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Cuadernos de Arquitectura Virreinal

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Colección de ensayos clásicos sobre el tema.

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cuadernos de arquitectura virreinal

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cuadernos de arquitectura virreina!

FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM

Editor: Juan B. Artigas

Consejo editorial: Ernesto Velasco León Clara Bargellini Carlos Chanfón Olmos Ricardo Arancón García Elisa García Barragán Guillermo Tovar de Teresa Juan Antonio Siller

Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas , y Gabriel Salazar.

Impresión: Offset Comercial Policromo, S.A. Médicos N" 23, Col. Sifón C.P . 09400 México, D.F.

Tiraje: 3,000 ejemplares

Precio

Distribución: En las oficinas de la Dirección de la Facul­

' tad de Arquitectura y en el Seminario de Arquitectura Prehispánica, Apartado Postal 20-442. San Angel. Delegación Al­varo Obregón. 01000, México, D.F.

Notas: El consejo editorial se reserva el derecho de selección y autoriza la reproducción parcial de artículos, debidamente entreco­millados, siempre que se cite la fuente .

No se devolverán originales.

• Portada: Teatro Degollado, Guada­lajara, Jal. Dibujo de Alfre­do Valencia.

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Nota del editor

Antonio de Mendoza y el Urbanismo. Guillermo Tovar de Teresa

Arquitectura para el agua durante el virreinato en México. Leonardo lcaza L.

Las haciendas de Yucatán. Luis Millet Cámara

La capilla doméstica del Marqués de Rayas, estudio de su icologfa. Arturo Parra Moreno

La bonanza barroca dieciochena en San Luis Potosí. Alfonso Martinez Rosales

EVENTOS

Curso Vivo de Arte. Actividades 1985

LIBROS

Varios autores. Homenaje a Erwin Walter Palm. Dick Buhler

Bonet correa. Bibliografía de Arquitectura, ingeniería y urbanismo en España (1498-1880) . Carlos Chanfón Olmos

Diversos autores. Conventos del siglo XVI en el Estado de Hidalgo. Juan B. Artigas

Chicho Ponce de León, Pablo A. Teoría y práctica en la conservación de un monumento: ex-Convento de Tecamachalco. Puebla, México.

3 Estará dedicado al Estado de Chiapas.

4 Tratará de arquitectura vernácula.

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editorial juan b. artigas Novimebre de 1985 .

Es tema obligado la sacudida que padecimos e/19 de Septiembre de 1985 de la cual nos encontramos a escasos dos meses de distancia. A reserva de tratar el te­ma con mayor extensión haremos votos porque sea aprovechada esta ocasión para la meditación y ordenación de nuestras concepciones del universo, en lo vi­vencia/ y claro está que, como porte de lo mismo, también en lo arquitectónico.

Aunque estamos conscientes de que en la provincia se resintieron daflos y ha­cemos constar que no olvidamos esta circunstancia, la ciudad de México surge como tema dominante. Para nuestros propósitos cobra especial dimensión el primer cuadro de la ciudad capital y no por ello hacemos a un lado las épocas ar­quitectónicas representadas en colonias como la Juárez, la Roma o en los barrios populares.

Para hacer frente a la situación de emergencia algunos edificios antiguos, sim­bólicos de nuestra universidad, como San 1/defonso, sede primera de la Escuela Nacional Preparatoria, y el espléndido Palacio de Mineria, han recibido en sus vetustas aulas al estudiantado de escuelas secundarias, en tanto se normaliza la situación escolar en el Distrito Federal; compartimos espacios temporalmente, dado que los inmuebles citados son sedes de organizaciones universitarias y de docencia para estudiantes y público en general. Sabemos que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecologfa evaluó con prontitud y ef icacia los daflos en el centro histórico y que está avocada, desde el primer momento, a resolver los nuevos problemas y a replantear algunos ya viejos.

Respecto de una reordenación de la ciudad quisiéramos recordar, cuales­quiera que sean las decisiones que se adopten, que la traza original de la ciudad de México debe ser respetada, y hasta realzada; como elemento espacial funda­mental, representativo de las ciudades americanas virreina/es es el ejemplo de mayor magnitud y grandeza que se conserva. La ocasión es propicia para recu­perar el orden en las fachadas, para que no se vuelvan a levantar edificios dis­cordantes en altura y para insistir en la rectitud de las calles y en lo ortogonal de las esquinas. Que no queden huecos en la traza, no vayamos a multiplicar el agujero de Templo Mayor. Que no prolifere este ejemplo.

Y ya que tocamos Templo Mayor ¿No sería posible llamar a un concurso de proyecto, sancionado por un jurado competente, para techar de manera ade­cuada el hueco de referencia, no con "tapancos y tejavanes" como está ahora, que protegiese dignamente el tesoro hundido y que permitiera recuperar el espa­cio de la traza urbana, en planta y en altura? Dejemos la cuestión en el aire que ya es de por sf tema de meditación e invitación de soluciones arquitectónicos pa­ra lo cual habrá que despertar la imaginación y la lógica.

Pasemos ahora a comentar otro aspecto editorial mucho menos trascendente que los anteriores pero que no podemos hacer a un lado. En el número uno de los Cuadernos de Arquitectura Virreina/ anunciamos la dedicación de este nú­mero dos al trabajo de Guillermo Tovar de Teresa que lleva por título "León Bautista Alberti en Nueva Espafla. La utopfa arquitectónica y urbanística del virrey Antonio de Mendoza en la primera mitad del siglo XVI". A solicitud del autor modificamos el plan editorial y solo ofrecemos uno de los capítulos que es de gran interés urbanístico. No debe preocuparnos lo anterior porque dicha investigación, que recomendamos ampliamente, será difundida por la Secretaría de Educación Pública, es decir, que está en buenas manos y que los lectores tendrán acceso al conocimiento que aporta. Así las cosas, adelantamos los temas previstos para números sucesivos por lo que agradecemos a sus auto­res la celeridad con que respondieron a nuestra solicitud.

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antonio de mendoza y el urbanismo en méxico guillermo tovar de teresa

El Virrey Mendoza llegó a México en 1535. La capital se hallaba en un proceso de transición: agonizaba la ciudad azteca y se formaba otra poblada de indios, negros y espafioles.l

En 1537, Mendoza y Zumárraga se atemorizaron mucho ante el peligro de un levantamiento conjunto de negros e indios. En ese afio, los obispos de México, le escriben al emperador diciéndole que: " .. .los naturales aún usan sus ritos gentilicios, especialmente en las supers­ticiones e idolatrías é sacrificios, aunque no públicamente como solían, más de noche van a sus adoratorios, cúes y templos, que aun del todo no están derrocados .. . y en los dichos cúes y adoratorios que les habemos hecho derribar hasta el suelo de tres meses a esta parte, les habemos hallado sus ídolos ... " .2

Todavía en 1537, existían adoratorios de pie; Motolinía, hacia esos añ.os, vio los templos y edifica­ciones indígenas: "Tenía el Teocalli de México, según me han dicho algunos que lo vieron, más de cien gradas, yo bien las ví y las conté más de una vez, más no me acuer­do ... la capilla de San Francisco de México que es de bó­veda y razonable de altas, subiendo encima y mirando a México, hacíale mucha ventaja el templo del demonio en

l. Plano de la ciudad de México publicado por Rarnusio en 1556 y acornpailando al texto del "conquistador anónimo".

l.-En la carta del contador Rodrigo de Albornoz al Emperador, dice:" ... Se han edificado casi ciento cincuenta casas de espailoles y muchas de los indios que en ella de otra parte viven", por lo cual no recomienda se mude de sitio la ciudad, en Colección de Documentos para la Historia de México, publicada por Joaquín García Icazbalceta. Torno l. México. 1858. p . 506.

altura, y era muy de ver desde allí a todo México y a los pueblos de la redonda" .3

En la citada carta de 1537, los obispos le piden al empe­rador: " ... que sea servido de mandar aplicar y hacer li­mosna a las iglesias de aquellas tierras y posesiones de sus templos e adoratorios que solían poseer los papes e mi­nistros de ellos, con la piedra de ellos para edificar igle­sias, y nos de facultad para que se les hagamos derrocar de todo punto y les quememos y les destruyamos los ídolos que dentro tienen ... ". 4

Ese afio de 1537 fue de gran agitación. Como decíamos, el Virrey se atemorizó mucho ante la posibili­dad de un levantamiento de indios y negros y le escribió al emperador, pidiéndole salitre para pólvora, armas y navíos y que suspendiera el envío de esclavos negros .s El Virrey decía: "si este levantamiento de los negros fuese adelante yo me hallaría el más confuso del mundo por la falta que había de armas para resistirlos".

Mendoza tomó medidas antes de enviar la carta men­cionada: "el Virrey ordenó que alrededor de la ciudad no haya indios a un tiro de ballesta, para fortalecer la ciudad, y que todo ese circuito se allane, que los hoyos que hubiera en ella y en la ciudad se cieguen y que por la ciudad no pasen mas de dos otras acequias de agua y que en éstas, en la parte que sale de la ciudad, se hagan alcan­tarillas de argamasa. Que las atarazanas se muden de sito a la Calzada de Tacuba, que ésta se ensanche otro tanto;

2.-García Icazbalceta, Don Fray Juan de Zumárraga. op. cit. p. 91.

3.-Motolinía, Colección de Documentos ... op. cit. p. 63-69.

4. -García Icazbalceta. op. cit. p. 91.

s.-Documentos inéditos del Archivo de Indias, T. II, pp. 198-199, car­ta de Mendoza a su Magestad. lo. de Diciembre de 1537.

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que se cerque la ciudad y se hagan cada afio alardes según y cuando el Virrey lo mande; que cada regidor haga la ronda con los vecinos ... "6

Por otra parte, se prohibió que los indios montaran ca­ballos y tuvieran armas de españoles.7

La carta de los obispos tuvo una respuesta del empera­dor; en una cédula real, fechada el 23 de agosto de 1538, dijo: " Se responde al obispo de México, y otros que el Virrey derribará cúes sin escándalo en los naturales, y la piedra será para las iglesias y monasterios ... "8 Las piedras del templo mayor iban a servir para la nueva ca­tedral; aún existen en el Museo Nacional de Antropología y junto al monumento a Enrico Martínez.

¿Por qué no se habían demolido los cúes y adoratorios, en la capital, en los afios posteriores a la conquista? Por­que no lo permitió Hernán Cortés: un testigo del juicio de residencia del conquistador, dijo cómo Cortés deseaba su conservación, "para memoria". Toussaint afirma: "los templos indígenas subsistieron, por lo menos legalmente hasta el año de 1538" .9

Sobre la "traza" de la Ciudad de México se ha escrito bastante; destacan dos temas tratados por Toussaint y O'Gorman: su autor -el Alarife Alonso García Bravo­Y la distribución de la población de la Ciudad de México. !O

Sobre lo primero, Toussaint dice: "Hay un dato im­portante: Alonso García Bravo no pudo realizar la traza del Centro de la Capital sino estaba totalmente arrasado el templo mayor, el Gran Teocalli". Y añade, con gran prudencia, que el derribo de los templos prehispánicos duró muchos años, citando el texto de Motolinía sobre la séptima plaga que asoló al país: la reedificación de la nueva ciudad y la demolición de la antigua.

El propio Toussaint, dice: "consumada la toma de la Capital Azteca, destruída la ciudad en lo que era posible destruir y obedeciendo la férrea consigna de Cortés, contra la opinión de sus capitanes, para que la ciudad es­pañola se levantase en el mismo sitio en que estuviera la indígena, Alonso García Bravo hizo la traza de la ciudad con sus calles y plazas "como hoy está" decía por 1561. Cortés lo designó para ese trabajo porque era muy buen " jumétrico". ¿Cuando realizó la traza Alonso García? Consumado el asedio con la prisión de Cuauhtemoc, Cortés y su mesnada se retiraron a Coyoacán: Tenoch­titlán estaba inhabitable, por el hedor de los cadáveres,

6.-Acta de Cabildo de 5 de octubre de 1537. 7.-Pérez Bustamante, op. cit. apéndice, Doc. XXIX, febrero de 1537. s.- Icaza, Francisco de. "Miscelánea Histórica" en Revista Mexicana de Estudios Históricos, Apéndice, T . II . Núm. 2, p. 50, N. 145. 9.- Toussaim, Manuel. "El Criterio Artístico de Hernán Cortés" en Revisla de EsiUd!os Americanos, T. l. Núm. l. pp. 59-96. 10. - Toussaint, Manuel. Información de Méritos y Servicios de Alonso García Bravo, Alarife que trazó la Ciudad de México. UNAM. México. 1956.

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los escombros de los edificios, el lodo de las acequias ma­lolientes. Además si la ciudad estaba destruída, no estaba arrasada. No es posible creer que los dos grandes templos, el Mayor y el de Tlaltelolco, hubiesen sido derri­bados durante el sitio" .11

De estas citas se desprende que Toussaint pensaba que: mientras no estuviera arrasada la ciudad indígena y sus templos, no se podría realizar la "traza" y que los tem­plos fueron totalmente arrasados a partir de 1538.

O'Gorman, por otra parte, en su ya citado libro, dice: "encontramos, como es natural, normas legislativas que consagran el principio de separación entre indios y cas­tellanos ... Ya en 1538, por cédula real expedida en Valla­dolid a 23 de agosto de ese año, se previno que los indios vivieran aislados de los europeos" 12

Del texto de O'Gorman se desprende que la Cédula Real que, según dice, da origen legislativo al Principio de Separación, fue dada en la misma fecha en que se ordenó el derribo de los "cúes" y el aprovechamiento de sus ma­teriales, por petición de la carta conjunta de los obispos de México.

En suma, a partir de 1538 se demolieron y arrasaron los adoratorios, se ordenó -en ratificación de las medi­das tomadas por Cortés en 1534- la separación entre la población indígena de la española y sólo hasta entonces se pudo trazar la ciudad de México, tal como la describe Cervantes de Salazar en 1554 y la representa el plano atri­buido al cosmógrafo Alonso de Santa Cruz, conservado en Upsala, Suecia. Para esas fechas -1538- Don Anto­nio de Mendoza ya era el Virrey de Nueva España y se preocupaba por la defensa y la distribución de la pobla­ción de la Ciudad de México; así como por ponerla a sal­vo -a la ciudad- de cualquier levantamiento, sin amu­rallada. 13

El tantas veces citado ejemplar de Alberti fue leído en junio de 1539; las cédulas reales del afio anterior -la re­lativa a la demolición de adoratorios, separación de población espafiola e indígena, construcción de la ca­tedral, etcétera- obligaron a la lectura del libro que contenía lo relativo a las cosas de la edificación.

Alberti cita a Platón, Diógenes y otros autores, en el capítulo 1 de su libro IV. El tema de ese capítulo trata de "la partición de la congregación de los hombres, ser varía,de donde también ha sido hallada la diversidad de los edificios, y de donde aya de comenzar". Es decir, el

11.-Toussaint, op. cit. pp. 10-11 . 12.-Reflexiones. op. cit. p. 21. 13.-Colección de Documentos de Indias. op. cit. cap. XIV de las Ins­trucciones de Barcelona. 15 de Abril de 1535. Kubler señala: "La Ciudad de México era única entre las ciudades del siglo XVI de todo el mundo por ser una metrópoli no fortificada, ciñéndose así a un modelo urbano que tenía gran afinidad con la ciudad ideal de la teoría italiana de la arquitectura". Arquitectura Mexicana ... op. cit. p. 81.

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2. Interpretación del plano de Uppsala, en el Islario de Alonso de Santa Cruz (c . 1555).

"principio de separación" de los miembros de una pobla­ción se halla en Alberti. El texto dice que así como los edificios se dividen en partes, también ocurre con la congregación de personas. Sus palabras textuales son es­tas: "Y por tanto repitamos que ayan fentido del diuidir la congregación de los hombres aquellos antiguos varones y efperimentados ordenadores de las cofas publicas y de las leyes, los quales con eftudio, cuydado y diligencia an­duuieron en el efcudriftar y bufcar femejantes cofas con grande loor y admiracion de fus inuinciones. Thefeo (dize Plutarcho) que diuidio la republica en hombres que hi­zieffen y declaraffen las leyes diuinas y humanas, y en otro, é¡ fe exercitaffen en las artes. Solon (fegun la copia y modo del patrimonio y de las riquezas de los fuyos) tuyo diftribuydos los ordenes de los ciudadanos a los que cada afio de fus heredades cogian menos que trecientas hane­gas. Los Athenienfes tuuieron por principales entre fi los varones exercitados en fciencia y vfo de las cofas . Enci fe­gundo lugar a los oradores, y en el poftrero a los offi­ciales. Romulo diuidio los caualleros y los fenadores de el

vulgo . Pero el rey Numma hizo diuidir el pueblo por ar­tes. En Francia eran los de la plebe como efclauos, los de­mas dize Cefar auer ficto o foldados, o dados a la fabidu­ria y religion, los quales ellos llamauan Druidas. Acerca de los Pantheos los fupremos eran los facerdotes , los fe­gundos los labradores, los terceros los foldados, con los quales andauan los paftores y guiadores de las ouejas. Los lnglefes diuidian los fuyos con quatro ordenes, los prime­ros eran aquellos, de los quales fe hazian reyes, los fegun­dos los facerdotes , en el tercero lugar los foldados, en el poftrero el vulgo. Los Egypcios dieron el primer lugar a los facerdotes, en el fegundo pufieron al rey y a los ade­lantados o prefectos, en el tercer orden a los foldados, y a la muchedumbre, y también diuerfamente entre los labra­dores, ganaderos y artifices, y aun tambien, como dize Herodoto, los jornaleros, y marineros. También refieren que Hypodamo diuidio fu republica en tres partes, artifi­ces, labradores, y foldados. Ariftotles parece no auer te­nido en poco a aquellos que efcogieron los dignos de entre la muchedumbre, y los pufieron en los confejos,

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adelantamientos y juyzios, ni a los que dexaron diuidido el demas pueblo entre labradores, artífices, mercaderes, jornaleros, caualleros, peones, y la muchedumbre de los marineros. Y fegun parece en Diodoro hiftoriador no fue muy deffemejante a efta la republica de los Indios, por­que tuvieron facerdotes, labradores, paftores, artífices, foldados, prefidentes, y los que eftan prepueftos a los confejos publicos. Platon dixo, que vna republica eftaua vna vezes pacifica y diffecha có occio y quietud, otras ar­diente y guerreadora, fegun eran los animos de los que la gouernauan, y de las partes del animo diuidio toda la muchedumbre de los ciudadanos, lavna de los que gouier­nan todas las cofas con razon y confejo, otra de los que con armas remouian las injurias, la tercera de aquellos que miniftran y dan los alimétos con q fe fuftenten los padres y los foldados. Eftas cofas he traydo breuemente facados de los libros de los antiguos, los quales me parece q me advierten de tal manera q las q he coffegido las fta­tuya fer todas partes de las republicas, y juzge a cada vna deuerfele vnos generos de edificios. Pero para pafar mas diftintamente, conforme al propofito toda efta cofa, dif­curriremos defta manera. El número de los mortales fi al­guno le vuieffe de diuidir en partes, lo primero que auía de aduvertir en fu entendimiento feria que no auian de fer eftimados todos por vnos rnifmos, antes confideraria juntamente todos los moradores de algú lugar, y tambien apartados y diftintos en partes. Y luego contéplado la rnifma natura fentira en q diftinga los vnos de los otros. Y no ay cofa e q mas diffiera vn hóbre de otro q en aquella fola cofa en q largaméte diffiere del genero de las beftias, q es en la razon y conocimiento de las mejores artes. Y afiade fi quieres, la profperidad de fortuna. En todos los quales dotes pocos juntamente entre! os mortales excedé y fe adelantan. De aquí pues nos eftara clara la primera diuifió, q es, q eligiremos pocos de toda la muchedúbre, de los quales vnos fean celebrados en fabiduria, confejo yingenio por illuftres, otros por aprouados có el vfo y excercicio de las cofas, otros en copia de riquezas y abun­dácia de haziéda. A eftos quien negara q fe les ayan de cometer las primeras partes de la republica. Luego a los varones feñalados, q en confejo refplandecé, fe les dara el principal cuydado y gouierno de las cofas. Eftos con religió conftituyrá las cofas diuinas, cópondran có ley el modo de la jufticia, moftraran el camino de viuir bien y beatamente. Velará de dia en dia por cófervar el augméto y defenfa de la autoridad de fus ciudadanos, y quádo al­go fintieren fer vtil, cómodo y neceffario. Quádo ellos por vétura canfados quifieré eftar mas occupados en con­téplar las cofas, q no en ponellas en obra, y encomendará las a los mas excercitados y deffembaracados para la ac­tion, para q profigan en bié hazer a la patria. Y eftos to­mado el cargo del negocio, afsi en cafa có folercia y foli­citud, y fuera con trabajo y fuffrimiento procurará hazer cóforme a lo q fon obligados, juzgará, capitaneará el fol­dado, exercitar fe han a fi, y las manos e induftria de los

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3. Detalle del plano de Uppsala. Véase el trazo de los ejes.

fuyos. Finalméte quádo entédieren q en balde fe trabaja en dar perfection a la obra fino ay con q feguirfehan luego tras eftos los q han de focorrer có fus facultades y haziendas, o del campo, o de la mercadería, y el demas exercito y muchedumbre de hóbres mirará y obedeceran a eftos primeros, fegú el vfo lo requiera. Si eftas cofas fueré dichas a propofito tendremos entédido q los gene­ros de los edificios fon deuidos vnos a toda la cógrega­cion de los ciudadanos, otros a los principales, otros a la muchedúmbre. Y tábien para los principales, vnos para los q prefiden en cafa y en los confejos, otros para los q fe exercitan con negocios, otros para los q allegan hazien­das. De los quales todos como vna parte fe refiera a la necefsidad (como diximos) otra a las cómodidades, per­rnitafén os q cómetamos de los edificios dar algo a la reacreació del animo, miétras inftituyeremos en lugar de premio suerfe de tomar los principios de femejantes par­ticiones de los primeros documétos deJos Philofophos. De eftos pues hemos de dezir aqllo q mas cóuéga a todos juntaméte q a los pocos ciudadanos principales y que a la muchedumbre de los menores. Pero para grandes cofas de donde comencaremos, por ventura de como los

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4. Detalle del anterior. Aparece Tlatelolco en un tarnaflo despropor­cionado respecto al plano en conjunto y su escala.

hombres han profeguido en adquirir eftas cofas de dia en dia. Afsi tambien comencaremos la co-fa de las particula­res cafillas de los necefsitados, y de alli vendremos a eftas obras que vemos amplifsimas con theatros, eftuffas, y templos, porque es claro que las gentes del mundo habita­ron mucho tiempo fin tener ceñidos con ningun genero de cercas fus ciudades. Y efcriuen lo¡, hiftoriadores, que en el tiempo que anduvo Dionyfio por la India acerca de aquellas gentes no auia ninguna ciudad ceñida con muro. Thucydides efcriue, que antiguamente Grecia no eftuuo fortalecida con ningun genero de muros. Y por Francia hafta los tiempos de Cefar toda la gente de Borgoña no tenia ciudades, fino que a cada pafo fe juntauan en barrios. Y aun bafto que la primera ciudad fue Biblo, occupada por los Fenicia, la qua! ciño Saturno con muro rodeado a las cafas. Aunque Pomponio Mellas cuéta (an­tes del diluuio) auer fido fabricada Ioppe. Los de Ethiopia, dize Herodoto, como occupaffen a Egypto no matauá a ningun delinquen te, pero mandauan le amonto­nar tierra en los barrios do ellos habitauan. Y de aqui di­zen que fe comencaron a hazer las ciudades por Egypto. Pero de efto trataremos mas largamente en otro lugar.

Ahora aunque por naturaleza (como dize) todas las cofas que fe hazen veo auer crecido de principios liuianos, con todo effo me agrada comencar de los mas dignos".

Es indudable que el "principio de separación" o "par­tición de la congregación", tiene su origen en la república de Platón y otros textos de autores clásicos, explicado por Alberti con gran claridad. No podemos olvidar cómo los españ.oles tuvieron que llevar a cabo esa "separación" o "partición", debido a su convivencia con los moros; es incuestionable que después de la toma de Granada se aplicó esta política urbana. ¿Quién la ejecutó?: Don iñi­go López de Mendoza, el conquistador de Granada y su capitán general en tiempo de los Reyes Católicos. Recor­demos a Don lñigo y su viaje a Italia, su amistad con Pedro Mártir de Anglería y sus aficiones por la arquitec­tura; Don Antonio de Mendoza fue su hijo y vivió su in­fancia y su juventud en Granada -en la Alhambra- y no sería difícil suponer que su padre -al igual que su hi­jo, el Virrey- haya leído a León Battista Alberti de quien tomó idea de la partición de congregaciones, concepto político y urbanístico de rotunda importancia para la re­construcción de la ciudad de México a partir de 1538, una vez demolidos los cúes y adoratorios.

Alonso García Bravo, un "buen jumétrico", trazó la ciudad de Hernán Cortés: la ciudad de adoratorios en pie, conservados "para memoria", la ciudad Azteca que agonizó entre 1521 y 1538. Cortés conoció México­Tenochtitlan, y la admiró emocionado, de inmediato, co­mo lo revelan sus Cartas de Relación; y aunque tuvo que destruirla durante el sitio, no arrasó con ella, como Tou­ssaint lo ha señalado.

La visión de Hernán Cortés es la del conquistador: La Gran México-Tenochtitlan como un monumento a su "fama"; la visión de Antonio de Mendoza es la del esta­dista, la política y humanística la ciudad ideal de Alberti. Por eso el plano de las cartas de relación de Hernán Cor­tés no coincide con el plano de la ciudad atribuido al cos­mógrafo Alonso de Santa Cruz, amigo del Virrey, corres­ponsal suyo.

A partir de 1538, las medidas del Virrey son enérgicas: el 11 de abril de ese año, obligó a los dueños de solares a edificar o cercarlos en un año de plazo; a respetar la traza de la ciudad; a construir las fachadas de las casas de cal y canto; a edificar casa para morar en ella y, de lo contra­rio, la persona que no cumpliera con estas condiciones perderia su solar sin previo aviso.l4 Las sanciones fueron aplicadas: en 1538, a Francisco Montañ.o le dieron tres días para quitar el edificio que hizo en una calle, y a los agustinos se les ordenó derruir una construcción que

14.-Acta de Cabildo de 11 de abril de 1538. Se puede consultar en la edición de 1889, o en la guía publicada por el D.D.F. y el F.C.E. en 1970. La guía fue preparada por Edmundo O'Gorrnan y un grupo de historiadores.

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5. Interpretación del plano de Las cartas de Hemán Cortés, Toussaint y Fernández.

tenían en las tiendas de la plaza -el primitivo portal de agustinos- por salirse de la traza, el 18 de marzo de 1540.

Sabemos que Mendoza conoció los trabajos de Pedro Apiano, en Alemania y que sostuvo una nutrida corres­pondencia con Alonso de Santa Cruz.15 Esto revela cómo Don Antonio, además de sus inquietudes políticas y ar­quitectónicas, tuvo las de explorador (expedición de Co­ronado) y las de cosmógrafo y astronomo. La correspon­dencia con Santa Cruz -miembro del Consejo de Indias y allegado al emperador- no la conocemos, aunque Ger­mán Latorre hace mención de élla, lo cual Toussaint con­signa y dice: "fue muy amigo de Don Antonio de Menda-

15 .-Planos de la Ciudad de México. Siglos xv1 y xvn . Estudio Históri­co, urbanístico y bibliográfico. Por Manuel Toussaint, Federico Gómez de Orozco y Justino Fernández. México. 1938. p. 145. 16.-Planos. op . cit. p . 145, cita el estudio de Latorre sobre Alonso de Santa Cruz, publicado en el Boletín de Estudios Americanista, Sevilla . Junio de 1913, el cual no logramos localizar. 17 .-Códice Mendieta, op. cit. p . 255. 18.-Esta idea -de considerar a Mendoza como realizador de la utopía urbanística a partir de 1538- coincide con un texto de Linné, el cual es­timó -por vías muy distintas- que: '' ... los espaftoles pudieran, libres de toda consideración para las construcciones anteriores y apoyándose en parte en el antiguo plan de la ciudad, como lo subraya ya George Kubler , realizar el plan de una ciudad del renacimiento, tal como se pro­yectó, por ejemplo, por el genío uní versal León Battista Alberti". Lin­né, op. ci t. p. 54. 18•.--Seguramente, ni Alberti ni el virrey Mendoza tuvieron conoci­mientos de urbanismo tan precisos como los del urbanismo contempo­ráneo:

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za con quien sostuvo mucha correspondencia y quien le indicó a su paso para México que el invento de un apara­to para medir longitudes que había hecho Alonso de San­ta Cruz, existía ya en Alemania verificado por Pedro Apiano" .16 Un dato interesante es el relacionado con la existencia de un ejemplar de la obra de Apiano en la Biblioteca de Tlaltelolco en 1572.17

Alberti recomienda conocer el punto - el "eje del mundo"- sobre el cual ha de hacerse una ciudad, ya que de esto depende su iluminación y su ventilación; la orien­tación decide si ésta es habitable o no; si puede volverse pestilente, y sus casas serán frías y obscuras.18 Además, aconseja se haga sobre suelo "firrnísimo" y sus cimientos muy "rellenados", etcetera. Todo esto llevó al Virrey, a partir de 1538, a transformar la ciudad en muchos aspec­tos. 19

Es indudable que su utopía renacentista se apoyó en bases científicas -rigurosamente astronómicas- con el fin de darle a la ciudad de México las características de la ciudad ideal de Alberti: además de bella, regular en su trazo, con espacios abiertos, plazas con portales, y todo cuanto recomienda el humanista en su tratado, estaría bien ventilada y con sol durante todo el año.19

La ciudad prehispánica y la de Hernán Cortés tienen sus ejes trazados en forma rectilínea pero no se cortan pa­ra formar un damero. La ciudad de Mendoza, la descrita por Cervantes de Salazar y representada por Santa Cruz, es otra cosa: los ejes que la cortan y la atraviesan, están orientados según la posición astronómica de la ciudad, de acuerdo con su latitud y longitud. La ciudad antigua y la del conquistador, con su templo mayor una: y su modesta catedral la otra, estaban orientadas de oriente a poniente; en la ciudad renacentista, la nueva catedral se construiría de norte a sur; gracias a los ruegos de Zumárraga, ante el emperador, quien impidió la invasión de los terrenos pro­pios del templo proyectado. En la ciudad trazada por García Bravo, la plaza grande se hallaba a un costado de la catedral vieja y el antiguo Teocalli; en la ciudad

19.-Francisco Quintero, vecino de la ciudad de Temuxtitán, México, realizó una permuta con Francisco Rodríguez, vecino de Zacatula, que consistía en cambiar a unos indios que Quintero tenía arrendados por dos aftos, con Antonio de la Cadena, en la provincia de Michoacán, por la mitad del pueblo de Patatán y Xalcutitán, en la provincia de Zacatu­la. El motivo de la permuta -y de acuerdo con el Virrey Mendoza- era que Quintero deseaba mudarse a esos pueblos ya que se hallaba enfermo " de causa de ser esta dicha ciudad fría e de calidad e templanza que en ella no tiene salud e de cada día espera morir" . (Not.a!c. de Martín de Castro, a 13 de julio de 1537. Fol. 486 a 490 Vta. Archivo General de Notarías . México). A mediados de julio de 1537, además del " hedor" señalado por Gómara, la mala orientación de la ciudad permitía que fuese fría y, por estar rodeada de agua, húmeda. Ese tipo de malestares entre los vecinos, fueron un motivo más para que el Virrey decidiera una nueva disposición de la ciudad con el fin de lograr que fuese más asoleada -y con ello sus casas recibieran luz y calor- y más ventilada para evitar el mal olor y la humedad que provenían del largo y las acequias.

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6. Plano de la ciudad de México por Alonso de Santa Cruz en 1560 adaptado al plano moderno por Gabriel C. Velázquez 1930.

planeada a partir de 1538, la nueva catedral no estaría aislada entre plazas -la del marqués, la chica, la grande y la de sus espaldas-, sino frente a la inmensa plaza di­bujada en 1565 y 1596, la cual se muestra en los planos publicados por Angulo lñiguez,20 y está frente a un gran claro, rodeado de arcos, con los edificios del Ayunta­miento y los portales.

Hernán Cortés repartió solares y Alonso García Bravo trazó calles a cordel. Cortés se adjudicó los dos mejores sitios: los palacios de Moctezuma. El primero, pasó ama­nos de la Audiencia, pues a la corte llegaron rumores sobre su enorme superficie y magnificencia; el otro, se re­construyó lentamente y en 1563 lo adquirió la corona. Se aprovecharon los muros y los materiales de los edificios prehispánicos, es decir, de los palacios del Emperador Azteca y se reedificaron encima las casas de Cortés.

Toussaint, señala: "la subsistencia de ambos palacios es importante para el nuevo trazado de las calles de la nueva ciudad". No sólo fue importante -agrega- sino decisi­vo: eran los más importantes edificios del islote, pues los adoratorios estaban arruinados. En suma: Cortés y García Bravo trazaron la ciudad a partir de estos dos lo­tes.20a. Por otra parte García Bravo trazó unas cuantas calles, las cuales - supongo- no fueron mas de diez, si atendemos al hecho de que en casi dos mil documentos del protocolo, del primer notario de la capital, no semen­cionan más de ese número.21

García Bravo no era astrónomo ni sabía latín; Mendo­za, quien conocía la obra de Apiano y su instrumento pa­ra medir longitudes, fue corresponsal del cosmógrafo del emperador y lector de Alberti. Las consideraciones de Mendoza fueron más allá de las que tuvieron tanto los

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7. Plaza Mayor de México. Plano de 1596. Archivo de Indias

20.-Angulo, Diego. Planos de Monumentos Arquitectónicos de Améri­ca y Filipinas. Sevilla 1939. pp. 16-25 y Lams. 2a-2h. 20a.-Sin embargo, la obra llevada a cabo en la capital por el Virrey Mendoza fue mucho más amplia que la de García Bravo, quien apro­vechó parcialmente la traza indígena. Woodrow Borah explica:

"El único punto que requiere de una discusión más profunda es la re­lación entre Tenochtitlan y la ciudad de México. Como ya se ha men­cionado, la capital azteca poseía una majestuosa plaza central, en la que desembocaban largas avenidas rectas; había elementos rectangulares y regulares en el trazado de Tenochtitlan debido a las avenidas (que no formaban una cuadrícula perfecta) y al sistema de canales. Los Chinam­pas de la periferia de la capital también tendían a la forma rectangular. Sin embargo, no hay evidencia de que las calles o las vías dentro de la red de avenidas y canales fueran rectas o siguieran algún plano regular. Al construir la ciudad de México, los españoles conservaron las aveni­das y los canales, así como la gran plaza central, pero cortaron las calles rectas dentro de este esquema. Los indígenas, obligados a vivir en los suburbios, construyeron sus viviendas de modo irregular y sin calles re­gulares. Es por ello que Tenochtitlan no pudo ser utilizado como proto­tipo para aplicar a la ordenación de las calles en damero." Esto no excluye pensar en el arreglo urbano del Virrey Mendoza -como se ha explicado- sino por lo contrario, ayuda a una mejor comprensión del problema pues resulta evidente que el trazado reticular de la capital novohispana se debió al intento de Mendoza de ajustar a la ciudad indígena con la idea urbanística de la corona y la suya propia de acuerdo a su mentalidad renacentista. Véase: Borah, Woodrow. "La influencia cultural europea en la formación del primer plano para centros urbanos que perdura hasta nuestros dlas" en boletín del C. l. H. E. de la Facultad de Arquitectura y urbanismo. Caracas, Febrero de 1973, Núm. 15, 68. 21. - Del escribano Juan Fernández del Castillo, hemos consultado sus protocolos, los cuales comienzan el 9 de agosto de 1525 y terminan en diciembre de 1528. En total son 1792 actas notariales; hemos revisado

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antiguos mexicanos, el conquistador Cortés y García Bra­vo: los propósitos de Mendoza fueron de caracter políticos, urbanístico, utópico y científico. La ciudad re­sultó motivo de orgullo para Mendoza; pues la agónica y peligrosa, irregular y pestilente ciudad de los aftos de 1537-38, a la pacífica y renacentista de 1554, hay una gran diferencia.22 En 1544, al hacer su defensa ante el em­perador sobre los cargos del visitador Tello de Sandoval, el Virrey afirma: ''esta ciudad y las demás questan de ba­jo de mi gobernación podrá saber V. M. que así en edifi­cios como en número de vecinos están más de tres tanto acrescentado de lo que era cuando yo vine a esta tierra". 23

El orgullo por la ciudad de mediados del siglo XVI se refleja en dos documentos: el plano de Santa Cruz y los diálogos de Cervantes de Salazar, impresos en 1554. El plano de Alonso de Santa Cruz, de manufactura indígena, fue enviado posiblemente desde México, por Antonio de Mendoza próximo a partir al virreinato de Perú. Los argumentos para atribuirle la fecha de 1555 ó 1562 son muy débiles. Se dice que si el Albardón de San Lázaro se hizo en 1555 ó 1556 y aparece en el plano, éste debe ser de esa fecha.24 El Albardón ya existía, por eso se pudo reconstruir tan rápidamente; en tres meses no es po­sible hacer obra semejante. El Albardón fue .construido

todas y solamente se mencionan diez calles: del Agua, que corresponde a la de Acequia, y corría desde un extremo a otro de la isla, pasando frente al Ayuntamiento; de Los Ballesteros, hoy Cuba y Allende, rumbo a Tlaltelolco; de Los Bergantines, hoy Guatemala; de la Carrera de los Caballos, luego San José el Real y hoy Isabel la Católica; de La Celada, hoy Venustiano Carranza; Donceles, hoy Donceles, luego de llamarse de Chavarria, Monte Alegre, Cordobanes, Canos y Puerta Falsa de San Andrés; de Diego de Orgaz, supongo que esta calle se llamó así debido a la residencia en ella de este conquistador, quien fue Alcalde Mayor de la Ciudad (2 de noviembre de 1525) y recibió sus solares -como aparece en las actas de cabildo, sin especificación alguna el 28 de noviembre de 1525 y otro el 17 de agosto de 1526, ignoro a qué calle correspondería; Ixtapalapan, luego Flamencos, Porta Coeli, del Hospital de Jesús, Rastro y San Antonio Abad, al sur, y al norte Seminario y Reloj, hoy Pino Suárez, Palacio Nacional y Seminario; San Fran Francisco, hoy Madero y Tacuba cuyo nombre nunca fue cambiado. Hacia 1550, había más calles: de Las Ataranzanas, ya existente desde 1524, que sería o la 2a. de Guatemala o Argentina; de las Doncellas, hoy Bolívar; de la Guardia, Callejuela interior de las casas viejas de Cortés ocupadas por la Audiencia y el Virrey; Callé Nueva, luego de San Agustín, hoy Uruguay; del Doctor Puga, hoy Jesús María; de San Agustín, hoy Isabel la Católica, y a fines del siglo XVI, había ya muchísimas más: de la Compañia, de la Inquisición, San Antón, San Juan, San Sebastián, de Sancho López de Aburto, de Santa Ana, Sta. Catalina, Santo Domingo, del Alférez, etc., es probable que muchas de estas calles existiesen desde 1550 -o antes- pero no aparecen men­cionadas enlos protocolos referidos. Las diez calles mencionadas arriba, o. ya existían en la ciudad prehispá­níca - Tacuba, Ixtapalapa, Acequia- o se trazaron alrededor de los dos grandes edificios de Moctezuma que Cortés se adjudicó en 1524, co­mola de San Francisco y la de La Carrera de los Caballos. Véase: Indice y extracto de los protocolos del Archivo de Notarías de México, por Agustín Millares Cario. El Colegio de México. México. 1945. Vol. l.

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por Axayacatl antes de la conquista y destrozado después de 1521, pero ya existía y por eso puede aparecer en 1550. Además, el Virrey era amigo y corresponsal de Santa Cruz.25 La ciudad, tal como aparece en este plano, es otra muy distinta de la que aparece en la edición de las cartas de Cortés, con su plano grabado en Nüremberg en 1524, y sus derivados: El de Benedetto Bordone de 1527 y el Ra­musio, de 1556, al cual le acompai'ía el texto del Conquis­tador Anónimo,26 el cual describe a la ciudad trazada por García Bravo y concebida para su fama por Hernán Cor­tés.27 En esta crónica se mencionan los monasterios de San Francisco y Santo Domingo pero no el de San Agustín. Los dominicos tenían su templo y convento ha­bitable hacia 1530 y los agustinos comenzaron su iglesia el 28 de agosto de 1541, según Grijalva, y su primera piedra fue puesta por Antonio de Mendoza.2s O sea que este texto puede situarse entre 1530 y 1540. Describe las casas de caciques con -sus jardines, y dice que había cuatrocientas casas de cal y canto en las ciudadela de los españoles.

El libro de Cervantes de Salazar es el otro documento referido; es obra muy conocida y ha sido reimpresa por García Icazbalceta en 1875 y por Edmundo O'Gorman en 1963. Ambas ediciones llevan notas eruditas y muy útiles.29 Cervantes de Salazar, según Méndez Arceo cita-

22. - Que Mendoza tuvo el instrumento para medir longitudes y sabía la posición astronómica de la ciudad de Mexico no me cabe la menor du­da. En 1541le escribe a Gonzalo Fernández de Oviedo a la isla de Santo Domingo y le dice: " ... después que yo estoy en estas partes he verifica­do la longitud que hay hasta Toledo, e son ocho horas é dos minutos e treinta segundos" . Véase: Oviedo, Gonzalo Fernández de. Historia Ge­neral y Natural de las Indias. Madrid. 1851, libro XXXIII, Cap. LII, Tomo III, p. 540. Previamente -y en confirmación de lo arriba señalado- la Reina le envió a Mendoza la siguiente cédula, en el mes de abril de 1538, relativa a su petición de que se envíe a México un Regidor encargado de las obras públicas de la ciudad: "La Reina. Don Antonio de Mendoza, nuestro Visorrey y Gobernador de la Nueva España y Pre­sidente de la nuestra Audiencia y Chancillería real que en ella reside: Bartolomé de Zárate, vecino y regidor de esa ciudad me ha hecho rela­ción que para las obras públicas que la dicha ciudad tiene, hay necesi­dad de un obrero que entienda en ellas y las visite y se halle presente a hacer las mezclas, porque los indios tienen cal, y no habiendo el dicho obrero todas las obras públicas irían falsas; y me suplicó mandase pro­veer del dicho oficio de obrero a quien fuese servido. Y porque la dicha ciudad no tenia propios para poder dar salario, le mandásemos dar al tal obrero un buen corregimiento de los que están en la laguna cerca de la dicha ciudad, o como la mi merced fuese. Lo cual, visto por los del nuestro Consejo de las Indias, fue acordado que debla mandar dar esta nuestra cédula para vos, y yo túvelo por bien, porque vos mando que veáis lo susodicho y proveáis cómo uno de los Regidores de esa ciudad entienda cada un año en las obras públicas de ella. Fecha en Valladolid, a veinte de abril de mil y quinientos y treinta y ocho años. Yo la Reina. Por mandato de su Majestad. Juan de Sámano. Señalada del Consejo" . Por lo visto, el Regidor nunca llegó - a menos que fuese Alcaráz- y Mendoza tuvo que realizar esas obras como lo demuestran los hechos en los años subsecuentes. Véase: González de Cosío, Francisco. Historia de las Obras Públicas en Mexico. México. 1971. Vol. l. p. 157. 23.-Esta carta aparece en Las Instrucciones ... op. cit. p. 240.

8. Plano de la Ciudad de México. Grabado en madera y adjunto al texto de la segunda carta de relación de Hernán Cortés. Nuremberg. 1524

24.-Ellibro de Linné s.obre el mapa de Upsala, atribuido a Fernández de Santa Cruz, ha sido citado ya varias veces en este trabajo; sus conclu­siones confirman todas nuestras sospechas: que el plano estuvo dedica­do al emperador Carlos V; que es de manufactura mexicana y pudo ser realizado por los alumnos del Colegio de Tlaltelolco; que el Albardón de San Lázaro aparece, es porque ya existía desde tiempos precorte­sianos y sólo fue reconstruido en 1555-1556; que el mapa data de hacia 1550; las casas de Hernán Cortés apenas si están señaladas y el templo de Tlaltelolco, en cambio, aparece agrandado; y, que Mendoza -corresponsal de Santa Cruz- lo pudo haber enviado antes de 1550; argumentos todos que se suman a las ideas expuestas en nuestro tra­bajo. 2s.-Planos, op. cit. p. 142. 26 .- Véase: Icazbalceta, Colección de Documentos, op. cit. pp. 368-398 y Edición de E. O'Gorman. Alcancía. México. 1938. (Tengo la impre­sión de que este texto pudo ser la relación de la Historia de Tenochtitlan que el Virrey Mendoza le envió a Diego su hermano; Ramusio afirma haber tenido correspondencia con el Virrey Mendoza y de haber recibi­do una relación del año 1541. Véase: Gerbi, La Naturaleza de las Nuevas Indias ... p. 198. Nota 140. 21.-Recordemos como el conquistador veía en la ciudad de México­Tenochtitlan la posibilidad de una realización propia, p0r eso le escribió orgulloso al emperador, lo siguiente: "puede creer V. S. M. que hoy en cinco años será la muy noble y populoso ciudad que haya en lo poblado del mundo". Citadó por Linné en '"El Valle y la Ciudad de México" en 1550. op. cit. p. 54. 28.-Grija1va, Fr. Juan. Crónica. México. 1924. p. 159. 29.-La edición de 1875 es muy rara; existe otra de la UNAM. 1939. La de O'Gorman es la más recomendable y fácil de conseguir; está editada por Porrúa Hermanos y forma parte de la colección "Sepan Cuantos .. . ", Núm. 25. 30.-0p. Cit. p. 13. 31 Cervantes de Salazar, op. cit. (Ed. de Icazbalceta) pp. 87, 89, 91 y 5.

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do por O'Gorman, pudo vivir en México gracias al Virrey Mendoza: "abril de 1550". "Carta del Virrey Mendoza. Ofrece donar unas estancias para el sostenimiento de la Universidad que quiere sea fundada en México. Por esas fechas hizo nombramientos provisionales de catedráti­cos, y no es improbable suponer que a insinuación suya Alonso de Villaseca invitó a venir a México a su primo hermano" .3o Por otra parte, Mendoza - aún en Perú­hacia 1552, seguía siendo influyente: fué primo de la es­posa de Francisco de los Cabos, Secretario del Empera­dor y hermano de la suegra del Virrey Luis de Velazco, casada con Martín de Ircio. Tal vez, Cervantes de Salazar -político y cortesano- hiciera el elogio de la ciudad tal como la dejó Mendoza y como quiso verla descrita: la ciudad ideal de Alberti, sin huellas de la Ciudad Azteca. Quizas convenga una nueva lectura de este libro de corte tan renacentista y afín a la visión del virrey humanista: "todo México es ciudad, es decir, no tiene arrabales, y to­da es bella y famosa".

Los tres diálogos representan el mejor elogio a dos obras emprendidas por Mendoza: la universidad y la final disposición de la ciudad de México, concebida como una ciudad renacentista.

El diálogo II de Cervantes de Salazar, por ejemplo, contiene pasajes afines con los textos de Alberti. El elogio a la ciudad parece un reconocimiento a la obra del virrey y una exégesis de los textos del tratadista italiano. Recor­demos las sefiales puestas en el ejemplar referido - la edi­ción parisina del tratado de arquitectura- y veremos co­mo coinciden con las explicaciones de los interlocutores del diálogo: lo largo y lo ancho de las calles, lo recto de su traza, el empedrado y los canales: "sirviendo de adorno y al mismo tiempo de comodidad a los vecinos". La descripción de los edificios, sus techos, parece una exége­sis de ·la obra de Alberti.

Las casas de la ciudad -según indica Cervantes de Salazar- fueron construídas tal como lo dispuso Mendo­za: "puestas con tanto orden y bien alineadas, que no se desvían ni un ápice". Y como fortalezas: " ... ya que no se podía resguardar la ciudad, cifiéndola de torres y mu-

31•.-Según ha observado Enrique Cervantes, urbanista y arquitecto: " La iluminación de la ciudad depende más del ancho de la calle y de la relación con la altura de los edificios. El asoleamiento es otra cosa y éste sí depende de la orientación, las calles que siguen la línea oriente­poniente tienen sol todo el día (de 6 a.m. a 6 p.m.) , sin embargo, las fachadas de las casas ven hacia el norte y sur y son sombreadas y frías. Por el contrario las calles alineadas de norte a sur solo reciben el sol por espacio de una hora a dos (dependiendo del ancho de calle y altura de construcciones), pero las edificaciones tienen buena orientación (para la Ciudad de México) de oriente y poniente y reciben la luz y el sol. La iluminación de la ciudad, que depende de la luminosidad del sol, que en el Valle de México es muy alta y por otra parte, como se anotó por la relación entre ancho de calle y altura de edificaciones. Por otra parte, la buena orientación de las construcciones para la Ciudad de México (por su clima) es al oriente, poniente y sur. Hacia el

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rallas" .31 Además, " ... para que en todo sean perfectas, tampoco exceden de la altura debida'', pues podrían arruinarse en los terrenos y "también para que todas reci­ban el sol por igual, sin hacerse sombra unas a otras". Alberti recomienda buena iluminación y ventilación y el asoleamiento, lo cual depende, en parte, de la orientación de las ciudades. Mendoza recogió el consejo y no sólo cambió la disposición de México-Tenochtitlan, sino hizo además las calles "anchas y desahogadas" .31A Con ello, se evitó la pestilencia y la obscuridad, se logró una ciudad "salubre" y "asoleada" y se resolvió un problema de se­guridad pública.32 Zorita, en la segunda mitad del siglo XVI, dice: "la mui bien edificada de mui largas i anchas i mui derechas calles, y lo más bello empedrado, y convino que fuesen anchas y derecl}as, porque la defensa y forta­leza de la ciudad está en la gente de a cavallo" .33

Recordemos cómo Mendoza ordenó, en 1537, ante la amenaza de un levantamiento de negros e indios, que solamente anduviesen a caballo los espafioles. Al afio si­guiente, tras la demolición de los Teocallis, aplicó con rigor el "principio de separación" o "partición de congregaciones" -al grado de prohibir que los indios se acercaran a la ciudad a la distancia equivalente de un tiro de ballesta-, y construyó las calles anchas y dispuso el acomodo de los pobladores blancos e indios de acuerdo con sus oficios -plateros, herradores, silleros, etcétera­logrando con ello: seguridad pública, pero mas que nada la planificación del comercio y la actividad económica de esos primeros pobladores.

Seguridad, aire puro y buen sol son las características de la ciudad ideal. Así lo recomendó Alberti, asi lo reali­zó Mendoza y lo describió Cervantes de Salazar. En ese orden se relacionan los hechos y sólo así se explican las notas del ejemplar tantas veces citado, el cúmulo de do­cumentos reunidos y el texto del humanista novohispano:

Es necesaria, insistimos, una nueva lectura de los tex­tos de Cervantes de Salazar, que incluya, como antece­dentes, las ideas de Alberti y los documentos citados en este trabajo. De otra manera, su obra puede ser conside­rada como una descripción de la utopía urbanística, reali-

norte es frío y recibe los vientos dominantes fríos que son inconvenien­tes. La ventilación en la ciudad para toda la época colonial no fue un problema debido a que el aire no estaba contaminado, y la pestilencia -en ese sentido- no es cuestión de ventilación urbana sino de caños de agua negra que corrían a cielo abierto por las calles y acumuladón de basura en lotes baldíos y vía pública o sea cuestión "sanitaria" y no sólo de ventilación". 32.-Mendoza no quiso construir fortalezas en Nueva España, salvo las atarazanas, cuyo cambio de sitio es discutible. Cumplió, en ese sentido, lo que indicaba una política contraria a la existencia de una clase seño­rial, la cual - algún día- podría levantarse contra la corona, como así sucedió en 1566. 33.-Zorita, Alonso de. Historia de la Nueva España. Madrid. 1909. Cap. XII, p. 175.

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zada por un estadista pleno de humanismo renacentista como lo fue Don Antonio de Mendoza.

El mapa de Upsala es la versión visual de unos tlacuilos que intenta representar a la ciudad de México tal como la vio Cervantes de Salazar y como la dejó Antonio de Men­doza al partir rumbo al virreinato del Perú.33

Las teorías de Alberti, el empeñ.o del virrey y dos testi­monios -unos diálogos latinos y un mapa- nos explican cómo fue la ciudad de México a mediados del siglo XVI:

una utopía realizada, de la cual no quedó absolutamente nada.

Tengo la seguridad -a menos que hubiese prueba en contrario- de que Antonio de Mendoza mandó dibujar el plano de Uppsala, para enviárselo al Emperador, con objeto de mostrar con una imagen su obra urbanística en la capital de la Nueva Españ.a.34 Me fundo en varias con­sideraciones, además de las arriba apuntadas; que son, repito: ilustrar su utopía arquitectónica y urbanística; la fecha de su realización, la proximidad de su partida al Pe­rú y el fin de su gobierno en México. Existen antecedentes de esta clase de documentos -ilustraciones de cosas de esta tierra dibujados por tlacuilos- en dos casos: el Có­dice Mendocino y la relación de Michoacán.

El Mendocino fue realizado por "Gualpuyogualcatl", maestro de pintores, según el testimonio de Jerónimo Ló­pez quien vio cómo se realizaba esta obra en los añ.os de 1541-1542.35 Gómez de Orozco identificó a su intérprete: el canónigo Juan González. Como se sabe, este códice fue enviado a Carlos V por el Virrey Mendoza para infor­marle aspectos diversos de la realidad mexicana con el objeto de hacer comprender que no se podía gobernar es­ta tierra sin el conocimiento de su mentalidad e "idiosincracia". El códice no llegó nunca a su destino: fue secuestrado por unos piratas y corrió una suerte de lo más curiosa, hasta ir a parar a la Biblioteca Bodleyana en Oxford, lnglaterra.36

El segundo caso es el de la "relación de Michoacán", cuyo manuscrito se halla, hoy en día, en El Escorial.37 Realizado en Tzintzuntzan por Fray Jerónimo de Alcalá hacia 1540, fue entregado al Virrey Mendoza, su primer

33. -Tal vez, quiso demostrar, de haber sido realizado por los Tlacuilos y alumnos del Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco, la capacidad técni­ca que habían obtenido los indígenas, gracias a su empeño como virrey del obispo Zumárraga, sus fundadores. Linné explica cómo los textos que el plano lleva, la cartela o dedicatoria a Carlos V., según la interpre­tación del profesor Svennung, están escritos en tono de agradecimiento y orgullo. Tal vez esta inscripción fue legible en otra época -¿Acaso en el siglo xv11 y xvlll?- y ostentó el nombre del Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco, como lo señala Linné en las pp. 173-177 en el capítulo relati­vo a la carta o inscripción y las pp. 201-202, que tratan de su probable autor. 34.-Véase: Nota 21 de este capítulo. 35.-Zavala, Silvio. "Las encomiendas de Nueva España y el Gobierno de Don Antonio de Mendoza" en Revista de Historia de América. Núm. l. pp. 59-75.

propietario, quien lo envió a Españ.a como regalo al em­perador o al Consejo de Indias. Refiere la vida, las cos­tumbres y las circunstancias por las cuales atravesó el reino de Michoacán en los añ.os anteriores y posteriores a la conquista.

Hemos visto ya como el Virrey Mendoza "concertó" la "traza Moderada" para los conventos, y su intervención en el urbanismo; Mac Andrew tuvo la intuición de rela­cionar la fundación de Valladolid de Michoacán, las siete condiciones formuladas por Platón y el humanismo del Virrey Mendoza en estas palabras: "Humanismo Viceroy Mendoza was reminded by the Valladolid he founde in Michoacan of the seven conditions Platon had formula­ted for an ideal city" _38

En este caso, el Virrey, a través de Juan Ponce -sevillano amigo de Alonso García Bravo-, se ocupó de la fundación y la traza de la Ciudad de Valladolid de Michoacán.39 Antes, Quiroga y Mendoza intentaron bautizar a la ciudad de españ.oles cerca de Tzintzuntzan con el nombre de Granada.

En el caso de Puebla de los Angeles, conviene apuntar que su fundación data de 1531 y el establecimiento y de­sarrollo de la ciudad ocurrió en un largo proceso el cual se puede seguir a través de las actas de Cabildo del Ayun­tamiento. En 1536 y por real provisión del Virrey Mendo­za se puso la primera piedra de la catedral. 40 A partir de 1554 la ciudad comenzó a tener la fisonomía propia de un gran asentamiento renacentista. Era fundación nueva y españ.ola, lo cual permitía una traza moderna; a ello contribuyeron, seguramente, Luis de León Romano y Claudia de Arciniega. El primero fue un caballero ita­liano enviado a Nueva Españ.a por el emperador; su crite­rio sobre la manera de ejercer autoridad se fundaba en adaptar las leyes a las costumbres de la tierra: ''para evi­tar los dañ.os e inconvenientes que digo conviene que esta nación se gobierne debajo del juicio de un buen varón que haga la ley conforme a la nación y el tiempo" (carta al príncipe, a 20 de abril de 1553).41 Llegó a Nueva Espa­ñ.a en tiempos del Virrey Mendoza• y murió en 1557.

En la cartilla vieja de Puebla aparece Luis de León Ro-

36.-" ¿Quién fue el autor material del CÓdice Mendocino y quién su in­térprete?". Divulgación Histórica. Vol. lll, No. 8. pp. 377-383. 37.-Alcalá, Fr. Jerónimo de. La relación de Michoacán. Estudio de Francisco Miranda. Morelia. 1980. 38.-Mac Andrew, John. The open-dir churches of sixteenth century Mexico, Cambridge, Massachusets, Harvard University Press. 1969. p. 107. Aunque Mac Andrew, como se advierte, menciona las siete cualidades de una ciudad - según Platón- consideradas para la fundación de Valladolid -hoy Morelia- no cita la fuente. Esto nos obligó a revisar diversas obras y después de varios intentos, logramos precisar dicha fuente: Basalenque, Fray Diego de. Historia de la Provincia de San Ni­colás Tolenlino de Michoacán. México. 1673. Edición de Editorial Jus. México. 1963 . P . 98 y dice el cronista:

"En él se hallan las siete condiciones que Platón dijo había de tener

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una ciudad. Lindo puesto, y fuerte para los edificios, y que nunca le inunden las muchas aguas. El puesto en una loma, adonde por todas partes se sube, de modo que los edificios están seguros como lo están los que hoy hay, con ser tan lindos; y aunque los dos ríos que la ciñen, sal­gan de madre, no pueden hacer daño a las casas porque es tan seco, que habiendo tantas casas bajas, no se siente humedad en las habitaciones. Lo segundo que pedía Platón era que estuviese descombrada de montes y sierras para que el sol la bañe, luego que nazca, y los aires la purifi­quen, como le sucede a este puesto que por estar descombrado más de una legua en contorno, el solla baña luego que nace, y los aires la puri­fican de las inmundicias de la tierra. Tiene dos ríos, que es tercera cali­dad para la buena ciudad, y de tanto provecho, que pueden entrar como entra el uno por la ciudad, y puede en sus haldas y bajíos tener lindas huertas. Tiene asimismo cuarta calidad, mucha leña, pues a dos leguas tiene montes inagotables para ciudades muy grandes. Tiene asimismo abundancia de pan; quinta calidad, pues tiene a ocho leguas en contor­no muchos valles para maíz y para trigos de riego. Tiene abundancia de pescado y carne, sexta calidad, pues toda la provincia está llena de es­tancias de todos ganados mayores y menores, y de aquí se provee gran parte de la Nueva España. Pues el pescado, si hay curiosidad, siempre se puede comer fresco y de muchos géneros, que por eso se llama Michoa­cán, tierra de pescado. Pues el regalo de sus frutas, no sé yo que haya ciudad que le sobrepuje en tantas y tan vecinas. No entran en este cuen­to los regalos de dulce, que de éstos no se acordó Platón, los cuales se añaden por la cercanía de los ingenios y trapiches. v su lindo temple,

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que ni es caliente ni frío, sino una medianía muy suave y saludable a los cuerpos humanos. Sólo le falta la séptima condición, que es ocasión de comerlos, porque ni es puerto de mar ni tiene minas, ni tiene beneficio en que los naturales se entretengan, si bien que algunos puede tener, que la necesidad y el aumento de la gente los platicará. Viendo pues tan buenas y lindas calidades, se determinó a hacer aquí una ciudad. 39.-Véase: Apéndice III y documento reproducido ·del No. 1, Vol. VI del Boletín de A. O. de la N. p. 20. 40.-El papel del Virrey en la construcción de la catedral vieja de Puebla fue decisivo: en 1536 les comunicó a los del Ayuntamiento de Pue­bla que: " .. . yo mandé a Juan Vizcaíno, can1ero, que fue por hoy a ver la traza de cómo se ha de hacer la iglesia, platicad con él lo que en ello os pareciere y enviaremos relación de ello". Véase: Castro Morales, Efrain. "La catedral vieja de Puebla" en estudios y documentos de la Región Pueb/a-Tiaxcala, Puebla, 1970. Vol. 11, pp. 32-39. Castro seña­la: "La importancia de esta comunidad india (Calpan) en el desarrollo de Puebla es un hecho que nos permite juzgar, aun de manera poco pre­cisa, las repercusiones sociales que tendrían las disposiciones del Virrey y del Cabildo en la dinámica cultural de esta zona. Creemos que sólo con el trabajo de la comunidad de Calpan y de otros pueblos indígenas cercanos, pudo constituirse Puebla en una comunidad urbana verdade­ramente. Así tenemos que por mandamiento del virrey Mendoza, de 24 de mayo de 1536, se ordenó que los indios que estaban destinados para la iglesia, en tanto se iniciaba, fueran destinados para la realización de obras públicas de la ciudad, como eran la construcción de un estanque

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mano en 1554 como el cuarto corregidor,42 aunque según Hugo Leicht estuvo, pero como Alcalde Mayor de la Ciudad.43 Y dice la cartilla: "Este afio (1556) se acordó que pusiera el Corregidor Luis de León Romano su retra­to y armas Ad Perpetuam Dei Memoriam en la fuente de la plaza, y en todas las obras públicas, porque supliendo los reales encafia el agua para la pila de la plaza, hizo dicha pila, los portales, puentes y las casas de cabildo, por lo que en regracia le dieron los ocho solares que donó al colegio de San Luis" .44

El autor de esa fuente y otras obras en esos afias fue Claudia de Arciniega quien venía de Sevilla con su her­mano Luis. Había trabajado en las obras del Alcázar de Madrid y labrado las ventanas de la biblioteca de la Uni­versidad de Alcalá de Henares, bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontafión.4s

Sobre el desarrollo urbano de Puebla, Efraín Castro prepara un interesante trabajo basado en fuentes direc­tas, lo cual contribuirá a precisar algunos aspectos del ur­banismo novohispano sefialados en este trabajo.

En cuanto a Oaxaca, ya hemos visto que el Virrey estu­vo atento a su ubicación y a la construcción del templo de Santo Domingo, encargándole esto a Francisco Maldona­do, el conquistador de los zapotecas. Por cierto, éste y Cortés construyeron en Oaxaca sus casas en un sitio que al Virrey le pareció mas propio de una ciénega o un huer­to, encima de unos cúes. Otra vez, la visión del conquista­dor y el estadista son distintas.

Por último, en Tlaltelolco -sitio de la fundación del Colegio de Santa Cruz- se aplicó la idea urabanística de Alberti; Mac Andrew lo advirtió y al referirse al mercado -un espacio abierto que le causó gran sorpresa a Berna!

para la plaza mayor, las casas de Cabildo y las carnicerías. Además les fueron encargadas las obras de alcantarillado e irrigación necesarias pa­ra labores agrícolas en el valle de Atlixco, fundamentales en el de­sarrollo económico novohispano, por las cuales el Cabildo, en no­viembre de 1541, les otorgó en recompensa dos suertes de tierra en ese lugar. A pesar de que desde ese mismo año, figura el pueblo de Cal pan encomendado a Diego de Ordaz, pagándole tributo y aun bajo este sis­tema continuaron realizando obras públicas en Puebla, como las de la venta de X u pana, perteneciente a los Propios de la Ciudad, que realiza­ron por mandamiento del Virrey, de 31 de enero de 1551, pagándoles su trabajo de ida y vuelta, y a los oficiales medio real de plata cada día. Ninguna de estas obras realizadas por los indígenas se ha conservado, pero el extraordinario convento franciscano de Calpan, con sus esplén­didas capillas posas, nos presenta un testimonio de la gran calidad artística de la mano de obra indígena en los albores de la arquitectura colonial de la región de Puebla-Tiaxcala, y nos permite suponer la im­portancia que tuvo, artística y técnicamente, la primera iglesia mayor de la Puebla de los Angeles". En ese sentido, cabría la posibilidad de considerar al convento de Cal­pan como el prototipo de la "Traza moderada" del Virrey Mendoza y el papel importante que tanto Don Antonio como la comunidad indígena mencionada tuvieron en los orígenes urbanisticos de la ciudad de Puebla. 41.-Citado en Gómez de Orozco, "Quien fue el Autor Material del Có­dice Mendocino ... ", op. cit. 377.

Díaz, al grado de asegurar que muchos soldados que habían estado en Constantinopla, Roma y en toda Italia, no habían visto cosa igual en orden y acomodo-, llamó la atención sobre su cambio de fisonomía: "Market squares were not so mucha Mediterranean as a northern specialty, but neither Flanders nor Germany had any­thing to compare with the tianguis of Tlatelolco in area or clarity of shape. After the old city of Tlatelolco had been incorporated into the new capital as an Indian quarter, its already regular market place had been rebuilt and re­regularized with long new colonnades such as Alberti had recommended for market places in specific directions not yet so fully realized anywhere in Europe" .46

En suma: consideramos que hubo tres momentos de la ciudad de México entre 1500 y 1550. El primero correspondería a la ciudad Mexica, descrita por Hernán Cortés y Berna! Díaz del Castillo y estudiada por Apari­cio, Sanders, Marquina, Matos, Jadeum y otros; y que existía, tal cual, hacia 1520. Su aspecto, traza, orienta­ción y los documentos, investigaciones y excavaciones realizadas, permiten tener una idea de como era y a qué motivos -cosmogónicos, económicos, políticos, sociales y religiosos- se debió su aspecto y su forma: La Ciudad de Tenochtitlan tenía sus ejes rectos, en cruz a noventa grados, y los canales también seguían líneas r'ectas como lo demuestra el plano en el papel de maguey. Posiblemen­te canales y calles secundarias se ajustaron a los límites que progresivamente fue tomando la isla al crecer las chi­nampas. El plano llamado de Cortés muestra las grandes calzadas de gran longitud, algunas de ellas paralelas entre si como Tacuba y Nonoalco. Los ejes de Tenochtitlan no estuvieron obligados a la conformación de la isla. Era co-

La personalidad de Luis de León Romano no ha sido estudiada debi­damente ni se han logrado precisar sus actividades. Se piensa en su ori­gen italiano por el apellido. Según Burgoa, en su Geográfica Descrip­ción, México. 1934, Vol. I. P. 407., dice que era italiano y fue enterrado en la iglesia de Santo Domingo de Oaxaca. ¿Acaso este italiano -si és que lo fué- tuvo un papel importante en la autopía urbanística del Virrey Mendoza? Por el momento no podemos si no limitarnos a referir lo arriba señalado y a recoger informaciones adicionales como la de su aparición en Michoacán. Participó en la fundación de Valladolid de Michoacán en el año de 1541. Desde 1537 la reina concedió permiso al virrey para fundar esta ciudad y fue cuatro años después que se suscribió el acta de fundación la cual reproducimos: "En el Valle que se dice de Guayangaréo, de la Provincia de Mechoacan de esta Nueva España, encima de una loma llana é grande del dicho Valle que está entre dos ríos, por la una parte hacia el Sur el río que viene de Guayangm-éo, y por la otra parte hacia el Norte el otro rio grande que viene de Tiripetío, en miércoles diez y ocho dias del mes de Mayo, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesu Cristo de mil quinientos é cuarenta é un años, podía ser hora de las ocho horas ante de medio día, poco más o menos, en presencia de mi Alonso de Toledo, Escribano Público del Cabildo de la ciudad de Mechoacan é de los testi­gos suso escritos, y estando presentes algunos de dicho Cabildo, los muy magníficos Señores Juan de Alvarado, Juan de Villaseñor é Luis de León Romano, Jueces de comisión, diputados por el Illrno. señor Don

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nacida como la Gran Tenochtitlan y su fama era bien me­recida.

El segundo momento, la ciudad en los afias inmediatos a la conquista correspondería a una etapa de transición. La ciudad de Hernán Cortés aprovechó los ejes de México-Tenochtitlan y sus calles -como ya lo hemos señalado- fueron tiradas a cordel. En ese sentido, Don Silvia Zavala me hizo la siguiente observación de acuerdo con Erwin Palm y Manuel Toussaint: "en cuanto a la tra­za de la ciudad de México entre 1521 y 1535, era "casi re­gular" o "de forma regular sujetándose a las condiciones preexistentes" (según M. Toussaint, Planos de la Ciudad de México, 1938. p. 22). Erwin Palm, por su parte, en su notable estudio sobre "Los orígenes del Urbanismo Im­perial en América" (México, IPGH., 1951), p. 255, hace notar que en 1523, la corona instruye a Hernán Cortés sobre el trazado urbano ordenado. Los términos del do-

10. La plaza Mayor de México. Archivo de Indias (c. 1566)

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cumento (reproducido en la obra de Mario Hernández Sánchez-Barba, Hernán Cortés, Cartas y Documentos, Editorial Porrúa, 1963, p. 590) son los siguientes: "hechas las cosas en los solares de manera que el pueblo parezca ordenado, así en el lugar que dejaren para la pla­za como en el lugar que hubieren de ser la iglesia, como en la orden que tuvieren los tales pueblos y calles dellos: porque en los lugares que de nuevo se hacen, dando la or­den en el comienzo sin ningún trabajo ni costa quedan ordenados y los otros jamás se ordenan" .47a Sin embar­go, los argumentos contrarios a la realización del damero por Cortés y García Bravo están ampliamente explicados.

Es la ciudad trazada por Alonso García Bravo y su edi­ficio más importante sería el de las casas viejas de Hernán Cortés. El conquistador rep~rtió los solares y se adjudicó dos lotes muy importantes. Gómara dice: "quiso Cortés reedificar a México no tanto por el sitio, y majestad del

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pueblo cuanto por el nombre, y fama, y por hazer lo que deshizo. " 47b

Cortés como ya vimos anteriormente, quiso conservar el asiento de la ciudad y algunos cúes "para memoria". "Reedificó" lo que "deshizo", dice Gómara. Destruyó ídolos pero no arrasó templos . En esa ciudad de transi­ción coexistían las casas de los caciques, los Teocallis se­miarruinados y su inmensa casa fortaleza al lado de una modesta catedral y unas cuantas casas de españ.oles; en esa ciudad pensaba gobernar desde su inmenso castillo, dominado la escena. La Audiencia y el emperador lo im­pidieron: Pánfilo de Narváes lo acusó en la corte: "acú­sale que hizo palacios y casas muy fuertes y que eran tan grandes como una gran aldea, y que hacía servir en ella a todas las ciudades de la redonda de México, y que les hacía traer grandes acipreses y piedra desde lejos tierras ... "48. Gómara lo confirma: "Pánfilo de Narváez

Antonio de Mendoza, Visorrey e Gobernador de esta Nueva España, é Presidente de la Audiencia Real de ella, etc., é por virtud de Provisión que para ello tienen, que es la que se suso se hace mención. -Dixeron: que por virtud de la dicha Provisión y mandamiento de su Señoría Ill­ma. son venidos a tomar la posesión del dicho sitio, para asentar é poblar la Ciudad de Mechoacan é repartir los solares a los vecinos que son é serán de aquí adelante, con huertas é tierras para hacer sus hereda­des é grangerías, como por su Señoría Illma. les es mandado, y en cumplimiento de ello se apearon por el dicho sitio de la Ciudad de una parte a otra é de otra a otra, hollándolo con sus piés é cortando y arran­cando con sus manos de las ramas é yerbas que allí había é mandado a ciertos naturales limpiar el asiento de plaza, Iglesia, Casa de Cabildo o Audiencia é Cárcel é carnicerías todo en señal de verdadera posesión de Ciudad de Mechoacán, todo pacífica é quietamente sin haber ni parecer persona alguna que lo contradixese ni perturbase, y me pidieron se lo diese así por testimonio: testigos que fueron presentes a lo que dicho es, el Señor Pedro de Fuentes, Alcalde é los Señores Juan Pantoja é Do­mingo de Medina, Regidores de la Ciudad de Mechoacan e Nicolás de Palacios Ruvios é Pedro de la Monguía é Juan Botello é Martín Monje, vecinos de la dicha Ciudad de Mechoacan é otros muchos Caciques e principales y naturales de esta Provincia. -Juan de Alvarado.- Juan de Villaseñor. -Luis de León Romano. -Ante mí Alonso de Toledo Escribano del Cabildo." Véase: Fernández, Justino. Morelia . México. 1936. p. 22. y 23 .

42. - López de Villaseñor, Pedro. Cartilla Vieja de la Nobilísima Ciudad de Puebla. Introd. Efraín Castro. UNAM. 1955. p. 298.

43.-Leicht, Hugo. Las Calles de Puebla. Puebla. 1933 , p. 409 y 471.

44.-Cartilla, op . cit. p. 298 .

45.-Marco, op. cit. y Castro, Efraín. "Luis de Arciniega" en Anales del I.I.E. UNAM. México. 1958. Núm. 27 . p. 18.

46 .~Mac Andrew, op. cit. pp. 115-116.

• Sobre la Ciudad de Guadalajara, en el actual estado de Jalisco, capital del antiguo reino de Nueva Galicia, existe escasa bibliografía. Luis Pé­rez Verdía dice: "Los primeros cimientos de la ciudad fueron puesto el 15 de febrero de 1542 por el virrey de Nueva España, Don Antonio de Mendoza" . (Historia de México, 2a. Ed.; P. 186, citado por Luis Páez

lo acuso por ella diziendo que taló para hazerla los mon­tes, y que le puso siete mil vigas de cedro" .49•

Ese inmenso edificio ocupaba la superficie comprendi­da por las calles de Empedradillo, San Francisco, Tacu­ba, San José el Real, actuales calles de Monte de Piedad, Madero, Isabel la Católica y Tacuba. Estuvieron ocupa­das por la Audiencia y el Virrey hasta 1563, afio en que Martín Cortés le vendió a la corona el edificio del actual Palacio Nacional. Los pormenores de ella, se hallan descritos en un documento publicado por Efraín Castro.so En los primeros añ.os del siglo XVII, Andrés de Concha, obrero mayor del marquesado del Valle de Oaxaca, hizo un plano para dividirlos en cuatro manza­nas ya que dos ejes la cortarían formando las calles del Arquillo y Mecateros, hoy Palma y Cinco de Mayo, y en el siglo xvm hacia 1755-71 serían reedificadas y arregla­das en su exterior por Manuel Alvarez y Lorenzo

Brotchie. "Guadalajara Novojalaica su fundación definitiva" en Divul­gación Histórica, Vol. III, Núm. 6. Pp. 288-300. Convendría invistigar más a fondo el problema de la traza y la fundación de esta ciudad, no obstante que el estudio referido contiene muchas noticias de interés. 47•.-Woodrow Borah hace un resúmen y dice: "Según Stanislawski y Palm, a cuya investigación debemos gran parte de nuestros conocimien· tos, la primera aplicación en el continente de calles rectas con un traza­do bastante regular, tuvo lugar en la fundación de la ciudad de Panamá en 1519. Fue obra de Pedrarias Dávila, quien tenia instrucciones para fundar establecimientos con planos preliminares bien ordenados:

" .. . y de comenco dados por orden; por manera que echos los sola­res, el pueblo paresca ordenado, assi en el lugar que se dexare para plaza, corno el lugar en que oviere la yglesia, corno en la orden que tovieren las calles, porque en los lugares que de nuebo se fazen dan­do la orden en el cornenco, sin ningund travajo ni costa quedan or­denados, y los otros jamas se ordenan .. . "

En estas instrucciones se encuentran los elementos del plano regular, aunque su aplicación no se pueda precisar con exactitud. Aparentemen­te, la burocracia de la Corona había tomado una decisión, puesto que las cláusulas que ordenan la disposición regular de los nuevos asenta­mientos indígenas aparecen en las instrucciones de 1516 dadas a los Je­rónimos enviados para gobernar a la Hispaniola, y las cláusulas que repetían casi literalmente las instrucciones sobre establecimientos dadas a Pedrárias Dávila se incluyeron en la capitulación de 1521 con Francis­co de Garay para la conquista y colonización de la provincia de Arnichel. También aparecen en las instrucciones del 26 de junio de 1523 a Hernán Cortés, en su condición de Gobernador de la Nueva España. Por esto se deduce que para esa época, dichas cláusulas eran ya una nor­ma y que las instrucciones dadas a Garay y Cortés estaban sujetas al tex­to literal de las mismas. Desconocemos las interpretaciones que conllevan tales instrucciones, aunque para Cortés no fueron necesarias, ya que para la época en que tuvo conocimiento de su existencia, el conquistador ya tenia preparado el trazado de la capital española de Nueva España en el sitio de Tenoch· titlan. Su asesor era Alonso García Bravo, un geómetra o experto en geometría y medición de terrenos, que había llegado al nuevo mundo in· tegrando la armada de Pedrárias Dávila y que posiblemente intervino en el trazado de la ciudad de Panamá, pero carecemos de información a ese respecto. En su trazado de la ciudad de México, Alonso García Bravo conservó la mayor parte de la antigua plaza central de la capital azteca

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Rodríguez. 51 Las casas del conquistador serían el símbolo de la ciudad inmediata a la toma de Tonochtitlan: los torreones y su mirador darían la medida de sus preten­siones. Ese concepto -el castillo dominando la ciudad­era medieval; representaba al particular poderoso, guerrero y sefior, frente al Estado: era la ciudad del con­quistador.

El tercer momento de la ciudad se produce en el gobier­no de Antonio de Mendoza. Gómara sintetiza la actitud del Virrey: "poblÓ Don Antonio algunos lugares a usan­za de las colonias romanas en onra del Emperador, en­tallando su nombre; y el afio, en mármol".

La ciudad de Mendoza se concibe como ciudad impe­rial. Es la ciudad renacentista, el "castrum" romano, ¡;;l damero. A partir de 1537, ante la amenaza de un levanta­miento, decide fortificarla a la manera renacentista: en lugar de usar torreones, muros y fortalezas habitadas por conquistadores, hace las calles anchas para que circulen

además de las grandes calzadas y los canales. Aunque sus calles son rec­tas y se cruzan en ángulos rectos, no conforman un damero exacto, de­bido a que las calles al este y al norte de la plaza central no guardan completa correspondencia. Aparentemente no se realizó el trazado de damero debido a que Cortés deseaba conservar tanto el antiguo como el nuevo palacio de Moctezuma (en los lugares que ocupan actualmente el Palacio Nacional y el Monte de Piedad). Las ampliaciones sucesivas del trazado de la ciudad de México conser­varon siempre el mismo plano, conforme se fue produciendo el creci­miento de la ciudad. Véase: "La influencia cultural europea ... " op. cit. pp. 62-63. Es eviden­te el desconocimiento de las interpretaciones de tales instrucciones, co­mo señala Borah, así como es indiscutible que la corona y la burocracia se empeñaron en una disposición regular de los nuevos asentamientos americanos. En ese sentido, precisar el papel del Virrey Mendoza frente a la disposición de planificación de las ciudades mexicanas, resulta de gran interés para conocer este aspecto de la política imperial de Carlos V en el Nuevo Mundo. 47b. - López de Gómara, Francisco. La Conquista de México. Zarago­za. 1552. Fol. XCIV Vta. (El Capítulo se titula: "La Reedificación de México"). 48.-Díaz del Castillo, Berna!. op. cit. T. 11, p . 142.

49. - Gómara, op. cit. p. XCIV vuelta.

so.-Castro, Efraín. El Palacio Nacional. México. 1970. pp. 210-212.

51. - Báez, Eduardo. "Condiciones para rematar las tierras y obras de la Alcaicería. 1611." En Anales deli.I.E. UNAM. 1978. pp. 99y 106; To­var, Guillermo. México Barroco. México. 1981. p. 331.

s2.-Recibió del emperador el título de "muy noble y leal" en el año de 1548. La ciudad de México siguió embelleciéndose desde 1550. A fines del siglo XVI era motivo de orgullo y en 1604, Bernardo de Balbuena le compuso su conocida Grandeza Mexicana, un canto dedicado a celebrar su traza, regularidad y belleza. Los cronistas -uno a uno- la descri­bieron con profunda emoción en los siglos XVII, xvm, XIX y ... hasta xx. La vista de Gómez de Trasmonte nos ofrece la imagen de uno de los conjuntos urbanos más extraordinarios del mundo de 1628, este dibujo de hallaba en Europa desde donde lo describió y luego lo publicó Fran­cisco del Paso y Troncoso. La inundación de 1629 acabó con los edifi­cios del siglo XVI, pero desde 1660 comenzó una nueva fisonomía barro-

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los caballos -como sefiala Zorita- y cambia su orienta­ción para asolearla, iluminarla y ventilarla adecuadamen­te. La iluminación y el asoleamiento eran importantes, ya no se trataba de la ciudad Azteca cuyos templos y vivien­das eran para la vida exterior, sino de la ciudad renacen­tista con viviendas techadas y necesitadas de sol y luz. Por otra parte, la ciudad requería de vientos por algo que sefiala Gómara: '' ... y aun la laguna va descreciendo del afio de veinte y cuatro aca y algunas vezes ay hedor. Pero en lo demás sanisima vivienda es". Gómara sefiala que la ciudad de México es la más granqe y poblada del Imperio de Carlos V. El mapa de Uppsala y los diálogos de Cer­vantes de Salazar, describen a la Ciudad Imperial, el suefio de los humanistas de occidente.s2

El urbanismo renacentista se introdujo en México no por un soldado -''buen jumétrico' '- sino por el gobier­no de un Virrey culto. Por otra parte, las Ordenanzas de Nueva Población dadas por Felipe 11 en 1573, son la su-

ca levantada sobre la traza renacentista y en esos años y los siguientes del xvm, se adornaron sus calles con edificios de tezontle y chiluca, feliz contraste. (El plano de Gómez de Trasmonte se encontraba en la Biblioteca Imperial de Viena. Véase: Zavala, Silvio. Francisco del Paso y Troncoso. Su misión en Europa. México. 1939. p. 27.) "Las calles de la Ciudad de México son tan anchas y rectas, que un hombre apostado en cualquier parte alta, al final de una calle, puede ver fácilmente a una milla de distancia ... ". Tomson, Robert. 1555. Hakluyt. Voyages, III, 539. 53 .-Así llegó al siglo XIX, cuando por fm la pudieron conocer Jos ingle­ses, franceses, italianos, alemanes y otros, cuyo tránsito a las Indias era dificil en los años del dominio español. Humboldt, gran viajero, le dedi­có amplios elogios - muy conocidos- los cuales fueron secundados por los viajeros anteriores a 1861. En su opinión, dice el noble y sabio alemán, en los primeros años del siglo XIX: "México, sin duda alguna, debe contarse, entre las más hermosas ciudades que los europeos han fundado en ambos hemisferios. A excepción de Petersburgo, Berlín, Fi­ladelfia y algunos barrios de Westminster, apenas existe una ciudad de aquella extensión, que pueda compararse con la Capital de Nueva Espa­ña, por el nivel uniforme del suelo que ocupa, por la regularidad y anchura de las calles y por lo grandioso de las plazas públicas. La ar­quitectura, en general, es de un estilo bastante puro y hay también edifi­cios de bellisimo orden. El exterior de las casas no está cargado de orna­tos. Dos clases de piedras de cantería, a saber, la roja llamada tezontle y, sobre todo, un pórfido con base de feldspato vidrioso y con cuarzo, dan a las construcciones mexicanas cierto viso de solidez y aun de mag­nificencia. No se conocen aquellos balcones y corredores de madera, que desfiguran en ambas indias todas las ciudades europeas. Las baran­dillas y rejas son de hierro de Vizcaya y sus ornatos de bronce. Las casas tienen azoteas en lugar de tejados, como las de Italia y de todos los países meridionales". • .-Humboldt, Alejandro de. Ensayo polftico de la nueva Espafla. París. 1811.- Ward, en 1827, escribe: "En el estilo general de la arquitectura hay algo muy peculiar. Las calles son anchas, airosas y trazadas en ángulos rectos, de manera que mirando a dos, cualesquiera de ellas, en el punto donde se intersectan, se domina una vista de casi toda ·la extensión de la ciudad". Véase: Ward, H. O. México en 1827. Londres. 1828. Ed . F.C.E. 1981. p. 442. Latrobe -otro inglés- en 1835, califica la Capital de México como la "Ciudad de los Palacios". Véase: Latrobe, Charles. The Rambler in Mexico. New York. 1836. p. 84.

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ma, el resultado, de un proceso que comienza en Santa Fé de Granada, continúa en la Isla Españ.ola -gracias a Ovando en 1501-1502- se consolida con el Virrey Men­doza en la capital de Nueva Españ.a, Puebla, Oaxaca y Valladolid, y se formula -en dichas Ordenanzas- de manera compendiada para efectos operativos. El urba­nismo utópico en el caso mexicano, como bien lo señ.ala Kubler: "constituye uno de los capítulos más importantes del arte cívico en la Historia Univer~al Occidental.. . no hay nada que pueda comparársele después del Imperio Romano o antes de la creación industrial del siglo XIX" .53

Esa ciudad -la utopía de Mendoza- comenzó a sufrir mutilaciones y cambios desde mediados del siglo XIX has­ta convertirse en una megalópolis anarquica.

Por último, Don Antonio de Mendoza pasó al virreina­to del Perú donde murió al poco tiempo, lo cual posible­mente impidió su actuación en el trazo de la ciudad de Li­ma concebido según la experiencia mexicana. •

11. Plano de Juan Gómez de Trasmonte que muestra a la Ciudad de México como a la Ciudad Ideal de Alberti. 1628

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arquitectura para el agua durante el virreinato , . en mex1co Ieonardo icaza l.

La intención de este trabajo es dar a conocer los elementos y comple­mentos que relacionan la arquitectura y el agua durante la época colonial en México.

El estudio de la arquitectura para el agua deberá basarse en la informa­ción que emana de las fuentes escritas y documentales de los edificios y de la tradición oral, lo cual servirá para es­tablecer los requerimientos, y para formular las hipótesis que permitan evaluar, corregir y comprobar cual­quier plan de solución propuesta. Las fuentes escritas y documentales no son muy abundantes para el tema tra­tado, pero las que existen, propor­cionan un material importante para su análisis ya se trate de maneras grá­ficas de representación, léxico, uso, legislación o rtferencias técnico­constructivas . El estudio de los edifi­cios dependerá del enfoque y permiti­rá deducir las propiedades intrínsecas que en ellos existan (pendientes, dosi­ficación , espesor y composición de los materiales, diámetros , etc.) . Y por último la tradición oral en donde tendrá que intervenir tanto la propia experiencia como los contactos perso­nales para así poder rescatar las opi­niones de los constructores que utili­zan o han utilizado métodos " tradi­cionales", que con el transcurrir del tiempo se convirtieron en "recetas". Si se consideran aisladas estas tres

fuentes tendrían una utilidad relativa, pero si se establecen entre ellas ciertas relaciones y se comparan entre sí , se podrán emitir juicio3, se contará con mas elementos para poder evaluarlas o corregirlas y para enriquecer la in­formación .

Con las herramientas anteriores podremos formular el planteamiento de todos aquellos requerimientos que son necesarios para poder estudiar los edificios ya realizados y deducir el có­mo y para qué de su construcción. Los requerimientos de las obras para el agua por la manera de presentarse se pueden dividir en dos grupos, uno corresponderá al de UTILIZACION y el otro al de PROTECCION. Los usos que consideramos mas frecuen­tes para las primeras son subsistencia, riego, ganadería, crianza de peces, producción de energía y vías de co­municación. De las obras de Protec­ción se pueden mencionar las realiza­das en vertientes, ríos, lagos, lagunas y en los mares.

Por lo heterogéneo que pueden ser las maneras de dar solución arquitec­tónica a los distintos requerimientos, será necesario formular un plan de solución, que permita, la utilización de conceptos de análisis propios de ésta disciplina, para llegar a estable­cer cometídos específicos y hacer una clasificación lo mas objetiva posible.

Con el apoyo de los conceptos:

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contexto, cometido, forma, técnica y semiótica se harán generalizaciones que conducirán a la determinación de los usos, tales como · abastecimiento, captación, almacenamiento, conduc­ción, elevación, control y distribución del agua. El contexto y el contenido serán los que mayormente determinen las funciones específicas del agua, las cuales serán resueltas mediante la aplicación de una técnica determina­da que junto con la forma pueda de­latar su carga semiótica. A conti­nuación se hará una breve descripción de los conceptos anteriormente cita­dos.

CONTEXTO.- El análisis de cualquier obra de arquitectura implica ubicarla dentro de su contexto tanto cultural como natural. En el cultural se puede hacer la revisión de aspectos como: ideología, legislación, economía y tecnología. En el natral se deben ob­servar las condiciones existentes que determinarán, en gran medida, el tipo de aprovisionamiento de agua, ha­ciendo la evaluación de la región na­tural a que pertenezca.

FORMA.- Estudiar un edificio a tra­vés de su forma va a depender de fac­tores que deberán ser lo más objetivos posible, los datos de ellas emanados permitirán determinar su posible tra­zo y por consecuencia darán una idea para lo cual fue creada la forma.

l. Ciclo hidrológico

TECNICA.- Revisar sistemáticamen­te la utilización de los materiales y la técnica constructiva empleada en cualquier obra, proporcionará los da­tos necesarios que servirán de complemento para corroborar su jus­tificación entre el contexto, el cometi­do y la forma adoptada.

SEMIOTICA.- A este concepto se le considera como la "expresividad'' de la obra y que en un momento dado permitiría deducir el tipo de edificio de que se trata, otorgándole lo que se denomina "carácter".

COMETIDO.- El análisis de las fun­ciones básicas relacionadas con los re­querimientos (Utilización y Protec­ción), puede dar la información para deducir si las construcciones fueron realizadas para un fin específico o no (captación, elevación, almacenamíen­to, conducción, control y distribu­ción) pudiendo observar que éste con­cepto está íntimamente ligado con los demás, pero está más relacionado con el de su contexto. Se estudiarán por separado cada una de las funciones haciendo su descripción, tanto escrita como gráfica, para poder hacer claras las ideas, expresándolas con ejemplos concretos que permitan demostrar la existencia de un tipo de edificios que denominamos Arquitectura para el Agua.

abastecimiento

El medio natural será el que pro­porcione las condiciones de la forma de abastecimíento del agua, por lo que es imprescindible tomar en consi­deración tanto la ubicación espacial de edificio como su lugar geográfico, el estudio de ésto último es lo que será decisivo para el ciclo hidrológico, ciclo que se manifiesta por medio de la evaporación, condensación, preci­pitación y escurrimiento del agua. El sol al incidir en una superficie de agua, la calienta, y esta sufre una mo­dificación de estado, de líquido a va­por; dando lugar a un fenómeno fisico que se denomina convección, que es lo que formará las nubes; el agua, al sufrir otro cambio (conden­sación) es vencida por su propio peso

21

Page 24: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

y se precipita a la tierra en forma de nieve, granizo o lluvia, así influye en la conformación de superficies en _ modelos como el de escurrimiento, en el cual se retiene parte del agua que a través de filtraciones en el terreno se deposita _en capas geológicas imper­meables, formando así lo que se co­noce como mantos acuíferos, el agua restante formará arroyos y ríos que directa o indirectamente iran a parar a lagos, lagunas y mares, desde donde se reinicia el ciclo atmo~férico.

Al conocer las etapas de los fenó­menos físicos se puede decir que las fuentes de abastecimiento del agua se presentan de tres diferentes maneras:

a) Las meteóricas o atmosféricas b) Las superficiales e) Las subterráneas

Como se puede observar las solu­ciones surgidas por el abastecimiento de agua dependerán, tanto del con­texto cultural que es la forma de en­contrarla y de obtenerla, como del de su región natural.

captación

La captación del agua se ha venido haciendo a través del tiempo con el fin de aprovecharla, aquí se analiza­rán las formas que se han dado para solucionar por medio de la arquitec­tura tan importante función. Se han considerado dos factores que de una u otra manera condicionarán las solu­ciones. El primero es la determina­ción del servicio al que se destine y que puede presentarse para un solo cometido, o varios, que estén rela­cionados entre si . Hay que recordar

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2. Sistemas de captación

3. Chultún captación-almacén

que la utilización en la época colonial se hacía de manera racional y era constante que se reutilizara y sirviera para varios menesteres. El segundo, será la manera en que se pueda pre­sentar el abastecimiento del agua y dependerá de las fuentes: lluvia, ma­nantial, río y depósitos subterráneos.

La forma de captación de agua que más nos va a interesar es la que re­suelve las necesidades de subsistencia, dejando así a un segundo término las útiles para otros menesteres. Como

ya se dijo anteriormente el contexto va a influir gradltalmente en la solu­ción. Recapacitando sobre cual era el tipo de agua que se requería para de­terminadas necesidades y haciendo mención de dos tratadistas preocupa­dos por el tema, tenemos que Vitru­vio sugería a la de lluvia como la más adecuada para beber. Es a principios del siglo XVII en México cuando Fray Andrés de San Miguel apoyado en las ideas de Vitruvio decía que "El agua llovediza, entre todas, es la más

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4. Insula 6 alberca

\ 1

1

5. Pozo en San Roque Pue.

6. Pozo Casa de Moneda en Real · de Catorce en S.L.P.

7. Galería filtrante

bien opinada y la mejor, habiendo es­tado algún tiempo reposada en cister­nas, a causa que, habiéndolas levan­tado el calor del sol en vapores sutilísimos, y siendo movida al aire por causa de los vientos y después es­pesándose con el frío que está en él_, viene a caer en la tierra delgadísima y de lindo y suave gusto" .

La respuesta arquitectónica a la captación del agua de lluvia estará en las superficies previamente acondi­cionadas para ello. Su estudio será mediante la observación de los pisos y

cubiertas que conformarán los espa­cios, como patios, atrios y azoteas en donde se puedan verificar sus trazos y constructividad para determinar el es­tudio del agua. Estas obras estarán casi siempre relacionadas con las de conducción y . almacenamiento. Se pueden mencionar como ejemplos los chultúnes en la península de Yucatán y entre muchos otros edificios el ex­convento de Tecalí en Puebla.

Otra forma de captación del agua de lluvia es aprovechar la topografía del terreno, utilizando las vertientes o haciendo terrazas para poder diri­girla. Estas obras están más ligadas a problemas de riego y producción de energía.

Para la captación de aguas superfi­ciales es importante considerar la al­tura de la captación de agua. Si se realizan próximas al nacimiento de un manantial se les conoce como ínsulas o albercas y si son para modificar una corriente superficial se realizán cons­trucciones perpendiculares a dicha corriente, para utilizar el agua en mo­linos y batabes.

Cuando la fuente de agua es sub­terránea y su utilización es para sub­sistencia, la forma más común para obtenerla es por medio de la perfora­ción de pozos verticales, interesan pa­ra este trabajo las brocales que pueden ser desde una simple delimita­ción hasta el logro de formas compli­cadas.

_De la misma procedencia, aunque utilizada el agua comunmente para riego, se han empleado las galerías filtrantes que se fabrican con el fin de captar aguas subterráneas y cuyo re­moto origen parece encontrarse en los cuniculiis romanos. Su proceso cons­tructivo no deja de ser interesante, es­tá formado por galerías horizontales que tienen una pendiente mínima pa-ra que el agua pueda correr y, a deter­minadas distancias, existen pozos ver­ticales que sirven para iluminación, ventilación y para proporcionarles servicio de limpieza. A estas obras junto con los pozos se les puede con­siderar como de almacenamiento pro­visional.

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Page 26: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

almacenamiento Los edificios que surgen para solu­

cionar el almacenamiento de agua van a depender del uso a que se desti­ne ésta, la fuente de abastecimiento y la forma de captación, no importan­do la clase de arquitectura a que per­tenezcan (religiosa, civil o militar) siempre se tendrá la necesidad de un espacio para guardar el agua.

Las construcciones que se realicen para ello serán una respuesta al aspec­to técnico-constructivo así como la adecuación que de ellos se haga, con el fin de conservar en buen estado el agua. Para poder ejemplificar esta función se ha dividido en dos grandes grupos, uno que se pudiera denomi­nar de almacenamiento transicional y otro definitivo. Del primero de estos grupos los modelos más representati­vos serían las ínsulas, las arcas, las pi­las, las cajas de agua, los tanques ele­vados y las piletas. Del segundo se puede hacer una subdivisión, una que se denominará movible, cuyos ejemplos pueden ser las tinajas, tone­les, etc. lo que va a importar de ellos es su espacio arquitectónico específico; la otra subdivisión la nombraremos como de almacena­miento fijo, los tipos que se pueden mencionar para ejemplificar estas obras son las cisternas y los aljibes.

Si el almacenamiento fuera para usos como el riego, crianza de peces o producir energía, la solución serían las balsas y las presas. Se construye­ron mediante diques transversales a determinadas corrientes de agua su­perficiales. Con el aprovechamiento de suelos impermeables se pudieron hacer los jagüeyes.

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10. Acueducto

o 9. Caja de agua según el códice Aubin

11. Pila

12. Aljibe

13. Balsa

14. Acueducto

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c·.··D . :

15. Aljibes

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. ·· -·· .. ·-, . . : : . . ___ !_ • • ____ :: ·_·_ :. ~~ ~ ·_· -~ ·_·::~-:~q-- ·_·_- :·_·: ~-: ·_·:

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17. Acueducto

1 ------------~ ~ ~sterna de Tecalli. Pue.

18. Caja de agua de Tepeapu1co, Hgo.

19. Acueducto de Zempoala

25

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26

-, 20. Columnaria en - '- Acámbaro, Gto.

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¡1

24. Canal de agua

21. Gárgola

25 . Canal de agua

Se denomina acueducto a la obra artificial que sirve para la conducción del agua, por lo tanto todas las obras relacionadas con la conducción caben en la anterior definición. Para poder estudiar este uso se propone una for­mulación que permita distinguir el ti­po cie agua conducida, las condi­ciones que hay que resolver, su ubica­ción o la posición de estos elementos, así como las construcciones comple­mentarias para que su funcionamien­to sea el óptimo.

Las construcciones que sirven para la conducción del agua pueden ser de

22. Gárp;ola

23. Gárgola

dos tipos: las que conducen aguas limpias denominadas blancas o po­tables y las que conducen aguas de de­secho conocidas comunmente como negras. Sus soluciones no diferirán en cuestiones técnicas ni de utilización de materiales, sino en la manera de evitar su contacto y por ende su con­taminación.

Por lo que respecta a las condi­ciones técnicas que se deben resolver, tendremos que mencionar la naturale­za del agua y las leyes de la fisica que determinarán la dirección, la pen­diente y las soluciones constructivas.

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26. Bajadas de agua adosadas

27. Bajadas de agua integradas

Por la ubicación o la posición de los elementos para la conducción del agua; estos pueden ser verticales u ho­rizontales. Los verticales pueden divi­dirse en conducciones integradas y conducciones adosadas. Los horizon­tales pueden tener conducciones ele­vadas, superficiales, subterráneas y voladas.

Las obras de conducción verticales se les suele llamar "bajadas de agua'', están resueltas por medio de conductos o tuberías que van adosa­das a los elementos arquitectónicos.

De las conducciones. horizontales y

las que pertenezcan a las llamadas ele­vadas, el tipo más representativo es el acueducto, que no es otra cosa que una construcción sobre arcos y que tiene encima de ellos un canal que conduce agua. En segundo término estarían las conducciones superfi­ciales, determinadas por la topografia del terreno y como ejemplos se pueden citar los canales, las zanjas, etc. Las subterráneas son obras que pueden servir tanto de base como de

· acabado para conductos o tuberías que se localizan debajo de los terre­nos por donde pasan. Las conduc-

28 . Bajadas de aguas integradas

ciones voladas no son otra cosa que las conocidas gárgolas, que serán im­portantes no sólo por sus formas y acabados sino por sus soluciones intrínsecas, materiales, pendientes, diámetro y por su posición.

Las construcciones complementa­rias a las obras de conducción son de una importancia fundamental. Estas pueden aparecer integradas o aisladas de otros elementos. Se pueden men­cionar la tuberías de barro, plomo o madera, los resurnideros, areneros, los sifones, y las columnas de aire.

27

Page 30: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

28

32. Rueda hidráulica horizontal usada para fza. motriz

La elevación del agua va a surgir de la necesidad de conducir el agua a de­terminada altura para que, por medio de la fuerza de la gravedad, sea colo­cada en sitios previamente estableci­dos. Las obras para la elevación del agua no sólo son edificios sino tam­bién máquinas simples que se movían con distintos tipos de fuerzas. Con el correr del tiempo, en muchos lugares, la tecnología desplazó estos sistemas haciéndolos inservibles, de ellos

quedan ruinas de algunos de sus ele­mentos, con los cuales muchas veces es dificil establecer su tipo y forma originales.

Para conocer estas edificaciones se­rá necesario recurrir a las fuentes de información, y plantear ciertos re­quisitos como conocer la región don­de se ubican, cual era la fuente de aprovisionamiento, que es lo que iban a satisfacer, a que altura se iba a subir el agua, el tamañ.o de las máquinas, el

31. Tornillo de Arquimedes

30. Rueda hidráulica

33. Poleas y malacate 34. Bomba hidráulica 35. Rueda hidráulica del códice Aubin

36. Tornillo de Arquimedes

Page 31: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

volumen aproximado de agua a mo­ver, los materiales con que se fabrica­ban y la manera de moverlas.

En la época colonial debió de exis­tir una gran variedad de soluciones a la elevación del agua. Afortunada­mente todavía existe en nuestro país una forma tradicional de hacerlo, co­mo las norias, de las que se pueden mencionar dos tipos, las que se en­cuentran en la región de Tlaxcala y las de Yucatán. Se pueden sefialar tam-

37. Bomba hidráulica

39. Rueda hidráulica vertical para extracción y elevación del agua

bién las ruedas hidráulicas, que podían servir tanto para extraer el agua, como para elevarla; las bombas hidráulicas, los malacates, las poleas, los rosarios y los tornillos de Arquímides, sin olvidar las limita­ciones que pudieran surgir para la operatividad de estas máquinas en los aspectos de legislación y fuerza nece­saria para moverlas, que podía ser el mismo agua, la fuerza humana y la fuerza animal.

38. Rueda hidráulica para uso de fuerza motriz

40. Rueda hidráulica horizontal usada para fuerza motriz

41. Bomba hidráulica

control y distribución

Hay obras construídas que tienen como objetivo primordial, tanto legal como físicamente consideradas, el controlar y distribuir el agua. De las directamente relacionadas con su control los ejemplos serían los diques y los albarradones, de las relaciona­das indirectamente habría obras co­mo los puentes y los faros, y pertene­ciendo a un subgrupo tendríamos to­dos aquellos elementos de la arquitec­tura que sirven para funciones específicas, entre1 ellos, las cornisas (goteros), los derrames en ventanas (botaguas), los remates de los muros (caballetes) y a los sardineles. Las compuertas servirán para protección y control y dentro de la distribución de una ciudad, poblado, barrio o con­junto; un ejemplo típico de control, tanto físico como legal, serían las da­tas, que dependiendo de sus dimen­siones podrían ser un buey, un surco, una naranja, un real, un limón, un dedo o una paja de agua.

Las obras encomendadas para la

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Page 32: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

43. Puente

r

42. Fuente de San Feo. la c.l. • · 44. Coladera

46. Fuente de tochimilco Pue.

45. Fuente de Chiapa de Corzo Chis.

47. Puente-sifón

48. Data 49. Letrinas en Yanhuitlán Oax. 50. Compuerta

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Page 33: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

52. Cornisa con gotero gotero

51 . Aguador

53 . Puente-acueducto-sifón

1

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~~~~~- ,c_~-~~'Ef \ /:;;::> / /~~~~ 54. Lavaderos de Xalitic en Xalapa Ver. 1r- -~ \

distribución del agua, por el tipo de función que cumplían, podrían ser públicas o privadas, por ejemplo, las cajas de agua y a las fuentes con todas sus variaciones. Dentro de este rnismo grupo, aunque no relacionado con la arquitectura, es importante hacer mención de los aguadores, los hombres que transportaban el agua, que es una forma específica de distri­bución.

Derivado de todos los anteriores cometidos, surgen edificios con características muy particulares. Ha­remos mención de los que se refieren a higiene y limpieza como las letrinas, los lavaderos públicos, los baños públicos, los temaxcales, etcétera.

conclusiones Como se habrá observado la inten­

ción de este trabajo es presentar un ti­po específico de Arquitectura que da solución a sus relaciones con el agua. Se emplearon los conceptos tanto de análisis como de las funciones específicas, cuyo objetivo es obtener el mayor número de datos y buscar puntos comunes entre todos ellos. Se estudiaron por partes para hacer más accesible la información, pero de nin­guna manera se podrán considerar es­tas obras como aisladas, y menos des­vinculadas de la Arquitectura en su conjunto. Se pudo observar también la influencia del contexto en las solu­ciones y que a condiciones distintas las soluciones tendrán que resultar necesariamente diferentes.

Vemos que los restos de arquitectu­ra para el agua permiten su estudio. La Arquitectura para el Agua debe estudiarse para conocerse, conocerse para conservarse y conservarse para que sea utilizada. La mayoría de estas obras han sucumbido porque se con­sideran "obsoletas", la tecnología ac­tual las ha desplazado, y se han des­echado sistemas que pudieran resol­ver, en parte, el problema de la esca­sez del fluido; la intención es pues, re­cordar otro tipo de alternativas y que por medio de la arquitectura apro­vechamos el vital líquido.

31

Page 34: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

D procedencia de las figuras

F~g. 1

Fig. 2

Fig. 3

Fig. 4

Fig. 5

Fig. 6

Fig. 7

Ciclo hidrológico según la C.C.I.S.S.S.A en las Cartilla de Sa­neamiento p. G-3. El dibujo trata de expresar grafica­mente las distintas maneras de apro-vechar los elementos de la arquitectura para poder captar el agua de lluvia. Forma de captación y almacenamiento de agua de lluvia en una región de la península de Yucatán llamado Chulu­tún, de un dibujo publicado por Ar­mando Ayala Anguiano de la obra México antes de los Aztecas V. 1 p . 132 Dibujo de una ínsula o alberca a lasa­lida de un manantial. Ejemplo de captación, almacenarníen­to y elevación del agua en un pozo de una hacienda en San Roque Pue. To­mado de una fotografía de el Libro del año 1980 de la edit. Cumbre p. 211. Pozo de la casa de moneda en Real de ~atorce en S. L. P. de una fotografía del arq. J. A. Terán B. Galería ftltrante según un dibujo de Mariano Monterrosa Prado en su artículo " Las g¡yerías filtrantes" p. 63.

Fig. 8 Pozo de un dibujo de la obra de Carlos Femández Casado lngeniría Hidráulica Romana p. 616.

Fig. 9 Caja de agua del códice Aubín, repro­ducido por George Kubler en Mexican Architecture oj the sixteen century To­mo I p. 122 fig. 32

Fig. 10 La figura procede del códice Mendoza y esta reproducido por César Macaza­ga Ortloño en Nombres geográficos p. 36, la interpretación del autor es "en Cl acueducto"

Fig. 11 Dibujo de una pila de agua que tiene doble función para toma de gua y co-mo abrevadero.

Fig . 12 Aljibe en base al que se encuentra en el ex-colegio de Guadalupe Zac.

Fig. 13 Presa de un croquis de la C.C.I.S.S.S.A en la Cartilla de ... P A 1-b

Fig. 14 Acueducto tomado de la obra de Eduardo Baéz Macias., Las obras de Fray Andrés de San Miguel. Lám. LXXX.

Fig. 15 Aljibe tomado de un dibujo del libro de José Bayer y Bosch, Construc­ciones e indust rias rurales p. 291 figs . 121 y 122.

Fig. !6 Dibujo aproximado de la cisterna de

32

Tecali Pue . Fig. 17 La figura representa un acueducto y

esta tomada del primer vol. de la publicación de la S.R.H. en su libro El agua y su aprovechamiento .. p . 41.

Fig. 18 Caja de agua en Tepeapulco Hgo. Di­bujo tomado de Carlos Chanfón O., Historia de la Arquitectura, Material didáctico para la maestría en Arq. de la Div. de Est. Sup . E .N.A. U.N.A.M.

Fig. 19 Dibujo que representa una parte del acueducto de Zempoala Hgo . propor­cionado por el Arq. D. Schávelzon.

Fig. 20 Columnar (columna de aire) dibujo tomado de una fotografía en Acarnba­ro Oto.

Fig. 21 Gárgola de un templo en Tlahuac D. F.

Fig. 22 Dibujo de gárgola tomado de A. Puig Grau ., en Síntesis de los Es1ilos Ar­quitectónicos, p. 37.

Fig. 23 Gárgola procede de un dibujo de S.E.P.A.N.A .L. Glosario de términos arquitectónicos, p. 80 (se calcó inverti­da).

Fig. 24 El dibujo procede de la matricula de Tributos, Lám. Reproducido en His­toria de México de Salvat.

Fig. 25 Detalle tomado de la lárnína de Dispo­sitivos del área habitacional según Mi­guel Messmacher en el Proyecto Cho­/ula.

Fig. 26 Bajadas de agua adosadas al muro de fotografías de contrucciones en Atlix­co Pue.

Fig . 27 Bajada de agua por exterior de muros (Conducto forjado).

Fig. 28 Bajada de agua por el interior de un muro.

Fig. 29 Torníllo de Arquimides de Konrad, publicado por G. Bertrand . men Les ingenieurs de la Renassance. p . 56.

Fig. 30 Dibujo de Leonardo Da Vinci repre­sentando una rueda hidráulica publi­cado por Gille Bertland en Les lnge­nieurs de la Renassance, p. 124.

Fig . 31 Tornillo de Arquirnídes de Leonardo Da Vinci , tomado de G. Bertrand., Les lngeníurs .. . p. 124.

Fig . 32 Rueda hidráulica horizontal utilizada para fuerza motriz, p. 96 ver. re f. fig. 37.

Fig. 33 Polea, torno o malacate de un dibujo de la obra de G . Oslet, Cours de cons­truction. p. 17 fig . 28.

Fig. 34 Ibídem. p . 80.

Fig. 35 Figura que procede del códice Aubín, publicada por George Kubler en Ar­quitectura Mexicana del siglo XVI, p. 238 fig . 104.

Fig. 36 Tornillo de Arquimides en la obra de Sigvard Strandh. A History of the Machine. p. 32.

Fig. 37 Bomba hidráulica atribuida a Tacola. Ver referencia figs . 45, 46 p . 76.

Fig. 38 Rueda hidráulica vertical utilizada pa­ra fuerza motríz. p. 98.

Fig. 39 Rueda hidráulica según dibujo publi­cado por Sigvard Straud en A Histo')' oj the Machine. p. 96.

Fig. 40 Rueda hidráulica para uso de fuerza motríz de un dibujo publicado por Derry T . K. y Tarvor L. Williarns en Historia de la Tecnologfa T. L p. 95.

Fig. 41 Bomba hidráulica, publicada por Eduardo Baéz en Obras de Fray Andrés de San Miguel. Lám. XCIV.

Fig. 42 Fuente del ex-convento de San Fran­cisco en Tlaxcala, dibujo de una fotografía.

Fig. 43 Figura que- procede del códice mendo­cino . Representa un puente publicado por J . García Quintana y José Romero Gálvan en México Tenochtitlán y su problemática lacustre, p . 56.

Fig. 44 Coladera. Fig . 45 Fuente de Chiapas de Corzo . Dibujo

tomado de una fotograia del Arq . J . A . Siller C.

Fig. 46 Fuente de Tochimilco Pue. dibujo de una fotografía.

Fig. 47 Ibídem. p. 489. Fig. 48 Data para agua. Fig. 49 Letrinas de Yanhitlan Oax. En el libro

de G . Kubler Arquitectura Mexicana ... p. 397 fig. 288 .

Fig. 50 Dibujo que representa una compuerta a la manera prehispaníca, procede del códice conocido como Matricula de Tributos, publicado en Historia de México de Salvat. Tomo 3 p. 527. Lám. 2.

Fig. 51 Aguador. Fig. 52 Cornísa con gótero, dibujo de Vigno­

la. Fig. 53 Puente-acueducto-sifón de un dibujo

de la obra de Carlos Fernández Casa­do en lngenierfJ Hidráulica Romana. p. 496.

Fig. 54 Lavaderos públicos Xaltic en Xa!apa Ver. de una fotograia del libro de Lu­divina Gutiérrez. Monumentos colo­niales de Xalapa.

Page 35: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

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33

Page 36: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

l. Planta tlpica de la hacienda

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las haciendas de yucatán Iuis millet cámara

Rompiendo con la monotonía del norte de la península de Yucatán, donde ahora sólo se pueden ver los restos de los grandes henequenales cercados de albarradas, se encuentran numerosas haciendas que constituyen · uno de los patrimonios culturales más importantes de la península y que an­te el abandono y la indiferencia gene­ral ha ido desapareciendo en forma constante. Si desde la perspectiva his­tórica el estudio de las haciendas ha atraído la atención de diversos inves­tigadores que han propuesto las eta­pas históricas por las cuales han atra-

CUARTO CUARTO

CUARTO CORREDOR ORATO-

p y varas o 2 4 6 8 10

-RIO

vesado, sus construcciones en cambio han permanecido en el olvido. Es en las haciendas donde la arquitectura colonial de Yucatán logró algunos de los rasgos más característicos y la que menos transformaciones ha sufrido en añ.os posteriores a la construcción de sus casas, corrales, norias o bebe­dores los cuales nos hablan de un pa­sado que la etapa henequenera casi logró borrar; difícilmente se podrá agotar el estudio de este legado y sólo pretendo dar un breve bosquejo his­tórico de sus construcciones.

PLANTA TI PICA DE LAS

CASAS PRINCIPALES

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2. Arco de entrada de la hacienda Yaxcopoil

Desde los primeros años de la colo­nia se fueron estableciendo en las cercanías de las poblaciones españo­las de la península de Yucatán, Cam­peche, Valladolid y Mérida, algunas estancias ganaderas que sastifacían con sus productos las necesidades de los nuevos pobladores. En nuestra tierra donde se carecía de las minas tan apetecitlas por los conquistadores y donde otras empresas comerciales, como la producción dei añil encontra­ron dificultades para su expansión, las estancias ganaderas que requerían de poca inversión, tierras de regular calidad y escasa mano de obra, se convirtieron en la alternativa más viable para canalizar los excedentes obtenidos por los encomenderos de la provincia que provenían de los tribu­tos pagados por los pueblos.

En el transcurso del siglo XVII las estancias fueron creciendo en exten­sión y número teniendo que irse si­tuando en regiones cada vez más

apartadas de los centros de población más importantes, alrededor de Iza­mal, Ticul o Tekak, pero su actividad primordial siguió la producción de ganado, aunque desde fechas tempra­nas la miel y la cera se agregaron co­mo productos secundarios. Este creci­miento de las estancias coincidió con un marcado descenso de la población indígena y así muchas tiei:ras pertene­cientes a los pueblos fueron adquiri­das por los estancieros permitiéndoles a los indígenas contar con los recur­sos necesarios para el pago de los tri­butos que consistían en maíz, mantas de algodón y otros productos agrícolas y que tenían obligación de entregar cada año. Cuando a princk pios del siglo XVIII la población indígena comenzó a recuperarse, los pueblos se encontraron con que parte de sus tierras pertenecían a las estan­cias creciendo así la presión sobre la ocupación de las tierras que aún con­tinuaban en su poder.

La producción de maiz y otros gra­nos seguía dependiendo en su mayor parte de la que se obtenía en los pueblos indígenas y a través de los tri­butos fluían a los centros españoles los alimentos necesarios para el con­sumo de los grupos desligados de la producción agrícola. Cuando a prin­cipios del siglo XVIII la corona inten­tó, aunque sin resultados, suprimir la encomienda en Yucatán, debió de percibirse en las ciudades el peligro que significaría para ellas el carecer de los productos tributados; también por esos años el obispo Gómez de Pa­rada dictó las medidas necesarias pa­ra la supresión del trabajo forzado que utilizaban algunos españoles para el cultivo de milpas de maíz, algodón o extracción de sal, lo que provocó la pérdida de parte de las cosechas y una fuerte crisis en la sociedad yucateca que tuvo como consecuencia una de las hambres más dramáticas de la his­toria de Yucatán, con lo cual se dió marcha atrás a las reformas.

Luego de estos años de crisis en al­gunas estancias se comenzó a produ­cir maíz, seguramente para satisfacer en primer lugar las necesidades del personal de la finca o las de la casa del propietario; esta amplificación de las actividades tradicionales se vio fa­vorecida por la presencia en los pueblos indígenas de gente que carecía de tierras para trabajar por lo que se veían obligados a trasladarse a las estancias ya sea para rentar tierras o como trabajadores permanentes, quedando posteriormente sujetos am­bos a las fincas por el sistema de deudas y así se fueron convirtiendo las estancias en verdaderos pueblos. Cuando las estancias ganaderas co­menzaron a producir maíz se inició también el cambio de nombre; estas nuevas actividades realizadas dentro del ámbito de las estancias la diferen­ciaban de aquellas otras que todavía no iniciaban el cultivo del maíz y así se fue generalizando el nombre de ha­cienda desde mediados del siglo XVIII. 1

El crecimiento de la ciudad de Mé­xico y de Campeche con una pobla-

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ción desligada de la producción agrícola, y el incremento de las fuer­zas militares espafiolas a finales del siglo XVIII vino a reforzar mas la ne­cesidad de la producción maicera; es­te incremento en la demanda provocó un alza en los precios de los granos y volvió más frágil a la producción de alimentos los cuales alcanzaban pre­cios elevadísimos en los afios en que la producción era insuficiente.2

Durante el siglo XIX muchas de las haciendas maicero-ganaderas, espe­cialmente las de la region de Mérida, se transformaron en henequeneras y así para finales del siglo pasado muchas ya habían abandonado las ac­tividades con las que se habían ini­ciado.

LA ARQUITECTURA EN LAS HACIENDAS.

Los documentos que se conservan del siglo XVI o principios del XVII, referentes a las haciendas de Yucatán son bastante escasos y la información que en ellas se encuentra sobre las construcciones existentes en ese tiem­po son casi nulas pero esta ausencia de datos puede suplirse en parte con el análisis de la situación prevalecien­te a finales del siglo XVII y que nos permite hacernos algunas conjeturas. Una de las estancias más antiguas de Yucatán es Chichí, situada cerca de Mérida, al noreste de la ciudad, fue fundada por el conquistador don Al­fonso de Rosado en 1558, pasó luego

3. Arco de entrada de la hacienda San Pedro Chimay

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a. otros propietarios y en 1626 don Juan de Montejo Maldonado, nieto del fundador de Mérida, se la compró en cien pesos a la encomendera doña Catarina de Andrade. Lo bajo de su valor, posiblemente se debió a que en esa fecha la estancia estuviera des­poblada y la cantidad pagada sola­mente fuese por la tierra; Montejo Maldonado debió de invertir algo de dinero en su fomento pues cuando la vendió en 1640 el precio que se re­gistró en la escritura fue de dos mil pesos; en el documento de venta se hacía constar que habían dos casas de piedra cubierta de paja, un oratio de piedra, pozos y bebederos para los animales, que posiblemente no eran más que de 300 piezas.3

Page 39: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

A fines del siglo XVII o principios del XVIII muchas estancias conti­nuaban con sus construcciones de po­co valor y aparte de la noria, corrales y bebederos sólo contaban con una o dos casas cubiertas de paja que servían para alojar al propietario cuando se encontraban en la finca, además de las que habitaban los va­queros; esta situación prevaleciente en Mérida, posiblemente fuese la mis­ma en las estancias cercanas a Cam­peche y Valladolid. Por una carta de dote de 1675 sabemos que dofia Juana de Vargas Mayorga, casada con el célebre marino campechano Antonio Maldonado de Aldama en segundas nupcias, entregó para la bo­da de su hija entre dos bienes.

4. Casa principal de Mukuiché cuando la visitó D. Charnay en 1885

5. Corredor de la casa principal de la hacienda San Pedro Chucuaxim

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6. Casa principal de la hacienda de Xcanchakan en 1841 según Stephens

"Una estancia de ganado mayor que está una legua de Campeche y lin­da con el camino real que va al pueblo de Chiná con sus casas de guano y madera con una sala y dos aposentos, su noria, pila y corrales y cincuenta y cinco reses de hierro chicas y grandes en seiscientos pesos".

Pero ya en esos años en algunas es­tancias comenzaron a construírse ca­sas en las cuales ya no se usaban ma­teriales perecederos para cubrirlas o en las paredes, lo que indica un cierto ·excedente de los propietarios que ge­neralmente residían en las ciudades.

En el testamento de la propietaria

l. Millet, 1984 2. Patch, 1976 3. Espejo Ponce de Hunt, 1974 4. Testamento de Da. Mariana de Sosa y

Cortez. ANY Notario Juan Alonzo Bae-

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de la estancia Lacantun situada tres leguas de Mérida y otorgado en 1689 se especifica que tiene ''doscientas cincuenta reses debajo de hierro y con veinte y cinco caballos" y "con sus casas de piedra nuevas, sala, aposen­to; con su hermita en que se celebra el santo sacrificio de la misa"4 igual­mente en el testamento del propieta­rio de la estancia Texan fechado en 1738 se menciona que dicha finca "se haya con casas de piedra que no tenía"5. En la estancia San Antonio, cercana al pueblo de Sacalum un do­cumento de 1750 menciona que "dicha estancia de San Antonio se

za, libro 1689-94 F. 49 5. Testamento del capitán Antonio Ruiz de

la Vega, ANY Notario Francisco Antonio Savido, libro 1738-43 F. 92.

6. Una casa de tres huecos en aquella en que

compone de una ·casa de paja de tres huecos,6 cercada de pared sobre renchinamiento de vara y media de al­to y que este mismo tiene dos lados de cimientos de pared muestra que tiene veinte y ocho varas de largo y diez y ocho de ancho7 con bastantes piedras labradas para las portadas de la vi­vienda" .s

Aún era posible observar en las ha­ciendas yucatecas que muchas de ellas tienen una planta que sigue el modelo que se ilustra en la figura 1, y que otras sufrieron ampliaciones a partir de estas construcciones primitivas. La casa por lo general, estaba ligeramen-

bajo un mismo techo se ha dividido el es­pacio en tres cuartos.

7. 1 vara = 83.59 centímetros 1 mecate = superficie cuadrada de 25 varas por lado.

8. Hipoteca de la estancia San Antonio en

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7. Fachalia oriente de la casa principal de la hacienda San Ildefonso Teya

te elevada sobre el nivel del terreno de tal forma que quedaba a la misma al­tura que la noria; al frente tenía un corredor con arcos de medio punto y en uno de sus extremos, casi siempre a la derecha, se encontraba el orato­rio que no sólo era utilizado por el propietario sino también por los tra­bajadores de la estancia; en el otro extremo del corredor había otra fila con dos o tres cuartos. Así era la planta de la casa principal de la ha­cienda Ticopó en 1810 según una descripción en la cual se decía que era "fábrica antigua" por lo que pro­bablemente haya sido construída a fi-

Sacalum propiedad del capitán Joseph Saenz. ANY, Notario Joseph de Cinta, agosto de 1750.

9. Roys, 1936 10. Albarrada es un muro de piedras sin arga-

nes del siglo XVII o princ1p10s del XVIII. Esta misma distribución y otra más simplificada la encontró Ralph Roys en las casas de algunas es­tancias de la región de Valladolid, las cuales sólo constaban del corredor y las dos piezas de los extremos, care­cindo de la parte posterior. 9

La casa principal normalamente se encuntra junto a la noria pues care­ciendo Yucatán de ríos o lagunas era preciso abastecerse de agua por me­dio de pozos o en algunos casos de ce­notes; la noria se encuentra construída sobre un terraplén de 1 ó 2 metros de altura y de ahí por grave-

masa. 1 J. Espejo de Ponce de Hunt, 1974 12. El capitán Martín Antonio de Noguera

vende a Alfonso Martínez la estancia Guayalceh. ANY, Notario Domingo

dad se surtía a los bebederos de los corrales o se regaba la huerta. Los corrales estaban igualmente junto a la casa; en el principal se encontraban los bebederos para el ganado y su ac­ceso estaba formado por uno arcos algunos de los cuales construídos tal vez a fines del siglo XVIII, son real­mente originales; los muros de los corrales podrían ser de mampostería pero otras veces eran de albarrada; IO

corrales, noria y casa forman así un conjunto inseparable en las estadas yuca tecas.

Las casas de muchas estancias evo­lucionaron en su arquitectura a partir del módulo inicial, agregándole otros corredores o más cuarto; el caso más patente de este proceso es el de Mu­kuyche cerca del pueblo de A bala; ahí se tiene una edificación antigua cuya planta se aproxima a la típica pero posteriormente ¿finales del siglo XVHI?, se contruyó una nueva sec­ción exenta que consiste en una fila de cuartos rodeada por un corredor en sus cuatro costados; el arco usado en esta nueva sección es conopial como el de algunas casas que se contruye­ron en Mérida a mediados del siglo XVIII: el hotel Itzá en la calle 59 x 58 o la casa del Gallito en la plaza principal; el empleo de este tipo de ar­co debió de haber sido una novedad en las constucciones rurales de Yuca­tán en las cuales predominaba el de medio punto y posiblemente es el' punto de partida de donde se origina­ron los arcos mixtilíneos tan típicos de Yucatán y que también aparecen en las haciendas.

Una de las estancias que llegó a fi­gurar entre las más importantes de Yucatán fué Uayalceh, cerca también de Abala; la fundó a mediados del siglo XVII don Iñigo de Mendoza uno de los encomenderos más pode­rosos de ese momento; cuando en 1678 se la vendió a su hijo Andrés era

Villamil, libro 1754-57 f. 92 13. Pithecillobium albicans; Barrera Marin,

1976.

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ya una de las más ricas estancias y se estimaba su valor en 13 mil pesos; contaba con bastantes piezas de gana­do cuyo número podía ascender a 1500 y entre el personal de la finca además de los trabajadores adeuda­dos habían dos esclavos negros valo­rados cada uno en cuatrocientos pe­sos·_lt Cuando Uayalceh se vendió en 1754 su casa principal se hallaba' 'con seis peizas de cal y canto techadas de azotea y dos corredores techados en la misma conformación, reedificadas de nuevo"; había además dos norias, bebederos de cantería y el oratorio con todos sus ornamentos. Es pro­bable que la casa haya sido c0nstruída en los años que la poseyó la familia Mendoza a finales del siglo XVII para que hubiera estado "reedi­ficada en el momento de venderse en 1754.12

Uayalceh fué posesión luego delco­ronel Alonso Manuel Peón, caballero de Calatraba y pasó después a sus descendientes manteniendo su impor­tancia durante el siglo XIX; situada en la ruta para Uxmal fué punto obli­gado de descanso para todos los viajeros del siglo pasado al igual que Mukuyché, famosa esta última por la belleza de su cenote en cuyas aguas se bañó la emperatriz Carlota. Estas ha­ciendas se convirtieron en lugares de recreo y así el coronel Peón le escribió a uno de sus hermanos, residentes en Españ.a, que iría en esos día a su ha­cienda "con toda mi dilatada familia que pasa de treinta personas a tomar la fescura del campo por tres o cuatro meses"; como la carta está fechada en noviembre de 1783 supongo que los meses del invierno, que son los más agradables en Yucatán, eran los aprovechados para estas vacaciones. En 1795 en otra -carta del coronel Peón al hermano de España y refi­riéndose a Fray Bernardo, otro her­mano, religioso franciscano en el con­vento de Mérida decía:

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"por consejo mío dispone ir de recreo a una hacienda mía de cam­po muy alegre con veinte y seis piezas útilies y desahogadas de cal y canto, buena huerta, mucho ga-

nado vacuno y caballar, bien poblada con muchas calles y como un mil almas que allí habitan, con misa cada día de precepto porque conseguí eregirla en ayuda de parroquia a costa del dinero que gaste en iglesia y camposanto; dis­ta solo siete leguas de esta capital, su nombre Uayalceh, alias Madri­guera de Venados y es la de recreo de toda mi familia y la de mas afi­ción entre siete haciendas de gana­do y tres ingenios de azúcar". La hacienda Teya es otra de las que

conservan construcciones coloniales muy interesantes; esta situada a tres leguas al oriente de Mérida y a princi­pios del siglo XVIII pertenecía al sar­gento Mayor de Mérida don Eloy Cle­mente de Cuenca; pasó a mediados de ese siglo a poder del capitán don José de Marcos Bermejo y luego la heredó su hija doñ.a 11defonsa casada con el conde de Miraflores don Santiago Calderón y de la Helguera, siendo la fortuna de ella una de las mas impo­tantes de Yucatán. Al morir doñ.a 11-defonsa en 1810 se hizo un inventario de sus bienes y entre ellos se contaban con mas de veinte haciendas ganade­ras y maiceras habiendo sido San 11-defonso Teya la más importante en cuanto a sus construcciones por lo que debió de ser la finca de recreo de la condesa.

La casa principal es un edificio de dos pisos, que probablemente se haya originado en una cosntrucción más pequeñ.a; en el primer piso que tiene techos más bajos que los del segundo, se encotraban las bodegas, la cocina y las caballerizas; al segundo piso se tiene acceso por una rampa situada al poniente del edificio por la cual se lle­ga a un corredor con dos arcos. A la derecha está la entrada del pequeñ.o oratorio y a la izquierda se encuentra el salón principal y luego una serie de habitaciones y corredores; las dimen­siones de las piezas son bastante gran­des midiendo el salón principal 14\lí varas de largo y 5 Yz de ancho, las ha­bitaciones aunque menores tiene de 7 a 10 varas de largo y un ancho simi­lar.

por el lado norte una escalera con­duce a la planta baja que servía para comunicar a la cocina; una de las piezas de arriba se especifica que era "oficina de repostería", no señ.ala cual es el comedor, aunque se podría haber usado para comer alguno de los corredores como sucedía en Cuba. Dos de los corredores tienen la rara característica entre las cosntrucciones coloniales de Yucatán de ser muy e:;trechos; el del lado oriente mide dos varas de ancho y del poniente dos y medio varas; un corredor con la mis­ma caractrística se encuentra en la ca­sa que fue de doñ.a 11defonsa en la ciudad de Mérida (actualmente ocu­pada por el edificio de Bellas Artes).

Por el lado del sur estaba el andén de las norias que era un relleno de 3 varas de altura con los cañ.os que salían para el tanque de la huerta o los bebederos del corral principal si­tuado junto al corredor del oriente. El tanque de la huerta con una capa­cida de almacenamiento de cerca de 100m3 servía para el riego de los fru­tales contando para ello con un cañ.o maestro hecho de mampostería de se­tenta y siete vara de largo; la huerta tenía una superficie de cerca de una hectárea.

Al oriente de la casa se encontraba el corral principal y al igual que en muchas haciendas su entrada luce un hermoso arco aunque no pueda com­parase en belleza al de Y axcopoil o al de San Pedro Chimay; a los lados de este corral habían otros menores que servían de chiqueros o de lazaderos; los muros. del corral principal eran de mampostería pero en algunos de los otros más pequeñ.os eran de abarra­das.

En el inventario de 1810 se registra­ron diversas cantidades de sal, alma­cenadas en las bodegas situadas en ta planta baja de la casa principal, y que servía seguramente para salar las car­nes y los cueros; en la hacienda Tico­pó vecina de Teya y propiedad de la condesa se encontraban 11 tanques de curtido por lo que es posible que ahí se efectuase la matanza del ganado de ambas haciendas y de otras varias que

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l!'!!!liiiiil!!!!!liiiil!~ v o r a 1 O 2 4 S 8 10

CORRALES

BEBEDEROS

S A L O N

PRINCIPAL

CUARTO

CORREDOR ORATORIO

RAMPA

ACCESO

A N DE N

DE LA

N O RIA

HUERTA

TANQUE

DE LA HUERTA

HACIENDA DE SAN ILOEFONSO TEYA

PLANTA DE LA CASA PRINCIPAL

(C RO Q U 1 S)

8. Planta de la casa principal de la hacienda San Ildefonso Teya

tenía en la misma región. En Ticopó se curtirían los cueros usando el mé­todo aún empleado en algunas pobla­ciones de Yucatán y que consiste en dejar remojadas las pieles en unos tanques con agua y con la coteza del árbol llamado Chukum.I3

Las construcciones de Teya han sufrido pocas modificaciones a partir de la muerte de dofta Ildefonsa en 181 O; durante el período henequenero se construyó el edificio para la des­fibradora de henequén al poniente de la casa; al igual que las otras hacien­das de la región de Mérida, Teya se transformó en una hacienda hene­quenera; en muchas haciendas para el período del auge del henequén a fines del siglo XIX o principios del XX se construyeron nuevas casas o se modi­ficaron las fachadas al estilo del mo­mento pero muchas todavía permane­cen como ejemplos de la arquitectura colonial yucateca. •

D bibliografía

Archivo Notarías de Yucatán Volumenes de los años 1689-1800

Barrera Marín Alfredo y otros. 1976 "No­menclatura Etnobotánica Maya: una interpre­tación taxonómica" INAH, México. (Colec­ción Científica no. 36.)

Charnay, Desire 1933 Viaje a Yucatán a fines de 1886. Talleres Gráficos Guerra. Mérida

Espejo Ponce de Hunt, Marta 1974 Colonial Yucatán: Town and Region in the Seventeenth Century. Tesis Doctoral UCLA. Los Angeles.

Millet C., Luis 1984 "De las Estancias y Ha­ciendas en el Yucatán Colonial" . Hacienda y Cambio Social en Uucatán. p. 11-37. Editorial Maldonado-INAH. Mérida.

Patch, Robert 1976 "La Formación de Estan­cias y Haciendas en Yucatán durante la Colo­nia". Revista de la Universidad de Yucatán. Vo. XVIII No. 106, p. 95-132. Mérida.

Roys, Ralph L. 1939 "The Tilles of Ebtun". Pub. 505. Carnegie Institution of Washington. Washington.

Stephens, John L. 1963 /ncidents of Travel in Yucatán. Dover Publications Inc. New York.

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1. Retablo de 1776 de la capilla doméstica del Marqués de Rayas antes de ser desmantelado para su venta Ca. 1920. Foto de coiección particular 2. El retablo en su actual emplazamiento en la capilla a San Francisco del Hotel The Mission Inn Riverside, California, E. U. Postal

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la capilla doméstica del marqués de rayas, estudio de su iconología* arturo parra moreno

a noemí

Vicente Manuel Sardaneta y Legaspi, primer marqués de S. Juan de Rayas nació en Guanajuato en 1715. Su padre, criollo y destacado minero, fue José Sardaneta y Legaspi. Su madre se llamó Rosa Ma. de Ojeda. Tuvo 2 hermanos varones: José Joaquín, sacerdote jesuita, y Juan Antonio y cinco hermanas: Josefa Rosa, Manuela Antonia, Ana Francisca y Clara Joaqwna.'

En 1727, su padre adquirió la importantísima mina de S. Juan Bautista de Rayas: " ... la mejor joya que adorna con su riqueza los dominios de la Real Corona."2 José Sardaneta fue precursor en el uso de la pólvora en las mi­nas y en su ventilación por medio de profundos tiros, además mejoró los sistemas de molienda del mineral in­ventando el arrastre; sin embargo, a su muerte en 1741, la familia heredó sus empresas cargadas de deudas. Fue has­ta 1757, que su hijo Vicente Manuel, a la cabeza, recobró el control de las propiedades) Un año antes, en 1756, se casó Vicente Manuel con Angela de Rivera Llorente, con quien tuvo su único hijo: Mariano de Sardaneta Llorente.4

Para 1750, Vicente Manuel ya era regidor en el Ayuntamientos y un año después, miembro de la junta de electores y de la diputación minera.6 Para 1765, sabemos que era diputado de minería. 7

A partir de 1757, incrementó e hizo muy productivas las empresas propias y familiares; además de Rayas, ad­quirió acciones en otras minas. Años después adquirió también haciendas agrícolas para proveerse de alimentos, animales, cueros, etc.; el material extraído de las minas lo procesaba en sus propias haciendas de beneficio de Burras o S. Matías o en su hacienda de fundición de S. Juan Nepomuceno en Marfil,S en las que por diversos

• Doña Ofelia Arizmendi me facilitó una fotografía de principios de siglo en donde admiramos al presbiterio de la capilla en su estado origi­nal y también me proporcionó domcumentación sobre el actual empla­zamiento del retablo, con ese material y a sugerencia del arquitecto Pablo Chico preparé una investigación que fué reproducida en 1984 en un corto tiraje mimeografiado por la Facultad de Arquitectura de la

Universidad de Guanajuato y que ahora, corregida la presento ademas enriquecida con ilustraciones que considero poco conocidas o inéditas como son el escudo grabado en la peana de Nuestra Señora de Guana­juato o algunos de los retratos de los Sardaneta asi como la reconstruc­ción histórica ele la casa del Marqués de Rayas.

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3. Vicente Manuel Sardaneta en 1770, a cuatro años de ser nombrado Marqués de Rayas. Oleo de Juan Fernández, foto del museo del pueblo de Guanajuato

métodos obtenía la plata refinada. Esa plata se sumaba a toda la producción de la Nueva Espafta, que acufiada en la Ciudad de México, era enviada como quinto real a Es­pafia. (Aunque prácticamente no se pensaba, la capitali­zación de toda la riqueza del inmenso Imperio Espafiol, terminaba en ciudades como Génova o Amsterdam.)9

A Vicente Manuel se le atribuye haber donado la mitad del costo de la mampostería de la cortina de la presa de la Olla, !O construida de 1714 a 1749.11 Si así fue, tenían sus empresas muchas deudas y él escasos 25 aftas cuando se inició la cortina. El padre Marmolejo, en sus efemérides, lo menciona como promotor de la presa de Pozuelos e inclusive dispuesto a erogar su costo.12

Diego Angula Ifiiguez, el gran historiador del arte his­panoamericano nos dice: "Si las grandes figuras de la ar­quitectura conventual del siglo XVI son los misioneros, quienes levantan los lujosos templos guanajuatenses, son los riquísimos propietarios de minas. Entre ellos corres ponde lugar preminente a los Sardaneta. "13 Efectivamen­te, ya en 1737, la enorme peana labrada en plata y con dorados que en la Basílica sirve de base a la Virgen de Guanajuato, había sido donada por José, su padre.14

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A partir de 1747, Vicente Manuel ayudó a su hermano jesuita, José Joaquín, a financiar la erc;¡cción del soberbio templo de la Compafiía de Jesús, aportando gruesas su­mas y constantes limosnas" .15 Muerto el padre José Joaquín en 1763,16 el templo se concluyó e inauguró dos aftas después, siendo honrado Vicente Manuel con el en­cargo de abrir las puertas el día de la consagración.J7

En el poblado (mineral) de Rayas, la capilla fue recons­tuida y decorada por órdenes de Vicente Manuel. Actual­mente sólo quedan ruinas de esa capilla a consecuencia de las explosiones subterráneas con que se trabaja en las mi­nas. Afortunadamente, el Club Rotario, ante su inminen­te destrucción, en 1945, trasladó y reubicó el retablo de la fachada y la torre en la fachada del templo de Pardo.1s

El15 de julio de 1774, a los 59 afias, el rey Carlos III, nombró a Vicente Manuel: Marqués de Rayas y Vizconde de Sardaneta; seis afias después, en 1780, se le confirió la Orden de la Cruz de Carlos III. En su testamento, jura que no pretendió, ni pagó u obsequió nada al rey o a sus representantes, para recibir el título y que solo pagó dos mil pesos en gastos administrativos y agrega que tampoco pretendió la Orden mencionada y atribuye esos honores a méritos de su padre o suyos.I9

Para 1778, se sabe que es regidor perpetuo, alguacil mayor del Santo Oficio; procurador general y tesorero de las municipalidades de Guanajuato, Irapuato y León.2o En 1779 es reelegido elector de la diputación minera.2I

Entre 1776 y 1777, el Marqués compró en Marfil, Silao e Irapuato, diez haciendas de campo y un rancho con ga­nado, que sumados a las minas y haciendas para benefi­ciar metales, integraron una gran empresa de explotación vertical.22

El intenso comercio que generaba la minería y la esca­sez de albergues, llevó al Marqués a solicitar y obtener del virrey Bucareli licencia para construír un mesón que lla­mó de S. Antonio,23 en la calle de Alonso y cerca de la en­tonces alhóndiga pública. La aprobación de la licencia la condicionó el Marqués, a que se le diera el monopolio del hospedaje en la ciudad y hasta donde podemos interpre­tar, no se le negó esa condición.24 El mesón de S. Anto­nio, no sólo cuenta con cincuenta grandes habitaciones

1 González L., Crónica de un palacio Guanajuatense, p. 58 2 Brading, Mineros y comerciantes en el México borbónico, p. 353,

apud., AGN, Minería, 51, Oficiales de Hacienda al Virrey, 19 no­viembre 1727.

3 Brading, op. cit., p. 352. 4 Rayas, marqués de, [Testamento], 1787, A. H. G., Cabildo, t.

1787, f . 155 a 184 v. 5 Lara, Indice del primer volumen del ramo citadino .. . , p. 3. 6 Brading, op. cit., p. 464. 7 Rasgo breve de la grandeza guanajuateña, portada. 8 Rayas, marqés de, [Testamento], op. cit. 9 Ramas, "La ciudad ordenada", p. 7. JO Diccionario Universal de Historia y de Geografía, l. VI, p. 829. 11 Marmolejo, Efemérides guanajuatnses, l. 11, p. 44-70. 12 Ibfd., p. 218.

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de diversos tamaños, sino además con dos salones so­ciales, cocina, comedor, tres bodegas, dos patios y gran­des caballeriza¡;. Los excedentes que generaban sus ha­ciendas de campo, se vendían en el Mesón como alimen­tos y forrajes y con sus bodegas, el sitio era centro de tra­tantes y arrieros.2s

El mesón de S. Antonio se construyó en parte sobre una bóveda que salva el cauce del río que cruzaba la ciudad; en planos de 1785, sólo se dibujan dos bóvedas sobre el río, lo que evidencia que la bóveda sobre la que se contruyó el Mesón es una de las más antiguas sino la más antigua de las existentes y por consiguiente, el Mar­qués fue de los precursores en las obras del confinamien­to y embovedado del río con fines privados,26 obras que dos siglos después se adaptaron para utilísima y singular calle subterránea.

Vicente Manuel Sardaneta y Legaspi, primer Marqués de S. Juan de Rayas, murió el 20 de abril de 178727 a los 72 años de edad.

El 11 de diciembre de 1761, nació el único hijo del Mar­qués: José Mariano. El historiador D. A. Brading, co­menta en su libro Mineros y comerciantes en el México borbónico, que fue una bendición la poca fertilidad de los Sardaneta, ya que la fortuna familiar no se dividió ex­cesivamente y así el Segundo Marqués heredó todas las acciones de la mina de Rayas y acciones en otras minas, y los bienes no sólo de su padre sino también de sus tías .28

Mariano, se interesó por mejorar y diversificar los cul­tivos en sus haciendas. Frecuentó a los eruditos y científicos expertos en minería como Velázquez de León o Elhuyar y sus minas y haciendas fueron visitadas por Humboldt;29 y ya en el México Independiente, por los nuevos colonialistas como Ward30 o Poinsett.31 José Ma­riano fue activo partidiario de la Independencia. Era fre­cuentado por Hidalgo y tenía la amistad del virrey Iturri­garay;32 fue miembro del grupo secreto llamado Los Guadalupes, 32 que ayudaba subrepticiamente a los insur­gentes. Aprendido por estas actividades, estuvo en la mis­ma celda que ocupó Morelos. Condenado al destierro a España por el Virrey Calleja, logró evitarlo por una en­fermedad que lo retuvo en S. Juan de Ulúa.34

13 Angulo, Historia del arte hispanoamericano, p. 753. 14 En la tapa de la peana se encuentra grabado el nombre de José Sar-

daneta, su escudo de familia y la fecha de la donación: 1737. 15 Marmolejo op. cit ., p. 162, apud. Rasgo breve ... , op. cit. 16 Marmolejo, op. cit., p. 104 17 Marmolejo, op. cit., p. 172, apud. Rasgo breve ... , op. cit . 18 Leal, M., "San Juan de Rayas". 19 Rayas, marqués de, [Testamento}, op. cit. 20 Diccionario Universal ... , t. VI, p. 830. 21 Brading, op. cit. p. 465. 22 Ibfd., p. 370. 23 [Licencia del virrey Bucareli para construir un mesón en la calle

Alonso en Guanajuato.j 1776, AGN, Mercedes, v. 81, f. 102. 24 Parra, El mesón de S. Antonio, ... ,p. 121. 25 /bid., p. 106.

4. José Joaquín Sardaneta en 1770 hermano del Marqués de Rayas. Oleo de Juan Fernández, en el Museo Nacional de Historia

Al triunfo del Iturbidismo, es uno de los signatarios del Acta de Independencia del Imperio Mexicano y es nombrado miembro de la Junta Provisional Gubernati­va.35 Cuando Lucas Alamán abre el país a los capitales ingleses, el Marqués se asocia a inversionistas en minas, logrando recuperar la productividad de Rayas y después, su independencia de los inversionistas extranjeros .36

Muere el Segundo Marqués de Rayas en 1835,37 dejan­do a su hijo José María al frente de sus empresas.38

26 /bid., p. 49 27 Brading, op. cit ., p. 408 . 28 Rayas, marqués de, [Testamento}, op. cit. 29 Diccionario Universal ... , t. VI, p. 830. 30 Ward, México en 1827. 31 Poinsett , Notas sobre México, 1822. 32 Castillo, Hidalgo, la vida del héroe, p. 62. 33 De la torre, Los Guadalupes y la Independencia. p. 74. 34 Miquel, Diccionario de Insurgentes, p. 544. 35 Idem . 36 Alvarez, "Breve historia de las minas de Guanajuato" . 37 Miquel, op. cit. , p. 545. 38 Diccionario Universal ... t. VI , p. 830. 39 Parra, "Museo del Pueblo, Guanajuato" , p. 283 . 40 Idem .

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Page 48: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

5. Corte por la capilla y patio de la casa del Marqués de Rayas

LA CASA DEL MARQUES DE RAYAS

El museo del Pueblo fue instalado en la casa del mar­qués de Rayas en 1979, en la parte más importante del predio original, actualmente dividido en varias fincas.39

El propietario más antiguo del que tenemos noticia, fue José Hurtado y Castilla. En 1672, su dueño fue Fran­cisco Jerez;40 Marmolejo menciona que en 1696 ya era propiedad de José Sardaneta y que la tenía en proceso de construcción.41 Al fallecer José heredó la casa a su farní­lia grabada con hipotecas.

Vicente Manuel, su hijo y Primer Marqués de Rayas re­gistró la casa como su exclusiva propiedad en 1775, una vez que la liberó de hipotecas,42 y el -año siguiente le compró a su hermana Josefa Rosa una mansión en el pre­dio que ahora ocupa el frente del Palacio Legislativo.43

En la casa del Marqués los constructores adaptaron los espacios a los desniveles del terreno dejando para comer­cio la planta baja: '' ... quedó un tendajón en los bajos de mí casa, .. "44 asentó el Marqués en su testamento; los ser­vicios domésticos, la cocina y el enorme aljibe se localiza­ron en la planta alta, así como las habitaciones principa­les. La fachada es sobria, con portada de marco "en­tablerado" rematado con cartela a la que le fueron borra­dos la leyenda o el escudo; el portón está tallado en el úl­timo estilo del siglo XVIII con su revés también tallado, pero sin figura.

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Es notable un nícho con estípites en la fachada de la Calle de los Hospitales. La casa remata en su parte supe­rior con un antepecho calado. El pequeño patio princi­pal está rodeado por corredores con columnas y zapatas de durísimo mezquite, las cuales con el barandal, pueden ser del siglo XVII; no así el barandal de la escalera y el marco de su desembarque que son de principios del siglo XIX. En general todo es ·sencillo y austero, para que por contraste, resalte en toda su expresividad el portón y la portada churrigueresca de la capilla doméstica. Actual­mente los muros interiores de la capilla, han sido cubier­tos con bases para murales en los que el maestro José Chávez Morado pintó un tríptico en el presbiterio complementado en los muros laterales de la capilla con cuatro murales pequeños y tres vitrales.

41 Marmolejo, op. cit., t. I, p. 184.

42 Rayas, Marqués de, [Testamento}, op. cit. 43 [Escritura de compraventa ... } 44 Rayas, marqués de, [Testamento}, op. cit.

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PLANTA ALTA

6. Reconstrucción histórica, casa del Marqués de Rayas, Guanajuato. Siglo XVIII

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Page 50: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

11 1

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ESTUDIO INCONOLOGICO DE LA PORTADA DE LA CAPILLA

La portada de la capilla tiene tres diferentes inscrip­ciones. La primera es una cita en latín grabada en el arco y dice: "DOMUS MEA, DOMUS ORA TIONIS VOCATIBUR DICIT DOMINUS. IN EA OMNIS QUI PETIT ACCIPIT ET CUI QUARIT INVENIT, ET PULSANT APERIETUR. O OUAM METUENDUS EST LOCUS ISTE VERE NON EST

· MICALIUD, NISI DOMUS DET ET PORTA COELI." Gén. V 28.

En el libro del Génesis no se localizó esa cita o citas, por lo que libremente sería: "MI CASA ES LLAMADA CASA DE ORACION, DICE EL SEÑOR. EN ELLA TODO EL QUE PIDE, RECIBE; EL QUE BUSCA, ENCUENTRA; AL QUE LLAMA, SE LE ABRE. ¡OH! CUAN TERRIBLE (IMPONENTE) ES ESTE LUGAR, VERDADERAMENTE NO PUEDE SER SINO LA CASA DE DIOS Y PUERTA DEL CIEL0".45

La segunda inscripción se encuentra bajo el entabla­mento y dice en castellano: "SE ACABO ESTA OBRA EN ENERO DEL AÑO DE 1776''

Efectivamente en la cláusula 22 del testamento del Pri­mer Marqués se asienta: '' ... declaro por mis bienes la ca­sa de mi morada con la contigua que da vuelta a los Hos­pitales que llaman de los Tarascas, cuyo reedificio y fábrica de su oratorio se hizo en el año de setecientos se­tenta y seis ... "

La tercera inscripción son los nombres grabados en el entablamento y a cada lado del escudo del marquesado y dicen: "JESUS" y "JOSEPH"

Arriba de la corona del escudo, hay un rectángulo que seguramente servía de pedestal a una imagen que quedaría enmarcada por el óculo octagonal del segundo cuerpo de la portada; a los lados del óculo y sobre dos tramos del frontón roto y coronado a las pilastras estípites hay dos siluetas talladas como fondo de sendas imágenes ahora desaparecidas.

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De todo lo anterior se puede desprender la siguiente hi­pótesis: La portada, por ser de una capilla doméstica, es­i.aba dedicada a Los Cinco Sefiores, nombre con que son designados Jesús, María, José, Joaquín y Ana, quedando representados de la siguiente manera: Jesús y José con sus nombres claramente tallados en latín; María estaría representada por una escultura al centro del óculo y Ana y Joaquín a sus costados, también ~·sculpidos.

Sabemos qu~ el Marqués fue bautizado como José Ma­nuel y que en su registro bautismal hay dos adiciones: la primera al margen "Vicente"; la segunda es una adición al final que dice: "Este es el primer marqués de Rayas" .46

Como sabemos, Manuel es uno de los nombres de Jesús, de donde se deduce que los nombres en relieve: "JESUS" y "JOSEPH" se refieren a los nombres con que fue bautizado y además uno de ellos evoca a su padre José Sardaneta.

Como vimos en su biografia la familia era profunda­mente mariana, como corresponde a su inclinación jesuítica, lo que refuerza la hipótesis planteada.

El escudo, con corona de marqués y ahora con sus ar­mas borradas, debió ser como sigue y de acuerdo a los términos heráldicos: Escudo cuartelado. Primero partido en faja, en la parte superior en campo de gUles, castillo de plata· horpazado de azur en la parte inferior en campo de oro un prado verde y en él un ciervo de oro. Orla azur con doce estrellas de oro. Segundo en campo de oro, montes de su color y sobre ellos águilas sable explayada. Tercero en campo de oro siete jaqueles gules . Orla de plata con una cadena de hierro. Cuarto campo azur, castillo de oro almenado con tres torreones sobre pefiascos de plata. Orla de gules con ocho aspas de oro. Timbrado el escudo general con corona de Marqués.47

Por último nos referimos a los dos pedestales de los estípites, éstos tienen tallados sendos "antropofites", se­gún la terminología empleada por González Galván, '' ... mezcla escultórica decorativa al fundir la expresión del rostro humano con la gracia y elegancia del movimiento vegetal ... "48 Elegancia del movimiento vegetal que cam­pea en toda la portada de la capilla.

7. Portada de la Capilla doméstica del Marqués de Rayas. Foto del Mu· seo del Pueblo de Guanajuato. 8. Fachada principal, casa de los Marqueses de Rayas 9. Capilla a San Francisco del Hotel The Mission Inn 10. Armas de José Sardaneta, padre del Marqués de Rayas y que adop­tará como escudo de su marquesado. Grabado en plata en la tapa de la peana de N. Sra. de Guanajuato, 1737. Foto del autor

45 Gentil traduccuón del seflor Moisés Horta · 46 [Acta de bautismo de .. . j Gentil información del Hist. Jesús

Rodríguez Frausto. 47 Diccionario Porrua de historia, biografla y geograjfa de México, t.

11, p. 1876. 48 González, G, "Sobre terminología", p. 37.

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RETABLO DE LA CAPILLA DOMESTICA

Desde 1776 49 existió en la capilla un retablo churri­gueresco de primer orden.

En los años veintes de este siglo, cundo concluía la Re­volución, el retablo fue desarmado y vendido por los pro­pietarios de la casa. Doña Ofelia Arizrnendi, niña en aquel tiempo, recordó el momento del desmantelamiento del retablo en este escrito de 1973: "Un día vi a unos hombres llevándose nuestro paraiso, cortando los ángeles en pedazos -las vírgenes, la bella imagen de S. Francisco, que era la figura centraJ del altar- todo fue desarmado pa­ra ser empacado en grandes cajones , Uno por uno desa­parecieron, dejando un inmenso muro vado, sin vestigios de aquella magnífica obra de arte. La capilla aun está ahí, pero ahora está vacía. Cuando voy a casa en el verano, aun me gusta sentarme ahí en silencio con mis recuerdos del cielo".so

El retablo fue comprado por el hotel The Mission Inn, de Riverside, California y armado en su capilla nupcial en un presbiterio a su medida. El hotel cerró por motivos fi­nancieros en 1970, quedando el retablo en peligro, ante la incertidumbre de su destino; en 1982 se reanudó el servi­cio.

La revista Sunset de marzo de 1982, informa que la asociación Fiendes of The Mission Inn se está encargando de remozar el hotel y salvarlo de su destrucción, ya que lo considera valioso por su arquitectura fantasiosa y su de­coración con obras de arte llevadas de muchas partes del rnundo.S1

No es motivo de este escrito, abordar un asunto tan im­portante, corno es la recuperación de nuestro patrimonio, pero creernos que con divulgaciones corno la que nos ocu­pa, ayudarnos al menos a conocer la magnitud del proble­ma.

49 Rayas, marqués de, [Testamento], op. cit. 50 Arizmendi, "La Capilla". s. p , 51 "Moorish fantasy in Riverside, ... ", p. 68. A iniciativa del Colegio

de Arquitectos Guanajuatenses (1984) la FederaCión de Colegios de Arquitectos inicío gestiones ante la Secretaría de Rel¡¡.ciones Ex­teriores para recuperar el retablo, también el Gobierno del Estado, INAH e ICOMOS ya hacen io propio.

52 Monterrosa, Manual de sfmbolos cristianos. 53 Roig, Iconograjfa de los santos. 54 Roig, Iconograjfa de los santos. 55 Roig, Iconograjfa de los santos. 56 Roig, Iconograj(a de los santos. 57 Idem. 58 Monterrosa, op. cit. 59, 60, 61, 62, Roig, op. cit . 63 Maquívar, Los reúzblos de Tepotzotlán. p. 50 64 Roig, lop. cit. 65 Idem. 66 Monterrosa, op. cit. 67 Roig, op. cit. 68 González L., op. cit. p. 56-58.

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ESTUDIO INCONOGRAFICO DEL RETABLO

Para estudiar el retablo contamos con una magnífica fotografá fig. 11 cuando aun se encontraba en su capilla, en la que vernos 28 imágenes, una vitrina, dos nichos vacíos y el sagrario.

Identificación de las -imágenes:

- La Trinidad: Dios hijo tiene los brazos cruzados, Dios Padre está al cento y el tercero representa a Dios Es­píritu Santo. Dios Hijo también es: Jesús, Cristo, Je­sucristo, Emrnanuel, Manuel, Dios y el Divino Verbo. 2, 3 - Doctores, evangelistas o fundadores: El libro es su único atributo reconocible.s2 4 - San Francisco de Asis: Fundador de los Francisca­nos. Atributos: hábito de su orden, crucifijo, calavera en la mano, llagas en manos y pies y costado.s3 S -S. Pedro Canisio: H~bito jesuita. Atributo: libro y una pluma que le falta en la mano;s4 pisa un globo para demostrar desprecio por lo material (este último atributo no es consignado para este santo por Roigo Monterrosa.) Adelante el estudio iconológico refuerza su indentifica­ción. 6 - S. Ignacio de Loyola: Fundador de lo jesuitas. Atri­butos: hábito de su orden, libro con el texto: 'Ad Mayo­rern Gloriam Dei' . ss 7 - S. Estanislao Kotska: Novicio jesuita, joven imber­be. Atributos: azucena y Niño Jesús (los ha perdido si los portaba). 56

8 - S. Antonio de Padua: Hábito franciscano, imberbe, joven, ancha tonsura. Atributos; el Niño Jesús.s7 La ima­gen prota una palma (atributo de martirio) que no le corresponde y que posiblernte era para S. Juan Nepomu­ceno; S. Antonio debería portar una azucena. 9 - S. Pedro Apostol: Primer papa. Atributos: tiara pa­pal, y cruzco travezafio. Adelante el estudio inconológico reafirma su identificación.ss 10- S. Francisco Javier: Jesuíta. Señala Roig: "Su acti­tud característica es de abrir la sotana ante el pecho para dejar paso al ardiente fuego de su corazón apostólico" .s9 11 - Arcángel Miguel: Atributos: alas, largo palo termi­nado en cruz.60 12- S. José: Esposo de la Virgen María. Atributos: Va­ra Florida y Niño Jesús en brazos.6I 13 - Arcángel Rafael: Atributos: alas, pescado en lama­no, y bordón de peregrino.62 14- S. Juan Nepomuceno: Canónigo de la catedral de Praga, mártir. Atributos: palma (símbolo de martirio y que incorrectamente porta la imagen de S. Antonio), birrete de canónigo {apenas visible en la foto disponible), en nuestro caso lleva adamás una cruz en la rnanoizquier­da;63 en tarjeta postal del retablo armado en Riverside la cruz se ve en su mano derecha. 15, 16, 17 y 18, 19 20- Doncellas, Virgenes o Mártires:

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Atributo reconocible: corana. 64 Las figuras 15 y 20 no son visibles en la foto disponible, y las suponemos ya que los cubos de los estípites suelen tener una o tres imágenes y no dos. 21 -S. Joaquin: Padre de la Virgen Maria, barba gris, anciano.6s En el retablo con capa de armiño que significa pureza.66 22 - Sta. Ana: Madre de la Virgen María. Cubierta con unas tocas como corresponde a su estado de casada. 67 23 al 28 - Querubines y serafines: Hasta aquí las imáge­nes representadas en la foto disponible en su emplaza­miento original y antes de su traslado. 29 - Sagrario: Lugar donde se guardan las ostias con­sagradas que son el cuerpo de Cristo, Jesús, Manuel. etc. 30 - Nichos vacios: Como veremos adelante pudieron albergar imágenes de Sta. Rosa, Sta. Clara o Sta. Teresa o nunca tuvieron imágenes y solo eran elementos de com­posición arquitectónica. 32- Vitrina Vacia: Parece estar forrada de brocado. (su vidrio refleja el vano abierto y parte de una de las hojas del portón de la capilla. También se reflejan los ante­pechos de la azotea y el perfil de los cerros). La vitrina se­guramente albergó una iinagen de la Virgen, ya que está rodeada por su familia y debió ser de bulto y no pintada, lo que descarta en cierta forma a la imagen de la Guada­lupana, de gran devoción entre los criollos pero que rara vez se representa de bulto. Consideremos que los jesuitas introdujeron a la Nueva España el culto a la Virgen de la Luz y tienen un templo e imagen a la Virgen de los Ange­les en la Ciudad de México y como sabemos la Marquesa se llamaba Angela. Ante las dificultades para asegurar la advocación que se representaba dentro de esa vitrina solo afirmamos que la ocupaba una imagen de la Virgen María.

ESTUDIO ICONOLOGICO DEL RETABLO ·

Simbología religiosa:

Conocidas las imágenes, podemos deducir que el re­tablo está dedicado a la Virgen María y a su familia, co­mo corrresponde a una·capilla doméstica y generalizando también es válido decir que está dedicada a Los Cinco Se­ñores, o sea, que tiene la misma dedicación de la portada. Además de María, supuesta en su vitrina, destaca en el eje central S. José, custodio de Jesús, que a su vez es cus­todiado por dos arcángeles.

La Iglesia Católica, representada por S. Peáro, es cus­todiada por un arco de jesuitas o imágenes de su devoción entre los cuales S. Ignacio, ocupa también un importante nicho central. Recordemos además que José Joaquín Sar­daneta, fué jesuita y había muerto trece años antes.

1-La Trinidad 2,3-Doctores, Evangelistas o Fundaqores

4-S. Franciso de Asís 5-S. Pedro Canisio 6-S. Ignacio de Loyola 7-S. Estanislao Kotska 8-S. Antonio de Padua 9-S. Pedro Apóstol

10-S. Francisco Javier 11-Arcángel Miguel 12-S. José

13-Arcángel Rafael 14-S. Juan Nepomuseno 15, 16, 17 y 18, 19, 20-Doncellas,

Vírgenes o Mártires 21-S. Joaquín 22-Sta. Ana 23 al 28-Querubines y Serafines 29-Sagrario 30,31-Nichos vacíos 32-Vitrina vacía (La Virgen María:

¿De Los Angeles?, ¿De la Luz?)

11. LocalizaCión e identificación iconográfica

En los costados del retablo, los dos grandes estípites sostienen a sendos franciscanos: S. Francisco de Asís y S. Antonio de Padua. Los franciscanos era la otra orden re­ligiosa favorita del marqués como veremos adelante.

Resumiendo: Estamos ante un retablo Mariano­Jesuita-Franciscano.

Simbología Familiar: En una de las gráficas anexas vemos la genealogía esco­

gida de los marqueses de Rayas que hemos basado en los estudios de M. González L.,68 vista esa gráfica a la si­guiente en la que hemos quitado apellidos, observamos que la mayoría de los nombres ya sean simples o com­puesto, tienen su correspondiente en una o dos de las imágenes del retablo, se exceptuan los nombres Teresa, Rosa y Clara, que sin embargo tienen su correspondiente: María, Josefa y Joaquina o puedieron tener su imagen, al

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• Imágenes marianas (Los Cinco Señores) .6. Imágenes jesuitas 6 Imagen de devoción jesuita • Imágenes franciscanas

SIMBOLOGIA RELIGIOSA DEL RETABLO

12. Simbología religiosa del retablo

69 Rayas, marqués de, {Testamento], op. cit. 70 [Acta de bautismo de ... ] 71 González 0., México viejo, p. 320. 72 Toussaint, Arte colonial en México, p. 166. 73 Brading, ·op. cit. p. 234. 74 [Escrituras de compraventa, ... ] 1S Brading, op. cit., p. 234.

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menos dos de ellas, en los nichos vacios. Con relación a Angela, esposa del Marqués pudiera quedar comprendida en la posible advocación de la Virgen de los Angeles que estaría en la vitrina o en el cinto de arcángeles y querubi­nes que rodean a Los Cinco Señores.

También podemos observar que Antonio fué el nombre del santo de la bisabuela, el abuelo, dos tios y dos hermanos del Marqués, sindo comprensible que remate la imágen de ~· Antonio una de las pilastras estípites, que en su cubo, se encuentra amada con doncellas, símbolos de pureza, y en este caso la pureza de la familia.

En el retablo podemos identificar claramente los nombres del padre y tios del Mrqués comenzando con Jo­sé y siguiendo con Pedro, Miguel, Antonio, Manuel y Francisco.

Por último es evidente que el único hijo y heredero de Marqués: José Mariano queda simbolizado en el retablo con la principalísima imagen de S. José y las restantes ímágenes marianas de los Cinco Señores a quienes está dedicado el retablo, la portada y por consiguiente la pro­pia capilla.

Simbología personal del Marqués

Basados en su testamento,69 deducimos que las devo­ciones personales del Marqués son:

1 - La Trinidad. 2- La Virgen María "Reina de los Angeles", lo que re­fuerza el inicio de que esa advocación haya ocupado la vitrina. 3- S. José, su santo patrono. 4 - S. Miguel, ángel de su guarda. 5 y 6 - S. Pedro y S. Pablo. 7 - S. Antonio de Pauda . 8 - S. Ignacio de Loyola. 9 - S. Juan Nepomuceno.

En el testamento se encomienda primero a Jesucristo y ordena se le entierre amarotajado con el hábito de S. Francisco y se refiere a mandas para con la Virgen de Guadalupe y adelante ordena que a sus expensas se hagan oficios y festividades a S. Ignacio, S. Joaquín, S. Vicente Ferrer y Los Angeles Custodios (S. Rafael entre ellos). Por último ordena se le regale una vidriera a S. Roque y se le regale y coloque su venera de brillantes a la Virgen de Guanajuato.

Casi todos los santos mencionados están en el retablo. No está S. Pablo (aunque pudiera ser uno de los doctores) ni S. Roque y tampoco S. Vicente Ferrer que seguramente formó parte de los santos de su devoción cuando le fué agregado a los nombres con que originalmente se le bauti­zó.70

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+ S. Antonio: nombre de la bisabuela, abuelo, tío e hija.

• Relación padre - tíos varones: José, Pedro, Miguel, Antonio, Manuel, Francisco.

x s: José: Patrono del padre.

• Relación "mariana" (el hijo se llamó Ma­riano) .

.á. Relación "angelica" (la madre se llamó Ange­la).

14. Simbología de la familia del Marqués

• Santos de la devoción particular del marqués .

!S. Simbología particular del Marqués

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Page 56: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

Genealogía escogida de los marqueses de Rayas

Pedro Pérez de Sardaneta y Le­gaspi, Arteaga y Lorvi

Antonia Rutiaga y de Adriansen

Antonio Pérez de sardaneta y Legaspi, Rutiaga y Adriansen =

Ana Mufíoz del Castillo, de Busto y Argüello

José de Sardaneta y Legaspi y Muñoz del Castillo = Rosa María de Ojeda y Espejo

José Vicente Manuel de Sardaneta y Legaspi, MARQUES DE RAYAS Angela de Rivera Llorente

1 José Mariano de Sardaneta y Llorante

Pedro

Ana Francisca

SEGUNDO MARQUES DE RAYAS

13 . Genealogía escogida de los Marqueses de Rayas

Miguel

Juan Antonio

IMPORTANCIA DE LA CAPILLA Y SU RETABLO

En la Colonia las órdenes religiosas y el clero secu­lar, tenían además de sus templos, o dentro de ellos,ca­pillas construidas por cofradías, gremios, órdenes meno­res, etc. Las haciendas de campo y beneficio contaban, invariablemente, con capilla para servicio de los trabaja­dores y sus familias. los edificios de gobierno, palacios, colegios, hospitales, etc., siempre tubieron su capilla pri­vada; el Palacio Nacicnal71 tenía al menos cuatro en 1821: la Capilla Real, el oratorio particular del virrey, la capilla de la servidumbre y tropa y la de los reos.

Podemos imaginar el número ·de oratoiros domésticos de la ciudad de México estimando, que según Toussaint, había unas cuarenta residencias señoriales con sus orato­rios de rica portada en la planta alta. Muchas de esas mansiones eran de nobles no solo de la capital, sino de to­da la Nueva España, quienes además de la residencia en su lugar de origen, tenían casa o casas en México; así el marqués de Rayas tenía su residencia en la Calle de los Medinas, aunque " ... No hemos logrado identifiarla ... " dice Toussaint. n

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Antonio

María Teresa

María Teresa

Josefa Rosa

Clara Joaquina

Manuel

José Joaquín

Francisco Antonio

Manuela Antonia

Basada en González L., M., Crónica de un palacio guanajuatense, p. 56 - 58

Los tres primeros títulos nobiliarios de Guanajuato se crearon en el siglo XVIII para el marqués de S. Clemente (1730), el marqués de Rayas (1774) y el conde de Valen­ciana (1780).73 La casa del de S. Cimente que después de otros propietarios sería también del de Valenciana,74 fué demolida incluído su oratorio y en su lugar se erigió el Palacio Legislativo. Los otros dos títulos creados, fueron para el conde de Pérez Gálvez (1805) y el de Casa Rul (1804)15 (este último construyó su muy celebrada casa neo­clásica en la Plaza de la Paz con oratorio, según la cos­tumbre, situando en planta alta y cerca del desembarque de la escalera).

Por lo anterior y hasta donde sabemos, podemos afir­mar que la casa del marqués de Rayas es la mansión nobi­laria más antigua que conserva la ciudad dentro del casco urbano, ya que la otra casa del conde de Valenciana se encuntra en aquel mineral; por consiguiente la capilla y retablo domésticos de la casa del marqés de Rayas consti­tuyen obra única en su tipo, en el siglo XVIII de Guana­juato.

Siendo éste un estudio iconológico, solo deseamos de­jas constancia de que son necesarios otros análisis, como

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el estético y el estructural, en la capilla y donde se en­cuentra el retablo, en los cuales, la investigación de trazo, proporciones, armonía entre las partes, materiales. etc. , no harán sino confirmar la importancia de esta obra aho­ra dispersa; otro estudio de interés sería la frecuencia con que se dió en las capillas domésticas esta realción tan cla­ra entre la familia y los santos de su devoción y asi saber el grado de singularidad que tiene el retablo del marqués de Rayas en la cultura novohispana. •

D bibliografía

[Acta de bautismo de Vicente Manuel Sardaneta y Legaspi (marqués de Rayas)}, Guanajuato, archivo parroquial, Libro bautismo de espai'loles, 1707-1724, f. 64. Y.

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la bonanza barroca dieciochena en san Iuis potosí* alfonso martinez rosales

l. LOS SIGLOS XVI Y XVII. ¿Había en San Luis Potosí elementos humanos y ambiente propicio para producir una obra tan grandiosa co­mo el Carmen? ¿la noble y leal ciudad, a la que Francisco de la Maza llamó "pueblo llanero"I, tenía capa­cidad para construir con recursos hu­manos propios la obra grande de su fisonomía dieciochena? ¿quiénes fueron los maestros de obras, los maestros de "arquitectura" que eje­cutaron la traza del explendor barro­co potosino? ¿trabajaron aislada­mente, o hubo una "escuela" potosi­na? ¿fue ésta subsidiaria servil de la corte de la Nueva España? ¿vinieron de ella a trazar y dirigir? ¿en qué mo­mento fue creado el Carmen, cuando la fiebre constructiva estaba en su principio, en su apogeo o en su deca­dencia.?

Con el nacimiento del Pueblo de San Luis y Minas del Potosí en 1592 al impulso de los metales, no llegó la construcción de grandes fábricas. Hubo de ser superada la debilitación de la minería y logrado después, con su resurgimiento, el título de ciudad en 1655.

De la clase de fábricas que en el pueblo había, aún en esta época, sirve de muestra la ermita de Guadalupe

* Este es un capítu1o del libro intitulado "El

que subsiste detrás de la sacristía del santuario actual. Deja ver su sencillez tanto en la dimensión como en la eje­cución; y con claridad que la bonanza era entonces de los metales, pero no de las obras hechas conforme al arte. Ante la falta de documentación que pruebe directamente que la arquitec­tura potosina del siglo XVII fue sen­cilla en ejecución, dimensión y mate­riales, esta ermita sugiere indirecta­mente la realidad más o menos gene­ral en este sentido. Por lo demás no tenemos noticia de edificios monu­mentales de esa época.

En efecto, la realidad sugerida to­ma cuerpo al comprobar que los po­tosinos comenzaron a substituir sus fábricas del siglo XVII por otras más fuertes, más grandes, más costosas y más bellas en el último cuarto del mis­mo. Todo indica que la relevancia es­casa de la arquitectura de la época los empujó, conforme aumentaba su áni­mo de· dar lustre y prestancia a la ciudad, a poner en práctica proyectos ambiciosos de obras. Así, por sobre­vivencia, tal ermita de Guadalupe, por ejemplo, nos interesa más por su valor histórico que artístico.

Era natural, tan pronto como el hombre vive bien anhela vivir mejor. Fue por eso que los potosinos deci-

gran teatro de un pequeí'lo mundo" . El l. Carmen de San Luis Potosí 1732-1859, de reciente aparición, publicado por El Cole-

Francisco de la MAZA: El arte colonial en San Luis Potosf, México, UNAM, 1969 p . 15 .

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gio de México y la Universidad Autónoma 2. de San Luis Potosí" en 1985, páginas 155 a 171 y se publica con la autorización del autor.

Francisco PEÑA: Estudios históricos sobre San Luis Potosf, San Luis Potosí, Academia de Historia Potosina, Biblioteca de Historia Potosina, Serie

dieron poner manos a la obra en la demolición de las viejas fábricas y co­menzaron a construir las que conoce­mos ahora. 2. EL PRINCIPIO. La bonanza barroca dieciochena en San Luis Potosí abarcó más que el siglo. A juz­gar por las noticias que tenemos, po­demos lícitamente afirmar que el mo­vimiento grande de la producción ar­quitectónica despegó hacia 1680, que alcanzó su expresión delirante entre 1749 y 1764, que murió con el siglo, y que a lo largo de toda la época hubo hombres y ambiente constructivos.

El mercedario fray Antonio Jara "hizo con artífice diestro una planta muy hermosa de templo" y en 1681 puso la piedra fundamental de la Merced de San Luis Potosí2. Y de allí en adelante trabajaron por su magni­ficencia el mismo padre Jara y sus su­cesores.

Los franciscanos, según el cronista Arlegui, con más cainpo de acción e influencia, de 1686 en adelante co­menzaron en toda su provincia de Za­catecas a reconstruir de cal y canto sus templos3. Y el convento de San Luis Potosí, seee provincial , quizás en parte por la grandeza de su fábri­ca, no podía quedarse atrás. Data de entonces el inicio de la obra gigantes-

3. 4.

5.

Estudios 17, 1979, reed.ición de la de 1894 con introducción, transcripción y

notas de Rafael Montejano, p. 117. ldem, p. 72. La clave del arco del socotoro tiene labrada la fecha de 1694. Rafael MONTEJANO Y AGUIÑAGA:

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ca de su ciudadela religiosa, que an­dando el tiempo llegó a comprender la iglesia, la torre, la sacristía, el aguamanil, las capillas, la portería, los corredores extensos con lucerna­rios, los claustros altos y los bajos, la capilla de los Remedios, la de la Ter­cera Orden4, la capilla alta de Aran­zazú con su camarín, un "patio" di­latado o atrio, las celdas, la puerta seglar, la falsa y la del campo, etc. Todo hecho con grandeza y hermosu­ra. Al conjunt lo llamarían fray Juan de Santa Teresa y el licenciado Isidro Berdugo y Santa Cruz en 1741 "una de las máquinas más celebradas en el reyno".

El ayuntamiento aderezó las viejas casas reales y les dió la fisonomía que conservaron hasta 1767. Según enco­mienda asentada en el acta de 12 de febrero de 1687, el maestro de ar­quitectura Pedro lbar Presentó al ca­bildo en 20 de mayo siguiente una "memoria" de los reparos que debían hacerse a las citadas casass. Indu­dablemente que éste era español "europeo" o criollo nacido en San Luis Potosí. Pero ya entonces la acti­vidad en las obras no era exclusiva de ellos.

En 1690 el mismo cabildo mandó que Juan Santiago y Juan Lorenzo, maestros alarifes que no llevaban el "don" y que fueron señ.alados abier­tamente como indios, reconocieran un balcón situado frente a la plaza, que el mismo ayuntamiento usaba de mirador en las fiestas de toros, por­que el procurador de la ciudad pidió que fuera demolido por ser obra pe­ligrosa y por ocasionar "en las noches oscuras muchas ofensas y pecados dignos de remedio". Ambos indios no sólo practicaron el reconocimiento sino que su sentir fue adverso, y el palco se vino abajo6.

El palacio municipal de la ciudad de San Luis Potosí, San Luis Potosí, Academia de Historia Potosina, 1970, p. 19.

6. Rafael Montejano y Aguiñaga: El pala­cio de gobierno de San Luis Potosf, San Luis Potosí, 1973, pp. 16 y 17.

7. AHESLP, Protocolo de 1703, ff. 170v-

Fueron éstos de los primeros pasos magníficos de la gran época construc­tiva virreina! en San Luis Potosí. Fal­taba el ejemplo medular a seguir. Y, deseosos como estaban los potosinos de ennoblecer su ciudad, la respuesta la dieron relativamente pronto. En 1701 comenzaron a derribar la anti­gua parroquia e iniciaron la construc­ción de una nueva que, conforme a su sentir, debería emular a las catedra­les. El acuerdo fue tomado en reunión popular, en que estuvieron presentes todos los estamentos, ce­lebrada en el convento de la Merced.

La dirección de la obra corrió a cargo del maestro Nicolás Sánchez Pacheco7

Aún en 1713 aparece Pacheco en San Luis Potosí, sólo como testigo en una escritura otorgada por Isabel de Salas Maldonado y Zapatas. Pero an­tes, en 1711, consta que fue "maestro mayor de arquitectura de esta ciudad' '9. En ese período estaban ac­tivos en el oficio de la construcción Ignacio del Toroto, Sebastián de Barriostt, Manuel de la Cruz y Juan Nicolás González, que aunque los co­nocemos por un nombramiento de 14 de octubre de 1709 para una medición nada obsta, pues era actividad com­patible con la arquitecturat2, don Pedro de Mezal3, Jacinto José Dlaz14 y Bartolomé de Rojas. Este valuó en 1713 las casas, iglesia, etc. de la ha­cienda de Gallinas, que fue del sar­gento mayor don Antonio Maldona­do Zapata, en las diligencias testa­mentarias promovidas por don Nico­lás Fernando de Torres!s.

Fue también en este caso en que el fundador del Carmen don Nicolás Fernando concurrió en actos con otros de quienes en el futuro intervendrían en el Carmen. La carre­ra de Rojas fue larga, aún en el tiem-

175 en Octubre de ese año valuó unas ca­sas, cuyo dictamen presentó en SLP ante el obispo de Michoacán don García de Legazpi por mandato suyo, en el que éste había dich.o que Sánchez era el maestro de la fábrica de la parroquia.

8. ldem, Protocolo de 1713, 7 de Enero.

po que sabemos. El 3 de febrero de 1721 valuó las casas en que se fincaba una capellaníal6. En 1730 apareció ya como maestro de arquitectura en la misma actividad valuadorat7. Otro reflejo fiel de la actividad creadora de los constructores de la época lo acre­dita el afio de 1733, cifra labrada en la clave del arco de la puerta principal de la iglesia de San Miguelito. Pero en el asunto concreto que nos interesa, el 5 de julio de 1741 presentó Rojas en compafiía de otros tres del oficio un mapa conforme al cual podría cons­truirse el Carmen. Es muy importante ver que el firmó por los cuatro y que los encabezó, y que entonces el indio José Lorenzo compareció en desta­cadísimo segundo término respecto de Rojasts.

En 1746 nuevamente presentó una valuación19. Y aún es posible que sea el mismo de quien se habla en marzo de 1762 en el conocimiento de unos hechos de armas en que fue víctima un indio de San Sebastián, llamado Marcelo Nicolás, que se hallaba "mi­rando jugar a la malilla", al parecer con cierto descuido20. De la obra eje­cutada por este maestro en tan largo período es inimaginable tanto el volu­men como la calidad, a juzgar por la compafiía tan importante de José Lo­renzo y estar sobre de él. En su época fue concluída la parroquia, 1728. Y trabajaban más maestros. Por ejemplo: Domingo Ramos y Domin­go Ferrer en 173121 y Manuel Ferrer en 174122.

Con Bartolomé de Rojas y José Lo­renzo trazaron en dicho afio de 41 el mapa del Carmen Domingo Hernán­dez y Eligio de Santiago_ Su calidad se deduce por la naturaleza del encar­go. Los carmelitas no iban a andar encomendando su obra a cual­quiera23.

9. ldem, 1711, ff. 272v-288 v. 10. Idem, 1703, ff. 162v-67. 11. lbidem, ff. 59v-67. 12. AGF, Tierras, v. 767, ff. 236-239 v. 13. AHESLP, Protocolo de 1710, ff. 112v-

116 V.

14. ldem, 1711, ff. 242-248 .

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3. JOSÉ LORENZO. Fray Joaquín de Zavala, ministro interino del pueblo de San Sebastián, pertenecien­te al convento de San Agustín y extra­muros de la ciudad de San Luis Potosí, el 13 de agosto de 1713 bauti­zó a Lorenzo, hijo legítimo de Nico­l~s Tolentino y de Andrea de la Cruz, todos indios naturales y vecinos del mismo pueblo. Fue madrina Antonia de la Cruz, india viuda de Victoriano Juárez, vecino del mismo San Sebas­tián24. Creció José Lorenzo, corno se hizo llamar en adelante, y con él su empe­ño por mejorar su vida y su posición en la vida potosina del siglo XVIII. Jovencito, con escasos 21 años, llevó memoria corno mayordomo substitu­to de Marcos de la Cruz, en la cofradía de San Nicolás de la parro­quia de San Sebastián, de las cuentas de la misma desde diciembre de 1734 hasta marzo de 352s. Fue así como Jo­sé Lorenzo pasó a ser sujeto benemé­rito entre los de su pueblo, por cuanto los mayordomos eran tenidos por ta­les y así llamados.

En el campo profesional fue tam­bién para arriba. En 1741 participó en la delineación del mapa del convento e iglesia del Carmen que pretendían fundar y construir los carmelitas. Dictaminó también sobre la Tasa­ción26. La misma posición subsidiaria ante Bartolorné de Rojas demuestra que, a pesar de sus 27 años, ya anda­ba muy arriba, y sugiere que, dada la extensa y continuada actividad de Ro­jas, era su discípulo.

En ese tiempo, 1741 , escribió el presidente de los carmelitas fray Juan de Santa Teresa que los naturales de San Sebastián tenían una iglesia vieja "y una muy primorosa que están para acabar de piedra de cantería". Y que el convento de San Agustín, del cual dependía el pueblo de San Sebastián, tenía un templo "reedificado ahora nuevamente", y que en su cementerio estaba una capilla pequeña de la. Vir­gen de las Angustias y que sobre la puerta del costado habían labrado un primoroso y costoso nicho para

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Nuestra Señora, con un ángel a cada lado puestos en un nicho27.

El mismo nos da noticia de que el pueblo de Tlaxcala tenía una iglesia primorosa de cal y canto, indudable­mente la actual, con cementerio con cerca de piedra y coronado con alme­nas, el convento y una dilatada y pre­ciosa huerta. Que entonces por celo del Br. Ignacio Contreras y de la Congregación de los Pardos estaba siendo edificada la suntuosísirna ca­pilla del Rosario, que más bien era iglesia. Que los jesuitas habían colo­cado un reloj de cuarto y horas "de no menor entonación que sus facha­das", y que su colegio, una vez termi­nado, imitaría al de la Profesa de México2s.

Y creció más José Lorenzo. En Abril de 1746 compareció ante el escribano revestido con gran autori­dad moral; corno originario de San Sebastián y gobernador del mismo pueblo. Pasó a constituirse en fiador del común y naturales del Pueblo de San Nicolás de Tierranueva, de la misma juridicción de San Luis Potosí, en orden a que debían de pre­sentar ante el virrey los autos que se les seguian "por el Tumulto" que se suponía habían causado. José Lo­renzo acusó recibo de los autos para consulta, renunció lo necesario y, por si no cumpliere la parte de los natura­les, obligó ~u persona y bienes habita­dos y por haber. Francisco Javier de Béjar firmó en su nombre por no sa­ber él hacerlo29.

Al año siguiente, 1747, lo encontra­mos ya auroleado positivamente aún en las solas expresiones que a él se re­fieren. El 28 de Junio, Fauduas asen­tó en el acta del cabildo: "Yo el pre­sente escribano manifesté a su señoría una memoria que contiene lo que cos­tó el reparo de una pared de estas casas reales y su jardín, firmada del Maestro de Arquitectura José Loren­zo", la cual aprobaron3o.

Pero no nada más Fauduas. El párroco don A11.tonio Cardoso, con la energía y autoridad que le caracteri­zaron, también le dió su lugar sin expresiones superfluas ni con rega-

teos. Los procuradores de la herman­dad del Señor de la Columna acu­dieron pidiéndole licencia para ven­der a los hermanos zapateros de la cofradía de los santos Crispín y Cris" piano la mitad de un solar que ambas corporaciones habían heredado. El doctor Cardoso tuvó por presentada la solicitud y concedió su licencia, previo avalúo, y para que fuera hecho dijo que "en atención a que José Lo­renzo Maestro de Alarife, es perito de conciencia y desinteresado, le nom­braba y nombró por valuador del ci­tado sQlar".

En el mismo día, 8 de Marzo de 1751, el notario sustituto del juzgado eclesiástico, Nicolás Capelón y Espínola, hizo comparecer "a José Lorenzo, indio principal gobernador que ha sido del pueblo de San Sebas­tián extrarimros de esta dicha ciudad y Maestro de Arquitectura", quien oyó el nombramiento, lo aceptó y juró31. Al día siguiente, 9 de Marzo, el mismo notario asentó la diligencia de las medidas, efectuadas bajo la mi­rada de los hermanos de ambas cor­poraciones. Y el día 22 José Lorenzo presentó su avalúo con este encabeza­miento: "Don José Lorenzo, vecino del pueblo de San Sebastián, Maestro de Alarife y Arquitectura, tasador nombrado ... " Y declaró, en un rasgo ciertamente triste para su rango y ca­lidad "no se firrnar"32.

Sin embargo, lo nombraban y lo respetaban por su valía, la que estaba ejerciendo ya en una obra cumbre: el Carmen. El 5 de Febrero de 1754, an­te el alcalde mayor José Javier Gatu­no y Lemos, compareció en una de las tantas informaciones presentadas por los carmelitas en los eternos pleitos contra los naturales del Barrio del Montecillo. Fue el tercer testigo.- Lo presentó el prior fray Francisco de San Esteban como "Maestro de Ar­quitectura" -así con mayúsculas­vecino de San Sebastián y casado con Juana Micaela, ambos indios.

Declaró José Lorenzo que era indio de San Sebastián, casado, mayor de 40 años, y dijo que no le corres-

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pondían las generales. Depuso a fa­vor del convento. Y, entre otras cosas que dijo acerca de las tierras donadas por los Señores Mezas al convento, precisó que "a punto fijo no sabe cuales sean, pues aunque asistió el testigo como Maestro de la Obra que era del convento a las medidas que practicó don Ildefonso de Eguía y Muro, siendo alcalde ordinario de es­ta ciudad, sólo tiene presente que ... "33. Esto es, José Lorenzo des­de el inicio de las obras anduvo en ellas como maestro, y en adelante no consta que se hubiera alejado de ellas, y sí hay indicios . que continuó participando34 •

En el mismo año, en otra valuación de casas, nuevamente lo trataron co­mo a ''Indio principal vecino del pueblo de San Sebastián, extramuros de dicha ciudad, Maestro de Ar­quitectura", ladino en el castellano, persona de toda satisfacción, desinte­resado y "perito en su arte"35.

Por esos años, 1755, fue concluído el santuario del Desierto, dedicado a la Virgen de Guadalupe. Y los fran­ciscanos dieron fin a ciertas obras, como la magnífica portada de la sacristía, según las inscripciones que se hallan en unos pergaminos labra­dos a los lados de la misma. Ya desde antes, 1749, el síndico de San Francis­co había dado noticia de que fabrica­ban más obras como el coristado y otras oficinas36.

15. Idem, 1713, 4 de Agosto. 16. Idem, 1721, ff. 29v-35 v. 17. AMA, información tomada de las escri-

turas de la casa en que ahora se halla la Libraría Española, entónces propiedad del convento de Santa Clara de México.

18. AHMor, leg. 51,1740-43, f. 36. 19. Idem, leg. 182, 1746, s/ fol. 20. AHESLP, Alcaldía mayor de SLP,

"Libro de conocimiento", 1757-1769, s/ fol.

21. ldem, Protocolo de 1731, ff. 42v-47 v. 22. Idem, 1741 ; ¡o de Marzo. 23. AHMor, leg. 51, 1740-43, f. 36. 24. APSSSLP, "Libro de bautismos", 1697-

1714, f. 91. 25 . ldem, "Libro de cuentas de la cofradía

de San Nicolás", 1732-58, ff. 7v-8, 61.

Tuvo un cambio José Lorenzo. Al presentarse en 6 de Diciembre de 1761 para contraer nupcias con María de la Concepción, india vecina del mismo San Sebastián, siendo viudo de María Apolonia, dijo tener por nombre Lo­renzo de Alarcón y 46 años de edad37. El día 30 los desposó el Br. Antonio Domingo Maldonado Zapata en la iglesia del pueblo. Importa decir que dicho bachiller era cura beneficiado por el rey y vicario y juez eclesiástico en San Sebastián38.

Fue precisamente un pleito gordo contra don Antonio Domingo susci­tado por los del pueblo el que nos permite confirmar en forma indirec­ta que José Lorenzo continuaba de maestro mayor de la obra del Carmen en la última etapa grande y decisiva de su construcción. Querían endere­zarle juicio, para lo que celebraban "juntas que se hacían de noche, en la casa partiéular del maestro mayor de la obra del Carmen, las que se dirigían todas contra su cura". Sólo faltó que asentaran el nombre. No en­contramos quien se equipare a José Lorenzo, y por tanto era en su casa donde efectuaban las sesiones de ma­quinación.

Dijeron los naturales en su defensa que tales reuniones "no pueden ha­cerse en lo restante del día, a causa de que los más vicales trabajan de alba­ñiles en las obras de la real caja, con­vento del Señor San Francisco, en el

26. AHMor, leg. 51,1740-43, f. 36. 27. AHPMSACD, "Representación y fun-

damentos ... " s/ fol. 28. Idibem, s/ fol. 29. AHESLP, Libro de conocimiento, 1745-

56, 27 de Abril. 30. Difícil pero no imposible sería que hu-

biera firmado José Lorenzo . Pero sal-vando esta quisquilla, se refirió a él con verdadero respeto, AHESLP, Ayunta-miento de SLP, Libro de cabildos, 1747, f. 8/ v.

31. APSSLP, "Libro de la cofradía de San Crispín y Crispiniano mártires", 1710-1760, s/ fol.

32. Ibidem, s/ fol. 33 . AGN, Tierras, v. 767, ff. 52v-53 . 34. Por otra parte consta que Eguía y Muro

del Carmen, y otros asisten al campo por beneficio de nuestras cofradías" . Como se ve con claridad, los natura­les de San Sebastián llevaban el ritmo en la construcción barroca diecioche­na en San Luis Potosí, y José Loren­zo entre ellos la palma39. A las fábri­cas citadas pueden agregarse el beate­rio y su iglesia, dedicado un año an­tes.

Aunque podría surgir duda sobre si José Lorenzo era dado a armar mito­tes revolucionarios en contra del be­neficiado, basta con reflexionar en su descargo que el mismo hecho de en­contrarse el Carmen y un Maldonado Zapata cerca de mucho en qué pen­sar. Además, fuera de que tuviera ra­zón ya los del pueblo, ya el Br. Anto­nio Domingo, José Lorenzo por su oficio de principal debía dar cabida en derredor de su persona a todas las inquietudes de sus paisanos, a fuer de prudente.

En estas circunstancias lo sorpren­dieron los tumultos grandes de 1767 y los envolvieron en otras. En las averi­guaciones sumarias que fueron levan­tadas de los famosos tumultos, com­pareció como testigo el 5 de Sep­tiembre de dicho año. Fuera de las noticias que sobre él ya sabemos, dijo que era entonces teniente del gober­nador del pueblo, y viudo; que no acudió a ninguno de los tumultos, ni sabía lo que en ellos sucedió; que el día de la salida de los padres jesuitas

fue alcalde ordinario en 1749, Joaquín MEAD E: El ilustre y nobilfsimo ayunta-miento de San Luis Potosf y concejos que lo precedieron, San Luis Potosí, 1971, s/ pag.

35. AHESLP, Protocolo de 1754, 21 de Ju-ni o.

36. Julio BETANCOURT: San Luis Pocos(, sus calles y plazas, notas históricas, San Luis Potosí, 1921, pp. 127 y 128.

37. APSSLP, Informaciones matrimoniales, leg. 9, 1761-62.

38. APSSSLP, Libro de matrimonios, 1726-77, f. 106.

39. AHESLP, Alcaldía mayor de SLP, exp. s/cla~ .• 1765, ff. 1, 14.

40. RAH, Jesuitas, leg. 99, s/ fol. El Br. An-tonio Domingo podría compartir ta in-

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expulsados, estuvo de guardia en la plaza de su colegio con los del pueblo, etc. Con enfásis declaró no saber de los tratos y de los planes de su gober­nador Luis de los Reyes, y que éste no le había consultado nada; que no acu­dió a pedir la libertad de un reo "por­que había ido al monte a traer pal­ma", y que era de 52 aftos. Se ratifico en su dicho el día 2440. Fue también en compaftía de toda la república de San Sebastián a otorgar escrituras de paz en busca de la cesación de los tumultos4I.

Con los tumultos y con la termina­ción del Carmen, ocurridos ambos en 1767, perdemos las huellas documen­tales escasas sobre José Lorenzo. Vol­vemos a encontrarlo al bajar a la tum­ba. En 26 de Septiembre de 1800 el Br. Ignacio María de Cateaga, con li­cencia del Br. Joaquín Flores. de Val­déz, párroco de San Sebastián, dió se­pultura eclesiástica a su cuerpo difun­do. Le habían sido administrados los sacramentos "y entregó el alma a su creador en la comunión de la santa iglesia"42. Fue entonces cuando desa­pareció, y con él una era de oro de la construcción de su ciudad, el indio po­tosino sublime José Lorenzo, Maestro de Arquítectura. 4. DON JOSE JOAQUÍN DE RA­MOS. Cerca de José Lorenzo hubo otro maestro que podría competir con él sobre a quien correspondería la pal­ma de maestro de la obra del Carmen. Fue don José Joaquín de Ramos. Era también indio natural y cacique del pueblo de San Sebastián. El 2 de Oc­tubre de 1749 f¡ay Juan Cayetano Arias Maldonado, cura ministro del pueblo, lo casó con María Cande­laria, originaria de Tlaxcala, vecina de la ciudad y viuda de Miguel de los Reyes. Don José Joaquín era vecino prominente allí, y quizas por su cali­dad de principal haya ido la novia a casarse con él a San Sebastián43.

En la solicitud presentada por el prior del Carmen fray Pedro de la Concepción, en orden a que el ayun­tamiento le concediera licencia de construir "la atarjea cubierta y alcan­tarillas" para poder traer a la huerta

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del convento el agua necesaria, el pro­curador de la ciudad nombró el 22 de Junio de 1750 para que dictaminaran a don José Joaquín y a José Lorenzo "Maestros de Arquitectura, personas peritas de ciencia y conciencia"44. Y el 26 de Marzo de 1754, también en las informaciones enesimales contra el Montecillo, sobre las tierras dona­das por los Mezas, el alcalde mayor José Javier Gatuno y Lemos nombró agrimensor para la medición a don José Joaquín. Y el día 27 procedieron a ella45. Este nombramiento es muy significativo porque refuerza sobra­damente la idea de que José Lorenzo había sido y era el maestro mayor de la obra del Carmen. Al comparecer como testigo del prior, es decir pre­sentado por el Carmen para defender los intereses del Carmen, dijo que al hacerse por Eguía y Muro las medi­ciones, que habían sido en 1749, él era el maestro de la obra; el era en pa­sado no excluye el presente que indi­cara en ese afio de 54 aún continuaba su labor.

Y, si no hubiera sido, el medidor hubiera sido él y no don José Joaquín. Pues como era el maestro, de inmediato lo hubieran tachado los del Montecillo por odioso y sospecho­so y parcial del Carmen. También, su calidad de testigo presentado por el prior lo vincula más a la obra de la fábrica.

Joaquín Meade sospechó por estas informaciones que don José Joaquín fue el arquítecto constructor46. Pero no sospechó ·bien, porque el mismo expediente ayuda a aclarar el punto. Además, nosotros sabemos por boca del mismo José Lorenzo, en el mismo expediente y en las mismas informa­ciones, que "asistió el testigo como Maestro de la Obra que era del con­vento a las medidas que practicó don Ildefonso de Eguía y Muro, siendo al­calde ordinario de esta ciudad", 1749.

Igual sospecha e igual considera­ción merecen otra informaciones sobre el mismo pleito, de fecha 5 de Noviembre de 1760. En esa vez don José Joaquín fue el octavo testigo por

la parte del Carmen. José Lorenzo ni siquiera compareció47. Y era natural, entre uno y otro, los carmelitas escogían para comparecer al que más los ayudara y que menos pudiera ser tachado. Así, don José Joaquín fue preferido en este caso por no estar comprometido en la obra.

Otra prueba a favor de José Loren­zo, que liquida las posibilidades de que don José Joaquín haya sido el maestro mayor de la obra del Car­men, lo cual no excluye que haya teni­do participación, es la siguiente: Co­mo potosinos barrocos del siglo XVIII, los naturales de San Sebastián traían pleito contra su párroco el Br. Antonio Domingo Maldonado Zapa­ta. En julio de 1764 fue a sustituirlo por su ruego el Br. Francisco Xavier Cordero. Este declaró que aceptó con repugnancia y sólo por la necesidad de Zapata, pues conocía las grandes cavilaciones y el atrevimiento de aquella república.

Dijo que su osadía tomó más cuer­po cuando trató de impedir que ex­pulsaran de la mayordomía de la construcción de la iglesia de San Se­bastián a dicho don José Joaquín, la que desempeñaba con su trabajo y sin estipendio alguno, poniendo incluso de su peculio; que era un hombre res­petable; que había sido tres veces go­bernador, y que de hecho a él se debía la conclusión de la iglesia parroquíal de San Sebastián, la actividad y el cuidado con que se dedicó. Agregó que fue necesaria la concurrencia del Lic. Diego Martín de la Campa y Cos, quien los reprendió duramente e impidió tal expulsión. Y que hacían juntas de noche para sus maqui­naciones contra el .Br. Antonio Do­mingo.

¿En dónde las hacían? "en la casa particular del Maestro mayor de la obra del Carmen, las que se dirigían todas contra su cura"48. Quedan así despejada una incógnita y abierta otra: don José Joaquín de Ramos no fue Maestro mayor de la obra del Car­men, porque en la casa del que lo era los naturales del pueblo de San Sebas­tián efectuaban juntas contra él y el

Page 63: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

Br. Zapata; y ¿Jose Lorenzo, indio de casta, mexicano ya de conciencia ple­na porque para construir el Carmen la tenía mejor que cualquiera, perfec­tamente enriquecida con las aporta­ciones hispánicas, fue también pro­motor activo entre los suyos de ac­ciones que prepararon los famosos tumultos posteriores, 1767, cuando la expulsión de los jesuitas, y en forma mediata el movimiento independen­tista en San Luis Potosí? A esto debe­mos de sumar su protección a los na­turales tumultuarios de San Nicolás de Tierranueva en 1746.

En las informaciones de los tumul­tos grandes de 67 José Lorenzo se en­cerró en sí mismo. Dijo no saber nada y que babía ido al monte a "traer pal­ma". En cambio, don José Joaquín no abrió mucho la boca, pero sí expresó afirmaciones como ésta, al comparecer en 17 de Agosto para avalar a uno de los acusados de San Sebastián: que no podía asegurar si estuvo o no en los tumultos por haber sido muchos los que fueron49. Es de­cir, José Lorenzo, casi con la misma edad y experiencia similar a la de don Joaquín, tenía una manera diferente de ver la vida del momento.

Don José Joaquín murió el 8 de Ju­lio de 1785 a la edad de 66 años, dice el acta. El párroco de San Sebastián Br. Felipe María de Arduengo lo se­pultó en el cuerpo de la iglesia del pueblo, de donde siempre fue vecino. Al morir era viudo de Ana de San­tiago50, Conozco un hijo de ambos, Juan Antonio, que casó el 16 de Ma­yo de 1763 con Macedonia Enríquez,

quina del Br. Francisco Maldonado Za­pata Contra el Carmen .

41. Idem, leg. 98, s/ fol. 42. APSSSLP, "Libro de entierros No 4",

1788-1803, f. 92 V.

43. Idem, "Libro de matrimonios", 1726-77, f. 64 V.

44. AHESLP, Ayuntamiento de SLP, Libro de cabildos, 1749-50, f. 89.

45 . AGN, Tierras, Vol. 767, ff. 86v-89 v. 46. Joaquín MEADE: Guía de la ciudad de

San Luis Potosí, San Luis Potosí , 1946, p. 20.

47. AGN, Tierras, vol. 768, ff. 61 v-62.

también india, en el mismo San Sebastián5l, 5. MIGUEL ESPINOSA DE LOS MONTEROS. Hubo más arquitec­tos, casi legión. En 1758, estando de visita en el convento de San Luis Potosí el provincial del Carmen, y ce­lebrando el cambio del hospicio de la Laguna al convento nuevo y definiti­vo, se imponía la continuación de la obra de la iglesia grande que había quedado comenzada.

Simultáneamente, el 20 de Oc­tubre, en un pleito sobre tierras entre el capitán de caballos montados Fran­cisco de Mora, por sí y como arrenda­tario de las haciendas vinculadas a San Nicolás del Pozo, y los rancheros del puesto de la Soledad· de los Ranchos, fue dado un auto para que nombraran perito agrimensor de la tierras en litigio. Ambas partes "en atención a hallarse en esta ciudad don Miguel Espinosa de los Monteros, ve­cino de la ciudad de México", lo nombraron por tal. En el mismo día él oyó la notificación, aceptó el cargo y juró.

Al día siguiente fue citado como colindante de la tierras letigiosas el carmelita administrador del Pozo fray Pedro de la Madre de Dios. El Lunes 23 del mismo mes fue la vista de ojos con mucho número de gentes de ambas partes. En Palma de la Cruz fray Pedro contradijo una, dos y tres veces y todas las que el derecho le per­mitiera por comprehenderse allí, dijo tierras que su provincia poseía quieta y pacíficamente. Al otro día continuó el refuego.

48. AHESLP, Alcaldía mayor de SLP, exp. s/ clas., 1765, Autos entre el Br. Antonio Maldonado Zapata, cura por su majes-tad del pueblo de San Sebastián, y los na-turales del dicho pueblo.

49. RAH, Jesuitas, leg. 97, s/ fol.

50. APSSSLP, "Libro de entierros No 3", 1759-88, f. 59.

51. Idem, "Libro de Matrimonios", 1726-77, f. 110.

52. Este mapa ya fue publicado por Monte-jano: "Tres planos antiguos de la ciudad de San Luis Potosí" en Archivos de His-

El 4 de Noviembre entregó Espino­sa el mapa de las tierras52, Adjunto presentó un escrito con este encabeza­miento en que, además de haberse os­tentado antes como agrimensor titu­lado por el excelentísimo virrey, decía ser: "Don Miguel Espinosa de los Monteros maestro mayor que he sido de la nobilísima arte de (la) arquitec­tura (y) fábrica material de la santa iglesia Catedral y real Palacio" 53.

Convergen varias circunstancias para crear que fue sólo una coinci­dencia. Los carmelitas, el provincial, la visita, el cambio del segundo hospi­cio al convento nuevo, la reanudación de la fábrica de la iglesia, y el ar­quitecto del palacio real y de la ca­tedral de la corte de la Nueva España ¿para qué? Pues para dar la pauta de novedad en el estilo, el barroco churrigueresco.

No era Espinosa de los Monteros un advenedizo en San Luis Potosí. Era vecino viejo arraigado. En 1746, en la información de vita et moribus del Br. Pedro José Antonio de Torres, sobrino de don Nicolás Fer­nando el fundador del Carmen, cole­gial de San Ildefonso y pretendiente para tonsura, ordenes menores y sub­diaconado, compareció en San Luis Potosí junto con fray José de Arlegui y fray Fernando Valladares, y dijo que era residente en esta ciudad y ori­ginario de Sevilla; que el Br. Pedro pasó para acá de 4 ó 5 años con sus padres doña Teresa de Torres y don Antonio Zarzosa, hermana y cuñado de don Nicolás Fernando; que él vino con ellos en la flota del marqués de

toria Potosina, vu, 4, Ab. - Jn . 1976, mapas.

53. AGN, Tierras, vol. 772, 2a. parte, ff. 34-48.

54. AHMor, leg. 182, 1746, 16 fol. 55 . APSSLP, "Libro de matrimonios de es-

pañoles", 1705-32, f. 117. 56. ldem , "Libro de entierros de

españoles" , 1722-47, f. 111 v. 57. AHESLP, Protocolo de 1734, ff. 43-46

V.

58 . APSSLP, "Libro de entierros de españo-les", 1722-47, f. 184 v.

59. Efraín CASTRO: "El palacio nuevo de ... 61

Page 64: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

Mari en 1729, y firmó54. En efecto, el 30 de Abril de 1731

contrajo matrimonio en la parroquia con Casimira Fernández del Rivero, originaria y vecina de la ciudad e hija del corajudo alguacil mayor y regidor decano Antonio Fernández del Rive­ra y de Francisca Machado, difunta. Los· desposó el cura Br. Agapito Arias Maldonado55 . Tuvieron hijos, el 28 de noviembre de 1735 murió Francisco Eustaquio de 2 años, su hi­jo legítimo, el cual fue sepultado en el último tramo de la iglesia parro­quial56. Y así como ellos aparecen en San Luis Potosí Espinosas y Espino­sas de los Monteros.

Después de cierta espera forzada, el 6 de Noviembre de 1732 Miguel otor­gó recibir de parte de su suegro la legítima materna de Casimira. Y en 15 de Febrero de 1734 ella la vendió con anuencia de él. Consistía en me­dio sitio de ganado mayor, una caballería de tierra y otro sitio de ga~ nado mayor57.

El 1 O de Febrero de 1745 murió el suegro, y fue sepultado en el tercer tramo dda iglesia de San Agustín por el Br. Agustín Márquez Comparán58. Por su juicio testamentario debió de andar por aquí Miguel Espinosa, su yerno.

En total , Miguel Espinosa de los Monteros llegó a la Nueva España re­lacionado con don Nicolás Fernando y vivió ininterrumpidamente. en San Luis Potosí alrededor de 10 años. Y en ellos trató a los Terres, a los Mal­donado Zapata, supo de la futura fundación del Carmen, conoció a

los virreyes", en el Palacio Nacional, México D. F., 1976, pp. 100-114.

60. ANotDF, not. 510, Juan José de Paz, 1762, ff. 41 -55 V,

61. Idem, not. 516, Francisco Antonio de Paz, 1775, ff. 4-6 v. escritura otorgada por el Lic. Juan José Espinosa de los Monteros, clérigo presbítero del arzobis­pado de México y maestro de ceremonias de su catedral, y hermano de Miguel, se­gún su propia confesión en ésta, que no pasó, pero que no por ello anula veraci­dad de la información en ella contenida.

62. AHESLP, Protocolo de 1760, ff. 90-91,

62

fray Nicolás de Jesús María en sus va­rias visitas y debió tener trato con él como paisanos; y es posible que aún lo haya tratado cuando estuvo de se­gundo presidente del hospicio.

No podemos suponer hasta donde haya llegado la influencia del carmeli­ta en Espinosa, pero si deducimos legítimamente que la fiebre construc­tiva lo envolvió. Al llegar, la parro­quia acababa de ser concluída, 1728, estaba en construcción San Sebastián, se estrenaban esplendorosos retablos, llegaron los carmelitas con aprestos, los jesuitas construían su colegio, etc. Luego emprendió camino de la corte de la Nueva España, quizás guiado por fray Nicolás . Allá presentó exa­men de agrimensor, en que lo tituló el virrey, y en 17 42 pasó a ocupar el car­go de maestro mayor del palacio.

En su importante encargo ejecutó una serie de trabajos por interés del virrey conde de Fuenclara. "Por estos años se puede considerar que la cons­trucción del nuevo palacio de los virreyes quedó concluída en una gran parte", pero no sin sujetarse a los tra­zos iniciales de Fray Diego Valverde, sacrificando "las novedades esti­lísticas en pos de una austera unidad". Continuó en el desempeño de su cargo en toda la década de 1750-1760. En 1758 su trabajo fue menor, y tal parece que por ello pudo despla­zarse a San Luis Potosía invitación de los carmelitas, que tomaban las cosas tan en grande que para ellos lo más natural era llamar al arquitecto de la catedral y del palacio. A esto hay que agregar que era conocido viejo de la

28 de Abril. Conviene hacer notar que en este trabajo no excluyo ningún alarife, albañil , maestro de obras, etc. porque como es la primera vez que son estu­diados no sabemos bien que obras puedan series adjudicadas, salvo las cier· tas. Además, no siempre les daban su lu­gar, y bajo el nombre más modesto e inadvertido puede esconderse toda una gran figura.

63. AMA, copia mecanoscrita de 1 fol, s/ clas .

64. AHESLP, Ayuntamiento de SLP, "Libro de cabildos", 1763-66, ff. 3-4.

familia del fundador , y que estaba imbuído del ambiente potosino de construcción, en donde posiblemente se encaminó en forma definitiva por la vía de la arquitectura.

"Al iniciarse el año de 1760 enfer­mó gravemente Espinosa de los mon­teros, pasando, por nombramiento del virrey, a ocupar el cargo de Maestro Mayor de la Catedral y el Real Palacio uno de los más notables arquitectos del siglo XVIII, Lorenzo Rodríguez" 59.

Efectuaba también trabajos como valuaciones de casas. En Febrero de 1756 valuó precisamente unas casas que el convento de San Sebastián de México de carmelitas descalzos se ad­judicó en un juicio sobre bienes60.

El 20 de Junio de 1762 Josefa de Mangas otorgó testamento, y bajo él murió. Ella era su viuda y heredera entonces. De lo· cual se desprende que Miguel murió antes6I. Fue así como este otro sevillano ·llegó a San Luis Potosí joven, aquí definió su vida, de aquí salió para afianzar su profesión y para acá regresó honrado con títu­los altisonantes. 6. MUCHOS MAS. La legión de constructores que mencionamos estu­vo compuesta también por Juan Eli­gio, maestro de albañil, quien aparece en 176()62. En la obra del Carmen, en 1761 encontramos a Nicolás Andrés, maestro de albañil, y José Eligio, maestro de cantero63.

En 1763 el maestro de arquitectura Agustín Gabriel reconoció la alhóndi­ga por orden del cabildo64• En el mis­mo año el maestro de albañil José

65. Idem, Ayuntamiento de SLP, exp. s/ clas ., 1763, 9 medios fol.

66. RAH, Jesuitas, leg. 97, s/ fol. 67. Apolonio MARTÍNEZ Y AGUILAR:

Disertación histórica sobre aguas en la ciudad · de San Luis Potosf .. . , Talleres Gráficos de la E. l. M. " Benito Juárez", 1918, p. 7.

68. RAH , Jesuitas, leg. 97 , s/ fol. 69. Para este asunto véase la citada obra de

Montejano sobre el palacio de gobierno de SLP.

70. AHESLP, Protocolo de 1761, ff. 17v-18 V.

Page 65: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

Victoriose obligó a hacer un mesón para el convento hospital de San Juan de Dios65. Los tumultos de 1767 saca­ron a luz unos constructores y distin­guieron más a otros. El maestro de obras Antonio Sánchez, en unión de don José Joaquín Ramos, fue pre­sentado en 17 de Agosto como "abo­no" del preso Luis Antonio, indio de San Sebastián, acusado de participar en los tumultos66.

El maestro Sánchez figuró también de comisionado para entender en la apertura de la zanja de San Migueli­to, que iba por el lado sur de la ciudad hacia el poniente67• El mismo día Luis Antonio presentó por su abono a Pedro Nolasco de Mata, in­dio del barrio del Montecillo "que maestreó la obra de don José Mora­les", el cual naturalmente que tendría prestigio profesional para poder com­parecer como apoyo68 ..

Y, una vez vista la deplorable si­tuación en que quedaron las antiguas casas reales después de los tumultos, el visitador Gálvez dispuso la cons­trucción de unas nuevas. Para lo cual nombró al tesorero de la real caja don Felipe Cleere, quien sin embargo no las ejecutó69. Cleere tenía ya en San Luis Potosí 7 años y permanecería 9 más, en los que se identificó plena­mente con la ciudad.

El 19 de Febrero de 1761 obligó Cleere a sus fiadores que lo abonaban para poder acceder a la contaduría que tenia provista7o. Fue entonces cuando tomó asiento en San Luis Potosí. Y en 21 de Agosto de 1776, en el cabildo del ayuntamiento, como di-

71. Idem, Ayuntamiento de SLP, "Libro de cabildos", 1776, ff. 38v-39.

72. Idem, Protocolo de 1782, ff. 2v-4, 7 de Enero.

73. Ibídem, ff. 192v-194. 74. Montejano: El Real de Catorce, San Luis

Potosí, Academia de Historia Potosina, 1975, pp. 27, 30 y 37.

75. Montejano: El palacio de gobierno, pp. 44 y 46.

76. AHESLP, Protocolo de 1798, ff. 302-305 V.

77. Idem, 1792, f. 83. 78. Idem, 1793, ff. 136-143 v.

rector encargado de la obra de la casa de las recogidas y de la del santuario de Guadalupe, informó de su trasla­ción a México, y que se veía compeli­do "a hacer dejación" de las obras, y que desde allá ''haría· gustoso cuanto esté de su parte para terminar las cita­das obras bajo las reglas de la ar­quitectura y fachada que hasta ahora llevan"71 .

A principios de 1782 comenzó a fi­gurar en San Luis Potosí don Francis­co Bruno de Ureña ''Agrimensor titu­lado por su majestad (Dios le guarde) de aguas, minas y tierras en todo el reyno, vecino de la ciudad de Guana­juato y residente de esta dicha ciudad"72. Pero. el 2 de Agosto del mismo se ostentó como "vecino y mi­nero de esta ciudad"73. Ya antes había andado por San Luis. En 1779 Silvestre Alonso López Portillo le pi­dió que trazara el Real de Catorce, y en Marzo del año siguiente le presen­tó un plano que al parecer no tuvo éxito74. Tampoco lo consiguió al tra­zar en 1790 unos planos para las nuevas casas reales, cuyas obras no acababan de iniciarse. Pero este se­gundo trago amargo no lo pasó ya porque murió en tal año75.

Originario del rancho del Salto de Santa Bárbara, en Santa María del Río, San Luis Potosí, fue don José Lázaro de Avilés. Llegó a ser mayor de 90 años, y otorgó testamento el 14 de Noviembre de 1798 en San Luis Potosí, donde era vecino76. Sus rastros son muy recientes. El 21 de Abril de 1792 recibió un poder77, y en una escritura de 28 de Junio de 1793

79. Betancourt, op. cit., p. 17. 80. AHESLP, Protocolo de 1793, ff. 210-

214, 21 de Agosto. 81. Idem, Ayuntamiento de SLP, "Libro de

cabildos", 1793, f. 21. 82. Idem, Alcaldfa mayor de SLP, exp.

s/clas., 1774-1797. 83. Ibídem, f. 40 v. 84. Idem, Protocolo de 1795, ff. 81 v-84, 1°

de Abril, y ff. 84-87, 4 del mismo. 85. Idem, 1796, ff. 57v-59. 86. Montejano: op. cit., p. 52. 87. AHESLP, Protocolo de 1804, ff. 72v-

74v.

consta que, como perito agrimensor, valuó unas casas7B. Estas y más noti­cias indican que tuvo gran actividad. 7. JOSE JOAQUIN MARTÍNEZ. Podemos afirmar que la espina dorsal que dió consistencia a la escuela poto­sina de constructores del siglo XVIII estuvo constituída por don Nicolás Sánchez Pacheco, don Bartolomé de Rojas , José Lorenz:o, don José Joaquín de Ramos, y el maestro José Joaquín Martínez. Precisamente, la actividad brotaba también en los de­más pueblos aledaños, a este respecto dice Betancourt: "La actual iglesia de ·Santiago se estaba acabando de cons­truir en Octubre de 1792" 79. En 1793 era Martínez maestro mayor de obras de la ciudad so. El 6 de Febrero de ese año de 93 acordó el cabildo nombrarlo y extenderle nombramien­to de maestro mayor de alarife de la ciudad, y declaró que nadie podría construir sin su reconocimiento. Este acuerdo se derivó de una instancia que el maestro representó ante el in­tendente para que el ayuntamiento le pagara 25 pesos que le debía por su trabajo que había hecho en el em­pedrado de la ciudad y en el reconoci­miento de 8 casas propias de la misma corporación. Es decir, la resolución a su favor fue más amplia que la petición SI.

Pero ya desde mucho antes tenía comunicación con los carmelitas . En 1774 el prior fray Manuel de San Joaquín le había vendido en papel simple unas tierras ubicadas entre las que donaron los MezasB2. Tan simple era el papel que después creó proble-

88. Idem, 1834, 24 de Septiembre. 89. APSSLP, "Libro de entierros de mesti­

zos, mulatos y demás castas", 1797-1808, f. 146.

90. Montejano dice en una nota al Esrudio histórico sobre San Luis Potosí de Fran­cisco Peña, p. 159, que fue celebrada en 1800 y no en 1801 como había afirmado el doctor Manuel Gorriño, y repitió el mismo Peña.

91. AHESLP, Alcaldía mayor de SLP, exp. s/ clas., 1793-1797, autos de un pleito del Carmen contra la ciudad sobre tierras.

92. Ibídem, ff. 35v-36.

63

Page 66: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

mas complicados. El meollo principal del asunto radicaba en saber si las tierras adquiridas por Martínez eran de los carmelitas o de los ejidos de la ciudad. Además de la información sobre peito tan abultado, nos entera­mos por el expediente de la familiari­dad con que el maestro José Joaquín era tratado por los vecinos. Se re­fieren a él como "J uachinito" 83.

Más trato de tierras tuvo con los carmelos . En Abril de 1795 compró al convento otras de la Alfalfa84. En to­dos estos actos lo llamaban respe­tuosamente -maestro arquitecto. Fue tan intenso su entendimiento con ellos que él también les vendió tierras en 30 de Marzo de 179685.

Este tráfico permite suponer que por su oficio tuvo que ver en las obras del Carmen. Más aún por cuanto su prestigio profesional era sólido. Ha­biendo comenzado en Febrero de 1798 los trabajos de la obra grande de las nuevas casas reales , hoy palacio de gobierno, él dirigió técnicamente con­forme a los planos trazados por Mi­guel Costanzó, "por lo menos" hasta 1802, dice Montejano86. Efectiva­mente, por lo más pudo ser hasta 1804, porque el día 16 de Marzo otor­gó testamento en el que mandó que fuera amortajado con hábitos del Carmen y sepultado en la iglesia del convento, declaró previamente que era hijo legítimo de Bonifacio de los Reyes Martínez, difunto, y de María de Santiago Zambrano, viva, y que todos eran naturales de la ciudad. Es­taba casado con María Rosalía de Reyna y entonces contaba 64 años de

93 . ldem, Protocolo de 1797, ff. 131-156 v, 8 de Abril.

94. Montejano: El palacio de gobierno, p. 54.

95 . Ibídem, pp. 52 y 54. 96. Ibídem, p. 52 . 97. AHESLP, Ayuntamiento de SLP, exp.

s/ clas., 1810. 98 . Idem, Protocolo de 1808, ff. 195v-231,

17 de Junio. 99. Montejano: op. cit., pp. 52 y 53. 100. AHESLP, Ayuntamiento de SLP, exp.

s/ clas., 1810, cuenta de la obra. 101. Montejano: op. cit. p. 54.

64

edad87. En efecto, el día 21 siguiente murió

en paz y comunión con la iglesia. Le administró la penitencia y la euca­ristía, a modo de viático, el teniente de cura Francisco Salazar, y le aplicó las indulgencias concedidas por Bene­dicto XIV y las de la cruzada. El bachiller José María de Nava y Sola­no elevó el cadáver, acompañó el en­tierro desde la casa, que estaba "en la calle que sale del portillo menos prin­cipal del convento de San Agustín pa­ra el de nuestro padre San Francisco", en la primera cuadra mi­rando al norte88, hasta el Carmen, donde lo entregó a fray Manuel del Espíritu Santo, quien lo sepultó con toda pompa en el segundo tramo de su iglesia con cruz, dalmáticas, y ci­riales, y cantando el primer nocturno de vigilia y misa de cuerpo presente. Y el día 24 fue celebrada misa in die obitus en la parroquia89.

Fueron la iniciación de las nuevas casas reales, la dedicación del san­tuario de Guadalupe90, la muerte de José Lorenzo, y la del maestro José Joaquín Martínez los hechos más no­tables con que terminó el gran siglo de la gran producción barroca en San Luis Potosí, época cuya sociedad agonizó en forma representativa con el alargamiento de la obra de las nuevas casas reales, que al ser cuasi­terminadas ya no serían sino palacio del gobieno nuevo, bajo el cual la construcción de la caja del agua sería sólo un suspiro último de la sociedad vieja dentro de la vida nueva prohija­da por la independencia.

D siglas

AGN Archivo General de la Nación, México .

AHESLP Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí.

AHPMSACD Archivo Histórico de la Provin-cía de la Mexicana de San Al-berto de Carmelitas Descalzas.

AMA Archivo Montejano y Aguiña-ga, privado .

8. EL FIN. Los contemporáneos del maestro José Joaquín Martínez fueron Manuel Conrriquez y otros. A él, en 13 de Octubre de 1794, lo nombró perito para vista de ojos el procurador regidor Benito Cam­pero9I, Y en 2 de Julio de 1796, por hallarse Conrriquez en Catorce, el procurador Lorenzo Montoya nombró agrimensor por parte de la ciudad a don Juan de Dios Ledezma ''único de su confianza e inteligente en la materia"92. Indefectiblemente, estos actos fueron en pleito de tierras con el Carmen.

Por medio de una valuación de ca­sas conocemos también al maestro de arquitectura José Ignacio Jaso, quien la produjo en 1 o de Agosto de 179693. Y en 9 de Noviem~re de 1815 produj-o otra94. Don José de Acosta fue sobrestante de la obra de las nuevas casas reales, aparece en ello en 179995. También fue sobrestante Miguel Se­verino Menéndez96, el cual aún era en 1810, según las cuentas97.

Destacó también el maestro José María Pérez de la Candelaria, indio vecino del pueblo de San Sebastián. En 1808 lo encontramos dando una valuación98, Luego prosiguió como director la obra de las nuevas casas reales, siendo ya entonces arquitecto de la ciudad99. En 1809 continuaba en el puestoioo, y en Enero de 1811 hizo un reconocimiento de la obraiOI.

En adelante, continuó trabajando en San Luis Potosí la cauda de esta constelación de constructores, pero ya sólo era cauda y el siglo ya era el XIX. •

AHMor Archivo Histórico de Morelia. ANotDF Archivo de Notarías del Distri-

to Federal. APSSLP Archivo de la Parroquia del

Sagrario de San Luis Potosí. APSSSLP Archivo de la Parroquia de San

Sebastián de San Luis Potosí. RAH Real Academia de la Historia,

Madrid.

Page 67: Cuadernos de Arquitectura Virreinal

eventos

La Coordinación de Extensión Universitaria de la UNAM, a través de la Dirección General de Extensión Académica y del Departamento de Curso Vivo de Arte organizó, durante 1985 un programa titulado • • Antece­dentes de la arquitectura mexicana en las arquitecturas españ.ola, italiana y del I~lam" compuesto por un ciclo de conferencias que culminó con una vi­sita guiada a las regiones poniente, sur y centro de Españ.a, lleva a cabo durante el mes de abril.

El programa de conferencias se lle­vó a cabo, según es costumbre, en la Sala Carlos Chavez del Centro Cultu­ral Universitario, los jueves a partir de las 19 horas.

7 de febrero Reflejos de la arquitectura islámica en la del siglo XVI Lic. Enrique Guadian Arq. Francisco J. López Morales 14 de febrero Sobre la Mezquita de Córdoba y la alhambra de Granada. Arq. Juan B. Artigas 21 y 18 de febrero Románico españ.ol Arq . José María Francés 7 de marzo Arquitectura del Renacimiento Arq. Raúl Henriquez Inclán 14 de marzo El monasterio del Escorial Arq . J ose Luis Benlliure 28 de marzo La obra de Gaudí Arq . Juan B. Artigas

VISITA GUIADA A ESPAÑA

Para la visita a Salamanca, Exte­madura, Andalucía y Centro de Espa­ñ.a, la salida de la Ciudad de México se llevó a cabo el día 31 de marzo de 1985 y el regreso, el 29 de abril del mismo año. Entre los lugares en que nos hicimos presentes cuentan la Uni­versidad de Alcalá de Henares, obra de Rodrigo Gil Hontañón, arquitecto cuya influencia llegó a México a tra­vés de Claudio de Arciniega, mani-

fiesta en edificios como Acolman, Yuriria y Metztitlán. Santa Fe de Granada, el campamento que se fun­dó durante el sitio del último reducto del Islam en la Península Ibérica, con traza de damero, según habrían de realizarse buena parte de las ciudades de América, incluyendo las de México y Lima. No olvidamos lugares como las p!az::ts mayores de Madrid y de Sa­lamanca cuyo trazo parece ser que es­tá inspirado, precisamente, en las pla­zas de las urbes americanas que se

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cerraban con las series de portales de los edificios aledafios. Se visitaron lu­gares como la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada, origen de buena parte de los conceptos ar­quitectónicos que habrían de normar la arquitectura espafiola posterior y que redudan, forzosamente, en las expresiones plásticas del Nuevo Con­tinente.

Nombres como Juan de Herrera y Andrés de Valdelvira, Ronda, Jerez de los Caballeros, Mérida, Badajoz,

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Sevilla, se hicieron presentes durante el recorrido. También visitamos uni­versidades en Salamanca, Madrid y Sevilla y tuvimos ocasión de dictar dos conferencias sobre capillas abier­tas aisladas, a cargo del maestro Juan B. Artigas en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla y en el Colegio Mayor de N .S. de Guada­lupe de Madrid.

Por tratarse de una actividad de la Dirección General de Extensión Aca­démica, que depende a su vez de la

Coordinación de Extensión Universi­taria de la UNAM, estuvo abierta a todo el público, aunque el cupo fue li­mitado. El itinerario del viaje fue el siguiente:

ESPAÑA, ABRIL 1985

MARZO 1985 Do. 31 MEXICO, D.F. Cita en el Aeropuerto Internacional para salir en vuelo a ABRIL 1985 Lu. 01 ~ADRID Llegada, asistencia y traslado al hotel. Ma. 02 MADRID Por la mafiana ex­cursión de medio día a ALCALÁ DE HENARES para visitar la !Jniversi­dad, La magistral, el Paraninfo de la Universidad, el Palacio Arzobispal, etc. Almuerzo Libre. Por la tarde vi­sita panorámica de Madrid con Pala­cio Real. Mi. 03 MADRID Por la mafiana visi­ta al ·Museo Sorolla y San Antonio de la Florida. Tarde libre para visitar el Guernica de Picasso y el Museo del Prado, que se encuentra en el Casón del Buen Retiro. Ju. 04 MADRID Por la mafiana en autocar a A VILA; visita de la ciudad recorriendo los puntos de mayor inte­rés como El Palacio de Los Poletinos y Aguilas, Capilla de Mosén Rubi, Las Murallas, La Catedral con sus te­soros, La Basílica de San Vicente, Iglesia de la Santa, San Andrés y San Pedro. Almuerzo libre y continuación hacia SALAMANCA Llegada al ho­tel. Cena y alojamiento. Vi. 05 SALAMANCA Por la mafiana visita de la ciudad recorriendo los puntos de mayor interés como la Torre de Clavero, la Casa de Los Solís, la Catedral Nueva, la Catedral Vieja, el Convento de las Duefias-, la Plaza Mayor, etc. Tarde libre. Sa. 06 SALAMANCA Por la mafiana continuación de la visita de esta inte­resante ciudad, recorriendo algunos otros monumentos de interés como la Iglesia circular de San Marcos, San Esteban, Casa de las Conchas, Pala­cio de Fonseca, Palacio de Mon-

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terrey, Las Bernardas, el Colegio de los Irlandeses, etc. Do. 07 SALAMANCA Excursión de todo el día a la ALBERCA Y CIUDAD RODRIGO. Lu. 08 SALAMANCA Por la mafia­na visita a la Universidad. Almuerzo en el Hotel y después de éste, salida en autocar, via Plasencia, a CACE­RES Llegada y alojamiento en el ho­tel. Ma. 09 CACERES Por la mafiana vi­sita de la ciudad recorriendo los sitios de mayor interés como la Casa de las Cigüefias con sus almenas; la Iglesia de Santiago (Rodrigo Gil y Berru­guete) , Catedral, Palacio de los Golfi­nes, San Mateo sobre una Mezquita, Arco de la Estrella, etc. Tarde libre. Mi. 1 O CACE RES Excursión de todo el día a TRUJILLO y Monasterio de Guadal u pe. Ju. 11 CACERES, MERIDA Por la mafiana salida en autocar, via BA­DAJOZ (breve visita), a llegada, cena y alojamiento.

i. 12 MERIDA Por la mañana visita de la ciudad recorriendo los puntos de mayor interés como el Anfiteatro y Puente romanos; Acueducto de los

Milagros y salida a MEDELLÍN para visitarlo el resto del día. Sa. 13 MERIDA Por la mafiana sali­da en autocar, via ZAFRA Y JEREZ de los CABALLEROS (con breves vi­sitas) hacia SEVILLA. Llegada, cena y alojamiento. Do. 14 SEVILLA Por la mafiana visi­ta de medio día a la ciudad. Tarde libre. Lu. 15 SEVILLA El día de hoy tendremos conferencia y visita en la Universidad de Sevilla. Ma. 16 SEVILLA Día libre para acti­vidades personales. Mi. 17 SEVILLA Todo el día visita a la ciudad, continuando el recorrido a los puntos de mayor interés que no se vieron el primer día. Ju. 18 SEVILLA Por la mafiana sali­da en el autocar a JEREZ DE LA FRONTERA (breve visita), conti­nuando hacia ARCOS DE LA FRONTERA para llegar a RONDA llegada, cena y alojamiento. Vi. 19 RONDA. Visita de la ciudad y a continuación salida en el autocar ha­cia CORDOBA llegada, cena y aloja­miento. Sa. 20 CORDOBA Todo el día visita

de la ciudad recorriendo el Alcázar, la Mezquita, Museo de Julio Romero de Torres, el Museo Taurino, la Torre de la Malmuerta y el Cristo de los Faro­les, etc. Do. 21 CORDOBA Mafiana libre. Después del almuerzo salida en el autocar hacia SANTA FE, donde se hará una breve visita, para posterior­mente seguir a GRANADA Llegada, cena y alojamiento en el Hotel Para­dor Nacional de San Francisco. Lu. 22 GRANADA Por la mañana visita de la ciudad recorriendo algu­nos de los puntos de mayor interés co­mo La Alhambra y Los Jardines del Generalife, La Catedral, etc. Tarde libre. Ma. 23 GRANADA Continuación de la visita de la ciudad recorriendo por ejemplo, el Albaicin, el Antiguo Ayuntamiento, la Madraza, la Alcaicería, el Hospital Real, Cartuja, Antigua Iglesia de San Nicolás, etc. Mi. 24 GRANADA Después del al­muerzo, salida en el autocar, via JAEN y BAEZA, donde se harán bre­ves visitas, hacia UBEDA. Llegada cena y alojamiento en el Parador con­destable davalos.

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Ju. 25 UBEDA Por la mafiana visita de la ciudad después del almuerzo sa­lida hacia MADRID. Llegada y aloja­miento en el hotel. Vi. 26 MADRID Día libre para activi­dades personales. Sa. 27 MADRID Excursión de todo el día al ESCORIAL visitando la Iglesia y el Panteón de los Reyes, la Bibliote­ca, los Apartamentos privados de Fe­lipe II y la Galería de los Reyes. Do. 28 MADRID Excursión de todo el día a TOLEDO, visitando la Iglesia de San Juan de los Reyes, la Sinago­ga, la Casa y Museo del Greco, la Iglesia de Santo Tomé con el famoso cuadro del Grego "El Entierro del Conde Orgaz", etc. Lu. 29 MADRID Maftana libre y por la tarde traslado al aeropuerto para salir de regreso a MEXICO, D.F. Lle­gada a México.

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Simultáneamente a las actividades mencionadas, Curso Vivo de Arte or­ganizó, durante los primeros cuatro meses de 1985, las siguientes visitas guiadas al centro del país.

20 de Enero Capillas abiertas aisladas de Morelos Nepopualco, Tepetlixpita y Anene­cuilco. Arq. Juan B. Artigas

10 de Febrero Epazoyucan y Tepeapulco Arq. Ricardo Arancón

24 de Febrero Capillas abiertas de Tlaxcala Tizatlán, Huamantla, el Rosario de Tlaxcala Arq. Juan B. Artigas.

10 de Marzo Capillas posas de Calpan y Huejot­zingo Mtro. Arturo Schroeder Cordero

24 de Marzo Capillas abiertas de Hidalgo Actopan; Tula, zona arqueológica Mtro. Víctor Rivera Arq. Juan B. Artigas

21 de Abril Querétaro Lic. José Guadalupe Ramírez Alvarez

Recordamos a los lectores que las actividades de Curso Vivo de Arte es­tan abiertas a todo público y que para información de los eventos por reali­zar se pueden comunicar al teléfono 6 55 13 44 extensiones 7480 a 7484.

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libros

V ARIOS AUTORES.

HOMENAJE A ERWIN WALTER PALM

Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Latein­amerikas Band 20 Bohlau Verlag Koln/ Wien 1983

Dirk Bühler

Cuarenta y un autores de América y de Europa contribuyen con sus co­nocimientos e investigacions en el ho­menaje al ilustre historiador del arte iberoamericano Erwin Walter Palm organizado con motivo de su setenta aniversario; felicitaciones de más de 200 investigadores y amigos tanto del Viejo como del Nuevo Mundo de­mostraron el profundo reconocimieto de que disfruta el profesor alemán.

El resultado de este coloquio por escrito fue coordinado y editado por la colaboradora de Palm, Helga von Kügelgen Kropfinger, y se acaba de publicar en el Volumen 20 de los Ana­les para la Historia del Estado, de la Economía y Sociedad en América La­tina (Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas); es editado por la editorial Bohlau de Alemania. No obstante el lugar de edición, la mayoría de los artículos fueron escri­tos en castellano y cubre un campo tan extenso como el círculo de amigos

de Palm, son tan distintos los temas que tocan y tan variados como la mis­ma vida y obra del homenajeado .

SEMBLANZA DE P ALM Palm tie­ne ahora 74 años de edad, es profesor emérito de la Universidad de Heidel­berg, y debido a su gran vitalidad e incansable dedicación, sigue dando conferecias y dirige tesis de postgra­do. Nació en Frankfurt/Main, estu­dió filología, arqueología clásica, his­toria del arte y de la filosofía en Got­tingen y Heidelberg, en Roma y Flo­rencia, y se doctoró con una tesis sobre Ovidio. Pasó varios años en Italia dedicado a estudiar etruscología, topografía romana y pintura italiana, y se dedicó sistemati­camente a ampliar sus conocimientos sobre las excavaciones, museos y la arquitectura de aquel país . Reunió materiales para un libro acerda del ar­te romano y en Italia también, efec­tuó su primer encuentro con el arte moderno, que era marginado enton­ces en las universidades alemanas.

Todavía en Roma casó con la po­etisa y escritora Hilde Domin y, a partir de 1939 pasó medio año en Londres donde se enfrentó por prime­ra vez al arte del mundo ibérico, tra­duciendo las obras de Federico García Larca al alemán . Tras urr tiempo en Minehead (Somerset) bus­có asilo en la República Dominicana, a la cual arribó en 1940.

En Santo Domingo ingresó al cuer­po docente de la Univesidad Nacional en calidad de Catedrático especial de arqueología e historia del arte. Acer-

ca de su encuentro con el mundo ibe­roamericano comenta hoy: la necesi­dad de comprender el nuevo ambiente al igual que la falta de literatura arqueológica interrumpieron mis es­tudios del mundo clásico antiguo ... aunque ... la familiaridad con el arte imperial romano me permitió comprender los problemas de trans­misión del arte español al Nuevo Mundo. España se convirte a la vez en sujeto y objeto de estudios de acul­turación.

Palm se integró perfectamente al ambiente de Santo Domingo, forma­do en esos años por el círculo de inte­lectuales exiliados de España. Su amistad con André Breton y Wilfredo Lam es una nueva inspiración para la discusión sobre el arte surrealista. Las revistas literarias y de arte que llega­ron desde México crearon un primer interés en este país, ahora tema central de su libro de homenaje.

A partir de 1946 es nombrado con­sejero técnico de la Comisión Na­cional Conservadora de Monumen­tos y colabora en la formación de la legislación para la protección de mo­numetos. En 1948, en su calidad de jefe del departamento de arte colonial del Instituto Dominicano de Antropología, empieza a componer tanto un inventario de monumentos de Santo Domingo como otro de las obras religiosas de toda la república. Tras una serie de viajes de estudio por todo el continente americano llega a una relación duradra con México a partir de 1951, cuando es invitado co­mo huésped de honor en el cuarto

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centenario de la Univesidad Nacional Autónoma de México, alli presentada una ponencia sobre las capillas abier­tas. Rafael García Granados lo había interesado por este aspecto del arte americano, que sigue siendo uno de los temas centrales del investigador. Con Manuel Toussaint y Manuel Ro­mero de Terreros emprende "paseos coloniales" por el altiplano mexicano en las semanas siguientes al congreso.

En América Central también empe­zó a darse cuenta -sobre todo desde su visita a las ruinas de Copan (Hondu­ras)- de que ante la realidad preco­lombina tendría otra vez que comen­zar desde un principio. El resultado de este enfrentamiento son sus estu­dios en la bibliotecas de Nueva York y Washington, que desembocan en una serie de conferencias sobre arqueología comparada. Todas esas actividades no lo desconectaron del mundo de la literatura iberoamerica­na. Sus contactos con poetas y escri­tores, amplios y cada vez mas inten-os, abarcan autores como Alfonso

Reyes, Carlos Pellecier y Usigli. En 1953, gracias a una beca de la Gug­genheim Foundation pudo abando­nar sus obligaciones docentes en San­to Domingo y se dedicó a sus estudios en las bibliotecas de Nueva York y Washington, desde donde, despues de 22 años de exilio, volvió a Alemania, a dar conferencias.

Entre 1955 y 1960 se trasladó a Es­paña para estudiar la arquitectura es­pañola y portuguesa; en las tardes de insula, que reunieron a poetas e histo­riadores madrileños, conoció a Luis Cervera Vera y Fernando Chueca Goitia. También durante esa época se editó tanto su gran obra sobre Los .\1onumentos Arquitectónicos de La Española como sus traducciones de autores españoles e hispanoamerica­nos.

En 1960 responde a la invitación de la Universidad de Heidelberg de orga­nizar el recién fundado Departamen­to de Historia del Arte y de las Civili­wciones de los Pueblos Ibéricos en el Instituto de Historia del Arte de la propia Universidad. Como catedráti-

co no solo forma una biblioteca y co­lecciones de fotografías, sino también trata ante todo: de poner al servicio de la universidad alemana la expe­riencia inmediata del mundo extra­europeo. Junto con sus colegas titula­res del instituto, alimentados con ex­periencias de otros países, de un nuevo giro a la investigación del arte en Alemania: La institución, hasta entonces centrada en temas de Ale­mania y Europa se convirtió en un centro, que permitió un estudio del arte sobre una base global. Los cam­bios de los planes de estudio fueron definitivos.

Otro aspecto importante de la vida de Palm, muy ligado con México, es su colaboración en el proyecto

· mexicano-alemán Puebla-Tlaxcala, auspiciado por la Fundación Alema-

. na para la Investigación Científica (Deutsche Forschungsgemeinschaft). Un proyecto concluido desde años atrás que todavía rinde sus efectos en publicaciones tanto en México como en su país de origen, y, como vere­mos, hasta en la presente publicación. W olfgans Treue dedica un gran capítulo del homenaje a la colabora­ción de Palm dentro del proyecto.

Para apreciar la magnitud de su contribución hay que mencionar pri­mero la forma autónoma, indepen­diente y democrática que rige La Fun­dación Alemana, circunstancia que exige del coordinador no solo cuali­dades administrativas y buen criterio científico, sino también características personales extraordi­narias, y a veces conciliadoras. El proyecto Puebla-Tlaxcala se realizó a partir de 1957 a iniciativa del investi­gador mexicano-Alemán Paul Kirchhoff y de Franz Termer, enton­ces director del Museo de Etnología de Hamburg. Planeado como un pro­yecto arqueológico-histórico, con la participación de investigadores mexi­canos y alemanes, desemboco en una labor interdisciplinaria de suma im­portancia para la región. Desde 1964 participa Palm en el proyecto como investigador y en 1970 fue nombrado

coordinador, cargo que ocupó hasta 1976. Empezó a colaborar con Helga von Kügelgen Kropfinger en 1967 en problemas de aculturación y recepti­vidad en esta área. De la siguiente manera describe Palm su interés en el proyecto: La cooperación de las cien­cias naturales con la arqueología y las disciplinas históricas es el anhelo na­tural de todo americanista. La expe­riencia adquirida en el proyecto Puebla-Tlaxcala sirvió para refinar el instrumentario de una arqueología comparada ... Al tratar de su partici­pación escribe Wolfgang Treue: men­ciono, .. . , que Palm en cuanto a sus estudios personales eligió temas centrales-... - que superaban con­siderablemente la investigación de la historia y del arte y q1.1e dentro del programa interdisciplinario con fre­cuencia desarrollaban un papel esti­mulante y fomentador, y comenta sobre su aportación personal: ¿Quién hubiera podido ayudar, aconsejar y también criticar en mejor forma que Palm ?, ya que el se basaba en su abundante experiencia latinoamerica­na y su íntimo conocimiento de las complicadas circunstancias mexica­nas... y sigue:... tanto sus consejos como críticas fueron aceptados con benevolencia, ya que provenían del compañerismo de una persona que disponía de una inmensa cantidad ventajosa de conocimientos y expe­riencia ... de esa manera le fue posible a Palm que se llevaran a cabo algunas publicaciones sumamente escenciales.

LA OBRA DE PALM. Es amplia y variada la bibliografía de Palm, como lo es su propia vida, reune 128 títulos de libros, artículos y traducciones, mas un buen número de publica­ciones en periódicos repartidos en siete secciones, a saber: urbanismo y arquitectura; iconología y pintura; historia, historia del arte, historia de la cultura y literatura; traducciones al alemán; reseñas; y publicaciones en periódicos. Leyendo su obra destaca el virtuosismo con que domina el ale­mán, el español, el francés y el inglés.

Dentro de la primera sección, que es la más amplia, destacan sus dos

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libros sobre la arquitectura y el arte en Santo Domingo, uno impreso en Barcelona y editado en Santo Domin­go en 1955 y el otro, en Santo Domin­go, en 1975 . Varios catálogos y folle­tos ilustran además diversos aspectos del arte en la República Dominicana. Siguen sus trabajos para enfocar el urbanismo colonial en América bajo los puntos de vista cultural, religioso y social, tanto como sus antecedentes de la época prehispánica y las refle­xiones sobre la representación de esas ciudades en las Relaciones Geográfi­cas del Siglo XVI y en otras series de planos . Un sinnúmero de artículos enfocan los elementos estilísticos del arte y de la arquitectura en América y el Caribe, desde el plateresco hasta el barroco. Importantes también en esa sección son sus aportaciones para el estudio de la arquitectura poblana­tlaxcalteca, publicados por la Funda­ción Alemana.

La segunda sección es encabezada por un libro de próxima aparición, en colaboración con Helga von Kügel­gen Kropfinger, sobre iconología y aculturación. Sus artículos sobre las casas del Deán y de los Muñecos en Puebla y sus ol...servaciones acerca de los murales del convento de Metz­titlán son de especial interés para el estudiante de la región y caben dentro del margen de sus investigaciones sobre aculturación . Pero también se encuentran trabajos sobre artistas europeos, El Greco y Goya son los preferidos.

Siguen varios estudios sobre orfebrería latinoamericana, y la cuar­ta sección demuestra un gran empeño en la conservación de los monumen·· tos de América y en la difusión de sus bellezas. Toca temas de aculturación, de literatura americana y europea, de museGgrafía y de historia española e iberoamericana.

Sus traducciones al alemán de­muestran una vez más una gran habi­lidad que le permite colaborar en las editoriales más prestigiadas de Ale­mania. Tradujo obras de Lope de Ve­ga, García Lorca, y Rafael Alberti, así como de lírica española e hispano-

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americana y hasta una obra quiché. Sus reseñas sobre diversas obras de arte, arquitectura y literatura expre­san amplio criterio y conocimientos. Es extensa la lista de artículos periodísticos .

LOS ARTICULOS DEL LIDRO DE HOMENAJE. El libro de Home­naje a Palm reune en sus 731 páginas cuarenta y una colaboraciones que sin excepción se refieren a México y que tocan temas de historia y geografía, arte y arquitectura de este país . Tam­bién hallamos trabajos sobre la Ciudad de México, Oaxaca, Chiapas y obras de carácter general. Acerca de sus temas se comenta en el prólogo editorial que: La "fabula gratulato­ria"· nos muestra como podría haber­se estructurado un libro de homenajes más allá de la cooperación México­Alemania, lo cual hubiese sido quizá más representativo tratándose de un investigador cosmopolita. Para tales empresas habría que inventar nuevas posibilidades de publicación ...

Los escritos del libro de homenaje se ordenan en cuatro secciones: arqueología - geociencias; et n oh is t ori a-h istoria-1 itera tura; a rq u i tec tu ra- conservación; iconología-pintura-artesanía. Impo­sible sería comentar ampliamente ca- . da uno de los artículos, nos tenemos que limitar a echar un vistazo general a las aportaciones de cada uno de los investigadores, tal vez con breves co­mentarios a alguno de ellos, son los siguientes:

Angel García Cook presenta Un juego de pelota temprano en el Al­tiplano Central de México, en el sitio P- 211 / Capulac-Concepción en el Estado de Puebla. Eduardo Matos Moctezuma contribuye con Notas sobre algunas urnas funerarias del Templo Mayor, ilustrado con 12 figu­ras. Le sigue Ignacio Berna! con su artículo sobre Un tipo de pectorales de Oaxaca. Horst Hartung trata La estructuración de los alzados en la ar­quitectura precolombiana de Mitla y llega a una comparación interesante entre los alzados de la arquitectura re-

gional oaxaqueña y a sutiles observa­ciones de sus cualidades visuales, incluye este trabajo 14 figuras y pla­nos. No menos interesantes es el artículo de Franz Ticby sobre El patrón de asentamientos con sistema radial en la Meseta Central de México que aborda la cuestión de ¿"Sistemas ceque" en Mesoamérica?, por medio del análisis de petroglifos, lineas vi­suales y cerros sagrados en el altipla­no mexicano, va acompañado de va­rios planos y esquemas. La aporta­ción de Dieter Klaus y Wilhelm Lauer acerca de Aspectos de Ecología hu­mana en la historia demográfica prehispánica: desarrollo demográfi­co y estructura social en el altiplano mexicano emprende un análisis de va­rios elementos de la interacción hombre-espacio, bajo perspectivas de análisis de sistemas; está escrito en Alemán, y viene con un resumen en español. El siguiente artículo es de Klaus Heine y demuestra El impacto del hombre sobre el medio natural en el Centro de México, sobre todo en la cuenca de Puebla-Tlaxcala, desde la Edad del Hielo hasta nuestros días, contiene una severa advertencia sobre las consecuencias de la destrucción del medio ambiente y de los bosques en esa área. Klaus Knoblicb y Gerd Werner contribuyen con sus artículos - en alemán- al conocimiento de Las aguas subterráneas y a la car­tografía de suelos en el área de Puebla-Tlaxcala - respectiva­mente-. Konrad Tyrakowsky ofrece nuevos datos sobre el adobe en su artículo: Adobe un material de cons­trucción tradicional en el Altiplano Mexicano: Resultados de un exámen de laboratorio, donde se analizan las calidades del material bajo los aspec­tos de densidad, resistencia, absor­ción, frío y temblor.

La segunda sección se inicia con el escrito de Miguel León Portilla sobre la Conciencia de clase en los textos de los "pipiltin ", 'nobles' del México antiguo: una nueva interpretación de los "huehuetlatolli" hacia la concien­cia de clase en el México prehispáni­co . Con un resumen en español se

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presenta el artículo de Wolfgang Trautmann sobre la Morfología de la red de comunicación colonial en Tlaxcala. A través de una carta de Fray Gaspar de San Agustín, escrita en el año de 1720, interpreta Jacques Lafaye la idea que se tenía en el Siglo XVI sobre las Virtudes y vicios del In­dio oriental y el indio occidental. Un caso de fricción interétnica en Filipi­nas: siglo XVII.

Nuevos datos acerca de La pobla­ción de Tlaxcala a fines del siglo XVIII aporta Horst Pietscbmann a base de un documento del Archivo General de la Nación de México, ana­lizado bajo los puntos de vista de dis­tinción de sexos, de edades, estado ci­vil , distribución racial y de clases. Con un resumen en español y los pla­nos correspondientes presenta Bodo Spranz Un informe sobre las ruinas de Palenque, México, descubiertas en el siglo XVIII, publicadas en una edi­ción alemana del año 1832. Concluye esa sección el escrito de Gisela Beutler sobre Floripes, la princesa pagana en los bailes de "Moros y Cristianos" de México: Algunas observaciones sobre las fuentes literarias.

La tercera sección empieza con el artículo de Carlos Chanfón Olmos sobre El Castillo-Palacio de Don Her­nando Cortés en Cuernavaca, donde investiga las bases jurídicas para el es­tablecimiento del Marquesado del Valle e interpreta la expresión ar­quitectónica y sus antecedentes como consecuencia de aquellos; no omite las fases constructivas y la restaura­ción del edificio ni sus referencias en España y en Santo Domingo; el estu­dio viene acompañado por planos y dibujos . Silvio Zavala aporta un estu­dio histórico acerca de Una etapa en la construcción de la catedral de Mé­xico, alrededor de 1585, enfocando la recaudación de fondos para esa obra. Sonia Lombardo de Ruiz emprende la tarea de definir la Arquitectura reli­giosa marginada en el siglo X VI: un estudio de caso a través de una tipología arquitectónica en la sierra de Taxco , basándose entre otras en una publicación de Luis García Pi-

CASTILLO · PALACIO OE CORTES

PRIMERA ETAPA SIGLO XVI

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CASTILLO · PALACIO DE CORTES

SEGUNDA ETAPA SIGLO XVI

Ampll .c l6n y adapt ac ión.

con capi lla para los P. P. F ran clscanos

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mente!. Marco Díaz estudia en· el si­guiente escrito La arquitectura do­méstica en Atlixco con base a unos ejemplos de arquitectura civil virreina! y de la Independencia, ilustrado por varias fotografía . María Concepción Amerlinck estudia la historia de los Arquitectos y plazas de toros en Nueva España, bajo sus aspectos sociales, arquitectónicos y urbanísticos. La construcción de Ur­sula Dyckerhoff sobre La reedifica­ción de las "Casas Reales" en Huejotzingo, 1640 es una evaluación de tres documentos que encontró en el Archivo General de la Nación de México, mismos que se representan en el apéndice del escrito. Oliva Castro Morales da una descripción breve de La Casa de Mangino en la ciudad de Puebla, seguido por una re­seña historiográfica de sus poseedo­res; este artículo incluye un levanta­miento arquitectónico del edificio. Elisa García Barragán en su escrito sobre La arquitectura neo-indigenista mexicana del siglo XIX describe la búsqueda de una arquitectura na­cional, definida a fines del siglo XIX. Eduardo Tejera Davis, quien esta de­sarrollando actualmente sus tesis de doctorado bajo la supervisión del prof~sor Palm, descubrió Raíces no­vohispánicas de la arquitectura en los Estados Unidos a principios del siglo XX.José Luis Lorenzo aporta un estudio acerca de como Salvar el arte tratando principalmente de la conservación de objetos de piedra al aire libre. Un estudio histórico y urbanístico de "El Caballito" es ofre­cido pbr Sergio Zaldívar Guerra en las siguientes páginas. Hans Haufe, asistente de Palm en el Instituto de Historia del Arte de Heidelberg, contribuye con un artículu sobre El sueño del progreso. La arquitectura poblana del siglo XIX como cataliza­dor con un llamado al público para conservar y estudiar con mayor energía la arquitectura de esa época amenazada. Una hipótesis, un mode­lo y algunos resultados presenta Mi­guel Messmacher en su aportación sobre La historia en el conocimiento y

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explicación de los problemas de la ciudad de México.

La cuarta sección ofrece un estudio histórico-iconológico de los murales de Cacaxtla: Muerte en la guerra de Marta Foncerrada de Molina, se­guido por el escrito de Huguette Joris de Zavala acerca de la La alegoría de la America en el arte europeo -escrito en francés- en el cual apa­rece "América" como tierra de 'sal­vajes y caníbales', 'rica y vasalla', 'exótica y cristiana' 'bella y libre', tanto como sus héroes alegóricos. Un estudio amplio de El frontispicio de Francois Gerard para la obra de viaje de Humboldt y Bonpland es la contri­bución de Helga von Kügelgen Krop­finger en esa parte del homenaje. En su artículo sobre las Primicias de la iconología en México (1865), Clemen­tina Díaz de Ovando presenta datos de la traducción al español hecha por Luis G. Pastor, de la "Iconología" de Gravelot y Cochin. Constantino Reyes Valerio, en la siguiente contri­bución sobre La pintura mural del siglo XVI en México enfoca unos as-

pectos poco tratados de la pintura mural. Un análisis de la Presencia de simbologfa indfgena en una Capilla Posa del siglo XVI emprende María Elena Landa Abrego con un ejemplo de Huejotzingo. Del mismo convento trata el artículo de Elena Estra~a de Gerlero acerca de El programa pa­sionario en el convento franciscano de Huejotzingo. Manuel González Galván, en su contribución Epifanía Guadalupana presenta la historia y una interpretación de un cuadro que se conserva en la Catedral de Morelia. Efraín Castro Morales escribe sobre Los Cuadros de Castas de la Nueva Espafla, y Elisa Vargas Lugo da a co­nocer Una pintura desconocida del siglo XVII que se encuentra en el templo de Ozumbilla, Estado de Mo­relos. Xavier Moyssen contribuye con un estudio de La pintura flamenca, Rubens y la Nueva Espafla. Un traba­jo de María Josefa Martínez del Río de Redo sobre las miniaturas en los botones de la Condesa-Duquesa concluye el libro de homenaje.

Este vistazo, aunque general, con-

vence de que se trata de una obra enorme casi un coloquio interdiscipli­nario, reflejo de la idea fundamental del proyecto Puebla-Tlaxcala. Es ad­mirable que todo eso se logra gracias a la personalidad de un solo indivi­duo. Terminemos, entonces con -una felicitación más para el gran maestro Erwin Walter Palm y el deseo de que esta obra logre la amplia difusión que merece. •

• Los dibujos de Palacio de Cortés de Cuerna­vaca no son del doctor Carlos Chanfón Olmos e ilustran su articulo del homenaje a Palm .

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BONET CORREA, ANTONIO (Di­rector) GARCIA MELERO, JOSE ENRIQUE -DIEGUEZ PATAO, SOFIA- LORENZO FORNIES, SOLEDAD (Colaboradores). BIBLIOGRAFfA DE ARQUITEC­TURA, INGENIERIA Y URBANIS­MO EN ESPAÑA (1498-I880). Madrid, Turner Libros/ Vaduz, To­pos Verlag, 1980. Dos tomos.

Carlos Cbanfon Olmos

El periodo de gestación de esta obra, se inició en los meses de prepa­ración del XXIII Congreso Interna­cional de Historia del Arte, celebrado en la ciudad de Granada, España, du­rante el mes de septiembre de 1973.

Su antecedente inmediato fue EL LIBRO DE ARTE EN ESPAÑA, obras editada como catálogo de la ex­posición de ejemplares valiosos, orga­nizada con motivo de la celebración del mencionado congreso, aparecida en 1975, bajo los auspicios de la Di­rección General de Archivos y Bibliotecas, del Ministerio de Educa­ción y Ciencia, así como del Departa­mento de Historia del Arte de la Uni­versidad de Granada.

La iniciativa del Dr. Antonio Bonet Correa, fue el motor de ambas edi­ciones; en 1973 con el apoyo de profe­sores de la Universidad de Granada, en 1980 con colaboradores de la Uni­versidad Complutense de Madrid.

Los dos tomos de bibliografía que ahora nos ocupan, contienen 3404 fichas agrupadas en diez apartados, que van de lo más general a lo más específico . El undécimo apartado se titula Varia, que como el nombre lati­no indica, reune temas diversos, que no se acomodan en los diez grupos anteriores. El duodécimo apartado contiene útiles índices -onomástico, geográfico y cronológico- que enlis­tan autores y lugares alfabéticamente, y los años en secuencia progresiva, con los números de las fichas de obras editadas en cada fecha. Se inicia la obra con una presentación del conte­nido, en explicaciones del Dr. Bonet Correa.

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La presente obra, supera ampliamente, tanto en volumen como en calidad, a las que le han precedido sobre el mismo tema para el mundo hispánico, Bibliografía Española de Arquitectura (152I-I850) de Florenti­no Zamora Lucas y Eduardo Ponce de León (Asociación de Libreros y Amigos del Libro, Madrid, 1947, con 293 fichas), Bibliografía Hispano­americana de Arquitectura (152I-1875) de Ramón Gutiérrez (Universi­dad Nacional del Nordeste -Dirección de Bibliotecas, Resistencia- Chaco, 1972, con 1163 fichas) y la ya mencionada, El libro de Arte en España de Antonio Bonet. Correa, Emilio Orozco Díaz et al. (Dirección General de Archivos y Bibliotecas -Departamento de His­toria del Arte de la Universidad de Granada, Granada, 1975, con 831 fichas) .

De especial interés y novedad es el apartado I, con que se inicia la obra y que alude a la lexicografía arquitectó­nica, mencionando vocabularios y diccionarios . La documentación de Restauración ha puesto en evidencia la necesidad de actualización en las investigaciones de teminología, cro­notópicamente ubicada -problema no resuelto, aún en las obras espe­cializadas de más reciente aparición­según quedó patente tras la aparición de la excelente obra de Fernando García Salinero Léxico de Alarifes de los Siglos de Oro (Real Academia Es­pañola, Madrid MCMLXVIII) Los autores de la presente obra, ofrecen un invaluable intrumento para los in­vestigadores interesados en el tema.

Los apartados III y IV, que agru­pan los Tratados de Arquitectura y de Construcción, así como los de fortifi­cación y Arquitectura militar, presen­tan el listado más completo hasta ahora conocido en nuestra lengua sobre un tema de creciente interés en la investigación, en el que Bonet Correa bien puede ser considerado un destacado experto.

El apartado VI, dedicado a la Arqueología, es de gran novedad en las bibliografías de Arquitectura. In-

teresantes son las dos fichas- 1286 y 1289 -dedicadas a obras del jesuita mexicano Pedro José Marquez. En la primera se registra una obra sobre la arquitectura civil romana de la época de Vitruvio, editada en Roma, el año de 1795. La segunda se refiere a las pirámides del Tajín y de Xochicalco, bajo el título en italiano DUE AN­TICHI MONUMENTI DI ARCHIT­TETURA MESSICANA. Roma, presso il Salmoni 1804. La obra inclu­ye planos de la Pirámide de los Nichos del Tajín, hechos sobre los publicados en la Gaceta de México en 1785, y en la descripción de Xochical­co, tomada de José Antonio Alzate, publicada en su Gaceta de Literatura, en 1792.

Muy interesantes y útiles también, son las 387 fichas del apartado VIII dedicado a las ordenanzas y regla- -mentos de construcción, que incluye leyes y normas para el ejercicio de la Arquitectura .

La obra pues, en su gran amplitud y variedad, es excelente y ofrece al in­vestigador una herramienta de inesti­mable valor, que supera ampliamente todo lo conocido anteriormente en su género. •

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DIVERSOS AUTORES. CONVEN­TOS DEL SIGLO XVI EN EL ES­TADO DE HIDALGO DIVERSOS AUTORES. Gobierno del Estado de Hidalgo. s/lugar de edición. s/fecha. Prueba de autor.

Juan B. Artigas

Se trata de una obra que da a conocer las bellezas arquitectónicas de buena parte de los conventos hidalguenses del siglo XVI, profusamente ilustrada con fotografías de excepcional cali­dad artística y descriptiva. Vió la luz en el año de 1984 y se están afinando detalles de edición para publicar la obra definitiva. Pueden apreciarse, a través de las reproducciones que presenta, la ri­queza del colorido y las texturas de los materiales de construcción: la

piedra, la madera, el estuco, y el hierro; la pátina de los edificios y el desgaste de la cantera, las tonalidades de los sillares, el bri.llo de los retablos y de los enlucidos cubiertos de pintu­ra mural, contrastantes con la lim­pieza de los cielos y los verdes de la vegetaéión y del paisaje. ¡Y vaya si el Estado de Hidalgo tiene buena ar­quitectura del siglo XVI! Ante tal despliegue artístico es natural que se hayan incluído lugares que trascien­den la época como el retablo principal de Metztitlán o las portadas de Huichapan, o la famosa cruz del mis­mo Huichapan que es muy probable que deba de fecharse, también más avanzada. Pero esto es secundario. El libro es de una gran belleza tanto en el material gráfico como en el formato, tipografía y en su diseño visua. Los blancos están bien distribuidos y real-

zan perfectamente las imágenes. Se lo recomendamos ampliamente a quie­nes sienten el gusto por el arte de Mé­xico. La parte escrita es una recopilación de datos, obtenida de las obras más conocidas sobre el tema, está tratada con sentido histórico y no profundiza en asuntos de historia del arte y mucho menos trata de teoría de la ar­quitectura. No puede considerarse co­mo un trabajo de investigación sino más bien como de recopilación histó­rica. En esta sección cumple, con el objetivo de destacar las partes más características de los edificios según la manera tradicional y da a conocer, por tanto, aspectos que son útiles a un público amplio, pero que no lo son para los especialistas siendo que debería cubrir ambos aspectos. La presentación del libro está a cargo

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del arquitecto Guillermo Rossel de la Lama, Gobernador Constitucional del Estado de Hidalgo, y los agradeci­mientos, bajo el rubro del arquitecto Ernesto Carranco Muñoz, Secretario de Turismo, Cultura y Recreación. La dirección y asesoría de la obra corrió a cargo del distinguido histo­riador universitario Carlos Martínez Marín. Los demás créditos quedan re­partidos de la siguiente manera: Co­ordinación María Eugenia Estephan Otto; Gilda Cabillo, lrasema Fran­ceschi y Gabriela Colín. Fotografía y supervisión de producción: Manuel Rivera, Diseño: Jerico, S. A. de C. V.; Selección de color Cromoscamer, y Formación e impresión: Diseñ.o Gráfico C. P. La información que ofrece es sobre los siguientes lugares: Alfanjayucan, Tezontepec, Tlahuelilpan, Huicha­pan, Singuilmean, Tepeji del Río, Tu­la, Atotonilco de Tula, Zempoala, Atotonilco el Grande, Molango, Metztitlán, Epazoyucan, Actopan, Tepe~pulco e Itzmiquilpan . •

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-CHICO PON CE DE LEÓN, PABLO A., ET AL., TEORÍA Y PRÁCTICA EN LA CONSERVA­CIÓN DE UN MONUMENTO: EX CONVENTO DE TECAMACHAL­CO, PUEBLA. México, Escuela Na­cional de Conservación, Restauración y Museo-grafía "Manuel del Castillo Negrete" y Dirección de Restaura­ción del Patrimonio Cultural, Institu­to Nacional de Antropología e Histo­ria, 1982, 482 p., fotos, ilus., planos, cuadros (Col. Científica 139).

Jaime Abundis Canales

Finalmente, y aunque con tres aftas de atraso, aparece esta publicación originada en un trabajo escolar de posgrado. Sin embargo, la mayor parte de sus contenidos siguen siendo vigentes.

Destinado a un público restringido -arquitectos restauradores, res­tauradores, arqueólogos y a aquéllos a quienes interese la preservación del patrimonio cultural -el libro somete

a su análisis y evaluación los funda­mentos teóricos, la metodología de organización y las experiencias prácti­cas tenidas en la conservación y res­tauración parciales del antiguo con­vento franciscano de Tecamachalco. La importancia de este hecho se subraya por la escasez de publica­ciones en este campo, dentro de nuestro ámbito.

El desarrollo del trabajo es muestra patente de que se empieza a dejar atrás la etapa romántica de los co­mienzos en este tipo de menesteres. Las muestras materiales de nuestro patrimonio son demasiado valiosas para dejarlas en manos bien inten­cionadas, pero faltas de conocimiento y profesionalismo. Los cinco jóvenes arquitectos autores de este documen­to han debido especializarse necesa­riamente para acometer la tarea de in­vestigar, explorar, consolidar y rein­tegrar este monumento. Y esta espe­cialización, producto de un largo pro­ceso de maduración de lo aprendido en el campo y en el aula, no ha sido

mágica o fácil, e involucra, asimismo, lo que un buen número de individuos e instituciones han aportado desde hace varias décadas.

De esa forma, el auxilio intrumen­tal del libro para el especialista resulta evidente. Habrán seguramente muchos puntos susceptibles de criti­carse; de hecho, de esa crítica justa y ponderada surgirán las nuevas alter­nativas y la superación la profesión, en consecuencia. Pero, por otra par­te, ya no es posible aceptar una crítica sin seftalamiento preciso de opciones reales, aplicables y aplicadas en la práctica; es oportuno recordar que la mejor crítica es aquélla derivada del ejemplo, y en este caso, del ejemplo práctico.

Los contenidos están organizados y presentados de una manera lógica y sencilla: a los antecedentes históricos del inmueble y del asentamiento si­guen los fundamentos teóricos del ha­cer, para proseguir con la exploración arqueológica, el análisis de los dete­rioros presentes en el edificio, las es-

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pecificaciones técnicas propuestas y aplicadas en la detención, previsión y solución final de aquéllos, para finali­zar con los aspectos administrativos de la obra realizada. Es así como -se justifica plenamente el título: teoría y práctica, conjugándose e interactuan­do.

En esta etapa crítica que vive nues­tra sociedad, el descuido del patrimo­nio cultural no es justificable; pero concientes de las restricciones econó­micas a las que no puede escapar, el planteamiento que este trabajo pro­pone, es una alternativa de protección real y de aprovechamiento social de los bienes culturales, en oposición franca a su utilización demagógica.

Sea el lector el mejor juez y benefi­ciario de las experiencias que se rese­f'ían en este libro. •

Coyoacán, D.F. 4 de Agosto 1985.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

RECTOR Dr. Jorge Carpizo SECRETARIO GENERAL Dr. José Narro Robles SECRETARIO GENERAL ADMINISTRATIVO lng. José Manuel Covarrubias SECRETARIO DE LA RECTOR lA Act. Carlos Barros Horcasitas ABOGADO GENERAL Lic. Eduardo Andrade Sánchez DIRECTOR DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Arq. Ernesto Velasco León

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ISSN 0185-8512