15
1 SAN JOSÉ DE ZAPOTLÁN, CUSTODIO DE LA VIDA DIGNA P. José Luis Huerta Rodríguez “José... hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer” (Mt 1, 24). Abstract: El presente trabajo recoge y describe tres elementos antropológicos de San José de Zapotlán: la tradición oral, la escrita y el ícono que iluminados por el evangelio de San Mateo, presenta el método evangelizador de San José en Zapotlán el Grande, Jalisco, México San José de Zapotlán es el Ícono: Memoria histórica Zapotlense, memoria histórica de la Diócesis de Ciudad Guzmán y presencia da la Divina Providencia en la región Sur de Jalisco. Palabras claves: Zapotlán el Grande, Zapotlán de San José, Ícono, Vida Digna, método evangelizador, Diócesis de Ciudad Guzmán. La tierra que pisamos… ¡En las buenas y en las malas San José de Zapotlán está con su pueblo Zapotlense! Para mi intervención con el tema: “San José de Zapotlán, custodio de la vida digna” retomo los datos históricos, míticos, antropológicos, sociológicos, la tradición y vivencia del pueblo Zapotlense. Los ilumino con el evangelio de San Mateo en el capítulo primero verso 24 y ayudado de la exegesis del Cardenal Martini, les ofrezco la siguiente interpretación. 1. Es tradición oral, acoger 1 “la llegada” 2 de san José a Zapotlán. La transmisión oral, es el notable dinamismo que permite reinterpretar la narración de la llegada de Señor San José 3 . Se verifica una sinergia con la realidad –pues todo aquí es Josefino-, dijera don Antonio Ochoa Mendoza. La 1 Este acoger implica una recepción del acontecimiento. Es decir, que se descodifica culturalmente el acontecimiento. 2 La llegada de san José, acontece en la Cofradía del Rosario, en la interpretación del Antropólogo Clodomiro Siller, implica una identificación con los que viven “en la orilla”, durante la época del 1747. 3 “De la Cofradía, hasta Zapotlán tu imagen trajeron, para hacer tu altar (…) Toda nuestra historia ha sido un Pregón, que evoca y renueva la antigua elección” Jesús Facundo R.; Versos, en Parodia al Himno de Señor San José, Peregrinación de los niños y niñas de la catequesis a Catedral.

Luis Huerta-San José de Zapotlán - Tarcisio Stramare · SAN JOSÉ DE ZAPOTLÁN, ... en Parodia al Himno de Señor San José, ... honda raíz indígena, la experiencia de Dios-Teóltl,

Embed Size (px)

Citation preview

 1  

SAN JOSÉ DE ZAPOTLÁN, CUSTODIO DE LA VIDA DIGNA P. José Luis Huerta Rodríguez

“José... hizo como el ángel del Señor

le había mandado, y tomó consigo a su mujer”

(Mt 1, 24). Abstract: El presente trabajo recoge y describe tres elementos antropológicos de San José de Zapotlán: la tradición oral, la escrita y el ícono que iluminados por el evangelio de San Mateo, presenta el método evangelizador de San José en Zapotlán el Grande, Jalisco, México San José de Zapotlán es el Ícono: Memoria histórica Zapotlense, memoria histórica de la Diócesis de Ciudad Guzmán y presencia da la Divina Providencia en la región Sur de Jalisco. Palabras claves: Zapotlán el Grande, Zapotlán de San José, Ícono, Vida Digna, método evangelizador, Diócesis de Ciudad Guzmán. La tierra que pisamos… ¡En las buenas y en las malas San José de Zapotlán está con su pueblo Zapotlense!

Para mi intervención con el tema: “San José de Zapotlán, custodio de la vida digna” retomo los datos históricos, míticos, antropológicos, sociológicos, la tradición y vivencia del pueblo Zapotlense. Los ilumino con el evangelio de San Mateo en el capítulo primero verso 24 y ayudado de la exegesis del Cardenal Martini, les ofrezco la siguiente interpretación.

1. Es tradición oral, acoger1 “la llegada”2 de san José a Zapotlán. La transmisión oral, es el notable dinamismo que permite reinterpretar la narración de la llegada de Señor San José3. Se verifica una sinergia con la realidad –pues todo aquí es Josefino-, dijera don Antonio Ochoa Mendoza. La

                                                                                                                         1 Este acoger implica una recepción del acontecimiento. Es decir, que se descodifica culturalmente el acontecimiento. 2 La llegada de san José, acontece en la Cofradía del Rosario, en la interpretación del Antropólogo Clodomiro Siller, implica una identificación con los que viven “en la orilla”, durante la época del 1747. 3 “De la Cofradía, hasta Zapotlán tu imagen trajeron, para hacer tu altar (…) Toda nuestra historia ha sido un Pregón, que evoca y renueva la antigua elección” Jesús Facundo R.; Versos, en Parodia al Himno de Señor San José, Peregrinación de los niños y niñas de la catequesis a Catedral.

 2  

riqueza de la transmisión oral, es un desdoblamiento humanizador 4 , que permite abrirse a los interlocutores: la propia familia, los descendientes, los vecinos y los fuereños, en los días de fiesta. Esta narración sencilla de la llegada de San José, provoca salir de sí mismo y entrar en el camino de la co-creación. Sobre todo, se narra en la piel y el sentido profundo del Zapotlense, no se narra al arbitrio personal. El acontecimiento de la llegada de San José a Zapotlán tiene semillas de inculturación5. A partir de esta narración oral, de la llegada de san José a Zapotlán, se aglutina y se desprenden las razones más serías y un aroma litúrgico de –por qué se teje un enroso a San José, de por qué se cumple una manda o se danza. A la base de la fiesta juramentada está la “llegada” del peregrino que llegó para quedarse y hacerse Zapotlense.

2. Los testimonios escritos sobre san José en Zapotlán, son fruto de la riqueza en la transmisión oral, tejida con todo lo que implica y produce en el corazón de las familias. Encontramos la poesía de Don Antonio Ochoa Mendoza6. Las Décimas de s. XIX y XX7; los aportes del libro de D. Esteban Cibrián Guzmán8. El mensaje en torno a San José, leído en las Cartas Pastorales de nuestros Obispos Diocesanos, en el contexto de la Fiesta Juramentada. La reflexión de fe sobre la presencia de San José en los distintos acontecimientos de nuestra Diócesis9. Los “Sermones” durante el Novenario a San José en la Catedral. Las investigaciones10 sobre San José de Zapotlán, generada en la matriz del Seminario Diocesano de Ciudad Guzmán, desde la década de los 80´s, algunas de ellas, plasmadas en los Libretos para la narración de los Carros Alegóricos, otras devueltas a los grupos de sonajeros y danzantes en Guías de Celebraciones o para el Novenario del Enrroso y, las catequesis sobre San José de Zapotlán, elaboradas en nuestra Joven Diócesis.

3. “la imagen” de San José de Zapotlán, como ícono, es un elemento discreto e impactante, que se elabora en el tiempo y épocas en que los Zapotlenses han vivido al lado de San José. Y, que en nuestros días emerge con mucho colorido y sensibilidad. Ya lo expresaba el Padre Antonio Ochoa Mendoza, en su décima de 1940: “José de Zapotlán y Zapotlán de José”. Y el mismo Padre lo escribía en su poesía en 192611 “José de Zapotlán dice la historia, Zapotlán de José grita la fama.”

                                                                                                                         4 Se pone en juego toda la persona humana, lo que cree, en lo que espera, sus preguntas fundamentales y sus respuestas con rostro social. El acontecimiento familiar que provocó hacer una manda o danzar; las razones hondas para entrar a la Rifa de la Mayordomía o cooperar en la realización de la Función. 5 IV CELAM, Santo Domingo 1992. 6 Párroco en Zapotlán y, Rector del Seminario Auxiliar de Zapotlán. 7 Archivo de la Catedral. 8 Origen de la Feria de Zapotlán el Grande: su gran historial, hasta 1958. 9 San José como Patrono de la Diócesis. La lectura del patrocinio de san José, hecha por el pueblo de Dios, en los Cursos de Pueblo Nuevos, en el terremoto de 1985 y el periodo de “Reconstrucción”. Durante el Primer Sínodo Diocesano y el reciente tiempo Post-Sinodal. 10 Investigaciones que parten del Diario de Campo, con la colaboración de Seminario Diocesano de Ciudad Guzmán, junto con “los actores” clave de la Fiesta Josefina en Zapotlán: Danzantes, sonajeros, familiares de ellos, personas que participan en las noches del Castillo, Enrroso a la Virgen María y San José. 11 Titulada: Promesa de coronar la imagen de Señor San José. Escrita en el contexto de la Revolución cristera (1926).

 3  

San José de Zapotlán, es transmitido, entregado y acogido en esta triple realidad: oral-escrita-como ícono. Por esto podemos decir que:

San José de Zapotlán es memoria histórica de los Zapotlenses y, Zapotlán de San José es memoria del pueblo de Dios, en el Sur de Jalisco, específicamente en su concreción y particularidad como Diócesis de Ciudad Guzmán. San José, es ícono que “descodifica”, que hace accesible, la historia compartida con Dios en este peregrinaje hacia la Casa Común. Propongo, la categoría de memoria12 eclesial “en” Zapotlán, como la clave de lectura para dejar que hable el –ícono que es- San José de Zapotlán y, permitir que el sabor de esta lectura comunitaria, nos ayude a degustar y reconocer en San José al protector y defensor de la Vida, en el caminar del pueblo Zapotlense, que busca hacer su marcha como servidor del Reino. Me refiero a memoria eclesial, como legitimo dinamismo que cambia en aquello que permanece. Cambia para actualizarse en aquel que es de por si la Vida. Y que provoco custodiarla. Esta memoria eclesial “en Zapotlán”, se ha tejido entre la Primera evangelización y el actual proceso Diocesano, desde la Comunidad Eclesial de Base. San José de Zapotlán es el ícono contundente de esta memoria eclesial en Zapotlán. 4. Esta memoria eclesial, tiene su germen en la familia Zapotlense: La presencia de San José para los Zapotlenses ha sido como la de un Padre cuando forma al hijo. El Patrono, así ha sido con el Pueblo Zapotlense porque a través de sus tradiciones lo ha ido iniciando en la vida, en el compartir los bienes y velar por el que no tiene casa y alimento. El padre corrige, alecciona forma y en ocasiones castiga, lo mismo en el pueblo cuando se olvida de la solidaridad, Dios toma caminos para que se olvide del camino de hermandad y solidaridad.

El Padre acompaña en el crecimiento, en la madurez de la vida, lo acompaña en la toman

decisiones fundamentales dentro de ella. Así San José de Zapotlán en cada etapa importante de su historia ha acompañado a su familia, este pueblo Zapotlense con su presencia, él le propicia aliento y, de la esperanza. Podemos decir que, San José de Zapotlán nunca ha sido un padre que supla la responsabilidad de los Zapotlenses, sino más bien lo ha llevado a enfrentarse, con su compañía al manantial de la Vida.

Los momentos se viven desde cuando la madre lleva al niño en su seno, cuando nace y llevado

por los padres a la catedral, cuando los consagran al Santo Patrono en una cuadrilla de sonajeros o danzantes, cuando buscan trabajo, cuando no se tiene alimento, cuando falta la salud, cuando se toma decisión en la vida: sobre todo en el matrimonio. Es toda una historia de consagración bajo la protección de San José de Zapotlán.

La tierra del Sur de Jalisco, está marcada por los constantes terremotos, sequías, heladas, inundaciones, erupciones volcánicas. También calamidades humanas como: la pobreza, la falta de alimento, de casa vestido, sustento y últimamente la inseguridad. En la historia entre Zapotlán y San

                                                                                                                         12 Cfr. Juan 14, 26

 4  

José no solo encontramos dolor y sufrimiento, sino también se experimenta alegría y la felicidad, donde Dios a través de San José de Zapotlán ha protegido a este pueblo.

Tanto el dinamismo oral como escrito, en el ícono13 de José-Zapotlán, han recogido los acontecimientos que han marcado esta historia compartida. Han pasado 266 años que San José habita en Zapotlán el Grande. Tiempo, en el que se han tejido muchas etapas importantes de la conformación de la identidad mexicana y, de los Zapotlenses, en consecuencia. Entre los acontecimientos más sobresalientes podemos señalar.

I. En el trasfondo del ícono San José de Zapotlán, defensor de la vida, también está una honda raíz indígena, la experiencia de Dios-Teóltl, en los pueblos originarios del Valle de Zapotlán -una realidad por profundizar y reconstruir. Esto es una deuda con sí, de textura intelectual: Antropológica, pero también pastoral: las semillas del Verbo, en voz de los Santos Padres

¿Cómo fue la cultura de Zapotlán antes de 1747?- ¿Qué significó para los pueblos originarios, custodiar la vida? ¿Quién es su raíz, su sostén? ¿Quién los fundamenta y para qué?

II. Lo que implicó la Primera Evangelización. En nuestra Región con la huella de Fray

Juan de Padilla y, después todo el Contexto de lo que llegó a aplicarse del Concilio de Trento en México y América Latina. Los frutos de los llamados “Concilios Mexicanos”

-1747: Se Juramenta la Fiesta a Señor San José- -1749: terremoto 22 de octubre, se ratifica el Juramento-

III. El proceso independentista y la conformación de nuestra Patria Mexicana, en 1810,

1806: Terremoto del 25 de Marzo Los orígenes y caudales del fenómeno “Revolución Mexicana” de 1920, Las raíces, consecuencias y frutos de la revolución Cristera en 1926-1928.

-1900: en este siglo, se comenzó el culto en la Nueva Parroquia de Zapotlán, hoy Catedral; se escuchó la producción poética de Don Antonio Ochoa Mendoza a San José y, es testigo de la Coronación Pontificia de Señor San José, así como de la creación de la Diócesis de Ciudad Guzmán y sus primeros pasos como Iglesia en Camino, servidora del Reino-

a) El camino de nuestro México, hasta la década de los 80´s.

                                                                                                                         

13  Entiendo  Icono  como  “ventana”,  o  un  modo,  una  perspectiva,  del  modo  de  ver  a  Dios,  en  este  caso  a  San  José.  Por  eso   puedo   decir,   que   San   José   es   ICONO   de   la   memoria   eclesial   en   Zapotlán…   porque   San   José   es   la   perspectiva  PROFÉTICA  de  Dios,  en  la  Diócesis,  la  presencia  paterna  de  Dios,  en  medio  de  su  pueblo.  

 5  

b) La influencia de los fenómenos de la Globalización, ambientes mediáticos, realidades virtuales, expresamente a partir de los 90´s

1985: De los escombros brotó la Solidaridad 1997: 250 años de la Fiesta Juramentada

IV. El acontecimiento eclesial del Concilio Vaticano II, durante 1962 a 1965 y, su

recepción en Latinoamérica y el Caribe con las cinco CELAM. Las intuiciones hacia la Nueva Evangelización: 1992 La conformación del Rostro de nuestra Iglesia Diocesana en estos últimos 40 años, que nació al calor del Vaticano II.

2006: 200 años de la Renovación del Juramento de 1806: sentido comunitario del Juramento

5. En la mención de los “acontecimientos” anteriores, tenemos una ayuda para mirar el ícono, que es San José para Zapotlán. Y reconocerlo, en los elementos orales y escritos de la propia experiencia de los Zapotlenses, que él, ha acompañado el caminar del Pueblo de Dios, en Zapotlán. Y que San José, para Zapotlán es custodio de la Vida.

Este caminar, se ha hecho respirando y saboreando la cultura Zapotlense, que se esfuerza por

promover los valores del Reino de Dios. Una vivencia con contextos muy concretos y definidos en las distintas épocas. Por eso, les propongo seguir profundizando: Qué significado teológico-pastoral tiene en este 2013, Año de la Fe, el ícono San José de Zapotlán: defensor de la Vida, en una sociedad que –todo- lo percibe “virtual”.

Un planteamiento similar, se debió de verificar en aquel 1747. Cuando se proclamó a San José

Patrono de Zapotlán y se le juró una fiesta anual. ¿Qué proceso se vivió para que el Patriarca de Nazaret, llegara al corazón de los Zapotlenses? ¿Qué acontecimientos o “Quien” fue llevando de la mano, en el proceso de percibir la presencia de Dios en medio de los Zapotlenses?

Aquel contexto, era eclesialmente el de la Primera Evangelización. El nuestro, es el de la

Misión Continental, y universalmente el de la Nueva Evangelización. Aquel contexto cultural, era de la Modernidad y en nuestra patria, el tiempo de Colonización. Hoy, la época actual nos demanda agilidad, destreza y creatividad ante unas relaciones baratas, excluyentes o cibernéticas. Donde la capacidad sensorial del ser humano se sobrevalora.

En el contexto actual donde las relaciones humanas son fugaces, virtuales, sin un encuentro

personal y humano. Donde se vive la profunda inseguridad y violencia en todos los sentidos, donde las familias se destruyen con facilidad, donde el tejido social se desmorona vertiginosamente, y donde sorprende que San José –Ícono- siga siendo en las nuevas generaciones identidad del Zapotlenses. El gesto evangelizador y misionero de San José en Zapotlán es como el agua fresca y transparente de un pozo profundo que entre más nos internemos en él más nos vida recibiremos de él. El presente trabajo es

 6  

una aventura de interpretar la presencia mensaje de Dios inculturado en las tierras de Tlayollan Tzapotlan”

“…y José tomó consigo a María, su esposa…” 1. “José “despertó del sueño”…

Las Palabras del Evangelista San Mateo, toca la realidad de una situación entre los Judíos muy difícil por resolver. Ante el embarazo de María su esposa, José pensaba dejarla en secreto, pero en sueños, Dios le ayuda a discernir la realidad. El sueño, en el sentido bíblico expresa el discernimiento de la realidad. Esto involucra dos movimientos: tener los pies bien puestos sobre la tierra y formarse un criterio, a partir del propio contexto social, religioso, cultural.

Es el mismo José, el esposo de María la Virgen, quien en Zapotlán, a muchos hombres y mujeres ha “pro-vocado” en su sentido más radical y, etimológico. Es decir los ha llevado, primero a evocar: “llamar” –esto implica hacerlo por su nombre, conociendo la historia personal o comunitaria. Y este llamado se hace siempre en favor de “pro”… Este llamado, es bajo el signo de la Alianza, para que se custodie la vida.

Aquí está el papel de un Padre: -es decir, ponerse en medio- Quien se pone en medio, “conoce”, “palpa”, “ve”, “percibe” LA REALIDAD… un mediador Padre de familia eso hace. Educa al hijo(as) para que él (ella) se ponga en la misma vida. San José de Zapotlán se pone “donde el pueblo se juega la vida”

En Tlayollan Tzpotlan14 las “Semillas del Verbo” también fueron sembradas, porque los antiguos pobladores de estas tierras en el desdoblamiento de Ometeótl: Xipec Totec: deidad de la fertilidad, de la

                                                                                                                         

14  A   mi   entender   el   vocablo   que   dice   la   identidad   de   “Zapotlán”   es   TLAYOLAN,   porque   este   vocablo   se   deriva   de  “Tlayol”   (Tlayolle,   que   significa   maíz   desgranado   y   lan:   lugar)   Lugar   del   maíz   desgranado   (según   José   Alvarado  Hernández  Martínez)    Mazorca  y  grano  de  maíz:  es  el  grano  vital  que  da  sentido  a  la  existencia  del  cosmos  y  de  los  seres  humanos.  El   sentido   de   la   identidad   lo   podemos   encontrar   en   la   “Feria”   de   Juan   José   Arreola   cuando   Juan   Tepano   (indio  Zapotlense)  narra  que  las  gentes  de  Sayula,  de  Autlán,  de  Amula  y  de  Tamazula  nos  quitaron  el  maíz  de  pura  envidia.  

 7  

primavera, de la renovación, y el resurgimiento encuentran la mano protectora del maíz, es decir la protección de Dios. Es el Dios Padre y Madre, quien a los habitantes de estas tierras los cuida, los protege como un padre quien provee de lo necesario para la vida como es el maíz: grano sagrado quien simboliza la vida.

San José de Zapotlán con su llegada de una forma misteriosa al pueblo y a quien se considera como enviado por Dios, le quedará como tarea cuidar, conducir y proteger al pueblo Zapotlense contra los terremotos, por eso dice el Canónigo Ramón López en 1890: “Presa de espanto la población a causa de los terremotos, que antes eran tan frecuentes en Zapotlán, el vecindario, obligándose con juramento eligieron a Sr San José Patrono contra esa calamidad y le prometieron honrarlo con una solemnidad religiosa anual”

Con la elección de San José como protector se fortalece el aprendizaje de la hermandad, la fraternidad y la solidaridad, porque con la fiesta anual todo el pueblo se ve obligado a compartir los bienes recibidos de Dios. Por eso escribe el poeta Antonio Ochoa Mendoza en 1906:

“Eres el Patrón amante De esta población bendita,

Que al contemplarte se agita Con entusiasmo gigante.

En tu amor será constante, Pues su fe no es transitoria… Tú eres la luz de su historia Y el amor de sus amores,

Y el consuelo en sus dolores, Y su esperanza y su gloria”

Hasta nuestros días el aprendizaje no ha culminado. Seguimos aprendiendo a compartir los bienes, a vivir la solidaridad, a ser hermanos, sobre todo con los más necesitados. Especialmente los terremotos han sido momentos para experimentar y vivir la comunión en Zapotlán el Grande. Han sido los juramentos que en 1747, 1749, 1806 con los que el pueblo se compromete ante su protector a vivir en comunión:

¡Aquí está tu ciudad!...desde hace siglos Nuestros dignos abuelos te proclaman Su Padre y Protector: los juramentos

Se escribieron con ruinas y con lágrimas.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

“Aquí  se  daba  mejor  que  en  todas  partes  por  eso  nuestra  tierra  se  llamaba  Tlayolan”.  (…)  Tlayolan  se  llamó  Zapotlán  porque  ya  no  comíamos  maíz,  sino  zapotes  y  chirimoyas,  calabazas  y  mezquites”    

 8  

Y tu nombre y el suyo están unidos Con cadenas de amor y de plegarias, Y forman epopeyas de hecatombes, Y llantos, y caricias, y esperanzas.

El aprendizaje en el compartir los bienes, la fraternidad, la solidaridad en una misma fe, tanto ha costado que solo en los momentos de catástrofes, el pueblo recuerda de ese patrocinio de Dios a través del Santo Patrono, Señor San José de Zapotlán. En distintos momentos comunitarios, Dios nos recuerda el compromiso que hay con el Padre y Protector Señor San José. La alianza que el pueblo de Zapotlán ha juramentado, de ser hermanos y compartir los bienes. Constantemente nos ofrece oportunidades de estar con los que más necesitan. 2. “Hizo” lo que le mandó el Ángel del Señor… “

José actúa, con la pedagogía, que el pueblo hebreo ha visto en el Señor: “Él, nos sacó de Egipto, hacia la tierra prometida”. San José, tiene en su corazón –lugar de las grandes decisiones, según el sentido bíblico- esta pedagogía. Por eso Él actúa: “hizo” desde la raíz, de su FE, en Dios –que libera…- que interviene en la historia de su Pueblo. Él es consciente que los hombres y las mujeres han salido de las manos de Dios. En esto está radicalizada la dignidad humana, ser imagen de Dios.

San José, durante la historia compartida con Zapotlán, hasta ahora, le ha ayudado a que pueda verse en el espejo de su original raíz: SER PUEBLO DE DIOS. Desde 1747 siendo ya Zapotlense San José, ha ido rescatando la identidad de su pueblo: el sentido de barrio, el amor a la tierra, la danza de sonajeros, los enrosos. Zapotlán se ha hecho de San José y José de Zapotlán. Y Zapotlán lentamente ha ido recobrando su dignidad maltratada desde la conquista.

Desde la llega de San José a este pueblo parece que ha soplado sobre las cenizas que cubrían la gran riqueza de la cultura de Tlayollan Tzapotlán, porque el Santo Patrono es quien le da sentido de la vida a muchos de los habitantes de este pueblo. Las mismas tradiciones de raíz indígena encuentran su origen y su sentido en la presencia de San José de Zapotlán.

A este pueblo con profundas raíces culturales y de fe negada por siglos por la cultura occidental, San José le devuelve su brillo original a su identidad india y creyente, les devuelve la alegría de sus rostros y pinta de colores amarillo y verde su gran afecto y fe a Zapotlán de San José.

El brillo intenso que se asombra y deslumbra a todos en las fiestas juramentadas de octubre, ha sido un camino que San José y Zapotlán ha hecho juntos, porque el Patrono, no ha asumido lo que le ha tocado al pueblo. Si se ha tratado de rescatar las tradiciones no lo ha hecho él como por arte de magia, ha sido el pueblo quien ha tenido la responsabilidad y aunque se equivoque, hasta hoy se tiene recatadas esas expresiones.

 9  

El mismo José del evangelio quien ahora como un cabal Zapotlense ofrece la oportunidad no

solo de bailarle, sino de tener casa, vestido y el sustento de todos los días, porque todo el año cuando se prepara el pueblo para las fiestas juramentadas, los comerciantes reciben una carga de muchos miles de pesos. Los vendedores ambulantes, los que ofrecen sus casas para los ensayes. Los adornos, los estrenos,

La presencia de San José en Tzapotlán recupera al pueblo en todas las dimensiones de la vida. El espíritu comunitario que viene desde la raíz indígena, es revitalizado por él y así queda como germen en la comunidad para compartir los bienes y estar cerca de los pobres y necesitados. Durante el ciclo de las fiestas de octubre, que va desde el mes de septiembre hasta el 24 de octubre, muchas familias comparten su casa, su familia y abunda el alimento: tostadas, pozole, tamales, birria, agua fresca y ponche. La providencia de Dios también está cerca de muchas familias humildes que durante las festividades venden: cañas, cacahuates, duritos, papas fritas, plátanos, comidas, para sobrevivir en la crisis económica en que vive la mayoría de la población. El Patrono de este pueblo del Sur de Jalisco así como está en cada hogar, y en el corazón de cada Zapotlense, también ha compartido los momentos de dolor y sufrimiento que se viven en todo el país. Presencia de él en Zapotlán es cuando en el país se vivió la llamada lucha cristera de 1926 a 1929 y en donde no se pudo hacer por las calles las fiestas juramentadas al Santo Patrono. Y esto lo recuerda el P. Antonio Ochoa Mendoza cuando escribió:

¡Aquí está tu ciudad, Patrono Excelso,

macilenta, llorosa, desolada;…

de verdugos fatídicos esclava!

¡¿La conoces, Señor?... están desiertos

sus jardines, sus calles y sus plazas;

negros crespones de dolor y luto

sollozan en las fúnebres fachadas.

Sus niños gimen, sus ancianos tiemblan,

y suspiran sus vírgenes escuálidas,

y las madres se mueren de amargura,

y los hombres heridos en el alma…

 10  

¿La conoces, José?... mira, otras voces

en triunfo por sus calles te llevaba,

sobre trono de ardientes corazones

y entre cantos de amor y de alabanza.

En diferentes y variados momentos de la vida, los Zapotlenses reconocen la labor que San José

ha tenido para con ellos, por esta labora tan cercana, solidaria y respetuosa el pueblo pide su coronación en 1957 y lo dice con ritmo y armonía el poeta, cuando escribe:

José de Zapotlán, dice la historia,

Zapotlán de José grita la fama;

¡todo aquí es Josefino; los hogares,

las cumbres, y las flores, y las alas!...

y primero se extinguen las estrellas

que constelan el cielo del Anáhuac,

y enmudece del piélago rugiente

las gigantescas olas encrespadas;

que Zapotlán a su Patrono olvide,

o que José no alivie las desgracias

de Zapotlán…por eso en este día

Ante José se agrega, llora y canta…

y pide libertad para la Iglesia

que nació en el Calvario, de la Llaga

del Corazón de Cristo, cuyo anhelo,

es consumir al mundo entre sus llamas.

…Castísimo José, despierta al Niño

que en tu regazo paternal descansa;

¡que mire de tu pueblo los dolores!

¡que escuche de tus hijos las plegarias!...

(P. Antonio Ochoa Mendoza 1926)

 11  

San José es el hombre que no defrauda a Dios, siente que en él ha puesto toda su confianza, por eso el evangelista Mateo lo califica como el hombre justo como la persona con quien Dios cuenta para su obra de salvación. José se dispone a hacer lo que le ha dicho el ángel: colaborar con su obra de salvación. Así como José con pedagogía de padre le trasmitió a Jesús la ley de Moisés, su lengua, su cultura, su oficio, con la misma pedagogía Zapotlán ha recibido de su Santo Patrono y Padre la enseñanza de ser solidario, de poner los bienes en común, de rescatar al más pobres y necesitados, de ser el pueblo de Dios en camino solidarios con las angustias y esperanzas de los hombres y mujeres del mundo de hoy.

En la historia de Zapotlán se registran diferentes catástrofes que han puesto en peligro la vida de los pobladores de este pueblo. Pero los terremotos de muy variadas intensidades han estado en la vida de esta población y San José ha sido para todo su protector.

Gracias a la presencia de Señor San José, Zapotlán se ha levantado de las mismas ruinas, él ha impulsado a su pueblo a vivir con dignidad, a luchar por el pan, los servicios, la casa, la salud como fue la experiencia de 1985 después de aquél fatídico terremoto de 1985.

Yo he visto tirar el sudor y el recuerdo

amontonado entre adobes, tejas, lodo y más lodo, como si

el dolor se hubiera sepultado en el temblor y en el tiempo,

para dejar de ser tiempo.

Yo he visto desalojar por la fuerza a la Madre, al niño y al anciano de su hogar;

y los he visto llorar, recogiendo entre los escombros sus recuerdos,

su historia, su cazuela, su calendario de San José y del Niño que huye a Egipto.

Yo he visto correr por los arroyos

la sangre de los pobres como lava caliente, que en el frío de la noche

se hizo piedra y negra piedra en el corazón de los hermanos.

Yo he visto repartir el pan para el hambriento;

largas e interminables filas de bocas secas

 12  

y controladas que se abren y se hinchan como para aprisionar el hambre, hambre no de temblor,

sino de siglos, de muchos siglos.

Y vi manos amigas levantando con dulzura y con cariño el retrato

de un anciano, de un pobre, de un niño, de un Cristo... y gritar con dolor y esperanza:

¡San José! es mi hermano, es tu hermano, es tu imagen ¡Dios mío!

por siglos maltratada. 3. “Recibió a María como su esposa…”

Recibir a María su esposa es creer en lo más difícil de la obra de Dios. Según el texto de San Mateo, José es el primero en participar de la fe de María su esposa y así él sostiene a su esposa en lo que el ángel le ha anunciado.

El camino personal de José, su peregrinación en la fe, no se concluirá… pero el camino de la fe de José sigue en la misma dirección que la de su esposa: colaborar para que la salvación prometida por Dios sea una realidad en medio del su pueblo que peregrina por el mundo.

Recibir en su casa a su esposa, es la cristalización de un camino recorrido, de una pedagogía vivida, de un compromiso asumido… como ha sido el camino de DIOS con ISRAEL… por eso, un autor llama a JOSÉ… “La sombra del Padre”.

San José llega a Zapotlán y se queda a vivir como parte del pueblo para luchar a su lado contra todas las calamidades que lo aquejan. Rescatarlo de su dolor, la pobreza, la desesperanza. Como dicen algunas personas sencillas: “El patrono vino para quedarse y hacerse Zapotlense”.

Al recibir José a su esposa María en su casa, es signo de responsabilidad, de solidaridad y de colaborar en los planes de Dios para su pueblo. También es signo de fe y confianza total en el Plan Divino. Porque el recibir a María en casa conlleva un profundo acto de fe, porque a José no se le da explicación del embarazo sólo se le pide algo. Cada año en Zapotlán, San José revive el gran signo de los cristianos: la solidaridad.

Se comparte la Casa: Porque durante las fiestas juramentas al patrono la casa de muchas familias se hace la habitación de todo el pueblo. Durante los “ensayes” que inician en 15 de agosto hasta el 12 de octubre en diferentes casas cada una de las 32 cuadrillas de sonajeros y danzantes son recibidas para danzar y allí asisten los de la cuadrilla más los familiares invitados. La familia visitada les comparte algo de alimento: agua fresca, ponche, tostadas, tamales, etc.

 13  

En la víspera de la fiesta a la Virgen del Rosario y el 21 de octubre; víspera a la gran fiesta de San José, los devotos de cada una de las fiestas preparan los “enroso”. Sus casas se convierten en la casa de cientos de personas que van, entran salen, trabajan, rezan, comen. La casa de los devotos es la casa de toda la comunidad. En ella no hay diferencias y no debe quedar alguien con hambre o nadie se puede ir sin haber comido: mole, pozole, sopa de pan y ponche.

El 22 de octubre la casa de los mayordomos de las fiestas juramentadas se convierte en el Gran Templo de toda la ciudad. Desde que llega la Sagrada Familia a la casa de la mayordomía, toda la noche hay cantos, rezos, música. Hay muchas personas venden diferentes alimentos y cosa para ganarse la vida. San José provee de trabajo, casa vestido y el alimento de todos los días, porque durante los 41 días de las fiestas, no faltan alimento y casa. Las fiestas juramentadas a San José de Zapotlán, es donde se ve claro lo que dice un refrán nuestro: “lo que bien se aprende, jamás se olvida”. San José nos ha enseñado a ser solidarios con los que no tiene lo necesario para vivir. Esto que San José ha enseñado en los 266 años con su presencia se vio con claridad cuando en el terremoto de 1985 los creyentes junto con la sociedad Zapotlenses se organizaron para levantarse desde los escombros. Recibir en su casa a María su esposa, es participar en los planes de Dios. San José al igual que María su esposa y Jesús su Hijo participan con su vida, con hecho y palabras en hacer presente el Reinado de Dios. San José de Zapotlán rescatando el espíritu comunitario de los antiguos pobladores y potenciándolo con el anuncio del Reino, hacer resplandecer la dignidad de las personas que habitan en Ciudad Guzmán, municipio de Zapotlán el Grande. Concluyendo…

En el actual contexto de una época, que sobrevalora lo sensitivo, las experiencias, lo virtual, San José “en” Zapotlán, se percibe como custodio de la Vida, porque sigue acompañando a las familias, “donde” hacen su vida todos los días. En el aquí y en el ahora, los Zapotlenses vuelven a ser testigos de la germinación de las “semillas del Verbo” que el Padre había plantado en esta Región.

1. Sabe estar en medio de las realidades, cercano, acompañando, peregrinando… 2. Se compromete con el rostro sufriente de los Zapotlenses. 3. Lo acompaña a levantarse de los escombros… “en hambre, peste, inundación, temblor, guerra o

sequía…” 4. La reflexión sigue abierta: Exige seguir leyendo el fenómeno José-Zapotlán, de donde brota una

pedagogía particular, con rostro propio, inspiradora para la Diócesis de Ciudad Guzmán… Es en la comunidad, en el solidarizarse, en el compartir, en el tejer la vida ordinaria como un enroso,

es decir, el ser iglesia servidora del Reino; donde todos los contactos “virtuales”, se pueden transformar en auténticos encuentros comunitarios, que nos encaminen al corazón del Padre. Así, es como la imagen de San José, se re-elabora: como “ícono” de la memoria del pueblo de Dios, en la Diócesis de Ciudad Guzmán, que lo experimenta como custodio de la Vida.

 14  

Las Semillas del Verbo, en Zapotlán se han pintado de verde y amarillo; los colores de Señor San José. Se vuelven alegría con la música de las flautas de carrizo, de tambores y movimientos de sonajas de cascabel y de los sonajeros. Se vuelven intensas jornadas de oración en la Eucaristía, en la escucha de la Palabra, y se expresan en la flor de cempaxúchitl. Ya son 266 años que el Patrono, con su presencia, ha dado a saborear, con su cercanía paternal, la Buena Nueva de Jesucristo, el Hijo de Dios Vivo.

Hasta el momento la pertenecía y la identidad del pueblo de Dios en Zapotlán se le agradece a Señor San José que ha sido el gran evangelizador. Además de lo ya expuesto, el espíritu evangelizador de San José como custodio de la vida digna lo encontramos en lo escrito en el juramento de los Zapotlenses en 1806, cuando dice:

“Que ninguno de los mayordomos electos por sorteo, que ha de celebrarse anualmente en la misma Parroquia, se puede exceder en el gasto de la función, en más de 35 pesos, que se han regulado para ella, destinados al único y santo fin del Culto Divino, sin que se consientan otras superfluidades, como combites, banquetes, corridas de toros, que tal vez ocasionan muchos pecados, origen del castigo que han sufrido. Que todos tengan el consuelo de hacer dicha función y ninguno se resista o rehúse entrar en la rifa, como ha sucedido, a causa de los extraordinarios y excesivos gastos, que se han hecho en ella, por varios individuos que han gastado hasta mil pesos. Se permite que el que gustare o quisiere gastar más de los 35 pesos asignados, se limite a solo cien pesos, con tal que se gasten en el Culto Divino.

Que ninguno quiera pasar de la cuota asentada, de la moderada tasación de los explicados 35 pesos, pues, todos los mayordomos, sean pobres o ricos han de colectar limosnas, para la indicada función entre los moradores de este lugar, a fin que todos cooperen y logren del beneficio del Señor.

Por el solo hecho de excederse en el gasto se impone desde ahora la multa de 50 pesos, que irremisiblemente se le cobrará a los transgresores, aplicados al culto del Santísimo Patriarca, sin que por esto se entienda la exoneración de la multa.

(…) Así lo dijeron, otorgaron y firmaron conmigo y los de mi asistencia, siendo los instrumentales: Don José Hilario Espinoza de los Montes. Siguen cincuenta firmas de los presentes:”

 15  

Esquema:

Constatamos que San José de Zapotlán

es defensor de la vida

San José ícono, de la memoria eclesial “en Zapotlán”

Transmisión y reelaboración oral del acontecimiento de la llega de San José de Zapotlán.

Testimonios –escritos estudios sobre san José-y devolución de datos al pueblo Zapotlense.  

La vida en riesgo, exige un nuevo planteamiento -cuestionamiento abierto, en el proceso evangelizador-

San José ícono, defensor de la vida en Zapotlán: Ante una época postmoderna-virtual, sensorial.

En un contexto eclesial de Nueva Evangelización y Misión Continental  

San José ícono, de una pedagogía particular; ante la

pregunta: ícono de evangelización-en-una-cultura

virtual, en la diócesis de Ciudad Guzmán.

-A la luz de la Palabra de Dios -

San José de Zapotlán: -Está donde el pueblo se juega la vida- -Se compromete con los rostros sufrientes- -Acompaña la madurez del pueblo de Dios-  

Ante los rostros destruidos por el empobrecimiento, el

dolor y la desesperanza, San José de Zapotlán,

ÍCONO de la memoria: “defensor de la Vida”

signo de la solidaridad de Dios con su pueblo.

1

2

3