siglo V y IV y las esculturas de bronce,- material preferido por los artistas griegos para realizar estatuas exentas,- es aún más escaso, aunque se conservan ejemplos tan destacados como el Poseidón o los Guerreros de Riace. Por lo tanto, conocemos y estudiamos la escultura griega a través de copias en mármol del período romano. Se copiaban abundantemente para decorar palacios, villas, termas… Otro aspecto de interés que se ha perdido es la policromía y los elementos decorativos que caracterizaban las esculturas griegas.Como en arquitectura, la edad de oro de la escultura griega corresponde a los días de Pericles. En pleno dominio ya de la técnica de su arte, los maestros griegos crean ahora los tipos que se consideran más representativos del ideal clásico y que tiene unas características propias. El escultor clásico griego reproduce la realidad basándose en las relaciones numéricas. Busca la armonía de las proporciones, para lo cual se fija como módulo la cabeza: durante el siglo V, la proporción armónica fue de siete cabezas y en el siglo IV se elevaría a ocho.Otra característica es la concepción del desnudo como un esqueleto perfecto, regido por la movilidad de las articulaciones; este principio de diartrosis les hizo acentuar la división entre el tronco y las extremidades, y dentro del torso, marcaron los pectorales, la cintura y el pliegue inguinal. Por último, rompieron la ley de frontalidad al adoptar la postura del contraposto, donde una pierna actúa de sostén y la otra se flexiona, desnivelándose la línea recta de las caderas.El intérprete más puro de ese ideal es, sin duda, Fidias, pero también hay que hablar de su contemporáneo Policleto, al que se le debe el pleno dominio del cuerpo humano que distinguirá la escuela griega del siglo V.En la segunda mitad del siglo v a.C., bajo el mandato de Pericles, Atenasse hallaba en el apogeo de su gloria. Es el momento de reconstrucción

de la Acrópolis, el mayor proyecto en que se embarcó el arte griego,y el panorama artístico está en plena ebullición. Allí, tres escultores fundamentalesponen la base de toda la estatuaria clásica: Mirón, Fidias yPolicleto. El broncista Mirón tiene numerosas piezas atribuidas por lahistoriografía pero, sin duda, entre todas ellas destaca El Discóbolo, unatleta lanzador de disco representado en el mismo momento del lanzamiento.Ahora bien, será Fidias (Atenas, 490 – Olimpia, 430 a.C.) el escultor que dé al arte clásico su forma perfecta. Nadie como él supo crear un mundo de seres plásticamente más perfectos, ni de equilibrio más absoluto. Frente a él, la escultura griega anterior tiene siempre algo de esfuerzo por lograr esa perfección clásica y la posterior,- con su interés por valores más transitorios,-carecerá del equilibrio físico y espiritual del clasicismo.Fidias también se caracteriza por ser el primer imaginero del arte occidental. Un imaginero es un escultor que tiene la capacidad de provocar con su obra la devoción del fiel y las figuras divinas de Fidias tienen esta capacidad. Sus creaciones divinas tienen lo que el filósofo Anaxágoras llamo el “nous”, el espíritu. Así, la Iglesia católica cristianizará los modelos paganos representados por Fidias : Zeus se convirtió en el Padre Eterno, Apolo en Cristo, Palas Atenea en la Virgen María y a Hermes con el arcángel Gabriel.En su amplio catálogo destacan las tres imágenes de Atenea, con la advocación de Promankos, Lemnia y Parthenos, al igual que el monumental Zeus, de Olimpia, que mereció ser incluido como una de las maravillas del mundo antiguo. Ninguna se conserva y son conocidas por copias y descripciones literarias.La desafiante Atenea Promakhos (460 a.C.) en la Acrópolis para conmemorar la victoria sobre los persas. Tenía 15 metros de altura, estaba hecha de bronce y la punta de su lanza y la cresta de su yelmo es lo primero que los marineros veían al aproximarse a Atenas.Para los habitantes de la isla de Lemnos, realizó la Atenea Lemnia (450 a.C.). La diosa aparece en actitud pacífica, sin armas y con el casco en la mano. Ahora bien, la estatua de Atenea en que pone mayor empeño es la Parthenos (438 a.C.) la que esculpió para el templo que por ella se llama el Partenón. Destinada a reemplazar la viejísima imagen de la Palas Polias, fue hecha en oro y marfil y sus ojos eran de esmeralda. Medía doce metros. Los pliegues de su ropaje, labrado en oro, caen majestuosos con la más sobria elegancia, mientras en su derecha sostiene una victoria y apoya su izquierda en el escudo. Al concluir esta obra, la política de Pericles es contestada por el pueblo y Fidias es acusado de robar materiales destinados a la Parthenos. Sufrió proceso y deportación. Se refugió en Olimpia, sonde realizó su imagen más perfecta y celebrada: el sereno y grave Zeus Olimpico, sentado en el trono y con una representación de la Victoria en la mano. Presidía la cella de su templo y,

como dijo Filón de Bizancio en el siglo II a.C., se distinguía de las otras maravillas porque “a esta estatua la veneramos, y a las demás maravillas sólo la admiramos.”Dejando atrás a Fidias el ateniense, Policleto es el gran escultor del Peloponeso y, como hijo de Argos, prefiere trabajar en bronce. Su labor se extiende por los años 460 a 420. Con escasa variedad temática (tiene una clara afición por los temas atléticos), es, sin embargo, muy rica en matices. A Policleto le interesan sobre todo los problemas que planteaba la representación escultórica del cuerpo humano desnudo, incluso a nivel teórico. En este sentido escribió un libro, titulado Kanon- desgraciadamente perdido,- que encerraba los resultados de su minucioso estudio de las proporciones del cuerpohumano, partiendo de la relación armónica entre sus partes, que ya hemos mencionado y que era donde los griegos creían que residía la belIeza.EI Doríforo o joven lancero, fue un modelo para otros muchos escultores que lo llamaron “canon”, como el libro. Se puede afirmar que esta obra reúne todas las aportaciones de Policleto a la escultura. Sólo una de sus piernas sostiene todo el peso del cuerpo, mientras que la otra, retrasada, descansa. Así, la pierna libre puede moverse y únicamente toca el suelo con los dedos del pie. Está claro que la figura gana en movimiento y profundidad, ayudada además porque el brazo que originalmente llevaba la lanza se dirige hacia delante y penetra en una capa del espacio distinta a la que el cuerpo ocupa. El Doríforo (440 a.C.), que se considera la encarnación más pura del canon de Policleto, es el prototipo del cuerpo varonil perfecto, de elegancia austera, sin afinamiento, pero también sin formas hercúleas. Sigue todas las características ya vistas de la escultura clásica: su postura de contraposto, ya descrita; la proporción armónica de unas partes del cuerpo con otras y con el conjunto de éste: así, la cabeza es la séptima parte del cuerpo, el arco torácico y el pliegue inguinal son arcos de un mismo círculo, y el rostro está dividido en tres partes iguales que corresponden a la frente, a la nariz y a la distancia desde ésta al mentón; y el principio de diartrosis: subraya las líneas definidoras de las partes del cuerpo, de su articulación: de los miembros, de los pectorales, de la cintura y del pliegue inguinal.Otros ejemplos de la obra de Policleto, es el Diadúmeno(430 a.C.), representa a un atleta vencedor ciñéndose en la frente la cinta del triunfo.Tres nuevas tendencias ocuparán el siglo IV: la charis praxiteliana, caracterizada por expresar las emociones líricas; el pathos escopásico, que prioriza el sentido dramático; y la fusión que hace de ambas tendencias Lisipo, el último de los clásicos y que dará nuevas medidas a la belleza ideal, proponiendo la medida de ocho cabezas en el cuerpo humano.Bajo el cincel de Praxíteles (400-330 a.C.), las figuras se vuelven amables y suaves, características que se perciben desde sus obras más

tempranas, como su Sátiro escanciados o el Apolo Sauróctono. En ambas figuras ya se observa la curva praxiteliana, o sea, la suave curva que describe el cuerpo esculpido. El artista se recrea en el mármol y en el modelado, que le lleva a su característico esfumado, que tanto contribuye a la expresión vaga y soñadora, tan típicamente suya. En el Apolo sauróctono,- una de las mejores copias se halla en el Museo del Louvre,- nos presenta al dios de la luz vencedor de la noche a la que, simbolizada por una lagartija, se dispone a matar con su dardo de oro.La Afrodita de Gnido (360 a.C.) es la más perfecta expresión del ideal de belleza femenina, igual que el Doríforo de Policleto lo era de la masculina. Totalmente desnuda, con un suave movimiento que pone de manifiesto sus blandas formas, toma el paño del ánfora de su izquierda. La estatua estaba ligeramente coloreada y su cabello era rubio. Parece que era un retrato de su amante Friné y fue tan famosa en su tiempo, que incluso se creó un leyenda según la cual la propia diosa Afrodita bajó a su taller para ser retratada. Se hicieron infinidad de copias y adaptaciones que se prolongarán hasta la helenística Venus de Milo.Sus dos principales estatuas masculinas son también obras capitales de la escultura clásica y, pese a su naturaleza varonil, participan de esa blandura que constituye el principal encanto de la Afrodita de Gnido. Por suerte, se conserva el original gracias a que apareció a fines del siglo XIX en su propio tiemplo durante unas excavaciones. La escultura representa a Hermes en el acto de transportar a Dionisios niño desde el Olimpo hasta la mansión de las ninfas encargadas de criarle. En el camino, Hermes hace un alto para ofrecer al niño sediento un racimo de uvas que debía tener en la mano actualmente perdida.Por su perfección debe de ser una obra muy avanzada de Praxiteles.Podemos apreciar la delicada torsión de la figura en la ya nombrada curva praxiteliana. La hermosa pieza de tela que medio cubre el tronco donde se apoya el dios contribuye a realzar el modelado de su cuerpo, mientras el claroscuro de la cabellera, bastante intenso, pone de manifiesto el esfumado del rostro radiante de juventud. Se cree que fue realizada hacia el 330 a.C.Scopas es otro gran escultor de la escuela ática del siglo IV. Contemporáneo de Praxíteles, goza como él de gran fama en la antigüedad, pero su temperamento artístico es muy distinto. Los dos artistas deseaban expresar los estados del alma, pero mientras la obra de Praxíteles transmite ensueño y lánguida melancolía, la de Scopas transmiten pasión y sus esculturas vibran intensamente ante los temas trágicos. Elige el mármol para sus figuras trágicas, como su héroe Meleagro (Vaticano).Una de las más celebradas en la antigüedad es su Ménade. Representa a la sacerdotisa de Dionisos en pleno delirio religioso, agitada por violentos movimientos, con la cabellera suelta y dejando al descubierto buena parte de su cuerpo. En una mano lleva el cuchillo con que ha de abrir en canal el cabrito que tiene en la otra. Un viejo poeta griego expresaba así su emoción ante la estatua: “¿Quién es ésta? ¡Una Ménade! ¿Quién la

hizo? ¡Scopas! ¿Quién la mueve?¿Dionisios o Scopas?¿Quién la enloquece? ¡Scopas!”También son representativas para conocer el estilo de Scopas las cabezas procedentes de los frontones del templo de Tegea. La expresión apasionada de sus rostros tiene la misma fuerza dramática que la Ménade. A su vez, sabemos que participó en parte de la escultura del Mausoleo de Halicarnaso, realizado hacia el 350 a.C.El tercer gran escultor de obra conocida de esta centuria es Lisipo, artista extraordinariamente fecundo,- se asegura que hizo no menos de mil quinientas obras,- e innovador, que llena con su actividad el último tercio del siglo. Nación en Sición (Peloponeso) y se sabe que su actividad artística se extendió aproximadamente entre los años 368 al 318 a.C. Trabaja en bronce. Una de sus innovaciones está en que deja el canon de Policleto y hace el suyo propio, en el que transforma la proporción de siete cabezas por ocho, para lograr figuras más esbeltas. Pero la novedad de su estilo no se reduce a esto. Las estatuas de sus antecesores aún guardan el principio de la frontalidad: siguen estando hechas para verlas de frente. En las suyas, se rompe totalmente este frontalismo, existiendo varios puntos de vista importante desde donde contemplar la escultura.La obra que ha servido de base para reconstruir su personalidad es el Apoxiomeno del Vaticano, que representa a un joven atleta, no en una actitud heroica, sino en la más vulgar de quitarse con el rascador el polvo y aceite que cubre su cuerpo. De esbeltas proporciones siguiendo su canon, de cabeza pequeña y cuerpo flexible, con su brazo extendido, omite el frontalismo como ya se ha dicho y es lateralmente como mejor se contempla esta figura. Su composición varía a medida que giramos en torno a ella y en su rostro no hay ni el apasonamiento de Scopas ni el ensueño de Praxíteles.Siguiendo este estilo, podemos señalar varias obras suyas: el Ares Ludovisi, su Hermes de bronce, Hermes calzándose, diversas estatuas de Hércules, como el Hércules Farnesio o su Eros arquero. En el campo del retrato, destaca su papel como escultor predilecto de Alejandro Magno, trabajo que influirá es sus sucesores, tan deseosos de imitarle.

5.- EL PERÍODO HELENÍSTICO.

Lo que los historiadores llaman la época helenística comprende los tres siglos que transcurren entre la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C., y el principado de Augusto, el primer emperador romano, en el 3l a.C. Es decir, estamos hablando de una Grecia mucho más grande territorialmente, que comienza con la consolidación de las diferentes monarquías fundadas por los oficiales del ejército de Alejandro Magno. Con el tiempo, estas monarquías se convertirán en hereditarias: Antigónidas en Macedonia, Atálidas en Pérgamo, Nicoménidas en Bitinia, Selyúcidas en Siria y Ptolomeos en Egipto. Pero estos reinos se irán convirtiendo en provincias romanas durante la República hasta la llegada del emperador Augusto.El horizonte es, pues, mucho más vasto que el de la cultura propiamente clásica y conlleva por lo tanto elementos más variados. Hay que recordar que la cultura helenística no quiere decir sólo cultura de griegos, sinotambién de extranjeros helenizados gracias a las innumerables ciudades griegas, fundadas en los nuevos territorios conquistados por Alejandro en su sueño de crear un imperio universal. El mundo que ahora se fragua llegará a conquistar un día a Roma en el orden cultural. El viejo mundo clásico ya se empieza a sentir como un ciclo cerrado, con perfecciones dignas de imitarse, pero ideal y lejano. Atenas, que ha perdido completamente su importancia política, ha conservado sólo una elevada categoría de orden intelectual.Con respecto al arte, la arquitectura no resulta tan brillante como en periodos anteriores. Aunque busca efectos escénicos y abusa de los elementos decorativos, los arquitectos siguen obedeciendo bastante fielmente el listado de los principios clásicos.Destaca la construcción de grandes ciudades, como Alejandría en Egipto o Antioquía en Siria. Son ciudades trazadas con un urbanismo reticular, siguiendo los dictámenes que impuso Hypodamos de Mileto en el puerto griego del Piero. Sus calles se cruzan en ángulo recto y se dividen en manzanas regulares, colocando en el centro la plaza o ágora rodeada de pórticos o estoas. Todas estas ciudades se dotaban de edificios públicos, privados y religiosos: palacios, mausoleos, mercados, bibliotecas, teatros, santuarios…Las ciudades costeras remodelan las zonas portuarias erigiendo monumentos tales como el Coloso de Rodas o el Faro de Alejandría. Característica arquitectónica de esta época será la presencia de varias plantas en los edificios, con columnas gigantes y órdenes superpuestos, reservando el jónico para el primer piso y el corintio para el segundo. Roma se inspirará en estas innovaciones artísticas.Pero donde más destacará el arte helenístico es en la escultura.La curiosidad y el deseo de innovación de los escultores helenísticos hacen que la gama de sentimientos que representan así como los temas tratados sea muy variada. El drama, la alegría, la sátira… todo tiene un lugar en estas esculturas. Los temas pueden ser de los más vulgares a los

más sofisticados o heroicos. Se representa al hombre en todas sus edades y sus figuras se pueden ver desde todos los ángulos, ya que definitivamente se ha roto con la frontalidad. Como temas recurrentes, destacan las representaciones de las Afroditas, del amor en todas sus formas y de los sátiros, destacando también el nuevo interés que toma el retrato. La innovación llega también hasta los relieves que, invadiendo el campo de la pintura, llegan en algunos casos a emplear la perspectiva en los fondos para crear la ilusión de escenarios profundos.Tenemos noticias de dónde radican las principales escuelas escultóricas de este período, pero por desgracia son muchas las obras de primer orden que no sabemos a cuál de ellas pertenecen.-La escuela de Atenas: Aunque ya no marcha a la vanguardia, mantiene su antiguo prestigio cultural. De esta escuela destacan los retratos de intelectuales, filósofos y políticos, tales como Demóstenes, Sófocles o Epicuro. También destaca de esta escuela su interés por los estilos anteriores, que da lugar al llamado “neoaticismo”. El principal representante de este movimiento es Apolonio, que firma el famoso Torso de Belvedere, tan admirado por Miguel Ángel. -Escuela de Alejandría: Esta escuela se caracteriza por su gusto por los temas cotidianos y alegóricos. Representó una amplia gama de tipos populares en terracota, piedra o bronce y, al mismo tiempo, desarrolló en mármol alegorías tales como la Alegoría del Nilo, definido como un anciano recostado y rodeado de dieciséis niños que representan los dieciséis codos de altura que el río puede alcanzar con las crecidas. El anciano Nilo lleva el cuerno de la abundancia y los símbolos de las tierras que sus aguas fertilizan.-Escuela de Pérgamo: Es, tal vez, la escuela mejor definida de esta época. Se caracteriza por su inclinación hacia temas patéticos y la representación de sentimientos violentos. Los habitantes de la ciudad habían rechazado una incursión céltica de gálatas (228 a.C.) y el rey Atalo decidió conmemorar esta victoria con seis esculturas que se mostrarían en la plaza pública. En el centro figuraba el Gálata Ludovisi, que acaba de matar a su mujer para librarla de la esclavitud y, mientras sujeta el cadáver, gira la cabeza hacia su enemigo en actitud desafiante, al tiempo que se suicida clavándose la espada en el pecho. Alrededor se sitúan cuatro gálatas moribundos, tendidos en el suelo. Las luchas habían sido temas frecuentes, pero nunca se habían interpretado con la intención trágica de los escultores de Pérgamo. Al parecer, eran obras todas del escultor Epígono, que supo darle dignidad a los vencidos para exaltar así el triunfo local.

También hay que destacar otra obra posterior, el Altar consagrado a Zeus y Atenea. Fue iniciado en el 180 a.C. y narra, en grandes relieves, la batalla que los dioses olímpicos sostuvieron con gigantes, hijos de la Tierra.-Escuela de Rodas: El afán por lo gigantesco y por la expresión de dolor y del movimiento contorsionado parecen haber sido las principales preocupaciones de esta escuela, características que nos muestran su parentesco con la de Pérgamo. El escultor Cares de Lindo, formado en la escuela de Lisipo, labra ya en el siglo III la gigantesca estatua de Helios bajo cuyas piernas pasan los barcos al penetrar en el puerto (Coloso de Rodas).Obra maestra de esta escuela es la realizada por Agesandro, Polidoro y Atenodoro para decorar la Domus Aurea de Nerón . Se trata del famoso grupo del Vaticano Laoconte . Representa el castigo que Apolo infligió al sacerdote troyano Laoconte y a sus hijos por haberle ofendido, enviando dos serpientes que les asfixian. Se descubrió en 1506 e influyó en los hombres del Renacimento y posteriormente, en el Manierismo y en el Barroco. La expresión de dolor de Laoconte sirvió también para representar el dolor de los héroes cristianos y es que, en el rostro del sacerdote, se refleja el doble dolor que sentía: el físico y el dolor moral al contemplar cómo sus hijos están siendo víctimas del cruel destino que les espera.Otra obra cumbre que se supone de principios del siglo II, es la Victoria de Samotracia, del Museo del Louvre. Se usó para decorar la proa de un navío y evocaba la victoria de una batalla naval. De grandiosidad y elegancia impresionantes, avanza en la proa de la embarcación con las alas extendidas dejándonos ver, tras sus admirables vestiduras impulsadas por el viento, uno de los cuerpos más hermosos creados por la escultura griega.

6.- LA ESCULTURA IBÉRICA.Se denominan íberos a un conjunto de pueblos que vivieron en las costas mediterráneas de nuestra península entres los siglos VI y I a.C. Conocemos a los principales pueblos iberos: bastetanos, turdetanos, condestanos, edetanos, indigetas. Los griegos fueron los que le dieron el nombre de iberos.Su lengua y escritura siguen sin descifrar, por lo que todo lo que conocemos de esta cultura es a través de las descripciones que conservamos en escritos grecolatinos. Así, para Filarco, eran pueblos ricos, pero algo tacaños y presumidos y de muy escasa cultura. Estrabón nos describirá sus danzas corales que,

acompañadas por flautas y trompetas, destacaban por su singular belleza. Polibio, en cambio, nos resalta la experiencia que poseían estos pueblos en la guerra y su amor por las armas.Desde el principio de estos pueblos, conservamos esculturas que dedicaron a los difuntos o que aparecen en los propios ajuares funerarios.Así, se puede observar la influencia que tuvo en la escultura ibérica los colonos griegos y, más tarde, los cartagineses.Los temas que aparecen con mayor abundancia son los relacionados con la guerra, los animales y las figuras femeninas llamadas damas. Entre las esculturas de temas bélicos, destacan las de Porcuna y Osuna en las que aparecen guerreros que combaten entre sí protegidos por corazas de disco o luchando contra animales. Destacan también las esculturas de animales, reales o fantásticos, tales como leones, lobos, toros, caballos, grifos, esfinges… Estos animales pertenecían a las creencias de los iberos y se colocaban como protectores de las metrópolis. Destacan los Toros de Guisando y la Bicha de Bazalote, la cual es una mezcla de cuerpo de toro y cabeza humana y que representa al dios-río Aquelou, muy popular en Grecia. Se cree que los iberos la identificarían por las monedas griegas.Pero lo más destacado de estas esculturas, son las conocidas damas. Tenemos tres ejemplos de estas esculturas: la Dama Oferente del cerro de los Santos, la Dama de Elche y la Dama de Baza. Todas pertenecen al siglo IV a.C. La Dama Oferente apareció en el Cerro de los Santos (Albacete) y está relacionada con un santuario al aire libre que había en este lugar y que era un elemento común de los iberos. El santuarios del Cerro de los Santos tendría gran importancia, ya que se hallaba en el camino que comunicaba el Levante con Andalucía. La Dama, en actitud hierática, sostiene entre sus manos un vaso para entregárselo a la divinidad.La Dama de Elche es un busto de gran belleza que representa a una dama ricamente vestida con mantos, collares, peineta y velo. Lleva a ambos lados de la cara dos rodetes muy decorados. Su rostro, de gran sencillez y limpieza, muestra la influencia de la escultura griega arcaica.La Dama de Baza se encontró junto a un gran ajuar. Conserva la policromía que caracterizaría a las esculturas de este arte. La figura aparece sentada en un trono y lleva una paloma en las manos.Tanto la Dama de Elche como la de Baza llevan en su espalada unos huecos que pudieron servir para guardar cenizas funerarias. Al estar ricamente vestidas y adornadas, se supone que pertenecían a una alta clase social. Algunos autores relacionan la Dama de Baza con representaciones jónicas de la diosa Artemisa.Además de estas grandes obras realizadas en piedra caliza policromada, conservamos estatuillas de bronce que se ofrecían como exvotos en los santuarios. También en estas estatuillas se ve la influencia del arte griego, que llegaba con el comercio marítimo.