314
i 1 ( O C ->}O ' ) ; í w ARIEL GEOGRAFÍA t 'j Director: . > J. V ilá V alentí «T fCVC i ( ( V (. v O (. ) \ ¡ ^11 (C.05S) i*\e.6i 0^061 / i y / RICARDO MÉNDEZ y FERNANDO MOLINERO ESPACIOS Y SOCIEDADES Introducción a la Geografía regional del mundo EDITORIAL ARIEL, S. A.

MENDEZ y MOLINERO, Espacios y Sociedades. 1ra ed 1984.pdf

  • Upload
    kordybe

  • View
    1.085

  • Download
    183

Embed Size (px)

Citation preview

  • i 1 ( O C ->} O' )

    ; w A R IE L G E O G R A F A

    t 'j D irecto r:

    . > J . V i l V a l e n t

    TfCVC

    i

    (

    (

    V

    (.

    v

    O

    (. )

    \

    ^11 (C .0 5 S )i * \ e . 6 i0 ^ 0 6 1

    /

    iy/

    RICARDO MNDEZ y FERNANDO MOLINERO

    ESPACIOS Y SOCIEDADES

    Introduccin a la Geografa regional del mundo

    EDITORIAL ARIEL, S. A.

  • j\ 9 l . ( C , 0 3 5 )

    * K)L5j \iC- i

    - i

    I

    \

    1* edicin: noviembre 1984

    1984: Ricardo Mndez y Fernando Molinero

    Derechos exclusivos de edicin en castellano reservados para todo el mundo:

    c I9S4: Editorial Ariel, S. A.* Crcega, 270 - 08008 Barcelona

    ISBN: M-3M-344I-5 *1

    Depsito legal: B. 35.053 -1984

    Impreso en Espaa

    Nir.junz partf de esta publicacin, incluido el deiSo t la cubierta, jmede ser Tepnxtvda, almacenada o iransmmda en maoere algvcu ni pox r.ingiin medio, j* ca elctico, qumico, mecnico, ptiro, de grabadla 0 de

    fotocopia, sia pennu previo del ertttm.

    < r

    PRLOGO

    La antigua coleccin *Elcano, dedicada a a Geografa, ha sufrido una notable transformacin desde hace dos aos. Nos parece plausible expresarlo precisamente ahora, cuando han aparecido ya varias obras que res* ponden, en distintos aspectos, a los nuevos objetivos de la coleccin. Entre ellas, la que tengo en esta ocasin el honor de presentar, Con lo dicho, queremos sealar que el cambio de ttulo actualmente Ariel Geografa va acompaado de unas modificaciones en la concepcin de la cotecci.

    Aun cuando seguimos manteniendo obras que han adquirido un buen prestigio entre el pblico interesado por la Geografa, en dos sentidos se ha orientado la modificacin que hemos apuntado: por una parte diversificar las traducciones, en un intento de incorporar a la bibliografa espaola la produccin de unas escuelas, o grupos geogrficos en la actualidad muy desarrollados, como es el caso de los anglosajones, o bien publicaciones relevantes de otros gegrafos poco conocidos en nuestro pas; por otra parte, potenciar la produccin original espaola, teniendo en cuenta la positiva evolucin que la Geografa ha presentado, en este caso, en los ltimos quinquenios.

    De acuerdo con el primer sentido sealado, hace unos pocos meses hemos publicado la traduccin de tos gegrafos polacos M. Potrykowski y Z. Taylor Geografa Uel transporte. Se trata de un trabajo poco conocido en Espaa e incluso nos atreveramos a decir en numerosos pases de Europa occidental, en razn de su idioma, y que, sin embargo, constituye una destacada novedad, por sus enfoques y contenidos; por otra parte, el libro se refiere a una rama geogrfica insuficientemente cultivada hasta el momento presente, a pesar de la trascendencia, dentro del mundo actual, del tema tratado. Creemos que el esfuerzo que la Editorial ha efectuado y a pesar de ciertas dificultades de traduccin y adaptacin que hemos procurado resolver en la forma que nos ha parecido ms correcta, sin pretender haber acertado en todos los casos se ver compensado por el servicio que la obra prestara al pblico espaol e iberoamericano.

    Dentro de la segunda lnea la de potenciar la produccin de obras originales de gegrafos espaoles se public, el pasado ao, el volumen I de la Introduccin a la Teora de la Geografa. Ahora, el presente libro contina dentro de esta misma lnea. Ocurra que la Geografa espaola ha presentado un notable desarrollo en varios sentidos ^profesorado, grupos de trabajo, publicaciones, desde mediados del sptimo decenio, har unos veinte aos. Tambin se ha acrecentado notablemente la diversidad informativa y metodolgica y la de los temas estudiados. Parece que elto deba haberse reflejado en un aumento de tratados y manuales originalmente espaoles, hecho que ciertamente no se ha producido* El mercado sigue ofreciendo, por completo o casi por completo, traducciones de obras extranjeras, en particular de autores franceses.

  • ESPACIOS Y SOCIEDADES

    A pesar de la calidad de un buen nmero de las obras ltimamente aludidas claridad expositiva, escogido material grfico y bibliogrfico estas publicaciones suden presentar, para el lector espaol e hispanoamericano, varios defectos inherentes a su origen. Este hecho est claro si tenemos en cuenta, tos ejemplos que ellas aducen, nunca o casi nunca correspondientes a nuestras reas, a bibliografa citada e incluso la misma terminologa, todo ello de gran importancia respecto a la correcta formacin del estudiante o simplemente en lo que respecta a una conveniente orientacin del lector interesado. Por otra pane, ciertos hechos subrayados por los autores forneos apenas tienen representacin, o carecen de ella por completof en nuestros pases. La falta de referencias a las realidades propias, tas carencias de anlisis de nuestros entornos, el vaco estadstico y cartogrfico, el silencio respecto a la produccin espaola e iberoamericana pueden llegar a constituir graves dficits. En ocasiones, con curiosas reper- cusiones, como ocurre en ciertas obras propias, en as que se cita a lejanos autores> a veces de difcil, e incluso prcticamente imposible, consulta y se silencia en absoluto, o casi, los ms cercanos.

    * * *

    Una excepcin a la carencia de manuales o tratados geogrficos originales de autores espaoles lo constituye la Geografa universal o regional, la que pretende mostrar la diversidad de la superficie terrestre a travs de parcelas singulares, de pases o estados polticos. Es la que se llam significativamente Geografa descriptiva, en el sentido de que intentaba mostrar las caractersticas de dichas reas a travs de unas descripciones, as corno la Historia lo haca a travs de unas narraciones.

    Las necesidades de la enseanza especialmente han motivado la aparicin, en nuestro pas, de varias obras orignales. Con frecuencia, el carcter descriptivo era predominante; en un buen nmero, exclusivo. Slo escapaban a estas caractersticas algunas publicaciones que, desde mediados de siglo, pretendan mostrar unas conexiones entre el medio fsico y las realizaciones humanas, de acuerdo con la renovacin conceptual de la Geografa propia del primer tercio de nuestra centuria.

    De esta forma, la claridad formal y de fondo aumentaba notablemente respecto al montono e invertebrado cuadro con frecuencia, repetimos, puramente descriptivo de las obras anteriores. Claridad que se conformaba ya a partir de una ordenacin temtica de los materiales que se iban presentando aunque a veces desembocando en presentaciones rgidas y carentes de personalidad y que alcanzaba una mayor profundidad cuando se consegua mostrar unas relaciones explicativas.

    Desde el sexto decenio, algunos gegrafos espaoles se plantearon el proble'tna de una presentacin de pases que respondiese a unos conjuntos significativos y que no aludiesen puramente a la pertenencia a un determinado continente. Se inicia as una cierta teorizacin en los estudios de Geografa regional, a esta escala universal, que va a mostrar una indudable fecundidad. Un primer paso se dar tras el reconocimiento de unas relaciones de los distintos pases con as zonas climticas correspondientes, tal como hemos sealado en nuestra Introduccin a la Teora de la Geografa de esta misma coleccin (vase especialmente captulo 10). Que yo sepa, unas explicaciones ancladas claramente en estos presupuestos no se darn en la universidad espaola y tan slo en algunos casos hasta finales del sexto decenio.

    PRLOGO 7

    Ricardo Mndez y Femando Molinero, actualmente profesores en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad de Valladolid, respectivamente, se formaron en el octavo dece?iiot en aquella fase de pleno desarrollo de la Geografa espaola a que antes hemos aludido. Durante un buen nmero de aos han explicado la Geografa regional del mundo o Geografa Universal, con o que la aplicacin de nuevos conceptos y la bsqueda de originales exposiciones didcticas cuenta ya, en su caso, con una larga y contrastada experiencia.

    El hilo conductor de su presentacin de pases van a ser los caracteres socioeconmicos que presentan las distintas partes del mundo. Economis< tas y socilogos debaten estos problemas desde el sexto decenio y existen ya unos resultados convincentes, en el camjfo de la Geografa, desde mediados de la dcada siguiente (vase, en esta misma coleccin, as obras de Fierre George y de Y ves Lacoste Panorama del mundo actual y Geografa del subdcsarrolJo).

    Ahora, expresada esta problemtica desde Espaa por tos profesores Mndez y Molinero y con una experiencia colectiva y personal de los conceptos y mtodos aplicados y utilizados, la obra presenta un notable y p o * vedoso valor para el pblico espaol e iberoamericano, No se traa tan slo de la existencia de utias determinadas innovaciones sino tambin, como antes sealbamos, de tas ventajas inherentes a ser la expresin de unas concretas necesidades y unas ciertas demandas culturales y cientficas.

    Lo que pudiramos Itamar el debate terico, que va a justificar este hilo conductor desarrollo-subdesarrollo que se mantendr a lo largo de toda la publicacin, se efecta en la primera parte del libro. En la segunda, se estudia las caractersticas geogrficas fsicas y especialmente socioeconmicas, como es lgico de las reas desarrolladas, presentando unos ceidos y valiosos anlisis monogrficos de tos casos de Europa occidental, Unin Sovitica, Japn, Estados Unidos y Australia-Nueva Zelanda. En la tercera parte, tras una exposicin tambin de conjunto de las reas sub- desarrolladas, se analiza las peculiaridades de China, Asia meridional, Asia sudoccidental y pases africanos; no puede extraar, claro est, que dentro de esta parte sean considerados con especial inters los pases ibero* americanos.

    Creo que esta publicacin representar una notable aportacin a un avance de tos estudios corogrficos, tan antiguos como la misma Geografa, en nuestros lares; se entiende dentro de la escala escogida, es decir, la m undial Y ello tanto por la metodologa y enfoques utilizados como por la acertada seleccin que de Ja abundante informacin se ha realizado. Pienso tambin que, por todo ello, el presente libro constituir una buena contri bucin a la renovacin de esta coleccin Ariel Geografa, dentro de los objetivos que la Editorial y nosotros mismos nos hemos propuesto, tal como hemos indicado en los primeros prrafos de estas pginas preliminares.

    O c tu b re 19&4J . ViiA Valent

  • Doble es ciertamente la Geografas una Genera), otra Especial. Aqulla considera la Tierra en conjunto explicando sus varas partes y sus caractersticas generales; sta, por su parte, la Especial, observando las reglas generales vuelve a estudiar la situacin de cada una de las regiones, ta divisin, los lmites y otras cosas dignas de conocimiento. Pero los que hasta el momento escribieron sobre h Geografa lo hicieron detalladamente slo acerca de la Especial y desarrollaron poco lo perteneciente a la General, descuidando y omitiendo muchas cosas necesarias, de modo que los jvenes, m ientras aprendan lo especial de esta disciplina, ignoraban en su mayor parte sus fundamentos, y a la misma Geografa apenas se le poda aplicar el calificativo de ciencia.

    (B. V a r e x o , 1650)

    *La ciencia es el descubrimiento de conexiones entre los hechos. En la conexin, el hecho desaparece como puro hecho y se transforma en miembro de un sentido. Entonces se le entiende. El sentido es la materia inteligible.

    (J. O r t e g a y G a s s e t )

    INTRODUCCIN*

    E ntre os objetivos de la Geografa, uno esencial es dar sentido al espacio en que vivim os, desde el m arco local, ms inm ediato, hasta el contexto m undial, cada vez m s prxim o e interdependiente. En ese es- fuerzo , las visiones de conjunto han pecado con frecuencia de excesivo descriptivism o, fa ltas precisam ente de ese sentido, de ese argum ento integrador que racionalizase la sim ple acum ulacin de datos diversos v dispersos, contribuyendo asi a m antener una imagen de la disciplina, dentro del cuerpo social, frecuen tem ente identificada con form as de conocim iento precientfico*

    En este con texto , resulte significativo que , siendo una materia de estudio om nipresente en todos los niveles de enseanza, desde la E.G.B. a la Universidad, la Geografa Regional del M undo conozca hoy h cierto desprestigio entre los profesionales y en el conjunto de la sociedad. A potenciar esta contradiccin contribuye la escasa bibliografa disponible en espaol, que , adems, m antiene en general un carcter enciclopdico, desarrollando un catlogo de pases en el que , de form a reiterat i v a s e yuxtapone a descripcin de su m edio fsico, poblacin y actividades econmicas, com plem entada a veces con una divisin regional.

    La presente obra intenta ofrecer una visin diferente, no slo preocupada por actualizar los contenidos y la in form acin , sino, ante todo, por incorporar algunas de las novedades m etodolgicas desarrolladas en las ltim as dcadas al servicio de una explicacin geogrfica integrada de! espacio m u n d ia l Junto a ello, tam bin se ha prestado particular atencin al tra tam iento de algunos de os hechos m s relevantes que caracterizan nuestra realidad presente, a m enudo relegados en os estudios precedentes .

    Con estos ob jetivos, el estudio se estructura en tres unidades. La prim era in tenta levar a cabo una consideracin general sobre el m arco terico , es decir, sobre los supuestos bsicos que fundam en tan el anlisis posterior, partiendo de la evolucin de la disciplina para llegar a defin ir los criterios en os que se apoya la divisin regional adoptada. Se ha rechazado la divisin tradicional por continen tes y pases en aras del establecim iento de grandes con jun tos regionales con clara personalidad geogrfica . Las dos restantes se dedican a analizar las estructuras y la dinm ica espacial de cada uno de ellos, integrndolos en dos m bitos de caracteres opuestos y evolucin divergenter com o son el m undo del desarrollo y del subdesarrolto, cuya trascendencia actual parece fuera de toda duda. La bsqueda de una identidad propia para los sucesivos con jun tos regionales, el establecim iento de un hilo conductor que des-

  • 10 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    tacase los elementos esenciales en cada caso, ha sido siempre un objetivo esencia!. Esto justifica la utilizacin de esquemas no reiterativos en el tratamiento de los captulos, sino, por el contrario, la seleccin de aquellos aspectos que, en nuestra opinin , mejor ayudan a explicar las estruc* lures espaciales bsicas de cada conjunto a la escala que aqu se emplea, lo que dota al texto de una trama argumenial, discutible como es lgico, pero manifiesta.

    Este trabajo podr ser calificado por algunos como de divulgacin. Sin duda lo es, si por divulgacin se entiende la recopilacin y actualizacin de contenidos, sintetizando informaciones de procedencia muy diversa, al servicio de una explicacin geogrfica integrada del espacio mundial. Este carcter no slo no nos parece un demrito, sino, por el co7iirariot un difcil objetivo a conseguir. E l rpido y desigual desarrollo de las ciencias ha ido abriendo un vaco creciente entre la energa intelectual dedicada a la concepcin de nuevas ideas y mtodos de invest- gacin, y la empleada en su difusin, con lo que se ha establecido una disociacin progresiva entre ambas. En nuestro pas, esa situacin es evidente en o que se refiere a la Geografa. La labor de investigacin realizada desde ios departamentos universitarios no guarda relacin con la vtsceto que de la disciplina sigue manteniendo el conjunto de la sociedad. S: para una amplia mayora de los espaoles la Geografa sigue ofreciendo un tipo de conocimiento meramente descriptivo, memorstico y aburrido, empeada en hacernos aprender nombres o cifras perfectamente intiles y, por ello, resulta claramente marginada, mucho se deber a la escasa labor de los gegrafos, poco atentos a ofrecer una visin coherente y crtica sobre la organizacin del espacio> de los espacios, en que todos vivimos.

    Racionalizar ese espacio, marcar las coordenadas bsicas en que se mueve su apropiacin, explotacin y organizacin en las distintas regiones del mundo, es objetivo ms que suficiente para esta obra.

    PRIMERA PARTE

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA GEOGRAFIA REGIONAL

  • rC a p i t u l o I

    LOS FACTORES DE ORGANIZACIN TERRITORIAL A ESCALA PLANETARIA Y LA DIVISION REGIONAL DEL MUNDO

    1. I n t r o d u c c i n

    El proceso del conocimiento humano est basado en ct empleo de abstracciones, entre las que la nocin de regin viene a ser una de las usadas tradiciunalmcnte con mayor frecuencia en geografa.

    Su consideracin obligada en una obra que pretende analizar la organizacin y el dinamismo internos de espacios regionales a una escala determinada, se enfrenta a dos dificultades iniciales que es preciso mencionar. En prim er lugar, una simple aproximacin superficial a la literatura geogrfica sobre el tema nos sita en presencia de un concepto complejo y frecuentemente ambiguo, empleado para describir realidades muy diversas y que, adems, ha estado sometido a profundos cambios en relacin con la evolucin seguida por el pensamiento geogrfico en su conjunto, que tambin ha hecho variar la metodologa empicada en su anlisis. Un segundo aspecto relacionado con el anterior es la peculiar valoracin de los estudios regionales dentro de la disciplina y a lo largo del tiempo: si durante dcadas constituyeron el eje central y la esencia misma de los estudios geogrficos, hasta el punto de poderse hablar de una identificacin entre ambos, en el ultimo cuarto de siglo han conocido un innegable retroceso, que en ocasiones se traduce en un rechazo explcito por parte de gegrafos insertos en las nuevas corrientes de renovacin.terica. La confusin que, an hoy, se establece en ocasiones entre la geografa regional y la geografa tradicional, que llega a desbordar el m bito terico incorporndose a las estrategias corporativas dentro de la comunidad cientfica, sigue suscitando posiciones encontradas.

    Por contra, y frente a la relativa crisis de las obras regionales en geografa, se ha producido en los ltimos aos una revitalizacin de su inters para el conjunto social y, consecuentemente, en la demanda de este tipo de obras, que ha pasado a ser cubierta en buena parte por otras ciencias sociales como la economa o la sociologa, que han incorporado la dimensin espacial en poca relativamente reciente. Fenmenos como la constitucin del Estado de las Autonomas, la evolucin hacia la Europa de las regiones o el impacto generado hoy por el desarrollo de organismos supranacionales como la Comunidad Econmica Europea, plantean a la Geografa el reto de afron tar de forma nueva

  • 14 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    interrogantes que han. estado presentes durante buena parte de su evolucin.

    En estas circunstancias, y antes de abordar el anlisis de cada una de las entidades regionales definidas, parece necesario trazar una breve evolucin de los estudios regionales en geografa particularmente de los vinculados a la geografa universal que justifique su situacin p re sente, as como los criterios de delimitacin y e! tratam iento adoptados en nuestro caso.

    Aplicando aqu las palabras de Harvey, es claro que cualquier anlisis es estril a menos que tenga un objetivo. ste puede no estar claramente explicitado, estar implcito y basta estar muy borroso. Pero sin una no* eiii de lo que estudiar, no puede haber geografa ni, por cierto, conocimiento alguno... Por lo tanto, no podemos proceder sin tener un objeto, y definirlo se traduce, aun transitoriam ente, en adoptar una posicin filosfica especifica con respecto a la propia geografa (Harvey, D., 1983, 29; vase la cita bibliogrfica completa al final del texto).

    2. E v o l u c i n d el c o n c e p t o y l o s e s t u d io s r e g i o n a l e s e x G e o g r a f a

    a) La tradicin corogrfica anterior a nuestro siglo

    Desde la Antigedad, una parte im portante de los estudios considerados geogrficos se orient a la descripcin de lugares y pases, prximos o remotos, dentro de una tradicin secular que arraiga en !a concepcin de la disciplina como descripcin de la Tierra.

    Este conjunto de relatos agrupados bajo el calificativo de corogrficos se contrapone desde sus orgenes a la geografa matemtico-astronmica, que considera la Tierra como un astro y se interesa sobre todo por establecer los principios generales que sirven como base al levantamiento cartogrfico. La heterogeneidad de sus contenidos iniciales, en donde lo mtico y lo histrico se entremezclan con la descripcin de las cos-

    ' tumbres, los rasgos tnicos, la organizacin poltica la localizacin de accidentes fisogrficos, se ir concretando con el paso del tiempo, en particular desde el Renacimiento, momento en que conoce tambin un fuerte auge en relacin con los descubrimientos y exploraciones de nuevas tierras. De este modo, y una vez, ms, las descripciones geogrficas que salen a la luz narrando viajes o sintetizando las informaciones disponibles de mercaderes, militares y exploradores, muestran, ms all de su valor meramente informativo o de cualquier preocupacin cientfica, un claro sentido utilitario en relacin con los objetivos comerciales o de conquista de determ inadas potencias europeas, lo que justifica al propio tiempo el inters que despiertan.

    El mbito de anlisis preferente en estas obras suele tom ar como base las fronteras polticas, en particular desde el surgimiento de los Estados modernos, con lo que la geografa descriptiva se convierte progresivamente en una geografa de pases, agrupados por lo comn en continentes, caracterstica que ha pervivido en lo esencial hasta la actualidad

    c e c r a f l * d e s c r i p t i v a - g e o g r a f a r e g i o n a l 15

    con escasas variaciones y que justifica la secular identificacin al menos hasta la aparicin de la obra de Ratzel entre los calificativos de descriptivo y poltico aplicados a los estudios geogrficos (Mndez, R.-Molinero, F., 1984).

    Incluso aquellas obras que abarcan territorios ms reducidos que el del Estado emplean con frecuencia criterios de identificacin y diferenciacin poltico-adminisLratvos (condados, ducados, obispalas...}, bien actuales o pasados, lo que introduce en nuestra disciplina el concepto de regiones histricas, en estrecha vinculacin con el de regiones polticas. Se concibe asi la regin como una construccin un el tiempo, enraizada en la conciencia colectiva, con lo que se apuntalan las tendencias historicistas en los estudios geogrficos.

    En cualquier caso, es significativa la fidelidad de los gegrafos a los marcos territoriales establecidos con criterios ajenos, limitando su labor a describir aquellos elementos que los sigularizan, lo que pone de manifiesto la falta de concepciones alternativas en la definicin de los objetos geogrficos. La an hoy frecuente identificacin popular de nuestra disciplina como una gua ms o menos detallada sobre las caractersticas paisajsticas, econmicas, demogrficas, etc., de los pases del mundo, parece hundir sus races en ese pasado remoto, y manifiesta las fuertes inercias que han atenazado su evolucin terica, plasmadas tambin en su decreciente valoracin social.

    El prim er avance significativo en la definicin de regin desde pers^ pectivas geogrficas se producir en la segunda mitad del siglo xix, coincidiendo con el desarrollo cientfico de la propia disciplina y su institu- cionalizacin acadmica (Capel, H., 1981, 83 y sigs.).

    La fuerte influencia de las ciencias naturales desde Humboldt, que apunta hacia una redefinicin de la geografa como estudio de las intcrrelaciones hombre-medio, junto al deseo de afirmar el carcter cientfico y a la vez especfico de los estudios geogrficos, se plasman eri la bsqueda de criterios de regionalizacin diferentes los histricos o a la artificialidad de los polticos, que presenten adems un mayor valor didctico.

    De esle modo, surge y se desarrolla la nocin de regin natural, en coherencia con la primaca que el determinismo ambiental im perante otorga al medio como factor de organizacin espacial y base explicativa, en ltimo termino, de la Historia.

    Si en un prim er momento las divisiones realizadas consideran tan slo uno de los elementos de sLe medio como clave diferenciadora (por ejemplo, las cuencas hidrogrficas), el concepto ir adquiriendo progresivamente \ina mayor complejidad al incorporar nuevos componentes (biogeogrfcos, geolgicos, climticos...), hasta perm itir la identificacin de espacios integrados en los que se supone que las condiciones ecolgicas determ inan las formas de vida y ocupacin de los grupos humanos que los habitan. En palabras de Ratzel, el territorio, siempre el mismo y siempre situado en el mismo lugar del espacio, sirve de soporte rgido a los humores, a las volubles aspiraciones de los hombres, y cuando se les ocurre olvidar este sustrato les hace sentir su autoridad y los recucr-

  • 16 ESPACT0S Y SOCIEDADES

    da, mediante serias advertencias, que toda a vida del Estado tiene sus races en la tierra. Regula los destinos de los pueblos con ciega brutalidad. Un pueblo tiene que vivir sobre el territorio que le ha tocado en suerte, tiene que m orir en l, tiene que soportar su ley (Ratzel, F., 18S8-99, 12).

    En los anlisis a escala mundial cobrarn particular auge las divisiones climticas, bien de base zonal como las realizadas por Herbertson a principios de siglo, bien utilizando otros criterios como, por ejemplo, los de Penck, que relacionando tem peraturas y precipitaciones llega a distinguir tres grandes tipos de regiones en el globo: las hmedas, las nivales y las ridas. De este modo, se singularizan una serie de conjuntos territoriales que superan el m bito estatal (el Asia monznica, los pases tropicales, la Europa m editerrnea, la Amrica andina*..), en donde el clima, o cualquier otro factor tomado como base, otorga una homogeneidad cuya importancia se m arca tanto en el paisaje como en las formas de organizacin tradicionales.

    Si la divisin del mundo en zonas climticas o cualquier otro tipo de regiones naturales supone un indudable avance en tanto los criterios escogidos tienen ya un valor explicativo e intentan plasmar las interrela- ciones existentes entre hechos fsicos y humanos (ViL Valent, J., 1983, 257), su significacin y valor operativo resultan bastante escasos. En un mundo en que la evolucin tecnolgica y econmica resulta cada vez ms rpida, los grandes contrastes existentes no parecen vincularse tanto a las peculiares condiciones naturales como a la diferente capacidad de las sociedades para dom inar y organizar su territorio en relacin con los valores e intereses dominantes en cada momento y las fuerzas materiales disponibles. La reivindicacin de la regin como espacio humanizado, con lmites y dinamismo no coincidentes con los de orden fisiogr- fico, exigir, pues, una reorientacin de los estudios regionales en geo* grafa.

    b) La cristalizacin de la geografa regional

    El rechazo del determinismo positivista que alcanza a la geografa desde finales de la segunda dcada de nuestro siglo se constituir en el vehculo esencial de esa renovacin, comenzando entonces lo que ha dado en llamarse la etapa clsica o regonalista.

    Ante la negacin de la unidad metodolgica de las ciencias y la contraposicin tjue ahora se impone en tre ciencias fsicas y hum anas o sociales, llega a peligrar la propia identidad de la Geografa como disciplina especifica y nica, a caballo entre ambos tipos de saberes. En estas circunstancias, su definicin como m ateria que estudia la diferenciacin de reas en la superficie terrestre, es decir, las regiones, adems de otorgarle un objeto propio de anlisis, le asegura su supervivencia cientfica y acadmica (Capel, H., 1981, 338).

    Sin en trar en consideraciones respecto a las diferentes escuelas que desarrollan en esos aos los estudios regionales sobre supuestos no total

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA - GEOGRAFIA REGIONAL 17

    mente coincidentes, el aspecto ms relevante desde nuestra perspectiva lo constituye la decantacin, a lo;,largo de tres dcadas, de un esquema conceptual y metodolgico de matiz claram ente idiogclico que ha llegado a convertirse en clsico, cualquiera que sea la escala de anlisis considerada.

    La regin geogrfica, concepto diferente al de regin natural que gene' ram ente se aplica a un territorio de tam ao inferior al del Estado, se define ahora como espacio singular y nico en cuanto supone una asociacinparticular de elementos fsicos y humanos, que ha sido modelado histricamente, y cuya plasmacin m aterial es un paisaje determinado^

    Esta singularidad del hecho regional exigir, en consecuencia, un tratamiento individualizado en cada caso, no siendo aplicables para su comprensin .leyes o principios de carcter general en razn de que sim plifican abusivamente una realidad extraordinariam ente compleja y diversa. En este sentido, el gegrafo deber realizar una labor de sntesis Al adentrarse en su estudio, profundizando de modo especial en las relaciones que se establecen entre los grupos humanos que la habitan y su me- dio, y destacando los rasgos originales, lo que exige recurrir a conocimientos procedentes de disciplinas muy diversas.

    Los mritos indudables que contienen algunos de estos trabajos regionales, que Vil Valent identifica con la habilidad especial y la notable sensibilidad subjetiva de matizacin por parte de sus autores (Vil, J., 1983, 248), reflejan con bastante claridad la peculiar concepcin de una labor geogrfica entendida ms como un arte que como una ciencia en sentido estricto.

    Aun cuando no sea el m bito m undial la escala analtica ms utilizada, la cristalizacin metodolgica y la revalorizacin de los estudios regionales tendrn una evidente repercusin en las obras sobre geografa universal que se publican a partir de esos aos.

    Aunque tericam ente se integran dentro de la nueva geografa regional, puesto que consideran espacios delimitados e integrados de caractersticas complejas, en la prctica apenas se observan modificaciones de importancia respecto al tratam iento dado hasta entonces. La tradicional divisin del m undo en continentes y pases, com binada en ocasiones con la inclusin de algunas regiones naturales como m bitos in termedios, contina plenamente vigente, pese a que las fronteras polticas rompen con frecuencia unidades espaciales que desde el punto de vista geogrfico estn dotadas de cohesin. La resistencia al cambio y la per- vivencia de fuertes inercias en este sentido resulta claram ente visible en la bibliografa existente en castellano sobre el tema: desde la ya clsica Geografa Universal dirigida por Vidal de la Blache y Gallois, que comenz a traducirse en 1928, hasta las posteriores de Tern (1952), o las dirigidas por Vil Valent (1971) .y Casas Torres (1979) y sin considerar las numerosas enciclopedias de tem tica sim ilar, el mantenimiento de verdaderos catlogos de pases, en los que se intenta destacar lo especfico u original de cada caso, resulta una constante.

    Junto a la generalizacin de esta m ateria en los diversos niveles de enseanza, la principal aportacin en estos aos se relaciona con la

  • 18 ESPACrOS Y SOCIEDADES

    sistematizacin en el mtodo de anlisis empleado para caracterizar cada uno de los pases, que yuxtapone desde ahora una serie de apartados sucesivos sin apenas modificaciones segn el esquema:

    Medio fsico Historia y poblacin Actividades econmicas Divisin regional

    Si bien este orden impuesto en el tratam iento de la informacin pudo haber tenido en determinado momento alguna significacin implcita, su repeticin mecnica posterior y la consiguiente ausencia de la pretendida visin sinttica se constituyeron prontam ente en reflejo de las contradicciones existentes entre teora y praxis geogrfica.

    Las crticas a esta forma de hacer geografa que surgen desde distintos puntos a partir de mediados de siglo vendrn a sealar, junto al carcter excesivamente analtico del estudio por ficheros, la falta de criterios especficos en Ja delimitacin regional y el sentido excepciona- lista que impone la enumeracin de pases, frente a la bsqueda de principios explicativos de carcter general. En este sentido, la geografa universal jugar un papel activo en la progresiva identificacin del conjunto de la Geografa como disciplina exclusivamente escolar y acadmica, descriptiva, memoristica y con un cierto tinte enciclopdico, poco interesada por los problemas reales de la sociedad y de notable pobreza epistemolgica, calificativos que aplica Lacoste a lo que denomina la geografa de los profesores (Lacoste, Y., 1977).

    c) La renovacin de tos estudios regionales desde mediados de siglo

    La profunda renovacin terica y metodolgica que ha conocido la Geografa en su conjunto durante los trein ta ltimos aos no poda dejar de reflejarse en los esLudios regionales. De este modo, la aparicin y desarrollo de la llamada geografa analtica o teortico-cuantitativa en los aos cincuenta supondr un cucstionamiento inmediato, tanto del concepto de regin im perante hasta ese momento, como de su prctica concreta en los trabajos empricos de los gegrafos.

    La redefinicin del objeto geogrfico, y la prioridad ahora otorgada a la bsqueda de principios explicativos generales sobre la organizacin del espacio supondrn un cambio inicial en la valoracin del anlisis regiqpal, que deja de constituir un fin en s mitno para convertirse en complemento de l geografa sistemtica o general. Ya desde la obra pionera de Schaefer, la geografa regional se justifica en cuanto sirve como fuente de informacin (base para la elaboracin de hiptesis) y mbito de experimentacin o verificacin de las leyes y modelos elaborados por la geografa terica.

    Esta nueva visin de1 papel que juegan los aspectos descriptivos dentro de la disciplina es claram ente formulada por Bunge, considerando

    CBOGKAtA UtSCKU'TiVA - GiOKAriA RliGlONAI. 19

    que en geografa, como en cualquier o tra ciencia, existe una continua interaccin entre lgica, teora y hechos (descripcin). Ninguna puede estar separada de tas dems. Debido a su inseparabilidad, es absurdo mantener que una de las tres, en este caso la descripcin, sea "ms geogrfica que las dems. Las tres son geografa. El problema en geografa, como en cualquier o tra ciencia, reside en tra ta r de encontrar la forma ms econmica de ordenar nuestra percepcin de los hechos. En esta continua bsqueda de la eficiencia hay que preguntarse: dnde est el cuello de botella? Sin duda, hay que contestar que est en la construccin de teoras (Bunge, W., 1962, 8).

    La regin habr de explicarse, pues, a partir de los principios generales enunciados por las disciplinas sistemticas, o que desplaza el inters prioritario hacia la consideracin de los procesos y estructuras espaciales comunes a varias de ellas, en tanto los aspectos peculiares de cada entidad regional se interpretan ahora como anomalas que deben justificarse incorporando nuevas variables no incluidas en los modelos globales. La distincin entre espacios individuales y nicos, propuesta por el mismo Bunge, sustenta una reorientacin de la geografa regional, tanto en los objetivos como en la metodologa a aplicar: la regin se define como una combinacin individualizada, pero comparable a las dems, de elementos fsicos y humanos que se resume en una estructura, estando sometida a procesos comunes que formalizan su organizacin interna en cada momento. Desde esta nueva perspectiva, pueden entenderse posiciones que en apariencia resultan contradictorias como la de Smith, al afirmar que *Ia geografa regional contina con perfecta salud, aunque no suceda lo propio con la mayora de textos escritos bajo tal epgrafe (Smith, D. M., 1980, 39).

    Dentro de este mbito, la aportacin ms destacada que se realiza en esos aos se relaciona con la ampliacin del propio concepto de regin tal y como se entiende por la geografa. Si hasta entonces su identificacin espacial se basaba ,en la existencia de una cierta uniformidad, bien en sus rasgos fsicos o humanos, ahora se incorporan nuevos cri- terios.lPor influencia de la economa regional, pasa a un prim er plano la existencia de interrelaciones (econmicas, sociales, informativas...) que vinculan los distintos componentes de un territorio o diversos territorios entre s, generando una red de flujos a partir de la cual se formaliza una determinada estructura espacial!} Cabr hablar, por tanto, de regin cuando la unidad o cohesin funcional entre elementos y espacios heterogneos sustituya la existencia de uniform idad (Juillard, E., 1962).

    En este sentido, juntoTlas regiones homogneas o formales, definidas como espacios continuos, delimitados y diferenciados respecto a su entorno por la posesin de ciertos rasgos especficos que le otorgan una personalidad plasmada en formas concretas de organizacin territorial, se definen ahora las regiones funcionales o polarizadas?j

    Aun cuando ambos trminos no son estrictam ente sinnimos, podemos definirlas aqu como aquellas en que existen uno o varios polos o nodos que concentran la poblacin y las actividades, actuando pues como centros dominantes, en tanto el resto del territorio es funcional

  • 20 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    mente dependiente, actuando como abastecedor de factores productivos (fuerza de trabajo, alimentos, m aterias prim as y energa, capitales). Las relaciones de intercambio desigual que genera esta diferenciacin de funciones en el espacio se establecen a lo largo de unas redes de transporte y comunicacin de informaciones igualmente jerarquizadas, generndose las mximas densidades de flujos (materiales e inm ateriales) en las reas prximas a los centros principales, y disminuyendo desde aqu con la distancia.

    As pues, las regiones polarizadas son, por definicin, heterogneas, aunque dotadas de una cohesin funcional que perm ite delimitar con una

    cierta aproximacin su mbito territorial, en tanto reas de influencia respecto a unos centros dominantes, generalmente urbanos, que las organizan.

    La evolucin de las obras dedicadas a la geografa universal en estos ltimos aos es tan slo parcialmente coherente con los supuestos tericos aqu apuntados.

    Dentro de la bsqueda de divisiones regionales ms pertinentes desde una perspectiva geogrfica exigente, el progresivo desplazamiento de la geografa hacia posiciones ms prximas a otras ciencias sociales queda aqii reflejado en la prioridad que ahora se otorga a criterios socioeconmicos como base de diferenciacin. El proceso es observable ya desde los aos sesenta, pero se consolida en ia ltima dcada, cuando las llamadas corrientes crticas o radicales, en su preocupacin por aspectos como las relaciones sociales que subvacen en las formas espaciales, los fenmenos de dominacin, o las profundas desigualdades en la distribucin de ios niveles de bienestar, insisten en la particular incidencia del desarrollo o de los sistemas poltico-econmicos imperantes en la actual divisin del mundo.

    Obras como las de Blij (1971 y 1974), o Jackson y Hudman (1982), constituyen un enFoque nuevo que puede calificarse como de verdadera geografa regional del mundo. La identificacin en ellas de conjuntos territoriales de mbito generalmente superior al del Estado, justificados a partir de criterios objetivos, y la bsqueda en cada caso de una explicacin a bus rasgos esenciales a partir de los modelos elaborados por la propia geografa, contrasta con la pervivencia de geografas descriptivas tradicionales, remozadas formalmente en ocasiones pero sin variaciones significativas en los supuestos que las fundamentan, generando con ello un panorama bibliogrfico actual relativamente confuso. En Espaa, la nica de caractersticas similares, aunque con dimensiones y objetivos ms amplios, es la dirigida por Lluch (1981-1984).

    * .

    d) Geografa sistmica y anlisis regional:la regin como sistema espacial integrado

    Una de las aportaciones recientes que mayor inters y posibilidades de desarrollo en un futuro inmediato parece suscitar, ha sido la incorporacin de la Teora General de Sistemas al mbito de los estudios geogr

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA GEOGRAFA REGIONAL 21

    ficos a partir del articulo ya clsico de Ackerman (Ackerman, E., 1963), En su preocupacin por integrar los contenidos de las diversas cien

    cias mediante el establecimiento una lgica comn a todas ellas, la teora sistmica est permitiendo la decantacin de un amplio conjunto de conceptos, tcnicas analticas y de un lenguaje normalizado que, adems de contribuir a superar el creciente aislamiento entre las ciencias (lo que Ortega denomin la miseria del especialismo: el saber cada vez ms de cada vez menos), ha estimulado un desarrollo terico paralelo en diversos campos de investigacin al favorecer las transferencias interdisciplinarias. Para Von Bertalanffy, representa un amplio punto de vista que trasciende grandemente los problemas y los requerimientos tecnolgicos, una reorientacin que se ha hecho necesaria en la ciencia en general, en toda la gama de disciplinas que va de la fsica y la biologa a las ciencias sociales y del com portamiento, y hasta la filosofa. Con distintos grados de xito y de exactitud, interviene en varios dominios y anuncia una nueva visin del mundo que tendr repercusiones considerables (Von Bertalanffy, L., 1981, VIII-1X).

    Su reciente aplicacin a la geografa regional, aun cuando todava resulte incipiente y con escaso desarrollo emprico, puede contribuir a obtener una nueva visin del hecho regional que integre muchos de Jos elementos considerados ya con anterioridad, pero dentro de nuevas categoras tericas. Como apunta Dauphin, asimilando la regin a un sistema, el gegrafo posee un marco terico formal, lo que permite la creacin de una ciencia de las regiones (Dauphin, A., 1979, 30), al tiempo que favorece la colaboracin con otras disciplinas cientficas interesadas hoy tambin en estos temas.

    Una definicin de la regin como sistema espacial integrado, abierto y en equilibrio dinmico exige precisar en la medida de lo posible sus caractersticas:

    1," Toda regin supone un territorio delimitado y continuo, de extensin variable, caracterizado por una peculiar combinacin de elementos fsicos y humanos dotados de ciertos atribuios (tamao, forma..,), que le otorgan una personalidad propia y diferenciada. En este sentido, y junto a los atributos puramente materiales, hay que sealar la existencia frecuente de una comunidad cultural, de un sentimiento colectivo de pertenencia, que vincula a los hombres entre si y con el territorio que habitan.

    2 El espacio regional aparece dotado de cohesin, estructurado, por la existencia de estrechas interrelacones entre los elementos y territorios que la componen, de las que derivan su propia espeeiali2acin funcional y jerarquizacin, que definen el estado del sistema en cada momento. Esta compleja red de interconexiones puede reflejarse en una matriz de datos similar a la propuesta por Berry (fig. 1.1.), disponiendo en las filas las caractersticas o funciones, y en las columnas las diferentes unidades espaciales (Berry, B. J. L.,1964).Segn la imagen propuesta por Brunct, en cada lugar del espado regional existe una estructura vertical definida por las relaciones entre sus caractersticas fsicas, demogrficas, econmicas, socia-

  • ESPACIOS Y SOCIEDADES

    les, etc. A su vez, entre Los distintos lugares que componen una regin existen relaciones ms o menos intensas que definen su estructura horizontal. La regin se configura por la articulacin de ambos tipos de estructuras: rcgonalizar consiste en encontrar, sobre la base de las estructuras verticales, un vinculo entre lugares, o un orden en el conjunto de relaciones horizontales (Du- molard, P., 1975, 94).T.a regin es un sistema abierto, es decir, vinculado en mayor o menor medida a un entorno a travs de flujos constantes de en* tradas y salidas (inputs-outputs) que influyen sobre su organizacin interna. Esto supone una permanente relacin con el exterior, bien en forma de movimientos de mercancas, inversiones de capital, migraciones de poblacin, transmisin de informaciones, etc., en la que unas regiones juegan un papel dominante, en tanto otras actan como espacios dependientes, perjudicados por la existencia de un sistema de intercambios desigual.En otros trminos, puede apuntarse como hiptesis interpretativa que la divisin del trabajo es una de las claves esenciales de la diferenciacin a cualquier escala: toda regin es un espacio con funcionalidad definida dentro de un contexto ms amplio, en relacin con los recursos productivos de que disponga y su grado de accesibilidad respecto a otras reas (posicin geogrfica, infraestructuras fsicas y tcnicas..,).El carcter de sistema abierto justifica que la regin no alcance nunca la estabilidad, apareciendo por el contrario en constante evolucin. Es, por tanto, un complejo espacial construido en el tiempo a lo largo de la Historia en relacin con el propio de- sarrollo de la sociedad que lo sustenta, de sus fuerzas productivas y de las relaciones de produccin imperantes.Las transformaciones que se producen en el interior de cada regin no afectan por igual ni con la misma rapidez a todos sus elementos (a distribucin del poblamiento es, por ejemplo, ms duradera que la de los cultivos o las industrias, aun sin llegar a la lenta evolucin de las condiciones ecolgicas), siendo tambin discontinuas en el tiempo, pues a periodos de relativa estabilidad Ies suceden otros de cambios acelerados y profundos. Esto complica extraordinariamente el anlisis y obliga a incorporar con frecuencia aspectos histricos en los estudios geogrficos.El grado de organizacin interna o de entropa vara notablemente de unas regiones a otras. En las reas desarrolladas, donde la circulacin es relativamente fluida y los intercambios son intensos, los espacios regionales estn fuertemente especializados y jerarquizados. Por el contrario, uno de los rasgos geogrficos ma destacados de las reas subdesarrolladas es el bajo nivel de integracin espacial derivado del dualismo econmico que contrapone amplios territorios dominados an por economas agrarias orientadas a la auto&ubsistencia, con reas puntuales ocupadas por actividades que se destinan en gran parte a la exportacin. Este hecho, unido a la menor capacidad tcnico-econmica, puede justificar que en estas ltimas Jos factores fsicos, tnicos, etc., se constituyan an ocasionalmente en criterios de regionalizacin significativos. I-a regin es una realidad observable a diferentes escalas, en cuanto reas organizadas por los grupos humanos y dotadas de cierta

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA - GEOGRAFA REGIO CCAL 23

    cohesin. Segn esto, cualquier punto del espacio podr insertarse en regiones diversas segn la escala que se considere; c) grado de cohesin interna o de homogeneidad tender a evolucionar en razn inversa al tamao de la regin, aunque manteniendo los supuestos bsicos anteriores.Esto supone la posibilidad de dividir cualquier regin en subsistemas territoriales de menores dimensiones, interdependicntcs entre s pero con caractersticas y dinamismo propios.Desde esta perspectiva, un estudio tan global como el que corresponde a esta obra podr marcar, tan slo, unas claves interpretativas generales que sirvan de coniexto para anlisis ?ns pormenorizados, manteniendo el mismo esquema metodolgico.

    7.a Cada regin se diferencia de las restantes por la existencia de discontinuidades que generalmente adoptan la forma de reas de transicin o indeterminacin. De este modo, en cada una de ellas se identificarn unos espacios centrales o corazn regional, en donde se presentan con nitidez los rasgos que la personalizan, y unos mrgenes en donde se van desdibujando progresivamente has* ta llegar a confundirse con los de las regiones circundantes, tal como muestra la fig. 1.2.La frecuente necesidad de dibujar fronteras regionales precisas y de carcter neal obliga a introducir una cierta artificial ida d en la delimitacin. En estos casos, las fronteras polticas resultan de cierta utilidad por su papel limitador del movimiento e intercambio, facilitando con ello una mayor diferenciacin.En cualquier caso, lodo inlento de delimitacin regional incorporar obligatoriamente un componente subjetivo e intuitivo relac> nado con los presupuestos tericos de que se parte y el grado de conocimiento sobre la realidad que se analiza, pues ambos condicionan la seleccin de variables y umbrales significativos. Cuanto ms amplios resulten los conjuntos regionales a delimitar, mayor ser este componente ante las crecientes deficiencias en la informacin disponible.

    La revisin terica de los esludios regionales implica necesariamente una paralela transform acin metodolgica que supere la mera yuxtaposicin de elementos fsicos y humanos. Desde las afirmaciones precedentes, la consideracin de cualquier aspecto slo cobra verdadero significado en relacin con su funcionalidad dentro del sistema espacial en que se integra, es decir, nicamente a p artir de un contexto global cabe situar el lugar y la im portancia otorgadas a cada variable.

    En cada regin, pues, habr de darse prioridad al anlisis de sus estructuras bsicas o dominantes, las que justifican lo esencial de su organizacin y dinamismo, dejando en un segundo plano aquellas otras subsidiarias que cuentan con menor valor explicativo. Asi, por ejemplo, m ientras en regiones como Europa los procesos de industrializacin y urbanizacin son el motor esencial de las transformaciones acaecidas en el ltimo siglo y de las estructuras espaciales vigentes hoy, en otras como frica, las herencias vinculadas al modelo colonial de explotacin junio al papel ejercido por un medio tropical contrastado que impone

  • REGION X

    ATRIBUTOS hUNIDADES ESPACIALES

    h h nhh

    '3

    n

    Fig. 1.1. Matriz geogrfica de datos, segn Berry.

    Areas centrales

    Areas marginales de interpenetracin

    %Fg. 1.2. Delimitacin de los espacios regionales.

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA GEOGRAFA REGIOKAL 25

    an su rigor sobre unas sociedades con escasa capacidad tecnolgica, econmica y organizativa, pasan a ocupar un lugar preeminente.

    La geografa regional del mundo se define as como un estudio de carcter eminentemente selectivo y sinttico, frente a las pretensiones de exhaustividad que han caracterizado buena parte de las geografas descriptivas at uso.

    Aun cuando en el momento presente una utilizacin estricta del anlisis sistmico aplicado a la geografa regional del m undo no resulta an posible ante la persistencia de problemas tericos y de informacin no resueltos, el empleo de algunos de sus conceptos bsicos como hiptesis interpretativas de carcter general y la insistencia sobre las interrela- ciones espaciales frente a la simple descripcin analtica puede ofrecer una alternativa coherente dentro de la necesaria revisin crtica a la que se enfrentan los estudios regionales en la actualidad.

    Como ha sealado Harvey, el anlisis de sistem as nos provee de un cmodo mtodo para examinar problemas geogrficos. Pero para utilizar estos clculos necesitamos conceptos geogrficos que nos permitan hallar una interpretacin para este clculo en un contexto geogrfico (Harvey, D., 1983, 466), Slo los resultados de nuevas investigaciones empricas realizadas desde estos planteam ientos perm itirn avanzar en el camino iniciado, eliminando las falsas analogas y desarrollando una verdadera teora regional.

    3 . L a d iv i s i n r e g i o n a l d e l m u n d o y l o s c r i t e r i o s d e d e l i m i t a c i n

    Cualquier divisin regional implica el establecim iento de unos criterios significativos en relacin con la escala de anlisis utilizada, puesto que en cada caso la importancia relativa de unos y otros resulta variable.

    Junto a las evidentes limitaciones en lo que se refiere a la profundidad y complejidad del anlisis a realizar que impone la magnitud de los espacios aqu considerados, es preciso tener presente que sta tambin influye sobre la determinacin de los factores bsicos que otorgan personalidad propia a los conjuntos regionales. En este sentido, hemos considerado como condicionantes esenciales de la actual divisin regional del mundo:

    el nivel de desarrollo de cada sociedad el sistema politicoeconmico im perante la herencia histrieo-cultural las caractersticas del medio fsico

    a) Incidencia del nivel de desarrollo

    Partiendo de la consideracin del espacio regional como producto esencialmente humano, un prim er factor que diferencia el comportam iento de unas sociedades respecto a otras en lo que se refiere a la utilizacin del espacio que ocupa, es su nivel de desarrollo.

  • 26 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    Aun cuando el propio concepto de desarrollo resulta notablemente complejo y controvertido, tal como habr ocasin de comprobar en el siguiente captulo, vinculndose prioritariam enle desde nuestra perspectiva con la nocin de bienestar social, no puede dudarse que en su origen tiene una connotacin esencialmente econmica. En este sentido, la consideracin del nivel de desarrollo resulta de inters geogrfico puesto que influye, en prim er trm ino, sobre Ja mayor o menor capacidad de inversin y adquisicin de tecnologa a aplicar en la puesta en explotacin del territorio, y en la superacin de los condicionamientos impuestos por el medio.

    Al propio tiempo, se relaciona directam ente con el tipo de actividades dominantes, cada una de elJas sometidas a principios especficos de localizacin, con la importancia que alcanzan las desigualdades internas tanto en lo social como en lo espacial, y con el grado de integracin logrado entre los diferentes elementos del territorio. Por ltimo, el concepto de desarrollo aparece vinculado al tipo de relaciones que la regin mantiene con el exterior en el seno de la divisin del trabajo y del sistema de intercambios.

    Desde esta perspectiva, y aun cuando los trminos resulten bastante ambiguos, una divisin inicial del mundo se establece entre las reas desarrolladas y subdesarrolladas, contrapuestas no slo desde el punto de vista cuantitativo (niveles de renta, de produccin, de consumo...), sino sobre todo por presentar estructuras espaciales contrapuestas.

    b) La dualidad de sistemas poltico-econmicos

    Las caractersticas internas que presenta cualquier regin son un exponente de los objetivos, valores y contradicciones de la sociedad que vive en ella, si bien la heterogeneidad inherente a todo conjunto social obliga a matizar esta armacin inicial. De este modo, podr afirmarse la existencia de personas, clases y entidades con distinta capacidad de intervenir en el territorio, e incluso con intereses contrapuestos, por lo que ste reflejar en cada momento aquellos que resulten dominantes.

    Ahora bien, la competencia por el espacio que se establece entre los diferentes agentes pblicos y privados queda condicionada por el sistema politicoeconmico vigente en cada pas, que adems de fijar los mecanismos de asignacin del suelo, establece el marco legal en el que deben desarrollar sus estrategias, condicionando con ello una determinada relacin de fuerzas. Cada sistema tendr, por tanto, su propia lgica espacial.

    Aun cuando en el m undo actual existe una amplia variedad de modelos organizativos, todos ellos gravitan en torno a los dos sistemas esenciales definidos desde el prim er tercio de nuestro siglo; el sistema capitalista o de economa de mercado, frente al sistema de planificacin centralizada. Si el prim ero de ellos se caracteriza por la coexistencia de un gran nmero de agentes espaciales, en su mayora privados (los

    GEOGRAFIA DESCRIPTIVA-GEOGRAFA REGIONAL 27

    poderes pblicos juegan un papel subsidiario de importancia variable segn pases), la sujecin al mecanismo de competencia en el mercado y la consiguiente conversin del espacio en mercanca, en el segundo el Estado se constituye en agente prioritario, y la planificacin en mecanismo que formaliza los objetivos sectoriales y regionales a desarrollar junto a los medios que es preciso poner en juego para alcanzarlos.

    Combinando este criterio con el anterior, se obtiene una divisin inicial del mundo en cuatro grandes conjuntos espaciales:

    SISTEMAPOLITICOECONOMICO

    NIVEL DE DESARROLLO

    reas d e s a r ro l la d a s c a p ita lis ta s

    A rcas d e s a r ro l la d a s co n p lan if ic a c i n

    c e n tr a l iz a d a

    reas subdcsarrolladas capitalistas

    reas s u b d s s a r ro lla d a s co n p lan ificac i n

    c e n tra liz a d a

    c) La herencia histrico-cultural

    Todo territorio, salvo los de reciente ocupacin, presenta una componente histrica en su organizacin actual, es decir, se ha constituido a partir de estructuras espaciales previas surgidas en relacin con unas condiciones socioeconmicas diferentes de las actuales. Algunas de estas herencias, cuya evolucin sigue ritmos muy diversos segn los casos, pueden haber perdido su funcionalidad primitiva e incluso en trar en contradiccin con el contexto actual, pero se mantienen por inercia y exigen una consideracin diacrnica de los procesos que las generaron.

    Al propio tiempo, algunas regiones se definen tambin como espacios culturalmentc homogneos, en donde una comunidad de tradiciones, modos de vida, lengua, etc., cristalizados histricamente, se vincula a m o dlos similares de organizacin.

    Aun cuando el concepto de cultura y su aplicacin en geografa han sido muy discutidos, puede aceptarse inicialmente la definicin de Ca- val, para quien hablar de cultura es referirse a la vez a las representaciones, conocimientos, actitudes, preferencias, valores y todo lo que permite comunicarlas, com partirlas y difundirlas (Claval, P., 1981, 244). Desde esta perspectiva, la cultura supone una herencia comn que otorga cierta cohesin al grupo que la ostenta, al tiempo que supone una determinada form a de pensar el espacio: la geometrizacin de las formas urbanas o del espacio rural que preside buena parte de la colonizacin norteamericana, la estructura catica de la ciudad islmica, etc., re- fletan una concepcin dominante que ha dejado una profunda huella sobre el paisaje actual.

  • 28 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    No obstante, la influencia de los fenmenos histrico-culturales resulta muy diversa segn las regiones, siendo mxima all donde como en el Viejo Mundo ha tenido lugar durante siglos una lenta evolucin en los sistemas de creencias y valores colectivos que han permitido el desarrollo de iconografas regionales (De Blij, H. J., 1974, 7). A su vez, no todo espacio en que se inserta una com unidad cultural puede calificarse de regin; para ello es preciso que la cohesin y la funcionalidad internas, basadas principalmente en el establecimiento de flujos econmicos, sean suficientes.

    d) Ei desigual vaor de os condicionamientos ecolgicos

    Aun cuando la evolucin tecnolgica y econmica, particularm ente desde la Revolucin Industrial, ha reducido la influencia ejercida en otro tiempo por el medio fsico, salvo en sociedades de desarrollo muy incipiente, no puede negarse que las condiciones naturales siguen desenv penando un cierto papel como factor de diferenciacin interna en los espacios regionales.

    En prim er lugar, como fuente de recursos, las aptitudes que presenten suelo y subsuelo, junto a las ms o menos favorables condiciones climticas, generarn potencialidades distintas de particular incidencia sobre el desarrollo de las actividades agrarias y extractivas, e indirectamente sobre las relaciones industriales. De este modo, la evolucin contempornea haca una economa abierta y altam ente competitiva, base de la creciente especializacin productiva a escala nacional e internacional, tiende a vincular en ocasiones el tipo de actividad dominante con un entorno ecolgico que favorezca su elevada rentabilidad.

    Por o tra parte, como posible obstculo a los asentamientos o al desplazamiento de personas y bienes, el medio lim ita los espacios que pueden ser ocupados de forma estable y en condiciones de viabilidad econmica por los grupos humanos, dados los recursos tecnolgicos actualmente disponibles. Por ello, sigue estando vigente la distincin entre el ecmenc o espacio ocupado y transform ado por el hombre, y el anecmene, identificado con las reas afectadas por condiciones extremas de fro, aridez, calor y humedad, o altitud.

    Finalmente, las infraestructuras fsicas del territorio (topografa, clima, red hidrogrfica...) generan una distinta accesibilidad y facilidades para el intercambio, tanto interior como exterior, al actuar directamente sobre los costes de desplazamiento o transferencia, lo que ha condicionado a le largo de los siglos el desarrollo de economias abiertas o cerradas, con los modelos espaciales inherentes en cada caso.

    c) Personalidad geogrfica de las unidades regionales delimitadas

    La combinacin de estos criterios esenciales, junto con otros subsidiarios que sern mencionados en los diferentes captulos, ha perm iti

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA - GEOGRAFA JtEGIONAT, 29

    do la delimitacin de diez conjuntos regionales de tamao muy diverso en la superficie del globo, cada uno de los cuales presenta una cohesin interna o unos rasgos de uniform idad considerados suficientes para distinguirlo de los espacios circundantes y otorgarle una identidad geogrfica especfica.

    Los rasgos esenciales que definen cada una de estas regiones tal como aparecen delimitadas en la fig. 1.3, los que fundam entan sus estructuras espaciales bsicas y su funcionalidad en el contexto internacional, pueden sistematizarse tal como se hace a continuacin.

    Europa

    Se define inicalmente como una de las regiones ms humanizadas del globo, con un poblamiento antiguo y denso que ha sustituido en buena medida los_ paisajes naturales por o tros.culturales. Cuna de la Revolucin Industrial, ocup en los ltimos siglos un lugar preeminente en el concierto internacional, actuando como metrpoli dominante dentro del sistema colonial y foco difusor en lo referente a modelos de organizacin espacial. En el ultimo siglo, a los contrastes internos generados por el desigual impacto de los procesos de industrializacin y crecimiento econmico, se ha sumado la divisin e dos bloques, cada uno de los cuales se estructura hoy de modo diferente, en relacin a su sistema poltico-econmico.

    Unin Sovitica

    Con unos 22 millones de kilmetros cuadrados de extensin, su primer rasgo distintivo se relaciona con la escala de actuacin que imponen las grandes dimensiones. De este modo, la distancia acta limitando los contactos interregionales, en tanto el cinturn montaoso meridional y los hielos rticos han favorecido un cierto aislamiento exterior. Pero junto a las dificultades que impone un medio fsco contrastado en el que los rasgos extremos son frecuentes (fro, aridez, continentalidad...), el elemento que m ejor define la regin es el hecho de haber sido el primer pas en instaurar un sistema de economa planificada. Los nuevos objetivos, plasmados en formas espaciales tambin nuevas, se han aplicado en el contexto de un rpido proceso de industrializacin y colonizacin de los territorio^ orientales, que han transform ado por completo en poco ms de medio siglo el modelo territorial preexistente.

    China

    Tomando como base el secular dualismo existente en tre las densamente pobladas llanuras aluviales del este, vinculadas a la agriculiura intensiva de regado, y los desiertos interiores slo poblados por algunos gru-

  • rf

    *

    i>

    i

    I

    I

    }

    i

    *

    1

    t

    i

    3

    I

    3|

    >it

    Flg.

    2.

    3.

    Div

    isin

    re

    gion

    al d

    e!

    mun

    do.

    GEOGRAFA DESCRIPTIVA GEOGRAF A RLINAL 31

    pos nmadas, este pas de antigua y floreciente civilizacin se ha visto tambin profundamente transform ado a partir de la revolucin desarrollada en los aos cuarenta. Si en un principio el modelo poltico y de organizacin propuesto tuvo grandes semejanzas con e! sovitico Ja separacin ulterior permiLi el desarrollo de estructuras originales que otorgan al Estado ms poblado del mundo una evidente personalidad en el contexto mundial.

    Japn

    Regin de menores dimensiones entre todas las establecidas, y con elevadas densidades de poblacin, se constituye en la nica altamente industrializada de toda Asia, lo que justifica su individualizacin. En este caso, el modelo industrializador presenta rasgos originales como pueden ser su tardo comienzo (con la Revolucin Meij, en 1868), la fuerte concentracin empresarial desde sus inicios y, sobre todo, la dependencia exterior, tanto en lo que se refiere al aprovisionamiento de materias primas y energa para este archipilago volcnico de escasos recursos, como a la captacin de mercados, lo que justifica la aglomeracin de personas y actividades en el litoral. En estas franjas costeras es donde han surgido algunas de las reas urbanas ms congestionadas y dinmicas del globo, que convierten hoy a Japn en potencia econmica de prim er orden.

    Asa meridional

    Delimitadas por el cinturn montaoso ms elevado del planeta, y marcadas por la influencia dei clima monznico, este conjunto de pennsulas y archipilagos presenta, ms all de su innegable diversidad tnica y cultural, una serie de rasgos en comn entre los que la fuerte presin demogrfica sobre los recursos y el dualismo heredado de a colonizacin impuesta por los europeos el siglo pasado se combinan para generar un marcado subdesarrollo. Zona de conflicto por la convergencia de las reas de influencia respectiva de tres grandes potencias (EEUU, URSS, China), acentuado por sus propias contradicciones internas, ha conocido en las dcadas posteriores a la descolonizacin diversos procesos revolucionarios que han incrementado las actuales diferencias entre Estados, si bien su incidencia espacial resulta an limitada.

    Asia sudoccidental

    Insertos en el cinturn rido que se extiende del Sahara al Gobi sin solucin de continuidad, este conjunto de pases que incluso podra haberse prolongado incluyendo el norte de frica presenta una notable homogeneidad relacionada con los modos de vida tradicionales vincula-

  • 32 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    dos a ese medio (agricultura sedentaria de oasis, nomadismo pastoril, ciudades comerciales...) y, en particular, con Ja influencia del Islam. En un mbito Fuertemente apegado a estructuras tradicionales, el incremento rpido y reciente de los ingresos vinculados a la extraccin de petrleo ha actuado como elemento detonante, favoreciendo un crecimiento econmico no acompaado en la misma medida por transfor* maciones en lo social, lo que ha contribuido a acentuar los contrastes espaciales internos- Dentro de este mundo rabe, el Estado de Israel aparece como elemento alctono, sobreimpuesto y en perm anente con- flicto con su entorno.

    Africa

    Si desde el punto de vista ecolgico puede definirse con propiedad como continente clido, con una organizacin esencialmente zonal vinculada a las imposiciones de un medio tropical opresivo y contrastado, los efectos de la colonizacin im puesta desde el siglo pasado, con formas de organizacin espacial que responden directam ente a los intereses de Jas metrpolis, y el m arcado subdesarrollo actual, que alcanza aqu niveles extremos, se combinan para definir claram ente este conjunto regional, en particular jos territorios situados al sur del Sahara. Multitud de aspectos que van desde el trazado de las fronteras estatales a la oposicin entre las regiones costeras e interiores, las elevadas tasas demogrficas, el dualismo econmico, etc., cobran pleno significado en este contexto.

    Amrica del Norte

    Partiendo de un modelo colonizador muy distinto al del resto del continente, que supuso una ocupacin y explotacin efectiva del territorio por los colonos europeos paralela al exterminio de la poblacin autctona, la rpida asimilacin de la Revolucin Industrial apoyada en la abundancia de recursos propios y la progresiva expansin de su rea de influencia, han convertido a la regin en prim era potencia econmica, con una funcionalidad claram ente dom inante en el sistema de relaciones que establece con el exterior. Reflejo del capitalismo monopolista que aqu alcanza su mejor expresin, 3a concentracin econmica ha estado acompaada por una fuerte aglomeracin espacial que la convierte en regin polarizada de notorios contrastes internos en todos los rdenes. Saciedad Intensamente urbanizada y competitiva, ha desarrollado nuevos modelos de asentamiento que en la actualidad estn siendo exportados a otras reas del globo.

    Iberoamrica

    Un modelo colonizador basado en la coexistencia de una minora europea dominante sobre una base poblacional autctona, origin, junto

    CliUCKAI- HSCRlPliVA - GEOGRAFA KEUONAL 33

    a un intenso meslizaje, una fuerte concentracin de los medios de produccin, particularm ente la tierra, y la consiguiente jerarquizacin de la pirmide social; este hecho, unido a factores secundarios como pueda ser la falta de carbn, dificultaron gravemente la asimilacin de la prim era oleada industrializadora. Incorporada de este modo a las reas de capitalismo dependiente, abastecedoras de m aterias bsicas, presenta un status diferenciado con ciertos rasgos originales como puedan ser la elevada tasa de urbanizacin, la reciente industrializacin de algunos pases vinculada a la nueva divisin internacional del trabajo, o la persistencia del conflicto vinculado a las estructuras de propiedad y explotacin de la tierra. Las profundas variaciones impuestas por el medio entre las regiones tropicales, las templadas, las andinas, etc., no hacen sino aum entar esa complejidad, apoyada asimismo en la distinta posicin y tamao de los Estados en el contexto continental.

    Australia y Nueva Zelanda

    Con unas condiciones naturales muy diferentes, estos dos pases mantuvieron hasta poca bastante reciente los rasgos caractersticos de un territorio colonial, abastecedores de m aterias primas, cuyos nicos rasgos de individualidad fueron lo exiguo y tardo del poblamiento europeo, junto al escaso volumen de intercambios impuesto por las grandes distancias.

    A partir de esta situacin, ambos pases han evolucionado con rapidez hacia su conversin en potencias industriales desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pero manteniendo formas de ocupacin muy extensivas, fuertes restricciones a la inmigracin y densidades muy bajas que contrastan con la superpoblacin que registran los cercanos archipilagos del Sudeste asitico.

    BIBLIOGRAFA BASICA

    B runct, R. (1968): Lea phnom enes de d iscontinuit en gographie, Pars, C.N.R.S. (Mjmoires e t Docum ents).

    B runet, R- (1972): Pour une m thodologie de la gographie rgionale, En La Pcnsde gographique fran^aisc contem poraine. Mclanges o ffertes A. Meynier. Pres- ses Univ. de Bretagne, pp. 649-662.

    Capel, H. (1981): Filosofa y ciencia en la geografa contem pornea. Barcelona, Bar* canova.

    Claval, P. (1981): Les gogTaphes ct les realits culturelles. En L approche cultu- relle en gographie. L 'Espace Gographique, X, n. 4, pp . 242-248.

    Dauphine, P. (1979): Espace, rgion ct systm e. Pars. Econom iza.De Blij, H. J. (1974): Essentiate o f Cvography. Regians and concepts. New York,

    J. Wiley.De Blij, H . J. (1981): Geography: regions and concepts. New Y ork, J. Wiley, 3 / cilic.D um olard, P. (1975): Rgion et rgioTialsation. Une approche systm ique, L'space

    (Sographique, n* 2. pp. 93-111.Gmez Mendoza, J . y o tro s (1982): El pensamiento neogrfico. M adrid, Alianra.

  • 34 FSPACIOS Y SOCIEDADES

    Jackson, R. H H udm an, I,. R. (I9S2): W orld regional xcography: issues fo r today . New York, J . Wiley.

    JuiHard, E. ai de definition. Annales de Ccographie, n* 387, pgina* 483-499.

    Lluch. E, (1981-1984): Geografa de la sociedad humana.M inshull, K, (1967): Regional geograpky: theory and practice. London, H utchinson

    Library.Richardson. II. W. < I975>: Elem entos de. econom a regional. M adrid, Alianza.Y ii V alenr. J. (1980): 1 c o n c e p to d e re g i n . F.n La regin y ! geografa espaola.

    V lbdolid, A.G.E., pp. 13-34.Vil Valent, J . (1983}: in troduccin al estudio terico du a geograjuj. Barcelona,

    Ariel, vol. I (Objetivos, contenidos y enfoques).

    *

    >

    SEGUNDA PARTE

    ESTRUCTURAS ESPACIALES EN AREAS DESARROLLADAS

  • Captulo TI

    CONCEPTO Y CARACTERIZACIN DEL DESARROLLO

    1. LA CONSTATACION DE I.AS DESIGUALDADES INTURXACIONA1.HR

    Si an en 1967 Kleeble pudo afirmar que cualquier examen de la literatura geogrfica profesional de los ltimos aos revea una evidente y notable falta de inters entre los gegrafos por el estudio del fenmeno del desarrollo econmico (Keeble, D. E., 1971, 131), no puede dudarse que la situacin se ha modificado profundam ente en el transcurso de unos pocos aos.Apoyndose principalmente en la aparicin de las tendencias radicales dentro de la disciplina, el tema de las desigualdades espaciales existentes en la distribucin de los niveles de bienestar ha adquirido* carta de naturaleza entre los analizados por la geografa humana.

    La prctica totalidad de las obras publicadas sobre el tema del desarrollo en el mbito mundial coinciden en sealar la existencia de profundos contrastes econmicos y sociales entre los pases y regiones, utilizando generalmente como base analtica una serie de valores estadsticos que han pasado a convertirse en indicadores comnmente aceptados. Al pro* pi tiempo, en una consideracin diaurnica del fenmeno, parece tambin evidente que se han ahondado las distancias entre la masa de quienes viven para sobrevivir y las sociedades beneficiarias de la totalidad de las sucesivas revoluciones tcnicas y del sistema de concentracin de los recursos (George, P., 1983, 8).

    Dada la visin esencialmente econmica que suele presidir la consideracin del desarrollo, buena parte de los datos que se manejan hacen referencia a los niveles de produccin, ingresos o renta, siendo el producto nacional bruto de cada pas y sus valores de renta per cplta los que han conocido un uso ms frecuente.

    De este modo, si se compara el potencial econmico respectivo toman^ do como base ef PNB de los 174 Estados para ios que se dispuso de informacin en 1980, resulta particularm ente significativo el bocho de que slo cuatro de ellos (Estados Unidos, Unin Sovitica, Japn y la Repblica Federal Alemana) se repartan la m itad de toda la produccin mundial, cifra que se eleva a las dos terceras partes si tambin se incluyen Francia, el Reino Unido e Italia. Su situacin resulta particularm ente privilegiada si consideramos que, por contra, los siete pases citados apenas llegan a representar el 19 H de la poblacin que habita actualmente el planeta. La curva de concentracin de Lorenz correspondiente a la

  • ESPACIOS Y SOCIEDADES

    fig. 2.1, no hace sino confirmar de modo grfico esta desigualdad al representar los porcentajes acumulativos de la produccin mundial que suponen los pases del m undo clasificados por orden decreciente de participacin (cuadro IL1). El notable alejamiento entre la curva de distribucin real y la diagonal de equitistribucin marca el nivel de desigualdad actualmente existente en este aspecto.

    C u a d r o II.1

    Concentracin de la produccin mundial en 198G

    Pyis.cs ($) P.N.B. acum ulativo (9fr)

    5 67,510 80,220 91.730 96,540 9S.450 99,260 99,570 99.70 99,890 99,9

    IDO 10C.0

    Fu ew c' Atlas Banco M undial 1981.

    La incorporacin de a variable demogrfica, que perm ite obtener los valores medios de renta por persona, apenas supone ninguna modificacin sustantiva en este sentido, destacando tan slo el elevado nm ero ce pases en los que el ingreso medio no alcanza siquiera el equivalente a la mitad de promedio mundial (80 sobre un total de 135 Estados considerados), frente a un grupo muy restringido de apenas 17 pases, al que se incorporan las grandes potencias y algunos de los pases del petrleo, que rebasan con creces los diez mil dlares de renta (fig. 2.2). Si estas diferencias ya son de por s significativas, hay que considerar que en realidad se ven notablem ente acrecentadas si se tienen en cuenta los grandes contrastes sociales o regionales existentes en el interior de los pases.

    Partiendo de la constatacin de las desigualdades globales que hoy se regisLran en ei mundo, los gegrafos se han interesado particularm ente por la desagregacin espacial de los datos al objeto de poder delim itar grandes conjuntos homogneos desde la perspectiva de su potencial econmico, empleando para ello mtodos y escalas muy diversos.1 As, por ejemplo, tomando como base la distribucin del consumo de

    energa entre las diez unidades regionales delimitadas por nosotros, se ponen ya de manifiesto los contrastes esenciales existentes (cuadro 1.2). As, por ejemplo, Amrica del Norte, Europa y la URSS, que apenas representan el 22 % de la poblacin mundial, se reparten el 73,7 % de la energa consumida, m ientras en el extremo opuesto frica y Asia (excepto Japn), con dos terceras partes de los habitantes del planeta, apenas si consiguen reunir el 15,3 % del gasto energtico total.

    PAI SES( %>

    Fig. 2.1. Concentracin deJ P.N.B. mundial en 1980.

    PAISES

    h

    40

    \

    7f>

    O a n - h . , . n ?o 2 m i* tb T 5 53 u PN.B. POR HABITANTE IM2 fritar

    n 24 sr

    Fig. 2.2. Distribucin 4c; P.N.B. per capita entre Iva pai->c.> del muncacu 1982.

  • 0 ESPACtOS Y SOCIEDADES

    OADKO I I .2

    C o n s u m o d e e n e r g a e n 1980

    Regiones Mi es de T.E.C. ? total 4 pobiaviii

    A m iirica del N o rte 2.614.864 30,8 5,6E u rn p a 2.157.517 25.4 10,6U nin S o w stic a 1.435.697 17,5 5,9C h in a 565.468 6,7 21.8A sia Meridional 428.330 5,1 30,4Ib e ro a m r ic a 423.757 5,0 8 2Ja p n 408.003 4.8 2,6 frica 176.911 2,1 10,9A sia Sudoccidental 120.558 1.4 3,5O ccan ia 98.895 U 0.5MUKDO 8.480.000 100,0 100,0

    Futntz: O.S'.C. Sialiscal Yearbook. 198*.

    No obstante, la mayora de estudios publicados hasta el presente ha qonsioeraco la distribucin por pases como el mtodo ms eficaz para aproximarse en mayor medida a las desigualdades, existentes y poder dibu jar algunos grandes conjuntos homogneos. Mapas como el de la figura 2.3, que representa la distribucin de la renta per cpita en 1982, han pasado a ser habituales en estudios de muy diversa ndole, permitiendo contraponer las disponibilidades econmicas con que cuentan las poblaciones de los pases situados en Norteamrica, Europa o la Ausjra- lasia desarrollada (Australia, Nueva Zelanda, Japn), frente a las bolsas ce -miseria dominantes en los hormigueros del Asia meridional o el Africa central, al tiempo que tambin m ostraban la existencia de otras reas caracterizadas por el predominio de valores intermedios, y que por ello han ofrecido tradicionalmente mayores dificultades en cuanto a su tipificacin (pases del cono sur latinoamericano, Mxico, Sudfrica...}.

    El frecuente paralelismo e n tr estas distribuciones y las correspondientes a otros indicadores relativos a los niveles de asistencia y bienestar social de la poblacin (alimentacin, educacin, sanidad...), ha servido de apoyo a la simplista divisin del mundo en pases desarrollados y subdesarrollados, acompaados en ocasiones por los que se califican como en vas de desarrollo, a p artir del establecimiento de umbrales divisorios considerados significativos. No obstante, y puesto que la correlacin no es nunca perfecta, el empleo de unas u otras variables por parte de los diferentes autores y organismos oficales en a caracterizacin del problema introduce siempre un sesgo valorativo vinculado a una concepcin diversa del desarrollo que se relaciona con los supuestos ideolgicos de los que se parta.

    Esta evidente limitacin justifica los numerosos intentos realizados para integrar ambos tipos de variables con objeto de lograr una aproximacin ms satisfactoria a la realidad. El medio ms habitual ha consistido en la elaboracin de ndices sintticos en los que, mediante tcnicas estadsticas ms o menos sofisticadas, se combinan varios indica-

  • 42 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    dores en busca de un valor numrico final que acierte a expresar la situacin relativa de cada pas en el contexto internacional.

    Uno de los prim eros y ms conocidos es, sin duda, el elaborado por Berry en 1960, tomando como base un total de 43 variables agrupadas en ocho epgrafes: transpone, energa, rendimientos agrcolas, comunicacio- nes, PNB, comercio, demografa y otros (Berry, B. J. L*, 3960, 78-81), lo que otorga una clara prioridad a los aspeaos relacionados con el nivel tecnolgico de los pases, frente a la escasa atencin que parecen merecerle los indicadores referentes al nivel de servicios de que dispone la poblacin. Aplicando a la matriz global obtenida el anlisis de componentes principales, y tras com probar el alto grado de correlacin existente entre ia mayor parte de las variables consideradas, estableci una escala tecnolgica por pases y grupos de pases en la que las puntuaciones inferiores se correspondan con los niveles de desarrollo ms elevados y viceversa, tal como refleja el cuadro II.3.

    C u a d r o I I .3

    E sca la tecn o l g ica de B erry

    G rupo de paUcs Ir.d>ce de desarrollo

    E u ro p a , A m rica d e l N o r te y A u s t r a l a s i a .............................. 173,8Bloque s o v i t i c o ........................................................................... ......................... 202,1Amrica del S u r ........................................................................... ......................... 3C5America Central . ................................................ ......................... 342,3

    N orte z A f r ic a ............................................................................................................34S.2Asia (sin J a p n ) ................................................................................... ............................ 354,0frica subsahariana fsir S u d f r ic a ) ......................................... 3S8.7

    Fuente: i). M. Smith, )9g0, 333.

    Ahora bien, el aspecto ms interesante del estudio de Berry desde nuestra perspectiva no es tanto el mtodo analtico empleado, cuanto las conclusiones que, a partir de un tratam iento estadstico aparentemente inocuo, lleg a deducir. De este modo, Berry destac lo inadecuado de considerar a los pases desarrollados y subdesarrollados como realidades contrapuestas, sealando en cambio la existencia de un continuo, es..decir, de una escala de pases en la que las disponibilidades..econmicas disminuyen y las condiciones de vida empeoran desde aquellos que ocupan los primeros lugares de la clasificacin y hacia los que ocupan los ltimos* Neg tambin la existencia de correlacin significativa entr los fveles d desarrollo y el sistema poltico o la influencia del colonialismo, concediendo en cambio una mayor significacin a la situacin d e l pas dentro de las zonas templadas o tropicales, afirmaciones todas que han sido objeto de una amplia polmica posteriormente.

    En nuestro pas, el estudio ms reciente en esta linca es el realizado por Piris y Gamir (1982). Intentando tambin superar los anlisis que, al prim ar la importancia de las variables econmicas excluyen cualquier tipo de valoracin social y ambiental de los pases, y definiendo el desa

    ESTRUCTURAS ESPACIALES EN REAS DESARROLLADAS 43

    rrollo como producto de la interaccin de una m ultitud de variables, tanto econmicas como sociales, consideran un total de diecisiete indicadores, coincidentes en su mayora con los propuestos a tal fin por el UNRISD (United Nations Research Institute for Social Developmcnt) en 1970 (McGranahan, D. V. y otros, 1970).

    Con objeto de reducir las distintas unidades de medida empleadas a una comn, aplican a la matriz de datos el sistema de normalizacin de variables consistente en establecer un valor estndard {nmero i) al relacionar cada una de las cifras nacionales con el promedio mundial correspondiente mediante la frmula

    x X

  • Cuadro 11,4

    D istr ib u c i n de los n iv e le s d t b ie n e s ta r e n tre los p a se s d e l m u n d o

    PAIS ES ORDENADOS SEGN SU INDICE 7

    1 E.Uadus Unidos l.!2 Blgica 1.573 lio .anda $ .504 Suecia 1.445 Dinam arca 126 R. D. Alemana 1.41? Canad 1.418 R. F. Alemana 1,359 Suiza 1,29

    10 Japn 1,29H Reino Unido 1,2112 Francia 5,1613 Checoslovaquia 1.15

    ',14 Noruega 1,14J5 Kuwait 1.1016 Finandia 1.0717 Islandia 1,0518 Australia 1.0419 H ungra 1.0320 Austria 0,9721 Polonia 0.9622 N. Zelanda 0.8423 Italia 0.8124 Buigaria 0,8025 Israel 0,7326 URSS 0,6627 Rumania 0.6323 Em irat. rabes 0.6129 Grecia 03833 Espaa 0,5631 Corea N urtc 0,5432 Irlanda 0,5333 Yugoslavia 0,5034 Cuba 0,5035 Argentina 0,4636 Chipre 0,4237 Uruguay 0,4138 tiuayana "Fr. 0,3939 Venezuela 0,3140 Portugal 0,2941 Chile i 02242 Mongolia 0,1643 Corea de Sur 0.15

    44 Surinam 0.1445 Costa Rica 0,1346 Lbano 0,1247 Libia 0,044* Panam 0.0449 Albania 0,0250 Guayana 0,0151 Rcp. Sudaf. 0,0152 Brasil 0,0153 Egipto 0,05S4 Colom bia 0,0855 Rep. Domin. 0,0956 Paraguay - 0 ,1 057 M alasia 0,1253 Sri-Lanka - 0 ,1 259 Per 0,1360 Mjico 0,1361 El Salvador - 0 ,1 562 China - 0 ,2 063 Irak 0.2164 E cuador 02165 N icaragua 02166 Irn -0 ,2 267 T urqua 0226S Siria 02669 Tnez 02670 Jordania - 0 2 971 Guinea Ec. 02972 H onduras 03473 Argelia - 0 3 474 Thailandia - 0 3 575 Bolivia - 0 3 576 G uatem ala 03677 Arabia S. - 0 3 878 Filipinas 03879 Angola - 0 3 980 V ietnam - 0 ,4 181 Zim habw e 0.44

    '8 2 B irm ania 0,4783 G uinea B issau 0,5084 Yemen Dem. - 0 3 185 H ait 03186 M arruecos 0,52

    87 India - 0 3 38S Rep. Malgache 0,5489 Indonesia 03590 Pakistn - 0 3 691 Gabn 03692 Cam ern - 0 3 993 Sudn 0,6194 Kenya -0 ,6 195 Benim 0,6196 Campuchea 0,6197 Senegal -0 ,6 398 Congo -0 ,6 399 Costa Marfil - 0 ,6 3

    100 Somalia 0,64101 M ozambique 0.64102 Gambia 0,65103 Uganda 0,66104 Zam bia - 0 .6 7105 Bostw ana 0.67106 Nigeria 0.68107 Liberia 0,68108 Laos 0.69109 S ierra Leona 0.69110 Malawi 0,69111 Ghana 0,70112 Togo 0,72113 Zaire -0 .7 5114 Alto Volta 0.77115 Tanzania 0.77116 R uanda 0,78117 Mal 0,81118 Chad 0.81119 B urundi 0,81120 Guinea 0,83121 Yemen 0,85122 M auritania - 0 ,8 6123 Etiopia 0,88124 Rep. Ctntro-

    afticana 0,89125 N iger 0,91126 Bangla Desh 0,93127 Afghanistn -1 .0 7128 Nepal - U 9

    Fuente: C. Piris - A, C w nir 1932, 62.

    ESTRUCTURAS ESPACALES EX REAS DESARROLLADAS 45

    como los de pases menos desarrollados, en desarrollo, de desarrollo tardo, nuevos, etc., divulgados hoy por los organismos internacionales dependientes de la ONU o el Banco Mundial en sus documentos oficiales.

    Junto a los posibles reparos mostrados frente al empleo de trminos que algunos consideran peyorativos, su difusin parece relacionarse con una determinada visin del problema que tambin es coherente con el propio uso de criterios estadsticos como base del anlisis y la diferenciacin internacional.

    En efecto, nociones como la de pases en desarrollo u otras similares inducen a aceptar dos principios que no son en absoluto evidentes: que las actuales diferencias entre unos pases y otros son de orden esencialm ente cuantitativo (algunos tienen ms que otros y, por tanto, se les considera ms avanzados), as como la existencia de un proceso continuo y universal de desarrollo dentro del cual las condiciones de partida en cada caso y la distinta rapidez evolutiva justificaran los contrastes observados.

    Esta interpretacin est vinculada en lo esencial con las teoras eco- nmicas de corte neoclsico, que vienen a identificar el desarrollo con un proceso lineal y de carcter unvoco seguido por todos los pases, en el que se parle de una larga etapa inicial de estancamiento o crecimiento muy lento, sometido adems a im portantes fluctuaciones. Siempre que se den las condiciones mnimas necesarias, se producir en una segunda etapa la aceleracin en el ritm o de incremento de la produccin y la renta, que tender a rem itir de nuevo cuando se alcanzan niveles superiores, tal como representa el grfico de la fig. 2.4.

    D ESA R R O LLO

  • 46 ESPACIOS Y SOCIEDADES

    Segn estor lodos los pases habrn estado subdesarrollados en un determinado perodo "histrico, encontrndose en la actualidad en lin punto ms o menos avanzado de la curva evolutiva en funcin de su dinamismo interno, al que correspondern unas condiciones econmico-sociales especficas. As pues, la nocin de subdesarrollo vendr a ser esencialmente comparativa, identificable con los calificativos de pobreza, atraso o inferioridad respecto a otros, cualquiera que sea el mbito espacial considerado. Por ltimo, la conclusin lgica que parece inferirse del modelo apunta la hiptesis de una fu tura convergencia o superacin espontnea de las contradicciones presentes en el momento en que los pases ms desarrollados reduzcan sus tasas de crecimiento, en tanto los restantes lleguen a situarse en Ja fase de expansin acelerada.

    Samuelson ha descrito con claridad esta particular visin de las desigualdades internacionales al afirmar que una nacin subdesarrollada es simplemente aquella cuya renta real por hab