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46 Nursing2014 | Volumen 31 | Número 4 Incontinencia urinaria Donna Scemons, PhD, FNP-BC, CNS, CWOCN

Incontinencia urinaria en el adulto

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46 Nursing2014 | Volumen 31 | Número 4

Incontinencia urinaria

Donna Scemons, PhD, FNP-BC, CNS, CWOCN

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LA INCONTINENCIA URINARIA (IU), que es la incapacidad para controlar voluntariamente la eliminación de la orina por parte de un adulto con antecedentes de continencia urinaria, representa un problema importante para las enfermeras, los pacientes, los cuidadores y la comunidad. A pesar de que muchas personas pueden considerar que la IU es un componente normal del envejecimiento o de ciertos estados de salud, realmente solo es normal en los lactantes. En los adultos la IU es un problema angustioso y discapacitante que muchos de los pacientes no comunican a los profesionales asistenciales que les atienden.

En este artículo vamos a revisar la función de la vejiga y a exponer los cuatro tipos principales de IU en el adulto. La valoración de los pacientes y las intervenciones enfermeras que se presentan en este artículo están fundamentadas en el tipo de IU: esfuerzo, tenesmo, mixto y rebosamiento.

¿Por qué es importante la incontinencia urinaria?El National Institutes of Health ha señalado que aproximadamente 20 millones de mujeres y 6 millones de hombres de la población general experimentan algún tipo de IU a lo largo de su vida1. A pesar de que la epidemiología de la IU no ha sido estudiada con tanto detalle en los hombres como lo ha sido en las mujeres, en términos generales, la prevalencia de la IU en las mujeres es aproximadamente el doble que en los hombres2. Solamente el 22% de los hombres con signos y síntomas de IU solicita asistencia respecto a este problema, en comparación con el 45% de las mujeres2.

La IU es mucho más frecuente en las personas que residen en un asilo de ancianos que en las que lo hacen en la comunidad; entre las primeras, la IU tiene una incidencia que oscila entre el 43% y el 77%. En Estados Unidos, el 6-10% de los ingresos en los asilos de ancianos se debe a IU. Las alteraciones cognitivas están relacionadas con un aumento de 1,5 a 3,5 veces en el riesgo de IU, especialmente en las personas más debilitadas1.

La prevalencia de la IU (cualquier tipo de pérdida de orina a lo largo del último año) en las mujeres oscila entre aproximadamente el 25% y el 50%, y este porcentaje aumenta a medida que lo hace la edad. La IU afecta al 30-60% de las mujeres durante el embarazo. En una encuesta de gran envergadura efectuada en Estados Unidos a mujeres que no estaban embarazadas se observó que la IU de grado moderado a intenso (pérdida de más de unas pocas gotas de orina al menos mensualmente) afectaba al 7% de las mujeres de 20 a 39 años de edad y que esta cifra aumentaba gradualmente hasta el 32% en las mujeres de 80 o más años de edad. La frecuencia y el volumen (intensidad) de la IU también se incrementan con la edad1. Alrededor de la mitad de las mujeres afectadas presenta incontinencia de esfuerzo y el segundo grupo más frecuente es el mixto (incontinencia de esfuerzo e incontinencia por tenesmo)1.

Tal como ocurre en las mujeres, las tasas de IU aumentan también con la edad en los hombres. Entre los hombres que residen en la comunidad la prevalencia de IU (definida como al menos un episodio de pérdidas de orina a lo largo de los 12 últimos meses)

aumenta desde el 4,8% en los de 19 a 44 años de edad, hasta el 21,1% en los mayores de 65 años. En los hombres que tienen más de 65 años de edad la prevalencia de la IU diaria es del 2-11%2.

La estimación del tipo de IU en los hombres es difícil debido a que la IU está influida por el tratamiento de las enfermedades prostáticas. La incontinencia urinaria por tenesmo es más frecuente en los hombres que en las mujeres, pero la incontinencia mixta es relativamente infrecuente en los hombres. En comparación con los hombres que no presentan IU, los que sufren incontinencia por tenesmo tienen más posibilidades de presentar depresión y de cambiar sus actividades (p. ej., trabajar menos horas, cambiar de trabajo o jubilarse anticipadamente)2.

Se ha estimado que los costes directos e indirectos de la IU son de aproximadamente 20.000 millones de dólares anuales, con una proyección del incremento del 35% a lo largo de los próximos 10 años3. Estas cifras, fundamentadas en estimaciones imprecisas de la prevalencia, son mayores que los costes conocidos en relación con los pacientes que sufren artrosis, neumonía, gripe o cáncer de mama3.

Si consideramos las elevadas cifras de la incidencia, la prevalencia y los costes estimados de la IU, las enfermeras de todos los niveles de cuidados están obligadas profesionalmente a desarrollar las capacidades de valoración y evaluación, así como de planes individualizados de cuidados, en los pacientes que presentan riesgo de IU o que ya sufren este problema. Para facilitar la planificación individual de los cuidados a través del proceso del

en el adulto

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razonamiento crítico, las enfermeras deben revisar la función vesical y los factores de riesgo para la IU. (Véase el cuadro ¿Quiénes presentan riesgo de incontinencia urinaria?)

Función de la vejigaLas funciones de la vejiga son el almacenamiento y, después, la eliminación de la orina. El control de estas funciones implica al sistema nervioso autónomo, que es involuntario, y al sistema nervioso somático, que es voluntario. El sistema nervioso parasimpático facilita el vaciamiento de la vejiga al inducir la aparición de contracciones musculares en la pared vesical relajando al mismo tiempo

el esfínter interno. El sistema nervioso simpático facilita el relleno de la vejiga a través de la relajación del músculo liso de su pared y de la contracción del esfínter interno. El control voluntario de la micción y de la continencia es tarea de los músculos estriados localizados en el esfínter externo y en el suelo de la pelvis. Estos músculos están inervados por el sistema nervioso simpático4,5. (Véase el cuadro Los sistemas genitourinarios masculino y femenino.)

La micción es la eliminación de orina y tiene lugar cuando el músculo detrusor se contrae para expulsar la orina existente en el interior de la vejiga. (Véase el cuadro Estructura de la vejiga.) El músculo detrusor

se continúa en el cuello vesical en forma de una estructura muscular circular que en ocasiones se denomina esfínter uretral interno. El esfínter uretral interno se extiende en dirección oblicua por debajo de la uretra proximal y forma la uretra posterior en el hombre y la uretra completa en la mujer. Cuando la vejiga se relaja estos músculos se contraen y actúan como un esfínter o como una válvula de cierre. Este esfínter se abre cuando se contrae el músculo detrusor, lo que modifica la configuración de la vejiga. La uretra femenina tiene una longitud de 2,5-3,5 cm y, por tanto, es más corta que la uretra masculina, que mide entre 16,5 y 18,5 cm. La uretra de la mujer suele ser menos resistente al flujo de orina que la del hombre5.

El esfínter externo es otro músculo circular constituido por fibras musculares estriadas que rodean la uretra distal hasta la base vesical. Este esfínter puede interrumpir la micción ya iniciada y mantener la continencia incluso en una situación en la que la presión intravesical es superior a la normal. Finalmente, los músculos esqueléticos del suelo pélvico soportan la vejiga y mantienen la continencia6.

La micción es un ciclo en dos fases: la fase de relleno vesical y almacenamiento de la orina, y la fase de vaciamiento vesical. Los adultos que presentan continencia normalmente tienen un control voluntario respecto al momento y el lugar en el que se produce la micción, incluida la capacidad de interrumpir e iniciar el flujo de orina, así como de incrementar y disminuir el volumen de dicho flujo. La función vesical normal requiere la coordinación entre los componentes sensitivo y motor de los sistemas nerviosos autonómico (involuntario) y somático (voluntario)5.

Efectos del envejecimientoLa prevalencia de la IU aumenta con la edad1. A pesar de que la capacidad de la vejiga es de aproximadamente 300-500 ml, se produce una sensación de urgencia para la micción (tenesmo) cuando la vejiga contiene aproximadamente 150-300 ml de orina6. El envejecimiento introduce frecuentemente algunos cambios vesicales como la disminución de la capacidad y la elasticidad de la vejiga, el incremento de las contracciones espontáneas del músculo detrusor y la disminución de la capacidad de retrasar la micción, lo que lleva a una realización más frecuente de la propia micción. La disminución de la fuerza del músculo detrusor

¿Quiénes presentan riesgo de incontinencia urinaria1,2,16-18

Categoría Personas con riesgo máximo

Según el sexo Las mujeres muestran un riesgo mayor que los hombres, especialmente las que:

Han tenido hijos, sobre todo si el primer hijo lo tuvieron después de los 30 años de edad Han tenido hijos por vía vaginal, especialmente los partos asociados a prolapso pélvico*

Practican ejercicios con nivel elevado de impacto, que dan lugar a pérdidas de orina mayores Han sido intervenidas mediante histerectomía Han experimentado dos o más infecciones del tracto urinario a lo largo de los 12 últimos meses

Los hombres que presentan problemas prostáticos, especialmente los que tienen antecedentes de cirugía o radioterapia sobre la próstata

Edad Mujeres de 65 o más años de edad Hombres de 60 o más años de edad El riesgo aumenta con la edad

Problemas neurológicos Accidente cerebrovascular Enfermedad de Parkinson Enfermedad de Alzheimer Lesión de la médula espinal Esclerosis múltiple Herniación discal Hidrocefalia con presión normal

Otras enfermedades Diabetes mellitus Obesidad Tos crónica (bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, tabaquismo) Tabaquismo actual o previo con consumo de más de un paquete de cigarrillos al día Insuficiencia cardíaca Diabetes insípida Ciertos tumores malignos como el cáncer uretral

Factores potencialmente reversibles

Retención de heces Consumo de alcohol o cafeína Medicamentos como diuréticos del asa, anticonceptivos orales y anticolinérgicos

*No se ha demostrado que la cesárea o la episiotomía reduzcan la incidencia de incontinencia urinaria.

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Los sistemas genitourinarios masculino y femenino

Sistema genitourinario femenino (sección transversal)

da lugar a un vaciamiento vesical incompleto al tiempo que la disminución de la presión de cierre de la uretra puede ser causa de goteo o pérdidas de orina6,7.

Tipos principales de incontinencia urinariaLos cuatro tipos principales de IU son los de esfuerzo, tenesmo, mixto y rebosamiento.

La incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) se describe como una pérdida involuntaria de orina que tiene lugar durante la realización de actividades como reírse, toser, estornudar, levantar pesos o subir escaleras. A pesar de que la IUE es más frecuente en las mujeres posmenopáusicas, las mujeres jóvenes también pueden experimentarla al realizar ejercicios aerobios o correr, y también durante la semana anterior a la menstruación. La IUE premenstrual puede depender de la disminución de las concentraciones de estrógenos, que da lugar a una reducción de la presión del músculo uretral8.

La etiología subyacente a la IUE es la movilidad uretral excesiva en una situación en la que falla el soporte muscular normal en la unión uretrovesical. Las causas de la movilidad uretral excesiva en las mujeres son el parto por vía vaginal, la cirugía vaginal, las concentraciones insuficientes de estrógenos, la radioterapia sobre la pelvis, los traumatismos, ciertos trastornos neurógenos y la edad avanzada9.

La deficiencia intrínseca del esfínter es una causa menos frecuente de la IUE en las mujeres, pero debe considerarse siempre que una paciente experimenta pérdidas de orina. La deficiencia del esfínter se observa más a menudo asociada a envejecimiento, concentraciones insuficientes de estrógenos, radioterapia, meningomielocele, antecedentes de cirugía vaginal, lesiones de la médula espinal sacra o traumatismos9.

En el caso de los hombres, la IUE puede ser debida al antecedente de prostatectomía en casos en los que durante la intervención se produce una lesión de los nervios o los músculos del esfínter uretral, o cuando tiene lugar la formación de tejido cicatrizal en el postoperatorio. En estas situaciones los hombres presentan pérdidas de orina con la tos, los estornudos, los esfuerzos y otras actividades que incrementan la presión intraabdominal9,10.

La incontinencia urinaria por tenesmo se describe como una pérdida involuntaria de orina asociada a una sensación intensa

y súbita de ocupación de la vejiga (vejiga llena) y de dificultades para posponer la micción. Las pérdidas de orina van desde unas pocas gotas hasta una cantidad suficiente como para empapar completamente la ropa interior11. A pesar de que no se han definido con detalle la etiología ni la patogenia de este problema,

sabemos que el músculo detrusor responde con una hiperactividad involuntaria durante la fase de relleno6.

La incontinencia urinaria mixta se diagnostica cuando aparecen simultáneamente síntomas de IUE y de incontinencia por tenesmo. Entre las mujeres de mediana y avanzada edad la

Sistema genitourinario masculino (sección transversal)

Uréter (retroperitoneal)

Ovario y trompa de Falopio

Útero

Vejiga

Uretra

Meato externo

Vagina

Recto

Meatoexterno

Uretra peneana

Próstata

Trígono

Vejiga

Uretra prostática

Conducto deferente (retroperitoneal)

Uréter (retroperitoneal)

Recto

Orificio uretral

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Estructura de la vejiga5

Se puede observar el aplanamiento de las células epiteliales cuando la vejiga está ocupada por orina y la pared distendida.

incontinencia urinaria mixta es la forma más frecuente de IU. Los pacientes tienen antecedentes de pérdidas de orina durante las actividades que incrementan la presión intraabdominal, así como una intensa sensación de tenesmo al mismo tiempo6.

El objetivo del tratamiento suele estar fundamentado en la sintomatología que el paciente considera es más importante. Las intervenciones terapéuticas de carácter conservador son las que se deben aplicar en primer lugar; cuando no se consigue con dichas intervenciones una resolución adecuada de los síntomas tras su aplicación durante un período específico de tiempo, se pueden contemplar otras estrategias terapéuticas menos conservadoras, como la cirugía.

La incontinencia por rebosamiento es un cuadro de pérdidas o goteo de orina involuntarios que tiene lugar en una

situación de vaciamiento incompleto de la vejiga11. La incontinencia por rebosamiento afecta a las personas que presentan vejiga atónica o sobredistendida, obstrucción uretral o disinergia del esfínter detrusor12. La disinergia del esfínter detrusor tiene lugar cuando el esfínter uretral externo se contrae al mismo tiempo que el músculo detrusor, lo que da lugar a una obstrucción del flujo de la orina, tal como ocurre en los pacientes con vejiga neurógena13.

Los signos y los síntomas son sensibilidad dolorosa a la palpación de la zona suprapúbica; sensación frecuente de tenesmo vesical (especialmente por las noches); vaciamiento incompleto de la vejiga; eliminación de un chorro de orina que comienza y después se interrumpe, o bien que es débil y lento; nicturia; goteo, y una sensación de ocupación completa de la vejiga.

Tipos de tratamientoA continuación se exponen algunos de los métodos más recientes que se han introducido para el tratamiento de la IU.

Los métodos de biorretroactivación (biofeedback) utilizan elementos de medida para ayudar a los pacientes a ser más conscientes del funcionamiento de su cuerpo. A través del uso de dispositivos electrónicos o de diarios para determinar el momento en el que se produce la contracción de la vejiga y de los músculos de la uretra, el paciente puede conseguir el control de dichos músculos. Los métodos de biorretroactivación pueden complementar a los ejercicios con la musculatura pélvica y a la estimulación eléctrica con el objetivo de reducir la incontinencia de esfuerzo y por tenesmo8,14.

La neuromodulación, o estimulación de los nervios que alcanzan la vejiga desde la médula espinal, puede ser eficaz en algunos pacientes que presentan incontinencia por tenesmo y que no responden a los tratamientos comportamentales ni a los medicamentos. El médico aplica un estimulador externo para determinar si la neuromodulación tiene utilidad en su paciente; cuando los signos y los síntomas se reducen en un 50%, a continuación el cirujano lleva a cabo la implantación del dispositivo. A pesar de que la neuromodulación puede ser eficaz, no lo es en todos los pacientes. Este tratamiento es caro y requiere una intervención quirúrgica, así como posiblemente una cirugía de revisión futura para la sustitución del dispositivo8.

Dispositivos vaginales frente a la incontinencia de esfuerzo. La debilidad de los músculos pélvicos puede causar incontinencia de esfuerzo. El pesario es un anillo rígido que introduce un profesional asistencial en el interior de la vagina, donde comprime la pared vaginal y la uretra adyacente. Este incremento de la presión tiene utilidad para recolocar la uretra, lo que reduce las pérdidas por tenesmo. La enfermera debe enseñar a las pacientes que utilizan un pesario a mantenerse vigilantes por la posibilidad de aparición de infecciones vaginales y del tracto urinario, al tiempo que tiene que recomendarles que acudan regularmente a su médico8.

Inyecciones como tratamiento de la incontinencia de esfuerzo. Existen diversos agentes volumétricos (bulking agents), como el colágeno y las esferas de carbono, que pueden inyectarse en la

Epitelio cuando la vejiga está vacía

Epitelio cuando la vejiga está llena

Músculo detrusor

Esfínter interno

Esfínter externo

Uréteres

Trígono

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proximidad del esfínter urinario. El agente volumétrico se inyecta en los tejidos que rodean el cuello vesical y la uretra para incrementar su grosor, así como en la proximidad de la apertura vesical para reducir la incontinencia de esfuerzo. Antes de la inyección se debe realizar una prueba cutánea para determinar que no existe alergia frente al material. Con el paso del tiempo, el organismo puede eliminar lentamente ciertos agentes volumétricos, de manera que es necesario repetir las inyecciones. Los científicos están evaluando agentes nuevos, incluyendo las células musculares propias, para comprobar si pueden tener efectividad en el tratamiento de la incontinencia de esfuerzo8.

Cirugía frente a la incontinencia de esfuerzo. En algunas mujeres la vejiga se puede desplazar hacia una posición distinta de la normal, especialmente tras el parto. Los cirujanos han desarrollado técnicas para conseguir que la vejiga vuelva a su localización normal8.

La suspensión retropúbica utiliza suturas para sujetar el cuello de la vejiga. En el procedimiento de Burch, que es el que se lleva a cabo con mayor frecuencia, el cirujano efectúa una incisión en el abdomen varios centímetros por debajo del ombligo y después aplica suturas en los resistentes ligamentos que hay en la pelvis para soportar el esfínter uretral. Este procedimiento se suele llevar a cabo coincidiendo con algún otro procedimiento quirúrgico abdominal, como la histerectomía8.

Los procedimientos que utilizan un cabestrillo (sling) se llevan a cabo a través de una incisión vaginal. El cabestrillo puede estar constituido por tejido natural o por un material artificial. El procedimiento tradicional de cabestrillo utiliza una banda de la fascia de la paciente para rodear el cuello de la vejiga. El cirujano une los extremos de cabestrillo al hueso del pubis o a la parte anterior del abdomen, inmediatamente por encima del pubis8.

Los cabestrillos en la parte media de la uretra se utilizan en los procedimientos más recientes que se pueden llevar a cabo de manera ambulatoria. Estos procedimientos utilizan materiales sintéticos de malla que el cirujano coloca en la parte media de la uretra. Los dos tipos generales de cabestrillo uretral medio son el cabestrillo retropúbico (tal como la cinta transvaginal) y el cabestrillo transobturador. El cirujano

realiza incisiones pequeñas por detrás del pubis o a los lados de la abertura vaginal, así como una pequeña incisión en la vagina. Después, utiliza agujas con diseño especial para colocar una cinta sintética bajo la uretra. Más adelante, tira de los extremos de la cinta a través de las incisiones y los ajusta

para que la cinta proporcione el soporte necesario a la uretra8.

En las pacientes con prolapso pélvico el cirujano puede recomendar un procedimiento antiincontinencia durante el procedimiento necesario para la reparación del prolapso o, en otros casos, coincidiendo con la histerectomía8.

Ejercicios de Kegel: consejos para las pacientes

¿Qué son los ejercicios de Kegel?

Para realizar los ejercicios de Kegel es necesario contraer los músculos del suelo pélvico. La parte de nuestro cuerpo que incluye los huesos de la cadera es la zona pélvica. En la parte más profunda de la pelvis hay varias capas de músculo que se localizan entre las piernas. Estos músculos se insertan en las partes anterior, posterior y laterales de la pelvis.

Los ejercicios de Kegel están diseñados para reforzar los músculos del suelo pélvico. Estos músculos son los que sostienen la vejiga y evitan la aparición de pérdidas de orina. El refuerzo de la musculatura pélvica a través de los ejercicios de Kegel puede tener utilidad para el control de la vejiga.

¿Cómo ejercita usted sus músculos pélvicos?

Localizar los músculos adecuados. Pruebe algunos de los métodos siguientes para localizar los músculos que debe contraer.

Imagine que usted está intentando evitar la expulsión de gas intestinal a través del ano. Contraiga los músculos que utilizaría en esa situación. Si percibe una sensación de «estiramiento», está contrayendo los músculos apropiados. Imagine que está sentada sobre una canica y que quiere coger la canica con la vagina. Imagínese «succionando» la canica hacia su vagina. Colóquese en posición decúbito supino e introduzca un dedo en el interior de su vagina. Efectúe una compresión con el dedo como si estuviera intentando detener la salida de orina. Si percibe una sensación de tirantez en la yema del dedo, está contrayendo los músculos pélvicos apropiados.

Deje que su médico, su enfermera o su fisioterapeuta le ayuden. Muchas personas tienen problemas para localizar los músculos apropiados. Su médico, su enfermera o su fisioterapeuta pueden ayudarle a realizar correctamente los ejercicios. Usted también puede hacer los ejercicios utilizando pesas especiales o métodos de biorretroactivación. Pregunte a su equipo de cuidados respecto a estos elementos de ayuda para hacer los ejercicios.

No contraiga otros músculos al mismo tiempo. Tenga cuidado para no contraer el estómago, las piernas ni otros músculos. La contracción de los músculos inadecuados puede incrementar la presión sobre los músculos que controlan la vejiga. Contraiga solamente los músculos de la pelvis y no mantenga la respiración.

Repita los ejercicios, pero no los haga de manera excesiva. Al principio, localice una habitación tranquila para practicar (p. ej., el baño o el dormitorio), de manera que pueda concentrarse. Túmbese en el suelo. Contraiga los músculos de la pelvis y manténgalos contraídos mientras cuenta tres. Después, relájese mientras cuenta tres. Repita el ejercicio 10 a 15 veces y utilice un diario de ejercicios para hacer un seguimiento de sus sesiones.

Haga los ejercicios pélvicos al menos tres veces al día. Cada día utilice tres posiciones: en decúbito supino, sentada y en bipedestación. Puede hacer los ejercicios mientras está tumbada en el suelo, sentada en una silla o de pie en la cocina. La realización de los ejercicios en estas tres posturas hace que los músculos sean más fuertes.

Tenga paciencia. No abandone los ejercicios. Son tan solo 5 minutos, tres veces al día. Usted puede sentir que no mejora el control de su vejiga hasta que no han transcurrido 3-6 meses. No obstante, la mayor parte de las mujeres nota una mejoría al cabo de unas pocas semanas.

Fuente: http://kidney.niddk.nih.gov/kudiseases/pubs/bcw_ez/insertC.aspx

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Intervenciones enfermeras frente a la incontinencia urinariaPara planificar los cuidados individualizados hay que comenzar con la historia clínica del paciente, incluida su sintomatología urinaria. La evaluación de la IU se debe iniciar con las preguntas siguientes:

¿Presenta usted pérdidas involuntarias de orina?

¿Durante cuánto tiempo lleva usted experimentando pérdidas de orina?

¿En qué momentos presenta usted las pérdidas de orina?

¿Qué cantidad de orina pierde usted? ¿Qué hace usted habitualmente cuando

presenta pérdidas de orina?15

Las respuestas de los pacientes pueden ofrecer una información preliminar suficiente como para formular un plan enfermero que incluya la educación del paciente, los ejercicios y una posible remisión del paciente a otro profesional asistencial.

Al paciente también se le debe pedir que complete una micción al día durante unos pocos días, una medida que puede tener utilidad para determinar con mayor precisión los patrones de la frecuencia y el volumen de la micción, así como los factores precipitantes. La educación del paciente debe incluir la mejora del control de la glucemia, el tratamiento del estreñimiento, la evitación del consumo de ciertas bebidas (por ejemplo, alcohol y cafeína) y el consumo de los diuréticos en el momento más adecuado

de cada día con el objetivo de minimizar las interrupciones de las actividades importantes, tal como el sueño.

Si el paciente presenta signos y síntomas como polaquiuria, disuria y tenesmo vesical que puedan sugerir una infección del tracto urinario, la enfermera debe obtener muestras para el análisis y el cultivo de la orina, y para la realización del antibiograma, según lo indicado.

Cuando se sospecha una IUE, o bien los signos y los síntomas de la IUE son los más preocupantes, la enfermera inicia la educación de la musculatura del suelo pélvico en lo que más a menudo se conoce como ejercicios de Kegel. (Véase el cuadro Ejercicios de Kegel: consejos para las pacientes.)

En función del tipo de IU, las enfermeras pueden colaborar con otros miembros del equipo asistencial para aplicar tratamientos adicionales8. Otras actividades enfermeras para potenciar la continencia urinaria son las siguientes:

Mantenimiento de una hidratación adecuada en el paciente: adoptar las precauciones necesarias para que el paciente no intente controlar la incontinencia a través de la deshidratación.

Ayuda con los planes para la disminución del peso corporal.

Evitación del uso de catéteres urinarios permanentes a menos que estén claramente indicados; retirar dichos catéteres lo antes posible desde el momento en que ya no son necesarios.

Modificación del entorno para facilitar la continencia urinaria; por ejemplo, utilizando ropa con cierre o cierres de gancho para su retirada más sencilla, acercando al paciente a los aseos y proporcionándole dispositivos para la ambulación tal como bastones o andadores.

Uso apropiado de productos y ropa interior absorbentes.

Muchas de estas estrategias requieren que la enfermera eduque a los demás miembros del equipo asistencial. (Véase el cuadro Búsqueda de más recursos.)

Un papel claveLas enfermeras desempeñan un papel clave en el control de la IU como clínicas, educadoras y colaboradoras. Las enfermeras de todos los contextos pueden promocionar la continencia urinaria a través de la provisión de una educación continuada y

de unos cuidados excelentes a todos los pacientes que la sufren o que presentan riesgos de padecerla. ■

BIBLIOGRAFÍA

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Donna Scemons es profesora adjunta y coordinadora del programa de enfermería de familia en el College of Health and Human Services at California State University, Los Angeles.

La autora declara que forma parte del departamento de conferenciantes de ConvaTec.

Búsqueda de más recursos

Observatorio de la incontinencia. http://www.observatoriodelaincontinencia.es

International Continence Society http://www.ics.org

National Association for Continence http://www.nafc.org

The Simon Foundation for Continence http://www. simonfoundation.org

Urology Care Foundation of the American Urological Association http://www.urologyhealth.org