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Folleto Retablo Misionero

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Page 1: Folleto Retablo Misionero

¡Que reines Corazón Divino!

Nos da mucho gusto tenerte entre las familias que reciben en su casa la imagen del Sagrado

Corazón de Jesús.Alentados por el lema «¡Que Reines Corazón Divino!» queremos hacer que

Cristo sea conocido, amado e imitado.

Contamos contigo y con tu familia para hacer realidad el deseo del Corazón de Jesús de ser el

centro de tu hogar. A continuación te ofrecemos algo para que conozcas la devoción al Sagrado

Corazón de Jesús y algunos medios para vivirla.

ORIGEN DE LA DEVOCIÓN

Al meditar sobre el costado abierto de Jesús, traspasado por la lanza del soldado, vemos brotar

sangre y agua (Jn 19, 34). Este Corazón abierto nos invita a descubrir el inmenso amor que inspiró

toda la vida de Jesús y origina la devoción a su Sagrado Corazón. «El Hijo de Dios me amó y se

entregó a sí mismo por mí» (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano, traspasado

por nuestros pecados y para nuestra salvación (cfr. Jn 19, 34), por eso el Corazón de Jesús es

considerado por la Iglesia como el símbolo principal del amor con que Cristo ama a todos los

hombres.

Debemos contemplar en su Corazón la prueba suprema de su amor, y dejar que nos transforme y

seamos capaces de recibir este fuego de amor que vino a traer a la tierra.

Para propagar la devoción a su Sagrado Corazón, Jesús eligió a una humilde religiosa de la orden

de la Visitación, santa Margarita María de Alacoque, en Paray le Monial, Francia.

APARICIONESA SU APÓSTOL SANTA MARGARITA MARÍA

La primera sucedió el 27 de diciembre de 1673. En ella, santa Margarita fue consagrada por el

mismo Jesucristo, a ser su apóstol. Además fue llamada a difundir y propagar el culto a su adorable

Corazón, a manifestar a los hombres su voluntad y hacerles conocer lo que el Sacratísimo Corazón

de Jesús promete a quien dé a conocer su devoción y la propague.

La segunda aparición sucedió en la octava de Corpus Christi en el año 1674. En ella Jesús le

manifestó las inexplicables maravillas de su amor y el exceso al que su Corazón lo había llevado

hacia los hombres, de quienes no recibe más que abandono y ultrajes. Luego le dijo: «Me es mucho

más sensible que cuando sufrí en mi pasión; tanto, que si me devolvieran algún amor, estimaría en

poco cuanto por ellos hice, y querría hacer aún más si fuera posible, pero sólo tienen frialdad y

rechazo frente a mi solicitud para hacerles bien». (Descubrir el Corazón de Jesús con Santa

Margarita María, pág. 8).

La tercera sucedió el 16 de junio de 1675, igualmente en la octava de Corpus Christi. Se le apareció

resplandeciente, como las demás veces, y mostrándole su Corazón, se quejó de los continuos

ultrajes y sacrilegios que recibe en el Sacramento de la Eucaristía y agregó, con más dolor, que los

recibía de corazones a Él consagrados. «Por eso te pido que se dedique el primer viernes después

de la octava del Santísimo Sacramento a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando

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ese día, y reparando su honor por medio de un acto de desagravio, para expiar las injurias que ha

recibido durante el tiempo que ha estado expuesto en los altares. Te prometo también que mi

Corazón se dilatará para derramar con abundancia las gracias de su divino amor sobre los que le

rindan este honor y sobre los que procuren que le sea tributado». (Descubrir el Corazón de Jesús

con Santa Margarita María, pág. 10).

En esta tercera revelación se halla todo lo que se refiere a la devoción del Sagrado Corazón. Jesús

dijo a la santa: «Anuncia y haz saber al mundo entero que yo no pondré límites a mis beneficios

cuando éstos me sean solicitados por mi Corazón». (Descubrir el Corazón de Jesús con Santa

Margarita María, pág. 10).

MEDIOS PARA VIVIR LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús consiste en reconocer y adorar en el Corazón de Cristo al

amor misericordioso del Hijo de Dios, que se ofrece como víctima en la cruz para salvarnos de

nuestros pecados. Al reconocer este amor, surgen la gratitud y adoración que le damos a Él y a su

Corazón, que es la fuente de su amor y el deseo de imitarlo: «Oh Jesús, manso y humilde de

corazón, haz mi corazón semejante al tuyo». En resumen, la auténtica devoción al Sagrado Corazón

de Jesús es la imitación de sus virtudes.

Ser Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús se traduce en amar su Corazón para corresponder al

amor que él nos tiene, reparar las ofensas hechas a su Corazón y consagrarnos a Él para rendirle

gloria.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene como expresiones centrales los siguientes medios:

EL AMOR AL CORAZÓN DE JESÚS: «Tengo sed abrasadora de ser amado por los

hombres». Responder a la llamada de amor que quiere de cada uno de nosotros.

LA COMUNIÓN REPARADORA: «Me recibirás Sacramentado tantas veces como la

obediencia quiera permitírtelo». Reparar las ofensas a su Sagrado Corazón.

LA CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS: La consagración de nuestro corazón a Él,

consiste en el compromiso de entregarnos totalmente a Él día a día como auténticos cristianos.

LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EN LOS HOGARES: Compromiso

mutuo entre el Sagrado Corazón y la familia. «En todo lugar en que la imagen sea entronizada

con la finalidad de ser honrada atraeré toda clase de bendiciones».

LA CELEBRACIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES DE MES: «Comulgarás todos los

primeros viernes de mes». «En el exceso de mi misericordia, a quienes comulguen nueve

primeros viernes de mes seguidos, les prometo darles asilo seguro en el último momento».

LA HORA SANTA: En reparación, brindar una hora de adoración todos los jueves, frente al

Santísimo Sacramento o en forma personal en nuestro hogar. Se realiza buscando la

reparación por las ofensas y pecados contra el Santísimo Sacramento.

LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: Participando de la Santa

Eucaristía, con sentido de reparación.

LA PROPAGACIÓN DEL AMOR AL CORAZÓN DE JESÚS: Nos invita a promover la

reparación del Corazón de Jesús, porque Él nos ama mucho y no reconocemos su amor, le

ofendemos y nos olvidamos de Él.

LA ADORACIÓN A LA SANTA EUCARISTÍA: Brindándole honor, amor y reparación.

LA HORA DE PRESENCIA (GUARDIA DE HONOR): Escoger una hora diaria y ofrecerla

al Corazón de Jesús, sin cambiar tu actividad cotidiana.

EL “DETENTE”: Es una pequeña imagen del Sagrado Corazón de Jesús con esta corta

leyenda: «Detente, el Corazón de Jesús está conmigo». No necesita bendición ni imposición

del sacerdote.

ENTRONIZACIÓN Y CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIAAL SAGRADO CORAZÓN DE

JESÚS

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El Sagrado Corazón de Jesús pide reinar en todos los hogares mediante su imagen bendecida por un

sacerdote. Desea ocupar un lugar en donde se le ame y se le pida permanentemente su paternal

protección.

La consagración no es otra cosa que entregarse a Jesucristo, es la dedicación de nuestras personas y

de nuestras cosas, reconociéndolas recibidas de la eterna caridad de Dios. Con la consagración

aceptamos su imperio de verdad, justicia y caridad en nuestras vidas.

Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de Cristo, es por eso un acto serio y bien

meditado. Igual que cuando se consagra un cáliz o un altar, éste deja de estar al servicio de bebidas

y cenas para pasar al servicio exclusivo de Dios, cuando se consagra una persona o una casa, ésta

se pone al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su voluntad. Por eso se llama también

entronización, porque pones un trono real en tu casa, el trono de Cristo, al cual proclamas como tu

Rey y le quieres servir por amor.

Darle el lugar que le corresponde al Sagrado Corazón de Jesús en nuestra familia es tratar de que

todo lo que se haga y se viva, sufrimientos, alegrías, trabajos, inquietudes, se ofrezcan al Señor para

la redención de la propia familia y del mundo.

Los pasos sugeridos para la entronización son:

1. Bendición de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

2. Entronización de la imagen.

3. Rezo del Credo.

4. Fórmula de consagración.

5. Oración por los ausentes y fallecidos.

Fórmula de la consagración (Aprobada por san Pío X para la entronización del Sagrado

Corazón de Jesús en la familia)

¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!, Tú manifestaste a santa Margarita María el deseo de reinar

sobre las familias cristianas; venimos a proclamar tu absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en

adelante queremos vivir en tu vida, queremos que en nuestra familia florezcan las virtudes por las

cuales prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el espíritu mundano. Tú has

de reinar en nuestros entendimientos por la sencillez de nuestra fe, y en nuestros corazones por el

amor que arderá para Ti solo, procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuente

recepción de la Eucaristía.

Dígnate, oh Corazón Divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y

temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados, santificar nuestras alegrías, consolar nuestras

penas. Si alguna vez alguien de entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale oh

Corazón de Jesús, que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos.

Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer duelo en medio de

nosotros, todos, así los que se vayan como los que se queden, estaremos conformes con tus eternos

decretos. Nos consolaremos pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el

cielo, podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios.

Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca san José presentarte esta

consagración y recordárnosla todos los días de nuestra vida. Amén.

¡Viva el Corazón de Jesús nuestro Rey!

Renovación diaria de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús

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Dulce Salvador, postrados humildemente a tus pies, renovamos la Consagración de nuestra familia

a tu Divino Corazón. Sé por siempre nuestro Rey; tenemos plena y total confianza en Ti. Llene tu

espíritu nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras palabras, y nuestras obras. Bendice

nuestras empresas. Sé parte de nuestras alegrías, de nuestras pruebas, y de nuestros esfuerzos.

Haznos conocerte mejor, amarte más, y servirte sin falta. De un extremo al otro de la tierra resuene

el grito: «¡Sea amado, bendito y glorificado por siempre y en todo lugar el Corazón triunfante de

Jesús!» Amén.

Indulgencia parcial una vez al día cuando la familia reunida recita esta oración. (Cardenal Mercier,

16 de enero de 1913).

Se sugiere hacer la renovación los viernes primeros de mes después de la comunión y en el

aniversario de la primera entronización.

DEVOCIÓN DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES AL SAGRADO CORAZÓN

La Gran Promesa: Jesús promete la gracia de la penitencia final, es decir, la salvación eterna, si

comulgas nueve primeros viernes de mes seguidos. Podrás estar seguro de su compañía y

protección en esta vida y en la eternidad.

Te sugerimos apuntar en una hoja tus comuniones consecutivas en los viernes primeros para

asegurarte que no te falte ninguno.

Condiciones para alcanzar esta gracia.

1. Recibir la Sagrada Eucaristía, con la debida disposición (en estado de gracia), durante nueve

primeros viernes de mes de forma consecutiva (sin ninguna interrupción).

2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.

3. Ofrecer cada Sagrada Eucaristía como acto de expiación por las ofensas cometidas contra el

Santísimo Sacramento.

Para prepararse a la recepción de la Eucaristía los viernes primeros puedes rezar esta oración de

ofrecimiento:

Corazón amoroso de Jesús Sacramentado, propongo con tu gracia, hacer la confesión y la

comunión de los primeros viernes, para dar gloria, amor y reparación a tu Divino Corazón herido

y lastimado por mis pecados. Pido a la Santísima Virgen María que me acompañe cuando me

acerque a recibirte.

Después de recibir la Sagrada Eucaristía, se puede rezar en silencio la siguiente oración:

Corazón de Jesús, que has dado la vida por mí, que desbordas amor infinito, concédeme la

abundancia de tus dones y de tu amor. Concédeme amarte y hacerte amar con todo mi corazón,

con toda mi alma, con todas mis fuerzas. Gracias por tu promesa de los primeros viernes. Con esta

intención acabo de recibirte en la Santa Eucaristía. Concédeme morir con arrepentimiento

sincero, esperando tu misericordia y amando la bondad inmensa de tu Corazón. ¡Sagrado Corazón

de Jesús, en Ti confío!

Para mayor información visita www.apostolesdelsagradocorazon.org

o escribe a [email protected].