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Colegio Alberto Blest Gana “Jóvenes emprendedores para el siglo XXI” Coordinación Académica __________________________________________________________________ _____________ EL MÚLTIPLE Y CAMBIANTE LENGUAJE DE LOS CHILENOS. En el español que hablamos los chilenos, hoy en día, se muestran los cambios que nuestra lengua ha sufrido en los últimos 30 años, especialmente de las nuevas voces aparecidas. La tecnología, el avance de la ciencia y el devenir político, social y económico de Chile han producido cambios percibibles, pero sólo los conocíamos "de oídas". Se dice, que los chilenos hablamos como máquinas, que no se nos entiende nada, nos comemos las "eses", cambiamos de tema, no pausamos, etc. La conciencia de prestarle atención al lenguaje se hace cada vez menor, ya que no es un tema de investigación que concentre tanta importancia deductiva y explorativa. Te invito a que leas el siguiente artículo: Identidad Cultural: ¿Cómo hablan los chilenos? Los extranjeros al escuchar la palabra "cachai" no "cachan, na" El chileno se caracteriza, por su forma de hablar. La cantidad de modismos, dichos y palabras inventadas, nos han llevado a crear una derivación del español. Otros países de habla hispana, se refieren a nuestra forma de hablar“como si cantáramos”, y la mayoría de ellos al escuchar la palabra“cachai” no saben de lo que se les está hablando y tampoco entienden que en Chile todas las conjugaciones de los verbos terminen en “-í” (¿Tení un lápiz?) o que las eses al final de las palabras plurales tampoco sean pronunciadas (Hey, me “prestai” esos “libro”). El chileno tiende ha hablar en diminutivos. ¿Porque? Nadie lo sabe con certeza. Otro aspecto muy relevante de nuestra “jerga chilena”, es “esa palabra” que todo chileno conoce. Es tan popular y tan conocido, que ya ha pasado a ser parte del vocabulario cotidiano de muchas personas. Es tan “importante” dentro de nuestro vocabulario, que es utilizado como verbo, en todas sus conjugaciones, como sustantivo y como adjetivo. Incluso, ya fue incluida en el Diccionario de la Real Academia Española. SUBSECTOR DE APRENDIZAJE: Lenguaje y Sociedad. NOMBRE GUIA Y/O MÓDULO DE APRENDIZAJE N°2: “El múltiple y cambiante Lenguaje de los chilenos”. NIVEL: 3° Medio. Formación Diferenciada. PROFESORA: Yenniffer Valenzuela Mora OBJETIVOS GUIA Y/O MODULO DE APRENDIZAJE: Analizar textos literarios y no literarios respondiendo preguntas literales, inferenciales e interpretativas. Establecer las diferencias de Lengua en castellano o español. Identificar los elementos de la lengua estándar. Reconocer las características propias de cada registro de habla y la situación de enunciación. Distinguir en las variables lingüísticas: diacrónica, diatópico y diafásico. Distinguir los elementos fonéticos, morfosintácticos, léxicos, estilísticos caracterizadores del español de Chile.

LENGUAJE Y.VALENZUELA MODULO N°2-3°MEDIO DIFERENCIADO

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EL MÚLTIPLE Y CAMBIANTE LENGUAJE DE LOS CHILENOS.

En el español que hablamos los chilenos, hoy en día, se muestran los cambios que nuestra lengua ha sufrido en los últimos 30 años, especialmente de las nuevas voces aparecidas. La tecnología, el avance de la ciencia y el devenir político, social y económico de Chile han producido cambios percibibles, pero sólo los conocíamos "de oídas".

Se dice, que los chilenos hablamos como máquinas, que no se nos entiende nada, nos comemos las "eses", cambiamos de tema, no pausamos, etc. La conciencia de prestarle atención al lenguaje se hace cada vez menor, ya que no es un tema de investigación que concentre tanta importancia deductiva y explorativa.

Te invito a que leas el siguiente artículo:

Identidad Cultural: ¿Cómo hablan los chilenos?Los extranjeros al escuchar la palabra "cachai" no "cachan, na"

El chileno se caracteriza, por su forma de hablar. La cantidad de modismos, dichos y palabras inventadas, nos han llevado a crear una derivación del español.

Otros países de habla hispana, se refieren a nuestra forma de hablar“como si cantáramos”, y la mayoría de ellos al escuchar la palabra“cachai” no saben de lo que se les está hablando y tampoco entienden que en Chile todas las conjugaciones de los verbos terminen en “-í” (¿Tení un lápiz?) o que las eses al final de las palabras plurales tampoco sean pronunciadas (Hey, me “prestai” esos “libro”).

El chileno tiende ha hablar en diminutivos. ¿Porque? Nadie lo sabe con certeza. Otro aspecto muy relevante de nuestra “jerga chilena”, es “esa palabra” que todo chileno conoce. Es tan popular y tan conocido, que ya ha pasado a ser parte del vocabulario cotidiano de muchas personas. Es tan “importante” dentro de nuestro vocabulario, que es utilizado como verbo, en todas sus conjugaciones, como sustantivo y como adjetivo. Incluso, ya fue incluida en el Diccionario de la Real Academia Española.

La Ch inicial de nuestro nombre patrio tiene un tremendo poder. Ha creado la tendencia nacional a ceachearlo todo: la chicha, el cacho, el chancho (en otras partes cerdo o puerco), el chacolí. Para qué hablar de los apodos: el Checho, el Choche, la Chechi, el Lucho, el Juancho, el Chelo, la Charo, la Chela, el Cucho, el Moncho, el Pancho, el Carloncho, etc, etc.

Vamos Cehacheizando...

(Por Darío Oses en www.nuestro.cl)

Hay muchos ensayos históricos o sociológicos que tratan de descubrir la identidad del chileno una de las claves de nuestra identidad podría buscarse en un hábito lingüístico que permanece constante, a pesar de la invasión de palabras en inglés. Se trata de la tendencia del chileno a ceacheizarlo todo, es decir, a meter la CH de Chile en todas partes.

Hay muchos ensayos históricos o sociológicos que tratan de descubrir la identidad del chileno y las volátiles esencias de su ser. Se sugiere que en algún momento de nuestra historia extraviamos aquella identidad y que tendríamos que hacer lo posible para recuperarla y, además, reconciliarla de alguna manera con la modernidad, como han conseguido hacerlo algunos países orientales, especialmente el Japón.

Me parece que una de las claves de nuestra identidad podría buscarse en cuestiones evidentes y sencillas, como los perdurables hábitos que han resistido porfiadamente a la globalización. Hay, por ejemplo, un hábito lingüístico que permanece constante, a pesar de la invasión de nuestro léxico por palabras en inglés, que proceden principalmente de las jergas rockeras, computacionales y económicas.

Este hábito es la tendencia del chileno a ceacheizarlo todo, es decir, a meter la CH de Chile en todas partes, en la chuchoca, la chicha, el cheque a fecha, el chancho, la pichanga, la cháchara, el empacho y la chacota.

SUBSECTOR DE APRENDIZAJE: Lenguaje y Sociedad. NOMBRE GUIA Y/O MÓDULO DE APRENDIZAJE N°2: “El múltiple y cambiante Lenguaje de los chilenos”. NIVEL: 3° Medio. Formación Diferenciada.PROFESORA: Yenniffer Valenzuela MoraOBJETIVOS GUIA Y/O MODULO DE APRENDIZAJE:

Analizar textos literarios y no literarios respondiendo preguntas literales, inferenciales e interpretativas. Establecer las diferencias de Lengua en castellano o español. Identificar los elementos de la lengua estándar. Reconocer las características propias de cada registro de habla y la situación de enunciación. Distinguir en las variables lingüísticas: diacrónica, diatópico y diafásico. Distinguir los elementos fonéticos, morfosintácticos, léxicos, estilísticos caracterizadores del español de Chile.

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_______________________________________________________________________________Para qué decir cómo se reducen los nombre propios a apelativos ceachizados: Checho, Chechi, Chepa, Cucho, Chela, Pancho, Chumingo, Chila, Richi, Juancho, Chundo, Carmencha, Chabela, Licho, Lucho, Juancho, Chofi, Carloncho, Cachencho, etc.

El grito con los chilenos alentamos a nuestros equipos es el famoso ¡Ceacheííííí! Si bien no ha producido resultados muy buenos, suena bien en los estadios.

Uno de las interjecciones más usadas, después del "apellido de Chile", es un término altamente ceachizado. Es una especie de lugar a donde nos mandan cuando se enojan con nosotros. No es precisamente "la punta del cerro". Se usa también como remate de una exclamación que expresa perplejidad o asombro. Luego de las elecciones de 1970 circulaba un chiste: Nixon llama desde Washington a la Moneda, y convencido de que ha ganado Jorge Alessandri, alcanza a decir: " Aló, ¿Choche?". Le contesta Allende: " No, Chicho". ¡ Ah chu...! exclama Nixon alarmado y cuelga.

Ciertos términos ceacheizados tienen usos múltiples. Es el caso de "chacra". Antes, alguien "de las chacras", era un tipo torpe, poco avispado. Ahora el "chacreo" es sinónimo de degradación, deterioro o saturación.

El choro, de sustantivo: molusco bivalvo, u órgano sexual femenino, puede convertirse en adjetivo: un tipo choro es un sujeto entrador, "canchero", magnífico (el choro de la playa). Una cosa o situación entretenida, también es "chora", y en este caso se usa, asimismo, el diminutivo: chori. Tiene además, muchos otros usos: choreo (robo), chorearse (aburrirse), echar la choreada (desafiar).

Antes, para aludir a algo interesante y ameno se usaba un término compuesto: picho caluga, que ya quedo en desuso. Otra "arcaica" expresión ceachizada era el "irse a la cochiguagua", por irse gratis o irse de alivio, o hacer algo sin trabajo ni esfuerzo.

Una digresión, propósito de "choro". Es muy frecuente en nuestro lenguaje coloquial el uso de las metáforas animales: gallo (un tipo), pato (situación de carencia económica), burro (alguien porfiado o poco inteligente), gallina (cobarde), caballo (fantástico, magnífico), cabro (joven), cabro chico (menor de edad), pulpo (explotador), yegua (pequeño vehículo manual de carga, o adjetivo despectivo aplicado una mujer), ganso (poco avispado), mula (cosa precaria o mal hecha), vaca (colecta), etc.

 

Gallo AperradoCabra con mal del tordo,

cabra caballa y cabra haciéndose la mosquita muerta

Gallo Choro

Bestiario del Reyno de Chile, Renzo Pecchenino Raggi (Lukas)

Un párrafo especial merece el chancho y la chancha. Tienen tantos usos que convierten al lenguaje nacional en una fábrica de cecinas. Se usa para aludir a alguien repelente. El juego sucio y a las malas artes son "chanchadas". También sirve como sinónimo de bicicleta; incluso hay una tienda de reparación y venta de repuestas de bicicletas, al costado del Alto Las Condes, que se llama "La chancha pig". Antes, para sacarle brillo a los pisos se usaba un escobillón con un peso de metal encima; se conocía como "el chancho". Cuando llegaron las enceradoras eléctricas, pasaron a ser "el chancho eléctrico". Hay muchas expresiones de uso coloquial que también se sirven del porcino: "irse al chancho", o "a todo chancho". La pieza de dominó que tiene la misma cifra en ambos lados, también es el chancho. Y cuando el marido empieza a engordar, la esposa lo llama cariñosamente "chanchi".

Con estos usos de nombres de animales, se construyen frases que pondrían en aprietos a quien tratara de traducirlas a otros idiomas: "Ese gallo es gallina", o "ese ganso anda pato", o "ese gallo es un burro", o "esa yegua es caballa", o "ese ganso se fue al chancho".

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Galla Caballa Pajarones haciendo una vaca

Bestiario del Reyno de Chile, Renzo Pecchenino Raggi (Lukas)

La palabra "cacha", tiene al menos tres significados: empuñadura o mango, acto sexual, y entendimiento. De ahí viene el "¿cachai?", y la expresión "cáchalas never" para aludir a un tipo duro de mollera.

Otras palabras con ceache inicial de uso popular, ya casi histórico: el "choco", era un rifle recortado que usaban los antiguos cuatreros, y la "choca", colación del obrero, generalmente infusión de té que se prepara en un "tarro choquero", que suele ser un tarro conservero con una manilla de alambre.

"Cachete", se usa como sinónimo de mejilla, y por extensión glúteo. De ahí deriva la "cachetada", golpe de mano abierta que hace sonar la mejilla o la nalga a la que va dirigida. También vienen de ahí el "cacheteo" o refocilamiento, y el adjetivo "cachetón" que es sinónimo de pedante, y que ya casi se ha olvidado. Para aludir a una fuga, se habla también de "apretar cachete", y a una situación intensa: "a todo cachete".

La ceache se usa también para identificar niveles sociales, económicos y culturales. Se distingue, por ejemplo, a los que pronuncian la ch, rotunda, de los que articulan sch. Mientras más eses le pongan por delante a Sssschile, más segregados serán, en términos sociales, los que lo hagan.

En todo caso, el uso frecuente de palabras con alto contenido de "ceache" parece caracterizar a un lenguaje más bien popular. Una parodia de este tipo de lenguaje decía: "Pucha, Checho que soy chancho: te encochinaste el chaleco de cachemira con el concho de la leche chocolatada".

Muchas palabras extranjeras, especialmente del inglés, se chilenizan ceacheizándolas. Es el caso de la chopería, el chequeo, que se hace antes de un vuelo, el charter, o el chipear, es decir convertir en astillas la madera.

El chorro también es multiuso. "Subirse por el chorro" es creerse un cuento o reaccionar con excesivo entusiasmo y credulidad. En la vulgata de la economía se hablaba del "chorreo", como un efecto de rebalse de la prosperidad.

No he encontrado ningún estudio que explique esta tendencia al ceacheísmo del chileno. Podría ser un intento de chilenizar lingüísticamente todo lo que se deschileniza en la práctica. Hace algún tiempo se suprimió la CH del alfabeto. Por suerte se hizo en virtud de uno de esos inaplicables decretos que pretenden regir algo tan vivo y cambiante como el lenguaje, que en verdad se manda solo. Así, hemos seguido usando la CH a destajo. Si nos la quitaran los efectos serían más devastadores que los de una terremoto o de una recesión. El país enmudecería. Nadie cacharía nada. ¿Y cómo gritaríamos en los estadios? ¡Ceaeceííí! Sería como si nos cercenaran la mitad de la lengua.

http://www.embachile.co.cr/culturaydeporteshabla.html

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_______________________________________________________________________________Castellano o Español

¿Qué hablamos, castellano o español?

Nuestra lengua recibió el primer nombre de "castellana" porque se originó en la región española de Castilla (Castiella: Los castillos). Su difusión por el mundo tuvo como inicio la política expansionista de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, quienes avalaron económicamente el proyecto de Cristóbal Colón. Además, como parte de esa política, en 1492, un estudioso de la Corte, Antonio de Nebrija, a pedido de la Reina Isabel publica la (primera) Gramática de la Lengua Castellana. Cuando esta lengua se oficializó como lengua nacional, tiempo después, pasó a denominarse lengua española.

No existe un consenso rígido acerca de cuál es la denominación correcta. Desde las Instituciones, el nombre de lengua española podría ocultar la diversidad lingüística de España, ya que en ese país el catalán, gallego o vasco son lenguas utilizadas en distintas regiones del territorio. Otra postura sostiene que el nombre de lengua castellana no es lo suficientemente representativo de una lengua tan difundida en el mundo. Más aún, podemos sostener que ambas denominaciones actualmente son sinónimas.

De todos modos, estos conflictos acerca de la denominación de una lengua evidencian que ésta no es sólo una herramienta de comunicación, sino un símbolo de identidad y pertenencia cultural.

Prof. Graciela Barroso

La polémica en torno a los términos español y castellano se basa en la disputa para decidir si resulta más apropiado («correcto») denominar a la lengua hablada en España, en Hispanoamérica y en otras zonas hispanoparlantes «español» o «castellano», o bien si ambas son formas perfectamente sinónimas y aceptables.

Como muchas de las controversias relacionadas con la denominación de una lengua identificable con un determinado territorio (español con España, y castellano con Castilla), o que lleva aparejada una ideología o un pasado histórico que provoca rechazo, o que implica una lucha en favor de una denominación única para facilitar su identificación internacional y la localización de las producciones en dicha lengua (por ejemplo, en redes informáticas), la controversia es extralingüística.

Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, no hay preferencias por una denominación u otra. La ciencia lingüística se limita a estudiar y caracterizar la complejidad de los sistemas lingüísticos interrelacionados que componen un diasistema o lengua histórica (como conjunto más o menos complejos de variedades geolectales, sociolectales y funcionales, variables a su vez en el tiempo), y, terminológicamente, a recoger los diversos usos denominativos de una lengua o familia de variedades. Para la ciencia lingüística, pues, ambos términos son válidos a la hora de designar el diasistema de la lengua histórica llamada popular y oficialmente castellana o española.

En el ámbito normativo-prescriptivo, según la normativa establecida por los principales organismos de política lingüística del área hispanohablante en lo relativo a la codificación del estándar idiomático (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española), castellano y español son términos sinónimos y válidos, si bien muestran preferencia por la forma español. Así, el Diccionario Panhispánico de Dudas, obra de carácter normativo actualmente vigente, aprobada por la Asociación de Academias de la Lengua Española, establece:

Español. Para designar la lengua común de España y de muchas naciones de América, y que también se habla como propia en otras partes del mundo, son válidos los términos castellano y español. La polémica sobre cuál de estas denominaciones resulta más apropiada está hoy superada. El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy más de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Aun siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esta región. En España, se usa asimismo el nombre castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco.Diccionario Panhispánico de Dudas, 2005, pág. 271-272.

Asimismo, el diccionario normativo editado por la Real Academia Española de la lengua y la Asociación de Academias de la Lengua Española lleva por título Diccionario de la Lengua Española.

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Antecedentes

En 1737 escribía el valenciano Gregorio Mayans y Siscar en su libro Orígenes de la lengua española lo siguiente: Por "lengua española" entiendo aquella lengua que solemos hablar todos los españoles cuando queremos ser entendidos perfectamente unos de otros.

Sin embargo, el lingüista venezolano Andrés Bello titulaba su principal obra Gramática de la lengua castellana. Y explicaba en las nociones preliminares (3b): «Se llama lengua castellana (y con menos propiedad española) la que se habla en Castilla y que con las armas y las leyes de los castellanos pasó a América, y es hoy el idioma común de los Estados hispanoamericanos».

En España hay personas que usan el término español al referirse a la lengua en contraposición a lenguas extranjeras, y castellano con relación a otras lenguas que también son españolas. Este es el uso que recomienda Manuel Seco en su Diccionario de dudas y dificultades del castellano. Así, en las comunidades autónomas con lengua propia diferente del español, la práctica usual ha sido tradicionalmente llamarlo castellano, por costumbre e inercia histórica, sin que este término tenga por qué poseer connotaciones políticas.

Por otra parte, la Constitución Española de 1978, en su artículo tercero, utiliza la denominación castellano para la lengua, diferenciándola de las otras lenguas españolas:

El castellano es la lengua española oficial del Estado. (...) Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas...

Se afirma que el resto de lenguas habladas en España, como el euskera, el catalán o el gallego, también son españolas. Así también lo recoge el Diccionario Panhispánico de Dudas, si bien haciendo explícito que por norma general recomienda el nombre español:

En España, se usa asimismo el nombre castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco DPD, RAE y Asociación de Academias de la Lengua Española 2005

Por el contrario, hay quienes argumentan que el término español hace referencia a la lengua oficial del Estado español, mientras que un idioma como el gallego hace referencia a la lengua propia de Galicia. El hecho de que provincias como La Coruña sean gallegas y españolas a la vez, son la base de la llamada cooficialidad de los idiomas español y gallego.

En cuanto a los filólogos, unos autores afirman que el español o lengua común española se constituyó, principalmente, a partir de la nivelación o asimilación lingüística entre los dialectos medievales centrales peninsulares (leonés, castellano y navarro-aragonés) y la influencia de los dialectos extremos (gallego-portugués y catalán), por lo que prefieren la denominación de español para la lengua común española.

Otros autores, en cambio, afirman que aunque el castellano medieval se vio influido en su evolución hacia el español por las otras lenguas peninsulares, los cambios no fueron significativos. De acuerdo con esta teoría, estos autores proponen como denominación correcta el término castellano, pues es el idioma que surgió en Castilla y según ellos después se extendió por todo el territorio español por la supremacía política del Reino de Castilla sobre los demás reinos peninsulares. Estos autores suelen poner como ejemplo que en el Reino Unido y otros países angloparlantes el idioma se denomina inglés (y no británico), pues es originario de Inglaterra, aunque este caso no es enteramente extrapolable a nuestra lengua, pues el término castellano no encuentra eco en otras lenguas como sí lo halla el inglés (y en este caso el término español).

Después de que España perdiera sus últimas colonias americanas, algunos intelectuales americanos siguieron empleando el término «América Española», en las primeras décadas del siglo XX. Aunque esto causó rechazo en algunos sectores sociales, todos los países hispanohablantes aceptan que se llame española a su lengua, como lo evidencian sus afiliaciones a la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Algunas razones de la controversia

La controversia trasciende el debate meramente académico o de adecuación terminológica, ya que con cierta frecuencia el debate se ha mezclado con intencionalidades políticas de dos tipos:

1. Dentro de España, ciertos sectores nacionalistas o regionalistas han preferido el término castellano por entender que todas las lenguas de España son autóctonas de un cierto territorio que es subparte del territorio español. Sin embargo, en los últimos tiempos puede percibirse también una tendencia a utilizar el término español por parte de estos sectores, para reforzar la idea de que los territorios como Cataluña, País Vasco o Galicia no formarían parte de España (en el sentido de nación española). En contraposición, los sectores españolistas, defienden mayoritariamente el término español para señalar la preeminencia o naturalidad de describir a la lengua común de los españoles.

2. En tiempos de la dictadura de Miguel Primo de Rivera se produce un apropiamiento del término español al mismo tiempo que se fijan cánones de corrección basados en el uso castellano (y concretamente burgalés) para evitar la

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_______________________________________________________________________________centrifugación patente en las hablas periféricas (andaluz, panocho...). Más tarde, durante la dictadura de Francisco Franco, se reforzará la identificación del español con la indisolubilidad de la patria.

Preferencias de uso

Las academias de la lengua

Las academias de la lengua de los países en los que el término castellano es usado corrientemente (como Chile o Argentina) han adoptado la denominación de idioma español. Para estas academias, que fijan el léxico normativo de su país, el término es de origen filológico y no tiene connotaciones políticas. Por ejemplo, según la Academia Argentina de Letras:

En el uso general las denominaciones «castellano» y «español» son equivalentes. No obstante, es preferible, en razón de una más adecuada precisión terminológica, reservar el tradicional nombre de «castellano» para referirse al dialecto de Castilla anterior a la unificación, y llamar «español» -como internacionalmente se hace- a la lengua que desde entonces lleva en sí, junto al viejo tronco, los múltiples aportes que otros pueblos de España y de América han dado al «castellano»

Por su parte la Asociación de Academias de la Lengua Española mediante su Diccionario panhispánico de dudas, que tiene carácter normativo, ha declarado:

Para designar la lengua común de España y de muchas naciones de América, y que también se habla como propia en otras partes del mundo, son válidos los términos castellano y español. La polémica sobre cuál de estas denominaciones resulta más apropiada está hoy superada.

Una vez asentado que ambas formas son válidas, todas las academias de la lengua española, a través del DPD, recomiendan en general el uso del nombre español:

Aun siendo sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esa región.

El Diccionario panhispánico de dudas también indica que en España se usa asimismo el nombre castellano cuando está referido a la lengua común del Estado en relación con las demás lenguas cooficiales de cada uno de los territorios autónomos (como Cataluña, Galicia y País Vasco).

La Constitución española

La vigente Constitución española de 1978 establece el castellano como lengua oficial de España, diferenciándola de las demás lenguas españolas, cooficiales con aquél allí donde se hablen, según establezcan los respectivos estatutos de autonomía. Este es el caso de euskera, catalán y gallego. El artículo 3.1 de la Constitución afirma que «el castellano es la lengua española oficial del Estado» y el artículo 3.2 que «las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos».

A juicio de la RAE, esta utilización constitucional del término castellano no excluye en modo alguno el uso del término español, recomendado por las Academias en aquellos contextos en que no se hace referencia a otras lenguas españolas.

Las Constituciones latinoamericanas

Las Constituciones de los países latinoamericanos donde el castellano/español es lengua oficial o cooficial siguen esta distribución denominativa:

Castellano en 7 países: Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú y Venezuela. Español en 7 países: Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Rica y Guinea Ecuatorial.

No hay mención alguna a lengua oficial en las Constituciones de: Argentina, Chile, México, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay

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_______________________________________________________________________________Lengua Estándar

Lengua estándar

Una lengua estándar (también estándar lingüístico) es una variedad ampliamente difundida, y en general entendida por todos los hablantes de la lengua, frecuentemente es la forma usada en la educación formal y la usada más ampliamente por los medios de comunicación. En muchos casos, aunque no siempre, la forma estándar puede ser una lengua planificada a partir del diasistema de una lengua, con el objeto de obtener un modelo de lengua unitario para la enseñanza, los usos oficiales y los usos escritos y formales, que a su vez permita cohesionar política y socialmente el territorio donde es oficial. Otro término sinónimo de lengua estándar es variedad estándar.

El proceso de estandarización está incluido en la parte de la política lingüística relativa a la modelación formal de una lengua, a la adscripción de un estatus jurídico y administrativo, y al fomento de su adquisición, conocido en sociolingüística como planificación lingüística.

Proceso de estandarización

El proceso de estandarización requiere seleccionar ciertos rasgos del diasistema que se quiere estandarizar, según la aplicación de criterios restrictivos de criba. También se requiere la formalización y consensuación de ciertas formas que puedan ser usadas como convención que marca los límites de lo que se considera y lo que no se consideran formas de la variedad estándar. Algunas características no excluyentes que suelen identificar a una variedad estándar son:

Un sistema de escritura que fije las convenciones ortográficas que se usarán para escribir la lengua y fijar formas comunes y estables.

Un diccionario o grupo de diccionarios estándar, que corporizan un vocabulario y usará la ortografía estandarizada definida previamente.

Una gramática prescriptiva reconocida que registra las formas, reglas y estructuras del lenguaje y que recomienda ciertas formas y castiga otras.

Un sistema de pronunciación estándar, que es considerado como "educado" o "adecuado" por los hablantes y que se considera libre de marcadores regionales.

Una institución o personas que promueven el uso de la lengua y que poseen cierta autoridad, formal o informal, en la definición de sus normas de uso, como la Real Academia Española.

Un estatuto o constitución que le da un estado oficial en el sistema legal de un país. El uso de la lengua en la vida pública, por ejemplo en el poder judicial y el poder legislativo. Un canon literario. La traducción a la lengua de textos sagrados, como la Biblia. La enseñanza escolar de la ortografía y gramática estandarizadas. La preferencia de esta variedad particular, por encima de otras variedades mutuamente comprensibles con la anterior,

para el aprendizaje del idioma como una segunda lengua.

Cuando el estándar es lengua oficial de enseñanza, puede existir una reglamentación política de tipo coercitivo, que obligue a aplicarlo en exclusiva en el terreno educativo. Por ejemplo, la ley Moyano de Instrucción Pública, promulgada en 1857, en su artículo 88, establecía que «La Gramática y Ortografía de la Academia Española serán texto obligatorio y único para estas materias en la enseñanza pública».

Tipologías de estandarización

Para la estandarización, suelen seleccionarse una o más de los siguientes tipos de variedades de un diasistema en un determinado momento histórico:

1. variedades sociolectales;2. variedades funcionales;3. variedades geolectales.

De entre las diversas variedades sociolectales, es frecuente seleccionar la variedad de las élites culturales, sociales, económicas y políticas, denominadas también variedades de prestigio. De entre las diversas variedades funcionales, o registros, para la codificación gramatical y léxica es frecuente seleccionar la variedad más fija y tradicionalmente relacionada con los usos de las capas sociales cultas (y al mismo tiempo más cercana al estándar): la lengua escrita. De entre las diversas variedades geolectales, es frecuente seleccionar la variedad de la zona geográfica donde se encuentra el poder político o económico de un país o región lingüística.

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Según la o las variedades geográficas que sirvan de base al estándar, existen tres tipologías de estándar: unitario monocéntrico, unitario policéntrico (o composicional) y pluricéntrico:

Se llama estándar unitario monocéntrico al elaborado por un solo organismo normativo, para el que selecciona una sola variedad geográfica. Hasta la aplicación de la nueva política lingüística panhispánica, el estándar del castellano era unitario monocéntrico. Además de seleccionar una sola variedad geográfica (castellano norteño), se elaboraba también a partir del registro escrito de las clases cultas.

Se llama estándar unitario policéntrico (o composicional) al elaborado por un solo organismo normativo o por un cuerpo coordinado de organismos normativos, en el que se seleccionan y fusionan algunas o todas las variedades geográficas de un mismo diasistema. Este es el caso del nuevo estándar panhispánico policéntrico del español, formado a partir de la selección de variedades cultas y preferentemente de registros escritos de todo el ámbito hispanohablante, o también el del vasco unificado, o euskera batúa.

Se llaman estándares pluricéntricos a los distintos estándares elaborados por distintos organismos, a partir de un mismo diasistema lingüístico. Este es el caso de la lengua catalana, que suma al estándar unitario policéntrico original, o estándar composicional (elaborado a partir de todas las variedades geográficas del catalán), un nuevo estándar unitario policéntrico elaborado sólo a partir de las variedades cultas habladas en la Comunidad Valencia.

Características de los estándares

Los estándares, como lenguas elaboradas, restringidas y fijas, no pueden considerarse variantes naturales de una lengua. Además, como artificios que son, formados convencionalmente por agentes de planificación lingüística (autoridades lingüísticas: academias [para el español, la RAE y las 22 academias latinoamericanas asociadas], o gramáticos, ortógrafos y lexicógrafos normativistas), no se crean por convención social de una comunidad de hablantes, sino como consecuencia de una actuación expresa sobre el lenguaje. Como modelos de lengua fijos, tienen una variación interna mínima y no están sujetos a las leyes naturales del cambio lingüístico. Para mutar, es necesario que un agente normalizador los modifique expresamente, a menudo para adecuarlos a los cambios que se han asentado en la lengua natural o para adecuarlos a nuevas necesidades políticas, educativas, económicas o sociales. Como modelos de lengua artificiales y elarados, se aprenden tras largos años de instrucción. Así, el estándar del español no es un dialecto del español, ni un diasistema. Tampoco es una norma social o norma usual, entendiendo por norma usual la manera particular del uso de la lengua en un determinado grupo, sea este social, geográfico o funcional. Si fuera una norma usual, habría multitud de estándares, dado que la norma usual implica, a decir de Luis Fernando Lara (Lengua histórica y normatividad, Barcelona, Ariel, 2004) que «“Habrá tantas ‘normas’ como dialectos y sociolectos se puedan identificar. Puesto que tales ‘normas’ son hablas de ciertas colectividades socialmente delimitadas, a cada individuo le corresponderá una ‘norma’ según el enfoque dialectal que se le aplique”».

Al margen del estándar o de los estándares oficiales de una lengua, los medios de difusión masiva (prensa, radio, televisión y editoriales) pueden crear sus propios estándares, de acuerdo con sus propias necesidades de comunicación y con las características concretas de los grupos de hablantes a los que se dirigen. Estos estándares particulares se recogen en los libros de estilo de cada medio. En estos estándares pueden estar presentes rasgos lingüísticos del diasistema que no están reconocidos en el estándar oficial.

Variables Lingüísticas

Una variedad o variante lingüística es una forma neutral de referirse a las diferencias lingüísticas entre los hablantes de un mismo idioma.

Con el uso del término variedad se pretende evitar la ambigüedad y falta de univocidad de términos como lengua o dialecto, ya que no existen criterios unívocos para decidir cuándo dos variedades deben ser consideradas como la misma lengua o dialecto, o como lenguas o dialectos diferentes.

Tipología de variedades lingüísticas Variedades geográficas. Los cambios de este tipo pertenecen a la variación diatópica y consisten en que existen

variantes en la forma de hablar una misma lengua debidas a la distancia geográfica que separa a los hablantes. Así, por ejemplo, en España le dicen cerillas al objeto que en América se denomina fósforos.

A estos cambios de tipo geográfico se les llama dialectos (o más propiamente geolectos) y, a su estudio, dialectología. Es importante aclarar que este término no tiene ningún sentido negativo, pues, erróneamente, ha sido común llamar dialecto a lenguas que supuestamente son “simples” o “primitivas”. Hay que tener presente, ante todo, que todas las lenguas del mundo, desde el punto de vista gramatical, se encuentran en igualdad de condiciones y ninguna es más evolucionada que otra. Por eso, es ilógico afirmar que una lengua es mejor que otra.

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_______________________________________________________________________________Los dialectos son, entonces, la forma particular con la que una comunidad habla una determinada lengua. Desde este punto de vista se suele hablar del inglés británico, del inglés australiano, etc. Sin embargo, hay que tener presente que los dialectos no presentan límites geográficos precisos, sino que, al contrario, se ha visto que estos son borrosos y graduales. De ahí que se considere que los dialectos que constituyen una lengua forman un continuum sin límites precisos. Muchos suelen decir que una lengua es un conjunto de dialectos cuyos hablantes pueden entenderse entre sí. Sin embargo, esto puede ser aproximadamente válido para el español, no parece serlo para el alemán, ya que hay dialectos de esta lengua que son ininteligibles entre sí. Por otro lado, estamos acostumbrados a hablar de lenguas escandinavas, cuando, en realidad, un hablante sueco y uno danés se pueden entender usando cada uno su propia lengua.

En lo que respecta al español, tradicionalmente se ha considerado que existen dos variedades generales: el español de España y el español de América.

Variedades sociales. A este tipo de variaciones se les llama también diastráticas y comprenden todos los cambios del lenguaje producidos por el ambiente en que se desenvuelve el hablante. Dentro de este ámbito, interesa sobre todo el estudio de los sociolectos, los cuales se deben a factores como la clase social, la educación, la profesión, la edad, la procedencia étnica, etc. En ciertos países donde existe una jerarquía social muy clara, el sociolecto de la persona es lo que define a qué clase social pertenece. Ello supone, por supuesto, una barrera para la integración social.

Variedades situacionales. Conocidas también como variaciones diafásicas, este tipo de variantes involucra cambios en el lenguaje a partir de la situación en que se encuentra el hablante. Como se sabe, no hablamos igual en una fiesta de amigos que en una actividad religiosa. Desde este punto de vista, lo que provoca el cambio es el grado de formalidad de las circunstancias. El grado de formalidad se entiende como la estricta observancia de las reglas, normas y costumbres en la comunicación lingüística.

Tomando en consideración este factor, los especialistas hablan de la existencia de diversos registros o estilos. De este modo, los enunciados “A los que estaban allí les entró risa cuando oyeron lo que les dijo el que hablaba” y “Las palabras emitidas por el conferenciante suscitaron la hilaridad del auditorio” difieren en su registro. Los hablantes, al momento de expresarse, deben elegir un registro adecuado a la circunstancia en que se encuentra.No existe acuerdo en cuanto a cuántos y cuáles tipos de registros existen. Por lo general, se distinguen los siguientes: solemne, culto o formal, estándar, profesional, coloquial, vulgar y jergal.En muchas regiones de América, el uso de los pronombres vos y usted se encuentra dentro de este tipo de variación, pues el primero se utiliza en contextos informales, mientras que el segundo se usa en situaciones formales. Así, todos somos susceptibles de ser interpelados con vos o con usted dependiendo del evento en que nos encontremos.

Las variedades pueden ser distinguidas, además de por su vocabulario, por diferencias en su gramática, fonología y prosodia. Por ejemplo, la adaptación de las palabras extranjeras.

Los vulgarismos e idiotismos son a veces considerados como formas de estilo, al estar limitados a variaciones de léxico, mientras que los argots pueden ser incluidos tanto en el concepto de variedad como de estilo.

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La «pirámide» que presenta las relaciones entre las variedades geográficas y sociales de una lengua.

Actividad: Marca con una X, si las situaciones o tipos de habla corresponden a una variable diatópica, diafásica o diastrático y justifica tu elección al finalizar.

Diatópica Diafásica Diastrática

1.- El habla de los jóvenes del sector oriente de Santiago. 2.- El habla de los habitantes de Perú.

3.- Un examen oral en el colegio.

4.- El habla de Arica

5.- Un juicio en la Corte Suprema

6.- El español de santiago de Chile

7.- El habla de los comentaristas deportivos.8.- Una fiesta en la casa de unos amigos

Justificación:

1. ____________________________________________________________________________________

2. ____________________________________________________________________________________

3. ____________________________________________________________________________________

4. ____________________________________________________________________________________

5. ____________________________________________________________________________________

6. ____________________________________________________________________________________

7. ____________________________________________________________________________________

8. ____________________________________________________________________________________

Rasgos característicos del Español de Chile

El español chileno, castellano chileno o dialecto chileno es el dialecto del español empleado en gran parte del territorio de Chile (los otros dialectos del castellano que se hablan en el territorio chileno son el español andino y el español chilote1 ), con pequeñas diferencias a lo largo de su área de distribución geográfica y grandes diferencias entre las distintas clases sociales. Esta variante suele considerarse una unidad independiente en los estudios para establecer las zonas dialectales americanas.

A pesar de que en el ámbito doméstico se registran simultáneamente casi todas las particularidades que se describen más adelante, en situaciones formales las diferencias con el español estándar son menores y suelen restringirse a la pronunciación y al léxico.

En zonas limítrofes de Argentina con Chile, se puede escuchar a los habitantes expresarse hablando con una pronunciación similar a la del castellano chileno y utilizando algunas palabras de él; sin embargo, a pesar de las semejanzas en la pronunciación, el uso del idioma, gran parte del léxico y las estructuras utilizadas corresponden totalmente al español rioplatense. Esta situación se registra principalmente en las zonas argentinas de Cuyo y, en menor medida, también en la Patagonia.

Antecedentes

No es generalmente aceptada la hipótesis del origen andaluz de los dialectos hispanoamericanos. Rodolfo Oroz, miembro de la Academia Chilena de la Lengua, señala que varios autores rechazan tal supuesto ya que no es comprobable un predominio

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_______________________________________________________________________________decisivo de la procedencia andaluza de los colonizadores españoles. Sin embargo, un cierto prestigio del dialecto andaluz entre los peninsulares reclutados en los puertos de Andalucía podría asistir a dar una explicación más veraz de la proximidad de los dialectos de América con el habla andaluza.

El habla chilena no estuvo más expuesta a un dialecto específico del castellano peninsular que otros países de Hispanoamérica, y es por ello que se encuentran similitudes con otros dialectos del continente en regiones sumamente distantes, como el español canario, aunque mantiene mayor similitud con variantes regionales como con Argentina.

Pronunciación (algunos rasgos) Una de las principales características es la aspiración del fonema /s/ cuando está al final de una sílaba. Por ejemplo,

«estas manos» se pronuncia ['eh.tah 'mã.noh]. La aspiración, evitada a veces en el habla formal, tiene un sonido como en la mitad sur de España.

No se hace distinción entre los sonidos de s y z (seseo), al igual que en toda Hispanoamérica, pronunciándose como /s/ en todos los casos, lo que produce algunos homófonos («casa - caza», «cima - sima», «cocer - coser», por ejemplo).

No se hace distinción entre ll e y (yeísmo).

Sintaxis y gramática Articulación de nombres propios: «La Ingrid y el Adolfo». Curiosamente, en la clase alta, la articulación de los nombres

propios femeninos es promovida, mientras que su omisión es considerada «siútica» (cursi) o aspiracional; en cambio la articulación de los masculinos es considerada vulgar.

Repetición innecesaria de los pronombres personales me, te, se, lo, la y le antes y después del verbo. Este modo de hablar es mal visto por quienes no lo usan y se considera propio de personas poco educadas. Ej.: Me voy a irme, Lo vine a buscarlo, Se va a caerse y Te las voy a dártelas.

En el habla popular, las conjugaciones del modo imperativo de un pequeño número de verbos tienden a ser homogéneas y coincidir con la tercera persona singular de indicativo. Por ejemplo, el imperativo de «poner» se dice «pon» o «pone», el de «hacer», «haz» o «hace» y el de «salir», «sal» o «sale». Un caso particular, común a todos los hablantes del castellano de Chile, ocurre con el verbo «ir», cuyo imperativo es «anda» y no «ve». Por ejemplo: «Ándate y hace lo que te pedí» (el imperativo «ve» se reserva para el verbo «ver». Ej: Ve la hora).

Otra característica que cabe destacar es la poca utilización del posesivo nuestro(a), que se suele reemplazar por de nosotros. Ej : «ándate a la casa de nosotros», en vez de «ándate a nuestra casa».

Voseo

En el lenguaje coloquial, con diferencias de acuerdo al estrato social y a la zona del país, la forma de tratamiento para la segunda persona singular fluctúa entre «tú» y «vos», con la correspondiente aspiración del fonema /s/, con el uso de formas verbales especiales. Lo más frecuente es que sólo cambie la conjugación y se conserve el pronombre tú, ya que el voseo pronominal es bastante más informal aún.

El pronombre «vos» se utiliza en un contexto de mucha confianza o para mostrar desdén. En cambio el «tú», con las conjugaciones del voseo chileno, se emplea igualmente cuando existe confianza, aunque algo menor. Cuando el nivel de confianza disminuye un poco más, se usan las formas comunes de tuteo. Algo parecido a esto último ocurre con el trato de «usted», que se reserva a las relaciones de más respeto o

El verbo «ser» se conjugaría en esta forma como «soi», pues procede del castellano antiguo «vos sois», pero suele conjugarse «erís», formando una malsonancia considerada «futre» (de clase alta) y menospreciada por la tradición romántico-folclórica del campo chileno, siendo representado por el habla del huaso y algunos otros puristas del habla tradicional chilena, ya que denota cierto raigambre «siútico» (arribista) por parte de las clases bajas. A pesar del origen claramente formal de la conjugación («soi» por «sois», «estái» por «estáis», «corrís» por «corréis», «tenís» por «tenéis»), el voseo verbal chileno ha evolucionado para usarse como tratamiento informal entre personas de todas las edades, pero también puede tener connotaciones despectivas, sobre todo cuando se usa con el pronombre «vos». En las escuelas no se enseña como una conjugación válida, al representar un sector poco aceptado de la sociedad.

Léxico

Flexión verbal

A continuación, se presenta una tabla de comparación entre los diferentes modos de conjugar verbos en tuteo, voseo de Chile y voseo típico;

Forma de tratamientoModo indicativo Modo subjuntivo

Presente Pretérito imperfecto Condicional Presente Pretérito imperfecto

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Tuteocaminas

traesvives

caminabastraíasvivías

caminaríastraeríasvivirías

caminestraigasvivas

caminarastrajerasvivieras

Voseo (chileno)caminái

traíviví

caminabaitraíaivivíai

caminaríaitraeríaiviviríai

caminítraigáivivái

caminaraitrajeraivivierai

Voseo (internacional)caminás

traésvivís

caminabastraíasvivías

caminaríastraeríasvivirías

camines, caminés*traigas, traigás*vivas, vivás*

caminarastrajerasvivieras

* Estas formas se consideran vulgares en el rioplatense, mientras en Centroamérica y Colombia son la conjugación normal del voseo.

Esta variante ha recibido aportes mayormente de tres fuentes distintas:

idiomas autóctonos, como el quechua sureño y, en menor medida, el mapudungun. el español rioplatense, por la influencia de Argentina. un número de palabras que trajeron los inmigrantes europeos no-hispanos llegados desde mediados del siglo XIX,

incluyendo el inglés.

Expresiones características del español chileno son:

al tiro o altiro, que quiere decir «de inmediato» o «pronto». ¿cachái?, expresión chilena característica proveniente del verbo cachar, más frecuentemente usada por la juventud,

que significa «¿captas?», «¿entiendes?» o «¿ves?». de repente, que quiere decir «a veces», «quizá» y «de pronto», pero todavía presente en el idioma chabacano de

Filipinas. denante (contracción de de en y antes, también en denantes, considerado vulgar), término desusado en otros países

que quiere decir «hace un momento». huevón (pronunciada güeón), coloquialismo que suele ser usado como peyorativo o como sinónimo de persona. pues (pronunciada po' o poh), coloquialismo que va siempre al final de la frase para enfatizar la idea.

del quechua La siguiente lista ilustra el gran número de palabras de uso cotidiano o rural de origen quechua meridional: callampa (< k'allampa): hongo, seta o miembro viril. chala: zapato rústico que deja partes del pie al descubierto. champa: pedazo de pasto o hierbas, también cantidad considerable de pelo. chasquilla (< ch'aska, pelo desarreglado): flequillo. chaucha: antigua moneda de escaso valor, dinero escaso. chaya (< chaya, llegada): confeti. chicote: correa usada para azuzar al ganado. chupalla: sombrero artesanal de paja (achupalla) usado por los huasos. cocaví (< qukawi): colación ligera para viaje. cochayuyo (< qhuchayuyu, planta del mar): un alga comestible, diferente a la que tiene el mismo nombre en Perú. concho (< qunchu): sedimento al fondo de un recipiente; último hijo de una pareja o muy menor a los demás. coronta (< qurunta): el zuro o marlo de la mazorca. encachar (< k'acha, bonito, también se transforma en verbo): embellecer; hacer bonito, atractivo. guagua (< wawa, hijo): niño pequeño, bebé, lactante, sin distinción del sexo. guaraca (< warak'a, honda): cuerda que se enrolla al trompo o peón, zumbel. huasca (< waska, cuerda): correa usada para azuzar al ganado. huincha: tira delgada de algún material flexible. Originalmente cuerda de un largo estandarizado, usada para medir

(también usado en Argentina). llevar al apa (< apay, llevar): cargar a alguien en la espalda. nanay (en quechua, dolor): caricia para calmar el dolor. ñeque (< ñiq'iy, músculo): energía, fuerza, vigor. pita: cuerda, soga. pitearse una cosa (< pit'ay, romper algo en forma brusca, como se corta una cuerda tensa o un palo seco): romper. poto (< putu < mochica poto, testículo): nalga taita (< tayta): padre (usado en zonas rurales).

del mapudungun

Algunas palabras, excluyendo aquellas que se refieren a comidas típicas, y a animales y a plantas endémicos, comúnmente usadas son de origen mapudungun, como:

achuncharse (< chuchu o chunchu, especie de búho que se encoge cuando se le enfrenta): apocarse, ruborizarse.

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_______________________________________________________________________________ allallay (< allaalla, expresión mapuche): expresión para referirse, con entusiasmo, a algo agradable o bonito. cahuín (< kawiñ, banquete con ocasión de rogativas; fiesta, a veces enredada con borracheras): ha tomado el sentido de

un chisme, un enredo de «dimes y diretes» o, también, una fiesta algo clandestina o una batahola. chalcha (< chalcha, papada): papada, capa de grasa subcutánea que cuelga. chamanto (< chamall, manta de lana): manta de dos caras finamente tejida. chape (< chape, trenza, trapel, trenzado, o trapelün, amarrar): trenza. cufifo (< kufün, caliente (el agua); es decir andar acalorado por el exceso de alcohol): medio entonado, medio borracho y

alegre. cuncuna (< kuningkuning, insecto): oruga. curiche (< kurü, negro, y che, gente): persona de piel oscura o negra. funa (< funa, podrido, o funan, pudrirse): ruina, lo que arruina o echa algo a perder. guarén (< waren, ser malo): rata noruega. hacer pichí (< pichi o pichin, pequeño, poco): orinar. huifa (< wifilün, contonearse con elegancia, sensualidad y donaire): interjección para expresar alegría. irse a las pailas (< payla o paylla, de espaldas o boca arriba): caerse de espaldas, arruinarse. malón (< malon, saqueo): una fiesta. pailón (< payla o paylla, de espaldas o boca arriba): de espaldas muy grandes. pichintún (< pichi o pichin, pequeño, poco): un poco. pichiruchi (< pichi o pichin, pequeño, poco; rumen, ser delgado, y che, gente): gente diminuta; algo despreciable,

insignificante. pilcha (< pelcha, montón de varias cosas): ropa, vestimenta, vestuario. pilucho: desnudo. piñén (< pigen o piñeñ): asperezas de la piel al restregarla; mugre, suciedad. pololo (< pülulun, revolotear como mosca, o pololo): novio; nombre común dado a varios coleópteros (Astylus

trifasciatus, Golofa minutus, Hylamorpha elegans, o Sulcipalpus elegans, Ligyrus villous y Oogenius virens), trabajo ocasional o temporal.

quiltro (< kiltro, originalmente: perro pequeño y lanudo, con los ojos tapados por el pelo; una de las dos razas de perros autóctonos): perro mestizo, perro callejero.

trapicarse (< trapi, ají; es decir atorarse con saliva como si tuviera ají): atorarse con saliva.

En la vigésimo segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), se cuentan 302 términos de origen mapuche que abarcan distintos campos semánticos.

de origen no hispano

Especial mención merecen las expresiones de origen netamente europeo no hispano y algunos términos provenientes del inglés británico, que fueron arraigándose poco a poco en el vocabulario chileno con la llegada de los inmigrantes europeos no españoles y con la influencia de la televisión:

bifé (< francés buffet, banco [para sentarse], taburete, aparador): aparador o gabinete, mueble con cajones. bistec (< inglés beefsteak: beef, carne de res, steak, filete): filete de carne de vaca, ternera o buey. budín (< inglés pudding). chao (< italiano ciao, hola, adiós [informal]): adiós. chomba (< inglés jumper, jersey): suéter (< inglés sweater). chucrut (< francés choucroute < alsaciano sürkrüt < alemán sauerkraut: sauer, ácido, agrio; Kraut, col o repollo). chutear (< inglés to shoot, disparar, lanzar, tirar): disparar (usado en el fútbol). closet (< inglés < francés < latín clausum, cerrado): armario, ropero, guardarropa, placard o placar. confort (de la marca de un papel higiénico, < francés confort < inglés comfort, comodidad): papel higiénico, papel

sanitario o papel toilette. école, école cua (< italiano eccole qua, acá están, aquí están): tal cual, exacto; así es, claro. futre (< francés foutre): acomodado, bien vestido, lechuguino, «cuico». hacer zapping (< inglés to zap [coloquial o informal], borrar, eliminar, suprimir [en computación e informática]; cargarse

a, destruir, liquidar). huaipe o guaipe (< inglés to wipe, limpiar o secar): tela desmenuzada en fibras usada en talleres mecánicos como

absorbente, estopa. jaibón (< inglés high, alto, elevado; born, nacido): nacido en noble cuna, aristócrata, cuico, cursi, pituco, siútico. jeep (léase yip; de la marca registrada por la empresa estadounidense Willys MB de vehículos todo terreno Jeep). kuchen (< alemán; léase cujen): una especie de tartaleta de frutas. living (< inglés living room, sala de estar): cuarto de estar, sala de estar, salón. lobear (< inglés to lobby): cabildear, ejercer presión para obtener algo; instar, presionar. lobby (< inglés lobby < latín medieval laubia o lobia < antiguo alto alemán louba, entrada, salón, tejado): vestíbulo, foyer. lumpen (< alemán Lumpenproletariat): población urbana marginal. luquear (< inglés to look, mirar): echar una mirada, un vistazo. marketing (< inglés market < antiguo francés normando market < antiguo francés marchiet < latín mercatus, comercio,

mercado): márquetin, mercadotecnia, mercadeo. marraqueta (< francés (Marraquette, apellido de los inmigrantes franceses que la habrían inventado), llamado también

«pan batido» en Antofagasta, Valparaíso y otras regiones, y «pan francés» en La Serena, Talca, Concepción y Temuco. overol (< inglés overalls, pantalón con peto [Estados Unidos], pantalón con mangas [Gran Bretaña]): mameluco, mono,

overol. panqueque (< inglés pancake, masa dulce o salada). parka (< inglés < aleutiano < ruso, una chaqueta hecha de piel < samoyedo).

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_______________________________________________________________________________ ponche (< inglés punch < hindi pãč, cinco —número original de sus ingredientes—). queque (< inglés sponge cake): bizcochuelo. ranking (< inglés ranking, clasificación, escalafón, lista, orden o tabla clasificatoria, del verbo to rank, clasificar, poner

cosas en un orden determinado). rating (< inglés rating, índice de audiencia [en radio y televisión]): cuota de pantalla. récord (< inglés record, testimonio escrito de algún evento, mejor logro en deportes). rosbif (< inglés roast, asado, beef, carne de res). short (< inglés shorts o short trousers, pantalones cortos): pantalón corto, pantaloncillo. strudel (< alemán): postre típico tradicional de la cocina alemana y austriaca. tic (< inglés tic < francés tic douloureux, tirón o movimiento nervioso doloroso).

de origen cuestionado aguaitar (< catalán aguaitar (< árabe), observar, asomarse, vigilar; o < inglés to wait, esperar): espiar, mirar, vigilar. cachar (< inglés to catch, atrapar, comprender, manejar; sin embargo, los estudiosos de la evolución histórica del

español en Chile lo suelen asociar a una degeneración del vocablo en desuso catar, que se usaba de igual forma que el actual «cachar»): expresión chilena característica, más frecuentemente usada por la juventud, que significa «¿captas?», «¿entiendes?» o «¿ves?».

poncho (< mapudungun pontro, frazada, tela de lana; o < quechua punchu; o < español poncho, frazadilla). pucho (< mapudungun puchun, sobrar, sobras;o < quechua puchu, sobrante): originalmente referido a la colilla del

cigarrillo y, por extensión, cigarrillo. suche (< alemán suchen, buscar; o < quechua suchiy, enviar presentes, encargar a alguien una encomienda para que la

entregue a otro): empleado de última categoría. tincar (< inglés to think, creer, pensar; o < quechua t'inkay): intuir, presentir, tener una corazonada; dar la impresión,

parecer.

Otras particularidades

En Chile, al igual que en otros países, por lo general, no se cambia la composición de una palabra ya determinada por uso y no es afectada en el uso cotidiano por la sintaxis o gramática; sin embargo, una parte de la jerga jovial suele hacerse similar al argot francés coloquial de los jóvenes o al lunfardo rioplatense. Se da, sobre todo en el área metropolitana de Santiago, donde, en casos como los de las palabras para denominar el metro y la micro, dos medios de transporte en Chile, se invierten las sílabas de cada palabra dando origen a «trome» y «cromi». Este tipo de modificación se utiliza en la jerga informal como imitación burlesca de la jerga hablada por los delincuentes, conocida como «coa», posiblemente derivada de, y equivalente a, el vesre, en la que se invierten las sílabas de muchas palabras, por ej: «broca cochi» es «cabro chico» (niño).

Aunque es poco frecuente, también se practica el «rimbombeo» de las palabras para darle más interés a una frase, por ejemplo «caracho» por «cara» y «tontorrón» por «tonto».

Existen palabras que tienen relación con hechos relevantes en la historia del país, tales como «condoro» (relacionado al personaje de historietas Condorito) y «clotear» (haciendo referencia a Clotario Blest, dirigente sindical que era detenido por la policía en todas las manifestaciones, acuñándose el término «clotear» para significar «ser detenido», hoy es usado para significar «salir mal algo»).

También existe el uso extendido de los diminutivos en el lenguaje coloquial, tales como chiquitito, despacito, pancito, poquito, ratito, tecito, vinito, etc., usados en forma afectuosa o amable.

Asimismo, es común en todo el territorio de Chile el uso de nombres de animales para referirse a las personas o a características de éstas. Por ejemplo, «andar pato» es «andar sin dinero», «caballo» es algo «magnífico», mientras que «chancho» es «una persona sucia, desaseada o glotona»; «alguien notable por alguna razón» es «choro», palabra que, dependiendo del contexto, también puede significar «altanero», «ladrón» o «simpático», «este es un buen gallo» equivale a «este es un buen hombre», alguien «ganso» o «pavo» es «estúpido o desatento»; «pollo», en los sectores bajos, es «un cobarde».

Cuestionario

1. ¿A qué se atribuye el cambio en el español chileno?2. ¿Cuáles son los indicadores utilizados para referirse a las particularidades del español de Chile?3. ¿Qué rasgos se mencionan en la introducción “el múltiple y cambiante lenguaje de los chilenos” como

particularidades de nuestro idioma?4. En el artículo “Identidad Cultural: ¿Cómo hablan los chilenos?”, ¿Cuál es el rasgo que representa la identidad de

nuestro dialecto?5. ¿Los Chilenos hablamos Español o Castellano? Fundamente su respuesta con tres argumentos extraídos del texto.6. ¿Cuáles son las características de la lengua estándar en Chile?7. Según los rasgos característicos del Español de Chile, ¿Cuál sería la estadística del origen de las palabras de lo que

hablamos los chilenos?8. ¿Cuál es el rasgo que te identifica? Fundamente su respuesta9. ¿Cuál(es) es o son los rasgos que identifican al hablante de Chile entre 15 y 20 años? Fundamente su respuesta.

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