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SEGUNDAS JORNADAS DE LA AMHE
14-16 de agosto de 2013
La industria textil fabril en el Bajío, 1830-1910.
Raquel Beato King ENCRyM-INAH
Introducción
La industria textil fabril en México -y particularmente la algodonera- conoció desde
las primeras décadas del siglo XIX y hasta finales del Porfiriato una tendencia
ascendente en lo que hace a su producción, número de establecimientos así como
en su capacidad técnica instalada, por nombrar algunos de los rubros más
importantes.
Dentro de este devenir, la región del Bajío experimentó la creación de centros
fabriles dedicados a la elaboración de textiles de algodón –vinculados a cursos de
agua- que compartieron esa tendencia. Desde los primeros años importantes
establecimientos fabriles se desarrollaron en distintos estados de la región para
abastecer de piezas de manta a los mercados locales como a aquellos del centro
del país con los que estaban vinculados, continuando en actividad hasta bien
entrado el siglo XX.
Las condiciones físico-geográficas, económicas como históricas del Bajío fueron
nodales para el buen desempeño de esta industria en la región durante el periodo
estudiado, tanto en lo que hace a su particular hidrografía como orografía, las
rutas de comunicación existentes y las actividades económicas que históricamente
compartieron.
El ámbito geográfico
La definición de la región del Bajío no siempre ha coincidido, diversos autores la
han delimitado dependiendo de la disciplina a la que pertenecen o al tipo de
estudio que han desarrollado. Además, o como parte de lo mismo, las definiciones
pueden estar dadas en términos físico-geográficos, económicos, históricos, o
culturales1 según las necesidades de los estudios que se realicen o las épocas y
problemáticas que se aborden.
En términos físico-geográficos el Bajío hace referencia –grosso modo- al territorio
enmarcado por la depresión de Querétaro en su parte este hasta las propias del
lago de Chapala en el oeste (otros autores consideran a los Altos de Jalisco).2 En
su frontera sur, -y colindando con espacios de Michoacán- corre el río Lerma que
recibe desde el norte los afluentes llamados ríos Turbio, Silao y de la Laja. Así, la
región está constituida por una “extensa llanura aluvial” que posibilitó el desarrollo
de la agricultura en sus tierras fértiles desde tiempos coloniales. A la par, incluye
tierras más altas y menos húmedas pero también fértiles que se desmarcan en su
límite norte de espacios mucho más agrestes como los que integra San Luis
Potosí.3
Históricamente el río Lerma constituyó una frontera entre grupos chichimecas y
aquellos pueblos sedentarios de Mesoamérica en épocas prehispánicas hasta la
llegada de los españoles cuando tuvo lugar el asentamiento de poblaciones que le
otorgarían otra fisonomía a la región. A la par, tendrían lugar nuevas formas de
uso y apropiación de la tierra, con la consecuente expansión de la hacienda,
vinculadas a los requerimientos de los centros mineros del norte, pero que
también fueron cubriendo la demanda de los mercados de occidente y centro
1 Téllez Valencia, Carlos Alberto, "Ciudad-región y reestructuración urbana en el Bajío" Tesis de doctorado en Geografía. México, UNAM, 2006. 2 Ibidem. 3 García Martínez Bernardo, Las regiones de México. Breviario geográfico e histórico. México, El Colegio de México, 2008.
durante la colonia creando estrechas relaciones comerciales. 4 Para ello, se
construyeron vías de comunicación y sistemas hidráulicos que perdurarían largo
tiempo.
Las poblaciones más importantes se fundaron en las cercanías del río Lerma
como La Piedad, Salamanca, Salvatierra y Acámbaro y en las de sus afluentes
como Guanajuato, Silao, Celaya, Irapuato y Querétaro. Otras localidades fueron
León, San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo.5 Todas ellas conformaron desde
tiempos novohispanos una red de poblaciones vinculadas a la producción agrícola,
y, como se señaló, en estrecha relación con la zona central del país, aunque se
distingue Guanajuato en la actividad minera y Querétaro, San Miguel, Salamanca
y Celaya en manufacturas textiles.6Asimismo, espacios del noreste del estado de
Michoacán también desarrollaron actividades textiles de tipo artesanal de algodón
y de lana en obrajes cercanos a complejos mineros con abundante población o a
mercados locales inmediatos entre los que cabe mencionar Taximoroa,
Zinapécuaro y la propia Morelia.7
Durante el siglo XIX y principios del XX numerosas fábricas de algodón se
establecieron en las localidades mencionadas del Bajío aprovechando sus ríos y
cursos de agua para generar energía, así como, las redes de comercio existentes
que cubrían la demanda de mercados locales y regionales populosos.
La industria textil fabril en el Bajío, 1830-1880
La región conoció tempranamente la llegada de fábricas textiles y al igual que
otras similares del país -y como característica para todo el periodo- estas unidades
4 Téllez Valencia op. cit. Brading David. “La estructura de la producción agrícola en el Bajío de 1700 a 1850” en Historia Mexicana, México, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, v.23. no.2(90 (oct.-dic.- 1973) 5 García Martinez, op. cit. 6 Brading, op cit. Blanco, Mónica. et al. Breve historia de Guanajuato. México, FCE/El Colegio de México, 2000. 7 Uribe Salas, José Alfredo, La industria textil en Michoacán, 1840-1910. Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1983.
productivas dependieron de la tecnología foránea para ser erigidas, ya que tanto
técnicos como equipo provenían de países industrializados. Su localización estuvo
estrechamente vinculada a cursos de agua necesarios para poder mover la
maquinaria y que, en el caso del Bajío, se hace evidente dadas las características
físico-geográficas del medio: la cuenca del Lerma y sus afluentes.
Para inicios de los años cuarenta estaban ya en funcionamiento Hércules y El
Batán, en Querétaro, y De Valencia en Guanajuato (véase mapa N°1 al final del
texto). Sin embargo, los preparativos para poner en marcha Hércules datan de
1838 cuando el empresario de origen español, Cayetano Rubio, compró un
antiguo molino, conocido como Molino Colorado, ubicado a las afueras de la
ciudad de Querétaro, y a las orillas del río que lleva este mismo nombre.8 De
inmediato, comenzó los remozamientos necesarios y la construcción de la
imponente fábrica que sería una de las más importantes a nivel nacional durante
todo el siglo XIX e inicios del XX no sólo por sus grandes dimensiones sino
también por su capacidad técnica instalada y alta producción. Como sucedía con
otras fábricas textiles la maquinaria se compró en Inglaterra y fue traslada desde
Tampico por una carretera que Rubio mandó construir hasta la ciudad de
Querétaro. Para 1843 consumía cerca de 339 mil kilos anuales de algodón con los
que se elaboraba hilaza (casi 240,000 kg.) en sus 4,200 husos y piezas de manta
(20,800) en sus 112 telares.9
Por su parte, la fábrica El Batán propiedad de la firma Domínguez y Compañía y
en la que el gobernador queretano, Sabás Antonio Domínguez, tenía participación
contaba en 1843 con 1,200 husos movidos por fuerza motriz hidráulica. 10 Sin
embargo, fue un establecimiento que no prosperó pues para 1854 las fuentes
sobre fábricas ya no dan cuenta de ella.
8 Suárez Cortez, Blanca Estela (coord.) Historia de los usos del agua en México: oligarquías empresas y ayuntamientos. 1840-1940. México, CIESAS, Comisión Nacional del Agua, IMTA, 1998 9 Dirección General de Industria, núm. 6 y núm. 7. 1843. 10 Ibidem.
Al igual que en Querétaro, los inicios de la industria fabril textil de Guanajuato
están vinculados con empresarios de origen español. Patricio Valencia puso en
marcha su fábrica de hilados en la ciudad de Salamanca cuya maquinaria
procedía también de Inglaterra. Para la misma época que sus contemporáneas
contaba con 800 husos que producían más de 21,000 kilos de hilaza al año,
mediante el uso de fuerza motriz precaria movida por mulas aunque pocos años
después utilizaría la hidráulica ya que por la ciudad de Salamanca pasa el río Laja.
Según informes de la época, la Dirección General de Industria tenía ciertos datos
de los cultivos de algodón en Veracruz, México, Oaxaca, Jalisco, Colima,
Tamaulipas, Durango, Sonora y Coahuila mientras que otras fuentes mencionan
también a Michoacán.11 Esta producción variaba anualmente debido a cambios
climáticos y diversas pestes. Veracruz era el estado que aportaba mayores
cantidades tanto de algodón en rama como despepitado. Sin embargo, la
importación de algodón tuvo lugar durante buena parte del siglo XIX hasta el
desarrollo de región de La Laguna en el norte del país, incluso los mismos
empresarios textiles como Rubio lograron concesiones para la importación de
algodón que muy probablemente utilizaron en sus negociaciones como fue el caso
de Hércules.
En términos generales, el Bajío iniciaba la producción fabril con más de veinte mil
piezas de manta, una capacidad técnica instalada de 8,400 husos y más de 100
telares, un consumo de algodón de alrededor de 352 mil kilos anuales y una
producción de hilaza de más de 260 mil kilos también anuales (véase cuadro núm.
1 y mapa núm. 1 al final texto).
Diez años después la marcha de esta nueva manera de producir proseguía con
tendencia ascendente al elaborar alrededor de 100 mil piezas de manta, en sus
11 Lucas Alamán, “Memoria sobre el estado de la agricultura e industria de la república, que la Dirección General de estos ramos presenta al gobierno supremo” en Documentos para el estudio de la industrialización en México. Salas Uribe, op. cit.
casi 17 mil husos y 500 telares con más de 3 mil operarios.12 Evidentemente,
destaca el desempeño de Hércules por ser el único productor de mantas –la otra
fábrica era de hilados- y por su abrumadora capacidad técnica instalada incluso a
nivel nacional superando a la poderosa Cocolapan de Manuel Escandón, en
Orizaba. Los incrementos en Hércules tenían que ver con nuevas concesiones
que el gobierno local había otorgado a Rubio para utilizar más caudal de agua del
río Querétaro y, con ello, realizar obras hidráulicas (entre las que destaca el
magnífico acueducto de dos kilómetros de longitud). Esta situación había
posibilitado al empresario poner en actividad gran cantidad de husos nuevos que
antes sólo aparecían como en erección y, con ello, no sólo incrementar la
producción de piezas de manta sino también las horas de labor dentro de la
fábrica.13
Las redes sociales y de parentesco que los empresarios entablaron con las
esferas del poder gubernamental y económico fueron determinantes para los
primeros pasos de la industria textil de la región, al obtener facilidades en el
desarrollo de sus negocios o ocupando puestos de decisión como lo hicieron
ambos empresarios y sus familiares en las juntas de industria de Salamanca y de
Querétaro y México14. Las concesiones en el uso del agua de los ríos a favor de
las fábricas y los consecuentes pleitos con las comunidades afectadas fue otra de
las historias que acompañaron el devenir de esta industria. A la par, tenía lugar el
mejoramiento de la fuerza motriz que para mediados del siglo XIX dejó de ser
precaria (animal), para convertirse en hidráulica y, posteriormente, de vapor y
eléctrica.
Cabe mencionar, que ciertas fuentes locales señalan que Patricio Valencia
adquirió en 1845 las antiguas instalaciones del Molino de la Esperanza para
12 Anales del Ministerio de Fomento, México, 1854. Datos locales señalan que Hércules contaba con una producción mayor 144,000 y con 212 telares. 13 Suárez Cortez op. cit. 14 “Documento Número 1 Estado que comprende las juntas de industria que hasta ahora hay establecidas, con expresión por órden alfabético de los lugares y de los departamentos. México, Dirección General de Industria 15 de diciembre de 1843”en Documentos para el estudio de la industrialización en México.
establecer la fábrica La Perla, en Salvatierra. En la década de 1850 la fábrica
contaba con 900 husos movidos por fuerza motriz hidráulica que proporcionaba el
río Lerma, 65 operarios y cuya producción se colocaba en Yuriria, Uriangato y
Cuitzeo, localidades ubicadas en la ruta que unía el sur del estado de Guanajuato
con el norte de Michoacán. Este antecedente es importante ya que La Perla
cambiaría de nombre al de Reforma durante la República Restaurada como
muestra de acercamiento y buena voluntad de parte del yerno de Valencia –éste
ya fallecido-, Eusebio González, también de origen español, con el flamante
gobierno liberal de Benito Juárez. La razón estaba en que González había
mantenido muy buenas relaciones con Maximiliano durante el Segundo Imperio.15
A la par, la familia Rubio había fundado dos nuevas fábricas cercanas a Hércules,
La Purísima en 1864 y luego San Antonio que se dedicó en un principio
exclusivamente al estampado. Al igual que hicieron otros establecimientos de la
zona adecuó antiguos molinos próximos al río Querétaro para transformarlos en
fábricas modernas: el Molino Blanco y el Molino San Antonio, con todas las
construcciones hidráulicas correspondientes.16
En Michoacán la industria textil fabril algodonera llegó más tardíamente -durante la
República Restaurada- y tuvo acceso al algodón que se cultivaba en el estado así
como a carbón y agua para generar la energía necesaria, a la vez que contaba
con mano de obra experimentada de los talleres artesanales tanto de textiles de
lana como de algodón. 17 En un inicio las fábricas se ubicaron en Morelia y
Uruapan. Pensando en la cercanía con el Bajío podríamos considerar a las dos
fábricas de Morelia: La Paz y La Unión con miras a cubrir mercados potenciales
de la región centro y de tierra caliente del estado. La Paz inició actividades en
febrero de 1868 produciendo telas de seda y mantas de algodón mientras que La
15 Datos de Grupo La Reforma y La Carolina, 2013. 16 Suárez Cortez, op. cit, Soto González, Fidel. Hércules. Industrialización y clase obrera en Querétaro, 1838-1877. Viterbo Editorial, INAH/CONACULTA, 2004. - Torres, Andrés y Thania Aceves “El ex molino de San Antonio. Patrimonio industrial de la ciudad de Querétaro” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. México, IIE-UNAM, Vol. XXX, Núm. 93, 2008. 17 Uribe Salas, op. cit.
Unión lo hizo en 1873, ambas con participación del comerciante michoacano Félix
Alva y, al igual que en otros estados, los establecimientos fueron equipados
mediante la importación de tecnología foránea. Asimismo, la fundación de estas
fábricas también estuvo acompañada por las estrechas relaciones que Félix Alva
mantenía con poderosos terratenientes y miembros importantes del poder político
en el estado.18
El surgimiento de las fábricas textiles así como su respetable desempeño durante
las primeras décadas, está íntimamente relacionado con el tipo de producto que
elaboraban: la manta de algodón. De ancestral gusto y uso en la población, la
manta tuvo colocación en un mercado popular de tiempo atrás. Esta particularidad
queda especialmente clara en la región de estudio, dada su alta elaboración
artesanal previamente existente; muchos de estos talleres surtían a las localidades
vinculadas a haciendas y ranchos, pero también a los enclaves mineros de
Guanajuato y del noreste de Michoacán.
Por una parte, los obrajes característicos de la región fueron en franca retirada
tras las guerras de independencia a la par que la minería sufría sus consecuencias
desarticulando mercados locales y afectando las correspondientes producciones
de textiles -tanto de lana como de algodón- no fabriles, aunque otras localidades
manufactureras permanecerían al margen de los tiempos convulsos que afectaron
de manera especial al Bajío.19
La actividad fabril ocupó esos espacios en crisis -cobijada por políticas
económicas que impulsaban su puesta en marcha llámese Banco de Avío,
Dirección General de Industria así como las distintas instrumentaciones para
protección de textiles baratos de algodón nacionales o las facilidades para la
disponibilidad del algodón, entre otras-, pero a la vez introduciendo una nueva
manera de producir con tecnología foránea de punta para ese momento histórico.
18 Uribe Salas, op. cit. 19 Blanco, op. cit. Suárez, op. cit.
Los tiempos en la elaboración de hilaza y manta fueron mucho más rápidos que
los artesanales y, por ende, las cantidades de producción más abultadas. Fue en
la hilaza donde los tiempos se redujeron de manera sorprendente por lo que
mucha de esta producción fabril se vendió a esos talleres tradicionales y, en la
medida de lo que corresponde para el entorno, a comunidades indígenas
cercanas. No obstante el embate de la producción fabril sobre el taller artesanal y
la comunidad indígena, estas otras formas de elaboración de textiles sobrevivieron
todo el periodo incluso hasta nuestros días.
La diversidad de tamaño, peso, precio, así como su multifuncionalidad (ropa de
vestir, de cama, cortinas, telas para la cocina, lonas, uniformes militares como los
que La Reforma vendió en su momento para el gobierno en turno, etc.) fueron
otras de las bondades con las que contaba el producto para su fácil colocación
ante la respetable demanda local y regional. Además, hay que considerar que se
trataba de una mercancía accesible para amplios sectores populares, por lo que
podemos concluir que los empresarios textiles recurrieron a un mercado
preexistente, popular, de alta demanda ya probado.20
Si bien las primeras décadas de la trayectoria de la industria textil fabril estuvieron
signadas por los difíciles tiempos decimonónicos de gran inestabilidad política,
penurias en el erario público, guerras internas y externas, grave deterioro en los
comunicaciones y transportes, la inseguridad derivada del bandolerismo, y otros
factores,21 lo cierto es que un puñado de fábricas logró sortear las dificultades
existentes, e incluso incrementar su capacidad técnica instalada y producción,
para lograr arribar a los tiempos más calmos del Porfiriato, donde la industria textil
en su conjunto experimentaría un impactante crecimiento.
20 Beato, Raquel “La industria textil fabril en México, 1830-1910” Tesis de maestría. Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 1997. 21 Alvarado, Armando, et al. La participación del Estado en la vida económica y social mexicana, 1767-1910. México, INAH, Colección Científica, 1994.
La industria textil fabril en el Bajío, 1880-1910
El desempeño de la industria textil fabril en la región hacia los inicios del Porfiriato
fue importante si se observan los datos para esas fechas. Efectivamente, las
unidades productivas se habían multiplicado llegando a diez: Hércules, La
Purísima y San Antonio en la ciudad de Querétaro, La Reforma y San Isidro de
Batanes en Salvatierra, La Providencia en Chamacuero (hoy Comonfort, en Soria),
La Americana en León, La Paz y La Unión en Morelia, y La Victoria en Lagos de
Moreno. En 1877 registraban todas juntas un valor de 1,032,000.00 pesos entre
maquinaria y edificios, y con respecto a 1854 los incrementos fueron
considerables: el consumo de algodón llegó a 1,757,200 kilos (casi 140%) con los
que elaboraban más de 470,000 piezas de manta (370%) en alrededor de 23,000
husos (36%) y 1,067 telares (113%).22 (véase cuadro núm. 2 y mapa núm. 2 al
final texto).
Por el contrario, tanto la producción de hilaza (268,224 kilos) como el número de
operarios (1,313) disminuyeron. Durante el Porfiriato prácticamente todas las
fábricas –incluso a nivel nacional- ya habían integrado los procesos de hilado y
tejido en su establecimiento, por lo que ellas mismas eran consumidoras del hilo
que elaboraban para confección de sus telas de algodón. Probablemente, la
disminución en el número de operarios tenga que ver con el caso específico de
Querétaro, pues la abultada cifra de alrededor de 3,000 en 1854 hacía referencia a
“operarios y trabajadores de la construcción” en fuentes locales. Esa cifra no se
volvería a alcanzar en Querétaro para los años subsecuentes.23
Otro dato importante es el relativo a los mercados a los que surtían las fábricas
abajeñas. La Reforma y La Providencia, de Eusebio González, proveían de manta
a diversos estados; probablemente La Reforma, en Salvatierra, llegaría más allá
de Cuitzeo -como había sucedido a mediados del siglo XIX- pues su vecina San
Isidro de Batanes, establecida en la misma localidad, colocaba sus mantas e
22 Busto, Emiliano, Estadística de la República Mexicana, T. III, México, Imprenta de Ignacio Cumplido,
1880. 23 Ibidem. Suárez Cortez, op. cit.
hilaza en el estado de Michoacán al igual que La Americana de León, en años en
que todavía el ferrocarril no arribaba a Morelia. Posiblemente, esta situación se
debía a que las fábricas Hércules, La Purísima y San Antonio, de la Casa Rubio,
destinaban su altísima producción a los mercados de Guanajuato y Querétaro
cubriendo gran parte de la demanda en estos dos estados.
Por último La Victoria, situada en Lagos hacia el extremo noreste de Jalisco, por
donde pasan los ríos Lagos y La Sauceda, colocaba su producción de colchas e
hilaza en el estado. 24 Sin embargo su vinculación con los centros mineros,
incluyendo Guanajuato, datan desde tiempos coloniales cuando sus haciendas
cerealeras y ganaderas los surtían.25 Entre ellas, la ancestral Ciénega de Mata –
de una gran extensión que abarcaba estados norteños colindantes y el propio
Guanajuato- propiedad de la familia jalisciense Rincón Gallardo cuyos
descendientes invertirían en la fábrica textil La Victoria y se asociarían con los
Madero de Coahuila.
Nuevamente las tres fábricas de la Casa Rubio destacaban con su producción
anual de mantas (144,000) y sus husos (10,000) y telares (600), pero también lo
hacían las de propiedad de Eusebio González, La Reforma y La Providencia, que
en conjunto estaban elaborando 140,400 piezas de manta con casi 5,000 husos y
232 telares. La Americana, de nueva aparición, sola ella se apuntaba con una
sorprendente cantidad de 120,000 piezas de manta confeccionadas en sus más
de mil husos y 30 telares. La Americana fue la primera fábrica textil a nivel
nacional con contar con una planta generadora de electricidad que no sólo utilizó
para sus propias necesidades sino también para dotar de luz al poblado y al
municipio de León.
Para finales de siglo las fábricas se habían incrementado a 15, y como lo muestra
el mapa número dos, sobrevivían todas las existentes en 1880 mientras que
24 Busto, op. cit. 25 Beato, Guillermo. Grupos sociales dominantes. México y Argentina (siglos XIX y XX). Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1993.
hacían su aparición San José o San José de la Montaña en Querétaro -donde la
casa Rubio también tenía intereses- y La Virgen, en Tajimaroa -Ciudad Hidalgo-
como fábricas de hilados y tejidos, pues las otras tres eran boneterías -aunque
eran consideradas también en las fuentes de la época-: La Esperanza y La Unión,
en Celaya, y Prosperidad Leonés, en León.26
La fábrica La Virgen, propiedad de la Compañía Industrial La Virgen, se fundó a
orillas del río Tajimoroa en 1895 en el municipio de Zinapécuaro y su maquinaria
fue de origen inglés. Para moverla, los propietarios edificaron un canal y una presa
con una caída de 24 metros. Hacia l880 la reactivación de la explotación de las
minas del noreste de Michoacán trajeron trabajadores y, con ello, la demanda de
productos textiles que en su mayor parte fueron cubiertos por talleres artesanales
de algodón y lana cuyo mercado se extendía hasta Maravatío. Quince años más
tarde, La Virgen coparía el mercado de la zona y de buena parte del estado con el
consecuente perjuicio de los trabajadores artesanales.27 Por su parte, las antiguas
fábricas de Morelia habían cambiado de dueños siendo adquiridas por
empresarios españoles: La Paz por Pedro Peláez y La Unión por Juan Basagoitia.
No obstante que las nuevas fábricas productoras de hilaza y telas de algodón eran
sólo dos, los incrementos en los diferentes rubros fueron impresionantes: consumo
de algodón de más de 3,633,000 kilos (106%), piezas tejidas alrededor de
1,160,000 (146%), producción de hilaza mayor a 477,000 kilos (77%), número de
husos en torno a los 60,100 (160%) y con más de 1,650 telares (54%) operados
por 3,416 trabajadores (160%) 28. (véase cuadro número 3 al final del texto).
Los incrementos en las producciones tienen que ver con la capacidad técnica
instalada y su modernización, proceso que tuvo lugar en la madurez del Porfiriato,
a la par que se incorporaba el uso de la electricidad como fuerza motriz. El acceso
directo a ríos con los que contaba las fábricas de la región del Bajío permitió la
26 Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Docs. 134 y 135. 27 Uribe Salas, op. cit. 28 Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, op. cit.
incorporación de la nueva energía. Por ejemplo, en el caso de La Reforma, la
electricidad se instaló en 1895 y pudo combinar esa energía con la hidráulica que
generaba del río Lerma al que está adosada la negociación cuando la primera
fallaba, acción que hoy en día sigue llevando a cabo, pues es una de las pocas
fábricas textiles que sobreviven y se mantiene activa.29
Distrito de Riego Alto del Río Lerma, Salvatierra, s/f
En 1902 una nueva fábrica textil se establecía en el Bajío, se trataba de La Aurora,
en San Miguel de Allende, cuyos propietarios Romero Rodil y Sauto, adquirieron la
maquinaria en Inglaterra al igual que los pisos de mosaico, techo y columnas de
hierro que visten la fábrica.30 En sus inicios contó con equipo totalmente moderno
(2,196 husos, 100 telares y 69 operarios). Arrancaba dedicándose más a la
hilatura que al tejido ya que producía alrededor de 70,000 kilos de hilaza y
escasas 8,000 piezas de manta.31
29 Entrevista a Enrique Pastor, ex administrador de La Reforma y La Carolina, 30 Entrevista a Manolo Garay, propietario de la fábrica La Aurora, México D.F. 30 de marzo de 2010. 31 No obstante que las referencias de los propietarios señalan que la construcción finalizó en 1902, existen datos sobre la fábrica La Aurora en las fuentes de la época desde 1901. Probablemente estuviera trabajando antes de concluir el total de sus obras Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 1903. Doc. 173. Semestre fiscal de enero a junio 1901.
Al igual que los otros establecimientos estudiados, el entorno geográfico fue
determinante para el buen funcionamiento. En la zona alta de San Miguel
construyeron la presa Las Colonias que surtía, mediante un ducto, el agua
necesaria que alimentaba las turbinas generadoras de energía eléctrica para
mover la moderna maquinaria. Los espacios en los que el equipo fue instalado
fueron concebidos en 1900 cuando se diseñó la planta arquitectónica del edificio la
cual evidencia la secuencia lógica de las etapas del proceso productivo para la
elaboración de hilaza y telas de algodón, hasta su empaque y traslado a la
estación de ferrocarril para su comercialización.32 (Véase plano de La Aurora al
final del texto)
El desarrollo de las vías férreas fue, por supuesto, otro factor que influyó en la
buena marcha de la industria fabril textil durante el Porfiriato ya que implicó la
ampliación de los mercados regionales, antes más acotados, y la apertura al
proceso de conformación del mercado nacional en el corto tiempo. Las líneas de
ferrocarril que se construyeron en el Bajío siguieron las antiguas rutas de
comunicación donde se encontraban aquellas localidades importantes, ubicadas a
orillas de los distintos cursos de aguas que bañan la región, y donde se fueron
estableciendo las fábricas de hilados y tejidos de algodón durante el siglo XIX y
principios del XX: Querétaro, Celaya, Salamanca, Guanajuato, León, Lagos de
Moreno, Salvatierra, San Miguel de Allende y Morelia (véase mapa núm.2 al final
del texto). 33
También las actividades fabriles de los empresarios se ampliaron a los lugares
más distantes del Bajío o a otros centros productores que quedaron comunicados
por el ferrocarril. La casa Rubio con su Compañía Industrial Manufacturera
adquirió o fundó otras dos fábricas textiles de algodón en Jalisco, Río Grande y La
32 Visita a la fábrica La Aurora y entrevista con el propietario Manuel Garay, abril 2010 en la Ciudad de México. Plano de la fábrica La Aurora, 1900 encontrado en el archivo de la fábrica, documentos sin catalogación. 33 Kuntz Ficker, Sandra, “Mercado interno y vinculación con el exterior: el papel de los ferrocarriles en la economía del Porfiriato en Historia Mexicana, México, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos. V. 45. No. 1 (177) (jul.-sept. 1995)
Sultana (también hay referencias a San Fernando y La Teja en el Distrito Federal),
mientras que Sucesores de Eusebio González tenía un establecimiento en Ciudad
Hidalgo, Michoacán, donde la firma trasladaría a los operarios de La Reforma
cuando ésta se incendió tras mejoras en las instalaciones eléctricas de 1912.34
Las grandes compañías que se constituyeron en el Bajío fueron La Compañía
Industrial Manufacturera, la de Sucesores de Eusebio González, y la Compañía
Industrial La Virgen. Entre las tres elaboraban más de 980 mil piezas de manta
anual.
Consideraciones finales
La industria fabril textil arribó tempranamente al Bajío y aprovechó las condiciones
físico-geográficas de la región, para establecer sus fábricas en localidades
cercanas a cursos de agua, que históricamente tuvieron importancia, dadas sus
diversas actividades económicas, tanto en la región como con el centro del país.
Asimismo, muchas de ellas utilizaron antiguos molinos que remozaron y
adecuaron para montar modernas fábricas con equipo y técnicos foráneos,
movidos por la energía que generaba la fuerza motriz hidráulica.
Entre 1840 y 1910 la tendencia, sobre todo en lo que hace a producción y
capacidad técnica instalada, fue de crecimiento, destacando grandes compañías
que aportaban un fuerte porcentaje en esos rubros. Sin embargo, es interesante
señalar que las dimensiones de las fábricas variaban considerablemente. Iban
desde las grandes fábricas –como las referidas arriba- con elevados índices de
producción y con una imponente capacidad técnica instalada, como La Compañía
Industrial Manufacturera con sus casi 25,000 husos y 706 telares y sus más de
660,000 piezas de manta anuales, hasta establecimientos pequeños como San
José con una producción discreta de menos de 11,000 mantas y con 916 husos y
30 telares. (véase cuadro número 3). No obstante las distintas dimensiones, la
mayoría de los establecimientos permanecían en 1910, salvo La Paz y la Unión
en Morelia que habían paralizado sus actividades, o aquellas que las
34 Datos Grupo La Reforma y La Carolina, 2013.
interrumpieron durante algún tiempo para luego volver a ponerse en marcha. Pero
lo cierto es que todas ellas contribuirían al proceso que tenía lugar a nivel nacional
referido a una temprana sustitución de importaciones en lo que hace a textiles
baratos de algodón.35
Fuentes Primarias
- Anales del Ministerio de Fomento, México, 1854.
- Busto, Emiliano, Estadística de la República Mexicana, T. III, México, Imprenta
de Ignacio Cumplido, 1880.
- Dirección General de Industria, núm. 6 y núm. 7. México, 15 de diciembre de
1843.
- “Documento 191. Cuadro Sinóptico de las fábricas de hilados y tejidos de
algodón y cotización que les fue asignada en el semestre de julio a diciembre de
1896” en - Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. México,
Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, 1897.
- “Documento 192. Cuadro Sinóptico de las fábricas de hilados y tejidos de
algodón y cotización que les fue asignada en el semestre de enero a junio de
1897” en Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. México,
Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, 1897.
- “Documento 172. Noticia de las fábricas de hilados y tejidos existentes en la
República y cotización que les fue asignada para el semestre de enero a junio de
1901” en Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. México,
Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, 1903.
35 Semana Mercantil, México, N° 51, 20 de diciembre de 1909.
- “Documento 173. Noticia de las fábricas de hilados y tejidos existentes en la
República y cotización que les fue asignada para el semestre de julio a diciembre
de 1900” en Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. México,
Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, 1903.
- “Documento Número 1. Estado que comprende las juntas de industria que hasta
ahora hay establecidas, con expresión por órden alfabético de los lugares y de los
departamentos. México, Dirección General de Industria 15 de diciembre de 1843”
en Documentos para el estudio de la industrialización en México. México,
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1977.
- “Documento Número 6. Estado que manifiesta el número de arrobas de algodón
nacional, guiado en el año de 1845 por las administraciones de rentas, en cuyo
distrito se han producido según las noticias que han remitido á esta Dirección.
México, Dirección General de Industria Nacional, 30 de abril de 1846” en
Documentos para el estudio de la industrialización en México. México, Secretaría
de Hacienda y Crédito Público, 1977.
- Semana Mercantil, México, N° 51, 20 de diciembre de 1909
Fuentes secundarias
- Alvarado, Armando, et al. La participación del Estado en la vida económica y
social mexicana, 1767-1910. México, INAH, Colección Científica, 1994.
- Beato, Guillermo. Grupos sociales dominantes. México y Argentina (siglos XIX y
XX). Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1993.
- Beato, Raquel. “La industria textil fabril en México, 1830-1910” Tesis de maestría.
Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 1997.
- Blanco, Mónica, et al. Breve historia de Guanajuato. México, FCE/El Colegio de
México, 2000.
- Brading, David. “La estructura de la producción agrícola en el Bajío de 1700 a
1850” en Historia Mexicana, México, El Colegio de México, Centro de Estudios
Históricos, v.23. no.2 (90 (oct.-dic.- 1973).
- Gabayet, Luisa. Obreros somos: diferenciación social y formación de la clase
obrera en Jalisco. Guadalajara, El Colegio de Jalisco/CIESAS del Occidente,
1988.
- García Martínez, Bernardo, Las regiones de México. Breviario geográfico e
histórico. México, El Colegio de México, 2008.
- Kuntz Ficker, Sandra, “Mercado interno y vinculación con el exterior: el papel de
los ferrocarriles en la economía del Porfiriato en Historia Mexicana, México, El
Colegio de México, Centro de Estudios Históricos. V. 45. No. 1 (177) (jul.-sept.
1995)
- Sánchez Rodríguez, Martín y Herbert H. ELING. Cartografía de Hidráulica
Guanajuato. Guanajuato, Consejo de Ciencia y Tecnología del estado de
Guanajuato, 2007.
- Soto González, Fidel. Hércules. Industrialización y clase obrera en Querétaro,
1838-1877. Viterbo Editorial, INAH/CONACULTA, 2004.
- Suárez Cortez, Blanca Estela (coord.) Historia de los usos del agua en México:
oligarquías empresas y ayuntamientos. 1840-1940. México, CIESAS, Comisión
Nacional del Agua, IMTA, 1998.
- Téllez Valencia, Carlos Alberto, "Ciudad-región y reestructuración urbana en el
bajío" Tesis de doctorado en Geografía. México, UNAM, 2006.
- Torres, Andrés y Thania Aceves “El ex molino de San Antonio. Patrimonio
industrial de la ciudad de Querétaro” en Anales del Instituto de Investigaciones
Estéticas. México, IIE-UNAM, Vol. XXX, Núm. 93, 2008.
- Uribe Salas, José Alfredo, La industria textil en Michoacán, 1840-1910. Morelia,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1983.
Otras fuentes
- Entrevista con Enrique Pastor, administrador de La Reforma y La Carolina,
Salvatierra.
- Entrevista con el propietario de La Aurora Manuel Garay, abril 2010 en la Ciudad
de México.
- Datos Grupo La Reforma y La Carolina.
- Plano de la fábrica La Aurora, 1900 encontrado en el archivo de la fábrica,
documentos sin catalogación
- Map of the National Railroad of Mexico, the Mexican International Railroad and the
Interoceanic Railway of Mexico (1910). The Nevada Observer (archive).
[http://www.nevadaobserver.com/Mexican%20Revolution%201/Mexican%20Railw
ay%20system.jpg, consultado el 10 de junio de 2013]
Cuadro núm. 1. La industria fabril de hilados y tejidos de algodón en El Bajío, 1843 y 1854.
Nombre de
la fábrica Propietario
Localización
Consumo
anual algodón
(kg)
Producción
anual de
mantas
(piezas)
Producción
anual de
hilaza(kg)
Número
de husos
en
erección
Número
de husos
operando
Número
de telares
Número
de operarios Fuerza Motriz
Hércules Cayetano
Rubio
Querétaro 328,900 20,800 239,300
4,200
4,200 112
Agua
Batán Domínguez
y Cía.
Querétaro
1,200
Agua
De Valencia Patricio
Valencia
Salamanca 23,920 ------ 21,528 300
500 ------
Mulas
TOTAL
1843
352,820 20,800 260,828 4,500
5,900 112
Hércules Cayetano
Rubio
Querétaro 690,000 100,000 644,000 8,500
7,500 500
3,000 Agua
De Valencia Patricio
Valencia
Salamanca 43,700 ----- 39,100
900 -----
65 Agua
TOTAL
1854
733,700 100,000 683,100 8,500
8,400 500
3,065
Cuadro de elaboración propia. Dirección General de Industria, núm. 6 y núm. 7. 1843; Anales del Ministerio de Fomento. 1854; Busto, Estadística de la República Mexicana. 1880.
23
Cuadro núm. 2. La industria fabril de hilados y tejidos de algodón en El Bajío, 1880.
Nombre de la
fábrica Propietario
Localización
Valores totales Consumo
anual algodón
(kg)
Producción
anual mantas
(piezas)
Producción
anual de hilaza
(kg)
Número de
husos Número de
telares Núm. De
Operarios Fuerza
Motriz
Hércules, La
Purísima, San
Antonio
Rubio
Hermanos
Querétaro $ 550,000.00
1,012,000 144,000 ------ 10,000 600 495
Agua,
vapor 200
caballos
La Reforma Eusebio
González
Salvatierra $150,000.00
184,000 68,400 16,800 3,650 200 320 Agua
Providencia Eusebio
González
Chamacuero $ 50,000.00
69,000 72,000 15,600 1,292 32 240 Agua
San Isidro de
Batanes
Alberto
Argumedo y
Hermano
Salvatierra $ 56,000.00
46,000
12,000 26,400 670 25 100 Agua
La Americana Portillo y
Heyser
León $ 40,000.00
73,600 120,000 37,200 1,056 30 58
Vapor, 30
caballos
La Paz Compañía
Industrial
Morelia $ 120,000.00
230,000 36,000 ------ 5,000 100 28
Agua y
vapor
La Unión Felix Alva y
Comp.
Morelia $ 31,000.00
115,000 18,000 ------ 800 45 37
Agua y
vapor
La Victoria Fco. Rincón
Gallardo
Lagos de
Moreno $ 35,000.00
27,600 8,064 colchas 172,224 600 35 35 Agua
TOTAL $ 1,032,000.00 1,757,200 470,400 268,224 23,068 1,067 1,313
Cuadro de elaboración propia. Cálculos y correcciones sobre datos desagregados de Emiliano Busto, Estadísticas de la República Mexicana. México, Imprenta de
Ignacio Cumplido, 1880. Tomo III.
24
Cuadro núm.3. La industria fabril de hilados y tejidos de algodón en El Bajío, 1900.
Nombre Propietario
Localización
(municipios)
Consumo
anual
algodón (kg)
Piezas
tejidas
Hilaza
anual
(kg)
Núm. de
husos
Núm. de
telares
Núm. de
operarios
Impuesto al
año Observaciones
Hércules, La
Purísima, San
Antonio
Comp. Industrial
Manufacturera
Querétaro
1,237,734 662,716
300,548
24,994 706 1,320 $58,000.00
Impuesto
incluye fábrica
de Jalisco
San José Mota Sucesores Querétaro 56,877 10,837 ----- 916 30 70 $2,048.46
La Esperanza Jacques, Alanís
y Compañía
Celaya
(bonetería)
------ ------
------ ----- ------ 136 $1,002.25
La Unión G. Sañudo y
Compañía
Celaya
(bonetería)
------ ------
----- ----- ------ 93 $884.36
La
Providencia
Sucesores de E.
González
Chamacuero
4,412 96 170
Producción junto
con La Reforma
La Reforma Sucesores de E.
González
Salvatierra
1,250,000 233,895
------ 12,020 336 590 $25,000,00
Imp. La Reforma
y La Providencia
La Americana Viuda de Portillo León 297,867 24,125 148,938 3,208 54 170 $10,287.25
Prosperidad
Leonés Federico Pohle
León
(bonetería)
------ ------
------ ----- ----- ----- ----- Clausurada
S. Isidro de
Batanes
Hijos de
Argomedo
Salvatierra
148,938 23,610
----- 2,820 57 110 $8,200,00
25
Cuadro núm.3. La industria de hilados y tejidos de algodón en El Bajío, 1900 (cont,)
Nombre Propietario
Localización
(municipios)
Consumo
anual
algodón
(kg)
Piezas
tejidas
Hilaza
anual
(kg)
Núm. de
husos
Núm. de
telares
Núm. de
operarios
Impuesto al
año Observaciones
La Paz Pedro Peláez Morelia 94,981 58,876 ----- 3,200 80 145 $ 7,250.00
La Unión Juan Basagoitia Morelia 86,829 25,164 ----- 1,840 40 82 $ 3,224.14
La Virgen Cía. Industrial La
Virgen
Tajimoroa
286,967 83,468
14,400 4,336 150 300 $ 15,000.00
La Victoria Madero y Rincón
Gallardo
Lagos de
Moreno
173,451 37,824
13,362 2,380 106 230 $ 7,262.83
TOTAL 3,633,644 1,160,515 477,248 60,126 1,655 3,416 $138,159.29
Cuadro de elaboración propia. Cálculos y correcciones sobre datos desagregados de la Memoria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. México,
Tipografía de la Oficina Impresora de Estampillas, Palacio Nacional, 1903. Docs. 134 y 135. Año fiscal de 1° de julio de 1899 a 30 de junio de 1900.
26