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90 APRENDER A SER El niño llega al mundo para ser libre y feliz Desde que nace, el pequeño cuenta con el impulso natural de crecer como persona, de realizar lo que verdaderamente es y de vivir una existencia útil, generosa, responsable y significativa. Desde muy pronto se inicia su camino hacia la libertad El pequeño va descubriendo qué es el mundo, quién es él, qué quiere hacer, dónde está su lugar y cuáles son sus valores. Esos descubrimientos le darán un pensamiento y un juicio propios, que le permitirán decidir por sí mismo lo que debe hacer en las diferentes circunstancias de su vida y le darán un sentido de pertenencia y compromiso con su familia, con su comunidad, con su país y con la especie humana. Este desarrollo completo y armonioso del niño se logra gracias al apoyo y amor de los padres En nosotros recae la responsabilidad y el gran privilegio de cuidar su cuerpo, su inteligencia y su sensibilidad. Nosotros somos los encargados de favorecer sus primeros contactos con el conocimiento, la belleza y la espiritualidad; de enseñarlo a relacionarse solidariamente y a superar las adversidades; de llevarlo de la mano hasta que sea independiente. Cada niño es único y valioso Los padres hemos de observar, aceptar, respetar y apreciar su manera especial de ser, sus cualidades y limitaciones, sus gustos, necesidades y deseos; darle la libertad de pensar, sentir, jugar y fantasear para que sus capacidades alcancen la plenitud. El niño tiene el derecho de ser aceptado por los que lo rodean, de experimentar el gozo de ser él mismo; tiene el derecho de desplegar toda la riqueza de su ser, de expresarla y ofrecerla a los demás. Un mundo en constante cambio necesita la contribución de cada uno de sus habitantes El progreso de las sociedades se basa en la diversidad de sus miembros, en que cada uno aporte sus ideas, sus sentimientos, sus sueños y su esfuerzo. Para ello, es indispensable cultivar y fortalecer la autoestima y la autonomía de las personas, sean niños o adultos; esforzarnos para que el entusiasmo, el trabajo, la imaginación, la creatividad y los sueños de todos transformen el planeta en un mejor sitio para vivir. Guía de Padres

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APRENDER A SER

El niño llega al mundo para ser libre y felizDesde que nace, el pequeño cuenta con el impulso natural de crecer como persona, de realizarlo que verdaderamente es y de vivir una existencia útil, generosa, responsable y significativa.

Desde muy pronto se inicia su camino hacia la libertadEl pequeño va descubriendo qué es el mundo, quién es él, qué quiere hacer, dónde está sulugar y cuáles son sus valores. Esos descubrimientos le darán un pensamiento y un juiciopropios, que le permitirán decidir por sí mismo lo que debe hacer en las diferentes circunstanciasde su vida y le darán un sentido de pertenencia y compromiso con su familia, con su comunidad,con su país y con la especie humana.

Este desarrollo completo y armonioso del niño se logra gracias al apoyo y amor delos padresEn nosotros recae la responsabilidad y el gran privilegio de cuidar su cuerpo, su inteligenciay su sensibilidad. Nosotros somos los encargados de favorecer sus primeros contactos con elconocimiento, la belleza y la espiritualidad; de enseñarlo a relacionarse solidariamente y asuperar las adversidades; de llevarlo de la mano hasta que sea independiente.

Cada niño es único y valiosoLos padres hemos de observar, aceptar, respetar y apreciar su manera especial de ser, suscualidades y limitaciones, sus gustos, necesidades y deseos; darle la libertad de pensar, sentir,jugar y fantasear para que sus capacidades alcancen la plenitud.El niño tiene el derecho de ser aceptado por los que lo rodean, de experimentar el gozo de serél mismo; tiene el derecho de desplegar toda la riqueza de su ser, de expresarla y ofrecerla alos demás.

Un mundo en constante cambio necesita la contribución de cada uno de sus habitantesEl progreso de las sociedades se basa en la diversidad de sus miembros, en que cada unoaporte sus ideas, sus sentimientos, sus sueños y su esfuerzo. Para ello, es indispensable cultivary fortalecer la autoestima y la autonomía de las personas, sean niños o adultos; esforzarnospara que el entusiasmo, el trabajo, la imaginación, la creatividad y los sueños de todostransformen el planeta en un mejor sitio para vivir.

Guía de Padres

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Autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismosUna autoestima alta nos hace estar satisfechos de lo que somos. Es una combinación deconfianza, respeto y aprecio por nosotros mismos.

Una persona con autoestima alta está convencida de que tiene algo que ofrecer a losdemás, que lo que hace es importante y que es capaz de lograr lo que se proponeSe siente responsable y hábil, trata de hacer las cosas lo mejor posible, pero no busca laperfección ni necesita la aprobación de otros. Si se equivoca o vive circunstancias difíciles, semantiene firme y centrada en su objetivo. Su constancia le hace crecer y progresar.

La persona con una autoestima débil, en cambio, cree que no es valiosaSuele sentirse deprimida y triste con su vida, deja pasar las oportunidades pues cree que nolas merece o que no puede con ellas, no tiene la fuerza necesaria para luchar por sus sueños,no confía en que puede tomar decisiones para cambiar y se resigna sin esperanza.Una persona con baja autoestima a veces trata de impresionar a los demás para esconder su

falta de confianza; incluso puede comportarsede manera agresiva para compensar suinseguridad.

Los primeros años de vida son los másimportantes en el desarrollo de laautoestimaLa formación de la personalidad del niño estáíntimamente relacionada con la imagen queél se forme de sí mismo. Esta imagen dependede lo que percibe que los demás piensan deél y de lo que logra hacer por él mismo.Por lo tanto, los padres tenemos a nuestroalcance dos recursos para fomentar laautoestima de nuestro hijo. El primero escuidar la forma en que valoramos al niño, lasexpresiones y las palabras que utilizamos parareferirnos a él, y el segundo es darleoportunidades de probarse y superar retospor sí mismo, de apoyarlo sin sobreprotegerlo.

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I. El cuidado de la autoestima

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Cultivar una idea positiva de nosotros mismos beneficia enormemente anuestra familia. Aceptarnos, apreciarnos, felicitarnos cuando logramos algobien hecho nos vuelve más capaces de fortalecer nuestra seguridad y la denuestros hijos.Tome una hoja de papel y anote seis cualidades que aprecia en usted. ¿Cuálesde esas cualidades hacen de usted una persona especial? ¿Qué es lo queusted puede ofrecer a otros? Sea sincero, es un texto sólo para usted.Anote seis cualidades de su hijo que usted aprecie. ¿En qué es único su hijopara usted? ¿Qué es lo que su hijo da a la familia en forma especial? A suhijo le hace mucho bien el reconocimiento que usted le da.

El niño construye su autoestima a través de lo que percibe

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El niño absorbe, de manera muy profunda, lasdescripciones que hacemos de su carácter y habilidadesNuestras palabras deciden, en un alto grado, la clase depersona que llegará a ser. Si le decimos: “Eres un tonto, unflojo, un antipático”, el niño se comportará de acuerdo conesos atributos y crecerá pensando que no vale nada. Loscalificativos, las burlas o los apodos deforman la autoimagendel niño, lo desconciertan, lo avergüenzan y lo lastiman.

Incluso los elogios afectan la seguridad del niñoAunque el elogio parece positivo, afecta de manera desfavorablesu autoestima. El niño que se acostumbra al elogio, acabapor necesitarlo ante cualquier esfuerzo que realice, porpequeño que sea; su satisfacción dependerá de las opinionesajenas y no será capaz de apreciar por sí mismo su valía nide tener un juicio propio acerca de lo que realiza.

Existe una gran diferencia entre estímulo y elogioEl elogio se enfoca en la persona. Es decirle al niño: “Eresel mejor niño del mundo, eres tan inteligente, tan bueno, tanamable”. O: “Te quiero mucho por haber comido toda la sopa”.El niño duda: ¿Qué pasará cuando me porte mal, cuando noentienda algo difícil o cuando esté de malas? ¿Me querránmis papás cuando no tenga hambre?En cambio, el estímulo no se dirige al niño ni a su caráctero cualidades sino a sus acciones, a las tareas que lleva acabo y a su satisfacción por realizarlas.El elogio califica al niño y le pone condiciones: “Eres estupendoporque haces esto”. El estímulo aprecia sus acciones y loanima, pero no lo juzga: “Es estupendo que hagas esto. Tefelicito”.La diferencia es sutil pero muy importante.

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La niña absorbe las descripciones que hacemos de sus habilidades

“Hoy te vestiste más rápido que ayer”

Somos los modelos que el niño trata de imitar

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sus primeros pasos, subir una escalera o poner la pieza delrompecabezas, aumenta la confianza en sus capacidades.Dejemos que sea de él el gusto y no exageremos en nuestroentusiasmo para aplaudirlo. Simplemente podemos decir: “Ylo hiciste tú solito. Felicidades”. Entre más obstáculos hayavencido, más fuerte será y más capacidad adquirirá.

Es difícil para los padres no intervenir y dejar quenuestro niño falle y se frustre antes de lograr lo quedeseaSi estamos ansiosos por ayudarle, si tratamos de enseñarlecada detalle en vez de dejar que él lo descubra, le quitamosparte del triunfo.Nuestra responsabilidad y privilegio es acompañarlo, apoyarlosin sobreprotegerlo; estar presentes sin hacer las cosas porél; animarlo a confiar en sus ideas y a enfrentar las dificultades.Nuestra propia autoestima es el mejor recurso para logrartodo esto.

Para ayudar a nuestro hijo a construir una autoestimaalta es indispensable trabajar en nuestra propiavaloraciónA ninguna edad hay que dar por sentada la autoestima. Lascríticas y reveses (como las dificultades económicas, losproblemas en las relaciones, las pérdidas o enfermedades)la ponen en riesgo. Por eso es necesario que revisemos confrecuencia la idea que nos hacemos de nosotros mismos, quela modifiquemos si no nos satisface y que nos arriesguemosa luchar por lo que en verdad anhelamos. Cultivar nuestraautoestima le hará un enorme bien a toda la familia.

Para estimular al niño, basta describir su conducta ydemostrarle lo satisfechos o agradecidos que estamospor ella“Qué ordenados tienes tus juguetes. Así podrás encontrarloscuando quieras usarlos. Te felicito”. “Gracias por ayudarmea levantar la mesa. Así acabaremos más rápido y podremosjugar juntos durante más tiempo”. “Qué bien jugaron tuamiguita y tú. No se pelearon en toda la tarde y tú le prestastela pelota. Te debes sentir contenta”.El niño, o la niña, entonces piensa: “Mis papás aprecian lo quehago”. Como nos referimos a sus acciones, sus ideas o suesfuerzo, sin cuestionar su valor personal, él tampoco lo poneen duda y no teme equivocarse. Los errores le sirven paraaprender, sabe que puede volver a intentarlo.

Estimular a nuestro hijo no significa negar sus fallasEl niño pierde el respeto por la opinión de quien no sabedistinguir algo bien hecho de un trabajo descuidado odefectuoso. Él tiene bien claro qué tanto se esforzó y cuálfue el resultado. Sin ocultar sus errores, podemos hacerleapreciar lo que sí funcionó y reconocer los aspectos positivos:“Hoy te vestiste más rápido que ayer.” “Pusiste dos ruedasa tu carro, sólo faltan las otras dos”. “Agradezco tu esfuerzo porayudar”. “Te felicito porque tu lápiz está en su estuche y tu ropaen el cajón. Ya sólo falta guardar tus juguetes y tu goma”.

Cada vez que el pequeño intenta y consigue algo solo,su confianza se fortaleceEl niño necesita experimentar el logro para obtener la seguridadque lo hará aceptar situaciones en las que no necesariamentetenga éxito. Cuando consigue hacer ruido con la sonaja, dar

Cultivar nuestra autoestima le hará un enorme bien a toda lafamilia

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Déjelo probar y descubrir cómo resolver problemasDemuestre su afecto y respeto

Motívelo a superar obstáculos

Hágale apreciar lo que hizo bienPruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Revise lo que piensa y lo que dice de su hijo.

No etiquete a su hijo: “Eres un miedoso, eres egoísta”.Los niños tienden a actuar de acuerdo con lo queesperamos de ellos.

Aprecie los aspectos positivos de su hijo.

Reconozca sus logros, pero no le mienta sobre suserrores.

Déjelo probar, equivocarse y descubrir cómo resolverlos problemas y lograr lo que desea.

Motívelo a superar obstáculos y a realizar mayoresesfuerzos, siempre dentro de sus posibilidades.

Nutra y cuide su propia autoestima.

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Alcanzar la autonomía significa ser capaz de pensar, decidir y actuar por uno mismoLa autonomía consiste en hacernos cargo de nuestra vida, actuar según nuestros valores yconvicciones; es lo contrario a dejarnos gobernar por los demás.

Autonomía no significa hacer lo que queramos en el momento en que se nos antojeAutonomía también es ser responsables, tomar en cuenta las consecuencias de nuestrasacciones, no echar la culpa a otros de lo que nos pasa. Es reconocer nuestras necesidades ynuestros deseos, pero también considerar las necesidades y los puntos de vista de las personasafectadas por nuestra conducta.

La autonomía no puede estar separada del respeto y la consideración a los demásEl niño pequeño no es capaz de entender que sus actos afectan a otras personas. Todavía nopuede controlar sus impulsos, así que necesita ciertos límites que lo hagan sentir seguro. Esindispensable nuestra autoridad para ayudarlo a conseguir el equilibrio entre su libertad y suresponsabilidad, y la claridad para escoger entre varias opciones sin exponerse ni hacer dañoa otros.A medida que crezca, irá dándose cuenta de que se siente mejor y sus relaciones son mássatisfactorias si, además de cuidarse a sí mismo, toma en cuenta y respeta los derechos delos demás. Este proceso no es fácil para él. Sólo nuestro cariño, paciencia y comprensión leharán sentir que vale la pena.

El desarrollo de la autonomía es un largo proceso que se da junto con la evoluciónde todos los demás aspectos de la vidaPara ser autónomo es indispensable ser independiente en cierta medida. El niño tiene un impulsonatural a resolver las cosas por su cuenta: comer solo, vestirse, bañarse, ponerse los zapatos.

Buscar su independencia es una tendenciasana y poderosa que lo acercará al logro dela autonomía.

El niño ha de empezar muy temprano aensayar pequeñas decisiones paradespués tomar las que serán realmenteimportantesEl niño necesita aprender a reconocer qué esen verdad lo que quiere y no sólo lo que otrosesperan que haga. Pero también necesitaaprender cuándo es posible obtener lo quedesea y cuándo tiene que esperar o renunciar;en qué situaciones puede decidir y cuándodebe obedecer.A medida que crece y se vuelve más capaz,podremos dejarlo tomar más decisiones yofrecerle un mayor número de posibilidadespara elegir. Es bueno que él vaya asumiendoriesgos en cuestiones que no implican unpeligro para él o para los demás; que sepaque cada vez que elige se produce unaconsecuencia que él tendrá que asumir.Podemos guiarlo para tomar decisionesadecuadas, pero tenemos que dejarlo elegir.

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

¿Se considera usted una persona independiente? ¿En qué es independiente?¿Qué es lo que limita su independencia?¿Qué significa para usted la autonomía? Describa sus tres principales deseosen la vida. ¿Qué está haciendo para que se hagan realidad?

Tratar de conseguir la independencia es una tendencia sana

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Guía de Padres

II. El camino hacia la libertad

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Posiblemente nuestro hijo, en el proceso de buscar laautonomía, no muestre las características de un niñomodelo¡Qué bueno! Un niño modelo no siempre es feliz ni tampocosabe distinguir entre lo que él piensa y desea de lo que leimponen otros. Un niño que hace siempre lo que esperamosde él quizá se sienta intimidado, atemorizado, y no viva lainfancia con plenitud.Los niños no siempre son limpios, discretos y respetuosos;a veces se rebelan y desobedecen a los adultos, manifiestanconductas inadecuadas o molestan a sus hermanos. Todoesto es natural.Para que el niño aprenda lo que es mejor para él y para los quele rodean, necesita probar distintas conductas, comprenderque algunas serán aceptadas y en otras verá que sus padresintervenimos para corregirlo. Poco a poco, con nuestra ayudarespetuosa, aprenderá a reconocer y elegir los compor-tamientos que lo harán sentir más feliz y satisfecho.

Uno de los objetivos principales de la educación es laautonomía, y nuestro papel como padres es guiar alniño para que logre alcanzarla plenamenteEl pequeño está iniciando apenas su camino hacia la libertad.En este viaje, va a ir descubriendo quién es él, hacia dóndeva, qué quiere lograr y cuáles son los valores que le serviránde guía.Quizá el niño se equivoque muchas veces, tal vez se sientaconfundido y temeroso o tenga que enfrentar el dolor y lafrustración. Los padres no podemos ni debemos protegerlode las durezas y dificultades inevitables del crecimiento, perosí debemos darle las herramientas para resistirlas y superarlas.Si le permitimos y lo animamos a luchar por sus anhelos, iráganando, a cada paso, satisfacciones, alegría, afectos,conciencia y autonomía.Nosotros podemos ser sus acompañantes gozosos en laconquista de su libertad.

Tenemos que dejarlo elegir

Los niños a veces se rebelan ydesobedecen a los adultos

La pequeña va a ir descubriendo qué quiere lograr

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

No haga por su hijo lo que él ya puede hacer.

Ayude a su niño a tomar en cuenta sus necesidades perotambién las de los demás.

Guíelo, pero deje que tome sus propias decisiones enasuntos que no lo pongan en peligro.

Enseñe al pequeño a ser libre, pero también responsable.

No exija a su niño un comportamiento modelo. Déjeloprobar distintas conductas para que él descubra cuálesson las que lo hacen sentir más satisfecho.

Piense en el futuro de su hijo. Prepárelo para la autonomíano para la sumisión o el servilismo.

Enséñelo a asumir las consecuencias de sus actos y aaprender de sus errores.

No haga por su hijo lo que él ya puede hacerAyúdele a tomar en cuenta las necesidadesde los demás

Guíela, pero deje que tome sus decisiones

Prepárelo para la autonomía

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Los valores constituyen una guía que da sentido a la vidaEstablecemos nuestros valores a partir de nuestra idea de lo que es el ser humano.Una persona que piensa que el hombre es un ser orientado al compromiso y al amor no tendrálos valores de alguien que piense que el hombre debe buscar su propio beneficio a costa delos demás.Quizá no estemos conscientes de nuestra idea personal de ser humano o no la hemos puestoen palabras, pero existe en nosotros, da origen a nuestros valores y se manifiesta en nuestrocomportamiento y relaciones. Vale la pena reflexionar y tratar de precisarla.

Cada persona es única y es responsable de definir sus propios valoresNadie puede hacerlo por ella. Los valores se viven, se proponen, pero no se pueden imponer.Existen valores o principios universales que se han vivido en distintas épocas y culturas, y quenos sirven como orientación para tomar decisiones. El amor, la verdad, la valentía, la bondad,la responsabilidad y la amistad, son algunos de ellos.Lo que cada uno tenemos que descubrir por nuestra cuenta es cómo aplicarlos en las circunstanciasconcretas en las cuales vivimos y qué orden de importancia hemos de darles en cada situación.

Hacer conscientes nuestros verdaderos valores es un paso indispensable para educaréticamente a nuestros hijosTenemos que revisar a fondo qué es verdaderamente valioso para nosotros y reconocerlo enla manera en que vivimos las experiencias de todos los días. Los valores se conocen por lasacciones.El niño pequeño aprende los valores observando cómo se comportan las personas a su alrededor.Durante los primeros años de nuestro hijo, su educación ética consiste fundamentalmente entener claros nuestros valores, vivirlos con sinceridad, y mostrarle cómo decidimos y nosresponsabilizamos por nuestras decisiones.

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III. Los padres y los valores

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Los valores son nuestra guía para actuar y para relacionarnos con los demás.Los valores se ordenan según la importancia que demos a cada uno de ellos.De esta forma, cuando parece darse un conflicto entre dos valores, es posiblehacer una elección y decidir lo mejor en cada circunstancia.

¿Cuáles son los valores esenciales para usted? Escriba un valor en cadatarjeta. Por ejemplo: sinceridad, amor, generosidad, riqueza, libertad.Acomódelos por orden de importancia. Separe los tres primeros, los quesean fundamentales para usted. Anote dos acciones que haya realizado yque expresen cada uno de esos tres valores.

Por ejemplo, si para usted la honestidad es un valor, escriba:“El vendedor se equivocó al darme el cambio y me regresó dinero de más.Yo me di cuenta y se lo devolví”.“La maestra creyó que yo había regalado el libro para la biblioteca del salón.Yo aclaré que lo habíamos comprado entre tres personas y mencioné susnombres”.

Pida a su pareja o a cualquier otra persona que colabore con usted en laeducación de su hijo que realice el mismo ejercicio.Compartan sus valores principales. ¿Son parecidos? ¿Son los valores conque están educando al niño?

Guía de Padres

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Por eso es tan importante ser congruentesentre lo que pensamos, lo que decimos y loque hacemos.

Algunas veces, los valores quedefendemos con palabras no son losmismos que expresamos con nuestraconductaDecir "no pegues" pegando es dar mensajescontradictorios.El niño es muy sensible a las inconsistencias,se desconcierta, se enoja, y más tarde puedeperder confianza y respeto por lo queintentemos enseñarle.Nuestro hijo aprende a actuar y a tratar alos demás como nos ve actuar y como lotratamos.

Los niños pequeños son imitadores.Gracias a eso, los padres tenemos anuestra disposición una poderosaherramienta para comunicarles nuestrosvaloresPodemos convertirnos conscientemente enmodelos de los comportamientos, hábitos y actitudes quedeseamos que nuestro hijo adopte.El niño se identifica con sus padres, es decir, quiere ser comoellos. No es que diga: “voy a ser como mi papá (o mi mamá),voy a portarme igual que ellos”. No. Lo que sucede es que,sin darse cuenta, va haciendo suyos los valores que observa.Si lo hemos tratado con cariño, respeto y comprensión, sucomportamiento se va ajustando de manera natural al cariño,el respeto y la comprensión. Si para nosotros es importanterealizar un proyecto que sirva a otros, si somos constantesy no nos rendimos ante las primeras dificultades, es muyprobable que nuestro hijo adopte como valores la solidaridady la constancia.

Además de imitarnos, el niño dirige su conducta hacialo que los padres valoramos porque quiere nuestroamor y nuestra aprobaciónSus esfuerzos por agradarnos son un primer paso en eldesarrollo de su capacidad de juzgar y decidir. Falta todavíaun largo camino para llegar a la autonomía, pero por elmomento, el niño está listo para aprender qué es lo queconsideramos valioso.Muchas veces, el niño se adapta a nuestros valores y disfrutadándonos gusto, pero en ciertas ocasiones necesita ensayardiferentes conductas.

La rebeldía es otra manera de descubrir los valoresEl desarrollo ético de un niño es mucho más complejo queuna simple lista aprendida de memoria de lo que se debehacer y lo que no se debe hacer.El niño también prueba, mide, reta, quiere saber qué pasacuando desobedece o cuando se comporta de manera distintaa la que se acostumbra en casa.La rebeldía es un intento normal de investigar quién es él,cuál es su lugar, cómo debe convivir con los demás; es unaforma de ir teniendo claros los verdaderos valores de lafamilia. El niño aprende con más profundidad y eficacia si losha descubierto por sí mismo, incluso actuando en contra deellos.

Aunque el ejemplo es la manera más eficiente deenseñar a los niños, no es la únicaLos niños también necesitan que les marquemos límitesprecisos y que los orientemos con claridad y firmeza. Necesitanlímites, disciplina y reconocer a la autoridad.

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El niño quiere saber qué pasa cuando desobedece

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Procure ser congruente en sus palabras y acciones

Sea un modelo de los hábitos que deseaque su hija adopte

Entienda la rebeldía de su niñoNo imponga sus órdenes

Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Defina su idea personal de ser humano y cuáles valoresse desprenden de esa idea.

Investigue a través de conversaciones y lecturas cuálesson los valores o principios universales.

Piense cuáles de esos valores ha adoptado usted y cómolos aplica en las circunstancias concretas de su vida.

Reflexione sobre el orden de importancia que da a susvalores. Esto lo ayudará a decidir cuando tenga la impresiónde que dos valores están en conflicto.

Procure ser lo más congruente posible en sus pensamientos,palabras y acciones.

Trate a su hijo como quiere que él trate a los demás.

Sea un modelo consciente de los comportamientos, hábitosy actitudes que desea que su hijo adopte.

Entienda la rebeldía de su niño. Es otra manera que éltiene de descubrir valores.

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La palabra disciplina viene de discípulo: el que aprende de un maestroEsencialmente la disciplina es una forma de aprender del niño —y una manera de enseñar delos padres— las conductas más productivas y satisfactorias para él y para las personas que lerodean. Disciplinar al niño quiere decir fijar límites a su conducta y establecer reglas deconvivencia.La disciplina es un proyecto de enseñanza a largo plazo. Durante los años que van desde lainfancia hasta la adolescencia, el niño necesita la autoridad, el amor y el ejemplo de sus padrespara orientarse en su camino hacia la autonomía.

La disciplina es una expresión de amor a nuestros hijos y una responsabilidadfundamental de los padresLa disciplina es una expresión de amor porque supone un gran trabajo y control personal,mantener la serenidad para guiar a nuestro hijo y resolver los conflictos sin agredirlo o faltarleal respeto.Es también una gran responsabilidad porque el niño todavía es incapaz de controlar sus impulsos,y carece de un criterio suficientemente desarrollado para decidir y responder por las consecuenciasde sus actos en gran parte de las situaciones que se le presentan.

El niño necesita tiempo, madurez, libertad de experimentar y una buena guía paraconstruir su criterio y sus propias normasEn la medida en que el niño vaya dominando un mayor número de habilidades físicas, emocionalese intelectuales, estará mejor preparado para decidir por sí mismo, pero mientras lo logra, sonindispensables ciertos límites acompañados de nuestro afecto, comprensión y apoyo.

Los límites y las reglas tienen la función de preservar la seguridad del niño y de evitarque su conducta afecte de manera negativa a los demásLos límites le dan confianza para actuar y para relacionarse socialmente pues le permitenconocer lo que los demás aceptan y lo que no. Por eso, es necesario explicarle las normas ysus razones de manera breve y sencilla, y comprobar si nos ha entendido bien.El niño debe saber exactamente qué es lo que esperamos de él. Para eso, tenemos que serconstantes y congruentes. Si los padres aplicamos la disciplina de acuerdo con los cambios denuestros estados de ánimo —a veces le permitimos hacer ciertas cosas, pero otras no—, elniño sufrirá una gran inseguridad y mostrará rechazo y confusión.

El niño suele aceptar las reglas si son claras, justas y razonablesSi son arbitrarias, si sólo son ocurrencias o caprichos nuestros, le causan enojo, rebeldía y lehacen perdernos respeto. No es sostenible hacer que obedezca “porque soy tu padre” o “porqueeres pequeño”.Tampoco es razonable pedir que obedezca inmediatamente, que cierre el libro, o deje de jugaro de ver televisión en el instante en que se lo ordenamos. A nadie le gusta ser interrumpidocuando está haciendo algo interesante.

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Los reglas que usted impone a su hijo son guías que lo orientarán paraencontrar, más adelante, sus propias normas en la vida. Es importantepensarlas bien y aplicarlas de manera consistente.¿Tiene usted claras las reglas que se aplican en su familia? Si comparte consu pareja o con otra persona la educación de su hijo, ¿se han puesto deacuerdo en los principios y los límites que le plantean? ¿Cuáles son? ¿Quémétodos utilizan para disciplinarlo?

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Guía de Padres

IV. La disciplina. Una cara del amor

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Si estamos enseñando al niño a serindependiente y responsable, tenemos quedarle oportunidad de decidir, dentro de ciertosmárgenes, cuándo y cómo hacer las cosas:“Cuando termine el programa”, “Cuando lamanecilla larga del reloj llegue al número tres”;“Las papas sí, las zanahorias no”. Así, elpequeño sentirá que respetamos su tiempoy su autonomía y aprenderá a colaborar conmás gusto.

Los límites y las reglas deben indicar alniño no sólo lo que no puede hacer, sinosobre todo lo que sí puedeSi nos piden en este momento: “no pienseen un gato”, seguramente lo primero queharemos es pensar en un gato. Lo mismo pasacon el niño. En vez de que le pongamosrestricciones: “no toques, no pegues, no hagasruido”, es mejor que le demos otrasposibilidades de actuar.Para el pequeño es más fácil realizar una acciónconcreta que controlarse para dejar de haceralgo. Es mucho más efectivo decirle lo que sí puede hacer:“Dentro de la casa tratamos de caminar despacio”; “Nosentendemos mejor si hablamos suave”; “La tierra es para lasmacetas”; “Dame la mano para cruzar la calle.”

Procuremos dar a nuestro hijo muy pocas órdenes,fijar algunas reglas esenciales y darle oportunidad deactuar libremente en todo lo demásSi gastamos la energía y la autoridad en asuntos que novalen la pena, no tendremos la fuerza suficiente para lofundamental. El niño aprende mejor las reglas importantes—como no tocar la estufa, salirse de la casa o asomarse porla ventana— si no están mezcladas con un gran número deprohibiciones.Es más efectivo crear un ambiente seguro y quitar del alcancedel pequeño los objetos valiosos o peligrosos hasta que élsepa cuidarlos, que vigilarlo y controlarlo constantemente.Las cuestiones en las que el pequeño no afecta a otros ni sepone en riesgo son oportunidades de aprender a decidir y aobservar las consecuencias de su conducta.

Un ambiente seguro, ordenado y estructurado en casaes una gran ayuda para evitar conflictos, pero es mejoraun si lo hacemos divertido e interesanteLos niños aburridos, los que no tienen estímulos atractivosa su alrededor, son los que presentan más a menudo conductasconflictivas. Conviene planear juegos entretenidos que invitenal niño a investigar y a aprender. Cuanto más podamosorganizar el entorno del niño y proponerle actividadesdiferentes, menos va a retarnos y a rebelarse, y más va apoder decidir, inventar y actuar por su cuenta.El fin último de los padres es desaparecer como autoridades,abrir horizontes a nuestro hijo y dejar que se convierta enel único dueño de su vida: un ser feliz, satisfecho y útil a losdemás.

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Es más efectivo quitar los objetos valiosos quecontrolarlo

Un ambiente seguro y estructurado es unagran ayuda

Sea claro en el mensaje: “No le pegues a tu hermana porquele duele”

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Marque a su hijo límites claros y congruentes.

Comente con él los límites para que los entienda ycomprenda el porqué de cada uno.

Sea claro en los mensajes que envía a su hijo. Por ejemplo,muchas veces decimos: "No te portes mal" y eso para elniño es algo muy vago; mejor dígale: "No le pegues a tuhermana porque le duele”.

Cuando su niño haga algo inadecuado procure reflexionarcon él por qué sucedió, cómo entiende él la situación yqué podrían hacer usted y él para solucionarla.

Recuerde que usted es un modelo para su niño.

Sea consistente. No puede tener usted un día uncomportamiento y al día siguiente prohibírselo a su hijo.

Si el niño utiliza su energía para probar hasta dónde puedellegar en vez de emplearla en aprendizajes más creativos,revise si los límites que le marca son claros y si es ustedfirme para hacerlos respetar.

Cuando su hijo cometa actos de indisciplina converse conél para que asuma su responsabilidad y piense qué pudohaber hecho para evitar el error.

Sea congruente, usted es un modelo para suniña

Sea claro en los mensajes que envía

Comente los límites para que los entienda

No puede tener usted un día un comportamientoy al día siguiente prohibírselo

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Cometemos dos tipos de equivocaciones al disciplinar a nuestro hijoConsentirlo y dejarlo hacer lo que quiera, o exigirle un comportamiento maduro cuando aúnno está preparado son dos errores muy frecuentes. A veces pasamos de un extremo a otro, yeso le puede causar más confusión al niño.

Algunos padres tenemos miedo de perder el amor de nuestro hijo si ejercemos laautoridadTal vez no nos atrevemos a marcar límites porque no deseamos imponerle una educación tandura como la que nosotros recibimos.Sin embargo, esto es hacer vivir al niño en un mundo irreal. Si nos doblegamos a sus caprichosy él no tiene que responsabilizarse de su conducta ni considerar los sentimientos o necesidadesde los demás, no podrá aprender a ponerse de acuerdo ni a llegar a tratos justos; no sabrácómo relacionarse y se sentirá incapaz.Ceder a los reclamos, gritos, llantos o ruegos del niño y cambiar nuestras decisiones parasatisfacer sus deseos lo tendrá contento por un rato, pero en el fondo nos perderá el respetoy no se sentirá ni cuidado ni protegido.El pequeño no sólo admite nuestra autoridad sino que la busca y la provoca. Cuando no encuentralímites, se vuelve cada vez más desafiante: necesita probar hasta dónde le permitimos llegar.

Los padres muy exigentes tampoco favorecemos la autonomía y la seguridad denuestro hijoSi somos muy duros con él, el niño vivirá con miedo e irá abandonando sus propios deseos

para obedecer a los demás. Podrá mostrarsedébil y dependiente, o agresivo y desafiante,pero en los dos casos irá guardandosentimientos tan destructivos para él comola tristeza y el resentimiento.

¿Cómo encontrar el equilibrio aldisciplinar?Hay que tomar en cuenta la personalidad denuestro hijo y saber que el niño es lo queimporta. La disciplina debe adaptarse a suscaracterísticas y no al revés.Cada niño es único. Incluso en la mismafamilia no podemos aplicar la misma disciplinaa niños diferentes. Un pequeño sensible yfrágil requiere menos fuerza que un niñofuerte y activo; un niño con un mayordesarrollo del lenguaje necesita másexplicaciones.También es importante comprender elmomento por el que está pasando el niño yobservar si se siente cansado, enfermo,

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V. Cómo y cuándo disciplinar

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

¿A qué edad piensa que es necesario empezar a disciplinar al niño?¿Cuándo es conveniente darle explicaciones?¿Cómo debe ir modificándose la disciplina a medida que el niño crece?¿Qué tipo de disciplina necesita su hijo? ¿Responde mejor si lo tratacon suavidad o requiere que le marque los límites con más firmeza?

Guía de Padres

Otra manera de desalentar las conductas negativas es ignorarlas

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angustiado, triste o temeroso; si necesita más suavidad omás firmeza; si ya superó una etapa y está iniciando lasiguiente, si ahora requiere reglas y hábitos más adecuadosa sus nuevas habilidades.

Para ser eficaz, la disciplina ha de ajustarse a la edaddel niñoLos padres tenemos que observar a nuestro hijo, calcularqué puede lograr y qué no, y evitar exigirle algo para lo queno está preparado. Es inútil pedir a un niño de esta edad quese siente tranquilo y callado en una visita formal a su tía, oque sepa todas las reglas de cortesía a los tres años.Necesitamos saber qué podemos enseñarle en cada momentode su desarrollo.

En los primeros ocho meses, el bebé no requieredisciplina propiamente dichaLo que debemos hacer es ayudarlo a establecer las rutinasde higiene, sueño y alimentación. El niño necesita aprendera poner orden en sus hábitos y horarios, y eso lo logra máscon nuestros cuidados que con disciplina.

¿Cuándo empezar a disciplinar?La primera vez que el niño acerca la mano a un objetoprohibido o hace algo que sabe que no nos gusta y se asegurade que lo estamos mirando, es claro que está pidiendo límitesy necesita que le ayudemos a controlarse. Es el momento deaplicar la disciplina.Este tipo de comportamientos coincide con el gateo, alrededorde los ocho o nueve meses, y se intensifica cuando el pequeñoaprende a caminar. La independencia que adquiere al podermoverse de un sitio a otro le produce una enorme satisfacción,pero también le da miedo; quiere explorarlo todo, pero nosabe hasta dónde llegar. Entonces se asusta y nos provocapara que le marquemos las fronteras que él no tiene clarastodavía.

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La rebeldía del niño pequeño es unaexpresión sana de su crecimiento y unaforma de aprender a comportarseSi comprendemos su proceso, será mássencillo marcarle límites claros y hacerlo demanera tranquila, sin enojarnos con él.La disciplina que establezcamos ha de serdirecta y amorosa. Podríamos llamar suatención hacia otra actividad interesante, ysi no resultara, quitarlo físicamente de dondeestá, con firmeza y suavidad, pues hasta quesu lenguaje se desarrolle más ampliamente,no es posible razonar con él.

A partir de los dos años, convieneacompañar la disciplina con unaexplicaciónCuando comienza una conducta negativa delniño es necesario detenerla de inmediato:cargarlo, sentarlo en una silla, llevarlo a otrolugar hasta que se calme, sentarnos junto aél unos minutos y después explicarle por quéno aceptamos lo que hizo y por qué es

necesario que le ayudemos a controlarse.El niño tiene que saber cómo afecta su comportamiento aotros o a él mismo, y qué puede hacer para solucionar elproblema. “Te quiero mucho, pero no puedo permitir querompas los juguetes de tu hermana. ¿Qué vas a hacer ahorapara que ella no esté triste?”Es fundamental distinguir claramente entre el rechazo de laconducta errónea y la aceptación y amor a nuestro hijo.Después de disciplinarlo, las caricias y abrazos nos hacenmucho bien tanto al niño como a los padres.

Lo importante es que el niño se sienta cada vez másseguro y capaz de tomar sus propias decisiones y deconvivir en armonía con otras personas.

El niño tiene que aprender a respetar las situaciones peligrosas

No siempre podrá convencerlo de lo que debehacer

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

En cada etapa del desarrollo del niño, ensaye formasdistintas de disciplinarlo.

No se preocupe por malcriar a su bebé. Antes de los ochomeses no requiere disciplina, sólo orden y hábitos estables.

No renuncie a su autoridad. El niño necesita límites clarosy firmes.

Procure dar a su hijo muy pocas órdenes y limitarlas acuestiones importantes.

Si su hijo tiene dos años o más, es necesaria una explicaciónbreve del porqué de la disciplina.

Observe a su hijo. Anote lo que le gusta y lo que lemolesta. Use lo que sepa de él para motivarlo y disciplinarlo.

Revise su forma de disciplinar. Sea sensible a la maneraen que el niño la recibe. Si no le da resultado, cambie aotra.

Separe con claridad su rechazo a la conducta equivocadadel niño de su amor incondicional por él.

Explique al niño las normas de su casa y enséñelo arespetarlas.

La niña necesita límites claros y firmes

Revise su forma de disciplinar

Es necesaria una explicación breve de ladisciplina

Observe a su hijo para motivarlo y disciplinarlo

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Castigar significa causar sufrimiento a otra persona para que cambie su comportamientoEl castigo tiene grandes desventajas, es uno de los peores métodos que los padres podemosusar. El castigo físico lastima al niño y el castigo emocional, como humillarlo o amenazarlo,puede limitar su inteligencia y además disminuir seriamente su autoestima y seguridad.Los castigos severos producen frustración, enojo, deseos de venganza, miedo y resistencia acolaborar.

El castigo impide sólo temporalmente una conducta. En cuanto desaparece la vigilancia,el niño vuelve a hacer lo mismoEl niño castigado severamente no aprende a controlarse sino sólo a evitar el castigo. Si loencerramos dos horas en el baño por pegarle a su hermanito, la próxima vez se asegurará deque nadie lo descubra. Pero seguirá pegando.

Existen varias formas de castigarEl castigo físico como pegar, zarandear o pellizcar, además de ser peligroso para el niño, esun gran abuso. Nada justifica maltratarlo.Imaginemos lo que significa para un niño pequeño que sus padres perdamos el control yactuemos en forma violenta. Para él los golpes significan que sus papás somos más grandesy nos aprovechamos de eso; que él vive en peligro pues no puede defenderse, y que sus padrescreemos en la violencia y la fuerza para resolver los conflictos. El niño que ha sido golpeadoaprende a ser violento.

La burla o el menosprecio a los hijos son prácticas tan destructivas como ineficaces. No nosdamos cuenta del daño que causamos al niño con los insultos: “Eres un niño malo”, “¿Cómopuedes ser tan tonto?”, “Ahí viene el cochino de la casa”. Las frases despectivas etiquetan alniño, empobrecen el concepto de sí mismo, y bajan su autoestima. La humillación no educa

nunca.

Los chantajes emocionales no ayudan alniño a tener un buen concepto de sí mismo.El niño se asusta y se siente culpable cuandoescucha frases como: “Estoy triste porque nolevantaste tus juguetes”. “Me voy a enfermarde tantos corajes que me haces pasar”. Sinembargo, cuando crece, deja de tomarlas enserio pues sabe que son falsas.

Los premios tampoco ayudan al niño aconvertirse en una persona responsable. “Site acabas la sopa te compraré una muñeca.”“Si levantas la mesa, te daré un dulce”. Desdeluego, las recompensas sí funcionan en elmomento. El problema es que, al usarlas confrecuencia, el niño crece esperando que alguienlo premie por cada acción que realiza, y noaprende a ser responsable e independiente.

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EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Cuando usted era niño, ¿alguna vez fue castigado? ¿Le pegaron sus padrespara disciplinarlo? ¿Recuerda qué sentía en esas ocasiones? ¿Cree usted quele sirvieron esos castigos o le hubiera gustado que lo disciplinaran de otraforma?

Disciplinar es enseñar, no castigar

Guía de Padres

VI. ¿Son necesarios loscastigos y los golpes?

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Cuando el niño actúa solamente por un beneficio externo,pierde la oportunidad de sentir satisfacción por el logropersonal.

Las amenazas atemorizan al niño y son inútiles para enseñarlecómo conducirse. “Si vuelves a hacer eso, te va a ir muymal”, “La próxima vez que contestes así, te voy a lavar laboca con jabón”. Las promesas tampoco sirven: “Prométemeque nunca volverás a comer galletas antes de la cena”.La razón por la que es inútil decirle al niño lo que le va apasar es que al día siguiente ya no recuerda lo que prometióo lo que no debía hacer.

Retirarle el afecto es una de las formas más agresivasde castigar al niñoLa posibilidad de que sus padres lo dejemos de querer o loabandonemos es angustiosa y amenazante. Decir a nuestrohijo: “No te quiero nada, vete de aquí”. O: “Ya no te soporto,te voy a regalar con el señor que recoge la basura”, le causaterror y además es un engaño pues ni lo vamos a dejar dequerer ni lo vamos a abandonar.Esta manera cruel de castigar no funciona para educar. Elniño se asusta tanto que no puede pensar. El peligro de perderel cariño y el amparo de sus padres, lo hace sentir taninseguro que en el futuro tratará de ocultar sus emocionesy los deseos que a sus padres parecen inadecuados, y perderásu espontaneidad, su entusiasmo y su alegría.

Desde luego que es difícil mantener siempre la calma.Es inevitable que los padres nos enojemos de vez encuandoCuando esto nos suceda, conviene decirlo con claridad: “Estoyenojado. Eso que hiciste me molestó”. Darnos tiempo paratranquilizarnos en lugar de reaccionar con regaños o gritos,alejarnos del niño hasta que la molestiadesaparezca y estemos en condiciones dehablar con él. Un padre enojado no es un buenmaestro ni es capaz de escuchar las razonesdel niño para ayudarle a aprovechar laexperiencia y aprender de ella.

Si alguna vez actuamos impulsiva oviolentamente, podemos hacer algo pararesolver la situación: podemos pedirperdón al niñoSi esto es ocasional, no resulta grave. Peroes inútil tratar de engañar al niño argumen-tando que lo golpeamos “por su propio bien”.Esto es falso y él lo sabe. Resulta más sincerodecirle: “Me disgusté contigo y por eso tepegué. Ahora me doy cuenta de que estabaenojado por otras cosas, lo siento mucho”.

Sin embargo, las disculpas pierden su efecto educativocuando los golpes o gritos se repiten con frecuenciaPudiera ser que algunos padres hayamos aprendido a actuarde manera agresiva si siendo niños recibimos golpes o castigosseveros. Es necesario reconocerlo y ser conscientes del dañoy el dolor que eso nos causó para no repetirlo con nuestroshijos. Es posible llegar a controlar las tendencias violentassi lo decidimos y si solicitamos la ayuda necesaria, inclusoel apoyo de algún especialista.

Si lo que buscamos es el desarrollo ético de nuestrohijo, debemos evitar ofenderlo, hacerlo sentir rechazadoy mucho menos golpearloLa meta es que el niño incorpore y haga suyos los límites,las normas y los valores, y no estar permanentemente sujetoa una autoridad que lo vigile, lo controle y lo sancione.Tenemos a nuestra disposición métodos positivos de disciplinaral niño y de enseñarle a ser responsable.

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Debe sentirse querida a pesar de sus errores

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Exprese sus sentimientos con energía pero no agreda asu hijo.

Manifieste con claridad lo que espera de su hijo.

Trate de identificar con sinceridad los motivos por los quesiente el impulso de castigar o golpear a su hijo.

Pida disculpas cuando se haya excedido en el enojo o enel castigo. Su hijo se sentirá reconfortado si usted semuestra arrepentido y trata en verdad de no repetir lamisma conducta.

No dé al niño órdenes arbitrarias, inadecuadas o ilógicas.

Trate de evitar los premios como forma cotidiana deestimular a su hijo.

Procure ser coherente con lo que usted hace y lo que lepide a su hijo que haga.

Ámelo, quiéralo mucho y dígaselo con palabras y conhechos. Eso hará que se sienta seguro.

Enseñe a su hijo a resolver los conflictos mediante eldiálogo, nunca con violencia.

Nada justifica el maltrato al niño. Nunca le pegue, lohumille, lo encierre o lo deje sin comer.

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No agreda a su hijo Identifique el impulso que lo lleva a castigar

Pida disculpas cuando sea necesario

Evite usar los premios como una formacotidiana de estímulo

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Desde pequeño, el niño tiene la capacidad de observar cuáles son las consecuenciasde sus actosSi los padres le permitimos vivir el efecto de lo que hace, es decir, la consecuencia natural desus acciones, el niño aprenderá a controlarse. Si la consecuencia de su comportamiento resultaagradable, el niño va a repetirla; si le molesta, va a decidir hacer otra cosa. La condición esque no lo protejamos ni le impidamos conocer los efectos de su conducta.

Las consecuencias naturales producen un aprendizaje claro y directo y un cambiomucho más rápido en el comportamiento del niño que cualquier discurso, amenazao castigo

Un niño que pega a un amigo provoca que éstele conteste el golpe o que ya no quiera jugarcon él. Si el pequeño no se duerme temprano,va a estar cansado al día siguiente; si rompesu muñeco porque está enojado, no va a tenercon qué jugar.Por supuesto que se necesita prudencia ysentido común para enseñar al niño a asumirlas consecuencias naturales de sus actos.Cuando ponen en peligro al niño, será necesarioevitarlas a toda costa, pero cuando simplementeson incómodas para él, es bueno hacerse aun lado y dejar que ocurran.

La vida se encarga de poner al alcance delos padres las consecuencias naturales,pero no siempre son suficientes paradisciplinarA veces el niño no se ve afectado directamentepor lo que hace, pues las consecuencias desus acciones perjudican a otras personas perono a él. Entonces necesitamos buscar otrasconsecuencias. Pero esas consecuencias tienenque ser lógicas, es decir, deben estarrelacionadas con lo que hizo el niño.

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VII. Consecuencias naturales yconsecuencias lógicas

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Las acciones de la columna del lado izquierdo tienen una consecuencia. Búsquela enla columna derecha y trace una línea para unir cada causa con su efecto.

Acción ConsecuenciaNo come a la hora de la comida Se ve sucio, con aspecto desagradableSu hermano le pega Le duele el estómagoGuarda los juguetes en su lugar Tiene hambre antes de la hora de cenarCome una caja entera de chocolates Llora, se defiende y le pega a élRompe los libros Encuentra siempre con qué jugarNo se baña Sus papás no pueden leerle cuentos

Así como usted identificó la consecuencia de cada acción, permitir al niño vivir elresultado de su conducta puede darle claridad para aprender a comportarse de maneraadecuada.

Guía de Padres

Busque consecuencias lógicas para disciplinar al niño

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Lo que justifica la aplicación de consecuencias lógicases que comprenda cómo afectan sus acciones a losdemás y encuentre una manera de reparar el dañocausadoLas consecuencias tienen que ser positivas, ayudarle a haceralgo útil para arreglar el problema. Si entró a la casa con loszapatos enlodados, la solución será limpiar el piso. Es muyimportante encontrar consecuencias que ayuden al niño aaprender y a cambiar su comportamiento; que produzcanalgo positivo, y que se relacionen directamente con su acciónequivocada.

Existen varias maneras de aplicar las consecuenciaslógicasQuitarle al niño el objeto que ha usado mal cuando leda en la cabeza a su hermano con el trenecito, la consecuencialógica es que el juguete va a estar guardado durante todo eldía.Aislarlo de los demás si muerde a sus compañeros tendráque permanecer solo hasta que se tranquilice. Es importanteque él mismo decida cuando está listo para regresar a jugarcon los otros niños.Utilizar la consecuencia directa de la acción al niño quediga mentiras pidámosle que aclare lo sucedido.Propiciar un acuerdo entre el niño y los que han sidoperjudicados por él pues cuando el niño entiende el puntode vista de los demás, quiere remediar el daño por su propiavoluntad. Así, si se comió el dulce de su primo, va a aceptardarle el suyo.Explicar las razones por las que desaprobamos suconducta haciéndole ver con claridad cómo él o alguien másha sido afectado por lo que él hizo.

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Existen también algunas condiciones para aplicar lasconsecuencias lógicasSeparar la acción de la persona concentrándonos en laconducta sin descalificar al niño. La consecuencia tiene quever con una acción, no con la personalidad del pequeño.Ser constantes y congruentes aplicando las consecuenciassiempre de la misma manera. Cuando un día sucede unacosa y al siguiente no pasa nada, el niño no puede entendercuál es el resultado de sus acciones.Aplicarlas en el momento pues si el niño no vive lasconsecuencias cuando acaba de suceder el hecho, ya nopodrá aprender de ellas, pues no recordará lo que hizo y nolo asociará con las consecuencias.Que la consecuencia tenga proporción y se relacionecon lo que hizo el niño si sacó las herramientas del cajónde su papá e hizo un tiradero, va a tener que ayudar a guardartodo en lugar de salir a jugar ese día. Pero no es razonableque se quede sin jugar toda la semana.

Que la consecuencia no cause un dolorexcesivo al niño pues no debemos privar alniño de algo que sea muy importante para él.Si le prometimos desde hace un mes pasar eldía en el campo, tendremos que buscar unaconsecuencia acorde con lo que hizo, pero nodejarlo en casa. Un castigo tan severo puedehacerlo sentir maltratado, enojado o resentidocon nosotros.

En la aplicación de consecuencias lógicaslo único indispensable es una relación deamor y de respeto entre el niño y suspadresLa disciplina amorosa y bien aplicada fortalecela autoestima del niño y le hace confiar en sucapacidad de decidir correctamente y de lograrlas cosas por sí mismo.

Es importante que conozca las consecuencias en el momento

Si sacó las cosas del cajón, que ayude aguardarlas

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Ayude a su hijo a relacionar sus actos con las consecuenciasque estos provocan.

Permítale afrontar las consecuencias.

No lo sobreproteja. Quizá sea difícil para ambos sufrirefectos desagradables, pero, a la larga, su hijo aprenderáde la mejor y tal vez la única manera que puede hacerlo:por su propia experiencia.

No le diga al niño: “Te lo dije”, después de haber cometidoalgún error.

Trate de resolver los problemas junto con su hijo. Él tieneideas que pueden ser muy valiosas.

Después de castigarlo o regañarlo no le diga: “Es por tubien”.

No lo mime. Esto provocará que su hijo se vuelvavoluntarioso y dependiente de los demás.

No lo sobreprotejaAyude a su hija a relacionar sus actos conlas consecuencias

No caiga en la tentación de decir: “Te lo dije”

Permítale afrontar las consecuencias

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Cuando el niño tiene que superar una etapa difícil de su desarrollo, aparecenmanifestaciones de rebeldía y agresividadEsto significa que está progresando. Al pequeño le cuesta trabajo abandonar las costumbresque tenía cuando era bebé, pero siente la urgencia de ser independiente y enfrentar los retosdel crecimiento.Cuando los padres ponemos límites a su impulso de libertad, el niño se rebela. Si no consiguehacer su voluntad en ese preciso instante, expresa su inconformidad con un enojo extremo:llora, pega, rompe cosas, grita, patalea, se tira al piso. Hace berrinches.

Es imposible evitar los berrinches, no vale la pena intentarlo. Mientras más tratemosde tranquilizar al niño, más fuerte va a gritarÉl necesita más bien que reconozcamos sus sentimientos: “Ya sé que quieres comerte los dulcesy estás enojado porque no te lo permito en este momento. Los dulces son para después decomer. Vamos a escoger un caramelo de cada color y a ponerlos en el frasco para que los tomesal terminar la comida”.

Escucharlo y comprender su enojo, no significa darle lo que quiere o hacer todo loque él pideSi lo complacemos para que deje de llorar, le enseñamos el camino para conseguir lo que desea;si nos enojamos con la pataleta, sabrá que logró afectarnos y esa es una forma de obtener

atención; pero lo peor que podemos hacerpara tratar de calmar al niño es golpearlo,eso lo excita aún más.

¿Qué hacer entonces?Cuando sabemos que los berrinches son partedel desarrollo y conocemos algunas herra-mientas para manejarlos, nos sentiremos mástranquilos y seremos más eficaces.Éstas son algunas posibilidades:

Dar opciones cuando el niño es pequeño yel berrinche apenas comienza, podemosdistraer su atención hacia otra cosa. Es unatáctica que funciona algunas veces, pero nomuy a menudo.

Comprender si la pataleta ya arrancó, hayque intentar comunicarle a nuestro hijo quecomprendemos su enojo: “Entiendo que estásdisgustado porque...” o “Lo siento mucho, yasé que quieres tenerlo, a mí también megustaría dártelo. Te propongo ahorrar juntospara poder comprarlo...”

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

¿Alguna vez ha perdido usted el control y ha gritado o azotado la puerta?¿Cómo se sintió? ¿Satisfecho? ¿Aliviado de haber podido expresar su enojo?¿Molesto consigo mismo por haber dicho o hecho cosas que no consideraadecuadas?¿En qué circunstancias hace berrinches su hijo? ¿Cómo resuelve usted lasituación? ¿Qué siente cuando su niño se tira al suelo o grita y están presentesotras personas?

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Guía de Padres

VIII. Berrinches y pataletas

Mientras más lo calme, más fuerte va a gritar

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Desde pequeño tiene que aprender a resolver los desequilibriosque trae el crecimiento y la lucha por la independencia. Elcapítulo VII del apartado Aprender a vivir juntos (pág. 25)sugiere algunas formas de cuidar y educar la vida emocionaldel niño.

Solamente que el niño sea agresivo la mayor parte deltiempo o sus arranques de violencia sean muy intensos,conviene intervenir más a fondoPor ello conviene preguntarnos la razón de su comportamiento:¿Hay algo que le está haciendo sufrir? ¿Qué le da miedo?¿Se siente abandonado o solo? ¿Existen problemas o tensiónen la familia? ¿Cómo le va en la escuela? ¿Le estamosexigiendo demasiado? ¿Está celoso? ¿Sobreprotegido? Esnecesario averiguar qué le sucede para ayudarlo desde laraíz del problema. O buscar ayuda profesional.

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Controlar lo más probable es que el niño siga gritando,entonces tenemos que ayudarlo a controlarse: cargarlo confirmeza pero con cariño para mantenerlo quieto y decirle quecuando se calme podremos hablar.

Ignorar el niño no puede pelear por mucho tiempo si notiene un contrincante que le responda. Podemos ignorar elberrinche y acompañar al niño en el problema de diversasmaneras: quedarnos junto a él sin decir nada y esperar hastaque el llanto baje de intensidad; seguir con nuestras actividadesdespués de decirle: “Cuando acabes de llorar, me gustaríaayudarte a solucionar esto”; asegurarnos de que el pequeñono pueda lastimarse o hacer daño a otros y dejarlo patalearen otro cuarto unos minutos (sin encerrarlo).Cualquier método para ignorar el berrinche funciona, si noagredimos al niño y si le demostramos que estamos de sulado.

Consolar en cuanto el pequeño se tranquilice, debemosabrazarlo, acariciarlo y ayudarle a encontrar una solución.

Hablar después de los dos años, cuando el niño sea capazde entender, tratemos de explicarle que comprendemos lodifícil que es no poder hacer o tener las cosas que quiere. Élse está preparando para que cuando sea más grande puedadecidir lo que le conviene hacer o tener y lo que no. Mientrascrece, a veces está bien protestar, aunque perder el controlpuede llevarlo a lastimarse y a sentirse mal.

El problema se complica cuando el niño hace la rabietaenfrente de los amigos, en la calle o en el mercadoEl niño hace pataletas en lugares públicos cuando ha tenidomuchos estímulos, está cansado o quiere más atención. Enestas ocasiones se agrega otro factor negativo: el público.El niño cuenta con testigos, y sabe que la vergüenza de suspapás le da la ventaja a él. Para los padres, lo queramos ono, el “qué dirán” es una presión adicional. Tenemos queestar preparados y siempre conscientes de que lo importantees educar a nuestro hijo, no recolectar buenas opiniones delos vecinos.Debemos mantener la calma y manejarlo igual que en el casode un berrinche “privado”. Podemos quedarnos en el mismositio o quizá prefiramos sacarlo del lugar y acompañarlo adonde pueda llorar a su gusto. Cuando se calme, abrazarlo,consolarlo, escucharlo y reconocer sus necesidades.

El niño tiene derecho a estar en desacuerdo, a protestary a luchar por lo que quiereUna vez que aprenda a emplear las palabras para expresarsu posición y para defenderla, no tendrá que recurrir a laslágrimas ni a los gritos.Pero si no le permitimos expresar su frustración, su enojo yrebeldía en los primeros años, llegará a la adolescencia o aedad adulta sin haber logrado manejar esos sentimientos.

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Respete la conducta de su hijo

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Respete y comprenda la conducta de su hijo.

No trate de tranquilizar al niño cuando está emberrinchado,más bien demuestre que comprende sus sentimientos ydeje que él se calme.

No responda a las rabietas, pero consuele de inmediatoa su hijo en cuanto esté sereno.

Nunca le dé al niño lo que le pida a gritos o con llantos.

Trate de conservar la calma. Si usted también pierde elcontrol, el niño no podrá aprender a manejar los conflictosde manera adecuada.

Después de la rabieta hable con su niño para hacerleentender lo que le pasa y cómo resolverlo.

Acepte los berrinches como algo natural en la vida delniño y en la suya.

Ayude al niño a reconocer sus sentimientos de enojo,tristeza y frustración, y enséñele a manejarlosadecuadamente sin rabietas ni berrinches.

Acepte los berrinches como algo normal

Trate de conservar la calma

Nunca le dé al niño lo que pida con llantos

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Descubrir a nuestro hijo mentir, robar o hacer trampa puede preocuparnos, sinembargo estas conductas son normales en los niños pequeñosSi recordamos nuestra infancia, quizá encontremos haber actuado de manera similar y nos serámás fácil entender que estos comportamientos tienen una razón de ser.Lo que puede complicar la situación es nuestra actitud. Si nos asustamos y reaccionamos enforma violenta y exagerada podemos provocar que nuestro hijo se sienta avergonzado. La culpaviene a partir de nuestros reproches, pues él no sabe que está haciendo algo indebido.

MENTIRASHay muchas razones por las que el niño puede mentir de vez en cuandoLos niños pequeños no siempre tienen la capacidad para distinguir entre la realidad y la fantasía,o entre lo que pasó y lo que les hubiera gustado que sucediera, y suelen inventar historiasfantásticas en las que expresan sus deseos. Estas fantasías no son mentiras. La imaginaciónes un signo de salud en el niño de esta edad.

Cuando el niño usa la imaginación fuera del juego y exagera con explicacionesfantasiosas, conviene hacerle ver que en realidad las cosas no son o no sucedieronexactamente asíEsto es simplemente para ayudarlo a aclarar sus ideas, no para corregirlo, pues la intencióndel pequeño suele estar muy lejos de engañar. Debemos explicarle por qué es convenientedecir la verdad. Puede ser útil el cuento del pastorcito que siempre gritaba para divertirse:“¡Ahí viene el lobo. Se come mis ovejas!” De tanto mentir, el día que el lobo llegó, nadie lecreyó. A los niños les gusta esa historia. Vale la pena platicar sobre ella.

Las mentiras más frecuentes son las que dice el niño para cubrir algo que le salió malCuando rompe un plato, lo más probable es que diga: “Yo no fui”. Esto no es una mentira, loque significa es que no fue su intención romperlo. Acorralarlo para que diga "la verdad" oacusarlo: “Tú rompiste este plato, ¿verdad? Eres un torpe”, lo atemoriza y le hace perder laoportunidad de aprender algo positivo de la experiencia como podría ser aprender a cuidar lascosas delicadas.Si en cambio le decimos con tranquilidad: “El plato está roto. ¿Qué crees que pasó?”, es másfácil que acepte lo que sucedió y que podamos encontrar juntos una solución: pegar las piezasdel plato o ahorrar para comprar otro.Cuando el niño nos diga la verdad, es importante no regañarlo ni castigarlo para que no pierdala confianza en nosotros y sea sincero.

Una de las razones por las que el niño miente es que escucha a sus padres decir cosasque no son ciertasA veces, los adultos mentimos por comodidad, para no quedar mal, o para no herir lossentimientos de los demás. Un ejemplo: la tía, que es realmente gorda, pregunta: ¿Verdad quese me nota que he bajado de peso? El niño nos ha escuchado comentar la gordura de la tía ysin embargo ahora decimos: ”Sí, tía, te ves mucho más delgada”.El pequeño no es capaz de distinguir y de entender las “mentiras piadosas”, así que es mejoracostumbrarnos a otro tipo de respuestas: “¿Y cuántos kilos has bajado, tía?”

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Guía de Padres

IX. Mentir, robar y hacer trampa

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

¿Recuerda haber dicho mentiras cuando usted era pequeño? ¿O tomar algunacosa que no era suya? ¿Sabe por qué lo hizo? ¿Cómo se sintió? ¿Qué hicieronsus padres? Actualmente, ¿dice alguna mentira de vez en cuando? Si es así,¿qué es lo que le impide decir la verdad?

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Si el niño toma constantemente las cosasde los demás y las esconde para quedarsecon ellas, busquemos las razonesConsideremos que quizás esté tratando deconseguir algo que él siente que le hace falta.Lo más probable es que sea cariño o aprobación.En lugar de enojarnos con él, debemos darle loque necesita: amor y comprensión. Si suconducta no se corrige podemos pedir la ayudade un especialista.

HACER TRAMPAEl niño pequeño no está interesado enhacer trampa, lo que quiere es ganar ydivertirseTendrán que pasar los primeros años para sercapaz de jugar según las normas y competirabiertamente. Por ahora, es tan grande su deseode ganar que cualquier medio es aceptable.Debemos explicarle que para jugar y divertirsees necesario obedecer las reglas, y que lastrampas hacen que los demás no quieran seguirparticipando. Jugando el niño aprende a respetarlas reglas y a relacionarse con los demás.ROBO

El niño pequeño no tiene un sentido de la propiedadbien desarrolladoPiensa que todo es suyo, que por jugar un rato con el ositode su primo ya le pertenece, así que lo natural es echárseloa la bolsa. Cuando toma las pertenencias de otra persona,por lo general no tiene la intención de hacer daño o perjudicara otro sino saber qué se siente tener ese objeto especial.Esto no es robar, simplemente es una manera muy comúnde ver las cosas a esta edad.

Comprender los motivos del niño nos permite reaccionarcon tranquilidad y enseñar más eficazmente a nuestrohijo a respetar las posesiones de los demásSi descubrimos que el niño ha tomado algo ajeno, no convieneescandalizarnos, decirle que es un ladrón o atemorizarlo conla amenaza de la cárcel. Simplemente hacerle saber que noes correcto tomar las cosas de otras personas y preguntarlequé cree que debe hacer para solucionar el asunto.

Es indispensable pagar o devolverlo a su dueñoAun cuando sea penoso, debemos acompañarlo a la tiendao a la casa del amiguito para pedir una disculpa, y serconsistentes cada vez que esto suceda. Cuando el niño pidalas cosas en vez de tomarlas, felicitarlo y demostrarle loorgulloso que estamos de él.Conviene no darle una importancia especial al dinero, paraél es igual un lápiz que una moneda, no tiene todavía elconcepto de su valor.

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Al niño le interesa ganar y divertirse

No lo regañemos ni le digamos que es un ladrón

Si tomó algo, simplemente hagámosle saber que no escorrecto y regresémoslo

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No se asuste si toma cosas ajenas

Ayúdelo a devolverlo y a disculparse

Nunca lo califique ni lo amenace

Corríjalo con suavidad, cariño y respeto

Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

No se asuste ni se preocupe demasiado si su hijo dicealguna mentira o toma alguna cosa que no le pertenece.

Corríjalo con suavidad, cariño y respeto, y hágale saberpor qué es incorrecto lo que hizo.

Explíquele por qué es conveniente decir la verdad. Esnecesario tener la confianza de los demás.

No intente acorralarlo para que diga la verdad, mejorenséñele a hacerse responsable de sus actos.

Trate de no mentir o decir cosas inexactas. Usted es elmodelo de su hijo.

Nunca califique a su niño de ladrón ni utilice amenazasdesproporcionadas. Siempre que su niño tome algo deotra persona, ayúdelo a devolverlo y a pedir disculpas.

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El miedo es un fenómeno universal e inevitableExperimentarlo en una medida razonable, es algo positivo y hasta indispensable pues el miedonos pone en alerta y nos da fuerza para enfrentar el peligro.Los niños pasan por periodos —especialmente entre los dos y los seis años— en que sustemores son más intensos.Es frecuente que teman a los animales —perros, gatos, insectos—, a la oscuridad y a los seresque creen que aparecen en la noche —brujas, fantasmas, monstruos—, a los fenómenosnaturales como truenos y relámpagos, a la guerra y la violencia. Estos miedos son normales,surgen en momentos de aprendizajes importantes, cuando el pequeño tiene que enfrentar unnuevo paso en su camino a la independencia.

En la edad preescolar, la imaginación es especialmente rica, y el niño suele explicarselo que sucede de acuerdo con sus fantasías y no según juicios apoyados en la realidadEl pequeño puede imaginar que las ramas del árbol que ve por su ventana son agitadas porun gigante, en vez de pensar que se mueven por la acción del viento. Estas explicacionesmágicas son causas importantes de los temores del niño pequeño.

Los padres no podemos evitar que nuestro hijo sienta miedo, pero sí podemos ayudarlea manejarloQuizá en esta etapa no lo convenzan del todo nuestras explicaciones, pero con el tiempo vaa entenderlas y a sentirse más tranquilo.

Por ahora, tenemos que ser comprensivos ytranquilizarlo cuando esté asustado, demostrarleque en cualquier momento cuenta con nuestroapoyo, que vamos a cuidar siempre de suseguridad y que lo tomamos en serio.

El miedo del niño es realEs importante escuchar con atención y respetoa nuestro hijo. Si nos dice que vio un monstruo,no debemos decir que es una tontería tenermiedo, y si él nos lo pide, conviene acom-pañarlo con tranquilidad a buscar al monstruodebajo de la cama o detrás de la puerta, yexplicarle que, aunque él y nosotros sabemosque no existen tales seres, a veces nos losimaginamos y tenemos miedo de queaparezcan.Burlarnos de él, enojarnos, llamarlo miedoso,forzarlo a que enfrente su temor si él no estápreparado o decirle:“Hazle un cariñito al perro,no muerde”, “Anda, dale la mano al payaso,no te va a hacer nada”, lo pone en una situaciónde desamparo y lo aterroriza aún más.

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Guía de Padres

X. Miedos y pesadillas

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

El miedo es algo natural y todos podemos experimentarlo en cualquier etapade la vida.¿Recuerda haber tenido miedos en su infancia? ¿A qué le tenía miedo?¿Cómo lo trataban sus padres cuando estaba asustado? ¿Cómo le hubieragustado que reaccionaran?¿Tiene algún miedo ahora? ¿Cuál? ¿Qué hace al respecto? ¿Quién le ayuda?¿Cómo reacciona usted ante los miedos de su hijo?

El miedo es un fenómeno universal e inevitable

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Cuando el temor es demasiado grandey lo sobrepasa, el pequeño no podráaprender a manejarloSólo que el niño desee vencer el miedo y estéseguro de que nosotros no vamos a permitirque nada ni nadie le haga daño, va a armarsede valor para enfrentarlo. Si no es así, convieneesperar a que esté listo. No se trata de mimarlopues eso le quita la oportunidad de superarel miedo, pero sí de ayudarle a encontrarmaneras de manejarlo.

Si nuestro hijo se siente protegido ycomprendido, es probable que sus miedossean menos intensos y que se anime aenfrentarlos. Lo que quiere un niño esser “grande”Cuando logra superar sus temores, siente unagran satisfacción. Al atreverse a tocar con eldedo la cola del gato, piensa: “Cuando erachiquito, le tenía miedo a los gatos, pero yano”. Los padres debemos ser solidarios: “Québien que hoy pudiste controlar tu miedo. Tefelicito”. Desde luego que el pequeño no está tan seguro deno volver a sentir temor, pero haberlo vencido en una ocasiónle hace confiar en que en el futuro va a tener más fuerza yvalor.

Existen recursos variados a nuestra disposición paramanejar el miedo de nuestro hijoDebemos buscar el más adecuado para cada niño: dejar quecoloque muñecos formados cerca de la puerta para “cuidarlo”;que duerma con un osito; que invente “palabras mágicas”contra sus temores.Otra manera de aliviar los miedos es dibujarlos. Verlos en elpapel, hechos por él mismo, los hace menos amenazantes.Los libros de cuentos le ayudan a hablar de lo que siente yliberan su angustia. Al escuchar historias sobre la lucha dehéroes que vencen a los villanos, el niño deposita susemociones en personajes externos. Los finales felices lotranquilizan y le dan confianza en que las cosas terminanbien.Los relatos inventados acerca de los niños que sienten miedoy lo resuelven le dan ánimos, y más todavía cuando elpersonaje principal tiene su mismo nombre.También es recomendable que el pequeño tenga oportunidadde crear sus propias historias. Estas narraciones pueden serun indicador muy útil para saber lo que preocupa a nuestrohijo de las situaciones concretas que está viviendo.

Los miedos infantiles pueden intensificarse cuando elniño vive conflictos en la familiaEs como si la tensión en casa le diera el material para susfantasías y la realidad le confirmara que sí hay razones paratemer.Con el fin de evitar la ansiedad del niño, conviene hablar conél y admitir que existen problemas, darle una explicación quepueda comprender, pero con la verdad.

En caso de que el niño sienta con frecuencia miedo ademasiadas cosas, no se atreva a tratar de solucionar ningúnreto o no sea capaz de acercarse a otros niños, es convenienteayudarlo a fondo y buscar ayuda profesional.

Un mecanismo natural por el que el niño elabora y sedeshace de sus temores son las pesadillasLos sueños son parte de la vida interior de las personas, sonmecanismos normales para transformar las emociones enimágenes más manejables. Casi todos los niños tienenpesadillas, sobre todo en la etapa preescolar. No hay por quépreocuparse. En el capítulo VII del apartado Aprender aconocer (pág. 69), se hacen recomendaciones para atenderlas pesadillas.Para reducir la ansiedad del niño, es necesario proporcionarleun ambiente tranquilo y seguro en casa durante el día yacompañarlo a la cama con cuentos felices y caricias paraque se duerma con pensamientos agradables.La mejor protección para el niño es saber que en cualquiermomento puede contar con nosotros, que lo vamos a escuchar,entender y apoyar.

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Si se despierta con pesadillas no lo deje solo

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Seleccione los programas de televisión

No exponga a su hijo a situaciones violentas

Ayudémosle a buscar el monstruo para quese tranquilice

Entienda a su niño y platique con él

Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

No exponga a su hijo a situaciones violentas dentro ofuera de la casa.

Seleccione los programas de televisión que ve su hijo.

Si su niño se despierta en la noche, acuda inmediatamente;si el pequeño se levanta y va a su cuarto, regréselo a lacama y quédese con él un rato.

No se burle de los miedos del niño, lo haría sentirsedesprotegido.

Mantenga encendida una luz suave para que el niño novea la total oscuridad y se aterrorice en la noche.

Los miedos y las pesadillas son reales. Los niños los vivencon mucha intensidad. Entienda a su niño, créale y platiquecon él las veces que sea necesario.

El niño debe cenar alimentos ligeros para evitar problemasdigestivos que pudieran causarle trastornos en el sueño.

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El juego es la actividad principal del niñoHasta hace muy poco se creía que jugar era un simple entretenimiento, un descanso del estudioo de otras actividades más serias. Sin embargo, en la actualidad, todos aquellos que se dedicana la educación reconocen la enorme y vital importancia del juego para el niño.

El niño juega por una necesidad internaNadie tiene que enseñarle a jugar. El juego es la manera más natural de utilizar sus capacidades,de manifestar su impulso natural de explorar, descubrir y crear. El juego es indispensable paraasegurar el pleno desarrollo del niño pues todas las áreas de su personalidad están involucradasen esta actividad.

El juego ofrece al niño la oportunidad de utilizar y descubrir su cuerpoAl jugar, el niño practica habilidades motoras y se pone a prueba a sí mismo. El buen controlde su cuerpo hace que el niño se sienta pleno, autónomo y satisfecho. Cuando hace ruido conuna sonaja, pasa agua de un recipiente a otro, logra treparse a un árbol, adquiere la sensaciónde que actuar es importante, de que él tiene control sobre lo que sucede. En los capítulos II,III y IV del apartado Aprender a conocer (pág. 50, 55 y 59), se ofrecen sugerencias para jugarcon nuestro hijo desde sus primeros días.

A través del juego el pequeño aprende casi todo, el juego es su primer maestroAl jugar, el niño investiga activamente su medio ambiente. Cuando maneja y observa losobjetos, prueba sus ideas para comprender el mundo, construye su pensamiento y desarrollasu inteligencia. Los juegos del niño muestran la manera como ve y entiende lo que sucede asu alrededor: cómo se mueven las arañas, cómo vuelan los aviones, cómo se trabaja en unafábrica, cómo crecen las plantas, qué pasa con el agua y la tierra cuando se mezclan.

El juego es la mejor manera de aprendera relacionarse con los demásDesde muy pequeño, el bebé empieza ainteractuar con otros niños, pero a partir delos tres años aumenta su interés por jugarcon ellos. Sus proyectos de juego se vuelvenmás complejos y requieren de másparticipantes. Jugar a la casita, al circo, aldoctor o a la maestra le permite ensayarpapeles de la vida adulta y al mismo tiempodesarrollar un sinfín de capacidades. Sulenguaje se enriquece ante la necesidad decomunicarse mejor.Ningún niño puede disfrutar de una vida socialadecuada a menos que haya adquirido lahabilidad de jugar con otros niños. Esta habilidadcomienza a desarrollarse en casa. Los juegosen familia resultan estimulantes para el niñodurante muchos años. Por eso, jugar connuestro hijo es una de la actividades másimportantes que podemos realizar. Tambiénuna de las más divertidas.

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Guía de Padres

XI. El juego. Actividadprimordial del niño

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Observe jugar a su hijo durante todo un día. ¿Qué tanta imaginación despliega?¿Juega con personas, cosas o animales inventados? ¿Qué sentimientos, ideasy experiencias expresa en sus juegos?

El juego es la mejor manera de relacionarse con los demás

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Jugando, el niño empieza a pensar y a imaginarA partir del preescolar, y gracias al desarrollo del lenguaje,el niño no sólo percibe lo que está frente a él sino que puederepresentar los objetos “en su cabeza”.La fantasía del niño preescolar habita su vida diaria. Para él,una cajita es un camión, una lata amarrada con una cuerdaes un perro que lo sigue.

Este juego en que el niño se imagina cosas se llamajuego simbólicoJugando, el pequeño tiene oportunidad de conocer y explorarun mundo más allá de su casa y de su comunidad. El niñoen edad preescolar ya no se conforma con manejar los objetoscon las manos o llevárselos a la boca como cuando erachiquito, sino que pone en las cosas con que juega una partede sí mismo: su imaginación.La fantasía le da al niño el poder de crear mundos imaginariosy de expresar sus ideas sobre el mundo como él lo entiendeo como le gustaría que fuera. Al jugar, sabe que es él mismoquien ha creado ese mundo en su imaginación. Cuando creeque no entendemos que sus personajes son inventados, nosdice para tranquilizarnos “es un juego”, y se ríe.

Su imaginación no lo aleja de la realidad, sino lo conectacon ellaImaginar es una forma muy importante de conocer. Pero elniño necesita alimentar su fantasía con experiencias reales,de personas diferentes, de pláticas y de paisajes.Para ayudarle a pensar, a imaginar y a jugar mejor, esimportante enriquecer su experiencia social, dejar que nosacompañe al mercado, al campo, al trabajo, a alguna visita.

Ahí aparecerán preguntas y temas interesantes para utilizaren el juego: cómo funcionan los camiones, de dónde vienela lana, de qué están hechos los dulces, por qué se echaabono a la tierra, etcétera.

El niño juega porque sabe que no puede dominar a sugusto el mundo de los adultosEl niño se retira a jugar a otro espacio en el que él tiene elpoder, en el que las cosas son como él decide. Un espacio enel que él puede ser grande y fuerte, en el que se convierteen elefante, cartero o príncipe, en el que todo es posible.El juego de fantasía es una actividad libre y flexible en la queno existen metas ni normas preestablecidas. El niñosimplemente prueba sus ideas una y otra vez y se diviertemientras encuentra lo que busca. Es él mismo quien dictalas reglas y tiene la libertad de cambiarlas en cualquiermomento. No existe una manera correcta o incorrecta dejugar.

Otra ventaja del juego simbólico es que permite al niñoexpresar sus sentimientosSi está enojado, pelea con enemigos imaginarios; si suhermano está enfermo, juega al doctor y en su fantasía loalivia; si necesita ser acariciado, arrulla a su osito. Brincary correr le ayuda a mostrar su alegría; jugar a las luchasdescarga la angustia de haber presenciado un hecho violento.

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Cuando nos ha pasado algo grave, los adultos necesitamosplaticarlo varias veces. El niño pequeño no lo habla, pero sílo juega y lo representa con acciones.Es muy importante permitir estos juegos para que el niñopueda dejar atrás lo que lo hace sentir triste o asustado. Éstaes la etapa en que un muñeco de trapo o una cobijita le danal niño seguridad y consuelo cuando se siente mal. Acomodara su muñeco junto a él al irse a dormir y darle órdenes decómo comportarse le hace sentir que es él quien domina lasituación.El niño necesita ser activo en lo que pasa y en lo que siente,y la mejor manera de ser activo es jugar.El juego es esencial para la supervivencia de la especiehumana, merece un lugar de honor no sólo en la vida delniño sino en la de todos nosotros.

Un muñequito o una cobijita le dan seguridad

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En el juego, ella es la que mandaJuegue a lo que él quiera y como él diga

Quite las cosas peligrosas del lugar donde juega

No limite a su hija

Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Anime a su niño a jugar y juegue con él.

Juegue a lo que su hijo quiera y como él diga. En el juego,el niño es el que manda.

Aleje los objetos peligrosos del lugar donde juega su niño.

Dele diferentes materiales para jugar como botes, envasesde plástico con tapa, cucharas, coladeras, cacerolas,palitos, trapos, piedritas. Todo sirve para desarrollar laimaginación y la creatividad.

No limite a su hijo. Niños y niñas juegan igual a lasmuñecas o a los cochecitos.

Establezca un tiempo para jugar. No lo interrumpa, eljuego es lo más importante que los niños hacen paraaprender.

A través del juego el niño conoce su cultura. Enseñe alniño juegos tradicionales.

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Guía de Padres

XII. Desarrollo de la creatividad

EJERCICIO DE REFLEXIÓN

Juegue con su pareja o con alguien cercano:¿Cuántas maneras diferentes encuentran de utilizar un ladrillo en dosminutos?Apunte cada uno en un papel tres palabras que les gusten (sin decirlas alotro). Al terminar, cambien los papeles. Con las palabras del otro, inventenun poema o un pequeño cuento.Observe estas cuatro figuras y escoja la que, según usted, es diferente atodas las demás.

Si escogió la figura b, ha seleccionado la respuesta adecuada. Felicidades.Si eligió la figura c, tiene toda la razón, es la única que no puede dividirseen dos partes iguales. La figura a es la única que no tiene puntas. Muy bien.La d es la única que combina una línea recta y una curva. Bravo.La solución siempre puede ser correcta. Lo importante es el punto de vistade cada quien.

a b

c d

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En todas las actividades del ser humano puede existircreatividadSomos creativos cuando nos sentimos plenamente satisfechoscon lo que estamos haciendo, ya sea cocinar, pintar, coser,fabricar un mueble, inventar una canción, contar una historia.Somos creativos cuando actuamos con un sentido de aventura,cuando nos arriesgamos en terrenos desconocidos sin saberqué va a ocurrir, cuando intentamos de distintas maneras lamisma actividad, cuando nos damos la libertad de disfrutary divertirnos.Todo esto hace el niño cuando juega, por eso el juego es laactividad creativa por excelencia.

El niño es creativo por naturalezaAl jugar, el niño relaciona ideas, objetos o situaciones queaparentemente no tienen nada que ver, propone solucionesoriginales a los problemas sin miedo a equivocarse, disfrutacon sus ocurrencias y su buen humor. Para jugar y crear sólonecesita estímulos y libertad.

El desarrollo de la creatividad del niño requiere libertady amplias experiencias con personas y con objetosA los padres nos corresponde fomentar estas experiencias.Enseñarle a percibir con todos los sentidos: la forma de unahoja o el color de una flor; el murmullo del agua o el cantode los grillos; la textura de una tela o del pelo de un gato;el olor a tierra mojada o a mandarinas recién abiertas.El contacto con el arte es una manera excelente de alimentarla creatividad del niño.La belleza enriquece su experiencia y alegra su vida. Hay queayudarle a apreciar lo hermoso de las cosas comunes—de los árboles, los animales o los mercados— y exponerloa obras de arte como pinturas, esculturas, música y literatura.Un niño que disfruta de oportunidades para ver, escuchar,tocar y gozar va reuniendo elementos para inventar y actuarde manera creativa.

Desde muy temprana edad, el niño estálisto para crearPintar, construir, cantar, bailar, inventarcuentos, hacer música, son actividades que,además de proporcionarle un gran placer,ensanchan su sensibilidad, su manera de verel mundo, su originalidad y flexibilidad.El niño necesita muchos y variados materialespara crear y expresarse, para investigar yexperimentar. Le sirven tambores, campanas,panderos, ollas y sartenes; crayones y lápices,pinturas líquidas o engrudo coloreado conpinturas vegetales para usar con las manos,con pinceles o brochas; papeles de colores,bloques, plastilina, tierra, agua. Cada elementolo invita a comunicar sus ideas sobre sí mismoy sobre el mundo.

Para el niño es mucho más importante disfrutar elproceso que hacerlo “bien”Al niño le gusta producir ritmos y sonidos; inventar formasy mezclar colores. Por eso, es mejor no intervenir y menosdecirle cómo debería hacerlo, sólo apoyarlo cuando lo necesite,guiarlo para aprovechar mejor los materiales y para manejarloscon cierto orden. No existe lo correcto o incorrecto en eltrabajo creativo.

Hay que animar al niño a producir ideas aunque éstasparezcan a veces disparatadasAceptar cualquier ocurrencia sin criticarla. Nunca decirle:“Eso no se hace así” o “eso es una tontería” o “las cosas noocurren de esa manera”, pues estos comentarios le quitan alniño las ganas de inventar e investigar.

Cualquier pregunta del niño puede aprovecharse paraestimular su creatividadSi nuestro hijo preguntara: “¿Por qué las casas tienenventanas?”, le podríamos dar una respuesta común: “Porquenecesitamos ventilarlas y ver hacia afuera”. Pero, qué tal sicontestáramos: “¿Tú, qué crees que pasaría si nuestra casano tuviera ventanas?” Con esta nueva pregunta le daríamosoportunidad de crear imágenes y soluciones, ya sea reales,fantasiosas o divertidas.O si quisiera saber: “¿Para qué sirve este clip?”, en vez dedarle la contestación obvia, la que no exige esfuerzo: “Paratener hojas juntas”, podemos utilizarla para estimular sucreatividad: “¿Tú, para qué crees?”, y cuando responda algo,decirle, “¿Y para qué más?” El niño tratará de pensar: “Paracolgar esferas de navidad, para hacer una cadena, paraperforar, para adornar, para hacer muñecos de alambre”. Loimportante es disfrutar las respuestas, no criticar ninguna yjugar a ponerlas en práctica.

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Permita al niño desarrollar su potencial creativo

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Para ser creativo, hay que buscar una segunda, unatercera y una cuarta opción diferenteSi pensamos que no existe una respuesta correcta, sino quecada situación puede resolverse usando diversas opciones,podremos actuar de manera creativa, y al mismo tiempodaremos al niño la oportunidad de desarrollar todo su potenciale impulso imaginativo.

Todos los padres tenemos al alcance juegos sencillospara imaginar-Preguntar: “Qué pasaría si”: “... los niños tuvieran alas”,“...las plantas caminaran”, “...los papás se hicieran chiquitosy tuvieran que obedecer a sus hijos”, “... a los borregos lescrecieran hojas”.-Recortar papel de colores en distintas formas y crear diseñossobre la mesa.-Jugar al teatro, inventando entre todos la obra y lospersonajes.-Construir una historia en grupo: cada uno dice una frase yel otro la continúa. Podemos empezar por: “Había una vez...”.-Dar explicaciones mágicas o absurdas de la cosas: las víborasse arrastran porque tienen un resorte dentro.-Ofrecer respuestas locas a preguntas serias: “¿Por qué lascebras son rayadas?”-Inventar historias exageradísimas de lo que ha hecho cadauno; agrandar nuestras travesuras o lo que nos sucedió lasemana pasada.La creatividad es una forma de vivir que nos hace másproductivos y más felices.

Dense la libertad de divertirse con su niño

Jueguen al mundo al revés

El niño creativo posee alta autoestima

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Pruebe algunas de las siguientesrecomendaciones

Motive a su niño a encontrar diversas soluciones a unamisma situación.

Valore y respete la espontaneidad del niño; eso desarrollarápositivamente su creatividad.Permita a su niño expresarse con entera libertad, dejeque él plantee sus propias ideas.

Nunca critique lo que invente o cree su niño. Disfrute y déjelo disfrutar de sus ocurrencias, chistes einvenciones.

Comparta las risas y la diversión con su niño.Estimule a su hijo para explorar su entorno y propicie susrelaciones con diferentes personas.

Cambie objetos de lugar, de color, de uso. Sorprenda asu niño de manera juguetona.

Planee y reserve un tiempo para jugar e inventar juntocon su hijo.

Aprecie las expresiones creativas del niño, sin elogiarlo.Dese oportunidades a usted mismo de ser creativo sincriticarse ni limitarse.

Enseñe a su hijo a apreciar la belleza en las cosas sencillasde su ambiente.

Propicie muchas experiencias para que el niño desarrollesus sentidos.

Tenga a la mano materiales como lápices, papeles, revistasviejas, plastilina, estambre, piedritas, hojas secas y todaclase de objetos con los que el niño pueda crear.

Deje que el niño plantee sus propias ideas

Reserve un tiempo para inventar junto consu hijo

Disfrute y déjelo disfrutar de sus ocurrencias

Valore y respete la espontaneidad del niño