¿Construcción o simulacro del objeto de estudio? Trabajo de campo y retórica textual

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Alteridades Año 1, número 1; 1991

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  • 5/13/2018 Construccin o simulacro del objeto de estudio? Trabajo de campo y retrica textual

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    ALTERlDADES. 19911 (1): Pags. 58-64

    i C o n s t r u c c i 6 n 0 s im u la c r o d e l o b je t o d e e s t u d io ? T r a b a jo d e c a m p o y r e t 6 r i c a t e x tu a l

    NESTOR GARCiA CANCLINI*

    Este texto quiere reflexionar sobre el hecho de queen los ultimos aries los debates metodologtcos ypoliticos de la antropologia se hayan desplazado, enalgunos paises, al arialis is epistemologico sobre lostextos. Yeo uno de los resortes de este desplazarnien-to en la sospecha que envuelve al trabajo de campo,ese recurso que durante decadas fue considerado laclave de la origlnalidad y del valor cientifico de estadisciplina.

    La imagen paradlgmattca del antropologo, con-sagrada por Malinowski en su introduccion a losArgonauLas como un nuevo tlpo de intelectual queharia posible acabar con las distorsiones sobrepueblos lejanos, se volvio dudosa desde que sepublicaron los Diarios de ese autor. El antropologoal que James Clifford, entre otros, considera elfundador de "la autoridad etnografica"l expresa ensus notas intimas el reiterado has tio por la culturamelanesia, su pasion por la "an imalidad" de loscuerpos natives, el cultivo de una relaclon aslrnetrl-ca con los informantes. En fin, mas que como uncientifico en dialogo receptivo y respetuoso con lostrobriandeses. se muestra como un "polaco vaga-bundo,,2 que aspira a ser nombrado Sir en Inglate-rra, "un yo en peligro, una conciencia fragmentadaque busca integrarse atrincherandose en una posi-cion. un simisrno" apenas organizado en torno delas promesas de respetabilidad que cree ir prepa-rando al "trabajar para la inmortalidad".3

    "Profesor-tnvestlgador del Departamento de Antropologia,Untversldad Autonorna Metropolttana-Iztapalapa.

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    En 1983. un libro de Florinda Donner, Shabonocelebrado por varios antropologos como un avancsustancial en la tnves ttgaclon, provoco una vastpolernica en American Anihropoioqist cuando RebecB. de Holmes dernostro que esa obra no surgia dhaber vivido entre los yanomanos descriptos, sino dsaber "ensamblar con cierta gracia" y una fantasia"a la manera de Carlos Castaneda" informes de otrosespecia1mente de un libra que relata la vida de unbrasilena raptada por esos indios de Venezuela.4Los ejemplos pueden multiplicarse: la refutacionde Derek Freeman a la interpretacion de MargareMead sobre los sarnoanos: las pclemicas entre Redfield y Oscar Lewis sobre Tepoztlan: los ataques aobra de Leach sobre Birmania. Otros casos semejan-tes han llevado a poner en duda no solo el caracterfldedigno de la Informacion presentada pOI'los etnografos 0las interferencias de su subjetividad en ladescripciones. Emergen preguntas mas radicales. Stantas suspicacias ponen en evidencia que los textoantropologicos no pueden ser leidos como una taquigrafia de la experiencia indigena. ('.que son entonces?('.Hay algo que los diferencie nitidamente de los relatos de viajeros y naufragos, de las ficciones literariasdocumentadas empiricamente?

    LQuien habla en los libros de antropologia: loprotagonistas de la sociedad estudiada 0 el qutranscribe y ordena sus discursos? ('.En que medidlas culturas distintas a la del observador pueden seaprehendidas como realidades independientes y eque grado son construidas pOI' quien las investiga?LNo se esconden bajo el pre-texto prestigioso d"haber estado alii", en condiciones que nadie conoc

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    ni puede verificar. las estrategias usadas por ungrupo de profesionales para encontrar un lugar entrelos que "estan aqui", e111aacademia y los simposios.en las revistas y los libros especializados?

    La cuestion se viene complicando desde la mitadde este siglo, cuando las sociedades coloniales sobrelas que clas icamente trabajaban los antropologosdejaron de serlo, y su desarrollo contemporaneo lasaproxirna a las metropolis. Tambien porque las co-municaciones entre los paises dependientes y loscentrales se han vuelto muy fluidas. La distanciaentre los pueblos colonlales y los metropolitanos, quepermitia a los antropologos jugar el papel de traduc-tores sin inquietarse demasiado por las relaciones depoder entre ambos, se redujo 0 se ha vuelto pocostgntflcativa. Adernas, los grupos subalternos no sedejan representar tan impunemente por otros. Ya nose sabe, dice Geertz, a qulen hay que persuadir ahora:" < . , A los africanistas 0 a los africanos? < . , A los america-nistas 0a los indios americanos? < . , A los japoneses 0a los japonologos?,,5

    La que da especial atractivo a los debates de losultimos afios sobre las viejas preocupaciones por lacientificidad de la antropologiaes no quedarse enla critica etica (',dice el etnografo la verdad?) 0 en laimpugnacion pol iiica. (los intereses colonialistas im-piden a muc hos antropologos vel' correctamente 0 losimpulsan a deformar 10 real). La problernatlzacton seha vuelto mas radical al cuestionar eplsternologtca-mente las condiciones en que se produce el saberantropologico y en que se elabora su comunicacion atraves de construcciones textuales e institucionales.Requisitos para ser un antropologo exitosoUna primers utilidad de esta linea de trabajo, desa-rrollada al comienzo por la antropologia hermeneu-tica y profundizada pOl' los autores posrnodernosnorteamericanos, es volvernos mas atentos a lasvariadas situaciones que intervienen en la forrnaciondel saber aritropologlco y en la construcclon de lasingularidad de la disc iplina. Cada vez se piensamenos que 10que se dice en el discurso antropologicosea un resultado directo del trabajo de campo yIegitimado unicamente por el. Conocer si el investi-gador estuvo en el campo, que hizo alii y como 10 hizoes y segutra siendo una cuestion eticarnente impor-tante, pero eptstemologtcamente Insuflciente. Hoysabemos que 10 que un antropologo declara haberencontrado en el campo esta condicionado por 10quese ha dicho 0 no previamente sobre ese lugar, por lasrelaciories que establece con el grupo que estudia ycon difereutes sectores del mismo, por 10 que quieredernostrar -sobre ese grupo y sobre sf misrno->- alacomunidad academica para la cual escrlbe, por su

    posicion (dominante 0 pretendiente) en el campo antropologico, por el manejo mas 0 menos habil de latactic as discursivas con que puede lograr todo eso.

    Sin embargo, la tendencia predominante en lolibros de antropologia es ocultar estas condicionescontextuales del trabajo de campo, Para eso existenvarias convenciones textuales caracteristlcas de esegenero Iiterarlo-cierrtifico que es el"realismo etnogra-fico". POl' ejemplo, se evita la primera persona parasugerir la objetividad de 10 que se describe y lneutralidad del Investigador: en vez de afirmar "observe que comen de tal manera" , se dice "ellos comenasi". Al mismo tiempo, para garantizar la verosimili-tud de 10 expuesto se acumulan detalles y detallesde la vida diaria, y se instnua la autoridad experien-cial del antropologo con mapas, fotos y croquis delugar estudiado. Se incluyen multiples terrninos nativos y se explican minuciosamente las singularida-des del grupo anallzado para rnarcar su distanciarespecto de nuestra cultura y la competencia detnvestigador.

    La desconstruccion del discu rso antropologicorealizada en esta linea por autores como Georges EMarcus y Dick Cushman los lleva a sostener que esupuesto realismo etnografico es una ficcion: dispo-ne los datos para conferir apariencia de objetividada un sentido social que estaria ya fonnado y que soloseria visible para este sujeto excepcional, de unacultura diferente -el antropologo->, entrenado parapercibir el sentido global y profundo que se ocultariaa los actores. El caracter fragmentado e incoherenteque suele tener la experiencia de campo se sutura asometerlo al orden lisa y compacto de las interpreta-ciones omniabarcadoras. El proceso de dlalogonegoctacion con los informantes en que el antropo-logo obtiene los datos se borra en el monologo des-personalizado de quien describe estructuras socia-les. El antropologo tiene exito no tanto por el rigorla verificabilidad de sus explicaciones, sino -diceMarilyn Strathern- porque logra presentarlas comouna "ficcion pers uasiva" .6

    ('.Puede el trabajo antropologico salir de esta condicion de simulacro y asurnirse como construccion deobjeto de estudio? 6Es posible que el investigadorrecupere algun tipo de autoridad? Para ella se requie-reno almenos, tres operaciones:a) Incluir en la expostclon de las investigaciones lproblernatizacion de las interacciones culturalesy politic as del antropologo con el grupo estudiado;

    b) suspender la pretension de abarcar la totalidad dla sociedad examinada y pres tar es pecial atenciona las fracturas, las contradicciones, los aspectosinexplicados, las multiples perspectivas sobre lohechos:

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    c!,Construcci6n0 simulacra del objeto de estudio?

    c) recrear esta multiplicidad en el texto ofreciendo laplurivocalidad de las manifestaciones encontradas,transcribiendo dtalogos 0reproduciendo el caracterdialogico de la construccion de interpretaciones. Envez del autor monologico. autoritario, se busca lapolifonia, la "auto ria dis pers a".Para emprender este giro histortco en su trabajo,

    la antropologia se haabierto a los concep-tos, instrumentos yelaboraciones de la lin-giiistica, el anallsts deldlscurso, la historia, y,pOI' supuesto, a losaportes de fllosofos yeplstemologos. Es fre-cuente que los autoresposmodernos recu-rran a Foucault paradesconstruir las nocio-nes de autor y episte-me, a Wittgenstein,Gadamer y Ricoeur pa-ra Iiberarse de las inge-nuidades gnoseologl-cas del realismo-etno-grafico y establecer deun modo critlco losprocedimientos her-meneuticos, aAustinySearle para entenderlos juegos dellenguajey como se hacen cosascon palabras. En el mismo proceso en que el trabajode campo pierde legltimidad y deja a la antropologiasin la seguridad de ese rasgo propio, esta reinstalasu accion en un espacio multidisciplinario.

    Otros trabajos --como advertimos en la mayoriade los presentados en el seminario de Santa Fe quedio lugar al libro Writing Culture,8 esa especie demanifiesto colectivo de los antropologos posmoder-nos- prevalecen los anallsis paraliterarios y flloso-ficos. En vez de utilizar los instrumentos del analistsdel dlscurso para entender las estrategtas socio-po-Iiticas 0la logica argumentativa de los antropologos

    prefieren mirarlosdesde las preceptivasestettcas de Deleuze 0Derrida. El resultadoes una red ucclon delos antropologos a es-critores, de la crisis dela etnografia a cues-tiones de estilo, de 1cual es dificil extraeraportes a la recons-truccion operatlva deesta disciplina.

    Para que esta linea de pensamientoavance parece indis-pensable encontrarnuevas maneras deproducir, junto con etrabajo teo rico , otro tipo de etnografia. Algunos antropologos 1hacen. Elijo dos casosde distintas lineas:Michael Taussig, cita-do como ejemplo en l

    bibliografia posmoderna norteamericana, y a NigeBarley, cuya labor es convergente con esa tendenciapero solo ha tenido repercusion en el ambito Ingles.

    Michael Taussig realiza en su libro Shamanism,Colonialism and the Wild Man9 un montaje de relatoscoloniales sobre el terror en la Amazonia colombiana,el testimonio de un argentino torturado, sesiones dshamanismo, textos literarios, Imageries popularesde santos catolicos y sus propias visiones obtenidasmediante drogas aluclnogenas. En vez de concen-trarse en un unico tema de estudio y perseguir susentido objetivo, se coloca el en el centro del relatohace explicitas sus reflexiones sobre la violencia y eterror en las sociedades contemporaneas, Considerainconsciente las condiciones sociales que engendranel terror -la ambicion de lucro de las corporaciones,la necesidad de controlar a los trabajadores-, peroquiere ver detras: "las formaciones culturales, lomodos de sentir construidos intrincadamente, dura-deros, inconscientes, cuya red social de convencio-nes tacltas e tmaginartas descansa en un mundo

    Como segulr haciendo trabajo de campoEsta labor desconstructiva corresponde en algunospaises, notablernente en los Estados Unidos, a uncorrimiento de la tnvestigacton ernpirlca a la exegesistextual. Ante las sospechas que despierta la etnogra-fia realizada en pueblos lejanos, los otros de estudiarson los antropologos precedentes y el material prefe-rido pasa a ser sus textos. En algunos casos -POI'ejemplo los analisis de Mary Louisse Pratt sobre laobras de Hans Stade y Firth, 0 los de Renato Rosaldoacerca de los nuer de Evans-Pritchard y montaillou, deEmmanuel Le Roy Ladurie-7 hallamos estudios me-taetnograflcos consistentes que muestran como deve-lar las astucias textuales de los antropologos en rela-cion con las condiciones de produccion de sus libros.

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    stmbollco y no en aquella debil flccion 'prekantlana'representada por el racionalismo 0 el racionalismou tilltario". I0Para acceder a esas formaciones incons-cientes no sirven el realismo etnograflco ni las des-cripciones holisticas habituales en el discurso etno-graflco. Por eso, anota Teresa Pires, "construye sutexto de un modo que no clasifica, ni establececausalidades. no indica razones, sino que apenassugtere conexiones de sentido". II Taussig sostieneque "la subversion mitlca de los mitos" requiere dejarintactas ambiguedades: se trata de "penetrar el velamanteniendo su calidad alucinatoria".

    La violenta y heterodoxa prosa de Taussig, suintento de subversion rnitica del mito, se asemejan asu propia descrtpcton de las sesiones shamanisticas.Como el shaman. el antropologo articula un montajede relatos vivenciales queriendo que los lectoreslleguen a "sentir algo" ante el terror. Pero aquireapa-rece la limitaclon de operar en el universo del texto.Mientras el shaman actua -interviene en un cuerpo,provoca vomltos. hace que las personas tengan fan-tasias, alucinaciones. 'pinturas' y les hace verbalizaresas imagenes para "curarlas"-, ellibro de Taussigsolo dispone de palabras impresas y unicamentepuede provocar en el lector un malestar. Es maseflcaz, observa Teresa Pires, para "construir un po-deroso contratexto a la antropologia" que para esta-blecer, como pretende, un contradiscurso capaz deenfrentar el terror y la violencia.12

    Con una perspectiva distinta, la regocijante obrade Nigel Barley, El antropoloqo inocente, 13 reelaboralos vinculos entre traba]o de campo y discurso an-tropologico. Oesde la dedicatoria del libro -"AIJeep"- se ernpefia en que sea parte de su trabajo lareflexion desolemnizada, ironica, sobre la soledad ylas dificultades del trabajo prolongado en el terreno.Comienza explicando el estancamiento de la antro-pologia brttanica como una de las motivaciones parair al Africa. Cuenta sus dudas acerca de las razonespersonales para salir de trabajo de campo: l_ ,se trata"de una de esas tareas desagradables. como el servt-cio militar. que habia que sufrir en silencio", es unrecurso para salvarse de la docencia y las tutorias, unprtvilegto de la profesion que durante el resto de la vidadeja a mana un repertorio de anecdotas etnograflcaspara hacer callar a los alumnos y entretener a la gente,o una manera de adquirir -a fuerza de presenciar ritosrepugnantes y sentandose a escuchar a sabios hin-dus- ese halo que pennite fonnar parte de "los santosde la Iglesia britanica de la excentricidad"? No deja deexplicar los preparativos: como aprendio a convenceral comite otorgador de becas readaptando el proyectooriginal, los tramltes con la burocracia de Camerun ysu linea aerea que "consideraba a todos los clientes unadetestable molestia", en suma, todo 10 que le hizo sentir

    la laboriosa Instala-cion en el pais 00wayo una empresainsensata.

    El libra ofreceuna minuciosa informacion sobre lapracticas y ceremo-nlas. el lenguajelas comidas, lconstruccion de lachozas, los nexosentre la lluvia, la circunctsion y la fertllldad vegetal en egrupo elegido. Perto do el tiempo inc orpora a la expostcionel proceso de recolecclon. ruptura coel sentido comun,

    construccton del objeto y prueba, incluyendo laincertidumbres. La entrafiable Inserclon en la comunidad que uno ve crecer: a medida que avanzatrabajo no lleva al autor a aislar a ese pueblo; relatlviza sus habitos y formas de pensar en Interacctoncon las etnias y los grupos vecinos: fulanis. kornanegros urbanizados, cristtanos, musulmanes, funcionarios y cooperantes occidentales. Tampoco sdedtcacion a los dowayo 10 inhibe para reirse dedesopilante "jefe de lluvia" y del anciano sablo. de lomisioneros desconcertados, y. POI' supuesto, ejercla ironia mayor sobre si mismo, aun en los episodiosmas dolorosos: sus trasples Itnguisttcos y policiacos,la extraccion dental que Ie realiza un mecanico ysirve para contrastar las aventuras de la medicinaoccidental con los ritos y terapias Indigenas, prolijamente considerados y hasta utilizados pOI' el propioetnologo, sin por eso ideallzarlcs.

    l_,Quecambios genera Introduclr libros, una lampara de gas y un coche en una rudimentaria poblacion africana? l_,Comoentender la vida de un puebloque siempre describe las cosas no como son, sincomo deberian ser? l_,Comosaber si la dificultad parencontrar a una persona en ellugar en que se dicque esta implica "una diferencia eplstemologtca basica entre nosotros -como los conceptos de 'conoclmiento', 'verdad' 0 'prueba'- 0 si simple mente menHan"? "l_,Pensaban que tener un firme conocimientoerroneo era mejor que la duda?" Para contestarestas preguntas, para no hacer una mera descripcionetnograflca, hay que tomar en cuenta que las observaciones de 10 que buscaba deliberadamente le llevaron, segun dice. el uno pOI'ciento del tiempo que pasen Africa. "El resto 10 inverti en logistica, enfermedades,

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    c,Construcci6n 0simulacra del objeio de estudio?

    relacionarme con la gente, disponer cosas, trasladar-me de un sitio a otro y, sobre todo. esperar", 14Del analtsfs textuala la critica socioinstitucional

    Los libros de Taussigy Barley son excepcionales. entreotras cosas, pOl'que inc1uyen en la elaboracion antro-pologica del material etnograflco multiples reflexionescriticas sobre los fundarnentos conceptuales y lascondiciones politicas en que se produce el conocimien-to. Esto no es comun, ni siquiera en los henneneutasy posmodernos que reconocen su Importancia. Geertzpide que nos fijemos en el hecho de que, por mas queel antropologo vaya a buscar sus temas a escarpadasplayas de Polinesia 0 a un llano arnazonlco, es laparticipacion en el mundo de las bibliotecas, las piza-rras y los serninarios 10 que hace que la antropologiase lea, se publique, se resene y se cite; pero se concen-tra en el analisis textual de sus colegas. Paul Rabinowsefiala la necesidad de trascender la hermeneuticatextual con estudios de las relaciones de poder acade-mico, del modo en que las "comunidades interpretatl-vas" establecen en cada periodo la legitlmldad de losenunciados: 15pero las condiciones sociointituciona-les en que se realiza la prod uccion antropologica nose convierten en parte de su inves tigacion.

    Aqui es donde me parece necesario conectar estetrabajo con la tesis de Pierre Bourdieu de que la"vigflancia epistemologica" no puede ser solo unatarea intradiscursiva 0 intracientillca. Si queremosentender por que el conocimiento se produce y secomunica de ciertos modos es preciso estudiar lalogica de cada campo cientiflco, 0 sea el sistema derelaciones entre los agentes e instituciones que in-tervienen en la produccton, circulacion y apropiaciondel saber. En su obra Homo Academicus, pOl' ejem-plo, Bourdieu explica como los profesores e investi-gadores definen opciones epistemologtcas y estilos detrabajo segun la posicion que ocupan en el campo enque operan. Las preferencias teorlcas y metodologi-cas no se forman solo por el Interes de aumentar elconoclmiento: dependen, asimismo, de la necesidadde legitlmar las maneras de hacerlo en la tnvestiga-cion 0 la docencia. El examen de los prologos, lasreserias criticas , la participacion en cargos academl-cos y en las redes de notoriedad (ser citado, trad uci-do, invitado) descubre como se combinan los proce-sos eplstemologlcos con las condiciones Institucio-nales en la produccion del saber.

    Los temas -0 las tribus- de moda se establecen,en parte, por exigencias provenientes de la dinarnicapropia del conocimiento, pero tambien pOl'relacioriesde solidarldad y complicidad entre los miernbros decada institucion, entre quienes pertenecen al cornite

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    de redaccion de una. revista 0 a los mismos juradosde tesis. La logica que rlge esos intercambios socialesentre los miembros de cada campo intelectual,sistema de tradicioues. rituales. cornpromlsos grerniales y otras obligaciones no cientillcas "en las quhay que participar" es "el fundamento de una formde autoridad interna relativamente independiente dla autoridad propiamente cientifica.,,16 ;

    La autoridad antropologica no se constituye solpor la distancia entre el objeto de estudio y ellugaren que se comunica el saber sobre el, ni porconjunto de astucias textuales con que se simulacaracter compacto y cohererrte de ese saber, sinta mbien poria manera en que la organtzaclon dcampo antropologico establece 10 que debe ser estudiado y 10 que quedaria excluido. Asi se configura ecad a epoca 10 que serfa proplo de la antropologiase expulsan partes de la problernatlca social al territorio de 'la historia, de la soctologia 0 de 10 qusimplemente no vale la pena pensar. Es en talecondiciones que se decidio a principios de nuestrosiglo que el trabajo de campo era el nucleo distintivode la practica antropologica. que debia reallzarselode un cierto modo y en ciertos lugares del planetaque la autoridad del investigador se constituia dforma dis tiuta que en otras disciplinas.

    Para saber como conocer mejor es necesarioconocer mejor como nos organizamos para conocercomo se interiorizan en nosotros habitos metodologicos y estilos de investigacion que consagran lainstituciones y los dispositivos de reconocimtento. Strata, por tanto, no solo de desconstruir los textossino que los antropologos volvamos otra, ajeno, nuestro mundo, que seamos etnografos de nuestras propias instituciones. Hay un momento en el quecritica eptsternologlca no puede avanzar si no etarnbien antropologia de las condiciones sociocultu-rales en que se produce el saber.lQUe Interes tiene esto en AmericaLatina?Hasta donde se solo en Brasil han tenido ecoantropologia posrnoderna y estas preocupacionespor descontruir las maneras en que las convencionestextuales establecen el saber en este campo. Luegde que se escribieran varios anallsts en esta lineauna antropologa de Brasilia, Custodia Selma Senaescrlbio otro para preguntarse si debiamos ocupar-nos tanto de un libro disparejo como Writing Culturede ese grupo de especialistas norteamericanos quse habia reunido en Santa Fe, aparentemente, maque para escrtblrlo, para matar al padre, 0 sea Cliford Geertz. i,No habria que entender la virulenciaimpugnadora de estos antropologos de mediana eda"en el contexto de un mercado de trabajo altamente

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    saturado para profesionales de antropologia y don dela universidad es la {mica opclon"? c:,Nohay en estapreocupaclon por distinguirse a traves de la critica alas generaclones precedentes y mediante la innova-cion una busqueda de sobrevivencia intelectual?17

    Esta advertencia puede ayudar a entender elsignificado de un combate academico enlas condi-ciones precisas de la antropologia norteamericana.Pero aunque esa no sea exactarnente nuestra situa-cion y Geertz apenas comience a ser leido y ensenadoen las aulas latinoamericanas, hay otras razones porlas cuales este movimiento puede merecer ecos. Co-mo dice la rnisma autora reflrteridose a Brasil, untrabajo men os Ingenue y literariamente mas valiososobre la escritura antropologica podria aliviar lasaturaciori que a menudo produce tener que ator-mentarse en las aulas, en las defensas de tesis y enlos congresos con "la expos icion obsesiva y min ucio-sa de monotorias irrelevancias ernpiricas" para de-mostrar que se estuvo en el campo.

    Nose trata unicamente de escribir textos con unaretorica mas seductora -cortesia que los lectoresagradeceran-, sino de que la preocupacion por Iaescritura es un requisito indispensable para preble-matizar las condiciones de prod uccion y comunica-cion del trabajo etnograflco. Este problema claslco dela antropologia en todos los paises se ha agravado,me parece, entre nosotros por el auge de la llamadaInvestigaclon-accton en los ul tirnos anos.

    Si bien las tendencias herrneneuticas y posmo-dernas no han resonado mucho en America Latina,las critlcas politicas a la antropologia suscitaron enlos ultirnos veinte alios una dlfundida inquietud pOl'evitar el paternalismo etnograflco y no sustitulr lavoz de los actores estudiados. Dentro y fuera de laacademia, en organismos gubernamentales y en mo-vimientos de educaclon popular, barriales, etnicos yartis ticos, se expandio la consigna de dejar hablar alpueblo. Las historias de vida, los concursos de testi-monios, los talleres literarios 0de rescate culturalcon obreros y campesinos, parecen justificarse solopor el hecho de que el Investigador prornoveria la"expreslon autentica" de los grupos subalternos.

    A la Iuz de los debates eptstemologicos y discur-sivos que venlrnos reflriendo es posible pensar de un

    modo mas complejo este proceso. c:,Quien hablacuando los sectores populares se expresan: unanaturaleza tradicional, esencial, 0 el conjunto dcondiciones sociales y textos que los vienen consti-tuyendo? c:,Dicenellos 10 mismo cuando se cornurii-can entre si 0cuando se mariifleatan ante un investigador, un promotor cultural 0un militante politico?c:,Nomplica cada tecnica de recoleccion de discursosy observacion de interacciones un recorte del procesohistortco y social? Si bien no hay nada que pueda seconsiderado esencialmente popular, un trabajo critico sobre estos problemas, que trascienda las certe-zas ingenuas del "seritido cornu n" (popular, acade-mica 0 politico), tiene mejores posibilidades de promover discursos y practlcas mas representativos dlos grupos popularesl8.

    EI reconocimiento de esta complejidad del traba-jode campo, asi como de su interaccton con lodispositivos textuales e institucionales en que sconstituye su sentido, no tiene pOI' que reducir limportancia y el valor de iral campo. Hacer an tropo-logia, 0 simplemente hacer Investigacton, requieredatos, y para obtenerlos es necesario hacer trabajosobre el terreno. Las discusiones teoricas y la critlcaa los textos an tropologicos sir-yen para ser mas cons-cientes de que los datos no estan en el campo,esperandonos, y que son resultado de procesos sociales, institucionales y discursfvos de cons truccion:pero la labor teorica no puede sustituir el esfuerzopor obtenerlos. Mas bien aurnenta la necesidacl dtener mas datos, volver una y otra vez al campo parasometerlos a prueba.Una comprobaclon de como puecle fortalecerse etrabajo de campo con este cuesttonarnlento eplste-molcglco y discurstvo se halla en el dialogo con quetermina esa empresa descoris tructiva de las ilus iones de la tnvestrgacion sobre el terreno que es el librode Nigel Barley. Cuando regresa a Inglaterra con 1kilos menos y con sus creencias fundamentalescuestionadas, Ie habla por telefono al antigo que 1habia incitado a hacer tra bajo de campo:

    -Ah, ya has vuelto.-Si.-c:,Ha sido aburrido?-Si.-c:, Te has puesto muy enferrno?-Si.-c:,Has traido unas notas a las que no encuentras

    ni pies ni cabeza y te has dado cuenta de que tolvidaste de hacer toclas las preguntas importantes?

    -Si.-c:,Cual1do piensas volver?Me ref debllmente. Sin embargo, seis meses mas

    tarde regresaba al pais Dowayo.

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    Notas1 James Clifford "On etnographic self-fashioning". The

    Predicament oj Culture. Cambridge. Harvard UniversityPress. 1988.

    2 La formula es de Clifford Geertz. "El yo testifical. Loshijos de Malinowski". El antropologo como autor, Barcelo-na. Paldos, 1989.

    3 Alberto Cardin. "Malinowski. aprendiz de etnografo'', 1 .0proximo y loajeno. Barcelona. Icaria, 1990.

    4 Las implicaciones Micas y eptstemolcglcas de estecaso han sido tratadas por Mary Louise Pratt en "Trabajode campo en lugares cornunes", en James Clifford y GeorgeE. Marcus (eds.). Retoricas de la antropoloqia, Madrid..Jucar, 1991.

    5 Clifford Geertz. op. cit.. p. 143.6 Marilyn Strathern. "Out of context -the persuasive

    fictions of anthropology". Current Anthropology. vol. 28.num. 3. 1987. citado pOI'Teresa Pires de Rio Caldeira. "Apresenca do autor e -a posmodernldade en antropologra",Novos Estudos. num. 21. julio de 1988.

    7 Ambos textos se hallan incluidos en el libro de J.Clifford y G. Marcus. Retoricas de la antropoloqia, op.cit. Vease tarnbien de Renato Rosaldo. Culture and Truth.The Remaking oj Social Analysis. Boston. Beacon Press.1989.

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    8 Es el titulo origlnal de Retoricas de la aniropoloqia,publi-cado en Berkeley por The University of California Press. 1986.

    9 Michael Taussig. Shamanism. Colonialism. and theWild Marui. A Study in Terror and Healing. Chicago yLondres , The University of Chicago Press. 1987.

    10 Idem. p. 9.11 Teresa Pires de Rio Caldeira. op. cit.. p. 154.12 Idem. p. 155.13 Nigel Barley. El aniropoloqo lnocente. Barcelona. Ana-

    grama. 1989.14 Idem. p. 125.15 Paul Rabinow. "Las representaciones son hechos

    sociales: modernidad y postmodernidad en la antropolo-gla". en Retoricas de la aniropoloqia, citado.

    16 Pierre Bourdieu , Homo Academlcus. Paris. Minuit,1984. p. 129.

    17Custodia Selma Serra, EmJavor da tradicao duJalare factl, Jazer e que sao elas. Brasilia. Universidad deBrasilia. Serie Antropologia, 1987.

    18 Desarrolle con mas amplitud esta critlca a la inves-tigacion-accton e intente examinar sus vinculos con epopulismo cientifico y politico en mi libro Culturas hibrtdas. Estrategias para entrar y salir de la modernldad.Mexico. Grijalbo-CNCA. 1990. cap. VI.