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Hacia un marco de gobernanza en el trabajo : por los derechos del niño S eis propuestas para la reflexión y la discusión Redactado para Plan por: Dra. Rosemary McGee, Institute of Development Studies

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Hacia un marco de gobernanza

en el trabajo

:por los derechos del niño

S eis propuestas para la reflexión y la discusión

Redactado para Plan por:

Dra. Rosemary McGee,

Institute of Development Studies

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Introducción

Las tentativas para promover una participación eficaz de niños y jóvenes en procesos de

gobernanza se enfrentan a muchas dificultades. Este documento es una contribución al

establecimiento y refuerzo de relaciones de interacción entre las diferentes escuelas de

pensamiento sobre derechos y participación infantil, y además las emplaza dentro del

campo más amplio de la gobernanza y la ciudadanía.

Desde 1990, la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (CDN)

ha facilitado un marco de reconocimiento internacional que se ha venido utilizando con

buenos resultados a la hora de fomentar la participación infantil en toda una serie de

contextos, especialmente en lo que respecta al derecho del niño a ser escuchado en

todos los asuntos que lo afectan (Artículo 12). Paralelamente a la CDN-NU, se han

desarrollado otras escuelas de pensamiento y práctica sobre derechos y participación,

pero el contacto entre los diferentes enfoques ha sido prácticamente nulo.

Con la conexión de estos enfoques, este documento pretende ofrecer al personal de Plan,

a sus socios y a los jóvenes involucrados en el Programa de Gobernanza de Plan UK la

oportunidad de comprender mejor el trabajo en otras áreas, con lo que a su vez se espera

puedan llegar a entender en más profundidad el modo en que las iniciativas por los

derechos del niño encajan dentro del marco de gobernanza. El objetivo es permitirles

emplazar sus propios conocimientos y experiencias dentro de una estructura operativa y

conceptual más amplia, además de desafiarlos a mejorar y profundizar su práctica.

Este documento se basa en un análisis de literatura sobre participación juvenil en

espacios y procesos de gobernanza a ambos lados del eje global Norte-Suri. Dicha

literatura comprende tanto estudios de casos de participación de jóvenes como artículos

conceptuales que exploran su participación en procesos de gobernanza. Sobre la base de

este análisis, se han formulado seis propuestas que se presentan a Plan en este

documento. Con ellas se ha pretendido incitar la reflexión y el debate y, en última

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instancia, imprimir un impulso adicional a los cambios de enfoque simbolizados en la

adopción del modelo de Desarrollo Comunitario Centrado en la Niñez (CCCD) por parte

de Planii.

Primera propuesta , - Hoy día la CDN NU es solo uno de los muchos marcos que se pueden utilizar

Segunda propuesta : La «participación infantil» tiene que matizarse ¿en qué y ?para qué

Tercera propuesta La ética importa

Cuarta propuesta Se necesitan herramientas conceptuales diseñadas específicamente

Quinta propuesta El contexto es crucial

Sexta propuesta La participación en gobernanza es una cuestión de poder y de política

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: , - PRIMERA PROPUESTA HOYDÍA LA CDN NU ES SOLO UNO DE LOS MUCHOS MARCOS QUE SE PUEDEN UTILIZAR

, En el siglo XXI una agencia dedicada al fomento de los derechos y la participación , infantil que goza de abundante experiencia y piensa en hacer uso de enfoques

, basados en derechos y la gobernanza participativa se beneficiaría de mirar más - allá de la CDN NU a la hora de buscar tanto conocimientos conceptuales como

. inspiración operativa

Estamos en una época emocionante para los defensores de la participación juvenil en la

toma de decisiones. Las fronteras en este campo están siendo forzadas y ampliadas. Lo

que lleva a ello es, en algunos casos, el deseo de dar más significado e impacto a la

participación infantil; en otros, es la aspiración a llevar la agenda de participación infantil a

campos nuevos y desconocidos, con resultados en el bienestar, el empoderamiento y el

cumplimiento de los derechos de los jóvenes.

El análisis de literatura realizado confirma que la CDN-NU sigue siendo el tratado que

sustenta de forma dominante el trabajo sobre participación juvenil, principalmente debido

a su poder legitimador prácticamente universal, apenas limitado por su carencia de fuerza

ejecutiva legal. No obstante, entre los defensores de la participación infantil han surgido

detractores y críticos de la CDN. Estos señalan que el Artículo 12 es un derecho a la

participación con muchas reservas, y que la CDN no contiene derechos a la participación

política formal para los jóvenesiii. Alegan que el énfasis que la CDN pone en el bienestar,

la protección y la autoridad en última instancia de los adultos de hecho anula las

disposiciones sobre derechos civiles, políticos y sociales que podrían constituir la base

para una participación ciudadana de los jóvenesiv. Se culpa a este énfasis de la tendencia

a crear esferas aparte para los jóvenes, en lugar de integrarlos en las esferas de los

adultos, y de limitar la autonomía y la influencia de los jóvenes, restringiendo la posibilidad

de una participación significativa en la toma de decisiones.

A lo largo de estos treinta años de pensamiento y práctica de la participación infantil,

también se han hecho grandes progresos en el campo del desarrollo participativo, la

gobernanza, los estudios políticos, los estudios de ciudadanía y la gobernanza

participativa. Las posibles conexiones entre estos campos y el de la participación infantil

son muchas. Sin embargo, a excepción de la incorporación de algunos términos y un

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número limitado de mecanismos operativos que se han tomado prestados de estos otros

campos, tanto la teoría como la práctica de la participación infantil siguen apoyándose

mayormente en la autorreferenciav, un tanto ajenas a lecciones ya aprendidas y a batallas

ya ganadas en el campo más amplio de la gobernanza participativa.

Los argumentos a favor de la participación de beneficiarios, usuarios y ciudadanos en los

procesos de toma de decisiones que los afectan son hoy en día mucho más sólidos y más

ampliamente aceptados que en 1990, cuando la CDN entró en vigor. Esto es cierto para

los adultos en general y para grupos de población específicos en casos específicos. Si

bien sigue habiendo una amplia variedad de ideas en cuanto a lo que constituye una

participación significativa, e intenciones igualmente variadas detrás de los esfuerzos por

fomentarla, las discusiones para justificar la participación en espacios de gobernanza,

política y toma de decisiones de aquellos que se verán más probablemente afectados por

las consecuencias están mayormente ganadas, al menos en principio. Algunos de estos

argumentos son de naturaleza normativa («la participación en gobernanza es un fin en sí

misma porque es buena para la democracia»), mientras que otros son instrumentales («la

participación en gobernanza es un medio para conseguir un fin: ayudar a garantizar que

las funciones del gobierno respondan a las necesidades de todos los usuarios»). Uno de

los resultados de este cambio hacia una aceptación generalizada de la participación es

que la gama de herramientas a disposición de los defensores de la participación juvenil se

ha ampliado drásticamente, habiendo surgido muchas de ellas de la literatura y las

herramientas asociadas a la gobernanza participativa, el desarrollo participativo y la

educación ciudadana. Un puñado de ellas se han tomado y se han utilizado en diversas

partes del mundo, incluidos algunos programas de país de Plan.

La literatura sobre ciudadanía ha avanzado y hoy va mucho más allá de las limitadas

definiciones electorales de ciudadanía que, al no incluir a los niños, se han utilizado a

veces para inhabilitar las aspiraciones a una participación juvenil en gobernanzavi. Uno de

los puntos que se saca de esta literaturavii, especialmente relevante para el cultivo de una

influencia eficaz de los jóvenes, es que es necesario que los ciudadanos se reconozcan a

sí mismos como ciudadanos más que como beneficiarios o clientes, de modo que

aprendan a comportarse y a ser reconocidos como tales por otrosviii. Un destacado

defensor de la participación infantil postula que las condiciones específicas requeridas

para que los niños disfruten plenamente de sus derechos a la participación constituyen

«una demanda de ciudadanía para los niños [que] supera los límites de la CDN»ix. Con

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todos sus méritos, la CDN es, como todas las convenciones de las NU, un producto que

podría definirse como el mínimo denominador común de negociaciones multipartitas que,

en el caso de la CDN, tuvieron lugar hace más de veinte años. Para una agencia

progresista defensora de la participación infantil, qué mejor forma de celebrar el veinte

aniversario de la CDN que liberándose de limitaciones impuestas por la historia y las

instituciones y yendo apreciativa y deliberadamente, más allá de la CDN, al campo de la

gobernanza participativa.

: SEGUNDA PROPUESTA LA «PARTICIPACIÓN INFANTIL» TIENE QUE : ? ?MATIZARSE ¿EN QUÉ Y ¿PARA QUÉ

,No cabe duda de que la participación infantil es en sí misma un derecho importante pero los actores que la fomentan lograrían una mayor eficacia estratégica si dieran .más rigor y transparencia a sus definiciones e intenciones

El uso de una terminología y de conceptos sobre participación vagos y poco específicos

—un punto recurrente en el análisis de literatura realizado— limita lo que puede

aprenderse, no solo de estudios de casos de participación infantil sino también de la

literatura teórica y conceptual. Esto, a su vez, restringe nuevos avances conceptuales y

operativos en este campo. Es difícil edificar argumentos persuasivos, estrategias

convincentes y operaciones eficaces sobre lo que vendría a ser un terreno de arenas

movedizas terminológicas y conceptuales. ¿Es tal o tal situación realmente un caso de

participación o estamos hablando de otra cosa, quizá una absorción de información o una

consulta informada? ¿Participación en qué esfera, en la sociedad o en la comunidad?

¿Participación política? ¿Participación ciudadana? ¿Participación en qué tipo de proceso

o espacio? ¿Qué convierte en participación el hecho de estar con otros niños? ¿En qué

están participando?

Los esfuerzos realizados por determinar si cada uno de los ejemplos de «participación

infantil» de la literatura analizada constituía un caso de «acceso», «presencia» o

«influencia»x se vieron obstaculizados o complicados casi siempre por una falta de

especificidad acerca de lo se había logrado o había resultado realmente de la

«participación infantil» promovida. Este problema podría tener su raíz en la amplitud y

generalidad de las aspiraciones de la CDN, cuando indica que los niños tienen derecho a

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expresar su opinión y a que esta se tenga en cuenta en todos los asuntos que les

afectan»xi. El peligro es que esa falta de claridad en las definiciones y conceptos de

participación suele reducir o eliminar toda necesidad de analizar los resultados y logros.

En el mundo de la gestión de cooperación internacional, cada vez más orientado a la

obtención de «resultados de desarrollo», existen abundantes razones para que las

agencias de desarrollo centradas en la infancia den más rigor a sus definiciones,

intenciones, monitoreo y evaluación.

La participación de adultos en política y gobernanza a menudo se acepta ya sea sobre la

base de que aporta mejoras materiales a los resultados de la gobernanza, o beneficia a la

democracia misma pues la «hace más profunda» y la validaxii. Apoyada en esta premisa,

la literatura sobre participación juvenil arranca de la idea implícita de que esta es buena y

un fin en sí misma, pero raramente ofrece una exposición razonada de por qué o

considera el precio que los niños pagan por dedicar tiempo a participar. Se considera que

los jóvenes, cual alumnos de democracia o ciudadanía, son los beneficiarios de su propia

participación. Y también se ve como beneficiaria a la democracia del futuro, pero no a la

actual. Algunos trabajos sobre participación infantilxiii enumeran posibles razones para

incluir a los niños en procesos de toma de decisiones, pero definir los motivos de forma

clara y transparente desde el principio aún no es una práctica común entre defensores y

facilitadores.

Al no especificar lo que se entiende por participación ni lo que se pretende como resultado

de la misma en tal o tal caso, tampoco se explora estratégicamente toda la gama de

enfoques alternativos que se le pueden dar. Se pasan por alto las variadas herramientas

analíticas que existen hoy en el campo del desarrollo participativo y la gobernanza para

estudiar qué actores, prioridades, dinámica de poder, formas de conocimiento y cultura

institucional o política predomina en el escenario en cuestión. Esto, a su vez, puede dar

lugar a reacciones reflejas, es decir, a fijarse en mecanismos que ya se conocen o se

observan a menudo y a replicarlos, en lugar de realizar un análisis táctico y estratégico.

La reacción refleja más común en el campo de la participación juvenil es el fomento de la

participación directa de los jóvenes en todos los foros de toma de decisiones. Sin

embargo, tal y como muchas fuentes documentan en la actualidad, la participación directa

de los niños en determinados tipos de foros —se debate mucho sobre las conferencias

internacionales— no es necesariamente la mejor estrategia de cara a garantizar que sus

opiniones, intereses o necesidades se representen debidamente en ellosxiv. Esperar que

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los niños actúen en foros nacidos de procesos preparatorios en los que ellos no han

tomado parte suele colocarlos en una situación de desventaja con respecto a los otros

actores y reducir la eficacia del ejercicio. Fomentar su participación directa de forma

universal bajo la premisa de que es una cosa buena, sin cuestionar la naturaleza, la

política, la dinámica y los motivos que dominan el proceso en cuestión, puede ser una

trampa que lleve a los niños a participar en procesos «utilitarios» más que

«transformativos» y, en última instancia, a traicionar sus intereses.

Los esfuerzos por superar estos escollos en el campo de la participación adulta en

procesos de política y gobernanza han generado herramientas diagnósticas y analíticas,

buenas guías de procesos, estándares de calidad y una conciencia autocrítica. En el

campo de la participación infantil han surgido respuestas similares, pero más tarde, en

menor medida y con una adopción menos sistemática. El hecho de defender el derecho

de los niños a expresar su opinión libremente en todos los asuntos que los afectan no

está en contradicción con el de prestar la debida atención a la eficacia estratégica, siendo

siempre claros con antelación acerca de en qué se está participando exactamente, por

qué, qué ocurre entre bastidores y si se trata o no del mejor medio para que expresen su

opinión. También es crucial examinar qué resultados puede esperarse de forma realista,

quién los define, cómo van a medirse y quién va a rendir cuentas de su realización.

: TERCERA PROPUESTA LA ÉTICA IMPORTA

Los códigos éticos que han surgido del campo de los enfoques participativos son .especialmente importantes y aplicables en relación con la participación juvenil

Durante los últimos diez años, los defensores de la participación han tenido que

responder a acusaciones de falta de solidez éticaxv. En el caso de la participación infantil

en tomas de decisiones, han surgido dudas éticas en dos áreas. La primera es la ética de

investigación, en la que las dudas conciernen al modo en que se recoge y se utiliza la

información. Esto es relevante aquí porque los ejemplos de participación juvenil a menudo

tienen lugar a través del mecanismo de la investigación participativa. La segunda es el

carácter inherentemente delicado, éticamente hablando, de las interacciones entre adultos

y niños, en las que los jóvenes son relativamente impotentes y vulnerables a la

manipulación y al abuso. Esa vulnerabilidad suele además multiplicarse en los niños con

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los que trabajan las agencias de desarrollo centradas en la niñez, pues su estatus infantil

a menudo se combina con otros aspectos de su identidad o de sus circunstancias, como

pueden ser la necesidad material, la falta del apoyo de unos progenitores o una familia,

etnicidad, discapacidad o sexo. En todas estas circunstancias, los códigos de protección

infantil adquieren especial relevancia.

A veces, se plantean problemas cuando determinadas interpretaciones o aplicaciones de

los códigos de protección infantil entran en conflicto con el cultivo de influencia, voz y

autonomía en los jóvenes, fomentado activamente por parte de quienes luchan para que

su participación sea cada vez más significativa y transformativa. También se plantean

problemas en torno a la cuestión de si la participación infantil realmente resulta en

provecho en la vida de los niñosxvi, especialmente cuando son ellos quienes ganan el

sustento de la familia o si participar significa tener que faltar al colegio.

Tomar la ética en serio significa reconocer ciertos hechos que son lo contrario de lo que

puede parecer a primera vista; por ejemplo, que el no consultar a los niños o que estos no

participen de forma directa en una situación dada no es necesariamente malo, o que,

inversamente, la participación en procesos de gobernanza puede causar conflicto en otras

áreas de su vida. Una participación facilitada por actores que carecen del conocimiento o

la capacidad necesaria para lograr cambiar nada no es empoderadora sino

desempoderadora, desmoralizadora y, a menudo, contraproducente.

Estas consideraciones pueden aplicarse a la participación infantil en toda una gama de

espacios de toma de decisiones, pero se vuelven especialmente importantes en el campo

de la gobernanza y la política, en el que lo que está en juego puede ser mucho. En este

campo, los espacios de toma de decisiones en general están atestados ya de actores

adultos que promueven sus propios intereses, probablemente desde una posición mejor

informada acerca de cómo funcionan dichos espacios y de cómo operar en ellos. Si bien

el potencial para un cambio transformativo en beneficio de los jóvenes puede ser grande

en este campo, la responsabilidad que se pone sobre sus hombros al conectarlos con

estos espacios, ya sea mediante una participación directa u otros mecanismos de

influencia menos directos, es mayor, la representación de intereses de otros tiene más

peso que la suya y hay una dinámica que puede resultarles más difícil de entender y en la

que puede costarles más guiarse. La responsabilidad ética de quienes facilitan la

participación juvenil en estos espacios de gobernanza y política es mayor y requiere

especial consideración desde el primer momento.

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: CUARTA PROPUESTA SE NECESITAN HERRAMIENTAS CONCEPTUALES DISEÑADAS ESPECÍFICAMENTE

Trabajar por los derechos infantiles dentro de un marco de gobernanza es algo , , relativamente novedoso y por ello se necesitan herramientas conceptuales

, diseñadas específicamente empezando por una tipología de la participación infantil . en los espacios de gobernanza

Las herramientas emblemáticas de principios de la era de la CDN, tales como la Escalera

de la Participación Infantil de Hart (1992), nacieron mayormente en respuesta a la

pregunta «¿Cómo incrementar la participación directa de los jóvenes en los espacios de

toma de decisiones?». La reciente aparición de oportunidades de participación para los

jóvenes en procesos de gobernanza y de política exige el desarrollo de herramientas

nuevas que respondan a las preguntas «¿Cuál es la forma más eficaz de conseguir que

las opiniones de los jóvenes influyan en este espacio o proceso?» y «¿Cómo podemos

hacer que los procesos de gobernanza y de política reflejen mejor y sean más sensibles a

los intereses y opiniones de los jóvenes?».

Estas preguntas nos ayudan a explorar y a entender mejor lo que en realidad ocurre en

estos procesos, especialmente en lo que se refiere a las inscripciones cargadas de poder

que llevan los espacios en sí, a las relaciones de poder en juego entre los participantes, a

las interacciones entre los actores y a las distintas formas de conocimiento que estos

utilizan para sus propios finesxvii. Los defensores de la participación juvenil deben

desarrollar con urgencia un análisis de estas cuestiones, con más motivo dadas sus

destacadas obligaciones éticas y la necesidad de más claridad en sus definiciones e

intenciones, de más eficacia y de más impacto.

Los patrones de participación infantil actuales favorecen bien el fomento de la interacción

entre jóvenes en espacios infantiles específicos que son una réplica de modelos adultos,

bien la inserción de jóvenes en espacios adultos. Quienes abogan por espacios

específicos para los niños podrían aprender mucho de los esfuerzos realizados por

integrar a las mujeres en procesos de desarrollo y gobernanza mediante la creación de

espacios femeninos específicos. Esos espacios a menudo carecen de influencia y, al

apartar a las mujeres de los espacios donde yace el verdadero poder, donde están juego

cuestiones de verdad y donde se toman decisiones de verdad, en realidad redundan en

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perjuicio de la causa por una mejor representación y tratamiento de los asuntos femeninos

en la gobernanza de la cooperación y los asuntos públicos.xviii. Algunos defensores

destacados de la participación juvenil reconocen hoy que la integración eficaz y

significativa de los asuntos e intereses de los niños en espacios principales creados por y

para adultos puede resultar estratégica. Con unas herramientas conceptuales adecuadas

a mano para evaluar y entender esos espacios, podría lograrse un impacto en potencia

mayor.

Hasta la fecha, lo más habitual ha sido importar tipologías de espacios de la práctica de la

gobernanza participativa y luchar por adaptarlas a la participación juvenilxix. No obstante,

dadas las importantes diferencias que existen entre la capacidad, el poder y los derechos

relativos de los grupos de actores clave, quizá sería más útil concebir una nueva escalera

de la participación juvenil en espacios de gobernanza y política, y una nueva tipología de

espacios de gobernanza más pertinente para la participación juvenil.

Ya existen unas primeras iniciativas muy útiles. La «Rough Guide to Governance»xx de

Plan UK traduce algunos conceptos analíticos básicos del campo de la gobernanza para

su uso con participantes juveniles. También hay ya un conjunto de tipologías de espacios

de política y gobernanza relacionadasxxi. Estas emplean una terminología variada,

refiriéndose a espacios «invitados», «autónomos», «populares», «cerrados» y

«reclamados/creados», según qué actores —gobierno o ciudadanos— hayan dado origen

al espacio y según el modo en que los otros actores acceden al mismo y actúan en él.

Una tipología hecha a la medida de la participación juvenil no solamente tendría que

recoger lo que ha dado origen al espacio y el estatus de los diferentes actores, sino

también diferenciar entre actores ciudadanos adultos e infantiles. Podría tener que

diferenciar también entre jóvenes ciudadanos de distintas edades, calibrando la variada

experiencia de estos. Tal y como muestra uno de los intentos recientes de adaptar estas

tipologías a la esfera infantilxxii, el estatus que se concede a los jóvenes participantes en

distintos tipos de espacios dicta el tipo de participación que puede tener y no tener efecto.

En un espacio de política creado por actores gubernamentales adultos, firmemente

cerrado a los niños, los niños podrían promover sus intereses desde fuera, dando a

conocer la naturaleza cerrada de ese espacio, transmitiendo información acerca de lo que

ocurre dentro de él y por qué el punto de vista de los niños sobre esos asuntos debería

escuchase. En el caso de un espacio creado y poblado por niños, cabe preguntarse si

este tiene capacidad alguna para influir en los procesos de política o de gobernanza. No

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obstante, si este ofrece la posibilidad de que niños que han participado en espacios de

política «invitados» compartan esa experiencia y lo que han aprendido de ella con otros

que no han participado, podemos considerarlo un espacio relevante para la participación

juvenil en gobernanza.

El material que existe sobre casos muestra que lo que ocurre en un espacio de política no

queda necesariamente determinado de forma inmutable por el origen y la naturaleza de

ese espacio: ello depende en gran medida del uso que los jóvenes participantes hagan de

él.xxiii No obstante, la posibilidad de explotar plenamente o incluso subvertir un espacio

puede pasar desapercibida si no se tienen las herramientas conceptuales y analíticas

necesarias.

: QUINTA PROPUESTA EL CONTEXTO ES CRUCIAL

El contexto es de suma importancia a la hora de determinar el alcance e impacto de .la participación infantil en los procesos y espacios de gobernanza

El análisis de literatura realizado incluye muchos ejemplos aleccionadores acerca de las

limitaciones que aún sufren los ciudadanos o miembros de comunidad adultos que

intentan participar de manera eficaz en respuesta a invitaciones a espacios de gobierno y

de políticaxxiv. Estos revelan en qué medida los factores contextuales determinan el

potencial de participación e impacto. Por tanto, cuánto más no afectará el contexto a las

posibilidades de participación eficaz por parte de jóvenes que, para empezar, tienen

demostrar que hay motivos para que se les permita participar.

Hay dos tipos de contexto especialmente relevantes: el contexto político, que está definido

histórica e institucionalmente y suele adscribir o proscribir papeles específicos a los

actores gubernamentales y a la sociedad civil o actores ciudadanos; y el contexto

sociocultural, definido por valores históricos y culturales y que adscribe o proscribe

papeles sociales, económicos y políticos específicos a grupos específicos en razón de

edad, sexo y etnicidad entre otros. En ciertos países, las actitudes culturales hacia los

niños son un aspecto de contexto especialmente vinculado a las posibilidades de

participación juvenilxxv. Un tercer tipo de contexto que quizá habría que tener en cuenta en

nuestro caso es el contexto familiar/parental. Algunas de las iniciativas de toma de

decisiones infantil más exitosas se han dado entre niños trabajadores y callejeros que, por

definición, están menos sujetos al control de adultosxxvi. Con respecto a los capacitadores

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o inhibidores contextuales de su participación en gobernanza, la mayoría de los jóvenes

se enfrentan a una desventaja doble. En primer lugar, son actores civiles, en

contraposición a los actores gubernamentales que, hablando en un sentido general,

gozan de un mayor poder político en los espacios gubernamentales. En segundo lugar,

son niños o jóvenes, en contraposición a los adultos, que gozan de un mayor poder social

y político en todos los espacios sociales.

A corto plazo, es imposible escapar a las limitaciones que impone el contexto. Sin

embargo, los defensores y partes interesadas en la participación juvenil podrían extraer

grandes beneficios del estudio y el análisis del contexto, para buscar oportunidades en él

y la forma de usarlas, creando y comunicando expectativas de forma juiciosa conforme a

un estudio detallado de este. A largo plazo, es posible llegar a influir en el contexto mismo

y modelarlo.

Los sistemas de gobernanza descentralizados a menudo ofrecen numerosas

oportunidades para la participación y el ejercicio de influencia por parte de los jóvenes, de

más difícil acceso en sistemas de gobernanza centralizados. Las oportunidades de mayor

participación que la descentralización presenta a los adultos no se extienden

necesariamente de forma directa a los jóvenes, del mismo modo que no se extienden de

forma directa de los hombres a las mujeres, o de castas superiores y graduados a castas

inferiores y analfabetos. Sin embargo, los principios de tales iniciativas suelen encerrar la

idea de que estas deben ofrecer más oportunidades de participación a todo el mundo. Es

en este punto donde actores como Plan pueden hacer uso de sus duraderas relaciones e

historial de generoso apoyo a gobiernos y la sociedad civil, así como de sus estructuras

de Unidad de Programa, que suponen una interfaz considerable con los sistemas de

gobernanza y los actores gubernamentales a estos niveles descentralizados. Estas

características ofrecen a Plan la capacidad de autoinformarse plenamente acerca del

potencial y de las oportunidades reales de participación ciudadana que ofrecen las

iniciativas descentralizadas, y le permiten por tanto explotarlas enfrentando las

limitaciones inherentes a los contextos de gobernanza locales o nacionales.

: SEXTA PROPUESTA LA PARTICIPACIÓN EN GOBERNANZA ES UNA CUESTIÓN DE PODER Y DE POLÍTICA

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, Los aspectos técnicos y de procedimiento de la participación son importantes pero , , en relación con y no con exclusión de la política y la dinámica de poder de la

.participación

En la mayoría de experiencias de gobernanza participativa, el poder suele estar más en

manos de actores gubernamentales que de actores no gubernamentales, que han

accedido a los espacios de gobernanza o de política por invitación voluntaria o con el

permiso a regañadientes de los primeros. Las políticas gubernamentales para el fomento

de la participación a menudo son criticadas por no tener en cuenta cuestiones como la

mediación, la rendición de cuentas a los participantes y el distinto poder de negociación

de unos y otros actoresxxvii.

En el caso de la participación de niños y jóvenes, se suele procurar que dicha

participación sea «oficialmente apolítica». Esto puede conducir a que gestos simbólicos

en favor de una asociación se utilicen para apuntalar la legitimidad del gobierno, y a «la

posibilidad de pasar por alto el potencial y las demandas más radicales de un marco

político»xxviii. Centrarse en «la participación de jóvenes en procesos públicos formales de

toma de decisiones conforme a agendas (de servicios) adultas y normas de actuación

adultas»xxix conduce a situaciones en las que no se reconocen las acciones autónomas de

los jóvenes en la vida cotidiana, y su participación se valora solamente cuando se

«adhiere a lo que los detentores de poder consideran una agenda aceptable». Como la

democracia representativa electoral parlamentaria cuenta con accesorios

institucionalizados y bien desarrollados para los adultos, los mismos mecanismos técnicos

y de procedimiento se reproducen y adaptan torpemente para los jóvenes. Esto a veces

se hace sin considerar las imperfecciones de estos mecanismos, las diferencias de poder

que hay entre los niños mismos ni el poder del que gozan los adultos facilitadores que,

deseosos de que los niños actúen bien en estos espacios a menudo intimidantes, pueden

facilitar el acceso de ciertos niños por encima del de otros.

Hablar de poder y de política no tiene por qué resultar amenazador para una organización

de desarrollo explícitamente apolítica. Al fin y al cabo, el poder no es un juego en el que si

uno gana otro tiene que perder, ni en el que incremento del poder de una persona

automáticamente merma el poder de otra. No se trata solamente de «poder sobre» —por

ejemplo, el poder de los adultos sobre los jóvenes—. Se trata también de «poder para»

cambiar cosas, de «poder con» —que nace de hacer causa común con otros—, de

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«poder interior» —que los actores adquieren al ejercer influencia y demandar

responsabilidad— y del «poder del conocimiento» —de los derechos propios, por ejemplo

—xxx. Los derechos infantiles y las agencias de participación están fomentando ya

activamente el empoderamiento de los jóvenes de varias maneras conforme a estas

definiciones más amplias.

En todo el campo de la gobernanza, los repertorios de «representación» y

«empoderamiento» de ciudadanos participantes, jóvenes y viejos, podrían mejorarse

considerablemente. El peligro es que, al abordarlos con la idea de fomentar la

participación de los jóvenes, dejemos de lado cuestiones de política y de poder que no

son menos importantes —y desde luego más controvertidas e incómodas— que las

cuestiones técnicas y de procedimiento. Pero si queremos que la ampliación de la

participación juvenil en gobernanza dé resultados en el sentido de una participación más

significativa, que dé más políticas que tengan en cuenta a los jóvenes, más visibilidad

social y política para los jóvenes, y democracias más representativas de estas amplias

secciones de la población, y si queremos que la participación juvenil se logre sin el abuso

de los relativamente impotentes por parte de los relativamente poderosos, debemos

conservar el poder y la política firmemente en nuestro punto de mira.

Conclusión

La mejora del desarrollo y de los resultados democráticos por medio de la participación

activa de los ciudadanos juveniles en los procesos políticos, de planeamiento y de toma

de decisiones sobre recursos es el objetivo central del Programa de Gobernanza de Plan

UK.

Estas seis propuestas apuntan a la posibilidad que existe de perseguir este objetivo de

forma más ética y estratégica, de forma más sensible al contexto y con una mayor

consciencia política, por medio de una mayor apertura a campos relacionados y bien

establecidos —a saber: el desarrollo participativo, la gobernanza participativa, la

ciudadanía y los estudios políticos— y una convergencia más estrecha con ellos.

Encuadrar el trabajo de Plan por los derechos y la participación infantil en un marco de

gobernanza, como sugieren estas propuestas, generaría resultados positivos para los

jóvenes de un modo totalmente coherente con los principios de la CDN y con el propio

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marco de CCCD de Plan. Esto podría mejorar la calidad del trabajo de Plan y profundizar

su impacto, no solo para beneficio inmediato de los jóvenes y de otros sujetos de

derechos de países donde Plan desarrolla programas, sino también para beneficio de los

sistemas de gobernanza y las democracias del mañana en todo el mundo.

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Referencias (las señaladas con un asterisco [*] se citan en el estudio de literatura de

Kirby y Kwast).

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Kirby, P. y E. Kwast, en preparación 2010. «Summary of literature of young people’s

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South».

*Lansdown, G., 2001. «Children’s Participation in Democratic Decision-Making», UNICEF Insights

No. 6. http://www.unicef-icdc.org/publications/pdf/insight6.pdf

*Lyon, C. M., 2007. «Children and Young People’s Real Rights under International and European

Conventions», Confernencia anual de CROA, Thistle Hotel, 16 y 17 de octubre de 2007.

http://www.liv.ac.uk/researchintelligence/issue35/pdfs/35pp8-9pdf

Page 19: Six propfinal spanish rmm (4), editada

*Milne, B., 2005. «Is “Participation” As It is Described by the United Nations Convention on the

Rights of the Child (UNCRC) the Key to Children's Citizenship?» Journal of Social Sciences,

Special Issue No. 9: 31-42.

Nierras, R., 2007. «A Rough Guide to Governance», artículo sin publicar, Plan UK, abril.

*O’Toole, T. y R. Gale, 2006. «Participative Governance and Youth Inclusion: the case of

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*Shier, H., 2008. «Constructing active citizenship: Interacting participation spaces in the

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Nicaragua», artículo presentado en el seminario «Active Citizenship in Central America:

Twenty First Century Challenges», Dublin City University, 7-8 de noviembre de 2008.

*Taylor, M. y B. Percy-Smith, 2008. «Children’s Participation: Learning from community

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*Theis, J., 2007. «Performance, Responsibility and Political Decision-Making: Child and

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Environments 17.1: 1 - 13.

*Tisdall, K., 2009. «Governance and Participation», en B. Percy-Smith y N. Thomas (eds.)

A Handbook of Children’s Participation: perspectives from theory and practice, Abingdon:

Routledge.

VeneKlasen, L. y V. Miller, 2007. A New Weave of Power, People and Politics: an Action

Guide to Citizen Advocacy, Rugby: Practical Action.

West, A., 2007. «Power Relationships and Adult Resistance to Children’s Participation»,

Children, Youth and Environmen ts 17(1): 123-135.

Page 20: Six propfinal spanish rmm (4), editada

i Kirby y Kwast (en preparación, 2010).

iiEn lugar de incluir un glosario en este documento, se anima a los lectores a utilizar las definiciones de

los términos y conceptos pertinentes, que pueden encontrar en documentos existentes de Plan UK, en

particular Nierras (2007) y Greenhalf (2010).

iii Tisdall (2009).

iv Lyon (2007) y Milne (2005).

v Tisdall (2009).

vi Tisdall (2009); O’Toole y Gale (2006); Theis (2007).

vii Cornwall y Coelho (2007); Theis (2007).

viii Tisdall (2009).

ix Theis (2007:8).

x Nierras (2007).

xi Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, Artículo 12.

xii Gaventa (2001).

xiii En particular, Lansdown (2001).

xiv Lansdown (2001).

xv Chambers (1998) incluido entre otros.

xvi Taylor y Percy-Smith (2008).

xvii Cornwall (2004); Brock y otros (2001).

xviii Véase, por ejemplo, Brock y otros sobre Uganda (2003: 16-18).

xix Shier (2008) y Tisdall (2009).

xx Nierras (2007).

xxi Brock y otros (2001); Cornwall (2004); Gaventa (2006).

xxii Shier (2008).

xxiii O’Toole y Gale (2006).

xxiv Cornwall (2004); Taylor y Percy-Smith (2008).

xxv West (2007).

Page 21: Six propfinal spanish rmm (4), editada

xxvi Theis (2007).

xxvii Taylor and Percy-Smith (2008).

xxviii Lansdown (2001: 27).

xxix Taylor y Percy-Smith (2008: 3).

xxx VeneKlasen y Miller (2007).