Génesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Perú virreinal (Siglo XVI)

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    1/24

    Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    Author(s): Alexandre Coello De La RosaSource: Revista de Historia de Amrica, No. 120 (Jul. - Dec., 1995), pp. 85-107Published by: Pan American Institute of Geography and HistoryStable URL: http://www.jstor.org/stable/20139944.

    Accessed: 28/01/2015 21:34

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    2/24

    G?NESIS

    Y

    DESARROLLO

    DE

    LAS

    RELACIONES

    DE

    PODER

    EN EL

    PER?

    VIRREINAL

    (SIGLO

    XVI)

    Alexandre

    COELLO

    DE LA ROSA

    *

    Abstract

    This

    article is based

    on

    a

    research

    effort

    on

    historical

    anthropology

    and

    po

    litical

    philosophy

    closely

    linked

    to

    European

    expansion

    towards

    the Atlantic.

    It

    includes

    a

    discussion

    of

    the historical

    and

    theoretical

    problems

    of the

    fig

    ure

    of

    the American

    "Indian",

    the invention

    of

    the

    term,

    and their

    subsequent

    subjection

    and

    exploitation

    in settlements

    of converted

    "Indians"

    in the vice

    regal period

    in Peru

    (sixteenth

    century).

    European

    domination

    produced

    a

    massive

    biosocial

    hybridization

    that hierarchized

    colonial

    society

    in

    two

    op

    posing

    poles:

    the

    indigenous

    world

    and that

    of

    Spaniards.

    In this

    context,

    native societies

    became

    incorporated

    into

    a

    political

    and

    economic

    system

    that

    transformed

    individuals

    into

    full-fledged

    members

    of

    the

    new

    State be

    ing

    constructed;

    docile,

    disciplined

    members

    transformed

    into

    cheap

    labor

    who

    were

    crowded

    together

    in the

    lower echelons of

    the social

    structure,

    and

    thus

    the

    origin

    and

    development

    of

    new

    forms of

    domination

    could be

    envi

    sioned.

    Resumen

    Este art?culo

    se

    basa

    en una

    investigaci?n

    sobre

    antropolog?a

    hist?rica

    y

    filo

    sof?a

    pol?tica

    estrechamente vinculada

    con

    la

    expansi?n

    europea

    hacia

    el A

    tl?ntico.

    En

    ella

    se

    plantearon

    los

    problemas

    hist?ricos

    y

    te?ricos

    de la

    figura

    del

    "indio"

    americano,

    su

    invenci?n

    as?

    como su

    posterior

    sometimiento

    y

    explotaci?n

    en

    las reducciones

    de "indios"

    del Peni

    virreinal

    (siglo

    XVI).

    La

    dominaci?n

    europea

    produjo

    una

    masiva

    hibridaci?n biosocial

    que

    jerarquiz?

    la sociedad colonial

    en

    dos

    polos

    opuestos:

    el mundo

    ind?gena

    y

    el

    espa?ol.

    En

    este

    contexto,

    las

    sociedades

    abor?genes

    se

    vieron

    incorporadas

    a

    un

    sis

    tema

    pol?tico-econ?mico

    que

    transform?

    a

    los individuos

    en

    miembros

    caba

    *

    Licenciado

    en

    Geograf?a-Historia

    por

    la Universit?t

    de

    Barcelona

    (U.B).

    Master

    en

    Antropolog?a

    B?sica

    y

    Aplicada

    por

    la

    Universit?t

    Aut?noma de Barcelona

    (U.A.B).

    Es

    tudiante de Doctorado

    en

    la

    University

    of

    Stony

    Brook,

    New

    York

    (USB).

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    3/24

    Alexandre

    Coello de la

    Rosa R.H.A.

    Num. 120

    les

    del

    nuevo

    Estado

    en

    construcci?n;

    miembros

    d?ciles,

    disciplinados,

    trans

    formados

    en mano

    de

    obra

    barata

    que

    se

    agolpaba

    en

    los

    escalafones

    inferio

    res

    de la

    estructura

    social,

    vislumbr?ndose

    el

    origen

    y

    desarrollo de

    nuevas

    formas

    de

    dominaci?n.

    Viendo el

    virrey

    don

    Fran.co de Toledo

    la

    vniuersal

    perdici?n

    de

    todo

    el

    reyno

    por

    viuir

    los

    yndios

    sin

    pueblos

    formados,

    de

    suerte

    que

    en

    el

    [ 109]

    doctrinarlos

    se

    les

    faltaua

    nueue

    ptes.

    de las

    diez

    nes?esarias,

    puso

    grande

    effica?ia

    en

    reducirlos

    todos

    a

    pueblos

    hordenados,

    de

    manera

    q.

    de

    quince

    o

    veinte

    de

    aquellas parcialidades

    o

    poblesuelos

    se

    hizo

    vno;

    lo

    qual

    aunque

    tubo

    gran

    des dificultades

    y

    repugnancia

    de los

    yndios,

    con todo eso sali? el

    virrey

    con

    ello,

    q.

    fue

    la

    obra m?s

    her?yca

    y

    de

    mayor

    seru.? de

    Dios

    que

    se

    ha

    hecho

    en

    aquellos yndios.1

    ...Don

    Francisco de

    Toledo,

    visorrey,

    mand?

    despoblar

    y

    reducir

    de los

    pueblos

    de

    este

    reino;

    de

    este

    entonces

    se

    han

    muerto

    y

    se

    van

    acabando

    los indios de

    este

    ri?o

    por

    las

    causas

    siguientes:

    el

    primero,

    porque

    se

    aparta

    ron

    los

    indios

    de

    unos

    pueblos

    que

    ten?an

    escogidos

    sitios, rincones,

    por

    sus

    principales

    sabios

    y

    doctores, licenciados,

    fil?sofos

    y

    aprobado

    de

    los

    prime

    ros

    Ingas

    los

    temples

    y

    tierras

    y agua

    para

    multiplicar

    la

    gente...

    ...ha

    sido

    gran

    da?o de los

    indios

    la venida

    de

    don

    Francisco

    a

    este

    reino...2

    Tiene mucha

    raz?n Carlos

    Sempat

    Assadourian

    cuando

    afirma

    que

    "la inves

    tigaci?n

    hist?rica ha

    prestado

    muy poca

    atenci?n al

    proyecto

    de las

    reduccio

    nes

    y

    a

    su

    ejecuci?n

    por

    el

    virrey

    Toledo".3

    Algunos

    de los

    estudios

    realizados

    hasta la fecha

    se

    refieren

    a

    aspectos

    demogr?ficos,

    jur?dico-administrativos

    o

    econ?micos,

    si bien

    todos ellos enfocan la

    cuesti?n

    de forma

    aislada,

    des

    criptiva

    y

    bastante

    aerifica.4

    Nuestra

    aportaci?n

    consistir?

    en

    analizar

    todos

    los

    aspectos

    de

    forma

    global.

    Para

    ello,

    hay

    que

    plantear

    la cuesti?n

    de las

    reducciones desde

    una

    concepci?n poli?drica

    del

    poder,

    es

    decir,

    una

    reflexi?n

    acerca de los procesos metamorfoseantes de dominaci?n y exclusi?n, anali

    1

    "Cr?nica

    An?nima

    de

    1600",

    cit.

    en

    Mateos,

    1944:225.

    2

    Guarnan Puma de

    Ayala,

    "Nueva cor?nica

    y

    buen

    gobierno",

    1980:331.

    3

    Sempat

    Assadourian,

    1994:168.

    4

    Merecen

    especial

    menci?n los

    trabajos

    realizados

    por

    el historiador

    peruano

    Alejandro

    M?laga

    Medina durante la d?cada de los

    setenta,

    entre

    los cuales

    podemos

    citar:

    ?

    "Toledo

    y

    las reducciones

    de indios

    en

    Arequipa. Aspecto

    demogr?fico",

    art.

    publica

    do

    en

    Historiograf?a

    y

    bibliograf?a

    americanistas,

    Sevilla,

    1972;

    ?

    "El

    Virrey

    don Francisco de Toledo

    y

    la

    reglamentaci?n

    del tributo

    en

    el virreinato del

    Per?", art.

    publicado

    en Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, 1972;

    ?

    "Visita General del Per?

    por

    el

    Virrey

    don Francisco de

    Toledo:

    1570-1575,

    Arequipa",

    Arequipa,

    Per?,

    1974.

    86

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    4/24

    julio-diciembre

    1995

    G?nesis

    y

    desarrollo

    de las

    relaciones

    de

    poder

    en

    el Per?...

    zando

    su

    continuidad,

    desarrollo

    y

    evoluci?n

    en unas

    coordenadas

    espacio

    temporales

    determinadas hist?ricamente.

    Nuestra

    perspectiva

    parte

    de la idea de

    espacio

    como

    terreno

    y

    encrucijada

    de

    pr?cticas pol?ticas.

    Uno de

    los

    objetivos

    de

    esta

    investigaci?n

    consistir?

    en

    analizar

    c?mo

    mediante

    una

    racionalizaci?n de los

    espacios

    (f?sico, social)

    se

    institucionalizaron

    nuevas

    t?cnicas

    de control social. La

    emergencia

    de

    este

    ethos

    dominante

    se

    desarroll?

    en

    el

    seno

    del

    incipiente

    Estado

    moderno,

    y

    posteriormente,

    se

    aplic?

    y

    perfeccion?

    en

    el

    Per? colonial

    con

    el fin

    de

    someter

    a

    la

    poblaci?n ind?gena.

    Resulta dif?cil concebir

    el

    Estado sin la idea

    del

    poder.

    En el sentido weberiano del t?rmino, entendemos

    por

    poder

    la

    capacidad

    de

    determinados

    individuos

    o

    grupos

    para

    intervenir

    en

    la volun

    tad

    y

    la

    conducta

    de

    otros

    individuos

    o

    grupos.

    El

    poder p?blico

    que

    se

    esta

    bleci?

    en

    los Andes

    se

    constituy?

    a

    partir

    de instituciones

    organizadas

    por

    los

    espa?oles

    cuya

    finalidad

    resid?a

    en

    el

    control

    y

    la direcci?n

    pol?tico-social

    de

    la

    sociedad

    colonial.

    La soberan?a

    estatal

    proporcionaba

    una

    suprema

    juris

    dicci?n

    por

    encima de

    cualquier

    otra

    autoridad

    terrenal. Su

    poder

    era

    omn?

    modo.

    En

    este

    sentido,

    el

    proceso

    de

    objetivaci?n

    del "indio"

    peruano

    en

    las

    reducciones

    toledanas ser?

    considerado

    como un caso

    concreto

    donde

    unos

    individuos fueron

    encerrados

    y, simult?neamente, clasificados, adoctrinados,

    vigilados,

    sometidos

    a

    trabajos

    forzados,

    a

    exacciones

    econ?micas,

    a

    norma

    tivas

    que

    regulaban

    cualquier

    tipo

    de

    comportamiento...

    Del

    mismo

    modo,

    sabemos

    que

    a

    lo

    largo

    del

    siglo

    XVI

    se

    intensificaron

    en

    Europa

    toda

    una

    serie de

    pr?cticas

    de

    encierro,

    vigilancia

    y

    sometimiento

    sobre determinados

    grupos

    marginales

    jud?os,

    musulmanes,

    y

    tambi?n

    le

    prosos,

    dementes,

    gitanos,

    brujas,

    etc).

    Estas

    se

    implantaron

    con

    posteriori

    dad

    en

    el continente

    americano:

    ?mera

    coincidencia,

    o

    m?s

    bien

    expansi?n

    tentacular de

    una

    matriz

    originariamente

    hisp?nica

    y

    europea,

    forjada

    a

    lo

    largo

    de

    los

    siglos,

    y

    amplificada

    ahora

    por

    los

    nuevos

    dispositivos

    de

    domi

    naci?n

    surgidos

    en el seno de la

    Iglesia

    y

    el Estado modernos?

    La

    cuesti?n

    de

    fondo

    reside

    en

    c?mo

    explicar

    la creaci?n

    de

    una nueva

    colectividad

    social,

    con

    lo

    que

    ello

    implicaba

    de

    desestructuraci?n

    y

    cons

    trucci?n

    de

    una

    leg?tima

    soberan?a;

    pero,

    sobre

    todo,

    nos

    interesa

    reflejar

    c?mo las

    transformaciones

    que

    siguieron

    a

    la

    llegada

    de los

    espa?oles,

    esto

    es,

    la

    colonizaci?n

    y

    su

    posterior

    estatalizaci?n,

    introdujeron

    unas

    relaciones

    de

    poder

    internas

    en

    la

    sociedad

    dominante,

    en

    la

    distribuci?n

    de

    la

    cultura,

    la

    riqueza

    y

    el conflicto. Antes de

    analizar el modo

    en

    que

    aquellas

    pr?cticas

    de exclusi?n

    fueron

    utilizadas

    como un

    m?todo efectivo

    de

    control

    pol?tico

    y de domesticaci?n ideol?gica en el Per? (las reducciones toledanas), es pre

    ciso

    enfatizar

    que

    la

    representaci?n conceptual

    de los

    amerindios

    tuvo

    que

    definirse

    por

    oposici?n,

    puesto

    que

    "todos

    los

    hombres

    se

    definen

    a

    s?

    mis

    87

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    5/24

    Alexandre Coello

    de la Rosa

    R.H.A.

    Num. 120

    mos

    mir?ndose

    en

    el

    espejo

    de 'los

    otros',

    para

    diferenciarse

    de

    ellos".5

    S?lo

    invent?ndose

    a

    "otros"

    es

    posible

    representarse

    a

    uno

    mismo

    a

    partir

    de

    nuestros

    intereses

    espec?ficos

    de

    poder.

    Europa

    ante

    el

    espejo

    del

    Nuevo Mundo

    (...)

    La

    mayor

    cosa

    despu?s

    de la

    creaci?n

    del

    mundo,

    sacando la encarnaci?n

    y

    muerte

    del

    que

    lo

    cri?,

    es

    el

    descubrimiento

    de

    Indias;

    y

    as?

    las

    llaman

    Nuevo

    Mundo.6

    Ciertamente, como se?alaba

    L?pez

    de Gomara, el descubrimiento del con

    tinente americano

    fue

    un

    acontecimiento de

    magnitudes

    colosales.

    La

    emer

    gencia

    del

    Nuevo

    Mundo

    trajo

    consigo

    la

    primera

    gran

    ruptura

    de

    los

    esquemas

    geogr?ficos, temporales

    y

    antropol?gicos

    establecidos

    en

    Europa.

    Una cultu

    ra

    expansionista

    y

    homogeneizadora,

    caracterizada

    por

    un

    integrismo

    cat?li

    co

    universalista

    y

    una

    intolerancia inherente frente

    a

    la

    diversidad,

    traspas?

    sus

    fronteras

    para

    ir

    en

    b?squeda

    de

    nuevos

    horizontes comerciales. Pero lo

    que

    hallaron

    fue

    un

    mundo desconocido

    y

    una nueva

    humanidad frente

    a

    la

    cual

    se

    sintieron

    mucho m?s desnudos

    que

    los

    nativos

    que

    viv?an all?.

    La

    magnitud

    de las

    diferencias

    culturales,

    que

    no

    fenot?picas, provoc?

    una

    gran

    conmoci?n

    en

    el

    orden del saber

    tardomedieval.

    A

    juicio

    de Lorite

    Mena,

    "ya

    no

    se

    trata

    de diferencias

    culturales

    catalogables

    en un

    espacio

    y

    un

    tiempo

    reconocibles,

    sino de

    un

    repliegue

    de

    la naturaleza humana sobre

    s?

    misma

    que

    disloca el

    soporte

    de

    las

    cronolog?as

    y

    la

    l?gica

    de

    sus

    conexiones".7

    Las

    categor?as conceptuales

    vigentes,

    la

    cosmolog?a

    ptolem?ica

    y

    la

    psi

    colog?a

    aristot?lica,

    profundamente arraigadas

    en

    la

    Europa

    de

    la

    Baja

    Edad

    Media,

    se

    mostraron

    inoperantes, incapaces

    de

    pensar

    la

    "otredad". La ima

    gen

    tripartita

    de la Ecumene

    (Europa,

    Asia,

    ?frica)

    se

    super?

    con

    creces,

    dando

    lugar

    a

    la introducci?n de

    nuevas

    formas de vida

    (animal,

    vegetal),

    nuevos

    l?mites, y

    sobre

    todo,

    una

    realidad

    ajena cuya

    existencia

    perturbaba

    a

    Occidente. En

    este

    contexto,

    los cimientos del ordenado

    legalismo

    del

    siste

    ma

    escol?stico medieval

    empezaron

    a

    resquebrajarse.

    Los

    primeros

    cronistas

    e

    historiadores de las

    Americas

    (Oviedo,

    Gomara,

    etc.)

    viv?an

    en

    un

    mundo

    que

    cre?a firmemente

    en

    la universalidad de las

    normas

    socio-morales,

    as?

    como

    en

    el car?cter

    unitario

    y

    homog?neo

    de la

    humanidad,

    permaneciendo

    5

    Fontana,

    1994:

    107;

    Rozat,

    1993:111.Como

    apunta

    Emanuele

    Amodio,

    la

    identificaci?n

    de la

    imagen

    del "otro"

    como

    anormal,

    como

    "monstruo",

    permite

    red?finir la

    categor?a

    del

    nosotros

    a

    partir

    del

    concepto

    de

    normalidad,

    de

    manera

    que

    el "otro

    se

    constituye

    como espejo de la humanidad del sujeto" (1993:23).

    6

    L?pez

    de

    Gomara,

    1979:7.

    7

    Lorite

    Mena,

    1995:21.

    88

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    6/24

    julio-diciembre

    1995

    G?nesis

    y

    desarrollo

    de las

    relaciones

    de

    poder

    en

    el Per?...

    fieles

    a un

    pensamiento

    creacionista

    que

    defin?a a todos los seres humanos

    como

    criaturas

    de

    Dios.

    Empero,

    al enfrentarse las

    diferencias,

    fue

    indispen

    sable

    clasificar

    y

    jerarquizar

    las sociedades

    y

    culturas

    partiendo

    de criterios

    teol?gico-morales

    que

    justificasen

    su

    dominaci?n.

    As?

    pues,

    y

    desde

    un

    hu

    manismo

    cr?tico

    y

    pre-ilustrado,

    Europa

    se

    dispuso

    a

    definir

    su anverso

    cul

    tural.

    Pero

    hizo m?s: someti?

    aquella

    alteridad

    para

    hacerla

    inteligible

    y

    la

    redujo

    maquinalmente

    a

    las

    categor?as

    m?s

    bajas

    del

    g?nero

    humano,

    esta

    bleci?ndose

    una

    serie de

    relaciones asim?tricas

    entre

    Europa

    y

    Am?rica. Una

    sociedad

    de

    superiores

    e

    inferiores,

    de tributarios

    y

    de

    exentos,

    de

    libres

    y

    esclavos, empezaba

    a

    dibujarse

    con

    extraordinaria

    rapidez.

    La

    inferioridad

    social,

    jur?dica,

    pol?tica

    y

    econ?mica

    que

    padecieron

    los "indios"

    (seres

    fi

    nalmente

    racionales,

    pero

    embrutecidos

    por

    un

    ambiente

    agresivo,

    hostil)

    se

    hizo

    patente

    con

    su

    incorporaci?n

    a un

    sistema de

    explotaci?n

    colonial,

    en

    donde

    pasaron

    a

    engrosar

    los

    contingentes

    de

    mano

    de

    obra

    barata

    para

    las

    minas,

    obrajes, plantaciones...

    Como

    ha se?alado

    Sabine

    McCormack,

    "Indians

    were

    therefore

    faced with

    a

    double

    system

    of

    constraints:

    on

    the

    one

    hand,

    the

    economic

    and

    political

    constraints

    imposed

    by

    the secular

    state,

    and

    on

    the

    other,

    the

    spiritual

    and cultural

    constraints

    of Christian

    mission",8

    despleg?ndose

    una

    insistente

    actividad

    misionera

    que

    trat? de

    integrar

    a

    los

    "indios id?latras" dentro del sistema de valores y creencias universalistas de

    los

    cristianos.

    Ello

    plante?

    graves

    problemas

    ?ticos.

    La realidad

    del mundo

    salvaje qued?

    encerrada

    en una

    red de

    negaciones,

    la

    cual,

    en

    el

    transcurso

    del

    tiempo,

    permiti?

    la construcci?n

    de modelos

    antit?ticos.

    El

    espacio

    socio

    pol?tico

    empez?

    a

    constituirse

    a

    partir

    de

    un

    principio

    clasificatorio

    que

    organizaba

    a unos

    y

    a

    otros

    en

    mundos

    divergentes.

    Por

    una

    parte,

    el diferen

    te

    grado

    de

    perfecci?n

    que

    caracterizaba

    al

    g?nero

    humano

    pudo

    corroborarse

    de

    manera

    inapelable

    con

    la

    llegada

    de los

    espa?oles

    al

    Nuevo

    Mundo,

    ocu

    pando

    los

    lugares

    preferenciales

    del sistema

    de estratificaci?n

    social,

    y

    por

    otra,

    los

    pueblos

    "salvajes",

    cuyas

    costumbres

    eran

    completamente

    amorales

    y

    en las cuales se reconoc?a el

    perfil

    intercambiable de la exterioridad y la

    barbarie.

    Unas

    veces se

    tratar? de

    pueblos

    situados

    en una

    id?lica

    "edad de

    oro"

    o

    "edad de la

    ley

    natural",

    y

    otras,

    de

    pueblos

    sin

    historia,

    sin

    escritura,

    sin

    religi?n,

    sin costumbres

    ni moralidad.

    Por

    este

    motivo

    se

    hizo necesario

    definirlos:

    ?eran

    hombres

    o

    bestias?,

    ?eran

    seres

    racionales

    o

    no?,

    ?podr?an

    aquellas

    sociedades

    "rudimentarias" cambiar

    a

    otras

    formas sociales mucho

    m?s "avanzadas"? La

    mayor?a

    de debates

    y

    discusiones

    se

    mantuvieron

    en

    un

    terreno

    teol?gico.

    Por

    un

    lado,

    la

    doctrina cristiana

    dictaminaba

    un

    origen

    com?n

    para

    todos

    los

    seres

    humanos descendientes de

    Ad?n;

    por

    otro,

    resul

    taba tremendamente

    arriesgado

    aventurar

    alg?n tipo

    de

    parentesco

    entre

    aque

    8

    McCormack,

    1985:446-447.

    89

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    7/24

    Alexandre Coello

    de

    la

    Rosa

    R.H.A. N?m.

    120

    l?os "can?bales crueles

    y

    sanguinarios"

    y

    los

    civilizados

    europeos.

    Esta

    disyun

    tiva

    monog?nesis

    versus

    polig?nesis

    result?

    cuanto

    menos

    est?ril

    y

    no

    fo

    ment?

    ning?n

    inter?s

    por

    las culturas

    de

    aquellos

    "salvajes".9

    En

    cualquier

    caso,

    el

    problema

    radicaba

    en

    saber

    si

    su escasa

    humanidad les

    permitir?a

    ser

    considerados

    como

    iguales

    en

    cuanto

    humanos. Desde

    una

    ?tica

    cristiana,

    no

    pod?an

    ser

    tratados

    de

    otro

    modo.

    Sin

    embargo,

    la

    virulencia de la

    conquista

    plante?

    muy

    pronto

    profundas

    contradicciones:

    ?c?mo

    pod?a

    concillarse la

    noci?n moral

    de la

    igualdad

    universal

    de los

    seres

    humanos

    con

    la domina

    ci?n violenta de los "otros" culturalmente

    diversos,

    m?xime

    despu?s

    de

    ser

    considerados como vasallos de la Corona? La interpretaci?n que hicieron los

    te?logos espa?oles

    de

    la

    ideolog?a

    cristiana

    provoc?

    una

    de las

    grandes

    para

    dojas

    de la llamada

    "evangelizaci?n".

    En

    un

    principio,

    todos

    los

    hombres

    se

    consideraban

    iguales

    ante

    Dios,

    pero

    dado

    que

    la

    religi?n

    cristiana

    es

    la fuen

    te

    de toda

    verdad

    revelada,

    la verdad

    absoluta,

    los

    espa?oles,

    elegidos

    por

    el

    Todopoderoso,

    ten?an el derecho

    y

    el deber

    de

    llevar

    su

    palabra

    aunque

    este

    hecho

    comportara

    violaci?n

    y

    conquista.

    En

    teor?a,

    el cristianismo

    represen

    taba

    una

    religi?n

    universalista,

    igualitaria,

    pero

    por

    el

    contrario,

    condenaba

    a

    algunos

    seres

    humanos

    a

    la

    esclavitud.10

    En

    este

    sentido,

    nos

    encontramos

    con

    un

    "orden

    de

    una

    doble realidad

    y

    una

    doble

    moral".11

    Por

    un

    lado,

    el

    cristianismo

    propag?

    la idea de

    igualdad,

    de libertad, de salvaci?n celestial,

    pero

    por

    otro,

    permiti?

    la existencia de

    profundas

    divisiones

    entre

    aquellos

    privilegiados

    que

    ostentaban

    la

    verdad

    y

    los

    paganos

    ignorantes

    sin

    privile

    gios,

    favoreciendo la

    aparici?n

    de

    un

    etnocentrismo

    jer?rquico, expansionista,

    que

    de forma

    inherente

    se

    vinculaba

    con un

    tipo

    de

    discriminaci?n

    teol?gico

    moral.12

    Un

    tipo

    de

    ideolog?a

    mistificante

    que,

    por

    definici?n,

    elevaba

    a

    la

    9

    AureolusTheophrastus

    Bombast

    von

    Hohenheim

    (1493-1541),

    m?s

    conocido

    por

    el nombre

    de

    Paracelso,

    observ?

    que

    el G?nesis conten?a

    la

    formulaci?n

    de

    que

    todas las

    personas

    fueron creadas por un ?nico Dios, pero a?adi? que eso no significaba necesariamente que

    todos los hombres descendieran

    de Ad?n.

    A

    su

    juicio,

    los humanoides

    ?como

    las

    ninfas,

    los

    s?tiros,

    los

    pigmeos

    y

    los habitantes

    del Nuevo Mundo?

    podr?an

    ser

    descendientes

    sin alma de

    otro

    antepasado

    distinto

    de

    Ad?n,

    o

    que

    podr?an

    haber

    sido

    creados

    por

    la

    tierra

    de

    forma

    espont?nea,

    dado

    que

    no

    pod?a

    aceptarse

    que

    un

    pueblo

    reci?n descubierto

    pudiera

    ser

    emparentado

    al

    linaje

    de

    Ad?n

    (A.

    de Waal

    Malefijt,

    1983:43-44;

    Pagden,

    1988:44-45).

    10

    El

    franciscano Vasco

    de

    Quiroga, obispo

    de

    Michoac?n,

    fue

    uno

    de

    los

    primeros

    en

    de

    nunciar las contradicciones

    existentes

    en

    el

    proceso

    "civilizador".

    Al

    respecto,

    cons?ltese

    el

    cap?tulo

    III

    de

    su

    Informaci?n

    en

    derecho

    (Quiroga,

    1992:180-181).

    Su

    esp?ritu

    filan

    tr?pico

    le

    llev?

    a

    fundar

    unos

    hospitales-pueblo,

    en

    Santa

    Fe,

    con

    el fin de

    proteger

    y

    al

    mismo

    tiempo

    aleccionar

    a

    los

    nativos

    en

    las

    "buenas costumbres"

    (Pagden,

    1988:62).

    11

    Subirats,

    1994:51.

    12

    Stein, 1993:61; Mahn-Lot,

    1977:80;

    Wieviorka,

    1992:221.

    En

    un

    sentido mucho m?s

    categ?rico,

    v?ase tambi?n

    a

    Delacampagne,

    1983:28.

    90

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    8/24

    julio-diciembre

    1995

    G?nesis

    y

    desarrollo de las

    relaciones de

    poder

    en

    el Per?...

    categor?a

    de universales

    los valores

    de la sociedad

    cristiana

    europea,

    proyec

    tando

    las caracter?sticas

    propias

    de

    su

    grupo

    y

    rechazando

    todo

    aquello

    que

    no

    se

    ajustaba

    a su

    escala

    de valores.

    El

    catolicismo,

    la vida

    urbana

    y

    las

    monarqu?as

    organizadas

    en

    torno

    al

    Papado

    aglutinaban

    todo

    aquello

    que

    se

    consideraba

    correcto desde

    una

    buena

    sociabilidad.

    La inexistencia

    de

    algu

    no

    de

    estos

    elementos

    era

    indicativo

    de

    un

    desorden

    pol?tico-moral

    pr?ximo

    a

    la barbarie

    y,

    por

    tanto,

    opuesto

    a

    las sociedades

    cristianas.

    Los

    conquistadores

    espa?oles compart?an plenamente

    esta

    doctrina

    aristot?lica,

    mediante

    la

    cual

    se

    limitaba

    cualquier tipo

    de acercamiento

    igua

    litario

    a

    las sociedades

    no

    cristianas.

    El

    ser

    cristiano operaba

    como

    un

    signo

    de

    identidad

    y

    pertenencia

    frente

    a

    toda clase

    de

    b?rbaros

    y

    herejes

    conside

    rados

    inferiores.

    La

    negatividad

    que

    destilaban dichos

    conceptos

    levantaba

    una

    barrera

    que

    imped?a

    el acercamiento

    y,

    al

    mismo

    tiempo,

    justificaba

    la

    diferenciaci?n.

    Este etnocentrismo

    era

    el resultado del

    funcionamiento

    de

    par?metros

    axiol?gicos

    profundamente

    arraigados; pol?ticos

    y

    religiosos,

    sobre

    todo. La

    g?nesis

    de

    este

    pensamiento

    cabe

    situarla,

    con

    toda

    probabilidad,

    durante

    las

    luchas

    que

    protagonizaron

    los

    espa?oles

    contra

    los

    herejes

    musulmanes

    en

    tiempos

    de

    la

    Reconquista,

    gener?ndose

    un

    profundo

    rechazo

    e

    incompren

    si?n frente a lo diverso. Aunque este pensamiento no era constitutivo del

    cristianismo

    universalista,

    dichos

    par?metros

    valorativos

    provocaron

    fuertes

    distorsiones

    en

    la

    interpretaci?n

    hist?rica,

    que

    se

    mostraba

    fiel

    a

    una

    serie de

    prejuicios

    e

    influencias

    arteras

    de las cuales

    no

    siempre

    el historiador

    o cro

    nista

    era

    consciente.

    Muchas

    veces

    se

    ha

    argumentado

    que

    la

    gran

    mayor?a

    de

    pensadores,

    te?

    logos

    o

    estudiosos

    que

    redactaron

    las

    cr?nicas

    de Indias

    dedicaron

    sus es

    fuerzos

    a

    justificar

    la

    conquista,

    proporcionando

    un

    sustento

    ideol?gico

    y

    doctrinal.

    A

    nuestro

    juicio,

    esta

    visi?n

    es

    excesivamente

    simplista,

    poco

    ob

    jetiva

    y

    un

    tanto

    parcial

    porque

    proporciona

    una

    visi?n

    sesgada

    de

    la

    reali

    dad.

    Seg?n

    la 21a. edici?n del Diccionario de la Real Academia de la

    Lengua

    Espa?ola,

    se

    define

    "cr?nica"

    como

    "Historia

    en

    que

    se

    observa

    el

    orden de

    los

    tiempos",

    y

    en

    el

    Diccionario de

    Uso

    del

    Espa?ol

    de

    Mar?a

    Moliner

    (1987),

    cr?nica

    es

    la

    "Historia

    en

    que

    se van

    exponiendo

    los acontecimientos

    por

    el

    orden

    en

    que

    han

    ido ocurriendo".

    Etimol?gicamente,

    observar

    significa

    mi

    rar,

    catalogar

    y

    juzgar

    con

    ojos

    propios aquello

    que

    nos es

    ajeno

    y,

    por

    tanto,

    si lo

    aplicamos

    al

    caso

    que

    nos

    ocupa,

    vemos

    c?mo

    la

    primera

    historiograf?a

    indianista

    del

    siglo

    XVI

    no

    tuvo

    una

    voluntad directamente

    legitimadora

    en

    lo

    que

    se

    refiere

    a

    la

    conquista

    y

    colonizaci?n

    de

    Am?rica.

    Aquellos

    cronistas

    narraban

    determinados

    acontecimientos

    partiendo

    de

    una

    percepci?n

    here

    dada,

    de

    un

    contexto

    de saber asimilado.

    L?gicamente,

    estos

    puntos

    de

    parti

    da

    condicionaban

    sus

    descripciones,

    pero

    no

    por

    ello hemos de descubrir

    91

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    9/24

    Alexandre

    Coello

    de la Rosa

    R.H.A. N?m.

    120

    ideolog?as

    esclavizadoras

    y

    voluntades

    maquiav?licas

    al

    servicio de

    oscuros

    prop?sitos,

    sino

    m?s

    bien

    reconocer

    que

    la

    pr?ctica

    totalidad de

    sus

    relatos

    estaban

    justificando

    de

    manera

    inconsciente la indisoluble unicidad del

    g?

    nero

    humano,

    siguiendo

    unos

    par?metros psicol?gicos

    definidos,

    y

    s?lo

    pos

    teriormente,

    trataron

    de

    marcar

    y

    establecer las

    diferencias mediante

    unos

    patrones

    ?tico-religiosos

    excluyentes.

    Lo

    que

    movi?

    a

    la

    mayor?a

    de los

    primeros

    sacerdotes cristianos

    a

    predi

    car no

    fue

    manipular

    las

    conciencias

    de

    los

    "indios",

    sino

    conseguir

    su con

    versi?n

    guiados

    por

    el convencimiento casi m?stico de

    sus

    actuaciones.13

    Cierto

    es

    que

    la

    aplicaci?n pr?ctica

    de

    los

    principios

    cristianos

    result?

    una

    implan

    taci?n

    impositiva,

    violenta

    la

    mayor?a

    de

    las

    veces,

    que

    no

    reconoc?a

    los

    derechos

    m?s elementales de los "indios". Sin

    embargo,

    considerar

    que

    estos

    te?ricos

    fueran

    "ide?logos justificadores

    de la

    opresi?n"

    nos

    parece

    cierta

    mente

    poco

    riguroso.14

    Desde

    este

    referente

    doctrinario,

    la

    concepci?n

    aristot?lico-tomista de la

    escol?stica

    cristiana

    juzgaba

    las

    relaciones de

    poder

    como

    consubstanciales

    a

    la

    naturaleza

    humana.

    Siguiendo

    este

    razonamiento,

    el

    orden natural

    jerarquizaba

    a

    los individuos

    a

    partir

    de la

    capacidad

    para

    desarrollar

    un

    tipo

    de

    pensamiento

    racional.

    As?,

    los

    espa?oles

    se

    pensaban

    como

    los

    individuos

    m?s "capaces", los m?s "desarrollados" mentalmente y, por este motivo, se

    consideraban los

    se?ores

    naturales de los "indios"

    que, por

    contra,

    pertene

    c?an

    a una

    categor?a

    de

    hombre diferente:

    eran seres

    "vagos,

    violentos

    y

    de

    mal

    vivir",

    seres

    embrutecidos

    y

    degradados

    cuyo

    comportamiento

    antinatu

    ral

    y

    antisocial los condenaba irremisiblemente

    a

    la

    servidumbre.15

    Este

    sa

    ber,

    basado

    en

    el

    ius

    naturae,

    era

    compartido

    por

    un

    gran

    n?mero

    de

    te?logos,

    juristas

    e

    intelectuales,

    quienes

    hab?an le?do

    y

    compartido

    los

    presupuestos

    ideol?gicos

    de los aristot?licos

    y,

    especialmente,

    la

    c?lebre Summa

    contra

    Gentiles

    (1259-1260),

    del dominico Santo Tom?s de

    Aquino

    (1225-1274).

    Uno

    de

    ellos

    fue,

    sin

    lugar

    a

    dudas,

    el

    capell?n

    del

    emperador

    y

    cronista

    oficial, Juan Gin?s de

    Sep?lveda, quien

    sostuvo un

    apasionado

    debate con

    fray

    Bartolom?

    de

    Las Casas

    respecto

    a

    la

    condici?n

    natural de los nativos

    (Juntas

    de

    Valladolid,

    1550-1551).

    Como

    es

    sabido,

    el dominico

    rechaz?

    en

    su

    Apolog?tica

    Historia Sumaria

    (1551)

    todas

    y

    cada

    una

    de las tesis sobre

    la

    13

    Pagden,

    1988:16.

    14

    Beuchot,

    1992:134.

    15

    Al

    respecto,

    Sep?lveda apuntaba

    que

    "(

    )

    con

    perfecto

    derecho los

    espa?oles

    ejercen

    su

    dominio sobre

    esos

    b?rbaros

    del

    Nuevo Mundo

    e

    islas

    adyacentes,

    los cuales

    en

    pruden

    cia,

    ingenio

    y

    todo

    g?nero

    de virtudes

    y

    humanos sentimientos

    son

    tan

    inferiores

    a

    los

    espa?oles

    como los ni?os a los adultos, las

    mujeres

    a los varones, los crueles e inhumanos

    a

    los

    extremadamente

    mansos,

    los

    exageradamente

    intemperantes

    a

    los continentes

    y

    moderados"

    (1951:33).

    92

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    10/24

    julio-diciembre

    1995 G?nesis

    y

    desarrollo de

    las relaciones

    de

    poder

    en

    el Per?...

    esclavitud

    natural de

    su

    antagonista, planteando

    una

    cuesti?n

    b?sica:

    al

    con

    siderar

    l?cito

    hacer la

    guerra

    y

    esclavizar

    a

    los "indios"

    y

    despojarlos

    de

    sus

    bienes,

    b?sicamente,

    por

    ser

    clasificados

    como

    b?rbaros id?latras

    carentes

    de

    raz?n,

    estas

    pr?cticas

    y

    estos

    discursos estar?an evidenciando

    unas

    rela

    ciones de

    desigualdad

    que

    ser?a

    preciso

    legitimar

    de

    alg?n

    modo.

    Pero,

    me

    diante

    estos

    mecanismos

    de

    autojustificaci?n,

    mediante

    estas

    relaciones

    de

    dominaci?n

    que

    generan

    profundas

    desigualdades

    sociales,

    ?acaso

    no

    esta

    mos

    contradiciendo

    el

    principio

    de

    igualdad

    con

    el

    que

    se

    fundamenta el

    dogma

    cristiano?

    Y

    sobre

    todo,

    de admitir

    una

    desigualdad

    real

    entre

    los

    hombres, ?no habr?a que privar a los "indios" forzosamente de la fe? Por

    contra,

    Las

    Casas

    proclamaba

    que

    la salvaci?n

    era

    universal

    para

    todas las

    culturas

    y

    civilizaciones,

    ya

    que

    "todo

    linaje

    de los hombres

    es uno

    y

    todos

    los

    hombres,

    cuanto

    a

    su

    creaci?n

    y

    a

    las

    cosas

    naturales,

    son

    semejantes

    y

    ninguno

    nace

    ense?ado;

    y

    as? todos

    tenemos

    necesidad de

    a

    los

    principios

    ser

    de

    otros

    que

    nacieron

    primero guiados

    y

    ayudados

    (...)

    Todas las naciones

    del

    mundo tienen

    entendimiento

    y

    voluntad

    y

    lo

    que

    de

    ambas

    a

    dos

    estas

    poten

    cias

    en

    el hombre

    resulta,

    que

    es

    el libre

    albedr?o,

    y,

    por

    consiguiente,

    todas

    tienen

    virtud

    y

    habilidad

    o

    capacidad

    e

    a

    lo bueno inclinaci?n natural

    para

    ser

    doctrinadas,

    persuadidas

    y

    atra?das

    a

    orden

    y

    raz?n

    y

    a

    leyes

    y

    a

    la virtud

    y

    a

    toda bondad".16

    Hacia

    el establecimiento del Estado

    colonial

    ?ste

    es

    el

    punto

    de

    partida.

    Un

    Nuevo Mundo

    y

    una

    nueva

    sociedad

    por

    cons

    truir. Nuevos

    seres

    humanos

    y

    nuevos

    espacios

    para

    cristianizar

    pero

    tam

    bi?n

    un

    nuevo

    territorio

    para

    colonizar

    y

    obtener

    riquezas

    y

    honores. Los

    objetivos

    econ?micos,

    pol?ticos

    y

    religiosos

    a

    menudo

    se

    hallaban enfrenta

    dos

    en

    cuanto

    al

    tipo

    de relaciones

    sociales

    que

    deb?an existir

    entre

    los

    espa

    ?oles

    y

    los "indios".

    Por

    un

    lado,

    los nativos estaban

    obligados

    a

    trabajar

    en

    las tierras de los

    encomenderos,17

    en

    las

    minas de

    oro

    y

    plata,

    en

    las

    pesque

    r?as de

    perlas

    y

    muchos

    otros

    trabajos

    en

    condiciones

    extremas.

    Por

    otro,

    16

    Las

    Casas,

    1992,

    Libro

    II,

    Cap.

    48:537.

    17

    De

    acuerdo

    con

    la

    filosof?a

    pol?tica vigente,

    las encomiendas

    deber?an

    definirse

    como un

    sistema

    tutelar,

    si bien

    a

    nivel f?ctico

    representaron

    el establecimiento

    del dominio arbi

    trario

    espa?ol.

    Dichas

    instituciones,

    cuyo

    origen

    cabe

    situarlo

    en

    los

    inicios de la coloni

    zaci?n

    americana,

    se

    ubicaban dentro de

    un

    modelo de sociedad

    jerarquizada

    en

    donde

    todos

    los

    elementos

    que

    la

    integraban

    (el

    rey,

    la

    nobleza,

    la

    Iglesia,

    los

    "indios")

    se

    halla

    ban

    interrelacionados

    por

    un

    sistema

    de

    obligaciones

    rec?procas:

    los "indios"

    eran

    entre

    gados

    en

    dep?sito

    para

    que

    los encomenderos los utilizaran como mano de obra en sus

    haciendas

    y

    labranzas,

    facilitando

    su

    evangelizaci?n

    y

    protecci?n,

    as?

    como

    la

    tasaci?n de

    tributos

    que

    deb?an

    pagar

    a

    sus nuevos amos

    (M?laga

    Medina,

    1972b:604).

    93

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    11/24

    Alexandre

    Coello

    de la Rosa R.H.A. N?m. 120

    algunos

    religiosos

    (Montesinos,

    Las

    Casas)

    denunciaron

    esta

    explotaci?n

    sis

    tem?tica

    e

    intentaron

    defenderlos

    de

    la codicia

    y

    crueldad

    de

    los

    espa?oles.

    Los

    primeros

    cincuenta

    a?os

    despu?s

    de

    la

    conquista

    estuvieron

    llenos

    de

    tensi?n

    y

    agresividad

    entre

    el

    poder religioso

    y

    el

    poder

    pol?tico.

    He

    aqu?

    la

    enorme

    contradicci?n

    que

    exist?a

    en

    el

    proyecto

    civilizador.

    La

    cruz

    y

    la

    es

    pada,

    la redenci?n

    y

    la

    ambici?n

    se

    abr?an

    camino

    en un

    mundo

    que

    hab?a de

    ser

    sometido

    y

    cristianizado

    para

    mayor

    gloria

    de Dios. Este

    trasfondo

    era

    compartido

    por

    muchos de

    los

    espa?oles

    que

    viv?an

    en

    la

    Metr?poli

    y

    en

    las

    colonias,

    pero

    a

    menudo

    era

    entendido de

    maneras

    muy

    diferentes.

    Hijos de Jafet, hijos de

    Cam

    o

    descendientes

    de

    Ca?n, los "indios" necesi

    taban

    una

    educaci?n

    permanente,

    una

    constante

    protecci?n.

    Pero,

    bajo

    esta

    visi?n

    paternalista

    y

    bienintencionada,

    se

    ocultaba el

    abismo sociocultural

    que

    los

    separaba

    de

    los

    espa?oles.

    Un abismo

    que,

    lejos

    de

    reducirse,

    aumen

    taba.

    Las normativas

    oficiales establec?an

    repetidamente

    su

    completa

    huma

    nidad,

    pero

    eran

    demasiado

    indulgentes

    para

    ser

    efectivas.

    ?O

    escasamente

    interesadas

    ?Cu?l

    era,

    pues,

    el

    problema?

    ?La incapacidad

    de la

    Metr?poli

    para

    controlar

    a

    las

    lejanas

    colonias americanas?

    ?ste

    siempre

    fue

    un

    gran

    inconveniente,

    pero

    con

    el

    tiempo

    el

    Estado colonial

    empez?

    a

    arraigar

    y

    las

    principales

    autoridades del Per? condenaron

    a

    la

    mayor?a

    de la

    poblaci?n

    ind?gena a una pr?ctica esclavitud. El trabajo de los "indios" estaba dirigido

    a

    asegurar

    la subsistencia de las formas de

    poder

    local

    ?cacicazgo?,

    la de

    los

    conquistadores

    y

    por

    supuesto

    las necesidades

    econ?micas de

    la

    Corona.

    ?C?mo

    explicar

    este

    desdoblamiento,

    esta

    divergencia

    de intereses?

    A

    nues

    tro

    juicio,

    la Corona

    se

    vio

    imposibilitada

    para

    construir

    unas

    relaciones

    so

    ciales arm?nicas

    e

    igualitarias

    a

    causa

    de

    la

    constricci?n de

    los

    intereses

    econ?micos.

    El

    jurista

    Juan

    de

    Sol?rzano

    y

    Pereira

    (1575-1655),

    compilador

    de

    la

    legislaci?n

    indiana durante

    el ?ltimo

    tercio

    del

    siglo

    XVII,

    dec?a

    que

    el

    sistema

    de

    la

    mita18

    subsisti?

    porque

    las autoridades estatales

    nunca

    intenta

    ron

    substituir de

    manera

    eficiente

    la

    mano

    de obra nativa

    por

    una

    mano

    de

    obra asalariada. Ello chocaba con la dura

    oposici?n

    de los

    mineros,

    quienes

    no

    ten?an

    ninguna

    intenci?n

    de

    pagar

    un

    mayor

    salario

    por

    el

    mismo

    trabajo:

    La

    verdad

    es

    que,

    como

    dixo

    S?neca,

    muchas

    cosas

    dexamos de

    hacer

    por

    tenerlas

    por

    dificultosas,

    que

    lo

    son,

    porque

    no

    acabamos de

    atrevernos,

    y

    determinarnos

    ?

    ponerlas

    en

    execucion,

    que

    si

    se

    pusiesen,

    el

    mismo

    tiempo

    las

    ir?a

    ajustando,

    y

    facilitando,

    como

    gravemente

    lo dicen

    Plinio,

    Junior,

    y

    Polibio.

    18

    Desde

    un

    punto

    de

    vista

    formal,

    la

    mita

    consist?a

    en

    el establecimiento

    de

    turnos

    de

    traba

    jo

    por

    sorteo

    por

    medio

    del

    cual

    los "indios"

    estaban

    obligados

    a

    servir

    a

    los

    espa?oles

    en

    determinadas

    tareas:

    servicio

    dom?stico,

    trabajo

    en

    las

    minas,

    servicio

    agr?cola, pastoril,

    en

    los

    obrajes,

    etc.

    94

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    12/24

    julio-diciembre

    1995

    G?nesis

    y

    desarrollo de las

    relaciones

    de

    poder

    en

    el

    Per?...

    Y como los mineros est?n acostumbrados ?

    los

    repartimientos

    de

    Indios,

    cuya

    condici?n

    es

    tan

    mansa,

    y

    rendida,

    y cuyo

    sustento

    les sale

    tan

    barato,

    hecha

    y?

    costumbre

    lo

    que

    fue

    vicio,

    h?ceseles

    de mal

    el

    dexarla,

    como

    suce

    de

    de

    ordinario,

    seg?n

    sentencia de

    T?cito,

    y

    de

    Plutarco.19

    La

    mayor?a

    del

    estamento

    pol?tico acept?

    el

    sistema de lamita

    para

    evitar

    se

    dificultades

    mayores.

    Paralelamente,

    muchos

    religiosos

    empezaron

    a

    mo

    derar

    sus

    opiniones

    cr?ticas

    y

    algunos

    inclusive toleraron

    aquellas

    pr?cticas

    abusivas. Uno de

    ellos fue el

    jesuita

    Jos? de

    Acosta

    (1540-1600)

    quien,

    tras

    reconocer la importancia que la explotaci?n minera ten?a para la Corona,

    opt?

    por

    una

    soluci?n

    pol?tica:

    como

    la

    gran

    empresa

    civilizadora

    se

    apoyaba

    en

    la seducci?n

    que

    sobre

    los

    espa?oles

    ejerc?a

    el

    oro

    y

    la

    plata,

    y

    dado

    que

    el

    primer

    deber del

    gobernante

    resid?a

    en

    "atraer,

    pues,

    a

    estos

    hombres

    salva

    jes

    y

    enfierecidos

    a

    g?neros

    de vida

    humana,

    y

    acomodarlos al

    trato

    civil

    y

    pol?tico",

    Acosta

    abogaba

    por

    reducir

    la

    explotaci?n

    de

    los

    "indios"

    por

    me

    dio del buen

    trato.20

    Haciendo

    gala

    de

    un

    extraordinario

    cinismo,

    lleg?

    inclu

    so a

    declarar

    que

    la

    Divina

    Providencia hab?a

    provisto

    al

    Nuevo Mundo

    con

    abundantes

    recursos

    de metales

    preciosos,

    atrayendo

    la

    colonizaci?n cristia

    na

    y asegur?ndose

    as?

    la conversi?n de los

    naturales.

    A

    la

    par que

    las

    minas

    de

    Potos?

    y

    Huancavelica devoraban

    m?s

    vidas

    que

    la

    hidra

    de las

    siete cabe

    zas

    de la

    mitolog?a

    griega,

    las

    viejas

    esperanzas

    de los

    religiosos

    lascasianos

    (Domingo

    de

    Santo

    Tom?s,

    Jer?nimo de

    Loayza,

    Tom?s de San

    Mart?n)

    de

    evitar lamasiva

    explotaci?n

    en

    el

    Per?

    se

    fueron

    diluyendo

    en

    el

    tiempo.

    La

    exigencia

    humanista

    no

    pod?a

    armonizar

    con un

    inter?s material de

    las

    colo

    nias,

    que

    exig?a

    el mantenimiento de las

    levas

    forzosas de

    mano

    de obra

    como

    imperativo

    econ?mico.

    Es

    as?,

    por

    ejemplo,

    c?mo la

    Raz?n

    de

    Estado

    consigui?

    depurar

    los elementos cr?ticos del

    cristianismo

    para

    poder

    reforzar

    los

    ejes

    de

    sus

    estructuras

    materiales

    y

    espirituales,

    dando

    cabida

    a

    otras

    propuestas de perfecci?n moral m?s acordes con las necesidades econ?micas

    del Estado

    moderno.

    El

    humanismo cr?tico

    acab? siendo

    censurado,

    y

    con

    ?l,

    cualquier

    esperanza

    de redenci?n.

    La

    moral

    siempre

    ha

    resultado

    pol?ticamente

    molesta. Por

    esta

    raz?n,

    el

    nuevo

    orden

    pol?tico

    edific?

    su

    propia

    moral,

    estableciendo la necesidad de

    crear

    sujetos

    civiles

    a

    los

    que

    pudieran

    referirse

    las acciones

    normativas

    del

    Estado;

    subditos

    integrados

    de tal

    manera en

    la estructura

    colonial

    cu

    yas

    reivindicaciones

    de

    justicia

    y

    solidaridad

    fueran

    completamente

    amorti

    guadas.

    19

    Sol?rzano

    Pereira, 1972,

    Libro

    II,

    Cap.

    XVII:295-296.

    20

    Acosta,

    1984:539,111:19.

    95

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    13/24

    Alexandre

    Coello

    de la Rosa

    R.H.A.

    N?m. 120

    Espacios

    de

    exclusi?n,

    espacios

    de

    poder:

    Las

    reducciones de "indios

    "

    (Siglo

    XVI)

    Con

    mucho

    cuidado

    y

    particular

    atenci?n

    se

    ha

    procurado

    siempre

    interponer

    los medios m?s

    convenientes

    para que

    los

    Indios

    sean

    instruidos

    en

    la Santa

    Fe

    Cat?lica,

    y

    Ley

    Evang?lica,

    y

    olvidando

    los

    errores

    de

    sus

    antiguos

    ritos,

    y

    ceremonias,

    vivan

    en

    concierto,

    y

    polic?a;

    y

    para

    que

    ?sto

    se

    executase

    con

    mejor

    acierto,

    se

    juntaron

    diversas

    veces

    los de

    nuestro

    Consejo

    de

    Indias,

    y

    otras

    personas

    Religiosas

    (...)

    y

    resolvieron

    que

    los Indios fuesen

    reducidos

    a

    Pueblos, y

    no

    viviesen

    divididos, y separados por

    las

    sierras, y

    montes,

    pri

    v?ndose de todo

    beneficio

    espiritual,

    y

    temporal,

    sin

    socorro

    de

    nuestros

    Ministros,

    y

    del

    que

    obligan

    las

    necesidades

    humanas,

    que

    deben

    dar

    unos

    hombres

    a

    otros

    (...).21

    Llegados

    a

    este

    punto,

    percibimos

    c?mo la

    poblaci?n

    ind?gena

    se

    convir

    ti?

    en

    el v?rtice de las

    nuevas

    relaciones de

    dominaci?n.

    Encomenderos,

    curacas,

    ?rdenes

    mendicantes

    y

    finalmente

    el

    Estado burocr?tico

    colonial

    intentaban

    aumentar

    sus

    ?reas de influencia

    por

    medio de la confrontaci?n

    directa de

    grupos

    en

    conflicto. El

    proceso

    de

    asentamiento del Estado

    mo

    derno en el Per? no fue un

    proceso

    est?tico,

    sino din?mico. Para

    conseguirlo,

    el Estado colonial

    tuvo

    que

    doblegar

    la autoridad

    de las dem?s

    instituciones.

    Uno

    de los

    aspectos

    m?s

    definitorios de

    su

    poder

    fueron los m?todos

    y

    las

    t?cnicas

    utilizados

    para

    lograr

    el

    control. Con

    la

    llegada

    al

    trono

    de

    Felipe

    II

    (1556),

    la

    nueva

    pol?tica

    encontr?

    su

    expresi?n

    ideol?gica

    en

    la

    gran

    reforma

    pol?tico-administrativa

    del

    virrey

    Francisco de

    Toledo

    y

    la

    posterior

    inaugu

    raci?n del Tercer

    Concilio

    Limense

    (1582-1583)

    que,

    liderado

    por

    la

    figura

    del

    Provincial

    Acosta,

    permite apreciar

    una

    clara

    convergencia

    de

    intereses.

    El

    imperialismo

    euroc?ntrico

    y

    colonialista del

    virrey

    Toledo

    coincidi?

    con

    una

    exacerbaci?n

    de la

    pol?tica

    sacramental

    llevada

    a

    cabo

    por

    los

    jesu?tas.

    La raz?n

    es

    clara:

    consolidar

    un

    proyecto

    pol?tico

    homogeneizador

    inspirado

    en

    los

    patrones

    sociopol?ticos,

    religiosos

    y

    culturales de

    Europa.

    El

    patr?n

    a

    seguir

    ser?,

    como veremos

    m?s

    adelante,

    la

    concentraci?n de la

    poblaci?n

    ind?gena

    en

    las reducciones

    organizadas

    por

    el

    Estado

    a

    tal

    efecto,

    siguiendo

    el

    modelo

    espa?ol.22

    La

    reagrupaci?n

    de la

    poblaci?n

    ind?gena

    en

    determinados

    puntos

    (pobla

    dos)

    localizados

    era un

    antiguo

    proyecto

    cuya

    realizaci?n

    no

    estuvo

    exenta

    de

    tensiones.

    En

    un

    principio,

    las

    reducciones

    fueron instituciones

    implanta

    21

    Recopilaci?n

    de

    Las

    Leyes

    de

    Indias,

    Ley

    IX,

    T?tulo

    III,

    Libro

    VI,

    dictada

    por

    Felipe

    II,

    lo. de

    diciembre

    de

    1573,

    pp.

    207-208.

    22

    Lohmann

    Villena,

    1957:85;

    M?laga

    Medina,

    1975:39.

    96

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    14/24

    julio-diciembre

    1995 G?nesis

    y

    desarrollo

    de las relaciones de

    poder

    en

    el

    Per?.

    FEUPEIIYELPERU

    UN

    NUEVO

    ONTEXTO

    IST?RICO

    REFORMAS

    POL?TICO-ADMINISTRATIVAS

    REFORMA RELIGIOSA

    CATOLICISMOCONTRA

    REFORMA

    (JESU?TAS)

    VIRREY

    TOLEDO

    I

    CONCILIO L?MENSE

    JOS?

    DE

    ACOSTA

    CONCENTRACI?N

    DE

    POBLACI?N

    CONTROL

    POBLACI?N

    REACTIVACI?N

    DEL

    PROCESO

    DE

    EVANGELIZARON

    PPTIMIZACI?NI

    FISCAL

    UTILIZACI?N

    MANO

    DE

    OBRA

    EXTIRPACI?N

    PE

    IDOLATR?AS

    REDUCCIONES

    DE "INDIOS*

    das

    por

    el

    gobierno

    colonial

    y

    consistieron fundamentalmente

    en

    la

    concen

    traci?n de

    poblaciones

    rurales

    dispersas

    en

    los

    campos

    de

    cultivo

    o

    ?reas

    de

    pastoreo,

    en

    n?cleos

    o

    poblados.23

    La

    aplicaci?n

    efectiva

    de

    este

    arquetipo

    no

    pod?a

    ejecutarse

    sin el convencimiento de

    que

    la voluntad

    de

    los "indios"

    quedaba

    sometida

    por

    una

    voluntad

    superior.

    Sin

    embargo,

    el establecimiento

    de dichas

    congregaciones

    o

    pueblos

    de

    "indios"

    tuvo

    consecuencias

    irrepara

    bles

    para

    la

    poblaci?n

    nativa: la

    desintegraci?n

    de las

    estructuras

    socioeco

    23

    Valdez de

    la

    Torre,

    1921:59.

    97

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    15/24

    Alexandre Coello de la Rosa

    R.H.A.

    N?m. 120

    n?micas de los

    pueblos

    andinos. El

    gobierno

    local fue reestructurado formal

    mente

    y gran

    parte

    de los

    "indios"

    se

    negaron

    a

    obedecer

    a

    una

    autoridad

    artificial

    que

    carec?a

    de

    legitimidad

    hist?rico-pol?tica.

    Los

    criterios de

    pro

    ducci?n

    comunitaria,

    en

    torno

    al

    ayllu

    precolombino,

    se

    vieron

    afectados

    tambi?n

    en

    su

    evoluci?n

    y

    organizaci?n

    interna

    fundamentalmente

    por

    causa

    de

    esta

    alteraci?n de

    las

    jerarqu?as

    sociales

    tradicionales

    que

    hab?an

    perdura

    do

    en

    dichos

    ayllus.24

    Estos

    cambios

    se

    agravaron

    al reubicar

    a

    los

    "indios"

    en

    lugares

    diferentes de los

    suyos y

    con nuevas

    pol?ticas

    de

    gobierno

    (ayllu

    colonial),

    adem?s de "la

    usurpaci?n

    de las tierras

    desocupadas

    (...), ya

    sea en

    forma

    de

    legal (mercedes)

    o

    admitiendo las

    irrupciones

    de

    facto de los

    euro

    peos".25

    Para favorecer

    el abandono

    de

    los "indios"

    se

    lleg?

    incluso

    a

    incen

    diar

    sus

    poblados originales

    y

    a

    la

    completa

    destrucci?n

    de

    sus

    bienes,

    provocando

    aut?nticos

    desajustes

    ecol?gicos.26

    Ello

    supuso

    un

    aumento

    con

    siderable

    en

    el control

    de dichas

    poblaciones

    y

    una

    vigilancia

    sistem?tica

    y

    racionalizada basada

    en

    la colaboraci?n

    de

    todos los

    poderes

    (pol?tico,

    ecle

    si?stico).

    Este

    gran

    proyecto

    de estabilizaci?n

    y

    reorganizaci?n

    de las

    sociedades

    andinas

    supuso

    la

    primera

    forma,

    planificada

    y

    exitosa,

    de

    introducir

    una

    moderna

    disciplina

    de control

    pol?tico

    y

    econ?mico,

    representando

    adem?s

    un primer intento de constituir una sociedad estable en el Per? impuesta a

    culturas fuertemente cohesionadas.

    La

    implantaci?n

    del

    Estado

    colonial

    en

    tierras andinas

    se

    realiz?

    seg?n

    las

    siguientes

    etapas:

    Por

    un

    lado,

    acabar

    con

    el

    caos

    pol?tico provocado

    por

    las

    guerras

    civi

    les,

    reducir el elevado

    grado

    de

    explotaci?n

    de

    los

    espa?oles

    y

    sus

    cola

    boradores,

    los

    curacas o

    se?ores

    ?tnicos,

    as?

    como

    debilitar

    la

    posici?n

    social

    y

    econ?mica

    del sistema tradicional de

    encomiendas;

    Por

    otro,

    la

    vigorizaci?n

    de

    una

    estructura

    econ?mica,

    pol?tica

    y

    adminis

    trativa

    bajo

    la

    jurisdicci?n

    de la

    Corona.

    A

    tal

    efecto,

    el Estado nacional

    24

    Irene

    Silverblatt ha mostrado

    una

    gran

    clarividencia

    en

    relaci?n

    a

    las alteraciones

    que

    las

    pr?cticas

    tributarias

    y

    reorganizativas

    impuestas

    por

    Toledo tuvieron

    en

    la

    pr?ctica

    totali

    dad de

    la

    poblaci?n

    nativa.

    En

    este

    sentido,

    la creciente

    exogamia

    de los

    ayllus

    coloniales

    acab? fortaleciendo

    los

    v?nculos

    patrilineales

    y

    patrilocales

    en

    detrimento de las relacio

    nes

    sociales

    expresadas

    a

    trav?s

    de la filiaci?n matrilineal

    y

    la residencia

    matrilocal

    (1990:53).

    V?ase

    su

    Tesis Doctoral titulada

    Luna,

    sol

    y

    brujas.

    G?nero

    y

    clases

    en

    los

    Andes

    prehisp?nicos

    y

    coloniales,

    Centro

    de Estudios

    Regionales

    Andinos

    "Bartolom? de

    Las

    Casas",

    Cusco-Per?,

    1990

    (Orig.

    1987).

    25

    Sempat

    Assadourian,

    1992:81.

    26 El contador Francisco

    L?pez

    de

    Caravantes,

    en su Noticia General del Per?

    (aprox.

    1630),

    apunta

    que

    "(...)

    para

    que

    los

    indios,

    una vez

    reducidos,

    no

    volvieran

    a sus

    lugares

    de

    origen

    el

    Virrey

    orden?

    quemar

    las

    casas

    antiguas"

    (Escobedo,

    1979:81).

    98

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    16/24

    julio-diciembre

    1995 G?nesis

    y

    desarrollo de

    las

    relaciones de

    poder

    en

    el Per?...

    territorial

    precis?

    de la creaci?n

    y

    el

    desarrollo de una econom?a

    monetarizada,

    as?

    como

    de

    un

    monopolio

    sobre la distribuci?n de los

    metales,

    de

    una

    red

    de

    mercados,

    de

    n?cleos

    urbanos,

    etc.,

    que

    en

    la

    pr?ctica

    obedec?a

    a

    las

    necesidades de los

    centros

    comerciales,

    adminis

    trativos

    y

    financieros del Per?. Esta

    infraestructura

    se

    consigui?

    en

    el

    ?mbito

    de

    la

    poblaci?n

    colonial.

    Paralelamente,

    se

    fue

    desarrollando

    una

    superestructura

    burocr?tica

    profesionalizada (Virreyes,

    Audiencias,

    Co

    rregidores,

    Gobernadores,

    Alcaldes

    Mayores)

    que,

    entre

    sus

    m?ltiples

    funciones,

    tuvo

    que

    encarar

    la

    problem?tica

    de

    una

    poblaci?n

    ind?gena

    dispersa y

    sensiblemente diezmada

    a

    ra?z

    de

    la desestructuraci?n

    de

    su

    "modus vivendi". En

    consecuencia,

    aisistimos

    a

    la

    construcci?n

    pol?tica

    de

    un

    Estado

    europeo

    transnacional,

    un

    imperio

    colonial

    de

    extraordi

    narias

    dimensiones

    compuesto

    de

    espacios

    mar?timos

    y

    terrestres,

    espa

    cios

    pol?ticos

    y

    sociales

    que

    reorganizaron

    a

    poblaciones

    y

    culturas

    sometidas.

    Es

    en

    esta

    coyuntura

    en

    que

    la

    l?gica

    de

    las reducciones

    emergi?

    como

    un

    intento de

    ordenar

    la situaci?n

    y

    reorganizar

    las

    sociedades

    andinas

    en

    fun

    ci?n de las

    perspectivas

    del

    nuevo

    Estado. Si bien la sociedad

    andina

    no

    fue

    ajena al conocimiento de la vida urbana, como lo prueban Cahuachi, Wari,

    Chan-Ch?n,

    Cajamarca,

    Cusco,

    etc.,

    la

    mayor

    parte

    de

    su

    masa

    poblacional

    estuvo

    esparcida

    en zonas

    rurales. La

    naturaleza

    de

    su

    asentamiento

    vertical

    dificultaba

    una

    r?pida

    y

    completa

    dominaci?n,

    y

    sobre

    todo,

    entraba

    en con

    tradicci?n

    con

    una

    optimizaci?n

    racional

    de los

    recursos

    existentes. Durante

    el

    ?ltimo tercio del

    siglo

    XVI

    la

    idea de reducir los "indios"

    a

    pueblos

    gravi

    taba,

    como

    es

    sabido,

    alrededor de

    tres

    v?rtices

    fundamentales: favorecer

    la

    evangelizaci?n,

    puesto

    que

    los

    religiosos

    apenas

    tendr?an

    que

    desplazarse,

    establecer la unidad fiscal

    necesaria

    para

    la

    imposici?n

    del

    tributo colonial

    por

    parte

    de

    los funcionarios reales

    y

    asegurar

    la

    disponibilidad

    de

    mano

    de

    obra

    para

    la

    ejecuci?n

    de lamita en las minas

    y

    obrajes,

    en las

    sementeras,

    en

    los tambos

    y

    caminos,

    en

    las f?bricas de

    galeones,

    haciendas

    y

    trabajos

    di

    versos.

    Igualmente,

    las

    reducciones

    se

    desarrollaron

    como un

    intento de

    re

    cuperar

    el nivel

    demogr?fico

    tras

    el

    colapso

    que

    acaeci?

    durante la

    primera

    mitad

    de

    siglo

    sobre

    las

    masas

    ind?genas.27

    Fue

    una

    iniciativa

    que

    cont?

    des

    de

    un

    primer

    momento

    con

    algunos

    entusiastas,

    sobre todo

    religiosos quie

    27

    Como

    apunta

    Noble David

    Cook,

    aunque

    Toledo

    se

    esforz?

    por

    establecer

    las

    condiciones

    necesarias

    para

    la

    ?ptima evangelizaci?n

    y

    adoctrinamiento

    de la

    poblaci?n ind?gena,

    su

    pol?tica

    de

    las

    reducciones

    provoc?

    las

    condiciones necesarias

    para

    su

    fracaso,

    es

    decir,

    la

    progresiva

    disminuci?n

    demogr?fica

    de dichos

    pueblos

    de

    "indios". Si

    en

    tiempos

    de la

    conquista

    se

    ha

    calculado

    una

    poblaci?n

    alrededor de seis millones

    de

    personas,

    durante

    la

    ?poca

    del

    virrey

    Toledo

    se

    redujo

    hasta

    un

    mill?n

    (1975:XXI-XXV).

    99

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    17/24

    Alexandre Coello

    de la Rosa R.H.A. N?m.

    120

    nes,

    como

    parte

    interesada,

    escrib?an continuamente al

    Rey

    y

    al

    Consejo

    ex

    hortando

    a

    que

    se

    diese orden

    para

    reducir

    los

    "indios"

    a

    pueblos.

    Una buena

    muestra

    nos

    la

    da el

    siguiente

    texto:

    (...)

    Mucho

    provecho espiritual,

    y

    temporal seseguiria

    desta

    gente

    si

    V.E

    mandare

    se

    redugeren

    apueblos

    mas

    esta

    reduzon

    no

    avia deser

    con

    el

    da?o,

    y

    violencia

    quetengo

    noticia seles

    hace

    tocare

    a

    V.E

    como

    viven,

    y

    como

    avian

    devivir,

    y

    adelante

    como

    avia

    deser

    esta

    reducci?n:

    Est?n

    metidos

    los

    Yndios

    por

    no ver

    cl?rigo

    ni

    Doctrina

    enuna

    quebradilla,

    tienen

    una

    casilla

    que

    mas

    parece

    de

    conejos que

    de

    hombres,

    alli

    les

    apetece

    la

    soledad

    y

    de

    mala

    inclinaci?n

    a

    continuos sacrificios

    al

    Diablo

    y

    a

    vivir

    vestialmente,

    dur

    miendo

    con

    su

    Madre,

    y

    hijos,

    haciendo

    quantas

    maldades

    el

    Diablo

    le

    pone

    en

    el

    coraz?n;

    reducidos

    alos

    pueblos

    ordenarles

    sus

    rep?blicas

    haci?ndoles

    sus

    Alcaldes,

    y

    regidores

    (...)

    cosa

    de

    gran

    contento

    ver

    la

    gran

    policia,

    raz?n

    y

    justicia

    conquese

    goviernan

    entre

    ellos

    mismos;

    y

    si

    por

    mandado

    de

    V.E

    se

    empiezan

    aponer

    en

    raz?n,

    y

    policia

    de

    hombres

    que

    hasta ahora

    noles ha

    sido

    puesta

    vendr?

    adelante

    en

    conocimiento d?lo

    bueno,

    y

    la

    misma virtud

    les

    ir?

    cada

    dia abriendo

    mas

    el

    camino,

    yaque

    tomen

    gusto

    enlo bueno

    para

    obrarlo.28

    Para muchos

    jesuitas,

    hab?a

    llegado

    el

    momento

    de

    someter

    la actividad

    pol?tica

    del Estado colonial

    a

    la

    misi?n

    evangelizadora.

    Por

    contra,

    Toledo

    pensaba

    que

    las

    intenciones

    pol?tico-econ?micas

    de

    la Corona deb?an

    preva

    lecer sobre

    cualquier

    otra

    consideraci?n.

    La

    escasa

    coincidencia

    que

    a

    priori

    exist?a

    entre

    los intereses de

    unos

    y

    otros

    provoc?

    numerosas

    tensiones

    y

    fricciones durante

    su

    mandato.29

    A

    pesar

    de

    ello,

    la

    Iglesia

    y

    el

    Estado

    (Patro

    nato

    Regio)

    se

    necesitaban

    mutuamente

    para

    conseguir

    sus

    prop?sitos,

    a sa

    ber:

    la conversi?n

    espiritual

    de los

    "indios",

    por

    un

    lado,

    y

    por

    otro,

    su

    asimilaci?n

    social,

    pol?tica

    y

    econ?mica

    en una nueva

    sociedad construida

    a

    28

    "Memorial

    que

    el Racionero Villarreal dio

    al

    Se?or

    Virrey

    Dn. Feo.

    de

    Toledo

    en

    que

    le

    hace relaci?n

    de las costumbres

    que

    ten?an,

    y

    tienen los

    Indios de los

    Reynos

    del

    Per?,

    y

    Nueva

    Espa?a

    y

    de c?mo

    se

    podr?an mejor

    gobernar,

    y

    ense?ar

    en

    la

    Religi?n

    Christiana",

    S.

    XVIII,

    Biblioteca

    del Palacio

    Real,

    Manuscrito 11/2846

    -

    f.

    304-305.

    29

    Al

    respecto

    Acosta

    consideraba

    que

    "nada

    hay

    que

    tanto

    da?o

    cause

    igual

    a

    la instruc

    ci?n

    que

    a

    la salud

    espiritual

    de

    los

    indios,

    como

    la

    perversa

    y

    maligna

    lucha

    por

    la

    competencia

    entre

    las dos

    potestades,

    civil

    y

    eclesi?stica,

    su

    menoscabo

    y

    cualquier

    g?

    nero

    de

    choques"

    (Acosta,

    1984:331:11:11).

    Sobre los conflictos de

    jurisdicci?n

    entre

    el

    Virrey

    Toledo

    y

    los

    jesuitas hay

    mucho escrito.

    A

    modo de

    s?ntesis,

    v?ase

    el

    sugerente

    art?culo

    de Antonio de

    Ega?a,

    S.I. titulado "El

    virrey

    Don Francisco de Toledo

    y

    los

    jesuitas

    del Per?"

    (1569-1581),

    publicado

    en

    Estudios

    de

    Deusto,

    No.

    7, Bilbao,

    Enero

    Julio de

    1956.

    100

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  • 8/9/2019 Gnesis y desarrollo de las relaciones de poder en el Per virreinal (Siglo XVI)

    18/24

    julio-diciembre

    1995 G?nesis

    y

    desarrollo de las relaciones

    de

    poder

    en

    el

    Per?...

    partir

    de

    una

    serie de

    urgencias

    econ?micas,30

    pero

    con

    la voluntad de

    crear

    una

    aut?ntica sociedad

    civil,

    esto

    es,

    un nuevo

    mundo

    que

    significara

    la

    con

    tinuaci?n

    en

    las tierras de Am?rica

    de los

    valores

    culturales

    y

    cient?ficos,

    pol?ticos

    y

    religiosos propios

    de

    Espa?a

    y

    Occidente.

    Como

    explicaba

    el

    mismo

    Acosta,

    la cuesti?n

    se

    centraba

    en

    "atraer,

    pues,

    a

    estos

    hombres sal

    vajes

    y

    enfierecidos

    a

    g?neros

    de vida

    humana,

    y

    acomodarlos

    al

    trato

    civil

    y

    pol?tico,

    ?ste

    debe

    ser

    el

    primer

    cuidado

    del

    gobernante.

    Ser?

    en vano

    ense

    ?ar lo

    divino

    y

    celestial

    a

    quien

    se

    ve

    que

    ni

    siquiera

    cuida ni

    comprende

    lo

    humano".31

    Y

    lo humano consist?a

    en

    hacer

    que

    los nativos abandonasen

    para

    siempre sus "vicios y costumbres paganas" para vivir de acuerdo con una

    vida mucho m?s "ordenada"

    y

    "civilizada".

    Conclusiones

    Este

    trabajo

    de

    investigaci?n

    se

    ha interesado sobre todo

    por

    los

    aspectos

    pol?ticos,

    tratando de entender

    un

    poder

    fluctuante

    que

    constantemente

    se

    transforma

    y

    se

    redefine

    a

    s?mismo. No

    un

    poder

    aut?nomo

    sino

    autom?tico

    que

    act?a de

    manera

    diferente

    dependiendo

    del

    contexto.

    Una de las

    carac

    ter?sticas m?s

    importantes

    de las formas de dominaci?n consiste

    en su

    propia

    reversibilidad. Por

    ejemplo,

    la violencia de

    los

    encomenderos

    en

    los

    pri

    meros

    a?os de la

    conquista

    se

    practic?

    de

    manera

    incontrolada hasta

    que

    se

    redujo

    por

    considerarla

    como una

    seria

    amenaza

    para

    la estabilidad. En

    este

    sentido,

    advertimos c?mo la Administraci?n colonial trat? de disminuir el

    uso

    indiscriminado de

    la

    violencia

    e

    incrementar

    el control

    pol?tico

    por

    otros

    medios

    menos onerosos.

    ?D?

    que

    forma?

    Las

    principales

    autoridades

    pol?ti

    cas

    y

    eclesi?sticas

    menguaron

    la

    capacidad

    de

    decisi?n

    de

    los

    "indios";

    sus

    voluntades

    quedaron

    neutralizadas

    y

    un

    proceso

    de domesticaci?n

    y

    absor

    ci?n cultural

    oper?

    con

    extraordinaria voracidad. Una continua

    vigilancia

    se

    organiz?

    a su

    alrededo