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192 DESAFIOS AL COMENZAR EL 2009 Editorial LA CRISIS DEL CAPITALISMO GLOBAL Mario Teijeiro LA RENTABILIDAD DE LOS VALORES, UNA FORMA DE GESTION PARA EMPRESAS QUE PERDURAN Pascual Rubiani EMPRESA Diciembre 2008 / Enero 2009

Revista EMPRESA 192

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Nº 192 de la Revista EMPRESA de ACDE - Dic-08 Ene-09

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192

DESAFIOS AL COMENZAR

EL 2009Editorial

LA CRISIS DEL CApItALISMO

gLObALMario Teijeiro

LA RENtAbILIDAD DE LOS vALORES,

uNA FORMA DE gEStION

pARA EMpRESAS quE pERDuRAN

Pascual Rubiani

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SUMARIOEMPRESA

Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453

Franqueo PagadoConcesión Nº 1277

Número 192Diciembre 2008 / Enero 2009

Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

DirectorCarlos G. Garaventa

Consejo de RedacciónEduardo Aceiro

Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaAna Martiarena Viviana Morandi

Héctor Mario Rodríguez

Consejo EditorialLuis M. Bameule

Enrique Del CarrilHoracio Diez

Gabriel Mayor

EditorEduardo Otsubo

Asistente de DirecciónPatricia D’Agostino

premio Santa Clara de Asís 2002

Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente

el de ACDERegistro Propiedad Intelectual 632.907

Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)

Suscripción anual(seis números, incluye envío postal)

Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-

Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires

República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251

E-mail: [email protected]

5 Editorial Desafíos al comenzar el 2009

(Caminos de esperanza)

6 Reportajes Pascual Rubiani La rentabilidad de los valores,

una forma de gestión para empresas que perduran

11 Institucional 7ma. edición del Premio ACDE Enrique Shaw

Empresas que incluyen a través del trabajo

25 Economía La crisis del capitalismo global Mario Teijeiro

29 Empresa De Campo: tambo y trabajo Enrique Carlos Behrends

36 Desde Oxford Cena con mesa alzada

en un College de la universidad de Oxford Santiago Mariani

38 Testimonio La paz es posible Celso Enrique Arabetti

48 Desde España Hasta el final del final Miguel Aranguren

50 Sociedad Las protestas callejeras ¿un derecho cívico

o un atentado a la convivencia? Augusto Zampini

57 Sociedad De habitantes a ciudadanos Eduardo Serantes

60 Sociedad Derechos humanos y persona por nacer Carlos O. Franco

64 Institucional Encuentro Anual de Socios de ACDE 2008 Celso Enrique Arabetti

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Desafíos al comenzar el 2009

(Caminos de esperanza)

“….el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros

de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino.”

(Benedicto XVI, Carta Encíclica Spe Salvi, N. 1)

La esperanza es una virtud cristiana porque nos pide esfuerzos en este mundo con la vista puesta en el Reino prometido por Dios. Pero también es una virtud ciuda-dana porque nos llama a poner todo nuestro compromiso en un país mejor que satisfaga las exigencias del bien común.

No es una virtud estática o contemplativa que se satisface solo con el mero he-cho de esperar que Dios venga a ayudarnos sin que pongamos nada de nosotros. “Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al Cielo?” (Hechos de los Apóstoles, 1,11), le dijeron los ángeles a los discípulos en el momento de la ascensión de Jesús, llamándolos a ponerse en camino para difundir el Reino en esta Tierra. Como nos marca el Papa, no hay esperanza si no existen metas y planes que orienten nuestro esfuerzo, diseñados luego de una visión sobre la realidad actual y los posibles esce-narios futuros.

Primeramente, debemos observar la realidad para describir lo ocurrido este año en nuestro país y para ubicarnos al finalizar el 2008. Consideramos, entonces, que vale la pena destacar algunos hechos:

• En momentos en que la confianza es el bien más valioso en el mundo, en nues-tro país, por la acción y omisión de la dirigencia empresaria y política, asistimos a un año de pérdida record de este bien tan escaso.

• Esta pérdida de confianza se ha producido, especialmente, porque se ha aban-donado la búsqueda de la verdad como eje central del camino hacia el bien común.

• Antes que estallara la crisis internacional y por políticas equivocadas hemos desperdiciado una oportunidad histórica para reposicionar a la Argentina y co-locarla en mejor situación para superar aquella.

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• Nadie duda de que la crisis golpeará fuertemente a nuestro País, pero la diri-gencia no atina a alinearse en la búsqueda de las soluciones que ayuden a paliar sus efectos.

Nos hemos dejado robar la esperanza de un futuro mejor. Frente a esta realidad, debemos reaccionar y darnos cuenta de que la región, y en particular la Argentina, están en inmejorables condiciones para convertir la crisis en oportunidad de resur-gimiento. Así lo entienden, y están trabajando para ello, nuestros países vecinos.

La reacción debe necesariamente enmarcarse en la virtud de la esperanza y la fir-meza de la conciencia y el accionar para promover el cambio. Esperanza y firmeza no son incompatibles. Debemos buscar metas institucionales que nos permitan encontrar el camino del afianzamiento de la república, único objetivo que permitirá reestablecer la seguridad jurídica como base fundamental del desarrollo económico y social.

El calendario político nos muestra un hito que puede cambiar fundamentalmente la institucionalidad: las elecciones legislativas de octubre del 2009. Se trata de la oportunidad en que la ciudadanía, en la mitad del período presidencial, debe juzgar los dos primeros años de gestión llevados adelante por un Gobierno que contó con mayorías propias en cada una de las Cámaras del Congreso. Como ciudadanos tendremos la oportunidad de expresar a través del voto nuestra decisión y juicio de valor sobre la gestión de quienes nos han dirigido y de aquellos que ocuparon bancas en el Congreso. Será nuestra responsabilidad hacerlo con sabiduría y valen-tía para revertir el deterioro institucional en que hemos caído.

Frente a esa realidad, es necesario que la dirigencia política se una detrás de un conjunto de principios y coincidencias mínimas sobre las cuales se construyan con-sensos de gobernabilidad.

Este plan exige que todos los partidos que sostienen el régimen republicano, de-mocrático, representativo y federal se comprometan a cumplir las siguientes metas:

• Reforma de la composición del Consejo de la Magistratura a fin de dotar a este organismo de verdadera independencia, capacidad técnica y objetividad que permita que los nombramientos y remociones de jueces se funden en la idoneidad a fin de evitar designaciones realizadas por motivaciones políticas o sectoriales que pueden lesionar la independencia del Poder Judicial.

• Abolición de los denominados “superpoderes”, como así también de la legis-lación de emergencia, devolviendo las facultades de control presupuestario al Congreso.

• Modificación de la ley de control legislativo de los decretos de necesidad y ur-gencia imponiéndoles un plazo perentorio de vigencia o la ratificación expresa del Congreso.

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• Inmediato dictado de una ley de coparticipación federal e instrumentación de una reforma fiscal que reinstale el federalismo permitiendo que las Provincias y Municipios sean quienes recauden y decidan sus inversiones. La reforma debe acabar con la distribución arbitraria de los fondos del poder central, guiada más por intereses políticos que por reales necesidades de la comunidad.

• Reforma previsional que otorgue una absoluta autonomía a la ANSES desvincu-lando su dirección y gestión del Gobierno a fin de evitar el dispendio y utiliza-ción de fondos que pertenecen a nuestros jubilados para otros fines que deben cubrirse con el presupuesto. A su vez, debe conservarse la individualización de las cuentas de cada aportante a fin de respetar el derecho de propiedad de los ciudadanos sobre el ahorro forzoso que impone el sistema jubilatorio.

Las organizaciones ciudadanas, entre ellas la nuestra, deben ponerse en campaña para instar a la unión de quienes estén dispuestos a trabajar tras estas metas co-munes, cualquiera sea el partido o sector que representen. Si, como resultado de las elecciones de octubre próximo, asume un número importante de legisladores comprometidos con este objetivo, se favorecerá el equilibrio de relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo en beneficio de la reconstrucción institucional en Argentina.

Otro escenario posible es que el resultado electoral afiance el centralismo hoy presente. Si ello ocurriera habría aún más razones para mantener la esperanza por-que las dificultades nos obligarán a templar el ánimo y aguzar la inteligencia.

Debemos tomar como ejemplo la joven generación de 1837 que planteó una visión superadora de la división entre unitarios y federales, que había convulsionado gra-vemente nuestra patria y, aún en la adversidad y en el exilio, se preocupó en pensar un proyecto de país para cuando la crisis provocada por el régimen político entonces imperante cediera. Echeverría, Alberdi, Sarmiento, Mitre y muchos otros supieron mantener la esperanza frente a la adversidad durante muchos años. Su legado fue la organización nacional que nos dio estabilidad y progreso por más de sesenta años hasta ocupar un lugar entre las diez naciones más avanzadas del planeta.

De la misma forma hoy, nuestros jóvenes están en condiciones de tomar una actitud similar. La adversidad actual más que desalentarnos debe impulsarnos a pensar en la Argentina del Segundo Centenario. Los errores del pasado deben ser el motor que nos lleve a proponer acciones orientadas hacia el afianzamiento de nuestras instituciones, de la división de poderes, de una democracia real y no sólo formal o electoral, y del federalismo.

Miremos el futuro con determinación, esperanza y optimismo. No son tiempos de quedarnos mirando al Cielo, sino de comprometernos y actuar.

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R e p o r t a j e s

pascual Rubiani

La rentabilidad de los valores, una forma de gestión para empresas que perduran

Presidente de Uniapac (Unión

Internacional de Empresarios

Cristianos) Latinoamericana.

“Debemos desarrollar empresas socialmente responsables. Estas son las empresas que perduran, con alma e ideales, cuyo principal motor son los valores. Esto nos llevará a la creación de empresas muy competitivas, generadoras de más empleos. Y estos empleos pueden estar mejor remunerados provocando el fortalecimiento de los mercados internos, que significará de manea inexorable disminuir la pobreza en forma concreta”, señala Rubiani, dando forma a un círculo virtuoso que se inicia en la propia organización.

El desafío de la responsabilidad social empresaria, los efectos de la crisis financiera y su proyección en la región, el compromiso del dirigente por una empresa con valores son algunos de los temas que surgieron de la charla establecida con quien hoy ejerce la presidencia de Uniapac Latinoamericana.

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R e p o r t a j e s

Vivimos un tiempo de turbulencias eco-nómicas y financieras a nivel mundial que, de manera inevitable, afectará en mayor o menor grado a la realidad económica y so-cial de los países de la región. ¿Qué lectura realiza de esta actualidad?

Pascual: - En mi opinión, el mundo se encuentra ante una situación que engloba cuatro crisis fundamentales: la alimenta-ria, la energética, la del cambio climático y, por último, esta crisis financiera que se origina en Estados Unidos y que dentro de un mundo globalizado se traslada a los principales países, afectando a la economía real y generando una recesión con pro-fundos impactos, que alcanza y alcanzará a muchísimas personas en todos los países del mundo.

Sin duda esta situación que, vuelvo a in-sistir, es una conjugación de varias crisis simultáneas cambiarán nuestros modos de hacer empresas de manera de buscar que el desarrollo se dé dentro de marcos sosteni-bles en el tiempo, que permitan una mayor valorización de la dignidad de la persona humana.

¿Qué proyección avizora para América Latina?

- América Latina, evidentemente, sufrirá los impactos, y esto traerá consecuencias a los países, a las empresas y a la vida misma de las personas, pero esta crisis, sin duda, nos encuentra, a algunos países de la región, mejor preparados que en otros mo-mentos y con áreas de oportunidades que podemos aprovechar al construir un futuro mejor para nuestras economías.

En este contexto, ¿qué desafíos se plantea Uniapac Latinoamericana?

- El desafío fundamental de UNIAPAC Latinoamericana sigue siendo el hacer

presente en la vida de las empresas, los valores de la Doctrina Social de la Iglesia y, en ese sentido, la responsabilidad social empresaria es la manera práctica con la que podemos trabajar para cumplir este desafío. Nuestro propio enfoque de la RSE se fundamenta en el hecho de que la persona humana es el centro de nuestra actividad econó-mica. Por lo tanto, además de los resul-tados económicos, los sociales y los ambientales existe una cuarta dimen-sión que es la de la persona humana. Y esto nos introduce dentro del ámbito espiritual de la misma.

Nuestra manera de hacer empresa tiene que tener en cuenta estas cuatro dimensiones. Asumir este tiempo como una oportunidad que haga más que nunca vigente estos postulados, sin duda, es la reflexión que estamos te-niendo en nuestra asociación.

¿Qué rol cumple el empresario en este proceso?

- La misión de los empresarios es funda-mentalmente generar dichas oportunida-des para todos los habitantes de nuestros países. ¿Por qué? Porque tenemos la capa-cidad de emprender, y para nosotros em-prender es el verbo activo que mejor cap-tura la necesidad de transformar el mundo para hacernos merecedores de nuestro lugar en él.

Sin duda, transformar y cambiar son los verbos consecuentes del verbo emprender.

Así como demandamos nuevas

conductas o nuevas actitudes para

otros sectores de la sociedad, con

frecuencia lo escuchamos referido a la

clase política; la sociedad demanda hoy

una nueva misión, un nuevo rol para los

empresarios y las empresas.

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R e p o r t a j e s

Emprendemos para transformar. Así como transformamos bienes en otros que adquie-ren valor, transformamos la vida, eso nos distingue. Y nuestro desafío es plantearnos una transformación que asegure la vida digna de nuestras comunidades, hoy y en el futuro.

Ud. hace referencia a una misión del dirigente de empresa que también se ha reformulado en el tiempo

- Ciertamente. Durante mucho tiempo la misión de los empresarios fue reducida sola-mente a la trans-formación de los diversos productos de la naturaleza en bienes y servicios y a la creación de fuentes de trabajo. Hoy, sin embargo, tenemos una con-cepción mucho más amplia de lo que implica una vida digna soste-nible, que va más allá de la realiza-

ción personal en el trabajo asumiendo la integralidad de la vida de las personas en la sociedad y de cara al futuro de nuevas generaciones. Esto, por cierto, también plantea nuevos desafíos para una renovada misión del empresario en la sociedad.

Así como demandamos nuevas conduc-tas o nuevas actitudes para otros sec-tores de la sociedad, con frecuencia lo escuchamos referido a la clase política; la sociedad demanda hoy una nueva mi-sión, un nuevo rol para los empresarios y las empresas.

Entonces, actualmente emprender va mu-cho más allá de tomar la iniciativa y asu-mir los riesgos de una actividad económica o un negocio; hoy, además de transformar bienes y servicios, de agregar valor a los mismos, tenemos la enorme responsabi-lidad y el gran desafío de agregar valor a una vida digna sostenible de las personas, transformar la sociedad y construir esa visión de futuro en los países en los que vivimos.

¿Cómo se traduce este deber ser en la vida diaria?

- En el acceso a un trabajo significativo, la satisfacción de las diversas necesidades básicas interrelacionadas, la salud, la segu-ridad y la existencia en general dentro de una equitativa y justa sociedad, sin com-prometer los ecosistemas, la comunidad, y la capacidad de hacer frente a la subsisten-cia tanto en el corto plazo como en la vida a largo plazo.

Hoy nos corresponde seguir avanzando, plantearnos conceptos y estrategias cada vez más abarcadoras y creativas para seguir llenando las expectativas de nuestras socie-dades y, más concretamente, de nuestros hijos, que cada vez más nos cuestionan sobre el legado que dejaremos en términos sociales, ambientales y culturales. Eso sin olvidar la base ineludible de todo lo demás: un sistema productivo sano, sostenible, res-petuoso de la gente y del entorno.

No se trata, entonces, de conformarnos con agregar una política o programa de RSE a nuestras empresas, sino de encarar el desafío de plantearnos un abordaje in-tegral, observando nuestras propias vidas, nuestro entorno social y cultural y nuestro medio natural

Ha señalado a la responsabilidad social empresaria. UNIAPAC ha hecho un

No se trata de conformarnos

con agregar una política o programa

de RSE a nuestras empresas,

sino de encarar el desafío de plantearnos

un abordaje integral, observando

nuestras propias vidas, nuestro

entorno social y cultural y nuestro

medio natural.

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R e p o r t a j e s

apor te muy enriquecedor en esta mate-ria…

- Desde UNIAPAC, la RSE es una for-ma de gestión surgida del compromiso personal, moral, consciente y coheren-te del empresario y de los miembros que integran la empresa, para nosotros, basada en la ética social cristiana. A fin de cumplir íntegramente con los objetivos internos y externos de la em-presa, considerando las expectativas de todos los grupos de interés involucra-dos en lo económico, social, humano y ambiental para el desarrollo sostenible de la empresa y de la sociedad, demos-trando el respeto a la dignidad de las personas, a las comunidades y al medio ambiente, coadyuvando así a la cons-trucción del bien común con justicia social.

Una forma de gestión para empresas que perduran.

- Debemos desarrollar empresas socialmen-te responsables. Estas son las empresas que perduran, con alma e ideales cuyo princi-pal motor son los valores. Esto nos llevará a la creación de empresas muy competiti-vas, generadoras de más empleos. Y estos empleos pueden estar mejor remunerados provocando el fortalecimiento de los mer-cados internos, que significará de manea inexorable disminuir la pobreza en forma concreta.

Esta dinámica se transforma en un mayor crecimiento económico lo cual vuelve a generar más empresas y más empleos, impactando en una mayor recaudación fiscal y al mismo tiempo generando una igualdad de los actores

Debemos desarrollar empresas socialmen­

te responsables. Estas son las empresas que perduran, con alma e ideales cuyo princi pal motor son los valores.

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económicos al haber una sola economía, todos dentro de la ley.

Es con una mayor recaudación fiscal y con todos los actores dentro de una sola economía que se puede generar mayor inversión en infraestructura, educación de calidad, inversión social efectiva, investi-gación y desarrollo, y lograr la tan ansiada seguridad física y patrimonial.

¿Es éste el proceso para convertirnos en un país competitivo?

- Así es. Y, además, ese país competitivo es el que nos llevará de vuelta a una cultura ciudadana de participación, de transparen-cia, de rendición de cuentas y de exigencia en todos los niveles del gobierno.

Este es el circulo virtuoso de la responsa-bilidad social empresaria, responsabilidad

que nos permite generar valor económico social y ambiental y, al mismo tiempo, construir una nueva sociedad como acti-vos actores y protagonistas de un cambio que nos lleva a demandar el cumplimiento de similar responsabilidad a otros sectores de la ciudadanía.

Esta dinámica, evidentemente, nos lleva a buscar nuevas formas de liderazgos en todos los sectores, no solo en el empre-sarial; liderazgos que estén preocupados por asumir sus responsabilidades de generar y asegurar los medios para una vida digna sostenible de cada persona humana.

Liderazgos que puedan entender, parafra-seando al Padre Xabier Gorostiaga, que no puede haber empresas exitosas en so-ciedades fracasadas y, de la misma manera, no puede haber sociedades exitosas con empresas fracasadas.

En algunas de sus exposiciones, como presi-dente de Uniapac Latinoamericana, alentó a construir “islas de esperanza”. Nos gustaría pudiera cerrar esta entrevista profundizan-do en este concepto.

- Construir las “islas de esperanza”, que pueden ser cada una de nuestras empresas en las comunidades donde nos hallamos. Islas de esperanza que como un testimonio de integridad serán las semillas de un nue-vo y alentador futuro para nosotros, nues-tros hijos y las próximas generaciones.

Que entre todos podamos construir un futuro, no solo de empresas socialmente responsables, sino de ciudadanos social-mente responsables y comprometidos con la realidad de sus respectivos países, en solidaridad con nuestra patria grande América Latina.

Eduardo Otsubo

R e p o r t a j e s

Rubiani: “Emprender es el verbo activo que mejor

captura la necesidad de transformar el

mundo para hacernos merecedores de nuestro

lugar en él”.

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7ma. edición del Premio ACDE Enrique Shaw

Empresas que incluyen a través del trabajo

Durante un acto realizado en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa hizo entrega del Premio ACDE Enrique Shaw 2008 “Empresas que incluyen a través del trabajo”.

El Premio ACDE se otorgó por primera vez en 1989, y ha reconocido diferentes temáticas, siempre asociadas al ámbito de la empresa y a su esfera de actividad. Este año, la Distinción concreta el interés de la asociación por la inclusión laboral, premi-sa que, dentro de su visión de la responsa-bilidad social empresaria, viene trabajando desde el Encuentro Anual del 2006.

“Las actividades de inclusión brindan oportunidades significativas de desarrollo humano a quienes participan en ellas”, señaló Adolfo Ablático, presidente de ACDE, durante el encuentro de premia-ción.

Y agregó: “En esta séptima edición del Pre-mio, reconocemos a aquellas empresas que desarrollan instrumentos concretos para poner la economía al servicio del hombre. A través de su acción facilitan el derecho al trabajo a personas que por razones per-sonales, familiares y sociales se encuentran con dificultades para acceder al mercado laboral”.

Institucional

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Los premiados

Los programas distinguidos constituyen modelos de inclusión, ya que forman parte de la estrategia de la empresa, impactando en ella y en su cadena de valor, y en la co-munidad.

Fueron 18 las empresas que presentaron sus programas de inclusión, todos ejemplos para otras organizaciones por ser replica-bles, sencillos de implementar y sustenta-bles.

El jurado, integrado por Adolfo Ablático, Alejandro Llorente, Alejandro Preusche, Alfredo Rojas Lagarde, Luis S. Grynwald, Luis Riva y Silvia Sioli de Torres Car-bonell, tuvo a cargo la difícil tarea de seleccionar, entre los casos propuestos, los finalistas.

En pie de igualdad, resultaron premiados:• Programa “Inclusión para personas con

discapacidad en empleos competitivos” (Fundación de La Cuenca).

• Programas que promueven la inclusión y la diversidad en el mundo del trabajo (Manpower).

• Programa “Educación primaria y secun-daria para empleados” (Megaflex S.A.).

• Programa “Capacidades Distintas” (Wal-Mart Argentina).

Asimismo, recibieron una mención espe-cial:• Programa “Ideas que dan trabajo”

(Banco Santander Río).• Programa “EnterTech” e “Invertí en

Vos” (Oracle Argentina).

En esta edición compartimos los progra-mas seleccionados.

Institucional

Arriba izq.: Luis Riva hace entrega del Premio a Paul How, Director de Logística,

estrategia y desarrollo sustentable de Wal­Mart.

Arriba der.: Alejandro Preusche entrega el

premio Enrique Shaw a Antonio Alonso,

Presidente de Megaflex.

Abajo izq.: Marcelo Fiuri, Consejero Ejecutivo de

la Fundación La Cuenca recibe la distinción de

manos de Alfredo Rojas Lagarde.

Abajo der.: Alfredo Fagalde, Director General de Manpower, agradece

la distinción recibida

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Institucional

Fundación de la Cuenca

“Programa de inclusión para personas con discapacidad en empleos competitivos”Fundación de la Cuenca es una entidad sin fines de lucro, de origen empresario, creada por el conjunto de empresas que conforman Grupo Unido.

El programa, que comenzó rudimentariamente en 1997, se concreta bajo tres modalidades:

1) pasantías Laborales, que ofrece a las instituciones que trabajan con personas con discapacidad, la posibilidad de que estas realicen pasantías en las empresas del Grupo.

2) Empleo efectivo con Apoyo, en el que se contratan personas con discapacidad, que son guiadas y acompañadas por un referente del área de Recursos Humanos en el aprendizaje de su labor.

3) Empleo protegido, en el que se gerencia el Taller Protegido de Producción Rupay (que elabora mermeladas, ensaladas de fruta y lemoncello), fundado por la Fun-dación CANDI. Esta última se encarga de seleccionar, implementar y realizar el seguimiento de los beneficiados del taller. En tanto, Fundación de la Cuenca articula la tarea de los distintos actores sociales y gestiona los aspectos legales y económicos.

Más de 100 personas ya han realizado pa-santías laborales, siendo más de 20 las que cuentan con trabajo efectivo en alguna de las empresas del Grupo.

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Página 14 EMPRESA Nº192

Institucional

Manpower Argentina

Programas que promueven la inclusión y la diversidad en el mundo del trabajoManpower es una empresa dedicada a la provisión de servicios integrales de Recur-sos Humanos. Entre otros programas, la empresa desarrolla los siguientes:

1) Oportunidades para todos: que desde el 2004 promociona la diversidad en el mundo laboral. Este programa cuenta con profesionales que brindan asesoramiento y capacitación a empresas, identifican ocupaciones que pueden ser cubiertas por personas con discapacidad y administran talleres de inserción laboral, entrevistas y evaluaciones para consolidar una base de datos de personas con discapacidad.

2) Juntos por los jóvenes: que desde el 2004 promociona el empleo y la in-serción laboral de jóvenes, entre 18 y 30 años, de bajos recursos, brindando talleres de orientación para la búsqueda de empleo.

3) Sin Fronteras: que desde el 2006 brinda orientación laboral y colabora en la búsqueda de empleo para inmi-grantes y refugiados en Argentina.

Con estos programas, más de 400 personas han conseguido empleo en Manpower y en empresas clientes.

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Megaflex S.A.

Programa de educación primaria y secundaria para empleadosMegaflex S.A. es una empresa dedicada a la elaboración de productos impermeabili-zantes, y desde sus comienzos incorporó a personas que hubieran tenido dificultades para conseguir un trabajo digno por su edad, enfermedad o nivel de estudios, en-tre otros.

Por otra parte, Megaflex S.A. creó una escuela primaria para sus empleados, con-siderando que un número importante de ellos tiene pendiente realizar y completar su educación primaria. Así, en 2007 co-menzó a funcionar dicha escuela que pasó

a depender de la Secretaría de Educación Pública/Educación para Adultos.

De la misma manera, para aquellos emplea-dos que no han concluido sus estudios se-cundarios, se firmó en el 2008 un convenio de cooperación entre Megaflex S.A. y la Fa-cultad de Ingeniería de Lomas de Zamora.

A la fecha, son 14 los operarios que asisten a la escuela primaria y 24 a la secundaria. En ambos casos, las horas de cursada son abonadas, y la modalidad es intensiva y semi presencial.

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Wal-Mart Argentina S.R.L.

Programa de capacidades distintasWal-Mart es una cadena de hipermercados que se extiende a nivel internacional.

El “Programa de Capacidades Distintas” ya lleva 13 años. Tiene como objetivo contribuir al pleno respeto y ejercicio de los derechos humanos y sociales de personas con discapa-cidad motora, mental o sensorial, a través de la equidad en los procesos de reclutamiento, selección, contratación y desarrollo laboral.

Este programa recluta personal de fuentes internas (de la propia compañía) y exter-nas (del grupo de socios estratégicos de Wal-Mart: Fundación Par, Fundación Dis-car y Fundación Creando Espacios).

Al 2008 se ha logrado una incorporación total de 59 empleados estables con discapa-cidad, que representa un 0,7% de la dotación total. Se espera para el 2009, lograr el 1%.

MEnCIOnES

Banco Santander Río S.A.: “Ideas que dan trabajo”Banco Santander Río es un banco privado del sistema financiero argentino.

“Ideas que dan trabajo” es un emprendimiento que funciona desde el 2004. El objetivo fue financiar la puesta en marcha de emprendimientos productivos autosustentables, que generen fuentes de empleo genuino para personas de las comunidades donde estos operan. Los emprendimientos son apadrinados por los propios empleados del Banco.

Responsable al empleado que presentó la idea. Cada proyecto recibe un seguimiento por parte del Banco. Esto permite detectar y ayudar a subsanar fallas y contribuye a ratificar el compromiso de los beneficiarios.

En la actualidad, son 35 los emprendimientos puestos en marcha, que dieron origen a 420 puestos de trabajo.

Oracle Argentina: “EnterTech” e “Invertí en vos” Oracle Argentina es una compañía de Software em-presarial.

Junto a la CESSI (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos), el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, y Sun Microsystems (fabricante de semiconductores y Software), creó en el 2006 el programa “EnterTech”. Este otorga becas de estudio a desocupados y egresados de nivel secundario, para adquirir conocimientos bá-sicos de programación y conocimientos avanzados de administración de base de datos. Esta iniciativa contempló la inclusión de personas con discapa-cidades diferenciales, pudiendo recibir el curso en tres instituciones educativas especiales.

Por otra parte, en conjunto con la CESSI y el Ministerio de Trabajo, Oracle desarrolló en 2006 el programa “Invertí en Vos” con el objetivo de capa-citar, a lo largo de un año, en Java y Oracle. Más de 3.000 personas se han graduado en alguno de los dos programas y alrededor del 60% de los alumnos desocupados ya ha sido empleado.

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E c o n o m í a

La crisis del capitalismo global

Mario teijeiro

Luego de la caída de Lehman Brothers en septiembre, la crisis financiera adquirió un carácter dramático, el pánico se apropió de los inversores y se inició un proceso recesivo global de intensidad y duración de difícil previsión. La capitalización de los bancos y las garantías extraordinarias concedidas por los gobiernos han sido pasos necesarios para frenar el colapso de los mercados de crédito. Pero la confianza no se ha restablecido y los precios de ac-ciones, bonos corporativos y commodities continúan deprimidos y volátiles.

¿Por qué la confianza no se ha restableci-do? En primer lugar, porque en este clima de pánico la demanda mundial se ha des-plomado y estamos frente a la probabilidad de una recesión importante y prolongada. Esta circunstancia genera un circulo vi-cioso de desconfianza, ya que ha instalado el temor de que los beneficios empresarios se desplomarán (lo que validaría un valor aparentemente “regalado” de las accio-nes), las quiebras empresarias aumentarán

(lo que validaría un precio muy bajo de los bonos corporativos) y los países emergen-tes entrarán en serias dificultades (lo que validaría la caída de los bonos soberanos).

La decisión de los países centrales de que no se produzcan más quiebras financieras desordenadas tipo Lehman ha disminuido significativamente el riesgo de deposi-tantes y tenedores de bonos de entidades financieras de países centrales, pero no ha hecho desaparecer el riesgo de los accio-nistas de esas entidades que pueden sufrir por el empeoramiento de las carteras de préstamos, asociado a la recesión mundial que se avecina.

En segundo lugar, los mercados se mantie-nen deprimidos por las continuas ventas de bancos de inversión y fondos de cober-tura (hedge funds) que tenían posiciones de acciones, bonos y préstamos financiados parcialmente con líneas de crédito ban-carias. El corte de esas líneas, por bancos ansiosos por disminuir riesgos y recuperar

“Denunciar los males del liberalismo por la crisis financiera es análogo a argumentar que la libertad de precios es perversa después de garantizarle a la industria la

capacidad de aumentar sus precios al amparo de la protección de la competencia externa. Lo que ha provocado la crisis no es el liberalismo, sino el libertinaje financiero

al amparo de garantías estatales”, señala Teijeiro.

Restablecidas las garantías mínimas sobre la sobrevivencia de las entidades financieras y las acreencias de depositantes y bonistas, como parte del deber hacer en el contexto

de crisis, el autor subraya que la prioridad ahora es morigerar la recesión y evitar la deflación en las economías desarrolladas. Finaliza la nota compartiendo las lecciones

que nos ha dejado esta problemática, que incluye una profunda revisión de la industria financiera internacional.

Lic. en Economía (UnLP) Doctor

en Filosofía en Economía

(Universidad de Chicago, EE.UU.).

Presidente del Centro de

Estudios Públicos.

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Página 26 EMPRESA Nº192

liquidez, fuerza la liquidación de activos a cualquier precio. En tercer lugar, ha continuado el rescate masivo de inverso-res en pánico de sus fondos de inversión, que fuerza a ventas de bonos y acciones por parte de esas instituciones. En cuarto lugar, todavía no han tenido un impacto efectivo en el mercado el programa de U$S 700 mil millones de la Tesorería para comprar carteras hipotecarias, y recién ha comenzado el programa de la Reserva Federal para comprar directamente papeles comerciales.

Las amenazas de la recesión

¿Estaremos en los inicios de una crisis como la de la gran depresión inicia-da en 1930? Los síntomas iniciales son parecidos, pero existe conciencia de que los errores cometidos en aque-lla oportunidad no deben repetirse. Las decididas acciones en materia de apo-yo a las entidades financieras es un indicador claro que ya no se permitirán

-como ocurrió en los años 30- sucesivas quiebras desordenadas de miles de bancos, en perjuicio de depositantes y acreedores. Los gobiernos facilitarán la absorción de entidades débiles por entidades más sóli-das, lo que llevará a una mayor concentra-ción de la actividad financiera. Pero, ¿los grandes bancos sobrevivirán un eventual empeoramiento de sus carteras? Muchos probablemente sí y cuando así no fuera, el Estado tomará control de entidades que son “demasiado grandes como para

caer”, les eliminará sus préstamos fallidos (a costa de los contribuyentes futuros) y posteriormente reprivatizará los bancos ya saneados. Pero el rescate no alcanzará a los mutuals funds, los hedge funds y los private equity funds que seguirán “implosionan-do” ante el rescate de sus cuotapartistas en pánico y la evaporación de sus fuentes bancarias de financiamiento.

El problema central en el corto plazo es que la inseguridad de los propios bancos, en su propio financiamiento y capitaliza-ción, y las dudas sobre la solvencia de sus eventuales clientes, hará que presten mu-cho menos que lo que sus fondos líquidos les permitirían. No se animarán a prestar a quienes más lo necesitarían (empresas con alto endeudamiento, hedge funds, in-dividuos transitoriamente desempleados o empresas con un flujo de caja comprome-tido por la recesión). El sector financiero es naturalmente procíclico, no anticíclico. Presta cuando menos se lo necesita y se retrae cuando más se lo necesita.

Las excepcionales medidas financieras de las últimas semanas son una condición ne-cesaria para evitar una profundización del colapso del crédito, pero no serán suficien-tes para revertir inmediatamente la rece-sión económica. La lección que se aprendió de la crisis de 1930 es que el Estado debe expandir las líneas de crédito a los bancos para evitar un colapso total del crédito. Pero también se aprendió que esto puede ser insuficiente para reflotar inmediatamen-te la economía, ya que un sistema finan-ciero jaqueado por temores estará limitado para canalizar las inyecciones de liquidez intentadas desde los bancos centrales.

La dinámica de la recesión mundial

Restablecidas las garantías mínimas sobre la sobrevivencia de las entidades finan-

El problema central en el corto plazo

es que la inseguridad de los propios

bancos en su propio financiamiento

y capitalización, y las dudas sobre la

solvencia de sus eventuales clientes, hará

que presten mucho menos que lo que

sus fondos líquidos les permitirían.

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cieras y las acreencias de depositantes y bonistas, la prioridad ahora es morigerar la recesión y evitar la deflación en las econo-mías desarrolladas. La recesión disminuye la capacidad de empresas e individuos de servir sus deudas, y la deflación agranda-ría el tamaño de esas deudas en términos reales. Los estados mismos encontrarían inconveniente que sus deudas, además de aumentar por el déficit fiscal y las opera-ciones de rescate, aumenten en términos reales por una deflación generalizada.

El único factor positivo que hoy beneficia a las economías centrales es la caída del pre-cio del petróleo, que aumenta la capacidad de gasto doméstico de sus consumidores. Pero hay otras repercusiones globales que agravarán la caída de la demanda. Por ejemplo, las devaluaciones de Canadá, México, Australia y Brasil no harán sino disminuir la demanda por exportaciones americanas y hacer más competitivas las exportaciones de esos países hacia E.E. U.U., en perjuicio de la producción ameri-cana. El punto central es que la mayoría de los países pueden devaluar frente al dólar, el yen o el euro y así morigerar un panorama interno deflacionario y super recesivo, pero al hacerlo concentran las presiones defla-cionarias en los países centrales.

Ni Europa ni Japón, ni E.E. U.U. pueden devaluar y, por el contrario, sus monedas se aprecian en términos de otros países desa-rrollados y sobre todo emergentes. Su única solución para paliar la recesión y evitar una perversa deflación es utilizar su propia política fiscal y monetaria. ¿Será suficiente la política monetaria que capitaliza bancos, garantiza líneas de crédito, facilita líneas de redescuento y financia directamente em-presas productivas comprando sus papeles comerciales? Los resultados recién empie-zan a sentirse a través de una baja de la tasa Libor de corto plazo. El financiamiento de largo plazo a empresas privadas se recupe-

rará mucho más lentamente, a la espera de que la recesión económica no arriesgue la sobrevivencia de quienes colocan bonos o demandan crédito.

Las limitaciones del sistema financiero para canalizar una política monetaria expansiva en estas circunstancias pueden necesitar el complemento de una política fiscal deficita-ria, que estimule la demanda directamente a través de bajas impositivas y programas de gasto. Los países centrales pasarán por un periodo de experimentación en sus políticas de reflotamiento de la economía mundial, probablemente continuarán yendo por un tiempo detrás de los acontecimientos y se sucederán las medidas hasta que la econo-mía empiece a recuperarse. Pero no estare-mos frente a la pasividad posterior a la crisis del 29, que garantizó la Gran Depresión.

El rescate no alcanzará a los mutuals funds,

los hedge funds y los private equity funds que seguirán “implosionando”

ante el rescate de sus cuotapartistas en pánico y la evaporación de sus

fuentes bancarias de financiamiento.

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Las lecciones de la crisis

El sistema financiero continúa demostran-do una y otra vez, sea en países emergentes o desarrollados, que es intrínsecamente inestable y capaz de generar ciclos de auge y depresión. Los enemigos de la libertad se regocijan cada vez que una crisis financiera “demuestra” las falencias del capitalismo liberal. Nuestros gobernantes llegan al ridículo de concluir que lo que está ocu-rriendo en el mundo desarrollado es una validación de sus ideas intervencionistas y saqueadoras del sector privado. La pa-radoja es que el sistema financiero en su actual forma es la antítesis del liberalismo. Es el sistema financiero que se impuso des-pués de la Gran Depresión, que fomenta la irresponsabilidad de los banqueros al

amparo de las ga-rantías explícitas e implícitas del Esta-do. Esas garantías estatales son tan perversas como las intervenciones que en otros mercados aseguran mono-polios privados o distorsionan el co-mercio.

Denunciar los males del liberalismo por la crisis financiera es análogo a argumentar que la libertad de precios es perversa des-pués de garantizarle a la industria la capa-cidad de aumentar sus precios al amparo de la protección de la competencia exter-na. Lo que ha provocado la crisis no es el liberalismo, sino el libertinaje financiero al amparo de garantías estatales.

Tal como argumentara en un artículo anterior (La nueva crisis financiera, 25 de enero de 2008), la naturaleza de la industria financiera debe revisarse pro-fundamente. En primer lugar, los bancos

que gozan de garantías estatales deberían mantener patrimonios mínimos y reservas liquidas (en proporción a sus activos) que sean substancialmente superiores a las ac-tuales. En segundo lugar, con sus depósitos a corto plazo los bancos deberían prestar sólo a corto plazo; y otorgar préstamos a individuos, empresas o entes estatales que tengan un endeudamiento global que no supere niveles prudentes. En tercer lugar, los bancos deberían tener prohibido pres-tar a vehículos o instituciones que a su vez invierten en activos riesgosos (institucio-nes de préstamos hipotecarios, fondos de inversión accionaria, hedge funds, private equity funds, etc.). En cuarto lugar, ningu-na institución no bancaria que invierta en activos de riesgo debería tener garantías estatales y quienes decidan invertir en sus fondos de riesgo deberían afrontar todos los riesgos de las fluctuaciones de precio. Finalmente, el Estado no debería garanti-zar el fondeo de instituciones que prestan para determinados fines sociales (como las garantías otorgadas al fondeo de institu-ciones hipotecarias como Fannie Mae y Freddie Mac).

Pero así como en la Argentina la irrespon-sabilidad financiera durante la Converti-bilidad dio por tierra con todo principio liberal, hoy el ambiente político en los países desarrollados se ha tornado propicio para ideas más intervencionistas. Lo im-portante en estas circunstancias es que los países desarrollados limiten su activismo a la política monetaria y fiscal, se concen-tren en revisar los principios básicos con los que ha operado el sistema financiero internacional, pero mantengan e incluso acentúen el liberalismo comercial. Sería catastrófico que, como ocurrió en la déca-da de los treinta, se produjera ahora una oleada de proteccionismo comercial. Son los intereses comunes del comercio los que mantendrán al mundo unido y cooperando para superar esta crisis.

El sector financiero es naturalmente

procíclico, no anticíclico. Presta cuando

menos se lo necesita y se retrae cuando

más se lo necesita.

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E m p r e s a

De Campo: tambo y trabajo

Un aporte al conocimiento de las ocupaciones

y características de la gente de campo

Enrique Carlos behrends

La ocupación del tambero no es una de las más prestigiosas en el ámbito rural. Por lo menos, comparándola con otras relacionadas con la agricultura o con la ganadería. Ésta se encuentra signada, a nivel popular, por el estigma de la falta de higiene, por ciertas pi-cardías como aguar la leche, o -como se verá más adelante- por el alto nivel de dedicación que requiere y el bajo nivel educativo de quienes ejercen este oficio. Por todo ello, y hasta ahora, esta ocupación no ha sido muy

codiciada en el ámbito rural. Sin embargo, y como ha ocurrido con alguna otra (por ejemplo, la del chacarero-contratista), la incorporación de tecnologías y determinadas estructuras productivas han producido una creciente calificación (“enriquecimiento”) de las mismas. El del tambero es un oficio que integra habilidades, conocimientos y ac-titudes -es decir, competencias- de creciente complejidad; volviéndose un recurso alta-mente calificado.

El presente artículo es el extracto de un trabajo de investigación* del autor sobre el tambero mediero. A través del mismo, se buscó describir una ocupación que permitiera

reflejar la complejidad creciente de las tareas en el medio rural, y la aparición de nuevos perfiles con implicancias laborales, sociales y culturales que convierten en

obsoletos los clichés, a veces utilizados hablando de la gente de campo.

Behrends describe las competencias profesionales requeridas para el trabajo del tambero, analiza la vinculación entre el trabajo del mismo y su familia, profundiza en

cómo influye su trabajo en la organización de su tiempo personal y evalúa la dimensión subjetiva del trabajo y la medida de su satisfacción/insatisfacción.

Rescatamos parte de este completo documento que nos ayuda a entender -como dirigentes de empresa- la problemática del hombre de campo en algunas de sus

distintas perspectivas.

Lic. en Sociología (USAL). Doctor

en Sociología (UCA). Especialista

en temas de Organización,

Recursos Humanos y Sociología del

Trabajo.*Realizado entre 2006 y 2007

en la zona del Abasto Sur, región de 17 partidos vecinos,

al sudoeste de la ciudad de Buenos Aires, mayormente

en lo que se denomina la Cuenca del Salado. El trabajo forma parte de la tesis docto-

ral del autor.

Page 32: Revista EMPRESA 192

Página 30 EMPRESA Nº192

Un estudio sobre el tambero mediero en el marco de la sociología de las ocupaciones

A lo largo del tiempo, la actividad de las personas en el marco del entorno social en que viven se desdobla en diferentes aspectos: el trabajo, la religión, la vida social, lo familiar, etc. Si bien la perso-nalidad social de cada uno es única e indivisible, podemos, a los fines prácticos, diferenciar dichos órdenes en un análisis específico. De esta forma abordamos, desde la perspectiva del trabajo -tomado este en un sentido amplio y no solamente como trabajo en relación de dependencia- la te-mática de las ocupaciones. Una ocupación

requiere de la parti-cular forma en que una persona se in-serta en el proceso de trabajo a partir de un conjunto de roles definidos por la intersección de aspectos tecnoló-gicos, productivos, económicos y hu-manos.

Así el conocimiento de cada uno de estos aspectos permite una mayor comprensión de los actores que ejercen una determina-da ocupación.

Una ocupación es susceptible de ser anali-zada considerando estas dimensiones:

1) La tecnológica, que refiere a los pro-cesos productivos, las operaciones, insumos, dispositivos, maniobras, etc., necesarias para realizar la tarea y los saberes, habilidades y actitudes requeri-das para operar todos ellos;

2) La económica, es decir la forma en que se sustenta la actividad, ya sea las con-

diciones financieras que deben darse para viabilizar la ocupación y el soste-nimiento de quienes participan en ella y sus familias;

3) Los aspectos humanos y sociales: la personalidad, las historias de vida, la familia, el marco social y cultural, los valores y creencias, el prestigio y el es-tatus, etc.

La investigación orientada al conoci-miento y a la comprensión de las diferen-tes ocupaciones permite el análisis y el diagnóstico de las mismas con fines edu-cativo-formativos, de economía laboral, organizacional y administrativo. Por otro lado, permite también el conocimiento y la comprensión de los agregados sociales compuestos por quienes ejercen cada ocu-pación.

El objetivo de esta investigación en par-ticular fue caracterizar la ocupación del tambero mediero en dicha región con el fin de:

1) Describir cuáles son las competencias profesionales requeridas para el trabajo del tambero.

2) Analizar la vinculación entre el trabajo del mismo y su familia.

3) Conocer cómo influye su trabajo en la organización de su tiempo personal.

4) Analizar la dimensión subjetiva del trabajo y la medida de su satisfacción/insatisfacción.

Competencias profesionales

El concepto de competencias refiere a la preocupación de vincular y corresponder dos órdenes de distribución, el de las pro-

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La ocupación del tambero se

desarrolla en familia y se adquiere en

la misma. El 70% de los entrevistados

es hijo de tamberos.

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Diciembre 2008 / Enero 2009 Página 31

piedades de los puestos de trabajo y el de los atributos de las personas (Tanguy, 2001). Las competencias no son propias del puesto de trabajo, sino que son atributos del traba-jador que reflejan elementos individuales y sociales en una trayectoria que en cada caso es única (Gallart y Jacinto, 1995).

Las competencias aluden a un saber opera-cional que se compone de:

1) Conocimientos= información y expe-riencia de un trabajador.

2) Operacionabilizados instrumentados en una organización productiva determi-nada.

3) Actitudes= interés y motivación para realizar la tarea.

La introducción del paquete tecnológico en el sector lácteo a partir de la década de 1970, no sólo implicó la generalización de la mecanización del ordeñe, sino que tam-bién incluyó nuevas prácticas vinculadas con la sanidad animal, la alimentación y el manejo reproductivo del rodeo. Afectó, asimismo, la duración de la jornada de trabajo y la remuneración de los tamberos. En términos absolutos (como veremos mas adelante), incrementó su remuneración como consecuencia del incremento en la producción. Por consiguiente, esta trans-formación de las tareas de la producción lechera demandó a los trabajadores nuevos conocimientos para su ejecución (Solé en Quaranta, 2001). Los mismos pueden ser comprendidos y analizados desde el punto de vista de los procesos centrales en que se desarrolla la tarea. Uno de ellos es el proceso de producción ganadera (mante-nimientos, sanidad, cría y recría, alimenta-ción y reproducción de rodeos ganaderos). El segundo es el proceso agrícola (gestión de la producción de forrajes y pasturas, siembra, fertilización, cosecha y procesa-

miento de diferentes tipos de producciones agrícolas para la alimentación vacuna), y el tercero es el proceso de producción industrial de la leche a partir del ordeñe, su procesamiento inmediato (manejo de maquinarias de creciente complejidad, equipos de frío, higiene y mantenimiento electromecánico y electrónico, llevar re-gistros de todos los procesos).

Y frente al desafío que esta complejidad supone nos encontramos con el hecho de que en el grupo entrevistado -cuyas edades se distribuyen entre dos tercios que tienen entre 26 y 45 años, un tercio de 46 a 55 años, y tres casos mas de 65 años-, el 90% tiene solamente primario incompleto o completo, dos casos secundario completo, y que ninguno de los entrevistados adqui-rió las competencias requeridas en el mar-co de la educación formal.

¿Una ocupación familiar?

Si bien, normalmente, el contrato de mediería se firma entre el productor y el

E m p r e s a

Behrends: “El del tambero es un oficio que integra

habilidades, conocimientos y actitudes ­es decir,

competencias­ de creciente complejidad; volviéndose un recurso altamente calificado”.

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mediero (es decir, la persona que ejerce el rol de jefe de familia), la presencia de la familia y su participación -en alguna for-ma- en las tareas del tambo constituye un rasgo característico de esta ocupación. Más del 90% de los encuestados vive en pareja y con hijos. Solamente, un 10% de los ca-

sos declara que el/la cónyuge tiene una ocupación fuera del tambo. En el resto de los casos, la mitad expresa que el/la cónyuge participa en las tareas del mismo. Sin embargo, la observación reali-zada en las visitas permite asegurar que como mínimo en las funciones de ordenamiento y limpieza hay una participación mu-cho mayor. Con una edad promedio

de la muestra para los hombres de 43 años y de 33 años para las mujeres -es decir, en una etapa aún fértil- el 50% de las familias tiene dos o menos hijos y el otro 50%, entre tres y siete hijos. El 85% de los hijos integran el grupo doméstico, es decir con-viven con los padres, y el 70% tiene entre 6 y 20 años.

En la etapa de la escuela primaria (5 a 12 años), el 80% de los niños solamente estudia y un 20% colabora en alguna tarea. De los 13 a los 17 años, solamente un 10% no estudia; sin embargo, ya un 33% estudia y trabaja colaborando en el tambo. Los mayores de 18 años que aún conviven con los padres participan en un 60% de las tareas del establecimien-to, en tanto que un 40% lo hace en otras ocupaciones.

Podemos decir que el tambero gene-ralmente vive y trabaja en familia. Las mujeres se incluyen y tienen una activa participación en tareas de higiene, orden y recría, y en el ordeñe. Asimismo surge de la observación realizada que poseen las competencias requeridas para la recría y el ordeñe en un grado superior. Las mujeres que están a cargo de tambos responden a los casos en los cuales son jefes de familia.

Los hijos, incluidos en el proceso educati-vo, mas allá de lo que lo fueron sus padres, comienzan a participar en las tareas del tambo. Al llegar a la mayoría de edad, una porción de los mismos deja el hogar paterno y se dedica en un 75% a otras actividades. La mayoría de los que perma-necen en el hogar paterno y una cuarta parte de los que no viven con los padres también se dedican al tambo.

En síntesis, la ocupación del tambero se desarrolla en familia y se adquiere en la misma. El 70% de los entrevistados es hijo de tamberos.

El uso del tiempo

Una de las dimensiones con mayor fre-cuencia consideradas para determinar la calidad de vida en nuestra sociedad está vinculada al uso del tiempo y a la relación entre tiempo libre y tiempo de trabajo. Esta dimensión es particularmente importante en este caso dado que los distintos procesos que convergen en la producción de leche son continuos los 365 días del año. A la pregunta de si tienen tiempo libre, el 91% de los entrevistados afirmó que sí. Sin em-bargo, responden en un 70% no tener días francos ni la posibilidad de tomarse vaca-ciones, aunque todos consideran que debie-ran tenerlos. Analizando las respuestas so-bre organización de la jornada, las tareas es-pecíficas del tambo, el campo, maquinarias

Si bien, normalmente, el contrato

de mediería se firma entre el

productor y el mediero (es decir, la

persona que ejerce el rol de jefe de

familia), la presencia de la familia y su

participación -en alguna forma- en las

tareas del tambo constituye un rasgo

característico de esta ocupación.

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y registración, consumen entre 8 y 10 horas diarias, lo que parece equiparable a una jornada laboral urbana, pero sin tiempos de desplazamiento. De esta forma se puede estimar que en la semana normalmente se generan entre 15 y 18 horas de tiempo “li-berado” que se utilizan en diferentes activi-dades. Entre las mismas se destacan visitar a familiares y amigos, hacer compras, ver televisión y, en menor medida, deportes y actividades sociales como concurrir a espec-táculos y bailes.

En síntesis, se trata de una ocupación con una alta exigencia de permanencia, con un ritmo esforzado de actividades en horarios extremos, bajo diferentes condiciones cli-máticas, con inexistencia de períodos libres (francos o vacaciones), pero sí con espacios de tiempo liberados en lo cotidiano. El uso del tiempo liberado con fuerte predominio de actividades familiares y sociales.

La satisfacción laboral

En primera instancia consideramos los fac-tores objetivos que hacen a la satisfacción: la remuneración y el nivel de consumo resultante del ingreso. Como expresáramos anteriormente, el estudio se focaliza en la ocupación del tambero mediero que, en el marco de la institución de la mediería, percibe como retribución a su trabajo un porcentaje de la facturación por leche del establecimiento. Tomando los datos a la fecha del relevamiento (octubre 2006) los ingresos de la muestra oscilaban entre $1.440 de mínimo y $13.200 de máximo, con un promedio de $3.687 y una mayor densidad de ocurrencias entre $1.807 y $4.050. Para esa fecha el ingreso medio del trabajador asalariado del sector privado (no incluyendo el sector público, desem-pleados y otras situaciones) era de un pro-medio de $1.542 (según el Observatorio

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Página 34 EMPRESA Nº192

del Empleo, elaborado por el Ministerio de Trabajo en base a datos del Sistema Inte-grado de Jubilaciones y Pensiones). Estos valores, los de la retribución de los tam-beros, basados en el precio de la leche, de-ben ser duplicados a septiembre de 2008. Obviamente, este ingreso debe computarse como del grupo familiar que hemos des-cripto antes. Sin embargo, aun así, superan ampliamente los obtenidos por amplias franjas de población urbana y rural.

El nivel de consumo derivado de este nivel de ingresos es relativamente elevado. Asi-mismo, debe recordarse que el contrato de mediería implica la provisión por parte del propietario de casa para el tambero y su familia. Es decir que, en primera instancia, éste no tiene gastos de vivienda presente ni de desplazamiento para ir a su trabajo. Asimismo el 90% de los tamberos declara poseer uno (en algunos casos hasta dos) automóviles, en promedio modelos con 10/20 años de antigüedad, poseen televi-sión, heladera, teléfono celular, termo de agua caliente y calefacción.

Desde la perspectiva subjetiva, el 100% de los entrevistados manifestó que el trabajo en su vida era “Muy importante” o “Impor-

tante”. Respecto de cuáles son los aspectos que más le gustan de la actividad, un 70% mencionó que “es lo que sabe” o “porque es de tradición familiar”. Un 75% manifestó su gusto por la actividad porque la misma es “Muy autónoma”” o “Autónoma”, y que lo que menos les gustaba era “la rutina” (60% de los casos). En su percepción entienden, en un 80% de las respuestas, que su activi-dad es “Muy reconocida” o “Reconocida”.

En síntesis, la satisfacción laboral de los tamberos medieros se funda en aspectos objetivos (nivel de compensación, acceso a un nivel de vida de perfil similar al de la clase media urbana y movilidad social). En lo subjetivo, la satisfacción se deriva del conocimiento de la tarea, del trabajo en familia, de la autonomía en el desempeño de las tareas y de la percepción propia acerca del reconocimiento social de la ac-tividad. Di-satisfactores son la rutina y la carga horaria.

A modo de conclusión

El objetivo del presente artículo estará cumplido si el lector no conocedor de la actividad se familiariza con la evolución y complejidad de la ocupación. La descrip-ción efectuada trasciende los tipos clásicos (peón, chacarero, bracero, chango, latifun-dista, etc.) acerca del trabajo y los grupos sociales emergentes en el campo y motiva, tal vez, a un estudio sistemático de esta nueva realidad.

Algunas cuestiones quedan inconclusas y para el debate: ¿Es viable esta ocupación en el futuro? ¿Qué ha hecho el sistema educativo formal para preparar técnicos tamberos? ¿Es viable la mediería como institución reguladora de relaciones labo-rales?

Quedan planteadas las cuestiones.

La introducción del paquete tecnológico en el sector lácteo a

partir de la década de 1970, no solo implicó

la generalización de la mecanización del

ordeñe, sino que también incluyó nuevas prácticas

vinculadas con la sanidad animal, la alimentación

y el manejo reproductivo del rodeo.

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Desde Oxford

Dejo la biblioteca de St. Antony’s College y parto en mi bicicleta rumbo a la cena en el Sommerville College. Al llegar el porter, con su flema británica y su sombrero de hongo, me indica respetuosamente el ca-mino a través de los patios de piedra. Ingreso vestido con mi toga, como es de rigor para estos encuentros formales. Los anfi-triones nos reciben en una sala contigua para disfrutar del clá-sico aperitivo, un “vino de Jerez

o sherry”. Desde los amplios ventanales de la sala se pueden ver los jardines iluminados del college y su capilla.

Nos invitan a pasar al salón principal o hall. Las mesas ya están dispuestas, las ve-las encendidas, nos rodea la madera, y los cuadros de honor nos hacen sentir el paso del tiempo. El lugar es único.

Nos vamos acomodando en nuestros lugares respectivos, y los anfitriones relatan la histo-ria del Somerville College. Fundado a fines del siglo XIX, es hoy uno de los 38 colegios que componen la Universidad de Oxford. Durante varias décadas funcionó exclusiva-mente como un colegio para mujeres. Tuvo entre sus miembros más destacados a Marga-

ret Thatcher.

Al frente del salón, notamos imponente la mesa alzada para los miembros Senior de la “congregación”. Nadie está

sentado todavía. Nuestras mesas están ubicadas en un escalón inferior; desde ya, somos simplemente estudiantes. El men-saje que deja la disposición de las mismas es claro. Todos nos miramos y pensamos: “Algún día..., algún día...”.

Quienes pertenecen a la Universidad de Oxford, nos recuerdan, forman parte de la “congregación” en referencia a los religio-sos que la fundaron allá por el siglo XIII. La cena en Sommerville nos hace sentir con fuerza que somos parte de ella.

Ingresan los Senior members caminando detrás del Warden (Director) del college, to-dos en fila y por orden de importancia. Nos paramos para recibirlos y permanecemos en silencio. Hace más de un siglo que así se celebran las cenas. La tradición se conserva y las formas permanecen a manera de ritual.

Benedicto benedicatur, son las palabras en latín que pronuncia el warden del college para bendecir la ceremonia. Golpea con el martillo la peana, pronunciamos a coro el “Amén”. Ya podemos sentarnos y con el ingreso de los mozos y el plato de entrada, comienza la cena.

Nos sentamos mezclados entre los miem-bros de St. Antony’s y los de Somerville. La conversación transcurre amigablemente. El primer tema es la existencia de Dios. Difícil argumentar en inglés acerca de semejante cuestión. A mi izquierda, un economista alemán sostiene creer en algo, pero no estar seguro. Un caso de agnosticismo pienso,

Santiago Mariani

Argentino. Actualmente realizando el Master of Science in Public Policy in

Latin America.

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Diciembre 2008 / Enero 2009 Página 37

Cena con mesa alzada en un College de la Universidad de Oxfordhay esperanza. Frente al alemán está senta-da una especialista en desarrollo de la India que también participa del intercambio. In-tento que la conversación gire en torno a la tradición de Oxford, su escudo de armas y su lema: Dominus Illuminatio Mea (El señor es mi luz). Pongo como ejemplo a Santo Tomás Moro, profesor de nuestra Univer-sidad y santo patrono de los hombres pú-blicos, me refiero al Cardenal Newman, su conversación y militancia a través del The Oxford Movement. Las dudas persisten en ellos. El relativismo no cesa.

Ingresan, nuevamente y coordinados, los mozos con el segundo plato. El cordero y las papas nos permiten pasar a otros temas como la Unión Europea y los líderes que la formaron. Vuelven los valores religiosos a la mesa mediante un artilugio que intento llevar adelante. Mi argumento gira en tor-no a esos inolvidables democristianos que tuvieron la visión de ponerla en marcha. No dan crédito a mi tesis. El relativismo si-gue imperando, se ponen como factores de éxito otras cuestiones. En mi cabeza gira el Mercosur. ¡Ay, Mercosur! ¿Dónde estarás y cuando serás..., Brasil ya no te quiere?

A mi derecha “pierdo” al compañero que está solamente concentrado en seducir a una dama bastante guapa de Oregon. Intro-duzco el tema de la primaria fallida de Ro-bert Kennedy en Oregon, primera elección que los Kennedy pierden en su historia. La norteamericana sorprendida con este dato se interesa en mis argumentos sobre los po-líticos católicos. Es inevitable hablar ahora

de la elección reciente y de Barack Obama. Mi compañero de la derecha me mira cons-ternado. Decido entonces emprender con dignidad la retirada y conversar nuevamen-te con el economista de la izquierda.

El vino sigue corriendo, la relajación ya es total y podemos hablar de la vida universi-taria en Oxford. Llegamos a la conclusión que nos quieren civilizar con estas tradicio-nes, que son parte necesaria de la forma-ción humanista que estamos recibiendo. La aspiración a la universalidad y a sus valores es lo que estamos encontrando en nuestro camino. Aquellos que pensábamos en venir a “especializarnos”, nos damos cuenta que debemos regresar a lo universal.

Terminado el postre nos volvemos a parar para despedir a los Senior members, en si-lencio. Detrás del Warden vuelven a salir todos respetando al hacerlo el orden de importancia.

El ambiente se relaja. Ahora somos so-lamente los estudiantes los que nos que-damos. Volvemos al salón contiguo para disfrutar de café, chocolates y más charla.

Transcurre la noche, se hace tarde; luego de esa maravillosa ceremonia sentimos que es hora de regresar. Nos esperan en algu-nas horas las más de cien bibliotecas de la Ciudad de Oxford para continuar con los dulces rigores de la academia.

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Página 38 EMPRESA Nº192

La paz es posible

test imon io

El 16 de octubre de 1978, hace ya más de treinta años, cuando una fría tarde otoñal caía sobre la Plaza de San Pedro, siendo las 18.15, surgió de la pequeña chimenea sobre la Capilla Sixtina (esta vez, sí) el humo blanco. Teníamos nuevo Papa. Había sido elegido el cardenal Karol Jozef Wojtyla Kaczoroska.

¿Quien era este casi desconocido cardenal que rompía, después de aproximadamente 500 años, con la tradición de un Papa no ita-liano? No falto quien, en la concurrida Plaza de San Pedro, asombrado, expresara: “e un afrikano”, “un Papa nero”. No, este cardenal era, desde 1964, el arzobispo de Cracovia.

Karol Jozef Wojtyla, que adoptó el nombre de Juan Pablo II en homenaje al corto pontificado de su antecesor Juan Pablo I, era el primer Papa polaco y venía de una sufriente Iglesia de la Europa Central, con una rica historia pastoral.

Cuando Juan Pablo II apareció por primera vez en la logia de San Pedro, a su izquierda, solo separado por el maestro de ceremonias, había un prelado, a quién los argentinos, muy poco tiempo después llegaríamos co-nocer y a familiarizarnos con su nombre; era el cardenal Antonio Samoré.

Ese día, un Papa polaco rompía con la tradición de dirigirse a sus fieles en vez de impartir solo la bendición apostólica en la-tín. “Alabado sea Jesucristo. Mis queridos

hermanos y hermanas”, dijo en un claro y duro italiano. Estas palabras que sonaron distintas fueron el símbolo del inicio de un inapreciable pontificado, que viviríamos en plenitud durante un cuarto de siglo.

No hubiéramos imaginado, quienes hemos transitado esta parte de la historia, que treinta años después, estaríamos hoy recor-dando juntos a estos hombres de Dios, a quienes la providencia puso al servicio de una causa: la búsqueda de la paz entre dos naciones que, unidas por largos lazos de historia y hermandad, se precipitaban al abismo de una guerra.

Argentina y Chile habían entrado en una etapa que parecía no tener retorno. La Navidad de 1978 se aproximaba con más prolegómenos de guerra que con vocación de paz. El viejo diferendo por las islas Pic-ton, Lennox y Nueva, ubicadas en el canal de Beagle, eran esta vez el tema central de nuestro desencuentro.

No es mi intención entrar en un análisis sobre los ya históricos conflictos, sino re-cordar a quienes fueros los artífices de una verdadera gestión de paz y tener en este nuevo adviento, un sentido recuerdo a quienes supieron interpretar que:

“La paz es un valor y un deber universal, halla su fundamento en el poder racional y moral de la sociedad que tiene sus raíces en Dios mismo”.

Socio de ACDE y Miembro del Consejo de Redacción de Empresa. El artículo contó con la colaboración de Ana Cecilia Martiarena.

Celso Enrique Arabetti

“Amor y verdad se han dado cita, justicia y paz se abrazan”.(Sal. 85,11)

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tes t imon io

Podemos decir que cuando no habían transcurrido muchos días de su pontifica-do, el 23 de diciembre, Juan Pablo II toma su primera iniciativa diplomática, desta-cando al cardenal Antonio Samoré como mediador del conflicto.

Hay que recordar que, desde 1885, la Santa Sede no había sido mediadora en ningún conflicto entre países. La última interven-ción había ocurrido entre España y Alema-nia, lo que pone en evidencia el valor que tenía la paz para este nuevo Papa.

La Curia Vaticana no dejo de manifestarle que mucho temían por el éxito de su in-tervención. En respuesta surge el coraje y

El cardenal Samoré en una de sus tantas visitas

a la Argentina en tiempos del conflicto con Chile.

TESTIMOnIOS

“Juan Pablo II, cada día, en su vida, en sus actos, ha buscado construir la paz de tantas mane-ras; primero con la palabra, con la predicación, porque la palabra es algo que puede cambiar la vida de la fe. Juan Pablo II dio un testimonio concreto de este cambio”.

Dr. Marco GalloCoordinador de la Cátedra Juan Pablo II, Univer-

sidad Católica Argentina

“...el Papa no es ni poder militar ni poder económico ni político; es un poder espiritual, entonces nos tiene que servir para reflexio-nar sobre esta realidad: cómo el poder espiritual muchas veces puede más que el poder militar, el económico o el político”.

Dr. Rosendo FragaAnalista Político. Presidente del Centro de

Estudios para la Nueva Mayoría.

“Yo creo que los dos países se dan cuenta de lo absurdo de una guerra y que la paz trajo muchos más bienes. Porque hay países que se arrepienten de haber estado en paz en otra época de la historia; en cambio nosotros hemos aprendido eso”.

Prof. Joaquín Fernandois Universidad Católica de Chile

“La enseñanza que nos deja la intervención de Su Santidad en aquellas horas aciagas es que la paz es producto del diálogo y la negociación. La paz auténtica requiere de la mutua compren-sión a fin de que las aspiraciones de las partes se vean reflejadas con justicia. Porque la paz, en efecto, debe ser también obra de la justicia”.

Mons. Dr. Alfredo ZeccaRector de la Universidad Católica Argentina

“Siendo ejemplar, el cardenal Samoré, por su fidelidad y su objetividad; hay otras cuali-dades necesarias en cualquier obra de envergadura como lo son la inteligencia y el esfuerzo imaginativo. La prudencia en esos días y la paciencia en cada momento para lograr superar los estatus e inconvenientes que se presentan en ese camino. Y el Cardenal Samoré dio buena prueba de ello”.

Arzobispo Faustino Sainz MuñozNuncio Apostólico en Gran Bretaña e inte-

grante del equipo de mediación.

Extracto de las entrevistas realizadas para

el Programa Factor Futuro (Canal Metro) al

cierre de la Jornada organizada por la UCA:

“A 30 años de la Mediación de Su Santidad

Juan Pablo II en el Diferendo Austral entre

Argentina y Chile”.

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el valor de quien había vivido la guerra y padecido la ocupación de su patria por dos potencias dictatoriales.

Cualquier riesgo, antes que la guerra.

El cardenal Samoré, de 73 años recién cumplidos, persona sencilla y austera, te-nía una larga experiencia en el campo de la diplomacia vaticana. Pese a que cuando fue convocado para esta misión, parecía casi olvidado, ya que cumplía funciones más bien burocráticas en el Archivo y la Biblioteca Vaticana.

Cincuenta años al servicio de la santa sede, más de treinta de ellos habían sido en mi-

siones de carácter diplomático. En 1950 fue Nuncio en Colombia y luego, de 1953 a 1967, estuvo a cargo de la Secretaria, hoy llamada para las Relaciones con los Estados.

El cardenal Casaroli, profundo conocedor de la diplomacia vaticana, no habría sido ajeno a la propuesta de su elección por parte de Juan Pablo II. Acompañó al car-denal Samoré en esta difícil misión, el hoy nuncio en Gran Bretaña, monseñor Faus-tino Sainz Muñoz.

Las condiciones de gran diplomático, su enriquecedora experiencia, la fidelidad in-quebrantable a quien hay que representar, una autoridad moral innata eran un pa-

test imon io

El recuerdo de los acontecimientos de hace treinta años está indisolublemente unido a la amada figura del Papa Juan Pablo II y a la destacada obra de su Delegado especial, el cardenal Antonio Samoré, ambos muy comprometidos en la búsqueda de la paz y de la concordia entre los pueblos argentino y chileno, unidos desde siglos por sólidos vínculos de fe y solidaridad. Es obligado mencionar también al Card. Agostino Casaroli y a sus colaboradores que, tras la muerte del llorado Card. Samoré, finalizaron los trabajos de mediación, hasta conseguir la firma de un Tratado de Paz y Amistad, que tuvo lugar en el Vaticano el 29 de noviembre de 1984. Fue un ejemplo admirable de construcción de la paz a través de la vía maestra y siempre actual del diálogo, que tiene como finalidad no la supremacía de la fuerza y del interés, sino la afirmación de una justicia ecuánime y solidaria, fundamento seguro y estable de la convivencia entre los pueblos.

A treinta años de aquellos hechos, la mediación de Beagle sigue siendo un

ejemplo que se puede poner para llamar la atención de la Comunidad internacional, que demuestra, junto a la paciencia y a la responsabilidad de las partes implicadas, cómo en todas las controversias el diálogo no perjudica los derechos, sino que amplía el campo de las posibilidades razonables para resolver las divergencias. Es necesario, por tanto, seguir recurriendo a la diplomacia y a sus métodos de negociación, para garantizar la paz, la seguridad y el bienestar. Las nuevas generaciones, teniendo presente las lecciones de la historia, antigua y reciente, están llamadas a mirar el futuro con ojos de esperanza y a comprometerse en la realización de la civilización del amor, de la cual Juan Pablo II fue profeta, aunque no siempre fuera escuchado.

Benedicto VXI

Extracto del Mensaje de Benedicto XVI leído en la Jornada “A 30

años de la Mediación de Su Santidad Juan Pablo II en el Diferendo

Austral entre Argentina y Chile”, organizado por la Universidad

Católica Argentina (16 de octubre de 2008).

EL VALOR DEL DIáLOGO

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tes t imon io

trimonio reconocido incluso por aquellos, que no solo no son creyentes, sino que du-dan de las intervenciones, cuyo fin ultimo es la búsqueda de la paz.

El 9 de enero de 1979, la Argentina y Chi-le solicitaron formalmente la mediación papal. El acuerdo de Montevideo disipa las señales de guerra y comienza la larga eta-pa de negociaciones, cuyo fin el cardenal Samoré no llegaría a ver.

Su muerte llegó anticipadamente; el celo y el esfuerzo puesto en su misión, para la que no tuvo descanso, conspiraron para ello. Falleció el 3 de febrero de 1983.

Sus últimas palabras fueron para Juan Pa-blo II. En un susurro, le dijo al cardenal Casaroli: “Di al Santo Padre que mi sono stato semper fedele (he sido siempre fiel)”.

El Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina fue firmado ante el secretario de Estado Vaticano, cardenal Agostino Casa-roli, en 1984. La paz era posible.

El importante paso cordillerano entre Argentina y Chile, conocido como paso Puyehue, hoy lleva con toda justicia el nombre de cardenal Samoré.

Nunca será suficiente el agradecimien-to que podamos manifestar a estos dos grandes hombres de la iglesia, que de-mostraron que el verdadero servicio a Dios es la paz. Si alguna vez cruzamos a Chile por este paso, escuchemos en lo profundo de nuestro corazón, las pala-bras que Samoré expreso al inicio de su misión: “Veo una lucecita de esperanza al final del túnel”.

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Desde España

Dicen que el matrimonio está en crisis. Dicen que los jóvenes ya no quieren casarse. Dicen que han triunfado formas más libres de convi-vencia que no ponen en riesgo la posibilidad de un fracaso. Dicen que el divorcio exprés ha pasado por la institución familiar como un tornado y que los casados desgajan el armazón de sus promesas con apenas un trámite con el que se hace realidad el “si te he visto, no me acuerdo”.

Los que dicen y dicen tantas banalidades acerca del matrimonio desconocen la esencia misma del amor, que no es una mera probatu-ra, un vamos a ver qué tal, un si no funciona aquí santas pascuas. El matrimonio poco tiene que ver con esas relaciones de todo a cien fabricadas en molde, en las que uno juega al amor como pudiera haberse puesto a jugar a las chapas. El matrimonio es algo muy serio. Muy bonito y muy serio, que ambos términos se complementan bien y trazan el dibujo de la institución primigenia de la sociedad huma-na: un hombre y una mujer que se quieren y porque se quieren deciden formar entre ellos una unidad sin condiciones. Repito, sin con-diciones, de tal forma que puedan sobrellevar con alegría los sinsabores de una larga vida en común. Pero también los momentos felices, los proyectos y la formación de nuevas vidas.

La belleza del matrimonio está desde hace tiempo mal contada. Puede que los que esta-mos implicados hasta el tuétano en la vida fa-miliar hayamos dejado a otros –que han fraca-sado en el amor- que cuenten en qué consiste la vida en común. Y claro, como cada cual

Miguel Aranguren

Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,

el Correo y Alba, entre otros medios europeos. El thriller La sangre del pelicano es su reciente y séptima

novela publicada. www.miguelaranguren.com.

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Hasta el final del final

bebe de su experiencia, han transfigurado el matrimonio en un esperpento que poco o nada tiene que ver con la realidad.

El noviazgo es una faceta interesante, fun-damental para ceñir después un vínculo más sólido. Pero nos confundimos cuando focalizamos toda la atención en los no-vios, ya que estos aún viven una especie de sombra del amor en la que no existe el compromiso ni, por tanto, la entrega radical. El hombre o la mujer que cambian y vuelven a cambiar de novio, de ligue, de compañero o de amante ocupan demasia-da atención en nuestra vida (los medios de comunicación, las películas, las conversa-ciones, el sector de la información rosa…), como si fueran ellos los auténticos adalides del amor. Por sus rostros y testimonios deducimos que disfrutan en esa búsqueda, a veces enfermiza, de la estabilidad emo-cional con la que se lanzan a aventuras sin ton ni son que ya desde el principio anun-cian a los cuatro vientos su caducidad. La versatilidad de sus acompañantes, la sensación de seguridad que muestran ante cámaras y micrófonos, la interpretación de estar viviendo una historia de cuento desfigura la realidad, que es mucho más amarga: “no consigo soportar a nadie o nadie logra soportarme a mí, mientras a mi lado siempre encuentro a algún familiar y amigo que mantiene un amor estable y duradero con el que se libran de tantas lá-grimas, de tanto ir y venir, con el corazón en las manos, dispuesto a entregárselo al primero que me lo pida”.

Detrás de la careta de aparente felicidad del novio eterno, del amante sin par, sue-le esconderse el escozor de una vida no completada. Porque el amor es donación, un proyecto que comienza el día que se verifica el compromiso público de amar a otra persona hasta los huesos, en salud y en enfermedad, en bonanza y necesidad, y que no termina nunca porque nunca acaba de perfeccionarse. La donación matrimo-nial es total y creciente, una suerte de per-fección humana que –si se plantea bien, sin reservas de egoísmo en un por si aca-so- cada vez nos hace más felices porque nos convierte en más dueños de nosotros mismos mediante nuestro abandono total en el otro.

Tal vez escriba un lenguaje difícil de entender por esta sociedad en la que los papeles están cambiados. Como decía al principio, es hora de que los que vivimos la pasión del matrimonio comencemos a contar que no se trata de una equivoca-ción de la juventud. Ni mucho menos. Es la mejor elección que pueden tomar un hombre y una mujer que se quieren y que desean quererse hasta el final del final. Así de sencillo.

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Las protestas callejeras¿un derecho cívico o un atentado a la convivencia?

S o c i e d a d

Los piquetes argentinos no se presentan como una salida justa, ni tolerante, ni dialogante y consensuada para solucionar nuestro déficit de justicia. Pero como este último existe, si deseamos mantener esta postura y disminuir o abolir el piqueteris-mo, precisamos crecer en un sistema de protección de derechos, sobre todo para los más necesitados.

Una realidad

Para hacer un análisis ético de algún asunto es necesario partir de la realidad. Echemos una atenta mirada a las protestas callejeras del último año en nuestro país :• Corte de los habitantes de la Villa 31 al

ingreso a la Ciudad de Buenos Aires por el Acceso Norte, acceso que la atraviesa por sus aires.

• Cortes de quienes reclamaron en con-tra de la estatización de las AFJP en el

Congreso y en la Quinta de Olivos.• Corte de los taxistas y de los colecti-

veros por la reglamentación de carriles exclusivos.

• Cortes de grupos llamados “piqueteros” en diversos puntos de las principales ciu-dades del país, pero que suelen reincidir en el acceso sur a la Ciudad de Bs. As.

• Cortes de sindicalistas por diferentes re-clamos gremiales en todo el país. Vale mencionar el corte de la Asociación de los Trabajadores del Estado (ATE), quienes junto al Instituto de Tecnología Industrial (INTI) cortaron la General Paz, avenida que circunvala a la Ciudad de Bs. As. Este corte terminó en la justicia, quien absolvió a los manifestantes sosteniendo que ellos hacían uso de su derecho cons-titucional de libre expresión y en el caso de los sindicalistas, de legítimos reclamos salariales. Una vez absueltos, sindicalistas y técnicos decidieron festejar y ¡volvieron a cortar la calle por 20 minutos!

Lic. en Economía (UnLP). Especialista en Administración Financiera (UBA). Profesor Administración Financiera (UBA). Analista de Research Provinfondos S.A.

Augusto Zampini

Zampini nos invita a reflexionar acerca de “los piquetes” una expresión de protesta que la sociedad civil ha tomado como herramienta de acción directa. Los valores en juego que involucran este tipo de medidas y el déficit de la justicia para dirimir los conflictos sociales son parte importante de este análisis.

Para el autor no se puede justificar moralmente esta forma de reclamos. Y como “la justicia es el equilibrio entre la moral y el derecho”, desequilibrar aquella balanza generaría mayor injusticia. El remedio sería peor que la enfermedad.

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S o c i e d a d

• Cortes de los productores rurales por re-clamos contra impuestos abusivos.

• Amenazas de productores rurales de Santa Rosa a cortar la ruta del Rally Dakar, que en enero de 2009 se correrá por caminos de Argentina y Chile.

• Cortes varios de docentes por sus recla-mos laborales.

• Cortes de un grupo de estudiantes en protesta por la inseguridad, malos tratos y el mal estado de las instalaciones de un hostel.

• Cortes múltiples para pedir mayor seguridad de ciudadanos de diferentes clases sociales y en distintas ciudades del país.

• Corte de calles por vecinos de Almagro, Boedo y Caballito debido a la falta de suministro de luz y agua.

• Corte permanente de vecinos de una ciudad (Gualeguaychú) a una ruta inter-nacional que da paso a un país vecino. Ya lleva dos años.

• Corte de las vías del ferrocarril por ha-bitantes que usurpan tierras aledañas al mismo en reclamo de sus derechos bási-cos de vivienda.

Estas noticias, tan sólo de los últimos me-ses, revelan que estamos ante un nuevo fenómeno social: “el piqueterismo”. Na-cido en los albores del nuevo siglo, tomó vuelo y color en los últimos años. Consis-te en reclamar derechos propios o de al-gún grupo impidiendo el paso de otros. Se buscan lugares y horas claves para afectar a la mayor cantidad de conciudadanos posibles y obtener una fuerte exposición mediática. No es exclusivo de una clase social. Los concretan vecinos de clases bajas, medias y altas, organizaciones sin-dicales de izquierda y productores rura-les, estudiantes y maestros, sindicalistas e investigadores en tecnología, grupos pequeños y ciudades enteras. Se trata de una actitud que ha venido a engrosar el patrimonio cultural argentino.

Valores en juego

Al analizar esta nueva expresión social encontramos algunos valores en juego. Por tratarse de un conflicto de valores, pre-cisamos identificarlos y contextualizarlos para discernir cómo resolver el conflicto, es decir, cómo armonizarlos o qué valores deberían primar sobre otros.

- Derechos humanos (DD.HH.) y Estado de DerechoLas causas de los cortes son generalmente reclamos por DD.HH.: a la vida y a la in-tegridad física, a la libertad de sindicación y de reclamo, a la no injerencia abusiva del Estado en la actividad privada (de-rechos que corresponden a los llamados de primera generación); a la vivienda, a la educación, a la seguridad personal y social, a un salario justo (derechos que corresponden a los llamados de segunda generación); y también a la protección del medio ambiente (derecho que corresponde a los llamados de tercera generación o de los pueblos) .

Analizados ex-clusivamente por sus causas, estos reclamos están más que justificados. En efecto, los DD.HH. corresponden a la naturaleza humana y no pueden ser violados ni aliena-dos. Se basan en la dignidad de la per-sona humana, tal como lo reconoció la declaración de las Naciones Unidas de 1948 y lo explicó la Iglesia Católica en su Constitu-ción Apostólica

Zampini: “Al existir formas razonables y

mejores para solucionar los conflictos, la sociedad no puede aceptar como

válida estas protestas violentas que afectan la

convivencia”.

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S o c i e d a d

Gaudium et spes de 1966 . La dignidad no depende de los méritos individuales, es esencialmente igualitaria y no se pierde nunca, ni siquiera cuando el sujeto comete acciones indignas. A diferencia de lo que ocurría en el derecho romano, en donde tenían dignitas las personas que merecían un respeto especial o privilegiado, en el mundo moderno la dignidad no se debe sólo a los que tienen cargos o méritos especiales, se debe a todos los hombres y mujeres por el

sólo hecho de ser personas humanas. “Sólo el reconoci-miento de la digni-dad humana hace posible el creci-miento común y la dignidad de todos” (CDSI, 145). Por ende, si aceptamos que hay violaciones a estos derechos que afectan la dignidad de las personas y que impiden el cre-cimiento de la so-ciedad, los reclamos serían legítimos.

La forma de estos reclamos, sin embargo, podría cuestionarse. Toda solicitud por los DD.HH. necesita un contexto determina-do. Se lo suele identificar como el “estado de derecho”, sin el cual ningún derecho violado podría ser recuperado con justicia.

En un sistema republicano, esta clase de reclamos se realiza a través del sistema judicial. Este “poder” es el encargado de armonizar los diferentes derechos de los ciudadanos. Si bien la tarea de tutelar y promover los DD.HH. es de todos los integrantes de una comunidad, las viola-ciones a ellos o los conflictos que de ellos puedan derivarse deberían ser resueltos por el Poder Judicial, poder en quien la

sociedad delegó esta tarea. El gobierno por medio de representantes que menciona la Constitución Nacional, no se limita a la administración (Poder Ejecutivo) ni a la regulación (Poder Judicial). Los jueces son también representantes de los ciudadanos, nombrados para impartir justicia y de este modo impedir que sólo los fuertes y pode-rosos puedan defender sus derechos.

Estas afirmaciones parecerían descalificar la vía piquetera de reclamos por los de-rechos naturales de las personas. Sin em-bargo, existe un problema jurídico-moral que complica aún más la cuestión. Cuan-do los jueces se encierran en un positivis-mo extremo y desconocen los derechos naturales de las personas, éstas suelen rebelarse, y es justo que así lo hagan. En efecto, en los DD.HH. están condensadas las principales exigencias morales y jurí-dicas de una sociedad, y constituyen una norma objetiva que es el fundamento del derecho positivo y que no puede ser igno-rada bajo ningún punto de vista . Cuando son ignorados, y encima por los represen-tantes de la sociedad para impartir jus-ticia, se comete una flagrante injusticia. Buscar la justicia, aquí, ¿no implicaría cuestionar el orden legal establecido? En estos casos, ¿no tienen los ciudadanos el derecho de resistencia?

Desde un punto de vista ético siempre se ha reconocido el derecho de resisten-cia contra las injusticias institucionales. Para iluminar y encausar este derecho la Doctrina social de la Iglesia ha ido es-tableciendo pautas: (i) debe tratarse de violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales; (ii) se de-ben haber agotado todos los recursos; (iii) no debe provocar peores desórdenes; (iv) debe haber una esperanza fundada de éxi-to; y (v) debe ser imposible prever razona-blemente soluciones mejores . Veamos si nuestros piquetes cumplen estas pautas.

Si bien la tarea de tutelar y promover

los DD.HH. es de todos los integrantes

de una comunidad, las violaciones

a ellos o los conflictos que de ellos

puedan derivarse deberían ser

resueltos por el Poder Judicial, poder

en quien la sociedad delegó esta tarea.

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S o c i e d a d

En algunos casos, no en todos, pueden tratarse de violaciones a derechos funda-mentales, y pueden ser graves y prolonga-dos (ej. integridad física, viviendas dignas, etc.). En ocasiones, también estarían ago-tadas las vías judiciales del reclamo (ej. en los casos penales o ambientales). En casi todos los casos se generaron desórdenes, pero calificar si son peores es una tarea di-fícil, pues depende del sector social desde donde se lo mire (los afectados que recla-man o los afectados por el reclamo). La es-peranza de éxito del “piquete” es alta. La-mentablemente comprobamos que resulta en ocasiones más exitoso que los reclamos tradicionales e institucionales. Hasta aquí, y sólo para ciertos casos, podríamos justi-ficar el derecho de rebeldía al orden esta-blecido en función de los DD.HH., puesto que éstos sustentan todo orden jurídico.

Pero el último requisito no parece cum-plirse, al menos en la situación actual de nuestro país. Existen muchas soluciones razonables y mejores a la hora de resolver estas protestas. De hecho, luego de reali-zados los piquetes, esas soluciones suelen aparecer. Esto es una prueba irrefutable de la inconveniencia de este tipo de mo-vilizaciones. Al existir formas razonables y mejores para solucionar los conflictos, la sociedad no puede aceptar como válida estas protestas violentas que afectan la convivencia.

En síntesis, el piqueterismo argentino actual nos obligó a analizar dos valores en juego: los DD.HH. y el Estado de De-recho. Si bien el reclamo por el primer valor (DD.HH.) en sí mismo considerado es de extrema justicia, si lo analizamos en las circunstancias actuales de nuestro país, para que sea realmente justo necesita res-petar el segundo valor analizado (Estado de Derecho). Hoy, y en nuestra República, no se puede justificar moralmente esta forma de reclamos. Y como “la justicia es

el equilibrio entre la moral y el derecho”, desequilibrar aquella balanza generaría mayor injusticia. El remedio sería peor que la enfermedad.

- Libertad y ToleranciaEl piqueterismo también pone en juego otros dos valores democráticos esenciales, la libertad y la tolerancia. ¿Se puede vivir en democracia sin libertad? Decididamente no. Es lógico entonces que los ciudadanos se crispen cuando ven cercenados sus derechos a transitar libremente. También es lógico que otros ciudadanos se violenten cuando se les vulneran sus derechos esenciales y deseen manifestarlo públicamente. Muchos creen que realizar piquetes es un derecho y que además contribuye al bien común. Po-dríamos imaginar la siguiente fundamen-tación: “¿Por qué no podemos protestar en el lugar y en el momento que deci-dimos? Somos libres para ello, y además estamos haciendo un bien a la sociedad entera al reclamar por derechos esen-ciales, aunque sean de una minoría. Los otros ciudadanos deberían no sólo tolerar nuestro justo reclamo, sino que deberían apoyar-nos en nombre de la democracia”. De esta manera se oponen libertades de unos con libertades de otros ciudadanos. Con el dicho pseudo-jurídico: “la libertad de uno termina donde comienza la del otro”, o con la regla de oro moral: “(no) hagan a los demás lo que (no) quieren que les hagan a Uds. ” se podrían zanjar estos conflictos libertarios. Pero el planteo mani-

Se nos califica fácilmente de

“intolerantes” cuando esbozamos

ciertos límites a las expresiones de

otros en aras de un bien social o en

respeto a los bienes individuales. Y

esta desvirtuación de la tolerancia la

ha convertido en un despropósito

que ha dado lugar a nuevas formas de

autoritarismo.

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S o c i e d a d

fiesta otra pugna de valores: la libertad con la tolerancia. ¿Quién debe tolerar? ¿El que padece el desconocimiento de un derecho mientras realiza el reclamo por vía institucional? ¿O el que sufre el piquete debe tolerar que vulneren su libertad porque su conciencia ciudada-na reconoce que el reclamo por aquellos derechos es cierto y legítimo? ¿Se opo-nen tolerancia y libertad?

“La tolerancia es la virtud indiscutible de la democracia. Sin ella, la democracia es un engaño, pues la intolerancia conduce direc-tamente al totalitarismo”. Sin embargo, esta virtud esencial para nuestra actual forma de organización política produce sospechas en más de uno. En primer lugar, porque resulta incómoda y es trabajoso lograrla. Exige un respeto al prójimo, quienquiera que éste sea. Respetarlo significa no perseguirlo, ni discri-minarlo ni marginarlo por sus convicciones, algo en que los argentinos necesitamos aún evolucionar. Pero también las sospechas se deben a que en nombre de esta virtud se han otorgado cheques en blanco a varios grupos para expresar sus convicciones y reclamos de la forma en que se les plazca. La tolerancia se ha corrompido y se ha convertido en un “prohibido prohibir”. Se nos califica fácil-mente de “intolerantes” cuando esbozamos ciertos límites a las expresiones de otros en aras de un bien social o en respeto a los bienes individuales. Y esta desvirtuación de la tolerancia la ha convertido en un despro-pósito que ha dado lugar a nuevas formas de autoritarismo.

Por lo tanto, la tolerancia bien entendida no entra en conflicto con la libertad since-ra, que nunca es absoluta. Armonizar estos valores es necesario para ir solucionando esta forma violenta de protestas por los derechos esenciales de algunos. Pero para ello se requiere una tarea conjunta de to-dos los integrantes de la sociedad.

La tolerancia se trabaja. No trabajar en el crecimiento gradual de la tolerancia gene-ra serias consecuencias sociales, enferma la manera de vincularnos y dinamita las bases de una sociedad plural. No hay excu-sas, entonces, para omitir esta tarea. Pero este trabajo también consiste en purificar su término, en valorarla en su verdadero rostro y no en su caricatura, en devolverle su esencia. La tolerancia no es escepticis-mo ni indiferencia, sino responsabilidad y compromiso. La responsabilidad de establecer los justos límites a las expresio-nes libres de los ciudadanos cuando éstas afectan el interés general y la convivencia pacífica de la ciudadanía no puede ser tarea exclusiva del Estado. En efecto, el Gobierno no puede obrar ni fuera de la ley ni tampoco a espaldas de la comuni-dad política. Cuando obra fuera de la ley pierde inmediatamente su legitimidad. Los argentinos, lamentablemente, ya hemos experimentado reiteradas veces las nefas-tas consecuencias de este obrar autorita-rio. Pero cuando un gobierno obra sin el consenso ciudadano, sobre todo limitando la forma de expresión de algunos grupos, también pierde legitimidad. El grado de inmediatez de aquella pérdida dependerá del impacto mediático del accionar guber-namental. Esto tampoco colabora con al sistema democrático. Si el “vale todo” es injustificable, el “que ellos se encarguen” (por el Estado) tampoco lo es. Los ciuda-danos, a quienes representa el Gobierno, también son responsables de generar un ambiente sano y tolerante. Aún cuando el grado de responsabilidad difiere entre

La tolerancia bien entendida no entra

en conflicto con la libertad sincera,

que nunca es absoluta. Armonizar

estos valores es necesario para ir

solucionando esta forma violenta de

protestas por los derechos esenciales

de algunos. Pero para ello se requiere

una tarea conjunta de todos los

integrantes de la sociedad.

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S o c i e d a d

gobierno y gobernados, sobre todo cuando se trata de generar las condiciones de so-cialidad básicas para que los grupos y los individuos puedan desarrollarse, la ciuda-danía tiene mucho que hacer al respecto. Tolerar aquello que beneficia a la sociedad, aunque no me beneficie individualmente, es un deber. No tolerar aquello que nos perjudica a todos también.

Claro que entonces nos topamos con otro conflicto. ¿Cómo saber cuándo un pique-te beneficia o perjudica a la comunidad? ¿Quién lo determina? No podemos anali-zar profundamente aquí esta cuestión. Sí podemos dar un principio de justicia que ayude al lector a continuar la discusión. Lo tomamos del filósofo John Rawls, quien sos-tiene que un sistema estable de justicia no puede fundarse en el sacrificio de algunos miembros (generalmente los menos favo-recidos) en aras del bien común, a menos que aquellos que tienen que sacrificarse se identifiquen fuertemente con intereses más amplios que los suyos. No hay estabilidad cuando la mayoría puede vulnerar derechos fundamentales de la minoría. Como el uti-litarismo reinante favorece el sufrimiento de algunos en aras de muchos e incentiva las desigualdades (ej. no favorecer políticas donde las clases necesitadas consuman preciosos recursos que puedan perjudicar a la mayoría de la población), Rawls pro-pone entonces algunas correcciones al principio de utilidad, dentro de los cuales se destaca el de la desigualdad benéfica: las desigualdades sociales y económicas pueden aceptarse (e incluso contribuir a la justicia) cuando cumplen dos condiciones: (i) están vinculadas con una igualdad equitativa de oportunidades; y (ii) promueven el mayor beneficio para los miembros menos aventa-jados de la sociedad.

Análogamente, y volviendo a nuestro caso, para que los piquetes sean útiles a la socie-dad, es decir, para que sean justas demandas

de derechos y así un deber moral y social tolerarlos, deberían: (i) garantizar igualdad de oportunidades a todos los miembros de la sociedad. Todos, sobre todos los menos pode-rosos, los que tienen menos influencias, los que no poseen un aparato armado, los que no influyen en los medios de comunicación, deberían poder realizar este tipo de reivindi-caciones. Este requisito está completamente ausente en el piqueterismo argentino, lo que constituye un punto en contra a la hora de analizar si deben ser tolerados los piquetes por el resto de la ciudadanía; y (ii) los re-clamos piqueteros deberían favorecer a los más pobres y débiles de la comunidad. Esto podría ocurrir cuando los movilizaciones son un sincero grito ante la falta de respeto de derechos esenciales por parte de las insti-tuciones de la sociedad para con los menos aventajados. Aquí cabría su tolerancia, siem-pre temporal y excepcionalmente y mientras construimos una sociedad más civilizada y una democracia más sólida. Pero si no es así, de ningún modo pueden tolerarse acciones que violenten el modo de convivencia. Nuevamente aquí, el remedio sería peor que la enfermedad.

Sintetizando, vemos que los piquetes ar-gentinos, en general, no parecieran favore-

La postergación de derechos esenciales de las

personas es inaceptable, y no puede justificarse

en aras de un orden que no resulta tal, pues deja

fuera a muchos que viven al margen (marginados).

Así como los derechos son para todos, la tolerancia y

el orden también.

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cer al bien común, aunque esto no es una afirmación absoluta. Para que sean consi-derados como justas solicitudes en función del bien de la sociedad, deberían darse ciertas circunstancias que no aparecen en el contexto actual, como ser la igualdad de oportunidades en la forma de peticionar. Si la igualdad de oportunidades para el reclamo judicial está en cuestionamiento, cuánto más debería estarlo la igualdad de oportunidades ante una manera de recla-mar que requiere de una gran organización e influencia mediática.

La libertad no se opone a la toleran-cia. Los ciudadanos hemos de trabajar en el crecimiento de un ámbito tole-rante para resolver nuestros conflictos, y también hemos de trabajar para no tolerar los abusos del poder y la irres-petuosidad de dere-

chos elementales por parte de las institu-ciones. Pero conforme lo analizado, y da-das las circunstancias actuales de nuestro país, el piqueterismo no pareciera ser una salida justa a las injusticias instituciona-lizadas. Es decir, no entraría dentro de las buenas acciones que no toleran lo injusti-ficable. Su misma naturaleza está cargada de injusticia: no es un modo en que todos tengan oportunidad de peticionar por sus derechos; no muestran ser beneficios para los más relegados de la sociedad; violan derechos de otros ciudadanos; alteran el orden de convivencia social.

Propuesta

Como señalaron los obispos hace pocos días, los argentinos “crecimos en la pro-

moción de los DD.HH., aunque todavía debemos avanzar en su concepción in-tegral, que abarque a la persona humana en todas sus dimensiones…, también ma-duramos en la aceptación del pluralismo, que nos enriquece como sociedad, aunque todavía persisten resabios de antiguas in-tolerancias”. Para continuar con nuestro crecimiento democrático que incluyen los DD.HH. en todas sus dimensiones y el pluralismo (tolerancia) comprometido y sin resabios intolerantes, necesitamos encontrar soluciones a las demandas por los derechos que permitan hacer justicia sin fomentar el caos ni la división social. Es imperioso, entonces, mejorar gradual y sostenidamente nuestro sistema judicial. La postergación de derechos esenciales de las personas es inaceptable, y no puede justificarse en aras de un orden que no resulta tal, pues deja fuera a muchos que viven al margen (marginados). Así como los derechos son para todos, la tolerancia y el orden también.

Empresarios y trabajadores, educadores y educandos, gobernantes y gobernados nece-sitamos trabajar sin descanso en aras de una sociedad más justa para todos. Es “un proble-ma moral que nos afecta en nuestra dignidad más esencial y requiere que nos decidamos a un mayor compromiso ciudadano”, cada uno desde el lugar que le corresponde. “Pero sólo habrá logros estables por el camino del diálo-go y del consenso a favor del bien común, si tenemos particularmente en cuenta a nues-tros hermanos más pobres y excluidos”.

Los piquetes argentinos no se presentan como una salida justa, ni tolerante, ni dialogante y consensuada para solucionar nuestro déficit de justicia. Pero como esto último existe, si deseamos mantener esta postura y disminuir o abolir el piqueteris-mo, precisamos crecer en un sistema de protección de derechos, sobre todo para los más necesitados.

Sólo habrá logros estables por el

camino del diálogo y del consenso

a favor del bien común, si tenemos

particularmente en cuenta a nuestros

hermanos más pobres y excluidos.

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De habitantes a ciudadanos

“Trabajar por un proyecto de país que nos incluya a todos es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos”, señaló Serantes, partícipe activo del Foro Nacional De

habitantes a ciudadanos, iniciativa promovida por la Conferencia Episcopal Argentina -a la que se han sumado 20 organizaciones sociales-, que viene trabajando con el

objetivo de contribuir a la generación de políticas públicas que favorezcan la inclusión social en el país.

“Para ello, agrega, tenemos que sumar nuestros esfuerzos abandonando la actitud de fragmentación para trabajar unidos por la consecución de este objetivo”.

Eduardo Serantes

Tomando como base la experiencia de la Mesa del Diálogo Argentino, y habiendo superado el país la crisis del 2001, la Con-ferencia Episcopal Argentina consideró que era importante empezar a trabajar en políticas públicas y le encargó esta tarea, en el 2005, a la Comisión Nacional de Justicia y Paz (única comisión de la Confe-rencia Episcopal Argentina integrada por laicos). Esta Comisión comenzó a trabajar, entonces, con el objetivo de construir un país que nos incluya a todos, tomando como meta el período de los Bicentenarios (2010-2016).

Cuando comenzamos a diseñar posibles líneas de acción para este trabajo, los 17 miembros que integramos la Comisión, con el asesoramiento de Monseñor Casa-retto, estuvimos de acuerdo en que, para la promoción de un proyecto de país, en el que prime el bien común sobre los bienes e intereses particulares, debíamos trabajar en una construcción conjunta que contara con el aporte responsable de cada uno de los sectores.

Ya lo había sugerido el Profesor Stéfano Zamagni cuando nos dijo que, dados los

avances científicos y tecnológicos, es la sociedad civil la que está en capacidad de brindar el conocimiento específico que se requiere para solucionar cada problemá-tica de las que aquejan al país. Por este motivo, sugería Zamagni, los dirigentes de la sociedad civil deben buscar consensos para promover políticas públicas que pon-gan a disposición de las instituciones del Estado iniciativas que, fundamentadas en un conocimiento científico, puedan salir al encuentro de las principales dificulta-des que afrontamos los argentinos. Esto implica un nuevo concepto de Estado, de sociedad civil y de mercado (que también deberá aportar su know how para colaborar con el bien común) donde las relaciones entre estos sean de cooperación y no de contraposición.

Siguiendo esta línea, nos propusimos pro-mover, en el marco de las instituciones democráticas, la elaboración de políticas públicas, con miras al bien común en el mediano y largo plazo, que pondríamos a disposición de la sociedad toda y de las autoridades, según los mecanismos institu-cionales de decisión previstos por nuestra Constitución.

Presidente del Consejo de

Justicia y Paz, de la Conferencia

Episcopal Argentina.

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Fue así como elaboramos una Propuesta para la Participación que titulamos “De habitantes a ciuda-danos”, en la cual nos planteamos 10 temas prioritarios para empezar a tra-bajar, y delineamos dos líneas concre-tas de acción: una con la dirigencia nacional y otra con la dirigencia local (provincial y muni-cipal).

Después de un año de realizar visitas escuchando a los dirigentes de las distintas organizaciones del país, llegamos a la conclusión de que el eje de las políticas públicas debía ser la inclusión social. Resolvimos, también, que el mecanismo para llevar esta tarea a cabo, necesariamente, sería el de dialogar para encontrar consensos.

En este sentido, planteamos 10 temas en los que se podía trabajar a nivel nacional y local por la inclusión: Educación; Salud, Justicia y Seguridad Ciudadana; Organi-zación Económica; Integración Regional y Mundial; Medio Ambiente; Política Social; Reforma Política y del Estado; Tra-bajo/Empleo decente; Tierra, Infraestruc-tura y Hábitat; Libertad y Responsabilidad Ciudadana.

Trabajo con la dirigencia nacional: Foro “De habitantes a ciudadanos”

Con el objetivo de trabajar sobre las temáticas mencionadas para buscar so-luciones consensuadas, contribuyendo a

la generación de políticas públicas que favorezcan la inclusión social, convocamos a la dirigencia nacional, representada por asociaciones sindicales, empresarias, ban-carias, agropecuarias, académicas, ONG y Credos. Fue así como se constituyó el Foro Nacional “De habitantes a ciudadanos” integrado por 20 organizaciones que se reúnen cinco veces al año. Entre las orga-nizaciones miembros del Foro están: por el sector empresarial: UIA, AEA, CAME y ACDE; por el sector financiero: ABA y ADEBA; por el sector rural: FAA, SRA, CRA, CONINAGRO, AACREA; por el sector obrero: CGT y CTA; por el sector académico: CRUP y UCA; por las ONG (representando al Diálogo Ciudadano): Asociación Conciencia y Foro del Sector Social; y por los credos: AMIA, ACIERA, CIRA y la Comisión Nacional de Justicia y Paz, animando este espacio.

En el Foro se plantearon los 10 temas prio-ritarios y se resolvió comenzar por abordar dos temáticas: Educación y Trabajo/Em-pleo Decente.

El Foro gestiona sus iniciativas mediante un Equipo Coordinador conformado por representantes de 11 de las organizaciones miembros que se reúnen semanalmente. Este Equipo monitorea el trabajo de los Equipos Técnicos que estudian los temas seleccionados por el Foro y proponen a éste alternativas de intervención en políti-ca pública.

En el caso de las temáticas mencionadas, los Equipos Técnicos sugirieron abocarse a un aspecto concreto para abordarlo en profundidad. Los subtemas planteados, en-tonces, fueron los siguientes:

• En relación con trabajo/empleo decente: Reducción del trabajo no registrado. Se están elaborando alterna-tivas de intervención que puedan reflejar

Serantes: “En estos tres años de trabajo, hemos generado espacios de

diálogo abierto con los distintos sectores

de la sociedad y logramos entre todos

que este espacio tenga continuidad, contando con

el compromiso de cada institución parte”.

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tanto el interés de las partes como la in-clusión de los que están fuera del trabajo formal y sus beneficios.

• En relación con educación: Educa-ción y prevención sobre el consumo de drogas. Se ha elaborado un ante-proyecto de ley para un Programa Nacional de Educación y Prevención sobre el Consu-mo de Drogas. En primera instancia, este programa fue presentado por el Foro a los legisladores nacionales de las comisiones relacionadas a esta temática, quienes tra-bajaron con el Equipo Técnico del Foro, en varios encuentros, puliendo el docu-mento para finalmente poder presentarlo en la Cámara de Diputados de la Nación, el día 16 de septiembre. En dicha ocasión, el Foro visitó el Congreso de la Nación y presentó la iniciativa a las autoridades de la Cámara de Diputados, a los Presidentes de las Comisiones relacionadas a la te-mática y a los Presidentes de los distintos Bloques Partidarios.

En las últimas reuniones del Foro se plan-tearon nuevas temáticas para abordar el año entrante y ya se formaron los equipos técnicos correspondientes para comenzar a trabajar. Los nuevos temas son: Niñez ex-cluida y Adultos mayores excluidos.

Trabajo con las comunidades del interior

Nos pareció, a su vez, sumamente impor-tante integrar en la construcción de este proyecto de país no solamente a la dirigen-cia nacional, sino también a la dirigencia local (provincial y municipal).

Nos planteamos con la dirigencia local el mismo objetivo que con la dirigencia nacional: convocar a un diálogo abierto entre quienes estén interesados en trabajar sobre las problemáticas locales para buscar

soluciones consensuadas, contribuyendo a la generación de políticas públicas que favorezcan la inclusión social a nivel local, siempre focalizándonos en el mediano y largo plazo.

En este sentido, hay varias locali-dades del interior del país trabajando en esta línea, otros tantos grupos for-mándose y otros interesados en sumarse a esta ini-ciativa. A pedido de los Obispos, en el 2007 y 2008, la Comisión visitó 25 localidades para acompañarlas en este proceso. A su vez diseñamos una metodología de tra-bajo, para facilitar la labor de las dis-tintas localidades, en la cual se sugie-ren posibles líneas de acción. Visitamos: San Juan, Paraná, Rafaela, Bahía Blanca, Chaco, Tucumán, Reconquista, San Isidro, Morón, Quilmes, Avellaneda-Lanús, Lomas de Zamora, San Miguel, San Justo, La Plata, Chascomús, Ushuaia, Santo Tomé, Merlo-Moreno, Zárate-Campana y Corrientes, entre otras localidades.

La Comisión Nacional de Justicia y Paz, a su vez, integra y anima una mesa de enlace llamada Diálogo Ciudadano, espacio conformado por los Credos y ONG, que busca promover una ciuda-danía responsable, capaz de participar y consensuar caminos para la solución de sus problemas, en el marco de una demo-cracia participativa.

ACDE viene acompañándonos en

este camino no solamente como

miembro del Foro Nacional “De

habitantes a ciudadanos”, espacio en

el que nos ha enriquecido con sus

aportes profesionales y humanos,

sino también como integrante del

Equipo Coordinador del Foro y como

promotor de nuestro trabajo con las

comunidades del interior del país.

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Aprendizajes y desafíos

En estos tres años de trabajo hemos gene-rado espacios de diálogo abierto con los distintos sectores de la sociedad y logramos entre todos que este espacio tenga con-tinuidad, contando con el compromiso de cada institución parte. Gracias a este riquísimo intercambio, en el cual cada organización expresa sus inquietudes y propuestas, hemos podido elaborar una po-lítica pública, consensuada por todos, que hoy se encuentra en el Congreso: el pro-yecto de ley para la creación del Programa Nacional de Educación y Prevención sobre el Consumo de Drogas en el Ámbito del Ministerio de Educación. Este proyecto ya ha sido votado positivamente por los diputados de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico. Sumado a este logro, el Foro ha presenta-do este proyecto en la Cámara Legislativa de la Provincia de Chaco. Esperamos que otras provincias sigan sus pasos.

ACDE viene acompañándonos en este camino no solamente como miembro del Foro Na-cional “De habitantes a ciuda-danos”, espacio en el que nos ha enriquecido con sus aportes profesionales y humanos, sino también como integrante del Equipo Coordinador del Foro y como promotor de nuestro tra-bajo con las comunidades del interior del país.

Este es un gran desafío que te-nemos hoy los argentinos: tra-bajar por un proyecto de país que nos incluya a todos. Para ello tenemos que sumar nues-tros esfuerzos abandonando la actitud de fragmentación para trabajar unidos por la conse-cución de este objetivo.

Cuando me convocaron para asumir la presidencia de esta Comisión, creí que me enfrentaba a una utopía. Sin embargo, in-mediatamente acepté, por lo que quiero a la Iglesia y a nuestro país y por sobre todo porque creo que Jesús es quien finalmente actúa en nuestra historia, personal, fami-liar y de país. A nosotros nos toca trabajar duro en pos del bien común y rezar po-niendo este trabajo en sus manos.

Quiero agradecer a ACDE, organización de la cual me enorgullezco por ser un viejo socio, por habernos acompañado en este recorrido. También agradezco especial-mente el apoyo inicial de Santiago Del Sel, de Juan Carlos Sagardoyburu, quien actualmente nos acompaña en el Equipo Coordinador, de Alejandro Preusche, miembro de nuestra Comisión, y de los miembros de ACDE del interior y del Gran Buenos Aires que nos están ayudan-do en las distintas localidades en las que estamos trabajando.

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Es necesario convocar a un diálogo abierto entre quienes estén interesados en trabajar sobre las problemáticas locales para buscar soluciones consensuadas, contribuyendo a la generación de políticas públicas que favorezcan la inclusión social a nivel local, siempre focalizándonos en el mediano y largo plazo.

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Derechos humanos y persona por nacer

La respuesta de la ciencia contemporánea al discutido

tema del “aborto”

Carlos O. Franco

En los últimos cincuenta años, los avances del conocimiento sobre el desarrollo de la vida humana han sido tan formidables que se equiparan a todo lo aprendido con ante-rioridad en esta materia, desde los comienzos mismos de la historia. Este avance alcanzó mayores proporciones desde que los biólogos, bioquímicos y genetistas incorporaron a sus investigaciones herramientas desarrolladas por la cibernética y la robótica.

Los nuevos descubrimientos obligaron a fijar también nuevos paradigmas, tanto para la biología como para la bioética y, además, llevaron a descartar viejas prác-ticas y conceptos. Ya no quedaron dudas que la concepción -es decir el momento de la unión de los gametos masculino y femenino- constituye el inicio de la vida humana. Aun teorías como las que pre-tendían considerar el momento de la im-plantación del óvulo fecundado dentro del seno materno como el instante inicial de la vida quedaron desacreditadas, desde que se admite la posibilidad que tiene un óvulo fecundado de lograr su gestación completa en un medio artificial, sin pasar jamás por un útero femenino. Esa sola posibilidad pone en evidencia que ninguna máquina podría otorgar la condición humana y que si un tiempo después surge evolucionada es porque antes necesariamente ingresó en ella un mismo ser humano.

Esta visión abarcadora obligó inclusive a dejar de lado viejas denominaciones, como por ejemplo “feto” y hasta “embrión” -pues po-dían confundir y llevar a suponer que se trata de algo diferente a una persona- para adoptar, definitivamente, el término “niño o niña por nacer”, pues la gestación no es más que otra etapa en la evolución, como lo son la lactan-cia, la infancia, la adolescencia, la adultez o la vejez. No hay duda de que a través del tiempo observamos siempre a la misma persona, cuya información genética precisa y diferenciada se encuentra inscripta en sus cromosomas, desde la concepción hasta la muerte.

Otro de los conceptos que debió redefinirse fue el de “aborto”, entendido anteriormente como la interrupción del embarazo con inevitable sacrificio de la vida del niño por nacer. El dilema que se presentaba cuan-do por razones extremas era aconsejable interrumpir un embarazo y se debía optar entre el derecho a la vida de la persona por nacer y el derecho a la vida igualmente importante de la mujer, quedó superado. Hoy la neonatología ha hecho posible que niños por nacer, con veintidós semanas de gestación y apenas doscientos cincuenta gramos de peso, hayan logrado concluir su proceso madurativo por medios asistidos, y pronto estos límites serán reducidos de ma-nera asombrosa mediante equipos que ya se encuentran en etapa de prueba.

Médico especialista en nefrología y Trasplantología

renal y miembro fundador de la

Defensoría de la Vida Humana

(www.defenvida.org.ar)

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Conciliación de derechos, interrupción del embarazo y homicidio prenatal

Correspondió a la Argentina, el privile-gio de enunciar en 2005 la “doctrina de la conciliación” entre los dos derechos en pugna, proponiendo a los médicos el de-ber ineludible de tratar de salvar siempre y de manera simultanea ambas vidas, re-curriendo para ello a los medios terapéu-ticos intensivos que hoy se encuentran a disposición.

Conforme con esta visión vanguar-dista, el vocablo “aborto” quedó relegado solamen-te para aquellas situaciones espon-táneas y naturales en las que, sin in-tervención volun-taria, el embarazo se interrumpe y se pierde la vida del niño en gestación. Pero cuando inter-viene la voluntad del hombre para interrumpir un embarazo, es ne-cesario entonces distinguir entre dos supuestos bien diferentes:

• La interrupción del embarazo procu-rando la vida del niño o niña por nacer, como ocurre con frecuencia cuando se induce un alumbramiento de manera anticipada para evitar riegos en la salud de la madre o del niño mismo.

• La interrupción del embarazo mediante procedimientos que importan la elimi-nación voluntaria del niño o niña en gestación. Estamos aquí frente a un su-

puesto indudable de homicidio prenatal, y por más que parezca fuerte decirlo o resulte difícil aceptarlo, el hecho cien-tífico así lo demuestra. Despenalizado o no, eliminar una persona es siempre un homicidio.

Eliminacioncitas y organismos internacionales

Las revelaciones y avances de la ciencia y las nuevas posibilidades que existen hoy para salvar la vida de infantes por nacer, aun cuando cuenten pocas semanas de ges-tación, pusieron en crisis la posición de los movimientos “eliminacioncitas” (conoci-dos eufemísticamente como “pro-elección” o “pro choice”) -los que invocando un supuesto “derecho de la mujer” a disponer de la vida de su hijo pretenden ignorar el igualmente válido derecho a la vida que tiene el niño o niña por nacer-, en un mo-mento del avance de la ciencia en el que ambos derechos pueden ser perfectamente conciliados cuando el caso particular así lo amerita, incluyendo aquellos supues-tos previstos en nuestro antiguo Código Penal, que eximía de pena la eliminación de niños por nacer en ciertos y específicos supuestos. Si es posible salvarlos, ¿por qué eliminarlos?

Los denodados esfuerzos de algunos orga-nismos internacionales que promueven en Latinoamérica la implantación de políticas de control poblacional basadas en la elimi-nación sistemática de personas por nacer, las que paradójicamente son apoyadas por grupos que se consideran progresistas, han chocado con estas nuevas realidades que la ciencia presenta.

El hecho científico constituye un pro-blema que no pueden eludir sin poner en evidencia sus propias contradicciones, en particular cuando observamos que las

Los denodados esfuerzos de algunos

organismos internacionales

que promueven en Latinoamérica

la implantación de políticas de control

poblacional, basadas en la eliminación

sistemática de personas por nacer,

las que paradójicamente son apoyadas

por grupos que se consideran

progresistas, han chocado con estas

nuevas realidades que la ciencia presenta.

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ciencias jurídicas avanzan hacia el reco-nocimiento del deber que tiene el Estado en el tutelaje de niños en estado embrio-nario, o el derecho del niño por nacer a recibir alimentos que debe pagar el pa-dre a la madre como ya lo ha resuelto la Justicia, o al acceso directo a cobertura médica, como ocurre con las operaciones intrauterinas que se practican en el cuer-po mismo del niño en gestación y cuyos costos deben ser cubiertos por las obras sociales.

Para colmo, la crisis financiera mundial ha demostrado la superficialidad de las reco-mendaciones que estos mismos organismos internacionales propugnan en el campo económico, lo que indudablemente lleva a sospechar de las reales intenciones respec-to de las políticas de control de natalidad que también proponen o financian.

La causa de los derechos humanos y la defensa de la vida de los niños por nacer

El gran desconcierto que provocó entre los grupos eliminacioncitas el veto del presi-dente del Uruguay -un médico socialista y agnóstico- a la ley que pretendía despena-lizar la práctica del homicidio prenatal en ese país, basado en argumentos biológicos y de derechos humanos, siguiendo similar criterio del Tribunal Constitucional de Chile, puso en evidencia que aún no se ha tomado la debida conciencia sobre el respeto que merece la vida de las personas por nacer, y que la lucha por su pleno re-conocimiento es, fundamentalmente, una cuestión de derechos humanos, con in-dependencia de las respetables posiciones confesionales con las que cada uno puede abordar el tema. Pero para las autoridades públicas, la cuestión debe necesariamente encuadrarse en el marco de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, tal

como lo hizo Tabaré Vázquez con admira-ble valentía y coherencia.

La crítica y la denuncia contra los movi-mientos eliminacioncitas, los organismos que los financian y los funcionarios que las promueven no alcanzan, no obstante, al pla-no individual, en donde el problema siempre se inscribe en un drama personal de muy di-fícil solución, que requiere de una profunda humanidad y singular compasión. Se trata, en suma, de ser más humanos, más generosos y más sabios, pues la condición que nos ca-racteriza como tales es precisamente la capa-cidad de subrogar aspectos de nuestra vida o de nuestra voluntad de manera solidaria y en beneficio de la vida de otro.

Es de esperar entonces un mayor involu-cramiento de la sociedad civil en la defen-sa de los derechos humanos de las personas por nacer, al igual que un mayor apoyo por parte de las empresas a las entidades que luchan por esta causa, incluyéndolas en el marco de sus programas de asistencia y en sus planes de responsabilidad social empresaria.

Franco : “Las revelaciones y avances de la ciencia y las nuevas posibilidades

que existen hoy para salvar la vida de infantes

por nacer, aun cuando cuenten pocas semanas

de gestación, pusieron en crisis la posición de los movimientos “eliminacioncitas”.

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Encuentro Anual de Socios de ACDE 2008

Institucional

El 31 de octubre y el 1 de noviembre se rea-lizó en El Cenáculo -La montonera, Pilar- el Encuentro de Socios. Para aquellos que tran-sitamos la madurez de nuestra vida, fue una doble satisfacción: el encuentro con amigos, que hacía mucho que no veíamos, y con la nueva generación, que va asumiendo no sólo la conducción de nuestra querida institu-ción, sino también su crecimiento, más allá de lo numérico, en la verdadera mística que implica el sentido de pertenencia a ACDE.

Desde el Himno a la Alegría, oportuna aper-tura; las conclusiones que nos leyera Luis Outeiral, producto del trabajo de los Grupos, hasta la despedida de Adolfo Ablático, fue volver a encontrar algo que parecía olvida-do. Con qué poco podemos poner nuestros corazones al servicio de ACDE y recordar que la búsqueda del bien común es algo que hay que alimentar para que no quede más en enunciado, sino en aplicación.

La presencia de Mito van Peborg fue unir la historia de la memoria de ACDE con su proyección en el horizonte del futuro.

Quisiera dejar una pequeña reflexión, que espero pueda ser compartida por quienes participaron del encuentro:

… el camino hacia la luz, es un camino lleno de esperanza y, por lo tanto, lleno de humor (lo que no faltó). El sentido del hu-mor no es otra cosa que el conocimiento de una verdadera sonrisa; a veces hay que tomar distancia, pero no con cinismo. El humor relativiza, pero no ridiculiza, hace espacio, pero no te deja solo.

Llenemos nuestra casa y nuestros cora-zones con el buen humor y hagamos que los serios “empresarios”, envueltos en sus grandes preocupaciones y proyectos, se sienten por un momento y puedan esbozar esa sonrisa que tanto puede significar.

Una vez, en una muy protocolar Audien-cia, un empresario le preguntó a Juan Pablo II: “Santo Padre, ¿cuántas personas trabajan el Vaticano?” El Papa, que tenía un profundo sentido del humor, contes-tó: “Más o menos, la mitad”. Que el año próximo seamos también…, más o menos la mitad. Cada uno sabrá la mitad de qué.

Algo de eso nos llevamos del Cenáculo. Las reflexiones y conclusiones del Encuentro podrán marcar líneas de acción en el futuro de ACDE, las que estarán impregnadas por el sentir de algunos de sus socios.

Recordemos lo que siempre nos decía el Padre Moledo: ACDE cambia para seguir siendo ACDE.

Celso Enrique Arabetti

...cuando dos o más se reúnan en mi nombre, Yo estaré en medio de vosotros.

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