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Vol. 2 Núm. 2 mayo-agosto 2011 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADÍSTICA Y GEOGRAFÍA REALITY, DATA AND SPACE INTERNATIONAL JOURNAL OF STATISTICS AND GEOGRAPHY Sistemas de evaluación del desempeño: dilemas para una implementación efectiva David Arellano Gault, Walter Lepore y Miguel Guajardo Identificación de los ciclos económicos en México: 30 años de evidencia Jonathan Heath El ciclo económico en México: características y perspectivas Arturo Antón Sarabia Medición de la tendencia y el ciclo de una serie de tiempo económica desde una perspectiva estadística Víctor Manuel Guerrero Guzmán Alternativas para la identificación de los ciclos económicos Luis Foncerrada Pascal Indicadores subjetivos de bienestar y progreso social Luis N. Rubalcava Peñafiel La evaluación del bienestar en México. Una perspectiva desde las organizaciones de la sociedad civil Edna Jaime y Mariana García Midiendo el progreso de las sociedades: reflexiones desde México Reseña

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    Sistemas de evaluacin del desempeo:dilemas para una implementacin efectivaDavid Arellano Gault, Walter Lepore y Miguel Guajardo

    Identicacin de los ciclos econmicos en Mxico:30 aos de evidenciaJonathan Heath

    El ciclo econmico en Mxico: caractersticasy perspectivasArturo Antn Sarabia

    Medicin de la tendencia y el ciclo de una seriede tiempo econmica desde una perspectiva estadsticaVctor Manuel Guerrero Guzmn

    Alternativas para la identicacin de los ciclos econmicosLuis Foncerrada Pascal

    Indicadores subjetivos de bienestar y progreso socialLuis N. Rubalcava Peael

    La evaluacin del bienestar en Mxico. Una perspectivadesde las organizaciones de la sociedad civilEdna Jaime y Mariana Garca

    Midiendo el progreso de las sociedades:reexiones desde MxicoResea

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    Contenido

    Sistemas de evaluacin del desempeo:dilemas para una implementacin efectiva 6David Arellano Gault, Walter Lepore y Miguel Guajardo

    Identificacin de los ciclos econmicos en Mxico:30 aos de evidencia 18Jonathan Heath

    El ciclo econmico en Mxico: caractersticasy perspectivas 32Arturo Antn Sarabia

    Medicin de la tendencia y el ciclo de una seriede tiempo econmica desde una perspectiva estadstica 50Vctor Manuel Guerrero Guzmn

    Alternativas para la identificacin de los ciclos econmicos 74Luis Foncerrada Pascal

    Indicadores subjetivos de bienestar y progreso social 82Luis N. Rubalcava Peafiel

    La evaluacin del bienestar en Mxico. Una perspectivadesde las organizaciones de la sociedad civil 96Edna Jaime y Mariana Garca

    Midiendo el progreso de las sociedades:reflexiones desde MxicoResea 113Abelardo Anbal Gutirrez Lara

    Colaboran en este nmero 116

  • REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

    Presidente del InstitutoEduardo Sojo Garza-Aldape

    VicepresidentesEnrique de Alba GuerraJos Antonio Meja GuerraMario Palma RojoMara del Roco Ruiz Chvez

    Direccin General de Estadsticas SociodemogrficasMiguel Juan Cervera Flores

    Direccin General de Estadsticas EconmicasJos Arturo Blancas Espejo

    Direccin General de Geografa y Medio AmbienteCarlos Agustn Guerrero Elemen

    Direccin General de lntegracin, Anlisis e Investigacin Enrique Jess Ordaz Lpez

    Direccin General de Coordinacin del Sistema Nacional de Informacin Estadstica y GeogrficaNorberto de Jess Roque Daz de Len

    Direccin General de Vinculacin y Servicio Pblico de InformacinAlberto Manuel Ortega y Venzor

    Direccin General de AdministracinFroyln Rolando Hernndez Lara

    Realidad, datos y espacio. Revista inteRnacional de estadstica y GeoGRafaEditor responsableEnrique Jess Ordaz Lpez

    Editor ejecutivoGerardo Leyva Parra

    Coordinacin editorialVirginia Abrn Batule y Mercedes Pedrosa Islas

    Mesa de redaccinJos Pablo Covarrubias Ordiales, Laura Elena Lpez Ortiz y Brenda Gabriela Martnez Leandro

    Diseo Juan Carlos Martnez Mndez, Eduardo Javier Ramrez Espino, Juan Sergio Salvador Flores Ponce y Alfredo Luna Arrioja

    INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA CONSEJO EDITORIAL

    Enrique de Alba GuerraPresidente del Consejo

    Enrique Cabrero MendozaCentro de Investigacin y Docencia Econmicas, AC

    Fernando Corts CceresEl Colegio de Mxico, AC

    Gerardo Bocco VerdinelliUniversidad Nacional Autnoma de Mxico

    Ignacio Mndez RamrezUniversidad Nacional Autnoma de Mxico

    Juan Carlos Chvez Martn del CampoBanco de Mxico

    Jos Ramn Narro RoblesUniversidad Nacional Autnoma de Mxico

    Lidia BratanovaUNECE Statistical Division

    Manuel Ordorica MelladoEl Colegio de Mxico, AC

    Mara Margarita Pars FernndezCentro de Investigacin en Geografa y Geomtica Ing. Jorge L. Tamayo, AC

    Mara del Carmen Reyes GuerreroCentro de Investigacin en Geografa y Geomtica Ing. Jorge L. Tamayo, AC

    Jos Antonio de la Pea MenaCentro de Investigacin en Matemticas, AC

    Paul CheungUnited Nations Statistics Division

    Rodolfo de la Torre GarcaPrograma de las Naciones Unidas para el Desarrollo

    Rogelio Granguillhome MorfnSecretara de Relaciones Exteriores

    Tonatiuh Guilln Lpez El Colegio de la Frontera Norte, AC

    Vctor Manuel Guerrero GuzmnInstituto Tecnolgico Autnomo de Mxico

    Walter RadermacherStatistical Office of the European Communities

    Yoloxchitl Bustamante DezInstituto Politcnico Nacional

    REALIDAD, DATOS Y ESPACIO. REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA, Vol. 2, Nm. 2 mayo-agosto 2011, es una publicacin cuatrimestral editada por el Instituto Nacio-nal de Estadstica y Geografa, Av. Hroe de Nacozari Sur 2301, Fraccionamiento Jardines del Parque, CP 20276, Aguascalientes, Ags., Mxico. Telfono 55 52781069. Toda correspondencia deber dirigirse al correo: [email protected]

    Editor responsable: Enrique Jess Ordaz Lpez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Ttulo No. 04-2010-090816081900-102, ISSN en trmite. Certificado de Licitud de Ttulo y Conteni-do No. 15099, otorgado por la Comisin Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretara de Gobernacin. Domicilio de la publicacin, imprenta y distribucin: Av. Hroe de Nacozari Sur 2301, Fraccionamiento Jardines del Parque, CP 20276, Aguascalientes, Ags., Mxico.

    El contenido de los artculos, as como sus ttulos y, en su caso, fotografas y grficos utilizados son responsabilidad del autor, lo cual no refleja necesariamente el criterio editorial institucio-nal. Asimismo, la Revista se reserva el derecho de modificar los ttulos de los artculos, previo acuerdo con los autores. La mencin de empresas o productos especficos en las pginas de la Revista no implica el respaldo por el Instituto Nacional de Estadstica y Geografa.

    Se permite la reproduccin total o parcial del material incluido en la Revista, sujeto a citar la fuente. Esta publicacin consta de 0000 ejemplares y se termin de imprimir en marzo del 2011. Primera reimpresin.

    Disponible en http://rde.inegi.org.mx/revista_mayo_2011/

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    Editorial

    Saber cmo vamos es un propsito al cual las oficinas encargadas de generar estadsticas ofi-ciales destinan una parte muy importante de sus esfuerzos, y con mucha razn, dado que conocer si la sociedad avanza o no en la direc-cin deseada y al ritmo adecuado constituye un insumo fundamental para que quienes dirigen los asuntos pblicos y la sociedad a la que ellos rinden cuentas puedan basar en evidencias sus valoraciones respecto a las polticas pblicas en curso y aplicar las medidas correctivas necesa-rias, en su caso, para el apropiado cumplimiento de los objetivos propuestos.

    El presente nmero de Realidad, datos y espa-cio. Revista inteRnacional de estadstica y GeoGRafa ofrece un conjunto de reflexiones orientadas a mejorar la capacidad de los generadores y usua-rios de informacin estadstica para identificar adecuadamente cmo vamos en lo social y en lo econmico. Los artculos se derivan de las po-nencias que los autores realizaron en el semina-rio sobre la medicin del progreso y el bienestar social que el INEGI y el CIDE realizaron de ma-nera conjunta a finales del 2009, el cual estuvo inspirado en el Proyecto Global para la Medicin del Progreso de las Sociedades, lanzado por la OCDE y, principalmente, por el reporte de la Co-misin para la Medicin del Progreso Econmi-co y el Bienestar Social, tambin conocida como la Comisin Stiglitz.

    La medicin del progreso social pasa por la consideracin de la eficiencia en la generacin y en el acceso a bienes y servicios que resultan instrumentales para el bienestar de las personas y, por supuesto, sobre la medicin del bienes-tar mismo. As, entre otros aspectos, supone la evaluacin del desempeo de los programas del

    gobierno, de la correcta identificacin y medi-cin de los ciclos econmicos y del reporte fide-digno del bienestar de los individuos.

    El artculo de David Arellano, Walter Lepore y Miguel Guajardo ofrece un anlisis riguroso de los indicadores de desempeo de las diferentes instancias del gobierno mexicano; pone espe-cial nfasis en la coherencia tcnica de los ins-trumentos existentes para ese fin y encuentra que stos integran un conjunto desarticulado, desordenado e impreciso, con indicadores insu-ficientemente definidos, que no aportan lo que se quisiera a la rendicin de cuentas y la asig-nacin de recursos con base en resultados. En atencin a lo anterior, los autores observan que algunas de las premisas para una evaluacindel desempeo a fondo no se cumplen para el caso de Mxico y se preguntan si lo que procede es seguir proponindose avanzar hacia un siste-ma integral de evaluacin del desempeo o si es preferible establecer un sistema mnimo de evaluacin, menos orientado a la coercin y ms dirigido hacia el aprendizaje.

    Uno de los principales indicadores de desem-peo del aparato productivo de un pas es el de los ciclos econmicos. La adecuada identifica-cin de stos en Mxico se ha hecho posible du-rante los ltimos aos gracias a la aparicin de indicadores sintticos, tanto coincidentes como adelantados, publicados por el INEGI; sin embar-go, es frecuente que, incluso entre los analistas especializados en temas econmicos, los con-ceptos de recesin, contraccin, recuperacin y expansin se utilicen de manera imprecisa o francamente equivocada, por lo cual, el ejercicio planteado en el artculo de Jonathan Heath re-sulta doblemente pertinente dado que a la vez que expone el adecuado uso de los conceptos nos permite hacer un recorrido por los ciclos eco-

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    nmicos de nuestro pas desde la dcada de los 80 hasta la actualidad y conocer algunas de sus principales caractersticas, como su duracin y profundidad. A partir de esta informacin, el autor muestra que, contrario a lo que se repiti en innumerables ocasiones en la prensa, la re-cesin del 2008-2009 no fue la ms intensa de los ltimos 30 aos dado que las de 1994-1995 y de 1982-1983 resultaron an ms profundas.

    El artculo de Arturo Antn ofrece, tambin, informacin sobre los ciclos econmicos; mues-tra que, en el caso de Mxico, los incrementos en produccin durante la etapa de crecimiento son mucho menores y de ms baja duracin que en economas desarrolladas, mientras que las recesiones son relativamente ms prolongadas, aunque no mucho ms profundas. Usando infor-macin del INEGI, Antn expone que, en prome-dio, los ciclos econmicos en nuestro pas duran cinco aos y que 30% de ese tiempo correspon-de a las fases de disminucin en la actividad economica, lo cual contrasta con lo que ocurre en naciones desarrolladas, donde los ciclos tienen una duracin media superior a los ocho aos, de los que slo 13% corresponde a la etapa de cada de la actividad econmica. Por otra parte, con-trario a lo planteado por Jonathan Heath, el au-tor afirma que la recesin del 2008-2009 s fue la ms severa de los ltimos 30 aos, aunque para sustentar esta afirmacin hace referencia ni-camente a la produccin de bienes y servicios finales y no al indicador compuesto coincidente(que combina produccin y otros indicadores) en el que se basa la afirmacin de Heath.

    Las series de tiempo suelen descomponerse en cuatro elementos: tendencia, ciclo, estacio-nal e irregular. El anlisis tradicional de ciclos econmicos, como lo ha realizado por muchas dcadas el National Bureau of Economic Re-

    search (NBER) de Estados Unidos de Amrica (EE.UU.), se hace a partir de la identificacin de los puntos de giro del indicador coincidente, una vez que a ste se le han quitado los componen-tes estacional e irregular, lo cual implica que el anlisis se hace a travs de la serie de tendencia-ciclo del indicador coincidente; sin embargo, para metodologas como la de la OCDE y la que a partir de noviembre del 2010 utiliza el INEGI, se hace necesario separar el componente cclico del componente de tendencia, para lo cual suele recurrirse al uso del filtro de Hodrick y Prescott, que es precisamente el eje del artculo de Vctor Guerrero, quien propone un procedimiento es-tadstico para fijar el nivel de suavidad deseado para la tendencia. Dicho procedimiento implica un ndice de precisin relativa que formaliza el concepto de suavidad de la tendencia y se pre-senta como alternativa a la prctica comn del uso de un valor estndar como parmetro de sua-vizamiento. Guerrero argumenta que la ventaja de fijar el porcentaje de suavidad para estimar la tendencia radica en que permite comparar se-ries con diferente nmero de observaciones, una misma serie en distintos momentos del tiempo e, incluso, series con variadas frecuencias de ob-servacin.

    La adecuada caracterizacin de los ciclos eco-nmicos supone el uso de una diversidad de in-dicadores de cuya disponibilidad y oportunidad dependen los agentes econmicos para la ade-cuada toma de decisiones. En este sentido, el artculo de Luis Foncerrada se propone suge-rir algunas ideas y recomendaciones para pro-ducir en nuestro pas indicadores econmicos, financieros y empresariales que contribuyan a identificar cambios en el ciclo econmico de for-ma ms temprana y estar en mejores condicio-nes de anticipar respuestas de poltica econmi-ca que apuntalen el bienestar de la poblacin.

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    Estas sugerencias incluyen, entre otras: generar estimaciones preliminares del PIB trimestral que compitan en oportunidad con las de EE.UU.; au-mentar la oferta de series econmicas desesta-cionalizadas; crear una plataforma electrnica que integre los principales indicadores que se generan en el pas, independientemente de sus fuentes; ampliar los alcances de las encuestas de opinin empresarial y establecer un grupo de es-pecialistas para fijar las fechas de inicio y termi-nacin de los ciclos econmicos en Mxico.

    Los ciclos econmicos son importantes para saber cmo vamos, pero no son lo nico impor-tante. En este contexto, como qued de mani-fiesto en el nmero anterior de Realidad, datos y espacio, hay una creciente literatura que incorpo-ra una diversidad de aspectos no econmicos en la medicin del progreso social. Aqu, el estudio del bienestar subjetivo ocupa una posicin muy des-tacada. El artculo de Luis Rubalcava utiliza in-formacin de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares, que permite comparar entre estadsticas objetivas y subjetivas referi-das a variables similares y muestra cmo la ima-gen de la realidad que se construye a travs de percepciones puede diferir notablemente de la que se deriva de mediciones objetivas. Por esto, plantea que ambos tipos de fuentes son, final-mente, complementarias, por lo que se hace ne-cesario usar con juicio las estadsticas subjetivas en combinacin con estadsticas duras, para as lograr un mejor entendimiento de la realidad y, con ello, facilitar un adecuado diseo de polti-cas pblicas.

    En la apreciacin de cmo vamos, resulta sano que haya una pluralidad de voces en la que participen generadores de informacin de los distintos sectores de la sociedad. El artculo de Edna Jaime y Mariana Garca, luego de reco-nocer el carcter multidimensional del progre-so social, se concentra en describir el papel que desempean las organizaciones civiles como usuarias y generadoras de indicadores y mtricas que permiten evaluar el quehacer del gobierno y su incidencia sobre el bienestar y el progreso delos ciudadanos. Las autoras conciben a las orga-nizaciones sociales como intermediarios legti-mos para transmitir a la sociedad la informacin del gobierno y hacerle saber a ste el sentir y las necesidades de la sociedad, y sostienen que dichas organizaciones juegan un papel muy im-portante en la generacin de mejores estadsti-cas sobre bienestar social.

    En esta segunda edicin del 2011, Realidad, da-tos y espacio. Revista inteRnacional de estadstica y Geo-GRafa cierra con una resea preparada por Anbal Gutirrez, la cual se refiere a un libro reciente-mente publicado por el Foro Consultivo Cien-tfico y Tecnolgico bajo el nombre Midiendo el progreso de las sociedades: reflexiones desde Mxi-co donde se presentan contribuciones desde di-ferentes perspectivas tericas y disciplinarias de especialistas radicados en nuestro pas que intentan responder a: qu debemos considerar como progreso en el siglo XXI? y cmo pode-mos medirlo? El libro fue coordinado por Mariano Rojas, uno de los principales lderes en el estu-dio del bienestar subjetivo en Amrica Latina.

  • Sistemas de evaluacin del desempeo: dilemas para una implementacin efectivaDavid Arellano Gault,Walter Leporey Miguel Guajardo

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  • Los sistemas de evaluacin del desempeo (SED) se basan en la existencia de cadenas causales que pueden ayudar a transformar un problema social en un problema de poltica pblica. stas tambin tienen que guiar la seleccin de los instrumentos que los gobiernos deben utilizar para generar re-sultados, que puedan transformar la realidad social en la forma deseada. Los principales problemas con estos supuestos son los siguientes: los fines estn en disputa, lo cual hace imposible que exista una sola forma de medir desempeo; las cadenas son difci-les de identificar porque se entrecruzan con muchas otras; es complicado aislar los efectos de slo una de ellas y los SED son instrumentos polticos que pueden utilizarse para legitimar grupos al interior de una organizacin.

    Los elementos anteriores nos obligan a entender los lmites que tienen estas herramientas para medir resultados de forma objetiva. Las dificultades de ir del problema social a los resultados son las mismas que se enfrentan cuando se trata de evaluar si stos fueron propiciados por las acciones de poltica em-prendidas por un gobierno; sin embargo, a pesar de ser un instrumento limitado para medir, los SED son poderosos dispositivos para generar una sana discu-sin al interior de las organizaciones, que trate de generar consensos sobre los objetivos perseguidos.

    Palabras clave: administracin pblica, evaluacin de desempeo, indicadores de desempeo, evaluacin de resultados

    Performance Evaluation Systems (PES) rest on the idea of the existence of causal chains that can help to transform a social problem into a public policy problem. These casual chains also should guide the selection of the instruments which governments use to generate results that can transform a social reality in the desired way. The main problems with these assumptions are as follows: the ends are in dispute so it is not a unique way to measure perfor-mance; the chains are difficult to identify because they are intertwined with many others; it is difficult to isolate the effects of only one of them; and the PES are political instruments that can be used to le-gitimate groups within an organization.

    The problems detected require us to unders-tand the limits of these instruments to measure results objectively. The difficulties to transit from the social problem to the results are the same fa-ced when trying to assess whether the results were brought about by the policy actions undertaken by a government. However, although a limited tool for measuring, the PES are powerful tools to generate a healthy discussion within the organizations that try to generate consensus on the objectives.

    Key words: Public Administration, performance evalua-tion, performance indicators, evaluation by results

    Introduccin

    Este documento pone sobre la mesa una serie de preguntas respecto al diseo e implementacin de los SED. Es importante que tanto los tericos como los practicantes de la administracin pbli-ca comprendan que no es posible utilizar estos instrumentos si antes no existe un esfuerzo por comprender sus verdaderos lmites y posibilidades. Si no se discuten los supuestos analticos y los pro-blemas organizativos para su implementacin, es muy probable que un SED se convierta en un ins-trumento poco efectivo y, adems, costoso.

    Para mantener un orden en la discusin, el do-cumento se ha dividido en tres secciones: en la primera se exploran los supuestos tericos proble-mticos sobre los que descansa un SED, es decir, las dificultades derivadas de asumir complicadas cadenas causales, as como los lmites que stas imponen; en la segunda se presentan los principa-les retos que se deben considerar para construir o implementar un SED y se detalla la naturaleza in-herentemente poltica de estos instrumentos, as como la necesidad de compaginar su uso con el de la planeacin estratgica; en la tercera se comen-tan algunas conclusiones generales.

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  • Cules son los supuestos tericos sobre los que descansa un SED?

    Existen varias razones por las que se ha suscitado un inters creciente en los sistemas de evaluacin del desempeo. Una de ellas tiene que ver con que se siga incrementando la distancia entre las nece-sidades sociales que enfrentan los gobiernos y la cantidad de recursos que stos tienen disponibles para hacerlo. Esto significa que hoy tienen que atender ms requerimientos con menos insumos.

    Otra es que las administraciones pblicas deben mostrar capacidad, avance tecnolgico y posibili-dades de influencia para mantener un cierto nivel de legitimidad ante sus sociedades. Por estos moti-vos, el discurso en boga conocido regularmente como Nueva Gestin Pblica (NGP) en una gran cantidad de pases es aquel que vincula de manera directa la legitimidad de los gobiernos con la ob-tencin de resultados (Arellano, 2004a).

    Sea por razones de escasez de recursos o por necesidad de legitimacin, muchas administracio-nes encuentran en los SED una de sus mejores es-peranzas para tratar de justificar ante la sociedad que se estn obteniendo resultados y cambios po-sitivos gracias a la accin gubernamental; no obs-tante, debe quedar claro que esta perspectiva est cimentada en una cadena de supuestos que tienen que ser explicitados y que, como analizaremos, no son tan evidentes ni lineales. Especficamente, de-trs de los SED se encuentra la idea de que los pro-blemas pblicos pueden ser traducidos en otros de poltica pblica es decir, manejables por la ac-cin gubernamental, por lo tanto, donde existen las tcnicas necesarias para disear mecanismos de intervencin; y, por ltimo, que estas interven-ciones son capaces de modificar la realidad en for-ma controlada, dirigida a efectos definidos ex ante con relativa precisin.

    Lograr que la accin gubernamental tenga estos niveles de precisin de diseo y de implementa-cin no es tan evidente; para transformar las cir-cunstancias de una realidad que genera una serie de problemas pblicos, sera preciso controlar una

    amalgama informe de relaciones y causalidades con el fin de crear una serie de efectos coordinados que produzcan la realidad pensada en el diseo de la poltica. Esta construccin racional de soluciones a problemas pblicos se sostiene gracias a la idea de que la actuacin gubernamental tiene a su dis-posicin poderosos instrumentos: organizaciones y programas gubernamentales dotados de recur-sos presupuestarios y de personas profesionales que se encargarn de llevar a la prctica el diseo (Brunsson, 1993).

    sta es la retrica que llena la esperanza de la poltica y la gestin pblica contempornea, ret-rica no en sentido despectivo, sino en su aspecto estricto: arte de convencer y conmover. Sin duda que esta retrica devenida de la NGP est sustenta-da en la esperanza de que las acciones y decisiones racionales son posibles de construir desde la arena gubernamental para construir soluciones a proble-mas pblicos ingentes.

    Es a partir de esta esperanza que se construyen importantes y sofisticados instrumentos que, mu-chas veces, se implementan sin debatir los supues-tos. Surge, de esta forma, una avalancha de estos dispositivos, entre los cuales es posible citar: el presupuesto (por programas, base cero, por resul-tados), las polticas, las regulaciones, las interven-ciones, las organizaciones gubernamentales, los servicios civiles, los planes estratgicos y operati-vos, los marcos lgicos, la administracin por ob-jetivos, los controles de gestin, las clasificaciones, las buenas prcticas, el benchmarking y tableros de control.

    Estos instrumentos, en general, construyen una promesa de que existe un camino racional para tratar los problemas pblicos, que va palabras ms, palabras menos del problema al diseo, a los mecanismos, a la intervencin y, finalmente, al resultado esperado. Los SED son una de estas nue-vas herramientas que, justamente, proponen su-mar una gran cantidad de tcnicas y modelos para llegar a un mecanismo capaz de integrar desde la intencin de los objetivos hasta los resultados concretos medibles de la accin gubernamental.

    8 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • Es evidente, entonces, que la cadena de supues-tos que subyacen bajo el funcionamiento de los SED es bastante larga y compleja. Por este motivo, cabe preguntarse: es realista este gran supues-to de cadenas causales de intervencin que lue-go son posibles de medir en resultados concretos y simples?

    Los estudios de Selznick (1966), Merton (1980), Crozier (1964), Wildavsky (1993), Christensen y Lae-grid (2007), Sfez (1984), Cabrero y Arellano (1993), entre una muy larga lista de otras investigaciones desarrolladas en diversas realidades, tiempos y lati-tudes, muestran que si dicho camino causal existe, es muy difcil de identificar empricamente y luego demostrar que produce resultados que, de alguna manera, sean explicables por decisiones y diseos racionalistas.

    Muchos de estos estudios revelan cmo los problemas sociales y aquellos que llegan a ser de-finidos como problemas pbicos son creaciones o construcciones de los propios agentes y de quie-nes toman decisiones y no slo construcciones racionales o tcnicas elaboradas en los escritorios de los planificadores o tomadores de decisiones. En este sentido, como construcciones, los diseos de poltica pblica traen ineludiblemente apare-jadas teoras y, por lo tanto, ideologas, es decir, lgicas causales normativas que se justifican por razones polticas y agendas que no siempre estn claras ni son explcitas.

    Adems, muchos de estos autores muestran que los fines y los mecanismos estn en disputa: diversos actores, con distintas capacidades de actuacin, argumentan y dan sentido a los meca-nismos de acuerdo con preferencias, dinmicas polticas, en un marco de racionalidad limitada (Si-mon, 1947).

    La complejidad se multiplica an ms si se con-sidera que las organizaciones y los programas gu-bernamentales son criaturas instrumentales, pero poco maleables, difciles de manipular, como robots sociales, pues de nuevo aparecen seres humanos actuando en escenarios (Goffman, 1967), constru-

    yendo sentidos (Weick, 2001), interrelacionndose por roles que crean estatus y vinculaciones com-plejas que hacen posible la propia interaccin (Berger y Luckmann, 1968). En sntesis, es claro que la esperanza causa-efecto de los problemas socia-les es una verdadera cadena de supuestos difciles de sostener empricamente.

    Sin embargo, a pesar de lo difcil que puede ser sostener una postura racionalista para los proble-mas sociales, la esperanza sigue viva. Es probable que una nocin de bsico sentido comn se dispa-re para reconfortarnos socialmente. De otro modo, tendramos que admitir que, como seres huma-nos, somos incapaces de controlar por completo la manera en cmo aceptamos nuestro entorno, pero al observar la realidad social es imposible negar que los gobiernos tengan el poder de afec-tar la vida de mucha gente, de movilizar variables econmicas, de sostener o cambiar reglas y nor-mas, de aplicar la coercin como mecanismo para obtener obediencia.

    Puede ser que las cadenas causales no sean pre-cisas o que reproduzcan en un entorno de elevada complejidad, e incluso se podra aceptar que tienen lgicas perversas (Harmon y Mayer, 1999), pero es innegable que dichas cadenas existen y que los go-biernos tienen la capacidad de afectarlas. Es pro-bable que sea en este marco analtico ms realista donde se deba comprender a los SED.

    En todo caso, parece sano que al tratar el tema de los sistemas de evaluacin del desempeo se tenga que tomar distancia de las visiones optimis-tas y sistmicas. Un SED difcilmente puede ser un esquema racionalista completo, de cadenas cau-sales tcnicamente diseadas, alineadas de forma perfecta, as como construidas por un acuerdo li-neal con consensos perfectos y marcos tericos unvocos y acordados.

    Ms bien, un SED requiere ser entendido como un instrumento que opera en una realidad social que no puede ser perfectamente simplificada o modelada. Es preciso reconocer que, probable-mente, es un dispositivo til pero, al mismo tiem-

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  • po, limitado por la propia complejidad que inten-ta capturar y simplificar en una serie de cadenas causales controlables de manera relativa. Por este motivo, se propone que el SED sea comprendido, antes que nada, como un proxy, es decir, como una aproximacin imperfecta de las cadenas causales que se vinculen desde los problemas hasta el im-pacto, con una finalidad relativamente clara que es, a la vez, objetivo, esperanza, ideologa, legiti-macin y mecanismo de aprendizaje y de rendi-cin de cuentas.

    Es precisamente el propsito de un SED, el cual debe ser construido con gran precisin porque no se le puede exigir que arroje mediciones precisas del desempeo de los gobiernos, pero s que se convierta en un mecanismo a travs del cual se ex-pliciten los supuestos y valores que llevan a un argu-mento de cadenas causales, que van desde definir el problema, como primer eslabn, hasta decidir las opciones de intervencin. Todo esto con dos obje-tivos bsicos: 1) Facilitar el consenso al alinear objetivos y 2) Rendir cuentas con mayor transpa-rencia a la sociedad.

    Para sintetizar la discusin, es preciso sealar que son tres los argumentos que sostienen una visin contraria a la idea de un SED tcnicamente exacto y puro:

    La realidad social es una construccin de ac-tores diversos, muchas veces en disputa, dis-puestos a entrar en conflicto y usar el poder para imponer su propia versin de lo que es un problema viable o necesario de atacar.

    Esa realidad social que se quiere impactar se genera por efectos e impactos que devienen de la accin de mltiples fuentes, acciones y pro-psitos de diferentes actores y circunstancias.

    Las cadenas casuales se sostienen sobre teo-ras que tienen supuestos y axiomas, elemen-tos que intentan explicarnos y convencernos de que existen variables ms importantes que otras.

    Por estas razones, un SED no es una fotografa lineal de las causalidades; tampoco ser nunca un

    instrumento tcnico que pueda ser replicado de la misma forma por distintas personas en contextos distintos; difcilmente ser neutral para llegar al acuerdo perfecto entre los actores. Bajo ninguna circunstancia develar la verdadera causalidad de la realidad y, por lo tanto, no es infalible, es decir, lo que se dice que suceder con la accin no for-zosamente ser realidad y no necesariamente esto se deber a errores o dolo de los actores guberna-mentales; por ltimo, no es una secuencia lineal objetiva, ni de problema, ni de las cadenas causales de la accin gubernamental, ya que siempre hay alternativas desechadas o no consideradas.

    Lo que s se puede afirmar es que un SED es una herramienta para el diseo y evaluacin de progra-mas u organizaciones que hacen explcitos los su-puestos, teoras y axiomas para definir y defender de manera transparente una posible cadena causal que va de la definicin del problema a los instru-mentos, a las acciones, a los productos, a los resul-tados y, por ltimo, al impacto. Todo esto es con el fin de generar un mecanismo de rendicin de cuentas inteligente que se base en el aprendizaje organizacional.

    Es evidente que el gran agregado visual de un SED est en la observacin y medicin de los ele-mentos para evaluar el logro de la actuacin de un programa u organizacin, pero sera muy limitado pensar que sta sera su nica dimensin til. El ar-gumento fundamental podra ser: la observacin y medicin del logro es importante porque es un sal-to cualitativo en la accin gubernamental tradicio-nal; sin embargo, dicha medicin es slo una parte de los beneficios que un SED en realidad aporta. La utilidad ms grande est en la capacidad del SED para hacer explcitos los supuestos, axiomas y ca-denas causales razonadas que permiten entonces el anlisis y la discusin entre los diferentes actores involucrados en una poltica gubernamental.

    Como mecanismo de evaluacin, el SED tiene limitaciones y potencialidades. La principal limita-cin es que ser de poca utilidad para evaluar de forma objetiva los resultados de un programa u or-ganizacin, es decir, permitir estimar a travs de

    10 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • indicadores o proxies la fortaleza de los argumen-tos e instrumentos, y los resultados observables podrn ser tomados en consideracin depen-diendo de la fortaleza de dichos proxies. En otras palabras, la evaluacin que se puede hacer con un SED no es pura ni absoluta, no permite hacer jui-cios sumarios de bueno o malo, blanco o negro, y sta es, justamente, la base de su gran potencial como instrumento.

    Entonces, con el SED es posible hacer una eva-luacin argumentada sobre la fortaleza de los su-puestos, de las cadenas causales y de la calidad de los proxies. Es paradjico que el proceso de su construccin termine siendo ms importante que el producto final. Despus de todo, el SED puede ser un instrumento poderoso para evaluar lo que s es posible evaluar: la fortaleza de los argumentos, la medicin de los proxies, la solidez de las inferen-cias sobre el impacto y los resultados.

    Cules son las dificultades de construir un SED?

    Es importante que al analizar instrumentos como los SED no se olvide incluir, como un factor expli-cativo de gran relevancia, a las relaciones de poder entre los actores implicados en su construccin e implementacin. Las organizaciones son cons-trucciones sociales y humanas tiles para alcanzar objetivos colectivos y sociales, bajo una dinmica de cooperacin y coordinacin; no obstante, no son mecanismos sociales dciles o sencillos de dirigir. En este sentido, se debe tener claro que, al ser implementado por organizaciones, los SED se convierten en una herramienta poltica en primera instancia (Crozier, 1964; 1989).

    En una democracia, la poltica puede ser visuali-zada como la arena en la que los actores polticos entran en conflictos relativamente ordenados, con el objetivo de ganar el poder a travs de eleccio-nes. El esfuerzo realizado implica que al salir victo-riosos pueden plasmar en la realidad su proyecto; sin embargo, para abordar el tema poltico, en el tema que nos ocupa, ser necesario entender su

    desenvolvimiento en niveles diferentes al seala-do con anterioridad y distinguir entre el contexto micropoltico y el nanopoltico.

    El micropoltico no se refiere a la batalla entre actores polticos y partidos, sino a los procesos de conflicto y negociacin entre actores polticos y burocracias y entre estas mismas, es decir, lo que se conoce en la literatura especializada como conflicto interorganizacional; en cambio, la lgica nanopoltica es aquella que se da en el contexto de los conflictos intraorganizacionales, es decir, entre los diferentes grupos, equipos y actores que forman la organizacin propiamente dicha.

    En efecto, un SED es un proyecto de reforma administrativa dirigida a legitimar al grupo en el poder; tambin, es una herramienta que se discu-te y construye de manera particular en diferentes organizaciones, con diferentes fines en cada una. A la vez, deber ser interpretada dentro de cada organizacin para ser implementada segn los c-nones y sentidos de sta; en las tres esferas, un SED se encontrar construido en su lgica tcnica y en su dinmica poltica.

    El marco que se discute con mayor facilidad es el tcnico porque supone la existencia de meca-nismos o conceptos de debate compartidos por una cantidad importante de actores polticos y so-ciales. Previo a esto, existe una controversia sobre los fines, valores o conceptos que se debern con-siderar. Olvidar el componente poltico que est en juego en la creacin e implementacin de un programa gubernamental significa ignorar un seg-mento de la realidad social de gran relevancia para elaborar un SED.

    La construccin de los SED implica comprender a una organizacin como un sistema que transfor-ma insumos en productos a travs de uno o varios procesos. Dichos productos generarn ciertas re-acciones, cambios o afectaciones (resultados) en el contexto (Banco Mundial, 1996). Se espera que stos puedan modificar eventualmente la natura-leza de la misma trama; dicho de otra manera, las organizaciones establecen un proceso que genera

    11Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • una serie de productos, los cuales son entregados como resultados a un contexto o realidad, buscan-do lograr impactarla o cambiarla (ver imagen 1).

    Pero se ha sealado previamente que el proce-so organizacional no es mecnico porque consiste en el producto de interacciones, coordinaciones, dilogo y bsqueda de sentido de los participan-tes de la organizacin (Mintzberg, 1988). No todos los agentes organizativos comprenden, entienden y viven el proceso organizacional de la misma ma-nera. Por su parte, los productos organizacionales

    no son necesariamente algo tangible, visible de in-mediato, como una unidad aislada que se entrega como un objeto.

    De la misma forma, los resultados organizacio-nales no siempre son visibles de inmediato. stos pueden afectar diversos niveles, recursos o capa-cidades de diversas personas, grupos u organiza-ciones, en diferentes periodos y son producidos por acciones de otros actores o circunstancias tam-bin, no slo por los productos de la organizacin. Por ltimo, los impactos hablan de la transforma-

    Imagen 1

    Construccin de un SED

    Fuente: elaboracin propia.

    cin de una realidad compleja, que se genera en el tiempo y donde, de nuevo, los resultados de la organizacin son por lo regular slo uno de los po-sibles elementos que terminan transformando a una realidad.

    Si bien existen lmites claros de lo que un SED puede realizar, ste puede ser un instrumento til para dos cuestiones: primero, para ayudar a la or-ganizacin y su direccin a alinear las acciones y estrategias organizacionales con el fin de que los recursos escasos tengan mayor probabilidad de

    ser aplicados, usados y gastados de tal manera que efectiva y eficientemente logren los objetivos or-ganizacionales, en trminos de resultados e impac-tos; y segundo, permite a la organizacin generar un mecanismo de aprendizaje interno y de rendi-cin de cuentas a la sociedad mucho ms transpa-rente, legtimo y creble.

    Un SED es, en el mejor de los casos, un conjunto de proxies, un mecanismo sobresimplificador de la dinmica organizacional, de sus resultados e im-pactos, con dos objetivos en la mira: 1) Guiar en la

    Realidad/Contexto

    PROCESOS

    PRODUCTOSINSUMOS

    IMPACTO

    IMPACTO

    RESULTADOS

    ORGANIZACIN

    12 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • toma de decisiones de la organizacin y 2) Rendir cuentas respecto al uso de los recursos. Es un mo-delo que se aproxima a generar ciertos acuerdos bsicos sobre las lgicas causales de una organiza-cin, de los procesos a las acciones, a los produc-tos, a los resultados y a los impactos; adems, para averiguar la forma en que con evidencia fiable y concreta se puede argir que se estn cumplien-do los objetivos socialmente aceptados de una organizacin.

    Lo que se busca es construir un modelo de la l-gica causal de una organizacin a travs de la de-finicin de medidas claras y significativas, sosteni-das con evidencia concreta confiable, que dibujen de manera cuantitativa y cualitativa los logros de una organizacin medidos como resultados e im-pactos. Comencemos, precisamente, por discutir estos conceptos.

    Los resultados organizacionales son los efectos directos de la accin organizacional sobre los acto-res, procesos u organizaciones externos, que se re-lacionan con una organizacin, los cuales se logran mediante los productos, pero estos ltimos por s solos no hablan de los resultados.

    Los impactos son las modificaciones o afectacio-nes al estado de la situacin que es recomendable identificar que tienen alguna relacin (mnima al menos) con los resultados generados por una or-ganizacin o programa. Como puede observarse, la categora de impactos es mucho ms difcil de establecer con claridad y requiere de un proceso de informacin y comprobacin mucho ms sofis-ticado, pues no es suficiente identificar los cambios en la situacin sino, adems, defender de manera plausible que stos tienen algo que ver (en forma significativa) con los resultados organizacionales y, tambin, de que son bsicamente una relacin po-sitiva, es decir, que los resultados organizacionales no empeoraron a la larga la situacin general.

    Para que un SED funcione, tenga sentido y sea socialmente aprovechado, debe comprenderse su utilidad, es decir, generar un mecanismo que acla-re y haga explcito el encadenamiento entre accio-

    nes, productos, resultados e impactos con el doble objetivo de: a) Mejorar las cadenas que generarn los elementos necesarios para lograr los objetivos organizacionales (y perfeccionar lo que se ha lo-grado) y b) Para rendir cuentas con informacin confiable respecto a los resultados e impactos alcanzados.

    Vale la pena recordar que un SED puede ayudar a una organizacin a travs de mejorar sus proce-sos de decisin, convencer eficazmente y generar consensos internos, producir un sistema de infor-macin que monitoree mejor el uso de recursos pblicos y el alcance de resultados e impactos y diagnosticar con ms precisin la situacin de lo-gros organizativos para tomar medidas inteligen-tes y resolver los problemas que se enfrentan en este sentido.

    Podemos sealar, de acuerdo con lo menciona-do, dos caractersticas indispensables para que un SED cumpla con los objetivos previamente descri-tos. En primer lugar, es importante no perder de vista que, en ltima instancia, un SED debe servir para vislumbrar el logro de la misin y visin que sostienen a una organizacin, que le otorgan sen-tido y significado, y que dirigen las acciones de sus integrantes.

    Un SED que slo sea utilizado para evaluar los efectos fcilmente medibles (por lo general, pro-ductos tangibles) mediante un grupo de indicado-res desasociados, sin integracin y direccin, y que no estn enfocados en estimar el logro de objeti-vos organizacionales estratgicos, difcilmente po-dr identificar si est afectando y transformando la realidad, es decir, si est generando un impacto efectivo y real.

    En segundo lugar, un SED debe contar con indi-cadores y mecanismos de medicin que permitan una comparacin del desempeo en un periodo relativamente amplio en funcin de los resultados e impactos que se pretenden lograr; esto significa que un indicador esttico, que no es posible repli-car en el tiempo y cuyo mtodo de medicin ha sido modificado a lo largo del mismo o que cuen-

    13Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • Imagen 2

    Relacin entre planeacin estratgica y sistemas de evaluacin del desempeo

    Fuente: elaboracin propia.

    PLANEACIN ESTRATGICA SISTEMA DE EVALUACIN DEL DESEMPEO

    Visin/Misin

    Encadenamientos

    Objetivoespecco i

    Estrategia A Estrategia B Estrategia C

    Programa X Programa Z

    Objetivoespecco ii

    Objetivoespecco iii

    Indicadores de impacto

    - Cuanticables en el tiempo.

    - Mediano y largo plazo.

    - Justicables (congruencia con criterios

    rectores de objetivos estratgicos).

    - Metas/Factores externos.

    Objv.estrat. 1:personas

    Objv.estrat. 2:ideas

    Objv. estrat. 3:

    herramientas

    Indicadores de resultados de programas

    - Cuanticables en el tiempo.

    - Mediano y largo plazo.

    - Justicables (congruencia con criterios

    rectores de estrategias).

    - Metas / Factores externos.

    - Cuanticables.

    - Comparables con aos previos.

    - Simples.

    - Justicables (congruencia con criterios

    rectores de programas y estrategias).

    - Metas/Factores externos.

    Indicadores de resultados estratgicos

    Objetivos

    estratgico

    s de ge

    stin

    Indicadores anuales de productos(outputs)

    Programa Y

    - Cualitativos/Cuantitativos.

    - Mediano y largo plazo.

    - Justicables (congruencia con criterios

    rectores de Misin/Visin, valores y

    necesidades pblicas).

    - Factores externos.

    - Evaluacin de terceras partes.

    Integracin entre planeacin y presupuestacin, asignacin por objetivos estratgicos, estrategias, programas, obj. especcos.

    Indicadores de metas de gestin, eciencia, productividad, transparencia, etc. (corto, m

    ediano, largo plazo).

    14 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • ta con informacin poco fiable, carece de utilidad para generar una dinmica de rendicin de cuen-tas y aprendizaje organizacional.

    Esta consideracin nos lleva a incorporar una variable crtica para un sistema de evaluacin de resultados y desempeo: el tiempo. Incluir este factor implica comprender que las polticas y los programas, como tambin las organizaciones gu-bernamentales, tienen un ciclo de vida y que, con base en sus diversas etapas de vida, deberan apli-carse diferentes tipos de evaluaciones, enfocadas en distintos objetos a ser evaluados.

    Entonces, un SED puede tomar como punto de partida la planeacin estratgica de cada organiza-cin (Arellano, 2004b) y sta, a su vez, considerar los siguientes elementos para la definicin de los prop-sitos, valores y efectos esperados de la organizacin:

    Marco normativo (externo e interno). Rige el

    funcionamiento de las organizaciones guber-namentales y los mecanismos de rendicin de cuentas a los que deben apegarse. Es re-levante porque establece el marco en el que se debe operar, as como las funciones, atribu-ciones, obligaciones y facultades relevantes.

    Actores (externos). Las organizaciones guber-namentales les rinden cuentas e intervienen directamente en su funcionamiento, ya sea asignando presupuesto o estableciendo di-rectrices, normatividades o regulaciones que afectan su operacin. Al mismo tiempo, son los que determinan los propsitos principa-les, prioridades y necesidades en materia de educacin, investigacin y conocimiento. Di-chos propsitos deben ser tomados en cuen-ta para establecer los impactos esperados de su accin organizacional con el fin de generar efectos reales en el contexto.

    Proceso interno de determinacin de valores, fines, objetivos y metas organizacionales. Este proceso debe entenderse como un esfuer-zo de profunda reflexin organizacional que gue las acciones de la organizacin y su en-cadenamiento lgico-causal para obtener de-terminados efectos organizacionales.

    El fruto de la interaccin de estos elementos debera poder plantearse en un plan estratgico (PE) que ligue las necesidades sociales en materia de educacin, investigacin y conocimiento con los procesos organizacionales que generan pro-ductos, resultados y, en ltima instancia, impactos sociales. Dicho plan, a su vez, tiene que vincularse clara y directamente con un SED que determine las diversas capas de la evaluacin del desempeo (segn tipos de efectos organizacionales y su tem-poralidad), as como vislumbrar la forma en que se estn generando estos efectos sobre la organiza-cin, otros actores y el contexto. A continuacin, mencionaremos brevemente los componentes de un modelo de PE (ver imagen 2).

    Todo PE parte de la visin y misin de la orga-nizacin, las cuales representan un estado futu-ro deseado por la organizacin y que establecen propsitos ambiciosos, pero al mismo tiempo rea-listas, que deben guiar las actividades de los inte-grantes de la organizacin, as como a esta misma en relacin con su contexto. Es importante que su visin y misin se encuentren vinculadas con los propsitos principales, las prioridades y las nece-sidades en materia de educacin, investigacin y conocimiento, no slo producidos por los propios actores organizacionales, sino tambin de aquellos propuestos por actores o agentes externos a la or-ganizacin y que tienen alguna influencia en la mis-ma (Arellano, 2004b).

    Una vez establecidas la visin y misin, pueden derivarse objetivos estratgicos (OE). De cada OE se origina, a su vez, una serie de estrategias que se deben llevar a cabo para cumplir con sus prop-sitos. A partir de cada una de stas, se disean e implementan (por ejemplo, a travs de un mtodo estilo marco lgico) diversos programas que per-miten cumplir con las estrategias preestablecidas y los objetivos estratgicos de los cuales surgen (Arellano, 2004b).

    Por ltimo, a cada programa le corresponden va-rios objetivos especficos, a partir de los cuales se establece la asignacin de recursos presupuestales (en trminos de actividades y tareas) que permiten

    15Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • realizar acciones organizacionales precisas para su logro. Como se ha mencionado, la relacin entre PE y SED resulta fundamental para medir, evaluar y, en ltima instancia, aprender sobre el logro de productos, resultados e impactos esperados en cada etapa componente de la PE. De esta forma, un SED modelo debera formarse de los elemen-tos que se describen a continuacin.

    Para medir el logro de los objetivos especfi-cos, el modelo SED propuesto utiliza indicadores anuales de productos; stos deben ser simples y cuantitativos, de tal forma que permita una comparacin de este primer tipo de efectos a lo largo de los aos. Es importante que se determi-ne lo que este tipo de indicadores quieren medir (meta) y su relacin con los programas y estra-tegias de los cuales surgen los objetivos espec-ficos, para sostener su relevancia, justificacin y congruencia.

    En otro nivel se encuentran los indicadores de re-sultados de programas. Este tipo se nutre de los indi-cadores anuales de productos, a partir de los cuales se construyen medidas que permiten una compara-cin de los efectos de los programas en un perio-do relativamente amplio. Como en el caso anterior, deberan plantearse tambin metas, justificacin y congruencia para determinar la relevancia de este tipo de indicadores en funcin de todo el sistema de evaluacin y en relacin con los propsitos que la organizacin pretende lograr.

    En una capa superior, y vinculada a la anterior, estn los indicadores de resultados estratgicos, los cuales se enfocan, principalmente, en los efectos de mediano y largo plazo que han generado las estrategias preestablecidas (as como sus progra-mas y objetivos especficos relacionados). Es im-portante, una vez ms, que estos indicadores per-mitan una comparacin en el tiempo, mantengan congruencia con lo establecido en el PE y con el mismo SED (y sus componentes).

    Como se ha mencionado, un SED debe intentar medir los efectos organizacionales sobre la reali-dad en la que se inserta la organizacin y que sta

    pretende modificar. Utilizamos, en este mbito, indicadores de impacto para vislumbrar el grado de cumplimiento de los objetivos estratgicos y/o de los propsitos establecidos en la misin y visin de la organizacin, y de las necesidades y prioridades pblicas.

    Adicionalmente, se deben construir indicadores de gestin, que consisten en mediciones cuantita-tivas simples sobre la gestin/administracin en materia de eficiencia, transparencia, atencin de usuarios, etctera. Estos indicadores son un com-ponente til para evaluar la calidad gerencial y, de manera eventual, mejorar la toma de decisiones al interior de la organizacin, as como sus proce-sos y procedimientos.

    Por ltimo, todo SED incluye un apartado sobre la integracin entre planeacin y presupuesto, que permite al sistema identificar insumos y re-cursos especficos para el cumplimiento de cada uno de los objetivos estratgicos, as como un uso eficiente de los mismos.

    Conclusiones

    Este documento parte de las dificultades de soste-ner muchos de los supuestos que estn detrs de la idea de un sistema de evaluacin del desempe-o cuando es entendido como una perfecta cons-truccin racional de cadenas causales. El supuesto fundamental es que hay un camino que va de la existencia de un problema social al diseo de po-lticas, a la construccin de mecanismos, a la inter-vencin gubernamental para implementarlos y, fi-nalmente, al resultado esperado. Est sealado que los problemas son creaciones sociales, por lo que no es posible aislarlos de forma objetiva para tratar de resolverlos.

    No existe una solucin nica a los problemas porque tampoco hay una definicin nica de s-tos. En el mejor de los casos, existir una serie de concepciones y soluciones de un mismo problema, que ser respaldada por diferentes grupos dentro de una misma sociedad.

    16 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • La constante disputa que se vive para definir los fines en una sociedad no es la nica fuente de com-plejidad. Una vez que se tiene una definicin del problema es necesario elaborar mecanismos que, se supone, van a generar productos que se tradu-cirn en resultados que tienen la capacidad de transformar cierto contexto. Estos efectos finales debern ser atribuibles exclusivamente a los meca-nismos utilizados. Finalmente, la implementacin de stos ser realizada por organizaciones, criatu-ras poco maleables, que pueden generar efectos inesperados derivados del actuar gubernamental.

    Todas estas dificultades que se aprecian para lograr un resultado son las mismas que se van a tener a la hora de medirlo. Evaluar los resultados del quehacer gubernamental implica invertir la lgica seguida para tratar de identificar cadenas causales utilizadas para disear e implementar polticas. Entonces, es preciso partir de un PE y, enseguida, definir indicadores para cada nivel de actuacin.

    La dificultad de lograr que todas estas cadenas causales se cumplan de forma mecnica nos obli-ga a reflexionar sobre qu es y qu no puede ser un SED. No puede ser una medicin precisa del desempeo en el vaco, debe considerarse que en la interaccin humana siempre existirn lgicas de poder que afectarn la forma de visualizar la realidad.

    Un sistema de evaluacin del desempeo es un instrumento poltico que legitima al grupo que comanda una organizacin. En este sentido, un SED s puede ser un dispositivo que sirva para en-cauzar las disputas internas en una organizacin, al transformar este escenario de combate en otro de reflexin, aprendizaje mutuo e interacciones estratgicas.

    La posibilidad de contar con una herramienta que, ms que medir objetivamente el desempe-o, nos ayude a aprender sobre las formas en que podemos incidir en la realidad, es la expectativa ms prudente que puede hacerse un tomador de decisiones.

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    17Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

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    18 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • Hace 10 aos, los conceptos de ciclos econmicos (como recesin, recuperacin y expansin) eran re-lativamente desconocidos en Mxico debido a la falta de estadsticas econmicas relevantes. A par-tir del 2000, el INEGI empez a publicar la informa-cin necesaria y hoy en da ya se pueden mapear los ciclos econmicos en Mxico. Ahora, la infor-macin disponible nos permite analizar de manera cabal las recesiones que hemos tenido entre 1980 y el 2010 y llegar a conclusiones acerca de la dura-cin y profundidad de cada una.

    El artculo empieza con un breve repaso de las de-finiciones bsicas de los ciclos econmicos y despus analiza el caso especfico de Mxico para determinar las fechas de las distintas etapas de los ltimos 30 aos. Encontramos que la recesin de 2000-2003 fue la ms larga (36 meses) y la de 1995, la ms profunda. La ltima recesin del 2008-2009 se considera la ter-cera ms profunda en la era moderna de Mxico.

    Palabras claves: ciclo econmico, recesin, recupe-racin, expansin, ndice compuesto de indicadores coincidentes.

    Ten years ago, the business cycle was something relatively unknown and significantly unexplored in Mexico, due basically to the lack of relevant eco-nomic indicators. Starting in 2000, INEGI (the Mexi-can Statistics Institute) starts publishing new high frequency data that allows us to track the business cycle with detail. Now, available information allows us to analyze the recessions that Mexico has had between 1980 and 2010 and reach conclusions on depth and duration of each one.

    The article starts with a brief summary of the ba-sic definitions of business cycles and then goes on to analyze the specific case of Mexico. After explo-ring 30 years of business cycles, we find that the 2000-2003 recession was the longest and the 1995 recession was the deepest. The last recession, that of 2008-2009, places third on the list of deepest re-cessions in Mexico.

    Key words: Mexican business cycle, recession, recovery, expansion, Composite Index of Coincidental Indicators.

    Identificacin de los ciclos econmicos en Mxico: 30 aos de evidencia Jonathan Heath

    19Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • Introduccin

    El uso oficial de la desestacionalizacin de series econmicas en Mxico es relativamente reciente ya que en el 2010 apenas cumpli 10 aos. El Instituto Nacional de Estadstica y Geografa (INEGI) empe-z a proporcionar indicadores econmicos de alta frecuencia con ajustes estacionales en el 2000. Al principio, la tarea consista slo en dar a conocer la informacin en una publicacin trimestral, sin realizar ningn tipo de promocin o anuncio sobre el hecho. En el 2001 se incluyeron series desesta-cionalizadas en las estadsticas disponibles en su pgina de Internet. Por las mismas fechas, tambin introdujo indicadores ms analticos y elaborados, como: los ndices compuestos de indicadores coin-cidentes y adelantados, el indicador global de acti-vidad econmica y algunos otros muy necesarios que hoy tomamos como dados.

    Hace 10 aos, los conceptos de ciclos econ-micos (como recesin, recuperacin y expansin) eran relativamente desconocidos. Ni siquiera la mayora de los economistas mexicanos saban bien cul era la definicin correcta de una recesin y, mucho menos, la aplicacin analtica correcta de las cifras ajustadas por estacionalidad. En parte, esto obedece a que las cifras trimestrales del pro-ducto interno bruto (PIB) fueron introducidas, por primera vez, en 1988 y empezaron a existir slo a partir de 1980. Eso significa que, antes de 1988, era imposible determinar si la economa estaba en re-cesin o no ya que ni siquiera se poda aplicar la definicin popular de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Desde ese ao, muchos comenzaron a observar el desempeo del PIB tri-mestral para ver si haba dos trimestres negativos consecutivos, pero a partir de tasas de crecimiento anuales, es decir, respecto al mismo trimestre del ao anterior, sin percatarse que la definicin co-rrecta era respecto al trimestre inmediato pasado.

    Por lo mismo, la aparicin de las cifras trimestra-les del PIB desestacionalizadas trajo consigo mucha confusin. Por fortuna, en los 10 aos ms recien-tes, hemos visto la aparicin de numerosos artculos acerca de cul es la forma correcta de interpretar

    estas cifras y, poco a poco, existen ms adeptos de su uso. A final de cuentas, la aportacin ms im-portante de las series desestacionalizadas es poder ver el cambio de una variable en el margen. Una tasa de crecimiento respecto al mismo periodo del ao anterior (tasa anual) es, en realidad, parecida a un promedio mvil, que suaviza la tendencia de la variable. Esto es porque cada mes le aadimos el ltimo dato disponible pero le quitamos el ms viejo. sta va a mostrar un crecimiento mayor en el periodo sealado slo si el mes o trimestre que aadimos es mayor al que quitamos al final de la cola.

    Por ejemplo, la tasa anual de inflacin en sep-tiembre baja slo si la tasa mensual de ese mes es menor al mismo mes del ao anterior; si hubo algn acontecimiento especial en septiembre del ao anterior, la tasa de septiembre de este ao se podr ver muy afectada, pero sin mrito alguno a lo que pas en el mes en curso. Si la tasa de creci-miento anual del indicador global de la actividad econmica (IGAE) en junio es menos negativa que la de mayo, es signo de recuperacin? En realidad no sabemos, ya que incorpora 12 meses de infor-macin. La nica forma de aislar la informacin del ltimo mes es a travs de un ajuste estacional. Esta idea suena muy simple y fcil de comprender, pero es sorprendente la cantidad de economistas que confunden al pblico al utilizar definiciones o in-terpretaciones diferentes.

    Lo mismo pasa con el anlisis de los ciclos eco-nmicos. Parece ser que cada economista opina diferente sobre la recesin y muchos utilizan de-finiciones equivocadas o sui generis. Por ejemplo, es comn escuchar que la recesin del 2009 fue la peor que hemos padecido desde 1934, sin em-bargo, la utilizacin correcta de las definiciones adecuadas y la referencia apropiada a las cifras nos lleva a una conclusin muy diferente.

    A partir de la informacin que proporciona el INEGI podemos realizar un mapeo fiel de los ciclos econmicos en Mxico a partir de 1980. Desafortu-nadamente, no existen las estadsticas necesarias anteriores a ese ao por lo que es casi imposible

    20 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • hacer un anlisis comparativo con ms historia que los ltimos 30 aos. Sin embargo, la informacin disponible nos permite analizar de manera cabal las seis recesiones que hemos tenido entre 1980 y 2010 y llegar a conclusiones precisas. Por ejemplo, la del 2000-2003 fue la ms larga (36 meses) y la del 2008-2009 se considera la tercera ms profunda en la era moderna de Mxico.

    Ciclos econmicos: conceptos bsicos

    El ciclo econmico completo consiste en dos eta-pas principales: la de disminucin (cuando la acti-vidad econmica se encuentra en una recesin) y la de crecimiento (cuando est en expansin). Por lo mismo, los puntos sobresalientes de un ciclo son el mximo o pico (peak), que representa el nivel ms elevado, y el piso o valle (trough), que es el mnimo o ms bajo. En principio, se podra utilizar cualquie-ra de estos puntos como el comienzo de un nuevo ciclo econmico, sin embargo, la prctica comn es designar el mximo como el de partida para un nuevo ciclo (y, por lo mismo, tambin para el final del ciclo anterior), lo cual significa que la primera etapa de un ciclo es una recesin, que empieza

    en el momento en que la direccin general de un espectro amplio de indicadores econmicos va ha-cia abajo y termina en el momento en que llega al punto ms bajo.

    La siguiente etapa, que es cuando la economa est creciendo, se conoce como la de expansin. No obstante, la de crecimiento se puede dividir en dos partes: la primera (definida como recupera-cin) empieza en el momento en que concluye la recesin, en el punto ms bajo del ciclo, y termi-na cuando se regresa al punto mximo anterior. A partir de ese instante inicia lo que propiamente se llama expansin. En un ciclo tpico, esta fase es casi siempre la ms prolongada como es el caso de la mayora de los pases desarrollados (ver grfica 1).

    El comportamiento del ciclo econmico ms usual consiste en las tres etapas bsicas descritas (recesin, recuperacin y expansin). Por ejemplo, en Estados Unidos de Amrica (EE.UU.) han existido 11 ciclos distintos desde la Segunda Guerra Mun-dial a la fecha (1945 al 2010). Todos han tenido un comportamiento similar al presentado en la grfica 1. La duracin promedio de las recesiones norte-americanas ha sido de 10 meses: la ms corta dur

    Grfica 1

    Etapas de un ciclo econmico tpico

    Recesin

    Tiempo

    l ll lll

    Recuperacin Expansin

    ndice co

    mpu

    esto de i

    ndica

    dores c

    oinciden

    tes

    21Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • seis y la ms larga, 16. Todava no se sabe la fecha de terminacin de la recesin actual, pero es muy probable que pudiera extenderse a 17 18 meses, por lo que pudiera imponer una nueva marca de duracin.1 La combinacin de las etapas de recu-peracin y expansin ha promediado 67 meses y la ms corta fue de seis. La expansin ms larga fue la que empez en marzo de 1991 y concluy en marzo del 2001.

    Sin embargo, el comportamiento del ciclo eco-nmico puede ser distinto al presentado en la gr-fica 1. Por ejemplo, si la cada en la actividad eco-nmica en una recesin llega a estar por debajo del punto mnimo de la anterior, se dice que la re-cesin entra a una nueva etapa, que se denomina contraccin.2 En cierta forma, podemos decir que la recuperacin es la contrapartida de la recesin,

    mientras que la expansin es la de la contraccin. No obstante, no es muy usual experimentar una contraccin. En EE.UU. no ha existido una contrac-cin desde la gran depresin de la dcada de los 30 del siglo pasado.

    En la grfica 2 se muestra el comportamiento de un ciclo con las cuatro etapas: recesin, contrac-cin, recuperacin y expansin.

    Otro posible patrn de comportamiento se pue-de observar en la grfica 3, el cual consiste en la existencia de una recesin doble, conocida en la li-teratura acadmica en ingls como double-dip, es decir, un doble declive. Ocurre cuando la etapa de recuperacin no alcanza a convertirse en una ex-pansin antes de presentarse una nueva recesin.

    En este caso, existen dos etapas de recesin y dos de recuperacin. En total, tendramos un ciclo con cinco etapas: recesin (1), recuperacin (1), recesin (2), recuperacin (2) y, finalmente, expan-sin. En EE.UU., las dos recesiones de 1980 y 1981-1982 estuvieron a punto de pertenecer al mismo ciclo econmico. Sin embargo, la etapa de recupe-

    Grfica 2

    Etapas de un ciclo econmico con contraccin

    1 Hasta la fecha de la ltima revisin de este artculo (agosto 2010), el Comit de Fechas de Ciclos Econmicos de la NBER no haba pronunciado de manera oficial la terminacin de la recesin en Estados Unidos. No obstante, los indicadores disponibles sugieren que termin en mayo o junio del 2009.

    2 Vase Frumkin, Norman (2000). Guide to Economic Indicators. M. E. Sharpe, third edition, pp.156-157.

    Tiempo

    Recesin Contraccin Recuperacin Expansin

    l ll lll lV

    ndice co

    mpu

    esto de i

    ndica

    dores c

    oinciden

    tes

    22 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • Grfica 3

    Etapas de un ciclo econmico con doble declive

    Grfica 4

    Etapas de un ciclo econmico con doble cada y contraccin

    racin que sigui a la de 1980 logr convertirse en una muy breve expansin de dos trimestres antes de que la economa volviera a entrar en una rece-sin. Este ciclo se conoce de forma coloquial como una W, por su patrn de comportamiento.

    Es posible la combinacin de los comportamien-tos de las grficas 2 y 3 en un ciclo ms complejo que pudiera consistir de seis etapas, es decir, una doble recesin en la cual una de ellas logra conver-tirse en una contraccin (ver grfica 4).

    Recesin1

    Recesin2

    Recuperacin1

    Recuperacin2

    Expansin

    l ll lll lV V

    Tiempo

    Recesin1

    Recesin2

    Recuperacin1

    Contraccin Recuperacin2

    Expansin

    l ll lll lV V Vl

    Tiempo

    ndice co

    mpu

    esto de i

    ndica

    dores c

    oinciden

    tes

    ndice co

    mpu

    esto de i

    ndica

    dores c

    oinciden

    tes

    23Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • Ciclos econmicos: definiciones bsicas

    La actividad econmica puede tener a travs del tiempo altas y bajas con cierta regularidad pero, cmo sabemos si una de las bajas es una recesin o slo una baja temporal de muy corta duracin? En otras palabras, cul es la definicin exacta de una recesin?

    La ms popular es la de dos trimestres consecu-tivos de crecimiento negativo del PIB. No obstan-te, es muy importante enfatizar que no son dos trimestres de crecimiento ao sobre ao, sino res-pecto al trimestre inmediatamente anterior, por lo que tiene que ser a partir de cifras desestacionali-zadas. Si lo pensamos bien, no hace sentido utilizar cifras anuales ya que es el equivalente a utilizar un promedio mvil que suaviza la serie. Por lo mismo, pudiera ser que tengamos dos trimestres negativos en el margen y que no se refleje en las cifras anua-les. sta es, tal vez, la mayor confusin que existe en los medios e, incluso, entre el propio gremio de economistas.

    Sin embargo, los derechos de autor en cuanto a la definicin de una recesin los tiene la National Bureau of Economic Research (NBER)3 que se dedi-ca a promover un mejor entendimiento sobre el funcionamiento de la economa. La primera enun-ciacin formal de una definicin fue establecida por esta organizacin en la dcada de los 20 del siglo pasado y, por primera vez, public las fechas de un ciclo econmico en 1929. La NBER no define una recesin en trminos de dos trimestres conse-cutivos de cada en el PIB real, sino considera que es un desplome significativo en la actividad econ-mica generalizada, basndose en un conjunto de indicadores y no slo el PIB. Su duracin debe pro-longarse por lo menos seis meses y normalmente es visible en el PIB real, el ingreso real, el empleo, la produccin industrial y las ventas al menudeo y al mayoreo. Se toman en cuenta indicadores mensua-

    les para tener una mayor precisin en cuanto a las fechas de inicio y terminacin de los ciclos.

    Para formalizar el uso de esta definicin, la NBER estableci en 1978 el Comit de Fechas de los Ci-clos Econmicos y, desde entonces, ha existido un proceso formal para anunciar los picos y valles en la actividad econmica y se le ha reconocido como el rbitro oficial de los ciclos econmicos. El Co-mit analiza todas las variables a su disposicin y determina el inicio y el final de cada recesin. En principio, se enfoca en los indicadores de frecuen-cia mensual para as tratar de ser ms preciso en el establecimiento de las fechas. Sin embargo, pone atencin especial en la produccin industrial, el empleo, el ingreso real y las ventas al menudeo. Pero es importante sealar que no utiliza una fr-mula especfica para determinar las fechas.

    Cmo conciliamos estas dos definiciones? Sin saber en realidad, es posible que muchas perso-nas preguntaban a la NBER cmo anticipar las fe-chas de las recesiones. Al no aceptar las respuestas muy complejas y enredadas, posiblemente alguien dijo que era muy probable que una recesin hu-biera comenzado al observar dos trimestres conse-cutivos de cadas en el PIB, pues coincida con el periodo mnimo que la NBER consideraba de seis meses. Por la relativa simpleza de la respuesta, a travs del tiempo esta regla de aproximacin se convirti en una definicin popular, aceptada in-cluso por la mayora de los economistas.

    Hace tiempo se realizaron estudios economtri-cos para tratar de replicar con un ndice los pun-tos mximos y mnimos del ciclo econmico. El resultado fue el ndice compuesto de indicadores coincidentes, que logr cuantificar con bastante certeza el comportamiento del ciclo. Con algunas excepciones aisladas y slo de un mes de diferen-cia, el ndice logra replicar de manera fiel todos los picos y valles reportados por la NBER. Por lo mismo, la serie de este ndice se utiliza como proxy de los ciclos econmicos.

    Dado que nosotros no tenemos una organi-zacin equivalente a la NBER y mucho menos un

    3 Organizacin privada no lucrativa de investigacin econmica sin afiliacin partidista, fundada en 1920. Su pgina de Internet es www.nber.org.

    24 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • Comit de Fechas de Ciclos Econmicos, el anlisis de Mxico es un poco ms complicado. Al no ha-ber un rbitro designado, cada quien opina, arroja fechas y admite o no la existencia de una recesin. Por ejemplo, hubo un crecimiento positivo en el tercer trimestre del 2009 medido con cifras deses-tacionalizadas, pero una tasa negativa respecto al mismo periodo del ao anterior. Dos interpretacio-nes con signos diferentes de una misma variable causan mucha confusin, por lo mismo, muchos economistas opinaron que seguamos en recesin. Pero si aplicamos la definicin de la NBER como se hace en EE.UU., llegamos a la conclusin de que ya

    termin la recesin. Lo que s queda claro es que Mxico no tiene una definicin propia diferente a la de Estados Unidos de Amrica y al resto del mun-do y es absurdo pensar que se pudiera hablar de recesiones a partir de definiciones diferentes para cada pas.

    Por lo mismo, debemos utilizar la definicin que ms se apega a la de la NBER, bajo la restriccin de que no contamos con un arbitrio oficial. Esto sera la utilizacin del ndice compuesto de indicadores

    Grfica 5

    Ciclo econmico de Mxico visto a travs del ndice compuesto de indicadores coincidentes

    coincidentes que construye el INEGI para Mxico (ver grfica 5). Esta serie es mensual y existe desde 1980.

    Ciclos econmicos en Mxico

    De enero de 1980 a febrero de 1982 vemos la con-clusin de un ciclo del que no podemos precisar su inicio, ya que de seguro empez en algn mo-mento a mediados de la dcada de los 70 (o mucho antes). No obstante, a partir de febrero de 1982, ve-mos cuatro ciclos completos y el inicio de un quinto a partir de enero del 2008. Tres de los cuatro ciclos

    son tpicos (ver grfica 1), sin embargo, el que va de octubre de 1992 a octubre del 2000 se caracteriza por tener doble cada y una contraccin (similar a la grfica 4), algo no muy comn.

    Al analizar el ltimo ciclo, que actualmente se encuentra en su fase de recuperacin, podemos ver que empez con una recesin en enero del 2008, justo un mes despus de haberse iniciado la rece-sin en EE.UU. El dato de noviembre del 2009 con-firma un espacio de, por lo menos, seis meses de

    110

    95

    80

    65

    02/1982

    50

    1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010

    Recesin Sexenio ndice coincidente

    09/1985

    06/1983

    01/1987

    10/1992

    11/1993

    11/1994

    10/1995

    10/2000

    09/2003

    01/2008

    05/2009

    25Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • crecimiento a partir del punto mnimo alcanzado en mayo, por lo que, a partir de esa fecha, podemos pensar que se va a confirmar la existencia formal de la recuperacin. Debemos recordar que las series ajustadas por estacionalidad no son tan estables, ya que al agregar nueva informacin a la serie es comn observar pequeos cambios, en especial en los ltimos nmeros. Tambin, muchas variables son de carcter preliminar y, por lo mismo, pueden cambiar. Por ello, siempre tenemos que esperar un

    mnimo de seis meses (y tal vez ms) para afirmar la existencia de una nueva fase.

    Al observar las caractersticas de los ciclos eco-nmicos de 1980 al 2009, podemos ver que hemos tenido seis recesiones, que coinciden con el n-mero de sexenios. La ms corta fue de 12 meses y la ms larga, de 36; la duracin promedio es de 18.5 meses, es decir, alrededor de ao y medio. En EE.UU., como ya se mencion, el promedio de las

    Etapa Duracin (meses) Inicio Terminacin

    Recesin 17 Febrero de 1982 Junio de 1983

    Recuperacin 21 Junio de 1983 Febrero de 1985

    Expansin 8 Febrero de 1985 Septiembre de 1985

    Recesin 15 Septiembre de 1985 Noviembre de 1986

    Recuperacin 22 Noviembre de 1986 Agosto de 1988

    Expansin 51 Agosto de 1988 Octubre de 1992

    Recesin 14 Octubre de 1992 Noviembre de 1993

    Recuperacin 13 Noviembre de 1993 Noviembre de 1994

    Recesin 12 Noviembre de 1994 Octubre de 1995

    Contraccin a/ 9 Febrero de 1995 Octubre de 1995

    Recuperacin 22 Octubre de 1995 Julio de 1997

    Expansin 40 Julio de 1997 Octubre del 2000

    Recesin 36 Octubre del 2000 Septiembre del 2003

    Recuperacin 47 Septiembre del 2003 Julio del 2007

    Expansin 7 Julio del 2007 Enero del 2008

    Recesin 17 Enero del 2008 Mayo del 2009

    Contraccin a/ 1 Mayo del 2009 Mayo del 2009

    Recuperacin ? Mayo del 2009 ?

    Tabla 1

    Resumen de las etapas de los ciclos econmicos de Mxico de 1980 al 2009

    a/ La contraccin pertenece a la etapa de la recesin.Fuente: elaboracin propia con base en datos del INEGI.

    26 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • 10 recesiones que ha tenido es de 10 meses, lo cual significa que en Mxico nuestras recesiones duran casi lo doble que en el vecino del norte.

    Slo hemos tenido dos contracciones, es de-cir, recesiones tan profundas que el nivel llega a estar por debajo del punto mnimo anterior, sin embargo, sus caractersticas han sido muy diferentes: la primera fue de febrero de 1995 a octubre del mismo ao (y la ms profunda que ha tenido el pas), es decir, de 9 meses. La segun-da fue de apenas un mes de duracin (mayo del 2009), ya que inmediatamente empez la fase de recuperacin.

    Hemos tenido cinco etapas de recuperacin en las cuales cuatro se convirtieron de manera even-tual en expansin y han durado en promedio 25 meses. Las expansiones han promediado 26.5 me-ses. En total, las fases ascendentes de nuestros ci-clos han durado 45.4 meses, en cambio, en EE.UU. duran, en promedio, 57.

    Cul ha sido la recesin ms severa que ha sufrido el pas?

    En fechas recientes se ha escuchado mucho que la peor crisis desde hace 77 aos fue la ltima, del 2008/2009. La razn de dicha afirmacin es porque

    en 1932 (cuando Pascual Ortiz Rubio era presiden-te), la economa se desplom 14% y en el 2009, el PIB disminuy 6.5%, que fue la baja ms grande desde entonces e incluso mayor a la de 1995. Sin embargo, esta conclusin slo toma en cuenta el PIB y no los dems indicadores coincidentes; ade-ms, toma en cuenta la cada anual del PIB, lo que no deja precisar de manera correcta las fechas. En cambio, si analizamos bien los ciclos a partir del n-dice compuesto, encontramos que la recesin del 2008/2009 no fue la ms larga ni la ms profunda.

    En la tabla 3 se presentan la duracin y profundi-dad de cada recesin de 1980 a la fecha. La recesin del 2008/2009 concluy en mayo del 2009, dado que es la fecha en que el ndice coincidente toca piso. Por lo mismo, tuvo una duracin de 17 meses (misma que la de 1982/1983 y ligeramente menor al promedio). En cambio, la del 2000/2003 dur 36 meses, prcticamente lo doble de la actual.

    Si medimos la tasa de crecimiento entre los pun-tos mximos y mnimos, podemos aproximar la profundidad de cada crisis. Para tener una idea de lo que representa la profundidad, calculamos las equivalencias en tasas anualizadas: la recesin del 2008/2009 tuvo una cada de 10.6% a tasa anua-lizada, no muy diferente al promedio de las seis recesiones (-9.9%). En cambio, las de 1982/1983 (-11.2%) y de 1994/1995 (-18.5%) fueron ms pro-

    Tabla 2

    Caractersticas de los ciclos econmicos de Mxico de 1980 al 2009

    Nmero de meses

    Etapa Veces Promedio Mnimo Mximo

    Recesin 6 18.5 12 36

    Contraccin 2 4.5 1 9

    Recuperacin 5 25.0 13 47

    Expansin 4 26.5 8 51

    Fase ascendente 5 45.4 13 72

    Fuente: elaboracin propia con base en datos del INEGI.

    27Vol. 2 Nm. 2 mayo-agosto 2011

  • fundas. En otras palabras, la del 2008/2009 no fue la ms larga ni la ms profunda, sino que sus carac-tersticas la ubican muy cercana al promedio en los dos parmetros.

    En forma anloga, podemos medir las fases as-cendentes. El promedio anualizado de las cinco ha sido 6.5%, siendo ms rpida la de 1983/1985 y la ms lenta la del 2003/2008. Con la posible excep-cin de la recuperacin de 1995/2000, podemos afirmar una tendencia hacia recuperaciones/ex-pansiones cada vez ms lenta.

    El ejercicio anterior nos dice que no es muy bue-na prctica concentrar nuestra atencin slo en el crecimiento del PIB. Aunque sabemos que una de las caractersticas de una recesin es claramente la magnitud de la cada en el PIB, no es la nica. Una recesin se caracteriza por muchos parme-tros, adems de los que acabamos de comentar. Por ejemplo, podemos medir el impacto sobre el desempleo, el consumo de las familias, la produc-

    Tabla 3

    Profundidad y duracin de los ciclos econmicos de Mxico

    EtapaDuracin (meses)

    Inicio Terminacin Profundidad Anualizado

    Recesin 17 Febrero de 1982 Junio de 1983 -15.5% -11.2%

    Fase ascendente 28 Junio de 1983 Septiembre de 1985 21.0% 8.5%

    Recesin 15 Septiembre de 1985 Noviembre de 1986 -9.0% -7.3%

    Fase ascendente 72 Noviembre de 1986 Octubre de 1992 51.4% 7.2%

    Recesin 14 Octubre de 1992 Noviembre de 1993 -8.6% -7.3%

    Fase ascendente 13 Noviembre de 1993 Noviembre de 1994 6.6% 6.1%

    Recesin 12 Noviembre de 1994 Octubre de 1995 -18.5% -18.5%

    Fase ascendente 61 Octubre de 1995 Octubre del 2000 44.4% 7.5%

    Recesin 36 Octubre del 2000 Septiembre del 2003 -12.3% -4.3%

    Fase ascendente 53 Septiembre del 2003 Enero del 2008 15.1% 3.2%

    Recesin 17 Enero del 2008 Mayo del 2009 -14.7% -10.6%

    Fase ascendente ? Mayo del 2009 ?

    cin, las ventas de los comercios, etctera. Dado que el PIB tiene muchos componentes, tambin es importante considerar cules fueron los que ms disminuyeron y as ver que es lo que explica ms la disminucin del PIB.

    Para medir el impacto de una recesin sobre el bienestar social, deberamos considerar directa-mente el efecto sobre la poblacin o, en especfico, sobre las familias. Para esto, uno de los mejores in-dicadores sera el ingreso disponible familiar, pero no existe en Mxico. Por lo mismo, lo ms cercano que podemos utilizar es el consumo de los hoga-res. Si los hogares sufren mucho desempleo y pr-dida en su poder adquisitivo, pagan el precio con un consumo menor. No obstante, no es un sustitu-to perfecto al ingreso disponible ya que las familias pueden disminuir su consumo y aumentar su aho-rro slo por precaucin.

    En 1995, lo que explic la disminucin tan severa en el PIB fue el desplome en el consumo de las fa-

    Fuente: elaboracin propia con base en datos del INEGI.

    28 REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADSTICA Y GEOGRAFA

  • 1995 2009

    PIB -6.2 -6.6

    Consumo privado -9.5 -6.1

    Exportaciones 30.6 -21.2

    Inflacin (fin de periodo) 52.0 3.6

    Ventas al menudeo (promedio) -19.3 -5.0

    Produccin industrial (promedio) -8.8 -7.3

    Produccin industrial (fin de periodo) -3.8 1.6

    Empleo formal permanente (promedio) -5.4 -3.4

    Tecnologa de informtica y comunicaciones -48.0 -15.0

    Venta interna de automviles -61.4 -26.2

    Tabla 4

    Recesiones 1995 vs. 2008/2009

    Fuente: elaboracin propia con base en datos del INEGI, AMIA, BANXICO.

    milias (casi 10%, en trminos reales). En adicin, la inversin fija bruta disminuy casi 30% y las impor-taciones alrededor de 15 por ciento. Lo que salvo al pas de una cada todava mucho ms grande fue el crecimiento de 30% en las exportaciones. Si toma-mos estas tasas ponderadas por su peso en el PIB, nos da la cada de 6.2% que se present ese ao. No obstante, si excluimos las exportaciones netas de la ecuacin, resulta que la cada de la actividad interna fue de 12.3 por ciento.

    Sin lugar a dudas, la recesin de 1995 fue una crisis muy severa para las familias, ya que al incre-mentarse la inflacin (de 7.1 a 52%), stas vieron una merma significativa en su poder adquisitivo. El incremento notorio en la inflacin tambin afect a las familias va incrementos cuantiosos en las tasas de inters, que disminuyeron su ingreso disponible y condujo a las crisis de endeudamiento en las fa-milias y empresas. Un buen indicador del consumo es a travs de la cada en las ventas al menudeo: del pico al punto menor (16 meses), las ventas reales cayeron 19.3 por ciento.

    La recesin del 2008/2009 fue muy diferente: no fue una crisis interna provocada por un desequili-

    brio en la balanza de pagos, un rgimen cambiario inflexible y un agotamiento en las reservas interna-cionales, ms bien, fue una crisis importada en su totalidad que vino en un momento en que la es-tabilidad macroeconmica, por fortuna, no andaba mal. Cules fueron las consecuencias? Los clculos nos dicen que la cada en el consumo privado en el 2009 ser casi una tercera parte de lo que fue en 1995 y la disminucin en la inversin privada no lleg a estar cerca del desplome observado 14 aos antes. El gasto del gobierno aument en el 2009 en comparacin con una disminucin en 1995, lo cual significa que el gobierno pudo realizar una polti-ca contracclica en el 2009 que no pudo hacer en 1995. Si hacemos el mismo ejercicio de excluir las exportaciones netas de la ecuacin del PIB, la dis-minucin fue de 5 por ciento. A final de cuentas, la gran diferencia est en que, en vez de vernos be-neficiados por un aumento de 30% en las exporta-ciones, sufrimos una cada de, aproximadamente, 20 por ciento.

    En el 2008/2009, las ventas al menudeo disminu-yeron 7.2% en 17 meses, casi una cuarta parte del desplome observado en 1994/1995. Incluso, si ve-mos la cada en la produccin industrial, sta fue

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  • mayor en 1994/1995 (12.8%) que en el 2008/2009 (12.2%), a pesar del com