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Cooperacion Internacional Sur

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Cooperación uruguaya

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  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur

    Una visin desde Uruguay

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur

    Una visin desde Uruguay

  • autoridades de La auci

    Consejo Directivo Dr. Diego Cnepa Prosecretario de la Presidencia de la Repblica (presidente) Emb. Luis Almagro Ministro de Relaciones Exteriores (director) Ec. Gabriel Frugoni Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (director)

    DireccinMartn Rivero IllaDirector ejecutivoFelipe Ortiz de Taranco Subdirector

    crditos

    Coordinacin general del documento: Martn Rivero IllaRedaccin principal del documento: Raquel Martnez-GmezRedaccin, revisin y aportes tcnicos: Karen Van Rompaey y Lourdes Fernndez

    Se recibieron contribuciones de: Carolina Bernasconi, Fabiana Bianchi, Agns Bonavita, Mara Dutto, Mathias Escotto, Gabriela Fernndez, Elaine Godoy, Felipe Ortiz de Taran-co, Cynthia Padrn, Mateo Porcincula, Santiago Rebellato y Mariela Solari.

    Ilustraciones: Sebastin SantanaCorreccin de estilo: Mara Cristina DuttoCorreccin: Ana CencioDiseo y produccin grfica: Taller de ComunicacinImpresin: MastergrafDepsito legal:

    Se utiliz la Klavika como tipografa institucional de auci y la tipografa uruguaya Quiroga Serif de Fernando Daz.

    Por consultas y comentarios: Agencia Uruguaya de Cooperacin Internacional Torre Ejecutiva - Plaza Independencia 710, piso 7, Montevideo, Uruguay Tel.: (5982) 150, ext.: 3421 y 3461 | Fax: 2915 0832 | [email protected]

  • contenido

    Glosario de siGlas 9Prefacio 13introduccin 15

    1. el sisteMa de cooPeracin internacional Para el desarrollo Visto desde el sur 21

    retos y oportunidades de la agenda de desarrollo inclusivo y sustentable para la regin latinoamericana 25la participacin de uruguay en la definicin de la agenda del sistema de cooperacin internacional 52

    2. la cooPeracin internacional Para el desarrollo coMo Poltica PBlica 63

    los fundamentos de la poltica de cooperacin 65Para qu ha servido la cooperacin internacional con uruguay? 68Por qu seguir cooperando con uruguay? 72la poltica uruguaya de cooperacin internacional para el desarrollo 78

    3. la institucionalidad Y el fortaleciMiento de caPacidades de la cooPeracin del sur 85 la institucionalizacin de la cooperacin internacional para el desarrollo en el sur 87el nacimiento de la auci en el contexto de la reforma institucional 92cmo se hace la cooperacin en la auci? 98Hacia una nueva gestin de la cooperacin al desarrollo 122

    4. Hacer cooPeracin sur-sur Para el desarrollo en aMrica latina 135 la gobernanza de la cooperacin sur-sur 138caractersticas de la cooperacin sur-sur latinoamericana 141el Programa iberoamericano para el fortalecimiento de la cooperacin sur-sur 144la estrategia de cooperacin sur-sur de uruguay 146

  • 5. Presente Y futuro de la Poltica de cooPeracin de uruGuaY 167

    notas 177

    anexos 185

    aportes de la cooperacin al pas 187la cooperacin en imgenes 197

    BiBlioGrafa 207

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 9

    GLosario de siGLas

    aaa Agenda de Accin de Accra aecid Agencia Espaola de Cooperacin Internacional para el

    Desarrollo agced Alianza Global para la Cooperacin Eficaz al Desarrollo | Global

    Partneship for Effective Development Cooperation agci Agencia de Cooperacin Internacional de Chile agesic Agencia de Gobierno Electrnico y Sociedad de la Informacin ain Auditora Interna de la Nacin amexcid Agencia Mexicana de Cooperacin Internacional para el

    Desarrollo anep Administracin Nacional de Educacin Pblica anii Agencia Nacional de Investigacin e Innovacin anong Asociacin Nacional de Organizaciones No Gubernamentales aod Ayuda Oficial al Desarrollo apc Agencia Presidencial de Cooperacin Internacional de Colombia art Programa de Articulacin de Redes Territoriales de Naciones

    Unidas asse Administracin de los Servicios de Salud del Estado auci Agencia Uruguaya de Cooperacin Internacional bcu Banco Central del Uruguay bid Banco Interamericano de Desarrollo bpm bienes pblicos mundiales brics Brasil, Rusia, India, China y Sudfrica (bric sin Sudfrica) cad Comit de Ayuda al Desarrollo de la ocde caf Corporacin Andina de Fomento - Banco de Desarrollo de

    Amrica Latina celac Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos cepal Comisin Econmica para Amrica Latina ci cooperacin internacional cid Cooperacin Internacional al Desarrollo cipd Conferencia Internacional sobre Poblacin y Desarrollo cnps Consejo Nacional de Polticas Sociales cnd Corporacin Nacional para el Desarrollo css cooperacin sur-sur ctpd cooperacin tcnica entre pases en desarrollo DaO Unidos en la Accin de Naciones Unidas | Delivering as One-

    United Nations dgi Direccin General Impositiva dinama Direccin Nacional de Medio Ambiente dinamige Direccin Nacional de Minera y Geologa dne Direccin Nacional de Energa ecosoc Consejo Econmico y Social de las Naciones Unidas | United

    Nations Economic and Social Council

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    ecpa Alianza de Energa y Clima de las Amricas | Energy and Climate Partnership of the Americas

    facc Fondo de Adaptacin para el Cambio Climtico fcd Foro de Cooperacin al Desarrollo de las Naciones Unidas |

    United Nations Development Cooperation Forum gci Grupo de Cooperacin Internacional del mercosur gef Fondo para el Medio Ambiente Mundial | Global Environment

    Facility gfatm Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la

    Malaria | Global Fund to Fight aids, Tuberculosis and Malaria idh ndice de Desarrollo Humano ifi instituciones financieras internacionales iica Instituto Interamericano de Cooperacin para la Agricultura inau Instituto del Nio y Adolescente del Uruguay inc Instituto Nacional de Colonizacin ine Instituto Nacional de Estadstica inia Instituto Nacional de Investigacin Agropecuaria inumet Instituto Uruguayo de Meteorologa jica Agencia de Cooperacin Internacional del Japn | Japan

    International Cooperation Agency latu Laboratorio Tecnolgico del Uruguay mdn Ministerio de Defensa Nacional mec Ministerio de Educacin y Cultura mef Ministerio de Economa y Finanzas mercosur Mercado Comn del Sur mgap Ministerio de Ganadera, Agricultura y Pesca mi Ministerio del Interior mides Ministerio de Desarrollo Social miem Ministerio de Industria, Energa y Minera minturd Ministerio de Turismo y Deporte mrree Ministerio de Relaciones Exteriores msp Ministerio de Salud Pblica mtss Ministerio de Trabajo y Seguridad Social mvotma Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio

    Ambiente nam Movimiento de Pases No Alineados | Non Aligned Movement ocde Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico ocr Oficina del Coordinador Residente de Naciones Unidas ods Objetivos de Desarrollo Sostenible odm Objetivos de Desarrollo del Milenio oea Organizacin de Estados Americanos oim Organizacin Internacional para las Migraciones ong Organizacin No Gubernamental oms Organizacin Mundial de la Salud onsc Oficina Nacional de Servicio Civil

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 11

    onu mujeres Entidad de las Naciones Unidas para la igualdad de gnero y el empoderamiento de las mujeres

    onu Organizacin de las Naciones Unidas opp Oficina de Planeamiento y Presupuesto osc organizaciones de la sociedad civil ose Obras Sanitarias del Estado paba Programa de Accin de Buenos Aires pib Producto Interno Bruto pifcss Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la

    Cooperacin Sur-Sur pnud Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo pnuma Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ppd Programa de Pequeas Donaciones segib Secretara General Iberoamericana snap Sistema Nacional de reas Protegidas snci Sistema Nacional de Cooperacin Internacional snd Secretara Nacional de Drogas snrcc Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climtico y la

    Variabilidad snu Sistema de las Naciones Unidas udelar Universidad de la Repblica ue Unin Europea unasur Unin de Naciones Sudamericanas unctad Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo |

    United Nations Conference for Trade and Development undesa Departamento de Asuntos Econmicos y Sociales de las Naciones

    Unidas | United Nations Department of Economic and Social Affairs

    unesco Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura | United Nations Organization for Education, Science and Culture

    unfpa Fondo de Poblacin de las Naciones Unidas | United Nations Population Fund

    unops Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos | United Nations Office for Project Services

    upa Unidad Potabilizadora de Agua usd dlar de los Estados Unidos | United States dollar ute Administracin Nacional de Usinas y Trasmisiones Elctricas vmcd Viceministerio de Cooperacion para el Desarrollo de El Salvador

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 13

    prefacio

    En la ltima dcada, Uruguay ha realizado importantes progresos en materia de desarrollo. Se han implementado polticas pblicas para atender las situaciones de pobreza, mejorar la distribucin del ingreso, el empleo, los salarios, las inver-siones productivas y el acceso universal a la salud de calidad. Se ha progresado en la reduccin de la brecha digital, la universalizacin de la educacin media, la modernizacin de la formacin terciaria universitaria de perfil tecnolgico y la descentralizacin territorial de la educacin pblica universitaria, entre otros logros. Se ha avanzado como nunca antes hacia la igualdad de oportunidades y en la ampliacin de derechos de las personas.

    Todo ello ha redundado en una mejora del bienestar de la mayora de las personas que viven en Uruguay. El pas ha crecido en trminos de su renta y de su desarrollo humano. Sin embargo, crecer de manera sustentable y revertir las situaciones de pobreza ms extrema y las desigualdades ms arraigadas en la sociedad uruguaya, que mitigan las posibilidades de ejercer plenamente los derechos, requiere cambios estructurales que llevan tiempo, compromiso poltico y fuertes apoyos desde la cooperacin internacional.

    El aporte de la cooperacin al Uruguay ha sido y es estratgico en trminos cualitativos, porque se concentra en reas altamente prioritarias que coadyuvan a los resultados de desarrollo sustentable del pas. Los proyectos y programas de cooperacin internacional son un vector de innovacin que posibilita la mejo-ra de la calidad de las polticas pblicas, las instituciones y las intervenciones de desarrollo. Con el apoyo de la cooperacin se cristalizan buenas prcticas y experiencias piloto que pueden, asimismo, transferirse a otros pases de menor desarrollo relativo a travs de cooperacin sur-sur y triangular.

    En el siglo xxi, la cooperacin al desarrollo constituye una poltica pblica esencial para la construccin de confianza, el aprendizaje conjunto y el abordaje mancomunado de los desafos globales y nacionales del desarrollo sustentable. En un mundo signado por la globalizacin y la interdependencia compleja, en-frentado al desafo del cambio climtico, del incremento de la desigualdad y la persistencia de la pobreza como flagelo mundial, el desarrollo sustentable es objetivo y tarea de todos.

    A la luz de ello, la matriz de la cooperacin al desarrollo est cambiando. Este mecanismo de redistribucin internacional ya no es nicamente una expresin de ayuda de pases desarrollados hacia pases en desarrollo. Como evidencia el auge de la cooperacin sur-sur de la ltima dcada, la cooperacin al desarro-llo es tambin una relacin solidaria, horizontal entre pases del sur que han adquirido capacidades y experiencias valiosas, dignas de ser compartidas. Ha dejado de ser un vnculo exclusivamente entre gobiernos, para incorporar pro-gresivamente a otros actores no estatales en alianzas que apuntan a potenciar los esfuerzos de una diversidad de actores con diferentes roles y saberes en el desarrollo sustentable.

    Todos estos cambios estn teniendo su correlato en la forma en que se dirige y gestiona la cooperacin al desarrollo en Uruguay. El pas se encuentra transitan-do un proceso de reforma de su institucionalidad de la cooperacin internacional

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    que lo posiciona con un doble rol: como pas socio de la cooperacin tradicional y como cooperante interpares a travs de la cooperacin sur-sur. Por su rol dual, la poltica de cooperacin internacional de Uruguay se nutre de la planificacin del desarrollo, de la mirada transversal de las prioridades definidas por el Ejecu-tivo, as como de las orientaciones de poltica exterior.

    A partir de la creacin de la Agencia Uruguaya de Cooperacin Internacional y del fortalecimiento de las unidades de cooperacin de los organismos estata-les desde un abordaje sistmico, el pas est hoy mejor dotado de capacidades para alinear a las prioridades, coordinar y gestionar con eficacia la cooperacin internacional que recibe y la cooperacin sur-sur que realiza para cumplir los objetivos de desarrollo sustentable.

    A lo largo de este camino se ha realizado un sinnmero de aprendizajes. El presente libro recoge las principales discusiones, lneas de trabajo y desafos de la auci y de la cooperacin internacional del Uruguay para los prximos aos. Tambin rene las voces de distintos actores de la cooperacin internacional del pas y de pases socios en el desarrollo de Uruguay. Todos estos elementos constituyen el quehacer de la poltica de cooperacin de Uruguay, que como pas de desarrollo intermedio puede resultar valioso para otros pases del sur que recorren caminos similares.

    Diego Cnepa

    Prosecretario de la Presidencia de la Repblica (presidente)

    Luis Almagro

    Ministro de Relaciones Exteriores (director)

    Gabriel Frugoni

    Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto

    (director)

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    introduccin

    cooPeracin internacional Para el desarrollo MultidiMensional

    A fines del siglo xix, el proceso de Revolucin Industrial imprimi una visin del desarrollo como sinnimo de industrializacin, en oposicin a las sociedades rurales atrasadas basadas en la produccin agrcola. Ser desarrollado era en-tonces ser industrializado. Frente a la crisis de 1929 y la destruccin que provoc la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de alcanzar el crecimiento econmi-co tuvo su correlato terico en la economa del desarrollo y, en ese sentido, consagr una visin del desarrollo como crecimiento econmico. Este binomio desarrollo-crecimiento econmico se convertira en componente central de las posteriores conceptualizaciones de desarrollo durante todo el siglo xx, y en bue-na medida un paradigma dominante hasta el da de hoy.

    A mediados del siglo xx, el proceso de descolonizacin dio origen a las teoras de la modernizacin y de la dependencia, que complementaron las miradas del desarrollo desde una perspectiva de sistema mundial. Para Amrica Latina, la bsqueda de su desarrollo endgeno implic la adopcin de estrategias de indus-trializacin por sustitucin de importaciones y la configuracin de Estados de-sarrollistas. Si bien estos modelos fueron ms amplios y profundos en los pases grandes de la regin, tambin fueron significativos en Uruguay para establecer su matriz del Estado nacional.

    Luego de la crisis de la deuda de la dcada de 1980, a partir de los aportes de Amartya Sen y Mahbub ul Haq, comenz a cristalizarse una visin del desarro-llo humano como una ampliacin de las capacidades y los derechos. Al centro de esa visin est el ser humano, como un actor principal del desarrollo. En la ltima dcada del siglo se fueron incorporando otras dimensiones esenciales del desarrollo, como el medio ambiente, la equidad de gnero, la proteccin de las minoras. Muchas de estas dimensiones se fijaron en la agenda de la cooperacin a partir de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Podemos decir que el siglo xxi despunt con una visin del desarrollo humano sustentable con perspectiva de derechos.

    Lo interesante y complejo de este proceso de casi un siglo y medio es que las diferentes visiones sobre el desarrollo no fueron sustituyendo una a la otra. Se trat de una evolucin en la que cada nueva perspectiva trajo cambios con-ceptuales relevantes, pero mantuvo tambin muchos elementos del paradigma anterior. Estas nuevas visiones se fueron acumulando capa sobre capa, cons-tituyendo una verdadera arqueologa del desarrollo. Por tanto, muchos de los componentes estructuradores de estas perspectivas coexisten, lo que vuelve al desarrollo un concepto integral y abarcador, pero al mismo tiempo ms complejo y elusivo. La cooperacin internacional es hija de esta complejidad conceptual del desarrollo.

    En este marco, la cooperacin internacional al desarrollo enfrenta mltiples desafos. Por un lado, debe abordar la complejidad relativa a la multidimensio-nalidad del desarrollo y, en consecuencia, a la variedad de sectores y temas en

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    los que hay que trabajar para abordar los diferentes e interrelacionados desafos del desarrollo. En segundo lugar, la complejidad proviene de la multiplicidad de actores que forman parte del entramado global de la cooperacin. Donantes tradicionales que han ido reformulando su forma de trabajar y sus objetivos conviven con nuevos donantes como los pases emergentes del sur, gobiernos subnacionales, organismos multilaterales, fondos multilaterales, organizaciones no gubernamentales, fundaciones filantrpicas y empresas, por nombrar los ms salientes. Asimismo, la cooperacin internacional cuenta con nuevos y variados instrumentos que buscan adaptarse a los objetivos y necesidades de los pases: cooperacin financiera, asistencia tcnica, becas, donaciones, infraestructura, apoyo presupuestario, pool funding, intercambio de conocimientos, entre otros.

    En resumen, la complejidad de la cooperacin al desarrollo del siglo xxi com-bina la diversidad de sectores o reas de actuacin, la multiplicidad de actores intervinientes y la sofisticacin y diversificacin de instrumentos utilizados.

    A este ya de por s complejo panorama debemos agregar que en la ltima d-cada se ha acelerado el dinamismo de la agenda global de la cooperacin al desa-rrollo. Desde la segunda mitad del siglo pasado hasta la Declaracin del Milenio, esta agenda ha sido definida principalmente en el marco de las Naciones Unidas. Sin embargo, en la actualidad existe un gran nmero de foros internacionales de debate y negociacin de la cooperacin, as como organismos y espacios de coordinacin de polticas de desarrollo, lo que hace extremadamente ms com-pleja su gobernanza.

    En consecuencia, todos los pases, incluidos los del sur, han requerido contar con una institucionalidad responsable de las polticas de cooperacin al desa-rrollo capaz de responder a los desafos que presenta un contexto complejo y dinmico. Pero cmo hacerlo? El desafo que ha enfrentado Uruguay en este tiempo no es menor. Cabe recordar que a mediados del perodo de gobierno an-terior, aos 2007-2008, el pas no contaba con datos precisos y actualizados sobre la cooperacin internacional que reciba, para qu temas ni qu instituciones la ejecutaban, y experimentaba dificultades sustantivas en la negociacin y gestin de esa cooperacin. Ni que hablar de un mnimo registro de la incipiente coo-peracin horizontal que Uruguay comenzaba a brindar a otros pases de la re-gin. Por tanto, las autoridades nacionales definieron como prioridad estratgica responder eficazmente a este contexto a travs del proceso de transformacin institucional y de fortalecimiento de sus capacidades para la cooperacin que se describe a lo largo de este libro.

    caPacidades sofisticadas Para desafos coMPlejos

    En nuestros pases no es habitual la creacin de instituciones; por consiguiente, cuando estas se crean, debe considerarse que perdurarn. Por ello, no deben di-searse para la realidad actual, sino crearse con capacidad de prever y adaptarse a los desafos futuros. La creacin de una institucionalidad moderna, eficiente y capaz de responder a la complejidad de la cooperacin al desarrollo fue posible a partir de la virtuosa combinacin de tres vectores centrales: liderazgo poltico, conocimiento tcnico y equipo profesional.

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 17

    En primer lugar, resulta clave el liderazgo poltico de las autoridades na-cionales que conforman el Consejo Directivo de la auci: la Presidencia de la Repblica, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Ellas definen los lineamientos que permiten impulsar el proceso de reforma institucional dndole direccin estratgica, legitimidad poltica y es-tabilidad institucional asegurando los recursos de presupuesto pblico para ins-trumentarlo. En segundo lugar, ha requerido el aporte del mejor conocimiento tcnico-acadmico disponible tanto en el pas como en el mundo, especialmente de las agencias de cooperacin de referencia regional e internacional que han apoyado, y contribuido a financiar, la creacin de la auci. Finalmente, el tercer pilar de este proceso lo constituye el equipo humano, con capacidad tcnica y fuerte compromiso institucional, capaz de llevar adelante este proceso.

    Importa sealar tambin que, para que la poltica de cooperacin y su institu-cionalidad fueran operativas y contaran con la solidez y permanencia de una po-ltica de Estado, fue necesario elaborar y aprobar un marco legal y presupuestal. Una referencia especial merece en este sentido el rol del Poder Legislativo. La auci en distintas oportunidades ha asistido al Parlamento para rendir cuentas, informar de sus actividades y presentar resultados. Cada vez que la Agencia ha remitido a la decisin de los parlamentarios leyes o disposiciones relativas a su funcionamiento y a la gestin de la poltica de cooperacin, as como el presu-puesto para la estrategia de css, el Parlamento ha apoyado en todos sus trminos los mensajes elaborados por las autoridades de la cooperacin del Poder Ejecu-tivo.

    Por qu es importante tener una institucionalidad eficaz y eficiente para gestionar la cooperacin internacional que Uruguay recibe y brinda? Cules son las funciones principales que cumple la cooperacin en Uruguay? Como se fundamenta en varios apartados de este libro, creemos firmemente en la impor-tancia estratgica que tiene la cooperacin internacional al desarrollo. Se podra decir que la cooperacin en Uruguay cumple cuatro funciones estratgicas prin-cipales. En primer lugar, nos ayuda a abordar los problemas que aquejan al pas, que sabemos dnde se ubican y qu fundamentos tienen, pero nuestros recursos y/o nuestras capacidades tcnicas no alcanzan para resolverlos eficazmente.

    En segundo lugar, la cooperacin cumple un rol clave en abordar problemas que requieren polticas e instrumentos de gran sofisticacin en reas en las que el pas no cuenta an con experiencia y capacidades. En tercer lugar, la coope-racin permite anticiparnos a los problemas que vendrn, especialmente en un contexto de crecimiento econmico y de clasificacin como pas de renta alta. En cuarto lugar, una de las virtudes principales de la cooperacin en un pas del nivel de desarrollo de Uruguay es su capacidad para visibilizar aquellos proble-mas que no sabemos que tenemos o que, por su invisibilidad, no estn an en la centralidad de las polticas pblicas. Ejemplo de esto ltimo han sido en el pasado reciente la equidad de gnero y la importancia del cuidado del medio ambiente, dos temas claves que la cooperacin ayud a visibilizar.

    Ms recientemente, Uruguay ha avanzado de manera significativa en la am-pliacin de derechos de las personas, en especial de las minoras y de los sectores ms vulnerables. La cooperacin internacional ha trabajado fuertemente desde

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    hace muchos aos en estos temas, y la generacin de capacidades tcnicas para responder con soluciones que permitan el ejercicio efectivo de todos los derechos para todas las personas es un ejemplo reciente del rol estratgico de la coopera-cin en pases del nivel de desarrollo de Uruguay.

    Pero para optimizar el aporte de la cooperacin en el pas es fundamental contar con capacidades institucionales en el Estado tendientes a alinear la coope-racin que se recibe a los objetivos y prioridades nacionales de desarrollo. Desde la creacin de la auci, esta tarea ha sido una preocupacin central. En este sen-tido, muchas veces las prioridades de cooperacin se asocian con las prioridades nacionales de desarrollo. Esto puede ser as para los pases ms pobres, que no cuentan con recursos presupuestales nacionales suficientes para cubrir sus ne-cesidades bsicas de polticas pblicas, pero para aquellos pases como Uruguay, que tienen un componente de gasto pblico social significativo, es razonable pensar que las prioridades nacionales de desarrollo estn principalmente abor-dadas en el presupuesto pblico.

    Por tanto, si esto es as, qu lugar le queda a la cooperacin?; cmo se defi-nen en estos casos las prioridades de cooperacin? El Uruguay no cuenta con un plan nacional de desarrollo, lo que exige una labor pormenorizada y ciertamente compleja de identificacin de las prioridades de cooperacin. Este mecanismo implica conocer en profundidad la estructura institucional del Estado, su an-damiaje de jerarquas legales y su distribucin de competencias, las prioridades sectoriales y de subsectores, as como de qu forma estas son articuladas cen-tralmente a nivel del Consejo de Ministros, gabinetes sectoriales y/o dependen-cias transversales de la Presidencia de la Repblica. Asimismo, debe conocer cules son las asignaciones presupuestales y las brechas de financiamiento o de capacidades que puedan existir en los organismos pblicos para afrontar esas prioridades.

    En este sentido, para poder establecer las prioridades nacionales de la coope-racin, la institucionalidad debe conocer de manera precisa y actualizada cmo est distribuida la ayuda oficial al desarrollo existente en el pas, a fin de evitar superposiciones y solapamientos. Es clave tambin ponderar en qu reas y/o en qu instrumentos posee ventajas comparativas cada uno de los cooperantes para definir en qu temas trabajar con cada uno de ellos. Por eso, la institucionalidad no solo debe responder efectivamente a las complejidades del escenario inter-nacional, sino tambin a los desafos de la definicin, el diseo, la ejecucin, el seguimiento y la evaluacin de las iniciativas, los proyectos y programas de cooperacin al desarrollo. Este proceso de toma de decisiones informada de po-ltica pblica de cooperacin al desarrollo es el corazn de la funcin estratgica de la auci.

    la cooPeracin Para el desarrollo del sur

    Una novedad para la poltica de cooperacin de nuestro pas es la adopcin de una estrategia de cooperacin sur-sur (css), a travs de la cual Uruguay ha co-menzado a brindar cooperacin con pases de la regin con gran dinamismo. En 2008, cuando se inici el proceso de transformacin institucional en Uruguay,

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    el pas estaba penltimo en el ranking de css en el espacio iberoamericano. Ello se explicaba por tres razones: Uruguay realizaba poca css, la poca que realizaba no estaba registrada, y aquella que se registraba no siempre se informaba a los organismos internacionales, en particular al Informe de Cooperacin Sur-Sur de la segib.

    A partir del proceso de transformacin institucional, Uruguay ha adoptado una estrategia de css que lo posiciona entre los primeros pases oferentes de css de acuerdo a su tamao y grado de desarrollo relativo. En 2013, Uruguay desarroll ms de 60 proyectos de css, en el 40 % de ellos nuestro pas fue el oferente principal de cooperacin, duplicando la proporcin del ao anterior. En la actualidad, Uruguay coopera con ms de 12 pases en diversas reas, entre las que se destacan salud, polticas sociales, temas agropecuarios, tecnologas de la informacin y comunicacin (tic), educacin, gobernabilidad y energas renova-bles. Adems de este crecimiento sustantivo de las iniciativas de css, el pas ha adquirido un protagonismo regional que merece ser destacado. Como muestra de ello, desde hace tres aos Uruguay es sede del Programa Iberoamericano de Fortalecimiento de css (pifcss), y como Secretara Ejecutiva ha participado en nombre del pifcss en gran cantidad de foros globales de la cooperacin al desa-rrollo en pases tan distantes como Turqua, Corea o Etiopa.

    Por ltimo, en esta publicacin se presentan no solamente los rasgos princi-pales del proceso de transformacin de la poltica de cooperacin al desarrollo en Uruguay y sus desafos futuros, sino tambin una mirada, a partir de las caractersticas que compartimos con nuestra regin de Amrica Latina, sobre los retos de la cooperacin internacional al desarrollo a escala global. Creemos fir-memente que donde existan derechos vulnerados la cooperacin internacional al desarrollo tendr una funcin esencial que cumplir. Desde esta perspectiva inte-gral de derechos hemos desarrollado todo el proceso que en este libro se resea.

    Martin Rivero IllaDirector ejecutivo

    Agencia Uruguaya de Cooperacin Internacional (auci)

  • eL sisteMa de cooperacin internacionaL para eL desarroLLo Visto desde eL sur

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 23

    Tras ms de medio siglo de mantenimiento de un sistema de cooperacin internacional para el desarrollo que, aunque sujeto a cambios, haba permane-cido inmutable en muchos de sus principios, el siglo xxi comenz con nuevas alianzas geopolticas y demandas de participacin de Estados (incluidos rga-nos regionales y subregionales de gobierno) y organizaciones de la sociedad civil, que han ido aportando nuevos sentidos a conceptos preinstalados en el mainstream de la cooperacin. La Cumbre del Milenio (2000), la Conferencia de Monterrey sobre Financiacin al Desarrollo (2002) y la Declaracin de Pars (2005) marcaron los primeros hitos del cambio: los debates all surgidos fueron destejiendo una madeja repleta de foros, declaraciones y compromisos que han complejizado y enriquecido los debates, estructura y gobernanza del sistema de cooperacin internacional para el desarrollo.

    La agenda de desarrollo que se va configurando en el mbito global, ms com-prehensiva e interrelacionada, incluye retos compartidos entre pases del norte y del sur: lucha contra el deterioro ambiental y el cambio climtico, estabilidad y regulacin financiera internacional, soberana alimentaria, diversidad de fuentes energticas, mantenimiento de la paz, diversidad cultural, garanta de derechos para las mujeres, igualdad de oportunidades para la juventud, entre otros. Los desafos del desarrollo en la segunda dcada del siglo xxi requieren un abordaje sistmico que integre la corresponsabilidad de los actores que tienen distintos roles en la construccin de las respuestas. La complejidad y la magnitud de estos desafos ponen de manifiesto la necesidad de aumentar y mejorar la cooperacin en todas sus expresiones, al ubicar el desarrollo sustentable en el centro de las prioridades.

    Para que la cooperacin para el desarrollo sea realmente eficaz todava tiene que dar cabida a procesos de comunicacin ms inclusivos y menos dependientes de las relaciones de poder. Es decir, procesos de articulacin y gobernanza en los que prime el dilogo y no las decisiones de los ms fuertes. La agenda de desarro-llo sustentable que se est negociando actualmente merecera una concertacin que dejara atrs para siempre el paradigma neoliberal que tanto ha incremen-tado las desigualdades1 en el seno de los pases y agrandado distancias entre los seres humanos. Requerira, por ejemplo, que en la necesidad urgente de la lucha contra el cambio climtico2 se revisara el paradigma del desarrollo como cre-cimiento sin lmites, se relegaran los intereses que bregan por el statu quo y se favorecieran y respetaran las convenciones y los protocolos medioambientales. La humanidad se juega mucho con esta eleccin: seguir con un modelo de creci-miento y consumo depredador o poner lmites a las economas de mercado que han creado sociedades de mercado y revisar nuestras formas de vivir, como declar el presidente de Uruguay, Jos Mujica, en la Conferencia de Rio + 20.3

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    Se requiere cambiar las estructuras, polticas y dinmicas que constituyen obstculos al desarrollo sustentable a escala global y nacional, y tambin llevar a cabo nuevas construcciones en la gobernanza mundial que, con un patrn de responsabilidades compartidas pero diferenciadas, atiendan a las necesidades y derechos de cada ser humano y den respuestas ms creativas, comprehensivas y audaces a estos desafos.

    La entrada en juego de los Estados del sur y otros actores de la sociedad civil que no formaban parte del grupo selecto de diseadores de las polticas de coopera-cin internacional para el desarrollo ampla el dilogo y las visiones de desarrollo humano. El statu quo encuentra su contrapunto en la multiplicidad de debates a los mrgenes que esperan ser incorporados a un dilogo plural. Conceptos como el buen vivir4 o teoras como la del decrecimiento (que alude a la justicia social y ambiental, a nuevos modelos energticos y urbansticos o a la coherencia entre el comportamiento individual y el colectivo) pueden ser compatibles con el desarrollo sustentable en un proceso de intercambio en el cual las experiencias y los apren-dizajes son compartidos, que se adapta de manera flexible a los nuevos contextos y

    La necesidad deL sur de repoLitizar La aGenda de La cooperacin internacionaL aL desarroLLo

    La cooperacin internacional al desarrollo (cid) se encuentra hoy en un momento de definiciones: los cambios en el contexto internacional que han tenido lugar desde fines del siglo anterior y en el comienzo del presente abren al sur posibilidades que nunca antes haba tenido de influir en la agenda del desarrollo, actualmente en construccin.con el paso del tiempo, la cid ha derivado desde

    la consideracin poltica de su tarea hacia los aspectos tcnicos de su implementacin, lo que ha significado un cambio de escala en sus anlisis que ha llevado a una incorrecta superposicin de agendas y ha derivado en un obstculo para comprender elementos esenciales del desarrollo y trazar estrategias que permitan su efectiva promocin.La mirada que proponemos tiene el sesgo de rea

    lizarse desde el sur y en consideracin de sus propias y mltiples trayectorias e intereses, lo que nos obliga a determinar al menos de manera amplia qu entendemos por sur en el marco especfico actual de la cid.utilizaremos una concepcin propia del sur, al

    que entenderemos como una posicin poltica que

    tiene como elemento aglutinante de sus partes el reclamo por recuperar los sujetos, saberes y relaciones ocultados por el orden internacional construido a partir de la modernidad europea y occidental, buscando establecer un orden internacional que recupere las diferencias que el actual ha ocultado como prctica constituyente de su funcionamiento. Los debates hoy en marcha para la construccin de una nueva agenda global de desarrollo post2015 abren una posibilidad para ello que debe ser aprovechada.para que esto suceda se debe insistir en la reva

    lorizacin de la agenda poltica junto con la tcnica: de ninguna manera se propone abandonar las preocupaciones por cmo hacer que la cooperacin sea cada vez ms eficaz, sino que se sostiene que esa eficacia est dada con relacin a objetivos por lograrse cuya definicin es, por esencia, poltica.tampoco sugerimos la desarticulacin de la

    futura agenda en dos partes, sino su concreta integracin en una nica agenda que se nutra de ambos insumos y discusiones. Ya no alcanza con sostener la importancia del desarrollo entendido como desarrollo humano, sino que se debe dar un paso ms para analizar sus presupuestos polticos y contestar, desde el sur, aquellos que presuponen

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 25

    desafos, pero que adems incide en la vida de la ciudadana incluyndola a partir del reconocimiento y la proteccin real de sus derechos.

    En el presente captulo se analizan los retos y oportunidades que abre la negociacin de la nueva agenda global de desarrollo sustentable y se discuten sus posibles contenidos, gobernanza y medios de implementacin desde lo que podra ser una perspectiva latinoamericana. Finalmente, se describe el papel que ha tenido Uruguay en los foros internacionales de la cooperacin para el desa-rrollo y en la definicin de contenidos de esta agenda.

    retos Y oPortunidades de la aGenda de desarrollo inclusiVo Y sustentaBle Para la reGin latinoaMericana

    Para comprender los retos y aprovechar las oportunidades de la agenda de desa-rrollo sustentable que se est negociando actualmente a nivel intergubernamen-tal en el seno de las Naciones Unidas y que suceder a los Objetivos de Desarrollo

    un a priori dictado por el orden mundial que lo relega a lo silenciado.consideramos que la viabilidad de esta posicin

    est ligada a la necesidad de distinguir agendas hoy no casualmente confundidas y, en particular, a rediscutir dos pares de agendas mal integrados.el primero de esos pares es el que resulta de

    entremezclar la agenda de la lucha contra la pobreza con la de promocin del desarrollo. se trata de realidades que se solapan, pero que de ninguna forma pueden integrarse. sin negar el papel que la primera debe jugar en la segunda, podemos destacar que, mientras una se orienta hacia la superacin de mnimos por debajo de los cuales las personas y familias se encuentran en situacin de pobreza, la otra debe estar orientada a la superacin permanente de mximos, en una tendencia sostenida de autoexigencia en tanto el desarrollo es, por esencia, un proceso siempre inacabado. as, una agenda del desarrollo confundida con una de la lucha contra la pobreza, aun cuando esta sea entendida de manera multidisciplinaria, estar necesariamente degradada.el segundo de esos pares expresa la confusin

    entre una agenda orientada a enfrentar las emergencias que generan bajos niveles de desarrollo

    y aquella otra dirigida a producir los cambios estructurales que se requieren para enfrentarlos. La agenda de la emergencia debe actuar cuando las personas no cuentan con recursos tangibles e intangibles que les permitan satisfacer sus necesidades bsicas, pero no debe suponerse que por el hecho de resolver la situacin de una persona/familia/comunidad se estn implementando los procesos necesarios para enfrentar las causas profundas que la han sumido en esa situacin, preocupacin que debe encarar una agenda de cambios estructurales que retome las preocupaciones sobre cules son las causas que generan el subdesarrollo y las enfrente.Los pases del sur deben entonces promover el

    regreso al debate poltico sobre el desarrollo, recuperando las propias visiones, conocimientos y realidades del sur, evitando la simplificacin de los problemas y planteando soluciones basadas en sus propias experiencias y capacidad de accin.

    Por Javier SuraskyCoordinador del Departamento de Cooperacin

    Internacional del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata, Argentina.

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    del Milenio (odm), es importante preguntarse: Desde dnde estamos sosteniendo nuestra brjula del desarrollo? Desde dnde miramos? Desde dnde nombramos? Quedan re-flejados los puntos de vista de la regin latinoamericana en los procesos de construccin de la nueva agenda?

    En los ltimos quince aos, Amrica Latina ha expe-rimentado transformaciones importantes en trminos de desarrollo humano, principalmente gracias a dos procesos: a)una voluntad poltica que ha permitido, en la mayora de los pases de la regin, dinamizar y mejorar las polticas pblicas, lo que ha ampliado las garantas de la agenda de derechos, y b)una mayor coordinacin y concertacin de los actores de la cooperacin internacional en la definicin de una agenda de desarrollo que ha empujado, fortalecido y acompaado la construccin de dichas polticas.

    Los procesos de construccin de ciudadana y el momen-to econmico propicio que atraviesan la mayora de los pases de la regin crean un contexto favorable para afron-tar los desafos pendientes: Amrica Latina sigue siendo la regin ms desigual del mundo, donde existen altas tasas de violencia, empleo informal, exclusin, desigualdad de gnero, deficiente calidad de la educacin y de los servicios pblicos, por solo citar algunos de los problemas que toda-va quedan por resolver. El crecimiento econmico, impul-sado por el aumento de los precios de los commodities y de la mano del crecimiento de China, ha generado y fortalecido ciertas capacidades nacionales de desarrollo, pero tambin ha mostrado la necesidad de avanzar en un patrn produc-tivo ms diversificado, que deje mayor valor agregado, que sea ms inclusivo y sustentable.

    El inicio del siglo despunt, en muchos pases de la re-gin, con crecimiento de altas tasas sostenidas, que entre otras cosas han favorecido la cooperacin sur-sur y trian-gular de los pases latinoamericanos. Sin embargo, an existen deficiencias en la movilizacin de recursos finan-cieros internos (a travs de las recaudaciones impositivas) que hagan ms sostenibles las capacidades nacionales y las polticas pblicas para el desarrollo sustentable.

    Si bien la mayora de los pases de la regin son califica-dos como de renta media y renta media alta,5 no dependen de la ayuda y acceden a recursos (inversin extranjera di-recta y otras corrientes de capital), es necesario aprovechar mejor los espacios que sus economas y sistemas fiscales les brindan para una mayor y ms justa movilizacin de recursos nacionales que, adems, van de la mano de una ciudadana ms exigente y preocupada por el destino de

    cuadro 1. Los objetiVos de desarroLLo sostenibLe y su confLuencia con La aGenda post2015

    uno de los principales resultados de la con

    ferencia ro + 20 fue el acuerdo alcanzado

    por algunos estados miembros para desa

    rrollar los objetivos de desarrollo sostenible

    (ods), orientados a la realizacin de accio

    nes centradas y coherentes en materia de

    desarrollo sustentable. el documento final

    de ro + 20 establece que el proceso de de

    finicin de los ods debe ser coordinado y

    coherente con el proceso de valoracin de la

    agenda para el desarrollo despus de 2015.

    un grupo de trabajo abierto de la asamblea

    General, formado por 30 miembros, recibi

    la tarea de emitir una propuesta de ods

    para someterla a la consideracin de la 69.a

    asamblea (20142015). asimismo, se cons

    tituy un comit intergubernamental de

    expertos para el financiamiento de los ods,

    integrado por 30 expertos nombrados por

    grupos regionales, con representacin geo

    grfica equitativa, del cual uruguay forma

    parte.

    Fuente: http://www.un.org/es/development desa/areaofwork/post2015.shtml.

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 27

    sus impuestos, lo que sin duda ayudar a contar con sistemas ms equitativos, transparentes y una mejor rendicin de cuentas.

    Por otro lado, los avances en la institucionalidad del Estado han permitido in-crementar la autopercepcin de fortaleza de los pases de la regin, facilitando la construccin de un nosotros latinoamericano que ha impulsado una integracin que apuesta por la cooperacin sur-sur (css). El contexto internacional en el mbito de la cooperacin para el desarrollo tambin coadyuva a esta confluencia de energa en la regin: frente a la disminucin de la ayuda oficial al desarrollo (aod) se refuerza una voluntad de hacer cooperacin entre socios del sur, que antes era ms difcil de materializar. Tambin se presta a encarar la cuestin con ms autonoma y responsabilidad, aunque eso no significa desdear el papel estratgico que sigue desempeando la aod en la superacin de las vulnera-bilidades estructurales y en la transformacin del crecimiento econmico en desarrollo sustentable.

    Pero para que la aod pueda ser efectiva se necesita avanzar de igual manera en la coherencia de polticas de los pases del norte, esto es, en aquellas acciones para asegurar que los objetivos y resultados de la poltica de cooperacin de un gobierno no sean daados por otras polticas del mismo gobierno que impac-ten sobre los pases en desarrollo (ocde, 2003). Ejemplos de incoherencias que afectan a la regin latinoamericana podemos encontrarlos en el terreno de la ciencia y la tecnologa, cuando los pases ricos defienden fuertemente cuestiones vinculadas con patentes de empresas que se sitan por encima del bien pblico y de los derechos humanos, como en el caso de la salud pblica, en las polticas migratorias, en las polticas de proteccionismo agropecuario (cuestiones arance-larias o paraarancelarias) o en aquellas que resultan en el deterioro del medio ambiente y el cambio climtico.

    Ahora bien, la coherencia de polticas para el desarrollo es tambin respon-sabilidad de los pases del sur. En Amrica Latina la desigualdad se plantea como la gran incoherencia. Es imposible abordar cualquier proceso de desarrollo sustentable si no se atienden las grandes inequidades en materia de ingresos, oportunidades, gnero, tnico-raciales o territoriales. Conviene recordar que en muchos pases de la regin fueron las organizaciones de la sociedad civil y los organismos de cooperacin internacional los que en muchos casos visibilizaron y ayudaron a introducir en la agenda poltica temticas vinculadas al cuidado medioambiental, los derechos sexuales y reproductivos, la lucha contra la vio-lencia de gnero y otros derechos denominados de nueva generacin.6 Adems de la desigualdad, otra de las grandes incoherencias que quedan por abordar en la regin est relacionada con cuestiones medioambientales. En muchos pases el desarrollo de estas capacidades est siendo apoyado y acompaado por la coope-racin internacional.

    La regin est buscando un papel protagnico en los debates en torno a la conformacin de la nueva agenda global de desarrollo. Respondiendo a la vo-luntad de fortalecer el multilateralismo, los estados latinoamericanos amplan su participacin y su influencia en las negociaciones y la toma de decisiones en te-mas centrales de la agenda internacional, como el cambio climtico, el comercio internacional y el financiamiento del desarrollo.

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    La necesidad de coherencia de poLticas para eL desarroLLo en un Mundo GLobaLizado

    parece indudable que los procesos globales que progresivamente estn generando un mundo cada vez ms interdependiente y transnacionalizado demandan una visin amplia y comprehensiva para comprehender y gestionar los desafos globales relacionados con el desarrollo humano. en este marco, siendo la cooperacin, o ms precisamente la ayuda oficial al desarrollo (aod), un instrumento relevante que la comunidad internacional ha establecido para luchar contra la pobreza y promover el desarrollo global, se trata tambin de un mecanismo limitado tanto en sus competencias como en sus capacidades para promover eficazmente la construccin de un sistema internacional ms justo, equitativo y sostenible que garantice a todas las personas el libre ejercicio de sus derechos y libertades. en efecto, polticas como el comercio, las finanzas, la gestin de la deuda, el medio ambiente, la seguridad, la defensa o las migraciones poseen un impacto mucho mayor en la promocin (o limitacin) del desarrollo humano en los pases en desarrollo.en este marco, surge el concepto de coherencia

    de polticas para el desarrollo (cpd), que supone que

    todas las polticas pblicas de los pases (y no solo la aod) deben asumir una responsabilidad en temas de desarrollo, evaluando por tanto las consecuencias (negativas o positivas) que estas polticas tienen sobre otros pases y sociedades. as, el concepto de cpd supone la integracin de la perspectiva de desarrollo en el diseo, la implementacin y la evaluacin de todas las polticas pblicas de los pases. esta visin pretende ampliar el enfoque restrictivo que tradicionalmente han asumido los programas de aod para trabajar desde una perspectiva integral y horizontal, asumiendo que, en un mundo extremadamente desigual, es necesario cambiar las relaciones asimtricas que se establecen entre pases, actores y personas. solo desde esta perspectiva cosmopolita se podra avanzar hacia la gestin colectiva de bienes y males pblicos globales que demandan una accin conjunta entre todos los pases del planeta, ya que ninguno de ellos en solitario podr reducir las amenazas derivadas del cambio climtico, los conflictos internacionales, la presin migratoria o la inestabilidad financiera (por solo mencionar algunos ejemplos).dos son las implicaciones fundamentales que

    posee este concepto de cpd para amrica Latina:en primer lugar, esta visin supone que, si bien

    es cierto que se requiere mejorar las prcticas y efi

    Muchos de ellos, en su naturaleza dual de receptores y donantes, hacen una apuesta firme por apropiarse de la cooperacin para el desarrollo, a travs del fortalecimiento de sus capacidades institucionales, queriendo adems compartir sus lecciones aprendidas con otros pases de la regin y del mundo. El renova-do auge de la css y su creciente importancia en la agenda global y regional del desarrollo promueven un debate latinoamericano, tanto tcnico como poltico, sobre la cooperacin al desarrollo y la conformacin de comunidades de prctica e intercambio de conocimientos. Estas nuevas miradas amplan y enriquecen el conocimiento acumulado a lo largo de ms de cincuenta aos de cooperacin tradicional y otros tantos de css.

    La diversidad cultural y de culturas polticas no hacen recomendables las re-cetas para todos, pero la garanta de los derechos humanos de la ciudadana latinoamericana debera estar por encima de los signos polticos y otras cuestio-nes coyunturales. Por ello, el dilogo y el reconocimiento de distintos niveles y modelos de desarrollo entre los pases latinoamericanos es un prerrequisito para

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 29

    cacias de la poltica de aod, es necesario trascender esta mirada para demandar de los pases considerados desarrollados una prctica ms coherente con el desarrollo humano en toda una serie de polticas que son fundamentales para la regin latinoamericana. de esta forma, es preciso trabajar activamente en foros internacionales para demandar una accin colectiva y un mayor compromiso con el desarrollo, de manera que en el sistema internacional se generen las condiciones y oportunidades para promover el desarrollo humano de las regiones menos favorecidas, como es el caso de amrica Latina. es indiscutible que los pases latinoamericanos han avanzado de manera significativa en este mbito, adquiriendo cada vez mayor protagonismo en los foros internacionales y generando estrategias alternativas de desarrollo en sus propios pases.en segundo lugar, un mbito menos trabajado

    refiere a las responsabilidades que tambin deben asumir los pases en desarrollo. en efecto, teniendo en cuenta los cambios en el sistema internacional y la emergencia cada vez ms importante de los pases en desarrollo, es preciso ampliar el concepto de cpd, que no debe ser un mandato restringido al espacio de los pases donantes, sino que debera entenderse como un compromiso global concerniente a todos los estados del planeta. en este sentido, los

    pases latinoamericanos no solo deben demandar coherencia de otros pases, sino asumir tambin que las polticas que llevan a cabo pueden tener efectos perniciosos para otras sociedades y personas. as, en convergencia con el principio de las naciones unidas de responsabilidades compartidas pero diferenciadas, los pases latinoamericanos entre los que se encuentran importantes donantes de cooperacin sursur debern integrar la visin de desarrollo a su prctica poltica, as como contribuir a la gestin colectiva de los bienes y males pblicos globales.en sntesis, el concepto de cpd supone ampliar la

    mirada para que los pases puedan asumir una responsabilidad integral en la promocin del desarrollo global. en este contexto, los pases latinoamericanos, que estn llamados a asumir un rol cada vez ms importante en el sistema internacional, debern integrar esta agenda a su prctica poltica tanto para demandar un sistema internacional ms coherente con el desarrollo como para asumir responsabilidades comunes en la construccin de un mundo ms equitativo y sostenible.

    Por Natalia MillnDoctora en Ciencias Polticas (Relaciones Internacionales) e

    investigadora asociada al Instituto Complutense de Estudios Internacionales, Universidad Complutense de Madrid, Espaa.

    alcanzar acuerdos regionales que les permitan abordar mancomunadamente los retos del desarrollo sustentable y amplificar la voz en la definicin de la nueva agenda global.

    En este contexto, ser importante armonizar posiciones en torno a tres desafos principales que enfrenta la regin: a)su participacin en la gobernanza del siste-ma de cooperacin internacional, b)su influencia en la agenda post-2015 y c)las formas en que financiar su desarrollo. Pasemos, pues, a explorar estas cuestiones.

    desafos de la gobernanza del sistema de cooperacin internacional para el desarrollo

    A poco tiempo de que la agenda sobre los odm cierre su ciclo, tanto los pases del norte como los del sur estn llamados a adaptarse a los cambios en las formas de interactuar y a nuevos mecanismos de la gobernanza global, en orden a lo cual es necesario garantizar la igualdad de oportunidades para todos los pases en la

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    desarroLLo coMo proceso diaLGico y participatiVo

    Los proyectos de desarrollo viables requieren la incorporacin de la ciudadana, las ong, las instituciones universitarias y las gobernaciones (nacionales, regionales y distritales) para su construccin, aplicacin y evaluacin. se trata de aportar una perspectiva tica e indagar sobre el tipo de desarrollo viable que requieren nuestras sociedades. el sentido humanitario es el que debe reconstruirnos para luego redefinir lo que es posible hacer en las distintas lneas de innovacin.el concepto y la comprensin del desarrollo en

    amrica Latina descubri que la complejidad de los problemas requera la capacidad de producir transformaciones diversas y articuladas sociales, culturales, ticas, polticas y econmicas, que a su vez generen interrelaciones entre personas e instituciones, incluidos medios de comunicacin, imaginando as una nueva posibilidad de una sociedad en desarrollo, poco a poco y en proceso. sin embargo, esta concepcin del desarrollo se fue distorsionando, centrndose solo en el eje de cambios sociales, donde el crecimiento econmico ostent el protagonismo. Hoy el objetivo desesperado por el crecimiento econmico se ha convertido en un falso desarrollo, lo que ha llevado al crecimiento de la violencia y la corrupcin que provoca en algunos pases que los partidos polticos hayan perdido poder tico.desde un enfoque comunicativo hacia nuevas

    y mltiples construcciones posibles para promover un desarrollo completo, el desarrollo necesita promover el dilogo y la participacin entre ciudadanos con instituciones u otras instancias que permitan escuchar y aprender unos de los otros. Las universidades deberan trabajarlas. La verdadera ciudadana tiene un papel relevante tanto en el

    anlisis como en las propuestas de transformaciones creadas y trabajadas. es saber escuchar y opinar. es analizar pero tambin proponer y efectuar transformaciones necesarias, de manera conjunta, en ayudas mutuas.desde calandria hemos trabajando con mujeres

    populares que desde sus historias personales producan radionovelas que relataban sus vidas y sus rutas de salida ante tanta opresin machista. estuvieron en su localidad, luego en Lima, poniendo en valor sus capacidades comunicativas. eran sectores populares que proponan transformaciones, adems de presentar sus violencias y desprecios recibidos. Las conversaciones de ellas y ellos eran impresionantes y as lo apreciaban porque antes nadie los valoraba. tambin se apoy la produccin de una ley de comunicaciones presentada por la ciudadana, y los periodistas empezaron a trabajar con la gente para generar esas noticias que no salen y aportar soluciones para mejorar. en per estamos trabajando en experiencias de acercamiento de algunos periodistas a diversas zonas del pas, conociendo a medios y consumidores, analizando los problemas existentes.La comunicacin est en el corazn de la coope

    racin internacional para el desarrollo y las instituciones rectoras de esta materia de los estados latinoamericanos deberan dar prioridad a la inclusin de procesos participativos y a la articulacin ciudadana y regional para que las iniciativas de desarrollo puedan ser categorizadas como tales. de lo contrario, los objetivos de crecimiento econmico que valen a unos pocos se categorizarn de nuevo, absurdamente, como el desarrollo de todas y todos.

    Por Rosa Mara AlfaroFundadora y exdirectora de la organizacin de

    comunicadores Calandria y expresidenta del Consejo Consultivo de Radio y Televisin (concor tv), Per.

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 31

    construccin de la agenda internacional del desarrollo. En este contexto, los pa-ses de Amrica Latina pueden incrementar su influencia sobre la nueva agenda y la arquitectura de la cooperacin si logran construir narrativas regionales a favor de un desarrollo sustentable en el proceso intergubernamental que tiene lugar entre los meses de setiembre de 2014 y 2015.

    No obstante, para logar que las posturas y las visiones de la regin sean tomadas en cuenta en la agenda de desarrollo y aumentar las capacidades de participacin en el nuevo sistema de gobernanza global, Amrica Latina necesita trabajar al menos dos aspectos. En primer lugar, es indispensable la promocin de la regin en los mecanismos y foros internacionales del desarrollo. Para ello, como se apuntaba, se necesita fortalecer la coordinacin en el mbito regional, con la perspectiva de reforzar la complementariedad de acciones, apoyar los es-fuerzos en favor de la inclusin y la equidad, aprender unos de otros y formular agendas propias para la regin. El impulso de mecanismos de integracin re-gional como la Unin de Naciones Suramericanas (unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos (celac), entre otros, resulta fundamental para promover polticas y acciones coordinadas hacia mayores niveles de desa-rrollo por vas sostenibles.

    En segundo lugar, si lo que se quiere es ampliar el espectro de la gobernanza, tanto en el mbito internacional como nacional, ello tambin implica la madu-rez y el fortalecimiento de los sistemas de cooperacin para el desarrollo de los pases latinoamericanos. Adems de procesos de reforma institucional y forta-lecimiento de capacidades, es necesario pensar cmo incorporar otros actores nacionales, regionales o locales (parlamentos, organizaciones de la sociedad ci-vil,7 sindicatos, movimientos sociales, academia), cuyos intereses y percepciones tienen que estar presentes en los debates sobre la cooperacin para el desarrollo. Esta alianza entre los actores involucrados coadyuvar, por otro lado, al ejerci-cio de la apropiacin democrtica de la cooperacin internacional y facilitar el cumplimiento por todos de los compromisos adquiridos.

    La gobernanza del sistema de cooperacin para el desarrollo est fragmentada en distintos foros y, si bien es necesario propiciar una relacin ms estrecha entre las instancias abiertas en el diseo de la agenda, con el objeto de facilitar la coordinacin y la voz de todos los actores del sistema de cooperacin, tambin es cierto que no en todos los espacios se cuenta con la misma legitimidad para definir una agenda democrtica de desarrollo sustentable.

    Para los pases latinoamericanos es importante respaldar la centralidad del Foro de Cooperacin para el Desarrollo (fcd) de las Naciones Unidas, creado en el Consejo Econmico y Social (ecosoc) despus de la Cumbre Mundial del ao 2005 y lanzado en 2007. Por su composicin universal e igualitaria, se constituye en el marco multilateral ms incluyente y de mayor representatividad, ya que todos los pases que forman parte del Sistema de las Naciones Unidas (snu) estn invitados a contribuir al debate ms amplio sobre las tendencias de la coopera-cin internacional. Ha sido y sigue siendo un espacio relevante y legtimo para la definicin de estrategias, las polticas y la financiacin de la cooperacin al desarrollo desde una perspectiva ms poltica que tcnica, si bien todava tiene que afrontar algunas desventajas, como su falta de competencias para tomar

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    decisiones. Las Naciones Unidas, por otro lado, tienen una larga historia en promover y apoyar la colaboracin entre los pases de menor desarrollo relativo.

    Adems del fcd, existen otros espacios que pujan por liderar la gobernabilidad del sistema de cooperacin. El Co-mit de Ayuda al Desarrollo (cad) de la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico (ocde), que inte-gra a la mayora de los donantes tradicionales miembros de la organizacin, ha sido el foro donde desde hace ms de cincuenta aos se han discutido las cuestiones referentes a la aod desde la perspectiva de los pases ms ricos.

    En el seno del cad surgi el debate global sobre la efica-cia de la ayuda a travs de una serie de foros de alto nivel que progresivamente fueron sumando la participacin de otros actores de la cooperacin al desarrollo. Este debate est fuertemente pautado por la Declaracin de Pars de 2005,8 a la que se han adherido la mayora de los pases donantes y receptores. Esta agenda ha recibido importan-tes crticas. La primera es la de restringir la cuestin de la eficacia del desarrollo a cuestiones tcnicas, perdiendo de vista los contextos en que dichas polticas de ayuda se desarrollan.

    Por ello, en el IV Foro de Alto Nivel sobre Eficacia de la Ayuda, de Busan (2011), se busc ampliar el alcance del debate pasando de la efectividad de la ayuda a la eficacia del desarrollo. Ello posibilit la inclusin de temas como la coo-peracin sur-sur y triangular, el rol del sector privado en el desarrollo, el combate a la corrupcin y los flujos ilcitos o el financiamiento contra el cambio climtico. La nomen-clatura opt por ir ms all de la eficacia de la ayuda, pero menos que lo que implicaba hablar de la eficacia para el de-sarrollo, ya que sigue dejando fuera muchas cuestiones que son de vital importancia para la consecucin de todos los derechos de todas las personas. De la misma manera, este debate no se puede reducir a una mera cuestin termino-lgica, porque la conceptualizacin del desarrollo tambin puede hacerse de manera sesgada.

    El documento final de Busan propone una visin del de-sarrollo fundamentalmente como crecimiento econmico y, consecuentemente, resalta en l el rol del sector priva-do. Esta visin refleja en gran medida las prioridades del Consenso de Sel para el Crecimiento Compartido y su plan de accin multianual elaborado en el marco del G-20.9 Es un enfoque alejado de las conceptualizaciones del desarrollo como fenmeno multidimensional y del enfoque de de-rechos humanos promovido desde otros mbitos. Por otro

    cuadro 2. Los pases LatinoaMericanos en La aGenda de La eficacia

    (2003) Bolivia, colombia, Honduras, Mxico

    y nicaragua participan en el Grupo de tra

    bajo sobre la eficacia de ayuda del cad.

    (2002-2004) nicaragua acoge la evaluacin

    conjunta de aprendizaje de pas del cad,

    uno de los principales aportes a la decla

    racin de pars en 2005.

    (2009-2011) colombia copreside el equipo

    de tarea sobre css del Grupo de trabajo

    sobre la eficacia de la ayuda.

    (2011) Bolivia y colombia participan en la

    evaluacin de la implementacin de

    la declaracin de pars, conducida por

    un equipo independiente experto en el

    tema.

    (2011) se generan dos documentos de posi

    cionamiento de la regin ante el iV Foro

    de alto nivel de Busan. Guatemala lidera

    el documento Una perspectiva comn:

    camino a Busan que apoyan: Honduras,

    Guatemala, el salvador, costa rica, pa

    nam, repblica dominicana y Bolivia.

    el resto de los pases suscriben el docu

    mento Posicin sobre la cooperacin sur-

    sur en el marco de la cooperacin interna-

    cional para el desarrollo ante el IV Foro de

    Alto Nivel de Busan, articulado desde el

    pifcss de la css.

    (2011-2012) Honduras y Mxico son sherpas

    para negociar el documento final del iV

    Foro de alto nivel en Busan en 2011. am

    bos son sherpas en el Grupo de trabajo

    provisional de la agced en 2012.

    (2012 a 2014) Guatemala y per integran el

    comit directivo de la agced.

    (2014) Mxico organiza la i reunin de alto

    nivel de la agced y forma parte del gru

    po de Co-Chairs

    Fuente: cepei (2014) con agregado propio.

  • La cooperacin internacionaL para eL desarroLLo deL sur | 33

    lado, Busan quiso mostrar el cambio en la dinmica de la cooperacin internacional resultante de un nuevo ba-lance de poder en las relaciones econmicas mundiales, y para ello incorpor los brics a la negociacin, a fin de que como nuevos donantes asumieran los mismos compromisos y principios para la css. No obstante, estos dejaron en claro que an no estaban en condiciones de hacer, salvo en for-ma progresiva y voluntaria.

    A partir del IV Foro de la Eficacia de Busan, y buscando cerrar la brecha entre legitimidad e inclusin del Foro de Eficacia de la Ayuda, se cre la Alianza Global para la Coo-peracin Eficaz al Desarrollo (agced), con una estructura de gobernanza liviana que integra a representantes de todos los stakeholders del desarrollo (donantes, receptores, duales, sociedad civil, sector privado, parlamentos, bancos y agen-cias multilaterales), en un Comit Directivo10 que cuenta con el apoyo del Secretariado del pnud y el cad-ocde.

    No obstante, las expectativas creadas al finalizar Busan se fueron enfriando en los meses posteriores, y la agced to-dava no termina de verse como una alianza legtima para articular la agenda de cooperacin para el desarrollo. La fuerte impronta de la ocde en este proceso y el protagonis-mo del sector privado incomodan a muchos de los pases del sur, que no lo reconocen como un foro legtimo para la definicin de aspectos sustantivos sobre cooperacin para el desarrollo.

    Apostar por un sistema de cooperacin internacional in-tegral y solidario, que d cabida a los pases en funcin de sus capacidades y necesidades de desarrollo sustentable, es un camino apropiado para mostrar al mundo que el norte de los pases de la regin sigue siendo el sur, y que la de-fensa de los intereses de Amrica Latina tambin es una apuesta por un modelo de desarrollo que incluya la soste-nibilidad y la equidad mundial.

    Hacia una agenda de cooperacin post-2015: explorando visiones compartidas

    El mundo ha cambiado significativamente desde la defi-nicin de los Objetivos del Milenio, como tambin lo ha hecho el mapa de la pobreza, que demanda un crecimiento inclusivo y estrategias orientadas a combatir la desigualdad. Si bien los odm constituyeron una de las iniciativas ms exitosas del ltimo medio siglo y una incipiente agenda social global, los objetivos que vienen tendrn que adap-tarse a un mundo que, quince aos despus, responde a

    cuadro 3. indicadores de La aGced

    el comit directivo de la agced defini 10

    indicadores para monitorear la implementa

    cin de los compromisos para la cooperacin

    para el desarrollo eficaz asumidos en Busan:

    1. La cooperacin al desarrollo se orienta a

    resultados que responden a las priorida

    des de los pases en desarrollo.

    2. La sociedad civil acta en un entorno que

    potencia al mximo su participacin y su

    contribucin al desarrollo.

    3. el sector privado participa y contribuye al

    desarrollo.

    4. transparencia: la informacin sobre la

    cooperacin al desarrollo se pone a dis

    posicin pblica.

    5. La cooperacin al desarrollo es ms pre

    visible.

    6. La ayuda se incluye en presupuestos so

    metidos a control parlamentario.

    7. La responsabilidad mutua entre los ac

    tores de cooperacin al desarrollo se po

    tencia mediante evaluaciones incluyen

    tes.

    8. igualdad de gnero y empoderamiento

    de la mujer.

    9. instituciones eficaces: se potencian y

    usan los sistemas de los pases en desa

    rrollo.

    10. La ayuda no est ligada.

    Fuente: agced (2012).

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    nuevos equilibrios en el mbito de la geopoltica y a una mayor demanda de participacin de mltiples actores (pases menos desarrollados, redes transnacio-nales de sociedad civil, parlamentos, ciudadanas, osc local). Pero, sobre todo, la comunidad internacional tendr que actuar de forma decidida sobre las causas estructurales de las desigualdades, pobreza y degradacin ambiental, si lo que se quiere es avanzar en la senda del desarrollo sustentable.

    El punto de partida en este camino es asimtrico. Las desigualdades entre pases y dentro de ellos constituyen obstculos al desarrollo cuya superacin requiere de la concertacin internacional. Los Estados de la regin latinoameri-cana y sus ciudadanas padecen todava la falta de regulacin del sistema finan-ciero global, que lo vuelve inestable y especulativo; el injusto rgimen comercial mundial, que mide con un doble rasero los niveles de proteccin e incrementa la volatilidad de los precios de las materias primas; los mecanismos de resolucin de disputas entre inversores y Estado, que consienten que empresas transnacio-nales demanden a gobiernos cuando protegen intereses pblicos;11 los acuerdos sobre derechos de propiedad intelectual, que pueden afectar la transferencia de tecnologa y elevar los costos de bienes esenciales. Las consecuencias de estas dinmicas inciden o limitan las proyecciones de desarrollo de los pases de la regin, y por ello la agenda post-2015 tendr que atenderlas.

    El diagnstico en este sentido no es muy diferente del realizado quince aos atrs, cuando se estableci la agenda odm, aunque la manera en que se opt por hacer frente a las causas y consecuencias de estos problemas estructurales fue tmida: qued esbozada en el odm 8 (Fomentar una asociacin mundial para el desarrollo), pero sin metas cuantificadas y con plazos difusos para su cumpli-miento. Los logros en este objetivo han sido escasos, y solo una repolitizacin de la agenda, que trascienda su carcter de lista de tareas, podra corregir parte de los desequilibrios que se dieron al exigir el cumplimiento de siete de los ocho objetivos bsicamente al sur.

    Definicin colectiva de una poltica global?

    Superando el enfoque de los odm, que implicaba fundamentalmente el consenso entre actores gubernamentales, el proceso de elaboracin de la agenda post-2015 se presenta como un laboratorio de innovacin en la institucionalidad de la globalizacin, donde se est procediendo a la definicin colectiva de una poltica pblica global. Pero en este proceso poltico en el mbito internacional, donde acontecen mltiples debates y demandas en pugna, la toma de decisiones, la transparencia y la capacidad de influencia se hacen ms difusas y caticas ante la ausencia de un gobierno formal (Ayuso y Costafreda en Alonso, 2013: 25-27) y ante los distintos poderes de negociacin de los actores.

    En el reconocimiento de la naturaleza poltica de los procesos de desarrollo, los pases de Amrica Latina tienen un espacio para participar activamente y apro-piarse tambin de la agenda de desarrollo post-2015 que se est construyendo, as como defender el aporte de los pases del sur a travs de la css.

    La agenda post-2015, corrigiendo las insuficiencias de los odm, debera tener en cuenta los diferentes grados de desarrollo que existen entre las regiones de un

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    mundo diverso y reconocer las circunstancias y caractersticas propias de cada pas. Esto es, superar el formato de modelo nico (one-size-fits-all) e incorporar problemas y caractersticos de los pases de desarrollo intermedio, como el cam-bio productivo, la desigualdad y la fragmentacin social, el desempleo juvenil, la fragilidad institucional, la inseguridad ciudadana, la vulnerabilidad financiera o la consolidacin democrtica. Por otro lado, se hace necesario vincular la agenda de desarrollo post-2015 con la agenda normativa de los derechos humanos, a fin de asegurar un abordaje universal de los problemas. El disfrute del conjunto de esos derechos por todas y todos, independientemente de la renta per cpita de los pases en que viven, debera guiar la nueva agenda.

    Los derechos humanos en el corazn de la agenda

    Para conseguir una agenda verdaderamente global, que tenga en cuenta las ne-cesidades de todas las personas, los Estados latinoamericanos tambin tendrn que cumplir con sus obligaciones de promocin, respeto y garanta del conjunto universal e indivisible de los derechos humanos. Pensar en las polticas pblicas desde las personas y profundizar el dilogo y las acciones tendientes a promover la coherencia de polticas entre los diferentes actores ser necesario, como lo ser cumplir los compromisos recogidos en declaraciones. La regin ha demos-trado que puede actuar coordinadamente en el mbito mundial, y un ejemplo de ello lo tenemos en la negociacin de la agenda de El Cairo sobre Poblacin y Desarrollo, que a su vez impactar en la definicin de la agenda post-2015, lo que refleja que es posible concertar posiciones en lo relativo a los derechos humanos en el contexto latinoamericano.

    La erradicacin de la pobreza ofrece un bienestar mnimo a la sociedad mun-dial, pero la geografa y la conceptualizacin de la pobreza se han transformado tanto a escala global como regional. El crecimiento demogrfico, la migracin, la urbanizacin, las crisis alimentaria, energtica y financiera y el cambio cli-mtico, entre otros, enfrentan a la comunidad internacional a un nuevo esce-nario de desafos. Es un hecho que el cambio climtico, provocado por la accin humana tendr consecuencias devastadoras sobre los avances realizados hacia el logro de los odm y que esas consecuencias afectarn directamente a los grupos ms vulnerables. Sus efectos se han convertido ya en la espada de Damocles del desarrollo humano. La sostenibilidad ambiental es un requisito para el logro de los derechos humanos.

    La agenda de desarrollo que viene debera incorporar la garanta real del ejercicio efectivo de los derechos humanos y la reduccin de todo tipo de de- sigualdades. La apuesta por una agenda post-2015 que incorpore los componen-tes sociales, econmicos y ambientales del desarrollo desde una perspectiva mul-tidimensional tambin obliga a replantear algunos viejos preceptos, comenzando por la forma en que se mide la pobreza. Es cierto que la comunidad internacio-nal ha hecho progresos significativos en la lucha contra la pobreza absoluta, pero la definicin de lneas de pobreza exclusivamente basadas en el ingreso mone-tario limita la percepcin del fenmeno. En estas mediciones, parece necesario considerar no solo a la poblacin que vive por debajo de la lnea de pobreza, sino

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    tambin a aquella que, estando por encima de ese umbral, padece altos niveles de vulnerabilidad. El pnud, junto con algunas instituciones acadmicas, ha hecho importantes avances para conceptualizar el desarrollo y la pobreza que deberan ser incorporados a la nueva agenda post-2015.

    Los odm han demostrado ser una herramienta til para enfocar prioridades, definir agendas y canalizar recursos: los debates en torno a esos objetivos contri-buyeron a legitimar los retos que plantea la erradicacin de la pobreza a escala mundial. Los odm tambin fueron relevantes para el desarrollo interno de los pases y para mejorar los sistemas de cooperacin, por cuanto constituyeron un pacto poltico que moviliz a la comunidad internacional, instituciones financie-ras y fondos, programas y organismos del Sistema de las Naciones Unidas (snu) para elevar los niveles de vida de la poblacin en todo el mundo. El estableci-miento de objetivos globales comunes permiti adems avanzar en la definicin de metas claras, comunicables y verificables mediante indicadores y esquemas de monitoreo. Estos han facilitado la formulacin de polticas pblicas ms efecti-vas y la evaluacin de los resultados en el mbito nacional e internacional, lo que ha favorecido la transparencia y la rendicin de cuentas, as como identificar y atender reas en las que las acciones pueden tener mayor impacto.

    No obstante todas estas ventajas, los retos del futuro exigen ir ms all del consenso en torno a unos objetivos y la orientacin de los presupuestos nacio-

    eL consenso de MonteVideo: un hito para La reGin y para uruGuay

    uno de los momentos que sern recordados en la regin por el avance de la agenda de poblacin y desarrollo, as como por el papel de liderazgo que desempe uruguay en su rol de pas anfitrin y presidente, fue la primera reunin de la conferencia regional sobre poblacin y desarrollo de amrica Latina y el caribe, realizada en agosto de 2013. dicho encuentro alumbr un consenso histrico (conocido como consenso de Montevideo) que inspirar la agenda regional en esta materia para los prximos aos.no es casualidad que este evento ocurriera en un

    pas comprometido con el programa de accin de la conferencia internacional sobre la poblacin y el desarrollo (cipd) de las naciones unidas, realizada en el cairo en 1994. desde entonces, uruguay ha fortalecido un amplio abanico de polticas y programas basados en sus principios, y en los ltimos aos el estado se ha comprometido a garantizar el

    ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos de toda la poblacin, a travs de leyes como la del matrimonio igualitario o la despenalizacin del aborto.enmarcado en el contexto de revisin y segui

    miento del plan de accin de la conferencia internacional sobre poblacin y desarrollo (cipd) despus de 2014, y de la agenda post2015, el consenso de Montevideo contribuir a situar a la regin con una posicin comn en la asamblea General de nueva York, en setiembre de 2014.con ms de 120 medidas sobre ocho temas iden

    tificados como prioritarios, que evidencian la evolucin de la regin en la agenda de poblacin y de derechos sexuales y reproductivos, en el consenso de Montevideo sobresalen algunos avances. desde un llamamiento a un nuevo modelo econmico y un pacto por la convivencia, destaca la incorporacin de los derechos sexuales, explicitando el respeto a la orientacin sexual, la identidad de gnero y la alusin a la poblacin lgbt (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), y una alusin expresa

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    nales y de la cooperacin internacional hacia su consecucin. Los odm, pese a los avances mencionados, se materializaron en una agenda de mnimos que no contempl cules eran los medios y estrategias para conseguirlos ni mencion cules eran las causas que motivaban los niveles de pobreza, la degradacin medioambiental y la carencia en cobertura de necesidades bsicas que se quera combatir. Tampoco se buscaron los cauces de articulacin entre objetivos eco-nmicos, sociales y ambientales, lo que provoc la simplificacin del desarrollo sustentable y su desvinculacin de otros compromisos acordados en los mbi-tos regional e internacional, como es el caso de las convenciones en materia de cambio climtico y de los instrumentos de derechos humanos. Otras formas inmateriales de desarrollo, como la libertad poltica, la participacin social o la lucha contra desigualdad y la discriminacin, quedaron fuera de la agenda odm. El marco post-2015 deber adoptar un enfoque transversal donde los derechos humanos, especialmente su garanta para los grupos ms desprotegidos o discri-minados, crucen las prioridades que definan la agenda futura.

    Entrando en detalles, para superar la reduccin que se hizo al incorporar la equidad de gnero exclusivamente al odm 3, la agenda post-2015 deber definir objetivos especficos y ambiciosos, as como criterios transversales de gnero, con indicadores adecuados para su medicin y seguimiento. En la regin lati-noamericana y caribea todava queda mucho trabajo pendiente en el reconoci-

    a la prevencin del aborto inseguro, identificando medidas como el acceso a pldoras anticonceptivas sin prescripcin. en este sentido se apunt que la criminalizacin del aborto tiene como resultado el aumento de la mortalidad y morbilidad materna. por ello se inst a los estados a modificar las leyes, normativas, estrategias y polticas pblicas sobre la interrupcin voluntaria del embarazo para salvaguardar la vida y la salud de mujeres adultas y adolescentes.tambin se hizo un llamado a proteger los dere

    chos de adolescentes y jvenes, para que tengan el control y decidan sobre su salud sexual y reproductiva, a la educacin sexual integral y a tomar medidas para prevenir el embarazo adolescente. La violencia de gnero, el matrimonio forzado, la inversin en educacin, o una mayor inclusin de nios, jvenes, adolescentes, personas mayores, indgenas y poblaciones afrodescendientes, fueron otras temticas con las que se comprometieron las 38 delegaciones que participaron en la conferencia de Montevideo.

    el consenso de Montevideo tambin reconoci los derechos territoriales de los pueblos indgenas y el desarrollo de las poblaciones afrodescendientes.el respeto y la confianza entre los pases parti

    cipantes fueron la clave para derribar barreras de prejuicios y preconceptos, y permitieron avanzar en la discusin, en la que todas las voces tuvieron espacio, hasta lograr un marco de acuerdos que nos proyecta hacia un futuro de ms equidad y felicidad pblica.tenemos la obligacin moral de llevar adelan

    te los acuerdos, a travs de su materializacin en polticas pblicas efectivas en cada pas, y promocionarlos en el resto del mundo. nuestro deber es con nuestros pueblos hermanos, pero tambin con toda la humanidad. sin duda este encuentro dejar una huella imborrable en el avance de los derechos humanos en la regin.

    Por Leonel BriozzoSubsecretario del Ministerio de Salud Pblica de Uruguay.

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    miento de los derechos y la autonoma de las mujeres: acabar con las diferencias salariales entre hombres y mujeres, con la preponderancia de la mujer en em-pleos no formales y con la desigual carga de trabajo no remunerado; reducir las altas tasas de violencia de gnero y las brechas de representacin poltica. Las legislaciones todava siguen dando cobijo a muchas regulaciones que vulneran derechos fundamentales de las mujeres, como aquellas que criminalizan el abor-to y que estn relacionadas con las tasas de mortalidad materna, como consta en distintas declaraciones internacionales.

    La desigualdad de gnero tambin est atravesada por otro tipo de desigual-dades que llevan a que, por ejemplo, la mortalidad materna sea ms alta entre mujeres indgenas, mujeres pobres, mujeres que viven en zonas rurales, ado-lescentes y jvenes con bajos niveles de educacin. As, la lucha contra otros factores de segregacin social y de desigualdades horizontales como aquellos motivados por la edad, por razones tnicas, incapacidad de las personas o lugares de residencia tambin tendr que ser incluida en la nueva agenda de desa-rrollo para el post-2015. La discriminacin de los pueblos indgenas de la regin se manifiesta en los indicadores de pobreza: sus integrantes son ocho veces ms pobres que el promedio de la poblacin en Paraguay, seis veces ms en Panam y tres veces ms en Mxico. En Uruguay, la proporcin de afrodescendientes que viven en hogares con dos o ms carencias crticas duplica el valor observado entre los no afrodescendientes (Cabella et al., 2013:70).

    Todas estas cuestiones deben estar apegadas a los compromisos que en materia de derechos humanos han asumido los Estados y, como reflejo de ello, todas las intervenciones de desarrollo deberan transversalizar el enfoque de derechos hu-manos. Reconociendo la necesidad de apoyo a las personas y grupos de personas en situacin de mayor vulnerabilidad, la agenda debe abarcar una multiplicidad de obstculos al desarrollo que globalmente resultan indivisibles si se pretende realizar un trabajo exitoso. Tambin es importante que el nuevo marco reco-nozca los procesos de movilidad humana y migratoria desde una perspectiva de derechos humanos, ya que las personas migrantes se ven expuestas a diversas formas de violencia: la trata de personas una de las peores, la discrimina-cin, el racismo y la xenofobia.

    La equidad: todava el reto pendiente

    Para planificar mejor las polticas pblicas que garanticen las condiciones de equidad es decir, el acceso equitativo a las oportunidades que permiten la am-pliacin efectiva de las capacidades bsicas de los individuos conviene no per-der de vista los indicadores sociodemogrficos que muestran que Amrica Latina y el Caribe caminan hacia una nueva dinmica de poblacin, de baja fecundidad y envejecimiento. En el 2050, alrededor de un 25 % de la poblacin ser mayor, lo que tendr un gran impacto en los sistemas de salud, pensiones, vivienda y proteccin social. Adems, el proceso de urbanizacin, acelerado en los ltimos aos ha puesto de manifiesto los grandes contrastes entre las oportunidades que brindan las zonas pobres, con poca infraestructura y problemas de inseguridad ciudadana, y las zonas residenciales con mejores servicios y mejor calidad de vida (unfpa-lacro, 2014:2).

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    Existe un amplio consenso en torno a la necesidad de alcanzar ms igual-dad de oportunidades, pero no tanto sobre los modos de medirla y las polticas necesarias para garantizarla. No obstante, el diseo y la implementacin de polticas que favorezcan el avance hacia sociedades ms incluyentes, que pro-muevan la cohesin social, es tarea de los poderes pblicos. La poltica fiscal y la provisin de servicios sociales accesibles y de calidad son cruciales en el logro de ese objetivo. Los jvenes son uno de los grupos que ms sufren las consecuencias de la desigualdad de oportunidades en la regin. De los 140 millones de personas de entre 12 y 24 aos de Amrica Latina y el Caribe, ms de un 25 % viven expuestas a la desercin escolar, el desempleo, las drogas, la criminalizacin o la maternidad temprana (unfpa-lacro, 2013). Las cifras muestran que las jvenes con menores niveles educativos son aquellas con ms probabilidades de quedar embarazadas. Incluso en pases como Uruguay, algo ms de una de cada cinco adolescentes (22,4 %) es madre en los hogares ms necesitados, mientras que ese porcentaje se reduce de forma drstica entre las jvenes de hogares con las necesidades bsicas satisfechas (3,6 %) (Calvo, 2013: 43-44).

    Por otro lado, en trminos redistributivos, no basta que el objetivo de re-duccin de la desigualdad se considere desde un punto de vista interno, sino que tambin se necesitan objetivos redistributivos en el mbito internacional, dadas las diferencias entre pases.12 Las realidades econmicas y sociales locales tambin son el resultado de dinmicas globales que tienen impacto en pases y ciudadanas de otras partes del mundo.

    Ahora bien, al revisar las desigualdades entre pases es inadecuado centrar la cuestin del financiamiento del desarrollo en una visin basada estrictamente en los ingresos econmicos, porque de ese modo se refuerza la equiparacin re-duccionista entre desarrollo y crecimiento econmico. Una propuesta alternativa es tomar el ndice de desarrollo humano (idh) del pnud corregido por el ndice de Gini, para que la propuesta de Amartya Sen, centrada en el desarrollo de las personas, pueda inspirar otra forma de medicin ms apropiada. Las medicio-nes internacionales son variadas, pero los retos del desarrollo y la crisis social y de sostenibilidad actual hacen imprescindible considerar cuestiones como la sustentabilidad ambiental y la transformacin de las polticas y modelos de de-sarrollo que incrementan la desigualdad entre el norte y el sur.

    Participacin y rendicin de cuentas

    Todos estos temas estn hoy presentes en el proceso de debates globales y regio-nales sobre los resultados alcanzados en la consecucin de los odm13 y sobre la efectividad lograda a partir de ellos en materia de lucha contra la pobreza. Entre los temas en discusin aparecen desde los contenidos de la futura agenda hasta cmo articularla con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods), de modo que se aprovechen y consoliden los logros alcanzados al tiempo que se avance ms all. Para evitar que la nueva agenda sea solo un instrumento, o se quede en objetivos vagos de difcil seguimiento, es importante avanzar en la construccin de metas e indicadores claros y verificables, que aterricen en compromisos concretos las expectativas creadas por el proceso de consultas.

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    Pero el proceso de consultas ha puesto tambin en evidencia la neces