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HERÁCLITO, A TRAVÉS DE UN CAMINO DE INTERPRETACIÓN. ANDRÉS FELIPE MARÍN SERNA [email protected] UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA, INSTITUTO DE FILOSOFÍA, PROGRAMA: FILOSOFÍA. La exposición que sigue intenta dar cuenta de uno de tantos caminos que se puede seguir para una lectura del filósofo griego: se pretende mostrar cómo todas las cosas, πάντα, deben ser interpretadas a través de todas, πάντων, y de ahí que no pueda existir un único camino de interpretación; sino que a partir de esta relación, διά, se deben acoplar, συλλάψιες, no sólo los pensamientos del que interpreta, sino del que ha interpretado, y del pensador, y con él el uso de los términos que sobreviven del autor y los diferentes grados de convergencia y divergencia entre lo que entienden los intérpretes y el autor. Para mostrarlo, se relacionarán la interpretación heideggeriana del ἐθέλει, desde el fragmento 32 y la de Lizano de la misma palabra desde el 20. I LA LECTURA Al acercarnos a los fragmentos de Heráclito de Éfeso, no es imposible, en el intento de elucidarlos, no encontrarnos extrañados ante palabras y expresiones de una profundidad

Heráclito, A Través de Un Camino de Interpretación

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Herclito, a travs de un camino de interpretacin.Andrs Felipe Marn Serna [email protected] Universidad de Antioquia, Instituto de Filosofa, programa: Filosofa.La exposicin que sigue intenta dar cuenta de uno de tantos caminos que se puede seguir para una lectura del filsofo griego: se pretende mostrar cmo todas las cosas, , deben ser interpretadas a travs de todas, , y de ah que no pueda existir un nico camino de interpretacin; sino que a partir de esta relacin, , se deben acoplar, , no slo los pensamientos del que interpreta, sino del que ha interpretado, y del pensador, y con l el uso de los trminos que sobreviven del autor y los diferentes grados de convergencia y divergencia entre lo que entienden los intrpretes y el autor. Para mostrarlo, se relacionarn la interpretacin heideggeriana del , desde el fragmento 32 y la de Lizano de la misma palabra desde el 20. I La Lectura Al acercarnos a los fragmentos de Herclito de feso, no es imposible, en el intento de elucidarlos, no encontrarnos extraados ante palabras y expresiones de una profundidad inconmensurable y borrosa: de un carcter enigmtico y oscuro[footnoteRef:1]. Empero, cuando se reflexiona sobre stas y aquellas, y sus relaciones intrnsecas y extrnsecas con otros fragmentos, en las que se pueden encontrar disonancias y resonancias, se comprende que su oscuridad slo proviene de la claridad abrumadora de su mensaje y la distancia temporal que nos separa: sta es una extraeza interna; su trasfondo resulta ser ms claro si se reflexiona sobre el modo de escritura del Oscuro, sin llegar nunca a la comprensin total del pensamiento inscrito en sus vocablos y enunciados. [1: Oscuro, Herclito lo es y lo permanecer siendo como la fuente de toda claridad. (Brun, 1990, pg. 15)]

Cualquier trabajo sobre el Efesio es incompleto, por ms que se quiera transferir sobre l los pensamientos particulares del intrprete y creer que la propia interpretacin sea completamente correcta. En virtud de ello, slo se dar una respuesta tentativa a las aporas planteadas desde los fragmentos elegidos para empezar y terminar el camino: aqu hay una extraeza externa concorde con la interna, parece que cada autor oscurece ms la filosofa del Efesio. A partir de cada fragmento los intrpretes elucidan un poco la oscuridad de la escritura heracltea y la oscurecen. Se siente uno extrao incluso ante la abrumadora cantidad de interpretaciones tan diversas y divergentes que concuerdan con el sentido, pero no con la totalidad del contenido, del movimiento fluvial heraclteo.Lo que esta exposicin tratar de mostrar es que esos modos de interpretaciones, y por la filosofa misma del Efesio, deben ser mltiples y tratar de relacionarse entre s para tener una visin ms completa, aunque nunca acabada, de su pensamiento. Para poder penetrar los labernticos caminos del filsofo de feso se deben tener en cuenta los fragmentos 10 y 41, donde se dice que slo a partir de la relacin de todas las cosas, , a travs de todas, , y por medio de la unidad, , que las hace un compuesto orgnico, logra comprehender la Inteligencia, , un conocimiento que se puede exponer claramente. La multiplicidad de interpretaciones es evidente cuando se conocen la multiplicidad de lectores que a los fragmentos se han aproximado. Cada uno toma partida por un problema y trata de resolver el resto desde esta perspectiva sin aprehender que cada fragmento, cada pensamiento posiblemente all contenido, vive por s mismo y puede traer nuevos pensamientos y problemas al anterior o al siguiente fragmento, al ser renovados por el pensador presente que los actualiza, y cmo ellos estn conectados entre s: (frg. 41). Por medio de este camino, , se soluciona el problema interno de la interpretacin de Herclito planteado ms arriba y se hace concordar la divergencia externa con la interna: para entender a Herclito hay que hacer concordar todo a travs de todo. Por otra parte, no slo tenemos la extraeza interna y externa ya mencionadas, extraezas que por s mismas son ms intrincadas en cuanto tomamos el carcter de sus escritos como si fueran los restos de un libro que posea una unidad de contenido (si as nos place creer)[footnoteRef:2]; sino la de otra extraeza externa: la de las manos que sobre ellos dejaron sus huellas. Ac tenemos otra dificultad: son muchos los estudiosos que han intentado corregir los fragmentos, siendo muchas de estas correcciones acertadas y otras no[footnoteRef:3]; muchas pginas abarrotan los anaqueles de las bibliotecas y revistas con diferentes posturas e ideas; sin embargo, no se hace un juicio justo a la filosofa del oscuro si se cree que una sola es la verdad o idea que se esconde entre sus pensamientos, o que sea ella la que determine como absoluta la exgesis lanzada sobre (o contra) el efesio. [2: Sobre la existencia o no del libro de Herclito, ver: Mondolfo, 1989, pg. 3-10. ] [3: Ver: Bollack, 1972.]

Cada nueva lectura alimenta las anteriores. Con los pensamientos del Efesio sucede lo mismo que con cualquier pensamiento que se est conociendo: siempre un nuevo sujeto, que lee o piensa, inserta algo de s a las ideas estudiadas y pensadas, y gracias a esta insercin dicho objeto de estudio adquiere vida nueva y cambia de un momento de ser anterior[footnoteRef:4] a uno renovado. Con esto se actualiza en el espacio y el tiempo por medio del sujeto que conoce, y no slo en lo biolgico, sino en todas las esferas. Si la filosofa de Herclito no se plegara en el trascurrir del tiempo sobre s misma, hace mucho sus palabras habran cado en el olvido (frg. 92). No obstante y todas las dificultades que los fragmentos presentan, cada lector de Herclito se encuentra ante ellos fascinado, y sus versos alientan al pensamiento para que prosiga el camino de su investigacin. Lo cierto es que Herclito atrae a los exgetas como un tarro de mermelada a las avispas y cada avispa que va llegando descubre restos de su sabor favorito (Burns, 1992 pg. 73)[footnoteRef:5] [4: La filosofa del efesio comporta este carcter biolgico y viviente. El fragmento del que se ocupa Lizano muestra por s mismo esta determinacin: creando las ideas (el nacimiento de los padres) y renovndolas en (el nacimiento de los hijos) el pensamiento de sus lectores. Se puede pensar con Herclito una ciclicidad del Mundo y las cosas que forman parte de l (ver frgs. 88-103) Ver tambin de Anaximandro el frg. 1 (Diels, 1989, pg. 89). ] [5: As Hegel en las lecciones sobre la historia de la filosofa dice entusiasta: no hay, en Herclito, una sola proposicin que nosotros no hayamos procurado recoger en nuestra lgica (Hegel, 1995, pg. 258).]

Para lograr esclarecer los fragmentos como se dijo ms arriba, es necesario buscar los lugares donde hace aparicin cada trmino y cmo se relaciona con los otros trminos y los otros lugares lo mximo posible; por esto, buscaremos aquellos que nos ayuden a dilucidar cmo se debe pensar al pensador y cmo se relacionan los diferentes pensamientos. Intentaremos solucionar la apora interna y externa de cmo interpretar a Herclito, mostrando a partir del fragmento 20 qu o cul es el destino de los hombres y de lo divino, al igual que el destino de las interpretaciones que se hacen de su filosofa: un estar dispuesto segn medidas particulares. Para evidenciar cmo diferentes dominios relacionados generan diferentes pensamientos, y como intento de solucin a la apora externa, se puede ver que en la reflexin dedicada al Efesio por el profesor Lizano (2004, pg. 79-93) se inicia desde una postura que parte de una concepcin antropolgico-fenomenolgica -siguiendo la expresin atribuida por Jeger en Paideia (1978, pg. 176-180) a la esfera del mundo de los hombres como animales sociales y el mtodo que Lizano dice que usar- y con ello pasar a otra esfera: la tico-poltica. Cada esfera internamente es una parte del que se quiere elucidar. Si desde un punto de vista antropolgico-tico-poltico podemos llegar a la eleccin, solucin que se extiende por medio de la libertad, de afrontar la vida como totalidad en la muerte, esto es, el estar dispuesto () de los hombres ante la muerte como muerte fenomenolgica y la memoria de los hombres como recuerdo; desde un punto de vista biolgico-lgico-csmico, y llevando las palabras del efesio desde lo fenomenolgico a lo simblico, ms all de la vida de los hombres, podemos decir que el estar dispuesto a morir es la consecuencia biolgica del nacer[footnoteRef:6] para todas las cosas, incluyendo los pensamientos que nacen y mueren en nosotros y en las interpretaciones; la vida y la muerte se insertan dentro del dominio de lo biolgico en los fragmentos conservados; aunque tambin se suspendan en el espacio antropolgico y hermenutico. [6: estar dispuesto a vivir implica estar dispuesto a morir (Lizano, 2004, pg. 83)]

sta es la proposicin que trata de defender esta dilacin, pues creemos que ello ayuda a entender un poco ms la relacin mltiple de las palabras del Efesio: cmo partiendo del mismo fragmento se recorre un camino diferente que lleva posiblemente a la misma meta o a otra: la aceptacin del destino del hombre como mortal es una de estas llegadas o desde ac se podra partir igualmente (frg. 60) Un destino mortal, marcado por la duracin de la vida como su fin (), es decir, la muerte como totalidad. Pero ahora no slo pertenecer este destino al dominio humano, sino que ste se extender hasta el Cosmos mismo, concibindolo como un destino cosmolgico-biolgico, haciendo del Cosmos una creacin, que se extingue, , y se enciende, , con medida, (frg. 30), cuya medida es la del .A diferencia del profesor Lizano, en la palabra , estar dispuesto, Heidegger (1994. Pg. 179-199) encuentra relaciones ontolgicas. All se remite despus de hablar de lo sabio () del fragmento 50 al fragmento 32: del nombre de lo y su no querer, el no estar dispuesto ( ) y su querer, el estar dispuesto () a ser llamado con el nombre de Zeus, o en el caso de la elucidacin heideggeriana, ser esenciado, estar dispuesto para ese nombre. Aunque el pensamiento de ambos nos ha ayudado a solucionar las aporas que queremos plantear, no obstante no es el significado de este trmino lo que se quiere mostrar, sino cmo se relaciona esta palabra como smbolo con las dems interpretaciones y cmo vara su significado, su sentido y destino: hay que ver si los smbolos concuerdan entre s. Debemos recordar que la exposicin es sobre un posible modo de lectura sobre el Efesio, no sobre lo que es o no el destino segn estos dos autores. En la interpretacin de Heidegger se parte desde una concepcin lingstico-ontolgica donde el lenguaje viene siendo la posada que recoge y liga qu? al ser de los entes, para comprehender el pensamiento que todo lo liga y une: consiguiendo as la comunin, , de la unidad, , con la multiplicidad, ; se llega all a la conclusin de una imagen del hombre bien dispuesto () para percibir esta cualidad del lenguaje, , la de esenciar la multiplicidad a partir de la unidad abarcante. La exposicin de Lizano del tiene que ver con la memoria y el recuerdo, el (frg. 29) de los hombres, lo que se hace en la vida y el recuerdo que se deja a la posteridad; la de Heidegger est ms relacionada con el ser del mundo y el conocimiento que se deposita en el bien comn humano: el lenguaje. Ambos ponen como finalidad dos ideas diferentes, aunque no, pues no se contradicen entres s, no obstante lo aparenten, sino que se complementan, porque ambas interpretaciones estn sustentadas en la memoria como medio. No hay ni gloria ni conocimiento sin memoria. En este punto, para mejor comprensin de lo que queremos decir, se debe disertar ahora sobre el valor simblico[footnoteRef:7] de las palabras de Herclito, pues es debido a este carcter de donde emana la multiplicidad de interpretaciones sobre l y el mundo ()[footnoteRef:8] que interpretamos con base en su pensamiento, un mundo interpretado de un mundo interpretado, un mundo simblico donde el hombre se encuentra atrapado, o liberado, por y de su destino mortal como un ser que piensa, , y (se) pregunta. [7: De su carcter simblico se desprende en parte, el apodo atribuido a Herclito en la antigedad: (Estrabn, 3a). Pues as como la sibila, Herclito emita sus sentencias con palabras lgubres, , claras y tenues, .] [8: A propsito de esto, el poeta alemn Rilke nos dice: Ay, de quin podremos,/ pues valernos? Del ngel no, de los hombres no,/ y los agudos animales advierten ya/ que no es muy confiada nuestra familiaridad/ con el mundo interpretado. (Rilke, 2010, pg. 6) ]

El de Herclito no comprehende nicamente la acepcin proposicional, , que afirma, de este trmino; sino tambin la de un simblico, , que seala, pero que no dice desde palabras que pueda comprender el pueblo[footnoteRef:9], sino desde la reflexin del filsofo griego para aquellos que estuvieran dispuestos a comprehender sus pensamientos: palabras que no aseveran sino que insinan. Es la interpretacin lo que debe ser proposicional y no el fondo del que sta emana. [9: Jean Bollack dice al respecto: Si lon donne part de vivre ()- une valeur eschatologique et donc, en mme temps, part de vie, , le sens de mort= fin de la vie, on ne rejoint que la croyance incluse pour les contemporains dHraclite dans les mots, non la rflexion quelle impose. (Bollack, 1972, pg. 118). ]

Se puede ver entonces, si se comprehende la naturaleza del como lo queremos explicar: como insinuacin que debe ser completada, no slo cmo el carcter memorial del en el fragmento 20 se hace poltico, tico, ontolgico y lingstico, de acuerdo a qu camino se tome, sin poder separar el camino de estos aspectos; sino tambin cmo el derrotero se debe recorrer con una direccionalidad concordante con el movimiento heraclteo, adems que parta desde mltiples lugares y se dirija a diferentes direcciones convergentes. Se debe intentar leer a Herclito desde una multiplicidad[footnoteRef:10] orgnico-argica que se compenetre y se entrelace a s misma. Siempre se debe tomar su pensamiento como una unidad conformada por la compenetracin, en la que no se pueden separar ni los aspectos ni las visiones de los intrpretes y correctores; ya vimos que, aunque las posturas de Heidegger y Lizano parezcan diferentes, en esa diferencia, convergen, y en esa convergencia se manifiesta el de la filosofa del Efesio. [10: Recordar el por medio del cual el , sabio, gobierna todas las cosas.]

Un solo smbolo: , que podra aparecer natural y simple para la lectura inmediata, un querer algo, adquiere valores ontolgicos, lingsticos, antropolgicos, ticos o biolgicos; Lizano y Heidegger comprenden su significado por estar dispuesto. Pero su contenido no es el mismo. Este estar dispuesto cambia concorde a cada esfera de conocimiento, dependiendo tambin de cuales sean los aspectos anteriores y posteriores, inferiores o superiores con los que se lo relacione (frg. 59-60) Es decir, no slo el punto de partida del intrprete (tico, lingstico) y su punto de llegada (poltico, ontolgico..,) sino los fragmentos escogidos, determinarn el camino y los medios de recorrerlo. Ni el punto de partida ni el de llegada son los mismos, ni la manera de interpretarlos tampoco, aunque el fondo del que emanen lo sea. Pueden coincidir en muchos puntos del derrotero, esto es cierto, aunque siempre se tomen caminos diferentes y se utilicen medios diferentes para atravesarlo. Algunos prefieren el aire y verlos desde arriba, otros como topos escarban entre grietas, algunos son navegantes y en sus barcos atraviesan la tormenta, otros peces y nadan en las profundidades de las aguas. Tan profundo es el del Efesio (frg. 45). La ltima parte est dedicada al smbolo. Se debe tener en cuenta la interpretacin de Gadamer (1991), y el texto aristofnico (Platn, 1997, pg 221-229). IISobre lo simblico y los smbolos Acerca de las cosas invisibles, , comoAcerca de las mortales, , poseen ciertamente losDioses plenaria evidencia, ; que los hombresTenemos en este punto sino tarjas, " Frag. I. Alcmen de Crotona (Cuervo, 2014, pg. 80)Hay que explicar aquello que se entiende por smbolo, puesto que hemos llamado smbolo al . Con lo simblico no nos referimos enteramente al orden de las palabras y sus significados en segundos o terceros niveles de significacin, aunque s, sino que, entre los griegos, tambin se hace referencia con esta palabra, a segundos y terceros momentos de interpretacin y de vidas. Podramos traducir de la misma manera por tarja, aunque en Alcmen no sea la palabra , estas dos palabras son casi sinnimos; con lo cual no salimos del mbito de las palabras, pero ahora estamos ante la relacin palabra-interprete y no palabra-cosa. Es natural pensar con el trmino smbolo lo metafrico. Lo simblico no surge de signos y significados, y objetos a los que apuntan los significados, aunque s, sino desde el yo que interpreta: lo apartamos de lo filosfico con el afn del mpetu cientfico y un deseo famlico de un lenguaje proposicional, es decir, claro y distinto, donde se afirme sobre el mundo y no simplemente se insine sobre l. Y es aqu donde encontraremos el valor de aquello que llamamos , smbolo, en la insinuacin. El lenguaje de Herclito no dice ni comunica, sino que insina. Aqu la relacin arriba mencionada: no lenguaje-cosa, sino lenguaje-intrprete. El smbolo no es entonces palabra que conforma una proposicin, sino una idea que debe ser completada por el sujeto que piensa, por medio de proposiciones. Hay algo de convencional en el smbolo, pero no es as totalmente. El smbolo depende del tiempo, del espacio, y sobre todo, de la interpretacin que se da de ste y la direccionalidad del intrprete. Las palabras del orculo de Delfos dadas a Creso antes de la guerra contra los persas son smbolos compuestos por palabras cuyo significado no vara. Se habla de destruccin, de victoria, se habla de ejrcitos, estas palabras significan lo mismo sin importar la interpretacin que da el gobernante lidio de ellas y de las palabras de Soln en conjunto. Y sin embargo, no seala lo mismo la destruccin del ejrcito de Ciro o el de Creso. (Herodoto, 2004, pg. 72-122) Como lo dicho est ornamentado por la oscuridad propia del lenguaje de las sibilas, y as mismo es el lenguaje del efesio (frg. 92), lo que le recriminan los sacerdotes de Delfos a Creso es no interpretar cul de los dos ejrcitos ser destruido. El smbolo debe completarse, pero siempre en pos de reproducir nuevos smbolos que a su vez deben completarse. Para tratar de penetrar los laberintos del Efesio debemos intentar completar sus smbolos con nuestras interpretaciones, que son tarjas de smbolo a su vez, pero teniendo en cuenta que no es ya el pensador original, ni la mitad original, el pensamiento de Herclito, lo que se une ahora al pensamiento, sino un hijo proveniente de los descendientes, muy alejados en el tiempo, del pensador original.

Lista de ReferenciaBrun, J. (1990) Herclito: O el filsofo del eterno retorno. Madrid, Espaa : Biblioteca Edaf.Bollack, J. (1972) Hraclite ou la sparation. Paris, Francia: Les ditions de Minuit. Mondolfo, R. (1989) Herclito: Textos y problemas de su interpretacin. Mxico D.F., Mxico : siglo veintiuno editores. Rilke, R.M. (2001) Elegas del Duino. Medelln, Colombia : editorial Universidad de Antioquia. Hegel, W. (1995) La Filosofa de Herclito, en Lecciones sobre la historia de la filosofa (pg. 258-276) Mxico D.F. : Fondo de Cultura Econmica. Diels, H. & Kranz, W. (1989) Herclito, en Die Fragmente Der Vorsokratiker (pg. 139-190). Zrich, Alemania : Weidmann.Burns, J. (1992) Herclito, en Los presocrticos. Madrid, Espaa : Ctedra.Jeger, W. (1978) La filosofa y el descubrimiento del Cosmos, en Paideia (pg. 150-180). Mxico D.F., Mxico : Fondo de Cultura Econmica. Herdoto (2004) Logos Lidio, en Historia (pg. 72-122). Madrid, Espaa : Ctedra. Lizano, M. (2004) Herclito sobre la muerte: , en EMERITA. Revista de Lingstica y Filologa Clsica. Recuperado de: http://emerita.revistas.csic.es/index.php/emerita/article/viewFile/79/80Cuervo, J. (2014) Alcmen de Crotona, en Ideas y Valores. Recuperado de: http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/29023/29293