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OCTUBRE 2016 LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS- CLASE 3
MÓDULO: LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS EN EL MARCO DE UNA
ECONOMÍA GLOBAL Y SU ENSEÑANZA
Clase 3. El vínculo del campo y la ciudad. Las áreas
periurbanas y su lugar en la producción. La agroindustria. Las
escalas y los vínculos comerciales a nivel regional y global
¡Estimados/as colegas! ¡Bienvenidos/as a la tercera clase del módulo! Estamos muy
entusiasmados/as de seguir profundizando y pensando con ustedes estas coordenadas
geográficas en la enseñanza de la ciencias sociales.
El trabajo en esta clase involucra la oportunidad de abordar la geografía rural desde una
perspectiva crítica y problematizadora y de reflexionar sobre la forma de enseñar este
contenido.
Esperamos que, luego del trabajo con esta clase, puedan:
- Reconocer las relaciones entre el campo y la ciudad y su dinámica en la
organización del territorio, en el marco de la globalización económica.
- Identificar cuáles son los contenidos, estrategias de enseñanza y enfoques teóricos
utilizados tradicionalmente para la enseñanza de temas referidos al medio rural, la
geografía regional y los circuitos productivos en la actualidad.
- Conocer las características de la perspectiva actual en la enseñanza de Geografía.
Proponemos enfocar el abordaje didáctico del espacio rural a partir del análisis de nuestras
representaciones sobre la geografía escolar, ya que su revisión nos permitirá poner en
discusión contenidos, conceptos y estrategias de enseñanza de la disciplina que, actualmente,
pueden ser anacrónicos y obsoletos. Problematizaremos las concepciones del campo a partir de
las cuales abordamos los temas y problemas de la geografía rural. A su vez, pondremos en
cuestión los conceptos de “circuitos regionales” y “regiones geográficas”.
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La geografía rural
El estudio de los espacios rurales se realizaba tradicionalmente desde una perspectiva acotada
que ofrecía un análisis estático: sólo estudiaba lo que ocurría fuera de los espacios urbanos,
centrándose principalmente en las condiciones naturales que “determinaban” y “permitían” el
desarrollo de la actividad primaria como base de la organización del espacio.
A partir de la renovación en los enfoques en investigación en la geografía y sociología rural se
incorporaron otras miradas al análisis de los procesos rurales. Ya no sería el medio natural
encapsulado en regiones lo que determinaría qué se produce allí y cómo vive la población, sino
que serán ya las relaciones entre los factores productivos: el capital, el trabajo y la tierra. A su
vez, la incorporación de distintas escalas de análisis –local, provincial, regional, nacional y
global– enriqueció el potencial explicativo.
Es por esto que es impensable en la actualidad estudiar el espacio rural sin tener
en cuenta su interacción dialéctica con el espacio urbano y con el contexto
internacional, ya que “lo rural” o “el campo” no son subsistemas aislados.
El abordaje que proponemos integra múltiples dimensiones, ya que incluye y analiza distintas
variables de la relación sociedad-naturaleza en un contexto específico: la globalización
económica del sistema capitalista. Una de ellas es la dimensión ambiental en la cual se
resignifican los conocimientos de la geografía física relativos a los climas, los relieves, los
suelos, la dinámica de los ecosistemas y los problemas ambientales generados por un
inadecuado manejo de los recursos.
Luego de esta introducción ¡comencemos!
En las clases de ciencias sociales de nivel primario, el contenido relacionado a lo rural suele
presentarse a partir de la comparación campo-ciudad. En muchas experiencias de aula se
suele recurrir a una división tajante entre estos dos espacios. Por un lado, el espacio rural con
pocas viviendas, sin servicios, en el que se desarrollan las actividades primarias y, por el otro,
el espacio urbano, con gran cantidad de viviendas y servicios y el desarrollo de actividades
secundarias y terciarias. Como propuesta alternativa, presentaremos cómo el enfoque que
tiene en cuenta a los circuitos productivos puede ampliar esta mirada, dejando de lado las
simplificaciones y naturalizaciones e integrando las características de ambos espacios –rural y
urbano– para realizar un análisis superador.
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El concepto de “actividades productivas” también fue abordado tradicionalmente en la
enseñanza primaria de una forma simplificada. Desde el enfoque tradicional de la enseñanza
de la geografía, las actividades productivas aparecen asociadas a “las regiones geográficas”,
limitando la complejidad de la realidad. Además, el circuito productivo se divide en eslabones
donde cada uno tiene asignado un espacio específico, por ejemplo la producción primaria o
primer eslabón se desarrolla en el campo, mientras que la actividad secundaria (actividad
industrial) y la terciaria (comercios y servicios) se desarrolla en la ciudad excluyentemente.
Por otro lado, como vimos en la Clase 1, muchos de los contenidos de la geografía escolar
sentaron sus bases en un tipo de geografía asociada al enciclopedismo y a la enumeración y
descripción de lugares. Como ejemplo podemos recordar las “lecciones del día” en las que se
realizaba una exposición acerca de las características de una región del país: el clima, el
relieve, la hidrografía, el bioma (¡a veces inclusive detalles de la flora y fauna!), los recursos
naturales y, por último, la población. Es interesante analizar cómo la sociedad –que es la que
le da valor, transforma y se relaciona con la naturaleza– aparecía al final como un dato más en
esa enumeración: se tenía en cuenta su cantidad, composición y distribución y se la definía no
como sociedad sino como población, debido a que era un dato más en una enumeración.
Como primera actividad, los invitamos a ingresar al foro y contarnos qué temas
relacionados con el medio rural recuerdan de su escolaridad. Este ejercicio nos
servirá de registro sobre el cual podremos volver a mirar luego de la lectura de la
clase.
A continuación presentaremos algunos conceptos que han sido renovados de acuerdo a la
dinámica del sistema económico y a su creciente interrelación territorial, a través de los
nuevos abordajes desde las disciplinas que estudian estos cambios. ¿Nos acompañan?
El vínculo campo-ciudad
Generalmente el abordaje didáctico del espacio urbano o el rural se trabaja desde una
concepción de sistemas, donde la ciudad o una región son sistemas aislados en los que
ingresan y egresan mercaderías, personas, energía, etc. Este tipo de propuestas plantea un
análisis autónomo de cada espacio, en donde pocas veces se interrelacionan. Sin embargo, las
relaciones entre campo y ciudad son complejas y fluidas; de hecho, muchos geógrafos
consideran que el campo es una extensión de lo urbano ya que allí se encuentra gran parte del
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Se denomina paquete
tecnológico a un conjunto de implementos que van desde semillas híbridas transgénicas y agroquímicos (como los herbicidas que eliminan todas las malezas) pasando por maquinarias como regadoras, sembradoras, tecnología satelital climática y mediciones de la calidad del suelo hasta sistemas de inversiones financieras con previsión de rentabilidad muy sofisticadas.
poder económico y político que influye en la mayoría de las decisiones productivas y
comerciales.
Si bien el análisis más común es que el campo provee a las ciudades de materias primas, en
los últimos años el espacio rural se ha complejizado cada vez más, debido a su
despoblamiento, mecanización y especialización productiva en base a demandas del mercado
externo. Así también, en muchos de los principales centros urbanos de Latinoamérica se
encuentran las filiales de las empresas multinacionales que dirigen la producción y por lo tanto
transforman los espacios rurales en base a los requerimientos del mercado.
En las últimas décadas los espacios rurales latinoamericanos fueron testigo de grandes
transformaciones en los usos del suelo. Estos espacios se encuentran cada vez más
concentrados en grandes extensiones productivas con pocos dueños, muy tecnificados y con la
incorporación de paquetes tecnológicos (como los asociados a la soja), que generan mucha
más rentabilidad que las producciones tradicionales (por ejemplo algodón o leche). Estas
transformaciones de los espacios rurales traen aparejados cambios drásticos en la vida social
del campo. Al existir poca demanda de trabajo para la producción y ante la falta de
planificación de políticas de desarrollo local, se genera un aumento del desempleo y la pobreza
rural.
En muchos casos, los pequeños productores se ven obligados a vender sus propiedades poco
productivas y las familias deben desplazarse a las ciudades en busca de mejores perspectivas
laborales.
La urbanización del campo
Como dijimos, en los últimos años viene ocurriendo un proceso de migración del campo a la
ciudad. Paralelamente desde hace varias décadas existe una tendencia por la cual muchos
espacios rurales comienzan a urbanizarse debido al establecimiento de clubes de campo o
countries, donde las familias más acomodadas optan por una vida
en contacto con el medio natural y alejada de los centros urbanos
pero con los mismos servicios (electricidad, televisión por cable o
satélite, internet, vías de acceso rápidas, centros comerciales y de
entretenimiento cercanos, etc.). En muchos casos existen familias
que se trasladan diariamente desde el campo a la ciudad y otras
que, por los avances en los medios de comunicación, trabajan
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desde sus hogares.
En la actualidad encontramos muchos espacios rurales con características
urbanas. Es decir, que la dinámica del sistema capitalista, por un lado, y las
preferencias culturales, por el otro, han llevado a que se urbanice e industrialice el
campo y también que muchas personas opten por vivir en el campo y otras se
vean obligadas a dejarlo y residir en la ciudad. Vislumbramos, entonces, que un
análisis de los dos espacios por separado y totalmente diferenciado no sería un
recorte fiel de la realidad.
Estos nuevos espacios que son difíciles de “clasificar” desde una mirada tradicional reciben el
nombre de periurbano.
El geógrafo Andrés Barsky (2005) nos introduce al problema de definir y estudiar el
periurbano:
“El estudio del periurbano supone el abordaje de un complejo territorial que expresa una situación
de interfase entre dos tipos geográficos aparentemente bien diferenciados: el campo y la ciudad.
De difícil definición conceptual y delimitación, cuenta con la desventaja de que es, en cuanto a
objeto de investigación, un territorio “resbaladizo”, en situación transicional, en permanente
transformación (o con expectativas de ser transformado), frágil, susceptible de nuevas
intervenciones”.
El periurbano se encuentra en permanente cambio, se extiende y se relocaliza
contantemente, es decir que no es espacio estable, ya que existen diferentes usos del suelo
por lo que no se lo identifica con una sola actividad. Los investigadores se refieren al espacio
periurbano de diversas formas: la periferia urbana, el espacio rur-urbano, ciudad difusa, la
zona de contacto entre el campo y la ciudad, la ciudad dispersa, los territorios de borde o
borde urbano-periurbano, entre otros. Pero sobre todo, este espacio tiene de particular que es
muy complejo definirlo ya que no es del todo campo y no es del todo ciudad.
Si bien el periurbano fue constituyéndose como el espacio habitado por las familias más
pudientes y que sigue determinadas pautas de planificación (countries y clubes de campo),
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también existe una ocupación del suelo no planificada o con otros criterios de planificación,
como por ejemplo las tomas y asentamientos de las clases populares, en diferentes grados de
exclusión del sistema económico urbano y rural. A su vez, los usos del suelo pueden ser
variados, como por ejemplo la instalación de parques industriales, agroindustrias, zonas de
cultivos o cría de ganado.
Este espacio heterogéneo tuvo en muchos países de América Latina un crecimiento acelerado
en los últimos treinta años. Allí también coexisten problemáticas sociales y ambientales críticas
y una gran especulación del mercado inmobiliario que realiza una valoración capitalista del
espacio con el fin de incorporar nuevas tierras productivas que responden a las demandas de
la ciudad.
El geógrafo español Horacio Capel plantea que “el periurbano posee la mayor complejidad de
usos del suelo mezclados que puede observarse en toda la distribución, parece obedecer al
azar, pero... no hay sino una lógica cuyo descubrimiento es una de las tareas más importantes
del estudioso de dichos espacios...” (Capel, 1994: 137).
Veamos otro ejemplo sobre el periurbano que se relaciona específicamente con las actividades
productivas:
El cinturón hortícola del periurbano bonaerense
Los cinturones hortícolas en Argentina se iniciaron en la periferia de los centros urbanos a fines del
siglo XIX, en los alrededores de los centros poblados de las grandes ciudades. Mayormente la
producción estuvo dirigida por inmigrantes europeos hasta fines de la década de 1970 cuando la
actividad comenzó a estar en manos de inmigrantes de origen boliviano.
La actividad hortícola en el periurbano bonaerense, por ejemplo, es llevada a cabo por inmigrantes
bolivianos que generalmente emplean a su familia en el proceso productivo. Este tipo de actividad
moviliza distintas fuerzas laborales y otorga características específicas al periurbano, ya que
emplea mano de obra para la cosecha, el transporte, la distribución, el almacenamiento, la
comercialización y la manufactura a través de las agroindustrias.
El periurbano bonaerense se constituye un espacio apropiado desde el punto de vista productivo
debido a las condiciones del suelo, el clima, la infraestructura de caminos, disponibilidad de agua
de los acuíferos, insumos básicos (como por ejemplo fertilizantes, herramientas), servicios como
luz, gas, agua potable, como así también asistencia técnica de profesionales, la disponibilidad de
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mano de obra calificada y principalmente la cercanía a los centros de consumo, lo que disminuye
los costos de transporte.
De esta manera podemos ver como este “cinturón verde” abarca un arco que va desde Campana a
La Plata, constituyendo una actividad productiva creciente que en el caso de Buenos Aires abastece
el 40 por ciento de la demanda de los principales centros urbanos.
Fuentes consultadas: Fernández Lozano, J. (2012) La producción de hortalizas en Argentina
Corporación del Mercado Central de Buenos Aires.
Clarín Rural. El cinturón verde productivo. Nota del 16/10/2010. disponible en: http://www.clarin.com/rural/cinturon-
verde-productivo_0_354564605.html
Para pensar: todas las grandes ciudades de la Argentina poseen un cinturón
hortícola que provee a los centros de consumo de área urbana propiamente dicha.
¿Se aborda como circuito productivo el cinturón hortícola o cinturón verde del
periurbano? ¿Qué potencialidades didácticas puede tener el abordaje de este
circuito productivo?
¿El sector primario y secundario juntos?
Como anteriormente mencionamos, el abordaje tradicional de los circuitos productivos plantea
estudiar los distintos sectores de la economía (primaria, secundaria y terciaria) asociados a
espacios diferenciados en cada caso (primaria en el espacio rural; secundaria y terciaria en el
espacio urbano). Teniendo en cuenta a las agroindustrias, este abordaje resulta limitado.
Veamos una definición de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura):
“... la agroindustria se refiere a la subserie de actividades de manufacturación mediante las cuales
se elaboran materias primas y productos intermedios derivados del sector agrícola. La
agroindustria significa así la transformación de productos procedentes de la agricultura, la actividad
forestal y la pesca”.
Fuente FAO http://www.fao.org/docrep/w5800s/w5800s12.htm
Este tipo de industrias de transformación de la producción agrícola utiliza materias primas
agrícolas, fluviales, lacustres o marítimas y forestales y su producción es variada: desde el
procesamiento y la conservación de alimentos hasta la producción de textiles, papel y caucho,
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entre otras.
Las agroindustrias alimenticias intervienen en la elaboración inicial de la materia prima, por
ejemplo el prensado de aceite, enlatado de pescado, la molienda, conservas de alimentos o
pasteurización de la leche.
¿Por qué estas industrias se ubican en zonas rurales? Existen muchas variables que pueden
explicar este interrogante, una de las principales se relaciona con los costos del transporte y
las distancias. En muchos casos existen materias primas que al pasar por la producción
industrial disminuyen su volumen y peso, por lo que resulta más económico el transporte a las
zonas urbanas luego de su elaboración. La mano de obra es una variable muy importante ya
que es necesaria la disponibilidad cercana de trabajadores en el proceso industrial; otras
variables de gran importancia son la disponibilidad de energía, agua e infraestructura, como
por ejemplo rutas, ferrocarriles o puertos. Por otro lado, las agroindustrias vuelven a dinamizar
el empleo en áreas rurales donde, en la mayoría de los casos, la tecnificación expulsó a la
mano de obra local: a través de la instalación de las agroindustrias se atrae nuevamente a la
mano de obra y/o se evita el éxodo generacional (aunque con menor impacto que las
actividades productivas del pasado).
Las agroindustrias pueden generar, además, perjuicios al medio natural ya que –como
cualquier industria– realizan descargas de residuos en las cuencas hídricas o emiten gases
tóxicos, entre otras formas de contaminación.
De esta forma podemos ver cómo el espacio se redefine, debido a que los primeros eslabones
de la cadena, como por ejemplo la extracción y la transformación, están juntos.
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En síntesis: hasta el momento hemos presentado una nueva mirada en el
abordaje del espacio urbano y rural, que supera, en poder explicativo, a la
enseñanza de ambos espacios como unidades aisladas. Vimos que analizar la
realidad social supone superar las miradas estáticas y tradicionales; un ejemplo
de ello es visibilizar el periurbano como un nuevo territorio. A su vez, les
propusimos que incorporen la posibilidad de abordar un circuito productivo del
periurbano con el fin de acercar a nuestros alumnos a problemáticas locales o
cercanas, sin por ello perder la visión global.
Los invitamos, ahora, a continuar pensando la geografía rural a partir de la
problematización del abordaje áulico de los circuitos productivos o economías
regionales de base agraria y, a su vez, a poner en cuestión el concepto de región
geográfica.
Como vimos en la primera clase, uno de los ejes propuestos como contenido escolar más
importante en la configuración de los espacios geográficos corresponde a las actividades
productivas ya que estas nos pueden servir como “excusa” para abordar un abanico de
conceptos y problemas. Revisitemos ahora un concepto muy conocido: “las regiones
geográficas”.
Las regiones geográficas
El concepto de región fue muy utilizado en la geografía académica a inicios del siglo XIX y
luego fue llevado al contexto escolar. En nuestro país, el geógrafo Federico Daus redactó en
1948 los contenidos de la geografía escolar, donde formalizó y presentó las regiones
geográficas argentinas: Llanura pampeana, Mesopotamia, Llanura chaqueña, Noroeste, Sierras
pampeanas, Andes centrales y Cuyo, Patagonia.
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Se denomina factor físico a las condiciones de regularidad del relieve –montañoso, llano, mesetario– y del clima o la vegetación.
Fuente: Mapa confeccionado por Rey Balmaceda, Echeverría y Capuz. Regiones geográficas formales en
1996,
http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-286_archivos/figura-3.jpg
Esta categorización permeó las prácticas de enseñanza de Geografía durante medio siglo. Fue
recién en la Reforma Educativa de 1994 cuando se la eliminó de los diseños curriculares
(aunque en el imaginario colectivo escolar aún permanecen). Ahora bien, ¿con qué criterios se
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construían las regiones geográficas?
Hace 60 años, las concepciones geográficas se centraban más en los fenómenos físicos que en
los sociales. Siguiendo esta línea, Federico Daus describió a la "región geográfica" como una
unidad única e irrepetible, donde se toma el factor físico como determinante de los procesos
económicos y sociales.
Es decir que si nos centramos en el uso del concepto de “región” desde una geografía
académica y escolar tradicional, las regiones, con ciertas características físico-naturales,
determinarían la producción agraria y, a su vez, las relaciones sociales y las características de
la población. En la actualidad, los aportes de las distintas ciencias sociales y las posturas
críticas en el campo de la geografía nos permiten utilizar otros conceptos como “territorio”, que
posibilitan analizar los problemas geográficos desde otra perspectiva.
Analicemos el aporte que realiza al respecto el geógrafo Alejandro Benedetti:
“Actualmente, al menos en la Argentina, no es región sino territorio, la categoría geográfica
aglutinadora, que concita mayor interés, especialmente dentro del discurso académico, pero
también en el discurso escolar y de la planificación. […] Sólo con el propósito de establecer, a
grosso modo, una distinción operativa entre región y territorio, aquí se propone que ambas
categorías suponen un intento de identificación, delimitación y singularización de ámbitos
geográficos; mientras que en las regionalizaciones (clasificación del espacio por áreas que define
una o más entidades regionales) el foco está puesto en la diferenciación geográfica, en las
“territorializaciones” el foco está puesto en el control del espacio”.
Fuente: Benedetti, Alejandro (2009). “Los usos de la categoría región en el pensamiento geográfico argentino”.
En Revista Scripta Nova, Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona. Vol.
XIII, núm. 286, marzo de 2009
De esta manera vemos que el concepto tradicional de “región” no alcanza para explicar otros
sucesos que ocurren en el espacio. Si bien la geografía regional se centraba en la comparación
a partir de rasgos físicos, la utilización del concepto de territorio permite superar el análisis
descriptivo y estático para abordar una geografía que analice también cuestiones de poder o
bien los conflictos que ocurren en el espacio.
Veamos cómo se presentan tradicionalmente las regiones geográficas de la Argentina:
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Observación de clase de 5to. Año, localidad de Ezpeleta, provincia de Buenos Aires, año 2014.
Si analizamos la dinámica socio-económica de las últimas décadas en Latinoamérica y en
especial en nuestro país, notaremos que los cambios ocurridos en los sistemas productivos y
los conflictos sociales derivados de los mismos entran en conflicto con las concepciones
tradicionales de la geografía rural (en especial si el análisis sólo se restringe a las regiones
geográficas y, dentro de ellas, sus circuitos productivos). Veamos por qué.
La transformación de los circuitos productivos a partir de nuevos vínculos
comerciales
Como se trabajó en la Clase 2, tradicionalmente los circuitos productivos regionales eran vistos
sólo como las áreas proveedoras o de abastecimiento interno del país. Sin embargo, la
globalización económica y las políticas de apertura han generado que muchas regiones
trasciendan sus límites para interconectarse y vincularse con el mundo.
OCTUBRE 2016 LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS- CLASE 3
Mapa de producción de Soja en Argentina. Año 2007.
Fuente: www.biocombustibles.es/
elojodelarazon.wordpress.com/category/salud/page/10/
En el mapa podemos observar cómo el
avance del monocultivo de soja, también
llamado “sojización”, evidencia que el
monocultivo ha revolucionado los usos
del suelo en las regiones formales como
la pampeana, chaqueña y mesopotámica.
Aún en la actualidad, en muchos
manuales escolares estas regiones se
describen solo a partir de circuitos
regionales tradicionales (algodón,
actividad forestal, tabaco, leche), que por
décadas le dieron una aparente identidad
inseparable. Sin embargo, en los últimos
años comenzaron a retroceder por la
supremacía de la soja. Este tipo de
ejemplos nos permite repensar el
concepto de región tradicional y
resignificarlo. En este sentido, la
sojización imprime una nueva identidad
en los espacios rurales de manera que
muchos académicos le llaman “la región
sojera” o denominan al fenómeno
“pampeanización”, señalando a un cultivo
que se expandió en la década del 70 en
la región pampeana.
En el mapa podemos observar cómo el avance del monocultivo de soja, también llamado
“sojización”, evidencia que el monocultivo ha revolucionado los usos del suelo en las regiones
formales como la pampeana, chaqueña y mesopotámica. Aún en la actualidad, en muchos
manuales escolares estas regiones se describen solo a partir de circuitos regionales
tradicionales (algodón, actividad forestal, tabaco, leche), que por décadas le dieron una
aparente identidad inseparable. Sin embargo, en los últimos años comenzaron a retroceder por
la supremacía de la soja. Este tipo de ejemplos nos permite repensar el concepto de región
tradicional y resignificarlo. En este sentido, la sojización imprime una nueva identidad en los
OCTUBRE 2016 LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS- CLASE 3
espacios rurales de manera que muchos académicos le llaman “la región sojera” o denominan
al fenómeno “pampeanización”, señalando a un cultivo que se expandió en la década del 70 en
la región pampeana.
La gran mayoría de los circuitos productivos han tenido fuertes transformaciones debido a la
demanda externa y a la incorporación de biotecnología. De esta manera existen nuevas áreas
productivas que anteriormente no lo eran: el avance de la soja en gran parte del país, cuando
en sus inicios se restringía a los ricos suelos pampeanos, las nuevas áreas vitivinícolas en el
alto valle del Río Negro y en Salta, los cultivos de limón en Salta. Por otro lado, muchos
circuitos que antes dinamizaban la vida rural comenzaron a decrecer o a emplear menos mano
de obra, como por ejemplo el algodón o la leche, ya que el espacio rural empezó a
transformarse para el cultivo de la soja. Asimismo, el circuito productivo del tabaco comenzó a
retroceder en los años 90, cuando el Estado neoliberal dejó de subsidiar al sector y el consumo
disminuyó.
Desde la década del 70, el Estado neoliberal dejó de financiar el sector agrícola cerrando por
ejemplo la Junta Nacional de Carnes y la Junta Nacional de Granos, ambos organismos
esenciales para el desarrollo del sector agropecuario. Esto generó que en las últimas décadas
los circuitos productivos regionales debieran adaptarse a las leyes del mercado y cobraran
importancia sólo las regiones de mayor desarrollo capitalista, caracterizadas por su inserción
económica en base a la demanda internacional, y quedaran relegadas otras regiones cuyos
circuitos productivos estaban caracterizados por condiciones inversas.
Esta dinámica de desarrollo capitalista nos lleva a la idea que las regiones formales y sus
circuitos productivos, muy comunes en los libros de texto de geografía tradicional, siempre se
encuentran en constante cambio y van más allá del encuadre físico. En muchos casos, la
demanda externa y las ganancias extraordinarias, sumadas a las innovaciones tecnológicas,
plantean que muchas actividades productivas que se creían propias de una “región” se
extiendan a otras.
Veamos otros ejemplos:
En los últimos treinta años, en la cuenca lechera de la llanura pampeana se cerraron miles de
tambos, aproximadamente el 50 por ciento de los que existían en 1988. En muchos casos,
debido a la caída de los precios de la leche, sumado al abandono del Estado como promotor de
las economías regionales y a la reconversión de algunos productores al cultivo de la soja a
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causa de la alta rentabilidad del mercado internacional.
La producción de limón en Salta, por ejemplo, convierte a nuestro país en uno de los
principales exportadores de ese cítrico. En los últimos años este sector se encuentra
gestionando el ingreso del limón a EE.UU, que permitirá imprimir una mayor dinámica a este
circuito productivo.
En base a estos ejemplos podremos ver cómo lo que conocíamos como circuitos productivos
“regionales” se ven transformados por demandas globales que dinamizarán y cambiarán esas
“regiones formales” caracterizadas por una producción estándar. En el caso de la soja, la
región pampeana, descripta como de producción netamente ganadera y de trigo, se transforma
en un “mar de soja” que incorpora lógicas globales que no eran descriptas en las
características de esa “región”, por ejemplo la incorporación de biotecnología, mecanización,
menos necesidad de mano de obra rural, erosión de los suelos y pérdida de nutrientes
naturales.
En el caso de los limones, podemos analizar cómo a partir de la demanda externa la
producción crece y ya supera la visión de que ciertos productos se cultivan sólo por un “clima
benigno”, sino que intervienen variables más allá de las locales. Aquí entran en juego las
escalas geográficas: local, provincial, regional, nacional, global. Por lo tanto, si el tercer
eslabón, la comercialización y el consumo, se encuentra fuera de la región, el circuito por
definición ¿sigue siendo “regional”?
OCTUBRE 2016 LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS- CLASE 3
Les pedimos que vuelvan al foro de debate de esta clase, en el que volcaron sus
recuerdos sobre la forma de trabajar con este contenido durante su experiencia
como alumnos de escuela primaria. Como contracara de esa experiencia, les
pedimos que sumen a la propuesta de esta clase, el uso de un recurso muy útil a
la hora de trabajar en geografía: Google Maps.
Les ofrecemos un instructivo para que puedan comenzar a utilizarlo.
La propuesta es que identifiquen una imagen en el Google Maps que les permita
problematizar la concepción tradicional en la enseñanza del contenido acerca del
campo: pueden compartir una imagen de algún periurbano que identifiquen cerca
de su localidad; pueden compartir la imagen de alguna actividad económica que
dé cuenta de las nuevas características de este espacio. Junto con la imagen,
indiquen cómo la utilizarían para trabajar el contenido de esta clase en el aula y
cómo se diferencia esta propuesta de enseñanza de las que ustedes recuerdan de
su escolarización. Tengan en cuenta los enfoques presentados, tanto en esta clase
como en las dos anteriores.
OCTUBRE 2016 LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS- CLASE 3
Conclusión
El abordaje crítico de los circuitos regionales nos permite retomar variados contenidos de la
geografía, ya que la dinámica de cada circuito se articula con procesos migratorios, crecimiento
urbano, la conformación del periurbano, los conflictos sociales o el deterioro de espacios que
no son dinamizados por la lógica del mercado. A su vez, el abordaje de estos temas resignifica
algunos aspectos de la geografía física, como por ejemplo, la relación de determinadas
actividades con el clima, el relieve, los suelos, el aprovechamiento de los recursos naturales y
la transformación de los ecosistemas.
Cómo pudimos ver a lo largo de estas últimas tres clases, los cambios sociales y científico-
académicos someten a discusión los conceptos instalados, pues comienzan a perder valor
explicativo. Además, poder abordar de una manera más crítica los temas referidos a los
espacios urbanos y rurales en el aula enriquece las representaciones de nuestros estudiantes
sobre el mundo productivo. Aunque no se pretende que en el aula se aborde con los niños la
diferenciación teórica de los conceptos como espacio, región o territorio, es importante conocer
sus orígenes y sus significados para posicionarnos en nuestra práctica docente desde una
perspectiva crítica. En la próxima clase abordaremos en profundidad otro tema relacionado con
los espacios rurales que mencionamos aquí: las condiciones de trabajo rural en Latinoamérica
y Argentina.
Bibliografía obligatoria
Pérez, Edelmira (2001). “Hacia una nueva visión de lo rural”. En Giarracca, N. (Comp.)
¿Una nueva ruralidad en América latina? CLACSO.
Teubal, Miguel (2001). “Globalización y nueva ruralidad en América Latina”. En
Giarracca, N. (Comp.) ¿Una nueva ruralidad en América latina? CLACSO.
Recursos y lectura recomendada
Barsky, A. (2005). “El periurbano productivo, un espacio en constante transformación.
Introducción al estado del debate, con referencias al caso de Buenos Aires”. Revista
Electrónica Scripta Nova. Revista Electrónica Scripta Nova. Barcelona: Universidad de
Barcelona, Vol. IX, núm. 194. Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-194-
OCTUBRE 2016 LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS- CLASE 3
36.htm
Benedetti, A. (2009). “Los usos de la categoría región en el pensamiento geográfico
argentino”. Revista Electrónica Scripta Nova. Barcelona: Universidad de Barcelona, Vol.
XIII, núm. 286. Disponible en: http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-286.htm
Zenobi, V. (2008). Las tradiciones de la geografía y su relación con la enseñanza.
Tradiciones disciplinares y geografía escolar en Insaurraulde, M. (coord.) Ciencias
Sociales. Líneas de acción didáctica y perspectivas epistemológicas. Buenos Aires:
Noveduc.
Geografía. Núcleo teórico. Aquí y allí lo cercano y lo lejano. Disponible en:
http://www.aportes.educ.ar/sitios/aportes/recurso/index?rec_id=107434&nucleo=geografi
a_nucleo_ense%C3%B1anza
Giarraca, N. Y Teubal, M. (2005). El campo argentino en la encrucijada. Buenos Aires:
Alianza Editorial.
Villa, Adriana y Zenobi, Viviana (2012). “Enseñar sobre mundos rurales hoy:
complejidad, cambios y simultaneidades”. En Siede, I. (comp.) Ciencias Sociales en la
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Cómo citar este texto:
Área de Ciencias Sociales, INFD (2016). Las actividades productivas en el marco de una economía global y su enseñanza. Clase 03: El vínculo del campo y la ciudad.
Las áreas periurbanas y su lugar en la producción. La agroindustria. Las escalas y
los vínculos comerciales a nivel regional y global Especialización en Enseñanza de
las Ciencias sociales en la escuela primaria. Buenos Aires: Ministerio de Educación y
Deportes de la Nación.
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