Tomas, Andrew - No Somos Los Primeros

Embed Size (px)

Citation preview

  • Andrew Tomas NO SOMOS

    LOS PRIMEROS

  • '

    ^ ^ ^ \

    ^ ^ B P ^ 1 TSw?',v?ffi^5^S?r! O t r o s tyfo u n d o s ( ' .S^^SIIJ

    Hay otros mundos, pero estenoste

    ELUARD

    fmmmm

  • Andrew Tomas NO SOMOS

    LOS PRIMEROS

    PLAZA & JANES, S.A Editores

  • Ttulo original:

    WE ARE NOT THE FIRST

    Traduccin de

    ROSA M." BASSOLS

    Primera edicin: Mayo, 1973

    1973, PLAZA & JANES, S. A., Editores Virgen de Guadalupe, 21-33. Esplugas de Llobregat (Barcelona)

    Este libro se ha publicado originalmente en ingls con el titulo de WE ARE NOT THE FIRST

    (ISBN: 0 285 62007 X. Souvenir Press Ltd., Londres. Edicin original.)

    Printed in Spain Impreso en Espaa

    ISBN: 84-01-31041-5 Depsito Legal: B. 21.412-1973

    N D I C E

    I N T R O D U C C I N . , * . * * . > * -. -. . -. ~. s . 1 5

    CAPTULO PRIMERO

    LOS DAS Y LAS NOCHES DEL CONOCIMIENTO . 23

    CAPTULO II

    INNOVACIONES EN LA ANTIGEDAD . . . . 37

    CAPTULO III

    LOS DESCUBRIMIENTOS CREAN PROBLEMAS . 47

    CAPTULO IV

    EL FORJADOR DEL OLIMPO . , :. s g :. i l . 5?

    CAPTULO V

    EL ARTE OLVIDADO DE LA FABRICACIN DEL ORO . . . . . , . , . , . . 63

    CAPTULO VI

    EL CADUCEO DE HERMES , . , , . . 81

    CAPTULO VII

    DE LOS TEMPLOS Y FOROS A LOS REACTORES ATMICOS , . s . . . . . 87

  • CAPTULO VIII SABIOS BAJO LA BVEDA CELESTE

    CAPTULO IX

    EL ZODIACO Y LA MSICA DE LAS ESFERAS . .

    CAPTULO X

    MONOS Y SIGLOS . . >

    CAPTULO XI

    LA COMEDIA CELESTE .

    CAPTULO XII

    MAPAS, MANUSCRITOS Y MARAVILLAS . . . .

    CAPTULO XIII ELECTRICIDAD EN EL REMOTO PASADO . . .

    CAPTULO XIV

    DOMINARON LOS ANTIGUOS LA GRAVITACIN?

    CAPTULO XV

    AVIACIN PREHISTRICA

    CAPTULO XVI

    CONQUISTARON EL ESPACIO MUCHO ANTES QUE NOSOTROS

    CAPTULO XVII PRIMEROS ROBOTS, COMPUTADORAS, RADIO, TE-LEVISIN Y MAQUINAS PARA ESCRUTAR EL TIEMPO

    CAPTULO XVIII UN ENIGMA DE LA CIENCIA SOCIAL: LOS INCAS.

    95

    113

    119

    127

    133

    145

    153

    167

    175

    CAPTULO XIX

    APOLONIO ENCUENTRA A LOS HOMBRES QUE LO SABEN TODO 215

    CAPTULO XX

    DIAMANTES Y ESTRELLAS. EL INMORTAL SAINT-GERMAIN 221

    CAPTULO XXI EN LA MORADA DE LA SABIDURA. ROERICH . 237

    CAPTULO XXII EN BUSCA DE LA FUENTE 243

    CONCLUSIN 263

    REDESCUBRIMIENTO DE LA CIENCIA 265

    189

    205

  • Dedicado al

    conde de Saint-Germain, quien, en palabras de Voltaire, nunca muere y lo sabe todo.

  • AGRADECIMIENTO

    El autor deseara expresar su agradecimiento a Elaine Ac-kerman y Anne Croser, ambas de Pars, por la ayuda prestada en la revisin del manuscrito y sus crticas constructivas.

  • INTRODUCCIN

  • Centenares de intelectos, pasados y presentes, desempea-ron una parte en este libro. El autor actu meramente como un director de orquesta. Sus msicos fueron los escritores clsicos, los sacerdotes del antiguo Egipto, Babilonia, India y Mxico, los filsofos de la antigua Grecia y China, los eruditos de la Edad Media y, finalmente, los cientficos modernos. El tema de su composicin es la Gnesis del Conocimiento y sus peridicos crescendos y diminuendos en la Historia.

    Tres objetivos se buscan en este trabajo: Mostrar que en las eras primitivas la gente posea tantas

    nociones cientficas como tenemos hoy. Demostrar que los instrumentos tcnicos del hombre de

    la Antigedad y de la Prehistoria han sido considerablemente subestimados.

    Probar que ciertas ideas avanzadas de los antiguos so-bre la Ciencia y la tecnologa procedan de una fuente extran-jera desconocida.

    La civilizacin es ms antigua de lo que suponemos, es la tesis principal de este tratado. 2-3.129

  • 18 ANDREW TOMAS

    Con el progreso de la Ciencia, el concepto del tamao y edad del Universo ha cambiado radicalmente en los ltimos cuatrocientos aos. Hombres perspicaces, tales como Bruno, Galileo y Darwin, desafiaron a sus contemporneos de mente estrecha y afirmaron que el mundo era mayor y ms antiguo de lo que el hombre haba credo. Hace doscientos aos, el naturalista francs Buffon calcul la edad de la Tierra. Crey que nuestro planeta se haba enfriado hace 35.000 aos, y que la vida apareci aproximadamente unos 15.000 aos atrs. Esta cronologa del erudito francs era ms racional que la creencia general existente en Inglaterra por el tiempo de la corona-cin de la reina Victoria, en 1837 de que la Tierra y el hom-bre haban sido creados en el ao 4004 antes de J. C.

    Pero la Geologa y el darvinismo desacreditaron este con-cepto medieval, y veinticinco aos ms tarde, Lord Kelvin aadi diez millones de aos a la edad terrestre. Gracias a tc-nicas perfeccionadas, la edad de la corteza terrestre ha sido determinada en unos 3.300 millones de aos, en tanto que la del planeta en conjunto se calcula en 4.600 millones de aos. En slo 200 aos, la edad de la susodicha corteza de nuestro planeta haba ascendido desde 35.000 a 3.300.000.000 de aos!

    Pocas dcadas atrs, se consideraba que el hombre haba aparecido hace 600.000 aos. Nuevos hallazgos en el sur y el este de frica, ampliaron el lapso de existencia del Homo sapiens a dos millones de aos. El ltimo descubrimiento de dientes y mandbulas antropoides en el sur de Etiopa, efec-tuado por el antroplogo de Chicago F. Clark Howell, en 1969, confirma esta cifra.

    Una tendencia a retrasar el origen de la civilizacin ha sido igualmente notable en el campo de la Historia. Antes de Schlie-mann, ningn sabio en Europa poda concebir que Troya hu-biera existido en una poca tan remota como el ao 2800 antes de J. C. Con anterioridad a las excavaciones de Evans en Creta, ningn historiador tena la audacia de imaginar una cultura

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 19

    cretense 2.500 aos antes de nuestra era. Hace cuatro dcadas no haba ningn erudito en el mundo que se atreviera a admi-tir una elevada civilizacin, en el valle del Indo, contempor-nea de las primeras dinastas de Egipto. Cuntos eruditos haba, hace un cuarto de siglo, que aceptaran la idea de que las civilizaciones de Amrica Central hubieran tenido una exis-tencia ininterrumpida durante 4.000 aos? No obstante, las ruinas de la ciudad de Dzibilchatun, en el Yucatn, son mudo testigo de esta verdad.

    A partir de los ejemplos antes mencionados, se deduce la razonable conclusin de que el origen del hombre y la apari-cin de la civilizacin pudieran ser menos recientes de lo que actualmente se acepta.

    La gran cantidad de datos histricos ofrecida en este libro demuestra la presencia de una ciencia arcaica en el pasado. Pero, quines fueron los maestros de los antiguos egipcios, babilonios y griegos, de los cuales recibimos nosotros un baga-je de conocimientos a travs de los rabes?

    Sobrecogidos por las maravillas de nuestra tecnologa y nuestra Ciencia, estamos perdiendo contacto con la gente de pocas primitivas a las que tanto debemos.

    El hombre est civilizado slo cuando recuerda su ayer y especula sobre su maana. El primate empez a separarse del reino animal cuando desarroll un cerebro superior y una pos-tura erecta. Se convirti en un verdadero hombre al aventurar-se en el campo del pensamiento abstracto: Religin, Matem-ticas, Arte y Msica.

    El verdadero criterio del crecimiento del hombre es su capacidad para remontarse al mundo de las ideas, es decir, para apreciar la belleza, para distinguir lo correcto y lo equi-vocado, para hacer abstracciones. Hasta que alcanz ese nivel, el hombre slo fue un eslabn entre los cuadrpedos y los bpedos.

    La Ciencia, es decir, la observacin emprica del mundo

  • 20 ANDREW TOMAS

    que nos rodea, y la Filosofa, o sea, la formulacin de genera-lizaciones, han ayudado al hombre a llegar a perspectivas ms correctas referentes al Universo.

    La historia de la civilizacin es la historia del ascenso del hombre al mundo mental. Fue William Prescott, el gran ame-ricanista, quien dijo: Una nacin puede desaparecer y dejar nicamente el recuerdo de su existencia; pero los datos cien-tficos que haya cosechado perdurarn siempre.

    Ha paseado usted, como el autor, alrededor de las pirmi-des de Gizeh, y se ha sobrecogido ante el gigantesco tamao de las piedras que forman su estructura, y asombrado por la del-gadez de las junturas existentes entre ellas?

    Se ha detenido usted, en la ciudad de Mxico, ante las pin-turas de Quetzalcoatl, divinidad que vuela en una nave alada, y se ha estremecido por esta prehistrica nocin de la aviacin?

    Ha contemplado canoas provistas de estabilizadores en el Pacfico, y admirado a los morenos isleos que han estado realizando viajes ocenicos durante millares de aos?

    Ha deambulado por la dormida ciudad de Pompeya y exa-minado los ladrillos elaborados con arena incrustada, pareci-dos al moderno hormign, que fabricaban los esclavos ro-manos?

    Ha visitado usted el santuario existente en el interior de la colosal estatua de bronce de Buda, en Kamakura, Japn, y se ha maravillado de la destreza de los metalrgicos japoneses de hace 700 aos?

    Ha paseado alrededor de los megalitos de Stonehenge e intentado resolver un enigma (de qu modo unos hombres que vestan pieles podran haber diseado y construido esta computadora en piedra?)?

    Si lo ha hecho, querr entonces seguir al autor en un viaje turstico a la tierra del pasado. Este libro trata acerca de per-sonas reales, lugares innegables y acontecimientos autnticos. Y an ms: trata acerca de cosas que nuestros antepasados

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 21

    pensaron y soaron hace mucho tiempo. Durante los pasados trescientos o cuatrocientos aos, la

    Ciencia ha venido redescubriendo ms que descubriendo. Ba-bilonia, India, Egipto, Grecia y China fueron la cuna de la Ciencia. Los viejos inventos han sido reinventados; los anti-guos experimentos han sido de nuevo inventados, deca Ale-jandro Graham Bell, inventor del telfono.

    Este libro trata de la penicilina antes de Fleming; de los aeroplanos antes de los hermanos Wright; de los satlites de Jpiter antes de Galileo; de los viajes a la Luna antes de las sondas Apolo; de la teora atmica siglos antes de Ruther-ford; de las bateras elctricas antes de Volta; de las compu-tadoras antes de Wiener y de la Ciencia antes de esta Edad de la Ciencia.

    Un relato fragmentario de las aventuras del hombre anti-guo en el reino cientfico no es una historia de la Ciencia. Pero este bosquejo pondr de manifiesto hechos histricos no ortodoxos de valor educativo, provocar la especulacin acerca de las causas de los avanzados conceptos cientficos y tecnolgicos de las civilizaciones primitivas, o, al menos, entre-tendr al lector con una historia ms extraa que la ficcin.

  • CAPTULO PRIMERO

    LOS DAS Y LAS NOCHES DEL CONOCIMIENTO

    El mundo es rectangular, extendindose desde Iberia (Es-paa) a la India, y desde el frica a la Escitia (Rusia). Sus cuatro lados estn formados por altas montaas sobre las que descansa la bveda celeste. La Tierra es slo un arca de gigan-tescas dimensiones, y en el fondo plano de esta arca estn todos los mares y tierras conocidos por el hombre. El firma-mento es la tapa del cofre, y las montaas son sus paredes. sta es la imagen infantil de la Tierra, pintada por Cosmas In-dicopleustes, un erudito-explorador del siglo vi, en su Topo-grafa cristiana.

    Pero, un millar de aos antes del libro de Cosmas, los fil-sofos tenan una idea diferente y mucho ms precisa de la forma de la Tierra. Pitgoras (siglo vi antes de J. C.) enseaba en su Escuela de Crotona que la Tierra era una esfera. Aristar-co de Samos (siglo n i antes de J. C.) dedujo que la Tierra gira-ba alrededor del Sol. Eratstenes, el bibliotecario de Alejan-dra (siglo ni antes de J. C), calcul la circunferencia de nues-tro planeta.

  • 24 ANDREW TOMAS

    Cosa muy curiosa: los pueblos ms antiguos posean un conocimiento cientfico superior al de las naciones de perodos histricos posteriores. Hasta la segunda mitad del siglo xix, los eruditos y clrigos de Occidente pensaban que la Tierra tena una antigedad de slo unos pocos miles de aos. No obstante, los antiguos libros brahmnicos calculaban el Da de Brahma, es decir, el lapso de existencia de nuestro Universo, en una cifra de 4.320 millones de aos. Esta cifra se aproxima mucho a la de nuestros astrnomos, los cuales calculan que es aproximadamente de 4.600 millones de aos.

    Resulta de todo punto evidente que el conocimiento ha te-nido sus das y sus noches. La Ciencia emergi de la oscuridad medieval durante el Renacimiento. Por el estudio de las fuen-tes clsicas, los sabios volvieron a descubrir verdades que ya haban sido conocidas durante muchos siglos, por los antiguos babilonios, egipcios, hindes o griegos.

    El curso de estas oscilaciones del progreso puede seguirse durante un perodo superior a seis mil o siete mil aos las fronteras de la Historia. Dichos altibajos pueden explicarse por cambios en la ideologa, por un nuevo sistema econmico o poltico y por el impacto de algunas mentes prodigiosas de la sociedad. No obstante, la presencia de cierto tipo de cono-cimiento cientfico en los tiempos antiguos no puede fcilmen-te justificarse a menos que se acepte el hecho de que los instrumentos y conocimientos de los antiguos han sido drs-ticamente subestimados. Aun en tal caso, subsisten algunos enigmas que exigen una nueva valoracin de la historia de la Ciencia. Dar a conocer estos problemas constituye uno de los objetivos de este libro.

    En el ao 1600, el monje dominico Giordano Bruno fue quemado vivo en la Piazza del Fiore, en Roma, despus de haber sido declarado convicto de hereja. En uno de sus libros estableca que en el Universo hay un nmero infinito de soles

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 25

    y de planetas que giran alrededor de ellos. Algunos de estos mundos deca podran estar poblados.

    Esta brillante especulacin de Bruno, aunque adelantada en 400 aos a nuestra era, tena realmente una antigedad de 2.000 aos, puesto que los viejos filsofos griegos ya haban credo en la pluralidad de mundos habitados. Anaxmenes deca al desilusionado Alejandro Magno que ste haba con-quistado slo una Tierra, en tanto que haba muchas otras en el espacio infinito. En el siglo n i antes de nuestra era, Metro-doro no crea que nuestra Tierra fuera el nico planeta pobla-do. Anaxgoras (siglo v antes de J. C.) escribi acerca de otras Tierras en el Universo.

    Hasta Descartes y Leibnitz, los europeos no tenan ningn concepto acerca del milln en Matemticas. Sin embargo, los antiguos hindes, babilonios y egipcios, utilizaban jeroglficos para representar un milln, y manipulaban cifras astronmi-cas en sus documentos. Los egipcios tenan un smbolo ade-cuado para el milln: un hombre atnito con las manos levan-tadas. En Matemticas y Ciencia tenemos una gran deuda con la India antigua por el ms importante y no obstante menos valorado regalo hecho al mundo: el cero.

    Las ciudades medievales de Francia, Alemania, Inglaterra y otros pases estaban generalmente construidas al azar, sin ninguna planificacin. Sus calles, angostas, eran irregulares, sin ninguna facilidad para la evacuacin de las basuras. Debido a las condiciones insanas, las epidemias devastaban estas ates-tadas ciudades.

    Sin embargo, alrededor del ao 2500 antes de J. C, las ciudades de Mohenjo Daro y Harappa, sitas en lo que actual-mente es Pakistn, se hallaban tan cuidadosamente planeadas como Pars o Washington. Estaba previsto una eficiente pro-visin de agua, desages y vertederos de basuras. Adems de existir piscinas pblicas para la natacin, muchos hogares po-sean baos privados. Permtasenos decir que, hasta fines del

  • 26 ANDREW TOMAS NO SOMOS LOS PRIMEROS 27

    ltimo siglo, todo ello represent un lujo en Europa y Amrica.

    Antes de finalizar el siglo xvi, los europeos no tenan cu-charas ni tenedores en sus mesas: utilizaban slo cuchillos y dedos. No obstante, los pueblos de Amrica Central disponan de tales utensilios un millar de aos antes de la aparicin de Corts. De hecho, los antiguos egipcios haban utilizado ya cucharas en una poca an ms temprana en el ao 333 antes de J. C.. Este detalle histrico, para vergenza de los europeos, sita las cosas en la perspectiva correcta.

    Los aztecas vivan ya en la Edad de Oro cuando los con-quistadores invadieron Mxico Moctezuma caminaba real-mente sobre oro, ya que sus sandalias tenan suelas de oro flexible. Haba tambin una Edad Dorada en la tierra de los incas cuando llegaron los espaoles los templos de Pacha-camak, cerca de Lima, estaban adornados con clavos de oro cuyo peso alcanzaba una tonelada. Igualmente haba una Edad de la Plata en el Per en tiempos de Pizarro: los sol-dados de ste calzaban a sus caballos con herraduras de plata.

    Para mostrar cmo la expansin de Europa fue consegui-da a expensas de las razas de la Edad de Oro de las Amricas, permtasenos examinar las reservas de oro de las naciones europeas en el ao 1492, cuando Coln inici su viaje al Nuevo Mundo. La cantidad total de oro existente en Europa en aquel tiempo era de noventa toneladas. Despus de los saqueos de los Imperios de Mxico y Per, las reservas de Europa se in-crementaron ocho veces justo solamente cien aos ms tarde!

    Pero existi una Edad de Oro de la Ciencia? Se empea-ron los sacerdotes de Per, Mxico, India, Egipto, Babilonia y China y los sabios de Grecia en mantener su recuerdo?

    Nuestra Ciencia nicamente ha redescubierto y perfeccio-nado viejas ideas. Paso a paso, se ha demostrado que el mun-do es ms antiguo y ms vasto de lo que se crea hace slo

    unas pocas generaciones. En los pasados ciento cincuenta aos, las fronteras temporospaciales del Universo han sido enorme-mente ampliadas.

    En las fluctuaciones del conocimiento cientfico ocurridas en el curso de las edades, se manifiesta un hecho curioso: la posesin de una informacin que no podra haber sido obteni-da sin adecuados instrumentos. Ocasionalmente, el conocimien-to ha surgido como si no procediese de ninguna parte. Estos problemas requieren un enfoque objetivo.

    La carencia de pruebas es uno de los mayores obstculos con que se ha enfrentado el historiador. Si no se hubiesen que-mado las bibliotecas en la Antigedad, la Historia no tendra tantas pginas perdidas. Sin estas lagunas, el pasado de mu-chas civilizaciones primitivas podra ser considerado en una perspectiva diferente.

    En primer lugar, permtasenos hacer una pequea revisin de esta destruccin de documentos culturales. La famosa co-leccin de Pisstrato en Atenas (siglo vi antes de J. C.) fue sa-queada. Afortunadamente, los poemas de Homero, editados por las personas cultas que haba entre la aristocracia griega, de una u otra forma lograron sobrevivir. Los papiros de la biblio-teca del Templo de Ptah, en Menfis, fueron totalmente des-truidos. La misma suerte corri la biblioteca de Prgamo, en el Asia Menor, biblioteca que contena 200.000 volmenes. La ciudad de Cartago, arrasada por los romanos, en un incendio que dur diecisiete das, en el ao 146 antes de J. C, tena fama de poseer una biblioteca con medio milln de volme-nes. Pero la mayor injuria hecha a la Historia fue la quema de la Biblioteca de Alejandra, durante la campaa en Egipto de Julio Csar, siniestro en el que se perdieron irremediable-mente 700.000 inapreciables pergaminos. El Bruchion conte-na 400.000 libros, y el Serapeum, 300.000. Exista un catlogo completo de autores en 120 volmenes, incluyendo una breve biografa de cada autor.

  • 28 ANDREW TOMAS

    La Biblioteca de Alejandra era tambin una Universidad y un instituto de investigacin. La Universidad tena Facultades de Medicina, Matemticas, Astronoma, Literatura y otras dis-ciplinas. Un laboratorio qumico, un observatorio astronmi-co, una sala anatmica para operaciones y disecciones y un jardn botnico y zoolgico, eran algunas de las facilidades de esta institucin educativa, donde estudiaban 14.000 alum-nos que preparaban los fundamentos de la Ciencia moderna.

    El conquistador romano fue tambin responsable de la pr-dida de millones de rollos del Colegio Druida Bibractis, en lo que actualmente es Autun, Francia. Desaparecieron all nume-rosos tratados de Filosofa, Medicina, Astronoma y otras ciencias.

    El destino de las bibliotecas no fue mejor en Asia, pues el emperador Tsin Shi Huang-ti proclam un edicto por el que fueron quemados innumerables libros en China en el ao 213 antes de J. C.

    Len Isauro fue otro archienemigo de la cultura, que in-cendi 300.000 libros en Constantinopla en el siglo vm. El n-mero de manuscritos destruidos por la Inquisicin en los autos de fe en la Edad Media no puede calcularse fcilmente.

    A causa de estas tragedias, nos vemos en la necesidad de depender de fragmentos desconectados, episodios casuales y pobres relatos. Nuestro pasado remoto es un vaco llenado al azar con tablillas, pergaminos, estatuas, pinturas y diversos artefactos. La historia de la Ciencia tendra un aspecto total-mente diferente si la coleccin de libros de Alejandra estu-viese an intacta.

    Estas prdidas de documentos preciosos han sucedido tam-bin en la Historia moderna. En cierta ocasin se produjo un incendio en el harn del sultn del Imperio otomano. Un joven secretario de la Embajada francesa, empujado por la muche-dumbre, se acerc al lugar y pudo ver a los saqueadores llevar-se vasos, cortinas y otros objetos del palacio en llamas. El

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 29

    francs repar en un hombre que llevaba un grueso volumen de la Historia de Roma de Tito Livio, obra considerada per-dida durante siglos. En seguida detuvo al turco y le ofreci una sustanciosa suma por el libro. Por desgracia, slo llevaba unas pocas monedas en el bolsillo, y prometi pagar la dife-rencia en su domicilio, a lo cual accedi el turco; pero de pronto quedaron separados por la multitud que se introdujo entre ellos. He aqu cmo se perdi un documento irrempla-zable despus de haber sido casi recuperado.

    Por otra parte, tambin se han hecho descubrimientos ines-perados que llenaban lagunas existentes en la Historia anti-gua. Hace unos ciento cincuenta aos, el gran egiptlogo fran-cs Champollion visitaba el Museo de Turn, y en una especie de almacn top con una caja que contena trozos de papiro.

    Qu hay dentro? pregunt. nicamente escombros intiles, seor contest el ayu-

    dante. Champollion no qued satisfecho con la respuesta, y comen-

    z a juntar las piezas como si se tratase de un rompecabezas. Estos escombros intiles resultaron ser la nica lista exis-tente en el mundo de las dinastas egipcias, con los nombres de los faraones y las fechas de sus reinados! Era una revela-cin. Uno puede imaginar cmo se modificaran nuestros pun-tos de vista sobre la Antigedad si se hallasen ms crnicas de este tipo, aunque no fuera en recipientes de escombros.

    El sensacional hallazgo de los documentos del mar Muerto revel el hecho de que esta versin ms antigua de la Biblia (siglo II antes de J. C.) concordaba razonablemente con el texto masortico (siglo x de nuestra era). Desde un punto de vista histrico y religioso, los documentos del mar Muerto fueron una adquisicin extraordinariamente importante. A propsito: el mrito de este fabuloso descubrimiento arqueolgico se atri-buye a un joven pastor beduino que, cierto da, mientras per-segua a una cabra, descubri la cueva donde, dentro de unas

  • 30 ANDREW TOMAS

    jarras, estaban ocultos los rollos. En el ao 1549, un joven monje excesivamente celoso, Die-

    go de Landa, descubri en Mxico una gran biblioteca de c-dices mayas. Los quem todos porque no contenan ms que supersticin y maquinaciones del diablo, escribi.

    Cmo poda saber lo que contenan los libros? Incluso hoy, con todos los brillantes fillogos y cerebros electrnicos de que disponemos, los tres manuscritos mayas que milagrosa-mente sobrevivieron, siguen sin poder ser descifrados.

    Cuando De Landa se hizo viejo y fue elevado a la dignidad de obispo, se percat del brbaro crimen que haba cometido. Efectu una investigacin en busca de escrituras mayas, pero sin xito. Existe una tradicin que habla de cincuenta y dos tablillas doradas, conservadas en un templo, que contienen una historia de la Amrica Central, tablillas que habran sido cui-dadosamente ocultas por los sacerdotes aztecas antes de que los codiciosos conquistadores tomaran Tenochtitln.

    Diego de Landa escribi un trabajo sobre los mayas, pero su contribucin a la resolucin de los jeroglficos fue comple-tamente insignificante.

    Si alguien hubiese solicitado a la Biblioteca de Madrid, hace un centenar de aos, la Nueva crnica y buen gobierno, de Felipe Huamn Poma de Ayala, de 1565, el bibliotecario se habra quedado extremadamente desconcertado. Por aquel tiempo, ni la Biblioteca de Madrid ni ningn erudito en el mundo saban nada acerca de esta historia de los incas. El manuscrito permaneci en la oscuridad durante siglos, has-ta que fue descubierto en la Biblioteca Real de Copenhague en 1908. Fue publicado por vez primera en 1927, y actualmente es considerado una fuente tan buena como Garcilaso de la Vega o Pedro Cieza de Len. sta es la historia de uno tan slo de los libros perdidos, pero, cuntos otros pueden estar an ocultos en los lugares ms inesperados?

    Hasta que tales documentos de pocas pasadas sean loca-

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 31

    Iizados, pueden ser considerados los nicos textos sagrados, los escritores clsicos y los mitos que conocemos actualmente como el nico material fidedigno para reconstruir la imagen del pasado? Las Sagradas Escrituras, as como las obras de los autores griegos y romanos, pueden, seguramente, ser utili-zadas para este propsito. Esta afirmacin ser apoyada ms tarde por interesantes episodios de Historia antigua. La mi-tologa y el folklore son pensamientos fsiles que describen la historia de culturas desaparecidas en forma de smbolos y ale-goras. Separando la fantasa de la realidad, a partir de las leyendas, puede volver a crearse una imagen razonablemente correcta de acontecimientos, personas y lugares pasados.

    A la ciudad de Ur, mencionada en la Biblia como la ciudad de la cual haba partido Abraham, no se le daba ningn sig-nificado geogrfico o histrico por parte de los sabios del si-glo xix. Realmente, hasta tiempos recientes, pocos historiado-res consideraron seriamente la Biblia como fuente de datos histricos. Pero, despus de que Sir Leonard Wooley hubo des-cubierto la antigua ciudad de Ur en Mesopotamia, la situacin comenz a cambiar.

    Hace un centenar de aos, ningn erudito consideraba la litada o la Odisea de Homero como una historia. Pero Hein-rich Schliemann crey en ellas y descubri la legendaria ciudad de Troya. Luego sigui la ruta de regreso al hogar de Ulises y excav las grutas de Micenas en busca del botn que los griegos capturaron en Troya. Ley en la Ilada la descrip-cin de una copa decorada con palomas que haba utilizado Ulises. En un profundo pozo hall Schliemann esa copa, que tena una antigedad de 3.600 aos!

    Por tanto, las leyendas pueden ser interpretadas como unas historias fantasiosas o como acontecimientos reales. As, por ejemplo, la leyenda de la diosa Demter, quien generalmente es representada con una hoz y unas espigas de trigo, describe la introduccin del trigo en Grecia, pas en el que hasta en-

  • 32 ANDREW TOMAS

    tonces haban existido nicamente judas, semillas de amapola y bellotas. La diosa ense a Triptolemo el arte de la agricul-tura, y luego ste viaj a travs de Grecia instruyendo a la gente sobre el modo de cultivar el trigo y cocer el pan.

    El mito del nacimiento de Zeus en Creta se refiere al origen cretense de la antigua cultura griega. Es interesante sealar que, con excepcin de unas pocas leyendas, los propios griegos no saban nada acerca de la avanzada civilizacin minoica exis-tente en Creta, que precedi a la suya propia. Pero, como po-demos ver, el folklore conserva la historia en forma de leyen-das llenas de color.

    Hasta 1952, ao en que Michael Ventris descifr el lenguaje Lineal B de Creta y descubri, para su asombro, que se trataba nicamente de griego primitivo, nadie, en tiempos antiguos o modernos, haba tomado en serio este mito de Zeus.

    En sus Dilogos, Platn hace referencia a una forma arcai-ca de lenguaje griego. Naturalmente, sus contemporneos nun-ca haban tenido noticias de este dialecto perdido. Pero, poste-riormente, en el siglo xix, fue hallada una antigua escritura que, al ser descifrada en los aos 50, result que no era un griego preclsico. En consecuencia, tenemos derecho a des-confiar de las palabras de los antiguos escritores o de las ran-cias leyendas, excepto y hasta que hayan sido demostrados errneos?

    En el Critias, Platn cuenta la historia de Soln, a quien, en el ao 550 a. de J. C, los sacerdotes de Sais, en Egipto, confiaron que, 9.000 aos antes de su tiempo, Grecia estuvo cubierta de un suelo frtil. En comparacin con lo que era entonces, slo quedaban en algunos pequeos islotes los hue-sos de un organismo agotado, como realmente debera ser lla-mado, habindose consumido todas las partes ms ricas y fr-tiles del suelo, decan los sabios egipcios.

    Hoy puede considerarse cientficamente correcta esta infor-macin, porque el suelo de Grecia fue muy frtil hace algunos

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 33

    milenios. En aquel remoto perodo, el Sahara era una estepa en que creca abundante vegetacin. ste es tan slo un ejemplo de los cambios climticos ocurridos en la cuenca me-diterrnea. Pero, cmo pudieron Platn, Soln o los sacerdo-tes de Sais haber tenido conocimiento de la erosin del suelo de Grecia durante un perodo tan largo, a menos que se hu-bieran llevado registros cuidadosos durante diez mil aos por parte de la casta sacerdotal egipcia?

    Al describir el lejano Norte de Escitia, o Rusia, Plutarco (siglo i) hablaba de una noche que prevaleca durante seis me-ses en aquellas regiones, con una continua cada de nieve. Re-calcaba que esto era completamente increble. Sin embargo, su descripcin del invierno rtico era sorprendentemente verdica.

    Plutarco escribi tambin una historia referente a la flota fenicia que se hallaba al servicio del faran Necho. Los barcos partiendo del mar Rojo, navegaron hacia el ocano Indico, y circundaron frica va cabo de Buena Esperanza, y el estrecho de Gibraltar. El viaje se llev a cabo en el curso de dos aos.

    Estos hombres manifestaron algo escribe Plutarco que yo mismo no me atrevo a creer, aunque otros s puedan hacerlo. Cuando viajaban rumbo a Occidente, alrededor de la punta sur de frica tenan el sol a su derecha, a su Norte. Ningn griego antiguo poda imaginar que el sol brillara en el Norte. La actitud crtica de Plutarco hacia su propia historia aade ms peso an a su testimonio. Despus de todo, su informe es exacto, ya que el sol, en frica del Sur, brilla en el Norte.

    El Almagesto de Tolomeo enumera todos los datos geogr-ficos disponibles en el siglo II de nuestra era. El astrnomo describe el frica Ecuatorial, el Nilo superior y las cadenas montaosas que existen en el corazn del continente. Con toda evidencia, este sabio de la Antigedad posea ms conocimien-tos acerca de frica que sus colegas europeos de la primera

    3-3.129

  • 34 ANDREW TOMAS

    mitad del siglo xrx. Cuando, en el siglo pasado, la exploracin del frica Cen-

    tral puso de manifiesto la existencia de montaas de cumbres nevadas, y los informes en este sentido fueron remitidos a la Royal Geographical Society, de Londres, sus doctos miem-bros hallaron una fuente de diversin en tales manifestacio-nes. Nieve en el Ecuador? Pura insensatez! El arma del es-cepticismo es peligrosa: en el pasado, muchos cientficos su-perescpticos se desacreditaron a s mismos por una tajante condenacin y una carencia de imaginacin.

    Al explicar las causas de la crecida del Nilo, Herdoto (si-glo v antes de J.C.) enumer diversas teoras, corrientes en aquel tiempo. Una de ellas, la ms plausible en palabras de l, pero en su opinin imposible, era la de que el agua del Nilo proceda de la nieve que se derreta.

    As, una vez ms se demuestra cmo la curva del conoci-miento desciende en el grfico del progreso mundial. No es di-fcil demostrar la superioridad del pensamiento griego sobre la Filosofa escolstica de las Edades Oscuras. Nacida en la Antigedad, eclipsada durante la Era Medieval, la Ciencia fue redescubierta por los rabes, restaurada en el Renacimiento y desarrollada por los cientficos de los tiempos modernos.

    Pero, hace mucho tiempo, existieron otros altibajos del pro-greso cultural. Las pinturas rupestres de uros, caballos, ciervos y otras bestias, en las cuevas de Altamira, Lascaux, Ribade-sella y otras, son piezas maestras no slo del arte prehistrico, sino tambin del arte de cualquier perodo.

    Los antiguos egipcios, babilonios y griegos pintaban toros estilizados. Pero los bisontes o los caballos de Altamira o Las-caux parecen haber sido pintados por un Leonardo o un Picas-so. El realismo y la belleza de estas pinturas de las cuevas las hacen inmensamente superiores a los dibujos de animales de Egipto, Babilonia o Grecia.

    En las cuevas se han descubierto esbozos y obras de en-

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 35

    sayo que sugieren la existencia de escuelas de arte unos 15.000 aos atrs. Las pinturas rupestres de Cro-Magnon tienen 10.000 aos ms de antigedad que las producciones artsticas de las civilizaciones antiguas. ste es tambin otro ejemplo del modo como una onda alcanza una cspide en la curva de la civilizacin, y luego desciende.

    Recientemente hemos estado redescubriendo una ciencia olvidada. Hace 350 aos el gran astrnomo alemn Johannes Kepler atribuy acertadamente la causa de las mareas a la in-fluencia de la Luna. En seguida fue objeto de persecucin. No obstante, en una poca tan antigua como el siglo n antes de Jesucristo, el astrnomo babilonio Seleuco hablaba sobre la atraccin que la Luna ejerce en nuestros ocanos. Posidonio (135-50 a. de J. C.) realizo un estudio sobre las mareas y lleg a la certera conclusin de que estaban relacionadas con la revolucin de la Luna alrededor de la Tierra. El eclipse de la Ciencia ocurrido durante estos dieciocho siglos es demasiado evidente.

    Durante el curso de catorce siglos desde Tolomeo hasta Coprnico, no se efectu ninguna contribucin especial a la Astronoma. An en los tiempos de Tolomeo, los pensadores escrutaban los siglos primitivos en busca del conocimiento, como si hubiese existido un Edad de Oro de la Ciencia en el pasado.

    El antiguo texto astronmico indio Surya Siddhanta afir-maba que la Tierra es un globo en el espacio. En el libro Huang Ti-Ping King Su Wen, el docto Chi-Po dice al Emperador Amarillo (2697-2597 a. de J. C.) que la Tierra flota en el espa-cio. Slo hace cuatrocientos aos que Galileo, por ensear este mismo concepto, fue condenado por las autoridades ecle-sisticas.

    Digenes de Apolonia (siglo v a. de J. C.) afirmaba que los meteoros se desplazan en el espacio, y con frecuencia caen a la Tierra. No obstante, en el siglo xvm, Lavoisier, el pilar de

  • 36 ANDKEW TOMAS

    la Ciencia, pensaba de modo distinto: Es imposible que las piedras caigan del cielo, porque no hay piedras en el cielo. Hoy sabemos que s es posible.

    Hace 2.500 aos, el gran filsofo Demcrito deca que la Va lctea consiste de estrellas muy pequeas apiadas estre-chamente entre s. En el siglo xvm, el astrnomo ingls Fer-guson escriba que la Va lctea primitivamente se considera-ba formada por un vasto nmero de estrellas pequeas; sin embargo, el telescopio demuestra que se trata de algo muy distinto. Aun sin telescopio, Demcrito era ciertamente mejor astrnomo que Ferguson. ste era el caso de un gran teles-copio, pero una mente pequea contra una mente grande, sin telescopio.

    Cuando Marco Polo, su padre y su to, vistiendo sus ex-ticos caftanes polvorientos, regresaron a Venecia procedentes del Extremo Oriente, no fueron credos al principio. Debido a las historias que Marco Polo contaba acerca de las fabulosas riquezas de China y Japn, fue denominado inmediatamente Messer Millione o el Seor Milln. Ms tarde, la familia Polo organiz un banquete, al que asistieron los notables de Vene-cia. Luego, de repente, los Polo cortaron los forros de sus pe-sados vestidos. Cascadas de preciosas gemas se desparrama-ron sobre la mesa! Los venecianos se quedaron sin respiracin: despus de todo, Marco estaba diciendo la verdad. Existan ricos Imperios en el Extremo Oriente. Aquellos diamantes, rubes, zafiros, jades y esmeraldas eran una espectacular corro-boracin de sus aventuras!

    El prximo captulo ofrece una serie de curiosidades rela-tivas a la historia de la Ciencia. Son como las joyas de Marco Polo: pruebas tangibles de un origen remoto de la Ciencia.

    CAPTULO II

    INNOVACIONES EN LA ANTIGEDAD

    Los logros de la Ciencia moderna son extraordinarios; pero con nuestra civilizacin de naves espaciales, rascacielos, dro-gas maravillosas y reactores atmicos, estamos propensos a minimizar las realizaciones cientficas de los antiguos.

    La gente de pocas primitivas tena ya muchos de los pro-blemas con que nos enfrentamos hoy, y en ocasiones los re-solvan casi del mismo modo. Por ejemplo, los antiguos ro-manos cambiaban, en algunas calles importantes, la direccin del trfico durante las horas punta. La ciudad de Pompeya se serva de gesticulantes policas de trfico para solucionar el problema de la congestin. Rtulos indicadores de las calles se utilizaban ya en Babilonia hace ms de 2.500 aos, con al-gunos nombres curiosos, tales como, por ejemplo, la Calle que ningn enemigo puede pisar. En Nnive, la capital de Asira, apareca la siguiente Prohibicin de aparcamiento: Carretera Real Prohibido obstruirla. Las seales eran en verdad ms eficaces que las nuestras, porque, en lugar de una notificacin

  • 38 ANDREW TOMAS

    de multa, el conductor del carro reciba una sentencia de muerte!

    La antigua ciudad de Antioqua fue el lugar en que pudo contemplar la primera calle iluminada de la Historia. Los az-tecas mantenan permanentemente un listn coloreado en la calle pavimentada, con objeto de dividir el trfico en dos lneas. Nuestras calles y carreteras, por lo general, tienen slo l-neas pintadas para separar las direcciones del trfico.

    Hern, un ingeniero de Alejandra, construy una mquina de vapor que implicaba tanto los principios de la turbina como los de la propulsin a chorro. De no haber sido por los repe-tidos incendios de la Biblioteca de Alejandra, podramos ha-ber conocido la historia del carro de vapor existente en Egipto. Al menos, sabemos que Hern invent una especie de cuenta-kilmetros que registraba la distancia recorrida por un ve-hculo.

    Las excavaciones de Mohenjo Daro, Harappa y Kalibanga, en el Pakistn y la India, han puesto de manifiesto el sorpren-dente hecho de que hace 4.500 aos existi un sistema de pla-nificacin ciudadana. Las calles de estas antiguas ciudades eran rectas, y los bloques, rectangulares. Se descubri tambin un suministro de agua y un sistema de desage, muy bien or-ganizados.

    Los ladrillos con que se construan estas ciudades estaban cocidos al fuego. Debido a su solidez, fueron utilizados por los britnicos en la construccin del lecho del ferrocarril en la lnea Karachi-Lahore, hace ms de cien aos. Es notable, asimismo, el hecho de que estos ladrillos se manufacturan to-dava en la actualidad en el rea de Mohenjo Daro, de acuerdo con los prototipos procedentes de las ruinas. Esto demuestra que la tecnologa haba alcanzado una cspide en el distante e insospechado pasado de la India, y que, por alguna razn, no progres ulteriormente. A partir de entonces, todo se redujo a una imitacin de las viejas tcnicas.

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 39

    La calefaccin central o por medio de agua caliente fue in-ventada, a principios del siglo XVII, por Bonnemain, y perfec-cionada por Duvoir. No obstante, 4.000 aos antes de estos inventores europeos, los coreanos acaudalados tenan habita-ciones primaverales calentadas con aire caliente que circulaba por tuberas instaladas en el subsuelo. Los antiguos romanos utilizaban una calefaccin de tipo similar. Durante la Edad Media se olvidaron los procedimientos cientficos de la Anti-gedad, y los europeos tuvieron que resignarse a temblar de fro durante muchos siglos.

    La ciudad prehistrica de Catal Huyuk, en Turqua, tiene una antigedad de 8.500 aos. Pues bien: en sus ruinas se han hallado trozos de alfombras de una calidad tan inmejorable que pueden compararse favorablemente con las ms hermosas que se tejen en la actualidad. Ningn sabio del siglo pasado habra atribuido semejante edad a tales alfombras.

    La hermosa cabeza de la reina sumeria Shub-ad, exhibida en el Museo Britnico, demuestra que, en la Antigedad, las personas se parecan mucho a nosotros. La encantadora joven lleva una peluca sorprendentemente moderna, amplios pen-dientes y collar. Esta sofisticada muchacha, que utilizaba cos-mticos, peluca y joyas caras, muri en un suicidio ritual en el ao 2900 a. de J. C, 2.150 aos antes de que Moiss comen-zara sus escritos.

    Por alguna razn, en el antiguo Egipto, el nivel de calidad de la joyera, al igual que el de la arquitectura, fue superior en los perodos primitivos. Los anillos, collares, pendientes, dia-demas y coronas de la V-XII dinasta (1) exhibidos en el Museo de El Cairo y en el Museo Metropolitano de Nueva York, estn ms perfectamente acabados y son ms hermosos que los de las dinastas posteriores. Entre las pirmides de Egipto, las primeras estructuras son superiores en cuanto a la calidad de

    (1) Aproximadamente, desde 2500 a 1800 a. de J.C.

  • 40 ANDREW TOMAS

    su ejecucin. La curva del progreso inici un notorio descen-so en Egipto alrededor del ao 1600 antes de J. C.

    Por extrao que parezca, los estratos inferiores de Mohenjo Daro muestran instrumentos de una calidad superior y una joyera ms refinada que los de las capas superiores.

    Debido a la situacin poltica en el Oriente Medio, el canal de Suez est cerrado actualmente. Es muy poco conocido el hecho de que el canal no es realmente una idea nueva. Su construccin fue comenzada durante el reinado del faran Ne-cho (609-593 a. de J. C.) y completada por el conquistador persa Daro despus de la muerte del soberano egipcio. En el transcurso de los siglos, las arenas de Arabia obstruyeron el canal. Sin embargo, los rabes lo dragaron y abrieron a la navegacin en el siglo vn de nuestra era. Al no ser debidamente mantenido, fue pronto bloqueado de nuevo por las arenas, y hasta el ao 1869 qued cortada toda comunicacin entre el Mediterrneo y el mar Rojo.

    Al igual que la historia del canal de Suez, la de la navega-cin contiene una serie de pginas interesantes. Las modernas compaas italianas de navegacin deben de haber obtenido la idea de los lujosos buques de lnea de los antiguos romanos: dos naves romanas, halladas en la dcada de 1920 en el fondo del lago Nemi en Italia, fueron restauradas entre los aos 1927 y 1932. Los buques eran grandes y amplios, con cuatro lneas de remeros. Estaba prevista la acomodacin de 120 pa-sajeros en 30 camarotes, con cuatro literas en cada uno, y ade-cuados departamentos para el equipaje. Los barcos estaban ricamente decorados: suelos de mosaico, que describan esce-nas de la Ilada, paredes hechas con paneles de ciprs y pin-turas que adornaban la sala de estar y la biblioteca. Un reloj de sol, en el techo, indicaba la hora, y se cree que una pequea orquesta entretena a los pasajeros en el saln.

    A popa haba un gran restaurante, con su correspondiente cocina. Los pasajeros disfrutaban de pan recin cocido para

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 41

    los desayunos, y las minutas de las comidas podan comparar-se, en cuanto a suculencia, con la decoracin del comedor. Algunos hallazgos son sorprendentes: cacerolas de cobre, que proporcionaban agua caliente para los baos, y lampistera ab-solutamente moderna, especialmente las caeras y los grifos de bronce. Siglos despus, Coln y Magallanes no habran si-quiera soado con tales barcos!

    Los patricios romanos que viajaban en cruceros de placer a travs del Mediterrneo, disfrutaban, en verdad, de la dolce vita. Por un extrao capricho de la fatalidad, estos dos buques romanos fueron destruidos no por Cartago, sino por los bom-barderos alemanes, en los ltimos tiempos de la Segunda Gue-rra Mundial. Evidentemente, sus realistas contornos engaa-ron a los experimentados pilotos, hacindoles creer que se trataba de lanchones en construccin.

    Segn las crnicas chinas, el erudito budista Fa-hien regre-s de la India en los alrededores del ao 500 de nuestra era. Naveg directamente desde Ceiln hasta Java, y luego, al Norte de China, a travs del mar de la China. El buque transportaba ms de doscientos pasajeros, con su equipaje, y era ms grande que los barcos de Vasco da Gama, que cruzaron el ocano In-dico unos mil aos ms tarde.

    En un documento llamado Fusang, que forma parte de los anales del Imperio chino, el sacerdote budista chino Hoei-shin relat, all por el ao 499 de nuestra era, la historia de sus viajes a tierras lejanas. El pas a donde el monje lleg, despus de cruzar el Pacfico, se cree que era la Amrica Cen-tral. Un hecho comprobado es que, en el curso del ltimo siglo, un junco pirata chino alcanz California. Acostumbraba ser exhibido en la isla Catalina, cerca de Los ngeles.

    En 1815 fue hallado cerca de Santa Brbara, California, un junco japons que estuvo navegando a la deriva, a travs del ocano Pacfico, durante diecisiete meses. Por milagro, sobreviva un marinero. Despus de (todo, la historia de Hoie-

  • 42 ANDREW TOMAS NO SOMOS LOS PRIMEROS 43

    shin podra ser cierta. La Gran Muralla de China es el muro ms largo que jams

    se haya construido sobre la haz de la Tierra. Fue levantada por tres millones de obreros, en un plazo de 37 aos, hace, aproxi-madamente, 22 siglos. La longitud del muro es de 2.414 kilme-tros, y se eleva desde 6 hasta 15 metros sobre el nivel del suelo. El muro es suficientemente ancho para permitir una lnea de vehculos en cada direccin.

    En el ao 3100 antes de J. C, el rey Menes de Egipto ela-bor un vasto plan de ingeniera para desviar el curso del Nilo, con objeto de construir su capital de Menfis. Ninguna nacin haba intentado nunca llevar a cabo un proyecto tan gigantesco como aqul.

    Aunque los adminculos sanitarios de porcelana no consti-tuyen necesariamente una prueba de elevada cultura, demues-tran la presencia de una tecnologa y un estado sanitario desa-rrollados. Hace slo 200 aos brillaban por su absoluta ausen-cia. No obstante, 4.000 aos atrs eran corrientes en la ciudad de Cnosos, en Creta, los baos privados, con un sistema cen-tral de desage y caeras de cermica.

    Las habitaciones del palacio de Minos estaban ventiladas por chimeneas de aire. Con sus habitaciones acondicionadas y sus excelentes baos y servicios, el palacio no era slo mo-derno, sino tambin grande, tan grande como el palacio de Buckingham.

    En Chan Chan, la capital del Imperio chim, en Sudamrica, que floreci entre los siglos xi-xv, se han descubierto caeras para el agua caliente y fra en baos decorados con azulejos. Esta realizacin tecnolgica no exista en Europa en tiempo de Ricardo Corazn de Len o Juana de Arco.

    Los antiguos poemas picos de la India describen realiza-ciones cientficas de los primeros pobladores de la tierra del Ganges. Estos relatos, cuando se comprueba el ingenio de los artfices orientales, dejan de ser simples leyendas.

    Las pinturas de la cueva de Ajanta, cerca de Bombay, son admiradas por los turistas extranjeros y por los visitantes indios. Mucho se ha escrito acerca de la excelencia de estos trabajos artsticos, pero poco se ha revelado acerca de las pin-turas luminosas utilizadas en estos murales. En una de las ca-tacumbas del siglo vi existe una pintura que muestra un grupo de mujeres, portadoras de presentes. Cuando la luz elctrica est encendida, la hermosa pintura carece de perspectiva. Pero cuando el gua apaga las luces, y los espectadores permanecen en la oscuridad durante unos pocos minutos, hasta que sus ojos se acostumbran a ella gradualmente, las figuras de la pared parecen volverse tridimensionales, como si estuviesen hechas en mrmol. Este fantstico efecto fue obtenido por el antiguo artista, gracias al inteligente empleo de pinturas luminosas, cuyo secreto se ha perdido para siempre.

    En un templo del siglo xn, en Halebid, Mysore, puede admi-rarse una serie de columnas de esteatita. En uno de estos pila-res de piedra, de acabado rugoso, existen unas franjas puli-mentadas. Cuando una persona mira a su superficie, lisa como un espejo, puede ver dos imgenes reflejadas al mismo tiem-po: uno se ve a s mismo en posicin erecta y en posicin invertida. El desconocido artesano debi de haber estudiado ptica, para lograr un efecto tan extraordinario. En la ciudad de Ahmedabad, Gujerat, existen dos minaretes del siglo xi ante los cuales se yergue un arco con una lacnica inscripcin: Torres balanceantes. Secreto desconocido. La altura de los minaretes es de 23 metros, y la distancia entre ellos, de 8. Mien-tras un grupo de visitantes llega a la cima de una torre, el gua asciende hasta el balcn de la otra, se agarra a la baran-dilla y empieza a balancear su minarete. Inmediatamente la otra torre comienza a oscilar, con la consiguiente diversin o alarma de los visitantes. Estos notables efectos demuestran que las races de la Ciencia se hunden profundamente en el pa-sado.

    L

  • 44 ANDREW TOMAS

    En la Casa de los cuatro estilos, en las ruinas de Pompeya, se descubri, en 1938, una estatuilla de mrmol de la diosa india Lakshmi, lo cual parece significar que Roma debi de mantener lazos comerciales y culturales con la India.

    Si, al igual que el autor, ha viajado usted y visto las tiendas de Madras y Bombay, repletas de saris coloreados, podra sor-prenderse al saber que, durante los reinados de Vespasiano y Diocleciano, se vendan en Roma productos textiles proceden-tes de la India, aunque tan slo podan proporcionrselos las personas muy acaudaladas. Por las sedas, brocados, muselinas y tejido de oro importados de la India, Roma desembolsaba anualmente una suma considerable: tal vez el equivalente de cuarenta millones de dlares.

    La seda, producida en China desde el ao 2640 a. de J. C, fue importada a la antigua Roma en el siglo i de nuestra era. Debido a la enorme distancia y a los riesgos inherentes a su transporte, la adquiran los romanos a precios astronmicos.

    Una de las siete maravillas del mundo antiguo fue el faro de Alejandra, de 135 metros de altura, situado en la isla de Pharos y construido en mrmol blanco. La torre tena un espejo movible que, durante la noche, proyectaba su luz de forma que poda ser vista desde una distancia de 400 kilmetros. De da se utilizaba la luz solar, y de noche, el fuego. El faro existi desde el ao 250 a. de J. C. hasta el 1326 de nuestra era, en que un terremoto lo destruy.

    Estas realizaciones de los pueblos de la Antigedad no fue-ron superadas en los siglos posteriores. En la Edad Media ex-periment la Humanidad una regresin en cuanto a progreso cientfico, y slo durante los ltimos 300 aos empez la cien-cia a recobrarse de nuevo.

    Ninguna raza ha construido nunca 5.000 kilmetros de ca-rretera tal como lo hicieron los habitantes del Per, que cru-zaron caones y perforaron montaas con tneles que todava se utilizan hoy.

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 45

    La primera carta de navegacin y el primer barco fueron construidos por los sumerios 4.000 aos antes de nuestra era. El siguiente gran salto, en cuanto a medios de transporte, se dio slo en 1802 al inventarse el buque de vapor; ms tarde, en 1825, lo sigui el tren. Esta aceleracin en la tecnologa y el transporte lleg a la cspide con la invencin del aeroplano, en 1903, y la primera nave espacial tripulada, en 1961.

    Despus del viaje a la Luna del Apolo VIH, el New York Times atribuye el verdadero mrito de este hecho histrico a los hombres de muchos pases y centurias: Euclides, Arqume-des, Newton, Kepler, Coprnico, Tsilkovski, Oberth, Godard y muchos otros. Es sensato considerar a esta luz semejantes logros, porque detrs de nuestros cientficos atmicos sigue estando Demcrito. Nuestra aviacin y nuestros ingenieros as-tronuticos tuvieron un predecesor en la Antigedad: Hern, con su propulsin a chorro. En pos de nuestros pinitos ciber-nticos se halla Ddalo, con sus autmatas y sus robots. Hay, pues, que buscar el origen de la Ciencia moderna en la ms remota antigedad.

  • CAPTULO III

    LOS DESCUBRIMIENTOS CREAN PROBLEMAS

    Los paleontlogos y arquelogos han realizado una serie de curiosos hallazgos que todava aguardan una explicacin lgica. De hallarse las correspondientes respuestas, la historia del hombre aparecer bajo una nueva perspectiva. Si los si-guientes hechos estn bien fundados, la civilizacin podra ha-ber tenido un origen mucho ms antiguo.

    En unas excavaciones efectuadas en el ao 1933 en Chou-kou-tien, cerca de Pekn, el doctor F. Weidenreich descubri una serie de crneos y esqueletos. Uno de los primeros perte-neca a un anciano europeo; otro, a una mujer joven, con una cabeza estrecha, tpicamente melanesia en su estructura; un tercer crneo fue considerado como perteneciente a una joven de rasgos caractersticamente esquimales. Un varn europeo, una muchacha procedente de los trpicos y otra del crculo polar rtico descubiertos en la ladera de una colina china? En primer lugar, cmo pudieron llegar hasta China hace 30.000 aos? Este episodio de la Prehistoria es un misterio.

  • 48 ANDREW TOMAS

    Posea el hombre del ltimo perodo glacial facilidades tc-nicas para enderezar un gigantesco colmillo curvado de ma-mut? Hasta el reciente descubrimiento de lanzas construidas con colmillos de mamut efectuado por el doctor O. N. Bader, cerca de Vladimir, URSS, ningn cientfico sospechaba que el hombre prehistrico hubiera posedo la capacidad necesa-ria para transformar un colmillo curvado en una serie de ve-nablos de hueso rectos.

    Los arquelogos rusos hallaron en el mismo lugar una aguja de hueso, rplica de nuestra propia aguja de acero. Al igual que los venablos, tena una antigedad de 27.000 aos. La fa-bricacin de tales artilugios por el hombre de la Edad Glacial era algo totalmente inesperado e implicaba una nueva valora-cin de los puntos de vista acerca de la tecnologa de la Edad Glacial.

    Los famosos crneos de Jeric, rellenos con arcilla y con-cha, representan exquisitos rostros de tipo egipcio. Han sido fechados aproximadamente en el ao 6500 a. de J. C, lo cual significa unos 1.500 aos antes del comienzo de la civilizacin egipcia. Este descubrimiento plantea muchas preguntas. Fue-ron estas caras momificadas el resultado de un deseo de inmor-talizar al hombre? Si es as, proporcionan la prueba de la exis-tencia de la religin en un perodo muy primitivo. Pero el pensamiento abstracto no le llega al hombre de la noche a la maana: exige un largo proceso. De qu fuente lo recibi el pueblo de Jeric?

    El profesor Luther S. Cressman, de la Universidad de Ore-gn, encontr en Lamos Cave, al este de Nevada, 200 pares de sandalias tejidas con fibras. Diestramente fabricadas por un artesano, estas sandalias podran ser tomadas por modernas sandalias usadas en Saint-Tropez o Miami. Por medio de la prueba del carbono-14, se determin su antigedad en unos 9.000 aos.

    Pero estas sandalias son realmente recientes cuando se las

    fP

    a t * w in 0*0 '

    He aqu un misterioso grabado en la roca, hallado cerca de Navai, Uzbekistn (Unin Sovitica). Se estima que su antige-dad es de unos 3.000 aos Los hombres parecen llevar mas-carillas de respiracin. El objeto que vemos circuido por rayos, podra ser un cohete espacial?

  • Este crneo de uro tiene centenares de miles de aos. Como sabemos, el hombre no dispona entonces de arcos ni de fle-chas. Sin embargo, el animal muestra en su parte central un agujero redondo, caracterstico de las perforaciones que causan las balas, sin lneas radiales.

    Los enigmticos mapas del almirante Piri Reis, fechados en 1513 y 1528. Muestran la Antrtida (no descubierta a n ) , as como ros inexplorados de Sudamrica. La fuente original de estos mapas se remonta a la poca de Alejandro Magno.

  • NO SOMOS LOS PRIMEROS 49

    En la antigua India se tenan nociones de aviacin, segn sugiere este bajorrelieve.

    compara con la huella de calzado descubierta en una veta de carbn en el Can del Pescador, Pershing County, tambin en Nevada. La impresin de la suela es tan clara, que son visi-bles las huellas de una fibra dura. La edad de esta huella de pie se estima aproximadamente en unos 15 millones de aos. Sin embargo, el hombre no deba aparecer hasta 13 millones de aos ms tarde. En otras palabras: segn la opinin gene-ral, el hombre primitivo apareci hace unos 2 millones de aos, pero slo empez a llevar zapatos hace unos 25.000 aos! A quin perteneca esta pisada?

    El doctor Chow Ming Chen efectu un descubrimiento si-milar en el desierto de Gobi, en el ao 1959. Se trataba de una perfecta impresin de una suela ribeteada sobre la piedra arenisca, y se calculaba que tena una antigedad de millones de aos. La expedicin no pudo explicar este hecho.

    Las pinturas rupestres de Brandberg, en el sudoeste de frica, representan figuras de bosquimanos juntamente con las de mujeres blancas. Los exactos perfiles europeos de estas ltimas estn pintados con un tinte claro, y el cabello aparece de color rojo o amarillo. Las muchachas se adornan con joyas y un elaborado tocado de conchas o piedras. Las atractivas y jvenes cazadoras llevan arcos y bolsas de agua en sus pechos. Calzan tambin zapatos, en tanto que los negros no. Algunos arquelogos consideran que estas jvenes eran audaces viaje-ras que llegaron desde Creta o Egipto, hace 3.500 aos. No obstante, hay algo peculiar en estas muchachas blancas. Pare-cen capsienses procedentes del Norte de frica, quienes vivieron hace unos 12.000 aos. Ambas tienen los mismos largos torsos, arcos, tocados, y franjas en forma de ligas en las piernas.

    La Dama Blanca de Brandberg, estudiada por el abate Henri Breuil, es una pieza maestra. Por su vestido y por el hecho de llevar una flor en la mano, se parece a una muchacha torera de Creta. Pero, por alguna razn, ni los leopardos ni los hipop-tamos figuran en las pinturas de esta galera de arte. Dichos 4 3.129

  • 50 ANDEEW TOMAS NO SOMOS LOS PRIMEROS 51

    animales no existan hace mucho tiempo en esta parte de fri-ca, en tanto que son corrientes en la actualidad.

    Esta circunstancia hace pensar en la posibilidad de que pu-diera ser ms remota la poca de las amazonas blancas en frica.

    En un acantilado rocoso al este de Alice Springs, en el co-razn de Australia, Michael Terry descubri, en 1962, una talla del extinto Nototherium mitchelli. Este animal, tipo rinoce-ronte, desapareci hace unos 2.500 aos atrs. En el mismo lugar hall seis tallas de lo que podran considerarse cabezas de morueco. stas le recordaron las pinturas asiras del mo-rueco.

    Un ser humano de aproximadamente dos metros de esta-tura apareca entre las enigmticas imgenes de la roca. Las piernas y muslos anchos, y una mitra, parecida a las utilizadas por los faraones, daban a la figura un aspecto completamente distinto de las representaciones estilizadas de la forma hu-mana pintadas por los aborgenes australianos. Aunque la figu-ra aparece en una posicin horizontal, est de pie, como si caminase por una pared hacia abajo.

    De forma que aqu tenemos otro misterio: tallas del extin-guido rinoceronte australiano, el morueco, desconocido en Australia hasta la llegada de los ingleses, y un hombre, no australiano, con una tiara babilnica o egipcia. Las seales de la erosin en la escultura de la roca indican su gran antige-dad. Consigui el hombre del Prximo Oriente o de Asia al-canzar la Australia Central en la Antigedad? Y, en tal caso, por qu medios? Parece que deberan ser revisados nuestros puntos de vista acerca de la extensin de los viajes del hombre primitivo.

    Dado que el hombre es un desarrollo evolutivo reciente (aproximadamente dos millones de aos), su coexistencia con monstruos que vivieron hace miles o incluso millones de aos se considera imposible por parte de la Ciencia.

    No obstante, el profesor Denis Saurat, de Francia, ha iden-tificado las cabezas de animales que figuran en el calendario de Tiahunaco, en Sudamrica, como pertenecientes a toxo-dones, animales prehistricos que vivieron en el perodo ter-ciario, hace muchos millones de aos (1). Segn el escritor y arquelogo americano A. Hyatt Verrill, las cermicas Cocle de Panam representan un lagarto volador que se parece mucho al pterodctilo que vivi eones de tiempo antes que el hom-bre (2).

    En 1924, la expedicin cientfica Doheny descubri en el can de Hava Supai, en el Norte de Atizona, tallada en la roca, una figura que se pareca extraordinariamente al extin-guido tiranosaurio erguido sobre sus patas traseras. En otra escultura rupestre, en Big Sandy River, Oregn, el escultor prehistrico dej el retrato de un estegosauro, una criatura que vivi antes de la aparicin del hombre sobre nuestro planeta.

    Los dibujos, ejecutados rascando la piedra arenisca roja con un pedernal, muestran seales de gran antigedad. La exis-tencia de los artistas debi de ser contempornea a la de los monstruos prehistricos; de otro modo, cmo poda el hom-bre primitivo dibujar bestias que no haba visto jams? Natu-ralmente, estos hechos imposibles amenazan dar al traste con toda la estructura de la Antropologa.

    Alrededor de 1920, el profesor Julio Tello hall unos reci-pientes en el distrito de Nasca, cerca de Pisco, Per. Qued sorprendido por las figuras de llamas pintadas en los vasos, ya que los animales mostraban cinco dedos. Actualmente la llama tiene slo dos dedos, pero, en un primitivo perodo evo-lutivo, hace decenas de miles de aos, posea cinco. Y esto no es una simple conjetura, porque en la misma regin se han descubierto esqueletos de llamas prehistricas con cinco dedos.

    (1) D. Saurat, Atlantis and the Giants, Faber y Faber, Londres. (2) A. H. Verrill, Od Ovilizations of the New World, New Home Library, Nuev

    York, 1943.

  • 52 ANDREW TOMAS

    El descubrimiento de esculturas megalticas en Marcahuasi por el doctor Daniel Ruzo, en 1952, fue de importancia funda-mental. Marcahuasi, situado a unos 80 kilmetros al nordeste de Lima, Per, es una meseta que tiene una altitud de 4.000 metros, donde el aire es fro, y difcilmente crece nada entre las piedras granticas.

    Al penetrar en un anfiteatro de la roca, Ruzo se hall de pronto ante enormes figuras de personas y animales esculpi-das en la piedra. Aparecieron ante l caras caucasianas, negras y semticas. Leones, vacas, elefantes y camellos, que nunca haban vivido en las Amricas, maravillaron al doctor Ruzo. Pudo reconocer al Amphichelydia, un extinguido antepasado de la tortuga, conocido slo gracias a sus restos fsiles. Las imgenes del caballo planteaban una cuestin candente. Aca-so el escultor era contemporneo del caballo americano? La circunstancia de que el caballo desapareci de Amrica hace unos 9.000 aos proporcionaba una fecha definitiva para estos antiguos trabajos de esculturas. El caballo reapareci en el Nuevo Mundo solamente en el siglo xvi, cuando los conquis-tadores lo llevaron desde Espaa.

    Analizando el blanco porfirio diortico, a partir del cual se haban esculpido las cabezas, los gelogos llegaron a la con-clusin de que la piedra habra necesitado al menos diez mil aos para adquirir el tinte grisceo que mostraba al ser cor-tada.

    Los misteriosos escultores de estos gigantescos monumen-tos conocan las leyes de la perspectiva y la ptica. Algunas figuras pueden verse al medioda, otras en otros momentos del da, desvanecindose a medida que las sombras progresan. Ha-llar un museo de diez mil aos de antigedad donde se exhiban animales que, o bien nunca haban vivido en Sudamrica, o se haban extinguido haca decenas de miles de aos, juntamente con retratos esculpidos de hombres negros y blancos que vi-nieron al Nuevo Mundo dentro de los ltimos 500 aos, re-

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 53

    presentaban un desafo para la Ciencia ortodoxa. El doctor Daniel Ruzo ley una comunicacin al respecto en la Univer-sidad de la Sorbona y otras instituciones cientficas. Aunque los crculos oficiales por haber visto las fotografas de estas esculturas difcilmente podan negar el hecho de este sor-prendente descubrimiento, pusieron, no obstante, en duda, la teora de Ruzo de que otras razas, adems de la india cobriza, haban vivido en Amrica del Sur. Sin embargo, fueran quie-nes fuesen los escultores rupestres, no puede ponerse en duda su coexistencia con animales extinguidos.

    Tambin por los aos 50 se realiz un extrao hallazgo en Costa Rica. Se descubrieron, esparcidas en la jungla, centena-res de esferas perfectamente modeladas, hechas con piedra volcnica. El tamao oscilaba desde dos metros y medio hasta unos pocos centmetros. Algunas de las ms grandes pesaban seis toneladas. Globos similares han sido localizados tambin en Guatemala y Mxico, pero no en ningn otro lugar del mundo (1). Estas bolas plantearon muchas preguntas. Qu antigua raza pudo haberlas cincelado y pulimentado tan per-fectamente? Las dificultades tcnicas para fabricar estas esfe-ras y transportarlas hasta los lugares escogidos deberan de haber sido enormes. Cul era el objetivo de estas bolas de piedra? O acaso son formaciones geolgicas naturales, como pretenden algunos cientficos? Algunas de estas esferas descan-san en plataformas de piedras, lo cual parece indicar que fue-ron situadas all por alguna razn. Muchas estn dispuestas en racimos, en lneas rectas o en direccin Norte-Sur. Aparece una indicacin de una pauta geomtrica, ya que algunos grupos forman tringulos, cuadrados o crculos. Se ha sugerido que estos indicadores megalticos podan tener algn significado astronmico. Sera interesante dibujar un grfico completo que mostrara la situacin de estos globos y ver luego si exista

    (1) Natural History (EE. UU.), setiembre de 1955.

  • 54 ANDREW TOMAS

    alguna semejanza con las constelaciones del mapa celeste. Sin embargo, existe una teora alternativa: la de que las bolas de piedra fueron utilizadas para la observacin astronmica, a la manera de los megalitos de Stonehenge.

    Las gigantescas cabezas de piedras de los olmecas halladas en La Venta, Tres Zapotes y otros lugares de Mxico, pueden ser clasificadas como artefactos de un tipo similar. Estas co-losales cabezas esculpidas en basalto negro tienen una altura de 1,50 a 3 metros, y sus pesos oscilan desde 5 hasta 40 tone-ladas. Estn colocadas en plataformas de piedra, precisamente como las esferas descritas ms arriba. Las canteras de basalto ms cercanas se hallan a una distancia de 50 a 100 kilmetros. Cmo, un pueblo que no dispona de vehculos con ruedas o de animales de carga, poda transportar estas enormes masas de roca a travs de pantanos y selvas hasta los lugares elegi-dos? Las inmensas caras de La Venta y San Lorenzo han sido fechadas en el ao 1200 antes de J. C, lo que constituye otra sorpresa para los historiadores de la Ciencia.

    Pero dejemos aparte las cabezas de piedra y hablemos de crneos autnticos. En el piso bajo del Museo de Historia Na-tural, en Londres, se exhibe un crneo humano. Procede de una caverna del Norte de Rhodesia, y tiene un agujero completa-mente redondo en su lado izquierdo. No aparecen grietas radia-les, que son corrientes cuando se causa una herida con un arma arrojadiza. El lado derecho del crneo est destrozado. Los crneos de los soldados muertos por un disparo de rifle tienen un aspecto idntico. El crneo pertenece a un hombre que vivi hace unos 40.000 aos, en un tiempo en que no se fabricaban los fusiles. Una flecha no podra haber producido un agujero tan perfectamente redondo en el lado izquierdo del cerebro y destrozado el lado derecho.

    El Museo Paleontolgico de la URSS posee un crneo de un uro que tiene una antigedad de centenares de miles de aos. Muestra un limpio agujero redondo en su parte frontal,

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 55

    y la prueba cientfica demostr que, aunque el crneo haba sido perforado, el cerebro no result afectado, y la herida del animal san. En un remoto pasado, el hombre-mono estaba, se supone, armado slo de mazas. El agujero, perfectamente re-dondo, sin lneas radiales, se parece al que produce un pro-yectil balstico. La pregunta es: Quin mat al uro?

    Un meteorito de forma poco corriente, hallado cerca de Eaton, Colorado, cre un enigma. El anlisis realizado por el experto americano^n meteoritos H. H. Nininger indicaba que el objeto estaba^ompuesto de una aleacin de cobre, plomo y cinc, es decir;'latn, el cual no existe en la Naturaleza. El me-teorito no poda haber sido un residuo espacial, porque cay en 1931.

    En el siglo xvi, los conquistadores espaoles descubrieron un clavo de hierro, de 18 cm, slidamente incrustado en la roca, en una mina del Per. Se ha calculado que la roca tena una antigedad de decenas de miles de aos. Dado que el hierro era desconocido para los indios americanos hasta la llegada de los conquistadores, uno se pregunta a quin perteneca este clavo. El virrey espaol don Francisco de Toledo guard en su estudio, como un recuerdo, este misterioso clavo (1).

    Segn el Times londinense del da 24 de diciembre de 1851, Mr. Hiram de Witt hall una pieza de cuarzo aurfero en Cali-fornia. Al caerle al suelo accidentalmente, mostr en su inte-rior un clavo de hierro con una cabeza perfecta. Aproximada-mente por la misma poca, Sir David Brewster dirigi una co-municacin a la Asociacin Britnica para el Adelanto de la Ciencia, que caus gran sensacin. Un bloque de piedra de la cantera Kingoodie, en el Norte de Inglaterra, contena un clavo cuya punta estaba corroda. Pero al menos una pulgada de l, incluyendo la cabeza, permaneca incrustado en la roca. Debido a la gran antigedad de los estratos geolgicos en que

    (1) Archivos de Madrid, carta de 9 de octubre de 1572.

  • 56 ANDREW TOMAS

    fueron hallados estos clavos, la identidad de sus constructo-res sigue constituyendo un misterio.

    En 1885, en la fundicin de Isidor Braun de Vcklabruck, Austria, se rompi un bloque de carbn, y de l cay un pe-queo cubo de acero, de 67 X 47 mm. Mostraba una profunda incisin a su alrededor, y los bordes estaban redondeados en dos lados. nicamente manos humanas podan haber hecho esto. El hijo de Braun envi el objeto al Museo de Linz, pero en el transcurso de las dcadas se perdi. No obstante, se ha guardado un modelo de dicho cubo en el Museo de Linz. Revis-tas contemporneas, tales como Nature (Londres, noviembre de 1886), o L'Astronomie (Pars, 1887) publicaron artculos acerca de este extrao hallazgo. Algunos cientficos se esforza-ron en definirlo como un meteorito procedente del perodo car-bonfero terciario. Otros solicitaban una explicacin para la fisura existente alrededor del cubo, su perfecta forma y sus bordes redondeados, y pretendan que su origen era artificial. La discusin no ha concluido an.

    Estas dudas no pueden ser resueltas a menos que revisemos nuestra Prehistoria. Los hechos reunidos aqu apuntan a la existencia de una tecnologa en lo que hemos supuesto como la aurora de la Humanidad. Dos teoras pueden explicar los artefactos descritos en este captulo: o bien existi algn tipo de civilizacin tecnolgica en un pasado remoto, o la Tierra ha sido visitada por seres procedentes de otros mundos es-telares.

    La verdadera importancia de los mltiples objetos exhibi-dos en los museos puede haber escapado a nuestra compren-sin. Estos criptogramas en mrmol, piedra, madera o bronce, pueden esconder un significativo mensaje. En 1946, la Institu-cin Carnegie inform de un hallazgo arqueolgico realizado en Kaminaljuyu, Guatemala: una peculiar figurilla de 32 cm de longitud de un hongo que mostraba en su raz una cara humana con los ojos dilatados.

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 57

    El significado de este objeto era oscuro. Pero cuando se hubieron estudiado los relatos espaoles acerca de los hongos sagrados y de su uso por los sacerdotes mexicanos, los expe-rimentadores decidieron probar con estos hongos. Descubrie-ron que desencadenaban un estado de trance narctico, con visiones psicodlicas. La figurilla representaba simblicamente toda esta historia.

    El nacimiento de la Metalurgia, la Qumica, la Medicina, la Fsica, la Astronoma, la Tecnologa y otros formidables logros de los antiguos se esbozar en los captulos siguientes.

  • CAPTULO IV

    EL FORJADOR DEL OLIMPO

    La tecnologa empez con Hefaistos, o Vulcano, el primer metalrgico del mundo segn la mitologa griega. Su taller una resplandeciente estancia de bronce estaba situado en el monte Olimpo. Pero, eventualmente, resida en Sicilia, en el monte Etna, y las leyendas afirman que el humo que surge del crter procede de las fundiciones del dios. Aunque el autor ha podido ver este humo desde Taormina, no pudo cerciorarse de si Hefaistos sigue todava al pie de su yunque.

    Los mitos griegos hablan de las cuatro eras del hombre: primero hubo la Edad del Oro, seguida por la Edad de la Plata, tras la cual lleg la Edad del Bronce. La ltima poca es la Edad del Hierro, en la que todava vivimos.

    Aunque el hierro abunda ms que el cobre o el oro, entraa mayor dificultad su fundicin y forja. Por este motivo, los anti-guos griegos nos relatan el progreso de la metalurgia mediante la sencilla leyenda de cmo se haba iniciado con los metales blandos y finalizado con el duro hierro.

  • 60 ANDREW TOMAS NO SOMOS LOS PRIMEROS 61

    La Edad de la Piedra, que dur mucho tiempo, fue seguida por la Era Calcoltica, en la cual seguan utilizndose principal-mente los viejos utensilios de piedra perfeccionados, pero en la que tambin iniciaban su aparicin, como objetos de lujo, los utensilios y armas de cobre.

    Luego lleg el bronce, una aleacin dura hecha de cobre con adicin de una dcima parte de estao. El tercer milenio antes de J. C. en Sumeria y Egipto es, de modo predominante, la Edad del Cobre y el Bronce. No se dispone de ninguna des-cripcin suficientemente clara de dnde y cmo apareci el bronce por vez primera. Para combinar el cobre, que proceda del Sina, Creta, Chipre, Espaa, Portugal y otros pases del Mediterrneo, con el raro estao procedente de Etruria, las Ga-lias, Espaa, Cornualles y Bohemia, habra sido necesario dis-poner de un transporte muy bien organizado, de trabajadores expertos y de hornos capaces de producir temperaturas supe-riores a los 1.000 C.

    El bronce, una mezcla de cobre y estao, es fuerte y dura-dero. Tendran que transcurrir muchos siglos para descubrirse que la adicin de una dcima parte de estao al cobre produ-ce un metal de superior calidad. No obstante, de forma bastante curiosa, los artefactos de cobre existentes en nuestros museos son escasos. El bronce parece haber surgido sbitamente y haberse difundido por todas partes con gran profusin.

    La semejanza entre diversos artculos de bronce hallados en distintos lugares de Europa, nos lleva a la conclusin de que procedan de un nico centro de manufactura o escuela de tecnologa.

    La historia del bronce en las Amricas del Sur y Central es similar. La aleacin aparece casi bruscamente. Fue realizado el descubrimiento mediante la experimentacin, o por casua-lidad?

    El bronce no se descubri simultneamente en el Viejo y en el Nuevo Mundo. El cobre, que es un componente del bron-

    J ce, era ya extrado en Mesopotamia en los alrededores del ao 3500 a. de J. C, pero hasta el ao 2000 a. de J. C. no se utiliz en el Per. (El hierro era desconocido por los incas has-ta la llegada de Pizarro.)

    Algunos logros de los indios sudamericanos en metalurgia son enigmticos. Por ejemplo se hallaron ornamentos de pla-tino en el Ecuador. Esto plantea una pregunta irritante: cmo pudieron los indios americanos producir la temperatu-ra necesaria para fundirlo, superior a 1.770 C? No debera-mos olvidar aqu que la fusin del platino fue conseguida en Europa slo hace un par de siglos.

    Al someter a anlisis una aleacin procedente de un arte-facto prehistrico, el Bureau of Standards de los Estados Uni-dos descubri que los primitivos talleres de Amrica posean hornos capaces de producir una temperatura de 9.000 C, hace 7.000 aos. No se ha aportado ninguna explicacin satisfactoria de cmo fue posible esta realizacin tcnica en una poca tan remota como el ao 5000 antes de J. C. (1).

    El sepulcro del general chino Chow Chu (265-316 de nues-tra era) ofrece un misterio. Al ser analizado por el espectros-copio, un cinturn de metal mostraba un 10 % de cobre, un 5 % de manganeso y un 85 /o de aluminio. Sin embargo, segn la historia de la Ciencia, el aluminio fue obtenido por vez pri-mera por Oerstead en el ao 1825, mediante un mtodo qu-mico. Posteriormente, para satisfacer las demandas industria-les, se introdujo la electrlisis en el proceso de manufactura. Intil decir que un ornamento hecho de aluminio, tanto si ste era producido qumica como electrolticamente, parece fuera de lugar en una sepultura del siglo i n en China. Tampoco se-ra razonable pensar que este artculo de aluminio fuera el nico manufacturado en China.

    La columna de hierro del Kutb Minar, en Delhi, pesa 6 to-

    (1) Science et Vie, n. 516.

  • 62 ANDREW TOMAS

    neladas y tiene una altura de 7'5 metros. Durante quince siglos ha resistido el sol tropical de la India, adems de los tremen-dos aguaceros ocurridos durante los monzones. Sin embargo, no muestra ningn signo de oxidacin, y proporciona la prue-ba de una superior destreza metalrgica de la antigua India. Aparte el misterio que representa el metal no corrosivo con que est construido el pilar, la tarea de forjar una columna tan grande no podra haber sido ejecutada en ningn lugar de la Tierra hasta tiempos muy recientes. La produccin de un hierro inoxidable de este tipo es ciertamente posible hoy da debido a nuestra elevada tecnologa, pero resulta sorpren-dente encontrar semejante hallazgo en el ao 415 de nuestra era. La columna se yergue como mudo testigo de la tradicin cientfica conservada por la gente de la Antigedad en todos los lugares del mundo.

    Hombres a los que el tiempo ha olvidado poseen la respues-ta a estos enigmas de la historia de la Ciencia.

    CAPTULO V

    EL ARTE OLVIDADO DE LA FABRICACIN DEL ORO

    La Alquimia era Qumica moderna en su antigua aparien-cia. Pero era tambin el arte de la transmutacin de los meta-les bsicos en metales preciosos.

    Durante muchos siglos, los eruditos creyeron que los ele-mentos qumicos eran estables y que, por tanto, no podan transformarse. ste es el motivo por el cual fueron considera-dos los alquimistas como soadores, charlatanes o idiotas. Pero, en el ao 1919, el gran fsico ingls Rutherford dio la razn a los alquimistas y transmut el nitrgeno en oxgeno e hidrgeno, bombardendolo con helio. Aqul fue el gran da de la reivindicacin de la doctrina alqumica de la transmu-tacin.

    La Alquimia, en tanto que transformacin controlada de un elemento en otro, fue objeto de un prolongado estudio tan-to por Oriente como por Occidente, estudio que gradualmente dio nacimiento a la Qumica moderna. Existen extensos ma-nuscritos medievales que describen con detalle el equipo de

  • 64 ANDREW TOMAS

    los alquimistas, que comprenda retortas, vasijas de vidrio, tiles para destilar, hornos y otras cosas necesarias para la Gran Obra. El costo de un laboratorio alqumico medio debi de haber sido considerable.

    Es absurdo suponer que todos estos fabricantes de oro en-terraban su fortuna, sudando durante meses y aos junto a sus hornos, sin una esperanza de conseguir algunos resultados tangibles de su trabajo. Aunque existieron individuos que abandonaron la Alquimia despus de haber fracasado en la transmutacin de los metales viles en oro, el nmero de per-sonas que perseveraron durante toda su vida fue sorprenden-temente elevado.

    Dado el costoso equipo de laboratorio y los materiales re-queridos para el proceso de la transmutacin, cmo podan pagarlos si no obtenan algn gnero de beneficio?

    A lo largo de los siglos, los alquimistas proclamaron que podan conseguir transmutaciones del mercurio, del estao o del plomo, en oro. Aquellos que opinan que todo lo que los antiguos hicieron podemos mejorarlo nosotros, naturalmente expresarn sus dudas acerca de la capacidad de los alquimis-tas para realizar esta hazaa cientfica. Fue la Alquimia una especie de charlatanera? Es verdad que la Historia menciona algunos nombres de personas que intentaron hacer un nego-cio de la credulidad y la codicia de sus contemporneos; pero no es menos cierto que existen documentos histricos, fecha-dos hace muchos siglos, que demuestran que los gobernantes consideraban con frecuencia a los alquimistas como una ame-naza para la economa del Estado.

    El emperador romano Diocleciano promulg un edicto en Egipto, en los alrededores del ao 300 de nuestra era, en el cual ordenaba fueran quemados todos los libros que versaban sobre el arte de fabricar oro y plata. Este decreto prueba que el Gobierno romano estaba seguro de que dicho arte de transmutacin de metales haba existido. Indudablemente, ha-

  • Antigua pintura rupestre encontrada en el valle del ro Prince Regent, en Kimberleys (Australia). La figura de la izquierda pa-rece llevar un casco espacial, provisto de antena. Constituye un misterio la presencia en Australia del hombre barbudo tocado con mitra y las tres mujeres europeas. S. A M R I C A

    Al bloquear la Corriente del Golfo, la Atlntida pudo ser la causa de la ltima Edad del Hielo en Europa y Amrica.

  • NO SOMOS LOS PRIMEROS 65

    bra sido innecesario promulgar decretos prohibiendo este ofi-cio a menos que se supiera que con anterioridad haba sido practicado.

    Este mismo emperador firm una orden para destruir to-dos los lugares, secretos y abiertos, del i-ulto cristiano, as como los libros cristianos. Todos los seguidores de Cristo fue-ron eliminados de los cargos oficiales en el Imperio Romano. Roma pretenda exactamente lo que haba declarado en el edic-to gubernamental.

    El decreto contra la Alquimia y su practicantes era del mismo tipo, y probablemente la existencia de oro producido artificialmente se daba tan por supuesta como la presencia de los cristianos. El emperador romano intentaba eliminar de la circulacin todos los documentos escritos acerca de este se-creto arte. No es difcil descubrir los motivos de Diocleciano. El emperador se percat de que el oro era un poder. Un al-quimista capaz de fabricarlo a un costo barato podra con-vertirse en una amenaza para el Estado. Semejante hombre poda comprar territorios o funcionarios. Merece citarse aqu el viejo caso del guardia pretoriano Didio Marco, un millona-rio romano que compr todo el Imperio romano por el equi-valente de unos treinta y cinco millones de dlares. No obs-tante, pronto fue decapitado por el emperador Septimio. Este episodio histrico estaba todava fresco en la mente de los ciudadanos romanos cuando Diocleciano prohibi la prctica de la Alquimia.

    Segn el alquimista Zsimo (ao 300 de nuestra era), el templo de Ptah, en Menfis, posea fundiciones, y este dios era reverenciado como el protector de los alquimistas. Las palabras Qumica y Alquimia proceden del nombre de Egipto (Khemt). As, se ha perpetuado hasta hoy una tradicin muy antigua al utilizar las palabras Alquimia, Qumica, qumico.

    En el siglo VIII, el rabe Jabir (Geber) sistematiz el cono-cimiento alqumico procedente de Egipto, y por este motivo

    5 - 3.129

  • 66 ANDREW TOMAS

    es conocido como el padre de esta ciencia. Jabir era un al-quimista practicante que describa no solamente el equipo que necesitaba un laboratorio para la transmutacin, sino, tambin, los requisitos mentales y morales del aprendiz. El artfice de este trabajo debe estar muy bien instruido y perfeccionado en la ciencia de la Filosofa natural, escriba el erudito rabe. Considerando el tiempo y las tareas implicados en descubrir el secreto de la transmutacin, Jabir adverta al discpulo que no fuera extravagante porque podra ocurrir que no descu-briera el arte, y se encontrara en la miseria.

    Se sobrentiende que el adepto rabe hablaba de cosas muy concretas: un laboratorio qumico, y esfuerzos pacientes que no pagaran sus dividendos hasta transcurridos varios aos. Pero aseguraba a los estudiantes que el cobre podra ser cambiado en oro y que mediante nuestra destreza podemos fabricar plata con facilidad. Estas afirmaciones no pueden ser cmodamente rebatidas, ya que el nombre de Jabir figura en la historia de la Qumica moderna.

    Una de las peculiaridades de la Alquimia era su extensin. La Alquimia fue conocida en China en una poca tan remota como el ao 133 a. de J. C. La historia de Chia y el alquimista Chen cuenta que, cuando Chia necesitaba dinero, su amigo el alquimista frotaba una piedra negra sobre una baldosa o un ladrillo y transformaba estos artculos tan corrientes en pre-ciosa plata. ste era un modo fcil de fabricar dinero.

    La biografa de Chang Tao-ling, quien estudi en la Acade-mia Imperial de Pekn, hace referencia al Tratado de elixir refinado en nueve calderos, que hall en una caverna y cuyo autor parece ser que fue el propio Emperador Amarillo (si-glo xxvi antes de J. C.) (1).

    El ingrediente bsico de la Alquimia china era el cinabrio o sulfuro de mercurio, utilizado tanto en la transmutacin

    (1) El Shen Hsien Chuan, de Ko Hung, siglo IV de nuestra Era.

    NO SOMOS LOS PRIMEROS 67

    como en la preparacin del jugo de oro, el elixir de la ju-ventud. T puedes transmutar el cinabrio en oro puro, afir-ma el documento histrico Shih Chi escrito en el siglo i a. de J. C.

    La opinin generalizada entre los practicantes del arte al-qumico en China, India, Egipto y Europa Occidental era que el mercurio y el azufre tenan propiedades poco usuales para la transmutacin, lo cual resulta realmente turbador. Des-pus de todo, hay una larga distancia desde Pekn a Alejandra, y desde Benars al Pars medieval. Cul era la fuente pri-mitiva de esta doctrina?

    En el ao 175 a. de J. C. se promulg una ley en China con-tra la prctica de la falsificacin del oro mediante mtodos alqumicos. Este hecho demuestra dos cosas: en primer lugar, la Alquimia debi de haber existido en China durante muchos siglos antes de convertirse en un problema para el pas del Celeste Imperio, y, en segundo lugar, la produccin total de oro por parte de los alquimistas debi de ser lo suficientemen-te grande como para que el Estado sintiera sus efectos.

    La India tuvo tambin su Alquimia. Los comentadores hin-des de este arte crean igualmente que el mercurio y el azu-fre eran elementos primarios. Pero, a diferencia de los alqui-mistas chinos y europeos, atribuan una polaridad positiva al mercurio, y negativa al azufre. Asimismo intentaron descubrir el elixir de la inmortalidad y el secreto de la fabricacin del oro.

    Considerando el hecho de que el arte de la transmutacin y la produccin de oro colocaban a sus adeptos en una situacin peligrosa a causa de la envidia, la malicia, el posible saqueo o incluso la prdida de la vida, por no hablar de la sospecha por parte de las autoridades, los alquimistas utilizaban textos cuidadosamente cifrados y mapas enigmticos. Ello fue par-ticularmente cierto en los pases europeos en los que la In-quisicin se ocupaba de localizar y liquidar a cualquier cul-

  • 68 ANDREW TOMAS NO SOMOS LOS PRIMEROS 69

    pable de practicar las ciencias mgicas procedentes del Oriente pagano.

    La cuestin de si el oro ha sido realmente producido por un proceso alqumico en el pasado, puede ser apasionadamen-te discutida. Pero algunos decretos y documentos reconocen implcitamente el hecho de que los gobernantes de muchas naciones no tenan dudas acerca de la posibilidad de la trans-mutacin de los metales. sta es una buena prueba de la rea-lidad de la Alquimia en tiempos pasados.

    Durante el siglo x m y principios del xrv, la Alquimia debi de haberse difundido ampliamente, ya que atrajo la atencin del Vaticano. Esta Ciencia fue prohibida por una bula del papa Juan XXII, en el ao 1317. Este documento, titulado Spon-dent Pariter, condenaba a los alquimistas al exilio y estable-ca onerosas multas contra los estafadores que hacan un ne-gocio de la transmutacin.

    Todas estas prohibiciones de la Alquimia son muy sospe-chosas. Se coloca una indicacin de Prohibido fumar en un tren, porque la gente lleva cigarrillos en el bolsillo. Cul era el motivo para colocar estas indicaciones de Prohibido fabri-car oro? Si no hubiese existido una transmutacin ilegal, se-guramente tampoco habra habido una necesidad de gastar caro pergamino en largos decretos redactados con severidad.

    Enrique IV de Inglaterra promulg un acta, en 1404, en la cual declaraba que la multiplicacin de metales era un crimen contra la Corona. Esto ocurri d