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El martirio de Jujuy Por Luis Grenni * La guerra desarrollada entre 1810 y 1822 en Jujuy y que terminará en 1825 en Tumusla, tuvo consecuencias terribles para la provincia, la que debió soportar 11 invasiones realistas en las que la ciudad de San Salvador fue destruida casi totalmente en 3 tres ocasiones, y parcialmente en otras dos oportunidades, lo mismo sucedería con Yavi, Humahuaca, y otros poblados intermedios que quedaban al paso de las tropas, que como represalia eran incendiadas y devastadas sin ningún tipo de consideración. Se registraron según Ricardo Rojas tomando referencia del Archivo Capitular de Jujuy, 159 combates en el territorio de las actuales provincias de Salta y Jujuy, de los cuales 129 se desarrollan en Jujuy. Rodolfo Campero en su libro “El Marqués de Yavi”, con nuevos aportes y estudios, registra 230 combates. En esta guerra murieron 1/3 de la población, la mayoría jóvenes, y la ciudad demoró más de 50 años en recuperar su forma y dimensión urbana. De los 102 oficiales de las milicias patriotas que participaron en la guerra de guerrillas, sólo sobrevivieron 9 al final de la contienda. Toda su economía, la cual estaba desde su origen direccionada a la provisión y exportación sobre los puertos del Pacifico en el Perú, o de su explotación minera, fue absolutamente destruida y/o paralizada por acción de la guerra, agravándose el panorama por las confiscaciones, robos, contribuciones forzosas y voluntarias, el incendio de los campos y haciendas, y la dispersión del ganado por el abandono de su gente, que debía emigrar ante las

El Martirio de Jujuy- Luis Grenni

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El Martirio de Jujuy- Luis Grenni

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El martirio de Jujuy

Por Luis Grenni *

La guerra desarrollada entre 1810 y 1822 en Jujuy y que terminar en 1825 en Tumusla, tuvo consecuencias terribles para la provincia, la que debi soportar 11 invasiones realistas en las que la ciudad de San Salvador fue destruida casi totalmente en 3 tres ocasiones, y parcialmente en otras dos oportunidades, lo mismo sucedera con Yavi, Humahuaca, y otros poblados intermedios que quedaban al paso de las tropas, que como represalia eran incendiadas y devastadas sin ningn tipo de consideracin. Se registraron segn Ricardo Rojas tomando referencia del Archivo Capitular de Jujuy, 159 combates en el territorio de las actuales provincias de Salta y Jujuy, de los cuales 129 se desarrollan en Jujuy.Rodolfo Campero en su libro El Marqus de Yavi, con nuevos aportes y estudios, registra 230 combates.En esta guerra murieron 1/3 de la poblacin, la mayora jvenes, y la ciudad demor ms de 50 aos en recuperar su forma y dimensin urbana. De los 102 oficiales de las milicias patriotas que participaron en la guerra de guerrillas, slo sobrevivieron 9 al final de la contienda.Toda su economa, la cual estaba desde su origen direccionada a la provisin y exportacin sobre los puertos del Pacifico en el Per, o de su explotacin minera, fue absolutamente destruida y/o paralizada por accin de la guerra, agravndose el panorama por las confiscaciones, robos, contribuciones forzosas y voluntarias, el incendio de los campos y haciendas, y la dispersin del ganado por el abandono de su gente, que deba emigrar ante las permanente invasiones y la falta de mano de obra para trabajar en las tareas rurales, ocupadas en los acontecimientos blicos. Las grandes fortunas de los patriotas, las que estructuraban el comercio, la ganadera y la agricultura provinciana, fueron puestas al servicio de la revolucin para el gasto de la guerra en los ejrcitos patrios, como la de los Gorriti, la de Campero o lvarez Prado, quienes no slo erogaban los gastos de su tropa (alimentacin, sueldos y vestimentas) sino tambin montaron las fbricas de plvora y armamento de los ejrcitos patriotas.Claro fue el martirio de los jujeos en pos de la revolucin libertaria y tal el sacrificio ofrecido, como dira Rojas, en denodado consorcio para la creacin de la Nacin en su sentimiento de patria; pero su vocacin y espritu no estuvo hacia la provincia natal invadida para lo cual actu y se desangr, sino en la visin integradora de las Provincias Unidas del Sud, considerando una unidad territorial hermanada con el Alto Per y Salta del Tucumn a la cual pertenencia.El aporte de Jujuy no slo fue de hombres y fortunas, sino tambin de ideas, las que en todo momento fueron seeras para la institucionalizacin de la Patria, como las del cannigo Gorriti, Vidal, Snchez de Bustamante y otros preclaros ciudadanos que actuaron creando con su participacin las bases de la nueva repblica que proclamaban, la que s fue articulando en la plenitud de las discusiones en el proceso de independizacin , tanto desde la Junta de Mayo, la Asamblea del Ao XIII, y la declaracin dela Independencia.Producido el movimiento revolucionario en mayo de 1810, el Cabildo de Jujuy se adhiri en forma inmediata y sin reservas enviando su delegado para la formacin del nuevo gobierno, y se dispuso a sostener tales postulados y sus consecuencias. Perteneca Jujuy en ese momento a la Intendencia de Salta del Tucumn; la que fue la nica que se proclam a favor de la revolucin y reconoci a la Junta, evitando segn Bernardo Fas, Que muriese en su cuna la Libertad, decidiendo con este hecho la suerte de la revolucin, salvndola. De no haber mediado esta adhesin y la firme conviccin de sus cabildantes, hubiera fracasado desde el interior su intento, siendo que las del Alto Per haban sido anexadas al Virreinato del Per y Crdoba se mantena fiel a la Corona por lo que la Intendencia de Salta del Tucumn era el puente territorial decisorio entre Crdoba y La Paz, sobre todo teniendo en cuenta los sucesos del ao anterior con la sangrienta represin del Alto Per.En 1816, cuando el movimiento revolucionario sucumba en toda Hispanoamrica, derrotado Simn Bolivar en el norte, y todo el territorio Americano caa ante el poderoso y renovado ejrcito de la Corona, la presin libertaria de los pueblos del norte del antiguo Virreinato se haca sentir, exigiendo la inmediata Declaracin de la Independencia, cosa que se consuma el 9 de Julio.En contrapartida, por orden del Director Supremo Juan Martn de Pueyrredn, se retira el ejrcito nacional a Tucumn, (el que luego lo har hasta Buenos Aires), dejando a Gemes a cargo del gauchaje para la defensa y seguridad de las provincias del norte, sin recursos de ningn tipo, en soledad para contener a los ejrcitos consolidados y a sueldo de la Corona.El 80 % de los alistados en las milicias gauchas no cobraba sueldo y deba adems luchar con sus propias armas y cabalgaduras. Claro ejemplo de una lucha popular con convicciones para detener y enfrentar las ms crueles invasiones que se produjeron desde 1816 a 1822, las que dejaron un territorio devastado y en la absoluta miseria. Slo el amor a la tierra y a la libertad poda concebir el inigualado ejemplo de patriotismo en toda la historia de la Patria. Fueron estos campesinos armados y organizados, los llamados Gauchos, quienes actuaron en su defensa y en la mayor soledad y escasez de elementos para tal contienda ante el silencio de la Nacin y la defeccin de sus ejrcitos regulares. Estas fuerzas campesinas formadas por indios, criollos, negros y mestizos, fueron quienes defendieron el honor y la suerte de la Nacin.Teresa Cadena de Hessling as defina: Cuando la voz del jefe se alzaba pidiendo su concurso para defender la Patria invadida, abandonaban sus hogares, mujer, hijos y labores y se convertan en magnficos Centauros inmortalizados con el nombre de Gauchos, que tanto saban llevar una carga de Caballera por el ms tupido monte, como transformarse en eficiente infantera .Lograda la Independencia, con la que se pudo asentar una burguesa de hacendados ganaderos, la nacin pronto se europeiz en funcin de la direccionalidad del comercio y en tal razn gener una estructura poltica sui-generis con un particular federalismo, en el que Jujuy qued marginado como provincia, y el gaucho fue despreciado por esta nueva ideologa surgente, la que tambin fue impuesta a travs de la historia oficial.Hoy prcticamente desconocemos por esos caprichos de la historiografa (con la que justificaron el desmembramiento de la Repblica), la heroicidad de los pueblos del Alto Per que en igual sacrificio y martirio participaron de esta guerra, Cochabamba, Sucre, Potos, Oruro, Tupiza, Tarija, pusieron al igual que Jujuy, el estandarte libertario de las Provincias Unidas. lvarez de Arenales, Camargo, el matrimonio Padilla, Idelfonso de las Muecas, son tan nuestros como el mismo Gemes, Gorriti y Arias.Hoy separar al Alto Per, de Salta del Tucumn en las acciones de esta guerra se convierte en la grosera mayor de los historiadores que pretenden caracterizar la guerra de guerrillas, sean de montoneras o republiquetas, como si fueran hechos aislados y desconectados de pases separados y en distintas guerras, la una con los bolivianos y otra con los argentinos, como si sus ideales, pasiones y reclamos no fueran los mismos al igual que sus objetivos: La Amrica libre y las Provincias Unidas del Sud. En Salta del Tucumn y el Alto Per esta guerra de guerrillas fue denominada de recursos y la sostuvo en el norte argentino Martn de Gemes con su Comando Superior organizado en la que se dio a llamar Montonera o Guerra Gaucha porque era protagonizado por Gauchos, indios, criollos y mestizos, generalmente campesinos y rurales.En cambio en el Alto Per fueron las Republiquetas que eran los espacios regionales donde participaban tambin los campesinos y habitantes de las comunidades con sus respectivos cabecillas. As por ejemplo los esposos Padilla, en Laguna Chuquisaca; Jos Miguel Lanza y Eusebio Lira en Ayohuma La Paz; Idelfonso de las Muecas, en Lerecaja La Paz; Ignacio Warnes, en Santa Cruz; Juna Antonio Alvarez de Arenales, en Mizque Valle Grande; Jos{e Vicente Camargo en Cinti. En territorios contiguos operaban otros guerrilleros que se sumaban permanentemente a las acciones donde fueran requeridos: Esteban Arce en Cochabamba; Carlos Taboada en Mizque; Eustaquio Mndez, Ramn y Manuel Rojas en Tarija; Miguel Betanzos, Jos Ignacio Zrate, en Potos; Pedro Arraya, en los Chichas Potos, con su famosa Caballera Vicente Umaa en los Sauces Chuquisaca; el chirirhuano Cumbay en San Juan de Pira; y el Leco Santos Periamo en Aten. Fueron ms de cien estos cabecillas revolucionarios, de los cuales al final de la contienda slo sobrevivieron una docena.El Alto Per se separa y proclama como Repblica de Bolivia finalizada la guerra a consecuencia y respondiendo a la desidia del Gobierno Porteo de Rivadavia; territorio que hasta entonces fuera de las Provincias Unidas del Sud segn consta en el acta constitutiva de la Nacin en su declaracin de la Independencia el 9 de Julio de 1816.Esta definicin territorial ha provocado, por lo general en los anlisis de la historia, que muchos de los escritores en su historiografa, distinguieran en forma separada las regiones del Alto Per y la Argentina como si fueran distintas, sobre todo en los anlisis militares, como si hubiesen sido hechos propios de pases diferentes por acontecimientos tambin distintos.Esta conceptualizacin de la guerra en tales historiografas transform el sentido de los sucesos ocurridos en las provincias argentinas como distintos a los de las provincias alto peruanas, como si no correspondieran a una misma lucha dentro de un territorio unificado como lo era, cuyo resultado deba corresponder a un mismo trato, como una sola nacin en armas contra la corona: Sudamrica.Tambin sirve para comprender las razones polticas por las que finalmente se proclama el territorio del Alto Per como Bolivia, siendo que hasta ese entonces este era territorio perteneciente al Rioplatense, a las Provincias Unidas de Sudamrica.Esta geografa por la que se luchaba dice Rodolfo M. Campero El Marqus de Yavi (pag. 77) -sera de una gran importancia poltica para la definicin ltima de la territorialidad que estaba en disputa, puesto que si bien las provincias del Tucumn y las del Alto Per pertenecan al Virreinato del Ro de la Plata, la jurisdiccin legal de ambos se corresponda con la Audiencia de Charcas, que dependa del Per.Este solapamiento del terreno entre su dependencia judicial y la subordinacin poltica explicara posiblemente la razn de cierta confusin al momento de establecer el lmite de la zona blica, impuesta desde la conduccin militar de Buenos Aires.Dicha confusin condujo a que existiese una inclinacin natural de un sector poltico de Buenos Aires por considerar el territorio del Alto Per como diferenciado del Virreinato del Ro de la Plata, lo que obstaculizaba la estrategia de guerra unificada y globalizada para toda Amrica del Sud como la que se planteaba en el norte.De haberse sostenido militarmente los lmites del Virreinato, o de haberlos superado como se sugera, cosa que no ocurri tal vez esta regin podra haberse integrado a la Argentina, o ms an, haber constituido parte de una nica nacin Sudamericana de origen Hispano AmericanoInocencia Poltica?, o concepto ideolgico funcional coherente a una poltica sectorial para la defensa y crecimiento del puerto de Buenos Aires.Desde el Ro Desaguadero al Ro de La Quiaca, era el territorio que conformaba el Alto Per y perteneca al Rioplatense cuyos lmites eran los del Virreinato por cuanto en todo momento debi ser considerado como integrado, como una sola Nacin.Cuando Chuquisaca (hoy Bolivia) se haba pronunciado a favor de la Junta de Mayo en 1810, esta adhesin result sofocada en forma sangrienta por la reaccin espaola, tras lo cual tom su adhesin territorial al Virreinato del Per, lo que provoc la formacin del ejrcito Auxiliar, con lo que se dar inicio a las acciones militares de la guerra por la independencia.

Para escribir una cartaSus ojos seran tinterosMis dientes letras menudasY sus suspiros correo

Esta regin fue el templo de la Patria formado por majestuosas montaas en la propia espina dorsal del Ande en el que se batall da a da y se correspondi en grandeza a la sentencia de Belgrano, la que an vibra como eco Ni vencedores ni vencidos! Expresin que slo los grandes en tal mbito sagrado pueden expresar.Jujuy fue el mrtir que actu como cimiento de la obra sagrada de la libertad de la Patria.Sin este martirio San Martn no hubiera podido cruzar Los Andes, o su gesta hubiera sido ahogada al nacer. Imaginemos por un instante la gloria de forjar una Patria bajo el ftido aliento devastador de la guerra, que slo mostraba muerte y sangre, dolor y lgrima en sus hijos, durante los 15 aos que dur frente a un tenaz y desesperado adversario que en la impotencia de sus acciones saque y destruy la ciudad en 1812, con Socasa bajo las rdenes de Po Tristn; en 1814 por la orden de Pezuela, que es informado por su jefe, dndola por cumplida que En Jujuy no queda un cajn vaco, ni el badajo de las campanas; y que para extremar esta medida expuls a las mujeres que slo haban quedado en la ciudad. (Como castigo por la participacin de sus hombres en la campaa militar patriota), envindolas a las casamatas del Per, las que solo llegaron hasta Huacalera, cuando los gauchos jujeos reconquistaron San Salvador producindose el retiro del ejrcito espaol en desorden abandonando el objetivo primario y dejndolas sin vveres, ni movilidad: En 1818 Olaeta entreg a la furia de la soldadesca desenfrenada al saqueo de la ciudad disponiendo la demolicin de las casas de los patriotas, las que eran su gran mayora por la que prcticamente qued en ruinas nuevamente.Tal fue la furia del invasor provocada por la impotencia que encenda su ira por no poder doblegar a un pueblo entregado a su causa.Pero permtaseme hacer un parntesis que no puedo dejar soslayado en este horror de la guerra, y es la presencia de la mujer, que en medio de los incendios y la devastacin impone su figura y espritu como aliento vigorizante. Con las armas en la mano cuando as se requera: socorriendo a los heridos; abrazando como suyos a los agonizantes, dndoles paz y ternura.Su presencia fue la que mantuvo viva la llama votiva de ese templo, dando espiritualidad y sentido alentando al hombre en los momentos de desesperanza y desde su sagrado vientre alimentando el futuro de la Patria.Que estirpe la de una raza que es parida por tales heronas! Qu matriz tan maravillosa la de la mujer jujea! Que por su aliento se batieron sus hijos frente a los ejrcitos ms poderosos de la tierra, asegurando el triunfo mientras forman su cimiento al mismo tiempo.Qu legado de espiritualidad, que suma de herosmo, fuerza, belleza, bondad y sacrificio el que hoy nos toca recoger como orgullo de nuestra tierra!Considrese que el hombre es formado por su madre desde su vientre, alimentado por sus senos y educado desde su nacimiento en la ternura y el cario de sus manos, siendo stas el crisol en el que se forjan los espritus con el que se orientan las acciones de la vida.No existe revolucin alguna sin el espritu de sus hombres con el que se puede imaginar los cambios y asumir con fortaleza las convicciones.

Llorar cuando me vayaSangre roja coloradaLa despedida muy tristeLa vuelta quien sabe cuando

*Arquitecto. Historiador, presidente del Instituto Belgraniano de Jujuy. Fundador del Centro de Estudios e Investigacin Huacalera. Autor de Jujuy en la gesta por la Independencia 1810-1825).