Revista de Historia Naval Nº45. Año 1994

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    HISTORI N V L

    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJO RECFOR:Presidente:Vicepresidentey Director:

    Redaccin, Difusin yDistribucin:

    Administracin:

    Director del Instituto de Historia y Cultura Naval, Jos IgnacioGonzlez-Aher Hierro, contralmirante.Jos Cervera Pery, coronel auditor. Periodista.Juan Antonio Viscasillas Rodrguez-Toubes. Secretario General delInstituto de Historia y Cultura Naval; Manuel Martnez Cerro, Jefedel Departamento de Cultura del Instituto de Historia y CulturaNaval; Hugo ODonnell y Duque de Estrada, de la Comisin Espaola de Historia Martima.

    Isabel Hernndez Sanz, Paloma Moreno de Alborn, Ana Berenguer Berenguer.Ovidio Garca Ramos, comandante de Intendencia de la Armada,Mara del Carmen Mrida Guerrero.

    DIRECCIN Y ADMINISTRACIN:Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1, i.a plta.28071 Madrid (Espaa).

    EDICIN DEL MINISTERIO DE DEFENSAIMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: segundo trimestre 1994.Precio del ejemplar suelto: 650 ptas.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.600 ptas.Resto del mundo: 30 $ USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 076-94-043-X.Printed in Spain.

    Vocales:

    CUBIERTA: Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.

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    SUMARIOPgs.

    NOTA EDITORIAL . 5La contribucin de los marinos ilustrados del siglo xviii alprogresode las ciencias sociales, por Gregorio Valdelvira Gonzlez .... 7Las islas de Tidore y Ternate en el recuerdo histrico espaol,por Leopoldo Stampa21Cambios substanciales en el concepto de la guerra durante el siglo xvi, por Fderico Fernando de Bordej Morencos41El bastn del Marqus de la Victoria. Un smbolo histrico que se

    perpeta, por Hugo ODonnell y Duque de Estrada67La historia vivida, por Alicia Dauvin del Solar79Documento81La Historia Martima en el mundo83Noticias Generales85Recensiones93

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    NOTA EDITORIALAlcanza hoy la REVISTA DE HISTORIA NAVAL su cuarenta y cinco singladura, y ya este mismo hecho supone un poderoso estmulo para seguir avante.No ignoramos que queda mucho camino por recorrer y que los afanes desuperacin no deben hacernos ignorar con visin realista las dificultades que

    surgen de un nmero a otro.Abre el presente un importante estudio del profesor Gregorio Valdevirasobre la contribucin de los marinos ilustrados del siglo XVIII al progreso delas ciencias sociales, para continuar con un sugestivo trabajo que el entoncesembajador de Espaa en Indonesia, Leopoldo Stampa, realiz con motivode la ltima visita del Juan Sebastin de Elcano a las lejanas Molucas. El contralmirante Bordej, bien conocido de los lectores de la REVISTA, ofrece suensayo de los cambios sustanciales en el concepto de la guerra durante elsiglo XVI, y Hugo ODonnell cierra esta primera parte con el recuerdo del bastn del Marqus de la Victoria, un smbolo histrico que se perpeta.La historia vivida es un nuevo espacio que nos acompaar en sucesivasandaduras y junto a l se ofrecen los habituales espacios de Documento, Noticias Generales y la Historia Martima del Mundo, reflejos de la panormicaactual del acontecer histrico, cerrando el nmero las Recensiones y reseasde los libros de la temtica naval en su aspecto historiogrfico.La REVISTA DE HISTORIA NAVAL est nuevamente con todos. Con nuevosnimos, y los propsitos de continuar con la tarea emprendida. Como siempre sus lectores constituyen para ello nuestro mejor soporte.

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    LA CONTRIBUCIN DE LOSMARINOS ILUSTRADOS DELSIGLO XVIII AL PROGRESO DELAS CIENCIAS SOCIALES

    Gregorio VALDELVIRA GONZLEZCatedrtico de InstitutoDoctor en Historia

    La situacin de la Marina de Guerra espaola, a finales del siglo xvii, nopoda ser ms descorazonadora. Los contingentes humanos y materiales sehaban reducido al mnimo. Las escuadras se alquilaban a Inglaterra y Holanda, a pesar de la necesidad de defender los convoyes entre Espaa y Amrica(1). Los mandos no tenan la formacin que los nuevos tiempos exigan.Durante el remado de Carlos II se abordaron una serie de reformas quesentaron las bases del relanzamiento econmico del siglo XVIII. Tambin respecto a la Marina y el Ejrcito se tom conciencia de la necesidad de reformas. Pero fue ya bajo los Borbones cuando se realizaron las transformacionesque modernizaron la Armada espaola.Con el impulso a la construccin naval y las reformas emprendidas porPatio y el Marqus de la Ensenada, Espaa volvi a contar con una Armadafuerte.Los cambios habidos en la ciencia y en la tcnica determinaron cambiostcticos importantes. La preparacin cientfica de los militares se convirti enimprescindible, especialmente en la Marina. La guerra en el mar se convertacada vez ms en una ciencia precisa, objeto de estudio (2).Los marinos se transformaron en constructores de barcos, cartgrafos,matemticos, astrnomos. Al mismo tiempo efectuaban estudios sociolgicos, antropolgicos, de minera, etc., sobre todo, en tierras americanas.Esta multiplicidad de funciones conllevaba la necesidad de crear centros,escuelas y academias para la formacin de oficiales, bien organizadas, conmedios adecuados y profesores escogidos. La primera academia con unaenseanza reglamentada, creada con el fin de erigirse en la nica va deacceso al Cuerpo de oficiales, fue la Compaa de Guardias Marinas deCdiz, fundada en 1717. En 1777 se fundaran las de los otros dos Departamentos martimos, El Ferrol y Cartagena (3).

    (1) Gonzalo Anes, E/Antiguo Rgimen: Los Borbones. 2.aedicin, vol. IV de Historia deEspaa Alfaguara, dirigida por Miguel Artola, Madrid, Alianza, 1976, pp. 337-340.(2) Vase Pedro Franco Salazar, Restauracin poltica, econmica y militar, Madrid,Imprenta de Sancha, 1812, pp. 290, 298, 332 y 334-5.(3) Serafn M. de Sotto (conde de Clonard), Memoria histrica de las Escuelas Militaresde Espaa, Madrid, Imp. Gmez Coln y Ca., 1847. pp. 161-168.Ao 1994

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    G VALDELVIRA GONZLEZLos mejores tcnicos y cientficos del sigloXVIII no se formaron en las Universidades, reacias a la recepcin de nuevas ideas, sino en las instituciones

    militares, entre las que descuella el Colegio de Guardias Marinas de Cdiz.Los marinos desempearon un papel de primer orden en la recuperacincientfica y cultural de Espaa.Aun destacando slo lo ms sobresaliente, es necesario significar queJorge Juan introdujo definitivamente el heliocentrismo y la fsica newtoniana; fue el primer espaol en utilizar el clculo infinitesimal; fund el Observatorio Astronmico de Cdiz; particip junto con Antonio de Ulloa, cuandoan eran cadetes, en la expedicin para medir la longitud de un grado demeridiano en el ecuador. Antonio de Ulloa divulg en Espaa los primerosconocimientos de electricidad adquiridos en Londres, descubri y describicientficamente el platino, hizo visible con el microscopio la circulacin de lasangre en la cola de los peces, fund el primer museo de Ciencias Naturalesy el primer laboratorio metalrgico. Godin explicaba en Cdiz el clculo diferencial, antes de que se introdujera en centros civiles (4).Ciscar dirigi la comisin espaola que asisti a las reuniones en Parspara estudiar e instaurar el sistema mtrico decimal.Las tablas de navegacin de Mendoza y Ros, Luyando y Ciscar establecan mtodos exactos originales y sencillos; su consulta y uso se extendi portoda Europa.Gaztaeta, Jorge Juan y Churruca perfeccionaron las tcnicas deconstruccin de barcos. La obra de Jorge Juan, Examen martimo, sobreconstruccin naval, fue extraordinariamente elogiada en el extranjero; fuetraducida a los principales idiomas europeos, en los que se hicieron numerosas ediciones.Se comision a marinos para que estudiasen, aprendiesen y espiasennuevas tcnicas en pases europeos y las aplicasen en Espaa. Oficiales de laArmada dirigieron y participaron en expediciones cientficas y propagaronlos adelantos del siglo.

    El profesor Capel no duda en afirmar que la Armada se convirti en elms importante vivero cientfico de este siglo (5).Sorprende el nmero tan alto de marinos ilustrados, la variedad y cantidad de materias que tratan y la profundidad con que las abordan.Este trabajo no analiza su contribucin a las ciencias exactas, a la cienciamilitar, a las actividades polticas o blicas. Se limita a estudiar la aportacina las ciencias sociales. La Armada proporciona un nmero significativo deestudiosos de las ciencias humanas. Buen nmero de marinos perteneca a lasAcademias ms prestigiosas de Espaa y de Europa y fueron miembros acti(4) Vanse, Juan Vernet, Historia de la ciencia espaola, Madrid, Instituto de Espaa,1975, pp. 134 y ss.; Antonio Ferrer del Ro, Historia del reinado de Carlos III en Espaa,Madrid, Imp. de Matute y Compagni, 1856, pp. 482 y ss.(5) Horacio Capel. Geografa y matemticas en la Espaa del siglo xviii, Barcelona,Oikos-tau, 1982, p. 112.

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    LA CONTRIBUCIN DE LOS MARiNOS ILUSTRADOS DEL SIGLO XVIII AL...vos de las instituciones ms representativas de las luces del siglo XVIII, lasSociedades Econmicas de Amigos del Pas.Algunas de las disciplinas humansticas en las que destacan los marinos seencuentran ciertamente alejadas de la formacin que reciban y de su quehacer diario. Ello se debe a que an no estaba completamente reglada la espe-.cializacin acadmica. Durante la Ilustracin an perdura la formacin y elsaber polifactico renacentista; en muchos casos, la formacin es autodidacta. Por ello, adems de matemticos, astrnomos, etc., consecuencia de estudios directamente relacionados con su rofesin, encontramos en la Armadahistoriadores, gegrafos y economistas.Los marinos ilustradosy la investigacinhistrica

    La historia mderna es en gran parte una creacin de la Ilustracin. Hastaentonces, la historia tena mucho de mito y se basaba casi exclusivamente entextos literarios, sin someterlos al tamiz de la crtica.A partir de este siglo la historia se basar en documentos y estos sernsometidos a una severa crtica. Los historiadores rastrearn archivos, acumularn documentos, los descifrarn con espritu crtico y erudito. Las fuentessern variadas: textos escritos, monedas, piedras. Para esta labor ser necesaria una gran erudicin y el trabajo de varias generaciones (6).Martn Fernndez de Navarrete es autor de una obra histrica monumental. Sus escritos constituyen una de las piedras angulares de la historia de lanavegacin y de los grandes navegantes espaoles desde los albores de laEdad Media hasta finales del siglo xviii.Naci en Avalos (La Rioja) en 1765. Estudi en el Real Seminario de Vergara, fundado por la Sociedad Vascongada de Amigos del Pas. En 1780ingres como guardia marina en la Academia de El Ferrol. Particip en elsitio de Gibraltar de 1782.En 1789 se le encomend la direccin de una comisin para examinar losdocumentos y manuscritos de los archivos y bibliotecas espaolas con el fin decrear un archivo martimo. Descubri documentos muy valiosos, como lasrelaciones del primer y del tercer viaje de Coln.Abandon esta labor para integrarse al servicio activo con motivo de laguerra contra Francia entre 1793 y 1796. Renunci a todos sus cargos para notener que prestar juramento a Jos Bonaparte.Perteneci a la Real Academia Espaola y a la Academia de Bellas Artesde San Fernando y fue presidente de la Academia de la Historia.La citada comisin, creada por la Real Orden de 15 de octubre de 1789,reconoci los archivos y bibliotecas del reino, generales y particulares, y reuni copias exactas de los documentos, con la idea de formar un museo y unabiblioteca pblica de Marina en el Departamento Martimo de Cdiz, donde

    (6) Vase Paul Hazard, La crisis de la conciencia europea (1680-17/5), 3. edic., Madrid,edic. Pegaso, 1975, pp. 34 y 43.Ao 1994

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    G. VALDELVIRA GONZLEZse reuniran tambin mquinas e instrumentos de navegacin y todos losmanuscritos histricos y cientficos de esta profesin.

    Fruto de ste y otros trabajos, caractersticos del afn ilustrado de examinar archivos y documentar crticamente la historia, con fuentes fidedignas,son las obras Documentos inditos para la historia de Espaa y Bibliotecamartima espaola.La primera consta de ciento doce volmenes de documentos, muchos delos cuales dorman sepultados por capas de polvo en los archivos; para estainmensa obra cont con la colaboracin de Miguel Salv y Pedro Sinz deBaranda. El objetivo era reunir una coleccin de documentos indispensablespara escribir la Historia de Espaa.El coleccionismo de documentos haba comenzado durante los reinadosde Carlos 1 y Felipe II, que organizaron comisiones y destinaron importantesfondos para reunir manuscritos. Uno de los fines de la Academia de la Historia, fundada por Felipe V, era ocuparse en la incesante adquisicin de materiales histricos, especialmente originales, y obras inditas (7). Fernando VItambin cre una comisin bajo la direccin del erudito y sabio P. Burriel,que logr reunir una importante coleccin que fue depositada en la BibliotecaNacional. En los dos reinados posteriores, eruditos como Abella, Traggia,Velzquez, Muoz, Sanz, Vargas, Vargas Ponce, Villanueva y otros, formaroncolecciones de documentos que enriquecieron diversos archivos y bibliotecas.El proyecto de publicacin de esos documentos fue una idea que no pudieron llevar a cabo Campomanes, Jovellanos y otros acadmicos, a pesar de queseleccionaron muchos escritos e hicieron extractos de otros.Todos estos materiales histricos y otros originales constituyen la base delos documentos, hasta entonces inditos, seleccionados por los tres acadmicos para alumbrar esta magna obra, fuente indispensable paralos historiadores.Biblioteca martima espaola es una compilacin erudita que consta dedos volmenes. Se trata del anlisis de la bibliografa correspondiente a lasciencias martimas, fruto de su instruccin reconocida, la rectitud de su juicio y la elegancia de supluma (8).La obra fue concebida mientras realizaba los trabajos de la comisin recopiladora de documentos. Durante los mismos, Navarrete fue formando unextenso catlogo de obras y escritos de marina. El libro da a conocer los escritores martimos de Espaa y analiza sus obras. Pone de relieve lbs nombresde los aplicados gegrafos y astrnomos, que con atinadas observaciones yjuiciosa doctrina facilitaron el paso a nuestros antiguos marinos para susextensos viajes y descubrimientos (9). Da testimonio de los cimientos de las(7) Martn Fernndez de Navarrete, Miguel Salv y Pedro Sinz de Baranda, Documentosinditos para la Historia de Espaa, Madrid, Imp. de la viuda de Calero, 1842-95. 112 volmenes, Prlogo sin paginar.(8) M. Fernndez de Navarrete, Biblioteca martima espaola, Madrid. viuda de Calero,1851.2vols.,vol. I,p. X.(9) Ibdem, p. XII.

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    LA CONTRIBUCIN DE LOS MARINOS LUSTRADOS DEL SIGLO XVII AL...ciencias nuticas y de cmo (

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    G. VALDELVIRA GONZLEZcas, descubrimientos geogrficos, innovaciones y progresos en el arte denavegar. Muchos hechos de estos ilustres marinos habran quedado en elolvido si Fernndez de Navarrete no hubiese encontrado los documentos quedan testimonio de sus obras.En el libro Espaoles en las Cruzadas acomete otra singladura de la historia de la Marina: la participacin de los espaoles en las Cruzadas y su influencia en la expansin del comercio martimo y en los progresos de la navegacinentre los siglos xi y xv. Refuta la tesis de que los espaoles, ocupados en laReconquista, no intervinieron en las Cruzadas y documenta las expedicionesque se organizaron en los diversos reinos espaoles. Demuestra la influenciade los cruzados en la legislacin martima mercantil, especialmente en Catalua, legislacin que Espaa dict y se sigui en otros pases (14).En muchos de sus estudios, algunos por encargo del gobierno, Fernndezde Navarrete persegua un fin prctico inmediato. Por su carcter de obra deindagacin histrica y de reflexin socio-poltica, podemos significar Expediente sobre el rgimen y administracin de los Montes de Segura de la Sierray de su Provincia (15). Estos montes haban surtido de madera a los astillerosy maestranzas de artillera. Subraya su utilidad y aprovechamiento para laconstruccin naval y, por tanto, la importancia de su conservacin y la necesidad urgente de contener su decadencia y evitar su ruina para lo que era prioritario ordenar las talas y repoblarlos. La solucin que encuentra va ms allde los postulados de la Ilustracin, entroncando con los propiamente liberales: desamortizacin, desvinculacin de seoros, reforma que lleve alreparto de los montes en lotes o pequeas propiedades particulares. Para llegar a esta conclusin hace un anlisis demogrfico, geogrfico e histrico delos montes, desde que cayeron en el abismo de la amortizacin bajo el control de la Orden de Santiago y del arzobispo de Toledo hasta su entrega aFrancisco de los Cobos por Carlos . Segn Navarrete, este rgimen de tenencia y explotacin haba provocado la miseria y la despoblacin y la subsiguiente ruina de los montes, que slo poda subsanarse con el reparto y la privatizacin.La obra enciclopdica de Jorge Juan y Antonio de Ulloa no poda pormenos que abarcar tambin estudios de historia. Estos se deben sobre todo aUlloa, pues es conocido que, aunque ambos firmaban conjuntamente lasobras de uno u otro, Jorge Juan se encargaba de la parte matemtica y astronmica y Ulloa de la parte histrica, naturalista, geogrfica, social y antropolgica.Ya se ha significado en la introduccin que Jorge Juan y Ulloa fuerondesignados por el gobierno espaol para acompaar a la expedicin francesadirigida por La Condamine para medir un arco de meridiano en el ecuador.

    (14) M. Fernndez de Navarrete, Espaoles en las Cruzadas, Madrid. Ed. Polifemo, 1986,p. 151.(15) M. Fernndez de Navarrete, Expediente sobre el rgimen y administracin de losMontes de Segura de/a Sierra y de su Provincia, 1. de M. de Burgos, 1825.12 45

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    LA CONTRIBUCIN DE LOS MARINOS ILUSTRADOS DEL SIGLO XVIIIAL...Tenan orden de colaborar con los franceses y, al mismo tiempo, ejecutar, porsu cuenta, sus propias mediciones. Tambin recibieron instrucciones reservadas para realizar observaciones que permitieran perfeccionar los conocimientos cartogrficos, geogrficos y de navegacin. Fruto de estos trabajos fueronlas Observaciones astronmicas y fsicas de Jorge Juan y la Relacin histricadel viaje a la Amrica Meridional de Ulloa (16).La Relacin histrica consta de cuatro volmenes en los que se registra.lahistoria, geografa, historia natural, etnografa y arqueologa de los territorios visitados. Contiene un resumen histrico de los emperadores del Perdesde el primer inca, Manco Capac, fundador del imperio, hasta Fernando VI con los acontecimientos ms notables de cada reinado (catorce incas yocho espaoles). A su vez, se ofrecen noticias del descubrimiento, conquista,historia poltica y arqueologa precolombina de cada uno de los territoriostransitados.En el viaje acumularon conocimientos con los que escribieron Disertacinhistrica y geogrfica, que pretenda solucionar el problema de determinarcon exactitud el meridiano de demarcacin de los territorios espaoles y portugueses,.estipulado por Alejandro VI y, posteriormente, por el Tratado deTordesillas. Los autores exponen las cuestiones histricas en tomo a la determinacin del meridiano con un anlisis del descubrimiento y conquista de lacosta oriental de Amrica del Sur y del Amazonas (17).Siendo gobernador de Luisiana, Antonio de Ulloa recogi datos paraescribir Noticias Americanas: Entretenimientos fsico-historicos sobre laAmrica Meridional y la Septentrional Oriental (18) que contiene abundantes referencias histricas de estos territorios. Resultado de su estancia en Mjicoentre los aos l776yl778es el libro Descripcin geogrfico-fsica de unapartede Nueva Espaa, indito hasta su publicacin por F. de Solano en 1979 (19);aunque la obra trata con preferencia temas geogrficos, tambin presta atencin a la historia de los lugares que describe (Ciudad de Mxico, Veracruz,Xalapa, etc.), basndose en las respuestas de las autoridades a un cuestionario de Ulloa.Nutica y geografa durante el siglo xviii

    La nueva geografa cientfica fue posible en Espaa, desde mediados delsiglo xviii, gracias a los trabajos de Jorge Juan y Antonio de Ulloa. El presti(16) Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Observaciones astronmicas yphsicas, 1748; Relacin histrica del viaje ala Amrica Meridional. Madrid, 1. de Antonio Marn, 1748, 4 vols.(17) J. Juan y A. de Ulloa, Disertacin histrica y geogrficasobre el meridiano de demarcacin (1759), Madrid, Instituto Histrico de la Marina, 1972. Vase tambin Julio F. Guilln,Los tenientes de navo Jorge Juan y Santaciliay Antonio de Ulloay de la Torre-Guiraly la medi

    cin del Meridiano, Madrid, Publicaciones de la Caja de Ahorros de Novelda, 1973, pp. 178-181.(18) Ibdem, pp. 236 y ss.(19) Francisco de. Solano, Antonio de Ulloa y la Nueva Espaa, Mxico, UniversidadNacional Autnoma de Mxico, 1979.Ao 1994

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    G. VALDELVIRA GONZLEZgio de estos dos cientficos contribuy decisivamente a la aceptacin enEspaa de las teoras de Coprnico y Newton, referentes a los sistemas delmundo y a la forma y magnitud de la tierra. En las Observaciones astronmicasyfsicas (1748) expusieron las consecuencias geogrficas que se derivabande estos descubrimientos (20).En la primera edicin de las Observaciones, Jorge Juan se vio obligado aexponer la teora heliocntrica de forma velada para no tener contratiemposcon la Inquisicin, que haba obligado a retractarse a Galileo aos antes. Sinembargo, en la segunda edicin, fechada en 1773, en un ambiente intelectualy social que ya haba cambiado, hace una defensa clara e incluso vehementede la teora copernicana. Aade como prlogo un tratado que titula Estadode la Astronoma en Europa, y Juicio de los fundamentos sobre que se erigieron los Sistemas del Mundo, para que sirva de gua al mtodo en que debe recibirles la Nacin sin riesgo de su opinin y de su religiosidad.Jorge Juan aclaraque aunque el sistema de Coprnico haba sido declarado hertico por la Iglesia, se deba a que no se tenan entonces los conocimientos astronmicos quedespus se acumularon y ciertamente que a tenerlos no hubiera habido quizni una sola sospecha que se temi y afirma que hasta los que se opusierona Galileo ya se arrepentan de ello y que hasta los religiosos lo enseaban enRoma (21).Respecto a la forma y magnitud de la tierra, las expediciones cientficas aLaponia y al virreinato del Per midieron los arcos de meridiano de un gradoy demostraron que la tierra no era uniformemente esfrica, estaba achatadapor los polos y era ms ancha en el ecuador (22).Los resultados de tipo geodsico y nutico (oblicuidad de la eclptica,determinacin de la latitud y longitud de numerosos lugares, medicin delgrado de meridiano mediante el mtodo de triangulacin geodsica, conclusiones respecto a la forma de la tierra y su aplicacin a los mapas, etc.) fuerondesarrollados en las Observaciones. Los resultados geogrficos aprecieronen los cuatro volmenes de la Relacin histrica. Indaga fenmenos de geografa fsica (mares navegados, mareas, corrientes, islas, costas, vientos, climas, ros, montaas, pramos), geografa urbana (puertos, ciudades, situacin y plano de los lugares), geografa econmica (poblacin, fuentes deriqueza, cultivos, ganadera, recursos mineros, comercio y todo tipo de producciones) y geografa poltica (divisin poltica, provincias, audencias, obispados, gobiernos y corregimientos).El primer tomo lo dedica al viaje desde Cdiz a Quito, donde se medirael grado de meridiano; describe Cartagena de Indias y su baha, el reino de

    (20) H. Capel. Manuel de Aguirre y la nueva geografa espaola del siglo xviii en M. deAguirre, Indagacin y reflexiones sobre la geografa con algunas noticias previas indispensables(1782), Universidad de Barcelona, 1981, p. 11.(21) J. Juan, Estado de la astronoma en Europa, introduccin sin paginar en la edicinde 1773 de las Observaciones..., Madrid. Imp. Real de la Gazeta.(22) J. Juan y A. de Ulloa, Observaciones..., Prlogo sin paginar. Vase tambin J. F.Guilln, ob. cit., p. 4.14 45

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    LA CONTRIBUCIN DE LOS MARINOS ILUSTRADS DEL S1GLQXVJ1JAL...Tierra Firme, la ciudad de Portobelo y las provincias de Panam y Guayaquil.El tomo segundo describe la provincia de Quito, sus gobiernos y corregimientos, la cordillera de los Andes y los ros amaznicos. El tercer tomo trata deLima y del reino de Chile. El cuarto tomo presta atencin al puerto, ciudad yentorno de El Callao y al viaje desde este puerto a Europa por el cabo deHornos.A la par, siguiendo las instrucciones del Marqus de la Ensenada, escribieron de forma reservada para el rey y el gobierno Noticias secretasde Amrica,publicadas en Londres por R. Taylor en 1826.Desde el punto de vista geogrfico, el que aqu nos ocupa, se describe el virreinato del Per y, ms exactamente, la presidencia de Quito desde el ro Guayaquil hasta Barbacoas, conuna relacin exacta de la costa desde Panam hasta Chilo: bahas, puertos,ciudades, rutas comerciales, productos comercializados, fertilidad de la tierray cultivos, industrias, etc.La descripcin es tan fiel y minuciosa (por lo que se mantuvo en secreto yno se public) que, segn Taylor, silos enemigos de Espaa hubiesen sabidoel estado de las plazas y arsenales, podran haberse apoderado de la costa .delPacfico en el siglo xviii (23); Anson hubiese podido tomar Guayaquil sinperder un hombre y se habra adueado sin dificultad del mar del Sur; de lamisma manera, Vernon, tras ocupar Portobelo, habra podido marchar contra Panam e Inglaterra se habra apoderado del istmo (24).En Descripcin geogrfico-fsica de una parte de Nueva Espaa Antoniode Ulloa estudia la situacin geogrfica, topografa,.plano urbano, clima yfuentes de riqueza de las ms importantes ciudades y numerosos lugares delvirreinato.Muchos marinos en sus tratados de navegacin, elaboracin de tablasastronmicas y trabajos cartogrficos aportan interesantes estudios geogrficos. Sealemos como ejemplo la obra de Jos de Mendoza y Ros. Su Tratadode navegacin (1787) contiene principios de historia natural de la tierra o evolucin de la superficie terrestre y elementos de geografa fsica y poltica necesarios para el navegante, puesto que para la denominada navegacin prcticao de cabotaje es necesario conocer los cabos, montes, puertos, poblaciones,ros y lnea de la costa; yen la denominada navegacin terica o astronmica,en la que la tierra no est a la vista, es necesario conocer longitudes y latitudes, vientos, corrientes, mareas; y, en todos los casos, dominar la lectura einterpretacin de mapas (25).Puesto que la cartografa constituye un complemento casi imprescindiblede la geografa y la labor cartogrfica de los marinos del setencientos es de primer orden, presentamos una breve resea de sus trabajos. Hasta tal puntodestacan, que a finales del siglo xviii eran, junto a los ingenieros militares,

    (23) J. Juan yA. de Ulloa, Noticias secretas de Amrica, Londres, Imp. de R. Taylor, 1826.Prlogo del editor, p. VIII.(24) Ibdem.(25) Jos de Mendoza y Ros, Tratado de navegacin, Madrid, 1. Real, 1787, 2 vols.Ao 1994

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    G. VALDELVIRA GONZLEZlos nicos con posibilidades de realizar una verdadera cartografa cientfica(26).

    Las aportaciones de Jorge Juan y A. de Ulloa a la cartografa fueronextraordinarias. No es necesario insistir en las consecuencias que para la cartografa tuvo la determinacin de la figura y tamao de la tierra. Del viajepara medir el grado de meridiano trajeron cartas, portulanos, planos; corrigieron los que existan en Espaa y en el extranjero; trabajaron en un mapageneral de Amrica del Sur y del golfo de Mjico. Muchos se perdieron; Ulloadestruy la cartografa cuando fue detenido por los ingleses en el viaje devuelta (27), pero existen numerosos datos que nos permiten asegurar que sirvieron a los cartgrafos espaoles que les siguieron (28). En la Relacin histrica abundan los portulanos y planos de bahas y ciudades de Amrica del Sur.Jorge Juan impuls la elaboracin de un mapa general de Espaa, para lo queescribi un trabajo sobre el mtodo a seguir (29).En la expedicin de la fragata Santa Mara de la Cabeza al estrecho deMagallanes (1785-86), Jos de Vargas, Dionisio Alcal Galiano y otros marinos cartografiaron la costa americana del Pacfico hasta Alaska. En la vueltaal mundo que dirigi Malaspina (1789-94), se trazaron mapas de Amrica y denumerosas islas de Asia y Oceana (30).Dionisio Alcal Galiano destac en los estudios astronmicos y cartogrficos (31). Colabor con Tofio en la confeccin de las cartas martimas de lacosta espaola y de las Azores. Dirigi la elaboracin de la carta geogrficadel Mediterrneo oriental. Realiz importantes estudios cartogrficos de lascostas de la Amrica espaola, algunos de los cuales ya han sido mencionados. El gobierno le encarg hacer mapas de Espaa, semejantes a las cartasmarinas de Tofio; la cada en desgracia a raz del asunto Malaspina, en elque quisieron implicarle, impidi que se llevase a cabo (32).Cosme Damin Churruca particip en varias expediciones cientficas enlas que se le encomendaron importantes tareas cartogrficas, geogrficas yastronmicas, como en la dirigida por Antonio de Crdova en 1788para reconocer el estrecho de Magallanes. En 1792 Churruca mandla escuadra quedurante ms de dos aos cartografi las Antillas. Las cartas fueron editadasentre 1802 y 1804 y fueron adoptadas por la Marina francesa (33).Jos de Mazarredo realiz numerosas expediciones en las que cartografiy determin las coordenadas geogrficas de numerosos lugares. Situ correc

    (26) H. Capel, Geografa..., p. 294.(27) Ibdem,p.131.(28) J. F. Guilln, ob. cii.,p.182.(29) H. Cape , ob. cii.,pp.148-52.(30) Ibdem,pp.257 y SS.(31) Antonio Alcal Galiano. Memorias, Madrid. Imp. de Enrique Rubios, 1886,2 vols.,p. 10.(32) Ibdem, pp. 10, 19 y 28-9. Vase tambin M. Fernndez de Navarrete, Coleccin deOpsculos, yo . 1, pp. 277-90.(33) Antonio Navas, Churruca. Un almirante de Espaa. Madrid, Editorial Naval. 1962,pp. 115-18.

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    LA CONTRIBUCIN DE LOS MARINOS ILUSTRADOS DEL SIGLO XVIII AL...tamente la isla de Trinidad del Sur y confirm la existencia de la isla de AscenSin al oeste de aqulla. A bordo del San Juan Bautista, determin a partir de1778 la longitud y latitud de numerosos puntos de la costa espaola y del nortede Africa. Igualmente fij las coordenadas de numerossimos puntos del interior de Espaa (34).Vicente Tofio fue marino, matemtico y astrnomo. Pero en lo que verdaderamente destac fue en la elaboracin de cartas marinas, hasta convertirse en el padre de la moderna cartografa espaola y autor de una de lasobras ms importantes de Europa (35). En el Atlas martimo de Espaa(1785-88) trabajaron, bajo la direccin de Tofio casi todos los oficiales desaber y buen concepto de aquellos das: los tenientes de navo D. AlcalGaliano, J. Espinosa y A. Belmonte; los de fragata J. Vargas, J. Lanz y J.Canelas y otros eminentes marinos (36). Para el trazado del Atlas, queorden confeccionar el ministerio de Marina, se utiliz el instrumental msperfecto, vanado y complejo y se combinaron operaciones terrestres y martimas. El trabajo fue realizado con escrupulosidad y perfeccin. En quince cartas se representan con exactitud las costas de la pennsula, norte de Afric,Baleares, Canarias y Azores. Jos Varela traz la carta de Africa desde caboEspartel hasta cabo Verde e islas de Cabo Verde.Para una mejor comprensin del Atlas, Tofio escribi Derrotero de lascostas de Espaa (1787-89). En l se sealan las lneas y rumbos para navegarpor las costas de Espaa, del norte de Africa y de las Azores (37). La navegacin se volva bastante ms segura, si consideramos que los naufragios en lascostas rara vez se originan de otras causas que las de la errada situacin enlas cartas de los accidentes geogrficos (38).Aportaciones al estudio de la economa y sus implicaciones socio-polticas

    La economa fue objeto de estudio preferente durante el siglo xviii, sinduda por el afn utilitario propio de la Ilustracin.Jos Luyando, marino que public unas famosas tablas de navegacin,escribi una obra cuyas tesis econmicas son ya plenamente liberales, tituladaExamen de las ventajas que producir el desestanco del tabaco y ensayo denica contribucin (39).Su defensa del individuo y del trabajo individual como fuente de la riquezade la nacin es una transcripcin casi exacta de Adam Smith: La riqueza deuna nacin es igual a la suma de las riquezas de cada uno de los individuos que

    (34) M. Fernndez de Navarrete, Marinos y descubridores, Madrid, Atlas, 1944, pp. 173yss.(35) Vase A. Alcal Galiano, ob. cit., p. 10.(36) Ibdem. Vicente Tofio de San Miguel, Atlas martimo de Espaa, Madrid, 1789.(37) y. Tofio, Derrotero de las costasde Espaa, Madrid, Imp. viuda de Ibarra, 1787, 2vois.(38) Ibdem, p. IV.(39) Jos Luyando, Examen de las,ventajasque producir e/desestanco del tabacoy ensayode nica contribucin, Cdiz, Imprenta Patritica, 1813.o 1994

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    G VALDELVIRA GONZLEZla componen (Axioma 1.). Y ms adelante afirma: El hombre no puedellegar a conseguir riqueza alguna sino por medio del trabajo (Axioma 3.).Lo que incita al hombre al trabajo es el inters particular (Axioma 5.).Se adscribe a la doctrina del laissez faire, laissez passer: el Estado apenas debe intervenir en las actividades econmicas yen los asuntos sociales. Suprincipal funcin consiste en conservar la seguridad y la propiedad de los bienes de las personas (Axioma 2.) y dejar plena libertad a los agentes econmicos, de modo que las leyes naturales de la economa regulen su funcionamiento: El hombre podr trabajar ms o menos, segn sea mayor o menor lalibertad que tenga para trabajar. Cuantos ms obstculos se eliminen mayorser el crecimiento econmico. Los monopolios de cualquier tipo han de sereliminados: lo exige la economa de mercado, el libre desarrollo de la ofertay la demanda y la competencia perfecta. El monopolio o estanco del tabacoha de abolirse corno el resto de situaciones de privilegio; reportar mayor produccin y mayores ingresos para el erario pblico (Axioma 4.).En sus reflexiones sobre la poblacin, no conoce o no comparte las teorasde Maithus. La observacin de la realidad demogrfica espaola, tan distintade la britnica durante esos aos, difcilmente poda llevar a Luyando a enunciar doctrinas catastrofistas de crecimiento ilimitado. Ms bien parece formular el principio de autorregulacin social de la demografa con rlacin a lariqueza: cuanta ms riqueza genere una sociedad, mayor ser el nmero dematrimonios y, como consecuencia, el crecimiento de la poblacin (si elhombre no puede mantener una familia, no se casa); cuantos ms habitanteshaya, ms riqueza se crear, pero si, por cualquier circunstancia, hay recesineconmica, descender el nmero de matrimonios y de habitantes (Axiomas6. y 7.).Respecto al debate abierto desde haca tiempo sobre poltica fiscal,Luyando se muestra partidario de los impuestos directos, o contribucin nica, por diversas razones: son ms justos, su recaudacin exige menos gastosy, consecuentemente, pueden ser menores. Segn el principio que reduce amnimos la intervencin del Estado, el gobierno debe exigir los tributosimprescindibles para gobernar y garantizar la seguridad y el disfrute de la propiedad (40).Martn Fernndez de Navarrete ley en 1791, en la Real Sociedad Matritense, el ensayo titulado Discurso sobre los progresos que puede adquirir laeconoma poltica con la aplicacin de las ciencias exactas y naturales, en elque aboga por la aplicacin de frmulas matemticas a la economa. Cada vezms, escribe, la investigacin depende de las matemticas; no entiende cmopuede progresar el estudio de las rentas, de la demografa y de todas las ramasde la economa sin que se sometan al mismo rigor matemtico que las otrasciencias (41). Precisamente el paso del pensamiento econmico a la doctrina

    (4) Ibdem, pp. lOyss.,29yss.(41) M. Fernndez de Navarrete. Discurso sobre los progresos que puede adquirir la economa poltica con/a aplicacin de las ciencias exactasy naturales, Madrid, Imprenta de Sancha.1791, pp. 16 y 19.18 45

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    LA CONTRIBUCiN DE LOS MARINOS ILUSTRADOS DEL SIGLO XV1IIAL...o ciencia econmica tiene lugar en el siglo xviii, honor que unas escuelas atribuyen a los fisicratas y otras a Adam Smith.Navarrete divide la sociedad en tres clases: 1a los qu producen (cantidades positivas), compuesta por los agricultores, marineros, comerciantes,artesanos y obreros; 2a los poseedores, o propietarios que consumen y notrabajan (iguales a cero); 3a los que viven a expensas de los dems (cantidades negativas): funcionarios, mendicantes, etc. La riqueza de la nacin estcon relacin directa a los primeros e inversa a los ltimos, por lo que es preciso fomentar aqullos y reducir stos (42).Esta distincin est inspirada en A. Smith y se aleja de la establecida porlos fisicratas. Segn stos, tambin existen tres clases: agricultores, propietarios y clase estril. Slo los agricultores incrementan la riqueza; los demstrabajadores (artesanos, transportistas, comerciantes, que producen mercancas elaboradas) forman la clase estril, ya que nicamente transforman lariqueza ya producida por los agricultores.Los poseedores, la nobleza y sus privilegios, constituyen una carga insoportable para la sociedad, por la cantidad de bienes vinculados, exentos deimpuestos, y por la altanera y la ociosidad en la que viven. Obligados por suposicin social a dar ejemplo e influir en la cultura y progreso econmico ysocial, slo contribuyen a adormecer al pueblo y obstaculizar su desarrollo yprosperidad. El ilustre marino postula la abolicin de los mayorazgos, la desvinculacin de patrimonios y la iguadad fiscal (43).

    Sin duda, Fernndez de Navarrete no ignoraba las implicaciones polticasy sociales de sus tesis econmicas.

    (42) Ibdem, pp. 18-19.(43) Ibdem, pp. 26-27.Ao 1994

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    LAS ISLAS DE TIDOREY TERNATE EN EL RECUERDOHISTRICO ESPAOLLeopoldo STAMPAEmbajador de Espaa

    En su octava vuelta al mundo realizada en 1993 el JuanSebastin de Elcano hizo escala en las mticas islas Molucas queun da albergaran la presencia del navegante de Guetaria. Elembajador de Espaa en Indonesia don Leopoldo Stampa, queestuvo presente en la visita, nos brinda este excelente trabajoque rememora un pasado histrico espaol.Tidore

    La isla de Tidore forma parte, junto con su casi gemela Ternate, del archipilago norte de la provincia de Molucas, compuesto por las siguientes islas:Halmahera, Morotai, Ternate, Tidore, y los archipilagos menores de Bacany de Sula. La capital de la totalidad de la provincia es Ambn, situada en laisla de Seram (Molucas centrales).Las islas, conocidas a travs de la Historia como las Islas de las Especias,presentan una geografa accidentada donde abundan los volcanes dos deellos en Tidore y Ternate y las lagunas.Ms de 150 dialectos son los que se hablan en estos grupos de islas cuyastradiciones se ven, incluso hoy da, fuertemente impregnadas del rastro deculturas occidentales y, sobre todo, portuguesa y espaola, algo qe se manifiesta en su folklore, en algunos apellidos, en los vestigios monumentales ynombres de ciudades, a pesar de que el paso de los aos va desdibujando sucarcter. Por esta razn la presencia de algo tan emblemtico como el buque-escuela de la Armada Juan Sebastin de Elcano en las aguas que hace casi450 aos fueron espaolas, y el homenaje que se rendir a la memoria de losmarinos que convirtieron estas islas en hitos de la Historia de la navegacinde Espaa y del mundo entero, es una forma ms de revitalizar el recuerdo denuestra presencia y difundir el testimonio de nuestro pasado. ste ser elobjetivo de nuestra presencia en la isla de Tidore y de ello trataremos a lolargo de estas pginas.La isla de Tidore es algo mayor que la vecina Ternate. Al igual que sta,un volcn, el Kiematubu (1.757 m) domina su superficie.Ambas islas forman dos conos casi perfectos, uno en frente de otro, separadas su costas 3.500 metros (distancia entre el embarcadero de Kayumerahen Ternate y el de Rum en Tidore) por un brazo de mar estrecho y profundo,en el que se asienta la isla ms pequea de Maitara.Ao 1994

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNA TE EN EL RECUERDO HISTRICO ESPAOLTidore tiene un permetro de 45 Km, que los recorre una carretera que circunvala prcticamente la isla. Su poblacin, unos 35.000 habitantes, se concentra en la capital Soa Siu.

    HistoriaLa historia de Tidore est dominada por la rivalidad con Ternate. Primeroentre los dos sultanes de una y otra isla; despus por el apoyo dado por losespaoles a los tidoreos frente al Sultn de Tern ate y sus aliados, portugueses; y, ms tarde, cuando stos fueron expulsados de la vecina Ternate, losportugueses y los espaoles juntos ya en Tidore chocaron con los holandeses asentados en la isla rival.ste sera el resumen de una azarosa historia que domin los siglos xviy xvii.A partir de 1648(Paz de Westfalia) Espaa cede el control de las Molucaspara concentrarse en Filipinas y la Compaa holandesa V. O. C. ocupa la islacomo hizo con el resto del archipilago moluqueo, estableciendo el monopolio del clavo y de las dems especias.

    Tidore en la actualidadTidore es una isla pobre dedicada bsicamente a la agricultura (clavo,mango, coco) y a la pesca.Su infraestructura es precaria y elemental. Una sola carretera asfaltadarodea el permetro de la isla que dispone de un nico hotel, el PenginapanJangi, de 12 habitaciones y de modestsima presencia. No hay restaurantesy el ncleo urbano se reduce a Soa Siu, la capital.Desde el punto de vista histrico y monumental, que es el que nos interesa, Tidore ofrece cuatro emplazamientos de tradicin histrica.

    La presenciaespaolaElfuerte Tsjobbe

    De l no quedan ms que los restos. Se trata de una atalaya de reducidasdimensiones, situada al Norte del embarcadero de Rum.Tenemos suficientes indicios como para afirmar que pudo ser el primerasentamiento construido por los hombres de Espinosa, que mandaba la Trinidad y que permanecieron en Tidore cuando la expedicin de Magallanes,desde entonces mandada por Elcano, prosigui viaje con la Victoria.Al contrario de sta, la Trinidad se vio en la necesidad de permanecer enla isla para reparar, ya que los fondos y la quilla de la nave haban sido afectados por la broma.Ao 1994

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    Elcano sigui viaje con la Victoria logrando la primera circunnavegacindel globo.Pero veamos ms despacio la historia del fuerte Tsjobbe.Elcano y Espinosa llegaron a las islas el 6 de noviembre de 1521. Inicial-mente fondearon en Ternate, ocupada por varios comerciantes portuguesesy algn destacamento de hombres de armas. La acogida del Sultn de Ternatey de sus sbditos debi ser bastante fra, por lo que Elcano decidi abandonarla isla para dirigirse a la vecina Tidore.En efecto, el da 8 de noviembre, tres horas antes de la puesta de solcomo seala Pigafetta la Victoria y la Trinidad fondeaban en Tidore,cerca de la costa, y a veinte brazas. All dispararon salvas de saludo y esperaron la visita de los tidoreos. Al da siguiente el sultn Al-Mansur fue recibido a bordo.El Sultn, que vio en la llegada de Elcano un apoyo decidido frente a losternateos, no dud en proclamarse vasallo de Carlos V y en bautizar aTidore con el nuevo nombre de Castilla, en honor al emperador Carlos, sunuevo soberano.Los hombres de la Victoria y la Trinidad fueron agasajados por el Sultny gratificados con numerosas fiestas, en una de las cuales quedaron impresionados por una procesin de cincuenta mujeres, todas adornadas de sedadesde la cintura hasta los pies escribe el cronista Pigafetta que portaban24 Nm. 45

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNA TE EN EL RECUERDO HISTRICO ESPAOLcincuenta bandejas de manjares sobre sus cabezas y eran escoltadas por hombres que llevaban grandes jarras de vino y que ms tarde ejecutaron la danzadel cakalele o danza guerrera. Cuando el banquete finaliz, las mujerescapturaron jugando a algunos de los espaoles y fue necesario entregar algunos regalos para que stos volvieran a recobrar su libertad. Imagino que conharto sentimiento por parte de los espaoles afectados.Cando Elcano zarp los hombres de Espinosa que quedaron en la islareparando la Trinidad, cerca de 50, construyeron una pequea factora parael acopio de las especias y la protegieron artillando el reducto con las piezasde la Trinidad. Es posible que ese reducto sea el fuerte Tsjobbe, cuyos restosdominan an la rada de Rum, descendiendo hasta la playa, que es donde estprevisto en principio llevar a cabo la ceremonia en memoria de Elcano yde su expedicin.Son muchos los indicios que permiten suponer que el fuerte Tsjobbe responde al asentamiento inicial de los hombres de la expedicin de Elcano. Esevidente que una factora para la recoleccin de las especias debera estar enun lugar prximo a la costa, al embarcadero, para facilitar la carga; es asimismo lgico pensar que, para evitar sorpresas de los hostiles vecinos de Ternate y de los portugueses, la atalaya que protega el almacn tendra quedominar con sus vistas los puntos de la isla rival desde donde podran llevar acabo expediciones de castigo contra Tidore y contra la factora concretamente. En aquella poca la ciudad y el ncleo poblado de Ternate no se encontraba en su actual emplazamiento, sino al Suroeste de la isla en un lugarllamado Gammalamma, que hoy lo ocupa el fuerte de Nuestra Seora delRosario, prximo a otro reducto en el poblado que hoy se llama Kastela (derivacin de castillo) de indudable origen etimolgico hispano-portugus.Basta mirar el plano de ambas islas para comprobar que cualquier accin dirigida desde la vieja ciudad de Ternate hacia Rum sera divisada con tiemposuficiente de preaviso desde el fuerte Tsjobbe.Por ltimo, en la historia de Tidore no se menciona una construccin posterior a esta fecha del reducto de Tsjobbe. Por todo ello me inclino a pensarque la atalaya de Tsjobbe debi ser el lugar que defenda el almacn. Es posible, asimismo, que la actual estructura de la atalaya fuese entonces ms elemental que la que hoy podemos contemplar, aunque slo queden restos, perotodos los indicios parecen apuntar en la misma direccin, es decir, que elasentamiento inicial se realiza en Rum.Volviendo a la historia de los hombres de la Trinidad sealaremos que,pasados los das y reparado el buque, zarparon los hombres de Espinosa tratando de llegar a Amrica por el Pacfico. Al no conseguirlo regresaron nuevamente a Tidore. En las proximidades de Ternate encall la Trinidad y sehundi. Los supervivientes fueron hechos prisioneros poco despus por losportugueses, que terminaron aduendose de la factora de Tidore y de laatalaya. Es ms que probable que las obras de acondicionamiento y refuerzodel reducto se emprendieran a partir de entonces, dando al fuerte Tsjobbe sufisonoma definitiva.Ao 1994

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    LA EMBAJADADESPAA ELBUQUEESCUELADELA AADA ESAOLAJUAN SEBASTLANDEELCANOT1DOE30 DE tARZO DE1983

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNATE EN EL RECUERDO HISTRICO ESPAOLLas ruinas de la ciudad real de Marieku

    Las fortificaciones espaolas que existan en torno a la ciudad crresponde a un perodo posterior a la llegada de Elcano y fueron construidas por loshombres de la expdicin de don Garca Jofre de Loaysa, quien zarp de LaCorua el 24 de agosto de 1525 con 450 hombres y una escuadra compuestapor seis naos: Santa Mara de la Victoria, como nave capitana, Sancti Spiritus,Anunciada, San Gabriel, Santa Mara del Parraly San Lesmes, y un patache,el Santiago.A bordo de la escuadra viajaban dos marinos de excepcin: Elano, en susegundo viaje, y UrdanetaLa arriesgada empresa y los hechos que la rodearon son de sobra conocidos. A lo largo de la travesa los vientos y las tormentas fueron diezmando laflota, y las enfermedades a los hombres. El 30 de julio de. 1526muere Loaysa,qe es sustituido por Elcano. El 7 de agosto fallece el propio Juan Sebastinde Elcano cuando an faltaban semanas para llegar a las islas Marianas.Al fin alcanzaron las Molucas, en octubre, 150 hombres de los 450 que

    haban zarpado. Las islas estn ocupadas por los prtugueses, y en TernateGarca Henrquez se considera gobernador del archipilago y exige que se lerindan honores. Los espaoles se asientan nuevamete en Tidore, donde elsultn Al-Mansur vuelve a acogerlos. Mientras portugueses y espoles discuten por los derechos de asentamiento, el clima de tensin va creciendo. Amediados de enero de 1527, la Santa Mara de la Victoria es daada en uno delos combates y Zarquizano, que est al mando de la expedicin, dio la tristeorden de incendiar la nave, que ya no era posible aparejar para que pudiesenavegar de nuevo. .Mientras tanto, don Hernando de la Torre activa las defensas de la ciudadreal de Marieku en previsin de un ataque portugus. Este no se hizo esperaren cuanto lleg a Ternate el general portugus don Jorge Meneses, quienpuso fin a la tregua con los espaoles, y al frente de 100 portugueses y 1.000ternateos asol la ciudad de Marieku, Durante las opeiaciones fueron cercadas las fortificaciones espaolas adyacentes a Marieku, hasta que se pactaronlos trminosde un compromiso entre Meneses y La Torre, que haba sucedidoaZarquizano a la muerte de ste.De Marieku no quedan ms que unas piedras, apenas visibles entre lamaleza, sobre la falda de una colina escarpada.El inters que presentan los restos, hoy. da, es escaso.y la dificultad deacceso haceque rio sea aconsejable su visita.El fuerte Torre o fuerte Tohula.

    Se llama de las dos maneras, aunque predornina el nombre moluqueo deTohula.Su calificativo como fuerte Torre, que aparece en algunos mapas de lapoca, puede responder a dos razones: la primeray la ms plausible, porAo 1994

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    LEOPOLDO STAMPAreferencia a su construccin, en la que destacaba una torre, an en pie, aunque desmochada. La segunda .de origen ms dudoso, pero que apuntocomo hiptesis derivara del nombre del comandante de la fortaleza donHernando de la Torre, quien estuvo al frente de la faccin espaola de los restos de la expedicin de Loaysa, entre 1527 y 1529.Ello nos adentra en la historia de la expedicin de socorro enviada porHernn Corts, con la intencin de reforzar a la flota de Loaysa o lo que quedase de ella.Hernn Corts haba recibido una carta del emperador Carlos Y, fechadaen Granada el 20 de junio de 1526, en la que le informaba de las sucesivasexpediciones enviadas a las nuestras islas de Maluco. Sealaba cmo la naoTrinidad (la de Espinosa) qued all, porque hizo agua, con hasta cincuentay siete hombres y cmo haba enviado una nueva armada (la de Loaysa)con seis naos, en las cuales fue por capitn general el comendador y caballero de la Orden de San Juan Fr. Garca de Loaisa, a quien haba ordenadoquedar en las dichas islas, asentndose su trato en ellas y gobernndolas.Pr ltimo le pona en conocimiento de la armada al mando de SebastinCaboto, que haba partido ese ao con tres naos y una carabela para tambinir a las dichas islas de Maluco.Corts recibi noticias de la armada de Loaysa. Uno de los buques, elpatache Santiago, despus de una azarosa travesa en la que se separ de laarmada, termin remontando por el Pacfico hasta aparecer en Nueva Espaa. Corts, informado de las desgracias de la armada de Loaysa e informadopor la carta del Emperador, en la que le ordenaba socorrer a la expedicin,decidi enviar socorro a los espaoles del Moluco. Don Alvaro de Saavedra Cern sali con dos navos y un bergantn. El 15 de diciembre de 1527unatormenta hundi las naos Santiago y Espritu Santo. Solamente la Floridapudo llegar a las Molucas, fondeando en Tidore el 27 de marzo de 1528.Mientras la armada de Saavedra se diriga a Tidore, los espaoles habancontinuado sus escaramuzas con los portugueses y ternateos. Antes de queSaavedra desembarcase, La Torre haba pactado el fin de las hostilidades conlos lusitanos y se haba asentado en la isla. El fuerte Torre, asoladas las defensas de Marieku, debi de ser el lugar del nuevo asentamiento, posteriormentemejorado en su construccin al tiempo que la nueva ciudad de Soa Siu, sededel sultanato tidoreo, se extenda en sus proximidades. Saavedra, una vezcomprobada la presencia de los espaoles en Ternate, intent el tornaviaje.Naveg rumbo al Nordeste, despus cambi al Este para recorrer 250 leguas,hasta llegar a las islas de Papa, donde permaneci algn tiempo. Pero perdidos y sin saber qu derrota tomar, fueron retrocediendo hasta regresar aTidore.

    Construy don Hernando de la Torre el fuerte Tohula o fuerte Torre?Nada sabeios a ciencia cierta. Segn las informaciones locales el fuerte esportugus, pero ello nada indica, pues durante la unin peninsular Portugaly Castilla eran un misma cosa y es frecuente que se confundan sus hechos y suhistoria.28 45

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNA TE EN EL RECUERDO HISTRICO ESPAOLEl fuerte aunque en ruinas se mantiene discretamente en pie. Prximo a Sa Siu, no es fcilmente visible desde lacarretera. Hay que ascendera travs de una senda empinada y rodeada de vegetacin. La entrada es difi

    cultosa entre la hojarasca y las piedras sueltas. Su visita en grupo no es aconsejable debido a las condiciones del terreno.Palacio del Sultn de Tidore

    Mientras otras expediciones espaolas siguieron a la de Saavedra (la delalmirante Villalobos a Jailolo en 1542, la de don Francisco de Dueas a Ternate en 1580 y la de don Juan de Marones en 1883) en Soa Siu fueron sucedindose asimismo los sultanes. Del palacio de stos slo quedan restos, entreellos las escaleras de acceso y algunos lienzos de mampostera.No hay constancia histrica documentada, ni indicios de otra naturalezaque permitan trazar una vinculacin entre la presencia de los espaoles y elpalacio de Soa Siu, que debe ser de poca posterior (posiblemente finales delxvi), cuando los espaoles concentraban su presencia en Ternate.De cualquier manera los combates que durante la primera mitad del XVIIenfrentaron a espaoles y holandeses tuvieron tambin a Tidore por escenario. Un grabado holands representa el ataque de l escuadra del almiranteHoen a Tidore, en 1609, en lo que bien pudiera ser Soa Siu, donde figura unpalacio en llamas.El recint conserva tambin algunas tumbas de sultanes posteriores alperodo espaol, como las de Nuku y Jainal Abidin Syah.Tidore completa su lista de reductos histricos con un modesto museolocal, el Sonyine Malige, que contiene recuerdos y parafernalia de los ltimossultanes: ropajes, armas, instrumentos musicales y un bello ejemplar delKorn.En sntesis, salvo los restos del fuerte Tsjobbe, prximos al lugar dondeest previsto que se desarrolle la ceremonia en memoria de Elcano y sus hombres, y ante la premura de tiempo, no parece adecuado girar una visita turs

    tica a Tidore que, por otro lado y lamentablemente no ha conservadobien los restos de nuestra presencia, reducidos prcticamente a vestigios,como puede deducirse ms que verse en las reproducciones de las fotocopias de esta gua. A ello se une la incomodidad del acceso a su emplazamiento, que podra pasarse por alto si a ello obliga la necesidad de la investigacin histrica, pero que no sera perdonado en el contexto de una visitaturstica.El folklore de las Molucas, y no nicamente en Tidore y lernate, recogeecos de la presencia militar espaola en el archipilago. La danza del cakalele, una de las coreografas guerreras de los antiguos moluqueos, aportaincluso hoy da datos significativos.El guerrero cubre su cabeza con una reproduccin del capacete, elcasco con el que los hombres de armas espaoles hicieron sus campaasAo 1994

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNA TE EN EL RECUERDO HISTRICO ESPAOLdurante buena parte del siglo xv y el xvi. Si hay suerte n Ternate, despusde la cena del da 30 de marzo, podremos ver los capacetesactuales en ladanza del cakalele.Ternate

    El volcn Gamalama (1.721 m) an en actividad y de similar altura al Kiematubu de Tidore, domina la isla. Esta es de extensin menor que su vecina(10 km de dimetro) y notablemente.superior en desarrollo. Los rboles declavo y canela dominan el panorama ternateo mezclndose a menudo con unpaisaje de lava solidificada que recuerda, como un testimonio permanente,los perodos de actividad del Gamalama al menos 70 durante losltimos500 aos habiendo sido la erupcin ms cercana en 1990. ,Historia

    Al referirnos a Tidore ya hemos desvelado en gran parte la historia de Ter-.nate. Se trata justamente del reverso de la moneda. Durnte buena parte delsiglo xvi Ternate fue na posesin portuguesa opuesta al Tidore epaol.Cuando Elcano llega a sus costas es recibido con frialdad y tarda slo veiiiti-cuatro horas en poner proa a Tidore y olvidarse de ls ternateos y portugueses. , Ms adelante, durante la unin peninsular, esdecir, a partir de 1580,caste-.llanos y portugueses, porque espaoles eran todos, harn causa comn frenta la nueva amenaza holandesa. Y la isla de Ternate ser escenario de no pocasintrigas, combates y asedios a sus plazas fortificadas.La firma del Tratado de Zaragoza en 1529, por el queCarlos V ceda Portugal sus derechos en las Molucas, abii un cierto parntesis en nuestrpresencia moluquea. De las armadas d Loaysa y Saavedra, quedaban enTidore tan slo diecisiete hombres que abandonaron el archipilago el mes de,febrero de 1534.

    Algunos espaoles continuaron en Tidore con el nimo d minar la,presencia portuguesa en Ternate. All permaneci por algn tiemp un ncleode irreductibles, entre los que lleg a encntrarse el propio Urdneta.Los historiadores portugueses resean, por ejemplo, la ayuda recibida porel sultn Bohejat de Tidore, quien en 1536 gozaba an del asesoramientoespaol en la reconstruccin de atalayas, levantamiento de slidos bastionesy muros de piedra (ya hemos visto la historia de los fuertes Tsjobbe y Torre)para evitar los ataques portugueses. Muchos espaoles ms terminaban infiltrndose en Tidore, proporcionando a Bohejat mosquetes, plvora y municiones, con el propsito de que el creciente ejrcito de Tidore fuese debilitando la presencia portuguesa en Ternate.A pesar de la ayuda espaola el gobernador Galvao invadi Tidore,derrotando al sultn Bohejat y poniendo fin, al menos provisionalmente, alaAo 1994

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNA TE ENEL RECUERDO HISTRICO ESPAOLpresencia espaola, aunque sta estuviera basa.daen aquel momento en asesores y voluntarios.Todava habra enfrentamientos con los portugueses, y algunos de ciertaenvergadura, como el ocurrido con la armada de Ruy Lpez de Villalobos,enviada desde el virreinato de Nueva Espaa en 1542a descubrir nuevas islas,y que los temporales obligaron a buscar refugio en Tidore. El gobernadorportugus de Ternate, don Gregorio de Castro, arremeti contra los hombresde Villalobos que terminaron siendo hechos prisioneros y enviados a Ambnen cautiverio. La mayora fallecieron de ben-ben, incluyendo al propio almirante Villalobos que recibi la extremaucin en la isla de Ambn de manos deSan Francisco Javier.Durante este perodo portugus viajar Francisco Javier a Ternate.Segn dicen las crnicas su misin era convertir al sultn Hairun con quienmantuvo numerosas audiencias establecindose entre ellos una relacin demutuo respeto. El santo debi de llegar a Ternat sobre 1549, acompaadopor Friy Juan de Beira, quien fecha algunas cartas en Ternate en ese perodo.Tras la expulsin de los portugueses de Ternate por el sultn Baad (1575)se entra en una poca de vaco europeo en las islas, con la excepcin de algunavisita ocasional como la de Francis Drake. El Sultn acept convertir a Ternate en protectorado ingls, aunque todo ello tuvo mucho de smbolo y pocode realidad.Pero los espaoles volveran nuevamente a Ternate como tendremos ocaSin de ver.Ternate en la actualidad

    La capital Ternate fue fundada en 1607 por los holandeses. Se tratade la segunda capital, la moderna, pues la capital histrica, sede del sultanato,llevaba el nombre de Gammalamma y surgi en los alrededores del fuerte deese mismo nombre, bautizado posteriormente como Nuestra Seora delRosario por los hispano-portugueses.Ternate es la segunda ciudad de la regin nortea de las Molucas despusde Ambn. An as no debemos imaginar una urbe de importancia. Su poblacin en torno a los 50.000 habitantes de los 80.000 totales de la islase concentra en ese ncleo que est lejos, por otra parte, de asemejarse a una ciudadde corte urbano tradicional.Una estrecha carretera de denso trfico de microbuses y motocicletas,conecta Ternate con las poblaciones de la isla, Tafura, Sango, Loto, Monge,Kastela, Bastiong..., muchas de ellas de origen etimolgico claramente ibrico y militar, como las dos ltimas castillo y bastin donde efectivamente existen restos de un castillo y un bastin en sus alrededores.Los atractivos tursticos son an escasos. Al margen de los fuertes, de losque hablaremos ms adelante, Ternate no presenta al visitante ms que unpanorama vegetal de rboles de clavo y canela, el humeante Gamalama yunas playas de arena negra, volcnica, entre las que destaca la de Sulama

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    LEOPOLDO STAMPAdaha. Para los surfistas y los amantes de la inmersin y la pesca submarina,Sulamadaha ofrece enormes atractivos y los corales que rodean a la isla tienenfama en las Molucas.La flora es otro de los fenmenos de los que se enorgullecen los ternateos. Un rea de recreo, exageradamente llamado el Jardn de Eva (TamanEva) es uno de los resorts que inevitablemente acoge algunas instalacionesrecreativas, una cafetera y la infraestructura al uso. La Laguna (que an conserva su nombre espaol) y lago Toleri, cuentan con especies raras, cocodrilos y variedades de pjaros.En la gastronoma ternatea destaca el cangrejo Ketam Kenari, especieque pesa ms de medio kilo por unidad y que se alimenta de cocos. Hoy dase cran en una plantacin de cocoteros en la vecina Halmahera y se envan aTernate enuna de las numerosas barcas que pululan por los estrechos y quehace el recorrido en una media hora. Se trata sin lugar a dudas de la especialidad de Ternate, que es servida en los restaurantes de la localidad.La ciudad cuenta con seis restaurantes discretos, en los que adems delKetam Kenari, sirven platos indonesios y chinos. De entre ellos destacan elPondok Gede y el Siola. En este ltimo est previsto servir la cena del da 30.Ternate dispone adems de una aceptable red de hoteles, alrededor deuna quincena, de mnima capacidad en torno a las 10 12 habitacionessin lujos pero limpios y hoy por hoy suficientes para la acogida de un turismomuy minoritario.Un pequeo aeropuerto comunica la isla con Ambn y Manado. El trficolo realiza un C-212, tres veces por semana. El trfico naval es de mayor intensidad obviamente, y el transporte de pasajeros est cubierto por la lnea PanMarine 2, con un servicio entre Manado, Sulawesi (Clebes), Ternate, archipilago de Sual y Ambn, adems de otros barcos de pasajeros y carguerosque llevan pasaje a bordo. La comunicacin con Tidore la efecta un ferryque realiza la travesa entre Kayumerah y Rum en unos 15 20 minutos. Esconstante el movimiento de pequeos botes entre Ternate, Tidore y las islasvecinas de Mare, Moti y Makian.La ciudad, en fin, dispone de un par de bancos para operaciones comerciales, una oficina de turismo, un club de submarinismo y poco ms.La presencia espaola

    De los diversos fuertes que existen en Ternate, al menos tres de ellos estnfuertemente vinculados a la presencia espaola en la misma; el fuerte Gammalamma o fuerte de Nuestra Seora del Rosario, el fuerte de San Pedro ySan Pablo y el antiguo fuerte Malayo o fuerte Oranje, que fue uno de losmayores puntos de choque entre espaoles y holandeses. Existen otros dos deconstruccin y control portugus, como son el Tolluco, al que fuentes indonesias atribuyen su origen hacia 1512, durante la presencia del gobernador general don Pedro Serrao y, por tanto, la edificacin sera coetnea de la visita34 45

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNATE EN EL RECUERDOHISTRICO ESPAOLde Elcano, ye fuerte Santa Luca o Kayu Merah, levantado en 1518, segnlas mismas fuentes, y que se encuentra frente a la isla de Tidore. A la vista delas fechas, ambos seran contemporneos de la visita de Elcano. Sin embargo,Pigafetta, que iba a bordo de la Victoria y que fue el cronista de la expedicin,nada dice sobre los fuertes de Ternate, que, sin duda, no hubieran pasadodesapercibidos en la detallada descripcin sobre las islas que ha llegado hastanuestros das. Por otro lado, la obra monumental de ambos fuertes no es fcilimaginarla en los pocos aos que separan el asentamiento inicial de los portugueses en Ternate y la llegada de Elcano con Pigafetta como atento testigo.Por esas razones deben aceptarse con reservas las fechas sealadas.El fuerte Gammalarnma o fuerte de Nuestra Senhora del Rosario

    Gammalamrna esel origen de Ternate. All radicaba el palacio del sultn,la ciudad y el harn. Las primeras noticias de su existencia aparecen ya conuno de los primeros expedicionarios portugueses en 1522,el capitn de Brito.De Brito fue autorizado a construir un castillo en la amplia acepcin del trmino de entonces, es decir, almacn, cuadra, factora, dormitorio y fortalezaen las proximidades ala ciudad de Gammalamma, donde resida el sutn Bolief. El castillo de piedra portugus poco a poco fue levantndose. Noa lo largo de los meses, sino a lo largo de las dcadas,La fortaleza fue sucesivamente gobernada por los portugueses hasta suexpulsin y objeto de luchas e intrigas que no vamos a resear.En 1575 los lusitanos son expulsados de Ternate. Se establecen en Tidoreen 1578, y dos aos despus se produce la unin peninsular bajo Felipe II. Apartir de ese mismo ao se envan expediciones desde Filipinas para reiniciarel asentamiento en Tidore y conquistar Ternate.En esa poca se inicia la penetracin holandesa en Ternate y se fragua laalianza entre los emisarios de la compaa holandesa V.O.C. (VereenigdeOostindische Compagnie) y el sultn de Tidore.En 1593 la armada de Desmarias es traicionada por los remeros chinos,que apualan a la tripulacin durante la noche, y la conquista de Ternate fra-casa.En 1606, ya bajo el reinado de Felipe III, don Pedro de Acua, gobernador general de Filipinas, arma una flota de cinco navos, catro galeras, tresgaleotes, cuatro sampanes, tres funeas, dos gabarras inglesas, dos bergantines, trece fragatas y una barcaza para el transporte de la artillera, con untotal de 1.300 espaoles, 400 soldados filipinos y 649 remeros de esta nacionalidad. El 26 de marzo se concentran en la baha de Talangame, frente a Ternate. Desembarcan en Tidore, donde reciben ayuda del sultn, quien proporcina una flota de kora-kora, y al amanecer del 1 de abril se disponen a realizarel desembarco.Don Pedro divide sus fuerzas en dos columnas para converger sobre elrecientemente construido fuerte de San Pedro y San Pablo. Los ternateos,Ao 1994

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    LEOPOLDO STAMPAa pesar de estar bien dotadosde caones, se deciden por el cuerpo a cuerpo.Ls espaoles les superan y a medioda el reducto se rinde. Tras ello, donPedro se dirige al fuerte Gammalamma, cuartel general y residencia del sultn Said, nieto de Hairn, que es quien haba expulsado a los portuguesesde Temate. Said huye antes de que las tropas de Aua lleguen al Gammalamma. Cuando stos llegan arremeten contra las posiciones fortificadastomando las piezas, y capturan la factora holandesa, en la que encuentrandos mil ducados, grandes depsitos de clavo y numerosas mercaderas.El sultn Said acept regresar a Ternate cuando supo que los espaols lerespetaran la vida si se renda y reconoca la soberana espaola sobre el sultanto. En efecto, el 10 de abril de 1606, en el gran saln del fuerte de Gammalamma, los espaoles y ternateos sancionaron formalmente la paz con lafirma de un tratado. El Sultn y su familia juraron lealtad al rey Felipe III. Deesta manera, Ternate y Tidore quedaban bajo soberana espaola. DonPedro de Acua, cumplida su misin, regres a Manila en el mes de mayo.Durante los meses sucesivos se levantaron puestos fortificados y guarniciones en las pequeas islas vecinas de Moti, Batjan y Makian; en Tidorereconstruyeron el castillo (e1 fuerte Tsjobbe o el fuerte Torre?), que alberguna guarnicin de 100 hombres; el fuerte de San Pedro y San Pablo alberg aotros 200 soldados, y el Gammalamma fue ampliado, acogiendo a cerca de100 familias de portugueses, mestizos portugueses y espaoles.

    Las ltimas reformas de los fuertes de San Pedro y San Pablo, Gammalamma, en Ternate, ylos que an perduran en Tidore, pertenecen, por tanto,a este perodo de control espaol de las dos islas y del norte de las Molucas.Era el ao del dominio total, 1606.Pero los holandeses no estaban inactivos. Alianzas con los ternateos y elsultn de Jailolo fueron negociadas por el capitn LHermite quien con unafuerza axiliar de 100 kora-kora y soldados holandeses inici razzias contralas guarniciones espaolas de la isla de Matian, intentando luego un desembarco en Ternate del que sali escarmentado. Lo intent nuevamente consiguiendo una base en el antiguo fuerte Malayo, abandonado por los portugueses. Los holandeses reconstruyeron el fuerte y lo pusieron en estado de defensa. Dejamos aqu la historia del fuerte Gammalamma, que puede visitarse sinmayores dificultades. Se encuentra en la carretera, prximo al poblado deKastela o Kastiel. En su interior en ruinas an se aprecian los muros yparte de la torre central que conserva la fisonoma definitiva despus de serreparado por los espaoles y portugueses.Fuerte Malayo o fuerte Oranje

    Se trata del que reconstruy el capitn LHermite. Est situado en el centro de la moderna Ternate. Hoy da lo ocupa la polica local y es el nico quepresenta ciertas condiciones de habitabilidad.El fuerte fue sitiado en 1606por las fuerzas espaolas que se acuartelaban36 45

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    LEOPOLDO STAMPAen el Gammalamma. La batalla del fuerte Malayo, ocurrida durante el mes dejunio de 1606 tuvo lugar entre los 250 sitiadores y cerca de 140 holandeses yternateos al mando de LHermite. La fortaleza no pudo ser tomada y elloanim a las fuerzas holandesas a extender su accin sobre Ternate y Tidore.Las expediciones de los almirantes Caerden (1608), Wittert (1609) y la deHoen (1609) contra Tidore, son pruebas de ello.Fuerte de San Pedroy San Pablo

    Algunas fuentes consideran que este baluarte fue el que comenz a construir el gobernador general portugus don Antonio de Brito en 1522. Otrospor el contrario creen que el que Brito levant estara ms cerca de Gammalamma y que incluso el almacn original de Brito fue el origen del fuerte Gammalamma. De acuerdo con las tesis mejor fundadas el fuerte ya estaba en piedurante el reinado del sultn Hairun, quien fue asesinado en ese mismo castillo por el portugus Antonio Pimentel en 1570. Ello dio lugar a una guerra decinco aos, que termin con la derrota portuguesa y su expulsin de Ternateen 1575.Ya hemos visto tambin como el castillo fue asaltado y ocupado posteriormente por las fuerzas espaolas de don Pedro de Acua en 1606.

    El castillo est situado entre los poblados Taman Riu y Fitu, en la carretera de Ternate a Gammalamma. Su posicin, vigilando Tidore, habla por ssola.Se conservan los muros exteriores, pero no se puede acceder al interior,que no se divisa desde la carretera. La entrada tampoco es visible desde losotros muros y la vegetacin, los desniveles y los reptiles, aconsejan observacin prudente desde la carretera.Fuerte Tolluco o Toloco

    Se trata de un fuerte portugus. En ste no existen indicios de presenciaespaola. Atribuida su construccin a Francisco Serrao (1512), ya he indicado mis dudas al respecto. La buena conservacin del mismo no hace msque confirmar su construccin posterior a esa fecha.Est situado a la salida de Ternate en direccin al aeropuerto, la opuestaa Gammalamma.

    Fuerte Santa LucaPor ltimo, el fuerte Santa Luca, o el bastin, recuerda la presenciaportuguesa en Ternate. El fuerte no lleg a terminarse y hoy las aguas de labaha de Talangame penetran entre sus muros.Puede accederse a su interior desde el que se divisa la vecina Tidore.38 45

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    LAS ISLAS DE TIDORE Y TERNA TE EN EL RECUERDO HISTRICO ESPAOLEn torno a este punto podra situarse e primer fondeo de Elcano, el 6 denoviembre, antes de dirigirse a Tidore, aunque Pigafetta no lo describe suficientemente como para asegurarlo.En Tidore tambin puede contemplarse el Palacio del Sultn (construidoen 1610)y su museo. Una desafortunada restauracin en 1974ha quitado todala gracia al edificio, ms parecido ahora a una residencia de montaa que alpalacio de un sultn. El Museo despliega varios objetos de arte, entre ellosporcelana china, plata, objetos portugueses del sigloXVI, lmparas ornamentales, trajes de ceremonial de los sultanes y armas.Todava el Sultn acude a algunas ceremonias acompaado de sus guardias (suseba) y de sus soldados, que curiosamente ,otra reminiscencia hispano-portuguesa?- se denominan bala.En cuanto al folklore (ya hemos hablado de la danza del cakalele), ladanza cortesana llamada Legu recuerda pasadas pocas, acompaadas porcanciones que rememoran al Sultn las obligaciones que tiene con su pueblo.Otra de ellas, la Dadansa (de n evo etimologas familiares para nosotros), seejecuta en presencia del Sultn cuando ste recibe a invitados oficiales. Antiguamente era una danza de bienvenida a los guerreros tras el combate. En lostrajes de los danzantes pueden observarse reminiscencias portuguesas. Estas,junto con vocablos espaoles, abundan en el idioma malayo, pero los dialectos locales recogen muchas otras que se van haciendo ms frecuentes amedida que uno se aproxima a tierras donde la presencia portuguesa y espaola se mantuvo durante siglos.Algunas tienen su origen en instrumentos desconocidos antes de la llegadade espaoles y portugueses, y se adoptaron inmediatamente y an perduran:dadu (dado), garpo (del portugus garfu = tenedor), Kantin (cantina), kaserol, lentera (linterna), tinta, martil (martillo). Yen Flores, Manado o Ambny en el resto de las Molucas, son significativas las de origen militar: kapiten,Kapseti (capacete), banda, kabal (caballo), aldjanti (ayudante), fila, guarda,kapa, semor (sargento mayor), punta (apuntar), fogo, bendera (bandera),armada, ronda, serdadu (soldado), kastil (castillo), kereta (carreta)... y

    otras.En sntesis, Tidore y Ternate, islas donde la presencia de Espaa puedean palparse en los vestigios de las fortificaciones, en las tradiciones del folklore yen las etimologas de muchos trminos de su vocabulario, constituyen,sin duda, lugares de enorme inters no slo para el historidor sino para todoslos espaoles que discurran por estas latitudes. El turismo, poco desarrolladoan en estas islas, no ha permitido hasta el momento la difusin de nuestralejana presencia. Estoy convencido de que la visita del buque-escuela JuanSebastin de Elcano, cuyo nombre est tan ntimamente vinculado a estasislas, servir tanto de recuerdo renovado del pasado de nuestra Armada enellas, como de portavoz del testimonio de nuestro pasado en Espaa.

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    CAMBIOS SUBSTANCIALES ENEL CONCEPTO DE LA GUERRADURANTE EL SIGLO XVIFederico Fernando DE BORDEJ MORENCOSContralmirante

    Un factor que hace su aparicin en la Edad Moderna se relaciona con lacomplejidad poltica de Europa y la ntima interdependencia de las relacionesentre sus estados, puesto que las guerras del siglo xv haban sido en ciertomodo conflictos aislados. Mientras los Reyes Catlicos daban su fin a laReconquista y franceses e ingleses diriman sus diferencias sin sufrir interferencias externas, por su parte, Alemania y Hungra lanzaban una cruzadacontra los husitas, en tanto que los turcos encontraban la oportunidad decolocarse en la retaguardia de Europa con la conquista de Constantinopla,totalmente olvidada por Occidente.Pero tan pronto como Maquiavelo escribe su obra El Prncipe, sus teorasse convierten en realidades. Francia invade Italia en 1494 e involucra en suaccin, no slo a las ciudades-estados de aquella pennsula, sino a Espaa, alPapado y al Imperio, propagndose la querella en pocos aos hasta los confines del Viejo Continente, pues muy pronto Inglaterra ylos sultanes contraern alianzas con alguno de los prncipes beligerantes entrando en el juegopoltico europeo.Con la llegada al trono de Espaa de Carlos 1, la guerra va a intentar liberarse de todas sus ataduras convencionales que hasta all la haban condicionado, reforzando su papel de instrumento de la poltica, una poltica que tratar de abarcar y controlar al mundo entero y que inicialmente iba a girar entorno al conflicto franco-espaol, que se abre en 1495 con la conquista deNpoles por Carlos VIII de Francia.Dentro del escenario internacional, en 1512la guerra encontrar en Selm 1un soberano con pretensiones universales que no dudar en mover sus ejrcitos, a la vez, en Oriente y contra Occidente, puesto que despus de haberdoblegado a sus enemigos en el Este, con la conquista de Siria, Arabia y Egipto, volver, sus miradas hacia Europa, constituyendo la lnea fronteriza turca,que se extenda desde Bosnia a Bengasi pasando por el Bsforo, una seriaamenaza para la cristiandad, tanto por tierra como por mar.Por su lado, Venecia, que en el siglo anterior se haba aprovechado de suspactos con los sultanes para extender su rea de influencia hacia el Este, msall de los lmites naturales de Occidente, se ver obligada a replegarse sobres misma, iniciando su declive como potencia martima, lo mismo que Gnova, en tanto que el emperador Maximiliano, en los umbrales de su muerte,asistir a esa acelerada evolucin, no escapndosele los peligros que van apesar sobre su Casa y Europa, estimando que heredando la corona imperialsu nieto Carlos, ste podra asumir la defensa de Alemania y de Occidente.Ao 1994

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    FEDERICO FERNANDO DE BORDEJ Y MORENCOSMs al sur, Francia, a pesar de verse sometida en cierto modo a un cerco,podr todava disfrutar de su excelente posicin central y enfrentarse a Carlos 1bien sola o como alidada del turco, razones y circunstancias que abrirn unaguerra en dos frentes y que se convertir en el elemento dominante de la poltica imperial, habiendo perdido ya la idea de cruzada todo sentido. Finalmente, Inglaterra practicar durante un cierto nmero de aos una poltica deesplndido aislamiento y los ducados de Polonia y Mosc proseguirn lamayor parte del siglo sumidos an en las tinieblas y olvido.Pero Carlos 1 no hubiera podido conducir sus lneas de accin poltica deno haber accedido al trono de Espaa, pas de reciente unidad que acababade salir de una situacin de retraimiento que favoreca su seudoinsularidad yque iba a permitir al emperador explotar todas las ventajas que confera a laPennsula la geografa, como bastin avanzado sobre el Atlntico, de controldel Mediterrneo Occidental y de flanqueo y retaguardia con respecto aEuropa. La ocasin se le presentaba propicia, pues establecida la unidad, conresponsabilidades en Italia, en marcha la colonizacin del Nuevo Mundo ycon el prestigio que le confera la corona imperial, haba ascendido Espaa ala categora de primra potencia del mundo de la poca, que no debera mantenerse por la fuerza de las armas si Carlos lograba crear un ImperiumMundi catlico, en el que Alemania deba desempear un papel fundamental al servicio de Su Majestad hispnica, puesto que por su excntrica posicinle era difcil a Espaa afirmarse por s sola en el continente con las mismasventajas que disfrutaba una potencia central.Dos aos despus de haber sido proclamado emperador y dentro de sudesignio poltico, Carlos 1 se sinti lo suficientemente fuerte y libre de compromisos como para reiniciar la lucha en Italia, que entre 1496y 1516 habanmantenido sus abuelos maternos en el mismo escenario y contra el mismoadversario, conflicto en el que buscar doblegar a Francia y luego extender sudominio e influencia por todo el mbito mediterrneo, antes de que los otomanos sean capaces de perforar la lnea exterior que protega a la Cristiandad.Ese largo conflicto entre dos pases vecinos transformar el mosaico poltico italiano, convirtindolo en un enorme tablero de ajedrez en el que se forjarn y liquidarn alianzas y coaliciones, convirtindose las guerras de Italiaen un crisol del arte militar, todava emprico y multiforme, afrontndose,fusionndose, surgiendo y conjugndose tcticas diferentes y alejadas de laspracticadas hasta esos momentos.Ser una lucha sin cuartel conducida en el interior de los territorios quepara Carlos 1 deban constituir el nuevo sistema de estados europeos y que,en teora, debera finalizar cuando una de las dos naciones, Francia o Espaa,hubiera logrado adquirir una ventaja decisiva sobre la otra o establecerse unequilibrio que garantizase, tanto a esos pases como al resto, unas relacionesde buena vecindad que permitiera al conjunto vivir un futuro en paz.Para Carlos 1 la guerra ser el factor predominante de su reinado y a ellarecurrir cuantas veces lo exija su finalidad poltica aunque, eso s, desenca42 45

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    CAMBIOS SUBSTANCIALES EN EL CONCEPTO DE LA GUERRA DURANTE...denndola cuando le parezca ms propicia y si bien no fue un monarca conuna especial inclinacin por los enfrentamientos armados, si sabr apreciarlosen su justa medida y valor como instrumento para alcanzar sus objetivos, porlo que se servir de ellos con frecuencia. Cuando en 1521, rodeado del prestigio que le confera su casa, su origen y su situacin marcha a Italia, no ser conla intencin de afianzar la posesin del Milanesado, conquistado por Francisco 1 en 1515, tras la victoria de Marignano, sino, ms bien, la de asegurary restaurar un Occidente, tal como lo conceba y hecho a su medida.Las guerrasde Italia con Carlos 1

    No trataremos de describir las guerras que Carlos 1 debi mantenerdurante cerca de veinticinco aos, soberano de un mundo de dimensiones encierto modo desconcertantes para la poca, puesto que se confunden o integran ntimamente con su poltica.En 1521, la llegada a Miln del prncipe italiano Prspero Colonna alservicio de Espaa motiv,una vez ms, la alianza de Francia y Venecia, surgiendo en un segundo plano un Pontfice que continuamente mover los hilosde una situacin muy compleja pero que, como soberano de un estado temporal, le conviene que exista.Uno de los contendientes, como Seor de Espaa y de las Dos Sicilias, deLuxemburgo, Borgoa y el Franco Condado, heredero de los Pases Bajos yemperador de Alemania, Austria, Tirol y Estiria, reuna en sus manos unaserie de fuerzas heterogneas y dispersas en el espacio, como jams habalogrado el propio Carlomagno. Por su parte, Francisco 1, despus de haberfinalizado su conflicto con los cantones helvticos por decisin unilateral deestos y no sin antes haber puesto a su disposicin sus mercenarios, estimabaser otro prncipe extremadamente poderoso y, por ello, capaz de asumir elconflicto con grandes probabilidades de xito, monarca con una clara vocacin para solventar los problemas a travs de la guerra y, en esos momentos,deseoso de alcanzar una victoria sobre su secular enemigo, Espaa, creyendoque ahora se le presentaba la ocasin.La campaa que se inicia en.1521 se anunciaba difcil y, desde luego, descansaba en la habilidad maniobrera de los capitanes del emperador, quehaban superado la tctica imperante a finales del siglo xv y comienzos del xvi,pues de aplicar ahora aquellas normas, demasiado estticas, sus acciones sehubieran mostrado insuficientes si se pretenda con ellas alcanzar una decisin. Por sus marchas y continuos cambios de posicin, Prspero Colonnaacab por arrebatar tanto terreno a la coalicin franco-veneciana que les fueimposible a stos lograr la concentracin de sus fuerzas, dando la guerra porperdida, y mientras Miln caa sin combate en manos del emperador, Francisco 1, no resignndose a verse derrotado, levantaba otro ejrcito a las rdenes de Lautrec con la orden de reconquistar Miln.Lautrec maniobr sin contratiempos pero sin conseguir que, esta vez,Ao 1994

  • 8/13/2019 Revista de Historia Naval N45. Ao 1994

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    FEDERICO FERNANDO DE BORDEJ Y MORENCOSColonna abandonase una estrategia defensiva, por lo cual aquel se vio forzado, contra lo que le dictaban sus conocimientos militares, a atacar el 23 deagosto de 1522 no lejos de Miln, en Bicoque, accin que responda ms a undeseo de sus mercenarios suizos, quienes le reclamaban a toda costa entrar encombate, que a un correcto estudio de la situacin. Por tanto, fue una batallaprovocada por los propios mercenarios pero sin responder a la evolucin normal del conflicto ni a un plan de operaciones viable y preconcebido.A propsito de los mercenarios, factor negativo y muy abundante enambos bandos, debe sealarse que stos imponan sus propsitos puesto quesus contratos eran limitados en el tiempo y basados en el botn tomado, porlo que de no escucharles, pensaban que no tena entonces ningn sentido servir en un ejrcito que no les ofreca beneficios cuando, por el contrario, frecuentemente pagaban su servicio con su propia vida.De ah que deba decirse que los franceses sufrieron una crisis de mando yde autoridad, al ceder Lautrec a aquellos requerimientos o imposiciones,ordenando atacar las lneas espaolas mientras Colonna decida no variar suactitud defensiva, inspirndose en el principio de la guerra que prescribe queesperar un ataque es la mejor forma de economizar fuerzas, persuadido deque la defensiva era el mtodo de combate ms idneo en ese momento si nopretenda, como as era, alcanzar un objetivo fsico predeterminado. Sinduda, esa tctica espaola implicaba una cierta renunciacin pero,como sedemostrara en el encuentro, Colonna sufri ligeras prdidas en tanto que suadversario vea aumentar las suyas, renunciacin que en determinadas circunstancias se olvidaba si, como en este caso, se alcanzaba una resonante victoria, consecuencia del repliegue de los suizos a sus posiciones iniciales y decidir Lautrec no proseguir la batalla e iniciar la retirada. De ah que puedadecirse que fue en Bicoque cuando los suizos se encontraron en inferioridadde condiciones ante una infantera dotada de su mismo armamento.A pesar de ese revs, Francisco 1 no consider perdida la guerra y en elmismo momento en que los turcos se aproximaban a tierras de los Habsburgo,el rey francs estim que era el momento de volver a intentar conquistar laLombarda.Por su parte, Carlos 1, desde la primavera de 1521tena necesidad de obtener una victoria en el frente oriental del continente si deseaba reforzar anms su autoridad, dado que en ese ao Solimn II, sucesor de Selm 1, sehaba apoderado de Belgrado, posicin clave para dominar los Balkanes y departida para ejercer una fuerte presin sobre Hungra y Estiria, encontrndose Austria asimismo amenazada, sultn que al ao siguiente se asentaraen Rodas, expulsando a los Caballeros Hospitalarios de San Juan, para pasara control turco el trfico comercial veneciano y genovs con el PrximoOriente.Puesto que los hngaros eran incapaces por s sol