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195 EL DIáLOGO (¿FIN EN Sí MISMO O MEDIO?) Editorial LA DIMENSIóN MORAL DE LA POLíTICA Václav Havel YO MANAGER, JURO NO CODICIAR María Marta Preziosa EMPRESA Primavera 2009

Revista EMPRESA 195

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Nº 195 de la Revista EMPRESA de ACDE - Primavera 2009

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Primavera 2009 Página 1

195

El diálogo (¿Fin En sí mismo

o mEdio?)Editorial

la dimEnsión moral dE la política

Václav Havel

Yo manager, juro no codiciarMaría Marta Preziosa

195

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EMPRESAP r imave r a 2009

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SUMARIOEMPRESA

Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453

Franqueo PagadoConcesión Nº 1277

Número 195Primavera 2009

Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

directorCarlos G. Garaventa

consejo de redacciónEduardo Aceiro

Celso Enrique ArabettiPablo Bevilacqua

Héctor Mario Rodríguez Gabriela Urey

consejo EditorialLuis M. Bameule

Enrique Del CarrilHoracio Diez

Gabriel Mayor

EditorEduardo Otsubo

asistente de direcciónPatricia D’Agostino

premio santa clara de asís 2002

Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente

el de ACDE

Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)

suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-

Publicación propiedad de ACDE Buenos Aires

Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires

República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251

E-mail: [email protected]

5 Editorial El diálogo (¿Fin en sí mismo o medio?)

6 Reportajes Václav Havel la dimensión moral de la política

12 Política El hombre y sus circunstancias Guillermo Arboleya

14 Empresa paternalismo, conflicto humano

y crecimiento económico Marcos Gallacher

25 Ética repensar, replantear: ¿reestructurar? Mónica Caló y Cristian Pérez

28 Doctrina caritas in veritate: apuntes para una lectura P. Alejandro C. Llorente

30 Doctrina “Caritas in veritate”: instituciones, economía,

ética…, y cristianismo Gabriel J. Zanotti

39 Educación Yo manager, juro no codiciar María Marta Preziosa

43 Educación calidad de gestión educativa Juan L. Hussey

49 Trabajo labor y trabajo reflexiones en torno a la fragmentación

del hombre contemporáneo Tomás Donovan

52 Mercados ¿las marcas venden productos o valores? Pablo Lezama

54 Empresa la libre empresa y la solidaridad

frente a la crisis económica Jorge Rodríguez Mancini

60 Empresa internet crece como canal

para hacer negocios exitosos Nicolás Berman

62 Sociedad la sociedad pide cambios al Estado Jorge R. Hayzus

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El diálogo(¿Fin en sí mismo o medio?)

“No tengas miedo, sigue hablando y no calles (...),

pues tengo yo un pueblo numeroso en esta ciudad”.

(Hechos 18, 9-10)

El resultado de las elecciones del 28 de junio pasado abre un camino de esperanzas por-que la ciudadanía, frente a una forma autista y confrontadora de ejercer el poder, optó por la dignidad y la libertad para decir “¡no hablo ni actúo bajo el signo de la violencia, de nadie, ni de la prepotencia…, perdí el temor a expresarme…! ¡Así, no!”.

El electorado fue consciente de que el escándalo de la dura realidad, reflejada en una creciente pobreza, con altos índices de indigencia y exclusión, llevó al escalón más bajo en ochenta años de triste decadencia a nuestra Argentina, otrora llamada el “granero del mundo”. Enfrentamos acuciantes problemas en un contexto de desconcierto por graves falencias de la clase dirigente -en la que los empresarios estamos incluidos- que abandonó valores, no construyó capital social y dejó de liderar en la dirección del desarrollo econó-mico y progreso social. Por eso la ciudadanía reclamó urgentemente acciones consensua-das y una visión de largo plazo para revertir nuestra decadencia y dejar atrás los movi-mientos pendulares que nos han postrado.

Los argentinos ya no toleran que, en lugar de liderazgos ejemplares orientados al bien co-mún, sigamos renunciando a valores fundamentales, reemplazando ética con mentira y co-rrupción, dignidad y movilidad social con clientelismo, búsqueda de consensos con defensa a ultranza de intereses facciosos; educación con ignorancia e ideologías intolerantes ajenas al sentir nacional; desarrollo económico y progreso social con una próspera fábrica de po-bres e indigentes excluidos; ahorro e inversión argentinos con una masiva fuga de capitales y permanente desinversión productiva pública y privada. En fin, ya no toleran sustituir la confianza con la paralizante destrucción de racionalidad, de las reglas de juego estables, de la previsibilidad y equidad. El 28 de junio, el 70% del electorado dijo: ASÍ NO…, y probablemente, la mayor parte del restante 30% no pensaría de manera diferente si se le ofreciera igualdad de oportunidades, empleo digno, educación, salud, información objetiva, seguridad, justicia; bienes a los cuales tienen derecho.

Luego del acto electoral, el Gobierno llama al diálogo lo cual de por sí es un paso alenta-dor. No obstante, los primeros resultados llevan a pensar que se lo está utilizando como una forma de transacción táctica, aparentando “dialogar” para tratar de salir de las arenas movedizas y destructivas a las que llevaron los continuos enfrentamientos provocados

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desde el Poder, pero con el objetivo estratégico de dilatar, entretener y maquillar, posible-mente también para dividir a la oposición, sin modificar la esencia de las decisiones.

El diálogo no es un fin en sí mismo ni una cortina de humo para estirar agonías o ganar tiempo en la búsqueda de algún “milagro” que permita continuar una forma de hacer polí-tica repudiada por la ciudadanía en las urnas.

Por el contrario, es un medio para escucharse, intercambiar ideas, ponerse en la situación del otro, conciliar intereses, ceder posiciones y buscar consensos en pos del bien común, y no sólo de los intereses particulares o sectoriales, menos aún de los facciosos. Es bus-car que ambas partes ganen en un juego que no es de “suma cero” cuando prevalece el ardiente deseo de encontrar soluciones, creatividad y una visión a largo plazo. No es una suerte de debate dialéctico, sofista o mentiroso, ni “conversación” de socios. El diálogo tampoco admite descalificaciones ni fines espurios.

El diálogo necesita comenzar a partir de datos reales y hechos objetivos. Del ejercicio de ciertas virtudes que generen confianza y respeto entre los actores como ser ética, justicia, libertad, ejemplaridad, autocrítica, flexibilidad, realismo, objetividad, generosidad e incluso magnanimidad.

En una república, el diálogo es una herramienta para fortalecer las instituciones. Es por eso que requiere como premisa tener claro cuál es el papel de éstas según la Constitución y también reconocer las falencias en su aplicación para corregir el rumbo. Este esclareci-miento y este diagnóstico deben formularlo no sólo el Gobierno sino también la oposi-ción.

En esta línea debe comprenderse que el papel del Poder Ejecutivo, como ocurre con la gerencia general en las empresas, es proponer un plan de gobierno coherente que sea una guía para administrar los recursos del Estado constituidos por la contribución de los ciudadanos. Los últimos años muestran una absoluta carencia de ese plan, y las elecciones indican que esa falencia fue percibida por el electorado.

El Poder Legislativo, cuya integración variará substancialmente luego de las elecciones, debe poner en marcha medidas tendientes a recuperar la calidad institucional, pues ese es el mensaje de las urnas. Ello implica acentuar el diálogo entre los distintos sectores de la oposición para encontrar consensos y asumir compromisos de colaboración a fin de aprobar las leyes que instrumenten la decisión del pueblo. Finalmente, el Poder Judicial -cuya misión es controlar al Ejecutivo y al Legislativo para que sus actos sean conformes a la Constitución- debe actuar con independencia e imparcialidad para lo cual requiere del respeto de la ciudadanía y de que los órganos controlados lo doten de los medios legales y materiales para fortalecer esa independencia.

Hay un plan concreto que se aprobó en las elecciones del 28 de junio, porque fue pro-puesto por todos los sectores triunfantes: volver a la división de poderes gravemente alterada por la delegación de funciones propias del Legislativo al Ejecutivo, afianzar la independencia judicial mediante la reforma del Consejo de la Magistratura, y acentuar el federalismo dictando una ley de coparticipación que permita a los Gobiernos Provinciales ejercer su autonomía sin depender de la dádiva del Poder Central. Es por eso que el diá-logo con el Gobierno y entre los partidos de la oposición debe tener por objeto principal acordar las medidas necesarias para instrumentar ese plan.

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E d i t o r i a l

Los primeros resultados de los encuentros producidos, lamentablemente, nos indican que no se están orientando las conversaciones a esos fines. Tan es así que, en algunos casos, los protagonistas cada uno por su lado, dan a la prensa versiones diferentes y opuestas sobre lo ocurrido, lo cual indica una cierta conversación “entre sordos” o, peor aún, un falseamiento de lo hablado por alguna de las partes, aumentando peligrosamente la des-confianza inicial.

En el Parlamento, la triunfante oposición será mayoría, por lo que tendrá una gran respon-sabilidad: capitalizar una oportunidad única para cambiar la tendencia decadente y crear los instrumentos para sacar al país del estancamiento en que se encuentra. Para ello es necesario que se supere el vicio de cortoplacismo típico de nuestros dirigentes y nos pon-gamos a trabajar para crear instrumentos legales destinados al largo plazo.

Sería muy negativo si se acentuara una tendencia, ahora insinuada, a la división y el enfren-tamiento dentro de la oposición que impidiera el cumplimiento de su misión de control y fortaleciera al oficialismo. Peor aún, si se diera una división de la oposición junto con un debilitamiento del Gobierno, porque podríamos caer en un estado de anarquía, recurren-te mal que ya hemos vivido los argentinos.

También estamos convocados quienes dirigimos empresas y organizaciones no guberna-mentales, porque nuestro aporte e ideas deben ayudar y nutrir a los políticos e inducirlos a pensar en un país a largo plazo.

Es que ser dirigente significa hoy liderar posiciones y razonamientos, promover enten-dimiento y también escuchar para volver a liderar o ajustar ideas, pero con una meta: desencallar el barco en el que navega esta nación, en la que viven ciudadanos observando y esperando que no eludamos la OBLIGACION dirigencial de mover, promover y conmo-ver hasta el triunfo del bien social.

La misión es converger con una visión del país hacia adelante, en donde se pueda restau-rar la confianza interna y externa, para lo cual recuperar calidad institucional es sólo un muy necesario, pero insuficiente comienzo. Es prioritario terminar definitivamente con el escándalo de la pobreza, con la exclusión (ocasionada por la emigración desde el interior producto del cierre de fuentes de trabajo) y con la utilización de la pobreza del gran Bue-nos Aires mediante subsidios destinados a enriquecer a algunos pocos y mantener el clien-telismo partidario. Debemos acordar, mediante un auténtico diálogo, un modelo de país verdaderamente competitivo y productivo; fortalecer el rol y desarrollo de los partidos políticos como auténticos y necesarios mediadores entre la ciudadanía y el Poder Político a través del Parlamento e instrumentar una seria reforma política.

Existen hoy signos positivos. Además del resultado de las elecciones, que refleja la clara posición de la ciudadanía, y de una renovada dinámica parlamentaria orientada a recupe-rar un sano equilibrio y control republicano entre los Tres Poderes, están también las re-cientes expresiones de entidades empresarias que han roto el silencio, solidarizándose con otro sector productivo como es el campo por razones de bien común de los argentinos, y reclamando soluciones al gobierno que restablezcan la confianza, combatan la pobreza y la exclusión y promuevan un modelo económico competitivo y productivo.

Sepamos aprovecharlos.

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Página 6 EMPRESA Nº195

r e p o r t a j e s

Václav Havel

La dimensión moral de la política

nació en Praga en 1936. Dramaturgo y

ensayista. activista desde la invasión

soviética de su país. encabezando el

grupo de oposición Foro Ciudadano, fue perseguido y

encarcelado en varias ocasiones bajo el

régimen comunista. asumió la presidencia

de la república de Checoslovaquia en 1989. Bajo su

mandato, la república Checa y eslovaquia

culminaron su proceso de separación en paz.

Fue elegido presidente de la nueva república

hasta el año 2003.

* El libro se centra en una larga entrevista realizada por

el periodista checo Karel Hvizd’ala, intercalada con apuntes de viaje, escritos y

pensamientos de Havel a lo largo de su vida.

En sus libro de memorias Sea breve, por favor. Pensamientos y recuerdos*, Václav Havel evoca de puño y letra las vivencias y experiencias de su vida personal y política como líder de la disidencia opositora al régimen comunista y, posteriormente, en su calidad de Presidente de la Republica Checa.

A través de la riqueza que nos propone el material legado por este hombre oriundo del mundo de las letras, que llega a la política casi sin quererlo, y con el inestimable apoyo de Guillermo Arboleya, miembro del centro Havel en la Argentina, dimos forma a una entrevista virtual, releyendo y editando parte de sus textos.

Un pretexto que nos permitió bucear en la personalidad de un político comprometido con su tiempo, fervoroso defensor de un humanismo cívico y referente de una ética pública que todos anhelamos.

Previo a algunas de las preguntas formuladas, rescatamos citas testimoniales de su experiencia política que nos facilitará entender y valorar su pensamiento y compromiso ciudadano.

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“Soy partidario de una -política antipo-lítico-. Es decir de una política que no equivalga a una tecnología del poder y la manipulación con él como una forma de dirección cibernética de los hombres o como un arte de finalidades concretas, practicas o intrigas, sino de la política como una de las formas de buscar y de conquistar el sentido de la vida; cómo protegerlo y cómo servirle; una política como moralidad practicada; como ser-vicio a la verdad; como preocupaciones por nuestros prójimos, preocupaciones auténticamente humanas, que se rigen por medidas humanas… La política desde abajo. La política del hombre y no del aparato. La política creciente desde el corazón y no desde la tesis”.

(De su ensayo “Política y Conciencia”,

escrito en el año 1984).

En los años 80, aseguró: “Doy prioridad a una política que sale del corazón y no de alguna teoría…”. ¿Empezaba a darse cuenta de que todas sus observaciones sobre el corazón podían entrar en conflicto directo con una política que, en todas sus actuacio-nes, debiera ser pragmática?

Havel: - Toda expresión -una palabra, una

frase o una idea- se inscribe en un contexto

y hay que percibir las circunstancias en las

que fue pronunciada. La cita a que se alude

la escribí en un ensayo que trataba de la im-

portancia política de las posturas morales en

sistemas totalitarios. En estos una palabra

valiente de Solzhenitsyn podía tener más

fuerza política que la que tienen los votos de

millones de lectores en un sistema democrá-

tico. Lo principal es que aún hoy lo suscribo.

En innumerables ocasiones he tenido la

oportunidad de convencerme de la impor-

tancia, en un Estado democrático, de que

la política no sea una mera tecnología del

poder, sino que dé un verdadero servicio a

los ciudadanos; un poder ser desinteresado,

fundado en ideales concretos y que atienda

al orden moral por encima de nosotros, que

perpetúe los intereses de la raza humana

a largo plazo y

que no sólo le

inquieten las

preferencias de

la sociedad del

momento; en

definitiva, que se

niegue a conver-

tirse en un mero

juego de intere-

ses particulares

o fines pragmá-

ticos tras los

que finalmente

se esconde un

único objetivo: el

afán de aferrarse

al timón a cual-

quier precio.

Por supuesto, soy consciente de que una

cosa es filosofar de forma independiente y

otra conseguir fines concretos en la políti-

ca. Lo reconozco. Pero eso no significa que

la política tenga que renunciar a todos los

ideales, renegar del corazón y convertirse

en una especie de tecnocracia con movi-

miento propio.

“… el marco de la democracia par-lamentaria clásico, tal como se ha constituido y de un modo o de otro está fracasando en los países occidentales desarrollados. Si por exigencia de estas reflexiones, he introducido el concepto de sistema pos-totalitario, podría ahora caracterizar y calificar este otro concepto, provisionalmente esbozado como pers-pectiva del sistema posdemocrático”.

(De su ensayo “El poder de los sin poder”,

escrito en el año 1978).

Dentro de la terminología utilizada en sus escritos surge el término “posdemocracia”. ¿A qué se refería con ello?

- Sucede lo mismo que con la “política

antipolítico”: utilicé esa expresión una sola

vez, entre comillas, en un contexto con-

r e p o r t a j e s

Soy consciente de que una cosa es

filosofar de forma independiente y otra

conseguir fines concretos en la política.

Lo reconozco. Pero eso no significa

que la política tenga que renunciar a

todos los ideales, renegar del corazón

y convertirse en una especie de

tecnocracia con movimiento propio.

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Página 8 EMPRESA Nº195

creto y de forma

metafórica. Era el

contrapunto a otro

concepto igualmen-

te situacional que

usé entonces, el

concepto de pos-

totalitarismo.

Con “posdemocra-

cia”, yo solamente

aludía a una demo-

cracia que recupera

su contenido huma-

no, que por tanto no

es solo formal, sino

institucional, un

mecanismo elegante

que sirve para que,

aunque sigan gobernando los mismos, pa-

rezca que son los ciudadanos los que siguen

eligiendo. Quizás pequé de ingenuidad cuan-

do entonces expliqué lo que aún creo…

Y hoy…

- Sigo creyendo de forma aún más apre-

miante, que si no deriva en tragedia, hace

falta una revolución de mentes y corazo-

nes…, una especie de despertar general del

ser humano, un cierto énfasis en la búsque-

da de alternativas a los partidos políticos

establecidos, ya bastante deteriorados y

muy tecnocráticos, o al menos en la apela-

ción a su regeneración interna; un esfuerzo

por privarlos del poder oculto, inadvertido y

omnipresente, que sostiene el mismo prin-

cipio de la democracia representativa.

Pongo el énfasis en el desarrollo de una

sociedad civil abierta y en la reconstrucción

de comunidades humanas reconocibles

como medios de solidaridad y autocontrol

humanos; la importancia del interés a largo

plazo y de la dimensión espiritual y moral

de la política. Todo ellos son solo aspectos o

consecuencias de la propia idea de la pos-

democracia, que no es nada complicada; es

simplemente la salida del ser humano del

declive de una civilización autodestructiva.

“El elemento fundamental y más legítimo de la democracia es la socie-dad civil. Ésta es una verdad que, con frecuencia, se olvida, en el calor de las campañas electorales. Aunque el totalitarismo pueda, de vez en cuan-do, coexistir con la propiedad privada, otras veces incluso con la empresa privada, jamás podría coexistir con una auténtica sociedad civil… Los partidos políticos, las instituciones democráticas, sólo funcionan bien cuando extraen su fuerza e inspiración de un entorno civil desarrollado y pluralista y están expuestos a las críticas de su entorno”.

(De su ensayo “Hacia la Sociedad Civil”, escrito

en la década del 80).

¿Sigue siendo tan suspicaz con respecto a la función que desempeñan los partidos políticos en la democracia actual?

- Creo más o menos lo mismo que he

pensado siempre. Durante años, y espe-

cialmente durante el período que ejercí el

cargo presidencial, no he hecho más que

precisar y afinar mis opiniones. Creo que

los partidos políticos son uno de los ins-

trumentos más importantes de la política

r e p o r t a j e s

el “Centro Havel” en la argentina

Un grupo de ciudadanos inspirados en la vida y pensamiento de Vaclav Havel crearon en nuestro país el “Centro Havel”, cuya misión es construir una fuerza de pensamiento que promueva el humanismo cívico para producir cambios culturales en la sociedad y en su dirigencia.

El humanismo cívico es una actitud que fomenta la participación y la responsabilidad de las personas y las comunidades ciudadanas en la orientación y el desarrollo de la vida política. Centra la vida política e institucional en el ser humano, verdadero protagonista de la historia y del cambio social.

www.centrohavel.org

Allí donde la sociedad civil se consume

y donde decae la vida social, tarde o

temprano, empiezan a languidecer los

partidos políticos hasta que finalmente

se convierten en una especie de guetos

putrefactos cuyo único fin es encumbrar

a sus miembros hacia el poder..

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Primavera 2009 Página 9

democrática, pero nunca su culminación

o su sentido último. Deberían ser el medio

en que las personas se aproximan, pulen

sus opiniones, se familiarizan con el criterio

de distintos profesionales; el lugar donde

se forman las personalidades políticas y

se articulan los componentes básicos de la

voluntad política.

¿Y en su relación con el Estado?

- No deberían ser más importantes que

las instituciones oficiales del Estado, como

son el gobierno o el Parlamento; no debe-

rían ser superiores a éstas sino prestarles

servicio. No deberían ser un lugar donde

surgen hermandades destinadas a ocupar

el poder, una especie de meta estructura

casi ilegal del Estado; más bien deberían

ser la guinda del pastel en una sociedad

civil ricamente estructurada, un lugar que

absorbe sustancias alimenticias de dicha

sociedad para darle una expresión políti-

ca que puede ser después utilizada en la

concurrencia política.

Únicamente una sociedad civil viva puede

aportar entusiasmo a los partidos políticos; o

dicho de otro modo, aportar raíces de donde

estos toman sus sustancias nutrientes. Allí

donde la sociedad civil se consume y decae

la vida social, tarde o temprano, empiezan a

languidecer los partidos políticos hasta que

finalmente se convierten en una especie de

guetos putrefactos cuyo único fin es encum-

brar a sus miembros hacia el poder.

Estamos llegando a un punto en que las per-

sonas empiezan a avergonzarse de votar un

partido o incluso de estar afiliadas, lo que sólo

puede llevar a la decadencia de la democracia.

“… no pretendo decir que quiera ser candidato para el cargo de presidente a cualquier precio y en cualquier cir-cunstancia, ni que quiera luchar por este cargo (Jamás en mi vida luché por una posición de poder y no lo haré ahora, puesto que va en contra de mi carácter).

Con ello sencillamente digo que como ciudadano no me estaré quieto”.

(De su ensayo Meditaciones estivales”, escrito en

el año 1991, cuando ya era Presidente).

¿Se puede tener éxito en política sin que uno anhele el poder?

- En condiciones democráticas que tienen

su tradición, su continuidad y su cultura,

está claro que si alguien quiere tener éxito

en política debe luchar por ello. Esto signifi-

ca que debe tener un programa, una visión,

unas convicciones, ideas políticas y estar

convencido de ellas en tanto se orientan

hacia el interés general y, a la vez, debe

defenderlas en la esfera política y esforzar-

se en prosperar como persona involucrada

tras ese programa. Así pues, “luchar por el

poder”.

Ser político

no es ninguna

vergüenza y

esforzarse por

conseguir un

rango político o

un cargo no tiene

nada de inmoral.

Lo importante es

que no sea un fin

en sí mismo, un

fin gratuito de-

rivado del mero

deseo de alegrar-

se por la obtención de un cargo determinado y

las ventajas que conlleva, sino que realmente

sea la expresión del deseo de servir a una

buena causa.

¿Cómo vivió personalmente esta lucha por el poder?

- Fui un fenómeno peculiar y atípico que

probablemente sólo podía aparecer en un

marco revolucionario; realmente no quería el

cargo de presidente y durante mucho tiempo

me opuse a la insistencia general. Cuando por

fin cedí a las presiones y acepté, entendí que

no me quedaba otra opción, pero desistí de

r e p o r t a j e s

Creo que el orden moral es superior

al orden legal, político y económico, y

que estos órdenes deberían surgir de

aquél y no buscar tretas para ver cómo

pueden prescindir de su operativo.

Page 12: Revista EMPRESA 195

Página 10 EMPRESA Nº195

esforzarme en luchar por el cargo. La campa-

ña la hicieron los demás…

Espero haber sido el último de mi especie.

Tener políticos que asumen su cargo por la

fuerza y por azar, por cortesía o para evitar

decepcionar a alguien con un rechazo, no for-

ma parte de una conducta política estándar.

“Durante toda mi vida de adulto, fui calificado por los dirigentes como un exponente de la derecha que quería que el capitalismo volviera a nuestro país. Hoy-de cara a la vejez- los hay que me consideran sospechoso, no solo de izquierdista, sino directamente de tendencias socialis-tas… Ante todo y, principalmente, ja-más en la vida me he identificado con ideología, dogma o doctrina alguna, sea la de derecha, la de izquierda o cualquier otra, es

decir con un sistema elaborado y cerra-do de doctrinas sobre el universo. Por el contrario siempre he procurado reflexionar sobre todas las cosas con mi propia men-te, sin prejuicios…, estaba siempre atento a mi libertad interior y rechazaba cualquier prejuicio intelectual”.(De su ensayo “Meditaciones estivales”, escrito en

el año 1991 cuando ya era Presidente).

¿Podría resumir en unas cuantas frases su credo político?

- Podría formular mi “credo” de una manera

distinta: creo que el orden moral es superior al

orden legal, político y económico, y que estos

órdenes deberían surgir de aquél y no buscar

tretas para ver cómo pueden prescindir de su

operativo. Y que este orden moral tiene su an-

claje metafísico en lo infinito y en la eternidad.

“… me refiero a mi cortesía, a mi exagerada urbanidad, a mi timidez, a mi tendencia al desconcierto, a mi escrupu-losidad y delicadeza con frecuencia poco apropiada, a mi respeto por las autori-dades y a mi nerviosismo en el trato con ellas. Todas estas características surgen de mi instintiva inseguridad, de mis constan-tes preguntas acerca de si los que me rodean, me aceptan… Mi inseguridad me exige ponerme una y otra vez a prueba -y con frecuencia en la boca del lobo-… La tragedia del hombre moderno no radica en el hecho de que desconoce cada vez más el sentido de su vida, sino que esto le preocupa cada vez menos…”.(De Cartas a Olga, libro que compila las cartas que

Havel escribió a Olga, su primera esposa, durante

su estadía en la cárcel durante el período junio

1979 a septiembre de 1982).

¿Cómo alguien con tan poca confianza en sí mismo y con una constante autocrítica ha podido conseguir llevar a cabo tantas cosas en su vida, y ser artífice de la consolidación política de un país?

- A veces incluso pienso si, de hecho, no em-

pecé a escribir o a luchar por algo sólo para,

de alguna manera, superar el profundo

sentido de inadecuación, de patetismo, de

cohibición, o simplemente de absurdidad,

con la única finalidad de poder vivir con

tales sentimientos…

En mis cartas desde la cárcel, me ocupo

ampliamente de este asunto. Hablo de cómo

siendo niño, por culpa de mi torpeza iba a la

zaga de los demás; de la intensidad con que

sentía las diversas barreras sociales entre mi

entorno y yo, y que el principal motor del im-

pulso de mis actos era el esfuerzo de, por así

decirlo, colocarme entre los demás, equiparar-

me a ellos, no sufrir por mi diferencia…

r e p o r t a j e s

Ser político no es ninguna vergüenza

y esforzarse por conseguir un rango

político o un cargo no tiene nada de

inmoral. Lo importante es que no sea un

fin en sí mismo, un fin gratuito derivado

del mero deseo de alegrarse por la

obtención de un cargo determinado

y las ventajas que conlleva, sino que

realmente sea la expresión del deseo de

servir a una buena causa…

Page 13: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 11

r e p o r t a j e s

Mi vida, mi trabajo, mi posición y

mi actividad me parecen tejidos

de una cantidad sospechosa-

mente grande de paradojas. Un

ejemplo: me implico en una mul-

titud de proyectos, pero no soy

especialista en nada. Con los años

he llegado al puesto de represen-

tante político; no quería serlo y no

cumplo ninguno de los requisitos

necesarios. Oponentes y simpati-

zantes me toman como un fenó-

meno político, aunque nada de los

que hago es en realidad política.

A cada momento me hago el filó-

sofo, pero: ¿qué clase de filósofo

soy? Mi educación filosófica es,

pese a que desde mi juventud me

gustaba leer libros sobre la materia, más que

mediocre y totalmente fragmentaria…

A veces escribo sobre literatura; pero si hay

algo que no soy es crítico literario… Incluso de

lo que considero mi profesión principal y origi-

nal, es decir el teatro, no soy ningún verdadero

profesional…, me resulto un tanto sospecho-

so: sé escribir a mi manera singular dentro de

lo límites de mi poética firmemente definida;

si tuviera que escribir acerca de algo que se

desviara ligeramente de ella, seguramente fra-

casaría de manera lamentable… Aunque esté

presente en muchas partes, no pertenezco de

veras a ningún lugar…

Soy una persona muy sociable que está

siempre ente la gente, siempre organizando

algo, siempre uniendo a las personas; un

compañero alegre, a veces incluso un diver-

tido charlatán de sociedad, un bromista que

disfruta de los placeres y pecados de la vida;

y, sin embargo, lo que mas me gusta es estar

solo, mi vida es una huida constante hacia la

soledad y hacia una silenciosa introspección…

Havel, a la distancia, ¿lamenta haber aceptado el cargo de presidente de la República Checa?

- No sé si me arrepiento. Depende. A veces

pienso en todo lo que habría podido ser si

no hubiera desempeñado esa función. Por

ejemplo, podría haber leído decenas, cientos

de libros interesantes que entretanto se

publicaron en nuestro país; podría haber

viajado y observado muchísimo más; haber

asistido a más acontecimientos teatrales

y literarios; escribir alguna obra; disfrutar

más y mejor de la vida; expresarme más

libremente sobre cualquier tema; no estar

veinticuatro horas al día abrumado por esa

curiosa responsabilidad que va ligada al

cargo; no tener un rostro notablemente co-

nocido que me obliga a ejercer un constante

autocontrol en todas partes y a pensar en lo

que pueda decir o escribir alguien sobre tal

o cual paso que dé; quizá, cuidar más de mi

salud, etcétera. Eso es lo que pienso en los

peores momentos, cuando estoy -sea con o

sin motivo- de mal humor.

Y en los otros…

- Cuando me siento mejor, recuerdo mi inve-

rosímil vida como un inmenso don. Cuántas

personas interesantes –desde políticos que

forjan la historia a las más famosas estre-

llas de Hollywood, hasta astronautas- pude

conocer de cerca. Cuántos acontecimientos de

trascendencia mundial pude observar, even-

tualmente incluso, pude influir en ellos. Cómo,

al fin, todo fue inmerecido.

eduardo otsubo

Havel: “La tragedia del hombre moderno no

radica en el hecho de que desconoce cada vez

más el sentido de su vida, sino que esto le preocupa

cada vez menos”.

Page 14: Revista EMPRESA 195

Página 12 EMPRESA Nº195

r e p o r t a j e s

Política

Vaclav Havel estuvo en el lugar indicado

en el momento oportuno de la historia de

Checoslovaquia. Como él mismo expresa en

sus memorias, fue un “fenómeno muy par-

ticular y atípico que sólo podía aparecer en

un marco revolucionario”.

Dramaturgo, nacido en Praga en 1936, co-

noció la democracia solo unos pocos años

entre dos regímenes totalitarios. Padeció

primero el nazismo y, a partir de 1948, el

comunismo. En la Primavera de Praga, en

1968, inicia su disidencia. Luego de la inva-

sión rusa (la imagen de los tanques rusos

en las calles de Praga recorrió el mundo),

durante el duro período de normalización

impuesto por las autoridades, sus escritos

comienzan a circular clandestinamente.

Su pensamiento de disidente posee un

profundo contenido humanista y se ca-

racteriza por la importancia que le otorga

a la sociedad civil en la vida política de

una comunidad. Defensor de los derechos

humanos, de las iniciativas civiles indepen-

dientes, de los espacios pre-políticos y de

las estructuras paralelas.

Guillermo Arboleya

Contador Público (UBA). Posgrado Gestión y Política en Cultura y Comunicación (FLACSO).

Consultor y capacitador en temas de negociación y en cuestiones relativas

a la dirección y gestión de ONGs. Miembro del Centro Havel.

Page 15: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 13

El hombre y sus circunstanciasSu obra debe ser interpretada en el contex-

to y circunstancias que le tocaron vivir: un

Estado draconiano que a través de la policía

secreta, la introducción de un sistema de

delaciones, la eliminación de la libertad de

asociación y de expresión, el control de los

medios de comunicación y un régimen de

partido único, controlaba desde el poder

la vida de los ciudadanos. Alzar la voz cri-

ticando el régimen implicaba la prisión, el

exilio y muchas veces la muerte. Los argen-

tinos conocemos de esto porque también

hemos padecido dictaduras brutales.

Havel fue encarcelado en tres oportunida-

des, sumando casi cinco años de prisión.

Su dimensión ética fue in creyendo en los

veintiún años de disidencia, y llegado el

momento de la pacífica Revolución de Ter-

ciopelo, los checos vieron en él la encarna-

ción de sus esperanzas de retornar a una

democracia y la continuación de la tradi-

ción humanista de quien fuera el héroe na-

cional checo y presidente de la primera re-

pública en 1918: el filósofo Tomás Masaryn.

En noviembre de 1989, Havel es catapultado

a la presidencia de, por ese entonces, Che-

coslovaquia por unanimidad de votos de la

Asamblea Legislativa. Años más tarde, lue-

go de la escisión, ejerce la presidencia de la

Republica Checa hasta el 2003. Sus gobier-

nos estuvieron signados por las enormes

dificultades que ofrece una democracia en

transición luego de un régimen totalitario

(los argentinos conocemos también esto).

Havel dejó a los checos el legado de volver

a vivir en una sociedad abierta y de ser

dueños de su propio destino.

Ahora bien ¿Qué nos puede legar a los argenti-

nos? Desde mi punto de vista, muchas cosas.

Esencialmente en su concepción humanista

cívica, Havel enfatiza que en una democra-

cia el centro es el ciudadano, que debe ser el

sujeto de la vida política e institucional y no

debe ser tratado como un objeto. Esto impli-

ca que los partidos políticos, los políticos, el

Estado y las instituciones, tienen que estar al

servicio del ciudadano y no al revés.

A veces la enorme estatura moral de un

disidente como Havel muestra la pequeñez

de quienes solo conciben la política como

una tecnología del poder.

Page 16: Revista EMPRESA 195

Página 14 EMPRESA Nº195

paternalismo, conflicto humano y crecimiento económico Para el autor, la desconfianza extrema al funcionamiento de mercados competitivos explica una parte importante del pobre desempeño de la economía argentina en el último medio siglo. Y sostiene que esta desconfianza es producto también del poco conocimiento acerca de la evolución del crecimiento mundial, que no es otra que de la historia económica de Occidente.

Expone, como ejemplo erróneo, las afirmaciones del ex- primer ministro de Francia, Michel Rocard, acerca de la evolución y perspectivas de las economías de mercado modernas, pensamiento que, según el, ha calado en la clase política y en la propia dirigencia empresaria.

Esta interpretación de la realidad y, por ende, el diseño erróneo de soluciones posibles, se refleja en el ámbito laboral de nuestro país, y claramente expuesto en los acuerdos voluntarios entre partes, que para Gallacher son motivo de sospecha y candidatos a restricción por parte del dirigente político, sea este un legislador, un dirigente gremial o un integrante del ejecutivo.

marcos gallacher es Profesor de organización empresaria en la Universidad del Cema.

marcos gallacher

Dilucidar los determinantes del crecimien-

to económico de los países, posiblemente,

constituye el desafío más importante que

enfrentan economistas y otros científi-

cos sociales. El tema no es sólo de interés

académico: es el crecimiento lo que en

definitiva ha permitido a las sociedades

dejar atrás jornadas agotadoras de trabajo,

alimentación y salud inadecuada, falta de

vivienda y, por supuesto, acceso restringido

a educación. Comprender -aun en forma

muy rudimentaria- la evolución del creci-

miento económico mundial en los últimos

veinte siglos debería formar parte del acer-

vo de conocimiento de toda persona media-

namente educada. Sin embargo, esto no es

así: la mayor parte de nosotros (incluyendo

a quien esto escribe) sabemos sobre este

tema mucho menos de lo que deberíamos

saber.

interpretación errónea de la historia

Un artículo reciente escrito por Michel

Rocard (ex-primer ministro de Francia,

miembro del Parlamento Europeo), en un

periódico de circulación nacional (La Na-

ción, 12 de agosto de 2009), ilustra lo ante-

rior. El mismo, titulado Capitalismo del bueno

y del malo, centra atención en la evolución y

perspectivas de las economías de mercado

modernas. Refiriéndose al capitalismo dice

Rocard: “El sistema es fantástico. Para el

momento en que se produjo la Revolución

Francesa, el estándar de vida se había du-

plicado con respecto al período del Imperio

Romano (…). Pero el capitalismo también

es cruel. En sus comienzos, la gente estaba

obligada a trabajar 17 horas diarias sin un

día de descanso ni jubilación. Es una forma

E m p r e s a

Page 17: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 15

E m p r e s a

de esclavitud. Gracias a la democracia, a las

luchas sociales y a los sindicatos de traba-

jadores, junto con los esfuerzos políticos de

la democracia social, el sistema es menos

inhumano”.

Las ideas planteadas por Rocard en el artí-

culo citado están ampliamente difundidas

en nuestra clase política, y tal vez también

en parte de la dirigencia empresaria. Sin em-

bargo, la historia de Occidente durante los

dos últimos siglos se aleja bastante de ase-

veraciones como las aquí expuestas. Por de

pronto (y pese a que asombre a algunos) los

niveles de vida a fines del siglo XVIII eran en

la mayor parte de Europa inferiores o, en el

mejor de los casos, similares a los que logra-

ban los habitantes durante el Imperio Roma-

no. Aún cuando los historiadores económicos

difieren en sus estimaciones, las evidencias

parecerían indicar que no hubo crecimiento

económico significativo entre los comien-

zos de la era cristiana y los comienzos de la

Revolución Industrial, mil ochocientos años

mas tarde. La mayor parte de los investiga-

dores económicos están de acuerdo en que

la Revolución Industrial, que comenzó pri-

mero en Gran Bretaña y se extendió luego a

otros países de Europa, fue el catalizador del

rápido crecimiento en el ingreso per-cápita

observado durante el siglo XIX.

Rocard argumenta también que fueron las

luchas sociales y los sindicatos de trabaja-

dores los responsables de las mejoras en ni-

veles de vida. Nuevamente se equivoca: los

sindicatos en el mejor de los casos (y aún

esto es discutible) canalizan rentas desde

las empresas (y, vale remarcar, consumi-

dores) a sus afiliados, pero no contribuyen

en si mismos a incrementar la producción

total (y por lo tanto bienestar) de la econo-

mía. Es el crecimiento económico lo que en

definitiva permite que esta producción se

incremente. Y este resulta de la aplicación

de cantidades crecientes de capital, conoci-

miento y organización al proceso producti-

vo. Del mismo modo, el concepto de “trabajo

esclavo” empleado por el autor no resulta

correcto: es cierto que las condiciones labo-

rales en la Europa del siglo XIX eran, para

la mayor parte de los trabajadores, suma-

mente duras. Estas condiciones, sin embar-

go, eran menos duras que las que habían

predominado durante los siglos anteriores:

Gran Bretaña y otros países del norte de

Europa experimentaron entre fines del siglo

XVIII y comienzos del siglo XX aumentos

de ingresos per-cápita que vistos desde una

perspectiva histórica, pueden ser calificados

como excepcionales.

Paternalismo y conflicto humano

La nota periodística tomada como ejem-

plo ilustra lo siguiente: parte del problema

enfrentado por Argentina se debe a una

interpretación errónea de la realidad y a un

diseño por lo tanto erróneo de soluciones

posibles. Un fuerte “condicionamiento psi-

cológico” rodea la discusión de alternativas.

Los acuerdos voluntarios entre partes son

motivo de sospecha y candidatos a restric-

ción por parte del dirigente político, sea este

un legislador, un dirigente gremial o un in-

tegrante del ejecutivo.

El dirigente político actúa como entrepre-

neur ofreciendo aparentes soluciones. Sin

Gallacher: “La Revolución Industrial, que comenzó

en primero en Gran Bretaña y se extendió

luego a otros países de Europa, fue el catalizador

del rápido crecimiento en el ingreso per-cápita

observado durante el siglo XIX”.

Page 18: Revista EMPRESA 195

Página 16 EMPRESA Nº195

embargo, a diferencia del entrepreneur con-

vencional, las soluciones ofrecidas tienden

a restringir más que facilitar la consecución

de acuerdos voluntarios.

En la Argentina, el mercado laboral es posi-

blemente la arena donde mayores restric-

ciones existen para el acuerdo voluntario

entre partes. Por de pronto, es en este mer-

cado donde existe la mayor diferencia entre

pago realizado por el empleador y cobro

efectivizado por el empleado. Esta “cuña”

entre lo pagado por la empresa y lo recibido

por el trabajador (mayor al 50%) obedece a

imposición política: los trabajadores esta-

rían mejor si pudieran decidir ellos mismos

el destino de los fondos asignados a la obra

social y jubilación que si esto se retirara de

su órbita decisoria. El entrepreneur político,

sin embargo, transmite a la ciudadanía la

ilusión de que los únicos beneficiados por

el empleo “en negro” son los empresarios,

que se ahorran de esta forma impuestos al

trabajo.

La realidad es mas compleja: al realizar

acuerdos “en negro”, tanto trabajadores

como empresas evitan incurrir en costos

que el Estado les transfiere a

ambos. Este costo tiene, debe

reconocerse, soporte legal. Pero

la legalidad de la obligación a

la cual están sujetas las partes

implica para ellas (y a nivel

más amplio, para los consumi-

dores en general) en una real

pérdida de bienestar.

Un segundo ejemplo de lo ante-

rior es la modificación reciente

efectivizada a los contratos de

pasantía, que vinculan a em-

presas con estudiantes univer-

sitarios y profesionales jóvenes.

Al respecto, la nueva ley (de

diciembre del 2008) recorta la

libertad de la empresa en lo re-

lativo a tipo de tareas a realizar,

duración de la pasantía, monto

a pagar y otros aspectos. Es

cierto que en muchos casos el trabajo rea-

lizado por el joven no se ajusta a expectati-

vas sobre lo que constituye realmente una

tarea “profesional” en organizaciones, como

también es cierto que en muchos casos los

pasantes obtienen por su trabajo una remu-

neración de valor más simbólico que real.

Sin embargo, existe una demanda de traba-

jo por parte de organizaciones, y una oferta

por parte de miles de jóvenes que esperan

tener la oportunidad de insertarse de algún

modo en el mundo del trabajo.

El entrepreneur político ofrece a su audien-

cia la ilusión de que a través de su accio-

nar los contratos entre las empresas y los

jóvenes serán mas atractivos para estos

últimos cuando, en definitiva, la calidad de

lo que la empresa ofrece depende de las

condiciones que la empresa misma enfren-

ta. Lo que la empresa ofrece (bueno, malo

o regular) puede ser aceptado o rechazado,

según la conveniencia de cada candidato a

una pasantía. Resulta difícil creer que cien-

tos o miles de empresas pueden colisionar

a fin de ofrecer a los potenciales pasantes

condiciones que impliquen algún tipo de

“explotación”.

El dirigente político actúa como entrepreneur

ofreciendo aparentes soluciones. Sin embargo,

a diferencia del entrepreneur convencional,

las soluciones ofrecidas tienden a restringir más que facilitar la

consecución de acuerdos voluntarios.

E m p r e s a

Page 19: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 17

En definitiva, el entrepreneur político actúa

limitando las posibilidades de elección

tanto de empresas como de jóvenes. Él, sin

embargo, duerme tranquilo ya que segui-

rá cobrando su sueldo y otros beneficios,

mientras que numerosos acuerdos entre

empresas y jóvenes no se efectivizarán.

ilusión y realidad

La hostilidad o, en el mejor de los casos, la

desconfianza extrema al funcionamiento de

mercados competitivos explica una parte

importante del pobre desempeño de la eco-

nomía argentina en el último medio siglo.

El entrepreneur político ha mantenido en la

Argentina la iniciativa en lo relativo a res-

tringir la libertad contractual entre partes.

Esto es especialmente cierto en la orbita del

mercado laboral. Frenar y revertir el accio-

nar de este entrepreneur requerirá enorme

esfuerzo: por de pronto, los costos de las

acciones que promueve son en muchos ca-

sos más difíciles de

cuantificar que los

supuestos beneficios

de las mismas. Pero

además (y como

bien ha señalado

Mancur Olson) el

ciudadano medio

que desea efectivi-

zar acción política

enfrenta enormes

costos de organiza-

ción.

Lograr que la ciu-

dadanía comprenda

aspectos como los

anteriores consti-

tuye un proyecto

de largo aliento. Sin

embargo, resulta tal vez condición necesa-

ria para escapar del cepo en el cual el país

parece encontrarse.

En definitiva, el entrepreneur político

actúa limitando las posibilidades de

elección tanto de empresas como

de jóvenes. Él sin embargo, duerme

tranquilo ya que seguirá cobrando su

sueldo y otros beneficios, mientras que

numerosos acuerdos entre empresas y

jóvenes no se efectivizarán.

Talcahuano 736 piso 5ºC1013AAP - Buenos Aires

República Argentina

Tel/fax (54-11) 4373-5966Líneas rotativas

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E m p r e s a

Page 20: Revista EMPRESA 195
Page 21: Revista EMPRESA 195

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Primavera 2009 Página 25

E m p r e s aÉ t i c a

repensar, replantear: ¿reestructurar?

mónica caló y cristian pérez

“Cuando el contexto económico llega a ser sumamente adverso, la gestión empresaria ética y socialmente responsable obliga a las organizaciones a ser firmes en los valores a

los que han adherido durante épocas de bonanza”, señalan los autores.

La crisis financiera global ha provocado la necesidad de repensar y replantear la forma en que se construyen estrategias y se persiguen objetivos de negocios a corto, mediano

y largo plazo. En este sentido comparten los aspectos que una gestión responsable demanda a la hora de tomar decisiones.

mónica Caló es master en administración de empresas (UCa). responsable de Comunicaciones de Forética argentina (www.foretica. org.ar). Coordinadora regional de las actividades de international osteoporosis Foundation.

Cristian Pérez es master en administración de empresas (UCa). responsable de Desarrollo de Forética argentina (www.foretica.org.ar). Cursa la maestría en estudios organizacionales de la Universidad de San andrés.

Todos los analistas de negocios concuerdan

que la crisis financiera global ha provocado

la necesidad de repensar y replantear la

forma en que se construyen estrategias y se

persiguen objetivos de negocios a corto, me-

diano y largo plazo.

la conducta de una organización en tiempos de recesión

Haciendo una rápida lectura de la realidad,

observamos que todas las empresas, inde-

pendientemente del tamaño o sector de ac-

tividad, enfrentan el desafío de reordenarse

para sortear la crisis. En muchos casos, este

genera la inevitable necesidad de llevar a

cabo procesos y políticas de reestructura-

ción y reorganización (downsizing). Estas

políticas son abarcadoras de la totalidad

de las áreas de la empresa, donde todos los

proyectos son revisados y evaluados con re-

lación al grado de aporte que cada uno tie-

ne en términos de crecimiento y objetivos

estratégicos de largo plazo.

Cuando se habla de gestión responsable de los

negocios, resulta oportuno analizar y poner en

la debida perspectiva, el impacto de este ajus-

te en las iniciativas de RSE. En este sentido, es

válido reflexionar sobre la lección aprendida

en el pasado respecto a cómo afectan las de-

cisiones en tiempos de crisis en la confianza,

reputación y compromiso organizacional. Da-

vid Gebler la resume claramente: “Si una orga-

nización puede hacer las cosas bien durante

un proceso de desvinculación, cosechará su

recompensa en los años por venir con todos

sus grupos de interés”.

La conducta de una organización en tiempos

de recesión económica es crítica, indepen-

dientemente de las elecciones que finalmente

haga. Transparencia, honestidad, integridad,

apertura, retención de empleos, suministrar

información detallada a proveedores y co-

munidades locales, explicar las acciones con

claridad a clientes y a los representantes de la

comunidad son todas piedras basales donde

descansa la Responsabilidad Corporativa, y

son más importantes hoy que nunca.

Page 28: Revista EMPRESA 195

Página 26 EMPRESA Nº195

Herramientas de gestión responsable

Business in the Community (BITC), una or-

ganización británica dedicada a la consulto-

ría en herramientas de gestión responsable,

ha elaborado una serie de herramientas que

las empresas tienen que tener en cuenta a

la hora de iniciar procesos de reestructu-

ración y recortes de personal. El checklist,

que incluimos a continuación, resume los

aspectos que una gestión responsable de-

manda a la hora de tomar decisiones en

escenario de crisis.

• Comprender los re-querimientos legales. Y una vez asegurado

su cumplimiento, se

recomienda conside-

rar si es posible para

la compañía reali-

zar una oferta que

supere lo exigido por

ley de forma tal de

proteger el valor del

negocio a largo plazo.

• Otorgar un trato respetuoso y digno a

aquellos colaboradores que han sido afecta-

dos por el proceso de reestructuración, tanto

a los empleados que se van como a los que

se quedan en la organización. Las políticas

deben percibirse como equitativas tanto

para quienes se van como para quienes se

quedan.

• Involucrar y escuchar a sus colegas y com-partir información. La mayoría de las

críticas alrededor de los recortes de personal

(o retiro de una comunidad) son el resultado

de una comunicación pobre y de la percep-

ción de que no se comparte la totalidad de

la información disponible. Debe involucrarse

tanto a los sindicatos, las asociaciones de

trabajadores, redes de empleados, etc.

• “Sobre” comunicar antes, después y du-rante el programa de reducción de

personal. BITC enfatiza la necesidad de

dar visibilidad al plantel gerencial y con-

sensuar su apoyo abierto a los cambios.

Los anuncios sobre cambios organizacio-

nales o recortes de dotación de planta

deben ser comunicados internamente y

con anticipación a su información en los

medios. Casos recientes de empleados

que tomaron conocimiento de recortes

a través de los medios de comunicación,

impactaron negativamente en la moral y

en el compromiso de toda la organización.

• Considerar la totalidad de los grupos de interés afectados por las medidas de res-tructuración y recorte. No solamente los

empleados se verán afectados. También la

medida afectará a los proveedores, desde

negocios locales hasta empresas de trans-

porte. Una buena medida es la planifica-

ción anticipada, la consulta y la comu-

nicación con todos los grupos de interés:

los grupos comunitarios locales, políticos,

agencias de gobierno y los medios.

• Proveer apoyo tanto para los empleados desvinculados como para los que perma-necerán en la organización. Esto es crítico

para ambos grupos y el soporte puede

incluir: ofrecimientos de consultoría para

búsqueda de empleo, programas de bien-

estar y combate del estrés, oportunidades

de voluntariado o desarrollo de habilidades.

Estos programas son importantes tanto

para mejorar la empleabilidad individual

como el bienestar. Asimismo, aseguran que

la organización estará en una posición de

recuperarse rápidamente cuando la econo-

mía repunte. Es preciso reconocer que las

reducciones de personal impactan negati-

vamente en la moral de aquellos empleados

que no han sido afectados por la medida, los

que generalmente enfrentan una situación

de aumento de la carga laboral y creciente

inestabilidad laboral.

• Proveer apoyo y trabajar en cercanía con la planta gerencial. Los gerentes requieren

apoyo adicional, consejo y guía durante cual-

quier proceso de reestructuración, particu-

É t i c a

Aquellas empresas que han

comprendido el valor estratégico de la

política de RSE podrán profundizarla,

poniendo en práctica herramientas de

reestructuración responsable.

Page 29: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 27

larmente donde sus propios em-

pleos estén en riesgo. Asimismo

podrán requerir soporte para

considerar el impacto de la re-

ducción de personal, incluyendo

cambios en los términos y en las

condiciones de contratación, y

su impacto en los individuos y

en el negocio global.

• Mantener una fuerza de trabajo diversificada. Tanto en proce-

sos de reducción de personal,

voluntarios o forzados, existe el

riesgo latente de que empleados

de diferentes grupos (mujeres,

personas de edad, discapacita-

dos) puedan ser afectados en

forma desproporcionada por la

medida, situación que debe ser monitoreada

cuidadosamente.

• Considerar el impacto ambiental y social que puede tener el cierre de una planta. Esto pone de manifiesto la importancia

que la empresa asigna a la comunidad

más cercana.

• Gestionar activamente el flujo de talento. Cuando sea posible, tratar de retener al

personal capacitado y valioso, que puede

ser necesario en el futuro. Esta es una de

las lecciones claves aprendidas de la úl-

tima recesión. Cortar planes de estudio o

no tomar ventaja de la opción que ofrece

el año sabático, puede dejar a los emplea-

dos relegados en su flujo de talento, oca-

sionando la demora de la recuperación.

Una gestión empresaria ética y socialmente responsable

Aun cuando el contexto económico sea suma-

mente adverso, la gestión empresaria ética y

socialmente responsable obliga a las organi-

zaciones a ser firmes en los valores a los que

han adherido durante épocas de bonanza.

Esto no implica NO realizar los ajustes nece-

sarios para asegurar la sustentabilidad del ne-

gocio, sino todo lo contrario. Atendiendo a la

sustentabilidad, es que se deben evaluar todas

las alternativas posibles y poner especial cui-

dado en su forma de implementación.

Creemos, junto con la mayoría de los ex-

pertos en el tema, que la crisis ofrece una

oportunidad única para medir, en un esce-

nario diferente, el grado de compromiso con

la gestión ética y socialmente responsable.

Es más posible que aquellas empresas que

han concebido su estrategia de RSE sobre

la base de subirse a la “moda verde” y como

paliativo de relaciones públicas con mínimo

valor para la sociedad y sin beneficios estra-

tégicos para la empresa, suspendan todas

sus acciones y recorten presupuestos y re-

cursos destinados a las mismas.

Por el contrario, aquellas empresas que han

comprendido el valor estratégico de la polí-

tica de RSE podrán profundizarla, poniendo

en práctica herramientas de reestructura-

ción responsable; esto es, todas los procesos

de recorte evaluarán no sólo el impacto a

corto plazo para sortear la coyuntura eco-

nómica sino, además y por sobre todo, cómo

cada uno de ellos repercute en la totalidad

de la cadena de valor y en la performance

futura de la empresa, para poder subirse rá-

pidamente a la recuperación de la situación

económica y financiera.

É t i c a

Caló-Pérez: “Tanto en procesos de reducción de

personal, voluntarios o forzados, existe el riesgo

latente de que empleados de diferentes grupos

(mujeres, personas de edad, discapacitados)

puedan ser afectados en forma desproporcionada por la medida, situación

que debe ser monitoreada cuidadosamente”.

Page 30: Revista EMPRESA 195

Página 28 EMPRESA Nº195

Doctrina

Con sus más y con sus menos -no

existe documento perfecto–, la última

encíclica sobre el desarrollo, de Bene-

dicto XVI, me ha dejado gratamente

sorprendido, ya que aborda la visión

cristiana del desarrollo de un modo

diferente a las encíclicas anteriores.

Estas líneas no pretenden sustituir la

lectura personal ni debatir cuestiones.

Lo que deseo es animar a los que aún

no la leyeron, a que lo hagan.

La ocasión son los cuarenta años de la

Populorum progressio, de Pablo VI (PP),

publicada en 1967. Si bien este nuevo

documento aparece con dos años de

retraso, creo que la demora valió la

pena porque aporta luz para discernir

la situación presente. Como bien dice

el Pontífice, esta encíclica se inscribe

en la corriente de tradición de la Doc-

trina Social de la Iglesia iniciada en

Rerum novarum y, más concretamen-

te, en la tríada que trató la temática

del desarrollo. De estas tres, hay que

mencionar Sollicitudo rei socialis, de

Juan Pablo II, aparecida en 1987 en

ocasión del vigésimo aniversario de

Populorum progressio. Esta encíclica

será el marco del análisis principal,

señalando el aspecto de continuidad

con el magisterio social de la Iglesia.

La novedad se encuentra en los de-

safíos que plantea la cuestión del de-

sarrollo hoy, y en la manera creativa

como el Papa reinterpreta a PP.

Una carta encíclica es una “carta cir-

cular” o carta que circula dentro de

las comunidades del orbe católico; una

suerte de “comunicación interna”. Por

eso, los destinatarios son obispos, pres-

bíteros, diáconos, consagrados y laicos.

Empero, en 1963, la Pacem in terris de

Juan XXIII, incluyó también entre los

destinatarios a “todos los hombres de

buena voluntad”, quienes, a partir de

allí, adquirieron carta de ciudadanía en

todos los documentos sociales. La ex-

presión induce a pensar que la encícli-

ca se abre a personas fuera de la iglesia

católica. Bajo una cierta mirada es así.

“Hombre de buena voluntad” es una

expresión teológica que significa toda

persona que, por obra secreta de la gra-

cia, es capaz de entender la verdad pro-

puesta en los documentos. Una suerte

de “cristianos anónimos”: personas que

no tienen ninguna filiación cristiana

explícita. Sin embargo, estas personas

están invisiblemente, sin saberlo, “den-

tro” de nuestra comunidad: el Espíritu

obra misteriosamente en ellos.

La encíclica consta de seis capítulos, con

su respectiva introducción y conclusión.

Como suele suceder con este tipo de do-

cumentos, no se observa un desarrollo

homogéneo. Hay capítulos mejor logra-

dos que otros; a veces, ciertos temas se

encuentran dispersos a lo largo de va-

rios capítulos. ¿Sigue el método adopta-

do desde ya hace tiempo por la doctrina

social (DSI) de ordenar el contenido a

partir de los tres momentos del ver, juz-

gar y obrar? No estoy tan seguro; estos

tres momentos no están claramente di-

ferenciados ni aparecen en ese orden.

P. Alejandro C. Llorente

Asesor doctrinal de ACDE.

Page 31: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 29

Caritas in veritate: apuntes para una lecturaEn la introducción, aborda los presupuestos

teóricos que guiarán su reflexión a lo largo

de todo el documento. Ya aquí aparece una

de las novedades. Poner a la caridad en la

verdad como el principio sobre el que gira la

DSI no estaba en ninguna de las dos siste-

matizaciones anteriores: “Orientaciones para

el estudio y la enseñanza de la DSI en la for-

mación de los sacerdotes” (1988) y “Compen-

dio de la doctrina social de la Iglesia (2004).

Ambos documentos traen una cierta episte-

mología sobre este saber, parte de la teología

moral social. La caridad y la verdad estaban

en el ámbito de los valores fundamentales,

junto con la justicia y la libertad, después de

los principios. Más allá de las afirmaciones

sobre la importancia de la caridad (cf. Orien-

taciones 43, Compendio 204), el lugar que

se le había acordado no respondía a la cen-

tralidad que debería poseer en una teología

moral social de inspiración bíblica.

En el primer capítulo, el Pontífice la sitúa en

el marco de la enseñanza social de la Iglesia

en general y en el de Populorum progressio en

particular. El segundo establece una mirada

sobre el desarrollo humano en nuestro tiem-

po. En el capítulo tercero también encontra-

mos novedad. El estilo de la DSI estuvo muy

marcado por la justicia. Esta es la primera

vez que la caridad aparece como concepto

portante de la argumentación. El Papa pro-

pone la introducción de la lógica del don y

de la gratuidad como manera de convertir

(en el sentido religioso de conversión, trans-

formación, metanoia) desde dentro la lógica

predominante de la utilidad y de la producti-

vidad. Caridad en la verdad significa dar for-

ma y organización a iniciativas económicas

que, sin renunciar al beneficio, integren fines

sociales y mutuales. En este sentido, el Papa

hablará de la interacción de distintas lógicas

en el mercado: la lógica política, marcada

por lo distributivo; la lógica del intercambio,

marcada por el lucro; y la lógica del don,

marcada por el tejido social. Este tema será

retomado en el capítulo 4.

En este capítulo ancla en los derechos al de-

sarrollo en los deberes de solidaridad. Esta

mirada apunta a los países desarrollados. No

obstante, también reclamará a los países en

vías de desarrollo la responsabilidad que les

compete en el despilfarro de los recursos por

la corrupción o por el desvío de los créditos;

y hablará también del medio ambiente. El

capítulo cinco reclama que el desarrollo sea

pensado y regulado planetariamente. Llega

a proponer la constitución de un gobierno

mundial. El último capítulo trata de las rela-

ciones entre progreso tecnológico y desarrollo

humano y quiere evitar la confusión entre de-

sarrollo económico -técnico, etc.- y desarrollo

humano, y subordinar aquél a éste.

Para concluir, me hubiera gustado ver una

crítica a la teoría de los incentivos que tan

devastadora ha resultado en la práctica de los

negocios. Asimismo, una mayor explicitación

de cómo articular la lógica de la gratuidad,

la lógica de la utilidad y la lógica política. Las

iniciativas existentes hoy no logran equilibrar

el poder de la lógica de la utilidad: el riesgo es

que ésta en el mercado fagocite a las restantes.

Page 32: Revista EMPRESA 195

Página 30 EMPRESA Nº195

E m p r e s ad o c t r i n a

“Caritas in veritate”: instituciones, economía, ética…, y cristianismo

gabriel j. Zanotti

“El horizonte cristiano-católico de la vida humana inunda todos los escritos y temas de Benedicto XVI, y no hay nada que haga, que diga, que escriba, sin que dicho horizonte sea abierto y explícito”, señala Zanotti, al compartir su reflexión acerca de la nueva encíclica presentada por el Su Santidad. Un aporte2 enriquecedor, según él, para quienes tenían una visión demasiado racionalista de la Doctrina Social de la Iglesia.

Para el autor, lo nuevo en Benedicto XVI es el lugar importante que atribuye a la sociedad civil como una esfera de gratuidad, solidaridad, donación, en modo alguno opuestas al mercado y al estado, pero sí superadora de sus roles específicos.

El artículo subraya la insistencia del Papa en espacios que superen la sola justicia-conmutativa o distributiva- sin contradecirla, espacios de “comunión”, de donación mutua en libertad, tan importantes para detener la racionalización del mundo de la vida y para volver a poner a la acción libre de las personas en el centro de la vida social.

Finalmente, Zanotti rescata la invitación que nos hace el Santo Padre a explicitar en la esfera pública, en la “razón pública”, todo nuestro cristianismo y encontrar en el diálogo sincero con el no cristiano los puntos en común para construir una sociedad más justa.

gabriel Zanotti es Doctor en Filosofía (UCa). Director académico. El artículo ha sido elabora-do para el Instituto Acton Argentina (9/07/2009). A la presente colaboración se le ha extractado una referencia al Instituto.

introducción y enfoque hermenéutico

La publicación de Caritas in veritate, en ple-

no contexto de la crisis financiera interna-

cional, despertará sin duda muy diversas

expectativas de interpretación.

Son tantos los temas analizados, tan di-

verso su grado de opinabilidad, tan intere-

sante su contexto teológico de fondo, y tan

matizadas y sutiles sus expresiones, que es

totalmente esperable que suceda una vez

más lo que ocurre habitualmente con es-

tas encíclicas llamadas sociales. Cada uno

verá lo que quiera ver, y cada uno sacará

provecho para su propio contexto ideoló-

gico.

¿Cómo hacer, por otra parte, para que ello

no suceda? ¿No es esperable, razonable,

cuando las encíclicas tocan ciertos temas?

En cierto sentido, sí. Toda mi comprensión

al respecto. Pero, a la vez, con ciertos recau-

dos hermenéuticos, podemos prevenir el

virus del caos hermenéutico. Ellos son:

a) No intentaremos decir lo que la encícli-

ca dice. La encíclica, allí esta. Tolle, lege.

Intentar decir lo que la encíclica ya dice

y luego cubrir cada párrafo con obvios

comentarios laudatorios, donde no hay

Page 33: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 31

debate ni análisis, es una sobreabundan-

cia hermenéutica que nunca ha ayudado

a la Doctrina Social de la Iglesia, sobre

todo en el laicado. Por ende nuestro co-

mentario dará por supuesta la lectura

del documento.

b) Ser explícitos y honestos en nuestro pro-

pio horizonte de precomprensión desde

donde leemos la encíclica.

c) Colocar los párrafos que nos interesan

en el horizonte desde donde fueron es-

critos, esto es, en el pensamiento de J.

Ratzinger, en el Magisterio de Benedicto

XVI y en el Magisterio de la Doctrina So-

cial de la Iglesia y esta, a su vez, en la Fe

Católica, aclaración que no está de más

en un contexto cultural donde muchos

suponen -católicos y no católicos- que

la Doctrina Social de la Iglesia es una

propuesta política más en medio de

otras, con criterios inmediatos de acción

política.

instituciones: el sano escepticismo de Benedicto Xvi

Toda la encíclica es un llamado permanente

a insertar los problemas políticos y económi-

cos dentro de una ética inspirada en la Fe.

Son paradigmáticos al respecto el n.° 11

(“…A lo largo de la historia, se ha creído con

frecuencia que la creación de instituciones

bastaba para garantizar a la humanidad

el ejercicio del derecho al desarrollo. Des-

afortunadamente, se ha depositado una

confianza excesiva en dichas instituciones,

casi como si ellas pudieran conseguir el

objetivo deseado de manera automática.

En realidad, las instituciones por sí solas

no bastan, porque el desarrollo humano

integral es ante todo vocación y, por tanto,

comporta que se asuman libre y solidaria-

mente responsabilidades por parte de todos.

Este desarrollo exige, además, una visión

trascendente de la persona, necesita a Dios:

sin Él, o se niega el desarrollo, o se le deja

únicamente en manos del hombre, que

cede a la presunción de la auto-salvación

y termina por promover un desarrollo des-

humanizado”) o el n.º 71 (“…Esta posible

desviación de la mentalidad técnica de su

originario cauce humanista se muestra

hoy de manera evidente en la tecnificación

del desarrollo y de la paz. El desarrollo de

los pueblos es considerado con frecuencia

como un problema de ingeniería financie-

ra, de apertura de mercados, de bajadas

de impuestos, de inversiones productivas,

de reformas institucionales, en definitiva

como una cuestión exclusivamente técnica.

Sin duda, todos estos ámbitos tienen un

papel muy importante, pero deberíamos

preguntarnos por qué las decisiones de tipo

técnico han funcionado hasta ahora sólo en

parte. La causa es mucho más profunda. El

desarrollo nunca estará garantizado plena-

mente por fuerzas que en gran medida son

automáticas e impersonales, ya provengan

de las leyes de mercado o de políticas de ca-

rácter internacional…”).

Como estoy dando por supuesta la lectura,

sabrá el lector hasta dónde cabía citar los

párrafos. Pero es evidente la desconfianza

que Benedicto XVI tiene ante los solos di-

seños institucionales, como ingenierías so-

d o c t r i n a

Zanotti: “Las reformas políticas, por ende, deben

dirigirse a la conciencia del ser humano, como garantía última de su

éxito, pero deben a su vez realizar estructuras

eficaces que no estimulen la corrupción de las

costumbres e incluso favorezcan su progreso”.

Page 34: Revista EMPRESA 195

Página 32 EMPRESA Nº195

ciales automáticas que obviamente no dan

resultado. En toda la encíclica, sea cual fue-

re el tema (instituciones, mercado, medio

ambiente, democracia, migraciones, etc.), la

preocupación es la misma. Pero, ¿por qué?

Recordemos para

ello un detalle

interesante de su

anterior encíclica,

Spe salvi, cuando

critica a Marx, no es

tanto por sus doc-

trinas económicas

específicas, sino por

un error filosófico

de fondo: “…Ha ol-

vidado al hombre

y ha olvidado su li-

bertad. Ha olvidado

que la libertad es siempre libertad, incluso

para el mal. Creyó que, una vez solucionada

la economía, todo quedaría solucionado.

Su verdadero error es el materialismo: en

efecto, el hombre no es sólo el producto de

condiciones económicas y no es posible cu-

rarlo sólo desde fuera, creando condiciones

económicas favorables”. (n.º 21).

Esto es, la negación del libre albedrío, de

la responsabilidad individual en la confor-

mación de la historia humana, libertad y

responsabilidad que, obviamente, si se asu-

men, llevan a una dimensión moral y tras-

cendente de la persona cuyo olvido implica

caer en un automatismo social erróneo. Lo

cual lleva, a su vez, a esperar todo de las es-

tructuras temporales, cosa que había recor-

dado ya en su anterior encíclica Deus caritas

est: “…Ha llegado el momento de reafirmar

la importancia de la oración ante el activis-

mo y el secularismo de muchos cristianos

comprometidos en el servicio caritativo. Ob-

viamente, el cristiano que reza no pretende

cambiar los planes de Dios o corregir lo que

Dios ha previsto. Busca más bien el encuen-

tro con el Padre de Jesucristo, pidiendo que

esté presente, con el consuelo de su Espíri-

tu, en él y en su trabajo. La familiaridad con

el Dios personal y el abandono a su volun-

tad impiden la degradación del hombre, lo

salvan de la esclavitud de doctrinas faná-

ticas y terroristas. Una actitud auténtica-

mente religiosa evita que el hombre se erija

en juez de Dios, acusándolo de permitir la

miseria sin sentir compasión por sus criatu-

ras. Pero quien pretende luchar contra Dios

apoyándose en el interés del hombre, ¿con

quién podrá contar cuando la acción huma-

na se declare impotente?”. (n.º 37).

Estos párrafos nos muestran una constante

en el pensamiento de Benedicto XVI que

creemos clave para la interpretación de

todo su pensamiento y también de esta en-

cíclica: su rechazo al temporalismo. En su

libro, Jesús de Nazaret1, ya había dicho (cap.

2, p. 67) que esa es la tentación que rechaza

Jesús en el desierto, esto es, la de convertir

piedras en pan, olvidando, precisamente, la

subordinación absoluta al Padre. Qué mag-

nífica explicación para la fuerte tentación

temporal que aqueja a tantos cristianos,

que querrían ver a la Iglesia y a sí mismos

como un partido político más, dejando

“detalles” como la Fe Católica y Apostólica

“para después…”.

Obviamente, esto implica el debate entre

culturalismo e institucionalismo, que no

podemos dar por resuelto simplemente

porque esté publicada la encíclica. ¿Basta

con “construir” un set de instituciones o, al

revés, “basta con” un marco de valores bá-

sicos para que los sistemas sociales sean al

menos “buenos”?

Obviamente, ninguno de ambos extremos

“bastan”. Porque lo que llamamos institu-

ciones son, en última instancia, relaciones

inter-subjetivas de tipo político, jurídico y

económico que han evolucionado a lo largo

de siglos y se convierten en horizontes de

precomprensión, mundos de vida, esto es,

cultura. Como habíamos opinado hace un

tiempo.

“…Esto último nos permite vislumbrar el

doble juego entre las estructuras y la virtud

humana. Las estructuras legales correctas

La gratuidad está en su vida de muchas

maneras, aunque frecuentemente pasa

desapercibida debido a una visión de

la existencia que antepone a toda la

productividad y la utilidad.

d o c t r i n a

Page 35: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 33

tienden a impedir una mayor corrupción

e incluso estimulan una mayor dosis de

virtud. Pero dichas estructuras legales re-

quieren originariamente un mínimo de

virtud moral para que haya un consenso en

su aplicación. Las reformas políticas, por

ende, deben dirigirse a la conciencia del ser

humano, como garantía última de su éxito,

pero deben a su vez realizar estructuras efi-

caces que no estimulen la corrupción de las

costumbres e incluso favorezcan su progre-

so. La prudencia política de un gobernante,

por ende, debe saber que la mejora de las

estructuras legales es condición necesaria,

aunque no totalmente suficiente, para la

mejora de la sociedad humana”2.

Desde luego, la evolución cultural, el mar-

co de valores que hace posible ese marco

institucional, no es privativo de valores

cristianos, porque son valores humanos,

que pueden darse en cualquier cultura,

pero no en vano después del pecado ori-

ginal el cristianismo viene a sacar de lo

humano lo mejor de sí mismo después de

que la naturaleza humana había queda-

do herida por el pecado. Pecado original

que no casualmente recuerda Benedicto

XVI en el n.º 34: “…La caridad en la ver-

dad pone al hombre ante la sorprendente

experiencia del don. La gratuidad está en

su vida de muchas maneras, aunque fre-

cuentemente pasa desapercibida debido a

una visión de la existencia que antepone

a toda la productividad y la utilidad.

El ser humano está

hecho para el don,

el cual manifiesta

y desarrolla su di-

mensión trascen-

dente. A veces, el

hombre moderno

tiene la errónea

convicción de ser

el único autor de sí

mismo, de su vida

y de la sociedad.

Es una presunción

fruto de la cerrazón

egoísta en sí mismo,

que procede -por

decirlo con una expresión creyente- del

pecado de los orígenes. La sabiduría de la

Iglesia ha invitado siempre a no olvidar la

realidad del pecado original, ni siquiera en

la interpretación de los fenómenos sociales

y en la construcción de la sociedad”.

la razón, la fe y la “razón pública” de la Doctrina Social de la iglesia

Esta permanente referencia a los temas

más profundos de la Fe Católica puede

asombrar a quienes tenían una visión de-

masiado racionalista de la Doctrina Social

de la Iglesia, esto es, como una ética social

dependiente de una ley natural sin necesi-

dad de un contexto de Fe para su compren-

sión.

La “razón pública” no necesita excluir

las metafísicas y las religiones de cada

punto de vista, sino ponerlas en diálogo,

encontrando en ese diálogo razones en

común. Por eso esa novedosa posición

de Benedicto XVI no es fideista.

d o c t r i n a

1. Planeta, Buenos Aires, 2007.2. El humanismo del futuro, Ed. De Belgrano, 1989, cap. 2, punto 5.

Page 36: Revista EMPRESA 195

Página 34 EMPRESA Nº195

En el n.º 56, Benedicto XVI toca un tema

esencial para todo su pontificado: “…La reli-

gión cristiana y las otras religiones pueden

contribuir al desarrollo solamente si Dios

tiene un lugar en la esfera pública, con es-

pecífica referencia a la dimensión cultural,

social, económica y, en particular, política.

La doctrina social de la Iglesia ha nacido

para reivindicar esa «carta de ciudadanía»

[135] de la religión cristiana”. Esto es, Bene-

dicto XVI no propone al cristiano la “táctica”

de no hablar explícitamente de su cristia-

nismo para hablar

de Doctrina Social

de la Iglesia y por

ende del desarrollo,

sino todo lo contra-

rio: explicitar en la

esfera pública, en

la “razón pública”

(Rawls) todo nues-

tro cristianismo

y encontrar en el

diálogo sincero con

el no cristiano los

puntos en común

para construir una

sociedad más justa.

Esto es lo que él, como J. Ratzinger, hizo ex-

plícitamente cuando dialogó con Haberlas3,

y fue precisamente el núcleo central de su

discurso del 17 de enero de 2008, en “La

Spapienza”4, donde en un acto de fina “to-

lerancia” las autoridades académicas no le

permitieron ni entrar5.

La “razón pública” no necesita excluir las

metafísicas y las religiones de cada punto

de vista, sino ponerlas en diálogo encon-

trando en ese diálogo razones en común.

Por eso esa novedosa posición de Benedicto

XVI no es fideista. Le permite al cristiano

acceder a la esfera pública afirmando su

cristianismo y encontrando en el diálogo

con el no cristiano razones que el no cris-

tiano pueda comprender. Allí, seguramente,

estarán los preceptos primarios y secunda-

rios de la ley natural en la esfera social que

constituyen la Doctrina Social de la Iglesia,

pero no descontextualizados de su origen

cristiano.

Por ello la insistencia permanente de Bene-

dicto XVI en que esa es la colaboración del

cristianismo al desarrollo, posición que no

se entenderá si se piden soluciones concre-

tas como si el Pontífice fuera un economista

más; expectativa coherente, sin embargo,

con el “temporalismo” que afecta a muchos

cristianos y, que como vimos, es rechazado

por Benedicto XVI.

el “famoso” mercado

Evidentemente, se han terminado las épo-

cas de las condenas aparentemente abso-

lutas. Las expresiones de Benedicto XVI son

matizadas, pero lo más interesante es que

habla del “mercado” como una realidad hu-

mana más. La trata con naturalidad, como

trataría al poder político o al matrimonio,

y como haría también en ambos casos, la

incluye en un ámbito moral, obviamente.

Es muy interesante, por decir lo menos, su

“definición”, que no vamos a encontrar en

ningún manual neoclásico matemático de

economía:

“…Si hay confianza recíproca y generaliza-

da, el mercado es la institución económica

que permite el encuentro entre las perso-

nas, como agentes económicos que utilizan

el contrato como norma de sus relaciones y

que intercambian bienes y servicios de con-

sumo para satisfacer sus necesidades y de-

seos”. O sea, mercado dentro de institucio-

nes que implican el encuentro de personas.

Tal vez resulta antipático a algún lector que

cite algunas cosas que he escrito al respec-

to, pero lo hago para resaltar una vez más

la no contradicción (no digo inclusión) entre

estos principios fundamentales y la Escuela

Austriaca de Economía.

En el 2000, afirmé que el mercado “… no es

un lugar físico, sino un proceso, y muy diná-

mico. ¿Qué quiere decir eso? Que el encuen-

tro entre oferta y demanda está en perma-

El mercado es totalmente compatible

con gobiernos municipales que

asuman, de manera no monopólica, un

rol activo en la distribución de ciertos

bienes públicos, conforme al principio

de subsidiariedad.

d o c t r i n a

Page 37: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 35

nente movimiento, es dinámico,

pues las valoraciones entre

oferta y demanda dialogan y

cambian permanentemente”6. Y

en el 2003, hablando de Hayek,

escribí: “… Hayek habla conti-

nuamente del papel “comunica-

tivo” de los precios. Es una tarea

para realizar, investigar hasta

qué punto este papel, en el cual

la escuela austriaca insiste hoy

como una de sus características

definitorias, sería aceptado por

ciertos paradigmas de la filoso-

fía de la comunicación actual.

Los de la escuela de Frankfurt,

sobre todo los seguidores de

Habermas, se reirían de esto.

Dirían que Hayek se refiere a la

racionalidad instrumental de

la sociedad capitalista, que es una racio-

nalidad de alienación y de dominio, y que

sería imposible suponer en un mercado una

auténtica racionalidad comunicativa, que

busca el entendimiento con el otro. Muy

pocos se han ocupado de un posible diálogo

Hayek/Habermas, excepto J. Shearmur.

¿Son posibles ciertas condiciones de diálogo

en un intercambio comercial? La pregunta

es relevante porque si la respuesta es defi-

nitivamente no, entonces una sociedad libre

es una sociedad eficiente, pero relativa-

mente inmoral. La importancia filosófica de

esto, la importancia filosófico-política, es en

mi opinión clara. Yo sugiero una respuesta

que obviamente Habermas rechazaría: que

el mercado, en tanto estrategia abierta, y

“tácitamente conocida en cuanto tal”, según

cierto “horizonte” no es necesariamente

alienante como sí lo sería toda estrategia

oculta para con el otro.

Este es todo un importante, creo. Mi opinión

es que si no vemos estas cosas no enten-

demos de dónde vienen las objeciones de

un Stikkers u otros. Claro que “no conocen

a la escuela austriaca”, pero creo que no la

conocen porque están formados en paradig-

mas en los cuales resulta incomprensible

hablar de un mercado que “comunique”7.

Por supuesto, muchos subrayarán todos los

“peros” del Pontífice. Entre ellos, el primero

que marca inmediatamente después: “…

Pero la doctrina social de la Iglesia no ha

dejado nunca de subrayar la importancia

de la justicia distributiva y de la justicia

social para la economía de mercado, no sólo

porque está dentro de un contexto social

y político más amplio, sino también por la

trama de relaciones en que se desenvuelve”.

El largo malentendido al respecto se debe

a la suposición de que todos los partidarios

de la economía de mercado niegan necesa-

riamente toda acción al gobierno en cuanto

a la justicia distributiva. No es así: el merca-

do es totalmente compatible con gobiernos

municipales que asuman, de manera no

monopólica, un rol activo en la distribu-

ción de ciertos bienes públicos, conforme

al principio de subsidiariedad. Ello ha sido

afirmado por la tradición del Public Choice

de J. Buchanan y por el propio Hayek. Este

último había rechazado la “justicia social”

porque la consideraba igual a un “estado

providencia” que negara las autonomías

propias de municipios y familias.

La doctrina social de la Iglesia no ha dejado

nunca de subrayar la importancia de la justicia distributiva y de la justicia

social para la economía de mercado, no sólo

porque está dentro de un contexto social y político

más amplio, sino también por la trama de relaciones

en que se desenvuelve.

d o c t r i n a

3. Ratzinger/Habermas, Entre razón y religión, FCE, 2008.4. Ver L´Osservatore Ro-mano, Nº.. 4., 25-1-08.5. Al respecto, ver nuestro comentario “El caso “Sapienzia”, en Instituto Acton, 18 de febrero de 2008, versión on line en www.institutoacton.com.ar6. En Nueva Introducción a la Escuela Austríaca, Libronauta, Buenos Aires, 2001. Clase 1.7. En Introducción filosófica a Hayek, UFM/Unión Edito-rial, 2003, cap. IX, p. 70.

Page 38: Revista EMPRESA 195

Página 36 EMPRESA Nº195

La aclaración de estos malentendidos es

permanente debido a las pasiones ideológi-

cas que se inflaman en estos debates, pero

el malentendido ya está aclarado a nuestro

juicio y mayores aclaraciones sólo son nece-

sarias para quienes considerarán toda acla-

ración como insuficiente.

Lo nuevo en Benedicto XVI es el lugar im-

portante que atribuye a la sociedad civil

como una esfera de gratuidad, solidaridad,

donación, en modo alguno opuestas al mer-

cado y al estado, pero sí superadora de sus

roles específicos: “…En la Centesimus annus,

mi predecesor, Juan

Pablo II señaló esta

problemática al ad-

vertir la necesidad

de un sistema ba-

sado en tres instan-

cias: el mercado, el

Estado y la sociedad

civil [92]. Conside-

ró que la sociedad

civil era el ámbito

más apropiado para

una economía de

la gratuidad y de

la fraternidad, sin

negarla en los otros

dos ámbitos” (n.º

38). Esto es total-

mente compatible

con el papel que la

Doctrina Social de

la Iglesia atribuyó a las sociedades interme-

dias, a la libertad de asociación, indispen-

sable para entender rectamente el principio

de subsidiariedad. Lo nuevo en este caso es

la insistencia en espacios que superen la

sola justicia –conmutativa o distributiva-

sin contradecirla, espacios de “comunión”,

de donación mutua en libertad, tan im-

portantes para detener la racionalización

del mundo de la vida y volver a poner a la

acción libre de las personas en el centro de

la vida social.

Por supuesto que, conforme a todo lo que

estamos viendo, la encíclica rechaza, mer-

cado incluido, a todos aquellos planteos (no

realidades) que presupongan que algo en

la sociedad (sea mercado, estado o lo que

fuere) es un proceso automático que hace

prescindible la libertad de las personas. Sin

embargo, la realidad que llamamos merca-

do es espontánea pero no automática. No

hay que confundir una cosa con la otra. No

es un mecanismo de acción y reacción. Está

insertada en una naturaleza humana, en un

marco institucional, en incentivos norma-

les, en una racionalidad limitada y falible;

nunca es un proceso “perfecto” y lo más que

podemos esperar es que coordine oferta y

demanda mejor que otras instancias auto-

ritarias del estado. En el contexto de todo

lo afirmado en esta encíclica por Benedicto

XVI, esta aclaración es importante.

También es importante, entre los muchos

temas abarcados aquí, el de la ayuda inter-

nacional, tan criticada por autores liberales

(Mises, entre ellos), contrariamente a lo

que habitualmente se supone, como meros

estatismos internacionales; como meras

reproducciones transitivas de burocracias

de estados a otros estados sin ayudar verda-

deramente en nada. Como prueba de que si

llamado a la ética no sólo no niega sino que

es compatible con la vigencia de las insti-

tuciones, Benedicto XVI afirma que “…La

ayuda internacional, precisamente dentro

de un proyecto inspirado en la solidaridad

para solucionar los actuales problemas

económicos, debería apoyar en primer lugar

la consolidación de los sistemas constitu-

cionales, jurídicos y administrativos en los

países que todavía no gozan plenamente de

estos bienes. Las ayudas económicas debe-

rían ir acompañadas de aquellas medidas

destinadas a reforzar las garantías propias

de un Estado de derecho, un sistema de

orden público y de prisiones, respetuoso de

los derechos humanos, y a consolidar ins-

tituciones verdaderamente democráticas”

(n.° 41). Esperemos que el Banco Mundial y

el FMI lo escuchen.

Hablando de estos temas, son muchas las

llamadas del Pontífice a la moralidad de

Las expresiones de Benedicto XVI son

matizadas, pero lo más interesante es

que habla del “mercado” como una

realidad humana más. La trata con

naturalidad, como trataría al poder

político o al matrimonio, y, como haría

también en ambos casos, la incluye en

un ámbito moral, obviamente.

d o c t r i n a

Page 39: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 37

las instituciones financieras, a

la moralidad y solidaridad de

la globalización. Pero, ¿dónde

están las tan esperadas pro-

puestas financieras específicas

de Benedicto XVI para salir de

la crisis? Pues no están. Que

no estén, ¿es un defecto? Sí,

nuevamente, para los tempora-

listas que esperan a la Doctrina

Social de la Iglesia como un

partido más, sin contexto teo-

lógico. Ningún defecto, en cam-

bio, ningún problema para los

laicos que no esperamos que el

Pontífice haga nuestro trabajo,

y estamos decididos a realizar

nuestras propuestas concretas,

en el contexto de la legítima

autonomía de lo temporal y la

libertad de opinión en material

temporal, sin comprometer a la Jerarquía

con nuestras opiniones y respetando en ca-

ridad la opinión de los demás.

la concepción antropológica de fondo

Pero si hay algo que me ha llamado la aten-

ción, es la antropología cristiana presente

en el capítulo sexto, el final, clave para la

comprensión de toda la encíclica. Benedicto

XVI relaciona el absolutismo de la técnica

-una sola razón instrumental que plantee

un sistema social automático- con una con-

cepción antropológica olvidada o negadora

de la intimidad espiritual del hombre; esto

es, de una inteligencia y libre albedrío irre-

ductible a lo material. Reitera Benedicto XVI

su rechazo a una bioética igualmente basa-

da en esa concepción, pero afirma al mismo

tiempo que este punto es clave para el tema

del desarrollo: “…Uno de los aspectos del

actual espíritu tecnicista se puede apreciar

en la propensión a considerar los problemas

y los fenómenos que tienen que ver con la

vida interior sólo desde un punto de vista

psicológico, e incluso meramente neurológi-

co. De esta manera, la interioridad del hom-

bre se vacía y el ser consciente de la consis-

tencia ontológica del alma humana, con las

profundidades que los Santos han sabido

sondear, se pierde progresivamente. El pro-

blema del desarrollo está estrechamente

relacionado con el concepto que tengamos

del alma del hombre, ya que nuestro yo se

ve reducido muchas veces a la psique, y la

salud del alma se confunde con el bienestar

emotivo. Estas reducciones tienen su origen

en una profunda incomprensión de lo que

es la vida espiritual, y llevan a ignorar que

el desarrollo del hombre y de los pueblos

depende también de las soluciones que se

dan a los problemas de carácter espiritual”.

Esto es clave, porque si los defensores del

mercado -clave para el desarrollo- basaran

sus análisis sólo en una metodología de la

economía de corte neo positivista y su con-

cepción del hombre se redujera a los solos

fenómenos de las neurociencias, entonces

sería coherente que no pudieran concebir al

mercado como un encuentro entre perso-

nas. En ese sentido siguen siendo importan-

tes todos los esfuerzos para fundamentar al

estudio de la economía en una acción libre

e intencional8, perfeccionando y corrigien-

do lo que autores de la Escuela Austríaca

El ser humano está hecho para el don, el cual manifiesta y desarrolla su

dimensión trascendente. A veces, el hombre

moderno tiene la errónea convicción de ser el único autor de sí mismo, de su

vida y de la sociedad.

d o c t r i n a

8. Sobre la acción humana libre e intencional, to-mismo, fenomenología y fi-losofía contemporánea, ver Leocata, F.: Estudios sobre fenomenología de la praxis, Ed. Proyecto, Buenos Aires, 2007.

Page 40: Revista EMPRESA 195

Página 38 EMPRESA Nº195

ya hayan dicho al respecto9. Ello requiere,

como hemos dicho en otra oportunidad10,

que la filosofía recupere su carta de ciuda-

danía en temas como el alma, la libertad, la

relación cuerpo/alma, etc.

Pero, si vamos a ser coherentes con el punto

2 de este comentario, en el contexto de la

Doctrina Social de la Iglesia, esa “filosofía”

será una “filosofía cristiana” encarnada en

el contexto de la concepción cristiana del

hombre, como criatura de Dios creada a

su imagen y semejanza, concepción que

encontrará en el espacio público de debate

con el no creyente una oportunidad para

desplegarse como una “filosofía” en común.

Pero vale la pena citar el último número

del capítulo sexto (n.º 77), donde Benedicto

XVI nos recuerda elementales, pero olvida-

das nociones de esa antropología teológica

y filosófica que reconoce la espiritualidad

del hombre a partir de sus actos de conoci-

miento y de amor libre: “…El absolutismo

de la técnica tiende a producir una inca-

pacidad de percibir todo aquello que no se

explica con la pura materia.

Sin embargo, todos los hombres tienen ex-

periencia de tantos aspectos inmateriales y

espirituales de su vida. Conocer no es sólo

un acto material, porque lo conocido escon-

de siempre algo que va más allá del dato

empírico.

Todo conocimiento, hasta el más simple,

es siempre un pequeño prodigio, porque

nunca se explica completamente con los

elementos materiales que empleamos. En

toda verdad hay siempre algo más de lo

que cabía esperar, en el amor que recibi-

mos hay siempre algo que nos sorprende.

Jamás deberíamos dejar de sorprendernos

ante estos prodigios. En todo conocimiento

y acto de amor, el alma del hombre expe-

rimenta un «más» que se asemeja mucho

a un don recibido, a una altura a la que se

nos lleva. También el desarrollo del hombre

y de los pueblos alcanza un nivel parecido,

si consideramos la dimensión espiritual que

debe incluir necesariamente el desarrollo

para ser auténtico. Para ello se necesitan

unos ojos nuevos y un corazón nuevo, que

superen la visión materialista de los acon-

tecimientos humanos y que vislumbren en

el desarrollo ese «algo más» que la técnica

no puede ofrecer. Por este camino se po-

drá conseguir aquel desarrollo humano e

integral, cuyo criterio orientador se halla

en la fuerza impulsora de la caridad en la

verdad”.

nuestra conclusión

Estamos en presencia, nuevamente, del

peculiar estilo de Benedicto XVI. El hori-

zonte cristiano-católico de la vida humana

inunda todos sus escritos, todos sus temas,

y no hay nada que haga, que diga, que es-

criba, sin que dicho horizonte sea abierto

y explícito. Por ende, es esta una encíclica

“social”, sí, “pero” desde un horizonte cris-

tiano de fondo que es su núcleo central

hermenéutico. Se me dirá: todas son así.

Si, pero entonces, ¿por qué la permanente

tentación de presentar a la Doctrina Social

de la Iglesia como una propuesta política

más, en medio de otras, como el “partido

católico” (aunque nadie lo diga) en medio

de otros? ¿O casi como algo cuya catoli-

cidad es prescindible? Ya no. Después de

Ratisbona, después de Sapienza, ya no.

Incluso los laicos, que, donde el Magisterio

legítimamente calla, debemos hablar, tam-

bién deberemos asumir este “nuevo” en-

foque. Ser cristianos en medio del mundo,

dialogar con el mundo como cristianos, en-

trar así en la “razón pública”, y encontrar

allí, sí, un “cristianismo en común con el

no cristiano”. Finalmente, eso fue, alguna

vez, la filosofía.

9. Ver, al respecto, los esfuerzos de G. Zúñiga en la colección del Journal of Markets & Morality, y de igual modo, pero por el lado de una fenomenología “wojtyliana”, Felice, F.: “Introduzione” a Sirico, R.: Il personalismo economico e la societá libera, Rubbetti-no, 2001; y, desde el lado de un neoaristotelismo tomista, ver Crespo, R.: La economía como ciencia moral; EDUCA, Buenos Aires, 1997; La crisis de las teorías económicas liberales, Fundación Banco de Boston, Buenos Aires, 1998; “Una reconsideración de los principios básicos de la Escuela Austríaca a la luz del pensamiento aristotélico”, en Libertas (34), 2001.10. En “Santo Tomás de Aquino: una posibilidad de superación de la dialéctica entre psicología y neuro-ciencias”, en NOMOI, Revista Digital sobre Epistemología, Teoría del Conocimiento y Ciencias Cognitivas, (2008), 4, pp. 3-6, en www.hayek.org.ar

d o c t r i n a

Page 41: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 39

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Yo manager, juro no codiciar

maría marta preziosa

La aparición del Juramento Hipocrático en el MBA de 2009 de Harvard Business School, a la que se sumaron otras importantes escuelas de negocios, no hace más que

confirmar esta suerte de preocupación de las altas casas de estudio por elevar los estándares de comportamiento ético de los manager en el mundo empresario. Honrar

la verdad, la integridad, el respeto y concientizar sobre el liderazgo en los negocios, marcan fuertemente el perfil del dirigente de empresa.

“¿Podrá ser ésta una respuesta ética a la ya tan analizada crisis financiera?”, se pregunta Preziosa, al rescatar los valores básicos de este juramento y profundizar en

el rol profesional y público del manager, una figura sin duda relevante entre los actores económicos de hoy día.

maría marta Preziosa es Coordinadora del Programa de investigación y Docencia en Ética y empresa de la Facultad de Ciencias Sociales y económicas. investigadora y docente de grado y posgrados de la escuela de negocios (UCa). Prof. en Filosofía (UCa; mBa, iDea). Diploma de estudios avanzados en Filosofía (Universidad de navarra).

el verano de la Business Ethics

Gordon Gekko, interpretado magníficamen-

te por Michael Douglas en la película Wall

Street (Oliver Stone, 1987) predicaba las bon-

dades de la codicia y su energía pragmática

y realista. La reflexión acerca de la supuesta

vitalidad de este ‘motor’ del capitalismo,

siempre vuelve a ser un tema. Un escándalo

se desata y, sea Enron o Maddoff, aparece

la pregunta clásica sobre si la búsqueda del

self-interest es o no buena para la sociedad.

En el verano del hemisferio norte, apareció

el Juramento Hipocrático de los graduados

2009 del MBA de Harvard (http://mbaoath.

org/), en un intento por elevar los estándares

de comportamiento ético de los manager

en el ámbito de la empresa. La promesa del

juramento voluntario es evitar tomar deci-

siones que promuevan las estrechas ambi-

ciones personales que dañan la empresa y

a su público. El texto del juramento resalta

el valor del self interest, pero señala que la

codicia desmesurada puede dañar.

No solo Harvard sino otras escuelas de

negocios famosas fueron noticia por ha-

ber fomentado códigos para honrar la

verdad, la integridad, el respeto y elevar

así la profesión y concientizar sobre el li-

derazgo en los negocios. El New York Times,

The Economist y el Financial Times, estos

últimos meses, han dado cuenta de esta

explosión de interés en los cursos de ética

y responsabilidad personal (y corporativa)

resaltando que una empresa que hace

dinero ha de actuar como parte de una

comunidad social más grande. No siendo

esta función social de la empresa ‘algo

nuevo’ en la Doctrina Social de la Igle-

sia, es igualmente digno de destacar que

Caritas in veritate, la encíclica presentada

en julio de este año, da cuenta de este

creciente interés en la business ethics y

la responsabilidad corporativa. Benedicto

XVI incluye por primera vez en el Magis-

terio Social la distinción entre empresario

y manager, y señala distintas formas de

empresas.

Page 42: Revista EMPRESA 195

Página 40 EMPRESA Nº195

el manager como profesional

¿Es pertinente hablar de un juramento hi-

pocrático para administradores? Pensemos

en el origen de este juramento, en el campo

de la salud. El médico promete a la sociedad

servir ante todo al bien del paciente, más

allá de sus intereses. Cuando uno detenta

responsablemente una profesión, ‘profesa’,

da fe, otorga la posibilidad a la sociedad

de depositar confianza en aquello que uno

realiza con excelencia. El profesional, fiel

a su misión, no se deja tentar por caminos

más cortos o por beneficios que ponen en

duda su juicio objetivo e independiente, sea

científico o profesional. Se ofrece y sirve a

la sociedad prestando su conocimiento y su

saber para la realización del mejor interés,

que en el caso del médico, es el del pacien-

te. En el caso de la

profesión del Con-

tador Público, su

compromiso social

es dar fe acerca de

los números veraces

de una empresa, de

ese modo defiende

el mejor interés de

quienes invierten

en la empresa y del

fisco. Ser profesio-

nal, como vemos en

estos dos ejemplos,

tiene una dimen-

sión pública y es ser

confiable.

¿Pero qué tipo de profesión es la del ma-

nager? En un reciente articulo del Harvard

Business Review, uno de los profesores (R.

Khurana y N. Nohria), que promovió el MBA

Oath entre sus alumnos, debate si el ma-

nagement es un mero oficio (‘trade’) o una

profesión. La necesidad mundial de confian-

za revaloriza al manager como profesional,

pero no tan sólo por su debida búsqueda de

excelencia técnica o directiva, sino en cuan-

to presta un servicio a la sociedad. Etimoló-

gicamente ‘profesión’ tiene varias acepcio-

nes y una de ellas es declararse, ofrecerse,

disponerse. Los médicos han jurado, dado

su palabra de poner por encima de todo, la

salud y el bien integral del paciente. ¿Por

qué no un juramento para los manager?

Que administrar sea una profesión implica

que hay colegas y destinatarios del servicio

a los que honrar.

Steward, manager, administrador

En ámbitos académicos, suele identificarse el

concepto “Administración” con los aspectos

racionalistas y organizativos de las que -en

los años 60- fueron las ‘ciencias de la admi-

nistración científica’. Por ello, muchos pre-

firieron nombrar a sus escuelas de negocios

como ‘escuelas de dirección de empresas’,

para enfatizar su dimensión humanística.

Pero si nos remitimos a la etimología de la

palabra ‘ad-minister’, encontramos al ser-

vidor o ministro. Administrador es el que

‘sirve a’ el más pequeño. El origen latino del

vocablo nos revela la dimensión de servicio

del administrar, así como en la lengua ingle-

sa encontramos dos vocablos más, además

de ‘administration’. Uno es el ya conocido

‘management’ o conducción, y el otro es el

vocablo antiguo ‘stewardship’ para referirse

a aquel que es representante o agente del

principal. Steward es el mayordomo que ac-

túa en nombre de otro y en su mejor interés.

¿Por qué no reflexionar, entonces, sobre este

rol ‘público’ de un manager? Sobre su com-

promiso de servicio frente a la sociedad.

¿Podrá ser ésta una respuesta ética a la ya

tan analizada crisis financiera? Una asun-

ción de responsabilidad personal y volunta-

ria que contribuirá a consolidar la confianza

tan deseada y a destacar al manager como

un profesional relevante entre los actores

económicos de hoy día.

¿Por qué la ética excluye a la codicia?

En el ámbito empresario, y particularmente

en el de las finanzas, es interesante desta-

Cada profesional puede asumir un

rol en la construcción de la confianza

pública en la profesión, pero ha de

reconocer que no es tan sólo un

engranaje de un sistema, sino que es

una persona que puede decidir y dar

cuenta de sus actos.

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 43: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 41

car -como lo han hecho no pocas publica-

ciones de negocios- la criticidad del ‘factor

codicia’ en las recientes ‘crisis del capita-

lismo’ (2002 y 2009). Observando nuestra

naturaleza, es fácil reconocer incluso en los

niños, el deseo de supervivencia que nos lle-

va a adquirir lo que nos permite conservar-

nos, y a destruir aquello que nos lo impide.

Claro está, que el exceso puede llevarnos al

vicio tan temido de la codicia. Los griegos

ya señalaban que la desmesura (hybris) era

la causa de los muchos males que luego

atraían a la justiciera y equilibrante ven-

ganza. Esa arrogante pretensión de desear

más que lo que el ‘destino’ le asigna a cada

uno provoca ceguera (hamartía). Y la conse-

cuente falta de registro de la realidad y de

los limites lleva al desprecio por el espacio

ajeno; e incluso a debilitar la misma forta-

leza que me permitió la desmesura.

La codicia puede ser un motor que se ve

atraído por diversidad de objetos: el cono-

cimiento, el dinero, el poder, incluso la vida

como diría Gordon Gekko, pero definiendo

esencialmente su carácter de vicio, es un

afán desmesurado de lograr seguridad,

de asegurarse a uno mismo sin importar

el cómo. Puede aparecer bajo la forma de

no querer perder nunca o en el exceso de

auto-confianza. O como dice el filosofo Josef

Pieper, es el vicio de la vejez (no importa la

edad) en tanto querer aferrarse y no soltar

la vida. La codicia asegura y otorga la sensa-

ción de omnipotencia y de falta de límites.

Muchos factores concretos y cotidianos

pueden estar validando esta secreta actua-

ción individual. A veces hay respaldo de los

incentivos económicos y de la ley; o bien

puede ser el exitismo o el afán de mejorar

la propia imagen. Pero en el ámbito admi-

nistrativo es fundamentalmente la polari-

zación de intereses entre quienes titulan

la propiedad y los que detentan su control.

Entre el agente o representante y el princi-

pal. Entre quien actúa como mayordomo y

quien es el destinatario final de la profesión

de administrador. Lo injusto, la acción no

ética, resulta entonces de la ceguera que

provoca el solamente mirarse a uno mismo

para asegurarse. Y para ser justo, es necesa-

ria la buena costumbre de prestar atención

tanto a la realidad, como al otro.

las virtudes del manager

Las virtudes, buenas costumbres cultivadas

en forma personal, institucional y social,

son esos buenos hábitos que hacen comu-

nidades de trabajo más justas, empresas

y servicios más confiables que crean valor

para la sociedad. Se desarrollan también en

la vida adulta según la madurez personal y

se fomentan o desalientan con los sistemas

de premios y castigos, de recompensa y ex-

pulsión de las distintas organizaciones de

negocio en las que estamos insertos. Claro

está que un sistema no resuelve todo, ya

que la decisión personal siempre cuenta.

Pero a la vez, la discrecionalidad personal

puede ser acotada por procesos y están-

dares de conducta colectiva institucional.

Personas virtuosas y sistemas favorables a

la ética: ambos son necesarios.

Cada profesional puede asumir un rol en la

construcción de la confianza pública en la

profesión, pero ha de reconocer que no es

tan sólo un engranaje de un sistema, sino

que es una persona que puede decidir y dar

Preziosa: “La ética es un proceso, un desarrollo, un perfeccionamiento y no tan sólo un acto bueno aislado o una

foto de nuestro ‘yo ideal’. Es un dinamismo con

idas y vueltas en el construir las empresas

y las instituciones que queremos, como

protagonistas y no como espectadores”.

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 44: Revista EMPRESA 195

Página 42 EMPRESA Nº195

cuenta de sus actos. Esto es subrayado por el

MBA Oath. Si bien reconoce que las decisio-

nes son y serán difíciles porque el manager

representa y articula intereses de diferentes

constituencies. Este vocablo, proveniente

del ámbito político implica que el manager

tiene, al decir de E. Freeman, una obligación

‘multifiduciaria’ (obligación moral del ma-

nager de actuar despertando confianza y

creando valor para todos los stakeholders).

Edward Freeman es profesor de Darden Bu-

siness School y el actual mayor promotor

de la ‘teoría de los stakeholders’. Su teoría

aparece implícita en el MBA Oath al señalar

que el manager debe reconciliar los distintos

intereses de los diferentes constituencies (al-

gunos con menos poder y otros, su bienestar

depende de la decisión del manager).

Los valores básicos del juramento son servir

al bien común y bienestar de las personas

dentro y fuera de la empresa. Para ello pro-

mueve la integridad, la salvaguardia de los

intereses de los stakeholders, de los colegas

de trabajo, de los clientes y de la sociedad.

Insta a cumplir las leyes de buena fe, en le-

tra y espíritu, a ser veraz y honesto, a no dis-

torsionar la verdad, ser transparente. Invita a

la actualización permanente, a pedir consejo

y a aconsejar, desarrollándose a uno mismo

y a otros y buscar y crear prosperidad sus-

tentable. Propone proteger y desarrollar los

estándares éticos de la profesión para ganar

respeto y confianza de la sociedad.

Todo ello tomando responsabilidad per-

sonal por las propias acciones. Esta es la

clave. Aún con todas las limitaciones de las

necesidades y de las presiones de la vida

laboral, tenemos conciencia y una interio-

ridad que nos permite recordar lo que que-

remos ser como personas y como sociedad

y aprender de los propios errores y de los

ajenos. La ética es un proceso, un desarro-

llo, un perfeccionamiento y no tan sólo un

acto bueno aislado o una foto de nuestro ‘yo

ideal’. Es un dinamismo con idas y vueltas

en el construir las empresas y las institucio-

nes que queremos, como protagonistas y no

como espectadores.

Como gerente y administrador de empresas, mi propósito es servir al bien común aunando personas y recursos en forma conjunta para lograr crear valor que una sola persona de por sí no puede crear. Por lo tanto, voy a buscar el camino que aumente el valorque mi empresa pueda crear para la sociedad en el largo plazo. Reconozco que mis decisiones pueden tener consecuencias de gran alcance que afectan el bienestar de los individuos dentro y fuera de mi empresa, tanto hoy como en el futuro. Como buscaré conciliar intereses de muy diversa índole, soy consciente de que deberé enfrentar decisiones difíciles.

Por lo tanto, prometo que:• Actuaré con la máxima integridad, y realizaré mi trabajo

de una manera ética. • Salvaguardaré los intereses de los accionistas,

colaboradores, clientes y la sociedad en la que opera la empresa en la que nos desempeñamos.

• Manejaré la empresa en la que me desempeño de buena fe, protegiéndola de decisiones y comportamientos que promuevan mis propias estrechas ambiciones y que, como consecuencia de ello, puedan dañar a la empresa y a la sociedad a la que sirve.

• Comprendo y defenderé, tanto en letra como en espíritu, las leyes y contratos que rigen mi propia conducta y la de mi empresa.

• Asumiré la responsabilidad por mis acciones, y representaré el desempeño y los riesgos de mi empresa con justeza y honestidad.

• Me desarrollaré y procuraré que otros administradores bajo mi supervisión se desarrollen, para que la profesión siga creciendo y contribuyendo al bienestar de la sociedad.

• Me esforzaré por crear prosperidad económica, social y ambiental sustentable en todo el mundo Rendiré cuentas a mis pares y ellos ante mí, para que vivamos según este juramento.

Realizo este juramento con total libertad y apoyado en mi honor.

(Versión corta)

Juramento del mBaCreaCión reSPonSaBle De valor

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 45: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 43

E m p r e s aE d u c a c i ó n

calidad de gestión educativa

juan l. Hussey

Juan l. Hussey es ingeniero Químico y docente universitario. Fue vicepresidente de lockwood y Cía. y gerente general del Colegio northlands. Ha conducido cursos e implementaciones de modelos de Calidad de gestión educativa en escuelas estatales y privadas. Fue miembro de la Comisión de educación de aCDe y miembro consultor de la Comisión de Calidad para la educación del iPaCe.

“Una buena calidad de gestión tiene

como resultante una buena calidad

en el aula.”

La educación en general y las escuelas en

particular vienen sufriendo una profunda

crisis desde hace décadas, tanto en la Ar-

gentina como en el mundo. A consecuencia

de ello se han intentado aplicar reformas

administrativas y pedagógicas para adecuar

los sistemas educativos a las exigencias y

necesidades del mundo actual.

Por otra parte, la sociedad exige cada vez

más a las instituciones educativas. Les pide

que sean trasmisoras de conocimientos y

que enseñen las competencias necesarias

para el desempeño en otros niveles educa-

tivos y en el mundo laboral; se les pide que

sean un ámbito de contención, que discipli-

nen, que transmitan valores, que eduquen

para la democracia y que además cumplan

una función asistencial.

El sistema educativo es sumamente com-

plejo por una variedad de factores que inte-

ractúan en su seno, como ser:

• La complejidad del sistema educativo

procede, en primer término, de su objeto,

que no es otro que el de transformar a

los seres humanos, lo que implica un alto

contenido de subjetividad.

• La dimensión del sistema es considerable

debido al crecimiento que han experi-

mentado los sistemas educativos en las

últimas décadas.

• La variedad de los sistemas que derivan

de la amplia libertad característica de la

función docente y de la diversidad natu-

ral del alumnado.

• La medida de los efectos del sistema edu-

cativo es imprecisa por la dificultad de

establecer estándares externos relativa-

mente estables.

• El sistema educativo opera en el largo

plazo, por el que buena parte de los

resultados de las reformas educativas

pueden observarse recién después de

una década, lo que dificulta evaluar el

grado de consecución de sus fines y ob-

jetivos.

• El sistema educativo constituye una zona

de conflictos: conflictos entre los alum-

nos y las escuelas, conflictos entre el pro-

“Los Modelos de Calidad de Gestión aplicados al ámbito educativo brindan una metodología para lograr la mejora continua de la calidad, mediante los cuales

el liderazgo, la planificación y la ejecución de las actividades tengan una forma permanente de buen hacer, y además permiten identificar los problemas para poder

resolverlos”, señala Hussey.

A modo de ejemplo, el autor profundiza en el Modelo Europeo de Calidad de Gestión y los nueve criterios que funcionan como un marco de referencia para analizar la

gestión no sólo desde el punto de vista cualitativo, sino también cuantitativo. Finalmente, comparte la metodología utilizada y la experiencia recogida de los modelos que se han

aplicado en la Argentina.

Page 46: Revista EMPRESA 195

Página 44 EMPRESA Nº195

fesorado y la dirección, conflictos en la

administración de los recursos, etc.

Este listado tan diverso muestra cuán difícil

y complicada es la misión que enfrentan las

instituciones que apuntan hacia una exce-

lencia educativa.

la calidad en educación

Definir la calidad de un bien suele ser algo

difícil, pero mucho más complejo resulta

ponerse de acuerdo en la calidad de un ser-

vicio y, especialmente, de los servicios edu-

cativos debido a los factores listados ante-

riormente. ¿Cómo definimos una educación

de calidad? ¿Por los logros que obtienen los

alumnos, por los recursos cuantitativos y

cualitativos que posee, por la eficacia de su

organización, por la jerarquía de los docen-

tes de una institución?

La calidad educativa no se reduce sola-

mente al éxito escolar, entendido como

excelentes resultados académicos. Calidad

es también formar a los alumnos en valores

y buenas costumbres. Deben alcanzar un

nivel aceptable de principios éticos y mora-

les para interpretar lo que encuentren en

la vida y que eso los ayude a vivirla bien,

preservando sus principios e ideales de

honestidad, coraje, bondad y perseverancia

entre otros.

Un análisis de las instituciones educativas

revela la existencia de cuatro protagonistas

bien diferenciados: los equipos directivos,

los docentes, los alumnos y las familias.

Los procesos de enseñanza y aprendizaje,

que constituyen en buena medida la razón

de ser de este tipo de organizaciones, no

pueden aislarse del conjunto de relaciones

mutuas entre estos cuatro protagonistas.

Todos ellos comparten una realidad común,

pero no ven las mismas cosas o, al menos,

no las ven de la misma manera y, por lo

tanto, para cada uno de ellos la calidad po-

see significados muy distintos en función

de sus propios intereses y objetivos. Así, por

ejemplo, la eficiencia del aprendizaje de los

alumnos está condicionada por el clima

escolar en la institución educativa y la efec-

tividad de la labor de los docentes. A su vez

éstos están incentivados por el liderazgo y

la eficacia de la dirección, quien al mismo

tiempo, es estimulada por los buenos resul-

tados y por el reconocimiento y apoyo de la

comunidad educativa.

En conclusión, la escuela de calidad ha de

ser, por tanto, una escuela eficaz; esto es,

una institución escolar que alcanza los

fines, las metas y los objetivos que la socie-

dad espera de ella.

los modelos de calidad de gestión y la mejora continua

El carácter estratégico de la educación obli-

ga a examinar detenidamente su funcio-

namiento, pues una buena parte de sus re-

sultados no se detectarán hasta un tiempo

después de la graduación de sus egresados.

Es, por lo tanto, de imperiosa necesidad que

el empeño por la calidad también llegue al

servicio que presta el sector educativo.

Hussey: “Los Modelos de Calidad de Gestión tienen una orientación netamente humanista y combinan de forma ponderada el interés por las personas con la importancia de los

recursos, de los procesos y de los resultados”.

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 47: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 45

Así lo demuestra la importante cantidad

de instituciones educativas como escuelas,

universidades, institutos, centros de for-

mación profesional, centros de enseñanza

especiales y otros que han considerado im-

prescindible la implementación de criterios

de calidad delineados en base a Modelos de

Calidad de Gestión existentes en el mundo,

originalmente diseñados para el sector em-

presario.

La primera idea de calidad implica mejora:

mejora continua. El objetivo es mejorar con-

tinuamente lo que se hace perfeccionando

los procesos mediante la organización de

equipos de mejora disciplinados en la meto-

dología y en las herramientas de la calidad,

con una orientación al destinatario o recep-

tor. La calidad es enemiga de la improvisa-

ción, de la prueba por ensayo y error, y de

los beneficios del corto plazo.

Sobre la base de estos requerimientos, los

Modelos de Calidad de Gestión aplicados

al ámbito educativo brindan una metodo-

logía para lograr la mejora continua de la

calidad, mediante los cuales el liderazgo, la

planificación y la ejecución de las activida-

des tengan una forma permanente de buen

hacer, y además permiten identificar los

problemas para poder resolverlos.

Los Modelos de Calidad de Gestión tienen

una orientación netamente humanista, y

combinan de forma ponderada el interés

por las personas con la importancia de los

recursos, de los procesos y de los resultados.

Debe quedar en claro que no constituyen

un listado de tareas ni de funciones, ni una

colección de procesos, sino que es un siste-

ma que deja claro “qué”, “quién” y “cuándo”

se hacen las cosas hacia un objetivo común:

la mejora continua.

el modelo europeo

Como un ejemplo de Modelo de Calidad de

Gestión se puede citar el modelo diseñado

por la Fundación Europea para la Calidad

de Gestión (European Foundation for Quali-

ty Management - E.F.Q.M.), organización sin

fines de lucro dedicada a la excelencia de

gestión.

La E.F.Q.M. fue fundada en 1988 por los pre-

sidentes de catorce importantes empresas

europeas entre las que se encontraban Fiat,

Philips, Volkswagen, Nestlé, Renault, KLM,

Volvo y Ciba-Geigy, entre otras. Los expertos

en calidad de estas empresas elaboraron

una matriz que permite examinar las acti-

vidades y los resultados de una organiza-

ción, poniendo de relieve sus puntos fuertes

y sus áreas de mejora.

Al comienzo el método era aplicable princi-

palmente a grandes compañías, lo que im-

pulsó a la E.F.Q.M. a desarrollar guías para

pequeñas y medianas empresas en sectores

específicos. Así surge una adaptación para

instituciones educativas que fue presentada

y aprobada en Barcelona en mayo de 1997.

En esa ocasión se

presentó una Guía

de Evaluación Edu-

cativa que sirve

para la autoevalua-

ción y mejora de la

calidad en institu-

ciones educativas,

independientemen-

te de su tamaño y

actividad. Su obje-

tivo primordial es,

en definitiva, detectar y reflexionar sobre

las áreas susceptibles de mejoras y plani-

ficar las acciones necesarias para llevarlas

a cabo.

El Modelo E.F.Q.M. consta de nueve criterios

que funcionan como un marco de referen-

cia para analizar la gestión no sólo desde

el punto de vista cualitativo, sino también

cuantitativo. Para ello se han asignado

valores a cada uno de los criterios, que se

integran en dos grandes bloques: uno de

Agentes, es decir “cómo lo consigue”, y otro

de Resultados, “qué consigue la institución”.

Un Modelo de Calidad de Gestión

parte de la realidad de una institución

educativa y su contexto, siempre

dinámicos y cambiantes.

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 48: Revista EMPRESA 195

Expresado en forma gráfica el Modelo Euro-

peo EFQM responde al esquema 1.

respecto a los cinco criterios agentes:

• Criterio 1 – Liderazgo: Define las acciones

emprendidas por todos los líderes para

guiar la institución hacia la calidad en la

gestión. Se consideran líderes todas las

personas que tienen responsabilidades

en la conducción y que estimulan, diri-

gen y apoyan con recursos concretos los

programas de mejora que surjan en la

institución.

• Criterio 2 – Misión, Visión y Valores: Define cómo la organización formula,

implementa y revisa su estrategia y la

convierte en planes y acciones en con-

cordancia con la misión, la visión y los

valores de la Institución.

• Criterio 3 – Gestión del Personal: Define

cómo la institución utiliza el pleno potencial

de su personal para la mejora continua de

la organización y de la enseñanza / for-

mación, como así también de los demás

servicios propios. También hace referencia a

la actuación de la dirección para mejorar las

condiciones del personal para que se sienta

partícipe en los programas de mejora.

• Criterio 4 – Recursos: Define cómo se ac-

túa en la institución para mejorar de ma-

nera continua la gestión eficiente de los

recursos en función de una mejor calidad

de sus servicios (educativos, de informa-

ción, relación con proveedores, etc.).

• Criterio 5 – Procesos: Define cómo la

organización ofrece servicios que tengan

valor agregado para la institución a través

de la identificación, gestión y revisión

de los procesos que aseguran la mejora

continua en todas sus actividades. Un

proceso es un conjunto de acciones con-

catenadas y previamente planificadas que

añaden valor a la institución.

respecto a los cuatro criterios resultados:

• Criterio 6 – Satisfacción del Cliente: Define la capacidad de la institución para

responder a las expectativas y necesida-

des de sus clientes, armonizándolas con

los objetivos y prioridades de la institu-

ción. Se considera cliente el que se benefi-

cia directa o indirectamente de los servi-

E m p r e s aE d u c a c i ó n

liDeraZgo ProCeSoS

reSUltaDoS De la

inStitUCión

geStión Del PerSonal

geStión Del PerSonal

miSión, viSión y valoreS

miSión, viSión y valoreS

reCUrSoS reCUrSoS

eSQUema 1. moDelo e.F.Q.m.

reSUltaDoSagenteS

Page 49: Revista EMPRESA 195

cios de la institución,

fundamentalmente

son las familias y los

alumnos.

• Criterio 7 – Satisfacción del Personal: Define qué

realiza la institución

con respecto al nivel

de satisfacción de su

personal, que se mide

de forma directa e

indirecta. Los indi-

cadores directos se

identifican con las

percepciones de los

empleados y son de

carácter subjetivo.

Los indirectos, como

por ejemplo el ausen-

tismo, son medidas

objetivas de la realidad.

• Criterio 8 – Impacto en la Sociedad: Define cómo la institución consigue satis-

facer las necesidades y expectativas de su

entorno social en dos aspectos fundamen-

tales: a) en cuanto a los posibles trastor-

nos provocados por su funcionamiento, y

b) en cuanto al intercambio cultural y de

recursos entre la institución y su entorno.

• Criterio 9 – Resultados: Define los resul-

tados que logra la institución con respecto

a la satisfacción y expectativas de todos

los que tienen interés en la marcha de la

organización. Los resultados se clasifican

en académicos, organizativos, financieros

y de los servicios (seguridad, transporte

escolar, comedor, etc.).

la aplicación de modelos de Calidad de gestión en argentina

Varias instituciones educativas privadas de

la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano

han implantado Modelos de Calidad de

Gestión en sus establecimientos desde hace

más de ocho años.

La metodología utilizada parte de la formación

de un Comité de Calidad, conformado por per-

sonas que ejerzan funciones de liderazgo en la

institución, como el director general, los direc-

tores de las distintas secciones y el responsa-

ble de la administración contable.

La primera fase se centra en la Formación

en el Modelo, donde se analizan los princi-

pales conceptos de la gestión de calidad y

se hace un “análisis de caso” mediante la

evaluación de un colegio ficticio.

En la segunda fase se procede a la Au-

toevaluación de la institución a partir de

los criterios establecidos en el Modelo. En

subsiguientes autoevaluaciones se pondrá

especial énfasis en destacar la mejora con-

tinua que se vaya logrando en cada uno de

los procesos a través del tiempo.

Esta etapa resulta de gran riqueza para los

miembros del Comité de Calidad al permitir

un espacio de intercambio, discusión y con-

senso. El trabajo de autoevaluación le ha

permitido a los colegios:

• Reflexionar cómo los líderes de la institu-

ción asumen su responsabilidad estimu-

lando, apoyando y fomentando la gestión

de calidad.

• Mejorar notablemente el trabajo en equi-

La puesta en práctica de Modelos de Calidad de Gestión en instituciones

educativas ha demostrado ser un medio que permite

crear un ambiente de innovación para generar propuestas inteligentes

que satisfagan las necesidades de sus

protagonistas, gratifican profesionalmente al

personal e introducen una Cultura de Mejora Continua en todos los

niveles de una institución.

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 50: Revista EMPRESA 195

Página 48 EMPRESA Nº195

po mediante un mayor conocimiento en-

tre los miembros del equipo de dirección

y de los problemas de sus correspondien-

tes secciones.

• Tomarconcienciadelospuntosfuertes

de la institución y la necesidad de pro-

veer evidencias para fundamentarlos.

• Identificar,gestionaryrevisarlospro-

cesos de la institución para asegurar la

mejora continua en todas sus actividades

• Hacerundiagnósticominuciosopara

identificar las áreas y procesos suscepti-

bles de mejora.

En base a los resultados de la autoeva-

luación se diseña un Plan de Mejora en la

que se priorizan las áreas de mejora que

serán trabajadas en el año escolar. Con la

participación del personal se constituyen

Grupos de Mejora para cada área, cada

una de las cuales deberá formular un plan

de acción que incluya los responsables,

los objetivos, los recursos y el tiempo esti-

mado de ejecución.

Mediante esta metodología de trabajo, el

personal tiene la posibilidad de proponer

ideas, de discutir, de buscar soluciones para

los problemas que les atañen diariamente

y, además, se abre una

puerta de confianza y par-

ticipación entre las autori-

dades y los docentes y no

docentes de la institución.

La aplicación de un Mo-

delo de Calidad de Ges-

tión en un centro educa-

tivo permite medir si se

logra alcanzar el nivel de

calidad previsto, poner

en marcha acciones co-

rrectoras y preventivas y

en definitiva, evaluar la

manera en que la institu-

ción satisface las necesi-

dades de su comunidad

educativa.

Conclusión

La decisión de implantar un Modelo de Ca-

lidad de Gestión por parte de la dirección de

una institución educativa es una experien-

cia muy estimulante, siendo fundamental

dedicar medios, recursos y tiempo para la

formación del equipo de personas que va a

liderar su desarrollo.

Debe tenerse en cuenta que un Modelo de

Calidad de Gestión parte de la realidad de

una institución educativa y su contexto,

siempre dinámicos y cambiantes. Sus estra-

tegias se fundamentan en una autoevalua-

ción interna que detecta los puntos fuertes

y las áreas de mejora en función de la mi-

sión y la visión de la institución.

La puesta en práctica de Modelos de

Calidad de Gestión en instituciones edu-

cativas ha demostrado ser un medio que

permite crear un ambiente de innovación

para generar propuestas inteligentes que

satisfagan las necesidades de sus prota-

gonistas, gratifican profesionalmente al

personal e introducen una Cultura de Me-

jora Continua en todos los niveles de una

institución.

La calidad educativa no se reduce solamente al éxito escolar entendido

como excelentes resultados académicos.

Calidad es también formar a los alumnos

en valores y buenas costumbres.

E m p r e s aE d u c a c i ó n

Page 51: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 49

E m p r e s at r a b a j o

labor y trabajoreflexiones en torno

a la fragmentación del hombre contemporáneo

tomás donovan

tomás Donovan es licenciado en Filosofía (Universidad del Salvador). Postgrado en Conducción de recursos Humanos (UCa). representante comercial (manpower argentina). Profesor auxiliar Historia de la Filosofía medieval (USal). Socio de aCDe.

Existe una creciente tendencia en el mun-

do del trabajo y de las empresas a escindir

tajantemente la esfera laboral del ámbito

privado de las personas. Proliferan las cam-

pañas y artículos que difunden todo tipo de

apologías de la vida sana, asociadas abusi-

vamente al olvido de las tensiones propias

de la rutina laboral. Se habla aquí y allá de

la importancia de dejar los problemas del

trabajo en el trabajo, cambiando de para-

digma mental una vez que salimos de la

oficina (como quien cambia de canal desde

el control remoto).

Pensar, en nuestro tiempo libre, en asuntos

pendientes del ámbito laboral se identifica casi

axiomáticamente con personas adictas al tra-

bajo o, al menos, con negligencias personales

que necesitan ser reprimidas de alguna ma-

nera. En este contexto, vemos a las empresas

innovar constantemente con ocurrentes estra-

tegias de flexibilización laboral, focalizadas en

la retención de talentos y en el mejoramiento

de la calidad de vida de los trabajadores.

Ahora bien, así como generamos en este

sentido una concientización profunda y

efectiva sobre los peligros de asfixiar la

esfera privada con la laboral (generando

alteraciones gravísimas en la cultura del

trabajo contemporáneo), también nos pa-

rece que deberíamos considerar seriamen-

te los acuciantes problemas derivados de

separar, en una especie de maniqueísmo

extremo, estas dos realidades fundamenta-

les del hombre.

En otras palabras, fundir y homogeneizar

ambas esferas afecta drásticamente la

calidad de cada una, pero también su se-

paración radical esconde consecuencias no

menos significativas. Nos parece que esta

última exégesis no ha sido desarrollada con

el debido cuidado.

En la antigüedad, los oficios eran insepara-

bles de la vida de cada persona. No existía

la división estricta entre esfera privada y

ámbito laboral. Prevalecía una cierta inte-

gridad que luego se plasmaría en el concep-

to cristiano de persona, que por definición

se contrapone a la divisibilidad de los indi-

viduos. Hoy, por el contrario, pareciera que

en cada vida conviven dos individuos dis-

“La calidad de vida debe dejar de asociarse con un sano balance entre lo laboral y lo privado; es mucho más que eso (y más difícil). Es lograr una coherencia interna,

desarrollar una vocación integral, construir un proyecto fiel a nuestras aspiraciones más esenciales”, señala Donovan.

En esta línea sostiene la necesidad de recobrar el sentido último de la vocación y abandonar la percepción tediosa e imperativa del trabajo.

Page 52: Revista EMPRESA 195

Página 50 EMPRESA Nº195

tintos, ligados simplemente por el hecho de

compartir o, mejor dicho, de dividir el mis-

mo cuerpo. El hombre laboral nada tiene

para decir en el plano privado, y viceversa.

labor y trabajo

A menudo advertimos que con ciertos

planteos retornamos al antiguo modelo

taylorista, según el cual el trabajo repre-

sentaba un castigo inevitable y la vida

privada el premio por su padecimiento.

El concepto de trabajo es curiosamente

rebajado al nivel de acción destinada a

la satisfacción de necesidades básicas.

En este sentido nos parece interesante

el concepto de Labor desarrollado por la

pensadora alemana Hannah Arendt. En su

obra La condición humana establecía una

distinción esclarecedora. Mientras que el

concepto de Labor se identifica estricta-

mente con la satisfacción de las necesida-

des básicas, la noción de Trabajo implica

la irrupción de un plano diferente, supe-

rior: el espacio para la libertad de acción,

originada en el ámbito de la decisión más

profunda y auténtica del hombre.

Según Arendt, mientras que en la antigüe-

dad el trabajo trascendía la mera necesidad

de subsistencia y comprendía cierto nivel

de libertad y plenitud, en la sociedad con-

temporánea, labor y trabajo tienden a uni-

ficarse, degenerando el aspecto liberador de

la naturaleza del trabajo.

Al concebir al trabajo como simple labor,

reduciéndolo a la mera satisfacción de ne-

cesidades básicas o al simple cumplimiento

de un rol automatizado, es comprensible

que tendamos a buscar refugio de esta ne-

cesidad en nuestra vida privada, especie de

contrapartida extrema de esa realidad difí-

cil. De allí que el trabajo se vuelva, casi por

definición, tedioso y cuesta arriba.

Pues bien, se nos presenta el siguiente in-

terrogante: para salir de esta situación y

recobrar el sentido profundo y revitalizador

del trabajo, ¿debemos seguir insistiendo en

la separación de las esferas y en el simple

mejoramiento de las condiciones externas

del trabajo y del esparcimiento? ¿Debemos

invertir más tiempo y recursos investigan-

do los mejores deportes contra el estrés

o las técnicas de vanguardia a la hora de

canalizar nuestras presiones laborales? No,

definitivamente nos parece que lo que nece-

sitamos es otra cosa, un cambio cualitativo

de enfoque, una metanoia, una visión más

profunda del problema.

La calidad de vida debe dejar de asociarse

con un sano balance entre lo laboral y lo

privado; es mucho más que eso (y más di-

fícil). Es lograr una coherencia interna, de-

sarrollar una vocación integral, construir

un proyecto fiel a nuestras aspiraciones

más esenciales. Es necesario recobrar el

sentido último de la vocación, abandonar

la percepción tediosa e imperativa del

trabajo. Miguel de Unamuno escribió: El

que habla de deberes penosos padece de

pereza mora, lo que es, con la pereza men-

tal, la más terrible de todas. Resulta, pues,

esencial comenzar a erradicar este proce-

so de paulatina polarización excluyente

entre Trabajo y vida privada.

Donovan: “Al concebir al trabajo como simple labor, reduciéndolo a la

mera satisfacción de necesidades básicas o

al simple cumplimiento de un rol automatizado,

es comprensible que tendamos a buscar

refugio de esta necesidad en nuestra vida privada,

especie de contrapartida extrema de esa realidad

difícil. De allí que el trabajo se vuelva, casi

por definición, tedioso y cuesta arriba”.

E m p r e s at r a b a j o

Page 53: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 51

Hacia la plenitud integral del trabajador contemporáneo

Curiosamente, Peter Senge incluye dentro

de las cinco disciplinas fundamentales del

pensamiento sistémico (integral) al Domi-

nio personal, especie de trabajo reflexivo

introspectivo centrado en adquirir un sen-

tido profundo y comprometido de nuestras

vidas, que atraviese toda nuestra existencia,

incluyendo el ámbito laboral. La disciplina

del dominio personal comienza por aclarar

las cosas que de veras nos interesan, para

poner nuestra vida al servicio de nuestras

mayores aspiraciones. No podemos, pues,

identificar a la felicidad con el simple bien-

estar, la felicidad no es la mera supresión

de las necesidades básicas, con ello no al-

canza; la calidad de vida implica integridad,

plenitud (siempre pasajera), lucha interna,

tensión fibrosa entre lo que somos y lo que

queremos ser. Una concepción estática y

fragmentada del trabajo conlleva a una vi-

sión del hombre como una suma de partes

o esferas que solo conducen al olvido del

sentido trascendente (unificador) de toda

existencia.

A partir de esto tenemos que esforzarnos

desde Recursos Humanos y desde el Mana-

gement en general para retomar el camino

hacia la plenitud integral del trabajador

contemporáneo. Así como atestiguamos

la degradación del hombre moderno en

manos de un modelo utilitarista, enfermo

y ensimismado (absorción de la esfera pri-

vada en la laboral), podemos quedar presos

en un proceso de envilecimiento más sutil

pero no menos dañino, como es la lenta

fragmentación del hombre en una suma de

partes desarticuladas.

Un fenómeno similar ocurrió con el decli-

ve de la Revolución Industrial cuando se

comprendió que la división de tareas no

alcanzaba para forjar una buena empre-

sa, orgánica. En ese momento pudimos

comprobar que la solución no pasaba por

el mejoramiento de las condiciones de

trabajo de los obreros ni por la incorpora-

ción de nuevas

tecnologías

de produc-

ción. Lo que

la situación

demandaba

era un cambio

ontológico de la

empresa en sí;

vislumbrába-

mos entonces

el nacimiento

de la empresa

inteligente,

centrada en la

coordinación

e integración

de procesos y

personas. La

división del

hombre no al-

canza; tampoco

la evolución de sus diversas facetas por

separado. Falta unidad y autenticidad, co-

nexión orgánica entre las diversas esferas

que constituyen un todo.

Mientras sigamos concibiendo al hombre

desde una hermenéutica secularizadora y

objetivista, fundada en la separación o cla-

sificación de elementos, y no en la plenitud

de la integración sistémica, será difícil que

logremos salir de una visión laborista y es-

clavizante del trabajo. Se volverá imposible

darle un sentido profundo e intrínseco a un

ámbito que presenta escasa relación con

el resto de nuestra existencia. El desafío es

ciertamente arduo puesto que las ciencias

en general se orientan hacia una segmen-

tación cada vez más especializada de sus

objetos. Escapar a esta tendencia pues, pro-

bablemente, implique nadar en contra de

la corriente. Creemos profundamente que

las circunstancias presentes ameritan el

esfuerzo.

Así como atestiguamos la degradación

del hombre moderno en manos

de un modelo utilitarista enfermo y

ensimismado (absorción de la esfera

privada en la laboral), podemos quedar

presos en un proceso de envilecimiento

más sutil pero no menos dañino, como

es la lenta fragmentación del hombre

en una suma de partes desarticuladas. .

E m p r e s at r a b a j o

Page 54: Revista EMPRESA 195

Página 52 EMPRESA Nº195Página 52 EMPRESA Nº195

Mercados

No sé exactamente si es por la demanda

de los consumidores o por la oferta exi-

gida de las marcas para llegar al corazón

de la gente, pero cada día vemos nuevos

mensajes que intentan difundir algunos

valores excedentes a los netamente co-

merciales. Las cervezas dejan de ser el

tentador líquido amarillo y se convierten

en el sponsor de la amistad; los jabones

para lavar la ropa dejan de ser sólo blan-

queadores de ropa para pasar a alentar el

aprendizaje de los chicos; etc.

¿Es este el rol de las marcas? ¿Es la publi-

cidad una buena herramienta para cons-

truir valores? ¿Si en la cultura hay un

vacío de sentido, son las marcas las que

lo pueden llenar?

Hace unos meses estuve dictando un work-

shop en la Universidad Diego Portales de

Santiago de Chile, junto a la sede Extramu-

ros de la Escuela de Creativos Publicitarios,

en donde difundí conceptos de creación

de marcas a más de 40 alumnos que serán

los comunicadores de un futuro bastante

inmediato. Parte del ejercicio comprendía

tomar una marca exitosa hoy, como Axe, y

redefinir su modelo de belleza. ¿Por qué? La

idea fue constestar a un viral que circula en

Internet donde los nuevos consumidores,

capaces de construir mensajes y subirlos a

la red, le exigen a la compañía Unilever una

definición ideológica sobre los estereotipos

de belleza comunicados en algunas de sus

marcas. Dado que la marca Dove comunica

un tipo de belleza real, con imperfecciones,

criticando los estándares de la industria de

la cosmética y, simultáneamente, la marca

Pablo Lezama

Director de la Boutique de Planning independiente Cultura de Marcas:

www.culturademarcas.com.ar. Blogger de iEco, el suplemento

económico de www.clarin.com. Director de la división InComany

Extramuros de la Escuela de Creativos.

Page 55: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 53

¿Las marcas venden productos o valores?Axe –de la misma empresa- muestra un

tipo de belleza cliché: la mujer objeto.

Lo más increíble de la experiencia es que

las nuevas generaciones de estudiantes re-

clamaban un cambio de paradigma y un rol

social de las marcas tendiente a construir

nuevos valores que ayuden a la creación de

una mejor sociedad. ¿Será que es negocio

para las marcas cumplir esta nueva función

dentro de los medios de comunicación?

Lo que sí sabemos es que cada vez más,

las marcas están señaladas a partir de este

avance de la Internet de ida y vuelta (2.0).

Todos nos hacemos fanáticos en Facebook,

pero también aniquilamos marcas en blogs.

En este sentido, las marcas empiezan a inten-

tar crear comunicaciones sostenibles. Lo que

empezó como algo accesorio en las empresas,

como la RSE (Responsabilidad social empre-

saria) ahora se filtra en las comunicaciones

masivas de los grandes anunciantes. Lo soste-

nible o sustentable no sólo con el medio am-

biente sino con lo social. Los consumidores

escuchan y empiezan a sumarse a otra ten-

dencia que llamamos “Consumo consciente”.

La gente deja de consumir lo superfluo para

ir a lo escencial. Empieza a reusar, reciclar y

reparar. Cambiar un electrodoméstico ya tie-

ne el peso de la responsabilidad de qué hacer

con el viejo. Los consumidores son responsa-

bles. Y las empresas también.

Ya hay divisiones de agencias multinacio-

nales de publicidad abriendo sus departa-

mentos de “Sustentability” o “Earth” según

se entienda la tendencia.

Exiten marcas de autos como Volskwagen

que crean la tecnología BlueMotion. Un

motor amigable con el medio ambiente que

reduce en un 50% la emisión de CO2. Y por

la compra de cada auto con esta motori-

zación, la empresa planta la cantidad de

árboles que le harían falta a la naturaleza

para llegar a equilibrar las emisiones de

C02 a cero. Con esta iniciativa, denominada

“Carbono neutral”, se crea un bosque con

la marca BlueMotion. Este es un ejemplo de

nuevo paradigma. Marcas que se hacen res-

ponsable por lo que venden, pero no dejan

de ganar plata por eso. Por el contrario, son

más atractivas para los consumidores por-

que son más responsables.

¿Será que esta tendencia de responsabi-

lidad, a la que ya se suman marcas como

Natura, Starbucks, Cadbury, etc; llegó para

quedarse? ¿Será que estos valores de mar-

cas serán sostenibles en el tiempo? ¿Los

consumidores empezarán a cumplir este

rol de auditores de las marcas apoyando las

iniciativas que nos proporcionen a todos un

mundo mejor?

¡Que así sea!

Page 56: Revista EMPRESA 195

Página 54 EMPRESA Nº195

E m p r e s aE m p r e s a

la libre empresa y la solidaridad frente a la crisis económicat

jorge rodríguez mancini

Jorge rodríguez mancini es profesor emérito de la Universidad Católica argentina y profesor titular consulto de la Universidad de Buenos aires. Ha sido Juez de la Cámara nacional de apelaciones del trabajo y Conjuez de la Corte Suprema de Justicia de la nación. artículo reproducido por la revista Derecho del trabajo (editorial la ley, mayo 2009).

Los principios que inspiran la vida social

no aparecen siempre con nitidez y sobre

todo con consenso. Las posturas ideoló-

gicas a las que se añaden las posiciones

sociales y económicas conspiran contra tal

hipótesis ideal. La prédica de la doctrina y

a veces la de políticos, con visión seria de

la responsabilidad que portan, no bastan

para provocar reacciones favorables a una

composición de intereses y para lograr

unas acciones comunes en pos del bien

que también es común.

Pero esta realidad acerca de la ausencia

de actitudes, que busquen un punto de co-

incidencia que favorezca la posibilidad de

alcanzar metas concretas y sobre todo du-

raderas en la dirección apuntada, no debe

llevar al abandono de la difusión y acción

de aquellos principios; de los que resultará

un logro, al menos aproximado, de ese tan

deseado bien común.

Por eso traigo a estas páginas algunas ideas

en torno a esta problemática, en estos mo-

mentos tan especiales en que una crisis

financiera y de repercusión económica inevi-

table está provocando reacciones de distinto

tipo, alejadas lamentablemente, de aquellos

indispensables comportamientos de coinci-

dencia. Por el contrario, aparecen confron-

tadas, claramente, posiciones apoyadas en

lógicas contrapuestas: por un lado, el libre

mercado, la iniciativa empresaria -valores

totalmente legítimos-con la que demanda

un comportamiento solidario que contemple

las exigencias de la jerarquía propia del res-

peto de la dignidad de la persona.

Los parámetros dentro de los cuales se des-

envuelven ambas lógicas resultan por demás

conocidos. No puede discutirse seriamente

que el libre mercado y la iniciativa empre-

saria resultan datos básicos para un desen-

volvimiento pleno de las capacidades pro-

ductivas. El impulso de la economía, el creci-

miento económico, dependen seguramente

de aquellas potencias puestas en acción.

Me apresuro a aclarar que tal afirmación

no puede desconocer los límites propios de

En el contexto de la crisis financiera y las repercusiones económicas que esta conlleva, se ha instalado una suerte de confrontación de dos posturas: la que postula, por un lado, el libre mercado y la iniciativa empresaria -valores totalmente legítimos- con la que demanda un comportamiento solidario que contemple el respeto de la dignidad de la persona.

El autor no adhiere a este planteo, rescatando que frente al respeto de la iniciativa privada encontramos otros valores, otros derechos fundamentales ligados directamente a la persona humana y a sus atributos. Y sustenta su reflexión en un escrito de Enrique Shaw a su personal en tiempos de crisis, testimonio que refuta la exótica pretensión de separar las pautas de conducta según el escenario en que toca actuar; y en dos textos: uno, extractado del mensaje de Benedicto XVI, que hace compatible la eficacia económica y la justicia social; y el otro, de la Declaración del Episcopado Argentino en su llamado hacia un bicentenario en justicia y solidaridad.

Page 57: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 55

semejantes acciones: es el Estado quien debe

resguardar de los abusos y desorbitaciones

mediante la acción prudente guiada por su

esencial finalidad, el ya aludido bien común.

Con la fórmula constitucional (art. 75 inc.

19), la política legislativa debe orientarse

para “proveer lo conducente al desarrollo

humano, al progreso económico con justicia

social, a la productividad de la economía na-

cional, a la generación de empleo…”. Esta di-

rectiva lleva implícita la acción estatal para

corregir los excesos de aquellas libertades

que garantiza el básico art. 14, para que los

derechos sean ejercidos “conforme con las

leyes que reglamenten su ejercicio”.

Por su lado, frente al indispensable respeto

de la iniciativa privada, como se ha señalado

antes, encontramos otros valores, otros dere-

chos fundamentales ligados directamente a

la persona humana y a sus atributos.

Cómo actuar cuando la situación socioeco-

nómica se complica y se ve con mayor ni-

tidez y actualidad la confrontación de los

valores que venimos puntualizando Cómo

asumir una posición que supere justamente

esa implícita confrontación.

He buscado líneas, directivas, consejos,

sobre este tema y, seguramente, se pueden

hallar muchos más que los que aquí plan-

teo, sin por lo tanto, pretender ser novedoso

u original. Mi propósito es simplemente re-

cordar algunos pensamientos elementales,

que como suele ocurrir, por ser tales, son

dejados de lado.

Marcaré orientaciones requeridas en los dos

niveles de la actividad empresaria, el mi-

croeconómico y el macroeconómico.

el testimonio de una conducta y pensamiento ejemplar

El primero proviene de una fuente indiscu-

tible, porque se trata del texto de una circu-

lar emitida por el Director Ejecutivo de una

gran empresa a su personal. Lo transcribo

porque no quisiera traicionar el pensamien-

to de este empresario que se explaya en

pensamientos directos a partir de la confe-

sionalidad que declara.

Circular del Director ejecutivo, enrique Shaw, al personal de rigolleau S.a.

Reflexiones sobre la situación actual en la

que por falta de pedidos hay disminución

de trabajo.

a. Consideraciones básicas:El trabajo del hombre es una realidad queri-

da por Dios y santificada por Cristo. La des-

ocupación, por ello, es un mal moral antes

que un mal económico. Sus consecuencias

han de ser cuidadosamente ponderadas

antes de efectuar despidos y, mismo sus-

pensiones.

Es un mal moral y

no un simple hecho

económico, como

lo pretenden cier-

tas teorías que no

dudarían en pro-

ponerla en algunas

ocasiones como

una solución útil

y aún bienhechora

para facilitar una

recuperación econó-

mica. No debemos

aceptar jamás este

materialismo que sacrifica la persona hu-

mana al dinero y al lucro.

1) La desocupación es antes que nada un

mal moral, porque afecta, con su conjun-

to de sufrimientos, a seres humanos en

su carne y en su corazón. La pérdida del

empleo, la privación total o parcial del

salario introducen en los hogares afecta-

dos la angustia y la restricción aún en lo

que atañe a las necesidades esenciales de

la vida, arrastra consigo la inseguridad,

el temor por el mañana y con frecuencia

E m p r e s a

“La creación de valor resulta un vínculo

ineludible, que se debe tener en cuanta

si se quiere luchar de modo eficaz y

duradero contra la pobreza material”.

(Benedicto XVI)

Page 58: Revista EMPRESA 195

Página 56 EMPRESA Nº195

la miseria. Ningún

cristiano, ningún

hombre de bien

puede permanecer

indiferente ante la

posibilidad de un

sufrimiento tal.

2) La desocupación

es un mal moral,

porque atenta

contra la dignidad

de los hombres

afectados por ella.

El trabajador es un

ser humano que ha

comprometido en

su trabajo su perso-

nalidad de hombre,

no sólo con sus

energías físicas y musculares, sino tam-

bién con su inteligencia, su competencia,

su sensibilidad, su conciencia y derechos

de hombre de bien.

Es con frecuencia un esposo, un padre de

familia o un hijo, que lleva a su trabajo

sus preocupaciones, sus responsabilida-

des, sus cargas, su intención y el derecho

de obtener con su labor los recursos ne-

cesarios para la vida feliz y el bienestar

de los que ama, su mujer, sus hijos o sus

padres. Tiene derecho a que se respete

esta dignidad y misión suyas.

Esta dignidad es común a empleados y

empleadores, razón por la cual han de

valorar unos y otros, en esfuerzo manco-

munado para que no se den, en lo que de

ellos dependa, circunstancias que hagan

la desocupación inevitable. Unos y otros

deben mantener, por lo tanto, en las dis-

cusiones y divergencias la calma y el do-

minio de si, absteniéndose de la violencia

y mala voluntad que son siempre malas

consejeras y rinden por lo tanto malos

frutos.

3) Finalmente, la desocupación es un mal

moral porque viola los designios de Dios,

que quiere que el hombre trabaje y ob-

tenga de su trabajo los medios para vivir

él y los suyos una vida humana útil a la

comunidad. En una sociedad justa y bien

organizada no debe haber lugar para la

desocupación.

B.- Conducta a seguir:1) Por lo tanto en períodos de dificultades

económicas, no debe ser el despido la pri-

mera solución a encarar. Será por el con-

trario la que se tome cuando ya no queda

ninguna posibilidad de evitarlo y lo exija

el bien común. Ha de hacerse entonces

de acuerdo con las exigencias de la justi-

cia, la equidad y la caridad, y después de

haber aplicado todas las medidas legales

prescriptas para el caso.

2) Los Sres. Jefes y Capataces deberán hacer

ahora un esfuerzo especial tendiente a

ocupar en forma realmente útil al perso-

nal excedente.

3) Por otra parte, la única verdadera defen-

sa de los intereses de todos es producir

a costos que nos permitan competir y

vender nuestros productos, con lo cual se

mantendrá nuestra fuente de trabajo.

4) Lo anterior se aplica a quien de veras

quiere trabajar. No hacer nada para evi-

tar tener gente que roba o pone trabas a

todo, es disminuir la posibilidad de man-

tener trabajando a quienes lo necesitan y

buscan progresar.

5) En resumen, nuestra actitud debe ser clara

y a la vez serena y no demagógica; no hacer

promesas, ni amenazas, sino un esfuerzo

consciente y sostenido para que la mayor

cantidad posible de personas que de noso-

tros dependen, si lo quieren de veras, pue-

dan tener un trabajo estable, aún en el caso

que no nos lo agradezcan.Buenos Aires, 11 de Septiembre de 1959

Enrique E. Shaw

Administrador Delegado

Esta palabras no pueden leerse sin recla-

mar una seria reflexión sobre los distintos

aspectos que trata para superar los en-

foques particulares que, aparentemente,

son los que guían la conducta empresaria,

envolviéndolos con los contenidos mora-

les de los que en momento alguno puede

desprenderse ninguna persona, cualquiera

sea su ocupación, rol, jerarquía, etc. Son

E m p r e s a

Rodríguez Mancini: “Es el Estado quien

debe resguardar de los abusos y desorbitaciones

mediante la acción prudente guiada por su esencial finalidad, el ya

aludido bien común”.

Page 59: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 57

E m p r e s a

pensamientos que no están elaborados en

gabinetes o bibliotecas, sino que resultan de

la mente de un directivo con la responsa-

bilidad del manejo de una empresa, de un

capital propio o ajeno, y que considera de

qué modo, frente a una crisis, debe afron-

tar la situación haciendo aplicación plena

de los principios que nutren su vida, sin la

exótica pretensión de separar las pautas

de conducta según el escenario en que le

toca actuar. Son pensamientos y reglas de

conducta para los responsables de las deci-

siones concretas, incluyendo naturalmente

las dirigidas al trato con el personal, con

los trabajadores a quienes respeta como

personas, no sin exigirles el cumplimiento

estricto de sus deberes laborales a “quien de

veras quiere trabajar”.

Sin demagogia, pero con responsabilidad, de

esa que en estos tiempos se exalta en miras

a otros aspectos que pareciera quisieran

marginar los primeros e inmediatos debe-

res de quien organiza el trabajo humano,

cuando se tiene frente a sí, precisamente y

nada menos, que a los sujetos de tal energía

puesta al servicio de la producción. Es un

documento que, a mi juicio, expresa una

conducta y un pensamiento ejemplar, dicho

esto con toda la intención de proponerlo

como tal para su imitación.

Un aporte a la orientación de la conducta social

Junto a esa ejemplaridad empresaria, acerco

la cita de dos documentos eclesiales. Y me

permito la introducción de sus contenidos

-que poseen sin duda una base confesional,

dogmática, propia de la doctrina social de

la Iglesia Católica- porque sin perjuicio de

esa inspiración, expresan unas reflexiones

que resultan elementales para la orienta-

ción de la conducta social, cualquiera sea la

posición religiosa o agnóstica del habitante

Page 60: Revista EMPRESA 195

Página 58 EMPRESA Nº195

de nuestro país, siempre que esté basada

en las convicciones propias de quien desea

sinceramente contribuir al logro de un bien

común. “Las motivaciones religiosas de este

compromiso pueden no ser compartidas,

pero las convicciones morales que se deriva

de ellas constituyen un punto de encuentro

entre los cristianos y todos los hombres de

buena voluntad”.

Por un lado, la pa-

labra del Papa Be-

nedicto XVI en su

mensaje celebrando

el Día Mundial de

la Paz, emitido el 1

de enero de 2009.

Dice el Pontífice:

“Aunque se haya

subrayado opor-

tunamente que

el aumento de la

renta per cápita no

puede ser el fin ab-

soluto de la acción

político-económica,

no se ha de olvidar,

sin embargo, que

ésta representa un

instrumento impor-

tante para alcanzar

el objetivo de la lucha contra el hambre y la

pobreza absoluta. Desde este punto de vis-

ta, no hay que hacerse ilusiones pensando

que una política de pura redistribución de

riqueza existente resuelva el problema de

manera definitiva. En efecto, el valor de la

riqueza en una economía moderna depende

de manera determinante de la capacidad

de crear rédito presente y futuro. Por eso, la

creación de valor resulta un vínculo ineludi-

ble, que se debe tener en cuanta si se quiere

luchar de modo eficaz y duradero contra la

pobreza material”. (Párrafo 12).

He aquí una enunciación y una advertencia

que resumen sensatez y que, sin plegarse a

posiciones extremas, coloca la cuestión en

términos de realidad, para hacer compati-

ble la eficacia económica y la justicia social.

Una fórmula con enunciado distinto, pero

de contenido semejante a la norma consti-

tucional que se citó más arriba.

El otro texto que expongo a la reflexión del

lector pertenece a la Declaración del Epis-

copado Argentino que bajo el título “Hacia

el Bicentenario en justicia y solidaridad”, se

proclamó en el mes de noviembre de 2008.

Su párrafo 26 enuncia una de “las nuevas

angustias que nos desafían”. Dicen los obis-

pos: “Además, la situación actual del país y

de la economía global nos demuestra que el

desarrollo no se limita al simple crecimiento

económico. Reconocemos una superación

en la reducción de los niveles de pobreza e

indigencia después de la crisis de 2001-2002.

Pero también es verdad que no se ha logrado

reducir sustancialmente el grado de inequi-

dad social, junto a una mejora de los índices

de desempleo, el flagelo del trabajo informal

sigue siendo un escollo agobiante para la

real promoción de millones de argentinos”.

Complemento del pensamiento anterior de

acuerdo a la realidad de Argentina actual.

Las angustias que nos desafían: el desem-

pleo ha disminuido, pero la pobreza no y

qué mejor relevamiento de esta situación

que los datos reales de trabajo no registra-

dos. Porque está claro que en ese sector de

trabajadores informales es donde se marca

con toda claridad, no sólo el incumplimiento

del deber de registrar los empleos, sino que,

aprovechando la situación, la necesidad y la

amenaza del desempleo, tampoco se respe-

tan los niveles mínimos de remuneraciones.

Son estos apuntes de textos cuya autoridad

no deriva de su procedencia, sino de la ra-

cionalidad de su enunciado. Véase en esto el

deseo de hacer un llamado a la reflexión de

todos y, particularmente, de quienes llevan

sobre sí las responsabilidades no sólo empre-

sariales, familiares, gremiales, para que re-

conozcan la proyección de sus acciones más

allá de su ámbito propio, hacia el conjunto

social que no son los otros, sino nosotros.

E m p r e s a

“La desocupación es un mal moral

porque viola los designios de Dios,

que quiere que el hombre trabaje y

obtenga de su trabajo los medios para

vivir él y los suyos una vida humana útil

a la comunidad. En una sociedad justa

y bien organizada no debe haber lugar

para la desocupación”.

(Enrique Shaw)

Page 61: Revista EMPRESA 195
Page 62: Revista EMPRESA 195

Página 60 EMPRESA Nº195

E m p r e s aE m p r e s a

internet crece como canal para hacer negocios exitosos

nicolás Berman

nicolás Berman es Director de marketing Corporativo de mercadolibre

Cada vez son más las personas que han

visto en Internet una alternativa para llevar

adelante sus emprendimientos y hacer que

sus negocios sean exitosos. Sin embargo, to-

davía resta que muchas otras descubran el

enorme potencial que tiene este medio en

la generación de modelos de negocios que

permiten obtener ingresos.

Como un indicador, MercadoLibre.com soli-

citó un estudio a la consultora The Niel-

sen Company, con el fin de conocer las

posibilidades que tienen sus usuarios de

diversificar su modo de obtener ingresos.

Aplicada en Latinoamérica, la investigación

reveló, entre otras cosas, que ya son 40.000

las personas que generan todo o parte de

sus ingresos a través de las ventas en esta

plataforma, y que el 30% de los vendedo-

res entrevistados tiene empleados que los

ayudan a vender por este canal. Los datos

demuestran, de esta manera, el potencial

de Internet como generador de empleos y

lugar desde donde los emprendedores y las

pequeñas y medianas empresas pueden ex-

pandirse y cultivar negocios exitosos.

el e-commerce, una extensión del comercio internacional

El e-commerce, más allá de un canal alterna-

tivo de comercialización, es una extensión del

comercio tradicional, con lo cual es posible

asegurar que el interesado pueda vender a

través de este medio casi cualquier tipo de

productos y servicios. Prácticamente, en él

no hay limitaciones –salvo las sujetas a las

leyes de cada país- y las Pymes y los empren-

dedores están descubriendo que éste es un

gran aliado para oxigenar su negocio en sus

comienzos o para fortalecer y multiplicar el

crecimiento de un negocio en marcha.

Mario Vasallo, Gerente Comercial de hidro-

masajes Temper, es uno de los tantos ejem-

plos que supieron hacer de los negocios en

la Web un modelo de éxito. Entre el 2005

y el 2007, observó cómo caían las ventas

de su local de hidromasajes; fue entonces

cuando intentó probar suerte con Inter-

net, publicando sus productos en la Web,

desarrollando una estrategia de negocios

on line. Inmediatamente pasó de vender

25 unidades a 150 unidades mensuales.

Actualmente, cuenta con un equipo que se

especializa solo en la venta por Internet.

Otro estudio, realizado de modo on line, reveló

que en nuestro país, el 82% de las personas

afirma que tiene pensado desarrollar un em-

prendimiento comercial propio en Internet en

este año y en el próximo. La encuesta arrojó

asimismo que el 39% de los encuestados, al

momento del estudio, se encontraba realizan-

do un emprendimiento comercial propio. A

su vez, el 58 % de las personas que participó

del estudio sostuvo que Internet colabora

“mucho” para poder iniciar emprendimientos

independientes, mientras que el 32% afirmó

que colabora “bastante”.

Page 63: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 61

la argentina, entre los más emprendedores

Internet configura un excelente vehículo

para el desarrollo de emprendimientos co-

merciales. Por otra parte, según el último

estudio Global Entrepreneurship Monitor,

que analiza la relación entre la actividad

emprendedora y el crecimiento económico,

uno de cada ocho argentinos de entre 18 y

64 años está involucrado en algún tipo de

emprendimiento propio, lo cual ubica a la

Argentina entre los diez países más em-

prendedores del mundo.

Todos estos datos no hacen más que re-

forzar las infinitas posibilidades que nos

brinda hoy Internet como canal para hacer

negocios; lo que muchos ya están sabiendo

aprovechar. Todo está ahí: la tierra está fér-

til, solo hay que cultivarla y tomar lo que se

necesita para que pueda dar sus frutos.

E m p r e s a

Berman: “Los emprendedores están

descubriendo que el e-commerce es un gran aliado para oxigenar su

negocio en sus comienzos o para fortalecer y

multiplicar el crecimiento de un negocio en

marcha.”.

Page 64: Revista EMPRESA 195

Página 62 EMPRESA Nº195

E m p r e s as o c i e d a d

la sociedad pide cambios al Estado

jorge r. Hayzus

Jorge r. Hayzus es abogado(UBa). Bachellor of laws (yale University). ex docente en la UCa y en el eSeaDe. miembro de la academia de mercado de Capitales (USal). Socio vitalicio de aCDe.

La palabra “cambio” evoca una imagen de

progreso, de renovación, en tanto lo nuevo

comporte una valoración positiva de lo que

será el resultado del cambio, en comparación

con lo existente. A nivel personal, el cambio

-ejercicio de imaginación y voluntad- es con-

cebido en términos de un esfuerzo por mejo-

rar. Así lo entendieron nuestros antepasados

cuando, hace un siglo o tal vez más, decidie-

ron emigrar a la Argentina. En la sociedad

actual se aprecia el cambio como expresión

de dinamismo, de sana ambición por parte

de personas o familias, aunque no siempre se

alcance el objetivo (caso de los que fueron a

España y terminaron regresando).

Pero así como el cambio conlleva cierto

matiz de valor, su opuesto también puede

tenerlo. Es la estabilidad, vista como un

proceso en el cual las pautas de comporta-

miento, las lealtades, los aconteceres guar-

dan continuidad en el tiempo. En la vida de

las comunidades y de las naciones se dan

elementos de estabilidad que las favorecen.

Por eso el cambio y la estabilidad guardan

cierta relación entre sí, pues el cambiar algo

existente puede significar frustración y de-

terioro, del mismo modo que si no perdura

el cambio, es un fracaso.

Se advierte entonces que en lo concerniente

a la vida de las organizaciones intermedias

y del Estado, los propósitos y la efectividad

de los cambios alcanzan una dimensión crí-

tica, exigiendo en los actores discernimien-

to, prudencia y voluntad.

tiempos de cambio

Las circunstancias cambian y ésta es, preci-

samente, una época en la que se da la ace-

leración del cambio en muchos órdenes. Lo

que resultaba razonablemente satisfactorio

deja de serlo, mientras aparecen noveda-

des que impactan sobre el estado de cosas

existente, por causas ajenas a la voluntad

de quiénes hubieran preferido seguir como

antes. Es llamativo el deseo de cambio que

palpita en el trasfondo de la sociedad ac-

tual. En las democracias, tanto las maduras

como las incipientes, se nota como constan-

te una apelación al cambio. Entre nosotros,

la postulación de Cristina Fernández como

candidata a la presidencia tuvo como eslo-

gan de campaña: “El cambio recién comien-

za”. En Estados Unidos, Barack Obama puso

como objetivos de su gestión el cambio en

diversos órdenes.

“Es casi imposible hablar de cambios positivos en cualquier esfera de interés común sin referirse al sobre dimensionamiento de la administración pública, cuyas consecuencias se viven en el deterioro de las condiciones de vida de gran parte de la población”, afirma Hayzus.

El autor reconoce el deseo del cambio que se da en nuestra sociedad; reflexiona sobre este concepto, entendido como progreso, poniendo finalmente el foco de análisis en la figura del Estado. Sobre el particular subraya que “los propósitos y la efectividad de los cambios alcanzan una dimensión crítica, exigiendo en los actores discernimiento, prudencia y voluntad”.

Page 65: Revista EMPRESA 195

Primavera 2009 Página 63

Cuanto mayor el desencanto y la frustración

de la gente, más vivo es aquel deseo. No se

puede impedir una sequía o un terremoto,

pero se puede actuar con miras al bien común

respetando los márgenes que impone la reali-

dad social, para cambiar aquello que se juzga

injusto, nocivo o contraproducente.

enfocar la acción

La lista de tareas puede ser bastante larga

-no cabe intentar todo a la vez- y por eso

corresponde establecer prioridades. La más

imperiosa es la de arreglar las cosas que no

andan, o que andan mal. La necesidad de

hacerlo es de una evidencia indiscutible.

Las acciones para corregir, reordenar y re-

encauzar, sostenidas por recursos humanos

y financieros adecuados, constituyen pro-

gramas de interés público en el espíritu del

Art. 75, inc. 19 de la Constitución Nacional.

Incumbe a los partidos políticos la formula-

ción y el diseño de tales programas, con el

apoyo y la colaboración de las organizacio-

nes intermedias.

La reforma de 1994 alentó las expectativas

al introducir una cantidad de “derechos a…”

cuyo alcance sobrepasa con mucho el plan-

teo -vigoroso y realista- del Art. 14 original.

No obstante, se trata de metas generalmen-

te consideradas como válidas, a la luz de las

cuales hay que trazar rumbos, asignar res-

ponsabilidades, evaluar resultados.

La clase política es propensa a explotar

los anhelos de progreso de la población,

aunque sea muy general la forma en que

es tratada la cuestión, a partir de expe-

riencias vividas que animan el deseo ge-

neralizado de un cambio para mejor. Pero

el eslogan del cambio no dice nada. El

cambio puede darse, pero para peor. De allí

que haya una diferencia esencial entre la

postulación de objetivos (“Vamos a…”) y la

definición de planes de acción enfocados

sobre resultados razonablemente alcanza-

bles.

¿Por qué resulta tan difícil?

Volviendo a la reforma constitucional de

1994, ésta puso de manifiesto una tenden-

cia “estatizante”, en el sentido de que los

poderes públicos, en particular el Congreso

Nacional, tienen que atender a la mayor

cantidad imaginable de necesidades, es-

tímulos y controles surgidos de la vida en

una comunidad organizada. Desde mu-

cho antes, tal vez desde los años 30, había

comenzado a extenderse la intervención

de lo que suele llamarse el Estado. Dicha

tendencia ha llevado a la proliferación de

organizaciones que presuntamente tienen

una misión específica vinculada a aquellos

objetivos constitucionales. La dotación de

personal para dichas reparticiones ha cre-

cido sin pausa bajo el impulso de gobiernos

democráticos, sin que se haya consolidado

una administración pública profesionali-

zada, tal como existe en Gran Bretaña y en

Francia. De allí la gravitación social del em-

pleo público por imperio de una burocracia

generalizada.

Es casi imposible hablar de cambios posi-

tivos en cualquier esfera de interés común

sin referirse al sobre dimensionamiento

de la administración pública, cuyas conse-

s o c i e d a d

Hayzus: “El cambio -si ha de lograrse- se produce a partir de lo existente,

dentro de lo cual hay que considerar a las

personas que conforman el problema”.

Page 66: Revista EMPRESA 195

Página 64 EMPRESA Nº195

cuencias se viven

en el deterioro de

las condiciones de

vida de gran parte

de la población.

Que las quejas

hayan llegado a la

Corte Suprema de

Justicia, en mate-

rias tan diversas

como las jubilacio-

nes y el saneamien-

to de la cuenca Río

Matanza-Riachuelo,

subrayan el hecho

de que el anhelo

de cambio se dirige

hacia el Gobierno.

Es la “máquina de

impedir”, la pri-

mera que necesita

reparaciones de

fondo.

la metodología del cambio

El principio de subsidiariedad indica que el

sector privado es llamado a hacer todo lo

que esté a su alcance antes de requerir la

intervención del Estado. Por eso se reconoce

la responsabilidad social de las empresas y

la necesidad de la acción comunitaria bajo

sus distintas formas. Pero así como el Esta-

do no debiera actuar donde la gente tiene

la responsabilidad de resolver sus propios

problemas, es del caso contemplar aquellos

rubros de la vida social en los que la activi-

dad de los organismos estatales resulta de-

terminante. Por su importancia actual y su

trascendencia hacia el porvenir, los cambios

dentro del “sector público” motivan el ma-

yor interés y justifican la urgencia de una

planificación inteligente.

Agravada por la indiferencia y la inacción

frente al deterioro acumulado, la situación

comienza a repercutir en los partidos polí-

ticos, pero no suelen profundizar el análisis

ni especificar medidas para revertir el dete-

rioro. Están señaladas las áreas y enuncia-

dos los propósitos, pero todo a un nivel muy

general. Queda latente la duda de cuánto

se sabe acerca del “verdadero” estado de co-

sas. Es bueno, pero no basta, fijar objetivos,

expresando la finalidad propuesta y los re-

sultados a los que se aspira. Pero de lo que

se trata, en el fondo, es adquirir un cabal

conocimiento de la realidad sobre la cual se

quiere actuar. El cambio -si ha de lograrse-

se produce a partir de lo existente, dentro

de lo cual hay que considerar a las personas

que conforman el problema.

El acierto de cualquier medida de cambio

depende del relevamiento de datos perti-

nentes, la consiguiente evaluación de los

factores que obstaculizan o favorecen el

cambio, los medios de acción disponibles

para realizar el cambio y las posibilidades

de atemperar las consecuencias del mis-

mo si inciden injustamente sobre deter-

minados sectores de la población. Existen

suficientes talentos en nuestra sociedad

como para abordar estas tareas con la

seriedad y el alcance que requiere la gra-

vedad de este trance. Hay que recordar,

de paso, que el tiempo pasa y es el único

recurso no-renovable.

El cambio, a nivel macro, se torna efectivo

cuando llega al nivel micro. La reparación

de edificios escolares, que están muy dete-

riorados, vale por lo menos tanto como un

proyecto de modificación a la educación

primaria. Cada paso en la buena dirección

permite abordar el siguiente con mejores

perspectivas. La duda que asoma frente a

los programas oficiales, a los cuales se asig-

nan cuantiosos recursos, es el grado de co-

nocimiento y la capacidad de acción de las

reparticiones a cuyo cargo está la ejecución

de dichos programas. En definitiva, quienes

quieran de buena fe “hacer algo” para mejo-

rar el estado de cosas en nuestra sociedad

empezarán por conocer a fondo “lo que es y

está”, tomando en cuenta el dónde, el cómo

y el porqué.

s o c i e d a d

En lo concerniente a la vida de las organizaciones intermedias y del Estado,

los propósitos y la efectividad de los cambios

alcanzan una dimensión crítica, exigiendo en los actores discernimiento, prudencia y voluntad.

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