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1 EL SOL Viernes, 14 de junio de 1991

JOSE AGUSTIN GOYTISOLO Universitat Autónoma de BarceloBiblioteca d'Hurnanitats

Un amor deTrotsky

LA VIDA DE la extraordinaria pintoramexicana Frida Kahlo es complica-da y terrible, dificil de condensar enun artículo: únicamente me voy areferir a sus antecedentes familia-res, a su infancia y adolescencia, a

los trágicos percances que sufrió, a su matrimo-nio con el muralista Diego Rivera y, especialmen-te, a su relación amorosa con León Trotsky.El padre de Frida era un inmigrante judío ale-

-mán que, viudo y con dos hijas, se casó con unamestiza mexicana llamada Matilde Calderón. Deeste segundo matrimonio, Matilde le dio cuatrohijas, de las que Frida fue la tercera. Nació en Co-yoacán, en la casa azul de la familia, que luego seharía tristemente famosa, como se verá; eso ocu-rría en 1907.

Frida creció sana, alegre y fuerte, hasta que undía, paseando con su padre por un bosque de Cha-pultepec, tropezó y cayó en muy mala postura,pues casi se destrozó la pierna derecha. Los médi-cos le diagnosticaron la formación de un tumorblanco.y luego una complicacióri poliomielítica.Después de muchos tratamientos, Frida salió conel pie atrofiado y la pierna derecha más corta quela izquierda: estaba coja, pero ésa no sería su úni-ca desgracia. A los dieciocho años, cuando viajabacon su primer novio, un tren arrolló el autobúsque les conducía a casa, destrozándolo. Frida re-cibió múltiples heridas, la peor causada por unhierro que le atravesó el cuerpo de parte a parte,desgarrándole la espalda y el sexo. Estuvo a puntode morir, pero se salvó, pese a presentar fracturade las vértebras lumbares, rotura de la pelvis, elpie derecho machacado, una herida enorme en elabdomen, peritonitis aguda y cistitis. Su valentíay sus ganas de vivir la ayudaron. Luego, un corséde yeso, descanso, dolores agudísimos, otro corsé,recuperaciones, recaídas, ganas de vivir,

Empezó a pintar en la cama: se hizo colgar deltecho un espejo en el que se veía reflejada y unaespecie de caballete. Su primer cuadro fue un au-torretrato. Cuando mejoró; siguió pintando, pri-mero sentada y luego ya de pie. A la que pudo, sa-lió a la ciudad, a reunirse con amigos. Como casitodos ellos, se afilió al Partido Comunista. Cono-ció a Diego Rivera, el muralista, y se enamoraron.

Rivera estaba casado, pero se divorció: Frida yDiego se casaron en 1929,por primera vez, ya quemucho más tarde se separaron, para volverse acasar otra vez, la definitiva. Frida no pudo nuncatener hijos. Fue su pena mayor.

Trabajaban los dos incansablemente, él en mu-rales enormes, tanto -en México como en SanFrancisco, Detroit o Nueva York, y Frida, en sucasa o en las habitaciones de los hoteles cuandoacompañaba a su marido. El Partido Comunistamexicano expulsó de su organización a Diego Ri-vera, por "pintar para los capitalistas mexicanosy para los gringos", y por sus tendencias anar-quistas y trotskistas. Y aquí es donde va a apare-cer Trotsky en la vida de Frida Kahlo.

León Trotsky y su mujer, Natalia, llegaron aTampíco a principios del año 1937:en la URSS ha-bían sido deportados, durante largos años, al Ka-zakstán, luego salieron por Turquía y siguieronpara Noruega y París. Fue Diego Rivera el quetramitó ante el Gobierno su permiso de asilado enMéxico, Los Trotsky se alojaron en Coyoacán, en

la casa azul de la familia Kahlo, que prestaroncon mucho gusto a tan ilustre pareja Los correli-gionarios de Trotsky y amigos de confianza, aménde sus guardaespaldas, convirtieron la casa enuna fortaleza, alzando los muros del jardín, cons-truyendo troneras y alambradas, y dejando libre,pero fuertemente vigilada, una sola entrada.

La primera vez que vio y habló en inglés conTrotsky, Frida quedó fascinada por su porte, ta-lento y energía. Y Trotsky se enamoró de ella co-mo un adolescente casi sesentón: le gustó su dul-.zura, su belleza y su porte, pese a su evidente dís-minución fisica, y cuando vio sus pinturas, aún seemocionó más. Su relación fue rápida, pero nadafácil, Frida le.visitaba, charlaban a escondidas, seacariciaban y besaban, y Frida consiguió que éldejara por unas horas su casa-fortaleza para po-der estar juntos en casa de la hermana más jovende las Kahlo, Cristina Esta situación alarmaba ala gente que debía velar por la seguridad deTrotsky, y alarmó también a Natalia- Sedova, queaguantó más de lo que podía, hasta que la cues-tión se agravó. Rivera lo ignoraba todo, pues seliaba siempre con cualquier otra mujer.

Natalia, sin perder la compostura habló delasunto con su marido; eran su matrimonio y la se-guridad de él lo que estaba en juego.'Trotsky le pi-dió unos días para reflexionar y se fue de la ciu-dad. Y pese a que Frida Kahlo, que se enteró de suparadero en el campo y fue a verle; la relación en-tre ambos terminó. Trotsky le reclamó las cartasy recados amorosos que él le había escrito, y ellacumplió. Siempre que se volvieron a ver en la ca-sa azul fortificada, Frida acudía acompañada desu marido, Diego Rivera. Y todos tan contentos.

Como despedida de amante, Frida regaló a suídolo tan querido un cuadro con la siguiente ins-cripción: "Dedico este autorretrato a LeónTrotsky, con todo mi amor, el 7 de noviembre de1937. Frida Kahlo". La amistad y las visitas entrelas dos parejas persistieron; eran gente de mundo,civilizada. Pasan los meses y los años. En 1940 fa-lla un mal montado ataque a la casa azul paradeshacerse de Trotsky: un grupo de comunistasestalinistas, capitaneados por otro famoso mura-lista mexicano, David Alfaro Siqueiros, era diez-mado por la guardia pretoriana que defendía lacasa y Siqueiros fue a la cárcel Más efectivo re-sultó ser un comunista catalán, Ramón Mercader,que consiguió entrar en la casa azul como amigode una de las secretarias de Trotsky y como parti-dario de la IV Internacional, presentándose conpapeles que le acreditaban como Jacques Monard,belga, y que llegó a intimar con el propio Trotsky.Hasta que un día golpeó y atravesó parte del crá-neo de su anfitrión con un piolet. Trotsky murióal día siguiente.

Nadie, ni su propia mujer, se alteró tanto al sa-ber la muerte de Trotsky como Frida Kahlo: gritóy lloró, culpó a Diego Rivera por haberlo traído aMéxico, luego culpó a los comunistas, y a los guar-daespaldas de la casa azul y, finalmente, se culpóa sí misma por su truncada relación amorosa; tu-vo varios ataques de nervios y finalmente unahonda depresión. Pero se repuso, se divorció y sevolvió a casar otra vez con su ex marido y tuvoamantes, y pintó cada vez mejor, y sufrió muchofísicamente, hasta que murió, en julio de 1954. To-da una mujer: inválida, apasionada y gran artista.

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