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TRAYECTORIAS DIRIGENCIALES DE MUJERES MAPUCHE URBANAS LIDERES DE BASE VALENTINA PAZ AGUILERA ROCO ROCIO CRISTINA YON JORQUERA Tesis para optar al grado de Licenciado en Sociología Profesora guía: Alejandra Ramm Santelices Profesora lectora: Angela Boitano G. FINANCIADO POR OBSERVATORIO DE DESIGUALDADES UDP FACULTAD DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE SOCIOLOGIA Santiago, Chile 2015

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TRAYECTORIAS DIRIGENCIALES DE MUJERES MAPUCHE URBANAS

LIDERES DE BASE

VALENTINA PAZ AGUILERA ROCO

ROCIO CRISTINA YON JORQUERA

Tesis para optar al grado de Licenciado en Sociología

Profesora guía: Alejandra Ramm Santelices

Profesora lectora: Angela Boitano G.

FINANCIADO POR OBSERVATORIO DE DESIGUALDADES UDP

FACULTAD DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

ESCUELA DE SOCIOLOGIA

Santiago, Chile

2015

2

“O sea, ¿en qué consistía [la asociación]?

Era como más que rescatar. Rescatar significa rescatar la cultura, pero no era de

rescatar la cultura en sí, era de rescatar a la gente, a la gente que inmigraba del

sur para acá a la zona urbana.

Entonces, ese era el rescate. Yo no entendía por qué era ese rescate de la

cultura, si uno sabe la cultura, los que vienen del Sur saben.

Pero no po, se enfocaba en toda esa persona que inmigraba del sur y meterla en

la asociación y seguir el… La cultura mapuche.

Por ejemplo, hacer el año nuevo mapuche, hacer para jugar el Palín o hacer o

juntarse no más para conversar, tomando mate, igual que nosotros tomando

mate…”

(Palú, 42 años - Mujer mapuche líder de organización social)

3

AGRADECIMIENTOS

A las cuatro mujeres que participaron en este estudio, que nos abrieron las

puertas de sus casas y nos regalaron sus historias.

4

RESUMEN

La presente tesis de grado consiste en una investigación cualitativa que pretende

conocer e identificar la trayectoria de vida de mujeres mapuche líderes de base de

organizaciones urbanas.

Con este objetivo se realizó un estudio exploratorio a través la técnica de

observación participante y de la aplicación de historias de vida a cuatro mujeres

mapuche urbanas dirigentes sociales y habitantes de la comuna de La Florida,

Región Metropolitana.

Se empleó un análisis temático de tipo comparativo mediante el software NVIVO.

Como principales ejes de análisis en los resultados de esta investigación se

encuentra: la identificación de los principales elementos de constitución de la

trayectoria de vida de estas mujeres, la relación entre demandas locales y la

cultura mapuche dentro de las asociaciones, el encuentro entre el discurso étnico

y las desigualdades de género y la forma que estas mujeres tienen de entender “lo

mapuche” en el contexto urbano.

5

CONTENIDO

I. INTRODUCCION .............................................................................................. 7

II. ANTECEDENTES ............................................................................................. 9

a) Políticas públicas indígenas ....................................................................... 9

b) Historia del pueblo mapuche y su relación con el Estado chileno ............ 13

c) Organización mapuche ............................................................................ 16

d) Mujeres mapuche y su participación dentro del movimiento .................... 18

e) Movimiento de mujeres en Latinoamérica ............................................... 21

III. PREGUNTA DE INVESTIGACION ................................................................. 23

Objetivo General ............................................................................................. 23

Objetivos Específicos ..................................................................................... 23

Hipótesis ......................................................................................................... 23

IV. MARCO CONCEPTUAL ................................................................................. 25

Ser mujer e indígena ...................................................................................... 25

¿Qué entender como “lo mapuche”? .............................................................. 26

Cultura mapuche y reconocimiento ................................................................ 28

Subjetivación en género y etnia ...................................................................... 30

V. DISEÑO METODOLOGICO ........................................................................... 32

a) Tipo de estudio ........................................................................................ 32

b) Técnicas de recolección de datos ............................................................ 33

c) Muestreo y criterios de selección de casos .............................................. 34

VI. TRABAJO DE CAMPO ................................................................................... 36

a) Contexto de la comuna de La Florida: ..................................................... 37

b) Caracterización de las entrevistadas: ...................................................... 38

6

VII. RESULTADOS ............................................................................................... 44

a) Elementos en la constitución de la trayectoria: ........................................ 44

b) Relación entre demandas locales y la cultura mapuche: ......................... 53

c) Discurso étnico invisibiliza desigualdades de género: ............................. 61

d) Lo mapuche: territorio y apellidos ............................................................ 66

VIII.CONCLUSIONES ........................................................................................... 71

IX. REFERENCIAS .............................................................................................. 79

X. ANEXOS ......................................................................................................... 84

a) Tabla análisis de datos ............................................................................ 84

b) Tabla caracterización entrevistadas ......................................................... 87

c) Carta de consentimiento informado ......................................................... 88

d) Pauta ficha de datos personales .............................................................. 91

e) Pautas de entrevistas de historia de vida................................................. 93

f) Pauta notas de campo ........................................................................... 101

7

I. INTRODUCCION

La presente investigación tiene por objetivo conocer e identificar la trayectoria de

vida de mujeres mapuche líderes de base que se han convertido en dirigentes de

organizaciones urbanas. Para esto se realizó un estudio exploratorio de

metodología cualitativa por medio de la elaboración de historias de vida a mujeres

mapuche urbanas dirigentes y habitantes de la comuna de La Florida, Región

Metropolitana.

Este estudio se enfoca en tres problemáticas identificadas: situación de

vulnerabilidad de mujeres mapuche en contexto urbano, falta de políticas públicas

dirigidas a estas y sesgo rural en investigaciones académicas sobre pueblos

indígenas.

En primer lugar, en relación a la situación de la mujer indígena urbana esta

investigación proporciona conocimiento relevante ya que se enfoca en el lugar que

llegan a ocupar estas mujeres dentro de la organización mapuche urbana. Se

pretende generar conocimiento respecto a las demandas, prácticas, trayectoria y

percepciones de las mujeres indígenas en particular y alimentar el debate respecto

a los asuntos indígenas desde un enfoque de género que entregue otra

perspectiva para enriquecer la discusión. Esta investigación es relevante debido a

la falta de estudios académicos centrados en mujeres indígenas urbanas. Esto

entendiendo que no es posible comprender a la mujer indígena como una sola o

en un solo contexto social -como sería el rural- ya que estas se desenvuelven en

distintas realidades debido a sus condiciones particulares de vida, como trabajo,

demandas, entorno social, entre otros.

En un segundo punto, se observa que en la actualidad no existen políticas

públicas especialmente dirigidas hacia la mujer mapuche urbana. La importancia

de generar este tipo de políticas se basa en la situación de vulnerabilidad que

8

tiene este grupo por el hecho de ser indígenas y mujeres, por lo que el presente

estudio tiene como objeto contribuir a ampliar la información que se tiene respecto

a este grupo, sus demandas peculiares y la situación en que viven. Respecto a

esto, se puede identificar un sesgo rural en la creación de políticas públicas y en

las investigaciones académicas dirigidas a pueblos indígenas. De modo que a

pesar de la importancia del tema, se desconoce en gran medida la realidad del

indígena urbano, no haciéndose cargo así de las actuales problemáticas tanto en

términos teóricos como es la identidad mapuche y rol tradicional de la mujer, así

como en términos sociales respecto a los actuales desafíos a los que se

enfrentan.

La importancia de estudiar los tres puntos antes señalados a partir de la revisión

de la trayectoria de mujeres líderes de base como sujetos organizados, se

encuentra en que estas poseen una relación de negociación con la

institucionalidad pública como instrumento para llegar a satisfacer sus demandas.

Por esto, a modo de hipótesis, tendrían una mayor cercanía con los procesos y

experiencias que han vivido sus comunidades, generando así una percepción a

partir de lo vivido, influyendo en la constitución de sí mismas a partir de lo más

íntimo como familia, amigos y trabajo, hasta constituirse como dirigentes. Además,

permite abordar el tema acerca de su vida urbana y cómo repercute este en su

entendimiento y participación en la problemática mapuche, puesto que se

presupone que estas tienen una opinión formada e informada, ya que se han

organizado y subjetivado.

9

II. ANTECEDENTES

A través de una revisión de datos de la encuesta CASEN del año 2011 se puede

observar que la población indígena en el territorio chileno corresponde a 8%, lo

que equivale a 1,4 millones de personas aproximadamente del total de la

población nacional. De este total se desprende que un 86% se declara

perteneciente a la etnia mapuche y que de esta un 25% habita en la Región

Metropolitana (MIDEPLAN, 2011). En referencia a la población indígena urbana,

se puede observar un aumento, puesto que los resultados de la encuesta CASEN

del año 2000 señalan que la cifra llega a un 63% y en la misma encuesta aplicada

el año 2011 esta cifra alcanza un 73% del total de población indígena en el

territorio nacional (MIDEPLAN, 2011).

a) Políticas públicas indígenas

Para conocer el contexto de las mujeres en estudio, se presentan a continuación

las principales políticas, programas sociales y leyes que enmarcan su contexto.

Para objeto de esta descripción, estas se dividirán en tres tópicos: políticas

públicas dirigidas a población indígena en general, políticas públicas dirigidas a

población urbana de origen indígena y políticas públicas dirigidas a población

indígena con enfoque de género.

Políticas públicas dirigidas a población de indígena

Ley indígena N° 19.253. Ley promulgada en 1993 establece el reconocimiento

constitucional de ocho pueblos indígenas que habitan en territorio chileno. Da

origen a CONADI como institución dependiente de MIDEPLAN y con sede

principal en la ciudad de Temuco, este organismo público es el encargado de

promover, coordinar y ejecutar políticas públicas indígenas, considerando fondos y

10

programas destinados a la restitución de tierras y aguas, al fortalecimiento cultural

y al desarrollo de los pueblos indígenas. Cabe destacar que esta ley no contempla

disposiciones especiales con respecto a la protección de los derechos de la mujer

indígena.

Beca Escolar Indígena. Es la única política pública que en la actualidad se dirige

en materia de educación a los pueblos originarios. Consiste en una beca de ayuda

económica dada por el gobierno a través de MINEDUC a quienes postulen y

respondan con una serie de requisitos de orden socioeconómico1.

Ley Antiterrorista N°18340. Esta ley promulgada en 1984 como herencia del

régimen militar, corresponde a la penalización a personas mayores de 18 años

cómplices, ejecutores o encubridores de conductas terroristas como atentados,

amenazas, homicidios, secuestros, entre otros, como parte de un plan

premeditado de atentar contra un grupo de personas, contra la autoridad o por la

imposición de exigencias sobre esta. Esta ley dobla las penas de estos delitos al

agregar la connotación terrorista, permite el uso de testigos “sin rostro”, restringe

el acceso a medidas cautelares y extiende los períodos de prisión preventiva

(Contesse, 2011). Esta ley ha sido invocada desde el año 2001 hasta la actualidad

en el marco del “Conflicto Mapuche”, durante este período organismos

internacionales han cuestionado las medidas de la ley, considerándolas arbitrarias

1 Ser de origen indígena acreditado por CONADI, cursar desde 5to básico hasta 4to

medio, tener promedio mínimo 5.0 en los niveles de educación básica y media y presentar

mediante la documentación necesaria que el ingreso per cápita familiar no supera

$120.222. La postulación se realiza todos los años para validar el beneficio. Para postular

a esta beca en la educación superior se exigen requisitos similares, con la diferencia de

una nota mínima de 4.5 en educación superior, 5.0 como promedio de enseñanza media,

un ingreso per cápita familiar que no supere $184.898 y que la carrera esté reconocida

por el MINEDUC. El beneficio corresponde en educación básica a $93.500 y en educación

media a $193.000 anuales.

11

por parte del Estado, lo que desembocó en una reforma a esta durante el año

2010. Luego de esta reforma las críticas hacia esta no han cesado.

Convenio 169 de la OIT. A modo de política internacional, en el año 2008 Chile

ratifica el convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales de la OIT. Este

convenio actúa a través de la asignación de derechos colectivos y de

reconocimiento constitucional a los pueblos indígenas, apelando a la existencia de

un Estado multicultural (Peña, 2014). Abarca la regulación de las relaciones entre

el Estado y privados con pueblos indígenas y/o tribales, mediante el

establecimiento de compromisos por parte del Estado, asumiendo la

responsabilidad de desarrollar una acción coordinada y sistemática para proteger

los derechos de los pueblos indígenas, mediante prácticas que aseguren igualdad

de derechos y oportunidades, como el tratado vinculante de la consulta indígena

que este convenio supone. En Chile, y a partir del análisis que realiza Contesse y

Lovera (2011), la aplicación de este convenio ha sido obstaculizada por parte del

Estado a través del decreto supremo 124 que dictó Bachelet en 2008 y el decreto

supremo 66 de Piñera como su renovación en el año 2013. Los que redefinen la

aplicación de la consulta, dejando de lado el uso de procedimientos indígenas e

instituciones representativas, desatendiendo el fondo y forma de los compromisos

internacionales que Chile ha tomado libre y soberanamente (Contesse & Lovera,

2011). Un ejemplo de esto y en relación a la situación de la mujer indígena y la

deficiente aplicación de este convenio, es el hecho de que este ha sido utilizado

17 veces entre los años 2011 y 2012 en casos de violencia intrafamiliar,

exculpando en todos ellos a hombres como agresores (Antilef, 2013;

Mapuexpress, 2013; Partido Wallpapuwen, 2013)2.

2 Información extraída de diarios electrónicos. Cabe destacar la falta de difusión y de

información sobre esto en diarios nacionales de mayor tiraje, como también en páginas

web de SERNAM y CONADI.

12

Políticas públicas dirigidas a la población urbana de origen indígena

Las políticas públicas y programas desarrollados por el Estado hacia los pueblos

indígenas en su mayoría se han enfocado en resolver sus problemas en zonas

rurales, asignando casi el 90% del presupuesto nacional a programas como el

Fondo de Tierras y Aguas a través de CONADI3 (Valenzuela, 2003: 16).

Desembocando en la construcción de un sesgo ruralista que se ha enfocado en

propiciar la protección a la producción campesina, sus patrimonios y la vivienda

rural, entre otros (Valenzuela, 2003). Este sesgo ignora la creciente urbanización

que experimenta la población indígena durante los últimos años (MIDEPLAN,

2011), generando una importante invisibilidad de este segmento en crecimiento,

no haciéndose cargo de su actual composición.

Políticas públicas dirigidas a población indígena con enfoque de género

Desde los años 90 en adelante, se plantea integrar un enfoque de género y etnia

dentro de la institucionalidad pública chilena4. Esta incorporación de enfoques se

3Las políticas públicas que actualmente se dirigen a la población indígena mediante la

dirección de CONADI, corresponden a: CONADI (2014).

Fondos de cultura y educación. Que incluye la aplicación de la Educación

Intercultural Bilingüe / EIB dentro del fomento de la multiculturalidad, como

también de la Beca Indígena dirigida por la JUNAEB.

Fondos de Desarrollo, compuesto por: Programa Subsidio al Fomento de la

Economía Indígena Urbana y Rural, Programa Subsidio a la Gestión Social

Indígena y Programa Subsidio a la Pre-inversión para iniciativas de desarrollo.

Fondos de Tierra.

Fondos de Agua, mediante subsidios de adquisición, constitución y regulación de

Derechos de Agua para Indígenas y obras de riego y drenajes.

4 Ejemplos de proyectos como: Plan Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres

de SERNAM con vigencia 2006 – 2010, Plan Igualdad de Oportunidades entre Hombres y

Mujeres 2011 - 2020 (compromiso aún en vigencia) y Proyecto Género y equidad en la

dirigencia indígena de la Región Metropolitana y V Región del año 2002, enmarcado en el

programa piloto “Promoción y difusión de los derechos de la mujer y familia indígena”.

13

ha tratado a través de la inclusión de las variables género y etnia, presentándose

en la práctica como un proceso lento y complejo, puesto que requiere transformar

la visión de usuarios, funcionarios y autoridades (Kalfío y Fernanda, 2005: 15). En

este tipo de proyectos se encontraría como foco el expandir el conocimiento de

derechos, deberes, paridad en concursos, licitaciones y de género en general,

pero no de cambios profundos en las condiciones de vida de estas, mediante

políticas sociales especialmente dirigidas a mujeres mapuche (Richards, 2004).5

Como otra forma de integración de estos enfoques en las instituciones estatales,

durante la primera presidencia de Bachelet, se crea en SERNAM el Departamento

Indígena y en CONADI la Oficina de Asuntos Indígenas especializada en género.

De las cuales, dentro de nuestra primera visita a SERNAM y CONADI6, se pudo

constatar el cierre de ambos departamentos durante el gobierno de Sebastián

Piñera y la ausencia total de registros respecto a su anterior existencia, esto dado

los cambios de edificios y de administración.

b) Historia del pueblo mapuche y su relación con el Estado chileno

El año 2001 el informe creado por La Comisión de Verdad Histórica Y Nuevo Trato

con los Pueblos Indígenas como un intento de reparación simbólica de la narrativa

5 Como investigación de las consecuencias de la integración de ambos enfoques, se

presenta el estudio de Richards (2004), donde afirma que las políticas y programas

impartidos por el Estado hacia la mujer mapuche han sido insuficientes, puesto que estas

políticas dirigidas por el SERNAM como organismo estatal, no considerarían las

diferencias entre la mujer mapuche y no mapuche, o indígena y no indígena. Según esto,

esta invisibilización de la diferencia se explicaría porque este organismo estaría enfocado

en informar acerca de los derechos de las mujeres, pero no de agencia o activismo con

respecto al cumplimiento de estos o del desarrollo particular de la mujer indígena en

cuanto a fiscalización y mejoras concretas en materia legislativa.

6 Visita ocurrida durante marzo 2014.

14

de los pueblos indígenas en nuestro país, reconoce que el Estado moderno desde

sus orígenes ha perpetuado una relación hostil y violenta hacia los pueblos

indígenas, invisibilizando su agencia como parte de la nación (Barrientos, 2013:

291).

Como punto de partida en esta relación se encuentra la reducción de tierras o

también conocida como la Pacificación de la Araucanía en el año 1862, ésta

genera tal impacto que impide la auto-gobernabilidad del pueblo mapuche, pues

su estructura política se asociaba a la tenencia de tierras. En este proceso, el

Estado impone una forma de institucionalidad ajena, lo que conllevó a acrecentar

la dependencia hacia los organismos que este promovía (Marimán et al. 2006:

122). Este hito se mostraba como el resultado de un plan político más profundo,

que procuraba la homogeneización cultural de la nación, así en torno a la

reducción rondaban discursos que la élite gobernante de principios del siglo XIX

promovió, caracterizados por ser discursos evolucionistas, en donde se

consideraban a los pueblos indígenas como razas inferiores, a las que había que

civilizar y evangelizar, todo esto en base a argumentos de tipo biológico (Bengoa,

1999).

Así, en el origen de la república los esfuerzos del Estado se pusieron en la

homogeneización y unificación de la nación –desde 1830- en tanto la presencia de

grupos diferenciados como el mapuche, iba en contra de este proyecto. En todo

caso, la posición que mostraba el Estado era contradictoria, pues valoraba el

aporte en tradición cultural del pueblo mapuche vanagloriándose de su raza

primigenia y de la << sangre araucana>> que hacía a una patria de “hombres tan

valerosos”, pero de todos modos pretendía su homogeneización al proyecto

nacional, pues estos discursos simplemente encubrían racismo y discriminación,

así la elite incorporó a su conveniencia al pueblo mapuche, entendiéndolo como el

origen de la nación (Bengoa, 1999). Esto se muestra como un aspecto que se

perpetuó en el tiempo, y que se advierte como un problema en la relación entre

ambos.

15

Desde la construcción de un <<otro>> distante y distinto de la comunidad nacional

(nosotros), se termina por restringir el valor de los pueblos indígenas a lo

<<meramente cultural>>, desconflictuando, por una parte, la relación que estos

han tenido y tienen con el Estado y, por otra, restándoles agencia y reconocimiento

como actores políticos dentro de la sociedad chilena (Barrientos, 2013: 283).

Indagando en el tema de las reducciones estas se concretan en el año 1884,

despojando a los mapuche de sus tierras, como parte de un proyecto del Estado

de adquirir nuevos territorios y dentro del cual el emplazamiento de este pueblo

significaba un obstáculo para acceder a las tierras potencialmente productivas

(Marimán et al., 2006). Como consecuencia de las reducciones se produjo una

forzada campesinización del mapuche, pasando a vivir de una economía de

subsistencia, traduciéndose en un gran empobrecimiento de la población mapuche

(Marimán et al., 2006). Este hecho sería la respuesta al por qué las relaciones

entre mapuche y el Estado se encuentren en conflicto hasta el día de hoy

(Marimán et al., 2006: 53).

Habiéndose arrastrado esta relación por todo el siglo XIX y XX:

En la década de los noventa se constituyó un contexto discursivo que se extenderá

hasta el bicentenario, en que débiles intentos por asumir la diversidad cultural y

étnica del país se entrecruzaron con un discurso de diferenciación cultural e

interculturalidad propugnado por las organizaciones indígenas, a la sazón mucho

más sofisticadas y actualizadas que los aparatajes conceptuales utilizados por la

élites políticas nacionales (Barrientos, 2013: 285).

La ley indígena de 1993 planteó el problema del reconocimiento y diversidad

cultural en nuestro país. Sin embargo, hay defectos en lo entendido por diversidad

cultural, la cual estaría en función solamente del legado histórico de los pueblos

indígenas, desconociendo su rol como participantes en el Estado moderno

(Barrientos, 2013: 296). Esta ley dejó pendientes problemáticas referidas al uso de

16

la tierra. Además dejó inalterable el concepto de nación chilena, desconociendo

las demandas autonómicas del pueblo mapuche (Barrientos, 2013).

La importancia que tiene para la investigación contextualizar la relación Estado–

pueblo mapuche se fundamenta en que las mujeres líderes mapuche deben ser

entendidas como parte de un colectivo más grande, el cual tiene una historia y un

pasado común. Esta historia posiblemente repercute en sus trayectorias

individuales y se traduce en la migración, desigualdades, activismo político, entre

otros. Por otra parte da cuenta de la difícil relación de negociación que han tenido

los mapuche con el Estado chileno.

c) Organización mapuche

En términos generales se puede decir que las organizaciones mapuche se han

caracterizado por ser muy diversas y ocupan distintas estrategias de negociación y

formulan distintos objetivos. En estas, la mujer ha tenido un rol secundario siendo

los hombres los protagonistas de las organizaciones. Para caracterizar estas

organizaciones, es posible hacer una división en tres períodos en que se advierten

cambios en la forma de organizarse.

Período 1910-1970:

El año 1910 surge la primera organización mapuche de tipo moderna. En este

período, las organizaciones se caracterizaron por sus afiliaciones con partidos

políticos, lo que repercutió en que fuesen muy diversas pues cada una seguía los

lineamientos de su partido. Además, tuvo como consecuencia que las

organizaciones duraran el tiempo que se mantenía el vínculo partidario. Una

segunda característica fueron las diferencias entre organizaciones en cuanto a

reivindicaciones culturales, para algunas era relevante reivindicar la sociedad

tradicional mapuche, mientras que para otras lo era la incorporación a la sociedad

chilena por medio de la educación. Estas organizaciones estuvieron conformadas

17

en su mayoría por hombres profesionales mapuche, ligados al área educacional

(Caniuqueo, 2006).

La forma en que negociaron estas entidades para lograr sus objetivos fue

actuando al interior de la estructura legitimada por el Estado –en partidos y

campañas políticas- principal motivo por el cual se distinguen de las

organizaciones del segundo período. (Caniuqueo, 2006). Estas se habrían

debilitado entre otros motivos por diferencias de tipo generacional entre sus

miembros, lo que llevó a los más jóvenes a formar nuevas organizaciones, con el

objetivo de unificar el movimiento mapuche (Caniuqueo, 2006).

Desde 1970 a 1990:

En esta época las organizaciones comienzan a conjugarse como un movimiento

social, consecuencia de que jóvenes universitarios mapuche comenzaran a

ocuparse más protagónicamente de estas, incorporando nuevas ideas, con el fin

de unificar sus peticiones y centrarse en mayor medida en sus demandas como

etnia (recuperación de tierras, preservación de la cultura, entre otros). La dictadura

en este período se presenta como un hecho que divide a las organizaciones, pues

hubo organizaciones que se manifestaron a favor y otras en contra del régimen

militar. Caniuqueo (2006) advierte que el respaldo político de algunas

organizaciones a la dictadura podría responder a una lógica de establecer

confianza política con quienes se tomaron el poder. Por su parte, las

organizaciones que se mostraron contrarias el régimen se caracterizaron por

levantar demandas relacionadas a la violación de los derechos humanos,

actuaban de forma encubierta y se relacionaban con instituciones religiosas

(Caniuqueo, 2006).

Desde los años 90 hasta la actualidad:

Al reestablecerse la democracia, las organizaciones mapuche cambiaron

nuevamente su estrategia de acción. La promulgación de la ley indígena en el

gobierno de Aylwin contemplaba un compromiso de parte de los mapuche de

18

someterse a la vía institucional para la resolución de problemas, sin embargo

coincidente con su heterogeneidad organizativa no todas las organizaciones

adoptaron esta vía (Luna, 2007). La mayoría de las organizaciones plantearon la

necesidad de la autonomía y del reconocimiento de un territorio mapuche, sin

embargo, en los primeros años del regreso a la democracia, la discusión estuvo

puesta en la ley indígena y el reconocimiento constitucional como pueblo.

Desde principios de los años 90 las organizaciones mapuche definieron con mayor

precisión sus aspiraciones en cuanto a territorio, derecho indígena y

autodeterminación. El año 1997 es un momento importante en la definición de

estas demandas, pues comienza un nuevo ciclo de movilizaciones producto del

agotamiento de los modelos de negociación propuestos por el Estado, lo que se

tradujo en una radicalización de las demandas y en lo que hoy se denomina

“conflicto mapuche” (Caniuqueo, 2006).

d) Mujeres mapuche y su participación dentro del movimiento

La organización de mujeres mapuche se visibiliza por primera vez el año 1937 en

la llamada Sociedad Femenina Araucana Yafluayin7 (Kalfío, 2009). Entre sus

objetivos promovía explícitamente la conciencia de género dentro del movimiento

mapuche (CONADI, 200) lo que resultaría contradictorio ya que esta dependía de

la Federación Araucana, una organización liderada por hombres, lo que da cuenta

de la poca autonomía que estas tenían respecto a sus demandas. En cuanto a los

gatilladores de este proceso de organización se encuentra el avance de la

asociación femenina a nivel nacional, el cual fue decisivo en la organización de las

7 Creada por Herminia Aburto Colihueque, la primera mujer mapuche en ocupar un cargo

en una organización en el año 1933, la Federación Araucana de la cual su padre era el

fundador (Kalfio, 2009).

19

mujeres mapuche, por la influencia que tuvieron instituciones como el MEMCH8 en

Temuco (Kalfío, 2009).

La participación de mujeres mapuche en organizaciones urbanas tiene sus

antecedentes en la migración de las comunidades hacia los centros urbanos en

los años 40. La migración en el caso de la mujer para Campos (2008) tiene

motivos socioeconómicos, pues la familiarización con las labores domésticas le

permitiría encontrar un empleo y también un lugar para vivir. Para este autor otra

explicación sería el creciente aumento de la individualización de la mujer

mapuche, la migración para estos fines sería una manifestación de autonomía

respecto de la familia, esto se contrapone con su posición clásica al interior de la

comunidad (Campos, 2008). Esta posición del autor se muestra como algo

debatible, pues como él mismo indica, la cultura mapuche como patrilocal

(Campos, 2008: 321) favorece la permanencia del hombre en el territorio familiar,

lo que no se asocia a una valorización de la mujer si no a una permanencia del

hombre debido a su posesión de la tierra, y a una conceptualización de la mujer en

una posición inferior respecto al hombre. Adicional a esto en línea con Lomnitz

(1975), la migración mapuche seguiría el mismo patrón de los grupos de bajos

ingresos, guiado por la búsqueda de mejores oportunidades de vida y lo cual

supone que en la ciudad exista un nicho ecológico, conformado por sus propios

parientes y que resuelva en parte el problema de la adaptación a un medio urbano

hostil y a la falta de vivienda, de esta forma los migrantes llegarían a la ciudad en

condición de allegados. Así, el inmigrante mapuche no se distinguiría de cualquier

otro inmigrante de tipo económico, pues si lo pensamos en términos culturales

tendrían más motivos para permanecer en sus territorios que para trasladarse,

pues ahí se desarrollan sus principales prácticas culturales.

Según CONADI (2002) las organizaciones en la ciudad concitarían una mayor

participación de mujeres, en opinión de esta institución el motivo sería que el

8 Movimiento por la Emancipación de la Mujer Chilena, colaboró en la defensa de las

mujeres indígenas artesanas (Kalfio, 2009).

20

hombre desarrollaría un trabajo principalmente fuera del hogar y la mujer

desarrollaría el trabajo doméstico, lo que sunpondría mayor tiempo para dedicarle

a la organización. Esto se presenta como una información cuestionable pues la

mujer al igual que el hombre participaría en trabajos fuera el hogar en adición al

doméstico, por lo que que los motivos de su participación se muestra como un

tema relevante a indagar en este estudio.

Sobre los motivos de la organización de la mujer mapuche también se cuestiona

que ésta se organizaría en pos de ser reconocido su rol tradicional dentro de la

cultura en la relación hombre - mujer como sostiene CONADI (2002), pues como

menciona Kalfío (2008) este no sería una relación complementaría, al igual que la

mujer no mapuche, la mujer mapuche asume cargos considerados como naturales

por su posición de mujer9, y que la posicionan en un lugar subyugado respecto al

hombre, de modo que la cosmovisión en donde la mujer y el hombre se

encuentran en un mismo nivel se muestra como un discurso no llevado a la

práctica, y que en la realidad reproduce prácticas que se contradicen con este

mismo.

Según los antecedentes “las mujeres participan mayoritariamente en

organizaciones de carácter mixto porque su accionar continúa supeditado a las

decisiones de las organizaciones dirigidas por hombres” (Kalfío, 2008: 446). Las

organizaciones de mujeres no tendrían capacidad deliberativa, pues dependerían

de organizaciones masculinas. Uno de los motivos apunta a que el discurso de

lucha de pueblo podría verse desarticulado por demandas de género (Kalfío,

2008). Siguiendo este argumento, Richards (2004) confirma que para estas

mujeres es complejo hablar de “mujeres” entendido como una categoría

diferenciadora que las ubica en una posición distinta al hombre, puesto que ellas y

algunos hombres indígenas se cuestionan los motivos o fines de esta

diferenciación, prefiriendo la categoría de indígenas. En este sentido, Richards

(2004) señala como una crítica recurrente desde los movimientos indígenas de

9 Crianza de los hijos, labores domésticas, atención a los miembros del hogar.

21

hombres y mujeres hacia el enfoque de género, que este utilizaría una importación

de conceptos occidentales, que dividen y distraen a la gente de asuntos más

importantes para el movimiento. En efecto, las mujeres que se preocupan de sus

derechos desde una perspectiva de género arriesgarían perder el respeto y la

confianza de sus pares, en este punto la autora afirma que existiría una disyuntiva

entre lo que las mujeres quieren y expresan y las interpretaciones de su entorno

(mapuche y no mapuche) hacia estas motivaciones. Estas interpretaciones del

activismo de las mujeres mapuche estarían enmarcadas, según Richards (2004),

en la cosmovisión mapuche que describe la relación hombre y mujer como una

complementación tradicional que ubica el liderazgo político y la agricultura a gran

escala como parte del rol de los hombres y a las mujeres como responsables de la

casa, cultivo y crianza de animales.

La literatura sobre mujer mapuche y su participación en organizaciones sociales

ha abordado el tema de la desigualdad de género y el rol de las mujeres al interior

de las organizaciones como postula Kalfío (2008), quien menciona que la mujer

indígena de estratos socioeconómicos bajos se encontraría sometida a una doble

dificultad, pues estas vivirían en una tensa relación con el hombre, caracterizada

por una parte por los roles de género propiamente modernos (mujer en el ámbito

privado, hombre en el ámbito público) y por otra, por la tradición cultural mapuche

en la que la mujer también ocupa un lugar sometido. Esto no necesariamente

reflejaría que los intereses de las mujeres mapuche organizadas se encontraran

en relación a estas problemáticas abordadas por mujeres intelectuales. Así

respecto a esto la investigación tiene mucho sentido, en dilucidar si estas

problemáticas son conincidentes con la realidad.

e) Movimiento de mujeres en Latinoamérica

Desde finales de los años 70 y a lo largo de los 80 mujeres negras, indígenas y de

clases populares fueron incrementando su participación en los movimientos

feministas de Latinoamérica. Aquí se comienza a discutir un nuevo propósito del

22

movimiento, referido a la incorporación de la pluralidad y a la visión de que no hay

“una” mujer (Molyneux, 2003; Fraser, 2006; Benhabib, 2006; Mohanty, 2008).

Uno de los hechos más decidores respecto de esta nueva fase es la publicación

de los testimonios autobiográficos de mujeres indígenas como Domitila Barrios de

Chungará y Rigoberta Menchú, ambos reflejaban tanto el empoderamiento de la

mujer como las reivindicaciones indígenas (Molyneux, 2003). Lo mismo se

observa en el relato de Rosa Isolde Reuque (2002). A través de estos relatos es

posible comprender en primera persona procesos que vivió todo un pueblo, como

es la relación de colonización que se expresa en la explotación, subordinación y

opresión hacia los pueblos indígenas. Estas historias actúan como un testimonio

de los lazos coloniales que aún subordinan a los pueblos indígenas. Estas

memorias también describen cómo se construye la conciencia individual respecto

a las condiciones de vida de un colectivo, desde la infancia hasta la adultez de las

narradoras.

En la autobiografía de Rosa Isolde Reuque, se encuentra otro antecedente

importante para el estudio de la participación de mujeres en movimientos

indígenas. Esta describe que ser mujer puede representar un obstáculo para ser

una dirigente mapuche, pues se cuestionaba el hecho de que la mujer pudiese

traspasar las fronteras del hogar y de su comunidad (Mallon, 2002). En conclusión,

una de las principales características de estos estudios, reside en que la utilización

de historias de vida permite expresar la historia de un pueblo en una sola voz, en

primera persona, en sus propios códigos y reflexionando acerca de sus propias

condiciones y vivencias. Por otra parte, habla de la particularidad que ha tenido el

liderazgo de mujeres indígenas en Latinoamérica, que dista de ser un reclamo de

género y en donde se ha cuestionado que sean mujeres quienes dirigen, además

han reproducido roles de género desiguales, pues las mujeres han asumido tareas

como la educación de los niños y acciones de solidaridad.

23

III. PREGUNTA DE INVESTIGACION

Respecto a mujeres mapuche urbanas líderes de base de la comuna de La

Florida, ¿Cómo se ha desarrollado su trayectoria de vida para constituirse como

líderes?

Objetivo General

Conocer cómo se ha desarrollado la trayectoria de vida de estas mujeres mapuche

para constituirse como líderes.

Objetivos Específicos

1) Indagar en las principales experiencias y circunstancias que motivaron a estas

mujeres a constituirse como líderes.

2) Identificar cómo ha sido su proceso de negociación con instituciones

representantes del Estado, cuáles han sido sus prácticas y estrategias.

3) Analizar cómo la dirigencia se ha vinculado en la creación de una visión de

género en estas mujeres y cómo concilian estas demandas con la identidad

indígena.

4) Conocer en qué medida el contexto urbano genera una re-significación de “lo

mapuche” y dentro de esto qué es lo que consideran como lo propio de su

cultura.

Hipótesis

1) Dentro de un contexto urbano, las experiencias que las motivarían a convertirse

en líderes de base estarían marcadas por situaciones de discriminación y

pobreza. Siendo estas motivaciones cercanas a las de cualquier mujer

pobladora urbana.

24

2) La negociación sería a través de la municipalidad, específicamente mediante la

Oficina Indígena, la que actuaría como un aliado en sus demandas y conflictos

con terceros. Esta relación sería de cooperación y promoción de la cultura.

3) La organización y posterior dirigencia implicaría la construcción de una visión de

género, puesto que antes no tenían prácticas políticas que las concientizaran

respecto a su posición. Por lo que se supone que al organizarse en relación con

sus pares mujeres han encontrado intereses y problemáticas comunes. El

contexto urbano influiría en un cambio dentro de la organización mapuche en la

ciudad, pues la mujer adquiriría mayor protagonismo en los puestos de

liderazgo como la vocería.

4) La resignificación de lo mapuche se daría a través de una sobrevaloración de

las prácticas culturales, enfatizando en aquellas cuestiones que los refuerzan

como las ceremonias, el mapudungun, entre otros. En cuanto a lo que

entienden como propio de la cultura mapuche, seguiría primando el estereotipo

del mapuche rural como el original.

25

IV. MARCO CONCEPTUAL

Ser mujer e indígena

Como un cuestionamiento al modelo feminista tradicional se sitúa el análisis de

Mohanty (2008) y Benhabib (1990). Este enfoque plantea la integración de otros

modos de entender a la mujer, no como un modelo común sin singularidades y

totalizador, sino que más bien a través de sus particularidades, como es el caso

de las mujeres mapuche urbanas, las que poseen una cultura, necesidades,

condiciones y formas distintas a las de la mujer blanca y educada a la que alude el

feminismo tradicional, cuestiones que es necesario tener en cuenta para efectos

de esta investigación. Mohanty (2008) plantea la necesidad de deconstruir y

desmantelar la teorización feminista, identificando la existencia de un feminismo

occidental hegemónico en el ámbito académico que homogeniza todo discurso

feminista invisibilianzando las diferencias. Esta colonización se refiere a la

dominación occidental dentro de las denominaciones académicas, que definen y

universalizan a las mujeres como experiencia de género en un todo hegemónico.

En efecto, la autora hace una distinción entre “la mujer” que promueve el discurso

hegemónico que entiende un tipo de mujer con intereses y deseos idénticos

(blanca, clase media, occidental, etc.) y “las mujeres” como sujetos reales de sus

historias colectivas, representativas de las mujeres del Tercer Mundo y de las

mujeres invisibilizadas como inmigrantes o indígenas del Primer Mundo.

Benhabib (1990) comparte la idea de desintegrar los supuestos que enmarcan una

tradición feminista occidental hegemónica a partir de una reconstrucción teórica.

Aporta a través de una delimitación entre “otro generalizado” y “otro concreto”.

Entendiendo al “otro generalizado” como una noción transversal a la teorización

académica, que sería el sujeto occidental, blanco, urbano, etc., también aplicable

al feminismo clásico, como una forma de comprender a los seres humanos en

general bajo una experiencia que se homogeniza. El “otro generalizado” supone

26

seres racionales con los mismos derechos y deberes, abstrayéndose de la

individualidad y de la identidad concreta del otro (Benhabib, 2006: 182). Esta

conceptualización sería aplicable no sólo al ámbito académico, sino que también a

la generación de políticas y programas por parte del Estado, entendiendo a la

mujer como una sola, sin hacerse cargo de sus particularidades. Por otra parte, el

“otro concreto” sería una manera de concebir lo diferente y situado, “incardinado”

dice Benhabib parte del particularismo, es decir, de las características que están

en la generalización del universalismo. Se presenta como el ser racional con

historia, identidad y constitución afectivo-emocional (Benhabib, 2006: 183). Este

debe ser entendido como una forma de definir la perspectiva moral de los

individuos, es decir, mediante el reconocimiento de las características,

necesidades y configuraciones personales de este.

Esta conceptualización es necesaria para comprender la forma en que la mujer

indígena se encontraría invisibilizada tanto como indígena y como mujer dentro de

la sociedad chilena, y para entender la forma en que esto repercute en su vida, en

su trayectoria de vida –tanto como dirigencial- y qué importancia ha tenido para su

entendimiento personal como mujer y construcción como dirigente.

¿Qué entender como “lo mapuche”?

Para fines de esta investigación es oportuno definir que vamos a entender por lo

mapuche. Esto en base a dos puntos que hacen relevante esta delimitación, el

primero refiere a que lo mapuche entendido como “cultura mapuche” no ha sido

estática en el tiempo, por lo que es necesario entenderla con sus cambios en el

tiempo. En segundo lugar hay que prestar importancia al sesgo ruralista, que ha

entendido lo mapuche únicamente ligado al campo, desconociendo la realidad del

mapuche en la urbe.

Marimán (2012) señala que lo mapuche y lo chileno en la realidad del siglo XXI

estaría más ligado a diferencias de tipo identitaria cultural que biológico raciales,

27

como pudieron haber sido consideradas en la época colonial, en donde el autor

sostiene se podría hablar de un mapuche “puro”. Donde habría mayor fundamento

de estas diferencias sería en el terreno subjetivo de la identidad y la etnicidad. Si

bien tanto chilenos como mapuche de hoy tendrían como ancestro común la

mezcla de hispano-europeos y mapuche, los mapuche no renegarían de esas

características étnicas diferenciales, pues quienes se consideran mapuche se

sienten parte de un colectivo étnico. En este sentido la significación de lo mapuche

se definiría como una identidad o una identificación, entendiendo esto como una

forma particular del ser mapuche, ampliada, que es más que la suma de

características como lengua, vestimenta, apellido, tradiciones y que se expresa en

un sentido de pertenencia que se encuentra en el ámbito de lo personal.

Esta identidad étnica estaría por sobre todo articulada en función de un otro, el

winka, respecto del cual se expresaría una diferencia identitaria, estas diferencias

étnicas se traducirían en características propias de cada etnia o grupo, como lo

son la lengua, creencias religiosas, valores, experiencia histórica y el pensamiento

de que comparten un futuro común. Es importante mencionar que para nuestra

investigación consideraremos en un sentido más amplio la definición de “lo

mapuche”, ya que lo que nos interesa de la propuesta de Marimán es el sentido de

la pertenencia a un colectivo étnico como sería el mapuche.

Otra autora que aborda el tema de lo mapuche es Luna (2007) para quién el

pueblo mapuche está construyendo su identidad étnica al día de hoy, a través de

un proceso que se articula en dos sentidos: la traducción de la propia visión, de los

propios conceptos en el lenguaje y en las categorías occidentales, y la

construcción o recuperación de una visión propia a partir del manejo de categorías

occidentales (Luna, 2007: 86). Para la autora este proceso de recreación de la

identidad tiene gran relevancia, pues puede entregar soluciones a la problemática

indígena, considerando que los mapuche serían una parte importante de la gente

que se encuentra insatisfecha con la sociedad globalizada.

Curivil (2000) plantea que el énfasis de esta discusión respecto a la identidad es

de orden jurídico y político, y tiene que ver con la relación pueblo mapuche

28

Estado. Para este autor ya no sería posible hablar de “una” identidad mapuche, ya

que en la práctica coexistirían diversas identidades. En referencia a esto el autor

postula que el reconocimiento por parte del Estado, dependería de la capacidad

del pueblo mapuche de articular estas distintas identidades que se presentan en

diversas realidades, para componer una “mapuchidad” que fortalezca el diálogo

con este. La identidad sería entendida como algo dinámico que se autogestiona

por el mismo pueblo y que “no remite sólo a los hombres sabios y a sus machis,

sino que, también, requiere incorporar tanto las nuevas propuestas identitarias de

los jóvenes y de las mujeres mapuche, como las de organizaciones urbanas”

(Luna, 2007: 89). En relación a esto último, Luna (2007) alude a la urbanidad

como un componente significativo dentro de la identidad mapuche, pues esta hace

un llamado a romper con la “imagen estereotipada” del mapuche rural como el

mapuche “puro” (Luna, 2007).

Estas perspectivas teóricas respecto a “lo mapuche” contribuyen a la investigación

pues ayudan a aclarar y precisar el sujeto de investigación, considerando que la

definición de lo mapuche es un tema complejo, dada las transformaciones

culturales a través del tiempo. Entenderemos como “lo mapuche” a una identidad

articulada en función de diversas realidades, dinámica a través del tiempo y que

se caracteriza por la visión de un pasado y un futuro en común.

Cultura mapuche y reconocimiento

Benhabib (2006) propone un análisis crítico del concepto de cultura, denominando

como “sociología reduccionista de la cultura” al actual tratamiento que se le da a

este tema por parte del mundo liberal. Esta entendería la cultura a través de

premisas epistémicas falsas: cultura como una totalidad delimitable, que equivale

a un grupo humano y que puede ser descrita mediante los rasgos y costumbres

observables, negando en cierto punto la flexibilidad y mezcla de culturas en un

grupo humano, entendiendo la cultura como una forma rígida, tangible y

observable (Benhabib, 2006: 27). Benhabib expone que el énfasis en el debate de

29

la cultura y la justicia social se ha dado en dos posiciones. La primera de estas

apela a la conservación de las culturas mediante una separación de estos grupos,

evitando la influencia negativa de otras culturas para su preservación. La segunda,

propone que la preservación de las culturas debiese ser en función de corregir

discriminaciones y daños en cuanto a la relación de estas con otras en un sentido

de opresión y dominación como una reparación histórica. La autora postula que

ambas posturas buscarían controlar mediante la delimitación y dominación de la

cultura, cuando en realidad ésta se presenta como una forma de horizontes

complejos e indeterminables, puesto que se vive y experimenta por quienes la

practican de forma libre sin una coherencia racional estricta.

Fraser (2006) plantea que el actual debate con respecto al reconocimiento y a la

justicia social se explica por la controversia entre dos paradigmas: paradigma de

redistribución, como reparación de injusticias, y de reconocimiento, como

demandas identitarias. La autora propone superar la posición de antítesis, y

sostiene que estas se podrían complementar y fusionar (Fraser, 2006: 21). Ya que

plantea los conceptos como raza o género, como categorías bidimensionalmente

devaluadas, las que se sostendrían en la suposición tanto de una mala distribución

como de un reconocimiento erróneo (Fraser, 2006: 33). Esta idea se sostiene en la

conceptualización de género como una diferenciación social básica y estructural

dentro de la sociedad contemporánea, ya que contiene divisiones propias que

desembocan en desigualdades y que dejan al grupo de mujeres como víctimas de

un tipo de injusticia social y de tipo económica (Fraser, 2006: 29). Asimismo, la

autora reconoce la raza como una categoría bidimensionalmente devaluada, al ser

esta una composición de estatus y clase social, siendo el primero de orden de

reconocimiento y el último, distributivo.10

10 Por otro lado, Benhabib analiza esta teorización de reconocimiento cuestionando la

relación entre identidad y colectivo que realizan autores como Taylor (2009). Para esto, se

pregunta en qué medida la constitución intersubjetiva del sí mismo se encuentra ligada a

la conformación del colectivo (Benhabib, 2006: 100). Según la autora, la respuesta estaría

en que este concepto teórico facilita ambigüedades al subordinar la autonomía moral o

30

Por otro lado, tomando la conceptualización de Wade (2003), se puede analizar el

caso de las mujeres mapuche urbanas como un caso que refleja la experiencia de

una desigualdad interseccional entre raza, clase y sexo. Esto dado por la

configuración de las categorías de clase y sexo en relación a raza para definir la

ciudadanía, es así como que se entiende que las mujeres en estudios constituirían

su identidad a partir de su identificación mapuche como un configurador primordial

de reconocimiento y que definiría la posición que ocupan dentro de la estructura

social. Esto dado que Wade define como etnia el espectro de características

culturales a las cuales se les ha dado un determinado significado social, esto se

traduce en la realidad latinoamericana, en que las características tanto culturales

como fenotípicas propias de los europeos, adquieren un concepto estatutario

superior a las de los grupos étnicos, estas últimas serían foco de discriminación y

segregación social (Wade, 2000, 11). Esta conceptualización comprende la

cultura como parte constitutiva de la etnia como una dimensión del sujeto

subordinada a otras categorías. Lo mapuche, como parte de la identidad de las

mujeres en estudio, estaría interceptado con la clase y sexo, en el punto en que

estas le entregan una significación social y una valoración.

Subjetivación en género y etnia

El concepto de subjetivación de Touraine es útil para entender la trayectoria

dirigencial de estas mujeres en su paso de individuo, sujeto y actor. El término

habla de la capacidad de los individuos de re-significar lo que la sociedad entrega

como un rol objetivo o natural, es decir, como parte de la distancia que el sujeto

histórico tiene respecto a los roles socialmente asignados y la re-significación que

dignidad igualitaria a los movimientos por la identidad colectiva, en adición a la

totalización de las culturas como un error analítico desde el que se pretende hacer juicios

de valor o categorías para efectos de reconocer o redistribuir sobre patrones culturales

complejos.

31

le da a estos. En esto la definición del sujeto como actor surge a partir de la

reflexividad, historicidad y subjetivación, cuando se presenta como una lucha por

aquellas cosas que definen a los individuos en la sociedad. Bajo esto, el sujeto no

es una categoría propiamente tal, sino más bien el deseo de ser reconocido como

actor (Touraine, 1992: 209).

La constitución del sujeto como actor, dentro de la teoría de la acción touraineana,

se basa en que para convertirse en actores sociales, los sujetos deben superar su

condición subordinada dentro del sistema imperante por medio de la toma de

conciencia de esta. Para Touraine (1992), el sujeto se convierte en actor sólo

cuando toma conciencia de dicha posición y se subjetiva en esta, deseando ser un

actor social que lucha contra lo que se le impone a su carácter de sujeto. En este

sentido para Touraine el sujeto no solo se formaría como el resultado de un

proceso de socialización pasivo, entendido en este caso bajo la posición de mujer-

indígena, sino habría una ruptura respecto a los roles que la sociedad del asigna.

Así, el sujeto sería la acción con control del individuo, esto sobre la experiencia de

vida y la historia personal.

Esta noción es importante para entender la trayectoria de las mujeres mapuche

organizadas, puesto que dentro del desarrollo histórico de su vida se puede

conocer cómo estas se convirtieron en líderes de base, re-significando su

posición. Es decir, cómo se transformaron en actores sociales conscientes de una

necesidad o demanda común con un colectivo, mediante el distanciamiento de sus

características como mujer mapuche urbana. Según el entendimiento de Touraine

(1992) el solo hecho de organizarse implicaría un distanciamiento crítico de los

roles, por tanto la organización de estas mujeres ya representaría una revisión de

sus roles.

32

V. DISEÑO METODOLOGICO

Cuadro resumen diseño metodológico.

Elementos Componentes

Diseño de

investigación:

Estudio exploratorio de metodología cualitativa.

Sujeto de estudio: Mujeres mapuche líderes de base de organizaciones

sociales con residencia urbana dentro de la comuna de

La Florida.

Técnicas de

recolección de

datos:

- Historias de vida.

- Observación participante.

Tipo de muestreo: Muestreo de casos no probabilístico orientado hacia la

investigación cualitativa, específicamente de muestra

homogénea.

Plan de análisis: Análisis temático de contenido comparativo.11

a) Tipo de estudio

La presente investigación exploratoria se enmarca dentro de la metodología

cualitativa, la que plantea la producción de datos y resultados a través de las

propias palabras de los sujetos, admitiendo la subjetividad de estos mediante una

lógica inductiva, es decir, desde la perspectiva de los participantes y desde lo

particular a lo general (Hernández, Fernández & Baptista, 2010: 11).

11 Tabla de análisis de nodos en sección Anexos.

33

b) Técnicas de recolección de datos

Historia de vida:

Se utilizó la técnica de recolección historias de vida, entendiéndola como un tipo

de entrevista narrativa que se enmarca dentro de un enfoque biográfico y que se

desarrolla en la relación dialógica con un investigador que orienta la entrevista

(Bertaux, 2005: 74). La historia de vida, a diferencia de otras técnicas de

investigación cualitativa ofrece una historia en la cual “El relato describiría no sólo

la vida interior del sujeto y sus acciones, sino también sus contextos

interpersonales y sociales” (Bertaux, 2005: 35). De modo que esta técnica permitió

comprender a través de la experiencia individual, cómo ha sido la trayectoria,

experiencia, motivaciones, entre otros, que formulan en sus relatos las mujeres

mapuche urbanas, permitiendo así conocer el contexto de vida de este subgrupo

de mujeres reflejado en una sola experiencia o historia.

Para esta investigación la elaboración de las historias de vida fue a través de tres

entrevistas12 en distintos encuentros, para las cuales se presentan tres pautas

separadas según temática13. Principales temas de cada entrevista:

1) Relación de negociación y situación actual de la organización.

2) Historia personal y trayectoria dirigencial.

3) Profundización de entrevistas anteriores y cierre.

12 Esta división de las entrevistas tiene por objeto hacer una revisión de los temas

expuestos por cada entrevistada, ya que eventualmente pueden aparecer nuevos temas

relevantes y frente a los cuales sería necesario profundizar en la próxima entrevista. Por

lo que el análisis de las entrevistas fue temático de tipo comparativo por etapas, ya que se

propuso el análisis simultáneo de entrevistas a medida de que se realizan las siguientes,

con el objeto de lograr una mayor profundidad respecto a temas no previstos que surjan

durante el trabajo de campo (Bertaux, 2005: 103). 13 Ver pautas de entrevista de historia de vida en sección Anexos.

34

Las entrevistas fueron grabadas con el consentimiento de las entrevistadas y se

recurrió a sugerir un pseudónimo para mantener en reserva su identidad. Además,

se creó una ficha de datos personales14 que fue completada durante el primer

encuentro, como detalle de una caracterización de las entrevistadas a modo de

registro complementario.

Observación participante:

Como técnicas complementarias se utilizó la observación participante y diario de

campo15. Esta técnica permitió contrastar la información obtenida en las

entrevistas en profundidad, poniendo atención en aspectos como los simbolismos

que utilizan en momentos específicos, cercanía con quienes negocian,

características de sus barrios, personas con quienes interactúan, entre otros. La

relevancia que tiene esta técnica para la investigación se fundamenta en que la

particularidad del sujeto de estudio como líderes de base, incidiría en cómo estas

se expresan, teniendo generalmente discursos armados, debido a que

constantemente los están utilizando y exponiendo, es por esto que la observación

nos permitió profundizar y obtener aquello que las mismas dirigentes no han

observado en sus experiencias como líderes de base.

c) Muestreo y criterios de selección de casos

En esta investigación se utilizó un muestreo de casos no probabilístico orientado

hacia la investigación cualitativa, específicamente de muestra homogénea, con el

objeto de resguardar que los casos a seleccionar posean un mismo perfil y rasgos

comunes (Hernández et al., 2010: 397-398). El número de casos que se utilizó en

esta investigación fue de cuatro. La muestra de este estudio se plantea como

homogénea respecto a los siguientes criterios de selección:

1) Mujeres que se identifiquen como mapuche.

14 Ver pauta ficha de datos personales en sección Anexos.

15 Ver pauta de notas de campo en sección Anexos.

35

2) Líderes de base activas con trayectoria de al menos cuatro años en relación

a alguna organización social, con prioridad en aquellas con trayectorias

organizadas más extensas. Este criterio se establece con el fin de asegurar

una trayectoria de organización extensa que aporte con más experiencias y

riqueza informativa.

3) Mujeres urbanas con residencia en la comuna de La Florida.

36

VI. TRABAJO DE CAMPO

El trabajo de campo realizado corresponde en primera instancia a visitas a la

municipalidad de Lo Prado y de La Florida con el objeto de generar contacto con

las mujeres sujeto de estudio. Es importante destacar que durante el transcurso

del trabajo de campo se tomó la decisión de enfocar la investigación únicamente

en La Florida, dado los constantes problemas de comunicación y de disponibilidad

con la representante de la Oficina de Asuntos Indígenas de Lo Prado. 1 El número

de casos que se propuso estudiar en un primer momento fue de seis personas,

como un número relativamente pequeño de casos y posible de manejar de forma

realista. Posteriormente el número varió quedando en cuatro casos, esto dadas las

circunstancias de segmentación dentro de la comuna, donde se encontraban

divididas las organizaciones y sólo había una red a la que tuvimos acceso, la que

consistía en un total de cinco asociaciones unidas y organizadas.

También se asistió, como parte de observación participante a reuniones de las

mujeres participantes de la investigación con sus respectivas organizaciones,

reuniones espontáneas entre organizaciones, talleres de telar dados por una mujer

participante, presentación cultural en un jardín infantil de la comuna y en el “Primer

Foro de Mujeres Indígenas de la Macro Región Central”16 realizado los días 24 y

25 de octubre.

16 Este foro consistió en una reunión durante dos días de mujeres indígenas urbanas del

país. Asistieron mujeres de Santiago, Rancagua y La Serena, en su mayoría mapuche. Su

objetivo fue articular demandas para presentar a autoridades estatales como CONADI.

Se desarrolló a través de mesas de trabajo y una posterior exposición de los resultados

para la posterior redacción de un petitorio. Este foro fue organizado por CONADI y

ejecutado mediante una consultora de jóvenes profesionales de origen mapuche. Se

realizó en una ruka ubicada en la comuna de Macul. Este se encuentra enmarcado en el

Fondo de Desarrollo Indígena 2014 Componente Gestión Social: “Apoyo para la

implementación de la agenda regional mujer indígena de la región metropolitana, año

37

Las historias de vida se realizaron tal como estaban previstas en tres ocasiones

cada una a cada mujer contactada, dando un total de doce entrevistas. El lugar fue

establecido por cada entrevistada, en general fueron realizadas en sus casas y un

par en la sede de una organización. Tuvieron una duración aproximada de poco

más de una más de una hora cada una. Los primeros dos casos fueron

contactados por medio de la Oficina Indígena o Departamento de Participación, los

otros dos fue a través de las redes entre las organizaciones, es decir, mediante

bola de nieve.

a) Contexto de la comuna de La Florida:

Según datos del Censo 2002, la comuna de La Florida posee un total de alrededor

de 396.224 habitantes, de los que un 5,2% se declara perteneciente al pueblo

mapuche (INE, 2012). El alcalde de la comuna actualmente es Rodolfo Carter

perteneciente al partido político UDI. La Oficina de Asuntos Indígenas o de

Pueblos Originarios de esta comuna se encuentra ubicada dentro de las

dependencias de la municipalidad y forma parte del Departamento de

Participación Ciudadana. Si bien esta oficina existe, pudimos constatar que no se

encuentra totalmente en funcionamiento ya que no cuenta con un encargado único

ni con oficina específica, sino que sólo una persona se encuentra a cargo de este

departamento, la que también representa asuntos pastorales, información al

consumidor (SERNAC) y coordinación territorial. Este departamento se ubica en

las dependencias de la municipalidad en Av. Vicuña Mackenna 7210. La Florida

cuenta actualmente con doce organizaciones reconocidas por CONADI17.

2014”. Además, se creó una página web del encuentro con el fin de no perder el contacto

entre las participantes. http://www.foromujerindigena.cl/

17 Algunas de ellas: Asociación Indígena Lelfünche, Organización Mapuche Rayen Mapu,

Comunidad Mapuche Kallfulikan, Organización Mapuche Newen Tuy Taiñ Pewen,

Asociación indígena Wechekeche ñi Trawun, Comunidad Mapuche Wingkulche,

Asociación Indígena Rayen Cosklla y Consejo Pikunche Autónomo.

38

Esta comuna posee una ruka que forma parte de las instalaciones de la sala cuna

y jardín infantil Antu Mahuida ubicada en Rojas Magallanes 4500 esquina Las

Perdices. Esta ruka fue construida gracias al financiamiento de CONADI y JUNJI,

a través de un proyecto al que postuló el jardín infantil y que fue concretado en el

año 2011. En este jardín se emplea un programa de educación intercultural que

propone enseñarle el idioma mapudungun, algo de Aymara y Rapa Nui a los más

pequeños.

Destaca dentro de la comuna que la organización Kallfulikan desde el año 2000 se

encuentra desarrollando un programa de salud intercultural dentro del Centro de

Salud Familiar Los Castaños. Consiste en una ruka financiada por el Programa

Salud y Pueblos Indígenas del MINSAL y con recursos municipales. Las consultas

son gratuitas para personas mapuche y no mapuche que se encuentren inscritos

en algún centro de salud dentro o fuera de la comuna.

b) Caracterización de las entrevistadas:

A continuación, se presentan brevemente las cuatro mujeres entrevistadas en esta

investigación.

MILLARAY ANTULAFQUEN

Millaray tiene 69 años, vive en la población Las Araucarias de la comuna de La

Florida. Desde hace cinco años forma parte de la organización “Flor de Copihue”

en mapudungun y desde hace dos es su presidenta. Tiene tres hijos y es abuela

de cuatro nietos. Nació y se crió en el sur, a las afueras de Temuco

específicamente en la reducción de Molco. Creció hablando mapudungun y

aprendió a hablar español recién cuando ingresó al colegio a los cuatro años de

edad, en el que cursó hasta 4to básico. Tuvo un abuelo lonko, se crió en el campo

con su abuela, su hermano y su primo. Desde muy pequeña, aprendió labores del

campo como hacer pan y cosechar trigo. Se define sin orientación política, de

religión Católica pero no activa.

39

Llegó a Santiago de allegada a los 20 años junto a su marido también mapuche, el

que hasta el día de hoy se desempeña como panadero mientras espera su

jubilación. Millaray se define como dueña de casa mientras trabaja en el servicio

doméstico un día a la semana, anteriormente se capacitó en talleres de telar y hoy

dicta clases en la sede de su organización y en un centro cultural cercano. Afirma

que no volvería al campo, que está bien en Santiago y que nunca ha sufrido de

discriminación. Sus hijos no hablan mapudungun como ella y su marido, pero, a

pesar que no se interiorizaron en la cultura mapuche, Millaray les enseña palabras

y frases a sus dos nietos más pequeños.

La principal demanda de su organización es el mejoramiento de su sede para

poder impartir mejor sus talleres y realizar más actividades, como también la

realización de capacitaciones para ella y sus socias. Millaray escogió su

pseudónimo porque considera que su nombre real no es tan mapuche o no tiene

tanto mapudungun como le gustaría.

SILVIA

Silvia tiene 56 años, vive en el sector de San José de la Estrella en la zona sur

poniente de la comuna de La Florida. Reside en este sector desde que llegó a la

ciudad de Santiago hace 39 años, viviendo en tres lugares diferentes muy

cercanos entre sí, cabe destacar que en el primero de estos vivía en condición de

allegada en la casa de un familiar de su esposo, junto a él y sus dos primeras

hijas.

Se ha organizado como mapuche desde hace diez años, primero perteneciendo a

la organización Lukullen Wuawuarria de la cual fue presidenta, posterior a esto se

retiró de la organización por problemas con los socios y hace cuatro años

pertenece a la organización “Flor de la Tierra”, es una de sus fundadoras y ha sido

presidenta de ésta desde el principio. Anterior a esto participó en otras

40

organizaciones sociales, en su juventud en su pueblo de origen perteneció a la

JJCC, al llegar a Santiago también formó parte de la junta vecinal de su pasaje y

de distintas mesas de trabajo.

El lugar de origen de Silvia es Cunco, un pueblo ubicado en el sur de Chile cerca

de la ciudad de Temuco, en ese lugar fue criada por sus abuelos paternos, pues

sus padres la dejaron al cuidado de ellos. El padre de Silvia era chileno y su mamá

mapuche. Silvia no conoció la cultura mapuche sino hasta los 45 años cuando ya

residía en Santiago, pues una vecina que era mapuche la invitó a participar de una

organización, de la cual posteriormente fue presidenta. Menciona que la cultura

mapuche era la parte que le faltaba en su vida para sentirse completa, pues al

conocerla se da cuenta de que siempre tuvo esa esencia, pero no lo había

reconocido como tal.

Silvia es casada desde los 19 años, su esposo también es oriundo del pueblo de

Cunco, tuvieron cuatro hijos, tres mujeres y un hombre. Se define sin orientación

política, y católica pero no practicante. Su nivel de estudios es media incompleta,

llegó a 2do medio, de todas formas menciona que estudió algo relacionado con

enfermería, este es un tema confuso, pues lo evade en las entrevistas.

Respecto a sus áreas de desarrollo laboral se ha desempeñado en labores de

enfermería en distintos centros de salud públicos y privados, siendo el consultorio

Los Castaños un lugar importante, pues allí se pudo desarrollar en salud

intercultural, que es un tema de gran interés para ella. Además se desempeñó

como lavandera cuando llegó a Santiago, trabajadora doméstica y negociante.

Actualmente no tiene un trabajo remunerado, se dedica a ser dueña de casa y

cuidar de sus nietos.

Su familia la apoya en su labor como dirigenta social, pero sus hijos no viven la

cultura mapuche. Se podría decir que ella aún se encuentra descubriendo la

41

cultura, pues como no la vivió desde pequeña no se encuentra tan interiorizada

con ésta.

Su organización tiene como principal demanda la obtención de un espacio propio

como sede, pues actualmente arriendan el lugar a la junta de vecinos 37-A y lo

comparten con otras organizaciones que se reúnen allí, a la cual pagan una

mensualidad. Llevan mucho tiempo negociando la obtención de un lugar con la

municipalidad, este correspondería a una propiedad de CENFA, quienes están

dispuestos a vender el terreno a la municipalidad de La Florida.

PALÚ

Palú tiene 42 años, vive en el extremo sur de la comuna de La Florida, colindante

a La Pintana, La Granja y Puente Alto. Es fundadora, secretaria y representante

desde hace diez años de la organización “Poder del cielo” o “Poder de Dios” en

mapudungun. Al año siguiente también fundó y presidió durante cuatro años un

comité de vivienda con el mismo nombre, en el que tuvo un importante rol en la

demanda por vivienda de ella y de vecinos en su mayoría de origen mapuche.

Nació en Santiago, vivió en el sur durante casi cinco años luego del golpe militar.

Practica la religión evangélica, afirma no tener ninguna orientación política

específica. Es casada y tiene tres hijos pequeños, todos tocan instrumentos como

la pifilka, trutruka y trompe. Su marido y padre de sus tres hijos también es

mapuche, habla mapudungun y toca el kultrún. Uno de sus hijos tiene la beca

escolar indígena en enseñanza básica y, hasta el momento, del gobierno dice sólo

haber recibido el subsidio habitacional.

Palú es técnica en párvulo, anteriormente trabajó en servicio doméstico y en una

fábrica, en la actualidad trabaja en un jardín infantil artístico perteneciente a la

JUNJI y que atiende a niños en riesgo social de la comuna. Tiene un alto interés

en la crianza y en formar niños que sepan la cultura mapuche, para que esta no se

42

pierda y se valore dentro del país. La principal demanda de la organización a la

que pertenece es un espacio físico o sede para reunirse, específicamente

plantean la creación de una ruka interactiva para difundir y practicar su cultura con

organizaciones, colegios y jardines del sector.

ELISA

Elisa tiene 38 años, vive en la zona sur poniente de la comuna. Es divorciada y

tiene cinco hijos. Se desempeña como vendedora ambulante y vendedora de feria

libre. Su nivel de estudios es universitario incompleto, tiene congelada en 4to

semestre la carrera de psicología. Define su orientación política como de

izquierda, y su religión es evangélica. Recibe beneficios estatales de subsidio

familiar y vive en una vivienda social. Además ha postulado en diversas ocasiones

a la beca indígena sin lograr que se la otorguen.

Es originaria de Lota, su padre era minero y su madre dueña de casa. Su origen

mapuche proviene de su abuela materna quien era de apellido Ancalí, Elisa no

heredó el apellido, pero se siente muy mapuche como cualquier otra persona con

apellido. Migró a la Región Metropolitana hace 24 años junto a sus padres y

hermanos, por el trabajo de su padre, aquí llegaron de allegados a la casa de un

tío quien estafó a su papá, por lo que por un tiempo estuvieron viviendo sin nada.

Describe la llegada a Santiago como un cambio drástico en su vida, pues la gente

de Lota “era muy diferente”. Fue madre a temprana edad, relata que ella no se

hizo cargo de su hija pues fue su mamá quien se encargó de todo y ella sólo se

dedicó a trabajar.

Hace cuatro años que participa en una organización mapuche, esta organización

se disolvió producto de que su presidenta se retirara, por lo que hace cinco meses

se encuentran en proceso de constituir una nueva organización con el nombre de

“Agua de Vertiente Pura” en mapudungún, junto a compañeras de su antigua

organización. Este proceso se verá interrumpido pues en nuestros últimos

43

encuentros nos menciona que volverá a su pueblo natal, debido a que nunca le ha

gustado y está agotada de la vida en la ciudad, pues no ha visto valores

importantes para ella como la amistad y la familia.

Además, es socia en la organización Fondo Esperanza, en donde es presidenta

de un grupo de emprendedores. En su trayectoria de vida siempre se ha

destacado por liderar grupos de diversa índole, ella lo atribuye a su personalidad,

pues tiene un carácter fuerte.

El motivo por el que habría comenzado a organizarse fue para conocer gente y

generar amistades. Actualmente su proyecto es continuar con una organización en

Lota y mantener contacto con la organización de Santiago, de modo de poder

generar proyectos en conjunto.

44

VII. RESULTADOS

a) Elementos en la constitución de la trayectoria:

Como un hecho importante en su trayectoria de vida, destaca que todas estas

mujeres provienen de orígenes humildes y han sufrido dificultades económicas. A

través del trabajo de campo se puede observar que todas viven en sectores

poblacionales, donde las organizaciones vecinales son muy activas, pues

necesitan actuar como una comunidad para combatir ciertos problemas como la

delincuencia, la violencia en las calles y la protección de los niños.

Origen familiar campesino y migración a la ciudad

Un punto de partida en la trayectoria de vida de estas mujeres es su origen rural,

la que tendría sus inicios en la vida de campo. Estas vienen de familias de padre y

madre campesinos, quienes les inculcan desde la niñez el trabajo de la tierra y su

conocimiento, por lo que la mayoría de sus historias de infancia se desarrolla en

este escenario. Hablan de una vida muy diferente a la de la ciudad, en donde el

trabajo a corta edad es algo común, motivo por el que algunas de ellas no

terminaron los estudios escolares.

Estas describen la vida del campo como dura, de una pobreza intensa, motivo por

el que el desplazamiento a la ciudad se muestra como una opción en donde puede

haber nuevas oportunidades laborales para la familia, en este sentido la ciudad es

vista como un símbolo de progreso y como un crecimiento familiar.

“Yo de niña trabajé. Yo trabajé desde los nueve años, nueve años, trabajando en

chacras. Nosotros éramos muy pobres, pobres, pobres, pobres. O sea, de decirte

que teníamos una casa de madera y sin piso ni nada” (Palú, 42 años)

Si bien es una historia común la vida en el campo, no se presenta de la misma

forma en todos los relatos. En el caso de Silvia vivía con sus abuelos paternos no

45

mapuche, su abuelo campesino y trabajador de fundos y su abuela dueña de

casa. En su familia el apego a la tierra no es tan grande como en el caso de las

otras señoras que vivieron la cultura mapuche desde la infancia, en cuyos relatos

la tierra cobra un sentido mucho más significativo, pues representa la historia

familiar y las raíces, si bien en ambos relatos se aprecia la tierra como proveedora,

para el caso de las señoras que crecieron en la cultura mapuche esta tiene un

valor sentimental.

Un segundo momento importante en la constitución de sus trayectorias es la

llegada a la ciudad de Santiago. Esta se presenta como un cambio duro en sus

vidas, pues este nuevo contexto resulta ser muy distinto al de origen. Aquí se

enfrentan con un cambio en el ritmo de vida y a las condiciones socioculturales.

Estos cambios se evidencian en temas como la alimentación, el trabajo, la familia

y las relaciones con la gente, de modo que su adaptación a este nuevo entorno es

decidor en la construcción de sus trayectorias personales debido a las

consecuencias que esto genera.

“Bueno, accedí por las circunstancia no más po, para… Pero no, yo sufrí harto

aquí po, en Santiago cuando llegué. Harto porque no conocía a nadie, llegamos

aquí a San José de la Estrella ahí donde está el colegio London, ¿lo ubican? Ahí

era un callejón que había en esos años y ahí unos hermanos de parte de mamá de

mi marido tenían casa ahí, entonces uno de ellos que era soltero en ese tiempo

nos pasó dos piezas. Y yo pasaba enferma, después nació mi segunda hija ahí,

tuvimos cuatro años viviendo ahí, antes de llegar aquí a ésta casa. Y pasaba

enferma tomaba agua y me hacía mal, y un día fui al médico ahí a la Cruz Roja

que está que existe todavía y el doctor me dijo que era una depresión que yo

tenía, y se puso a conversarme, me preguntó mi vida y toda la cuestión y me dijo

que tratara de hacer algo me dijo, haga algo porque es una depresión que le está

dando a usted…” (Silvia, 56 años)

La educación por su parte adquiere más relevancia en este nuevo contexto, pues,

las posibilidades de ascender en la escala social están puestas en ésta. La

46

educación representaría el progreso y un avance del pueblo mapuche, esto sería

el gran legado que ellas podrían aportar a sus hijos, más importante que

enseñarles la cultura mapuche. En el trabajo de campo a través de las reflexiones

que hace un socio de Rayen Cosklla, también se observa que la opinión respecto

a la educación es la misma: gracias a ésta el pueblo mapuche sería más

reconocido hoy. Es importante destacar que de las entrevistadas no todas

terminaron los estudios escolares, para las que tuvieron la posibilidad de estudiar

una carrera incorporan en su trabajo y estudio lo que es su cultura, es el caso de

Silvia quien se dedicó a la salud intercultural, Palú quien ha trabajado en jardines

interculturales y Elisa quien tiene el proyecto de desempeñarse como artesana. En

adición a esto, se aprecia notoriamente la relación entre generación y años de

escolaridad, donde las mujeres mayores tienen menos años de estudio18.

La importancia que otorgan al tema de la educación también se pudo constatar en

el “Primer Foro de Mujeres Indígenas de la Macro Región Central”, donde uno de

los ítems de más amplia discusión fue la Beca Indígena y la importancia de que

ésta fuera un derecho para los mapuche, frente a esto todas las mujeres dirigentes

se encontraban de acuerdo.

Respecto a la trayectoria, la migración de estas mujeres desde sus lugares de

origen a la ciudad se aprecia como un hecho relevante en sus experiencias de

vida, pues representa un nuevo capítulo en su vida, marcando un antes y un

después de la migración.

Mujer mapuche organizada y la vida familiar

La forma en que la familia se relaciona con la dirigencia de estas mujeres es de

manera más bien pasiva, con esto se refiere a que hay un apoyo a la labor de

dirigencia, sin embargo, no se generaría un interés más profundo de preguntar

sobre sus actividades, sobre cómo van las cosas, participar activamente en

18 Para mayor detalle ver cuadro de caracterización de entrevistadas en Anexos.

47

reuniones o ayudar en labores. Los familiares sólo se involucran más cuando las

cosas que pasan en la organización afectan directamente a sus madres, abuelas,

esposas, pues en lo que refiere a los proyectos puntuales que tienen las

organizaciones como la obtención de la sede no hay mayor interés.

Esto respecto a la constitución del liderazgo muestra una tensión entre el

desarrollo de la vida familiar con la trayectoria individual, pues la importancia que

estas otorgan a la familia es muy alta, sin embargo la familia no se muestra muy

interesada en el liderazgo. Así la poca valoración que otorga la familia a la

dirigencia puede interpretarse como un obstáculo en el desarrollo de la trayectoria

de estas mujeres, pues para estas la familia es considerada un pilar fundamental

en su vida y una de las razones por la cual estas se organizan.

Indagando en los maridos y parejas de estas mujeres estos se muestran

indiferentes con la dirigencia, no se involucran en profundidad con el trabajo que

éstas hacen. Sólo en un caso el marido muestra un rechazo a la dirigencia, sin

embargo, esto cambió en el tiempo, pues él también se involucró con la

organización.

“No opinan nada, siempre me apoyan mi hija sobre todo, siempre me dice mamá

voy a ir a la organización, pero ella no se mete en nada, no rechazan tampoco. No

se mete en nada, también algunas veces, me ha venido a ayudar aquí” (Millaray,

69 años)

Al interior de las familias estas mujeres no generan muchas instancias en donde

se “fomente la cultura” considerando que este sería un objetivo deseable para

estas, pues no traspasan a sus hijos las tradiciones, como enseñar la cocina

mapuche, el idioma o las costumbres. Las entrevistadas lo atribuyen a su

contexto, en otras palabras, no valdría la pena dedicarle tiempo a esto pues los

hijos y/o nietos se encontrarían en un contexto en donde no les va a servir saber

hablar mapudungun o tejer el telar. De este modo nos encontramos frente a una

ambigüedad pues, el liderazgo de estas mujeres se articula en torno a la

48

promoción de la cultura, sin embargo, consideran poco relevante estos

conocimientos en su desarrollo como mapuche urbanas.

El tema no se muestra de la misma forma en todas las familias, pues en el caso de

Palú, ella y su esposo se preocupan de preservar la cultura con sus hijos, tratando

de inculcar la importancia que tiene el reconocer que provienen de un pueblo, esto

lo hacen enseñándoles a tocar los instrumentos y a hablar el mapudungun.

La dirigencia para estas mujeres se presenta como una actividad propiamente “de

ellas”, como su espacio personal, donde se desarrollan como mujeres en otros

aspectos que no pueden desarrollar al interior del espacio doméstico, lo que se

podría considerar como parte del motivo por el cual los demás integrantes de la

familia no se involucren en profundidad. Precisamente esto ligado a la constitución

del liderazgo habla de otras demandas que estarían detrás del fomento de la

cultura, estaríamos hablando de la realización personal.

“No, yo tomo mis decisiones sola, soy bien independiente de mi familia y de mi

marido, sí, les converso les cuento pero yo tomo mis propias decisiones. No pido

permiso a nadie para hacer, soy bien independiente de todo” (Silvia, 56 años)

Inicios como mujer organizada

Los inicios y motivaciones que tuvieron estas mujeres para organizarse son muy

diversos, ellas mismas no darían un motivo concreto a su dirigencia, pues este

proceso por medio del cual llegan a ser mujeres organizadas se va configurando

en torno a diversos factores contextuales, como la pobreza y la falta de redes de

reciprocidad. Dentro de estos un primer elemento que podemos encontrar en los

relatos es que sus comienzos en organizaciones se desarrollan en el contexto de

lo urbano, este nuevo escenario ocasionaría el surgimiento de nuevas

necesidades que no tenían en sus lugares de origen, que las moviliza a hacer algo

al respecto, referidas a temas como la obtención de vivienda, generar recursos

para sostener a la familia, que si bien acarrean desde sus lugares de origen se

49

intensifican por la falta de contactos. Esto también es atribuible al desarrollo de su

juventud y adultez la cual se enmarca principalmente en la ciudad. De esta

manera la organización se convierte en un mecanismo para acceder a soluciones

a estas necesidades. Ejemplo de esto es que al llegar a Santiago todas viven en

condición de allegadas, por lo que la vivienda propia es una de las primeras

metas. Así en base a esta carencia se van constituyendo como mujeres más

informadas y que toman un rol activo en la resolución de sus problemas,

involucrándose en diversas esferas de acción como comités de vivienda y juntas

de vecino.

“Pero después cuando me empecé a meter y a conocer gente mapuche, ahí como

rescatando la cultura yo dije entonces “chuta, esta cuestión no es una cosa chica,

es una cosa grande una asociación” o sea, ¿en qué consistía? Era como más que

rescatar, rescatar significa rescatar la cultura, pero no era de rescatar la cultura en

sí, era de rescatar a la gente, a la gente que inmigraba del sur para acá a la zona

urbana. Entonces, ese era el rescate, yo no entendía por qué era ese rescate de la

cultura, si uno sabe la cultura, los que vienen del sur saben, pero no po, se

enfocaba en toda esa persona que inmigraba del sur y meterla en la asociación y

seguir el… La cultura mapuche. Por ejemplo, hacer el año nuevo mapuche, hacer

para jugar el Palín o hacer o juntarse no más para conversar, tomando mate, igual

que nosotros tomando mate…” (Palú, 42 años)

Por otra parte, relatan que la incorporación a la vida en la ciudad es muy difícil, de

modo que organizarse les permitiría formar redes de contactos y amistades que

les posibiliten sobrellevar mejor la vida en la ciudad. También está presente la

idea de que pertenecer a una organización les permite acceder a beneficios y

aprender cosas nuevas, lo que puede transformarse en una fuente de trabajo.

“Ah, sí po, claro a uno la llaman, a uno la llaman o de repente te dicen “oye Elisa”

porque yo soy buena para cocinar, sobre todo la comida típica chilena, eso yo me

manejo harto, pero también yo sé cocinar comida Hindú, comida china, entonces “

oye va a haber un evento necesitamos una cocinera”, y yo voy o hay una feria en

tal lado anda a inscribiste vale tanto, y ahí, es que aparte a mí me conocen tanta

50

gente entonces todos me llaman po, ahora de hecho el 22 de noviembre la otra

semana sábado va a haber un carnaval aquí, van a cerrar por Sótero del Río hasta

Santa Raquel, y ahí vamos a ir a trabajar con una hermana po, en una amiga y

todo, así que nunca falta” (Elisa, 38 años)

A medida que se va desarrollando la trayectoria y se van articulando estas

demandas relacionadas a las necesidades personales y asociando con las

demandas de sus socias, se va generando una nueva demanda de carácter más

colectivo, difundir la cultura, pero siempre con un trasfondo de satisfacer otro tipo

de carencias asociadas a la individualidad, así sus demandas tienen un carácter

bastante instrumental, ligado a la sobrevivencia de sus familias en la ciudad.

“Cuando nosotros hicimos la gestión para la organización, estaba en la alcaldía

Zalaquett… Fue más por inquietud, no fue tanto así como para… Para rescatar la

cultura, fue por inquietud, porque había harta gente mapuche que decía

“Formemos una organización, porque hay beneficios… Porque nosotros los

mapuche tenemos beneficios” decía la gente. Ya po, yo averigüé, hice las

gestiones, en eso cuando nosotros nos juntamos, tenemos como sesenta socios,

sesenta socios” (Palú, 42 años)

La organización mapuche en algunos casos no es la primera forma de

organización, anterior a estas participan de juntas de vecino, mesas de trabajo,

delegadas de pasaje, comité de allegados y partidos políticos. La organización

mapuche se muestra como una mejor alternativa, que les puede permitir acceder a

más beneficios, por el hecho de poseer una demanda de carácter étnico, en esto

la identidad de “lo mapuche” es instrumentada para acceder a ciertos fines, que en

este caso son de tipo económico.

“Sí, de primera cuando recién llegamos aquí a la villa participaba en la junta de

vecinos, fui delegada de aquí del pasaje pero después ya me aburrió porque la

gente es muy cómoda todo quería que se lo llevaran a la puerta de la casa,

entonces eso aburre” (Silvia, 56 años)

51

La dirigencia un trabajo complejo y cuestionado

Se identifica a partir de los relatos de estas mujeres que el rol de dirigencia es

visto por ellas como una labor compleja. En el proceso de constitución como

líderes se enfrentan a tensiones referida a la familia como el cuestionamiento

respecto del no cumplimiento de su rol de madres y esposas. Como también

tensiones en la organización donde su labor en la práctica no se refleja en su

influencia en decisiones, esta tensión se expresa en las actividades cotidianas de

las organizaciones, pues de estas depende en gran parte que las actividades

resulten y se concreten pues son quienes más se mueven para conseguir su

objetivo, sin embargo, no tienen autoridad sobre las decisiones finales, pues estas

son tomadas principalmente por hombres.

Al ser dirigentas mapuche se presenta la existencia de un acuerdo tácito a nivel de

los miembros en que aquellas personas que manejan el mapudungun y conocen

más la cultura son más aptas para desarrollarse como dirigentes. Esto último no

sólo se aprecia en entrevistas, sino que también a través del trabajo de campo

realizado, como fue el caso de una organización en la que la socia más valorada

por el grupo hablaba mapudungun. Así lo étnico, al igual que para el tema de la

organización agrega un valor a la dirigencia.

“Igual somos criticadas la gente que somos dirigentes porque yo no sé, no hablo

mapudungun, entonces hay gente que sí habla el mapudungun al derecho y al

revés, entonces hay muchas veces que somos criticados nosotros como dirigentes

que no sabemos, no somos hablantes. Pero también igual es una culpa de

nosotros porque no lo trabajamos, o sea no lo practicamos, nos enfocamos en otra

cosa, entonces, las críticas que vienen por fuera, igual todo de uno porque a uno

igual la hacen como recapacitar diciendo que van a rescatar la cultura…” (Palú, 42

años)

Así como el mapudungun, la experiencia también es un aspecto valorado al

interior de las organizaciones, siendo los cargos más altos quienes llevan mayor

52

tiempo participando como personas organizadas, es decir quienes poseen más

trayectoria. La elección de los representantes en algunas organizaciones también

se hace basa en criterios de género, siendo el hombre quien ocupa los puestos de

mayor relevancia, aunque no posea más experiencia.

“Cito a reuniones porque, por ejemplo, esa vez que nos salió el proyecto del

terreno de ahí, yo dirijo po, yo doy todas las pautas y todo ahí y yo le doy la

palabra al presidente, pero al final todos se dirigen a mí porque yo soy la que

siempre anda metida en todo. Voy pa allá, pa acá, pa acá… Todos los trámites”

(Palú, 42 años)

Otro motivo por el que se presenta como un rol complejo es porque es una labor

que requiere mucho tiempo, por este motivo algunas dirigentas relatan que en

ocasiones no tienen tiempo para poder participar de todas las actividades que se

requiere, además de que las socias no siempre las apoyan en la labor. Por este

motivo, las reuniones y juntas de la organización son los fines de semana, en

donde la mayoría de la gente puede asistir. Esta se muestra como una dificultad

en el desarrollo de las trayectorias, pues el crecimiento en el rol requiere de un

involucramiento total en las causas de la organización.

“Ser dirigenta es harto pesadito, harto pesado, porque hay que ir a la reunión,

porque no todo están de acuerdo, a veces yo voy con la pura señora M, otros

dicen ‘no tengo tiempo’, otros dicen ‘yo tengo que ir a vender en la feria’, ‘estoy

vendiendo tal cosa en la feria’ otro dijo, ‘pucha, es que tengo que atender esta

cosa’. Es bien difícil ser dirigenta, es bien difícil” (Millaray, 69 años).

Por otra parte, tienen la visión de que puede ser un rol ingrato, pues los socios

agradecerían y se harían parte de la organización hasta obtener los beneficios

deseados, desentendiéndose después de los lazos generados con los dirigentes y

de participar en la organización.

53

“Pero esa misma gente que yo actualmente o en ese tiempo yo le saqué casa, no

toda me saludan ahora, o sea, en el momento me decían “sí, señora Palú, ¿hay

reunión?” sí, iban “sí señora Palú, sí, sí, todo sí” pero después del momento en

que ya tuvieron su casa, tuvieron todo, uno pasan encima de uno. Entonces, ser

dirigenta igual es súper ingrato pa uno. Uno no está pidiendo que te den plata

como dirigente, yo no trabajo por plata cuando yo soy dirigente, yo trabajo porque

ellos querían casa, ellos les hice todo lo posible para que tuvieran su casa.

Entonces, ¿qué es lo que tú esperai? Por lo menos que te saluden po, ¿cachay?

Pero así es la cosa, así es la cosa cuando uno es dirigenta, muchas veces eres

valorizada y muchas veces no” (Palú, 42 años)

Estas dirigentas piensan sobre su rol que debiesen ser personas más capacitadas,

que les falta conocimiento sobre cómo ser dirigentes, esto es algo mencionado por

las entrevistadas y algo que también se dio a conocer en el foro de mujeres

indígenas urbanas, que son necesarias capacitaciones para poder desempeñar

mejor el rol. En este sentido la constitución del liderazgo requiere de una

interiorización con los objetivos, medios de la organización y negociación.

b) Relación entre demandas locales y la cultura mapuche:

Descripción de las organizaciones mapuche de La Florida

Las organizaciones de las mujeres entrevistadas presentan como el principal

objetivo de la difusión cultural, plantean como su propósito poder ejercer y

mantener viva la cultura mapuche dentro de la ciudad. Con este mismo objetivo

plantean como primordial el obtener un espacio físico para construir una ruka y en

mejores casos para mejorar el espacio que ya poseen19.

Una de las principales características de estas organizaciones es que se articulan

y encuentran su legitimación como asociación indígena a través de la inscripción

19 Sólo una de las organizaciones contactadas tienen una sede en comodato de Bienes

Nacionales.

54

como tal en CONADI. Esto sucede a pesar de que las entrevistadas aseguran no

recibir ningún beneficio directo de esta institución, más que la posibilidad de optar

a concursos de financiamiento a proyectos. Además, esta inscripción en CONADI

es un requisito para que las personas accedan a beneficios estatales como la

Beca Escolar Indígena.

La estructura de estas organizaciones destaca por estar formada principalmente

por mujeres adultas, vecinas y/o familiares que se relacionan como amigas y

compañeras, también en algunos casos se encuentran familias completas. Según

las entrevistadas, las mujeres de sus organizaciones principalmente desarrollan el

trabajo doméstico, costura y secretariado. Esta estructura posibilita en la

constitución del liderazgo la articulación de una demanda colectiva, pues permite

que se reconozcan como personas con condiciones de vida similares.

Estas organizaciones funcionan a través de cuotas mensuales que varían desde

los $500 según cada organización, que todas las organizaciones contactadas

admiten que en la práctica casi nadie las paga. Algunas se reúnen todos los fines

de semana y otras una vez al mes, ya sea en su sede o en las juntas de vecinos

por las cuales tienen que pagar un arriendo por horas. Las organizaciones y las

casas de los socios están ubicadas en sectores como poblaciones o villas dentro

de la comuna. Las socias se contactan por teléfono, visitas personales y/o

Facebook. Las organizaciones cuentan con directiva compuesta por presidente,

vicepresidente, secretario y tesorero, los que son elegidos a través de votación

con una duración aproximada de dos años. Al interior de las organizaciones los

socios son en su mayoría mapuche, pero algunas cuentan con socios chilenos que

CONADI inscribe como socios colaboradores.

Prácticas y estrategias

Dentro de las prácticas utilizadas por estas mujeres destaca la realización de

talleres y actividades de venta de comida y tejidos realizados por las socias. Las

actividades generalmente son una forma de reunir fondos para la organización,

55

para comprar materiales de talleres y pagar las sedes de las juntas de vecinos.

Como otra forma de financiación se encuentra la postulación a fondos que ofrece

la municipalidad a todas las organizaciones de la comuna. Un ejemplo de estas es

el taller de telar que dicta la señora Millaray en su asociación. Para ella el telar

mapuche es cultura, por lo que lo ha trabajado desde su juventud en el campo y

perfeccionado en la ciudad como parte de su trayectoria de vida y como un

elemento constitutivo de su forma de hacer liderazgo. Este taller se realiza a partir

de fondos ganados de la postulación a proyectos de la municipalidad, para

financiar materiales como lana, rueca para hilar y palos para la estructura de los

telares.

A través de la observación participante realizada en reuniones, encuentros y en el

foro de mujeres indígenas urbanas, se pudo observar que las prácticas realizadas

se enmarcan en el respeto hacia los hombres, hacia las mujeres mayores y hacia

la machi, mostrando la jerarquía de acuerdo a quién toma palabra en los

encuentros y a quién se saluda primero. La palabra no podía ser tomada por

personas ajenas a la reunión y se privilegiaba la experiencia de los mayores en

cuanto a opiniones.

Actualmente, como principal estrategia de las asociaciones mapuche de la

comuna, destaca que cinco de estas se han reunido en una asamblea para hacer

llegar una carta pidiendo la restitución de la feria cultural que se realizaba en el

centro de la comuna en el período de Pablo Zalaquett, como también una solución

en relación a la falta de información y de comunicación que se ha dado con la

municipalidad en los últimos años.

Dificultades en la negociación

Con respecto a las dificultades en la negociación se entenderán todas las

situaciones que entorpecen el funcionamiento de las organizaciones en la

56

consecución de sus propósitos. Estas se dividirán en dos tipos a partir de su

posición en relación a las asociaciones:

a) Internas: Como una de las principales dificultades que se dan dentro de las

organizaciones se encuentra la existencia de una división entre: socios

pasivos y socios activos. Esto dado que si bien las organizaciones

presentan alrededor de treinta a cuarenta socios inscritos, se da la

existencia de un reducido número de socios, alrededor de diez o quince,

quienes están al tanto de las actividades y de participar en estas como

socios activos. El resto se constituirían como socios pasivos, quienes según

las dirigentas se encuentran a la espera de noticias y beneficios. Entre este

último grupo también se encontrarían socios que no asisten a reuniones ni

pagan sus cuotas y que terminarían como socios fantasmas. Las dirigentas

comentan que este poco interés se convierte en un peso para ellas al

momento de ir a reuniones y hacerse cargo de las decisiones y de la

participación con instituciones externas. A partir de esta división también se

extrae que algunos de los socios que no participan son personas que se

han inscrito por el requerimiento de CONADI de pertenecer a alguna

organización para poder postular a la Beca Escolar Indígena o algunos

beneficios asociados. Respecto a este tema las dirigentas no han tomado

reales medidas, ya que lo entienden como algo que pasa y que no es

posible poner a prueba a quienes se inscriben para conocer sus reales

intenciones.

“… cuando saben que hay una asociación cerca de su casa se integran y no van

tanto por el interés de aprender de su cultura, sino que van para ver “qué podemos

obtener de la asociación”, “yo por ser mapuche tengo un punto para tener

vivienda”, o yo quiero una beca pa mi hijo”. Es como que si yo pertenezco a la

asociación, yo al tiro me gano la beca indígena o yo me gano, por ejemplo, los

zapatos que dan en la municipalidad, o no sé po, otra beca que dan por ser

mapuche po. (…) Entonces, sí hay personas que van solamente por interés, por

obtener cosas” (Palú, 42 años)

57

Esta dificultad sería un ejemplo de cómo la carencia dada en el contexto urbano

se posiciona como un objetivo anterior de quienes se unen a las organizaciones,

por sobre el fomento de la cultura, lo que también se reconocería como parte de la

trayectoria de estas mujeres, diferenciándose por su continuidad en la

organización.

A través de la observación participante realizada se pudo constatar que existe una

desinformación de las políticas públicas, programas y decretos que atañen al

pueblo indígena en general, centrándose en la existencia de la Beca Indígena

gracias a que han postulado a estas con sus hijos y/o nietos. Esto se presenta

como una dificultad en la medida en que entorpece la creación de petitorios

comunes y de generar un avance en las conversaciones con instituciones del

Estado20. Esta desinformación puede ser entendida por la inexistencia de un nexo

entre ellas y estos programas o políticas, ya que programas como el Fondo de

Tierras y Aguas, y símiles de CONADI hacia zonas rurales, no las tocarían

directamente.

Como consecuencia de la trayectoria de vida de estas mujeres se encuentra el

desconocimiento del funcionamiento y de la terminología de la institucionalidad,

dado por la falta de educación formal. Esto se observa en que las entrevistadas y

sus socias tendrían dificultades en el momento de llenar formularios para becas o

beneficios estatales, ya que plantean que muchas de ellas no han terminado el

colegio y se les hace difícil leer y entender lo técnico en las fichas.

20 Este hecho también se observó en el petitorio creado en el foro de mujeres indígenas

urbanas, donde las conversaciones y mesas de trabajo estaban centradas en

necesidades de lo urbano, sólo dejando como punto insigne de la causa mapuche el de la

creación de la nación mapuche en el sur, ya que estas mujeres y sus organizaciones

estarían mucho más enfocadas a las necesidades dentro de la urbe y en sus demandas

locales.

58

“Es que fue como bien difícil, hasta ahora fue bien difícil, por eso [falta de

educación], pucha llegar hasta esta [momento de la vida], ser dirigente de esta

organización como que cuesta bastante po, por eso nosotros muchas veces

necesitamos una capacitación, y eso es lo que nosotros siempre, siempre tenemos

en reclamo a la municipalidad, ¿por qué cada organización no le hacen una

capacitación? Como para capacitarse más” (Millaray, 69 años)

b) Externas: Como una dificultad externa a las asociaciones, respecto a la

municipalidad y a su respuesta hacia sus demandas, se observa un

problema en cuanto a la condición de duración de los cargos. Afirman tener

problemas ya que cuando llegan a acuerdo con una entidad, se cambia el

panorama con una nueva elección y con nuevos mandos. Afirman que con

el anterior alcalde Pablo Zalaquett, las cosas funcionaban mejor para ellos,

pero ahora con los cambios acontecidos en DIDECO y en la Oficina de

Asuntos Indígenas como consecuencia del cambio de alcalde, han tenido

que empezar de nuevo en muchos ámbitos de la negociación.

“Igual que él [Alcalde] acá en La Florida po, en el gobierno regional cambia el

alcalde y se vuelve todo [Se retrocede] ya lo que uno ha logrado. Por ejemplo,

estamos pidiendo nosotros el espacio físico Ya, todo va bien, todo encaminado…

Por ejemplo, el año pasado estaba todo listo y cambiaron, la… El director de

DIDECO que era una mujer ahora es un hombre, entonces vuelta todo el trámite

de nuevo cuando uno tiene todo listo y no es solamente a nosotros, a todas las

organizaciones les pasa lo mismo” (Silvia, 56 años)

Por otro lado, una dificultad que tienen las organizaciones para la consecución de

sus objetivos se encuentra determinada por su calidad de habitantes de una

comuna urbana. Lo urbano estaría en contradicción con lo que significa la

expresión del ser mapuche, por la falta de lugares para instalar una ruka y un rewe

como sitio ceremonial esencial para el desarrollo de la cultura. Justamente en este

punto se encuentra lo mapuche entendido de una manera esencialista por parte

las dirigentas en la construcción de su trayectoria como líderes, reflejado en la

59

construcción de la ruka como algo configurador de la identidad mapuche y

validador de su carácter de asociación étnica.

“Lo que pasa es que como estamos en una ciudad urbana no hay espacio, no hay

terreno, y los terrenos que hay lo están utilizando para construir edificios, para

construir casas, entonces ya no hay espacio. No hay terreno para construir” (Palú,

42 años)

Relaciones de negociación con instituciones estatales

Con la municipalidad de La Florida, la relación es distante. Las entrevistadas

indican como causa de esto que al asumir como alcalde Rodolfo Carter en 2011,

se cerró la Oficina de Asuntos Indígena y se disminuyó a una sección dentro del

Departamento de Participación Ciudadana. Este hecho marcó una diferencia

dentro de la relación entre las organizaciones y las instituciones del Estado, ya

que afirman que luego de esto no se mantiene una comunicación fluida ni tampoco

se les informa de actividades, talleres o proyectos. En relación a esto también se

puede observar que las organizaciones se mantienen de una forma pasiva, ya que

algunas de estas rara vez toman la iniciativa de acudir directamente al municipio a

pedir información o de contactarse ellas mismas, sin embargo, culpan a la

municipalidad de este déficit. En esta misma línea, dentro del foro de mujeres

indígenas urbanas se discutió que las Oficinas de Asuntos Indígenas comunales

realizarían un trabajo de folklorización con las organizaciones. Es decir, mostrando

la cultura de una forma ligera y sin peso en ferias y ventas, pero sin atacar

directamente las necesidades y demandas de las organizaciones. Además, se

debatió que el alcance de esta oficina debería estar dado por la lucha de las

organizaciones por hacerse cargo de esta, es decir, no asumir que si esta oficina

existe las demandas se van a solucionar, sino que estaría en las mismas

organizaciones hacerse cargo de estas a través de la participación constante. Este

conflicto sería un punto configurador de la trayectoria dirigencial, puesto que la

expresión de la respuesta a la necesidad estaría puesta en la figura del alcalde,

frente al que se estructurarían las quejas.

60

Anteriormente la Oficina de Asuntos Indígenas de la comuna funcionaba como

nexo de comunicación entre las asociaciones y CONADI. Hoy eso se ha perdido,

dejando una relación distante entre estas. Por otro lado, las asociaciones como

queja generalizada sostienen que su relación con CONADI no está dada por su

propio interés como grupo, ya que afirman que CONADI los contacta únicamente

para sus intereses políticos, como por ejemplo, la última consulta indígena para la

creación del Ministerio de Pueblos Originarios y del Consejo de Pueblos

Indígenas, como una actividad política pero poco funcional a sus demandas

locales inmediatas.

“Sí po, si ellos tienen el correo, ellos mandan el correo cuando hay cosas políticas,

claro. Por ejemplo ahora, la consulta indígena que están, al tiro mandan correo

diciendo “¡Ay! Que tal parte que tienen que asistir la directiva” y qué sé yo… Pero

si es, por ejemplo, para un proyecto que le interesa a las organizaciones eso no lo

mandan, uno tiene que ir a preguntar allá [CONADI] si hay proyectos o no, pero

sea del mundo político al tiro” (Silvia, 56 años)

Esto último, también reflejaría una postura de tipo asistencialista por parte de las

organizaciones, pues no reconocen la consulta indígena como una herramienta

propia, sino que asocian la creación de un ministerio con burocracia y ganancias

políticas, ajena a sus intereses y demandas inmediatas. Desapegándose de la

negociación como tal, y quedándose a un lado del ámbito político.

Relaciones con otras organizaciones mapuche

Entre las organizaciones mapuche de la comuna se da una relación con lazos de

tipo instrumental. Se apoyan en actividades, talleres y peticiones, pero sin un

objetivo común, sino que como un apoyo a la obtención de sus intereses

particulares. Si bien, hace un año se dio un importante conflicto entre las

organizaciones, estas se han juntado nuevamente, construyendo una asamblea

61

entre cinco de las organizaciones existentes en la comuna, generando así como

estrategia una mayor unidad frente a los conflictos que enfrentan estas.

Con respecto a la información obtenida, si bien las entrevistadas aseguran que su

base se encuentra en el rescate de la cultura, se puede observar que en la

práctica esto sería una forma de unir a quienes buscan y necesitan crear lazos y

participar en un espacio adverso, como lo sería la ciudad. Estas organizaciones

realmente funcionarían como una red de compañerismo para compartir y crear

relaciones sociales entre quienes han vivido la experiencia de exclusión y

migración, que reafirman su reconocimiento como mapuche como una forma de

crear una identidad colectiva que las integre dentro de lo urbano. En relación a las

prácticas y estrategias, estas se ligan a lo anterior en la medida en que estas

consisten en gran parte en reuniones y en ventas, en las que no se encuentra

como prioridad el tener el terreno que en las entrevistas postulan como su

objetivo, sino que más bien esta se presentaría como una especie de excusa para

poder sobrevivir en la ciudad y a sus adversidades. Por esto, no sorprendería el

desconocimiento de políticas públicas, de convenios o del desinterés en la

participación en demandas más generales como la recuperación de tierras, sino

que se entendería como parte de la importancia que estas le asignan a su realidad

y a sus necesidades inmediatas en relación a su situación de desventaja dentro de

la sociedad chilena urbana.

c) Discurso étnico invisibiliza desigualdades de género:

Desinterés en temas contingentes a la mujer indígena y no indígena

En relación a temas como el maltrato hacia la mujer, desigualdades en la

realización del trabajo doméstico, discriminación laboral, entre otros, las mujeres

entrevistadas se muestran indiferentes. Si bien entienden la violencia contra la

mujer y las desigualdades de género como un problema que existe dentro de la

sociedad, se puede constatar que no forman parte de las preocupaciones dentro

62

de su organización. Aluden a que no conversan el tema porque pueden herir la

sensibilidad de alguna socia que está pasando por una situación de maltrato ya

que es entendido como un tema personal, o por el contrario, que ninguna de sus

socias vive esas situaciones dentro de su organización.

“No, no, ¿Sabes por qué? Porque no, antiguamente sí yo creo que sí podría

haberse tomado ese tema de la violencia contra la mujer, la discriminación, pero

hoy en día no porque en mi organización, yo hablo por mi organización, no tengo

esos problemas, de violencia intrafamiliar, de que el marido sea alcohólico,

drogadicto no, no tengo esos problemas en mi organización, entonces no tocamos

ese tema, pero sí lo conversamos en el taller de tejido, las chiquillas conversan de

otras personas que tienen problemas, más lo conversamos con el tema de salud,

esos temas sí que los conversamos, porque eso para nosotros es más importante

también la salud” (Silvia, 56 años, casada)

Este tema también se abordó en el Primer Foro de Mujeres Indigenas de la Macro

Región Central, dada su ausencia en el petitorio creado el año anterior 2013 y en

el presente. En este se sostuvo por parte de las asistentes que temas como la

violencia, maltrato y alcoholismo, se omitían por parte de la población indígena

con el objeto de evitar la estigmatización de la comunidad. Este punto se observa

en que las entrevistadas, dado el contexto en que viven, relacionan la llegada a la

ciudad como un peligro para los mapuche del campo por la posibilidad de caer en

las drogas y el alcohol.

A pesar de lo anterior, y de la ausencia de una formulación de una visión de

género por parte de las mujeres entrevistadas, se puede afirmar que el género de

todos modos sería un elemento constitutivo de su experiencia de desarrollo como

líderes de base. Esto ya que si bien no se muestra como un tema conversado por

ellas, se constata que estas se desenvuelven en experiencias marcadas por

vivencias de género –ejemplificadas más adelante- que son invisibilizadas

mediante una naturalización de los roles marcadamente machistas dentro de sus

organizaciones y familias.

63

Roles de género en la tradición mapuche

En relación a los roles de género tradicionales las entrevistadas lo definen como la

división de tareas donde el hombre es quien trabaja fuera del hogar y la mujer se

hace cargo de la casa, los niños y la comida. Definen el respeto hacia el hombre

como un componente importante y significativo que forma parte principal de lo que

constituye hasta el día de hoy la cultura mapuche, tanto en el sur como en todo el

país. Este respeto sería entendido hacia el marido, el lonko cabecilla de una

familia, como también hacia los hijos por sobre las mujeres, esto dado en el

ejemplo de saludos dentro de un nguillatún o de cualquier ceremonia mapuche. Si

bien, algunas no se muestran conformes con esta situación, lo entienden y

justifican como una parte constituyente de lo que significa ser mapuche. Las

mujeres entrevistadas entienden por el rol tradicional de la mujer mapuche la

relación entre el hombre y la mujer que conocen en el sur, la que ellas tienen

como ejemplo directo a través de la herencia de sus padres y/o abuelos, como

parte de su trayectoria de vida.

Marcados roles de género dentro de la familia

Las relaciones dentro del hogar se caracterizan por una fuerte división de las

tareas domésticas en las que la mujer trabaja fuera y dentro del hogar, haciéndose

cargo de los hijos y de la mantención de la casa, donde el hombre sale a trabajar,

llega cansado y la mujer es quien le debe servir. Esto se daría por una valoración

positiva de los roles de género tradicionales y del trabajo doméstico como una

tarea propia de la mujer y que no podría cambiar dadas sus cualidades naturales

para esta labor, limitándose tan sólo a “pedir ayuda” a los demás integrantes de la

familia. Esto no se muestra como un tema para ellas, sino que como una realidad

que viven en su hogar y que naturalizan como tal, motivo por el que entenderían a

la mujer como el pilar fundamental del hogar, lugar que el hombre no podría

mantener solo. Estas mujeres aluden a la importancia del respeto hacia el hombre

64

que según ellas sería propio de la cultura mapuche, ejemplificado a través de la

noción de “pedirle permiso al marido” para asistir a reuniones, actividades o salir

en su vida cotidiana.

“Siempre uno le tiene que tener respeto al marido, por ejemplo, si yo le digo “voy a

tal reunión, voy a tal hora, ¿qué te parece si voy o no voy?”, igual tenís que

avisarle e informarle, o sea tú tampoco te podís llegar y mandar sola po, si estay

casá… Si eres soltera, obvio que sí po. Pero el respeto, el hombre siempre está

por delante” (Palú, 42 años, casada)

En este mismo sentido, en conversaciones con hombres dentro de las

organizaciones, se reconoce a la mujer como pilar y sostenedora del hogar, estos

advierten que la mujer tiene un rol fundamental en la familia, ya que es quien

cuidaría y enseñaría a los hijos valores fundamentales en la vida como es el

estudio y la cultura, por el contrario del hombre, quien sólo se dedicaría a trabajar

y ganar el sustento. Asimismo, es quien tiene que dar los lineamientos a seguir en

el hogar, si bien ella es la que se hace cargo de las tareas, es quien tiene que

decirle al hombre cuándo y cómo ayudar, para así alivianar su carga de dueña de

casa. Dado esto, la responsabilidad seguiría estando en ella en la medida en que

es quien ordena lo que hay y lo que no hay que hacer, dando como resultado la

relación hombre-mujer dentro del hogar.

“Porque las chiquillas se quejan y dicen: ‘¡ah!, ¡mi marido es tan flojo!’, ‘¡que no me

ayuda en nada!’, ‘¡que todo tengo que dárselo!’, y yo, a algunas les decimos:

“bueno, esa es la culpa tuya porque tú no lo…”, uno po, la mujer hace al hombre,

uno tiene que decirle: “no, mira, sabes qué, ¿Me puedes ayudar acá por favor a

hacer esto a hacer lo otro?”, entonces ahí se va acostumbrando” (Silvia, 56 años,

casada)

Por otra parte, estas mujeres poseen un discurso marcadamente conservador

hacia el rol de la mujer en la familia. Plantean y critican que en la actualidad la

mujer chilena se ha liberado, dejando de lado las labores del hogar, el cuidado de

65

los hijos y la atención al marido, motivo por el cual hoy en día la familia estaría en

crisis. Estas mujeres destacan en este sentido la importancia que ellas conciben

en el rol que debe cumplir la mujer para asegurar unidad dentro de la familia y la

estabilidad de sus miembros, y cómo este estaría incumplido por la mujer chilena y

respetado por la mapuche.

“Mira, la mujer, la mujer mapuche le debe, no, no le debe, sino que es respetuosa

con su pareja, con su marido, ¿ya? En cambio la chilena, mira, las chilenas

muchas veces como que eso lo pasan por alto ¿ya? Uno, uno como mujer

mapuche, le debe no obediencia, sino respeto a su marido, porque se supone que

se van a casar para toda la vida, ¿ya? (…) Que hay muchas veces que las

mujeres chilenas como que esa parte se lo salta, o sea sale, de repente deja tirá la

casa, los niños.” (…) “Lo que pasa es que la mayoría de las vecinas que yo tengo

acá, claro, las mujeres no trabajan siendo que tienen a sus hijos casi todo el día

metidos en el colegio, jornada completa y yo no po, yo, a mí me gusta trabajar, por

eso, viste, ahí hay una diferencia, que hay chilenas que sí no quieren trabajar y

que no quieren surgir. En cambio yo quiero trabajar, quiero tenerlos mejor a mis

hijos. Pero eso no significa que yo voy a abandonar mi hogar tampoco, igual es

súper sacrificado trabajar y después venir a tu casa a hacer las cosas” (Palú, 42

años, casada)

Mujer como pilar fundamental dentro de la organización

Las asociaciones mapuche comunales están compuestas en su gran mayoría por

mujeres, las entrevistadas afirman que esto tendría un motivo de tipo laboral, sin

reflexionar respecto al hecho de que la situación de la mujer muchas veces es la

misma. Esto se daría porque valoran positivamente el trabajo y las capacidades

del hombre por sobre el de ellas mismas y porque entienden como algo intrínseco

al hombre la poca paciencia y pocas ganas de participar, pero también mayor

liderazgo, control de grupo y un respeto inherente desde los demás. Es por esto

que las mujeres dentro de las organizaciones se plantean como pilares

fundamentales en el funcionamiento de estas, ya sea porque son más dentro de

66

las organizaciones, y por un compromiso mayor de tiempo. Un ejemplo de esto es

Palú, quien a pesar de no ser la presidenta de la organización de la que forma

parte, las demás organizaciones la entienden como la representante y quien hace

en la práctica de presidenta. Esto también se nota en la forma en que las mujeres

se dirigen a su organización, ya que cuando hablan de esta se refieren a “las

socias”, la mayoría de las veces en femenino.

“Sí po, la mayoría trabajamos, sí, pero igual nos hacemos el tiempo, o sea yo creo

que encuentro que la mujer es como multi. Es multi porque, por ejemplo, yo me

levanto a las seis de la mañana, entro a mi trabajo a las ocho y media, salgo a las

cinco veinte, me vengo corriendo a mi casa, muchas veces voy a buscar a mi hija

al colegio para no dejarla tan tirá la voy a buscar, después llego a mi casa a

cocinar, a hacer detalles que faltan en la casa.” (Palú, 42 años)

En definitiva, el discurso que presentan las entrevistas en cuanto a las

desigualdades de género no es claro, ya que en su relato las describen de forma

naturalizada. Esto se refleja en lo anteriormente detallado, la realización de

labores domésticas y la concepción de que el trabajo del hombre es más

importante que el de la mujer. Estos temas, al no experimentarlos como algo

cercano o racionalizado, les resultan ajenos y finalmente no constituirían un tema

de conversación importante para ellas. Esto sugiere que no es que no

experimenten desigualdades de género en su hogar o en su trabajo, sino que no

las reconocen como un problema o como un tema a tratar en su vida personal,

familiar o laboral ni dentro de sus asociaciones.

d) Lo mapuche: territorio y apellidos

Un primer punto a destacar dentro de lo que las entrevistadas consideran como lo

mapuche se encuentra el apellido. Esto se posicionaría como lo más importante y

concreto para ellas dentro del ser mapuche, en esta línea, quien posee más

67

apellidos mapuche es más mapuche, en desmedro de quienes poseen sólo uno o

son descendientes de mapuche pero no poseen apellidos. El valor del apellido no

distinguiría línea materna o paterna, ya que en ambos casos es considerado

mapuche. Dentro de esto, CONADI se presenta como un agente que incide en el

definir lo que es y lo que no es mapuche. Las entrevistadas mencionan que

CONADI reconoce de modo administrativo sólo hasta la tercera generación sin

apellido de descendencia mapuche, también si eres casado/a con un mapuche,

pues el esposo o esposa le da la calidad de mapuche siempre y cuando se

certifique ante CONADI. Es así como estas mujeres se significan a través de estos

parámetros que establece CONADI aceptando que se es mapuche sólo hasta la

tercera generación cuando no se mantiene el apellido, entregando así una

valoración superior al apellido por sobre la identificación de las siguientes

generaciones.

¿A qué se refiere usted cuando habla de los mapuche neto?

“Que tienen los dos apellidos mapuche” (Silvia, 56 años)

“Eso es lo que nosotros también proponemos po, que no sea tanta burocracia, y si

tenis tu apellido mapuche ya pasas a ser mapuche po, ya eres mapuche,

¿Entonces para qué te dan tanto papeleo? Eso es lo que nosotros estamos

peleando también” (Alejandra amiga de Elisa)

Así el apellido, se convierte en una forma burocrática de acceder a la

“mapuchidad”, pero validada por estas, pues prácticamente postulan a ser

mapuche a través de estos mecanismos que establece CONADI, lo mapuche se

convierte en una categoría a la que se puede acceder a través de aparatos

burocráticos. Este mecanismo estaría validado, ya que estas organizaciones

aspiran a beneficios que entrega el Estado, donde es requisito estar incrito de tal

manera.

Un segundo aspecto muy importante en lo que definiría lo mapuche sería el

manejo del idioma mapudungun. Se nota tanto para el caso de los apellidos, como

68

para el del idioma que las entrevistadas tienden a utilizar expresiones como “el

verdadero”, “el real”, “el originario”, “el neto”, con esto aluden a que el auténtico

mapuche sería aquel que maneja el mapudungun. En esta misma línea también

concuerdan con la visión de que el mapuche del sur sería más puro, esto asociado

al territorio originario mapuche.

“Como el hombre y la mujer… El hombre y la mujer antiguamente, los dos

mapuche, yo creo que se llevaban como dos mapuche po. Hablaban puro

verdadero mapudungun, mapudungun y tenían hijos y en esa época y los hijos no

sabían hablar castellano. Como dos mapuche, una pareja mapuche, esos son los

verdaderos mapuche po, ah, yo creo, antes y por eso, esos hijos no sabían hablar

castellano, nada, actualmente hay algunos todavía dicen, no saben nada de

castellano, hay partes debe ser, hay partes donde no.” (Millaray, 69 años)

Algo considerado esencial en la cultura mapuche para estas mujeres es la

pertenencia con la tierra, las entrevistadas describen que tanto para los mapuche

urbanos como para los mapuche rurales la tierra sería algo primordial en el ser

mapuche. En el caso de la urbe esta cercanía se presentaría en la lucha por la

obtención de un espacio para poder realizar sus actividades, tradiciones, fiestas,

sin vincularse con las demanda por la recuperación de los territorios ancestrales,

pues como se mencionó con anterioridad su pertenencia con lo mapuche tiene un

carácter más instrumental y personal. Este aspecto sería tan importante que

incluso una de las entrevistadas menciona que un mapuche sin tierra no es

mapuche, respecto de esto en ocasiones se presenta un discurso confuso, pues si

bien asumen la tierra como algo fundamental en el ser mapuche tampoco se

sienten parte de las demandas de recuperación que tienen los mapuche en el sur

y además efectivamente se sienten mapuche.

“No, eso de reconocimiento de tierras es mucho más del sur, nosotros ya vivimos

aquí. Yo, a mí no me suena eso, no me suena eso, no me suena, yo tengo este mi

casa, tengo mi espacio y conforme, ¿Para qué estar peleando por eso? Claro, en

69

eso yo no voy. Nosotros, nuestra organización tampoco no participamos en eso”

(Millaray, 69 años)

Muchas veces cuando se refieren a los mapuche lo mencionan hablando de un

“ellos” y no de “nosotros”, sobre todo cuando se refieren al tema de la

recuperación de tierra y en las prácticas políticas asociadas. En este sentido estas

mujeres ven la cultura como una experiencia personal, carecen de la visión de

colectivo o grupo en términos culturales, pero si piensan en un colectivo dentro de

su comuna. Esto se puede ver en la forma en que conciben la propiedad, para

estas las tierras del sur son vistas como “la tierra para el que la trabaja” pues no

poseen el discurso sobre la tierra ancestral de mi pueblo, del que “soy parte”. En

este sentido estas mujeres no poseen el tipo de demandas por derechos, sino

unas más de tipo asistencialista, ligado a sus necesidades inmediatas.

“Bueno, aquí ese sería un apoyo para ellos porque aquí a nosotras, ¿dónde vamos

a recuperar terrenos?, ¿dónde? Si es más es como un apoyo para la gente del sur

que tiene sus comunidades, porque nosotros acá como nos llaman ‘los mapuches

urbanos’, ¿Dónde vamos a recuperar nosotros terrenos acá? No hay” (Silvia, 56

años)

El vivir en la ciudad en un contexto urbano limitaría la realización de prácticas

culturales, por lo que estas adquirirían una valoración superior, al presentarse

como escasas, como una forma de reafirmar una identidad étnica diferenciada.

Esta limitación se daría por la falta de espacio, discriminación y por el deseo de

integración.

“… porque la gente que se viene del campo y se viene a la ciudad pierde su

cultura, y lo pierde, o sea tú, personas que sabían hablar allá en el sur, acá no

llega a hablar, porque si tú hablai mapudungun… Porque igual existe el bullying, o

sea no es en gran manera, pero sí de que hay, hay po. Porque hay niños que son

más toscos de cara, más negritos, con el pelo más tiecito, igual le hacen bulling,

70

igual por el apellido, porque hay apellidos que son igual largos o algunos también

se ríen de los apellidos, también igual se burlan de ti po” (Palú, 42 años)

Además, en la visión sobre lo mapuche está presente entre las entrevistadas la

idea que hoy en día cada vez hay más gente que quiere asumir su pertenencia al

pueblo mapuche, como mencionan las entrevistadas hoy en día las personas no

se avergüenzan de ser mapuche como antes, que las personas escondían sus

apellidos porque no querían ser reconocidos como mapuche. En la trayectoria de

estas mujeres se identifica que el paso a sentirse orgullosas de ser mapuche se

contrapone a la experiencia de sus padres, en que ser mapuche era algo

perjudicial que propiciaba una situación vulnerable, en cambio su experiencia es

distinta, valoran el ser mapuche porque a través del supuesto del beneficio

económico les traería reconocimiento.

Por otro lado, aún se encuentra una tensión en reconocerse mapuche en la

ciudad, ya que no sería lo mismo que en el campo, en donde no habría problema

alguno de identificarse como tal. Esto también propiciaría la visión del campo

como el escenario ideal para el mapuche, pues considera que es mejor

reconocido.

“La encuentro una bonita diferencia, muy buena pregunta. Cuando yo voy al sur

uno… Yo no debo andar con la cara escondida que yo no soy mapuche, yo me

identifico que sí yo soy mapuche en cualquier parte, si es en Temuco, en Temuco

hablan harto mapudungun, hasta los no mapuche hablan mapudungun. Va a una

tienda, en una tienda uno y no falta quien habla mapudungun y yo también le

contesto en mapudungun” (Millaray, 69 años)

71

VIII. CONCLUSIONES

En respuesta al objetivo principal de esta investigación, sobre cómo se construye

la trayectoria y el liderazgo en estas mujeres, podemos decir que se produce en

ellas un proceso de subjetivación en términos touraineanos, esto en la articulación

y resignificación de su rol como mujeres, mapuche y urbanas, suscitado

principalmente por la migración campo-ciudad, el encuentro con carencias y la

falta de redes en la ciudad. Bajo este esquema, su carácter urbano adquiere gran

relevancia en esta significación, debido al nuevo sentido que estas otorgan al ser

mapuche en la ciudad, bajo lo cual buscan ser reconocidas como actores, ya que

es aquí donde comienzan un proceso de adaptación a un nuevo contexto que se

presenta como un escenario hostil, en palabras de Lomnitz (1975), debido a la

falta de vivienda propia y a las pocas oportunidades laborales. Es aquí, que estas

mujeres desarrollan un distanciamiento a los roles asignados, lo que comienza en

el sólo hecho de querer organizarse.

Si bien, como menciona Touraine (1992), esta acción colectiva subjetivada no es

necesariamente política, no está exenta de demandas, las cuales tienen un

carácter más bien asistencialista e instrumental a corto plazo, y que se relaciona al

mismo hecho de su subjetivación, pues la obtención de la sede o ruca está

claramente definida por su condición de indígenas urbanos. En este sentido se

aprecia que, si bien la demanda es urbana, muestra una resignificación de la

identidad mapuche. Otro ejemplo de esto, según lo mencionado en los resultados,

es que estas mujeres “postulan” a ser mapuche a través de CONADI y validan

este mecanismo, pues en su carácter de indígena-urbano se muestra como

positivo el alcance de las soluciones que el sistema institucional puede ofrecer.

Dentro de esto, otras demandas como la obtención de la vivienda propia –debido a

su condición de allegadas-, y de beneficios por parte de la municipalidad, entre

otros, se articulan debido a la toma de conciencia de su situación, de modo que la

72

búsqueda de redes de apoyo y colaboración se presenta como una alternativa a

satisfacer estas demandas no resueltas.

Vemos entonces, que en este proceso de subjetivación las necesidades

personales se articulan como una demanda en común que sería el “fomentar la

cultura”. Al contrario de lo que se podría pensar esta no incluye las demandas por

la recuperación de territorios ancestrales propios del movimiento mapuche que

conocemos, más bien se relaciona nuevamente a su carácter urbano. Así, las

prácticas de la organización se sitúan en otorgar relevancia a esta demanda,

haciendo talleres de telar mapuche, celebrando ceremonias como el we tripantu y

el nguillatún y tratando de incorporar en lo más posible el mapudungun.

Las demandas de las asociaciones concentran la búsqueda de respuesta a través

de canales formales de relación con el Estado, como lo es la municipalidad. Estas

mujeres no pretenden la toma de acciones directas hacia la autoridad, sino que

sus prácticas y estrategias se ven dirigidas a través de asambleas y reuniones con

las autoridades de la Oficina Indígena, donde la posibilidad de marchas, tomas y

protestas se consideran fuera de lugar. Esto en relación a lo que identifica Luna

(2007), como parte de la conformación de algunas organizaciones mapuche que

siguen lineamientos políticos dentro de lo acordado institucionalmente y a sus

demandas locales, es decir, sin salir del conducto regular local. Asimismo, las

demandas de las asociaciones se concentran en su situación y contexto, es decir,

en la práctica serían indiferentes a demandas de pueblo como lo es la

autoderminación y la creación de la nación mapuche. Esto determina que las

prácticas y estrategias de negociación de estas mujeres y de sus respectivas

asociaciones se enfrenten a la municipalidad y no al gobierno nacional o a

CONADI como su representante. En relación a la trayectoria, esta localidad en

demandas y prácticas se ligaría a que la subjetivación de estas mujeres se daría

dentro de lo urbano, de esta forma se desencadenarían posteriormente sus

demandas y luchas, así las demandas que ellas consideran de los “mapuche

73

rurales” no entrarían en este imaginario, dejándolas fuera del movimiento

mapuche como tal.

En esto la municipalidad se muestra un ente antagónico que podría satisfacer sus

demandas y quien les otorga reconocimiento, pues finalmente toda esta

subjetivación, como el deseo de ser actor, muestra en términos de Touraine

(1992) una búsqueda de reconocimiento. El cual en el caso de estas mujeres se

daría en la aparición de las necesidades y luego querrían ser reconocidas como

mapuche. Esto podría ser entendido como una movilización de recursos, en donde

utilizarían a su favor la posición de la que se hacen conscientes.

En línea con lo anteriormente mencionado, y la subjetivación, estas mujeres

exhiben una falta de compromiso con demandas a gran escala de pueblo como la

nación mapuche, remitiéndose a su identidad mapuche particular sin involucrarse

en otras identidades de lo mapuche. Esto también dado en la pregunta acerca de

qué es ser mapuche o la diferencia entre ser mapuche y ser chileno, donde las

entrevistadas afirman que no habría diferencia y que son personas iguales. Esta

última idea se contrapone, en palabras de Taylor (2009), a una demanda por

reconocimiento multicultural cuando en la práctica se reconocen a sí mismas y a

su vida en la ciudad como iguales, sin apelar a su identidad cultural como única o

como un factor diferenciador de sus pares chilenos, chilenas y asociaciones.

En relación al ámbito de políticas públicas, tal como lo identifica Valenzuela

(2003), las políticas a las que las entrevistadas tienen acceso se limitan a la Beca

Indígena de educación para sus hijos y/o nietos, por lo que el desconocimiento de

la actividad estatal respecto a programas sociales estaría marcado por el sesgo

ruralista que estas poseen ya que no les atañen directamente.

En cuanto al tercer objetivo de esta investigación y a la creación de una visión de

género a partir de la trayectoria dirigencial de estas mujeres, se descarta la

hipótesis propuesta. La organización y dirigencia en estas mujeres no parece

haber generado una visión de género en ellas, ya que estas no muestran tener

74

conciencia de las desigualdades de género que viven, sino que expresan que las

entenderían como ajeno a su realidad, basándose en un discurso centrado en lo

étnico por sobre sus otras características personales y a la vez colectivas. Esto

llama la atención, pues a pesar de esto, sí se articularían como mujeres en este

contexto, ya que, como se señaló, esta instancia de organización se plantea como

un espacio personal de estas dirigentas marcado por la presencia de mujeres y la

ausencia de hombres.

Esta falta de nociones de género se daría por la importancia que toma el ser

mapuche y la idea que tienen del rol tradicional, tal como lo analiza Richards

(2004), el ser mapuche en este caso se encontraría subyugado a lo que ellas

representan por lo mapuche en cuanto a la relación hombre y mujer, por lo que se

considerarían mapuche antes que mujer y en ese mismo orden de importancia

estaría la configuración de sus demandas. Ahora bien, se puede afirmar que a

través del desarrollo de su trayectoria dirigencial sí han encontrado intereses y

problemáticas comunes pero no de género, sino que se relacionan a su calidad de

urbanas y vulnerables. Esto se podría dar, como describe Kalfío (2009), por la

importancia histórica que toma el hombre dentro de la asociación mapuche, donde

se valora la figura masculina como protagonista en la esfera pública,

contraponiéndose al hecho de que estas sean mayoría numérica dentro de las

organizaciones y que sean quienes en la práctica manejen y desarrollen las

actividades en esta. Dentro de este punto se identifica otra ambigüedad, puesto

que, como se indicó anteriormente, existen temas mapuche que consideran ajenos

-como la restitución de tierras y la generación de un petitorio comunal común- lo

que no sucede con su categoría de género, donde se naturalizaría la desigualdad

dentro de la familia aceptándola como parte del ser mapuche.

En síntesis, la trayectoria dirigencial de estas mujeres no marcaría una vinculación

a una visión de género, sin embargo se desarrollaría una subjetivación en la

categoría de mujer, esto se ejemplifica cuando mencionamos que la organización

se mostraría como un espacio propio de ellas, además de las tensiones referidas a

75

la familia que estas han debido enfrentar para organizarse, en esto se ve que se

distancian críticamente de los roles que estas mismas avalan, en cuanto a lo

mapuche y su rol como mujeres.

En cuanto a la resignificación de lo mapuche, entendiéndolo en los términos de

Marimán (2012) se manifiesta como una identidad o identificación con un colectivo

limitado a su localidad sin embargo, rescatando las ideas de Curivil (2000) esta

identidad se formaría en base a la coexistencia de diversas identidades mapuche,

dentro de lo cual entraría la identidad del mapuche urbano como una expresión

particular de vivir y resignificar la cultura. Siguiendo este argumento como

menciona Luna (2007) esta identidad sería algo dinámico en el tiempo y espacio,

significándose en base a esto. La identidad mapuche se muestra como un tema

muy complejo de abordar, pues además de las diferencias que habrían respecto a

la localidad, se presentarían nociones distintas en intelectuales y pobladores, en

donde estaría en contraste una idealización teórica del ser mapuche y la realidad

del pobre urbano.

Sobre la hipótesis planteada precisamente habría una revaloración de los rasgos

culturales al interior de la ciudad, que se reflejaría en el interés de que estos sean

lo más notorio posible en sus actividades. Sin embargo, esto se identifica como

ambiguo, pues se consideran como iguales con sus congéneres no mapuche y

por otro lado, pretenden incorporarse a la dinámica de la urbe. Esto tendría

relación con que en la articulación de la subjetivación, otorgarían mayor relevancia

a la pertenencia étnica, en donde existiría una aspiración a parecerse al “mapuche

tradicional”, sin embargo esto chocaría con su realidad pues esta articulación se

daría en conjunto con su pertenencia urbana.

Un segundo punto, que también se muestra confuso, es lo que consideran como lo

propiamente mapuche, dado que poseen la visión estereotipada del mapuche

auténtico como rural que menciona Valenzuela (2003). No obstante, se sentirían

parte de la cultura hablando de aquella historia que tendrían común, con lo que

76

volvemos al punto de Marimán (2012) sobre la identificación. Por lo demás, esta

ambigüedad refuerza la idea de la pluralidad que se muestra en las formas de ser

y sentirse mapuche y queda fuera de la noción de visión de pasado y futuro

común. Este punto se sostendría en la caracterización de cultura que propone

Benhabib (2006), donde la delimitación rígida y esencialista de lo entendido por lo

mapuche como rural y en la pertenencia basada en los apellidos, fomentaría una

ambigüedad al momento en que estas mujeres se identifican como mapuche sin

tener tierras, sin ser del sur y muchas veces no tener apellidos. Este

entendimiento de “lo mapuche” acotado a lo rural, también se encontraría dentro

de instituciones como CONADI y municipio, las que fomentaría la folklorización

que comentan las entrevistadas. Esta folklorización consistiría en entender a lo

mapuche como lo cultural, valorando las ceremonias y tradiciones con un sentido

vacío y sin reconocimiento, dejando de lado el conflicto y las necesidades de su

pueblo, tal como lo identifica Barrientos (2013) en la caracterización de la relación

de negociación de las organizaciones mapuche con el Estado. Esta crítica por

parte de las entrevistadas, en la práctica se contradice con el desinterés hacia las

demandas de pueblo mapuche y con la forma en que sus organizaciones utilizan

su cultura como herramienta.

En definitiva, el marco teórico mostró ser insuficiente para el análisis de los

resultados obtenidos, autores como Fraser (2006) y Wade (2003) al entender la

raza como una categoría que genera desigualdad se alejan de las nociones

percibidas por estas mujeres, quienes resignifican y valoran la raza como una

categoría por la que quieren ser reconocidas, ya que esta les otorgaría valor y

movilidad de recursos. De esta forma, a diferencia de lo planteado por los autores,

quienes postulan el reconocimiento como una forma de enmendar la situación de

desigualdad, estas mujeres generan un proceso inverso en donde se asumen en

una situación desigual y posterior se dan cuenta que ser mapuche les daría un

valor extra. Esto se puede observar en el cambio generacional que perciben las

entrevistadas, quienes afirman que sus padres ocultaban su identidad mapuche y

ellas, que se sienten orgullosas de serlo. Estaríamos en presencia de una lucha

77

por el reconocimiento diferente a la que ha teorizado la sociología, caracterizada

por una resignificación positiva de lo indígena.

Por lo que se concluye la urgencia de generar aproximaciones teóricas más

pertinentes para el estudio de la raza e identidad, pues esta investigación es una

muestra empírica de la ausencia de trabajo teórico que se ajuste a los contextos

urbanos y la resignificación de la cultura en estos espacios.

Por último, el enfoque de género contenido en esta investigación muestra la

necesidad e importancia de generar políticas públicas con este enfoque para

mujeres indígenas, pues queda en evidencia las desigualdades de género que

estas viven y reproducen al interior de sus hogares, trabajo y organizaciones, sin

percatarse de su posición desigual. Sumando que estas desigualdades son

encubiertas por un discurso sobre la cosmovisión tradicional mapuche en donde la

posición subyugada de la mujer es socialmente aceptada, manteniendo

inalterables y olvidadas las desigualdades.

La carencia de una visión de género estructurada en estas mujeres desemboca en

que ellas mismas se invisibilicen, avalando un vacío social en cuanto a su propia

situación. Este hallazgo se presenta como una debilidad en cuanto a fortalecer el

ámbito de políticas públicas en su situación. Si bien las políticas públicas no

nacerían necesariamente de las bases y de sus necesidades y demandas

directas, esta situación se presenta como un pro a la reproducción de su situación

por parte de ellas mismas y no de la producción de una nueva situación a partir de

la articulación de demandas profundas.

Ahora bien, las políticas públicas a las que acceden las mujeres en estudio, serían

de tipo asistencialistas, destaca por sobre el beneficio económico, la relevancia en

cuanto al reconocimiento de “lo indígena” para estas mujeres. En la misma línea

del hallazgo de la existencia de una revaloración de lo indígena, se presenta que

las políticas públicas en la práctica otorgarían un beneficio simbólico como lo es el

78

reconocimiento de los indígenas urbanos como actores sociales, por sobre un

apoyo económico. Esto resultando como un efecto no esperado de las políticas y

programas estatales, donde se entregaría reconocimiento y estatus a los grupos

indígenas urbanos, no necesariamente respondiendo a una redistribución

económica, lo que se podría asociar a lo constatado en esta investigación, como

su deseo de reafirmar su identidad.

79

IX. REFERENCIAS

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84

X. ANEXOS

a) Tabla análisis de datos

Variable Definición Objetivo Dimensiones

Trayectoria

El proceso de

subjetivación en el

rol como líder,

considerando

todas las

experiencias de

vida que ayudan a

la constitución de

una identidad

colectiva.

1) Conocer cómo se

construyó la

trayectoria

dirigencial de

estas mujeres,

indagando en sus

experiencias

personales y en

organización.

- Percepción de

rol.

- Familia (Origen

familiar /

Referentes

familiares /

Relación familia

– organización).

- Inicios como

mujer

organizada.

- Experiencias de

desarrollo como

dirigente de la

trayectoria (En

organización /

Personales).

Negociación

Relación, prácticas

y estrategias que

desarrollan las

mujeres líderes de

base con las

instituciones

estatales,

entidades locales y

entre

2) Identificar cuáles

han sido las

prácticas y

estrategias por

estas mujeres en

la negociación.

- Dificultades de

la negociación.

- Estructura

organizativa.

- Objetivos de la

negociación.

- Políticas

públicas.

- Prácticas y

85

organizaciones

mapuche.

estrategias.

- Relaciones

institucionales.

- (CONADI /

Municipalidad /

Organizaciones

mapuche /

Otras

instituciones).

Género

Comprensión

respecto a su

posición en la

estructura social

como mujeres,

desigualdades,

discriminación de

género, violencia y

cambios

generacionales

con respecto al rol

de la mujer en el

pueblo mapuche.

3) Analizar cómo la

dirigencia se ha

vinculado en la

creación de una

visión de género

en estas mujeres y

cómo concilian

estas demandas

con las indígenas.

- Opiniones

temas

contingentes

- Roles de género

(En familia / En

organización /

Rol tradicional

de la mujer

mapuche).

Lo mapuche

El entendimiento

de lo mapuche y

de las posibles re-

significaciones a

modo de cambios

y variaciones de

esto dentro del

contexto urbano.

4) Conocer en

qué medida el

contexto

urbano genera

una re-

significación

de “lo

mapuche” y

dentro de esto

- Mapuche rural.

- Mapuche

urbano.

- Ser mapuche

86

qué es lo que

consideran

como lo propio

de su cultura.

87

b) Tabla caracterización entrevistadas

88

c) Carta de consentimiento informado

Estimada Señora/Señorita,

La contactamos con motivo de invitarla a participar en esta investigación que

tiene por título “Mujeres mapuche urbanas líderes de base”. El objetivo es

conocer cómo se ha desarrollado la trayectoria como dirigentes de distintas

mujeres mapuche. Para poder acceder a este objetivo, nos interesa conocer la

vida de una mujer mapuche líder de base, de modo que su participación sería

un gran aporte para este estudio.

El presente estudio se encuentra respaldado por la Universidad Diego Portales,

específicamente dentro de la Escuela de Sociología, ubicada en Av. Ejército

Libertador #333, enmarcado en el Proyecto “Observatorio de desigualdades”. La

institución certifica la calidad académica de esta tesis de pregrado y la

profesionalidad de las investigadoras.

La forma en que esta investigación puede ser útil a usted, es en poder conocer

la experiencia de otras mujeres dirigentes mapuche. Por otra parte, este estudio

será puesto a su disposición una vez terminado, comprometiéndonos a

entregarle una copia escrita y digital, por lo que puede serle útil para respaldar

la importancia social que tiene su rol como líder de base, dar a conocer su

experiencia y la posibilidad de motivar a otras jóvenes mapuche que se estén

iniciando como dirigentes.

El equipo de investigación se compromete a resguardar su identidad,

otorgando anonimato a sus respuestas, declaraciones y datos, utilizando

la figura del pseudónimo para su protección. Por otra parte, usted tiene la

89

facultad de abandonar la investigación cuando estime conveniente, si

considera que los compromisos propuestos por el equipo investigador no

han sido cumplidos. En los resultados de la investigación se asegura el

anonimato y el fin únicamente académico de ésta, pues esta no pretende

fines comerciales ni de otro tipo, más que aportar a la investigación sobre

el tema.

En relación a su participación en el estudio, esta considera reunirse con las

investigadoras en al menos tres ocasiones para la realización de entrevistas a

modo de conversación coloquial, tratando temas de su vida y experiencia

personal, desde su infancia hasta la actualidad. Estas ocasiones serán

acordadas con anticipación, definiendo fecha, hora y lugar a su completa

comodidad y disponibilidad. Las entrevistas serán grabadas de audio para su

posterior transcripción, siempre resguardando su anonimato si así lo desea.

Ante cualquier duda respecto al estudio puede comunicarse con el equipo

investigador cada vez que lo considere necesario:

- Valentina Aguilera, mail: [email protected], cel.: 5-6599934

- Rocío Yon, mail: [email protected], cel.: 8-2938231

Y con quien se encuentra a cargo de la investigación Alejandra Ramm,

profesora guía de la tesis, tel.: 2-6768404, mail: [email protected].

Esperando su participación, agradecemos desde ya su buena voluntad.

Confirmo que comprendí la carta de consentimiento informado y apoyaré esta

investigación con mi participación, estando de acuerdo en que:

- Mi participación es voluntaria y podré retirarme si así lo estimo

90

conveniente.

- Las entrevistas serán grabadas para su posterior transcripción.

- Los resultados de la investigación serán utilizados únicamente con

fines académicos.

- Respecto a mi anonimato, se resguardará mi identidad en todas

las instancias si así lo estimo conveniente:

Sí, quiero que se resguarde mi identidad con un pseudónimo.

No, no quiero que se resguarde mi identidad y doy autorización

para que se coloque mi nombre.

_______________________________ ____________________

Nombre Firma

Santiago, ____ de Septiembre 2014

91

d) Pauta ficha de datos personales

FICHA DATOS PERSONALES

ENTREVISTADAS

N° de

documento: ________

Fecha:

____ / _______ / 2014

Nombre y/o

pseudónimo

Edad

Estado civil

(legal / de

hecho)

Hijos a) Sí. / Cantidad: ______

b) No.

Ocupación Nivel de estudios

a) Básica incompleta.

b) Básica completa.

c) Media incompleta.

d) Media completa.

e) Técnica incompleta.

f) Técnica completa.

g) Universitaria incompleta.

h) Universitaria completa.

Especificaciones:

____________________

Tipo de

vivienda

Orientación

política

Religión

Años que lleva perteneciendo

a alguna organización:

Organización a la que

pertenece actualmente y años

de participación en esta:

92

Años que ha vivido en la

Región Metropolitana:

Beneficios estatales que

recibe:

(Bonos, subsidios, becas

escolares, alimenticios, etc.)

Observaciones:

93

e) Pautas de entrevistas de historia de vida

PAUTA HISTORIA DE VIDA

N° de

documento: ________

Fecha:

____ / ______ / 2014

Entrevistada: N° de

entrevista

1

Hora de

inicio:

Hora de

termino:

Lugar de

entrevista:

Introducción:

Hola, para organizar esta serie de entrevistas vamos a proponer un tema de

conversación para cada ocasión.

Esta vez nos interesa conocer cómo se ha desarrollado su relación con otros

agentes políticos. Entendiendo esto como su negociación con pares,

organizaciones con las que se relaciona y municipalidad u otros.

Tema principal: Relaciones de negociación

Subtemas a tratar:

Recepción de las instituciones hacia las demandas.

Estrategias implementadas (vías institucionales, afiliación con otras

organizaciones mapuche y no mapuche, afiliación con partidos

94

políticos, protestas, actividades dentro de la comunidad,

asesoramiento por expertos, otros).

Relación con la Oficina Indígena de la municipalidad de La Florida.

Relación con otras instituciones ajenas al Estado (Juntas de vecinos y

ONGs).

Prácticas desarrolladas por las mujeres líderes en relación con otros

dirigentes y representantes institucionales (preparación de encuentros

y reuniones, rituales desarrollados en las instancias de negociación,

personas que participan en estas instancias, otros).

Relaciones al interior de la organización.

Opinión respecto a políticas públicas y programas sociales referidos a

mujeres indígenas.

Posibles demandas de las mujeres asociadas al reconocimiento del

rol tradicional dentro de la cultura mapuche.

Opinión sobre temas relacionados a la mujer actual (violencia contra

la mujer, discriminación laboral, etc.).

Preguntas:

1) ¿Nos podrías contar acerca de la actual organización de la que formas

parte? ¿Cuáles son sus objetivos y demandas?

2) ¿Cómo definirías tus relaciones con tus compañeras/os de organización?

3) ¿Nos puedes contar cómo se organizan respecto a reuniones, toma de

decisiones y actividades?

4) ¿Qué estrategias, actividades y/o medidas han implementado para el

logro de sus objetivos como organización? ¿Han dado frutos? ¿Por qué?

5) ¿Qué opinas de las políticas públicas y programas sociales referidos a

indígenas? ¿Cambios en el tiempo?

6) Respecto al rol de la mujer dentro de la cultura mapuche, ¿Qué opinas

de este? ¿Cómo lo viven al interior de la organización?

7) En cuanto a temas que involucran a mujeres indígenas y no indígenas en

95

general en la actualidad, ¿Qué temas consideras como importantes de

discutir y legislar por parte del Estado?

Comentarios / Observaciones:

96

PAUTA HISTORIA DE VIDA

N° de

documento: ________

Fecha:

____ / ______ / 2014

Entrevistada: N° de

entrevista:

2

Hora de

inicio:

Hora de

termino:

Lugar de

entrevista:

Introducción:

(Comenzar con una síntesis de la entrevista anterior).

Esta vez el tema a tratar será su historia personal desde su infancia,

adolescencia y sus primeros acercamientos al liderazgo.

En una segunda etapa, nos interesa conocer su historia personal como

dirigente. Para esto queremos que nos cuente acerca de lo que ha

experimentado como líder de base, es decir, queremos conocer de una manera

más personal sus vivencias como dirigente.

Le recordamos que la idea de esta serie de entrevistas es que sea una

conversación fluida en donde usted se sienta libre de hablar lo que estime

conveniente.

97

Tema principal: Historia personal y trayectoria dirigencial.

Subtemas a tratar: Motivaciones que la llevaron a ser líder de base.

Influencia del entorno cercano en su acercamiento al liderazgo.

Acercamientos con políticas públicas del Estado como beneficiaria.

Experiencias de desigualdades de género y su contexto como mujer

mapuche (en caso de que las identifique como tales).

Experiencias vividas como líderes (destacar las más relevantes).

Momentos de crisis y cuestionamiento.

Procesos de adaptación y crecimiento en su rol.

Percepción de su propio desarrollo, desempeño y rol como dirigente.

Opinión respecto al desarrollo de la dirigencia en el contexto urbano.

Percepción de cambio con respecto al rol de la mujer dentro del

pueblo mapuche y en organizaciones sociales.

1) Antes de llegar a Santiago, ¿Cómo era su vida?

2) ¿Participó antes de pertenecer a su actual organización en algún otro

tipo de organización, como junta de vecinos, comité escolar, etc.?

3) Recordando su primera experiencia como parte de una organización o

participando de un movimiento social, ¿Qué cree usted que la hizo

participar? ¿Qué la motivó?

4) ¿Qué experiencias destacaría dentro de su trayectoria como dirigente?

5) ¿Qué quiere lograr con su liderazgo?

6) ¿Cómo ha sido su experiencia en compatibilizar con su vida

personal/familiar/laboral?

7) ¿Ha asistido a seminarios, charlas, etc.. sobre el tema indígena? ¿y

sobre mujer mapuche?

8) ¿Cómo describiría el rol que cumple como mujer dentro de estas

organizaciones? ¿Observa diferencia en la práctica o en el trato recibido

98

en relación a sus pares masculinos?

9) Según su experiencia, ¿Existen diferencias entre los líderes mapuche

urbanos y los rurales? ¿Cuáles serían estas?

10) Según su experiencia y conocimiento, ¿Cómo es la relación entre

hombre y mujer en la cultura mapuche? Y en esta, ¿Cuál es el rol de la

mujer?

11) En relación a lo anterior, ¿Cómo percibe el rol de mujer mapuche que

tuvo su mamá (o alguna mujer mayor de su familia) respecto al que

desarrolla usted en la actualidad?

Profundizar en temas que sean relevantes de la anterior entrevista y que

se relacionan a los ítems de esta entrevista.

Comentarios / Observaciones:

99

PAUTA HISTORIA DE VIDA

N° de

documento: ________

Fecha:

____ / ______ / 2014

Entrevistada: N° de

entrevista:

3

Hora de

inicio:

Hora de

termino:

Lugar de

entrevista:

Introducción:

(Comenzar con una síntesis de la entrevista anterior)

Para finalizar nos gustaría profundizar en algunos temas sobre los que

hablamos anteriormente como…

Por último, le solicitamos que haga una conclusión personal respecto a lo que

ha sido su trayectoria como dirigente mapuche: sus motivaciones, lo positivo y

negativo, las implicancias que ha tenido para su vida personal, y las

expectativas que tiene para el futuro.

Tema principal: Profundización en temas anteriores

Subtemas a tratar:

Ahondar en trayectorias personales.

Abordar experiencias destacadas.

Cierre.

Preguntas:

1) ¿Qué es ser mapuche para usted?

100

2) ¿Cuál es la diferencia, si es que hay, entre ser mapuche urbano y rural?

3) ¿Qué distingue a una mujer mapuche de una mujer chilena?

4) ¿En qué se diferencia una organización mapuche de cualquier otra

organización?

5) Referido a las demandas que nos mencionó como: un espacio para la

difusión de la cultura ¿Qué hacen ustedes para aportar en eso?

6) En relación a lo conversado en las anteriores entrevistas, si le pidiéramos

pensar en lo positivo y en lo negativo de ser dirigenta, ¿qué nos podría

contar?

7) En cuanto a las anteriores conversaciones, ¿Qué temas han llamado su

atención? ¿Le gustaría compartirnos su opinión sobre algún tema en

específico?

8) ¿Le gustaría agregar algo que crea importante y que no haya estado en

las anteriores conversaciones?

9) ¿Ve cambios a futuro en cuanto a su situación y a la de las demás

mujeres mapuche de la Florida? ¿Cuáles?

10) En un escenario ideal, en donde se hayan logrado las demandas

actuales de su organización, ¿Qué demandas le gustaría abarcar en el

futuro?

Esta pauta se modificará según las anteriores entrevistas y los resultados

del análisis comparativo realizado hasta ese momento.

Comentarios / Observaciones:

101

f) Pauta notas de campo

REGISTRO NOTAS DE CAMPO

N° de

documento: _______

Fecha:

____ / ______ / 2014

Entrevistada:

Hora de

inicio:

Hora de

Termino:

Lugar o

lugares

visitados:

Motivo de

encuentro:

Acontecimientos relevantes

Personas contactadas

Nombre Motivo Comentarios

102

Temas importantes

Temas evadidos

103

Temas recurrentes durante el encuentro

Observaciones generales adicionales: