8
Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011 * Reincidente no incluye sección de Sociales Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011 * Reincidente no incluye sección de Sociales José Luis Moreno Borbolla* El primer 23 de septiembre fue en 1956, año que se caracterizó por el surgimiento de movimientos es- tudiantiles en varias partes del país, por vez primera una institución de educación superior, en este caso el Instituto Politécnico Nacional, fue ocupada por el ejército. El movimiento del politécnico demandaba a través del Comité Central de Huelga la aprobación de la Ley Orgánica, mayor presupuesto para cubrir diferentes necesidades de las escuelas, la revisión de los planes de estudio de las distintas carreras que en ese entonces ofrecía el Poli y la remoción del director general, doctor Rodolfo Hernández Corzo. Después de más de dos meses de huelga, el 16 de junio de 1956, el presidente Adolfo Ruiz Cortines recibió al CCH y prometió la solución a las demandas estudiantiles, pero lo único que cumplió en la última semana de ese agosto fue la sustitución del doctor Hernández Corro por el ingeniero Alejo Peralta. Y en la madrugada del 23 de septiembre, 1 800 soldados de los Batallones 2º, 8º y 24º de la Brigada de Infantería del Campo Mili- tar No. 1, bajo el mando de tres generales, ocuparon el internado, la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y otros edificios, desalojando a los estudiantes del in- ternado, en un exceso de demostración de fuerza por parte de las autoridades del politécnico y del gobierno federal. Así se acabó, como diría el nuevo director ge- neral: “la era de agitación en el Politécnico”, aunque lo que en realidad terminó fue la oportunidad de que los hijos de obreros y campesinos de provincia tuvie- ran acceso en mejores condiciones a la educación que ofrecía el instituto. Ese 23 de septiembre fue un exceso no sólo de fuerza, sino de soberbia. El Estado infringió una dura derrota y lección no solo al Politécnico, sino al movi- miento social en su conjunto; que nada, ni nadie —ad- virtió—, podía salirse de los cauces institucionales. Al movimiento del 56 se le criminalizó: se montó una campaña de calumnias por medio de la prensa nacional para poder reprimirlo y aplicar por segunda vez en la historia moderna de nuestro país el delito de disolución social contra los grupos disidentes nacionales. Otro 23 de septiembre, pero de 1965 y en la sie- rra de Chihuahua, un grupo de guerrilleros llamado Grupo Popular Guerrillero, intento tomar el cuartel militar de Ciudad Madera. Casualidad, tal vez. Ese día Arturo Gámiz, el doctor Pablo Gómez y demás participantes del asalto al cuartel, convencidos de que era posible construir un nuevo país, se decidieron por las armas después de haber agotado las posibilidades de la lucha legal. Creyeron en la posibilidad de que el chispazo producido por ellos cundiría en la pradera seca de la injusticia que atravesaba a toda la nación. No fue así, pero su gesta se convirtió en ejemplo para cientos de jóvenes que, muy pocos años después, deci- dieron continuar ese tipo de acciones. No lograron el propósito que anhelaban, pero fueron parte integrante de las luchas que se han dado, la expresión más radical del movimiento social. Esa fría mañana en la sierra de Chihuahua, inició o dio origen al movimiento arma- do de filiación marxista en nuestro país. Fue la fecha que señaló el nacimiento en México de otra vía en la lucha política. Tres años después, en pleno movimiento estudian- til, el 23 de septiembre de 1968 amaneció con la noti- cia de la renuncia del rector Javier Barrios Sierra ante la Junta de Gobierno de la UNAM, Veamos cuáles fueron sus razones: Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos impedido realizar, al menos en parte, las funciones escen- ciales de la Universidad… Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y te- rrenos, no recibí notificación alguna, ni antes ni después de que se efectuaran… Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza de la violencia o la corrupción... Estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es cierto que hasta hoy proce- de de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen. Las palabras del rector cayeron en el vacío y ho- ras después, los que no habían solucionado el conflicto cargaron contra las instalaciones del último reducto fí- sico del movimiento, el Casco de Santo Tomás. Aflora entonces, el 68 del que poco se habla, de es- tricta resistencia política, organizado por nadie y por todos al mismo tiempo, que descansaba en la expe- riencia de las brigadas y a contra pelo del CNH. Ese 23 de septiembre, las brigadas en el Casco habían sa- lido a realizar sus actividades de propaganda. Sin em- bargo, narran los brigadistas Felipe Galván y María Luisa Sevilla de la Escuela Nacional de Ciencias Bio- lógicas: aproximadamente a las cuatro de la tarde, una voz de alerta sorprendió a quienes se encontraban en la planta baja de Biológicas, alrededor de veinte compañeros salie- ron a la explanada, donde pudieron ver un helicóptero so- brevolando en círculos alrededor de una columna de humo. Alguien dijo: “están en la Normal”. De inmediato los es- tudiantes salieron hacia allá. No caminaron mucho, sobre la glorieta de Díaz Mirón, entre la Escuela de Medicina y el Hospital Rubén Leñero, ardía un enorme camión de re- dilas con logotipo del Departamento del Distrito Federal. La resistencia a la ocupación policíaca, se convirtió en una batalla campal. Se logró cercar a los granaderos porque cientos de estudiantes y vecinos de la zona hos- tigaban a los granaderos, mientras los estudiantes atrin- cherados en las escuelas enfrentaban con bombas mo- lotov, hondas y piedras, que eran las armas de la resis- tencia. Durante esa noche y la madrugada posterior, el casco caería en manos del ejército y el último edificio en ser ocupado sería la Escuela Nacional de Ciencias Bio- lógicas. La defensa del casco, en la práctica fue como el movimiento mismo que rebasó a los dirigentes: nadie lo planificó y pocos esperaban aquella forma de defender a la institución por la iniciativa de los brigadistas. César Tirado Villegasrepresentante al CNH por la Escuela Superior de Ingeniería Química e Indus- trias Extractivas del IPN, apuntó: La resistencia era significativa… La crónica dice que después de la media noche, el Ejército se presentó, que eran mil soldados en 13 tanques y 30 transportes, 59 patrullas de la policía preventiva y 150 agentes de la policía judi- cial para acordonar las instalaciones, al mando del general Gustavo Castillo. La defensa del Casco de Santo Tomás fue un acto heroico, que no tenía la posibilidad de mante- nerse como un frente permanente, los generales lo sabían, nosotros también. Para concluir: Quien revise la historia puede comprender que, ca- sualmente, trágicamente, injustamente, la ocupación de Ciudad Universitaria y la renuncia del rector Javier Barros Sierra fueron los actos que más conmovieron a la mayor parte de la opinión pública en todo el país, y puede probar que tales circunstancias, permitieron al gobierno y a los militares oscurecer y desdibujar la cobarde agresión que los “comandantes” prepararon en contra de los estudiantes del Politécnico. Por último, otro 23 de septiembre, pero en Guada- lajara, Jalisco, jóvenes de los barrios proletarios y estu- diantes provenientes de esos barrios tomaron la Casa del Estudiante y dieron forma al que posteriormente se conocería como Frente Estudiantil Revolucionario. Los residentes de la Casa del Estudiante eran jó- venes necesitados y en su mayoría eran estudiantes po- bres del estado de Nayarit, aunque también había de Sonora y otros lugares. Dicha casa era una donación del presidente Cárdenas para estudiantes pobres. La toma de este edificio universitario se llevó a cabo como una operación con el apoyo de 70 u 80 es- tudiantes que ahí vivían y fue el primer acto externo que manifestó la aparición del FER. El objetivo de la toma fue la expulsión del grupo de gente que no te- nía nada que ver con la universidad a fin de dar lugar a estudiantes de bajos recursos que sí requieran de un alojamiento en la ciudad. Los 23 de septiembre cierran su ciclo con la con- formación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en el mes de marzo de 1973, en Guadalajara, Jalisco. Di- versos grupos guerrilleros de recién formación se uni- ficaron y decidieron bautizar a la nueva organización con el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre. * El autor es investigador del Centro de Investigacio- nes Históricas de los Movimientos Sociales A. C. A lo largo de la historia de la última mitad del siglo pasado los días 23 de septiembre han sido momentos que han marcado a importantes movimientos sociales en nuestro país, ya sea porque ese día sufrieron la represión gubernamental o porque significaron quiebres en su posterior desenvolvimiento. José Luis Moreno Borbolla* FECHA MÍTICA José Luis Moreno Borbolla 1956, AÑO NON César Mauro Enciso CHIHUAHUA 1965 Florencia Ruiz Mendoza LA RESISTENCIA EN EL CASCO DE SANTO TOMÁS Agustín Evangelista Muñoz DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza FRANTASÍAS José Fragoso Cervón REINCIGRAMA Torcuato Serapio ZOOCIEDAD PERRONALIDADES II El primer 23 de septiembre fue en 1956, año que se caracterizó por el surgimiento de movimientos es- tudiantiles en varias partes del país, por vez primera una institución de educación superior, en este caso el Instituto Politécnico Nacional, fue ocupada por el ejército. El movimiento del politécnico demandaba a través del Comité Central de Huelga la aprobación de la Ley Orgánica, mayor presupuesto para cubrir diferentes necesidades de las escuelas, la revisión de los planes de estudio de las distintas carreras que en ese entonces ofrecía el Poli y la remoción del director general, doctor Rodolfo Hernández Corzo. Después de más de dos meses de huelga, el 16 de junio de 1956, el presidente Adolfo Ruiz Cortines recibió al CCH y prometió la solución a las demandas estudiantiles, pero lo único que cumplió en la última semana de ese agosto fue la sustitución del doctor Hernández Corro por el ingeniero Alejo Peralta. Y en la madrugada del 23 de septiembre, 1 800 soldados de los Batallones 2º, 8º y 24º de la Brigada de Infantería del Campo Mili- tar No. 1, bajo el mando de tres generales, ocuparon el internado, la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y otros edificios, desalojando a los estudiantes del in- ternado, en un exceso de demostración de fuerza por parte de las autoridades del politécnico y del gobierno federal. Así se acabó, como diría el nuevo director ge- neral: “la era de agitación en el Politécnico”, aunque lo que en realidad terminó fue la oportunidad de que los hijos de obreros y campesinos de provincia tuvie- ran acceso en mejores condiciones a la educación que ofrecía el instituto. Ese 23 de septiembre fue un exceso no sólo de fuerza, sino de soberbia. El Estado infringió una dura derrota y lección no solo al Politécnico, sino al movi- miento social en su conjunto; que nada, ni nadie —ad- virtió—, podía salirse de los cauces institucionales. Al movimiento del 56 se le criminalizó: se montó una campaña de calumnias por medio de la prensa nacional para poder reprimirlo y aplicar por segunda vez en la historia moderna de nuestro país el delito de disolución social contra los grupos disidentes nacionales. Otro 23 de septiembre, pero de 1965 y en la sie- rra de Chihuahua, un grupo de guerrilleros llamado Grupo Popular Guerrillero, intento tomar el cuartel militar de Ciudad Madera. Casualidad, tal vez. Ese día Arturo Gámiz, el doctor Pablo Gómez y demás participantes del asalto al cuartel, convencidos de que era posible construir un nuevo país, se decidieron por las armas después de haber agotado las posibilidades de la lucha legal. Creyeron en la posibilidad de que el chispazo producido por ellos cundiría en la pradera seca de la injusticia que atravesaba a toda la nación. No fue así, pero su gesta se convirtió en ejemplo para cientos de jóvenes que, muy pocos años después, deci- dieron continuar ese tipo de acciones. No lograron el propósito que anhelaban, pero fueron parte integrante de las luchas que se han dado, la expresión más radical del movimiento social. Esa fría mañana en la sierra de Chihuahua, inició o dio origen al movimiento arma- do de filiación marxista en nuestro país. Fue la fecha que señaló el nacimiento en México de otra vía en la lucha política. Tres años después, en pleno movimiento estudian- til, el 23 de septiembre de 1968 amaneció con la noti- cia de la renuncia del rector Javier Barrios Sierra ante la Junta de Gobierno de la UNAM, Veamos cuáles fueron sus razones: Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos impedido realizar, al menos en parte, las funciones escen- ciales de la Universidad… Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y te- rrenos, no recibí notificación alguna, ni antes ni después de que se efectuaran… Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza de la violencia o la corrupción... Estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es cierto que hasta hoy proce- de de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen. Las palabras del rector cayeron en el vacío y ho- ras después, los que no habían solucionado el conflicto cargaron contra las instalaciones del último reducto fí- sico del movimiento, el Casco de Santo Tomás. Aflora entonces, el 68 del que poco se habla, de es- tricta resistencia política, organizado por nadie y por todos al mismo tiempo, que descansaba en la expe- riencia de las brigadas y a contra pelo del CNH. Ese 23 de septiembre, las brigadas en el Casco habían sa- lido a realizar sus actividades de propaganda. Sin em- bargo, narran los brigadistas Felipe Galván y María Luisa Sevilla de la Escuela Nacional de Ciencias Bio- lógicas: aproximadamente a las cuatro de la tarde, una voz de alerta sorprendió a quienes se encontraban en la planta baja de Biológicas, alrededor de veinte compañeros salie- ron a la explanada, donde pudieron ver un helicóptero so- brevolando en círculos alrededor de una columna de humo. Alguien dijo: “están en la Normal”. De inmediato los es- tudiantes salieron hacia allá. No caminaron mucho, sobre la glorieta de Díaz Mirón, entre la Escuela de Medicina y el Hospital Rubén Leñero, ardía un enorme camión de re- dilas con logotipo del Departamento del Distrito Federal. La resistencia a la ocupación policíaca, se convirtió en una batalla campal. Se logró cercar a los granaderos porque cientos de estudiantes y vecinos de la zona hos- tigaban a los granaderos, mientras los estudiantes atrin- cherados en las escuelas enfrentaban con bombas mo- lotov, hondas y piedras, que eran las armas de la resis- tencia. Durante esa noche y la madrugada posterior, el casco caería en manos del ejército y el último edificio en ser ocupado sería la Escuela Nacional de Ciencias Bio- lógicas. La defensa del casco, en la práctica fue como el movimiento mismo que rebasó a los dirigentes: nadie lo planificó y pocos esperaban aquella forma de defender a la institución por la iniciativa de los brigadistas. César Tirado Villegas representante al CNH por la Escuela Superior de Ingeniería Química e Indus- trias Extractivas del IPN, apuntó: La resistencia era significativa… La crónica dice que después de la media noche, el Ejército se presentó, que eran mil soldados en 13 tanques y 30 transportes, 59 patrullas de la policía preventiva y 150 agentes de la policía judi- cial para acordonar las instalaciones, al mando del general Gustavo Castillo. La defensa del Casco de Santo Tomás fue un acto heroico, que no tenía la posibilidad de mante- nerse como un frente permanente, los generales lo sabían, nosotros también. Para concluir: Quien revise la historia puede comprender que, ca- sualmente, trágicamente, injustamente, la ocupación de Ciudad Universitaria y la renuncia del rector Javier Barros Sierra fueron los actos que más conmovieron a la mayor parte de la opinión pública en todo el país, y puede probar que tales circunstancias, permitieron al gobierno y a los militares oscurecer y desdibujar la cobarde agresión que los “comandantes” prepararon en contra de los estudiantes del Politécnico. Por último, otro 23 de septiembre, pero en Guada- lajara, Jalisco, jóvenes de los barrios proletarios y estu- diantes provenientes de esos barrios tomaron la Casa del Estudiante y dieron forma al que posteriormente se conocería como Frente Estudiantil Revolucionario. Los residentes de la Casa del Estudiante eran jó- venes necesitados y en su mayoría eran estudiantes po- bres del estado de Nayarit, aunque también había de Sonora y otros lugares. Dicha casa era una donación del presidente Cárdenas para estudiantes pobres. La toma de este edificio universitario se llevó a cabo como una operación con el apoyo de 70 u 80 es- tudiantes que ahí vivían y fue el primer acto externo que manifestó la aparición del FER. El objetivo de la toma fue la expulsión del grupo de gente que no te- nía nada que ver con la universidad a fin de dar lugar a estudiantes de bajos recursos que sí requieran de un alojamiento en la ciudad. Los 23 de septiembre cierran su ciclo con la con- formación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en el mes de marzo de 1973, en Guadalajara, Jalisco. Di- versos grupos guerrilleros de recién formación se uni- ficaron y decidieron bautizar a la nueva organización con el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre. * El autor es investigador del Centro de Investigacio- nes Históricas de los Movimientos Sociales A. C. A lo largo de la historia de la última mitad del siglo pasado los días 23 de septiembre han sido momentos que han marcado a importantes movimientos sociales en nuestro país, ya sea porque ese día sufrieron la represión gubernamental o porque significaron quiebres en su posterior desenvolvimiento.

Reincidente 22

Embed Size (px)

DESCRIPTION

23 de septiembre de 1956 y los movimientos estudiantiles en México

Citation preview

Page 1: Reincidente 22

Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011

* Reincidente no incluye sección de Sociales

José Luis Moreno Borbolla*

FECHA MÍTICA

José Luis Moreno Borbolla

1956, AÑO NON

César Mauro Enciso

CHIHUAHUA 1965

Florencia Ruiz Mendoza

LA RESISTENCIA EN EL

CASCO DE SANTO TOMÁS

Agustín Evangelista Muñoz

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

REINCIGRAMATorcuato Serapio

ZOOCIEDAD

PERRONALIDADES II

El primer 23 de septiembre fue en 1956, año que se

caracterizó por el surgimiento de movimientos es-

tudiantiles en varias partes del país, por vez primera

una institución de educación superior, en este caso

el Instituto Politécnico Nacional, fue ocupada por el

ejército. El movimiento del politécnico demandaba a

través del Comité Central de Huelga la aprobación

de la Ley Orgánica, mayor presupuesto para cubrir

diferentes necesidades de las escuelas, la revisión de

los planes de estudio de las distintas carreras que en

ese entonces ofrecía el Poli y la remoción del director

general, doctor Rodolfo Hernández Corzo. Después

de más de dos meses de huelga, el 16 de junio de 1956,

el presidente Adolfo Ruiz Cortines recibió al CCH

y prometió la solución a las demandas estudiantiles,

pero lo único que cumplió en la última semana de ese

agosto fue la sustitución del doctor Hernández Corro

por el ingeniero Alejo Peralta. Y en la madrugada del

23 de septiembre, 1 800 soldados de los Batallones 2º,

8º y 24º de la Brigada de Infantería del Campo Mili-

tar No. 1, bajo el mando de tres generales, ocuparon el

internado, la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas

y otros edificios, desalojando a los estudiantes del in-

ternado, en un exceso de demostración de fuerza por

parte de las autoridades del politécnico y del gobierno

federal. Así se acabó, como diría el nuevo director ge-

neral: “la era de agitación en el Politécnico”, aunque

lo que en realidad terminó fue la oportunidad de que

los hijos de obreros y campesinos de provincia tuvie-

ran acceso en mejores condiciones a la educación que

ofrecía el instituto.

Ese 23 de septiembre fue un exceso no sólo de

fuerza, sino de soberbia. El Estado infringió una dura

derrota y lección no solo al Politécnico, sino al movi-

miento social en su conjunto; que nada, ni nadie —ad-

virtió—, podía salirse de los cauces institucionales. Al

movimiento del 56 se le criminalizó: se montó una

campaña de calumnias por medio de la prensa nacional

para poder reprimirlo y aplicar por segunda vez en la

historia moderna de nuestro país el delito de disolución

social contra los grupos disidentes nacionales.

Otro 23 de septiembre, pero de 1965 y en la sie-

rra de Chihuahua, un grupo de guerrilleros llamado

Grupo Popular Guerrillero, intento tomar el cuartel

militar de Ciudad Madera. Casualidad, tal vez. Ese

día Arturo Gámiz, el doctor Pablo Gómez y demás

participantes del asalto al cuartel, convencidos de que

era posible construir un nuevo país, se decidieron por

las armas después de haber agotado las posibilidades

de la lucha legal. Creyeron en la posibilidad de que el

chispazo producido por ellos cundiría en la pradera

seca de la injusticia que atravesaba a toda la nación.

No fue así, pero su gesta se convirtió en ejemplo para

cientos de jóvenes que, muy pocos años después, deci-

dieron continuar ese tipo de acciones. No lograron el

propósito que anhelaban, pero fueron parte integrante

de las luchas que se han dado, la expresión más radical

del movimiento social. Esa fría mañana en la sierra de

Chihuahua, inició o dio origen al movimiento arma-

do de filiación marxista en nuestro país. Fue la fecha

que señaló el nacimiento en México de otra vía en la

lucha política.Tres años después, en pleno movimiento estudian-

til, el 23 de septiembre de 1968 amaneció con la noti-

cia de la renuncia del rector Javier Barrios Sierra ante

la Junta de Gobierno de la UNAM, Veamos cuáles

fueron sus razones:

Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es

obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos

impedido realizar, al menos en parte, las funciones escen-

ciales de la Universidad… Me parece importante añadir

que, de las ocupaciones militares de nuestros edif icios y te-

rrenos, no recibí notif icación alguna, ni antes ni después

de que se efectuaran… Los problemas de los jóvenes sólo

pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la

fuerza de la violencia o la corrupción... Estoy siendo objeto

de toda una campaña de ataques personales, de calumnias,

de injurias y de difamación. Es cierto que hasta hoy proce-

de de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México

todos sabemos a qué dictados obedecen.

Las palabras del rector cayeron en el vacío y ho-

ras después, los que no habían solucionado el conflicto

cargaron contra las instalaciones del último reducto fí-

sico del movimiento, el Casco de Santo Tomás.

Aflora entonces, el 68 del que poco se habla, de es-

tricta resistencia política, organizado por nadie y por

todos al mismo tiempo, que descansaba en la expe-

riencia de las brigadas y a contra pelo del CNH. Ese

23 de septiembre, las brigadas en el Casco habían sa-

lido a realizar sus actividades de propaganda. Sin em-

bargo, narran los brigadistas Felipe Galván y María

Luisa Sevilla de la Escuela Nacional de Ciencias Bio-

lógicas:

…aproximadamente a las cuatro de la tarde, una voz

de alerta sorprendió a quienes se encontraban en la planta

baja de Biológicas, alrededor de veinte compañeros salie-

ron a la explanada, donde pudieron ver un helicóptero so-

brevolando en círculos alrededor de una columna de humo.

Alguien dijo: “están en la Normal”. De inmediato los es-

tudiantes salieron hacia allá. No caminaron mucho, sobre

la glorieta de Díaz Mirón, entre la Escuela de Medicina y

el Hospital Rubén Leñero, ardía un enorme camión de re-

dilas con logotipo del Departamento del Distrito Federal.

La resistencia a la ocupación policíaca, se convirtió

en una batalla campal. Se logró cercar a los granaderos

porque cientos de estudiantes y vecinos de la zona hos-

tigaban a los granaderos, mientras los estudiantes atrin-

cherados en las escuelas enfrentaban con bombas mo-

lotov, hondas y piedras, que eran las armas de la resis-

tencia. Durante esa noche y la madrugada posterior, el

casco caería en manos del ejército y el último edificio en

ser ocupado sería la Escuela Nacional de Ciencias Bio-

lógicas. La defensa del casco, en la práctica fue como el

movimiento mismo que rebasó a los dirigentes: nadie lo

planificó y pocos esperaban aquella forma de defender a

la institución por la iniciativa de los brigadistas.

César Tirado Villegas representante al CNH por

la Escuela Superior de Ingeniería Química e Indus-

trias Extractivas del IPN, apuntó:

La resistencia era significativa… La crónica dice que

después de la media noche, el Ejército se presentó, que eran

mil soldados en 13 tanques y 30 transportes, 59 patrullas

de la policía preventiva y 150 agentes de la policía judi-

cial para acordonar las instalaciones, al mando del general

Gustavo Castillo. La defensa del Casco de Santo Tomás

fue un acto heroico, que no tenía la posibilidad de mante-

nerse como un frente permanente, los generales lo sabían,

nosotros también.

Para concluir:

Quien revise la historia puede comprender que, ca-

sualmente, trágicamente, injustamente, la ocupación

de Ciudad Universitaria y la renuncia del rector Javier

Barros Sierra fueron los actos que más conmovieron a

la mayor parte de la opinión pública en todo el país,

y puede probar que tales circunstancias, permitieron

al gobierno y a los militares oscurecer y desdibujar la

cobarde agresión que los “comandantes” prepararon en

contra de los estudiantes del Politécnico.

Por último, otro 23 de septiembre, pero en Guada-

lajara, Jalisco, jóvenes de los barrios proletarios y estu-

diantes provenientes de esos barrios tomaron la Casa

del Estudiante y dieron forma al que posteriormente

se conocería como Frente Estudiantil Revolucionario.

Los residentes de la Casa del Estudiante eran jó-

venes necesitados y en su mayoría eran estudiantes po-

bres del estado de Nayarit, aunque también había de

Sonora y otros lugares. Dicha casa era una donación

del presidente Cárdenas para estudiantes pobres.

La toma de este edificio universitario se llevó a

cabo como una operación con el apoyo de 70 u 80 es-

tudiantes que ahí vivían y fue el primer acto externo

que manifestó la aparición del FER. El objetivo de la

toma fue la expulsión del grupo de gente que no te-

nía nada que ver con la universidad a fin de dar lugar

a estudiantes de bajos recursos que sí requieran de un

alojamiento en la ciudad.

Los 23 de septiembre cierran su ciclo con la con-

formación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en

el mes de marzo de 1973, en Guadalajara, Jalisco. Di-

versos grupos guerrilleros de recién formación se uni-

ficaron y decidieron bautizar a la nueva organización

con el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre.

* El autor es investigador del Centro de Investigacio-

nes Históricas de los Movimientos Sociales A. C.

A lo largo de la historia de la última mitad del siglo pasado los días 23 de septiembre han sido

momentos que han marcado a importantes movimientos sociales en nuestro país, ya sea porque ese día

sufrieron la represión gubernamental o porque significaron quiebres en su posterior desenvolvimiento.

reincidentes 22 ok.indd 1

20/09/11 18:32

José Luis Moreno Borbolla*

FECHA MÍTICAJosé Luis Moreno Borbolla

1956, AÑO NONCésar Mauro Enciso

CHIHUAHUA 1965 Florencia Ruiz Mendoza

LA RESISTENCIA EN EL CASCO DE SANTO TOMÁS

Agustín Evangelista MuñozDESDE LA FACULTAD

Mariano Torres BautistaENGAÑO

Enrique Condés Lara DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLOHumberto Sotelo Mendoza

FRANTASÍASJosé Fragoso CervónREINCIGRAMA

Torcuato SerapioZOOCIEDAD

PERRONALIDADES II

El primer 23 de septiembre fue en 1956, año que se caracterizó por el surgimiento de movimientos es-tudiantiles en varias partes del país, por vez primera una institución de educación superior, en este caso el Instituto Politécnico Nacional, fue ocupada por el ejército. El movimiento del politécnico demandaba a través del Comité Central de Huelga la aprobación de la Ley Orgánica, mayor presupuesto para cubrir diferentes necesidades de las escuelas, la revisión de los planes de estudio de las distintas carreras que en ese entonces ofrecía el Poli y la remoción del director general, doctor Rodolfo Hernández Corzo. Después de más de dos meses de huelga, el 16 de junio de 1956, el presidente Adolfo Ruiz Cortines recibió al CCH y prometió la solución a las demandas estudiantiles, pero lo único que cumplió en la última semana de ese agosto fue la sustitución del doctor Hernández Corro por el ingeniero Alejo Peralta. Y en la madrugada del 23 de septiembre, 1 800 soldados de los Batallones 2º, 8º y 24º de la Brigada de Infantería del Campo Mili-tar No. 1, bajo el mando de tres generales, ocuparon el internado, la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y otros edificios, desalojando a los estudiantes del in-ternado, en un exceso de demostración de fuerza por parte de las autoridades del politécnico y del gobierno federal. Así se acabó, como diría el nuevo director ge-neral: “la era de agitación en el Politécnico”, aunque lo que en realidad terminó fue la oportunidad de que los hijos de obreros y campesinos de provincia tuvie-ran acceso en mejores condiciones a la educación que ofrecía el instituto.

Ese 23 de septiembre fue un exceso no sólo de fuerza, sino de soberbia. El Estado infringió una dura derrota y lección no solo al Politécnico, sino al movi-miento social en su conjunto; que nada, ni nadie —ad-virtió—, podía salirse de los cauces institucionales. Al movimiento del 56 se le criminalizó: se montó una campaña de calumnias por medio de la prensa nacional para poder reprimirlo y aplicar por segunda vez en la historia moderna de nuestro país el delito de disolución social contra los grupos disidentes nacionales.

Otro 23 de septiembre, pero de 1965 y en la sie-rra de Chihuahua, un grupo de guerrilleros llamado Grupo Popular Guerrillero, intento tomar el cuartel militar de Ciudad Madera. Casualidad, tal vez. Ese día Arturo Gámiz, el doctor Pablo Gómez y demás participantes del asalto al cuartel, convencidos de que era posible construir un nuevo país, se decidieron por las armas después de haber agotado las posibilidades de la lucha legal. Creyeron en la posibilidad de que el chispazo producido por ellos cundiría en la pradera seca de la injusticia que atravesaba a toda la nación. No fue así, pero su gesta se convirtió en ejemplo para cientos de jóvenes que, muy pocos años después, deci-dieron continuar ese tipo de acciones. No lograron el propósito que anhelaban, pero fueron parte integrante de las luchas que se han dado, la expresión más radical

del movimiento social. Esa fría mañana en la sierra de Chihuahua, inició o dio origen al movimiento arma-do de filiación marxista en nuestro país. Fue la fecha que señaló el nacimiento en México de otra vía en la lucha política.

Tres años después, en pleno movimiento estudian-til, el 23 de septiembre de 1968 amaneció con la noti-cia de la renuncia del rector Javier Barrios Sierra ante la Junta de Gobierno de la UNAM, Veamos cuáles fueron sus razones:

Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos impedido realizar, al menos en parte, las funciones escen-ciales de la Universidad… Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edif icios y te-rrenos, no recibí notif icación alguna, ni antes ni después de que se efectuaran… Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza de la violencia o la corrupción... Estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es cierto que hasta hoy proce-de de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen.

Las palabras del rector cayeron en el vacío y ho-ras después, los que no habían solucionado el conflicto cargaron contra las instalaciones del último reducto fí-sico del movimiento, el Casco de Santo Tomás.

Aflora entonces, el 68 del que poco se habla, de es-tricta resistencia política, organizado por nadie y por todos al mismo tiempo, que descansaba en la expe-riencia de las brigadas y a contra pelo del CNH. Ese 23 de septiembre, las brigadas en el Casco habían sa-lido a realizar sus actividades de propaganda. Sin em-bargo, narran los brigadistas Felipe Galván y María Luisa Sevilla de la Escuela Nacional de Ciencias Bio-lógicas:

…aproximadamente a las cuatro de la tarde, una voz de alerta sorprendió a quienes se encontraban en la planta baja de Biológicas, alrededor de veinte compañeros salie-ron a la explanada, donde pudieron ver un helicóptero so-brevolando en círculos alrededor de una columna de humo. Alguien dijo: “están en la Normal”. De inmediato los es-tudiantes salieron hacia allá. No caminaron mucho, sobre la glorieta de Díaz Mirón, entre la Escuela de Medicina y el Hospital Rubén Leñero, ardía un enorme camión de re-dilas con logotipo del Departamento del Distrito Federal.

La resistencia a la ocupación policíaca, se convirtió en una batalla campal. Se logró cercar a los granaderos porque cientos de estudiantes y vecinos de la zona hos-tigaban a los granaderos, mientras los estudiantes atrin-cherados en las escuelas enfrentaban con bombas mo-lotov, hondas y piedras, que eran las armas de la resis-tencia. Durante esa noche y la madrugada posterior, el

casco caería en manos del ejército y el último edificio en ser ocupado sería la Escuela Nacional de Ciencias Bio-lógicas. La defensa del casco, en la práctica fue como el movimiento mismo que rebasó a los dirigentes: nadie lo planificó y pocos esperaban aquella forma de defender a la institución por la iniciativa de los brigadistas.

César Tirado Villegas representante al CNH por la Escuela Superior de Ingeniería Química e Indus-trias Extractivas del IPN, apuntó:

La resistencia era significativa… La crónica dice que después de la media noche, el Ejército se presentó, que eran mil soldados en 13 tanques y 30 transportes, 59 patrullas de la policía preventiva y 150 agentes de la policía judi-cial para acordonar las instalaciones, al mando del general Gustavo Castillo. La defensa del Casco de Santo Tomás fue un acto heroico, que no tenía la posibilidad de mante-nerse como un frente permanente, los generales lo sabían, nosotros también.

Para concluir:Quien revise la historia puede comprender que, ca-sualmente, trágicamente, injustamente, la ocupación de Ciudad Universitaria y la renuncia del rector Javier Barros Sierra fueron los actos que más conmovieron a la mayor parte de la opinión pública en todo el país, y puede probar que tales circunstancias, permitieron al gobierno y a los militares oscurecer y desdibujar la cobarde agresión que los “comandantes” prepararon en contra de los estudiantes del Politécnico.

Por último, otro 23 de septiembre, pero en Guada-lajara, Jalisco, jóvenes de los barrios proletarios y estu-diantes provenientes de esos barrios tomaron la Casa del Estudiante y dieron forma al que posteriormente se conocería como Frente Estudiantil Revolucionario.

Los residentes de la Casa del Estudiante eran jó-venes necesitados y en su mayoría eran estudiantes po-bres del estado de Nayarit, aunque también había de Sonora y otros lugares. Dicha casa era una donación del presidente Cárdenas para estudiantes pobres.

La toma de este edificio universitario se llevó a cabo como una operación con el apoyo de 70 u 80 es-tudiantes que ahí vivían y fue el primer acto externo que manifestó la aparición del FER. El objetivo de la toma fue la expulsión del grupo de gente que no te-nía nada que ver con la universidad a fin de dar lugar a estudiantes de bajos recursos que sí requieran de un alojamiento en la ciudad.

Los 23 de septiembre cierran su ciclo con la con-formación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en el mes de marzo de 1973, en Guadalajara, Jalisco. Di-versos grupos guerrilleros de recién formación se uni-ficaron y decidieron bautizar a la nueva organización con el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre.

* El autor es investigador del Centro de Investigacio-nes Históricas de los Movimientos Sociales A. C.

A lo largo de la historia de la última mitad del siglo pasado los días 23 de septiembre han sido momentos que han marcado a importantes movimientos sociales en nuestro país, ya sea porque ese día

sufrieron la represión gubernamental o porque significaron quiebres en su posterior desenvolvimiento.

Page 2: Reincidente 22

2

Este ensayo busca realiza una exploración so-bre algunas cuestiones actuales que tocan la educación superior, para atraer un poco de la

atención que merecen y abrir nuevos campos de in-vestigación. Entre los temas abordados, algunos aun-que parecieran nuevos en realidad siguen apareciendo como de actualidad frente al amenazante tsunami de nuevas políticas neoliberales aplicables al sector de la educación superior. Un ejemplo lo tenemos en la olea-da de autonomización de las universidades francesas desde 2009, las reformas de 2010 a las universidades italianas y de manera más violenta la embestida contra las universidades chilenas.

El estado de la cuestión en la educación superior concierne no sólo a los profesores, estudiantes, admi-nistradores, incumbe también, evidentemente a los padres, funcionarios, así como por supuesto a todos los profesionistas cada vez con mayores necesidades de educación continua y especialización. Igualmente, es indudable que, a pesar de la limitada población con posibilidades de acceder a este nivel en un país como México, las repercusiones de lo que sucede, especial-mente en las universidades públicas, inciden en un sector social más amplio.

Sistemas educativos, universitarios y proyec-tos nacionalesUna de las cuestiones tan acuciantes como provocado-ras respecto de los retos de la formación universitaria contemporánea, heredado históricamente en la mayoría de los casos, es el hecho de que el sistema como tal está generalmente diseñado para servir sociedades que ya no

existen. Más aún, si nos remontamos al siglo XIX en México y otros países del área, hasta podríamos decir que se conformaron, no sin dificultad, sistemas uni-versitarios previamente a la constitución de su sistema educativo básico concebido para sociedades ideales ¡que ni siquiera existían! Las improvisadas naciones latinoa-mericanas, encabezadas por grupos de poder tan sober-bios como ilegítimos, lucharon entre sí largos años para gobernar sus creaciones nacionales, lo que obstaculiza-ba la formación de los ciudadanos que correspondieran con sus aspiraciones, muchas veces sin definir un pro-yecto de nación incluyente de la población con la que se contaba. Si había problemas de organización política, racismo de estado y ausencia de organización económi-ca, de desarrollo de las estructuras para fortalecer la ca-pacidad de producir bienes, estos no tuvieron las condi-ciones para ser analizados sistemáticamente en el seno de los centros de estudios superiores de esta época, ni estos centros tenían aún la capacidad de generar el diag-nóstico social, económico, etc. necesarios; las condicio-nes de parto de las naciones inventadas en ese momen-to fueron extremadamente adversas y difíciles. Para un país como México la situación se prolongó por más de medio siglo, mucho más que lo que sucedió en el caso de naciones también de reciente manufactura como Chile o Brasil. El traumático y problemático origen de las naciones luego del colapso del imperio español, no permitió ningún plan alternativo de gobierno al de la decadente monarquía absoluta española, mucho menos la definición previa del proyecto nuevo de nación, todo fue improvisar, resolver sobre la marcha y parece que la costumbre prevalece.

Diagnóstico y soluciones estructuralesLouis Wool, superintendente de escuelas del “Harri-son Central School District” en los Estados Unidos afirma a propósito de los problemas del sector educa-tivo en su país que “Nosotros, como sociedad, siempre tendemos a ver sólo las soluciones rápidas y, cualquiera que estas sean, generalmente fallan a largo plazo.” Este punto de vista es particularmente cierto en varios de los movimientos de reforma en el sistema educativo de los Estados Unidos. Pero indudablemente es apli-cable a cualquiera de los países que siguen estas prác-ticas inmediatistas, sin condiciones —o voluntad— de organizar sus sistemas de formación universitaria u docente en esquemas de planeación a largo plazo. La bibliografía especializada a propósito ha sido muy puntual en señalarlo desde hace décadas1 sin que pare-cieran ser tomados en cuenta, ninguno de esos puntos de vista en algún plan de desarrollo sostenido más allá de los periodos de gobierno.

1 Cf. anuies (1981) Planeación de la educación supe-rior. México, 66 p. Secretaría de Educación Pública-anuies (1982) México, 387p. Vera, César. (1984) Pla-neación educativa. Universidad Pedagógica Nacional, México, 74 p.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Panthèon-Sorbonne; actualmente se desem-peña como investigador del Programa Universitario de Estudios Comparados de la BUAP.

Está muy extendida la creencia de que tenemos que desentrañar nuestro pasado, particular-mente el reciente y conflictivo, como el de la

guerra sucia, las represiones ilegales a movimientos sociales y las violaciones a los derechos humanos, para evitar que tales situaciones se repitan de nuevo. Sin embargo, dicha idea es equivocada. En términos es-trictos, no hay posibilidad de que se repitan las cosas. Pasarán otras, quizá más graves, quizá mejores, posi-blemente sorprendentes e inesperadas, seguramente novedosas, pero nunca las mismas.

No hay uno solo caso en la historia de la huma-nidad que sea una repetición de otro; no es posible que se reproduzcan los mismos ingredientes, hechos, actores, circunstancias, expectativas y los mismos des-enlaces. Los personajes varían: su conciencia, sus co-nocimientos, experiencia, reacciones, anhelos, acción y reacciones nunca son, ni podrán ser idénticas a alguna

anterior. Asimismo, los escenarios sociales y naturales cambian: los entornos geográficos, la cantidad de per-sonas, los niveles de desarrollo y de conflicto social, la disposición de las partes, los niveles educativos, orga-nizativos, etc.

A diferencia de esas porciones del mundo físico y natural que se comportan de una manera que po-demos anticipar, construyendo las condiciones que provocarán un cierto y definido resultado (H2 + O = agua) para confirmar nuestras hipótesis previas (que de lo contrario, deberán ser cambiadas), en el terreno de la sociedad es imposible volver a reunir en un mo-mento dado los mismos ingredientes que intervinie-ron en una situación previa, colocarlos o disponerlos de la misma manera como estaban en la situación en que se encontraban anteriormente para esperar com-portamientos o conclusión idéntica a la ya ocurrida. Pero aún en el hipotético caso de que ello fuera posi-ble, la multitud de elementos en juego no tiene porqué conjugarse entre sí de la misma manera, sobre todo si consideramos que los hombres tienen conciencia, voluntad, experiencias, conocimientos, expectativas —en constante desenvolvimiento y cambio— que los motivan y a partir de las cuales intervienen en los acontecimientos. Nada está escrito de antemano. Es falso que las cosas hayan sucedido de una manera y so-lamente de una manera porque necesariamente tenía que haber sido así. Los hombres no estamos sujetos, ni somos instrumento de leyes, designios, dioses o pode-res metafísicos que han trazado ya nuestro fatal desti-no. Podemos actuar sobre las cosas y circunstancias, y hacer nuestra historia.

Estudiamos nuestro pasado para aprender, para sa-car lecciones, para explicar y explicarnos lo que pasó,

para entender cómo llegamos al lugar en que nos en-contramos, poder atisbar adónde vamos e influir en el curso de los acontecimientos (y a veces, hasta para armarlos); estudiamos nuestro pasado para ver las cer-canías y/o distancias que hay entre el ayer y el hoy, los contrastes, las similitudes y la existencia de otras po-sibilidades.

Y estudiamos el pasado preguntándonos ¿por qué fueron las cosas de cierta manera y no de otra?, ¿por qué actuaron o se comportaron líderes, personalidades, grupos, masas o pueblos como lo hicieron?, ¿qué mo-tivó a unos para ser de cierta forma y a otros de otra? Y siempre planteándonos ¿y si hubiera sido?, ¿y si no se hubiera dado?; es decir, pensando en caminos al-ternativos, en otras soluciones, en escenarios distintos. “Imaginar contrafactuales de este tipo, asegura Niall Ferguson (Historia Virtual, Taurus, 1998) forma parte esencial de nuestra manera de aprender.”

Por supuesto, no se trata de crear situaciones des-cabelladas, imposibles, mágicas o arbitrarias, sino de escenarios probables, de variables factibles, de cosas que pudieron haber sido dentro de las circunstancias específicas del momento o acontecimiento que esta-mos analizando. Es, entonces, válido preguntarse en relación al 23 de septiembre, “fecha mítica”, ¿que ha-bría ocurrido si el ataque al cuartel Madera se hubiera realizado el día y en las condiciones como original-mente se programó? Seguramente otra hubiera sido la historia inmediata de México. Se objetará: “el hubiera no existe”. Y es cierto: no es posible cambiar lo que ya pasó, pero sí plantear la existencia de varias posibilida-des reales que tuvieron los protagonistas en su día, de la misma forma en que hoy tenemos varias opciones para abordar los problemas que enfrentamos.

Page 3: Reincidente 22

3

Florencia Ruiz Mendoza*

Antes que los rayos del sol rompieran la oscuridad de ese 23 de septiembre de 1965, trece jóvenes guerrilleros combatían en intersticios de una sierra oscura como la luz del cosmos, fértil como fruta nueva, sus ojos venían precedidos de luchas, de pueblo, de reuniones para inaugurar rumbos, al grito de ¡Ríndanse, están rodeados! iniciaron el ataque al cuartel mili-tar de ciudad Madera. Nacía la opción político-militar so-cialista, cuyo punto de partida fue la sierra de Chihuahua, con la idea de crecer y extenderse por todo el país.

Han pasado 46 años de aquel evento, poco estudiado en sus orígenes y los componentes que le dinamizaron e in-tegraron. ¿Por qué Chihuahua? ¿Por qué ciudad Madera? ¿Quiénes eran los hombres que empuñaron las armas?

Las siguientes anotaciones de Arturo Gámiz García, publicadas en La Voz de Chihuahua en junio y julio de 1963, nos ayudarán a comprender la situación en ese estado nor-teño:a) La entidad cuenta en total con 21.5 millones de hectáreas.b) De seis a ocho millones de hectáreas de ese gran total, consti-

tuyen enormes latifundios que están en manos de 300 pro-pietarios. Datos que permiten establecer, —tomando la cifra más baja, seis millones—, que en promedio, cada latifundista representa una superficie de tierra igual a 20 mil hectáreas.

c) Cien mil ejidatarios están en posesión legal de 4.5 millones de hectáreas, lo que da un promedio de posesión por parcelero de 45 hectáreas, en contraste del promedio de 20 mil para cada latifundista.

Tan solo Luis Terrazas por esas fechas era propietario de un millón y medio de hectáreas, seguido de cerca por la Compañía “Bosques de Chihuahua S. de R. L.” y de la so-ciedad ganadera “Cuatro Amigos” (propiedad, entre otras, del banquero Carlos Trouyet y del licenciado Antonio Ortiz Mena, Secretario de Hacienda y Crédito Público), mientras que otras 145 familias lo eran de 3 761 953 hectáreas.1

En 1963, había en Chihuahua 50 000 hombres del cam-po sin tierra, y 400 expedientes solicitando la formación de nuevos centros de población agraria. Las autoridades agra-rias del estado bloqueaban la ejecución de resoluciones pre-sidenciales que beneficiaban a los campesinos, aunque algu-nos peticionarios tenían cerca de 20 años de haber iniciado sus gestiones buscando una resolución favorable.2

La Unión General de Obreros y Campesinos de Mé-xico (UGOCM) tomó relevancia en las luchas agrarias en el país, en especial las que libró en el estado de Chihuahua. De esa Unión eran destacados dirigentes Arturo Gámiz, los hermanos Gaytán (Salvador y Salomón) y los hermanos Pa-blo y Raúl Gómez Ramírez, coordinados por el dirigente Álvaro Ríos.

De un largo proceso de peticiones, gestiones y de nue-vo pedir y gestionar, se instrumentaron otras formas justas y válidas: los plantones en la Plaza Hidalgo, las paradas per-manentes en las distintas oficinas, la toma del DAAC y las más importantes por su connotación social y política: las in-vasiones de tierra, la toma simbólica, en el mismo lugar de la tierra para evidenciar y exigir el reparto de latifundios.

Los militantes de la UGOCM junto con estudiantes y maestros normalistas organizan el Primer en la Sierra, de-nominado “Heraclio Bernal”, en Dolores de Cebadilla, mu-nicipio de Madera, en octubre de 1963. Ahí analizaron la problemática nacional; uno de los sobrevivientes del ataque al cuartel comentó:

…en estas actividades, bajo la dirección del profesor Arturo Gámiz, participaron en forma masiva tanto maestros como es-tudiantes y campesinos. Al centro del intercambio de opiniones estaba la toma del poder, que en esos años la Revolución Cubana había abierto al seno del movimiento revolucionario; en 1962 se declaró el carácter socialista de la revolución y hubieron grandes muestras de solidaridad de toda América a Cuba, ante las agre-siones del imperialismo.3

En diciembre de 1963, la policía y el ejército desalojaron a los ocupantes de tierras y detuvieron a los dirigentes campesinos, estudiantiles y magisteriales de la UGOCM en la Ciudad de Chi-huahua, con el propósito de descabezar la organización y limitar su creciente influencia social. En la sierra, pistoleros de la fami-lia Ibarra asaltaron a representantes afiliados a la UGOCM del Centro de Población de Huizopa, sección de Dolores, municipio de Madera. Varios campesinos fueron heridos por armas de fuego, y los crímenes quedaron impunes.

Los campesinos y ejidatarios organizaron su legitima autodefensa, la cual pasó a la iniciativa el 29 de febrero de 1964 cuando el grupo de Arturo Gámiz destruyó un puente, propiedad de los caciques Ibarra, el cual fue ya reivindicado por el Grupo Popular Guerrillero. Y el 5 de marzo ajusti-ciaron a Florentino Ibarra, en represalia por el asesinato del campesino Carlos Ríos.

Al mismo tiempo, Pablo Gómez Ramírez participaba como candidato a diputado suplente por el Partido Popular (PP), por el distrito de Delicias, lo cual muestra la intención por parte del grupo armado, de no descartar otras formas de lucha, tratando de mantener el vínculo con las formas de lu-cha abiertas. Y Arturo Gámiz, ya en la sierra, llamó a votar por el PP en el distrito de Guerrero, Chihuahua, donde el candidato a diputado era Raúl Gómez Ramírez.4

Es de notar que el colectivo guerrillero no excluía nin-guna actividad política, rasgo que lo hace diferente del resto del movimiento armado socialista que surgiría años después en el país.

En enero de 1965 se da un congreso de la UGOCM en Cd. Madera y es ahí donde va madurando la idea de tomar otras medidas —de tipo armado—, que ya habían empezado a ejercer contra los caciques de la región.5

El Segundo Encuentro de la Sierra, “Heraclio Bernal”, se realizó en febrero de 1965, en Torreón de Cañas, munici-pio Las Nieves, al norte Durango, y con la participación del núcleo central del Grupo Popular Guerrillero; se aproba-ron cinco resoluciones presentadas y elaboradas por Arturo Gámiz.

En la quinta resolución llegaron a la siguiente conclu-sión:

Todas las opiniones pueden sin embargo, reducirse a dos co-rrientes: las que consideran que PACÍFICAMENTE podrá el pueblo mexicano romper las cadenas que lo atan, derrocar el ré-gimen capitalista e instaurar otra forma de gobierno en manos de los campesinos y de los obreros. Y las que consideran que UNI-CAMENTE MEDIANTE LA REVOLUCIÓN, ARMADA, podrá el pueblo mexicano liberarse.6

El camino ya estaba trazado, se había pasado de la auto-defensa a la lucha armada.

En tanto, la represión se incrementó a tal punto que el 5 de mayo de 1965, el presidente municipal de Cebadilla de Dolores, Salvador Gaytán Aguirre, se levantó en armas para defender su vida. Ese mismo día el grupo de autodefensa comandado por él detiene y desarma al principal cacique de Cebadilla de Dolores, Emilio Rascón, terrateniente acusado de explotar a campesinos e indígenas.

En los siguientes días los guerrilleros realizarán varias acciones de hostigamiento. El 17 de mayo de 1965, detu-vieron en el rancho “El Durazno” a Roberto Jiménez, otro de los principales latifundistas de Cebadilla de Dolores, y a varios de sus pistoleros. Los siete miembros del núcleo ar-mado defendían a unos campesinos que el cacique intentaba despojar de sus tierras y destruyeron los libros de la tienda a raya donde tenían anotadas las deudas a los trabajadores. El cacique había degollado impunemente a una joven días an-tes. Las acciones se siguieron dando: el 25 de mayo de 1965, el GPG se enfrentó en el municipio de Madera a un pelotón de soldados y pistoleros. Los rebeldes buscaban salvar la vida de un indígena que horas antes había sido detenido y tor-turado para obtener información sobre los movimientos de los insurgentes. Los soldados huyeron dejando abandonadas sus armas y parque.7

Los primeros días de septiembre el núcleo dirigente re-solvió el asalto al cuartel militar, la primera fecha conside-rada fue el 15 de septiembre, pero una serie de retrasos en la integración de los tres afluentes guerrilleros, obligaron a retrasar el asalto hasta el día 23.

En el ataque participarían entre 30 y 40 efectivos, divi-didos en tres grupos. El grupo que conducía Saúl Ornelas y Pedro Uranga, constituido por estudiantes normalistas, se perdió en la sierra. Las crecidas de los ríos por las lluvias de septiembre, que van al valle, le impidieron a otro grupo, di-rigido por Salvador Gaytán, llegar al lugar de reunión. El grupo de ataque quedó reducido a 13 miembros.

A la pregunta ¿por qué el cuartel Madera?, Francisco Ornelas, sobreviviente del ataque, responde: “Se escogió, por ser un punto estratégico en la sierra y la facilidad de remon-

tarse a la parte alta de la misma.”8 Alma Gómez (hija del doctor Pablo Gómez) agrega: “…Madera, vamos a decir, era el centro de las luchas campesinas donde se habían dado las luchas más fuertes y el cacicazgo era más duro.”9

Todavía la víspera del operativo se discutió la conve-niencia o no de llevarlo a cabo, dadas las condiciones numé-ricas y la capacidad de fuego: en ese momento estaban equi-pados con diez armas de fuego (entre las que se encontraban una escopeta de taco, dos máuser, un par de fusiles 7 mm, tres 30-06, dos rifles calibre 22 y algunas granadas que meses atrás habían quitado a un pelotón que atacaron en la sierra. Salta a la vista la debilidad del grupo guerrillero. Al final, de-cidieron cambiar el plan original y en vez de tomar el cuartel, solamente lo atacarían, en una acción de hostigamiento. Se abandonaron los objetivos de “tirar las comunicaciones, asal-tar el banco para hacerse de dinero, sacar la provisión de la Mercantil de la Sierra e ir a la radio para hablarle a la gente y explicarle porque se hacía aquello”10

El ataque inició a las 5:45 horas, aprovechando que en esos momentos los soldados se encontraban recibiendo su “rancho” (desayuno), y finalizó casi dos horas después (7:30 de la mañana).11 De acuerdo con el plan encontrado en las ropas del cadáver de Arturo Gámiz, los guerrilleros se apostaron en cuatro lugares: tras la vía férrea (frente al cuartel), en la escue-la, la iglesia y en la Casa Redonda (detrás de una camioneta).

Como resultado del enfrentamiento ocho rebeldes mu-rieron y cinco sobrevivieron: Ramón Mendoza, Francis-co Ornelas, Guadalupe Scobell Gaytán, José Juan Fernán-dez Adame y Florencio Lugo Hernández. Los muertos del GPG: Arturo Gámiz, Oscar Sandoval Salinas, Salomón Gaytán Aguirre, Ramón Mendoza, Pablo Gómez Ramí-rez, Emilio Gámiz García, Antonio Scobell Gaytán, Rafael Martínez Valdivia, Miguel Quiñónez Pedroza, Guadalupe Scobell Gaytán y Hugo Hernández. El 1º Batallón de In-fantería de la 5ª Zona Militar perdió a siete soldados

En conclusión, el ataque al cuartel resultó una derrota militar que provocó la casi desaparición del grupo guerri-llero, que tardó varios años para reconstruirse y reiniciar su lucha dentro de la región. Sin embargo, el ataque al cuartel fue un parteaguas en el movimiento revolucionario y de iz-quierda en el país. No solo fue un ejemplo lleno de heroísmo, sobre todo fue la implantación de una nueva forma de lucha para la toma del poder.

1 Menéndez Rodríguez, Mario. “Los guerrilleros de Chi-huahua”, México, Por Qué?, No. 26, 27 de diciembre de 1968, p. 18.

2 Santos Valdés, José. Madera, Razón de un martirologio. México, 1968, pp. 58-59.

3 Entrevista a Francisco Ornelas Gómez, por Jaime La-guna Berber, 4 de noviembre de 1990, Chihuahua, Chi-huahua.

4 Entrevista a Raúl Gómez Ramírez, por José Antonio Re-yes Matamoros, 5 de noviembre de 1990, Chihuahua, Chihuahua.

5 Ornelas Gómez, Francisco. Cronología. http://www.ma-dera1965.com.mx.

6 Segundo Encuentro de la Sierra, Heraclio Bernal. http://www.madera1965.com.mx.

7 Santos Valdez,… pp. 75-86.8 Entrevista a Francisco Ornelas Gómez, por Jaime La-

guna Berber, 4 de noviembre de 1990, Chihuahua, Chi-huahua.

9 Entrevista a Alma Gómez Caballero, por José Luis Mo-reno Borbolla y José Antonio Reyes Matamoros, 3 de noviembre de 1990, Chihuahua, Chihuahua.

10 Entrevista a Raúl Gómez Ramírez, por José Antonio Re-yes Matamoros, 5 de noviembre de 1990, Chihuahua, Chihuahua.

11 Carlos Montemayor, Las Armas del Alba, Joaquín Mortiz, Col. Narradores Contemporáneos, México, 2003, p. 22.

* La autora, licenciada en Historia por la UNAM, forma parte del Programa de Defensores de los Derechos Huma-nos del Centro de Estudios para los Derechos Humanos de la Universidad de Columbia, Nueva York, y es también in-vestigadora del Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales A. C.

Antes que los rayos del sol rompieran la oscuridad de ese 23 de septiembre de 1965, trece jóvenes guerrilleros combatían en intersticios de una sierra oscura como la luz del cosmos, fértil como fruta nueva,

sus ojos venían precedidos de luchas, de pueblo, de reuniones para inaugurar rumbos, al grito de ¡Ríndanse, están Rodeados! iniciaron el ataque al cuartel militar de ciudad Madera.

Page 4: Reincidente 22

4

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

Nuestro correo electrónico es:[email protected]

El año de 1956 es recordado entre los politécni-cos por los infaustos acontecimientos del 23 de septiembre.

En la madrugada de ese día, el recién designado Director General del IPN, Alejo Peralta Díaz Ceba-llos, al frente de un batallón del ejército y otro de gra-naderos y policías tomó por asalto las instalaciones del flamante internado Politécnico, procediendo a conver-tirlo en cuartel por mas de dos años; su cierre perma-nente se extendió a la clausura de todos los internados de educación media y media superior entonces exis-tentes en nuestro país. De esta manera, se cerraron las puertas de la educación superior a miles de jóvenes de extracción popular que ocupaban los internados. Ade-más, se procedió al encarcelamiento de los principa-les líderes de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos: Nicandro Mendoza Patiño, su presidente, y Mariano Molina, secretario general, entre algunos otros, acusándolos de traidores a la patria, acreditán-doles el delito de disolución social. (Fueron los prime-ros dirigentes estudiantiles acusados de infringir los nefastos artículos 145 y 145 bis).

Nicandro narra que al ser excarcelado en febrero de 1959, por instrucciones de Adolfo López Mateos, re-cién investido presidente de la República, se le negó el regreso al Politécnico para concluir su carrera de médi-co cirujano en la Escuela Superior de Medicina Rural, viéndose obligado a retornar a su natal Michoacán, en donde concluyó sus estudios en la Universidad Nicolaí-ta. Actualmente, se desempeña como profesor titular de farmacología en la Facultad de Medicina de la UNAM, pues nunca se le permitió laborar en el IPN.

¿Por qué tanta saña contra una institución del Es-tado y sus integrantes? ¿Qué intereses se pusieron en juego? ¿Quién ordenó las acciones que llevaron al quiebre histórico de la educación pública (sobre todo técnica) en nuestro país?

La respuesta a éstas y otras preguntas relativas de-ben abordarse en el contexto histórico prevaleciente entonces. El macartismo y la guerra fría fueron deter-minantes, sin duda.

Entre abril y junio de ese año singular, 1956, mas de cien mil estudiantes de todo el país estuvieron en huelga exigiendo solución a demandas comunes, aun-que no hubo una coordinación o liderazgo único; sin embargo, la Federación Nacional de Estudiantes Téc-nicos (FNET), que aglutinaba a los estudiantes del IPN y de decenas de escuelas técnicas existentes en diferentes partes del territorio nacional, jugó un papel preponderante.

El pliego petitorio que enarboló la FNET, exten-so y diverso, iba desde la exigencia de una nueva Ley Orgánica hasta la renuncia del director general, pero tenía como antecedente el incumplimiento de acuer-dos logrados en la huelga de 1950, durante la cual se llegó incluso a decretar, por el gobierno encabezado por Miguel Alemán Valdés, el cierre del IPN.

La huelga de 1950 fue encabezada por Roberto Robles Garnica, presidente del Comité Ejecutivo Na-cional de la FNET; duró 46 días y negoció la solución de sus demandas el 28 de mayo, tan solo cinco días después que la Secretaría de Educación Pública de-cretara el cierre del instituto, lo cual enardeció los áni-mos de los huelguistas y sus simpatizantes. Lograron revertir el decreto de cierre del Instituto y las órdenes de expulsión y de aprehensión contra los principales integrantes del Comité de Huelga, con Robles Garni-ca al frente. Además, se obtuvo el acuerdo de iniciar la construcción del edificio propio del internado, el cual operaba en las barracas existentes abajo del graderío

del estadio Salvador Camino Díaz; dicho edificio se inauguró en 1952 con una capacidad de mil internos. También se logró la renuncia del director general, In-geniero Alejandro Guillot Shaffino, así como la pro-mesa de una nueva Ley Orgánica que sustituyera la que, de manera precipitada, se había aprobado en di-ciembre del año anterior y no satisfacía los requeri-mientos de la comunidad politécnica sostenidos des-de 1942, con el primer movimiento huelguístico del IPN. Cabe señalar que durante la huelga hicieron su aparición golpeadores del equipo de fútbol americano encabezados por el contradictorio y enigmático sacer-dote católico, Padre Lambert.

Debemos tener presente que al inicio de esa dé-cada, en el marco del llamado punto IV del plan Tru-man (de asistencia técnica del gobierno norteamerica-no), desde la Universidad de Columbia, Nueva York, se desarrolló el programa que se conoció como Plan Columbia, mediante el cual se daba manga ancha a los educadores gringos para orientar la educación téc-nica en México, de manera que no interfiriera con sus planes de expansión económica. Las propuestas con-tenidas en el Plan Columbia se llegaron a aplicar en la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro Ro-dríguez de Coahuila, al grado de sustituir a maestros de español por personal estadounidense. Sin embargo, la huelga estudiantil de la Narro, con apoyo de algu-nos de sus maestros, logró echar abajo el plan, cuya implementación se había iniciado con el cierre de su internado, con el argumento que era un nido de co-munistas.

Es decir, en la huelga de 1956 —que se puede considerar nacional por su extensión pero no por su conducción—, tuvo la característica de que todos los centros educativos que participaron tenían pliegos de demandas reclamando por promesas estatales incum-plidas y el abandono en que se les tenía, pero subya-cía la idea de oponerse a la intención, abierta y so-terrada, del gobierno norteamericano de orientar en su beneficio la educación, sobre todo la técnica, del pueblo de México. Esto es lo que puede explicar que, habiéndose firmado los acuerdos a finales de junio de ese año, en el IPN, dos meses después de levantada la huelga, se nombrara director general al ingeniero Alejo Peralta Díaz Ceballos, en sustitución del doctor Rodolfo Hernández Corso, cuya renuncia fue una de la demandas del movimiento, y a un escaso mes de que tomara posesión, fungiendo como agente del gobierno de Adolfo Ruiz Cortínez , procediera represivamente, como ya se mencionó, provocando en algunos jóvenes integrantes del movimiento, la mas profunda descon-fianza y animadversión contra el gobierno, como fue el caso del entonces estudiante de pre-vocacional e in-tegrante del Comité de Huelga, Arturo Gámiz, quien, en 1965, convertido en profesor en Cd. Madera, Chi-huahua organizó el asalto al cuartel militar de la lo-calidad en donde perdió la vida junto con otros ocho combatientes, el 23 de septiembre de ese año.

¿Coincidencia?, ¿premonición?, ¿destino?; lo cierto es que, en memoria de este desafortunado hecho, en los años 70 se conformó, como coordinación de los movi-mientos guerrilleros de entonces, la Liga Comunista 23 de Septiembre, pero eso es parte de otra historia.

* El autor es ingeniero en Comunicaciones y Electró-nica por la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN; fue miembro de la Juventud Co-munista y del Partido Comunista Mexicano y partici-pó en el movimiento estudiantil de 1968; actualmente es maestro de tiempo completo de la ESIME.

Organización, político-militar constituida en el mes de marzo de 1973 en Guadalajara, Jalis-co, por siete grupos armados: Procesos, Movi-

miento Estudiantil Profesional (MEP), Movimiento de Acción Revolucionaria-23 de Septiembre (MAR-23S), Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa “Los Enfermos”, Guajiros, Frente Estudian-til Revolucionario (FER), Comandos “Lacandones” y “Patria o Muerte” y Los Macías.

Fue concebida como la organización que aglutina-ría al conjunto de las organizaciones armadas disper-sas a nivel nacional y se convirtió en la organización más importante de su época, que va desde su funda-ción hasta 1982.

¿Por qué se dio el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre? Gustavo Hirales, participante de la reunión de fundación de esta organización nos da la respuesta:

Liga, por la organización que fundaron Carlos Marx y Federico Engels: “La liga de los justos” opción en lugar de partido.

Comunista, porque expresaba el objetivo histórico del proceso revolucionario y

23 de Septiembre, en honor a la Guerrilla de Ar-turo Gámiz en Chihuahua.1

Además, la mencionada agrupación guerrillera lla-mó Madera a su órgano de propaganda.

La Liga sobresalió por sus acciones militares en los medios de comunicación, en particular en la sección de la nota roja o policíaca. Ello permitió que la fecha 23 de septiembre quedara asociada a dos temas:

1. A la acción llevada a cabo por el Grupo Popu-lar Guerrillero dirigido por los profesores Artu-ro Gámiz García y Dr. Pablo Gómez Ramírez: el ataque al Cuartel Militar de Ciudad Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965.

2. A la lucha armada.

Si bien se convirtió en un icono de la lucha más radical del movimiento social, perdió amplitud en lo que se refiere a otros 23 de septiembre, como son el de 1956, cuando el ejército tomó las instalaciones del internado del IPN; el de 1968, cuando los estudian-tes defendieron las instalaciones educativas del IPN, asentadas en el Casco de Santo Tomás, que el gobierno quería ocupar.

A 55 años de la irrupción del ejército en el interna-do y a 43 años de la toma de las instalaciones del Cas-co, el movimiento social puede devolver a esta fecha todo su significado.

1 Hirales Moran, Gustavo. La guerra de los Justos. Cal y Arena, México, 1996, p. 204

Page 5: Reincidente 22

5

Satanás.- Palabra que procede del arameo אנטש shatán, que significa “adversario” o “enemigo” de Dios. Se suele creer que las palabras diablo y demonio son sinónimos, pero no es así. Por lo que dice la Biblia del Diablo, éste es un es-píritu muy superior al resto de jerarquías de-moníacas. La palabra Diablo o Satán o Beel-zebub siempre son usadas en singular, así como sus otras denominaciones equivalentes (la Ser-piente, el Dragón, etc). Mientras que la palabra demonio aparece unas veces en singular y otras en plural.

Mito que representa lo malvado y dañino en esta tierra.

En nuestra época Satanás ha dejado de ser un enemigo de Dios para convertirse en un enemigo de los Estados Unidos. Por lo menos eso se desprende de las palabras con que el ex presidente Reagan se refirió en cierta ocasión a la URSS: “es el imperio de Satanás”.

Paradójicamente, para algunos nor-teamericanos el verdadero Satanás fue Ronald Reagan.

Al respecto, no sin cierto sentido del hu-mor, el Urban Dictionary dice lo siguiente:

“If you are on the right, Reagan is God “ (Si usted pertenece a la derecha, Reagan es Dios).

“If you are on the left, Reagan is Satan” (Si usted pertenece a la izquierda, Reagan es Satanás).

Décadas después, Osama Bin Laden se convirtió en la encarnación de Satanás (no sin antes haber estado muy cerca de Dios, cuando era aliado de los Estados Unidos, en la época de Georg Bush padre).

Santa de Cabora.- Apelativo de Teresa Urrea (1873-1906). Estrictamente hablando no fue una “santa”, en el sentido tradicional del tér-mino, sino más bien una mujer a quienes los indígenas yaquis y mayos atribuían poderes so-brenaturales.

En 1891 los poco más de cien habitantes de Tomóchic, una pequeña comunidad ubica-da en la frontera de Sonora y Chihuahua, se rebelaron contra la dictadura porfirista, derro-tando a sus ejércitos en varias ocasiones, para

finalmente morir masacrados por el ejército federal. En ese episodio jugó un papel im-portante “la Santa de Cabora”. La revuelta de Tomóchic preparó a la población humilde de esa zona para el levantamiento revolucionario que tendría lugar veinte después (Vid. Lauro Aguirre, “Tomóchic, preludio de una Revolu-ción” (Vid. Monografías. Com). Este episodio fue inmortalizado por Heriberto Frías, en su libro Tomóchic.

Santón.- Según el Diccionario de la Real Aca-demia Española, es un hombre que: 1. m. pro-fesa vida austera y penitente fuera de la religión cristiana. 2.- m. coloq. Hombre hipócrita o que aparenta santidad. 3.- Persona, entrada en años por lo común, muy autorizada o muy influy-ente en una colectividad determinada.

A nuestro parecer ninguna de dichas definiciones corresponde a la realidad, por lo menos en México. En nuestro país, es un per-sonaje de la subcultura religiosa que escapa del control de la iglesia católica, y que tiene un gran ascendiente en determinados sectores so-ciales, sobre todo de origen rural. Un caso típi-co fue el “Niño Inocencio”, santón que ejerció una gran influencia en El Bajío, en los albores del siglo pasado.

En su cuento “Anacleto Morones”, Juan Rulfo nos presenta un magnífico –y divertido—retrato de un típico santón mexicano.

Satán en los Suburbios.- Única novela del célebre filósofo inglés Bertrand Russell.

Satánico Doctor No.- Villano de la conocida película de James Bond. Se estrenó en Lon-dres, en 1962. Fue el primer filme basado en las novelas de Ian Fleming.

Se trató de un “thriller” de espionaje que creó un verdadero revuelo. Algunos críticos señala-ron que Bond no era sino “un matón elegante y flemático (como buen inglés)”. El Vaticano emi-tió un comunicado expresando que desaprobaba la figura del agente secreto. El New York Times, por el contrario, saludó la cinta como “animada, divertida e ingeniosa hasta el final”.

*El autor es investigador del Programa Universita-rio de Estudios Comparados de la BUAP.

HORIZONTALES

1. Órgano político y de propa-ganda de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

6. (López), el año anterior al asalto al cuartel Madera dejó de ser Presidente de la Repú-blica Mexicana.

12. Aunará, confederará.14. Virgen mártir a quien se in-

voca en la hora de la muerte, se festeja el 23 de septiembre.

15. (San), el primer sucesor de San Pedro según la tradición, fue martirizado y recordado por la Iglesia cada 23 de sep-tiembre.

16. El 23 de septiembre de 1968 se da la defensa de esta casa de estudios.

17. Del verbo doler.18. Ataca fingidamente, amena-

za.20. Ponen el pie sobre alguna

cosa.21. Regala, obsequia.22. Niño tlaxcalteca, con sus

hermanos Juan y Cristóbal acompañaron a los primeros evangelizadores, fue asesina-do. Los tres fueron beatifica-dos por Juan Pablo II, su fies-ta es el 23 de septiembre.

23. Voz usada para detener a las caballerías.

26. Muesca de los caracteres de imprenta.

27. Presidente de la República cuando el asalto al cuartel Madera.

30. Terminación verbal.32. Disminuir, minorar.35. Símbolo del astato.36. (De Santo Tomás), el 23 de

septiembre de 1956 ingresó el ejército a éste recinto de educación superior.

38. Árbol de las bixáceas, bija.40. Mucho, bastante.41. Distraído.42. Existían.43. Pequeña mancha en la piel

(inv.).45. 23 en números romanos.

46. Era presidente de los Estados Unidos Mexicanos, cuando ocupó el ejército al IPN.

47. Tramposo, embustero.

VERTICALES

1. Se dice del cristiano hispa-no que a raíz de la conquista árabe abrazó el islamismo.

2. Alma.3. Unidad de fuerza del sistema

cegesimal.4. Distribuir bienes o caudales.5. Divinidad egipcia.7. Símbolos del amperio y del

tesla.8. Aburrimiento, fastidio.9. Repetición de un sonido

(pl.).10. Vasija más o menos redonda,

se usa para preparar o calen-tar alimentos.

11. Mamífero paquidermo cuyo aspecto es el de un jabato de seis meses, tiene una glándu-la en lo alto del lomo, vive en América (pl.).

13. Sustancia narcótica que se obtiene de la adormidera.

19. Se aplica a la obra, escrito, etc., que no lleva el nombre del autor.

20. Poeta lírico griego, autor de Odas triunfales.

24. Enojo, coraje.25. Partido político fundado por

Gómez Morín.28. Romance alegre en que se

cuentan hechos de rufianes y malhechores.

29. Falta de energía, vigor.31. Igualad con el rasero.32. Brille, resplandezca (inv.).33. Construcción que hacen las

aves.34. Une o agrega una cosa a otra.35. Amarráis.37. Que no está enfermo.39. Óxido de hierro que se forma

con la humedad.44. Abreviatura de litro y símbo-

lo del flúor.45. Símbolos de la reactancia y

resistencia eléctrica.

■ En el santuario Asia Animales de la ciudad china de Chengdu, cientos de osos negros han sido resca-tados y disfrutan de buenas condiciones de vida. En la actualidad, más de 10 mil osos son mantenidos en cautiverio en inenarrables condiciones solamente en China y Vietnam. Y mientras estos santuarios hacen lo que pueden por rescatar a estos animales, la meta principal es prohibir el uso de bilis extraída de los osos que se usa en la industria de los vinos, champús y analgésicos.Lee más en http://www.care2.com/causes/who-threw-rescued-bears-a-watermelon-picnic.html#ixzz1WnnQX3yK

■ Se han cumplido ya 50 años de que la Doctora Jane Goodall llegó a las orillas del lago Tanganica, en lo que actualmente es el Parque Nacional Gom-be de Tanzania. Ella, ahora de 77 años, se ha dedi-cado al estudio del comportamiento de los chim-pancés y ha tratado, a lo largo de tantos años, de lograr que las personas hagan una diferencia para todas las cosas vivientes. Es autora del libro Hope for Animals and Their World: How Endangered Spe-cies Are Being Rescued from the Brink, embajadora de la paz de las Naciones Unidas y fundadora de las organizaciones de investigación y promoción Insti-tuto Jane Goodall y Raíces y Brotes para jóvenes.

Lee más en http://www.care2.com/greenliving/jane-goodall-on-our-connection-to-animals.html#ixzz1XJmRNtgVhttp://www.rootsandshoots.org

■ En estos momentos está ocurriendo una impor-tante batalla climática en Australia. El gobierno está a punto de pasar una ley que reduciría dra-máticamente las emisiones de CO2, haciendo que los contaminadores paguen por ellas. Pero algunas empresas poderosas están tratando de abatir la pro-puesta, con el apoyo de Rupert Murdoch. La ley, que busca fijar un precio a las emisiones de CO2, plantea medidas que presionarían a las industrias contaminantes hacia modos de producción más limpios y generando recursos para la inversión. Si la ley es aprobada, podría animar a otros grandes países emisores a seguir su ejemplo, convirtiéndose en la gran nueva esperanza para nuestro clima. Lee más en http://mexico.cnn.com/planetacnn/2011/07/10/24-dolares-por-una-to-nelada-de-co2-el-nuevo-impuesto-de-australia-en-2012 http://www.avaaz.org/es/australian_carbon_price/?vl

Page 6: Reincidente 22

6

A medianoche del 18 de septiembre de 1968, el ejército invadió la Ciudad Universitaria con el siguiente pretexto:

Es del dominio general que varios locales escolares —que son edif icios públicos, por ser propiedad de la nación, y estar destinados a un servicio público—, habían sido ocu-pados y usados ilegalmente desde f ines de julio último, por distintas personas, estudiantes o no, para actividades aje-nas a los f ines académicos.1

Con la invasión al campus universitario se cierra una fase del movimiento, definida por Carlos Monsi-váis como “jubilosa” y se entró a los días más duros y violentos por parte del gobierno hacia el movimiento estudiantil.

El gobierno pretendió con la fuerza dar una so-lución al conflicto, pero erró en sus cálculos; no tomó en cuenta la capacidad de respuesta de los estudiantes. Las actividades de reunión y organización se traslada-ron a las escuelas del Politécnico en particular a las del Casco de Santo Tomás.

En condiciones de creciente confrontación, los es-tudiantes fueron objeto de nuevas represiones, desta-cando las ocupaciones de las instalaciones de la Voca-cional No. 7, el 21 de septiembre, y la del Casco el 23, que fueron el preámbulo del 2 de octubre.

El 21 de septiembre, aprovechado la simpatía de gran parte de los habitantes de la unidad Tlatelolco, los estudiantes de la vocacional pudieron resistir los intentos de los policías y granaderos que pretendían tomar las instalaciones escolares. Los uniformados no podían disolverlos porque al tratar de entrar en los edificios, los mismos habitantes de la unidad los agre-dían con piedras.

A las doce de la noche no había un solo detenido, los granaderos habían agotado sus provisiones de armas, ha-bían muerto dos de ellos, y se pusieron a disparar, a mí me consta. Vi granaderos disparando con pistola. Cuando ya estaban totalmente derrotados, llegó el ejército.2

Jaime García Reyes, estudiante de la Vocacional No. 7, traza el vértigo de esos días:

Así, al llegar el sábado 21 de septiembre supimos que otra vez venían los granaderos. Nos preparamos desde la mañana para enfrentarlos… La lucha se extendió hacia Peralvillo, la Ex-hipodromo y Tepito… Los granaderos se vieron imposibilitados totalmente… a las doce de la noche no había un solo detenido.3

Por la noche se presentaron efectivos del 43 bata-llón y nueve unidades blindadas del ejército, que to-maron la vocacional al filo de la media noche. Esta acción violenta fue el preludio de los acontecimientos del día 23 de septiembre.

Ese 23 de septiembre amaneció con la noticia de la renuncia del rector, ingeniero Javier Barros Sierra, presentada a la H. Junta de Gobierno de la UNAM. El documento de renuncia señalaba:

Los problemas de los jóvenes sólo se pueden resolver por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción.

Y añadía:…quienes no entienden el conflicto ni han logrado so-

lucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos cul-pables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí.4

A pesar de la campaña de desprestigio montada por el gobierno de Díaz Ordaz contra el rector, éste re-cibió el apoyo de toda la comunidad universitaria que le pidió permanecer en su cargo para no claudicar ante la violación de la autonomía universitaria.

En tanto, la mañana de ese mismo día, los politéc-nicos reunidos en el Casco de Santo Tomás, prepara-ban sus brigadas de propaganda. Entre ellos, los briga-distas de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) salieron a realizar una jornada de propagan-da entre el personal médico del hospital de la Raza. Sin embargo, después de concluir sus actividades, en-tre ellos comentaron:

Como a las cuatro de la tarde, una voz de alerta sor-prendió a quienes se encontraban en la planta baja de Bio-lógicas, alrededor de veinte salieron a la explanada, donde pudieron ver un helicóptero sobre volando en círculos alre-dedor de una columna de humo.

Alguien dijo: “están en la Normal”. De inmediato los estudiantes salieron hacia allá. No caminaron mucho, sobre la glorieta de Díaz Mirón, entre la escuela de Medicina y el hospital Vicente Leñero, ardía un enorme camión de redilas con el logotipo del Departamento del Distrito Federal.

La voz informó: “en la esquina de la ESCA”. Y allá fueron para descubrir en avenida de Los Maestros y pro-longación de Carpio dos motocicletas de tránsito ardien-do en las mismas condiciones. La evaluación en la escue-la concluyó: se trata de una provocación para justif icar la toma del Casco de Santo Tomás.5

La violencia contra la comunidad politécnica fue mucho mayor a la ejercida contra los universitarios debido a la determinación de estos jóvenes estudian-tes de defender las instalaciones a toda costa, como se demostró más tarde. La postura rebasó a los diri-gentes, quienes habían acordado salir y dejar entrar a las fuerzas policíacas, como días antes sucediera en la UNAM.6

A las 19 horas se inició la refriega entre policías y estudiantes. Primero se produjo un intercambio de bombas lacrimógenas y refrescos explosivos. Desde las instalaciones del IPN y desde muchas casas ocupadas por estudiantes se tiraban refrescos y piedras sobre los granaderos que avanzaban y en medio del fuego cru-zado y luego retrocedían. Aparecieron los rifles de alto poder para abrirse paso, produciéndose, entonces, un intercambio de fuego: rifles contra cohetes de feria.7

Durante las largas horas de refriega, las balaceras fueron constantes y las huellas de los impactos pudie-ron verse a la mañana siguiente. Hacia las 20 horas, la lucha se había extendido por varias calles aledañas al Politécnico, el frente más importante fue el de la Cal-zada de los Gallos.

A las 20:50 horas, entró el ejército al Casco. En 1956, doce años antes, el ejército había expulsado del mismo lugar a los estudiantes del internado del Poli-técnico. Aquel 23 de septiembre de 1968 nuevamente sería el ejército quien finalmente logró realizar el tra-bajo que ni los granaderos ni la policía montada pu-dieron concretar: la toma del Casco de Santo Tomás.

Una a una fueron ocupadas las escuelas: las vo-cacionales 3 y 6 localizadas junto al viejo Casco fue-ron las primeras; después la Escuela de Comercio y Administración junto con la Escuela de Enfermería y Obstetricia. Más tarde cayó la Escuela Superior de Medicina, casi al final la Escuela Superior de Econo-mía, presentando fuerte resistencia. Al final la Escue-la Nacional de Ciencias Biológicas, que resistió varios intentos de ser tomada, donde se juntaron los estu-diantes de diferentes escuelas vecinas. Los embates fi-nales de la invasión del campus del Casco se dieron ahí, y ahí fue también donde la violencia se presentó con más crudeza; por segunda vez, la escuela de Cien-cias Biológicas vivió una ocupación de esa naturaleza. Cerca de la madrugada un tanque blindado derribó y pasó por encima de la puerta de hierro que guardaba la entrada principal.

Muertos y heridos en la toma del Casco8

68/09/24. La DFS informa que a las 13:55 horas poli-cías que bajaron de una panel, dieron de balazos a un es-tudiante (tres balazos), se ignora si fue muerto. Asimismo continúan los secuestros de camiones, hay como 500 estu-diantes.9

68/09/26. El día de hoy, elementos del ejército loca-lizaron en uno de los cuartos de la Escuela Superior de Medicina, en el Casco de Santo Tomás, el cadáver de un joven, el cual se supone corresponde a Ángel Valdez Velasco, quien se supo la noche del día 23 había resultado muerto y los estudiantes impidieron a los ambulantes que lo recogie-ran. Hasta el momento no ha sido reclamado.10

Lista de heridos el 23 de septiembre durante la toma de El Casco de Santo Tomás. Estudiantes y maestros, sie-te: Herminio Meza Sánchez, Guillermo Martínez, Gui-llermo Stal Cepeda, (grave); Gloria Tapia Valencia, Joa-quín López Salazar, (grave); Antonio N, Josafat Figue-roa Vargas. Granaderos, nueve: Francisco Albarrán; Lau-rencio Alcántara Martínez; Pedro Bobadilla Martínez; Lorenzo Díaz Miranda; Primitivo Gallardo; José Lara Guevara; Juan López Ibáñez; Norberto Reyes Mendoza; Moisés Zuñiga Torres.11

El día 24 de septiembre a las 0:30 horas el ejército ocupó la unidad Zacatenco del IPN con más de 500 soldados de infantería. Así se cerraba el ciclo de ocu-paciones de las principales instalaciones de educación media y superior que estaban en huelga.

Para el Instituto Nacional Politécnico como ins-titución y desgraciadamente para los politécnicos en general los 23 de septiembre tanto del 56 como del 68 han quedado casi en el olvido. Es comprensible que las autoridades quieran borrar de la memoria estas fechas porque su papel tanto en la huelga del 56 como en el 68 fue lamentable. En 56 fueron los promotores de la represión y en el 68 con su silencio cómplice dejaron a los estudiantes a merced de la violencia del gobier-no. Y, como se afirma muchas veces, el papel de los estudiantes politécnicos ha quedado desdibujado y se piensa que el movimiento del 68 fue fundamental o casi exclusivamente universitario. La necesidad de res-catar el lugar que le corresponde al Politécnico en las luchas sociales y en particular en el movimiento del 68 es todavía una tarea pendiente.

1 Secretaría de Gobernación, El Día, 19 de septiembre de 19682 Sánchez, Consuelo. “Cronología del movimiento estudiantil de 1968”. Memoria, México, CEMOS, No. 151, septiembre de 2001, p. 38.3 Monsiváis, Carlos. “Los politécnicos, El IPN y sus reservas de ener-gía”. Revista etcétera, Número 295, 24 de septiembre 1998, pág. 18.4 El día, 23 de septiembre de 1968.5 Ibíd. Ortega Olivares, Mario. Octubre Dos, Historias del movimien-to. UAM Xochimilco, México, 1998, pág. 194.6 Cesar Tirado Villegas, sostiene que la consigna era no entregar las instalaciones del Casco, en “La defensa del Casco”. Revista etcétera, Número 295, 24 de septiembre 1998, pág. 28.7 Tirado Villegas, Cesar. “La defensa del Casco”. Revista etcétera, Número 295, 24 de septiembre 1998, pág. 29.8 Datos tomados del Informe Histórico a la Sociedad “Qué no vuel-va a suceder” de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP)9 AGN, Galería 1, DFS Exp. 11-4 L 42 F 60.10 AGN, Galería 1, DFS Exp. 11-4-68 L 42 F 318.11 AGN, Galería 2, IPS Caja 2911. Exp. 40.

*El autor, profesor normalista por la Normal de Ayo-tzinapa, Gro. Cuenta con Maestría en Educación Ma-temática por la Universidad Pedagógica Nacional y fue activo integrante de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, cuando estudiante.

Agustín Evangelista Muñoz*

La toma delCasco de SantoTomás

Page 7: Reincidente 22

7

Aparece cada quince díasDirector y editor: Enrique Condés Lara

Consejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Jaime Cid Monjaraz,Gloria A. Tirado Villegas, José Fragoso Cervón, María de Lourdes Herrera Feria

y Enrique Barradas Guevara.Administración: Norma Navarro

Diseño: Israel Hernández CedeñoCorreo electrónico: [email protected]

*No incluye sección de SocialesSe imprime en los talleres de El Errante, Editor. Priv. Emiliano Zapata 5947,

San Baltasar Campeche, Puebla.Certificado SEGOB: 15198 / Certificado Derechos: 032210460200-101

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Solución alReincigRama de eSte númeRo

a través de los documentos de la BiBlioteca Palafoxiana

colección:

Compilación y estudiointroductorio

AliciA TecuAnhuey SAndovAl

en 7 TomoS

l a s i t u a c i ó n i n t e r n a c i o n a l

tomo

ii

Compilación y estudio introductorio

a l i c i a t e c u a n h u e y s a n d o v a l

ColeCCión:

la independenCia de la nueva españa a través de los doCumentos de la BiBlioteCa palafoxiana

d e l o s

tomo

iii

Compilación y estudio introductorioa l i c i a t e c u a n h u e y s a n d o v a l

ColeCCión:la independenCia de la nueva españa a través de los doCumentos de la BiBlioteCa palafoxiana

De venta en Profética3 Sur No. 701, centro

Puebla, Pue. 01 222 246 9101

Nos habíamos quedado de ver en la escuela a las 3 de la tarde para pintar la manta que llevaríamos al mitin de ese día, como todo

grupo político (los ecomunistas) pertenecíamos al comité de lucha de la Vocacional 5 pero por ser pachecos e indisciplinados, los ortodoxos (integran-tes del Partido Comunista, troskos, maoístas, etc.) no nos veían con buenos ojos, así que por separado hacíamos nuestra la propaganda revolucionaria y la repartíamos.

Unos llegamos a las tres y media, otros llega-ron a las cuatro de la tarde, pero como el comisio-nado para comprar la manta y pintar las consignas no llegaba, aprovechamos el tiempo para darnos las tres de valor. Desesperados ya nos íbamos sin iden-tidad cuando se presentó y con apuros hicimos la mentada manta; pero como la pintura estaba fresca tuvimos que esperar a que secara un poco antes de partir.

El camarada comisionado de comprar la manta y pintarla con ayuda de todos se llama Luís y traba-jaba en el ejercito, su historia es de contar. Cuando murió su padre, la madre tuvo que refugiarse con su pecado en casa del abuelo que era un militar de rango (los padres de ella nunca estuvieron de acuerdo con que se casara con un maricón). Así, cuando estaba terminando la secundaria, el abuelo lo recomendó para trabajar en las oficinas del ejercito, para que se

hiciera macho (no como su padre). Y exactamente ese día lo retuvieron como reserva (nos informó que habían partido varios contingentes del Campo Mi-litar número 1) pero con el pretexto de ser estudian-te había podido salir y comprar una mini manta que con el tiempo se hizo famosa en las marchas revolu-cionarias. Pregunten por la pedrada a Luís Echeverría en Ciudad Universitaria (che, che, che, Guevara).

Con nuestra mini manta doblada y fresca (se manchó toda) nos trasladamos en el carro del Chus Chus a Tlatelolco, donde se efectuaría el mitin, pero a unas cinco calles antes de llegar, nos percatamos que el ejército había rodeado la Plaza de la Tres Culturas con tanquetas y judiciales que no nos de-jaban pasar (estaban tomando posiciones). Aún así, nosotros a pie los esquivábamos sin hacer caso de las amenazas e insultos de las “autoridades” (pinches gandayas). Faltando tres calles para llegar, observa-mos un helicóptero que en el centro de la plaza lan-zaba luces de bengala como señal para empezar la masacre.

Unos camaradas dicen que la llegada tarde de Luis nos salvó la vida, pero yo me quede frustrado, sí me hubiera gustado alucinar en la refriega del día 2 de octubre de 1968.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica y cua-tachín.

• Según la Comisión de Sentencias de Estados Unidos (USSC siglas en inglés), de las 60,830 condenas dictadas en EU en-tre octubre de 2010 y julio de 2011, más de la mitad corres-pondieron a reos latinos.

• El 50.3% de los delitos graves fueron cometidos por latinos; 26.4% por blancos no hispanos y 19.7% por negros.

• Esta cifra es reveladora si se toma en cuenta que los latinos representan el 16% del total de la población en EU.

• La razón se encuentra en que los delitos asociados a la in-migración ilegal son los más recurrentes, pues representan el 35.5% (21,415) del total de las faltas graves procesadas.

• El 90% de los infractores que cometen este tipo de faltas son latinos.

• Fueron procesados también 18,371, casos ligados con dro-gas (30%), de los cuales 17,547 fueron por narcotráfico, y de éstos casi la mitad (45.5%) fueron cometidos por latinos. El 70% del total de los narcotraficantes procesados son ciuda-danos norteamericanos y el 87% son varones.

• Cada vez más, las condenas son por crímenes de inmigración y no por los crímenes que el ciudadano común percibe como los más amenazadores, tales como asesinatos o abusos sexuales.

Y para documentar el optimismo de los lectores, les infor-mamos que el aplauso más nutrido que se escuchó durante el debate electoral republicano del miércoles 7 de septiembre pa-sado en EU, fue para el comentario de que en el estado de Texas han sido ejecutados 234 presos, récord nacional.

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/09/110907_eeuu_latinos_pri-sion_en.shtml

Page 8: Reincidente 22

8

A continuación presentamos la segunda parte de la selección de caninos famosos e importantes confeccionada por Reincidente. En ella se observa lo importantes que son los cuatro patas para

sobrellevar las cosas en este globalizado y martirizado mundo.

1. Barry: sin duda el San Ber-nardo de carne y hueso más conocido de la historia. Nació en 1800 y salvó la vida a más de 40 personas en las monta-ñas. Tiene un monumento en París.

2. Brian: perro de la serie Padre de Familia y que se expresa más propiamente que muchos de nosotros.

3. Coccó y Sony: hembra y macho que carecen de fama y fortuna, salvo el hecho de pertenecer al director de esta publicación. Muestra feha-ciente de nepotismo.

4. Droopy: “hola gente feliz, ¿sa-ben algo?, yo soy el héroe”. Personaje animado salido del tintero de Tex Avery en 1943. Es un astuto basset hound, pe-queño, perseverante y de ha-blar cansino.

5. Einstein: perro del genio loco Emmett Brown de Vol-ver al futuro (Back to the future, 1985).

6. Gromit: perro de plastilina protagonista de varios filmes británicos. Es el listo de la pe-lícula.

7. Huckleberry: perro supone-mos panista porque es azul y más fresa que la ex delegada defeña Gabriela Cuevas Ba-rrón.

8. Laika: (en ruso Лайка, ‘que ladra’) recogida de las calles de Moscú, fue el primer ser vivo que viajó al espacio en el Sputnik 2, en 1957. Nunca regresó a la Tierra.

9. Lassie: (pronunciar lasi). Per-sonaje de novela, creado por el británico Eric Knight. Filmó varias películas y a su muer-te fue sustituida por Pal. En 1954 se inició la serie de tele-visión “Lassie”.

10. Nipper: perro del pintor in-glés Francis Barraud que fue la imagen corporativa de la empresa discográfica RCA Víctor, tomada del cuadro His master´s voice.

11. Patán: dibujo animado sali-do del pincel de Iwao Taka-moto. Compañero del villano incompetente y terriblemente propenso a los accidentes Pie-rre Nodoyuna.

12. Perro Bermúdez: máxima expresión del lenguaje mexi-cano televiso. No sabemos si muerde pero es el único lo-cutor en el mundo que aúlla (¡goool!).

13. Pete: perro de La Pandilla (Our gang), serie producida entre 1922 y 1944, notable porque blancos y negros apa-recían como iguales en una época de franca discrimina-ción racial en EU.

14. Rufo: compañero insepa-rable de Daniel el travieso (Dennis the Menace, 1951), quienes jamás debieron dejar de ser caricaturas.

15. Saucisse: teckel candidato a alcalde de Marsella en 2001 y registrado en 2002 como candidato a la presidencia de Francia. ¿Creía usted que so-lamente los gringos hacen esa suerte de cosas?

16. Scooby Doo: su historia arranca en 1969 y es el com-pañero ultramiedoso e inse-parable de Shaggy. También creado por Takamoto.

17. Slinky: perro de Woody y que no Allen. Parece un sal-chicha con un muelle por cuerpo. Perronalidad: inge-nua.

18. Tribilín: (Goofy en inglés) hizo su primera aparición en 1932, aunque entonces se lla-maba Dippy Dawg. Es uno de los mejores amigos de Mickey Mouse.