Nacimiento, auge y caída del pulp.

El tema “¿qué es pulp y qué no lo es?” suele ser bastante redundante y recurrente en este mundillo aún minoritario pero también en creciente expansión. No soy muy amante de poner etiquetas y reconozco que uso el término pulp con bastante libertad interpretativa. Con la definición en la mano podemos decir que el pulp ya no existe, que es algo del pasado. Y de la misma manera también cabe decir que sus influencias están vivitas y coleando en muchos géneros y medios. Amén de la aparición de un estilo, ya que no podemos hablar de género, que bebe de las fuentes del pulp clásico, el neopulp. Reinterpretando y adaptando a los gustos del público actual el espíritu y el estilo pulp. Solucionando también en cierta forma los vicios de la época dorada que hoy nos parecen tan políticamente incorrectos.

Dicho esto para hacer entender que no hay que ponerse muy exquisito con esto de las etiquetas, intentaré en la medida de mis capacidades aportar mi granito de arena para intentar explicar que fue y que supuso el pulp para la cultura popular universal.

El pulp es un fenómeno que tuvo su inicio en los Estados Unidos a finales del siglo XIX, si bien la época de mayor auge llegaría entre final de los años veinte y principios de los años treinta del siglo XX. Intentar buscar un origen exacto es complicado, porque como pasa con cualquier género del arte el pulp no nace de manera espontánea sino que es la evolución de algo anterior. En el caso que hoy nos ocupa, el precedente lo hallamos en las llamadas “dime novels” (novelas de 10 centavos) que tan populares se hicieron a finales del siglo XIX en Norte América. Solían ser de temática “western” casi de manera exclusiva y allí se contaban las aventuras de los grandes héroes y forajidos del “Far West”. Esta no es la única influencia del pulp, la novela victoriana y eduardiana (con los penny dreadfuls a la cabeza) o incluso los viejos folletines tienen muchas cosas en común.

Muchos autores coinciden en que fue con la creación de la revista Argosy en 1882 cuando se inicia lo que hoy en día llamamos pulp. Las nuevas imprentas a vapor favorecían la publicación masiva de novelas, hechas en papel de baja calidad llamado pulpa para abaratar costes y dirigidas a las clases más populares. Precisamente a ese tipo de papel debe este extraño “no-género” su nombre. Ayudó también a su expansión y buena aceptación que los índices de alfabetización de la población mejoraron mucho durante esta época y posteriores, con lo que el público objetivo aumentó exponencialmente.

Escritores hoy consagrados y de culto comenzaron a publicar en revistas como esta y otras que se fueron sumando. Por citar solo a algunos de los más reconocibles para el público actual podemos nombrar a maestros de la narrativa como H.P. Lovecraft, R.E. Howard o E.R. Burroughs. Si bien hay que reconocer que en su momento estas publicaciones no fueron tan populares, sino más bien minoritarias. Durante las primeras dos décadas del siglo XX la cosa siguió más o menos igual. Las “dime novels” del oeste seguían disfrutando de buena salud, y un nuevo subgénero del pulp hizo su presencia, los hard boiled detectives. Estos detectives, tipos duros por lo general, eran los herederos de autores como Agatha Christie o Arthur Conan Doyle.

La Era Dorada del pulp por extraño que parezca de la mano de otro medio, la radio. A principios de los años treinta, aparece un personaje que será un punto de inflexión en la

cultura pulp. Se trata de La Sombra, que apareció por primera vez en el año 1930 en un programa de radio titulado The Detective Story Magazine Hour. Este serial radiofónico adaptaba muchas de las historias que se publicaban en los Hard Boiled Detective pulps del momento. La Sombra no era en principio más que una voz misteriosa que daba paso y despedía el programa patrocinado por la compañía Street & Smith, pero el caso es que el personaje se ganó las simpatías del público. La empresa encargó a Walter