41
Capítulo III AGRONOMÍA DE LOS CULTIVOS ANDINOS Mario E. Tapia En la región alto andina, situada encima de los 2000 msnm, las condiciones agropecuarias para la producción de los cultivos andinos varían entre los países. Por un lado están los países donde prevalece una fuerte tradición prehispánica en las tierras más altas de los Andes, como Ecuador, Perú y Bolivia, y por otro lado aquellos que con la influencia europea han desarrollado sistemas productivos basados más en modelos externos, caso de Venezuela y Colombia. A lo largo del territorio que formó parte del Tawantinsuyo o imperio incaico, es decir desde Pasto en Colombia hasta el norte de Argentina y Chile, es notable la influencia de los sistemas agropecuarios desarrollados antes del siglo XVI con el empleo de cultivos y de las técnicas agrícolas tradicionales. En estos países, y sobre todo en el centro y sur del Perú y en los Andes de Bolivia, tienen plena vigencia las comunidades campesinas descendientes de los antiguos ayllus y con ello el uso de herramientas tradicionales, técnicas de manejo de suelos, así como el mantenimiento de los llamados cultivos tradicionales. Estas especies contribuyen en la actualidad de manera importante y selectiva en la alimentación cotidiana de numerosas familias campesinas; aunque su cultivo y consumo a nivel nacional tiende a disminuir por el efecto de la competencia de otros cultivos, la importación y el subsidio de alimentos no andinos. Una revisión de los conocimientos sobre las características botánicas, fisiológicas, requerimientos de clima, suelo, necesidades de fertilización, actuales problemas fitosanitarios, así como de las orientaciones para su mejoramiento y posibilidades de mecanización, se contribuirá a mejorar su cultivo y fomentar su producción y consumo. Una clasificación de estos cultivos puede incluir: los granos de alto valor nutritivo, por la calidad de su proteína; los tubérculos como fuentes de energía; y las raíces, desde aquellas adaptadas a los ambientes en la zona subtropical de los Andes, hasta la raíz de la punta que es la maca.

Capítulo III AGRONOMÍA DE LOS CULTIVOS ANDINOS · AGRONOMÍA DE LOS CULTIVOS ANDINOS ... A lo largo del territorio que formó parte del Tawantinsuyo o imperio incaico, ... uso de

  • Upload
    vodan

  • View
    221

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Capítulo III

AGRONOMÍA DE LOS CULTIVOS ANDINOS

Mario E. Tapia

En la región alto andina, situada encima de los 2000 msnm, las condiciones agropecuarias para la producción de los cultivos andinos varían entre los países. Por un lado están los países donde prevalece una fuerte tradición prehispánica en las tierras más altas de los Andes, como Ecuador, Perú y Bolivia, y por otro lado aquellos que con la influencia europea han desarrollado sistemas productivos basados más en modelos externos, caso de Venezuela y Colombia.

A lo largo del territorio que formó parte del Tawantinsuyo o imperio incaico, es decir desde Pasto en Colombia hasta el norte de Argentina y Chile, es notable la influencia de los sistemas agropecuarios desarrollados antes del siglo XVI con el empleo de cultivos y de las técnicas agrícolas tradicionales.

En estos países, y sobre todo en el centro y sur del Perú y en los Andes de Bolivia, tienen plena vigencia las comunidades campesinas descendientes de los antiguos ayllus y con ello el uso de herramientas tradicionales, técnicas de manejo de suelos, así como el mantenimiento de los llamados cultivos tradicionales.

Estas especies contribuyen en la actualidad de manera importante y selectiva en la alimentación cotidiana de numerosas familias campesinas; aunque su cultivo y consumo a nivel nacional tiende a disminuir por el efecto de la competencia de otros cultivos, la importación y el subsidio de alimentos no andinos.

Una revisión de los conocimientos sobre las características botánicas, fisiológicas, requerimientos de clima, suelo, necesidades de fertilización, actuales problemas fitosanitarios, así como de las orientaciones para su mejoramiento y posibilidades de mecanización, se contribuirá a mejorar su cultivo y fomentar su producción y consumo.

Una clasificación de estos cultivos puede incluir: los granos de alto valor nutritivo, por la calidad de su proteína; los tubérculos como fuentes de energía; y las raíces, desde aquellas adaptadas a los ambientes en la zona subtropical de los Andes, hasta la raíz de la punta que es la maca.

GRANOS ANDINOS

QUINUA (Chenopodium quinoa Willd)

La quinua es un grano alimenticio que se cultiva ampliamente en la región andina, desde Colombia hasta el norte de la Argentina para las condiciones de montañas de altura, aunque un ecotipo que se cultiva en Chile, se produce a nivel del mar. Domesticada por las culturas prehispánicas, se la utiliza en la alimentación desde por lo menos unos 3000 años. Cobo (1956), la menciona como una especie de importancia a la llegada de los españoles a Sudamérica.

Descripción botánica

Es una planta anual de tamaño muy variable, puede medir desde 1 m a 3,5 m de altura, según los ecotipos, las razas y el medio ecológico donde se cultiven.

Raíz

La raíz es fasciculada, llegando a tener una profundidad de 0,50 a 2,80 m según el ecotipo, la profundidad del suelo y la altura de la planta (Pacheco y Morlon, 1978). En algunos ecotipos de Colombia se ha observado que, en caso de fuertes vientos, la raíz no soporta el peso de la planta y esta puede volcarse.

Tallo

El tallo es de sección circular cerca de la raíz, transformándose en angular a la altura donde nacen las ramas y hojas. La corteza del tallo está endurecida, mientras la médula es suave cuando las plantas son tiernas, y seca con textura esponjosa cuando maduran.

Según el desarrollo de la ramificación se pueden encontrar plantas con un solo tallo principal y ramas laterales muy cortas en los ecotipos del altiplano, o plantas con todas las ramas de igual tamaño en los ecotipos de valle, dándose todos los tipos intermedios. Este desarrollo de la arquitectura de la planta puede modificarse parcialmente, según la densidad de siembra que tenga el cultivo.

En condiciones de producción intensiva de quinua en Ecuador, se han logrado cultivares con menos de 1 m de altura y un alto rendimiento de granos (mayor de 3t ).

Hojas

Son de carácter polimorfo en una sola planta; las hojas basales son romboides, mientras las hojas superiores, generalmente alrededor de la inflorescencia, son lanceoladas (Nelson. 1968). La lámina de las hojas tiernas está cubierta de una pubescencia granulosa vesiculosa en el envés y algunas veces en el haz. Esta cobertura varía del blanco al color rojo-púrpura. Gandarillas (1979) indica que algunas variedades tienen hojas sin pubescencia.

Las hojas son dentadas en el borde, pueden tener muy pocos o hasta 25 dientes, según la raza. La coloración varía de verde claro en la variedad Nariño, hasta verde oscuro en Kcancolla; se transforman en amarillas, rojas o púrpuras según la madurez, cayéndose

finalmente las hojas basales (Figuras 9, 10 y 11).

Contienen células ricas en oxalato de calcio que les dan la apariencia de estar cubiertas con una arenilla brillosa; estos oxalatos favorecen la absorción y retención de humedad atmosférica manteniendo turgentes las células, guardas y subsidiarias de los estomas.

Figura 9. Morfología de la hoja basal y panoja de la raza de quinua Potosí, Altiplano de Bolivia

Fuente: Gandarillas, 1968

Figura 10. Morfología de la hoja basal y panoja de la raza de quinua Cusco

Fuente: Gandarillas, 1968

Figura 11. Morfología de la hoja basal y panoja de la raza de quinua Junín

Fuente: Gandarillas, 1968

Inflorescencia

Se denomina panícula, por tener un eje principal más desarrollado, del cual se originan ejes secundarios. Varía según las razas. Según el tipo de la panoja, Cárdenas (1969) agrupa todas las quinuas en amarantiforme, glomerulada e intermedia.

La inflorescencia glomerulada se considera la forma primitiva y conjuntamente con la amarantiforme pueden ser laxas o compactas; este carácter está muy relacionado al rendimiento del cultivo. Las inflorescencias densas y de mayor tamaño (70 cm) pueden llegar a un rendimiento de 220 g de granos por panoja.

En algunas panojas es posible observar una quimera sectorial que hace que la mitad de la panoja sea blanca y la otra roja, característica que los campesinos aprecian y por ello conservan los granos de estas panojas consideradas como un medio para mantener la variabilidad (misa quinua).

Flores

En una misma inflorescencia se pueden presentar flores hermafroditas, generalmente terminales y femeninas o pistiladas.

La proporción de flores pistiladas varía según los ecotipos. Rea (1969) estudió 40 introducciones procedentes de Ecuador, Perú y Bolivia, observando más de 240 flores en 102 plantas por introducción. El autor concluye que la quinua puede presentar una gran variación sexual y cuando se presentan flores hermafroditas con poco grano de polen, su tendencia es a la esterilidad masculina; por lo tanto pueden haber individuos totalmente alógamos y otros ocasionales.

Por ejemplo, la variedad Kcancolla parece ser bastante expuesta a cruzamientos, mientras que en las quinuas de panojas rojas predominan las flores hermafroditas, con menor probabilidad de cruzamiento.

Hay un grupo intermedio, como la Blanca de Juli, originaria de Puno, en la cual el grado de cruzamiento depende del porcentaje de flores pistiladas.

Fruto

El fruto de la quinua es un aquenio; el perigonio cubre una sola semilla y se desprende con facilidad al frotarlo. A su vez, la semilla está envuelta por un episperma casi adherido (Figura 12)

Figura 12. Anatomía del grano de quinua

El episperma ha sido estudiado por Villacorta y Talavera (1976) quienes describen la presencia de cuatro capas:

- Una capa externa que determina el color de la semilla y que es de superficie rugosa, quebradiza y seca que se desprende fácilmente con el vapor.

- El color de la segunda capa difiere de la primera y se observa sólo cuando la primera capa es translúcida.

- La tercera capa es una membrana delgada, opaca, de color amarillo.

- La cuarta capa es translúcida y está formada por una sola hilera de células que cubre el embrión.

La saponina se ubica en la primera membrana. Su contenido y adherencia en los granos es muy variable y ha sido el motivo de diferentes estudios y técnicas para eliminarla, por el sabor amargo que confiere al grano (Capítulo V).

Gandarillas (1979) afirma que el carácter amargo o contenido de saponina estaría determinado por un simple gen dominante. Sin embargo, la presencia de una escala gradual de contenido de saponina indicaría más bien su carácter poligénico.

Cuadro 7. Clasificación de las quinuas según características del color de las plantas, contenido de saponina y tamaño del grano

Color Contenido de saponina Tamaño del grano

1. Blanco Amargo Pequeño

2. Blanco Amargo Grande

3. Blanco Dulce Pequeño

4. Blanco Dulce Grande

5. Blanco Amargo Chullpi

6. Mixtura Semi amargo Medianamente grande

7. Rojo y púrpura Amargo Mediano

8. Anaranjado y amarillo

Amargo Mediano

9. Kcoito Casi dulce Mediano

10. Negro Amargo Mediano

Fuente: Tapia et al., 1980

Esta clasificación ha sido completada con el tipo de panoja amarantiforme o glomerulada y el carácter laxo o compacto a fin de ser utilizada en la selección de material genético para el mejoramiento de la quinua (Pérez et al., 1980). Basándose en estas características, Gandarillas (1979) ha sugerido la existencia de 18 razas (Figuras 9, 10 y 11).

Requerimientos climáticos

La quinua es un cultivo con diferentes requerimientos de humedad y temperatura. Estos dependen según el grupo de quinuas al que pertenece. Estos requerimientos se presentan en el Cuadro 8, basado en trabajos de investigación, efectuados en Perú y Bolivia.

Gonzales et al. (1994), en las condiciones de la zona andina de Argentina han efectuado estudios sobre el efecto de diferentes niveles de estrés hídrico sobre el crecimiento, partición de asimilados y rasgos morfológicos de la quinua. Los resultados han mostrado que un estrés moderado incrementa la producción de biomasa y el crecimiento; en este sentido, la variable morfológica más afectada por la falta de agua es el área foliar específica. Por otro lado, a medida que la concentración de clorofila aumenta, la de nitrógeno foliar disminuye. El autor concluye que la quinua se puede considerar como un cultivo de tipo "conformista", es decir que se adapta a los niveles de estrés hídrico. Esta investigación confirma los resultados obtenidos por Vacher et al. (1994) quienes señalan que la quinua con potenciales hídricos foliares muy bajos, indicador de ajuste osmótico, una conducta osmótica y una fotosíntesis elevada, tiene una excelente tolerancia a las sequías.

En las quinuas de valle hay diferencia entre aquellas que se desarrollan en valles interandinos con acceso al riego, como ocurre en Urubamba (Perú), Cochabamba (Bolivia) y aquellas que se cultivan en secano como en Huaraz, parte alta del Mantaro, Ayacucho y Abancay (Perú). Las primeras alcanzan una altura hasta de 3,5 m.

Además existe la influencia de una mayor precipitación al norte del Perú, Ecuador y sur de Colombia. En el área de Nariño y norte de Ecuador existe un ecotipo de porte alto, muy

ramificado, hojas de color verde claro y grano muy blanco y dulce, que dio origen a la variedad Nariño (Tapia, 1984).

Las quinuas del altiplano también se producen bajo condiciones variables: puede haber poca precipitación y condiciones climáticas favorables como alrededor del lago Titicaca, en lagunas o quebradas cercanas a ríos de donde son originarias las variedades Kcancolla, Blanca de Juli y Tahuaco; en cambio, aquellas que se adaptan a las pampas altas son la Cheweca y Witulla, con panojas coloreadas y que soportan temperaturas más bajas.

Catacora (1994), ha estudiado 138 colecciones de quinuas del altiplano de Perú y Bolivia: el análisis de componentes principales y la función discriminante utilizando simultáneamente 14 variables se redujo a 3 variables significativas denominadas como variables de crecimiento, producción económica y limitantes en la producción. Según este estudio se identificaron tres subpoblaciones denominadas Puno, Patacamaya y Oruro, de acuerdo al lugar de procedencia de las accesiones.

Las quinuas del grupo de los salares están adaptadas a condiciones xerófitas extremas y se posibilita su desarrollo inicial por la humedad que utilizan de los hoyos cavados al momento de la siembra en la zona de los salares, al sur de Bolivia. El cultivo de quinua en esta área sigue un sistema de producción muy especial, después de la cosecha el suelo queda en descanso durante 4 a 8 años, aunque en los últimos tiempos este período se ha disminuido con los efectos negativos en el agotamiento de la fertilidad de los suelos (Risi, 1994).

Cuadro 8. Requerimientos de humedad y temperatura, según los grupos agroecológicos de quinuas

Grupo agroecológico

Precipitación (mm) Temperatura mínima (°C)

Valle 700 -- 1 500 3

Altiplano 400 -- 800 0

Salares 250 -- 400 -1

Nivel del mar 800 -- 1 500 5

Yungas 1 000 -- 2 000 7

Fotografía 1.Quinua variedad Rosada de Junín. Cusco, 1983

Fotografía 2.Quinua variedad Amarilla de Maranganí. Cusco, 1982

Fotografía 3. Quinua variedad Nariño, planta tierna. Seleccionada en Cusco de material procedente de Colombia, 1983

Fotografía 4. Quinua variedad Tahuaco. INIAA, Puno, 1980 Sistema de transplante de quinua. Comunidad de Amaru, Cusco, 1986

Fotografía 5. Sistema de transplante de quinua. Comunidad de Amaru, Cusco, 1986

Las quinuas de nivel del mar están más adaptadas a climas húmedos y con temperaturas más regulares y sobre todo a latitudes más allá de los 30°S, como ocurre en Concepción y Valdivia en Chile (Tapia, 1988). Barriga (1994) estudió la diversidad de 13 accesiones de la X Región de Chile mediante un análisis de componente principal incluyendo sólo las características continuas y semicontinuas. El primer componente principal contribuyó con un 45% de la varianza y las variables con los coeficientes más altos fueron el número de panojas, días a la emergencia, días al primer par de hojas, días al botón floral, días a plena floración y días a final de floración, todas ellas con signo positivo.

Finalmente existe un grupo muy reducido de quinuas que se han adaptado a las condiciones de las Yungas (Bolivia), a alturas entre los 1500 y 2000 msnm, con la característica de tener el tallo al estado maduro así como el perigonio de color naranja. Su adaptación a climas subtropicales les permite adecuarse a niveles más altos de precipitación y calor. Existe una sola colección efectuada en Bolivia y las muestras de este grupo crecieron adecuadamente en Cusco a 3300 msnm, presentando un largo período vegetativo, de más de 200 días.

En un extenso trabajo de investigación sobre quenopodiáceas en la región de los Himalayas, se señala que existiría en la India una especie que se supone es Ch. quinoa la cual, por la falta de testa y uniformidad del color de la semilla, es denominada cultivar de la tierra, "earthen cultivar" (Partap, 1982).

Requerimientos de suelos y fertilización

A menudo se ha indicado que la quinua es un cultivo rústico y que se produce en suelos pobres. Aunque efectivamente se puede desarrollar en estos suelos, los rendimientos serán lógicamente bajos.

La quinua prefiere suelos francos, semiprofundos, con buen contenido de materia orgánica y sobre todo que no se anieguen; con tan sólo 4 a 5 días de exceso de humedad se afectará su desarrollo.

El pH del suelo debe ser neutro o ligeramente alcalino, aunque algunas variedades procedentes de los salares en Bolivia, pueden soportar hasta pH 8, demostrando su carácter halófito; asimismo se ha encontrado quinua de suelos ácidos (pH 4,5) en Michiquillo y Cajamarca, Perú (Mujica, 1995, información personal).

La respuesta de la quinua al nitrógeno se ha estudiado bastante; ésta depende mucho de la precipitación en la zona y la precedente rotación de cultivos.

En la práctica, los campesinos no fertilizan la quinua, dependen de los nutrientes aplicados al cultivo anterior que es generalmente la papa. Cuando se siembra quinua después de un cereal o se repite quinua, se debe aplicar por lo menos estiércol de corral. Calzada (1951) fue uno de los primeros en estudiar la respuesta de la quinua a la fertilización orgánica y química; en ensayos efectuados en Puno y Huancayo encontró una significativa respuesta sobre todo al nitrógeno.

En múltiples investigaciones efectuadas en relación a la influencia de los diferentes nutrientes en la producción de quinua se puede concluir que, con una precipitación mayor de 600 mm, la quinua responde en forma significativa a niveles de 80 a 120 kg de nitrógeno; 60 a 80 kg de fósforo y hasta 80 kg/ha de potasio en suelos deficientes en este elemento, que muy rara vez se presenta en los suelos de los Andes.

En diferentes ensayos de fertilización de quinua, con humedad apropiada, se ha calculado que por cada kilogramo de nitrógeno por hectárea, hasta un nivel de 120 kg/ha, la producción de quinua se eleva en 16 kg/ha, lo cual, a los actuales precios de fertilizantes y grano, hace rentable la fertilización nitrogenada (Medina, 1966; Herquinio, 1971; Rivero, 1985).

Se ha encontrado además que existe una buena respuesta al desdoblamiento del nitrógeno aplicado mitad a la siembra y mitad al aporque (a los 50 días de emergencia).

Problemas fitosanitarios

Normalmente, la quinua es poco atacada por plagas y enfermedades cuando se la cultiva asociada con maíz o habas. En cultivos puros y con niveles altos de intensificación aparecen una serie de problemas fitosanitarios según las condiciones climáticas.

Plagas

Están muy relacionadas a la ocurrencia de sequías o veranillos que se presentan normalmente en las partes altas de los Andes durante la época de crecimiento de la planta.

Las plagas de la quinua se pueden agrupar según el daño y los insectos causantes (FAO, 1990) (Cuadro 9).

Cuadro 9. Listado de las principales plagas de la quinua

Daños / control químico Nombre vulgar Nombre científico Cortadores de plantas tiernas Gusanos de tierra

Ticonas o ticuchis Feltia experta Spodoptera sp. Copitarsa turbata Agrotis ipsilon

Cebos a base de Triclorfón (Diipterex R/)

Minadores y destructores del grano

Kcona kcona Chako (Bolivia) Mosca minadora Oruga de hojas Polilla de la quinua Gusano medidor

Eurysacca melanocampta Liriomyza brasiliensis Hymenia recurvalis Pachyzancla bipunctalis Perisoma sordescens

Metamidofos (Tamarón R/)

Insectos masticadores y defoliadores

Acchu, karhua Padre curo Pulguilla

Epicauta latitarsis Epitrix subcrinita Endosulfán (Thiodan R/)

Picadores y chupadores Pulgones ,kutti Piojo de las plantas Cigarritas Llaja, trips

Myzus persicae Macrosiphum Bergallia sp. Franklinellia tuberosi

Dementón-S-metílico (Metasystox R/) Dimetoato (Royor R/)

Fuente: Ortiz y Zanabria, 1979. FAO, 1990

La aplicación de un insecticida se debería considerar siempre como una medida extrema. En la mayoría de las veces la incidencia de insectos puede ser reducida con medidas de control biológico; mediante evaluación se puede determinar la severidad de la infestación. Si se presenta en nivel bajo, no requiere tomar medidas de control; algunos insectos pueden ser controlados por sus enemigos naturales o necesitan sólo captura a mano (Peralta, 1987). La aplicación de métodos de control natural es practicada en forma tradicional por muchos campesinos y es ciertamente un aspecto del cual hacen falta mayores comprobaciones y divulgación.

La evaluación en tres etapas (Peralta, 1987), consiste en:

Contar antes del deshierbo los insectos cortadores Copitarsia turbata en 100 plantas.

Entre el deshierbo y el aporque contar las larvas de Eurysacca y Epicauta, colonias de áfidos, predatores (chinches), Anthocoridae, Nabidae, arañas y coccinélidos en 100 brotes terminales.

Durante la maduración del grano contar las larvas de Noctuideos, Eurysacca, colonias de áfidos y predatores mencionados en la segunda etapa, en 100 panojas.

La preparación adecuada y los aporques oportunos de los terrenos destruyen la mayor parte de las pupas invernantes que se encuentran en la tierra y ayudan a evitar la emergencia de los adultos de Noctuideos. El control manual de los insectos cortadores y de Eurysacca favorece la población de insectos benéficos como arañas, chinches, coccinélidos, etc.

Enfermedades

En el Perú, García Rada (1947) fue el primero en describir una enfermedad en la quinua. Detectó la presencia del hongo Peronospora farinosa, cuyo ataque se conoce como mildiú (Cuadro 10).

El control sanitario de la semilla se considera como imprescindible, especialmente cuando se la traslada de una región ecológica a otra.

La desinfección de la semilla debería ser una práctica frecuente, indicando además en la semilla las enfermedades que se presentaron en la planta.

Cuadro 10. Principales enfermedades, sus síntomas y control

Enfermedad Microorganismo Síntomas Control

Mildiú Peronospora farinosa Manchas en hojas y tallos, primero verde claro, después amarillas

Variedades resistente

Fungicidas cúpricos

Mancha foliar Ascochyta hyalospora Manchas necróticas en

hojas Semilla desinfectada

Podredumbre marrón del tallo

Phoma exigua var. Foveata

Lesiones color marrón en tallo y panojas Lesión ojival

Drenaje, cambio de rotación

Mancha ojival Phoma sp. En tallo Variedades Resistentes

Mancha bacteriana

Pseudomonas sp. Manchas irregula- res humedecidas en tallos y hojas al inicio. Luego marrón oscuro con lesiones profundas

Control de semilla

Ataque de aves

Las aves ocasionan daños durante los primeros y últimos períodos vegetativos de la planta, especialmente en el estado lechoso, pastoso y de madurez fisiológica del grano. Al tiempo que se alimentan de los granos de la misma panoja, producen la caída de un gran número de semillas por desgrane o ruptura de los pedicelos de los glomérulos. En la costa, las aves pueden destruir por completo el cultivo a la emergencia de los cotiledones.

El ataque es más notorio en las variedades dulces, donde las pérdidas pueden alcanzar hasta un 40%, especialmente en los alrededores del lago Titicaca y en microclimas donde abundan palomas, tortolitas o "kullkus" (Mujica, 1977).

Para disminuir estas pérdidas se acostumbra contratar pajareros que ahuyentan a los pájaros con pitos y latas. También existe la tradición de colocar águilas disecadas en sitios estratégicos, cambiándolas de ubicación a diario, con lo cual se logra controlar en cierto grado dicho ataque.

En la actualidad, se está experimentando con repelentes como los utilizados en arroz o sorgo.

Fitomejoramiento

El sistema de cruzamiento es preferentemente autógamo, aunque presenta entre 2 y 9% de alogamía (Simmonds, 1965; Gandarillas, 1967), observándose cultivares casi completamente alógamos (Kcoyto, Ayara, Kcancolla, etc.).

Con la alta variabilidad que muestra el actual material recolectado, al investigador le espera

todavía una vasta labor de simple selección masal.

En una evaluación del germoplasma de quinua efectuada en la Estación Experimental de Belén, Bolivia, se utilizaron 599 entradas. Los rendimientos variaron entre 200 a 2800 kg por hectárea, existiendo panojas con más de 150 g de producción individual de grano (Delgado y Tapia, 1978). Con plantas como éstas y una densidad no mayor de 40.000 plantas por hectárea se pueden esperar 6000 kg por hectárea en un año con adecuada precipitación, lo cual indica el potencial productivo que tiene esta especie cuando se desarrolla apropiadamente su técnica de cultivo.

Las técnicas de mejoramiento han sido revisadas por Tapia et al. (1979), Gandarillas (1967, 1968 y 1976) y Lescano (1994), concluyéndose que la selección panoja-surco es una de las más promisorias. Además se reconoce que existe una amplia variabilidad, con material precoz, tolerante a las principales enfermedades y plagas, diferentes tamaño de grano, contenido de saponina y potencial productivo.

Otras técnicas como la hibridación han sido empleadas con relativa respuesta. La variedad Sajama, supuesta como un cruzamiento de la quinua Real (tamaño de grano) por la variedad Dulce del Altiplano es una nueva variedad adaptada mas bien a climas secos pues tiene una baja resistencia al mildiú (Peronospora farinosa).

La introducción de materiales regionales hasta la fecha no se ha explotado suficientemente. Un ejemplo positivo ha sido la introducción y selección de ecotipos de quinua de Colombia en los valles interandinos del Perú, obteniéndose así la variedad Nariño, con muy buena calidad de tamaño de grano, rendimiento y bajo contenido de saponina (Tapia, 1994).

De igual manera será de mucha utilidad el empleo de ecotipos de quinua del norte argentino, en la región de los Andes centrales, donde se comportan como ecotipos muy precoces (100 a 110 días, según el período de crecimiento).

Los ecotipos de la zona de los salares al sur de Bolivia por su parte presentan la mejor adaptación a bajas precipitaciones y suelos salinos.

Cuadro 11. Variedades y ecotipos de quinua actualmente bajo cultivo en los Andes

Tipo Color/grano Sabor

En Perú

Yanamarca Valle Blanco Semidulce

Blanca de Junín Valle Blanco Semidulce

Rosada de Junín Valle Rojo Semidulce

Nariño Valle Blanco Dulce

Amarilla Maranganí Valle Amarillo Amargo

Huancayo Valle/cruce Blanco Semidulce

Hualhuas Valle/cruce Blanco Semidulce

Mantaro Valle/cruce Blanco Semidulce

Blanca de Juli Altiplano Blanco Semidulce

Tahuaco I Altiplano Blanco Semidulce

Kcancolla Altiplano Blanco Semidulce

Cheweca Altiplano Rosado Amargo

Witulla Altiplano Púrpura Amargo

Selección Jujuy Valle Cristalino Semidulce

En Bolivia

Chucapaca Cruce (RealxSajama)

Blanco Semidulce

Kamiri Cruce (RealxSajama)

Blanco Semidulce

Waranga Cruce (RealxSajama)

Blanco Semidulce

Sajama Cruce (DulcexAltiplano)

Blanco Dulce

Sajama amarantiforme Cruce (DulcexAltiplano)

Blanco

Samaranti Altiplano Blanco

Sayaña Altiplano Amarillo-crema

Tupiza Valle Blanco Amargo

Chillpi Salar Cristalino Amargo

Chiara Salar Púrpura Amargo

Kellu Salar Amarillo Amargo

Chillpi pasancalla Salar Cristalino/rosado Amargo

Michka Salar Rojo Amargo

Pantela Salar Rosado Amargo

Jachapuco Salar Blanco Amargo

Pasancalla Salar Rosado Amargo

Real blanca Salar Blanco Amargo

En Ecuador

Cochasqui Valle Blanco opaco Semidulce

Imbaya Valle Blanco opaco Semidulce

Amarga del Chimborazo Valle Amargo

Quinua del Carchi Valle Semidulce

Morada Valle Amargo

Chaucha de Yaruqui Valle Amargo

Amarga de Imbabura Valle Amargo

Tunkahuan

Ingapirca

En Colombia

Dulce de Quitopampa Valle Blanco Dulce

En Chile

Baer Nivel del mar Castaño Semiamargo

Faro Nivel del mar Castaño/marrón Semiamargo

Litu Nivel del mar Castaño Semiamargo

Pichaman Nivel del mar Castaño Semiamargo

Cultivo

Tomando en cuenta que la quinua presenta semillas de pequeño tamaño (2.300.000 semillas/kg), el suelo debe estar muy bien preparado, nivelado y compactado, de manera que se facilite la germinación.

La humedad del suelo al momento de la siembra es de suma importancia. Como la quinua se siembra en áreas de secano, es necesario surcar y sembrar el mismo día, para evitar que el suelo haya perdido la humedad.

La época de siembra es uno de los temas más estudiados. Con el fin de comparar dos zonas agroecológicas con condiciones de clima diferentes, se ha tomado información de una investigación efectuada en el altiplano de Puno a 3800 msnm (Aparicio, 1977) y de otra realizada en la granja Kayra, Cusco a 3300 msnm (Mamani, 1982).

Las variedades de valle tuvieron un rendimiento mayor, sobre todo cuando se sembraron antes del primero de octubre, con una precipitación acumulada de 50 mm. Se debe sin embargo añadir que estas siembras se beneficiaron de un riego antes de la siembra.

El desarrollo de las tres variedades fue diferente en cuanto a altura de la planta y período vegetativo, también se apreciaron las diferencias morfológicas propias de las variedades y el efecto de la época de siembra. Todas las variedades sembradas al inicio de la lluvia tuvieron un período vegetativo más largo.

Cuadro12. Respuesta de tres variedades de quinua a diferentes épocas de siembra y dos densidades, Cusco

Variedad Kg/ha Período vegetativo, días Tipo de panoja

Blanca de Junín 3 270 a* 156-196 Glomerulada

Amarilla de Marnaganí

3 185 a 147-181 Amarantiforme

Sajama 2 507 b 134-166 Glomerulada

Densidad

10 kg/ha 3 028 a

15 kg/ha 2 950 b

*Promedios indicados con la misma letra no son significativamente diferentes al 5% CV épocas 13,18%; CV épocas por densidad 3,35%; CV épocas por variedad 8,34% Fuente: Mamani, 1982

Al comparar el rendimiento de cuatro variedades de valle, Soto (1984) encontró que la variedad Rosada de Junín, Amarilla de Maranganí y Nariño producían más de 3 t/ha de grano.

Para las condiciones del altiplano de Puno, se compararon tres variedades: dos del altiplano de Perú (Kcancolla y Blanca de Juli) con la variedad boliviana Sajama, en nueve épocas de siembra, de setiembre a noviembre. Se encontraron diferencias, tanto entre variedades como épocas de siembra.

De acuerdo a la distribución de las lluvias en el año en curso se recomiendan las siembras tempranas en la primera quincena de setiembre. La época de siembra es decisiva en el rendimiento de quinua del altiplano.

Densidad de siembra y rotaciones

La densidad varía según las condiciones climáticas, preparación del suelo, sistema de siembra y la calidad de la semilla.

Se puede utilizar desde 4 kilos por hectárea, con una buena humedad en el suelo, siembra en surcos y una semilla con alto poder germinativo. Densidades mayores se requieren en suelos poco preparados, secos, con siembra al voleo y semilla no garantizada.

En el otro extremo, cuando se efectúa el trasplante, la cantidad de semilla puede ser de 1 a 2 kg. Esta práctica se emplea en los valles interandinos y corresponde a una agricultura intensiva de producción con alta demanda de mano de obra.

En pruebas efectuadas en Inglaterra por Risi (1986) con surcos de 40 cm de espaciamiento se obtuvo mayores rendimientos con 15 kg/ha de semilla. Confirman estos resultados los experimentos que se están siguiendo en Ecuador, donde en suelos fértiles y con buena humedad, las mayores densidades de siembra y población dan mayores rendimientos de grano.

En la sierra del Perú en áreas ubicadas entre 3000 a 3800 msnm, el cultivo de quinua generalmente sigue a la papa en la rotación. Por debajo de estas alturas, la quinua está

asociada con el maíz y sobre los 3800 msnm sucede a variedades de papa tolerantes a la helada. También se siembran líneas de quinua que cruzan campos de papa, o se asocia con habas (en valles, por ejemplo en el Colca, Arequipa). Las variaciones en el sistema de cultivo de la quinua se presentan en la Figura 13.

Cuadro 13. Ensayo de variedades y épocas de siembra en el rendimiento de quinua en Puno

Variedad Época de siembra Rendimiento grano kg/ha

Blanca de Juli 10 setiembre 3.160 a*

Blanca de Juli 20 setiembre 2 752 a

Blanca de Juli 30 setiembre 1 625 b

Blanca de Juli 20 octubre 811 c

Kcancolla 10 setiembre 3 634 a

Kcancolla 20 setiembre 2 607 b

Kcancolla 30 setiembre 1 771 c

Kcancolla 20 octubre 553 f

Sajama 10 setiembre 1 899 a

Sajama 20 setiembre 1 477 a

Sajama 30 setiembre 1 021 b

Sajama 20 octubre 478 c

* Promedios indicados con la misma letra no son significativamente diferentes al 5% Fuente: Aparicio, 1977

Figura 13. Sistemas de cultivo de quinua a lo largo de los valles de Vilcanota y Urubamba, y Altiplano del Collao

Fuente: Tapia, 1980

Cosecha

La cosecha se realiza una vez que las plantas llegan a la madurez fisiológica, reconocible porque las hojas inferiores cambian de color y empiezan a caerse, dando una coloración amarilla característica a toda la planta. El grano, al ser presionado con las uñas ofrece resistencia que dificulta su penetración. Para llegar a esta fase transcurren de 5 a 8 meses, según el ciclo vegetativo de las variedades. En Puno, la cosecha es de abril a mayo. Es conveniente asegurarse de la maduración para determinar la fecha de cosecha ya que al adelantarla y exponerla a lluvias tardías, se corre el riesgo de fermentaciones en las parvas que oscurecen el grano. Si por el contrario se realiza muy tarde, se desgrana fácilmente.

Los trabajos de la cosecha se dividen en cinco fases:

� siega o corte;

� formación de arcos o parvas;

� golpeo o garroteo;

� venteado y limpieza; y

� secado del grano.

Siega o corte

Lo tradicional es el arranque de las plantas. Estas, al salir con las raíces acarrean tierra que al momento del golpe o trilla se mezcla con el grano, desmejorando su calidad.

Lo más recomendable es la siega con hoces en las primeras horas de la mañana, cuando los glomérulos presentan una consistencia húmeda. No es recomendable el corte en horas de la tarde ya que los granos, por la fuerte radiación solar, se desprenden fácilmente del perigonio y como consecuencia se desparrama la semilla. De otra parte, la dureza de la planta dificulta la manipulación.

Formación de arcos

La formación de arcos o parvas se hace para evitar que se malogre la cosecha por inclemencias climáticas, como lluvias o nevadas, que manchan el grano. En estas parvas se ordenan las panojas en el centro, en forma de techo de dos aguas, luego se cubren con paja. Las plantas se mantienen en los arcos hasta que los granos tengan la humedad conveniente para el golpeo o trilla. Este lapso es aproximadamente de 7 a 15 días.

Golpeo o garroteo, trilla mecánica

Generalmente, el golpeo se hace en las eras, que pueden ser circulares o rectangulares, sobre suelo apisonado o extendiendo mantas sobre las cuales se golpean las panojas que están dispuestas en forma conveniente. Esta labor se está mecanizando en la zona andina con trilladoras estacionarias, las cuales funcionan con la toma de fuerza de un tractor o con motor propio. Actualmente se emplean trilladoras de marca Triton o Turner que se han acondicionado y adaptado para la quinua. Los resultados se pueden considerar como satisfactorios. En la campaña agrícola 1976-77 se utilizó en Puno, Perú, una trilladora tipo Triton con rendimientos de 600 kg de grano trillado por hora. Se ha determinado que con la variedad Sajama, la utilización de la trilladora estacionaria resulta económica a partir de 5 ha.

Para evitar pérdidas de grano cuando se utilizan las trilladoras, la quinua debe estar bien seca y la máquina regulada perfectamente. En caso contrario, se obtiene grano sucio o se elimina el grano juntamente con la broza y el jipi (cobertura de granos y tallos secundarios de la panoja). Las minitrilladoras manuales para arroz, de origen japonés, serían adaptables a las condiciones del cultivo entre los agricultores del altiplano, así como las combinadas para siembras extensivas en la costa.

Venteado y limpieza

En caso de trillarse por golpeo es conveniente aventar posteriormente, para eliminar los perigonios, hojas y tallos pequeños que quedan con el grano. Generalmente se efectúa en horas de la tarde para aprovechar el viento, de tal manera que los granos queden libres de paja y listos para su almacenamiento.

Secado del grano

Es conveniente secar los granos al sol hasta obtener la madurez comercial, ya que si contienen mucha humedad se produce fermentación y amarillamiento, desmejorando la calidad. Según Arze y Reyes (1976) existe una relación directa entre porcentaje de humedad y tiempo de secado del grano, con el poder y energía germinativa.

Almacenamiento

Es fundamental contar con un almacenamiento adecuado para evitar pérdidas, especialmente por causa de roedores y pollilas. Se recomiendan lugares secos, bien ventilados y de preferencia envases de yute. En Puno se han controlado eficazmente los roedores en almacén, utilizando un roedenticida, cuya forma de preparación es la siguiente:

11 partes de quinua, cebada o avena, 4 partes de avena en hojuelas, 2 partes de azúcar, 1 parte de "Racumín" y aceite hasta humectar la ración.

El grano de quinua debe ser seleccionado por tamaño para su uso posterior. Así se puede obtener grano de tamaño grande como semilla, mediano para consumo directo y pequeño o quebrado para la producción de harinas.

Rendimientos

Los rendimientos están muy relacionados con el nivel de fertilidad del suelo, el uso de abonos químicos, la época de siembra, la variedad empleada, el control de enfermedades y plagas, y la presencia de heladas y granizadas.

Generalmente se obtienen de 600 a 800 kg/ha de grano en cultivos tradicionales. Con tecnología moderna, empleo de fertilizantes, desinfección de la semilla, control de malezas, la variedad Sajama por ejemplo ha producido hasta 3000 kg/ha, siendo el promedio comercial 1500 kg/ha.

En cuanto a los rendimientos en broza varían también de acuerdo a la fertilización, obteniéndose en promedio 5000 kg/ha de broza (kiri) y 200 kg de hojuela pequeña, formada por perigonios y partes menudas de hojas y tallos (jipi). Este componente tiene el mayor valor

nutritivo para su uso en la alimentación del ganado.

Las estadísticas sobre el área cultivada y la productividad de la quinua en Ecuador, Perú y Bolivia (COPACA, 1991; PROSANA, 1992) reflejan rendimientos muy variables, debido a que se muestrean campos de quinua en áreas que ecológicamente son muy diferentes, con variados niveles tecnológicos y variaciones climáticas anuales. En conjunto son variables que se deben tener muy en cuenta en la evaluación y potencial de este cultivo.

QAÑIWA (Chenopodium pallidicaule Aellen)

Qañiwa, término usado en las lenguas quechua y aimara. En esta edición se escribe tal como aparece en los diccionarios de Cusihuamán (1976) y Ayala (1988).

La qañiwa es una de las especies agrícolas menos estudiadas y en muchas oportunidades se la ha confundido con la quinua (Vargas, 1938). Bertonio, citado por Hunziker (1952), en su vocabulario de la lengua aimara de 1612 denomina quinua a la qañiwa y al definir el significado de los vocablos "isualla hupa" dice: "quinua silvestre de la que llaman cañahua" (2:183). De igual manera Cobo, en su Historia del Nuevo Mundo, al referirse específicamente a la quinua escribe: "De las otras quinuas de colores hacen chicha, señaladamente de la cenicienta, llamada cañahua...". No se sabe exactamente si el autor se confunde con las quinuas del tipo Kcoito que tienen un color gris, o se refiere a la qañiwa que presenta varios colores, pero no el ceniciento.

Chervin (1908) fue uno de los primeros en indicar que la qañiwa era una especie diferente a la quinua, pero no fue hasta 1929 en que el botánico suizo Paul Aellen creó la denominación de Chenopodium pallidicaule para este cultivo, probablemente en base a un espécimen de tallo amarillo, citado por Hunziker en 1952.

No existen evidencias arqueológicas relacionadas con la qañiwa, de manera que no se puede saber desde qué tiempo data su cultivo. Sin embargo, el hecho de que las plantas pierden gran parte del grano por dehiscencia, hace pensar que su proceso de domesticación no está aún concluido. Este cultivo parece estar muy relacionado con la cultura Tiahuanaco que estuvo asentada en el altiplano de Perú y Bolivia. Es en esta área donde se encuentra en la actualidad la mayor parte de la superficie cultivada.

La mención más antigua sobre el uso de la qañiwa en el continente americano es de Diego Cabeza; su Descripción y Relación de la Ciudad de La Paz data de 1586. Al enumerar los recursos de la región, el autor menciona: "las semillas con que los indios se han sustentado y sustentan son: maíz, papas, chuño, oca, quinua y cañagua".

En las citas se usa indistintamente el nombre de qañiwa, propio de las regiones con idioma quechua; o kañawa, de uso entre la población aimara. Comparando los informes de los primeros cronistas españoles, se puede deducir que la superficie cultivada con esta especie era más amplia en el pasado. Pedro Mercado de Peñaloza (1583), cronista español, la encontró en toda la región de Pacajes en Bolivia. De Morúa (citado por Vargas, 1938) la nombró como la especie cultivada por los indios Urus que habitaban al sur del lago Titicaca, en una de las áreas más desoladas del altiplano.

En su texto indica: "...y ninguna cosa siembran ni tienen cuidado de hacer cosas, solamente viven de hierbas, aunque hay entre ellos una simiente semejante al mijo, la cual nace de su propia voluntad sin labor y llámanle quinua y cañagua, con su misma hoja la quieren y comen todos los indios".

En esta descripción parece haber nuevamente una confusión entre quinua y qañiwa, pero lo más importante es la mención al uso de las hojas, al igual que de otra quenopodiácea (Chenopodium nuttaliae) que cultivaban los aztecas.

El cultivo de la qañiwa no ha tenido mayor difusión fuera de las fronteras del altiplano de Perú y Bolivia y de las serranías de Cochabamba en Bolivia, y de Cusco, Ayacucho, Huancavelica y Junín en Perú. En estas áreas la qañiwa ha tenido éxito por sus características agronómicas de notable resistencia a bajas temperaturas.

El área de mayor concentración de campos cultivados con esta especie se sitúa en la parte noroeste del altiplano, alrededor de las poblaciones de Llalli, Cupi, Macarí, Ayaviri, Nuñoa y Huancané en el departamento de Puno, Perú, donde se han calculado entre 5000 y 6000 ha en 1986.

En Bolivia se la cultiva en el departamento de La Paz, en el área de Pacajes, las zonas altas de la provincia de Omasuyos y alrededor de Independencia en el departamento de Cochabamba.

La "cuchi-quinua" ha sido relacionada a la qañiwa y se supone su presencia en Ecuador (Acosta Solís, 1942), aunque parece poco probable que se trate de esta especie.

Descripción botánica

La qañiwa es una planta terófita erguida o muy ramificada desde la base (Fotografías 6 y 7), de un porte entre 20 y 70 cm. Tanto los tallos en su parte superior, como las hojas y las inflorescencias están cubiertos de vesículas blancas o rosadas (León, 1964).

Hojas

Las hojas alternas presentan pecíolos cortos y finos, láminas engrosadas de forma romboide, cubiertas de vesículas, miden 1 a 3 cm de largo. En la parte superior se dividen en tres lóbulos, rara vez sentados. Las hojas presentan tres nervaduras bien marcadas en la cara interior que se unen después de la inserción del pecíolo, cerca al ápice, el pecíolo es casi descubierto y las hojas son sésiles y protegen a la inflorescencia (León, 1964).

Inflorescencia

Las inflorescencias son inconspicuas, cimosas axilares o terminales y totalmente cubiertas por el follaje. Las flores están agrupadas formando espigas (Vargas, 1938). Tienen flores hermafroditas o estaminadas muy pequeñas de 1 a 2 mm de diámetro, sésiles. El perigonio está compuesto de cinco partes (Hunziker, 1952).

Los estambres son generalmente 1-3, con un estaminodio minúsculo. El gineceo está formado por el pistilo, superado por el periantio esférico y terminado en dos ramas estigmáticas apicales, generalmente soldadas en su base.

Fotografía 6. Selección de ecotipo de qañiwa Amarilla. Estación experimental de Illpa, INIAA, Puno, Perú. 1987

Fotografía 7. Planta de qañiwa ecotipo Lasta. Estación experimental de Patacamaya, Bolivia. 1979

Fruto

El fruto es un aquenio más pequeño que el de la quinua y está cubierto por el perigonio de color generalmente gris. El pericarpio es muy fino y traslúcido. La semilla es de forma lenticular de 1 a 1,2 mm de diámetro y de color castaño o negro, con el episperma muy fino.

Tallo

El tallo en un corte transversal es redondo y está cubierto por vesículas pubescentes. El porte de la qañiwa varía de 20 a 70 cm, presentándose el tallo de tipo erecto y poco ramificado (Saiwa) o de tipo algo postrado y muy ramificado (Lasta) de acuerdo a la clasificación propuesta por Paredes (1963).

La variación de forma y colores de la planta sigue un patrón muy semejante al de la quinua. Se han podido diferenciar cuatro factores principales de variación en la qañiwa:

� El crecimiento de la planta que, como ya se indicó, puede ser de porte erguido

(Saiwa), o muy ramificado desde la base (Lasta).

� La coloración del tallo y follaje: amarillo, verde, anaranjado, rosado, rojo o

púrpura.

� El color de las vesículas: blanco o rosado.

� El color y tamaño de las semillas: negro, castaño o castaño claro.

En la evaluación de la colección de germoplasma de qañiwa de la Universidad de Puno que

se llevó a Bolivia en 1977, Calle (1979) encontró que éstas se pueden ordenar en 32 grupos. Los caracteres más correlacionados a un alto rendimiento de grano son:

� En qañiwa Saiwa: longitud de raíces, longitud de tallo y color morado y rosado de

la planta.

� En qañiwa Lasta: altura de planta, número de ramas, diámetro del follaje y

profundidad de la raíz.

Requerimientos climáticos

El cultivo de la qañiwa se relaciona directamente con las zonas agroecológicas Suni altiplano y Puna, caracterizadas por bajas temperaturas. Aunque es tolerante a las sequías una vez que alcanza el estado de inicio de ramificación que es 40 a 50 días después de la germinación (Mujica y Quillahuamán, 1989), requiere sin embargo de una adecuada humedad sobre todo durante los primeros 20 días después de la germinación.

Suelos y fertilización

Al igual que la quinua, la qañiwa responde con mejores rendimientos a la fertilización con nitrógeno y fósforo. En los diversos ensayos de fertilización se han utilizado ecotipos seleccionados (Mantari, 1955; Morales, 1967; Tapia, 1968; de la Torre, 1969). En conclusión, las fertilizaciones altas de nitrógeno y fósforo (120-60) han elevado la producción a 2400 kg/ha de grano y 14 t de broza; esta última tiene una buena utilización en la alimentación del ganado.

Se ha encontrado interacción entre el efecto de la fertilización con nitrógeno y fósforo, pero no así con potasio, para las condiciones del suelo del altiplano (de la Torre, 1969).

Condori (1970) ensayó cinco formas botánicas (rosada, amarilla, púrpura, anaranjada y roja) del tipo Lasta, bajo diferentes niveles de fertilización (Cuadro 14).

Cuadro 14. Efecto de tres niveles de nitrógeno en el tamaño de la planta y rendimiento de grano de qañiwa

Altura (cm) Rendimiento (kg/ha)

Ecotipo N0 N60 N120 N0 N60 N120

Anaranjada 30 35 35 1561 2490 2792

Amarilla 27 34 41 2062 2555 3016

Rosada 28 37 39 2273 3566 3516

Roja 31 37 44 2170 2640 3030

Morada 30 32 37 2051 2785 3122

Fuente: Condori, 1970

Enfermedades y plagas

La qañiwa es una de las plantas más resistentes a las enfermedades. Aunque se ha detectado algún ataque de mildiú (Peronospora farinosa) al comienzo de la floración, éste desaparece o la planta muestra alta tolerancia.

En relación a las plagas se han detectado varios insectos que la atacan. Entre los más importantes se pueden señalar los siguientes:

Pulgones: Myzus persicae y Macrosiphum euphorbiae. Escarabajo negro "challu challu" (Epicauta willei y Epicauta latitarsis). Gusanos y larvas: de lepidópteros, Gnorimoschema sp. y de la familia Noctuidae. Ver también las plagas y enfermedades de la quinua tratadas anteriormente.

Fitomejoramiento y variedades

La qañiwa presenta una dehiscencia (caída del grano) variable, con la cual se confirma que es un cultivo en proceso de domesticación. La pérdida de granos antes y durante la madurez puede alcanzar en algunos ecotipos hasta un 30% de la producción total. Selecciones efectuadas en la Estación Experimental de Illpa en Puno muestran que en los ecotipos de tipo Saiwa disminuye esta característica.

En el caso de la qañiwa, las selecciones de material genético también han sido dirigidas a lograr variedades con diferentes propósitos de uso. Se buscan líneas de alta producción de grano y otras que, por la abundante cantidad de follaje producido, pueden ser utilizadas como forrajeras.

Las principales variedades actualmente cultivadas son:

� Variedad Cupi, tipo Lasta, de doble propósito grano/forraje;

� Rosada Lasta, tipo Lasta, grano mediano, doble propósito;

� Variedad Ramis, tipo Lasta, producción de grano grande.

Los ecotipos locales:

a) Qañiwa Lasta (variedades de igual tamaño)

� Chilliwa, color rosado

� Puca, color rojo

� Morada, color oscuro

� Condorsaya, color marrón a gris

b) Qañiwa Saiwa (tallo principal más desarrollado y erecto)

� Acallapi

� Puca

� Morado

� Condorsaya

Cultivo

La qañiwa es una planta que ha recibido escasa atención en cuanto a estudio de las labores agrícolas. Sin embargo, se considera que se desarrolla mejor en suelos franco arcillosos con buen drenaje.

Preparación del terreno

Como la semilla es un grano pequeño, responde muy bien a una buena aradura y desterronado, lo cual favorece la germinación rápida y uniforme. La nivelación del terreno es muy conveniente, pues los excesos de humedad pueden afectar seriamente la producción.

Siembra

La fecha de siembra está muy ligada a la localidad y las variedades utilizadas. Cuando el año se presenta con una primavera seca, es conveniente atrasar las siembras. Generalmente los meses de septiembre a octubre se consideran como los más adecuados. Para la siembra de qañiwa se utilizan tanto terrenos de pastizales removidos, como suelos donde el año anterior se ha cultivado la papa.

En la actualidad, la qañiwa se siembra al voleo, pero se ha encontrado que se obtienen mayores rendimientos con la siembra en surcos distanciados de 30 a 50 cm. Cahuana (1975) no encontró diferencias en rendimientos entre surcos de 25, 30 ó 35 cm de distancia.

La cantidad de semilla utilizada es de 4 a 8 kg/ha al sembrar en surcos, y hasta 15 kg cuando se siembra al voleo. La densidad de siembra está íntimamente relacionada con la clasificación del grano. Con el uso de semillas de mayor tamaño que han completado su madurez se requiere una menor densidad. Para calcular el número de granos por hectárea se considera que un gramo de peso contiene entre 900 y 1 000 granos de qañiwa.

Cosecha

El período de cosecha de la qañiwa se inicia en marzo y se extiende hasta abril, debido a que no todas las plantas maduran al mismo tiempo (Gade, 1970). Además, se cortan las plantas antes de que los granos maduren, de otra manera un gran porcentaje de ellos se caería al suelo.

Un factor climático que puede afectar seriamente la producción del grano son las granizadas que ocurren en el mes de marzo; pueden ocasionar pérdidas de hasta 80%.

La trilla, al igual que aquella de la quinua, se efectúa con el método tradicional de golpeo de las plantas con palos curvados en el extremo (waqtana). Esta operación se repite varias veces, conforme va madurando el grano en los arcos. Una vez trillado, la qañiwa es venteada para separar las ramas pequeñas y hojas que conforman el residuo denominado jipi. La broza conformada por las ramas, hojas y receptáculos de las inflorescencias se denomina qiri.

Utilización en alimentación animal

Además de su empleo en la alimentación humana, la planta de qañiwa ofrece un buen volumen de tallos que se utilizan en la alimentación animal como forraje y que el ganado consume de buen agrado. Sotelo (1972) efectuó un ensayo en el que se cortó la planta en diferentes épocas para su evaluación como forraje (Cuadro 15).

De estos resultados se puede deducir que la qañiwa es una especie con posibilidades forrajeras, si se maneja adecuadamente, con el corte del follaje efectuado en una fecha oportuna. La fecha más apropiada estaría alrededor de los 100 días después de la germinación, cuando se combinan una buena producción de materia seca y un coeficiente de digestibilidad adecuado.

Los rendimientos obtenidos son comparables a los de un alfalfar en las mismas condiciones ecológicas. Algunas pruebas preliminares muestran que la qañiwa sería el cultivo anual ideal de acompañamiento en el establecimiento de alfalfa, permitiendo obtener una cosecha el primer año de siembra, sobre todo en regiones situadas a 3800 msnm del altiplano peruano-boliviano.

Cuadro 15. Rendimiento y calidad del forraje de qañiwa con diferentes épocas de corte. Puno, Perú

Epoca de corte días después

de germinación)

Altura de Planta(cm)

Rendimiento (kg/ha) Forraje

verde

Materia seca

Materia Seca digestible

(kg)

Coeficiente digestibilidad

%

60 13 11 871 1 700 1 239 73,0

75 19 15 733 2 740 1 806 66,4

90 28 21 702 4 080 2 570 62,8

105 35 29 126 6 380 3 763 59,1

120 38 28 888 7 630 4 172 54,7

Nota: Se ha determinado la digestibilidad con el método in vitro de Tilley y Terry (1962). La qañiwa se fertilizó con 120-60-0 unidades de nitrógeno, fósforo y potasio; se utilizó semilla seleccionada del ecotipo Rosada Lasta. Fuente: Sotelo,1972

Comparando el forraje de qañiwa con otros alimentos para el ganado, Calsin (1977) encontró que éste es equivalente a la avena y colza, y superior a los pastos naturales de la época seca (Cuadro 16).

Se ha probado también la incorporación del grano de qañiwa, como sucedáneo del maíz, en raciones para pollos parrilleros (Briceño y Canales, 1976); en este ensayo se encontró que la qañiwa podía reemplazar hasta en un 50% el maíz, sin mostrar diferencias estadísticas. La conversión alimenticia fue menos eficiente a niveles de sustitución de 75 y 100%.

La comparación de una ración preparada a base de 80% de qañiwa cocida, 9% de harina de pescado y 6% de pasta de algodón, sales y melaza, con una ración comercial para el

engorde de pollos parrilleros en condiciones de altura (3850 msnm), dio resultados finales casi iguales para ambas dietas (Dávalos, 1973).

Cuadro 16.Respuestas del ganado ovino alimentado con qañiwa, avena y colza como forraje, y con pastizales naturales de la época seca. Puno, Perú

Tratamiento

Incremento de peso

día/animal/kg

Incremento total, en 72 días, kg

Eficiencia alimentaria

Avena 0,269 16,970 1 : 4,76

Broza de qañiwa 0,255 16,060 1 : 4,51

Colza verde 0,280 17,650 1 : 4,70

Pastizales 0,154 9,730 no determ.

Fuente: Calsin, 1977

AMARANTO (Amaranthus caudatus)

El amaranto es cultivado tanto en América como en Africa y Asia. En Sudamérica se lo cultiva en pequeñas parcelas desde el sur de Colombia hasta el norte de la Argentina.

El área dedicada a la producción de este grano es casi marginal en la sierra de Colombia y Ecuador y los campos más frecuentes se encuentran en los valles interandinos de Perú, Bolivia y el norte de la Argentina (Sumar, 1993; Lescano, 1994).

Recibe diferentes nombres, siendo conocido en la región andina del Perú como kiwicha en el Cusco, achita en Ayacucho, achis en Ancash, coyo en Cajamarca y qamaya en Arequipa. En Bolivia se le denomina coimi; millmi en Argentina; y un tipo de amaranto de color oscuro se llama sangoracha en Ecuador.

Al género Amaranthus pertenecen hasta cuatro especies que fueron cultivadas en América antes de la llegada de los españoles:

A. hipochondriacus } de Mesoamérica

A. cruentus A. caudatus } de los Andes

A. edulis

Algunos autores consideran al A. edulis como sinónimo de A. caudatus.

El "huautli" de los aztecas (A. hipochondriacus) tuvo mucha importancia para la alimentación de ese pueblo. Tanto que Fray Bernardino de Sahagún, cronista español y buen conocedor de las tradiciones gastronómicas del antiguo México, menciona que existía el festival del "huautli".

Parece ser que para algunas ceremonias religiosas se utilizaba esta planta. Hernán Cortés es el primer europeo que la menciona; al escribir una carta al rey de España, el conquistador relató que los ídolos de los aztecas eran hechos de una mezcla de varias semillas molidas, amasadas con sangre humana. Sauer (1950) opina que aunque Cortés no lo señala específicamente, existen muchas razones para creer que una de las semillas fue el amaranto (llamado bledo por los españoles). La razón es que los antiguos mexicanos moldeaban un ídolo de una mezcla llamada "zoale" y que esta era hecha de un importante cultivo llamado "huautli".

El amaranto de los Andes no alcanzó la misma importancia y se lo cultivaba en parcelas pequeñas y aisladas. Nuevamente Sauer (1950) señala que, a diferencia de México, el uso del grano de amaranto en los Andes era bastante restringido. Debe haber sido un cultivo menor y en muchos casos se le confundió con la quinua. El "huautli" del imperio azteca fue reemplazado por el maíz en el Tawantinsuyo. El pan sagrado "sankhu" para algunas ceremonias cusqueñas se preparaba con maíz (Means, 1931).

En los Andes, el cronista jesuita Fray Bernabé Cobo (1653) hizo una referencia al amaranto y lo distinguió claramente de la quinua. Indicó que en la ciudad de Huamanga (Ayacucho) era común ver unos dulces hechos de la semilla de bledos y miel; la misma preparación en forma de bolitas se puede encontrar en la actualidad en esa ciudad.

Recién a comienzos de este siglo se volvió a mencionar al amaranto. Tellung (1914) publicó un informe de Spegazzini, indicando que "los indios Chiriguanos de Tarija en Bolivia cultivan un amaranto de semilla blanca, bajo el nombre de "grano inka".

En 1915, el geógrafo O.F. Cook, integrante de la expedición de Hiram Bingham, descubridor de Machu Picchu, colectó semilla de amaranto, llamada "quihuicha" en el valle de Urubamba, cerca de Ollantaytambo. Más tarde el mismo Cook (1925) escribió que esta especie se cultivaba en los valles templados cercanos a Ollantaytambo y que los campesinos hacían reventar el grano, igual que el maíz.

Los primeros estudios botánicos se realizaron en Cusco, por el profesor José S. Barranca, quien en 1892 lo incluye en la lista de plantas feculentas propias del Perú y la denomina erróneamente Chenopodium chita. O.F. Cook lo describe para el valle de Urubamba en 1915. El botánico cusqueño Fortunato Herrera (1940) menciona que la "quihuicha" se debe considerar como una nueva especie para la ciencia, diferente a A. edulis, y que es un cultivo de la época preinca cuya disminución habría ocurrido en años recientes. Cárdenas (1949) opina lo mismo respecto a la situación del cultivo en Bolivia.

Un aporte sumamente interesante para el conocimiento del origen del amaranto cultivado en los Andes Centrales, es el que hace Coons (1982), quien menciona que el ancestro del Amaranthus caudatus no sería A. hibridus, sino una especie semidomesticada de amaranto de color oscuro que crece en Ecuador.

Los estudios agronómicos de esta especie en el Perú se iniciaron en la Universidad del Cusco desde 1973, a cargo de Oscar Blanco y recibieron mayor impulso en la década del ochenta gracias a la dedicación de Luis Sumar, emprendiéndose una intensa campaña para su fomento en 1986.

Es oportuno mencionar que en la campaña agrícola de 1979-80 se evaluó en los campos experimentales de la Universidad del Cusco, una colección de 18 ecotipos de amaranto, que fueron coleccionados por Mario Tapia en Tarija, Bolivia, y que probablemente están relacionados con la especie A. edulis. La mayoría de las accesiones, originarias de aquellas muestras, presentan la característica poco conocida en el sur del Perú, de una inflorescencia erecta y que además se relaciona con una buena producción de grano.

Anteriormente se había dedicado mayor atención a la selección de ecotipos aptos para la producción de pigmentos vegetales (Sumar, 1986). Estos nuevos ecotipos con un mayor potencial productivo de granos permitieron que se seleccionaran algunas líneas, posteriormente denominadas como variedades Oscar Blanco y Noel Vietmayer.

Con el apoyo del CIRF-FAO, la coordinación del proyecto PISCA y la participación de profesores de la Universidad del Cusco, se colectó en Ecuador, Perú y Bolivia el material genético de estas especies (270 ecotipos) durante 1981-82. Así se dio inicio al establecimiento del banco de germoplasma de amaranto que se conserva actualmente en el Cusco y que cuenta con 800 accesiones (Sumar, 1993); a partir de esta colección ex situ se ha podido distribuir material de esta especie en todo el mundo.

Descripción botánica

El A. caudatus es una planta anual, que varía en altura entre 0,80 a 2,50 m. El tallo principal se ramifica en forma irregular en la parte superior. Puede llegar a engrosar bastante, con aristas fuertes y hueco al centro.

A. edulis es más bien una planta de un solo tallo de 1 a 2 m, generalmente con una panoja terminal y erecta. Muestras de esta especie fueron inicialmente colectadas por Tapia (1980) en Tarija y H. Hauptli, en Tucumán, Argentina (Hauptli y Bodhjain, 1983).

Hojas

Son simples enteras de forma ovoide, bastante nervadas y generalmente de color verde claro; la longitud varía entre 6,5 y 14 cm (Sumar, 1993). Mientras son tiernas, se las puede consumir como hortalizas, conjuntamente con la inflorescencia.

Flores

Se presenta una flor estaminada terminal en cada glomérulo y varias flores pistiladas. Las flores masculinas o estaminales presentan cinco estambres, con filamentos delgados y alargados que terminan en anteras que se abren en dos sacos. Las flores pistiladas tienen un ovario esférico, con un solo óvulo y tres ramas estigmáticas de diferentes tamaños y formas.

Inflorescencia

La típica inflorescencia decumbente de A. caudatus ha influido en su denominación, encontrándose en forma colgante, semejante a una cola. En algunas regiones se la denomina "moco de pavo" por esta forma.

La inflorescencia es una panoja generalmente de gran tamaño (0,50 a 0,90 m), con formas y coloraciones muy variables de amarillo, rojo, púrpura (Figuras 14, 15 y 16). Varía entre las formas amarantiformes con los amentos de dicasios compuestos y rectilíneos, dirigidos hacia arriba o hacia abajo, según sea la panoja erguida o decumbente y las formas glomeruladas, donde los amentos de dicasios se agrupan formando esferas de diferentes tamaños (Sumar, 1993).

Figura14. Inflorescencia de Amaranthus mantegazzianus (A. edulis)

Fuente: Hunziker, 1952

Figura 15. Inflorescencia de Amaranthus hibridus, var. leucocarpus

Fuente: Hunziker, 1952

Figura16. Inflorescencia de Amaranthus caudatus

Fuente: Herrera, 1943

Figura 17. Dibujo de la semilla de amaranto

Solano (1993) ha evaluado el germoplasma de amaranto en la Universidad Agraria La Molina, Perú, y encontró seis grupos diferenciados de ecotipos: 3 amarantiformes de plantas de inflorescencias de color blanco rosado y 3 grupos de inflorescencias glomeruladas de color púrpura.

Requerimientos climáticos

Las especies de amaranto se adaptan bien a las condiciones de la zona agroecológica Quechua, es decir a aquella en que se cultiva mayoritariamente el maíz amiláceo, entre los 2700 a 3200 msnm, caracterizada por un clima templado de temperaturas entre 15-20°C y con precipitaciones no menores de 600 mm.

En caso de zonas más secas se requieren riegos suplementarios. A niveles más bajos se ha comportado muy bien, habiéndose obtenido rendimientos superiores a 4 t/ha en la costa del Perú. Los amarantos de Sudamérica, especialmente de Perú y Bolivia, son especies propias de días cortos. Usualmente florecen y forman frutos cuando la longitud del día está entre 10 y 11 horas.

Suelos y fertilización

El amaranto se adapta bien a suelos francos de buen drenaje y soporta un pH del suelo desde 6,2 hasta 7,8 con buen rendimiento. Esta especie se considera como un cultivo con cierta tolerancia a condiciones salinas.

En cuanto a la fertilización es una especie que responde bastante bien a niveles elevados de nitrógeno, se ha encontrado que 40 kg de nitrógeno pueden ser reemplazados por una tonelada de estiércol; con fertilizaciones moderadas como la fórmula 40-40-0 se consiguió un rendimiento de 1,5 t/ha en el Cusco (INIAA, 1987). En la costa, con la fórmula 240-150-80 se obtuvo 4,5 t/ha (Irrigación Majes, Arequipa, Perú).

Cuadro 17. Respuesta del amaranto a la fertilización en Ayacucho

Nivel de Fertilización Rendimiento kg/ha

Kg de amaranto x kg de N

0 - 0 - 0 1210 -

40 - 80 - 20 1524 7,8

80 - 80 - 20 1780 6,4

120 - 80 -20 1889 2,2

Fuente: INIAA, 1987

En la región de Ayacucho, Perú, se ha encontrado que al incrementar el nitrógeno de 0 a 40 kg. se obtiene la más alta respuesta en rendimiento de grano.

En la evaluación de la siembra asociada de maíz y amaranto se encontró que utilizando la semilla de maíz (mezcla del campesino) asociada con amaranto, se obtiene un 50% más de rendimiento. En todos los casos, la siembra asociada representó un uso más eficiente de la tierra (INIAA, 1987).

Problemas fitosanitarios

No ocurren problemas fitosanitarios mayores mientras se cultiva el amaranto en pequeñas parcelas, como borde, o en mezcla de varios ecotipos. En cambio se observa una fuerte incidencia de plagas en los campos de cultivo comercial.

Garmendia (1985) ha estudiado para las condiciones del Cusco las principales enfermedades de la kiwicha (Cuadro 18).

Valencia (1985), al evaluar líneas de A. caudatus encontró una alta variación en la tolerancia a estas enfermedades, así como al ataque de micoplasmas, lo que permite sugerir el

potencial que existe en el uso del germoplasma que mantiene la Universidad del Cusco para obtener variedades tolerantes a diferentes enfermedades.

Cuadro 18. Principales enfermedades de la kiwicha en el Cusco

Nombre común Nombre técnico Ataque

Esclerotiniosis Sclerotinia sclerotiorum Lesiones de color marrón en tallo e inflorescencia

Alternariosis Alternia sp. Clorosis en la hoja y manchas de color violáceo en el tallo

Fuente: Garmendia, 1985

Fitomejoramiento y variedades

Existe una gran confusión en la definición de las especies de A. caudatus y A. edulis; sin embargo, debe reconocerse que la facilidad con que se produce la hibridación entre estas especies juega un papel muy importante para la obtención de nuevas variedades.

La situación taxonómica de las especies A. caudatus y A. edulis no está bien definida. Aparentemente la panoja de esta última especie, por su forma erecta, tendría mejores características de producción de granos.

Figura 18. Grano de especie de amaranto. Dibujo a escala de flores pistiladas

Fuente: Sauer, 1950.

Villarreal (1983), al hacer una revisión del género Amaranthus en México, presenta las siguientes características de cada una de las principales especies:

Amaranthus hypochondriacus es de origen mexicano y es conocido como quelite cuando

se utilizan las hojas tiernas. Cuando se cultiva para la producción de granos recibe el nombre común de alegría; para el consumo se revientan los granos y mezclan con miel.

Amaranthus cruentus, quelite rojo, se lo cultiva en México y Guatemala por los granos y por las hojas como verdura. Incluso se lo utiliza para extraer tintes de color rojizo. Amaranthus caudatus, en México se lo considera como planta ornamental; en los Andes, sobre todo en Perú y Bolivia se lo cultiva para la producción de granos. Amaranthus mantegazzianus (A. edulis), se encuentra en el sur de Bolivia y norte de Argentina; es cultivado por el grano. Probablemente existe una fuerte hibridación con A. caudatus, fenómeno muy común en el género Amaranthus (Hunziker, 1952). Amaranthus palmeri, bledo o quelite que tiene utilidad como especie forrajera en México. Amaranthus hibridus es una maleza, con distribución en Centroamérica y los Andes, donde se denomina jataco; sus hojas son apreciadas como hortaliza.

El material de germoplasma de amaranto actualmente disponible muestra una gran diversidad genética. La distribución geográfica del género ha dado como resultado la evolución de ecotipos en áreas amplias y separadas.

Por esta razón la selección masal y panoja-surco ofrecen, al igual que para la quinua y la qañiwa, un amplio margen de posibilidades de mejoramiento.

Cuadro 19. Variedades de amaranto en Perú

Variedades Lugar de selección Lugar de origen Características del grano

O. Blanco Cusco Tarija Blanco

N. Vietmayer Cusco Tarija Cristalino

San Luis Cajamarca Cajamarca Cristalino

Otusco Cajamarca Cajamarca Blanco

E - 13 Ayacucho Ayacucho Cristalino

E 2008 Ayacucho Ayacucho Blanco

41 - F Cusco - Blanco

10 - C Cusco - Blanco

Ayacuchana-INIA Ayacucho Ayacucho Blanco

Fuente: Informe técnico del INIAA, 1987

En la estación experimental de Kayra (Cusco). bajo la organización del Programa Nacional de la Kiwicka (PRONAK), se obtuvieron durante el año de 1986 dos variedades adecuadas para la sierra peruana, además de 16 líneas avanzadas y 47 híbridos, material que ha sido evaluado en diferentes localidades (Sumar, 1986).

Igualmente, en Cajamarca se ha seleccionado el ecotipo San Luis por su buen rendimiento y en Huancayo el ecotipo 2011 que se está propagando en la región central del Perú.

Cultivo y rotaciones

El amaranto se puede cultivar entre 0 a 3300 msnm. En alturas mayores, la ocurrencia de heladas afecta su desarrollo.

La densidad de siembra es uno de los factores más importantes en el establecimiento de un buen campo de producción. Las experiencias efectuadas muestran que entre 4 a 10 kg/ha dan buenos resultados. La diferencia depende de la pureza y poder germinativo de la semilla, así como la preparación del suelo y el grado de humedad.

En un ensayo llevado a cabo en Ayacucho, se obtuvieron los siguientes resultados con un ecotipo local (INIAA, 1987).

Cuadro 20. Densidades de siembra y fertilización en amaranto

Densidad de Siembra (kg/ha)

Rendimiento (kg/ha) Nivel de fertilización Rendimiento (kg/ha)

4 1751 a* 120-80-20 1889 a

3 1548 b 80-80-20 1780 ab

2 1503 b 40-80-20 1524 bc

- - 0- 0- 0- 1210 c

* Promedios indicados con la misma letra no son significativamente distintos al 5% Fuente: INIAA, 1987

Siembra

La época de siembra está muy relacionada a la ubicación de la zona de cultivo y a la presencia de lluvias. En la sierra del Perú, se considera oportuno el mes de octubre.

En una evaluación de la siembra directa del transplante, se encontró cierta ventaja de la siembra directa en surcos y tapando con estiércol (Farfán et al. 1987). El ensayo se llevó a cabo en tres localidades a diferentes alturas, con dos variedades diferentes (OB: Oscar Blanco y NV: Noel Vietmayer), sin fertilización química alguna (Cuadro 21).

En este ensayo, la preparación del terreno jugó un papel muy importante. En la localidad de Urubamba, la preparación del suelo fue incompleta con una sola pasada de yunta de bueyes. En las otras dos localidades se aró con un mes de anticipación, se rastró y surcó con tractor un día antes de la siembra y los rendimientos superaron en 40 y 130% al campo con preparación deficiente.

Cuadro.21. Siembra directa y trasplante de amaranto en Cusco

Kayra 3220 msnm

Paullo 2890 msnm

Urubamba 2680 msnm

Tratamiento OB NV OB NV OB NV Promedio

Siembra Directa

Cubierto con tierra

1,16 1,41 2,00 2,19 0,87 1,08 1,45

Cubierto con estiércol

1,70 1,52 2,53 2,64 1,10 1,08 1,76

Trans- plante

45 días 1,48 0,86 1,94 1,48 0,89 1,66 1,38

60 días 0,26 0,28 2,10 0,50 0,96 0,88 0,93

75 días 0,61 0,25 0,64 0,62 0,53 0,72 0,56

Fuente: Farfán, 1987.

La siembra directa aventajó al transplante como promedio en un 50% más de rendimiento. La mejor época de transplante sin embargo fue a los 45 días de emergencia de las plántulas. Los diferentes ecotipos y variedades de amaranto varían en el período de la emergencia hasta el llenado de grano entre 5 a 7 meses. Las variedades precoces tienen generalmente una producción más baja.

Fotografía 8. Cultivo de Amaranthus edulis. Material procedente de Tarija, Bolivia. Fotografía tomada en la Granja Kayra. Cusco, Perú, 1980

Fotografía 9. Selección de Amaranthus caudatus. Estación experimental de Los Baños del Inca, INIAA. Cajamarca, 1986

Cosecha

La cosecha de un grano tan pequeño causa dificultades y un elevado requerimiento de mano de obra (20 a 40 jornales por ha).

El uso de una trilladora estacionaria de trigo ha dado buenos resultados, a condición de que se regule la velocidad del tamizado y se utilice una zaranda de grano fino. Pruebas efectuadas en el Cusco muestran que una cosecha de 1200 kg se puede trillar en un lapso de 4 a 6 horas, con la ayuda de 3 obreros y después de que las plantas han sido secadas por 2 a 3 días al sol.