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5/18/2018 LosGirosdeLaGeografaHumana-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/los-giros-de-la-geografia-humana 1/153 Geografía Humana Desafíos y horizontes Alicia Lindón Daniel Hiernaux Og OBRAS GENERALES ANTHROPOS AUNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA UNIDAD ETAPALAPA Dugón de Clcml ,cmles y liumandadn

Los Giros de La Geografía Humana

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Alicia Lindón- Daniel Hiernaux

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  • Geografa -Humana Desafos y horizontes

    Alicia Lindn Daniel Hiernaux

    Og OBRAS GENERALES

    ANTHROPOS AUNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA UNIDAD ETAPALAPA Dugn de Clcml ,cmles y liumandadn

  • LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA

    Desafos y horizontes

    ALICIA LINDN DANIEL HIERNAUX

    (Dirs.)

    Gerardo Bocco Paul Claval

    Batrice Collignon Daniel Hiernaux Jacques Lvy Alicia Lindn

    Liliana Lpez Levi Roco Rosales Ortega Pedro Sunyer Martn Paula Soto Villagrn

    Angelo Turco Pedro S. Urquijo

    ANTHROPOS ina UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA Claamarm UMD IZTAILDMI ~de Unas &celas y Huta

  • UNA GEOGRAFA DANDO GIROS... A MANERA DE INTRODUCCIN

    Alicia Lindn y Daniel Hiernaux Universidad Autnoma Metropolitana, lztapalapa, Mxico

    10S GIROS de la Ge,,giati,. n E Ittinan.1 Dese to , s .11 ',me. A11.1.1 LinJnu Rl11111B.. In

    Mesh:, Utnserddad m1.1 10.1,ipoln,na Ld.ip:d.ipa 1(110 .103 p. , 24 (Obre, Genel.ile.i

    Bibliugralias ISBN, ' n 78-54-7650-551-9

    1. Cc:os:ralla humano L Lindan. ,dina. Il bel rimis Daniel dlr. I fl IIINC1,11.11 n 1 kutonorna Mettopolltaila lz.tapaldp Chmci..1., Sociales

    numanidada I Llericol IV Cole,,ton

    Primera edicin: 2010

    1111 Alicia Lindn Villoria et at. 2010 U.ANI-Iztapalapa. Divisin de Ciencias Sociales v Humanidades, 2010

    zu Anthropos Editorial, 2010 Edita: Anthropos Editorial. Rub (Barcelona)

    ivivvanthropos-editorial.com En medicin con la Divisin de Ciencias Sociales v Humanidades de la Universidad

    Autnoma Metropolitana. Iztapalapa, Mxico ISBN: 978-84-7658-993-9 Depsito legal: B. 26.839-2010 Diseo, realizacin y coordinacin: Anthropos Editorial

    (Nario, S.L.). Rub. Tel.: 93 6972296 / Fax: 93 5872661 Impresin: Novagrfik. Vivaldi, 5. IVIontcada i Reixac

    Impreso en Espaa - Priuted in Spain

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    eleciro,-,ptico. por fotocopia. o cualquier otro. sin el permiso precio pur cuento de la editorial.

    Las certezas que ordenaban el mundo ms o menos hasta los aos setenta parecen ha-ber desaparecido, dejando el campo abierto a todas las suposiciones, las propuestas:y - tambin al desconcierto e incertidumbre terico, epistemolgico, metodolgico y tcni-co. Relatar, a manera de una pelcula, todos los cambios que han trastocado el universo donde se desempea la humanidad, slo sera posible dejando en el tintero un sinfn de acontecimientos que nos obligan a tomar, da a da, decisiones no tradicionales, decisio-nes que no encuentran anclajes en las formas del pensamiento geogrfico instaurado desde el pasado.

    Las ciencias que aparentemente eran la piedra angular del mundo moderno teido de racionalidad, no pueden escapar a ese derrumbe de las certezas. Por una parte, el progreso cientfico ha modificado radicalmente los patrones de conocimiento. Por otra parte, las ciencias sociales tratan de construir nuevos patrones de comprensin de los comportamientos humanos que no pueden asirse de los mismos postulados que les da-ban certezas en un pasado, ni tan remoto.

    La geografa humana no escapa a esas sacudidas: se han presentado desde los inicios del siglo XIX, con el advenimiento de la geografa alemana y sus ilustres cientficos tales como Alexander von Humboldt y Cai-1 Ritter. En los ltimos veinte o treinta aos del siglo xx e inicios del xxi, estas sacudidas han sido tan notorias que han afectado la solidez del andamiaje intelectual que haba fundado el xito de cierta geografa moderna. No es posi-ble hablar de un corte radical entre una fase tradicional o moderna de la geografa humana y la situacin actual. Slo se pueden identificar momentos claves, publicaciones faro y tomas de posicin que han resultado decisivos y que han sido los motores de una puesta en tela de juicio de la geografa tradicional. Muy frecuentemente las voces innova-doras inicialmente han sido rechazadas, para luego ser aceptadas crecientemente, en el mismo sentido en el que Hagerstrand planteara en su teora de la difusin.

    Para analizas- esta situacin en diversas disciplinas se ha recurrido a la expresin giros. As, la nocin de giro no pretende afirmar que la direccin seguida sea clara, sino que la disciplina se mueve aparentemente hacia otro denotero. Tampoco se ha planteado la existencia de un giro, sino de mltiples giros que intentan dar- respuestas a las tenden-cias generales de las ciencias sociales, pero atendiendo las especificidades de la disciplina.

    LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 7

  • Alicia Lindn y Daniel Id,ernaux Una geografa dando giros... A manera de introduccin

    Esta obra se aboca especficamente a revisar la teora geogrfica actual desde esta perspectiva particular Es ampliamente conocido en la geografa humana que en diversos momentos histricos se han publicado obras tericas o tericometodolgicas que se han presentado bajo la perspectiva de las nuevas tendencias, yen relacin con ello la disciplina ha asumido reiteradamente la idea de una nueva geografa. Tan notorio es el asunto que actualmente cuando se menciona la expresin nueva geografa. sobre todo en el contexto de la enseanza universitaria de la disciplina, parecera condicin sine qua non aclarar a qu nueva geografa se refiere. Es significativo el asunto, ms an si se observa que en otras ciencias sociales vecinas no resulta usual hablar por ejemplo de una nueva sociologa, o de una nueva psicologa. de una nueva antropologa... Tal vez esta necesidad de los gegrafos de postular cada tanto tiempo nuevas geografas tiene alguna relacin con aquel prejui-cio de que la geografa es muy antigua. En un sentido amplio, seguramente lo es. sobre todo si se asume como geografa aquellos tempranos desarrollos de los cartgrafos, o la cartografa de los navegantes del siglo XVI y m, o ms an los interrogantes que algunos se formularon desde la antigedad en torno a la relacin del hombre con la naturaleza.

    En esta obra no desconocemos todas esas viejas y nuevas geografas, ni las nue-vas tendencias con las que casi siempre han venido identificadas. En un sentido amplio los giros en la geografa humana podran considerarse una nueva geografa. Sin embargo, el uso tan reiterado de la expresin, a nuestro entender, le resta potencial analtico para lo que aqu se trata de estudiar. Por otro lado, aquellas nuevas geografas de otros tiempos, y las consecuentes nuevas tendencias tambin de aquellos tiempos, han sido extensamente analizadas en numerosas obras ejemplares. Por lo que en esta ocasin no se aspira a revisitar aquello tan revisado por autores y obras clave de la disciplina. Por el contrario, nos abocamos a las transformaciones que caracterizan nuestro filo del presente.

    Por otro lado, los giros traen consigo algunas innovaciones que no estuvieron presen-tes en las nuevas geografas y las nuevas tendencias de otros tiempos: una de ellas es que los giros de los cuales nos hacemos eco no slo expresan una renovacin y revolucin en las tcnicas de investigacin, como ocurri en otros tiempos. Tambin representan cam-bios radicales respecto al punto de observacin del mundo por parte del gegrafo.'

    Otra innovacin de estos giros es que con ellos por primera vez se replantea impl-cita o explcitamente el concepto de espacio que da sustento a las diversas aproximacio-nes en el sentido de incluir lo no material. Aquellas nuevas geografas, de una forma o de otra, se sustentaron en concepciones espaciales que privilegiaban la dimensin material.

    Las teoras geogrficas abiertas a estos giros se hacen eco de lo que Benno Werlen denomina el segundo giro cultural (de finales del siglo xx). Ese segundo giro cultural, entre otras cuestiones, marca un acercamiento a las otras ciencias sociales como no se haba observado en el pasado y con disciplinas con las que la geografa casi no haba tenido dilogo. ste es el caso de la lingstica, la psicologa, la antropologa. Con res-pecto a otras disciplinas con vnculos desde tiempo atrs (como puede ser la sociologa), estos giros ayudan al dilogo con teoras y voces de esas disciplinas, que anteriormente eran ajenas al quehacer geogrfico aunque no lo fuera la relacin con cada una de esas disciplinas en sentido amplio. Por ello, en la actualidad el acercamiento de la geografa con disciplinas como la sociologa se ha replanteado.

    1. Otras disciplinas, como la antropologa, han reflexionado sobre esta cuestin desde hace mucho tiempo. En el caso de la geografa humana recin parece llegar el inters explcito por el tema con estos giros de anales del siglo XX.

    En una obra reciente, el Tratado de geografa humana (ffiernaux c Lindn. 20061, se hace un balance del devenir de la geografa humana desde mediados del siglo xx. La bsqueda de respuestas a esta pregunta tampoco permita recorrer las transformaciones ocurridas en cada rincn de la geografa humana (cada campo de la disciplina). La presen-te obra recoge el espritu de aqulla por lo que respecta al inters en la reflexin terica v terico-metodolgica. Sin embargo, el propsito de esta obra es ms acotado, revisar algu-nos campos de la geografa humana o de la teora geogrfica exclusivamente en funcin de los mencionados giros de fines del siglo xx. As emergen diversos interrogantes, por ejem-plo: cmo han sido integrados en la geografa humana, los mencionados giros, nacidos en otros contextos disciplinarios? Cmo han adquirido sus propios matices en la geogra-fa humana? Qu campos de la geografa humana se han involucrado ms intensamente en estos giros? Cmo se reconstruyen esos campos de la geografa humana que se han abierto a los giros? Estas preguntas slo son algunos de los numerosos interrogantes que han iluminado este trabajo, como se ve a lo largo de los captulos.

    La obra tambin tiene otro propsito, como es el de reconstruir el devenir por medio del cual estos giros diversos, ms que conducir a un desequilibrio o una desinte-gracin de la geografa humana, parecera que estn contribuyendo a la consolidacin definitiva de la disciplina como parte de las ciencias sociales. Este devenir ha sido postu-lado por numerosos autores desde tiempo atrs, y es retomado por los autores de la presente obra. En un sentido amplio, en la idea del catlogo de disciplinas, se podra argumentar que la ubicacin de la geografa humana en las ciencias sociales no es nada nuevo. Sin embargo. en esta ocasin nos referimos a la apropiacin de procedimientos ms bien terico-metodolgicos propios de las ciencias sociales: la integracin de estos giros en la disciplina parecera que la orillan a aprender a apropiarse e integrar en su lectura del mundo la teora social de manera plena y avanzar en la posterior teorizacin, por mencionar uno de estos horizontes de manera muy general. Este tipo de rumbo est lejos de rechazar, descalificar u olvidar todo el cuerpo terico-metodolgico construido por la disciplina previamente. Ms bien estos procesos la colocan en la posibilidad de penetrar en rincones de la realidad geogrfica antes no explorados.

    Con esta perspectiva general, el libro se estructura en dos partes: en primer trmino se presentan algunas contribuciones acerca de las transformaciones ms bien generales de la disciplina y de las ciencias sociales que en ella influyen, ocurridas en las ltimas dcadas, que vienen denominndose giros, o que autores como Werlen denominan se-gundo giro cultural. Esta primera parte tambin incluye un repaso de las transformacio-nes del mundo que inducen estos cambios del saber especializado. Una segunda parte aborda estos giros, pero en diversos campos del saber geogrfico.

    Esta primera parte se inicia con dos textos que asumen como objetivo la introduc-cin de la temtica general del libro: primero se plantea un texto terico de Alicia Lindn acerca de los giros. Este texto se dedica a reconstruir una aproximacin a los giros en las ciencias sociales yen la geografa humana en sentido amplio. Alicia Lindn observa la situacin de la geografa humana previa a los giros, encasillada en una jaula de hierro para utilizar la clebre expresin de Max Weber tanto en trminos teri-cos como metodolgicos, poco flexible y escasamente abierta al mundo del saber vecino. Esta circunstancia represent un obstculo para que la disciplina pudiera emprender una renovacin tal como se vena experimentando en las dems disciplinas sociales. De esta forma la autora presenta primero un repaso de cada uno de los principales giros producidos en las otras ciencias sociales. Posteriormente muestra cmo unos autores,

    8 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 9

  • Alicia Lindn y Daniel Hiemaux

    Una geografia dando giros... A manera de Introduccin

    que deliberadamente rompieron con el molde c las ataduras tradicionales de la geogra-fa humana. se

    acercaron a esos giros y fueron apropindoselos en la geografa humana. Como derivacin de ello se fueron generando enfoques a veces denominados crticos, en otras ocasiones identificados como posmodernos. postestructuralistas, subjetivistas, constructivistas, posfenomenologieos

    Estas innovaciones se fueron integrando progresivamente en el quehacer de la geo-grafa humana. Esta integracin y verdadera reapropiacin es lo que analizan los dems autores de esta obra en los captulos posteriores con los matices propios de los distintos campos del saber geogrfico.

    A continuacin se presenta un captulo de Daniel Hiemaux en el cual se realiza una revisin crtica de las transformaciones recientes ms elocuentes de la geografa huma-na en trminos generales. Si bien este capitulo y el previo son introductorios, son de naturaleza diferente. El precedente ubica el problema terico de los giros en las otras ciencias sociales y su proceso de apropiacin en la geografa humana. El segundo cap-tulo de esta primera parte, en cambio, se centra en problemticas internas de la geogra-fa humana, aunque relacionadas con los giros.

    As, el texto Daniel Hiernaux se inicia con las siguientes preguntas: de qu manera los gegrafos se han ubicado frente a estos giros?, y en qu medida han producido nuevo conocimiento geogrfico disparado por estos giros o, si acaso, slo han importa-do a la disciplina conocimiento de las otras ciencias en las que se iniciaron los giros? A partir de unas reflexiones propias sobre los giros, el autor se pregunta si este camino no podra derivar en una escisin definitiva entre la geografa humana (integrada en las ciencias sociales) y la geografa fsica (relacionada con las ciencias de la tierra y las cien-cias naturales en general). Los derroteros que se abren para la geografa humana son varios y van desde el racionalismo tradicional y exacerbado de la corriente tecnolgica-cientificista, la geografa en modo menor en referencia a la llamada geografa apli-cada y la posibilidad de una geografa sensible> , al mundo. El autor reconoce que las tres opciones estn abiertas y; en cierta forma, el curso de los prximos aos dir si coexisten, si unas se imponen o incluso si algunas de estas tres se desdibujan y se confi-guran otras. Finalmente, este captulo recuerda la relevancia y la dificultad del proceso de transmisin del conocimiento geogrfico, en un contexto complejo donde todo cam-bia: en otras palabras, se pregunta cmo orientar la formacin de las nuevas generacio-nes de gegrafos. Una opcin es hacerlo dando un lugar destacado a las innovaciones tradas por los giros y que an no estn instituidas. Otra opcin es ofrecer formacio-nes menos reflexivas y profundas, pero ms articuladas con las salidas al mercado de trabajo de tipo profesionalizante. Seguramente las respuestas a esas preguntas debern partir del tipo de formacin geogrfica que se busque.

    El siguiente captulo, de Paul Claval, tiene el mrito de los textos escritos por pensa-dores que a lo largo de una extensa trayectoria biogrfica han desarrollado la capacidad comunicativa para expresar de manera muy simple procesos muy complejos. As, Claval plantea no tanto las transformaciones en la teora, sino una sntesis inicial muy ilustra-tiva acerca de las transformaciones en el contexto social e histrico (las transformacio-nes en el mundo) que impulsaron a la disciplina a una nueva revisin.

    El ttulo del captulo de Paul Claval expresa ntidamente el propsito de su texto: La geografa en recomposicin: objetos que cambian, giros mltiples. Disolucin o profun-dizacin?. El profesor Claval nos ofrece un panorama amplio de las transformaciones del mundo que impulsan a la geografa en su reconstruccin. En efecto, un mundo que se

    globaliza, tina sociedad que privilegia cada vez ms el ocio -cumpliendo las predicciones que anunciaron Joffre Dumazedicrv Jean Fourasti hace dcadas - . una crisis ambiental, una organizacin social que se transforma. una mayor relevancia de lo simblico. entre otros cambios. son todas piezas clave para la geografa inmersa en los giros. Todos estos fenmenos y procesos difcilmente podan ser relevados por la geografa tradicional, tanto porque ese saber no haba desarrollado esquemas tericos en torno a estos nuevos y reno-vados fenmenos, como porque tampoco dispona de metodologas e instrumentos para trabajar estas dimensiones de la realidad. El planteamiento del autor no es pesimista, todo lo contrario: frente a los riesgos de disolucin, a la prdida de las viejas certezas, se asiste actualmente ms bien a una profundizacin de la disciplina, a la multiplicacin de sus campos y a un enriquecimiento sustancial por el contacto acelerado y progresivo con las dems ciencias sociales, que tanto demor en frecuentar nuestra disciplina.

    Posteriormente, se presentan dos textos acerca de las transformaciones ms fuertes de la geografa humana en este discurrir de los giros: un texto de Jacques Lvv y a continuacin un texto de Angelo Turco. .

    Tanto el texto de Lvv - como el de Turco resultan particularmente relevantes para el propsito de esta obra porque aportan observaciones que trascienden la reflexin de las transformaciones de la geografa como disciplina en s misma. En el caso de Jacques Evy; su conocida apertura a otras disciplinas lo lleva a una lectura compleja de los actores, los objetos y los entornos, que supera el tratamiento que usualmente han toma-do estas categoras en la geografa humana. En este sentido cabe destacar el inters de traer al mbito de la geografa humana aportes de autores muy reconocidos como Bru-no Latour. Esta reflexin aunque sea abierta ven proceso de continuar construyndo-se ofrece un inters adicional al contenido que radica en un formidable impulso para repensar las transformaciones de la geografa humana en un contexto en el cual se rom-pen los moldes epistemolgicos de la Ilustracin que tanto han marcado nuestra disci-plina, en bsqueda de otras interpretaciones.

    As, Jacques Lvv inicia su trabajo con un recordatorio acerca de las certezas actuales sobre el concepto de espacio y la dimensin espacial de lo social. Este ejercicio tiene la virtud de poner sobre la mesa de discusin los consensos que se pueden asumir en este libro para luego avanzar en los diversos giros y en sus implicaciones para la geografa humana. La propuesta del autor se transparenta desde las primeras lneas, cuando expre-sa las siguientes palabras: Propongo entonces una ontologa constituida en torno a los actores, los agentes (entendidos como seres humanos no actores), los objetos (actantes pero no humanos): v los entornos. La intencin es entonces reconstruir lo que usualmen-te se plantea de manera laxa y convencional como la relacin sociedadkspacio. El apor-te de Jacques Lry se nutre de propuestas de autores que han contribuido a una verdadera revolucin en los estudios sociales de la ciencia y de la teora de la ciencia, como Bruno Latour que confront los modelos simplistas y dicotmicos de las ciencias, tales como el que enfrentaba al exteriorismo y al interiorismo. Al asumir Jacques Lvv la idea de los objetos como actantes, como operadores no humanos, y trasladarla a la geografa, rompe la tradicional visin disciplinaria que comprende los objetos como simples realidades fsicas que slo merecen ser localizadas en el espacio paratctico.

    El autor muestra que el giro geogrfico no es simplemente una transformacin in-terna de la disciplina. Dicha transformacin se articula con un giro espacial de la socie-

    2. Esta es una expresin de clara inspiracin en Bruno Langur.

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  • A frea Lindan y Daniel Hiernaux Una geografa dando giros... A manera de introduccin

    dad. En el cruce de ambos procesos, el espacio adquiere un nuevo papel para cada fragmento social y pava la sociedad en conjunto.

    De gran inters le resultar al le.ctoria el esquema sobre los entornos y la tica desa-nollado por Lel v, en donde se sintetizan tres modelos opuestos de visiones del mundo, en el cual el espacio adquiere diferentes connotaciones: se trata del modelo agio-industrial, el neo-naturalista y el post-materialista. As, Lety plantea que la intervencin de los gegra-fos no es neutra. antes bien obedece a ciertas lgicas relacionadas con estas tres visiones del mundo. El autor resume en las siguientes palabras el papel del cientfico [el gegrafo]: Nuestro papel aqu no es el de refutar el derecho de los ciudadanos ordinarios a decidir, sino el de mostrarles, poner en evidencia, las consecuencias ltimas de sus decisiones.

    A su turno, Angelo Turco prosigue v profundiza en este trabajo de rotura de los limites disciplinarios' pero sin perder la mirada disciplinaria. As el autor desarrolla una reflexin propia de largo plazo sobre las transformaciones del concepto de espacio a travs de la historia del pensamiento para arribar a la situacin actual, en medio de los giros de finales del siglo xx. Con referencias complejas y una visin enciclopdica del pensamiento humano, nos obliga a la inmersin en una reflexin profundamente filos-fica pero tambin aterrizada, porque remite directamente a las dos figuras narrativas (el espacio paratctico y el espacio liminar) que guan, aun sin explicitarlo, las grandes corrientes de la geografa humana, aun si quienes las emplean no siempre estn atentos al sustrato filosfico de su propio quehacer'

    De esta forma, el texto de Turco nos ofrece la posibilidad de preguntamos cules son las figuras narrativas sobre el espacio que estn contenidas de manera implcita las ms de las veces en cada teora geogrfica y tambin en las diversas interpretacio-nes geogrficas del mundo y sus fragmentos. La posibilidad de develar esos implcitos es significativa, no como simple tarea especulativa del pensamiento humano, sino para comprender los aspectos sobre los cuales puede avanzar o no una interpretacin geogr-fica por las bases tericas que la sustentan.

    Esto ltimo resulta decisivo para esta obra porque las actuales tendencias de la geografa humana (como de casi todas las otras ciencias sociales) hacia la apertura te-mtica impulsan al gegrafo a penetrar en aspectos de la realidad que en numerosas

    3. Esta idea con la que identificamos el texto de Angelo Turco la de romper los lmites disciplina-rios pero sin perder la mirada disciplinaria ha estado presente y lo sigue estando en el pensamiento de gegrafos cuyos aportes a la disciplina han sido fundamentales. En ese sentido. resultan ilustrativas aquellas palabras de Allan Pred: Soy totalmente indiferente a los limites disciplinarios de la geogra-fa. pero estoy totalmente preocupado por la geografa corno una condicin ontolgica [am totally unconcerned with the disciplinary limits of geography, but fully concerned with geography as an ontological condi tion. as an inescapable existential reality]. URL: http://geography.berkeley.edu/ PeopleHistory/faculty(AllanPred_inMemoriam.html#A Pred Geography Biography Page

    4. En otros campos del saber. como la sociologa, destacadas figuras se han planteado metas semejan-tes a la que aqu se comenta. Es el caso del trabajo totalmente reconocido de Jeffrey Alexander en la obra titulada Las Leonas sociolgicas desde la Segunda Guerra Mundial. En el estudio introductorio de esa obra, el socilogo americano se pregunta qu est detrs de cada teora sociolgica, contenidos implcitos que terminan dando la razn de ser a cada una de las teoras. Esa reflexin de Alexander termin por ser un verdadero faro porque encuentra que esos implcitos que casi ningn socilogo pens en estos trminos. pero que s asumen se relacionan con la idea que cada uno asume acerca del orden social y la accin social. La develacin que hace Alexander de estos implcitos termina siendo la pista clave para comprender hasta qu punto se pueden articular diversas teoras (en aquel caso sociolgicas), sin entrar en contradicciones. Aclarar

    - esta cuestin ha sido muy relevante para la investigacin sociolgica, ms

    an cuando todas las tendencias contemporneas defienden de una forma o de otra el eclecticismo.

    12 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA

    ocasiones resultan inaccesibles para los supuestos tericos que se han tomado de parti-da. Un ejemplo difundido es pretender estudiar la construccin social de diferentes lu-gares cuando los supuestos tericos de fondo conciben lo social como un agregado o una estructura. El estudio del proceso de construccin social del lugar es inalcanzable a travs de conceptos como pueden ser el de poblacin, porque los supuestos acerca del mundo de uno y otro son casi inconciliables. Frente a esta avidez por penetrar la reali-dad por sus diversos rincones, por girar la mirada, parecera que se dibujan al menos tres cursos de accin para el pensamiento geogrfico: uno es aquel en el que se pretende mostrar apertura temtica en la investigacin emprica, cuando en esencia no se han ampliado ni girado los supuestos tericos. Otro curso tambin frecuente es aquel en el que algunos gegrafos han realizado verdaderas rupturas en sus supuestos tericos de fondo, a fin de penetrar en esas dimensiones de la realidad antes no advertidas. An habra otro curso posible que sera el de explorar con sagacidad epistemolgica las posi-bles triangulaciones entre unas entradas y otras.

    Con inquietudes epistemolgicas de este tipo, Angelo Turco aborda el tema de las figuras narrativas en la geografa humana: para el autor, las principales figuras narrati-vas de la disciplina son la del espacio paratctico, por un lado, y la del espacio limi-nar, por el otro. Et captulo pinta un fresco histrico de gran calidad y delicada erudi-cin sobre la forma en que estas figuras narrativas se asumen en las ciencias yen particular en la geografa humana. El autor introduce as una perspectiva filosfica del espacio que no es frecuente en la disciplina: el espacio paratctico es aquella figura narrativa que acta a travs de la yuxtaposicin de objetos y lugares. El autor muestra que esta figura narra-tiva del espacio paratctico adquiri hegemona a la sombra de la modernidad. En las antpodas se encuentra la figura narrativa del espacio liminar [que] incorpora toda la precariedad de una realidad geogrfica absolutamente concreta, cuya complejidad resi-de, en ltima instancia, en la innovacin que puede llegar a ser, ms que en el "hecho"

    que se observa, o lo que ya es. En fin, el espacio liminar es el margen entre la superficie y la profundidad. Turco plantea as no slo la complementariedad de las dos figuras sino la aceptacin de la figura de la lirninaridad en la geografa humana actual, o por lo menos en ciertas corrientes de la disciplina abiertas a los giros.

    La segunda parte de la obra analiza los giros en algunos campos particulares de la geografa humana, sin pretender exhaustividad en cuanto a los mbitos del saber geogr-fico aqu estudiados. En un principio se presentan dos captulos dedicados a dos campos tradicionales de la geografa humana, como son la geografa econmica (desarrollado por Roco Rosales) y la geografa histrica (estudiado por Pedro Sunyer). En estos textos se pone en evidencia que, aun en los mbitos del saber geogrfico con fortsimas tradiciones, finalmente los giros han terminado por avanzar y movilizar el pensamiento geogrfico.

    Ambos textos, tanto como los que se presentan a continuacin de stos, ilustran en buena medida lo que se viene presentando desde el inicio de la obra: esa profunda trans-formacin de la geografa humana concierne no slo al dominio epistemolgico sino tambin al nivel metodolgico e incluso tcnico-metodolgico. Adems, resulta ilustra-tivo comprender los caminos por los cuales estos campos particulares muy tradiciona-les (al igual que otros que no se analizan en esta obra) estn constantemente enfrentados a un proceso que parecera inacabable de reconsideracin de sus fundamentos y proyec-cin sobre nuevos horizontes.

    El texto de Pedro Sunyer ofrece una revisin crtica de las transformaciones recien-tes de la geografa histrica. As, se presentan los debates que han animado este campo

    LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 13

  • Alicia Lindon y Daniel Hremaux Una geografa dando giros... A manera de introduccin

    del saber geogrfico en las ltimas dcadas. Aun si el autor privilegia la evolucin de la geografa anglosajona (que de hecho es la ms creativa en esta concepcin de los giros), sus observaciones son decisivas para comprender

    -

    y dimensionar los dilemas y las pro-puestas de los autores clave en el campo, a lo largo del tiempo.

    Sunyer rescata la importancia del giro positivista que condujo a la hegemona por cierto tiempo de lo que Ortega Valcrcel denominara la geografa teortico-cuantitati-vista. Este giro positivista o ms precisamente la revolucin cuantitativa redujo notoriamente la impronta de la descripcin geogrfico-histrica que dominara durante las dcadas previas no slo en geografa histrica, sino en toda la geografa humana

    La necesidad de repensar la geografa histrica que se planteara Baker desde 1972 a fin de construir otra geografa, finalmente es algo bastante prximo a lo que podemos observar en otros campos del saber geogrfico: una toma de conciencia del atraso terico y metodolgico que debera de producir una renovacin a fondo tanto en el dominio terico como en el metodolgico. En ltima instancia, sa es la meta ltima de toda esta obra. Sunyer demuestra as que la geografa histrica, a la par de otros campos de la disciplina, asume la necesidad de construir una geografa en la encrucija-da del individuo, el lugar y la sociedad, como protagonistas y constructores de la histo-ria pero tambin de las transformaciones del espacio.

    El autor tambin saca a la luz las conexiones entre la geografa histrica y ciertas geografas humanistas o antecedentes de ellas. ste es el caso de destacados gegrafos difciles de encasillar como John I( Wright y David Lowenthal. En sntesis y nueva-mente en concordancia con las tendencias planteadas en los otros campos de la geografa humana, Sunyer muestra que se asiste actualmente a una apertura de los antiguos com-partimentos estancos, como una forma de aproximarse y aprehender un universo infinito.

    La geografa econmica, un bastin de la racionalidad tradicional en geografa hu-mana, se encuentra cada vez ms sometida a presiones de renovacin. Como lo analiza Roco Rosales en este captulo, las transformaciones de la geografa econmica han sido sustanciales, hasta tal punto que va no se parece a la versin clsica que se enseaba hace algunas dcadas y que todava se sostiene en los programas universitarios ms tradiciona-les. Rosales seala la importancia del giro cultural que transform radicalmente las certe-zas de este campo de la geografa humana. Observa Rosales que la geografa crtica pre-sent una concepcin del espacio geogrfico/econmico con un fuerte sesgo hacia los sistemas mundiales y el poder, que haban sido escasamente estudiados por el pasadoque devino en la aproximacin dominante. La autora analiza muy particularmente el encuentro fructfero entre la geografa y la sociologa, que ha dado lugar a nuevos derrote-ros para la geografa econmica: en esa senda ubica el reconocimiento del mercado como una construccin social. Esta concepcin transforma el quehacer de la geografa econ-mica al abrir nuevas perspectivas sobre la construccin social del espacio en s. La autora presta particular atencin a lo que denomina el giro institucionalista y evolucionista de este campo del saber geogrfico. Algunas de las derivaciones tericas de estos giros de la geografa econmica se ubican en el estudio de la empresarialidad y la gobemanza indus-trial, temas que han cobrado un gran inters para la configuracin de esta geografa eco-nmica que gira. La autora concluye que es la concepcin del espacio con -ro construccin social el gran eje articulador de los diversos abordajes que han permitido una clara v contundente renovacin del estudio de la relacin entre la economa y el espacio.

    A continuacin el libro integra tres campos particulares de la geografa humana ampliamente involucrados en los giros. As, se presenta el campo de la geografa urbana,

    analizado por Alicia Lindn. Luego se incorpora un captulo sobre la geografa de los espacios domsticos. elaborado por Batrice Collignon, y otro sobre la geografa de g-nero, desarrollado por Paula Soto.

    Alicia Lindn nos introduce en uno de los campos ms tradicionales V supuesta-mente consolidados de la geografa humana, como es la geografa urbana. A pesar de lo tradicional y consolidado, este campo no ha perdido vigencia. Todo lo contrario, se reconstruye permanentemente intentando dar respuestas a las transformaciones urba-nas de cada da y a la renovada central idad que adquieren en la vida social actual. Reco-noce la autora que los avances en la geografa urbana contempornea han sido fragmen-tarios y heterogneos, que es necesario no slo deconstruir sino reconstruir el saber geogrfico sobre la ciudad v la vida urbana. A esta tarea un verdadero giro-- se aboca en su contribucin. La autora destaca, en primer lugar, la relevancia de pensar la geogra-fa urbana no slo en trminos de localizaciones y flujos en el territorio, es decir; ir ms all del espacio paratctico, para emplear la expresin de Angelo Turco. En esa bsque-da de alternativas geogrficas urbanas herederas de los giros, encuentra que un ncleo relevante radica en la introduccin del movimiento en sentido amplio (en la perspectiva vitalista), cuestin poco estudiada por la geografa urbana tradicional. En este camino, define el movimiento con las siguientes palabras: puede ser comprendido como el de-venir constante de la vida urbana que hace' (o construye) la ciudad a cada instante. Otro de sus aportes a esta geografa urbana en giro se ubica en su planteamiento de abordar la ciudad y el espacio urbano a travs de las experiencias espaciales del sujeto habitante, integrando la vieja discusin de races heideggerianas acerca del habitar.

    Para dar contenido a esta reconstruccin de la geografa urbana, la autora desarro-lla su propuesta de estudiar escenarios urbanos en los que se condensa esa vida urbana y la experiencia del sujeto que habita la ciudad. Si bien estos escenarios no pueden dar cuenta de toda la extensin de la vida urbana, pueden resultar fragmentos densos de la misma. As, su propuesta de los escenarios urbanos constituye una aproximacin teri-co-metodolgica a la ciudad de tipo hologrfico.

    El trabajo de Alicia Lindn se aleja clara y voluntariamente de lo que fue (y es todava) la geografa urbana tradicional. La geografa urbana tradicional no es objeto de anlisis en este captulo, precisamente porque el libro no analiza lo tradicional y conso-lidado de cada campo, sino slo en aquella pequea parte que est en sintona con los giros de esta ltima parte del siglo xx. La autora evidencia la necesidad de construir tambin otra geografa urbana" (otra en el sentido de la obra de Joan Nogu y Joan Romero) que tome en cuenta al sujeto y su subjetividad como parte del medio urbano. As, se acerca considerablemente al giro subjetivista que han emprendido otras ciencias sociales. Otra cuestin que va ms all de los objetivos del captulo seria indagar hasta dnde esa otra geografa urbana puede integrarse con las geografas urbanas va hechas. Seguramente para quien trate de dilucidar esa pregunta una pista de mucha ayuda ser preguntarse por las figuras narrativas del espacio que estn subyacentes en cada una de esas geografas urbanas muy consolidadas.

    En la misma orientacin que el captulo de geografa urbana se ubican los textos de Batrice Collignon y de Paula Soto: la primera remite a un tema olvidado en la geografa

    5. Aunque el verbo hacer suele no ser frecuente en los estudios urbanos y en la geografa urbana en particular: nos interesa usarlo y enfatizado porque consideramos que es la forma ms explcita de dar cuenta de las prcticas de los sujetos, del actuar sobre el mundo de las personas.

    14 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 15

  • Alicia Lindn y Daniel Hiemaux Una geografa dando giros... A manera de introduccin

    humana tradicional, el de los espacios domsticos, siempre vistos como un recinto sagra-do del cual toda interpretacin geogrfica era imposible. La autora abre as la puerta a fructferos trabajos sobre los espacios domsticos (asociables tambin a la temtica de la vida cotidiana, cuya evolucin en la geografa humana ha sido desarrollada detalladamen-te por Alicia Lindn en el Tratado de geografa humana va mencionado) que enriquecern las aportaciones geogrficas a la teora social. Sin duda alguna, la lectura que ofrece la autora en parte emerge de los casos empricos que ha estudiado (y que como todo caso conllevan especificidades notables), pero al mismo tiempo trata de remontar esas especi-ficidades a travs del anlisis de lo singular que contienen y que por lo mismo puede estar presente en otros casos. Finalmente, nuestra disciplina est hecha de singularidades, ya lo planteara Entrikin a travs de su clebre neologismo: The Betweeness of Place.

    Batrice Collignon, retroalimentndose de sus significativas investigaciones sobre el espacio domstico de los inuits y tambin del anlisis de los estilos de vida actuales del mundo moderno, se propone en la misma lnea optimista y de reconstruccin del saber geogrfico que desarrolla Alicia Lindndesmenuzar las virtudes del anlisis geogrfico de los espacios domsticos. Aunque la autora no utiliza esta expresin, est sentando las bases para una geografa de los espacios domsticos. Sin duda alguna, esta tarea se ha iniciado de manera muy reciente y es una de las tantas derivaciones de los giros que analizamos. Para la autora el espacio domstico permite arrojar luz sobre la construccin de la dimensin espacial de las sociedades. En segundo trmino, el estu-dio geogrfico del espacio domstico hace posible legitimar la vida cotidiana como obje-to de estudio geogrfico. Esto ltimo tiene la virtud de constituir al individuo comn y banal en sujeto de estudio de la geografa. Finalmente, la autora plantea que el anlisis del espacio domstico tiene la virtud de contribuir e impulsar un giro metodolgico en la disciplina. Estas propuestas, plenamente articuladas con las que hace Alicia Lindn en su captulo sobre geografa urbana, invitan a cierto optimismo sobre el devenir de la geografa, demostrando que unos temas especficos, algunas formas de abordar la rela-cin entre la sociedad y su espacio, pueden contribuir en opinin de las autoras a una saludable reconstruccin del trabajo geogrfico y de la misma disciplina.

    El trabajo de Paula Soto ofrece una sntesis de las aportaciones de la geografa humana al tema del gnero, que ha tenido poca relevancia en las geografas iberoameri-canas, a pesar de su fuerte peso en las anglosajonas. Abrir de forma creciente la geogra-fa humana a la dimensin de gnero es sin duda alguna un reto para nuestras geo-grafas latinoamericanas. El reto es tanto ms fuerte cuanto el tema del gnero ha sido objeto de muchsimas publicaciones, unas ms acadmicas, otras ms militantes y par-ticipativas. El desafo que parece haber cumplido este trabajo es el de reconstruir la senda seguida por la geografa para acoplarse a esa ola de estudios sobre el gnero, sin por ello perder la identidad del trabajo geogrfico.

    El trabajo de Paula Soto sobre la geografa de gnero parte de la necesidad de repensar las diferencias, y no slo las del gnero. El trabajo de la autora seala, siguien-do los avances recientes de las gegrafas de gnero, que la geografa tradicional ha esta-do dominada por la presencia masculina que le imprimi no slo ciertas temticas, sino tambin una visin general. Podramos preguntamos si la hegemona de la figura narra-tiva del espacio paratctico que seala Angelo Turco no es justamente una de las conse-cuencias de la dominacin masculina en la geografa. Por lo pronto, la autora ofrece un atinado seguimiento del trnsito de la geografa humana de las mujeres hacia una geo-grafa a veces feminista y en otras ocasiones, de gnero. Esta segunda denomina-

    cin geografa de gnero al ser ms amplia ha permitido integrar tambin una geo-grafa de la masculinidad, aunque apenas est esbozada. Asimismo, la geografa de g-nero tambin abre la puerta a una profundizacin de las temticas del ..otro en la geografa humana. Nuevas preguntas, nuevos objetos, nuevos espacios es el ttulo de un inciso del texto que remite notoriamente a esta geografa que gira hacia la dimensin del gnero y que el presente texto contribuye a esclarecer en sus limitaciones, pero tam-bin en sus enormes potenciales para una geografa humana enfrentada a un giro cultu-ral insoslayable.

    Por ltimo. esta segunda parte del libro incluye dos campos en los cuales los giros an no han generado cambios tan profundos corno en los previos, pero aun as se puede constatar su influencia. Uno de ellos es un campo emergente de la disciplina, la geografa del ciberespacio y de los mundos virtuales, desarrollado por Liliana Lpez Levi: el otro aborda la geografa ambiental, a travs de las voces de Gerardo Bocco y Pedro Urquijo.

    El captulo de Lpez Levi, a semejanza del anterior, muestra que este campo se ha ido construyendo en un contexto de fuerte produccin intelectual sobre el tema general de lo virtual. En los ltimos tiempos han florecido aportaciones sobre lo virtual, la ciber-ntica en general, e incluso la transformacin del ser humano en un complejo hombre/ mquina, que ponen en tela de juicio muchas certezas tradicionales sobre lo humano. La orientacin del trabajo de Lpez Levi se adecua bien a la obra en conjunto en cuanto a que, en vez del camino ms sencillo de revisar las consecuencias de la existencia de este nuevo mundo digital como, por ejemplo, la fractura digital y su distribucin territorial en el mundo, toma el camino de analizar las distintas aproximaciones te-ricas producidas por la geografa y por las otras ciencias sociales, para estudiarlo. As, por ejemplo, la autora da cuenta de las formas de concebir el espacio virtual. Esto lti-mo nos permite preguntarnos si ello no dar paso a una nueva figura narrativa sobre el espacio para la geografa actual que mira el espacio virtual.

    Liliana Lpez Levi, en concordancia con lo que expresan varios autores de esta obra, enfatiza la importancia de la transformacin tecnolgica de los ltimos 30 aos en las ciencias sociales y, en particular, en la geografa humana. A nivel conceptual, la auto-ra destaca la obra que ha marcado un hito en la reflexin sobre las implicaciones socia-les y espaciales de las transformaciones tecnolgicas, que es sin lugar a dudas Neuro-mancer de Gibson, publicada por primera vez en 1984. Si bien las concepciones del ciberespacio han evolucionado desde la publicacin de ese libro fundador, no es menos cierto que sent bases que an se mantienen.

    La autora pone en evidencia que, a pesar de la proliferacin de muestras de la rele-vancia del ciberespacio en la vida de cada da, los gegrafos no le han prestado suficiente atencin o al menos no la necesaria como para producir conocimiento innovador sobre el asunto. Al respecto podemos preguntarnos si acaso est ocurriendo una difusin al estilo de la que propona Hagerstrand. Ms bien parecera que una vez ms se constata la dificultad que los cambios de contexto y los giros diversos deben afrontar para ser recono-cidos e incorporados en la geografa instituida. La autora repasa las diversas aproximacio-nes al ciberespacio producidas desde las ciencias sociales, particularmente desde los estu-dios culturales, y tambin lo que se ha avanzado desde la geografa humana. As, logra ofrecer al lector una sugerente tipologa de estudios. Sin embargo, como ella misma lo afirma, estamos frente a un futuro lleno de caminos por explorar.

    A continuacin, esta segunda parte se cierra con un texto de Gerardo Bocco y Pedro Urquijo dedicado a la geografa ambiental, en donde se pone en evidencia que aun un

    16 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 17

  • Alicia Lindn y Daniel Hiernaux Una geografa dando giros... A manera de introduccin

    campo slo parcialmente integrado en la geografa humana, como es el de lo ambiental, tambin resulta inmerso en las transformaciones y giros que analizamos. Los autores han logrado no slo hacer preguntas pertinentes sobre lo que realmente es y trabaja la geografa ambiental, sino que abren pistas creativas sobre su relacin con los giros de la geografa humana y con sta en trminos generales.

    Gerardo Bocco y Pedro Urquijo son exponentes de una visin de la geografa am-biental que busca su acercamiento con la geografa humana. El repaso que hacen los autores de la primera constituye un claro relato analtico de los tropiezos y los aciertos que experimenta la geografa en general cuando se propone estudiar el mundo nam-raL. Con cierta dificultad para aportar algo ms all de las ciencias de la tierra, con frecuencia desbordada por los avances de las disciplinas que se desprenden o se identi-fican con la ecologa, la geografa ambiental no ha conocido el xito que podra esperar-se en un contexto de fuertes controversias sobre el ambiente, como en la actualidad. Los autores toman una posicin clara al respecto: no habr una verdadera geografa am-biental sin una clara articulacin de la misma con la geografa humana y tambin con la teora social en general. Ello constituye un giro en ciernes. Si bien la empresa presenta serias dificultades por el atrincheramiento de ciertos grupos intelectuales dedicados a estudiar lo ambiental, no es menos cierto que se presenta en este texto una veta muy relevante sobre la necesidad de introducir la dimensin de lo natural y ambiental en el quehacer de la geografa humana de una manera ms concluyente que lo que se ha hecho en el pasado. Quizs, como lo sealan atinadamente los autores, sea a travs del concepto del habitar ya sealado como central tanto en el captulo de Alicia Lindn como en el de Batrice Collignon y con el referente ineludible de la obra del gegrafo Augustin Berque, que se pueda lograr una mejor comprensin de la relacin entre el hombre y la naturaleza.

    El libro termina con un trabajo, de Alicia Lindn y Daniel Hiernaux, en el que se gira la perspectiva de anlisis. Antes que reflexionar en lo que ha ocurrido en diversos rincones de la disciplina, se toma el eje de la relacin de la geografa humana con las otras ciencias sociales. En este captulo se presenta la compleja relacin que ha acerca-do y en ocasiones ha distanciado la disciplina a las otras ciencias sociales, como la sociologa o la antropologa.

    En este captulo, los autores primero muestran cmo las ciencias sociales se confi-guraron a travs de un desentendimiento radical respecto al espacio. Por otro lado, la geografa humana se repleg durante largo tiempo en anlisis del espacio notoriamente hurfanos de la dimensin social, aunque actualmente nadie duda en reconocer que lo social es el gran productor del espacio. Luego, la lenta evolucin de la relacin entre la disciplina y las otras ciencias sociales condujo a un acercamiento que se ha tornado ms estrecho en la actualidad, una vez barridas las viejas bases epistemolgicas de las disci-plinas tradicionales. Esta evolucin muestra tambin que las ciencias sociales tienden a construir su propia interpretacin del espacio al margen de lo que la geografa humana viene desarrollando desde hace dcadas. As, las otras ciencias sociales no slo asocian los aportes de la geografa humana al pensamiento espacial ms tradicional, sino tam-bin soslayan las interpretaciones ms recientes producidas por la geografa humana involucrada activamente en los giros que se estudian en la obra. Por lo tanto un giro espacial de las ciencias sociales sin una interlocucin con la geografa humana puede llevar a muchas confusiones y vacos por ambas partes y diferir en el tiempo la compren-sin profunda de la dimensin espacial de lo social.

    18 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA

    Por ltimo, es necesario reconocer que sera legitimo y esperable que numerosos lectores se pregunten: qu ha sucedido con otros campos de LA geografa humana frente a estos giros? El libro no ofrece respuestas a este interrogante porque no se pretenda asumir la meta meritoria pero inalcanzable de la exhaustividad de campos del saber aeografico. Si se considera que la produccin del conocimiento es una labor colectiva, entonces no sera difcil considerar que pueden producirse otras obras que den respues-tas a todo lo que aqu no se llega a abordar. se es el sentido de fondo de la obra, iniciar una reflexin que otros podran continuar en otras obras.

    Por otro lado, estos captulos, si bien ni pretenden ni podran agotar la disciplina, consideramos que ofrecen pistas sucintas que pueden ser de gran utilidad para repensar espacialmente diversas problemticas del mundo actual. En ltima instancia la teora (no slo en la geografa. sino en todas las ciencias sociales) surge de la interpretacin del mundo emprico y encuentra su destino al producir nuevas interpretaciones de otros fragmentos del mundo. As, por ejemplo, las geografas de gnero ofrecen un prisma enriquecedor para analizar la pobreza, que usualmente no slo ha sido analizada aespa-cialmente (con nfasis econmico). sino tambin sin diferencias de gnero ni de genera-cin. De igual forma, la perspectiva de la geografa urbana aqu desarrollada podra ser una ventana para proyectarla N. desde all comprender diversas situaciones urbanas de violencia y miedo, que tan frecuentes se han hecho en las ciudades actuales. O de igual forma podra contribuir a darle inteligibilidad a distintas situaciones y escenarios urba-nos de la discriminacin del otro diferente. De manera semejante, el tratamiento de los espacios domsticos aqu planteado podra constituir un acervo terico para penetrar en el estudio de otros espacios domsticos, y a travs del potente mecanismo de la ana-loga llevar a esos otros mundos domsticos interrogantes que emergen del estudio de Collignon, no para hallar lo mismo sino para hacer surgir lo especfico. De hecho, los gegrafos que han estudiado los espacios de los homeless o SDF,' muchas veces han tomado los rasgos propios del espacio domstico occidental y burgus como la metfora para confrontar esos otros espacios domsticos que un sujeto puede reconfigurar en la calle o en el espacio pblico. stos son slo unos pocos ejemplos que destacamos en cuanto a la potencialidad de estos desarrollos tericos y terico-metodolgicos parcia-les, para abordar espacialmente diversas aristas del complejo mundo actual.

    Todos los captulos reflexionan a partir de un mismo punto de partida los giros en la geografa humana, sin embargo, las diferencias propias de cada campo estudia-do se hacen insoslayables. En algunos campos, muy instituidos y muy apegados a las dimensiones materiales, los giros han encontrado ms resistencias. En otros campos menos construidos, los giros pudieron florecer rpidamente porque han venido a cons-tituir en ocasiones el enfoque desde el cual el campo de la disciplina se termin de cristalizar. Por lo anterior, cada captulo presenta una peculiar lectura del tema de los giros a travs de las especificidades del mismo. Esto no es una debilidad sino la expre-sin de la riqueza de la singularidad.

    Por otra parte, una geografa que gira tambin debe asumir el reto de reconocer las voces de sus autores y sus especificidades. Los giros en la geografa humana tambin implican reconocer que el autor es parte del texto. En las ciencias sociales en sentido amplio, actualmente sera difcil asumir la concepcin del texto como un producto en s mismo con independencia de su autor. Todo autor est inserto en diversos contextos, ha

    6. SOF: sin domicilio fijo.

    LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 19

  • Alicia Lindn y Dame! Hiemaux

    integrado en su pensamiento a otros autores y sostiene debates con otros. As, las caracte-rsticas intelectuales propias de cada autor llevan a cada texto de esta obra colectiva por diferentes caminos para construir el conocimiento. Unos con un discurso muy prximo a la realidad geogrfica, otros con discursos ms distanciados del fenmeno emprico, y ms cercanos a la reflexin filosfica. Unos con una discusin epistemolgica ms some-ra, otros con debates ms profundos en este mbito. Algunos focalizan los actuales giros de finales del siglo xx de manera directa, mientras que otros optan por llegar a ellos como resultado de un largo devenir del pensamiento geogrfico. Esa heterogeneidad tambin se expresa en los diferentes estilos de escritura de los autores: textos ms extensos, textos ms breves; textos ms elaborados, textos ms inconclusos y provocadores, textos con fundamentacin muy fuerte en otros pensadores previos y otros con pocas referencias a obras precedentes, al menos pocas referencias explcitas, ya que implcitamente siempre en un discurso estn contenidos muchos otros que lo precedieron.

    El reto de reflexionar y avanzar en los giros que imbrican las ciencias sociales y la geografa humana es una lnea de trabajo que apenas se inicia. Esta obra slo pretende constituir un eslabn en este camino, esperando que otras investigaciones sigan en esta senda que, sin concebirla como inagotable, an contiene muchas posibilidades para la renovacin del pensamiento cientfico en general, y geogrfico en particular. Por otra parte, cabe subrayar que mientras en numerosas obras recientes este asunto de los giros en la geografa humana se aborda de manera ms o menos general, este libro trata de aportar algo a esa reflexin pero particularizndola en diversos campos del saber geo-grfico. sin aspirar a recorrer todos y cada uno de ellos. De esta forma, la obra intenta encontrar un punto medio entre el carcter holstico que ha sido caracterstico de la geografa y lo especializado, asumiendo que esto ltimo emerge en la lnea de reflexin particular escogida los giros pero tambin en lo propio de cada campo del saber geogrfico estudiado.

    No se debera cerrar esta presentacin sin destacar la relacin de trabajo que se estableci con todos los autores de esta obra a lo largo de dos aos. Lejos estamos de haber llegado a una simple recopilacin, ms bien se ha tratado de un dilogo fecundo con todos y cada uno de los autores de tal suerte que el libro es autnticamente un producto colectivo. De igual forma es necesario agradecer a nuestra Casa Abierta al Tiempo, la Universidad Autnoma Metropolitana en su Unidad Iztapalapa, yen particu-lar al rector de la unidad, Dr. Javier Velzquez Moctezuma, as como al Coordinador General del Consejo Editorial de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Iztapa-lapa, Dr. Gustavo Levva Martnez, por sus muestras de apoyo en el proceso editorial, as como el inters por todo nuestro trabajo en torno a la geografa humana. Asimismo, nuestro clido agradecimiento a la Editorial Anthropos, que reitera el inters por pro-fundizar en el pensamiento espacial, as como por difundirlo extensamente en Ibero-amrica. En particular, nuestro ms sincero agradecimiento a Esteban Mate, que ha sido un gran interlocutor y amigo en todo este proceso.

    PARTE PRIMERA

    20 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA

  • LOS GIROS TERICOS: TEXTO Y CONTEXTO

    Alicia Lindn Universidad Autnoma Metropolitana, lztapalapa, Mxico

    La geografa humana de las ltimas tres dcadas est inmersa en un conjunto de trans-formaciones tericas, epistemolgicas y metodolgicas que venimos denominando de manera genrica giros >: el giro cultural, humanista, relativista (Garca Ramon, 1999; Smith, 1992; Pile y Thrift, 1995). A su vez, estos giros que se han instalado en la discipli-na se vinculan con otros giros de la teora social, como el lingstico, pragmtico, semi-tica narrativo, interpretativo, biogrfico, pictrico... La propuesta de este libro re-flexionar y analizar el devenir de la teora geogrfica en trminos de ese conjunto de giros enfatiza el cambio de direccin en la forma de estudiar la relacin espacio/socie-dad o la dimensin espacial de lo social, para emplear la conocida frmula de Jacques Lvy (1994) y tambin de la geografa social francesa reciente (Veschambre, 2006).

    En un primer nivel estos giros ponen en tela de juicio las formas de producir cono-cimiento geogrfico, es decir, las categoras y conceptos geogrficos de los que nos vale-mos para descifrar las variadas y complejas relaciones de las sociedades con el espacio. Sin embargo, esto tambin trae consigo la puesta en cuestionamiento de lo que puede ser conocido geogrficamente. As, los giros en la geografa humana replantean las posi-bilidades y formas de comprensin del mundo al atreverse a iluminar rincones de la realidad que no haban cobrado inters para el conocimiento geogrfico. Por ello, los giros de la disciplina aun sin proponrselo han venido a poner en vilo la definicin de las fronteras del mundo, al ampliar el objeto de estudio de la geografa.

    Estos replanteamientos se pueden leer al menos en dos registros, que difcilmente se podran deslindar uno del otro: el terico y el metodolgico. En cuanto a lo terico, replantear la posibilidad de comprensin del mundo espacialmente supone el recono-cimiento de que, con ciertas aproximaciones tericas instituidas y refinadas en la disci-plina, algunas dimensiones de ese mundo, ciertos niveles yio fragmentos, podran re-sultar inaccesibles al conocimiento o al menos permanecer en la penumbra. Con rela-cin a lo metodolgico, se observa que el replanteamiento de las formas de conocer necesariamente trae consigo una revisin de las estrategias metodolgicas para acer-carse a la realidad misma y descifrarla. En otras palabras, la ampliacin del mundo geogrfico nos enfrenta al problema de cmo estudiar lo que anteriormente no tena estatuto geogrfico.

    LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 23

  • Alicia Lindn Los giros tericos: texto y contexto

    Algunos ejemplos de aspectos espaciales del mundo sobre los que los giros han puesto en discusin las posibilidades geogrficas de comprenderlos pueden ser los espa-cios domsticos, los espacios de la intimidad o el cuerpo mismo, entre muchos otros. Siempre ha existido el espacio corporal, y es algo propio del ser humano la configura-cin de las coordenadas espacio-temporales a partir del propio cuerpo. Se podra argu-mentar que al menos desde el nacimiento de la geografa moderna (en la segunda mitad del siglo xrx), de alguna forma tanto los espacios domsticos como los de la intimidad han sido parte del mundo, a pesar de que estos espacios han presentado diferencias en los mundos urbanos y rurales, as como en los diversos grupos sociales: no se puede negar que no era (ni es) semejante el espacio domstico rural que el urbano, o el espacio domstico de los sectores urbanos medios que el de los sectores populares urbanos, por mencionar unos ejemplos. Ms all de esas diferencias innegables, queremos sealar que en muchos contextos existe. y ha existido desde largo tiempo, alguna forma de espa-cio domstico. Algo semejante aunque bastante ms restringido se podra plantear respecto a los espacios de la intimidad. La presencia de este tipo de espacios desde hace ms de un siglo no impide reconocer que en la actualidad han cobrado mayor importan-cia en la vida social por todo lo relacionado con la instauracin social del individuo:

    De esta forma, lo relevante de este ejemplo para pensar los giros de la geografa humana radica en que, a pesar de la existencia de ambos tipos de espacios (domsticos y de la intimidad) desde el pasado y de su acrecentamiento reciente, nuestra disciplina no les ha otorgado relevancia geogrfica y; por lo mismo, resultan invisibles para las aproximaciones geogrficas legitimadas.'- Como derivacin de lo anterior, la geografa no se haba preguntado sino hasta hace poco tiempo cmo estudiar este tipo de espa-cios. Por ello, no contamos con preguntas tericas especficamente geogrficas sobre la comprensin de stos, ni mucho menos con estrategias metodolgicas para darles inte-ligibilidad, excepto algunos avances muy recientes desarrollados por gegrafos que asu-men inquietudes como las de este libro, de bsquedas innovadoras. ste es el caso de Batrice Collignon (2001) y Jean-Francois Staszak (2001) 3

    para el mbito particular de los espacios domsticos.

    Si esto ha ocurrido con los espacios de los que la geografa no haba relevado su existencia, no menos oportuno resulta preguntarnos por lo ocurrido con aquellos otros espacios largamente estudiados por la disciplina: los giros han permitido observar fen-menos y preguntarnos por ellos, cuando con anterioridad a este movimiento del pensa-miento geogrfico se estudiaban esos espacios pero slo en ciertos aspectos, parcial-mente. Esto se puede constatar, por ejemplo, en el caso de los espacios tursticos, en los que, en virtud de los giros, la geografa parece redescubrir cuestiones antes no adverti-das (Hiernaux, 2006).

    Algo semejante podra plantearse para el caso del espacio urbano, que en ciertas dimensiones resultaba invisible para el gegrafo urbano. Por ejemplo, se podra obser-

    1. Respecto a la instauracin del individuo nos remitimos a una obra clsica como la de Norbert Elias (1990). Otra igualmente fundamental y referida de manera directa a la ciudad y la vida urbana es la de Rerny, Voy y Servais (1991a y b).

    2. Hablamos de invisibilidad en el sentido en el que la planteara Odette Louiset (2001) en su anlisis de las ciudades: en trminos terico-metodolgicos.

    3. Sobre este tema de la omisin de los espacios domsticos en la geografa se puede consultar el trabajo de Batrice Collignon en este libro. En sentido ms amplio nos remitimos a la obra de Collignon y Staszak (2004),

    24 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA

    var esto con relacin al espacio callejero de las ciudades que es apropiado como lugares de residencia: la residencia en la calle no es un fenmeno nuevo, aun cuando actualmen-te recrudezca en ciertas ciudades. Por otra parte, la geografa urbana siempre ha estu-diado el espacio de las calles, aunque no en trminos de residencia, sino con referencia a temas como la circulacin, la valorizacin del suelo urbano, la localizacin de activida-des econmicas... Sin duda alguna, las calles muchas veces (por no decir casi siempre) han albergado mucho ms que la circulacin. Sin embargo, recin con los actuales giros de la disciplina que rompen esquemas muchas veces aceptados pero pocas veces dis-cutidos algunos gegrafos comenzaron a plantearse sistemticamente cuestiones como el estudio de las calles como residencia (a veces fija y semi-fija, en ocasiones mvil) de ciertos urbanitas cada vez ms identificados como hotneless (Sommerville, 1992), otras veces denominados SDF (sin domicilio fijo) (Zeneide-Henry, 2002):

    Continuando con las ciudades, se podra observar una circunstancia parecida con respecto a los espacios de la nocturnidad: la geografa urbana parecera haber estudiado la ciudad diurna, como si la ciudad nocturna slo fuera la ciudad del Horno dortnierzs, el espacio urbano desierto, silencioso e inmvil. Dicho de otra forma, se abordaba el asun-to como si la ciudad diurna fuera toda la ciudad. No es difcil advertir que esta forma de proceder de la subdisciplina ha hecho invisible geogrficamente ms o menos la mitad de la ciudad.' Algo semejante podra plantearse para muchos otros espacios objeto de estudio de la disciplina desde tiempo atrs.

    En el contexto anterior, los giros han venido a producir cambios en los horizontes que le permiten a la geografa descubrir y preguntarse por espacios que anteriormente no eran ni siquiera observados geogrficamente, y tambin descubrir ms espesura y profundidad en otros espacios estudiados con anterioridad pero slo analizados en unos niveles y no en toda su densidad.

    Al mismo tiempo es necesario subrayar que estas transformaciones en la disciplina no resultan de manera autnoma y ajena al mundo. Tal como lo plantea Jacques Lvv en este libro, no se producen por una evolucin interna de la geografa. Ms bien surgen en el dilogo de nuestra disciplina con otras ciencias sociales y, al mismo tiempo, frente a la necesidad de comprender las transformaciones del mundo mismo. Estos giros de la geografa humana buscan respuestas al devenir cambiante de las sociedades contempo-rneas y su relacin con el espacio.

    4. Cabe observar que la expresin en ingls hace referencia a la falta de hogar de estos sujetos, en tanto que el nfasis de la expresin francesa radica en la ausencia de un domicilio fijo. Sin duda alguna, la afirmacin de que estos sujetos no poseen hogar podra ser discutible si se ampla el concepto de hogar. En este sentido, parecera que la expresin francesa podra ser ms pertinente porque coloca l ausencia en un concepto de fuerte contenido formal, como es el domicilio. Sin embargo, un paso ms en la reflexin permite observar que tambin puede resultar insatisfactoria si se considera que en muchas ocasiones estos sujetos poseen un lugar fijo en el cual habitan, aun cuando sea una calle, un parque, un rea verde, una estacin de trenes... En espaol no se ha acuado an una expresin propia, tal vez porque llegamos al tema ms tarde y eso nos da la posibilidad de advertir los lmites de las otras expre-siones y, por lo mismo, no logramos una que sortee exitosamente las advertencias previas.

    5. As como algunas voces destacadas de las geografas de gnero, como la de ktaria Dolors Garca Ramon, han expresado que la geografa ha estudiado la mitad de la humanidad asumiendo que se estudiaba a tos seres humanos, de igual forma, desde la perspectiva de la nocturnidad, se podra plantear que slo se ha estudiado la mitad del espacio urbano el diurno como si fuera todo el espacio urbano.

    6. En este aspecto nos remitimos al texto de Claval en este libro.

    LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 25

  • Alicia Lindn Los giros teoncos texto y contexto

    Con el contexto previo v a fin de repasar muy esquemticamente algunas de las lneas de fuerza ms destacadas en torno a los mencionados giros, a continuacin pre-sentamos, primero, un apartado en el que se recapitula de manera muy somera sobre estos giros en las otras ciencias sociales. Este apartado slo aspira a constituir un esque-ma bsico que pueda acompaar las lecturas de los siguientes captulos. Una revisin crtica y a fondo de estos giros en las ciencias sociales constituira en si misma una empresa intelectual mayor, que necesariamente va ms all de los objetivos posibles del captulo y de la obra misma. Luego, en un segundo apartado, se presentan de manera igualmente esquemtica e inevitablemente incompleta algunas de las formas de apro-piacin de estos giros en la geografa humana de las ltimas tres dcadas.

    Los giros en las otras ciencias sociales

    En las ciencias sociales y la filosofa contempornea las hiedes transformaciones sociales del siglo xx, sobre todo de las ltimas tres dcadas del pasado siglo, han sido acompaa-das de nuevos discursos, renovadas propuestas tericas, a veces identificadas como pensa-miento posmoderno, otras veces como pensamiento postestructuralista, otras como pen-samiento critico y en no pocas ocasiones como nuevas visiones subjetivistas y constructi-vistas. Todas esas teoras, que desde un ngulo u otro han intentado dar cuenta de las sociedades actuales, han venido a constituir un contexto que ha ido penetrando en la geografa humana de manera creciente.' Si bien toda esta efervescencia terica ha genera-do tensiones entre diversos rumbos y horizontes posibles por ejemplo, mientras unos proclamaban la muerte del sujeto (Jameson, 1991; Foucault, 1968), otros defendan el regreso del mismo (Touraine, 1997) y todava otros sostenan que el sujeto no tiene que regresar porque nunca ha partido (Castoriadis, 2007 [1975]) resulta enriquecedor que nuestra disciplina ya no siga el camino de aislarse de este devenir de la teora social, como lo hizo en otros tiempos, sino que por el contrario se haya involucrado activamente en l, aun cuando esto le haya implicado fragmentacin interna y numerosos dilemas. En ltima instancia, todo ello es favorable porque es expresin de haber superado los tiempos en los que la disciplina pareca moverse exclusivamente por procesos de evolucin inter-na, al margen del resto de las ciencias sociales.

    En ese contexto del pensamiento contemporneo de la segunda mitad del siglo xx, en notoria ebullicin, resulta pertinente ubicar un hito: el giro lingstico nacido en la dcada de los sesenta en la filosofa contempornea de la mano de autores como Ludwig Wittgenstein (en su segunda poca), Richard Rorty, John Austin y John Searle sin duda alguna puede ser reconocido como la piedra angular de estas transformaciones de las ciencias sociales (Rorty, 1998 [1967]). Uno de sus principales mritos radica en ha-ber permitido el cuestionamiento y la superacin del pensamiento representacional, que conceba de manera bastante directa y simple la relacin entre la conciencia y el mundo exterior que es objeto de esa conciencia. En pocas palabras, este giro de la filoso-

    7. La posibilidad de comprender el devenir de la geografa dentro de otros contextos, como el de la filosofa contempornea y el de las ciencias sociales, es una forma de revalorizar la perspectiva herme-nutica segn la cual un texto cobra sentido dentro de un contexto. En este caso, la geografa es el texto y las otras ciencias sociales son el contexto. Dicho sea de paso, esto muestra una relacin fuerte entre nuestra disciplina y las restantes ciencias sociales, relacin que no siempre ha estado presente.

    fa contempornea mostr la relevancia que adquiere el lenguaje en esa relacin entre la conciencia y el mundo exterior

    As, a partir del giro lingstico la comprensin del vnculo entre el mundo interior y el mundo exterior pudo dejar atrs los esquemas dualistas y dicotmicos que haban prevalecido durante largos aos. Con el giro lingstico, el lenguaje deja de ser aquello que est entre el yo y la realidad, para pasara ser aquello que construye tanto el yo como la realidad (Scavino, 1999). De esta forma el giro lingstico replanteaba la concepcin de la realidad y del conocimiento. Se abra en las ciencias sociales el camino hacia las visiones construct ivistas.

    Si estas ideas fueron rechazadas inicialmente en la filosofa no poda esperarse que la geografa las admitiera presurosamente. cuando el sesgo materialista y objetivista ha dado el tono a la disciplina durante largos aos. En este sentido cabe recordar el sealamiento de Claude Ratlestin: da geografa es vctima de su evidencia' (Raffestin, 1986). 'lo es difcil advertir que en estas palabras la evidencia no refiere sino a las formas espaciales. Aun as, con su sesgo materialista, la geografa tampoco pudo quedar totalmente al mar-gen de lo que este movimiento gener en las ciencias sociales contemporneas.

    Una de las expresiones derivadas directa o indirectamente del giro lingstico es el pensamiento que ha venido a constituir el denominado giro pragmtico. En este caso, el nfasis se ubica en el estudio de los actos del habla en la perspectiva desarrollada inicialmente por Austin (1990) y continuada por Searle (1994 y 1997). John Austin deve-l el error de considerar que los enunciados expresados por las personas slo describen los estados de las cosas, mostrando que los enunciados tambin hacen el mundo. As, este autor desarrolla el concepto de actos del habla entendidos como prcticas. Asimis-mo, se muestra que el lenguaje ordinario o natural da cuenta de grupos y comunidades sociales de pertenencia. De esta forma, la relacin entre el lenguaje y los grupos sociales de pertenencia adquira relevancia. Por su parte dentro de este giro Searle estudi de manera particular los actos ilocutorios, es decir, aquellos que se hacen al hablar. En este camino el autor puso el foco de anlisis en la intencin como por ejemplo pedir algo, ordenar, sugerir, interrogar, para lo cual el hablante elige palabras especficas.

    Otra vertiente del giro lingstico es el denominado giro pragmtico-trascendental. Uno de los aportes ms relevantes es el de Habermas, para quien el lenguaje posee un doble carcter es emprico, ya que nace del cmulo de experiencias histricas particula-res, y [tambin] es trascendental, ya que contiene categoras y esquemas que permiten darle forma y estructura al mundo (Berthier, 2006). Por ello, en esta propuesta el nfasis radica en las condiciones que permiten el acuerdo intersubjetivo v lingstico respecto a la validez de lo que dicen (Habermas, 1987) los participantes en una relacin interpersonal. . Desde los aos noventa, en las ciencias sociales se postula de manera cada vez ms

    frecuente la importancia de la imagen en la construccin del conocimiento (Sartori, 1998; Arfuch, 2002b). En esta sintona Casanueva y Bolaos (2009) plantean la existen-cia de un giro pictrico entendido como un acercamiento transdisciplinario para el cual el papel de la imagen se constituye en una fuerza clave para comprender las sociedades contemporneas. Un planteamiento semejante se expres en la obra de Frederic Jame-son (1999) cuando observ que las sociedades posmodernas se caracterizan por la ex-pansin de la cultura de la imagen la estetizacin que constituye la ideologa del consumo del capitalismo actual, caracterstica del fin o la disolucin del sujeto protago-nista y constituyente (Jameson, 1991). Michel Maffesoli con diferentes races intelec-tuales, ms cercanas al sujeto tambin forma parte del pensamiento posmoderno que

    26 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 27

  • Alicia Lindn Los giros tericos: texto y contexto

    destaca la relevancia creciente de la imagen y lo esttico en las sociedades contempor-neas (1993).

    Todo lo anterior fue produciendo en el conjunto de las ciencias sociales un movi-miento que termin siendo identificado como giro cultural. Sera muy simplista asumir que el giro cultural desemboc en las perspectivas subjetivistas v del sujeto. Ms bien ocurri lo contrario, sobre todo en sus inicios. El giro cultural que se impulsa a la luz de las teoras posmodernas y postestructuralistas contribuy a deconstruir la perspec-tiva de la autonoma y la creatividad individual (planteada con anterioridad a este giro por las teoras subjetivistas. interaccionistas y la fenomenologa schutziana...). Como lo ha advertido Rustin (2006: 42), una vez que los atributos individuales han sido remitidos al contexto cultural, el individuo termina siendo analticamente slo un residuo carente de inters para esas aproximaciones. Ms relevante an resulta reconocer que las visio-nes ms radicales ligadas al giro cultural y al lenguaje terminaron por omitir al individuo, al concebir la realidad social como enteramente estructurada, construida vio producida desde la discursividad, las palabras, los signos, la cultura. El individuo no quedaba muy lejos de aquella conocida expresin crtica de Harold Garfinkel (1967) respecto a las perspectivas (estructural-fu ncionalistas), que reducen el actor a un idiota cultural.

    No obstante, en la efervescencia de las ltimas tres dcadas del siglo xx algunas voces dentro del giro cultural y el pensamiento posmoderno comenzaron a interesarse de manera creciente por los procesos de individuacin as como por el sujeto. Todo ello contribuy a abrir otros senderos en los que la discursividad, las tramas de significados, la subjetividad adquiran todo su potencial a la luz de la singularidad ]

    de cada individuo dentro de un mundo social que lo configura pero al cual tambin el sujeto transforma. Del individuo se pas al actor y del actor al sujeto social. As, el inters por el sujeto y la subjetividad renace en las ciencias sociales desde los aos ochenta (Touraine, 1997; Giddens, 1995 y 1997; Gergen 1991: Joseph, 1988...). Y ello parecera haber contribuido al redescubrimiento de la biografa en las ciencias sociales aun cuando el hallazgo haya sido tardo. Tal como lo plantea Michael Rustin (2006): las ciencias sociales slo recien-temente advierten la importancia de la biografa, mientras en las humanidades todo lo biogrfico siempre tuvo centralidad. No hay que olvidar que en los aos setenta Roland Barthes al influjo del regreso al sujeto, segn Dosse (2007) se aboca a las biografas y, como era usual en l, acua el neologismo, en este caso, de biografema: una serie de destellos de sentido que conforman una historia pulverizada del narrador, de un pintor, de un poeta (Barthes, 1977: 17).

    Si las ciencias sociales como la sociologa (Rustin, 2006) se han demorado en reconocer el valor de la biografa como aproximacin a la realidad social, la situacin de la geografa humana en lo biogrfico est mucho ms rezagada. La geografa humana ac-tualmente apenas dispone de estudios aislados en los que se revaloriza la biografa como enfoque o aproximacin a la realidad geogrfica (Garca Ramon, 2003; Lindn, 2008).

    Este redescubrimiento de la biografa es terico, es epistemolgico y tambin es un giro metodolgico. Algunos autores tales como Rustin (2006) desde el pensamiento social anglosajn, o bien Leonor Arfuch (2002) desde el pensamiento latinoamericanolo han denominado expresamente giro biogrfico. El historiador Francois Dosse

    ha-

    8. La referencia a la singularidad se refiere a las formas en las que lo social se especifica en una vida particular Por ello, lo singular no es sinnimo de lo particular. Ms bien es una mediacin entre lo social y lo individual.

    28 LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA

    bla de una explosin biogrfica ocurrida desde principios de los aos ochenta, tras un constante desprecio por parte del saber erudito, sin duda demasiado relacionado con esa parte acordada a lo emotivo y a la intensificacin de la implicacin subjetiva (Dos-se, 2007: 211.

    En esencia este giro biogrfico ha permitido comprender la emergencia de lo social en la singularidad de las biografas, al mismo tiempo que destaca el carcter holstico de la persona. Y dado que las biografas sobre todo se pueden comunicar al otro contndo-las, el giro biogrfico ha venido articulado con el giro narrativo. Este ltimo advierte sobre la centralidad de la reconstruccin narrativa de lo vivido, mostrando que la trama de significados se termina de configurar despus de la experiencia, cuando esa experien-cia es contada, es puesta en palabras. Como dijera Brunner (1988), la narrativa es una forma de construir la realidad.

    Sin lugar a dudas, el giro narrativo no ha sido ajeno al giro interpretativo que se plantea el problema de acceder a las tramas de significados que dan cuerpo a toda na-rrativa o relato y que orientaron la accin, a veces como significados manifiestos y en otras ocasiones como francamente latentes.

    As, los giros biogrfico, narrativo, interpretativo y subjetivo han colocado en el centro de estudio al sujeto con su capacidad creativa y tambin con las sujeciones al mundo social del cual forma parte, Es el sujeto en esas tensiones quien construye y reconstruye lo social a travs de la accin (las prcticas) y sus significados, as como tambin por medio de la discursividad sobre su hacer en el mundo y de las motivaciones de la accin.

    De alguna manera se podra considerar que estos giros han movilizado, han cam-biado la orientacin, en dos cuestiones que algunos autores como Alexander han reconocido como la clave para comprender las diferencias entre las diversas teoras sociales. Estas dos cuestiones son el concepto de orden social y el de accin social, que subyacen en casi todas las teoras sociales, y que muy pocas veces se hacen explcitos. En este sentido Alexander ha advertido que las posibilidades de comprensin del mundo que ofrecen las teoras difieren segn conciban a la accin social como interna al sujeto, emotiva, idealista, sensible, subjetiva, normativa, no-racional, voluntaria; o bien si la conciben como externa al sujeto, en busca de la eficiencia, materialista, objetiva, instru-mental. egosta y racional. En cuanto al orden social, segn este autor, el dilema estar en que las teoras lo conciban como lo que genera el control colectivo, como externo al individuo v previo a la accin; o bien, como la posibilidad de libertad, como algo interno a los individuos y negociable entre las personas (Alexander, 1989: 15-26).

    En la ltima dcada, estos giros mltiples con los diversos matices que van ad-quiriendo en las diversas disciplinas sociales y segn distintas filiaciones tericas pa-recera que siguen convocando crecientemente a la reflexin de los cientficos sociales. Por ejemplo, en Amrica Latina ya se han realizado tres encuentros internacionales que han llevado por ttulo (y temtica general) Los giros tericos, en todos los casos con un espritu transdisciplinario explcito. El primero se realiz en Crdoba (Argentina) en el ao 2006. En 2008 se realiz el segundo encuentro internacional sobre el mismo tema, en Ciudad de Mxico.9 Y a inicios de 2010 tuvo lugar el tercer encuentro de la misma convocatoria en la ciudad de Buenos Aires.'

    9. http://svmvv.propuestaeducativailacso.org.ar/evento.php?id= 7&num= 29 lO. lutp://girosteoricosbuenosaires.blogspot.com/

    LOS GIROS DE LA GEOGRAFA HUMANA 29

  • Alicia Lindn Los giros tericos: texto y contexto

    Los giros y la geografa humana

    En este devenir; algunas ideas de fuerte peso en la teora social v la filosofa contempor-nea al menos para aqullas de sensibilidad posmoderna. o bien subjetivista como la deconstruccin y la narratikizacin del mundo." han arribado a la geografa humana planteando desafos no menores. Un ejemplo son los planteamientos de deconstruir el saber geogrfico acerca del mundo lo que autores como Vincent Berdoulay (2000) sue-len denominar los relatos geogrficos o la deconstruccin del saber dominante (Collig-non, 2001), as corno tambin la deconstruccin del saber cartogrfico (Farinelli, 2007; Hadev, 2005; Minca, 2002). En todos los casos, los alegatos a favor de la deconstruccin geogrfica encuentran su razn de ser en lo que esos saberes legitimados han ocultado.

    En cada campo de la geografa humana estos giros han adquirido diferentes mati-ces, aunque en trminos generales implican la construccin de un nuevo cuerpo terico en torno al espacio en dilogo con lo producido sobre el asunto por las otras ciencias sociales (Lvv, 1999).

    Al mismo tiempo, estos giros en la geografa humana suelen otorgarle una renova-da central idad al sujeto/actor. El redescubrimiento del sujeto/actor/individuo ha consti-tuido uno de estos giros de la geografa humana, y necesariamente supone un acerca-miento a la sociologa (al menos a aqulla sensible al actor), aunque tambin a la psico-loga social, a la antropologa. Asimismo, algunos destacados gegrafos involucrados en este giro hacia el sujeto insisten en que slo parcialmente ha sido logrado, en cambio extensamente ha sido anunciado (Debarbieux, 1997; Gumuchian et al., 2003). Otra cues-tin relevante al respecto es que este giro geogrfico hacia el sujeto en estricto sentido no es uno sino varios con matices entre unos y otros. Tal vez seria un exceso de esquematis-mo intentar perfilar algunos de los caminos que adquiere este giro en la disciplina. Mencionamos algunos, pero sin pretender agotar el giro hacia el sujeto en ellos.

    Posiblemente habra que reconocer que las geografas que giran hacia el sujeto encuentran un momento fundacional en la naciente geografa social francfona de los aos sesenta. En particular merece recordarse la clebre expresin de Rene Rochefort, con la cual se abra este camino: la geografa social comienza con la inversin del orden de los factores [entre el espacio y la sociedad], una inversin del inters (Rochefort, 1963: 20). La geografa social francfona actual con todas sus vertientes (Di Mo, 2000; Schet, 1998; Ripoll, 2006; Veschambre, 2006) tambin podra incluirse en este giro hacia el sujeto, que ha venido a sintetizarse en la frmula la dimensin espa-cial de lo social. Por ejemplo, Di Mo y Bulon han sealado recientemente: La geo-grafa no se puede contentar con tomar en cuenta a los grupos sociales, tambin debe anclarse en el sujeto, el individuo, la persona, el actor (2005: 39).

    Otra de las formas de girar hacia el sujeto se relaciona con el cuestionamiento de la racionalidad instrumental. Yen particular est presente en las perspectivas herederas de la geografa econmica. ste es el caso del camino geogrfico en torno al estudio de los sujetos emprendedores, como se plantea en el captulo de Roco Rosales.

    11. La narrativizacin es aquella forma de interpretar el mundo (o sus fragmentos) en la cual se omite la identificacin del sujeto que interpreta. De esta forma, esa omisin le otorga a la interpreta-cin un carcter casi universal e indudable. Este concepto de nanativizacin puede iluminar la com-prensin de diversos territorios y territorialidades. Por ejemplo, Alicia Lindn lo aplica con relacin a los suburbios y periferias (2007a).

    Otra perspectiva con cierta afinidad con esta ltima es la que en la geografa se ha desarrollado a la luz del desarrollo local. En estas geografas del desarrollo local se ob-serva una relevante apropiacin de la figura del actor desarrollada en la sociologa, que es replanteada con relacin a las identidades territoriales, la proximidad social, las ac-ciones orientadas a proyectos locales innovadores que terminan constituyndose en acciones colectivas. Uno de los mritos de estos acercamientos radica en la concepcin del territorio como aquello que permite cristalizar c producir sinergias entre los actores, sus acciones colectivas, las identidades para que de all emerja lo local y el desarrollo loca! (Klein. 1997 y 2006; Klein y Fontan. 2003 v 2004).

    Otra perspectiva geogrfica derivada del inters en el sujeto/actor es la desarrollada por Gumuchian acerca del actor tenitorializado. Uno de los mayores mritos de esta propuesta se halla en la inmersin en la teora social (Giddens, Bourdieu, Goffinan) y el desarrollo de la propuesta geogrfica que busca los puntos medios entre las aproxima-dones constructivistas de raz interaccionista y las constructivistas ms estructuralis-tas. Al mismo tiempo, el acercamiento al actor territorializado aspira a mediar entre los planteamientos metodolgicamente ms holsticos acerca del sujeto histrico (de races post-marxistas) y otros planteamientos ms anclados en el individualismo metodolgi-co (Gumuchian et al., 2003),

    De igual forma cabe subrayar que en trminos generales las geografas de la vida cotidiana constituyen en s mismas un giro hacia el sujeto y a veces tambin hacia su subjetividad (Berdoulay y Entrikin, 1998; Di Mo, 1999). En algunos casos, estas geo-grafas de la vida cotidiana se interesan particularmente por las trayectorias espacio-temporales, los proyectos institucionales y las prcticas espaciales, recuperando la tra-dicin anglosajona de la lime Geography (Pred, 1981).

    Las geografas de corte constructivista constituyen otra perspectiva de este giro hacia el sujeto. Por ejemplo, los trabajos de Michel Lussault (2007), que conciben al sujeto situado y se plantean que no es suficiente con reconocer que las prcticas constru-yen el espacio. Se requiere dar un paso ms adelante para comprender cmo es que las prcticas construyen el espacio (Lussault y Stock, 2010). De igual forma, otra parte del giro geogrfico hacia el sujeto ha destacado la dimensin cultural para la comprensin del espacio (Philo, 1991, 1999; Duncan y Ley, 1993).

    An cabe subrayar que otra forma de girar hacia el sujeto es aquella que lleva a profundizar la dimensin sensible y la experiencia espacial misma (Buttimer y Seamon, 1980; Tuan, 1975, 1976, 1977). Todo ello se concreta en formas variadas de abordarlo segn las temticas en estudio. Por ejemplo, las geografas del miedo son una de estas vertientes que giran hacia el sujeto abordndolo en su vida cotidiana, no slo en trmi-nos de prcticas espaciales sino tambin de sentidos y significados otorgados a las prc-ticas y a los lugares en los que se despliegan.

    En general, estos giros hacia el sujeto han impulsado el inters por reconocer y comprender lo inmaterial como parte de la realidad geogrfica. Posiblemente, la magni-tud de esta transformacin slo se puede dimensionar si se recuerda que en la geografa ms legitimada lo inmaterial nunca haba adquirido una clara relevancia, tal vez por el peso que han tenido las formas espaciales en la conformacin del pensamiento geogr-fico. En este sentido, a inicios de los noventa, Nigel Thrift hablaba de la hegemona de la cultura en las ciencias sociales y en la geografa (1991: 144) como un cambio, una ruptu-ra con algo pre