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El Inmaterialismo de Berkeley. Desde Galileo, Los físicos habían aceptado que las ideas que tenemos de las cualidades secundarias, esto es el calor, del color, de los sonidos y del gusto. Según la opinión general, tales sensaciones dependen del sujeto que las perciba.

George berkeley inmaterialismo

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El Inmaterialismo de Berkeley.

Desde Galileo, Los físicos habían aceptado que las ideas que tenemos de las cualidades secundarias, esto es el calor, del color, de los sonidos y del gusto. Según la opinión general, tales sensaciones dependen del sujeto que las perciba.

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Un calor intenso puede convertirse en dolor, y si el dolor no tiene existencia en el mundo extrínseco a nosotros, es absurdo suponer que el calor la tenga. Nada existe en el mundo exterior que pueda compararse con la experiencia que tenemos del color, del calor, etc. Por otra parte según la opinión que Locke se había formado, nuestras ideas acerca de las cualidades primarias por ejemplo se refieren a la extensión, a la solidez, a la forma y a la dimensión se asemejan a cosas que existen en el mundo material.

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Berkeley, no obstante, sostenía que los argumentos derivados de la relatividad de nuestras ideas acerca de las cualidades secundarias se aplican igualmente a nuestras ideas acerca de las cualidades primarias. La forma y la dimensión de los objetos, así como la velocidad de sus movimientos, parecen cambiar según la posición que ocupamos e incluso según nuestro estado de espíritu.

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Berkeley explica también que no podemos concebir la extensión fuera del color o del tacto, y que en general las ideas relativas a las cualidades secundarias. Lleva asimismo la teoría hasta su punto extremo al decir que es inconcebible que una cualidad sensible cualquiera, ya sea primaria, ya secundaria, pueda existir fuera del espíritu.

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Finalmente, Berkeley sostiene que la concepción misma de la existencia de una cosa que nos sea ni concebida ni pensada, está en contradicción consigo misma, pues “cuando nos esforzamos por concebir la existencia de objetos exteriores, no hacemos sino contemplar nuestras propias ideas”