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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE EL SALVADOR - MERCADEO INTERNACIONAL DESARROLLO PERSONAL __________________________________________________________________ ______________ DESARROLLO PERSONAL El hombre, además de relacionarse cognoscitivamente con el mundo, interactúa con él de forma muy activa. No es un mero receptáculo de formas externas, sino de un organismo que tiene sus necesidades y aspiraciones, sus deseos y proyectos. La actividad humana es multiforme y se irá estudiando progresivamente. Ahora se comenzara con el aspecto más elemental o primario que tiene su propia correspondencia con la dimensión también elemental de conocimiento que se acaba de estudiar. Nuestro organismo necesita alimentos, siente impulsos sexuales, tiende a protegerse de los peligros que parecen amenazarle, responde con agresividad a determinados males, etc. ¿Cuáles son las características de estos impulsos? ¿Son similares o se distinguen de los instintos animales? ¿Qué papel juegan en ellos las dimensiones cognitivo-volitivas de la persona? ¿Cuáles son las tendencias principales? Estas son las preguntas que debemos desentrañar a continuación. Instintos animales y tendencias humanas En principio, y a un análisis poco atento, podría parecer que las tendencias humanas son similares a os instintos animales debido a que si, el hombre tiene hambre, busca saciarse dicha hambre, al igual como lo hacen los animales, pero es suficiente un análisis no muy profundo para desechar dicha posibilidad. <<Los rasgos diferenciales de la conducta instintiva, explica Beltrán, son: conducta innata (por tanto no derivada del aprendizaje), estereotipada (expresada por medio de pautas fijas e invariables), específica (compartida por los miembros de una especie) e indeliberada (desencadenada necesariamente ante la presencia de estímulos adecuados, de manera que, una vez iniciada, continuará indefectiblemente hasta su consumación). Por otra parte, el instinto tiene un claro valor de supervivencia y es fácilmente saciable; por eso, cuando la tendencia instintiva es satisfecha es aun más difícil volver a estimularla. DIANA ORTIZ LUIS FLORES ALEJANDRO CARDONA

Desarrollo personal

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DESARROLLO PERSONAL

El hombre, además de relacionarse cognoscitivamente con el mundo, interactúa con él de forma muy activa. No es un mero receptáculo de formas externas, sino de un organismo que tiene sus necesidades y aspiraciones, sus deseos y proyectos.

La actividad humana es multiforme y se irá estudiando progresivamente. Ahora se comenzara con el aspecto más elemental o primario que tiene su propia correspondencia con la dimensión también elemental de conocimiento que se acaba de estudiar.

Nuestro organismo necesita alimentos, siente impulsos sexuales, tiende a protegerse de los peligros que parecen amenazarle, responde con agresividad a determinados males, etc. ¿Cuáles son las características de estos impulsos? ¿Son similares o se distinguen de los instintos animales? ¿Qué papel juegan en ellos las dimensiones cognitivo-volitivas de la persona? ¿Cuáles son las tendencias principales? Estas son las preguntas que debemos desentrañar a continuación.

Instintos animales y tendencias humanas

En principio, y a un análisis poco atento, podría parecer que las tendencias humanas son similares a os instintos animales debido a que si, el hombre tiene hambre, busca saciarse dicha hambre, al igual como lo hacen los animales, pero es suficiente un análisis no muy profundo para desechar dicha posibilidad. <<Los rasgos diferenciales de la conducta instintiva, explica Beltrán, son: conducta innata (por tanto no derivada del aprendizaje), estereotipada (expresada por medio de pautas fijas e invariables), específica (compartida por los miembros de una especie) e indeliberada (desencadenada necesariamente ante la presencia de estímulos adecuados, de manera que, una vez iniciada, continuará indefectiblemente hasta su consumación). Por otra parte, el instinto tiene un claro valor de supervivencia y es fácilmente saciable; por eso, cuando la tendencia instintiva es satisfecha es aun más difícil volver a estimularla. Este autor, concluye que eso es evidente, que en el hombre no existen apenas pautas fijas de acción, como ocurre en el animal.

En el hombre, en efecto, prácticamente todas las conductas de él dependen del aprendizaje; el niño debe aprenderlo casi todo incluso cosas tan elementales como, comer o caminar. Además, y por efecto del aprendizaje, el modo concreto en el que se hace efectiva una conducta

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varía enormemente de persona a persona y de cultura en cultura. En los leones de todas las épocas y de todas las zonas cazan de forma similar, es decir, que poseen una conducta estereotipada. En el hombre es todo lo contrario: la técnica de caza varía de persona a persona, de cultura en cultura y de época en época, de hecho, los hombres de hoy ya no cazan, sino que consiguen su alimento de maneras altamente sofisticadas y de maneras inimaginables del hombre de hace 2,000 o 5,000 años. Por último el comportamiento humano, aun en los casos en los que se trata de necesidades materiales, no pude renunciar a la voluntad, ni de la inteligencia, excepto quizás, en momentos altamente excepcionales.

Tener Hambre es una necesidad esencialmente biológica pero la satisfacción humana de esa necesidad, la actualización y concreción humana de la tendencia a satisfacerla es siempre voluntaria, lo que separa una vez más el hombre del animal. Un animal siempre comerá sin importar que a excepción que si este tiene un problema físico es poco probable que lo haga. El instinto es el mecanismo último que determina si actividad. En el hombre, la situación es distinta, si tiene hambre tendera a satisfacerla pero pasando previamente un control, la decisión del sujeto, que puede ser favorable o contraria en dependencia de distintos criterios por ejemplo: Morales, estéticos, etc. Todo este conjunto de reflexiones definitivamente nos llevara, a la conclusión de que el dinamismo tendencial sensible del hombre no es instintivo y por eso se suelen emplear otros nombres para designarlo los cuales son: tendencias, impulsos, apetitos, etc.

Características de las tendencias.

Una vez descartado lo que no son las tendencias, debemos describir sus características de modo positivo. Los rasgos principales, apuntados ya en las consideraciones anteriores, son las siguientes:

Plasticidad: Las tendencias humanas, a diferencia de los instintos, son flexibles y variadas. Si consideramos, por ejemplo, la alimentación vemos que el hombre ingiere alimentos muy distintos según las culturas y siguiendo reglas sociales que varían con el tiempo y el lugar; además, elabora sus propios alimentos, es decir, cocina, inventa nuevos platos, etc., es decir, satisface su necesidad de manera flexible.

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Variabilidad: Las tendencias no son flexibles, también son variables. Esto significa, por un lado, que pueden crecer en intensidad o debilitarse pero, sobre todo, que el hombre puede, en cierta medida, crearse o eliminar necesidades. Un león saciado es un león satisfecho, reposara hasta que vuelva a tener hambre. Pero el hombre la situación es mucho más compleja: La satisfacción depende de una buena medida de las expectativas y las costumbres. Un pobre se satisface mucho antes que un rico y una persona de un paladar exquisito solo se sentirá satisfecha con determinados majares.

Esquema abierto: ya hemos aludido a esta característica que diferencia a los hombres de los animales. Ya que si un animal tiene hambre o está en celo buscará e intentará de modo automático la satisfacción de esta necesidad. Pero en cambio el hombre este proceso no se le activa automáticamente porque la satisfacción de la tendencia implica un aspecto más el cual es: La dimensión cognitivo-volitiva que es la que tiene la última palabra y la que irá a decidir cómo se satisface el impulso o, lo que es más importante aún, si se satisface o no.

Necesidad del aprendizaje y formación de hábitos y pautas de conducta: Podría pensarse que una ventaja del instinto es que libera del aprendizaje. Los patos no tienen que aprender a nadar ni los topos a excavar, ya que están genéticamente programados para hacerlo y lo hacen. El hombre, por lo contrario, no está genéticamente programado para cadi nada y por eso tiene que aprenderlo prácticamente todo, incluido como satisfacer sus impulsos más elementales. Está, es una tarea compleja que se va realizando a lo largo de los años y, a través de la cual las personas van elaborando pautas estables de comportamiento que se automatizan y se van facilitando enormemente en la vida. Podrimos pensar en cosas tan elementales como por ejemplo, caminar, comer o las acciones que ejecutamos todas las mañanas al levantarnos. Si tuviéramos que pensar cada día en cada momento todo lo que estamos haciendo, nuestra vida fuera muy agotadora y elemental siempre estaríamos partiendo de cero, el aprendizaje y la formación de hábitos y pautas de conducta nos libera de esta penosa tarea.

DIANA ORTIZ LUIS FLORES ALEJANDRO CARDONA