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Traslado, Impulso Teatro, Cuba. Función 24 de octubre, 8 y 30 pm, Casona de Línea. La vida es sueño, Teatro Guloya, República Dominicana. Funciones 24 y 25, 9 y 30 pm. Sala El Ciervo Encantado. El círculo de tiza caucasiano, Berliner Ensemble, Alemania. Funciones 25 y 26, 7 pm. Teatro Martí. Dedicado a los 90 años de Vicente Revuelta 18 FESTIVAL DE TEATRO DE LA HABANA • 2019 No. 03 Con El mendigo y el perro muerto, de Bertolt Brecht, se despidió de su carrera como director Vicente Revuelta. Este boletín, perro teatral y vivo, se ha ido a las calles, a los coloquios, a las presentaciones, para dar fe de cómo el director cubano regresa y reaparece en los espacios más disímiles. Y acercándose a la mitad del evento, vuelve a alzar su ladrido para dar fe de lo que inesperado y lo insólito de esta 18 edición del Festival de Teatro de La Habana, en un otoño tropical que es también casi una performance. Adelante los lectores. La puerta del teatro no se cierra nunca. © CCortesía Berliner Ensemble © Cortesía Teatro Guloya © Cortesía Impulso Teatro

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Traslado, Impulso Teatro, Cuba. Función 24 de octubre, 8 y 30 pm, Casona de Línea.

La vida es sueño, Teatro Guloya, República Dominicana. Funciones 24 y 25, 9 y 30 pm. Sala El Ciervo Encantado.

El círculo de tiza caucasiano, Berliner Ensemble, Alemania. Funciones 25 y 26, 7 pm. Teatro Martí.

Dedicado a los 90 años de Vicente Revuelta

18 FESTIVAL DE TEATRO DE LA HABANA • 2019

No. 03

Con El mendigo y el perro muerto, de Bertolt Brecht, se despidió de su carrera como director Vicente Revuelta. Este boletín, perro teatral y vivo, se ha ido a las calles, a los coloquios, a las presentaciones, para dar fe de cómo el director cubano regresa y reaparece en los espacios más disímiles. Y acercándose a la mitad del evento, vuelve a alzar su ladrido para dar fe de lo que inesperado y lo insólito de esta 18 edición del Festival de Teatro de La Habana, en un otoño tropical que es también casi una performance. Adelante los lectores. La puerta del teatro no se cierra nunca.

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Como parte de las opciones del Festival, se anuncia la presentación de Carmina Burana, en versión coreográfica y con acento espectacular, que se podrá disfrutar en la Carpa Trompoloco de Playa. Con orquesta en vivo y cantantes que defenderán la célebre partitura de Carl Orff, las funciones serán el viernes 25 a las 7 pm, y el sábado y domingo, 26 y 27, a las 4 pm. La puesta suma la presencia de Venezuela a estos días de fiesta para las artes escénicas en Cuba.

La primera jornada de eventos teóricos del Festival de Teatro de la Habana quedó inaugurada la mañana del lunes 21 de octubre en sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC. El programa contempló en sus sesiones las prácticas escénicas de dos directores cardinales en el mapa teatral de Latinoamérica: Miguel Rubio, líder del colectivo peruano Yuyachkani y Vicente Revuelta maestro de la escena cubana y de varias generaciones de teatristas, a quien está dedicada la presente edición del festival.

La segunda sesión propuso un diálogo, conducido por la crítico e investigadora teatral, Bárbara Rivero enfocado en el

análisis de la técnica y estética de Revuelta como director teatral. Roberto Gacio: actor, crítico e investigador teatral, encauzó su ponencia hacia La noche de los asesinos, puesta en escena de Vicente Revuelta sobre el texto del dramaturgo José Triana ganador del Premio Casa de las Américas 1965. Basado en entrevistas con Vicente Revuelta, trabajos de la crítica teatral de la época y en una cronología detallada de la acción del montaje que el propio director le facilitó, el crítico desmonta la elucubrada estructura de La noche de los asesinos, ese macabro ritual de los hermanos: Cuca, Beba y Lalo, parteaguas indiscutible de la escena cubana.

Las palabras de Gacio trascienden en su valor a la indiscutible profundidad del análisis crítico y exhaustivo de su levantamiento de la puesta en escena, así como de la metodología del director. Una mirada a su alocución devela un saber que ha transitado desde su cuerpo, a través de su experiencia como actor para desembocar en su aguda comprensión de la praxis de la dirección de actores de Vicente Revuelta.

La teatróloga e investigadora Yana Elsa Brugal dedicó su intervención a la obra Las tres hermanas. El espectáculo con diseño de Raúl Oliva, proponía otra faceta de Revuelta como creador, marcada por la imbricación de técnicas y principios, así como un acercamiento a la improvisación en escena. El espectáculo del que Revuelta confesó ser uno de los que más le había complacido, enfatizó entre lo nuevo y lo viejo, entre el pasado y el futuro, así como en esa la necesidad de dinamitar las zonas ganadas o conocidas, tan cercana a la figura de Vicente. Mediante las voces de algunos actores que participaron como Michaelis Cué, Yana Elsa Brugal reconstruyó la atmósfera que había envuelto el proceso de montaje y el estreno de Las tres hermanas para varias generaciones que no presenciamos el hecho escénico.

Para el cierre, la dramaturga ensayista e investigadora teatral Esther Suárez Durán comentó la experiencia de Los Doce, una de las cofradías más seductoras y fértiles de la historia del teatro cubano y relató el

proceso de conformación de su libro: Los Doce, las sorpresas de la memoria, un texto de consulta obligatoria para quienes se acercan al universo creacional del grupo. La influencia de esta experiencia en la obra de Vicente Revuelta y el modo en que alimentó su naturaleza dada a la experimentación, a la búsqueda incesante y la convulsa época que refugió tales deseos creacionales quedaron retratadas en las palabras de Suárez Durán.

El legado de Vicente posee fronteras difusas. Tuvo continuidad directa en una experiencia como Teatro del Obstáculo, dirigido por Víctor Varela, más posteriormente en indagaciones de otro de sus discípulos: como el unipersonal El Trac, de Alexis Díaz de Villegas. Toma voz y cuerpo en cada función de Misterios y pequeñas piezas de Argos Teatro, pero también pervive en las búsquedas de nuestros creadores más jóvenes o en los riesgos por los que optan los más experimentados, cuando abandonan lo sabido con tal de reinventarse.

Un legado de fronteras invisibles. Noventa Revueltas.

18 FESTIVAL DE TEATRO DE LA HABANA

• Por Ele Llovet

Carmina Burana sale a la pista

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TEATRO GULOYA, Y TODA LA VIDA ES SUEÑO

DEDICADO A LOS 90 AÑOS DE VICENTE REVUELTA

ARAVIND ENRIQUE ADYANTHAYAEscritor, actor, director teatral puertorriqueño, es el director de la compañía Casa Cruz de Luna, que tiene su sede en el distrito de San Germán y se fundó en 1997. Graduado de la Universidad de Minnesota, proviene de una familia ligada al mundo de la salud. Entre sus piezas más reconocidas está su versión de Prometeo encadenado. Llega al 18 FTH con Venus y el albañil, de la autora cubana Nara Mansur.

SUSANA POUSCoreógrafa y bailarina española, radicada en Cuba. Ha sido integrante de agrupaciones como Tránsit, Selene Luz y Satsumas. A partir de 2002 se vincula a DanzAbierta, para la que crea obras como Malson y Showroom. Actualmente dirige MICOMPAÑÍA, con la cual apareció en la cartelera del 18 FTH con su pieza Infinito, en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

VIVIAN ACOSTARelevante actriz cubana, con hitos en su carrera como los unipersonales La virgen triste, Cuando Teodoro se muera… y Santa Cecilia, escrito expresamente para ella por Abilio Estévez y el proyecto Galiano 108 que dirige José González. Con numerosas presentaciones en diversos espacios del teatro iberoamericano, regresa a Cuba con un taller sobre actuación en trance y su espectáculo Elektra.

• Por Marilyn Garbey

Claudio Rivera es actor y director, líder de Teatro Guloya. En el centro histórico de la capital dominicana, defiende la posibilidad de hacer teatro desde la óptica del Caribe, con sus luces y sus singulares maneras de pensar.

¿Por qué hacer La vida es sueño, un clásico del Siglo de Oro, en el siglo XXI?

La vida es sueño nos invita a celebrar la vida, danzando, oscilando entre la vida y el sueño como estímulo de conquista y porvenir tanto de los individual como de lo colectivo. Desde un lenguaje barroco, anclado en tradiciones caribeñas, nuestro montaje procura contagiar de una actitud celebrativa de la vida, en tanto anhelo de bienestar y libertad, sueño que siempre será más bello si reflexionamos sobre los mecanismos de poder que lo determinan y al que tenemos derecho todos los seres humanos.

Teatro Guloya regresa a La Habana cuando la ciudad celebra 500 años. ¿Qué significa la capital cubana en la trayectoria del grupo?

En La Habana anduvimos pedaleando, procurando alimentar nuestra vocación

artística, con vivencias y referentes que nos has sostenido a lo largo de ya 28 años de riesgo y creación teatral. Las vicisitudes que nos pudimos encontrar en el camino nunca fueron tan decisivas como los hallazgos y vivencias que La Habana nos proporcionó. En La Habana nos convertimos en gente de teatro. Volver a la Habana y compartir nuestro trabajo teatral con el público cubano es una ofrenda a esa ciudad y sus habitantes, que con tanta generosidad nos acogió en nuestros años de estudiantes.

Eres discípulo del maestro Vicente Revuelta, a quien se le dedica esta edición del Festival. ¿Cuál es la herencia que dejó en ti?

El maestro Vicente nos regaló una visión del arte y la cultura entroncada en las ideas de José Martí. Aquello de “conozcamos el mundo pero el tronco ha de ser nuestra república”, se ha quedado impregnado en nuestra sensibilidad, y resuena cada día con nuevos y desafiantes retos creativos, de lo cual estaremos eternamente agradecidos y haremos lo posible por honrar cada día.

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Aunque no fue una presencia constante en el cine cubano, Vicente Revuelta se dejó ver en la pantalla nacional a través de algunas apariciones memorables. Quizás la más recordada sea la de Los sobrevivientes, en la que se dejó dirigir por su amigo de juventud Tomás Gutiérrez Alea junto a un elenco fabuloso. En Miradas, de Kiki Álvarez, y En El siglo de las luces, de Solás, también intervino. Al 18 FTH llega mediante el documental Vicente Revuelta, un largo

viaje, que Kiki Álvarez, precisamente, le dedicó. Asimismo, con En la Calzada de Jesús, Arturo Sotto le rinde tributo,

conectando a Piñera, Revuelta y Alea. Ambos títulos se exhibieron el lunes 21 en la sala Fresa y Chocolate. Forman parte de la muestra audiovisual del evento que incluye, además, Aire frío, Rolando Almirante; El lenguaje de la montaña, de Isabel Cristina y Jorge Ricardo; Con el alma en la maleta, de Alejandro Palomino; y El Mirón Cubano, una batalla contra los demonios, de Dany Hernández, que se programaron en esa sala a las 2 y 30 pm los días 22, 23, 24 y 25, respectivamente.

Desde el lunes 21, la sala Villena de la UNEAC acoge los paneles teóricos con el objetivo de apoyar, desde la teoría y el análisis, la escena nacional. Su segunda jornada de sesión,

tuvo como centro el arte titiritero y la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA). Los participantes fueron los directores de algunos espectáculos de las muestras de este Festival: Javier Aranda (España, de Compañía Javier Aranda), Pablo Cueto (México, de Grupo Tinglado), Arneldy Cejas (Teatro La Proa), Christian Medina (Teatro El Arca – Retablos) y Rubén Darío Salazar (Teatro de Las Estaciones).

El tema principal del encuentro fue abordar conceptos, técnica y dirección en el arte titiritero, referencia clara al lema del Festival. Las influencias, los maestros, el contexto o las circunstancias de cada director en particular, fueron los temas abordados ante las preguntas de Norge Espinosa, moderador del panel.

Surgieron en la conversación personalidades internacionales como Roberto Espina o Mireya Cueto, y otros cubanos, como Vicente Revuelta –a quien está dedicado el Festival y quien fue, además, titiritero–, los hermanos Camejo, Freddy Artiles, Armando Morales o René Fernández.

El panel concluyó con historias de procesos y concepciones de espectáculos, algunos nacidos del sentimiento y la creatividad, y otros, de la necesidad económica, de aspectos más prácticos o pautas específicas de quien produce y paga. El teatro de títeres tiene estos dos polos que los persiguen, puestas como Burrerías o El ruiseñor, demuestran que ambas maneras pueden convivir con éxito, siempre que se asuman con verdad y creatividad.

18 FESTIVAL DE TEATRO DE LA HABANA

UNIMA en el Festival

• Por María Lorente

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Es uno de mis actores predilectos, y para colmo, en el grupo de teatro que ahora también dirige, sale a escena compartiendo diálogos con Carlos Pérez Peña, uno de mis maestros por elección propia. Desde los días La cuarta pared hasta la fecha, pasando por roles como Segismundo, Juan de los Muertos, Stockmann o Pasolini, Alexis Díaz de Villegas se ha consagrado como un “animal de teatro”, como dijera Eugenio Barba. Discípulo directo de Vicente Revuelta, tenerlo en la cartelera del 18 FTH con Traslado, donde asume el rol protagónico, es conversar con las palabras que el fundador de Teatro Estudio nos legó. Y de eso, y de lo más reciente de Impulso, converso con él.

El Festival está dedicado a uno de tus maestros, Vicente Revuelta. Imaginarlo cumpliendo 90 o recibiendo este honor es cosa ardua, porque se negaba a ciertas formalidades. ¿Qué te enseñó Vicente, y qué perdura de esa esencia, ahora, cuando hablamos de él desde esta otra dimensión?

Don Juan le decía a Castaneda: ”El conocimiento llega gota a gota, y dolorosamente.” El trabajo personal, el trabajo sobre sí mismo; sobre mi propia conciencia de mí como individuo. El Teatro como camino de conocimiento, como una toma de conciencia individual y una imperiosa necesidad de unirme a otros para transformar en algo nuestras vidas. Puntualidad. No se puede ser preciso en escena si no se está a tiempo en el local de ensayo. El Teatro como acto único e irrepetible, el personaje nos pertenece a todos y no a un solo actor.

El teatro como lugar de resistencia contra todo lo que amenaza el pensamiento humanista. Eso me enseñó.

Eres ahora director, actor y fundador de un grupo, ¿Cómo nace Impulso, y de qué manera ha conseguido pervivir a través de los montajes en pos de una imagen propia?

Impulso nace básicamente en las aulas del ISA y de una inconformidad con el teatro que estaba viendo a mi alrededor y de una urgencia por comunicar más que por contar una historia. Los tiempos que estamos viviendo, las carencias; lejos de unirnos nos están empujando más a lo oscuro y al sinsentido, a la codicia y al envilecimiento. Si algo pervive a través de los espectáculos de Impulso es la necesidad de actuar con una conciencia equivalente a una ética del mundo que proteja la fraternidad.

Traslado cuenta la ascensión y caída de un profesor que, en estos tiempos del MeToo y otras expresiones de demandas sociales, puede ser tomada como una fábula de doble filo. ¿Cómo llegas al texto de Melle, y qué te interesa discutir desde ella?

Traslado llega a nosotros para una lectura en una jornada de Teatro Alemán. El empeño de todos fue tal que en tres semanas había un boceto estructural, donde la lectura pasó a ser un ensayo con público y todos los actores, excepto yo, se sabían la letra. El tema de la ascensión y caída del profesor era muy vigente y contextualizable pero más allá de eso me interesaba la idea de que cuando alguien se sale de lo ortodoxo, de lo convencional comienza a ser mirado de otra manera y puede ser apartado y hasta aplastado. La aceptación

de lo otro, la tolerancia hacia lo diferente son hilos que se entretejen en la telaraña de Traslado. En La otra orilla de Gao Xingjiang, la Maestra le da la palabra a los hombres y con las mismas palabras, los hombres la matan.

Tu estreno más reciente es Insultos al público, del flamante Premio Nobel Peter Handke. Otro autor admirado y denostado. ¿Por qué esa elección, y de paso, cuándo volverá a estar en cartelera?

Insultos al público es volver a un punto cero, a un lugar de partida donde siento que haciendo la obra, puedo destruir en mi todos los lugares comunes y todas las convenciones con las cuales he luchado y de las que me he servido durante estos 32 años de teatro. El público, ¡ja!;

el hecho se consuma cuando aparece el público. Pero, ¿qué quiere el público realmente? Voy a ver espectáculos buenos, malos o regulares, y el público aplaude todo, se ríe de todo; de lo bueno de lo malo y de lo regular. Insultos... es una reacción contra ese público; contra el público farandulero, contra el público que se cree que sabe de teatro, contra el público que no es público, contra el público que sabe de teatro y contra la misma obra que al ya ser escrita y montada y presentada se vuelve en sí misma una convención y hay que volver a destruirla. Para próximas funciones dependemos de la disponibilidad de las salas. Y Don Vicente debe estar ahora mismo riéndose de todo, hasta de él mismo.

DEDICADO A LOS 90 AÑOS DE VICENTE REVUELTA

Para oír las carcajadas de Vicente: un diálogo con Alexis Díaz de Villegas• Por Norge Espinosa Mendoza

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Cuando aparece en alguna programación teatral: Grupo Tinglado, de México, para los titiriteros de la Isla suena a familia, amigos, disfrute, admiración, tradición y modernidad. Desde 1998/2006 que nos deleitaron con su clásico Informe negro quedamos conectados, como ávidos espectadores, al muestrario del colectivo liderado por Pablo Cueto, heredero de una estirpe titiritera (Germán, Lola & Mireya Cueto), también reverenciada en este archipiélago. Según mi particular predisposición al momento de leer título y sinopsis de La repugnante historia de Clotario Demoniax, preví un concierto de mis propias carcajadas… pero no, no fue eso lo que sucedió. Y es que las expectativas, a veces, nos juegan en contra.

El primer desconcierto para mí lo provoca la anarquía del texto. Hay una entropía dramatúrgica que aunque, evidentemente, no le es ajena a sus creadores, lesiona el desarrollo de la puesta total. En efecto, su estructura desordenada y por momentos absurda no es un error de neófitos, se plantea como parte del carácter general de la obra; explicita cuando los propios personajes recalcan “no ha terminado la historia” o “ha dejado ese cuento inconcluso”. Sí, Clotario Demoniax habita un espacio grotesco e inconexo donde muchos sucesos parecen no guardar relación alguna con lo precedente. Si pensamos en las intervenciones anatómicas y entomológicas de este personaje que aparece en frac y bombín, sabemos dos cosas: que el reino de la patafísica se ha apoderado de la escena y que sus protagonistas se divierten dentro de él.

Se hacían unas elipsis en la narración tan, pero tan grandes, que por momentos no sabíamos de qué nos estaban hablando ni a dónde había ido a parar aquel thriller que se anunciaba en la graciosa escena del alpinismo. Y aunque cada “cabo suelto” se resolvió en un epílogo

que irrumpe estrepitosamente cual deus ex machina, la ralentización del ritmo general restó méritos. La función a la que asistí, la primera de las tres programadas, también carecía de pericia técnica, los accidentes se agolpaban unos tras otros, retablos, maletas, telones, todo se caía…y un tempo nada beneficioso en el tono de narración y emisión de diálogos hacía interminable la aventura insólita del Demoniax.

Sin embargo hay que resaltar escenas eficaces y titiriteras como el velorio, la ya mencionada escalada-asesinato y la muy simpática emisión radial en donde aparece Susana, La Gorda. Del mismo modo agradezco ese guiño de homenaje a figuras de la historia titiritera dónde Demoniax, es una versión muy identificable del maléfico Punch inglés, Isidoro Moscón es el pícaro Pulcinella italiano mientras, la Gorda Susana, pareciera una versión femenina de Gorgonio Esparza; estos arquetipos crean un intertexto dónde cada personaje no hace más que responder a su esencia titeril, en función de la historia que se teje y se desteje.

Contrapunteo de emociones porque ansiaba el ritmo de otras puestas de similar estilo del grupo y también eché en falta la sincronía locomotora-auditiva que tan cara se nos hace a los espectadores cuando de títeres se trata. Cierto, faltó ese je ne sais quois que atesora Tinglado: ritmo, dinámica y pulcritud perecieron bajo el maleficio de lo “demoniaxco” en una noche de La Habana que no tuvo luna llena.

18 FESTIVAL DE TEATRO DE LA HABANA

La campana del Buendía toca otra vez por Woyzeck

Clotario Demoniax… en la orilla de lo incomprensible

Muchos años han pasado desde que vi Woyzeck, el espectáculo de Teatro Buendía, por primera vez. Una década nos separa de aquella puesta y aún recuerdo el olor, cada momento, cada actor, cada canción. Cuando asistimos a la sede de dicha agrupación nos convertimos en partícipes de un mágico ritual, de un reencuentro con espectros que llenan las tablas, una liturgia.

La ya mítica iglesia de Loma y 39 abre sus puertas para recibir al respetable con sonidos de campanas y un escalofrío recorre el cuerpo. Irrumpimos en la sala. Es casi imposible distinguir formas, solo sombras, como si un velo muy delgado separara ficción y realidad. Una atmósfera cargada lo inunda todo. Podemos sentir en nuestro cuerpo la angustia que cargan los personajes. La bruma llena el espacio, y quejidos. Hambre, sed, los tan reconocidos lamentos de una guerra, nos transportan hasta una latitud lejana, tal parece que hemos llegado justo al terminar la batalla. El Capitán apaga la hoguera, el espacio debe

cambiar y nos iniciamos en un peregrinaje hasta donde ocurre la acción principal.

Un tul blanco ambienta el nuevo espacio, como una telaraña que envuelve a sus víctimas, dando la sensación de una ciudad saqueada, olvidada en el tiempo, pobre y sin brillo, una ciudad fantasmal donde, entre sacos, se atrincheran los personajes.

El texto es una versión a partir de la obra de Georg Büchner, de la cual Buendía se adueña y la hace parte del bios de la agrupación. Más que una historia de amor en tiempos de crisis, Woyzeck nos cuenta acerca de un experimento que raya en el delirio y la estupidez humana, en la enajenación a la que somos sometidos por las circunstancias. Algo siempre muere en el alma humana, sobre todo cuando ejercemos el poder sobre otros o somos nosotros los sometidos. Woyzeck, el personaje principal es convertido en un autómata que nos recuerda a ratos un perro apaleado con la cola entre las patas. Franz Woyzeck no puede escapar de su situación, se ve atado sobre todo por la pobreza al experimento del Doctor y El Capitán. Franz escucha voces, delira, ve cabezas que le hablan y esas

alucinaciones son lo que impulsan su mano a cometer el delito. Buendía potencia esta polémica entre ilusión-desilusión, locura-razón, haciendo que la puesta cobre un matiz mucho más humano.

En esta ocasión los actores no son los mismos de aquel estreno, pero no por eso la obra se empequeñece, sino lo contrario, adquiere otra dimensión, ni mejor ni peor: distinta, lo que enriquece las lecturas y le da otra magia y sentido al espectáculo.

Algo que siempre agradecemos de las puestas de Buendía es la selección musical, así como la interpretación en vivo de los temas, tanto por los actores como por los músicos que hacen magia en cada una de las funciones. Cada sonido y voz que se levanta en Woyzeck nos sumergen en la dramaturgia del espectáculo, nos hace sus cómplices.

Muchas cosas habría que decir de Woyzeck y Buendía, pero me quedo con una sola imagen: un público emocionado que grita bravo al final de la puesta, el tan merecido homenaje a las maestras Flora Lauten y Raquel Carrió, principales artífices de maravillas como esta puesta en escena.

• Por Yudd Favier

• Por Eileen López Portilla

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En el marco del 18 FITH, Impulso Teatro repone Traslado, pieza del autor alemán Thomas Meller, con dramaturgia, actuación y dirección de Alexis Díaz de Villegas. Lo que se somete a discusión a partir de esta trama es, por un lado, los crueles comportamientos de aquellos que denigran y desechan (victimarios), y por otro, aquellos que están oprimidos por alguna dolencia, ataque o trauma (víctimas). Ambas posturas, tanto la del victimario como el de la víctima, se trasladan constantemente de un personaje a otro sacando a flote las miserias de todos.

En Traslado identificamos a un avezado pedagogo, cuya vocación y entrega a su profesión lo han convertido en un foco de atención y admiración, pero surgen criterios divergentes cuando es elegido por el director de la escuela como su sucesor. Esta decisión desata una serie de episodios mezquinos y crueles por parte de colegas, padres y otros miembros de la comunidad escolar, despertando el pasado oscuro del protagonista: queda al descubierto el padecimiento psiquiátrico que lo aqueja, y que sirve de pretexto a las ambiciones de algunos que también aspiran al ascenso. El constante acoso al que se ve sometido lo deprime y sumerge en una aguda crisis que ya había sido controlada con tratamiento médico, y que esta vez lo invalida permanentemente no solo para dirigir la escuela, sino también para ejercer su amada vocación.

En el elenco coinciden desde intérpretes experimentados hasta jóvenes capaces de afrontar con virtuosismo el reto del maestro-director. Linda Soriano, Sergio Gutiérrez, Dila Paumier, Ayris Aria y Arbel Molina, equilibran una puesta marcada por la precisión, contención y mesura a la hora de encarar los diferentes roles que defienden sobre las tablas. Díaz de Villegas encarna al sufrido profesor Ronald, mostrando la experiencia y brillantez artística a la que nos tiene acostumbrados. Otro primer actor, Carlos Pérez Peña, nos muestra a un director pragmático de severa autoridad.

La Casona Cultural Vicente Revuelta se convierte en un claustrofóbico auditorio escolar. Para esta tarea Mario Cárdenas y el propio Villegas concibieron un espacio cerrado donde predominan los grises y una iluminación fría y opaca, en correspondencia con el conflicto. El recinto está concebido para involucrar al espectador en la trama; la intención es clara: al ocupar el perímetro del aula somos participantes y no simples observadores de una lección sobre los más bajos instintos de la naturaleza humana. Traslado genera la autorreflexión gracias a un equitativo trabajo en equipo y la excelente dirección de Alexis, siempre a la altura de las expectativas de aquellos que apuestan por el buen teatro.

DEDICADO A LOS 90 AÑOS DE VICENTE REVUELTA

Trasladados bajo piel

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• Por Geny Jarrosay

• Por Miguel Angel Amado González

Hasta Amargura 61 en La Habana Vieja llegó el boletín Perro Huevero para saber qué ocurrió en El país de las sombras, bajo la dirección de Miguel Azcue y Johanna Jonasson. Nuestro 18 Festival de Teatro de La Habana anunció en su programa general el producto de la colaboración entre la Compañía Memory Wax y Danza Teatro Retazos. El programa de mano de la propuesta escénica, por su parte, anunciaba su condición de obra para niños y allí estaban ellos, los más pequeños, quienes superaron cuantitativamente con su presencia la composición de los espectadores.

El descubrimiento de figuras e imágenes surrealistas propinaron el alboroto inminente de las niñas y los niños, quienes gritaban eufóricos qué revelaba cada sombra proyectada sobre telas blancas. Aquel prólogo del espectáculo bien desdibujó la cotidianidad de una ciudad activa. Una figura irrumpe en el escenario, como escapando de las pinturas creadas entre luces y sombras. Luego otra, más tarde una tercera, se reconocen; comienza así el juego.

Son la Mímica, el Gesto, el Movimiento y la Luz los signos teatrales que mayor efectividad tienen en este espectáculo. Desde las posibilidades expresivas que ofrece la danza teatro y la imaginación de sus creadores, se puede hablar de un producto con una factura visual bien delimitada, independientemente de la interpretación, de un discurso claro y adecuado a su principal público.

Los actores (Alina Ramírez, Danys Brian Barrera y Arian González), quienes representan personajes metafísicos, despliegan con virtuosismo una serie concatenada de acciones con sus cuerpos, dilatados en el espacio, desde la lúdica... No se puede hablar de un argumento ni de un conflicto evidente o sucesos, mucho menos sobre alguna especie de acción transversal. Sí de pautas que a través de frases de movimientos connotativas activaron el bullicio de los más pequeños y atrajeron su atención. De haber preguntado a algún adulto allí presente acerca de lo que vio su respuesta hubiese estado

acompañada de alguna gesticulación cargada de códigos dubitativos. Sin embargo, quien pudo advertir la participación activa de los niños y niñas presentes no precisaría de averiguaciones. Ellos se divirtieron y punto. Para ellos fue concebido este espectáculo y cumplió con su objetivo, armado con una amplísima gama de señales e imágenes que desembocan en un particular sistema de significantes.

Por mi parte, el reseñista, preferiría no caer en detalles interpretativos sobre posibles discursos porque no lograría acceder con claridad a ellos. Mi sugerencia a los públicos es más bien el dejarse llevar por los personajes (que son la personificación quizás de los colores primarios de la luz) y las imágenes que la obra toda nos ofrece; abrir la imaginación y permitir que fluyan las sensaciones.

*RGB: Red (rojo), Green (verde), Blue (azul); los colores primarios de la luz.

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Decirse parte de una isla es decirse parte de un proceso histórico, lleno de huecos y obscuridades, de testimonios subvertidos. El ofi cio de una isla es mantener su condición de isla, para recomponerse a partir de la memoria.

El actor y director Osvaldo Doimeadiós genera con Ofi cio de isla una suerte de caja negra, un espectáculo/archivo que no deja de refabularse, sin dejar atrás la ritualidad de la peregrinación hacia los espacios de dolor y el tiempo, que se verán alterados y descompuestos por actores, la danza, la música que encuentran en su narratividad el hilván lógico y espectacular.

El viaje comienza a la entrada de un viejo estibadero desde donde se puede divisar el mar y espacios derruidos por el salitre: nos indican no acercarnos al mar, zona de peligro, la imposibilidad de escape de la isla es cada vez más

palapable. Se abre la puerta de hierro y una jaula de tela contiene a una bailarina que performa desde su condición de prisionera, es un ave mestiza que olvida cómo volar; el asedio de la religiosidad, que le cambia su libertad por un atuendo de monja, la imposición del cristianismo hacia el aborigen para su progresiva exterminación espiritual. Me persigno, es intuitivo persignarse.

Las gaitas junto a las carabelas dan entrada al nuevo mundo. Ya dispuesto en el asiento veo las primeras villas y escucho la contradanza. Es tiempo de la comedia costumbrista que refi ere la realidad del envío a EUA de profesores cubanos a Harvard. Esta segunda pieza reconstruye a nivel dialógico y fabular una distopía, la fi ltración del capital y cultura norteamericana disponiendo de recursos que tributan al bufo, la música de salón, la referencialidad a patriotas veteranos de la guerra: los 24 de febrero no son celebrables en la nueva sociedad donde los anglicismos se adoptan, se frasean. He seguido el camino del azúcar que conduce a la desmemoria, a la fi ltración de pensamiento extranjero, a la pérdida de la identidad. La cubanita es burlada por el yanqui, acosada por el español, querida por el cubano. "La Patria es ara y no pedestal", dicta al fi nal la voz apostólica. El peligro es inminente: la desmemoria provoca la pérdida de amor propio, de la idiosincrasia; el ritual de la Isla, su ofi cio radica en no dejar pasar por alto lo que ocurre y se ignora, lo presente que será pasado.

18 FESTIVAL DE TEATRO DE LA HABANA

Archivo de Las Indias

• Por Nelson Beatón

¡¡¡PUM!!!Regresa Teatro Tuyo al FTH con este

espectáculo unipersonal de su director, Ernesto Parra. Con una refi nada técnica de clown, la pieza refl exiona a través del humor y con un lenguaje universal sobre confl ictos de nuestros días. Papote, el vendedor de globos, nos hace pensar y reír. Funciones en la sala de la Orden Tercera, a las 3 pm, 25 y 26 de octubre.

Boletín editado por el Consejo Nacional de Las Artes Escénicas. Calle 4, No. 253, e/ 11 y 13, Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba. Presidente: Fernando Rojas, Edición y corrección: Norge Espinosa Mendoza, Diseño: Yorday Lloró Chong, Equipo de realización: María Lorente, Miguel Angel Amado González, Nelson Beatón, Eileen López, Geny Jarrosay. Permitida la reproducción de los artículos indicando la fuente. Teléfono: 78309812, 78309544. Impreso en: A3+.

Aguerrida y destacada,capaz de dar una t(r)eta,actuó a golpe de muletapara ser ovacionada. Es ella, es él, dominad@por los aires del Portazo.No lo detuvo el trastazoque dolencias le causó.Vino a La Habana y triunfóa golpe de machetazo.

William Quintana se impusocual hijo de Villa Clara,y aunque su amor nos declarapor Carilda y lo profuso,

Sus pies en escena puso,y aunque no baile el can cán,hoy todos te aclamaráncuando te den por tu esfuerzo¡cuatro bistés de refuerzoy el Premio Petra Von Kant!

FINAL DE PARTIDALa pieza de Samuel Beckett llega

al 18 FTH en un montaje dirigido por Yoshi Oida y Matteo Bonfi tto, con la agrupación Performa Teatro/Brancalyone. Clov y Hamm, una pareja que ha sobrevivido a la hecatombe, tratan de pervivir como una familia imposible cuando se acerca el fi nal de todo. Funciones en la Sala Llauradó, 25, 26 y 27, a las 5 pm.

El MODELOPuesta de teatro callejero, que

trae al 18 FTH Teatro Andante, desde Bayamo. La búsqueda de un modelo para hacer la obra ideal en un concurso de pintura desata las divertidas peripecias de este espectáculo, dirigido por Juan González Fiffe. Función en el parque Mariana Grajales el domingo 27 a las 11 de la mañana.

© B

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