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Año III, Número 33, 2da. quincena de Abril de 2012 * Reincidente no incluye sección de Sociales Año III, Número 33, 2da. quincena de Abril de 2012 * Reincidente no incluye sección de Sociales * Reincidente no incluye sección de Sociales L a apercepción de nuestro tiempo, de nuestra realidad, de nuestro mundo, como resultado de considerables sumarios, está ligada al proceso de influencia activa de la experiencia acumulada, de los conocimientos adquiridos con antelación sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos y que, por lo general, se encuentra presente en la manera en cómo ejercemos nuestra cotidianeidad, en forma tan común –labor profesional, laboral, etc. – y, en donde el carácter de ésta, –es decir, de la percepción–, su con- tenido, en definición de Blauberg (1992: 21) “depende de la concepción del mundo del ser humano, del nivel de su instrucción, de los intereses, los estados de áni- mo, etc., todo lo cual tiene reflejo en el concepto de apercepción”. ¿Necesario es entonces determinar cuá- les son nuestros alcances y objetivos para el desarrollo de nuestra labor educativa? El planteamiento de alcances y objetivos como requisito indispensable de toda actividad humana ha sido trabajado por las más disímiles ciencias del hom- bre, entre ellas, diversas tendencias de la psicología, la pedagogía y la didáctica -desde aquéllas que de forma extrema, mecánica y particularizada han argumentado la necesidad de su concreción específica -conductismo y neoconductismo-, hasta otras que en reacción a estas teorías han pretendido negar su existencia, eliminando de su vocabulario el término que convencionalmen- te las designa, proponiendo en sustitución otros más abarcadores y generalizadores como el de proyecto, fi- nalidades y otros tantos. Sin embargo, usufructo de la influencia que ha tenido el enfoque tecnológico en la enseñanza contemporánea, en el criterio dominante, la práctica educativa actualmente consiste en asignarle prioridad al objetivo en la programación de la ense- ñanza, e incluso en establecer una relación muy uni- da entre objetivos y resultados a lograr, quedando así todo el proceso evaluativo determinado por los objeti- vos inicialmente previstos; de igual manera se vinculan a los objetivos los restantes componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje. Dentro de la reflexión metodológica en el campo pedagógico de nuestro contexto geográfico –ligado sin duda alguna a Latinoamérica–, se han propuesto críti- cas al sistema didáctico de los objetivos conductuales, debido a los presupuestos teóricos desde donde ellos parten, y se han vilipendiado algunas tendencias que llegan a posturas extremas, o que niegan o rechazan, incluso, el uso del término “objetivo”, ya que prefie- ren apelar a diversas nomenclaturas como “finalida- des”, “proyectos”, “propósitos” para definir el carácter enfocado a un fin que tiene la actividad humana. No obstante, esta postura se contrapone a un hecho cierto: toda actividad se construye sobre la base de finalidades u objetivos que orientan las acciones humanas en pos de sus metas. De aquí que no sea posible prescindir o restar importancia a los objetivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo fundamental en sí, no es el término que se utilice en una denominación sino el contenido que ella designe, la manera de concebirlo, el significado en relación con el aspecto de la realidad que abarque. ¿Cómo entender entonces el objetivo en la enseñanza desde una dimensión comunicativa? ¿Qué funciones desempeña en este proceso? Desde esta perspectiva, los objetivos tienen una significación fundamental, no como oraciones o sin- tagmas fijos e inmutables que se deben lograr sobre manera, sino como líneas orientadoras en el proceso. No se pueden vislumbrar los fines o propósitos que el educador se proponga sin que se tenga necesariamente que traducir de forma directa en resultados concretos, observados y medibles. Por una parte, porque los es- tudiantes son diferentes sustancialmente entre sí, ini- cian su aprendizaje desde niveles de desarrollo dife- rentes en sus conocimientos y habilidades, además de que proceden de diversos paradigmas familiares y so- ciales, poseen una historicidad particular y rasgos de personalidad muy diversos. Todo ello provoca que las influencias educativas sean vivenciadas y vinculadas a esquemas referenciales diferentes. Por otra parte, du- rante el propio proceso, la vida de cada individuo está siendo de forma muy diversa, ya que cada cual enfren- ta situaciones disímiles que registran información es- pecífica en su personalidad y contexto determinado. Actualmente, la praxis en la profesión de la do- cencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional al trabajar con las nuevas ge- neraciones; el sistema educativo mexicano exige más que solo transmitir información, ya que no basta do- minar una materia o asignatura, hay que conocer más desde la perspectiva de diversos campos. El docente en la actualidad debe de ser un individuo más prepa- rado en el sentido de entender que el educar implica conocerse primero como persona en un contexto tan- to social, cultural e histórico, y con esto, extender ese conocimiento hacia el alumno; y para ello debe con- siderar cuestiones simbólicas, afectivas, comunicativas, sociales y de valores. El docente como profesionista, asimismo, supone una conciencia en la capacidad para ayudar a otras personas en su desempeño tanto aca- démico como laboral, es decir, a enseñar a aprender, a pensar, a sentir, a actuar y a promover el desarrollo personal. En el rango, desde un punto de partida epistemo- lógico, y con la finalidad de saber cuál es nuestro cam- po de acción –quiénes somos y con quién estamos, así como la manera que vamos a trabajar con los alum- nos–, nos sitúa en la perspectiva de fijar el fundamen- to desde el cual partiremos, lo que nos permite afirmar que es de vital importancia conocer las corrientes y postulados pedagógicos dentro de nuestro campo de acción. Para quienes nos desarrollamos en el ámbito de la investigación educativa es relevante el manejo –o dicho así– el dominio de una corriente o enfoque que nos ayude en nuestro proceso, dentro de la práctica misma, para obtener alcances u horizontes más claros, precisos y fáciles; lo que significa que, aunque es difí- cil realizar el proceso desde una sola perspectiva –tan- to metodológica como filosófica– que nos conduzca a desarrollar una comunicación idónea dentro de la co- munidad de aprendizaje, sí debemos considerar una o diversas propuestas dentro del proceso mismo. Las corrientes psicológicas –por sí mismas– solo nos pueden ayudar en algunos aspectos que tienen que ver con los procesos educativos en las aulas, pero no en una totalidad, por lo que necesitamos un enfoque –o enfoques- que se vinculen con los procesos de de- sarrollo de los educandos, al igual que el papel que és- tos juegan en las actividades educativas escolares, es- pecialmente dentro de un proceso para la construcción del conocimiento y la manera de cómo las enseñanzas ayudan en dicho proceso. *El autor es licenciado en Lingüística y Literatu- ra Hispanoamericana por la BUAP. Actualmente es coordinador editorial y académico de la Universidad del Valle de Puebla, planteles Puebla y Tehuacán. Así mismo, es director general de Óclesis, Víctimas del Ar- tificio, A.C. Por: Hugo I. López Coronel* Actualmente, la praxis en la profesión de la docencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional L a apercepción de nuestro tiempo, de nuestra realidad, de nuestro mundo, como resultado de considerables sumarios, está ligada al proceso de influencia activa de la experiencia acumulada, de los conocimientos adquiridos con antelación sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos y que, por lo general, se encuentra presente en la manera en cómo ejercemos nuestra cotidianeidad, en forma tan común –labor profesional, laboral, etc. – y, en donde el carácter de ésta, –es decir, de la percepción–, su con- tenido, en definición de Blauberg (1992: 21) “depende de la concepción del mundo del ser humano, del nivel de su instrucción, de los intereses, los estados de áni- mo, etc., todo lo cual tiene reflejo en el concepto de apercepción”. ¿Necesario es entonces determinar cuá- les son nuestros alcances y objetivos para el desarrollo de nuestra labor educativa? El planteamiento de alcances y objetivos como requisito indispensable de toda actividad humana ha sido trabajado por las más disímiles ciencias del hom- bre, entre ellas, diversas tendencias de la psicología, la pedagogía y la didáctica -desde aquéllas que de forma extrema, mecánica y particularizada han argumentado la necesidad de su concreción específica -conductismo y neoconductismo-, hasta otras que en reacción a estas teorías han pretendido negar su existencia, eliminando de su vocabulario el término que convencionalmen- te las designa, proponiendo en sustitución otros más abarcadores y generalizadores como el de proyecto, fi- nalidades y otros tantos. Sin embargo, usufructo de la influencia que ha tenido el enfoque tecnológico en la enseñanza contemporánea, en el criterio dominante, la práctica educativa actualmente consiste en asignarle prioridad al objetivo en la programación de la ense- ñanza, e incluso en establecer una relación muy uni- da entre objetivos y resultados a lograr, quedando así todo el proceso evaluativo determinado por los objeti- vos inicialmente previstos; de igual manera se vinculan a los objetivos los restantes componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje. Dentro de la reflexión metodológica en el campo pedagógico de nuestro contexto geográfico –ligado sin duda alguna a Latinoamérica–, se han propuesto críti- cas al sistema didáctico de los objetivos conductuales, debido a los presupuestos teóricos desde donde ellos parten, y se han vilipendiado algunas tendencias que llegan a posturas extremas, o que niegan o rechazan, incluso, el uso del término “objetivo”, ya que prefie- ren apelar a diversas nomenclaturas como “finalida- des”, “proyectos”, “propósitos” para definir el carácter enfocado a un fin que tiene la actividad humana. No obstante, esta postura se contrapone a un hecho cierto: toda actividad se construye sobre la base de finalidades u objetivos que orientan las acciones humanas en pos de sus metas. De aquí que no sea posible prescindir o restar importancia a los objetivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo fundamental en sí, no es el término que se utilice en una denominación sino el contenido que ella designe, la manera de concebirlo, el significado en relación con el aspecto de la realidad que abarque. ¿Cómo entender entonces el objetivo en la enseñanza desde una dimensión comunicativa? ¿Qué funciones desempeña en este proceso? Desde esta perspectiva, los objetivos tienen una significación fundamental, no como oraciones o sin- tagmas fijos e inmutables que se deben lograr sobre manera, sino como líneas orientadoras en el proceso. No se pueden vislumbrar los fines o propósitos que el educador se proponga sin que se tenga necesariamente que traducir de forma directa en resultados concretos, observados y medibles. Por una parte, porque los es- tudiantes son diferentes sustancialmente entre sí, ini- cian su aprendizaje desde niveles de desarrollo dife- rentes en sus conocimientos y habilidades, además de que proceden de diversos paradigmas familiares y so- ciales, poseen una historicidad particular y rasgos de personalidad muy diversos. Todo ello provoca que las influencias educativas sean vivenciadas y vinculadas a esquemas referenciales diferentes. Por otra parte, du- rante el propio proceso, la vida de cada individuo está siendo de forma muy diversa, ya que cada cual enfren- ta situaciones disímiles que registran información es- pecífica en su personalidad y contexto determinado. Actualmente, la praxis en la profesión de la do- cencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional al trabajar con las nuevas ge- neraciones; el sistema educativo mexicano exige más que solo transmitir información, ya que no basta do- minar una materia o asignatura, hay que conocer más desde la perspectiva de diversos campos. El docente en la actualidad debe de ser un individuo más prepa- rado en el sentido de entender que el educar implica conocerse primero como persona en un contexto tan- to social, cultural e histórico, y con esto, extender ese conocimiento hacia el alumno; y para ello debe con- siderar cuestiones simbólicas, afectivas, comunicativas, sociales y de valores. El docente como profesionista, asimismo, supone una conciencia en la capacidad para ayudar a otras personas en su desempeño tanto aca- démico como laboral, es decir, a enseñar a aprender, a pensar, a sentir, a actuar y a promover el desarrollo personal. En el rango, desde un punto de partida epistemo- lógico, y con la finalidad de saber cuál es nuestro cam- po de acción –quiénes somos y con quién estamos, así como la manera que vamos a trabajar con los alum- nos–, nos sitúa en la perspectiva de fijar el fundamen- to desde el cual partiremos, lo que nos permite afirmar que es de vital importancia conocer las corrientes y postulados pedagógicos dentro de nuestro campo de acción. Para quienes nos desarrollamos en el ámbito de la investigación educativa es relevante el manejo –o dicho así– el dominio de una corriente o enfoque que nos ayude en nuestro proceso, dentro de la práctica misma, para obtener alcances u horizontes más claros, precisos y fáciles; lo que significa que, aunque es difí- cil realizar el proceso desde una sola perspectiva –tan- to metodológica como filosófica– que nos conduzca a desarrollar una comunicación idónea dentro de la co- munidad de aprendizaje, sí debemos considerar una o diversas propuestas dentro del proceso mismo. Las corrientes psicológicas –por sí mismas– solo nos pueden ayudar en algunos aspectos que tienen que ver con los procesos educativos en las aulas, pero no en una totalidad, por lo que necesitamos un enfoque –o enfoques- que se vinculen con los procesos de de- sarrollo de los educandos, al igual que el papel que és- tos juegan en las actividades educativas escolares, es- pecialmente dentro de un proceso para la construcción del conocimiento y la manera de cómo las enseñanzas ayudan en dicho proceso. *El autor es licenciado en Lingüística y Literatu- ra Hispanoamericana por la BUAP. Actualmente es coordinador editorial y académico de la Universidad del Valle de Puebla, planteles Puebla y Tehuacán. Así mismo, es director general de Óclesis, Víctimas del Ar- tificio, A.C. Por: Hugo I. López Coronel* Actualmente, la praxis en la profesión de la docencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional ARTIFICIO Y CULTURA Hugo I. López Coronel Francisco Hernández Echeverría Noé Cano Vargas DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza FRANTASÍAS José Fragoso Cervón REINCIGRAMA Fernando Contreras ARITMOMANÍA Gabriela Breña ZOOCIEDAD La cigarra ilustrada LUCHADORES Enrique Peña Nieto

Reincidente 33

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Enseñar a pensar , sentir, actuar. Actualmente, la praxis en la profesión de la docencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional…

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Page 1: Reincidente 33

Año III, Número 33, 2da. quincena de Abril de 2012

* Reincidente no incluye sección de Sociales * Reincidente no incluye sección de Sociales

Año III, Número 33, 2da. quincena de Abril de 2012

* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año III, Número 31, 2da. quincena de marzo de 2012

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año III, Número 31, 2da. quincena de marzo de 2012

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

La Liga Comunista 23 de Septiembre destacó no

solo por sus espectaculares acciones militares, sino

por varias características que la distinguieron de

las demás organizaciones: A su interior coincidieron tres de las corrientes más

importantes de la izquierda en ese momento: exmi-

litantes de la Juventud Comunista, los cuales se ha-

bían escindido de la Juventud desde el año de 1970;

exintegrantes del espartaquismo y un grupo de cris-

tianos partidarios de la teología de la liberación.

La Liga agrupó inicialmente a siete organizaciones y

a mediados de 1973 se integró otra más. Tales agru-

pamientos tenían trabajo en nueve estados del país

y con su unificación se dio un paso importante por

acabar con la dispersión que existía dentro del movi-

miento armado, bajo una dirección altamente centra-

lizada.Desde un principio, la Liga publicó el periódico clan-

destino Madera, del que llegó a editar 53 números.

Las organizaciones que dieron vida a la Liga Comu-

nista 23 de Septiembre fueron:

Procesos. Grupo conformado por exmilitantes de la

Juventud Comunista de México, escindidos en 1970, du-

rante el III Congreso de la JC. El documento base de la

separación llamado Un deslinde necesario critica a la di-

rección del PCM.Movimiento Estudiantil Profesional (MEP). Gru-

po socialcristiano que apoyaba sus tesis en la Teología de

la Liberación y cuya figura más importante sería Ignacio

Salas Obregón. El MEP desarrolló parte de su labor so-

cial en Nuevo León, donde coinciden con el trabajo de

Zavala y la JC.Movimiento de Acción Revolucionaria-23 de Sep-

tiembre (MAR-23S). Surgidos de los restos del grupo

popular Guerrillero Arturo Gámiz, del Movimiento-23

de Septiembre, en 1972 al unirse con una fracción del

Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), consti-

tuyeron el MAR-23S. Operaban en Chihuahua, Duran-

go, Guadalajara y el Distrito Federal.

Federación de Estudiantes Universitarios de Si-

naloa “Los Enfermos”. Sus principales dirigentes fue-

ron Camilo Valenzuela Fierro, Eleazar Salinas Olea,

Francisco Rivera (Chicano), Antonio Leal Medina, Jesús

Zambrano, Guillermo Juangorena Tamayo, Sergio Hira-

les Morán (Pachis), José Antonio León Mendívil, David

Moreno Lizárraga, Andrés Ayala (El Rayo), Jorge Luna

Lujano, Antonio Medina Anda y Ángel Gutiérrez. Fue-

ron, en su momento, destacados activistas estudiantiles.

Los Guajiros. Procedentes del movimiento estu-

diantil de 1968 y activistas de Chihuahua, su dirigente

era Leopoldo Angulo Lucke y el “General” o “Mathus”

del comité de lucha de la ESIME-IPN, y representante

de la Liga en el Cuadrilátero de Oro. Sus centros de ope-

ración estuvieron en el Distrito Federal y Baja California.

Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Grupo

de la Universidad de Guadalajara surgido de un inten-

to de democratización de esa institución que chocó con

la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y el

gobierno de Jalisco.Comandos “Lacandones” y “Patria o Muerte”. In-

tegrados por antiguos activistas de los Comités de lucha

del IPN, la UNAM, y otras escuelas superiores, operaban

en Ciudad Juárez, Chihuahua y el Distrito Federal; sus

principales dirigentes eran Carlos Salcedo García y Mi-

guel Domínguez Rodríguez.Los Macías. Su origen se encuentra en el Movi-

miento Espartaquista Revolucionario (MER). En abril

de 1973 se suman a la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Sus dirigentes eran: Edmundo Medina (Arturo), Salva-

dor Corral y Elías Orozco (Ulises). Su principal base so-

cial estaba en la preparatoria de Navojoa, donde era di-

rector Francisco Corral, hermano de Salvador.

Antes de la fundación de la Liga, los esfuerzos origi-

nales por construir una organización unificada estuvieron

a cargo de Diego Lucero y Raúl Ramos Zavala, dirigen-

tes de Los Guajiros y Los Procesos, respectivamente. Sin

embargo, ambos no vieron la culminación de su obra: el

primero fue asesinado el 15 de enero de 1972, mientras

que Raúl Ramos murió en la ciudad de México en un

enfrentamiento con la policía, el 6 de febrero de 1972.

El 15 de marzo de 1973 dio inicio la primera reu-

nión de los grupos que se fusionarían para dar origen a la

LC23S. En una casa alquilada en Guadalajara por Fer-

nando Salinas Mora del FER, los participantes decidie-

ron disolver sus organizaciones para dar lugar a un nuevo

proyecto integral, orientado a la lucha armada socialista.

La reunión dio como resultado la fundación de una or-

ganización nacional que adoptó el documento “Las Cues-

tiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario

en México” de Ignacio Salas Obregón, como documen-

to fundacional y expresión de sus planteamientos políticos

e ideológicos; la creación de un periódico nacional, y la

constitución de una estructura orgánica única y una di-

rección nacional denominada Coordinadora Nacional, con

un Buró Político y un Buró Militar. El Buró Político que-

dó integrado por Ignacio Salas Obregón, Ignacio Olivares

Torres, José Ángel García, Rodolfo Gómez y Manuel Gá-

miz García. En buena medida concluyó así un periodo de

dispersión de los incipientes grupos armados.

En esa misma ocasión, se vio la necesidad de tras-

cender el ámbito urbano y se estableció relación con el

grupo rural más importante en ese momento: el Partido

de los Pobres. Pero el intento fracasó por el vanguardis-

mo imperante en la Liga y una soterrada disputa por el

liderazgo del movimiento armado.

En los meses posteriores a la primera reunión de la

Liga, se desarrollaron espectaculares acciones milita-

res como el intento de secuestro (17 se septiembre de

1973) del dirigente principal de la burguesía de Monte-

rrey, Eugenio Garza Sada, que pretendía la liberación de

presos políticos, obtener recursos monetarios y difundir

un manifiesto en los principales medios de información

que marcaría la aparición pública nacional de la flaman-

te organización; sin embargo, el secuestro terminó con

la muerte del industrial, de su chofer, de su guardaespal-

das y de dos guerrilleros del comando. Posteriormente, se

dieron además, por parte de la Liga, los secuestros (8 de

octubre de 1973) en la ciudad de Guadalajara, del cónsul

británico Anthony Duncan Williams y del empresario

Fernando Aranguren Castillo, pidiendo veinticinco mi-

llones de pesos y la liberación de cuarenta presos políti-

cos. Como la respuesta del Gobierno fue contundente:

“El gobierno no pacta con criminales”, la dirección de la

Liga ordenó la liberación de Duncan Williams, pero no

la de Aranguren Castillo, que fue ejecutado.

Mientras en Sinaloa, la Liga preparaba una gran Jor-

nada Revolucionaria para “adiestrar a las masas en el arte

de la insurrección”, ya que consideraba que existía un cli-

ma de preinsurrección por la movilización popular en ese

estado. La llamó el Asalto al Cielo.

La Jornada Revolucionaria se realizó el 16 de ene-

ro de 1974 con intensas movilizaciones: en los campos

pararon 30 mil trabajadores agrícolas y en las ciudades

miles de obreros, como los de la construcción; a la vez, se

dieron enfrentamientos con la policía judicial, secuestros

de camiones y desarme de agentes por las brigadas estu-

diantiles y obreras, así como el asalto al banco de armas

de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.

Otras acciones fueron las tomas de empacadoras, fábricas

y campos en el Valle de Culiacán, enfrentamientos con

capataces, guardias blancas, judiciales y el ejército. Estas

acciones de masas fueron seguidas por una ofensiva gu-

bernamental a fondo: 4 mil efectivos del Ejército fueron

enviados a Sinaloa y el movimiento Enfermo fue golpea-

do severamente con cerca de cien bajas, entre muertos,

desaparecidos y presos. Culiacán quedó prácticamente

bajo control de las fuerzas armadas.

Sin embargo, el Buró Político de la Liga hizo un ba-

lance positivo y determinó realizar una segunda jornada

insurreccional para el primero de mayo, que no se llevó a

cabo por la desarticulación que sufrió la organización en

el estado de Sinaloa y las contradicciones que se gestaban

en el seno de la Liga, preámbulo de la rectificación de una

parte de sus militantes, quienes abandonaron la vía arma-

da meses después.La segunda reunión de la dirección nacional de la

Liga se centró en “combatir al oportunismo pequeño-

burgués” alojado en el seno de su organización; el ene-

migo ya no eran los partidos y organizaciones de la iz-

quierda tradicional ni las otras organizaciones político-

militares, sino que se encontraba entre ellos, producto

de sus diferentes orígenes, de los heterogéneos métodos

de trabajo y las diversas visiones de la realidad. Enton-

ces, algunos compañeros se aventuraron tímidamente a

cuestionar el rumbo que había tomado la Liga, mien-

tras otros más lo defendieron a raja tabla. Sin embar-

go, continuaron las acciones militares: la emboscada a

la escolta militar de resguardo del tren que hacía su re-

corrido Puebla-México, el 14 de febrero de 1974, así

como la recuperación de fusiles FAL en Guadalajara,

son muestras de ello.La agudización de la represión por parte del Estado

no se hizo esperar y tocó a todas las organizaciones ar-

madas. Pero la Liga llevó la peor parte al encontrarse ase-

diada desde dos flancos: en lo interno, las discrepancias la

tenían al borde de la dispersión de sus militantes y, en lo

externo, la represión devoró a sus mejores cuadros. Se cal-

cula que esta organización sufrió más de 200 detenidos-

desaparecidos en esos momentos.

El fracaso no significó la desaparición del MAS: ni

la solución militar por parte del Gobierno propició lle-

var la lucha a otros terrenos, ni el reconocimiento de los

propios errores del movimiento armado hicieron que éste

rectificara en su conjunto. Al contrario, la lucha se hizo

más virulenta en los años siguientes.

* El autor se integró al grupo Lacandones en 1972 y fue

miembro fundador de la Liga Comunista 23 de Septiem-

bre. Estuvo preso de 1975 a 1979. Actualmente, es inves-

tigador del Centro de Investigaciones Históricas de los

Movimientos Sociales A. C.

José Luis Moreno Borbolla*

MOVIMIENTO ARMADO SOCIALISTA (II)Edna Ovalle RodríguezJosé Luis Chagoya RemigioFabiola Eneida Martínez OcampoDESDE LA FACULTADMariano Torres BautistaENGAÑOEnrique Condés LaraDICCIONARIO (poblano) DEL DIABLOHumberto Sotelo MendozaFRANTASÍASJosé Fragoso CervónREINCIGRAMAFernando ContrerasZOOCIEDADARITMOMANÍAGabriela Breña¿CUÁNTOS FUERON?E

Esta organización político-militar fundada en el mes de marzo

de 1973, fue la más importante agrupación del movimiento armado

socialista en todo el periodo que estuvo activa (1973-1982).

Se tienen referencias de que en la época prehispáni-

ca se sancionaba a los infractores del orden con la

confiscación de bienes, el destierro, la esclavitud y la

muerte; mientras que en el quauhcalco se enjaulaba a los

condenados a muerte, en el teulpiloyan se recluía a los acu-

sados de faltas civiles. Durante la Colonia ese régimen fue

sustituido por el sistema carcelario español que, entre otras

cosas, disponía que cada preso pagara su estancia dentro de

la cárcel, que los espacios estuvieran divididos para confi-

nar por separado a hombres y mujeres, y que se debía dis-

poner de un fondo de limosnas para la alimentación de

los reos. La historiadora Valeria Sánchez Michel apunta

que en las prisiones coloniales siempre había un sacerdote

que se encargaba de oficiar misa los domingos y de administrar

los sacramentos. Algunas tenían enfermería y la mayoría tenía

asignado un médico que, al menos una vez a la semana, aten-

día a los reos enfermos. En las cárceles novohispanas, como

la manutención de los presos no era responsabilidad de las

autoridades, los reos dependían de sus familiares y, en la

mayoría de los casos, de la caridad.

Fue hasta después de la independencia política de Es-

paña cuando se comenzó a reglamentar las condiciones de

vida dentro de las cárceles. Las reformas fueron diversas:

desde imponer el trabajo obligatorio a los presos hasta la

creación de un fondo de cárceles para alimentar a los re-

clusos pobres. Para mediados del siglo XIX, todas las cár-

celes en México ya habían empezado a organizar sus espa-

cios para separar a los incomunicados, los detenidos y los

sentenciados.

El triunfo de los liberales y la restauración de la re-

pública hicieron posible el establecimiento y el fortaleci-

miento de las instituciones destinadas al control y reclu-

sión de los infractores del orden social. En todo el territo-

rio nacional se construyeron o remodelaron edificios para

mejorar las precarias condiciones en que vivían los reclusos

con miras a lograr su regeneración moral y su reinserción

en la sociedad. A pesar de todas las medidas adoptadas,

fueron comunes las fugas y los motines protagonizados

por los bandoleros, que eran la forma de delincuencia más

organizada de las época.

El estado de Puebla fue uno de los primeros en im-

plantar un sistema penitenciario organizado en torno a la

mejora de las condiciones de vida de los reclusos y a su

regeneración. Después de varios intentos e iniciativas que

databan de la primera mitad del siglo XIX, finalmente, el

2 de abril de 1891, ante la presencia del presidente Porfi-

rio Díaz y del gobernador del Estado, Rosendo Márquez,

se inauguró lo que sería una de las penitenciarías más mo-

dernas del país: la Penitenciaria de San Javier en la que se

adaptó un sistema enfocado a silenciar, observar y separar

a los infractores, en un espacio destinado a eliminar las

condiciones precarias que habían distinguido a las cárceles

municipales. Al mismo tiempo, esa oportunidad se aprove-

chó para anunciar la eliminación de la pena de muerte de

la legislación poblana, a fin de mostrar la humanización y

modernización de la sociedad mexicana bajo la guía firme

de Porfirio Díaz.

La estructura arquitectónica de la moderna peniten-

ciaría poblana era un octágono con ocho torres de vigilan-

cia y cuatro pisos en los que se incorporaron bóvedas, esca-

leras, oficinas, talleres, escuela, comedor, baños, lavandería,

36 pabellones y medio millar de celdas. Dentro de este es-

pacio se buscó la readaptación de los criminales mediante

la educación y el trabajo, apegados a un reglamento inter-

no que normaba todas las actividades que se desarrollaban

dentro de la institución.

Para la observancia del reglamento interno se previno

una rigurosa vigilancia por parte de los celadores, quienes

convivían diariamente con los reos. La vida cotidiana den-

tro de los muros de la penitenciaría estaba puntualmente

regulada. Bajo la mirada de los guardias, los reclusos ini-

ciaban sus actividades a partir de las 6 de la mañana: se

aseaban, pasaban lista y, después de la ingesta de alimentos,

se trasladaban a la escuela o a los talleres; luego los dirigían

al patio central para sus paseos. La rutina se repetía por

la tarde hasta que eran ingresados, después del consabido

pase de lista, a sus celdas alrededor de las 6:30 p. m. De

manera paralela, los celadores de encargaban de la revisión

de las celdas en busca de armas, juegos prohibidos o bebi-

das embriagantes; sus reportes y opiniones, siempre subje-

tivas sobre el comportamiento de los reclusos, eran funda-

mentales en los registros de conducta de los reos y servían

para determinar si el infractor se había regenerado, lo que

podía traducirse en una liberación anticipada.

Por otra parte, se permitió la visita de familiares los

domingos y días festivos, así como visitas extraordinarias a

los reos que mostraran buena conducta y signos de querer

aprender tanto en los talleres como en la escuela. La distri-

bución arquitectónica del edificio fue pensada para poder

vigilar constantemente a los reos; los celadores tenían la

facilidad de pasar entre cada pabellón y observar a los reos

dentro de sus celdas, que eran individuales, y donde solo el

celador podía mirar hacia el interior mientras que los reos

no podían mirar nada más que el ojo vigilante de su centi-

nela a través de una pequeña circunferencia de 10 cm. que

se encontraba en medio de la puerta de su celda. Hubo así

un mayor control sobre los presos, ya que el tipo de encie-

rro fue planeado para influir en el ánimo de los reclusos.

De esta manera, el estado de Puebla mostraba su ad-

hesión a los principios de modernidad, orden y progreso

que distinguieron al régimen porfiriano. Sin embargo, las

lecciones de la memoria muestran que los seres humanos

se apropian de las condiciones en que viven, las adoptan y

las adaptan y, entonces, cualquier sistema puede ser burla-

do. La reclusión de los infractores como forma de control

social, termina por ser un sistema dentro del siste

ma, cuyas

reglas de operación fueron rápidamente asimiladas y su-

peradas. La historia y la realidad contemporánea ofrecen

ejemplos palpables: la muerte de 40 presos en el reclusorio

de Apodaca nos demuestra que las reglas del sistema deja-

ron de ser competencia exclusiva de las autoridades.

* El autor es tesista en la licenciatura en Historia de la Fa-

cultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

Aarón Rodríguez García*

Una reflexión a propósito de los sucesos en Apodaca

El encierro como castigo es una historia de varios siglos, lo mismo que la

corrupción, el hacinamiento, las fugas y los motines que marcan la vida

de las instituciones mexicanas de reclusión.

A pesar de que en México ya es

cotidiano que se encuentren

cuerpos mutilados, se cometan

levantones a plena luz del día, se realicen

ajusticiamientos y haya enfrentamientos

sangrientos entre bandas rivales o con los

cuerpos de seguridad, fueron sumamente

impactantes las noticias e imágenes

que circularon sobre el asesinato de 44

reos y la fuga de 30 zetas del penal de

Apodaca, Nuevo León (19 de febrero

del 2012) con el respaldo del director, el

jefe de seguridad y otros funcionarios de

la prisión. Con anterioridad se habían

presentado con bastante frecuencia casos

de corrupción, asesinatos, decomiso de

armas y drogas, trata de blancas y motines

en muchas cárceles del país, pero nunca

antes se afloró, con tanta claridad, como

ahora, en grado de putrefacción en el que

está inmerso el sistema penitenciario.

Hay, sin embargo, una larga historia

detrás como podrá verse a lo largo de las

páginas de este número de Reincidente.

CÁRCELES

Aarón Rodríguez García

Beatriz A. Gaytán Villalpando

Alexsh Yair Viveros Cantera

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ZOOCIEDAD

LUCHADORES

Gabriel Quadri de la Torre

La apercepción de nuestro tiempo, de nuestra

realidad, de nuestro mundo, como resultado de

considerables sumarios, está ligada al proceso

de influencia activa de la experiencia acumulada, de

los conocimientos adquiridos con antelación sobre la

percepción que tenemos de nosotros mismos y que,

por lo general, se encuentra presente en la manera en

cómo ejercemos nuestra cotidianeidad, en forma tan

común –labor profesional, laboral, etc. – y, en donde el

carácter de ésta, –es decir, de la percepción–, su con-

tenido, en definición de Blauberg (1992: 21) “depende

de la concepción del mundo del ser humano, del nivel

de su instrucción, de los intereses, los estados de áni-

mo, etc., todo lo cual tiene reflejo en el concepto de

apercepción”. ¿Necesario es entonces determinar cuá-

les son nuestros alcances y objetivos para el desarrollo

de nuestra labor educativa?

El planteamiento de alcances y objetivos como

requisito indispensable de toda actividad humana ha

sido trabajado por las más disímiles ciencias del hom-

bre, entre ellas, diversas tendencias de la psicología, la

pedagogía y la didáctica -desde aquéllas que de forma

extrema, mecánica y particularizada han argumentado

la necesidad de su concreción específica -conductismo

y neoconductismo-, hasta otras que en reacción a estas

teorías han pretendido negar su existencia, eliminando

de su vocabulario el término que convencionalmen-

te las designa, proponiendo en sustitución otros más

abarcadores y generalizadores como el de proyecto, fi-

nalidades y otros tantos. Sin embargo, usufructo de la

influencia que ha tenido el enfoque tecnológico en la

enseñanza contemporánea, en el criterio dominante,

la práctica educativa actualmente consiste en asignarle

prioridad al objetivo en la programación de la ense-

ñanza, e incluso en establecer una relación muy uni-

da entre objetivos y resultados a lograr, quedando así

todo el proceso evaluativo determinado por los objeti-

vos inicialmente previstos; de igual manera se vinculan

a los objetivos los restantes componentes del proceso

de enseñanza-aprendizaje.

Dentro de la reflexión metodológica en el campo

pedagógico de nuestro contexto geográfico –ligado sin

duda alguna a Latinoamérica–, se han propuesto críti-

cas al sistema didáctico de los objetivos conductuales,

debido a los presupuestos teóricos desde donde ellos

parten, y se han vilipendiado algunas tendencias que

llegan a posturas extremas, o que niegan o rechazan,

incluso, el uso del término “objetivo”, ya que prefie-

ren apelar a diversas nomenclaturas como “finalida-

des”, “proyectos”, “propósitos” para definir el carácter

enfocado a un fin que tiene la actividad humana. No

obstante, esta postura se contrapone a un hecho cierto:

toda actividad se construye sobre la base de finalidades

u objetivos que orientan las acciones humanas en pos

de sus metas. De aquí que no sea posible prescindir

o restar importancia a los objetivos en el proceso de

enseñanza-aprendizaje. Lo fundamental en sí, no es

el término que se utilice en una denominación sino el

contenido que ella designe, la manera de concebirlo,

el significado en relación con el aspecto de la realidad

que abarque. ¿Cómo entender entonces el objetivo

en la enseñanza desde una dimensión comunicativa?

¿Qué funciones desempeña en este proceso?

Desde esta perspectiva, los objetivos tienen una

significación fundamental, no como oraciones o sin-

tagmas fijos e inmutables que se deben lograr sobre

manera, sino como líneas orientadoras en el proceso.

No se pueden vislumbrar los fines o propósitos que el

educador se proponga sin que se tenga necesariamente

que traducir de forma directa en resultados concretos,

observados y medibles. Por una parte, porque los es-

tudiantes son diferentes sustancialmente entre sí, ini-

cian su aprendizaje desde niveles de desarrollo dife-

rentes en sus conocimientos y habilidades, además de

que proceden de diversos paradigmas familiares y so-

ciales, poseen una historicidad particular y rasgos de

personalidad muy diversos. Todo ello provoca que las

influencias educativas sean vivenciadas y vinculadas a

esquemas referenciales diferentes. Por otra parte, du-

rante el propio proceso, la vida de cada individuo está

siendo de forma muy diversa, ya que cada cual enfren-

ta situaciones disímiles que registran información es-

pecífica en su personalidad y contexto determinado.

Actualmente, la praxis en la profesión de la do-

cencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas,

conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en

que fuimos educados por nuestros maestros pareciera

que ya no es funcional al trabajar con las nuevas ge-

neraciones; el sistema educativo mexicano exige más

que solo transmitir información, ya que no basta do-

minar una materia o asignatura, hay que conocer más

desde la perspectiva de diversos campos. El docente

en la actualidad debe de ser un individuo más prepa-

rado en el sentido de entender que el educar implica

conocerse primero como persona en un contexto tan-

to social, cultural e histórico, y con esto, extender ese

conocimiento hacia el alumno; y para ello debe con-

siderar cuestiones simbólicas, afectivas, comunicativas,

sociales y de valores. El docente como profesionista,

asimismo, supone una conciencia en la capacidad para

ayudar a otras personas en su desempeño tanto aca-

démico como laboral, es decir, a enseñar a aprender,

a pensar, a sentir, a actuar y a promover el desarrollo

personal.En el rango, desde un punto de partida epistemo-

lógico, y con la finalidad de saber cuál es nuestro cam-

po de acción –quiénes somos y con quién estamos, así

como la manera que vamos a trabajar con los alum-

nos–, nos sitúa en la perspectiva de fijar el fundamen-

to desde el cual partiremos, lo que nos permite afirmar

que es de vital importancia conocer las corrientes y

postulados pedagógicos dentro de nuestro campo de

acción. Para quienes nos desarrollamos en el ámbito

de la investigación educativa es relevante el manejo –o

dicho así– el dominio de una corriente o enfoque que

nos ayude en nuestro proceso, dentro de la práctica

misma, para obtener alcances u horizontes más claros,

precisos y fáciles; lo que significa que, aunque es difí-

cil realizar el proceso desde una sola perspectiva –tan-

to metodológica como filosófica– que nos conduzca a

desarrollar una comunicación idónea dentro de la co-

munidad de aprendizaje, sí debemos considerar una o

diversas propuestas dentro del proceso mismo.

Las corrientes psicológicas –por sí mismas– solo

nos pueden ayudar en algunos aspectos que tienen que

ver con los procesos educativos en las aulas, pero no

en una totalidad, por lo que necesitamos un enfoque

–o enfoques- que se vinculen con los procesos de de-

sarrollo de los educandos, al igual que el papel que és-

tos juegan en las actividades educativas escolares, es-

pecialmente dentro de un proceso para la construcción

del conocimiento y la manera de cómo las enseñanzas

ayudan en dicho proceso.

*El autor es licenciado en Lingüística y Literatu-

ra Hispanoamericana por la BUAP. Actualmente es

coordinador editorial y académico de la Universidad

del Valle de Puebla, planteles Puebla y Tehuacán. Así

mismo, es director general de Óclesis, Víctimas del Ar-

tif icio, A.C.

Por: Hugo I. López Coronel*

Actualmente, la praxis en la profesión de la docencia enfrenta

muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole,

debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros

pareciera que ya no es funcional

ARTIFICIO Y CULTURA

Hugo I. López Coronel

Francisco Hernández Echeverría

Noé Cano Vargas

DESDE LA FACULTAD

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ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO

(poblano) DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

ZOOCIEDAD

La cigarra ilustrada

LUCHADORES

Enrique Peña Nieto

La apercepción de nuestro tiempo, de nuestra realidad, de nuestro mundo, como resultado de considerables sumarios, está ligada al proceso

de influencia activa de la experiencia acumulada, de los conocimientos adquiridos con antelación sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos y que, por lo general, se encuentra presente en la manera en cómo ejercemos nuestra cotidianeidad, en forma tan común –labor profesional, laboral, etc. – y, en donde el carácter de ésta, –es decir, de la percepción–, su con-tenido, en definición de Blauberg (1992: 21) “depende de la concepción del mundo del ser humano, del nivel de su instrucción, de los intereses, los estados de áni-mo, etc., todo lo cual tiene reflejo en el concepto de apercepción”. ¿Necesario es entonces determinar cuá-les son nuestros alcances y objetivos para el desarrollo de nuestra labor educativa?

El planteamiento de alcances y objetivos como requisito indispensable de toda actividad humana ha sido trabajado por las más disímiles ciencias del hom-bre, entre ellas, diversas tendencias de la psicología, la pedagogía y la didáctica -desde aquéllas que de forma extrema, mecánica y particularizada han argumentado la necesidad de su concreción específica -conductismo y neoconductismo-, hasta otras que en reacción a estas teorías han pretendido negar su existencia, eliminando de su vocabulario el término que convencionalmen-te las designa, proponiendo en sustitución otros más abarcadores y generalizadores como el de proyecto, fi-nalidades y otros tantos. Sin embargo, usufructo de la influencia que ha tenido el enfoque tecnológico en la enseñanza contemporánea, en el criterio dominante, la práctica educativa actualmente consiste en asignarle prioridad al objetivo en la programación de la ense-ñanza, e incluso en establecer una relación muy uni-da entre objetivos y resultados a lograr, quedando así todo el proceso evaluativo determinado por los objeti-vos inicialmente previstos; de igual manera se vinculan a los objetivos los restantes componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Dentro de la reflexión metodológica en el campo pedagógico de nuestro contexto geográfico –ligado sin duda alguna a Latinoamérica–, se han propuesto críti-cas al sistema didáctico de los objetivos conductuales, debido a los presupuestos teóricos desde donde ellos parten, y se han vilipendiado algunas tendencias que llegan a posturas extremas, o que niegan o rechazan, incluso, el uso del término “objetivo”, ya que prefie-ren apelar a diversas nomenclaturas como “finalida-des”, “proyectos”, “propósitos” para definir el carácter enfocado a un fin que tiene la actividad humana. No obstante, esta postura se contrapone a un hecho cierto: toda actividad se construye sobre la base de finalidades u objetivos que orientan las acciones humanas en pos de sus metas. De aquí que no sea posible prescindir o restar importancia a los objetivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo fundamental en sí, no es

el término que se utilice en una denominación sino el contenido que ella designe, la manera de concebirlo, el significado en relación con el aspecto de la realidad que abarque. ¿Cómo entender entonces el objetivo en la enseñanza desde una dimensión comunicativa? ¿Qué funciones desempeña en este proceso?

Desde esta perspectiva, los objetivos tienen una significación fundamental, no como oraciones o sin-tagmas fijos e inmutables que se deben lograr sobre manera, sino como líneas orientadoras en el proceso. No se pueden vislumbrar los fines o propósitos que el educador se proponga sin que se tenga necesariamente que traducir de forma directa en resultados concretos, observados y medibles. Por una parte, porque los es-tudiantes son diferentes sustancialmente entre sí, ini-cian su aprendizaje desde niveles de desarrollo dife-rentes en sus conocimientos y habilidades, además de que proceden de diversos paradigmas familiares y so-ciales, poseen una historicidad particular y rasgos de personalidad muy diversos. Todo ello provoca que las influencias educativas sean vivenciadas y vinculadas a esquemas referenciales diferentes. Por otra parte, du-rante el propio proceso, la vida de cada individuo está siendo de forma muy diversa, ya que cada cual enfren-ta situaciones disímiles que registran información es-pecífica en su personalidad y contexto determinado.

Actualmente, la praxis en la profesión de la do-cencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole, debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional al trabajar con las nuevas ge-neraciones; el sistema educativo mexicano exige más que solo transmitir información, ya que no basta do-minar una materia o asignatura, hay que conocer más desde la perspectiva de diversos campos. El docente en la actualidad debe de ser un individuo más prepa-rado en el sentido de entender que el educar implica conocerse primero como persona en un contexto tan-to social, cultural e histórico, y con esto, extender ese conocimiento hacia el alumno; y para ello debe con-siderar cuestiones simbólicas, afectivas, comunicativas, sociales y de valores. El docente como profesionista, asimismo, supone una conciencia en la capacidad para ayudar a otras personas en su desempeño tanto aca-démico como laboral, es decir, a enseñar a aprender, a pensar, a sentir, a actuar y a promover el desarrollo personal.

En el rango, desde un punto de partida epistemo-lógico, y con la finalidad de saber cuál es nuestro cam-po de acción –quiénes somos y con quién estamos, así como la manera que vamos a trabajar con los alum-nos–, nos sitúa en la perspectiva de fijar el fundamen-to desde el cual partiremos, lo que nos permite afirmar que es de vital importancia conocer las corrientes y postulados pedagógicos dentro de nuestro campo de acción. Para quienes nos desarrollamos en el ámbito de la investigación educativa es relevante el manejo –o

dicho así– el dominio de una corriente o enfoque que nos ayude en nuestro proceso, dentro de la práctica misma, para obtener alcances u horizontes más claros, precisos y fáciles; lo que significa que, aunque es difí-cil realizar el proceso desde una sola perspectiva –tan-to metodológica como filosófica– que nos conduzca a desarrollar una comunicación idónea dentro de la co-munidad de aprendizaje, sí debemos considerar una o diversas propuestas dentro del proceso mismo.

Las corrientes psicológicas –por sí mismas– solo nos pueden ayudar en algunos aspectos que tienen que ver con los procesos educativos en las aulas, pero no en una totalidad, por lo que necesitamos un enfoque –o enfoques- que se vinculen con los procesos de de-sarrollo de los educandos, al igual que el papel que és-tos juegan en las actividades educativas escolares, es-pecialmente dentro de un proceso para la construcción del conocimiento y la manera de cómo las enseñanzas ayudan en dicho proceso.

*El autor es licenciado en Lingüística y Literatu-ra Hispanoamericana por la BUAP. Actualmente es coordinador editorial y académico de la Universidad del Valle de Puebla, planteles Puebla y Tehuacán. Así mismo, es director general de Óclesis, Víctimas del Ar-tif icio, A.C.

Por: Hugo I. López Coronel*

Actualmente, la praxis en la profesión de la docencia enfrenta muchos retos, necesidades, problemas, conflictos de diversa índole,

debido a que el modelo en que fuimos educados por nuestros maestros pareciera que ya no es funcional

ARTIFICIO Y CULTURA Hugo I. López Coronel

Francisco Hernández Echeverría Noé Cano Vargas

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

ENGAÑO Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO

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José Fragoso CervónREINCIGRAMA Fernando Contreras

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ZOOCIEDAD La cigarra ilustradaLUCHADORES Enrique Peña Nieto

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Conseguir un empleo por primera vez es el dra-mático despertar a otra realidad. Pasar de estu-diante a desempleado, depende de lo que el de-

mandante ofrezca al momento de llenar la solicitud de empleo. A este entuerto se suma otra paradoja: siempre se pide experiencia en cualquier trabajo solicitado, hasta parece un absurdo, pero es simplemente la realidad, el solicitante tiene que demostrar que conoce el oficio al que desea insertarse. Esto parece un acertijo cruel pero no por eso es irresoluble. ¿Como iniciarse entonces en el duro mundo laboral? La primera oportunidad está en las consabidas prácticas profesionales y en el servi-cio social como planteamos en este espacio hace unas semanas.

Las prácticas no son solo ‘un trámite’ para poder egresar de la carrera. Realizar un “servicio social” donde se ejecutan labores que no aportan nada al desarrollo profesional, no ayuda a los estudiantes a conocer ha-bilidades y aptitudes que deberán poner en práctica en sus futuros empleos. El universitario debe mostrar una actitud de disposición y proactividad en sus primeras prácticas. Así como el primer año de vida es fundamen-tal en el desarrollo del ser humano, la práctica profesio-nal lo es en el futuro desarrollo del profesionista.

Aprender al tiempo que se reconoce el horizonte laboral es una ecuación de liga o tránsito entre el aula y el empleo que ninguna Universidad puede permitir-se obviar. También es de considerarse el que sus estu-diantes deben estar en la posibilidad de medirse en el mercado laboral con toda antelación al momento de la graduación; no es suficiente contar con todo tipo de certificaciones si la tasa de absorción de sus profesio-nistas es baja. También es cierto que del desempeño del profesionista depende la posibilidad de ser incor-porado al centro de trabajo donde comenzó a hacerse visible. No es exagerado considerar que las prácticas son una alternativa para quedarse trabajando en de-terminada compañía. El estudiante que solo desea ter-minar pronto con esta actividad puede tener muchos motivos para asumir esa actitud, pero es seguro que se sentirá más ansioso después cuando en el primer em-pleo le soliciten “experiencia”.

Las prácticas no tienen por qué limitarse a una em-presa local. Aunque permiten visualizar al mercado la-boral nacional, también está la opción de realizarlas en el extranjero. Son varias las ventajas de este tipo de ex-periencia: desde la práctica de trabajo en un idioma ex-tranjero, el manejo de otras culturas laborales, formas de

organización y nuevas tecnologías, hasta las consecuen-tes ventajas al buscar un trabajo de regreso en el país.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad París I, Panthêon- Sorbonne; actualmente, es investi-gador del Programa de Estudios Universitarios Com-parados de la BUAP.

Una de las reglas de oro de los servicios de in-teligencia consiste en mantener la más estricta protección de fuentes y métodos. Por diversas

razones, es de suma importancia mantener ocultas a las personas, los procedimientos y los instrumentos por medio de los cuales se obtuvo o se obtiene in-formación de valor. El profesionalismo y cohesión de una agencia de inteligencia se podrían incluso medir a partir de la observancia de esta norma.

Los Estados Unidos detectaron en 1962 la insta-lación de cohetes nucleares soviéticos en Cuba me-diante fotografías proporcionadas por un satélite espía de la serie “Corona”, lanzado al espacio con el nom-bre tapadera Discoverer, con propósitos supuestamen-te científicos, básicamente medioambientales. En sep-tiembre de 1961, se había creado en secreto la Oficina Nacional de Reconocimiento para dirigir el espionaje orbital y administrar el Centro Nacional de Interpre-tación Fotográfica, también clandestino. Fueron ellos quienes analizaron el material fotográfico recabado por el satélite “Corona” y descubrieron lo que enton-ces ocurría a tan solo 80 kilómetros de Miami.

A la sorpresa mayúscula que provocó en la Casa Blanca y el Pentágono tal descubrimiento, acompañó la necesidad de ocultar la procedencia de la informa-ción, esto es, encubrir la existencia del satélite espía. Emplearon entonces al avión espía U-2, y el 15 de oc-tubre de ese año declararon que uno de esos aviones había fotografiado la instalación de misiles nucleares de alcance medio y el emplazamiento de bombarderos ligeros IL-28 en Cuba. Los siguientes 13 días el mun-

do se encontró al borde de la III guerra mundial, en lo que fue el momento más crítico de los cuarenta años de guerra fría.

El trance fue superado sin llegar a las manos y sin que se descubriera la novísima fuente de información con que contaban los norteamericanos. Durante los siguientes decenios, la opinión pública mundial siguió creyendo que un avión U-2 había descubierto los co-hetes atómicos colocados en la isla. Sin embargo, a su vez, los norteamericanos no supieron sino hasta que finalizó la guerra fría que durante esos tirantes días de octubre de 1962, los soviéticos ubicaron secreta-mente al menos un submarino dotado con armamen-to nuclear frente a las costas atlánticas de los Esta-dos Unidos, con la orden de guardar absoluto silencio y disparar si recibían una clave o retirarse si recibían otra. Los soviéticos también protegieron con éxito en aquella dramática ocasión sus instrumentos, métodos y fuentes. Además, el 26 de julio de 1962 lanzaron con éxito su propio satélite espía (Zenit-2), el número 7 de la serie Kosmos, también teóricamente con fines exclusivamente científicos.

La importancia de los satélites espías “Corona” su-peró con mucho en los años siguientes el logro alcan-zado al descubrir los cohetes en Cuba. Hasta 1972, cuando el programa fue sustituido por otro, propor-cionaron unas 860 mil fotografías que incluían ciu-dades y complejos industriales soviéticos y del Pacto de Varsovia, instalaciones militares secretas, aeródro-mos, silos de cohetes, bases navales y astilleros, empla-zamientos de baterías antiaéreas, el cosmódromo de

Plesetsk, zonas de almacenamiento nuclear y arsenales estratégicos; los “Corona” identificaron también los avances nucleares chinos, su confrontación fronteri-za con los soviéticos, el desplazamiento y ubicación de los misiles soviéticos empleados para proteger el Canal de Suez, etc. Todo ello permitió conocer las capacidades militares reales de la URSS y del Pacto de Varsovia, superando las especulaciones (estimaciones y cálculos de analistas de escritorio) predominantes hasta los inicios de los años sesenta que aseveraban la existencia un desequilibrio en misiles muy desfavora-ble a los EEUU.

Con la información proporcionada por los “Co-rona” y por los “Zenit”, las relaciones entre las poten-cias en pugna en adelante se mantuvieron tensas pero estables, una vez que ambas superaron el miedo a lo desconocido.

No obstante, los satélites espías no zanjaron la añeja controversia tecnología/ hombre que atraviesa a todos los servicios de inteligencia. Son recurso útil para saber dónde están ubicados los cohetes, dónde se encuentran atracados los submarinos y las naves de guerra, cuántos son y dónde se hallan los bombarde-ros y los depósitos de municiones y combustibles, en qué lugares se localizan concentraciones de tropas y de tanques, etc., pero no pueden decir qué están pensan-do y cuáles son sus planes. Es indispensable para ello la inteligencia humana, es decir, el trabajo de agentes e informantes situados en los centros de decisión, en esferas de importancia o en puntos operativos del ad-versario.

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) el número de jóvenes desempleados en el país se ha incrementado un escandaloso 38% desde el momento de nuestras fastuosas celebraciones del Bicentenario. El surgimiento de nuevos pobres como los “ninis” no es obra de la apatía o de la holganza.

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3

La sociedad mexicana tiene como origen unpasado ancestral: las culturas que habitaron Mesoamérica.

El hombre que habitó dicho territorio es por sí mismo un artífice, resultado de adecuarse al medio ambiente y de la urgencia de necesida-

des básicas como abrigarse, protegerse de depreda-dores y del clima, reproducirse, comer. De ahí que el concepto cultura se define en un principio como una actividad práctica, acto y efecto de cultivar la tierra, específicamente el maíz. En esta faena cotidiana que duró miles de años, el hombre creó una serie de ele-mentos básicos que están presentes en toda sociedad: el lenguaje como medio idóneo para transmitir los co-nocimientos adquiridos; simultáneamente, por la difi-cultad de explicar origen, muerte y el mundo circun-dante, surgieron objetos de adoración, fetiches, mitos, leyendas y con ello “la religión”; además, las necesi-dades junto con la experiencia permitieron desarro-llar artefactos y aparecieron los oficios, la cerámica, los artesanos, la tecnología; con el tiempo, satisfechas las necesidades básicas, el hombre transformó su entono, desde entonces lo hace agradable, lo estiliza.

Los elementos culturales existentes en nuestro país parten de ese contexto. El pensamiento que el hom-bre tiene y proyecta a su alrededor da como resultado las manifestaciones culturales existentes. Como señala Ortega y Gasset, “por una parte son producto espon-táneo del sujeto viviente y tienen su causa y régimen dentro del individuo orgánico; por otra, llevan en sí mismos la necesidad de someterse a un régimen o ley objetivos.” La cultura es una función vital intrínseca al ser humano.

México, sociedad pluricultural con un bagaje an-cestral, es un lugar que desborda vitalidad. Cada región tiene elementos culturales distintivos y únicos que no se pueden comparar con otra región; México son muchos Méxicos. En este espacio, el mexicano, como cualquier individuo, con los años adquiere competen-cias y habilidades que le permiten aferrarse a la vida y abrir la posibilidad de transformarla desde cada una de sus acciones. Pero, cabe preguntar, ¿cuáles son los fines de tales acciones, cuáles las motivaciones detrás de tales acciones? Y sí sus rasgos culturales, producto de la relación existente entre él y su medio ambiente, modelan o configuran la percepción y con ello la na-turaleza de su acción, cabe preguntar también, ¿qué de esa realidad estamos transformando, cómo y para qué lo estamos haciendo?

Cada mexicano es un ser sublime y sin embargo, durante las últimas décadas, la diversidad de entornos existentes en su vida se ha perfilado hacia esquemas preestablecidos; los rasgos culturales propios del mexi-cano ya no son tanto lo que se piensa: se desvanecen poco a poco permitiendo el surgimiento de una socie-dad compleja empapada de modismos extranjeros que coartan y conducen su modo de pensar encerrándolo en el esquema establecido por el grupo hegemónico.

La globalización, los medios masivos y la mer-cadotecnia son los mecanismos de transculturación que moldean el prototipo de cómo debe actuar y com-portarse el ciudadano promedio. A la masa mal infor-mada y la juventud mexicana, al no tener mecanismos de defensa por la falta de reflexión y al estar vincula-dos a través de una red de velos a la realidad, como el que expresa el concepto del nini –ni estudio ni tra-bajo-, no le queda más remedio que darle la vuelta a los problemas, volverse indiferente o hacer como que ni siquiera percibe los problemas.

¿Será que el mexicano sigue conservando su cul-tura o se encuentra en agonía? ¿Las costumbres y tradiciones ancestrales siguen siendo práctica cotidi-ana, aunque en evolución, o se han convertido en una actividad encapsulada que el turismo vende al extran-jero? La mercadotecnia, la televisión y el estilo de vida a imitar, dejan en claro los estereotipos que los orien-tan; la educación ha dejado de cuestionar y de asum-ir posturas críticas, conformándose con ofrecer una enseñanza mediocre y sin más meta que la de fabricar titulados, y hacer a los individuos autómatas que acep-tan todo sin cuestionar. Es entonces cuando la cultura original se desvanece y ocasiona que actualmente ten-gamos una inclinación hacia “un utopismo cultural. Se cae en él siempre que se reciben sin previa revisión ciertos principios intelectuales, morales, políticos, es-téticos o religiosos, y dándolos desde luego por bue-nos se insiste en aceptar sus consecuencias.” (Ortega y Gasset).

Los resultados pueden ser catastróficos si los mexi-canos y las generaciones en formación no comienzan a reflexionar sobre los cambios culturales a los que nos está llevando el desarrollo mundial y, particularmente, el capitalismo que ya muestra su lado oscuro.

El promedio de los mexicanos no lee, no genera ideas ni soluciones para transformar su vida, no piensa a futuro. No obstante, es necesario comenzar a criticar nuestro entorno y a buscar un proyecto que guíe nues-tro andar hacia una meta que fundamente lo que es ser mexicano. Hoy es el momento porque, recordan-do nuevamente a Ortega y Gasset, “de lo que hoy se empieza a pensar depende lo que mañana se vivirá en las plazuelas”.

* El autor cuenta con maestría en Historia por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP; es miembro de la coordinación académica del grupo Óclesis, Víctimas del Artificio, AC., y se des-empeña actualmente como catedrático-investigador de la Universidad del Valle de Puebla, campus Puebla.

Noé Cano Vargas

Tercer Festival de Arte, Literatura y Ciencia de Santa Cruz Tejalpa

Del 11 al 15 de mayo próximos se llevará a cabo FesTeja, esto es, el Tercer Festival de Arte, Litera-tura y Ciencia de Santa Cruz Tejalpa, municipio

de Tehuitzingo, Puebla. El Festival tiene como objetivo llegar a comunidades

alejadas de la capital, a donde es difícil llevar actividades artísticas, culturales y científicas. Se realiza sin afán de lu-cro, aunque es difícil obtener recursos para sostener a las más o menos 60 personas que participan.

Todos los talleres, charlas y presentaciones son reali-zadas con la colaboración de instituciones tales como el INAOE (Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Elec-trónica) y el CPL (Consejo Puebla de Lectura); el Con-servatorio de Música y la Escuela Normal del Estado, y con la participación de aproximadamente 30 estudiantes de distintas carreras de la BUAP como son biología, física, matemáticas, sociología y arte dramático.

Este año, entre las actividades que se realizarán cabe destacar: Cuenta cuentos, Biblioteca para niños (bebeteca), Arte circense, Talleres de astronomía, Observación astronómi-ca, Talleres de barro, Origami, Reciclaje, Charlas para los eji-datarios, Danza aérea y Danza flamenca.

Aunque la difusión de FesTeja ha sido muy limitada, se espera que los días del Festival lleguen a Tejalpa personas de las comunidades aledañas, del municipio y también de las ciudades cercanas.

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En Della dissimulazione onesta (De la disimulación honesta), Torquato Accetto afirma que la mentira es uno de los grandes tópicos en los que se regodea el estudio de la investigación artística.

Y para citar un caso verdaderamente interesante, tenemos la Letteratura come menzogna (La literatura como mentira) de Giorgio Manganelli, texto divido en tres secciones y compuesto por veinticinco ensayos breves y artículos que el autor italiano publicó en el lapso de doce años, entre 1955 y 1967. Dicha división fue realizada por Manganelli con particular elegancia, siguiendo criterios de afinidad o de analogía temáti-ca o estilística, concluyendo con un capítulo final que podemos definir claramente como un “Manifiesto” de su propia poética, como lo podemos observar en el si-guiente fragmento en el que introduce nítidamente su visión: “La obra literaria es un artificio, un artefacto de incierto e irónico fatal destino; es decir, una ‘pseu-doteología’, donde todo es preciso, y todo es mentira” (Manganelli, 1985: 176).

En el primer ensayo, publicado originalmente en 1964 como una introducción a Concerning the Eccentri-cities of Cardinal Pirelli (En torno a las excentricidades del Cardenal Pirelli) de Ronald Firbank, podemos ex-traer el siguiente párrafo: “Con sus alteraciones, sus er-rores, sus traslados y sus calculadas distracciones quiere lograr un resultado: una invención de absoluta y cohe-rente artificialidad. En todo el trabajo de Firbank se en-cuentra implícita la convicción de que cada descripción lingüística es artificial, y que nada hace ésta por ocul-tar esta luminosa y difícil cualidad suya” (Ibid.: 14). En efecto, más adelante rematará diciendo: “El lenguaje no es útil para conocer una posible realidad, sino más bien para rozarla, pero sin verla, aunque sabemos exactamen-te donde se encuentra, y aún presuponiendo con preci-sión que esto ya lo sabíamos sin duda […]”.

Estas breves citas nos alumbran la senda sobre la cuestión de concebir la literatura como artificio, princi-palmente la última nos paraliza y nos deja en suspenso, ya que si el lenguaje se limita a rozar la realidad, cono-cida plenamente solo por el pensamiento, la literatura es por lo tanto, la expresión más honesta de la artificia-lidad del lenguaje: pues es consciente de su limitación y desde el principio se presenta funcionalmente men-tirosa. La tarea del literato es entonces, como propone Manganelli, convertir en destino y estructura “cada hor-ror y dolor, verdad y mentira” (Ibíd.: 27).

¿Cuál será entonces aquella realidad que se con-vierte en expresión artística? ¿Qué verdades oculta el lenguaje? ¿Qué se esconde en las profundidades de la bella superficie de la artificialidad? Todo parece apun-tar hacia el intento de querer pronunciar conscien-temente lo indecible; aquel “infinito secreto”, secreto que nos hace recordar el Porto Sepolto (El puerto se-pultado) de Giuseppe Ungaretti sobre el ser conscien-tes de que el demás lenguaje, el lenguaje que está de sobra, el lenguaje remanente, el lenguaje restante, no es sino la señal de una verdad única, perdida, olvidada, o bien, trágicamente impronunciable. Pero para nada incognoscible: la sacra mentira, la literatura, podría ser esa señal (Franchi, 2006).

En el ensayo dedicado a Alexandre Dumas, Man-ganelli escribirá: “Nos consuela el ser conscientes del artificio, de la representación, del engaño bien con-feccionado”. Pero, ¿qué sentido tiene este deseo de ser conscientes del engaño?

Tal vez la respuesta se encuentre en que en el hom-bre hay cierta vocación innata hacia el juego, hacia el placer de la ilusión, hacia el regocijo en lo irreal; de lo contrario, sería muy lamentable darse cuenta de que el engaño creado por el lenguaje y las estructuras so-ciales humanas no coadyuve, desde el artificio de la comunicación, a la edificación del engaño de la cre-ación artística: a la creación de una dimensión donde todo es mentira, donde por lo menos en teoría se mue-

stre la antítesis de todo aquello que debería ser la real existencia. Una dimensión en la que paradójicamente acontece aquello que no podemos aceptar, aquello que quizá nunca podremos aceptar; el sueño y las abomi-nables pesadillas se transfiguran para ganar el más no-ble y vital juego: el juego del arte (Franchi, 2006).

El cuarto ensayo será el más brillante de todos los que conforman Letteratura come menzogna, es decir, donde aparece el “Prefacio” que elaboró Manganelli para la espléndida edición que lanzó Adelphi Edizio-ni de Flatland, romance of many dimensions (Planilan-dia, una novela de muchas dimensiones), aquel mundo bidimensional habitado por figuras totalmente pla-nas creado por el teólogo inglés Edwin A. Abbott en 1882. Aquí podemos apreciar de manera significativa lo que entiende Manganelli por el término lugar: “Un lugar es un lenguaje, y solo podemos permanecer ahí si aceptamos las reglas lingüísticas que lo han inventado. Pero si nos recorremos hacia un lenguaje arbitrario y no concluyente, los diferentes lenguajes indicaran lu-gares totalmente discontinuos. Como sucede precisa-mente en Flatland, cuando se hace la comparación con cualquier lugar humano”.

El lenguaje es por tanto, “la absoluta contradicción de ser, no obstante, el único lugar habitable”. Pues una vez establecidos los valores, éstos serán sustituidos por el juego y el rito. Para ello, es necesario ponerse de acuerdo, convenir, sobre el significado de las palabras, sobre el sentido de los actos, y el sentido que tienen los hechos. Entonces el hombre fundará lugares, forjará símbolos, erigirá hacia el cielo tótems dedicados a di-vinidades inexistentes, ya sea con el fin de empujar-las a antropomorfizarse en un desesperado intento de conformar una esperanza, o con la simple voluntad de imponer a sus semejantes la aceptación de que exista una verdad.

De este modo, aquella extraordinaria intuición de Accetto sobre el disimulo honesto, dará frutos abundan-tes en Manganelli, al grado de considerársele su intér-prete último. Entonces, ¿aceptamos que disimulamos honestamente la mentira para poder vivir? ¿Para poder sobrevivir?

Conocemos el origen de la verdad, y la saludamos en la mentira; convenimos que un concepto es verdadero, que es cierto, construimos significantes y significados, definimos lugares; y la memoria de las verdades pasadas las hemos convertido en leyenda o mitología. El hom-bre lo sabe: el hombre es consciente de que todo aquello que le rodea es creación de su lenguaje y la forma en que se relaciona con sus símbolos. Sin embargo, prefiere cre-er, o mejor dicho, recrearse en el juego sublime del en-gaño de que hace gala la literatura, instaurando así, que su antítesis ideal sea precisamente la realidad.

De lo dicho, se puede augurar que la literatura nunca morirá, ni que se disolverá gradualmente: re-sulta ser entonces una necesidad para la mayoría de los hombres, porque gracias a ella pueden realmente nacer y realmente morir. Un ejemplo de esta afirma-ción, tal vez caricaturesco, lo podemos encontrar en el brevísimo cuento “Ragnarök”, contenido en el poema-rio de Jorge Luis Borges, El hacedor, es decir, el Artíf i-ce: los dioses se presentan en el Aula Magna de la Fa-cultad de Filosofía y Letras después de un larguísimo destierro, en el que “siglos de vida fugitiva y feral” les ha atrofiado lo que tenían de humano (Borges, 1998); por ello, ahora muestran un penoso aspecto grotesco. Así que para evitar ser presa del miedo o de la lástima, sentimientos sumamente peligrosos, Borges y Pedro Henríquez Ureña deciden darles muerte “alegremen-te” con pesados revólveres, muy conscientes de las po-sibles desdichas que podía causar el retorno de estas

antiguas divinidades.Como se mencionó al principio, Manganelli con-

sidera la literatura como una pseudoteologia, porque en sus orígenes su figura retórica es la invención de los dioses y el infierno. Sin embargo queda la cuestión de saber ¿cuál ha sido la necesidad de agregar el pre-fijo “pseudo” a la palabra teología? “¿No será que cada lenguaje es, incluyendo el nuestro o cualquier otro que pueda tomar su lugar, un sistema de coherente locura, una delirante organización de la nada?” (Manganelli, 1985: 43).

Pero en Letteratura come menzogna será ocioso tra-tar de buscar alguna descripción sobre los elementos físicos que determinan al mentiroso, así como también rastrear un riguroso examen sobre su frenética condi-ción de prófugo pronto a ser atrapado; lo único que sí es evidente es que se delinea su retrato. En efec-to, Manganelli se referirá al mentiroso como el hace-dor de la literatura fantástica: “Desde siempre ha me-rodeado sobre la tierra, en diversas pero reconocibles encarnaciones, un hombre singular: aislado y encan-tador; que lo que tiene de mezquino lo tiene cierta-mente de ambiguo; así como una despreciable mezcla de cierta magnificencia. Algo que se diría imperfecta-mente humano: más aún es difícil asegurar si su sutil inexactitud provenga de una mezcla angelical o ani-mal. Es el Gran Mentiroso […] Su habla es extraña y exótica, pero ignoramos si ésta es un producto natu-ral, una invencible simulación, o producto de aquella humanidad inexacta […] Sin demora, incluso como algunos […] Hay en él una fundamental vocación por el anonimato. Ahora bien, si en un extremo de argucia, se tuviera que elegir un nombre tan desagradable e im-pronunciable, si preferirá un término alusivo tal como: el Marinero, el Ciego, el Huésped o Tusitala— el que cuenta bellas historias” (Ibíd.: 44).

Podemos concluir diciendo que Letteratura come menzogna es un precioso intento de demarcar signi-ficativamente los márgenes de la literalidad y de la literatura, dirigiendo la mirada más allá de cualquier provocación de tipo moralista; de tal forma que Man-ganelli pondrá el énfasis tanto en el cinismo de la li-teratura como en la doblez del escritor, dándole quizá la espalda a la tentación de utilizar las técnicas de la occupatio latina para lograr una lucidez y una incisiva exposición poco común, gracias a la maravillosa fran-queza intelectual que nos presenta.

* El autor, Maestro en Educación Superior por la BUAP, es coordinador académico del colectivo litera-rio Óclesis, Víctimas del Artif icio, AC.

Francisco Hernández Echeverría*

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HORIZONTALES

2. Conjunto de patrones cultura-les de una o varias generacio-nes heredadas de las anteriores.

10. Artículo neutro (inv.).12. Altar.13. A nivel.14. Onomatopeya del ruido que

imita el mugido del toro.15. Contracción gramatical.17. Relato tradicional, forma par-

te del sistema de creencias de una cultura (pl.)

19. Lo contrario al bien.20. Pájaros.21. Símbolos del flúor, amperio y

angstrom.22. Un tratado de reducción de

armas entre los EU y la extinta URSS (sigla).

23. (Anaïs), autora de la obra li-teraria Un espía en la casa del amor.

24. (Marcel), antropólogo, acentúa el carácter instrumental de la cultura.

26. Hermano o primo del padre o de la madre de una persona.

27. En la mitología griega, la Tie-rra.

29. Organización Internacional del Trabajo (sigla).

31. Hermano de Carlos Salinas de Gortari (inv.).

32. Composición musical breve y de carácter lírico.

34. Aquí.35. Amarra, ata (inv.).37. Arbusto buxáceo siempre ver-

de.39. (Edward Burnett), antropólo-

go británico, autor de Cultura primitiva.

43. Río de suiza.45. Dios griego de la guerra.46. Aire en inglés.47. Actividad humana que por

medio de artificios provoca emociones. Se le considera como parte de la cultura.

48. Patria de Hipócrates.49. En el momento presente.51. Abreviatura de tecnológico.

52. Símbolo del osmio.53. Ciento cincuenta y cinco en

números romanos.54. (Mayor), constelación boreal.56. Sociedad Anónima.57. Estado de la mente en el que

un individuo tiene como ver-dadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa y es parte de la cultura de un pueblo (pl.).

VERTICALES

1. Río de Europa occidental, el más largo de Francia.

3. Divinidad egipcia.4. Arma en inglés.5. Concubina.6. Del verbo croar.7. Símbolos del yodo y arsénico.8. Forma de pronombre.9. Que tienen formación cultural.11. (Strauss), antropólogo francó-

fono belga, autor de Las estruc-turas elementales de parentesco.

14. País de África, su capital es Bamako.

16. Uno de los componentes de la cultura de un pueblo (pl.).

18. Letra griega.19. (Armand), sociólogo belga,

autor de La cultura como em-presa multinacional.

24. Revolucionario francés, asesi-nado por Carlota Corday.

25. Perteneciente al sol.28. Desciende, se precipita al sue-

lo (inv.).30. Tres en números romanos.33. Útil de cálculo aritmético.36. Franja decorativa a base de

líneas rectas que vuelven sobre sí mismas (pl.).

38. Palo de la baraja española.40. Nombre hebreo de Dios.41. Embrollo, enredo.42. Troto (inv.).44. Dulce, jalea (pl.).49. Cerveza ligera inglesa.50. De esta manera.53. Símbolo del cromo.55. Alcohólicos Anónimos.

Castrista.- Seguidor o admirador de Fidel Castro Ruz, líder indiscutible de la Revolución Cubana que triunfa en 1959. En 1961 promovió la adopción del marxismo por el gobierno revolucionario, esta-bleciendo el primer Estado socialista de América.

Aparte de distinguirse por ser el mandatario latinoamericano que más años ha permanecido en el poder (alrededor de 50 años), Castro es el hom-bre que posee el Record Guiness en cuanto inten-tos de asesinato: 634, la mayoría de ellos planeados por la Agencia Central de Inteligencia de los Esta-dos Unidos (CIA). Según un ex jefe del espionaje cubano, la ocasión en que la CIA estuvo más cer-ca de matar a Fidel Castro fue ¡con un batido de chocolate... envenenado! Según la Agencia Reuters, esto ocurrió una noche de marzo de 1963, cuando Castro pidió un batido en la cafetería del Hotel Ha-bana Libre. La pequeña cápsula de botulina enviada por la CIA –que un camarero había escondido en un refrigerador– se congeló y el veneno se derramó accidentalmente al manipularla. “Fue el momento más cercano que la CIA estuvo para asesinar a Fi-del. Para mí ese es el complot más importante”, dijo el general retirado Fabián Escalante, ex jefe del De-partamento de Seguridad del Estado, durante una entrevista con la Agencia Reuters.

Castrista (Anti).- Vocablo que designa a los enemigos o adversarios de Fidel Castro. Comprende una amplia gama de grupos y tendencias: desde los exilados que huyeron a Miami una vez que triunfó la Revolu-ción Cubana, pasando por los sectores que pugnan por ensanchar la democracia en Cuba (pero sin pre-tender derrocar a Castro), hasta todo un cúmulo de intelectuales que en determinado momento se han convertido en funcionarios públicos, como el caso paradigmático del fallido ex canciller del gobierno de Vicente Fox, Jorge G. Castañeda, quien intentó darle una “vuelta de tuerca” a la tradicional política del gobierno mexicano de relaciones cordiales con el gobierno socialista de Cuba. Fue durante su per-manencia en la Secretaría de Relaciones Exteriores que se presentó el célebre incidente del “comes y te vas” (palabras que le dirigió Fox a Castro en la oca-sión de un encuentro de líderes latinoamericanos en México, al que acudió el entonces presidente nor-teamericano George W. Bush, quien, incapaz de re-primir su irritación por la presencia del mandatario cubano, provocó que Vicente Fox le pidiera “ama-blemente” a éste que abandonara el evento, no sin decirle, en tono contemporizador “comes y te vas”).

Comunista.- Aunque por lo general se identifica a un comunista como un miembro de los partidos del

mismo nombre, estrictamente hablado se trata de un individuo que oscila entre un idealismo exacer-bado y un autoritarismo extremo, lo cual lo lleva a buscar el Reino de Dios en la Tierra sin percatarse, en no pocas ocasiones, que lo que hace es exacta-mente lo contrario, esto es, construir a la construc-ción de un verdadero infierno.

Guevarista.- Admirador o seguirdor de Ernesto “Che” Guevara (1928-1967), quien se ha convertido en un símbolo del idealismo a nivel mundial. Cono-ció a Fidel Castro en México, en 1955, uniéndose al grupo que se preparaba para invadir Cuba. Una vez que arribaron a la isla e instalaron la guerrilla en la Sierra Maestra, el “Che” se convirtió en uno de los principales lugartenientes de Fidel Castro, encabezando una de las dos columnas que salie-ron de las montañas orientales hacia el Oeste para conquistar la isla. Participó en la decisiva batalla por la toma de Santa Clara (1958) y finalmente entró en La Habana en 1959, provocando el fin de la dictadura de Batista.

Después de ocupar algunos cargos de primer nivel en el gobierno, el “Che” decidió promover la revolución a nivel hemisférico, eligiendo Bolivia como centro de operaciones. Su plan fracasó y cayó en una emboscada en la Quebrada del Yuro, siendo asesinado por los militares bolivianos unos días des-pués, a sugerencia de la CIA.

Mientras que cada vez más se reducen los ad-miradores de Fidel Castro, tienden a crecer de ma-nera notable el número de admiradores del “Che”.

Gusano.- Apelativo que designa a los exilados cubanos que huyeron a Miami.

Hereje.- Individuo al que condenaba la iglesia católica por negar sus principales doctrinas o creencias. Por lo general era condenado a la hoguera por el Tri-bunal de la Santa Inquisición.

También las iglesias protestantes recurrían a tal procedimiento, tal como sucedió con la inmolación del sabio Miguel Servet (1511-1553) en Ginebra, ordenada por Calvino.

Sinónimo- Individuo al que condenaban los parti-dos y gobiernos de los desaparecidos “países del so-cialismo real”, por negar sus principales doctrinas, creencias, y, sobre todo, por recusar el prestigio de algunos de sus principales líderes o gobernantes. Entre algunos “herejes notables” tenemos a los es-critores Arthur Koestler y Georges Orwell.

* El autor es investigador en el Programa de Estudios Universitarios Comparados de la BUAP.

¡Habrase visto! Se calcula que en la actualidad, entre 10 mil y 20 mil grandes felinos viven en cautiverio en Estados Unidos, pero no en insta-laciones adecuadas sino en manos de dueños pri-vados que los tienen como mascotas. Parece que no es un delirio solamente de narcos y ricotes. Y eso significaría que hay más de esos felinos en cautiverio privado que en libertad en sus lugares de origen. Diputados norteamericanos están tra-bajando una propuesta (Big cats and public safety proteccion act) para permitir la tenencia de estos felinos solamente a circos acreditados y zoológi-cos, lo que sería una enorme ganancia para ga-rantizar un mejor trato a estos animales.

Lee más en: http://www.thepetitionsite.com/takeaction/841/285/240/

En el zoológico de Morelia, Michoacán, habita una hermosa osa polar que no es feliz, ¡y claro que no puede serlo!, porque vive en un reducido espacio cubierto de concreto y a una temperatura para la que no fue diseñada por la madre natu-raleza. Su nombre es Yupi y arribó a Morelia en 1992, proveniente de Alaska, donde era huérfana pues su madre había sido asesinada. Este tipo de osos requiere espacios grandes y adecuados a su especie como es de suponerse, y una temperatura

que no se da en Morelia. Yupi ya tiene 20 años, pero podría vivir los que le restan, quizá 10, en mucho mejores condiciones si los encargados del mencionado zoológico tuvieran la capacidad de compadecerse.

Lee más en: http://www.thepetitionsite.com/1/Save-Yupi-the-Polar-Bear/

Y si Yupi merece tu compasión, escribe al zoo-lógico, al gobernador del estado y al michoacano presidente de este país.

En septiembre de 2011, el gobierno de las Islas Solomon (archipiélago de 990 islas, localizado cerca de Australia), se comprometió a prohibir la captura de delfines para su venta a la industria del entretenimiento (verbigracia Acuarios). Está ya bien comenzado el año 2012 y dicho gobierno no ha cumplido. La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en in-glés) está ejerciendo presión para que al menos reduzcan este comercio al mínimo.

Si deseas unirte a esta petición, ingresa en la siguiente dirección:

http://www.thepetitionsite.com/832/040/232/solomon-islands---keep-promise-to-ban-dol-phin-exports/

La Cigarra Ilustrada

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Aparece cada quince díasDirector y editor: Enrique Condés Lara

Consejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Jaime Cid Monjaraz, Juan Lozada León,Gloria A. Tirado Villegas, José Fragoso Cervón, María de Lourdes Herrera Feria,

Hugo López Coronel y Enrique Barradas Guevara.Corrección: Gabriela Breña

Diseño: Israel Hernández CedeñoCorreo electrónico: [email protected]

*No incluye sección de SocialesSe imprime en los talleres de El Errante, Editor. Priv. Emiliano Zapata 5947,

San Baltasar Campeche, Puebla.Certificado SEGOB: 15198 / Certificado Derechos: 032210460200-101

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Como todo fin de semana, recargados en la cortina, el viernes 10 de septiembre de 1971 nos encontrábamos quemando nues-

tros últimos cartuchos y esperando al Chuy que se había ido por la mercancía, cuando pasó el Beibis en una motocicleta, ofreciendo existencias que ha-bía conseguido por Cananea (el Palacio Negro de Lecumberri). “Es de la roja de Panamá con la que duermen al jefe de celadores cuando los internos van a empezar el reventón nocturno”, nos informó.

El Paco le comentó que estábamos embara-zados (ya habíamos encargado) y que solo aguar-dábamos el regreso del nuestro comisionado. Sin embargo, como el Beibis insistió, decidimos pro-bar, luego de aclararle que pagaríamos por ver. Tal cual, a los primeros suspiros nos dimos cuenta que el Beibis no mentíay era mercancía de primerísima calidad.

Estábamos en ese negocio cuando no sé quién, en el alucine, comentó: “oí en la radio que mañana hay un concierto de Rock en Avándaro y que se va a descolgar la banda chilanga, que va a ser más o me-nos un Woodstock pero mexicano”. Inmediatamen-te nos bajó de la nube y todo se concentró en cómo le haríamos para asistir. El Beibis reconoció enton-ces que se estaba deshaciendo de ese buen material porque necesitaba dinero para asistir al concierto y que de la glorieta de la colonia iban a salir temprano bandas de diferentes calles en caravana.

Así las cosas, al otro día temprano llegó el Paco con una camioneta Jeep que tomó prestada de la empresa donde trabajaba, y ya con nave nos diri-gimos hacia el lugar del concierto. Nadie conocía donde chingaos quedaba Avandaro, solo sabíamos que estaba por Toluca. Pero no necesitamos pre-guntar mucho: al salir de la ciudad solo tuvimos

que seguir la gran ola de coches que transitaban por la carretera como si fuera Semana Santa. Al principio pensamos que se trataba de otro acon-tecimiento pero al observar a los pelafustanes que viajaban en los vehículos, ya no hubo más dudas.

El problema se presentó para llegar porque eran miles de autos, camiones, camionetas, moto-cicletas, etcétera, circulando por una estrechísima y serpenteante carretera. Las bandas de toda la ciu-dad (y otras circunvecinas) llegaban al concierto. Tuvimos que dejar la camioneta a varios kilóme-tros del lugar, pero la caminada que dimos bien lo valió: al llegar nos encontramos con un campo lle-no de jóvenes (100 mil. Algunos habían llegado in-cluso un día antes), dando rienda suelta a su afición por la música, la libertad y las drogas.

Pero si bien la música estuvo de poca madre (con los conjuntos: Rockópera “Tommy”, Zafiro, Soul Masters, Sociedad Anónima, La Ley de Herodes, Fachada de Piedra, Los Dug Dugs, El Epílogo, Los Tequila, La División del Norte, Peace and Love, El Ritual, Mayita Campos y los Yaki, Bandido, Tinta Blanca, El Amor y Three Souls in my Mind), más la pasoniza que había detrás de la loma, lo mejor fue-ron los dos días compartiendo todo (comida, bebi-da, yerba, y demás) con jóvenes estudiantes, obreros, oficinistas diversos, dizque temibles delincuentes ju-veniles etcétera, en la más solidaria convivencia, to-dos alivianados, siendo todos casi humanos.

Al término de todo, la salida fue tan tortuo-sa como la llegada, pero eso fue lo de menos; nos retiramos satisfechos por la placentera experiencia bebida, perdón vivida.

*El autor es doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachin.

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2010, el pa-norama es el siguiente:A la pregunta ¿cuál cree que es el principal problema para las

mujeres en México, hoy en día?, las respuestas se distribuyeron de la siguiente manera: 21.2% contestó que el empleo; 14.9% que la inseguridad; 11.6% que el abuso, acoso, maltrato y violencia; y un respetable 9.9% dijo no saber o no quiso contestar. El 7.7% dijo que la discriminación; 6.1% otros; 3.7% asuntos relacionados con la economía; un 2.8% dijo que problemas relacionados con la edu-cación y otro 2.8% con la salud; 0.9 dijo que falta apoyo a las mu-jeres y el 0.7% dijo que ninguno o sea que estos de al final: o viven en la Luna de Valencia o se equivocaron de país.

¿Usted pide permiso o avisa a su esposo, pareja o algún fami-liar para...?

Por quién votar: 7.7% pide permiso; 18.6% avisa; 70.3% nin-guna de las dos.

Usar anticonceptivos: 10.9% pide permiso; 24.8 avisa; 53.9 ninguna de las dos.

Participar en actividades sociales o comunitarias: 21% pide permiso; 36.2 avisa; 39.8 ninguna de las dos.

Hacer gastos cotidianos: 24% pide permiso; 38.1 avisa; 37.2% ninguna de las dos.

Salir sola de día: 33.3% pide permiso; 48.3 avisa; 17.9 ninguna de las dos.

Salir sola de noche: 44.9 pide permiso; 37% avisa; 16% ningu-na de las dos.

A mayor educación e ingreso, la independencia en la toma de decisiones es mayor.

A la pregunta de ¿Cuánto se respetan los derechos de...?, con la posible respuesta de mucho, poco o nada, la encuesta arroja algo inquietante:

Mucho % Poco % Nada %Niñas y niños 42.2 37.3 19.9Jóvenes 34.9 43.7 20.9No católicos 34.3 35.7 26.0Mujeres 33.2 41.7 24.4Adultos mayores 28.7 35.6 34.8Discapacitados 28.2 36.6 34.0De otra raza 28.2 36.9 30.4Trabajadores del hogar 24.6 39.6 31.8Indígenas 22.4 31.3 44.1Migrantes 20.3 34.7 40.8Homosexuales 19.5 33.3 42.4

Para efectos prácticos, según el sentir de los ciudadanos de este país, los derechos de nadie se respetan lo suficiente como para echar las campanas a vuelo. Por el contrario, pareciera que la falta de respeto no es un problema solamente de y para las mujeres sino de todos, todas, tod@s. Hay que subrayar que es una encuesta de percepción, de feeling pues.

Fuente: http://www.conapred.org.mx/redes/userfiles/files/Enadis-2010-RG-Acc-ss-002.pdf

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Para sacar a México del agujero en que –dicen— lo metió el PAN, la más antigua escue-la de luchadores del país, la casa tricolor antes conocida como la aplanadora, subió al ring a Enrique Peña Nieto, peleador formado en la academia y belicosas prácticas de la temible banda mexiquense –que “no existe”— afincada en Atlacomulco. O sea que no se trata de un

chaval improvisado, ni un gallito de segunda.

Los conocedores del arte de los trompones, machincuepas y llaves chinas, aseguran que este peleador tiene varias ven-

tajas sobre sus contrincantes: 1) Domi-nio de todas las reglas, muchas de ellas inventadas por el tricolor desde hace mucho; 2) Sabe ser técnico y sabe ser rudo: habla y viste de una forma, pero las reiteradas tradiciones como mon-toneros, chanchulleros y broncudos de la pandilla de la que procede, sugieren que al primer descuido puede aplicar el descontón o un golpe bajo; 3) Es carita.

Si eres partidario de esta opción, aprovecha la oportunidad que te brin-da REINCIDENTE. Además de ayu-dar a la patria, puedes ser galán-galán, lo que se dice galán. Solo nencesitas recor-tar con mucho cuidado las líneas puntea-das que rodean la imagen del ahora primer luchador del PRI, ponértela como máscara y en la calle, en fiestas o reuniones, gritar: ¡Volveremos! De todas formas, si no triun-fan en la elección presidencial de julio, seguro ligas.