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Ciencia Y Tecnología En Los Países En Desarrollo. Desde 1960 las Naciones Unidas se han encargado de promover la aplicación de la ciencia y la tecnología para el desarrollo de sus Estados miembros. Para mejorar la labor en esta esfera, la ONU estableció la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, que es una comisión orgánica del Consejo Económico y Social que se dedica a lo siguiente: -Examinar las cuestiones relacionadas con la ciencia y la tecnología y sus consecuencias para el desarrollo. -Promover el conocimiento de las políticas científicas y tecnológicas respecto a los países en desarrollo. http://www.cinu.mx/temas/ desarrollo-economico/ ciencia-y-tecnologia-para- el-d/ Las políticas de ciencia y tecnología han pasado a ocupar un papel fundamental dentro del diseño de estrategias para el desarrollo, al punto que en muchos países han reemplazado a la formulación de política industrial. Esto, por cuanto se considera que la ciencia y la tecnología son transversales a toda la economía y abarcan todos los sectores productivos de bienes y servicios, en un modelo tecno-económico que se basa en la permanente

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Ciencia Y Tecnología En Los Países En Desarrollo.

Desde 1960 las Naciones Unidas se han encargado de promover la aplicación de la ciencia y la tecnología para el desarrollo de sus Estados miembros. Para mejorar la labor en esta esfera, la ONU

estableció la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, que es una comisión orgánica del Consejo Económico y Social que se dedica a lo siguiente:

-Examinar las cuestiones relacionadas con la ciencia y la tecnología y sus consecuencias para el desarrollo.

-Promover el conocimiento de las políticas científicas y tecnológicas respecto a los países en desarrollo.

http://www.cinu.mx/temas/desarrollo-economico/ciencia-y-tecnologia-para-el-d/

Las políticas de ciencia y tecnología han pasado a ocupar un papel fundamental dentro del diseño de estrategias para el desarrollo, al punto que en muchos países han reemplazado a la formulación de política industrial. Esto, por cuanto se considera que la ciencia y la tecnología son transversales a toda la economía y abarcan todos los sectores productivos de bienes y servicios, en un modelo tecno-económico que se basa en la permanente innovación y el avance del conocimiento como fuente de la competencia económica y la inserción exitosa de los países en un mundo interconectado.

http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0121-47722003000200011&script=sci_arttext

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El análisis global de la distribución internacional del gasto en IDE revela que, en general, los países en desarrollo destinan asignaciones muy pequeñas a estas actividades.

Al mismo tiempo, existe una fuerte sospecha en el sentido de que el gasto mínimo de los países en desarrollo es también menos productivo que las actividades de los países avanzados concentradas en la IDE. Tal gasto es menos productivo desde el punto

de vista científico en el sentido de que la generación de resultados significativos parece pequeña en relación con el insumo de recursos; es menos productivo en sentido económico porque el trabajo científico en cuestión tiene a menudo escasa importancia económica o social para los problemas propios del país y también porque la tasa de aplicación de los resultados es baja. Inclusive el magro esfuerzo desarrollado ahora por los países en desarrollo en el campo de la IDE rinde beneficios no óptimos para los países involucrados.

La baja productividad es en parte una consecuencia de los problemas de organización de la ciencia en los países en desarrollo. La investigación universitaria se ve con frecuencia desplazada por las pesadas cargas de enseñanza y consultoría; el trabajo aplicado en los institutos gubernamentales padece por falta de financiamiento, papeleo y falta de coordinación entre los departamentos del gobierno, inclusive dentro de ellos. Aun cuando existe una concentración aparente de los recursos científicos, por ejemplo en la agricultura, esto oculta una realidad donde el total de la actividad de investigación se reduce a gran número de proyectos pequeños que guardan escasa relación entre sí.

La debilidad de las instituciones científicas de los países en desarrollo se extiende a las actividades de exploración, comprobación y recolección de datos. También se refleja en la escasez general de personal científica y técnicamente preparado en las actividades productivas. Por último, se supone generalmente que una de las razones inmediatas de la escasa aplicación de los resultados científicos es la debilidad de las instituciones de extensión y de servicio de los países en desarrollo.

http://www.eumed.net/textos/06/singer-tecno.htm

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Los países deben valerse de los proyectos de infraestructura como oportunidades de aprendizaje tecnológico. En todas las etapas de un proyecto de infraestructura, desde la planificación y el diseño hasta la construcción y el funcionamiento, se aplica una amplia gama de tecnologías y disposiciones institucionales y administrativas afines. Este aprendizaje tecnológico puede fomentar el sector privado y estimular el desarrollo.

La capacidad de una sociedad de adoptar nuevas tecnologías está vinculada con la calidad de su sistema de enseñanza superior. La enseñanza superior es el eje del proceso de desarrollo; sin embargo, la asistencia a los países pobres suele destinarse principalmente a las escuelas primarias.

http://www.unmillenniumproject.org/documents/13-TF10-science-S.pdf

Mientras Suecia destina el 3,4 % de su Producto Bruto Interno (PIB) a la inversión en ciencia y tecnología, Japón el 3,36 % y los países de la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económicos (OCDE) un promedio del 2,4 %, la mayoría de las naciones de las Américas destina menos del 1 % e incluso algunos invierten menos del 0,1 %.

http://eldia.com.do/oea-exhorta-a-gobiernos-a-invertir-en-ciencia-y-tecnologia-para-el-desarrollo/

Deberían aplicarse los conocimientos científicos para articular y apoyar las metas del desarrollo sostenible mediante la evaluación científica de la situación actual y de las perspectivas futuras del sistema Tierra. Dichas evaluaciones, basadas en innovaciones actuales y futuras de las ciencias, deberían utilizarse en el proceso de adopción de decisiones, así como en los procesos de interacción entre las ciencias y la formulación de políticas. Es necesaria una mayor aportación de las ciencias para aumentar los conocimientos y facilitar la integración de la ciencia y la sociedad. También será preciso aumentar la capacidad científica para lograr esos objetivos, especialmente en los países en desarrollo. Es importantísimo que los científicos de los países en desarrollo participen plenamente en los programas internacionales de investigación científica que se ocupan de los

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problemas del medio ambiente y el desarrollo a nivel mundial, de manera que todos los países participen en pie de igualdad en las negociaciones sobre cuestiones relativas al medio ambiente y el desarrollo en el mundo. Ante las amenazas de daños ambientales irreversibles, la falta de conocimientos científicos no debe ser excusa para postergar la adopción de medidas que se justifican de por sí. El enfoque basado en el principio de la precaución podría suministrar una base científica sólida para la formulación de políticas relativas a sistemas complejos que aún no se comprenden plenamente y cuyas consecuencias no se pueden predecir todavía.

http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter35.htm

En una economía internacionalizada y basada en el conocimiento, la innovación se ha convertido en el factor esencial para construir y desarrollar la competitividad de las empresas, los países y las regiones en un mundo globalizado. Los países que producen conocimiento, innovan, y crean nuevas tecnologías, crecen más vertiginosamente que quienes no lo hacen. Asimismo, la innovación es resultado de un fenómeno sistémico complejo cuyo protagonista principal son las empresas, pero que se hace posible o no en la medida que exista una verdadera red de actores públicos y privados que generen lo que se ha dado en llamar un “entorno propicio” para la innovación, es decir, “un sistema de estructuras sociales,

institucionales, organizativas, económicas y territoriales que crean las condiciones para una generación continua de sinergias” (Castells y Hall, 1994: 30). En consecuencia, el paradigma dominante pone de manifiesto el papel de las instituciones, las políticas, así como los mecanismos de coordinación entre los agentes, como elemento central para que las empresas actúen en forma conjunta y asociada, compartiendo recursos a partir de definiciones estratégicas. Las fallas de mercado muestran la necesidad de políticas públicas orientadas a la inversión en capital humano, en políticas e instrumentos que estimulen la creación y aplicación eficiente de nuevos conocimientos para la generación de valor económico desde las empresas, a través de la interacción de los actores del sistema.

http://www10.iadb.org/intal/intalcdi/PE/2011/07647.pdf