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El autor desde su punto de vista pone en entredicho la base social y política del APRA como institución y a sus Lideres como facilitadores-promotores de cursos de solución para los diversos problemas socio políticos y económicos.
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Ser Aprista Hoy (es difícil)Viernes 25 de julio del
2014 | 01:03http://peru21.pe/impresa/aprista-
hoy-dificil-2193304
Carlos Meléndez,Persiana Americana
Érase una vez un partido que unía a “trabajadores manuales e intelectuales” en un frente
anti oligárquico que pretendía retar a los virulentos poderes fácticos que gobernaban. Este partido, el Apra, tenía bases
jóvenes y activas, y combinaba una propuesta radicada en las luchas obreras y de las ideas. Hoy, el Apra no representa a ningún sector popular y su
juventud intelectual (acaso una exageración) está
desprestigiada por probados plagios en una compilación de textos que, paradójicamente,
debió signar su camino hacia la renovación intelectual.
Ser aprista joven debe ser tarea difícil. Supongo que pasan el
90% de su tiempo justificando lo que hacen sus mayores. Sus
treintones y cuarentones heredaron el desprestigio de una gestión calamitosa; sus
veinteañeros tampoco se salvan. El halo de corrupción de
la marca aprista viaja en el tiempo y adherido a la estrella.
Imagínese, aprender a hacer política defendiendo las
acusaciones de corrupción de sus mentores deja poco espacio-tiempo para la
innovación de ideas para salvar
al Perú (las anteriores, como se sabe, fracasaron). En vez de
reflexionar sobre las consecuencias políticas de la informalidad (por ejemplo),
están atrapados en el desarrollo de decálogos
impugnadores de ‘petroaudios’, ‘narcoindultos’, ‘baguazos’. Así,
el margen para la labor intelectual propia es escaso y el
plagio llega solo.
Los críticos del aprismo resaltan la medianía intelectual de sus élites. La cultura política se reproduce: su muchachada está más preocupada en imitar la mímica de Alan, en adaptar
la ‘bufalada 2.0’ y reproducir el faccionalismo interno que en superar las taras del partido.
Solo les queda identidad y
lealtad, aunque, sin todo lo demás, no sirven de nada.