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197 EL SEGUNDO CENTENARIO DE ARGENTINA Orlando Ferreres COMPETITIVIDAD Y RSE, CLAVE PARA LA EMPRESA DEL FUTURO Germán Granda DINERO Y BANCA CENTRAL EN EL MUNDO Y EN LA ARGENTINA Martín Lagos EMPRESA Otoño 2010

Revista EMPRESA 197

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Nº 197 de la Revista EMPRESA de ACDE - Otoño 2010

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Otoño 2010 Página 1

197

El SEgundo CEntEnario

dE argEntinaOrlando Ferreres

CompEtitividad y rSE, ClavE

para la EmprESa dEl futuroGermán Granda

dinEro y banCa CEntral

En El mundo y En la argEntina

Martín Lagos

197

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EMPRESAOtoño 2010

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Desde PricewaterhouseCoopers asistimos a nuestros clientes a diseñar el futuro, a través de soluciones innovadoras que brindan sustentabilidad para su negocio.

©2010 Price Waterhouse & Co. S.R.L., Price Waterhouse & Co. Asesores de Empresas S.R.L. y PricewaterhouseCoopers Jurídico Fiscal S.R.L Todos los derechos reservados. PricewaterhouseCoopers se refiere a las firmas argentinas de Price Waterhouse & Co. S.R.L., Price Waterhouse & Co. Asesores de Empresas S.R.L. y PricewaterhouseCoopers Jurídico Fiscal S.R.L. o, según requiera el contexto, a la red de firmas miembro de PricewaterhouseCoopers International Limited, cada una de las cuales es una entidad legal separada e independiente.

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El futuro

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Otoño 2010 Página 1

SUMARIOEMPRESA

Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453

Franqueo PagadoConcesión Nº 1277

Número 197Marzo/Abril/Mayo 2010

Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

directorEduardo Aceiro

Consejo de redacciónEduardo Alsina

Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaTomás Donovan

Carlos GaraventaRodrigo Goñi Moreno

Héctor Mario RodríguezGabriela Urey

Consejo EditorialAdolfo AbláticoLuis M. Bameule

Enrique Del CarrilHoracio Diez

Gabriel Mayor

EditorEduardo Otsubo

asistente de direcciónPatricia D’Agostino

premio Santa Clara de asís 2002

Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente

el de ACDE

Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)

Suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-

Publicación propiedad de ACDE Buenos Aires

Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires

República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251

E-mail: [email protected]

3 Editorial “Contra maniqueos” 6 Reportajes Germán Granda Competitividad y rSE,

clave para la empresa del futuro 12 Reflexiones lecciones de la naturaleza Jorge Edwards 15 Economía El Segundo Centenario de argentina Orlando Ferreres 29 Empresa la guerra por el talento: ¿Es por el capital

humano o por el coste? Guillermo Ceballos Serra 32 Ética El bien común en la vida de las empresas Patricia Debeljuh 34 Sociedad El notable éxito del fascismo Alberto Benegas Lynch (h) 38 Economía dinero y banca central en el mundo

y en la argentina Martín Lagos 45 Empresa los nuevos desafíos de capacitación Tomás Donovan 48 Educación universidad para todos. ni en cien años Carlos Javier Regazzoni 50 Desde España El regalo vil Miguel Aranguren 52 Testimonios grupo Joven. testigo de su historia David Bertagni 54 Institucional Cincuentenario de aCdE bahía blanca Ernesto A. Castagnet 56 Reflexiones Familia y Empresa protagonistas sociales María Amalia Caballero 58 Del archivo temas de reflexión para empresarios Mons. Manuel Moledo 63 Institucional manuel J. Crespo, un hombre de empresa Celso Enrique Arabetti 64 Documentos la patria es un don, la nación una tarea

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“Contra maniqueos”

“Dijéronle: ¿Quieres que vayamos y arranquemos la cizaña?

Y les dijo: No, no sea que, al quererla arrancar, arranquéis

con ella el trigo”.

(Mateo 13, 28-29)

La palabra “maniqueo” tiene su origen en una religión que hunde sus raí-ces en antiguas creencias de Oriente, y fue de gran influencia en muchos grupos del cristianismo primitivo. Fue tan así que San Agustín, antes de su conversión, siguió este error escribiendo luego la obra que titula estas líneas. Su principal dogma era que existían dos principios creadores con-trapuestos; uno el Dios bueno, origen del bien y del espíritu del hombre; el otro, creador del mal, de la materia y del cuerpo.

Esta creencia persistió y aún se manifiesta en los diversos campos de las conductas humanas. El hombre sufre la tentación de la simplificación ma-niquea y desdobla sus conductas personales entre la pureza del bien en algunas actitudes y la resignación a entregarse al mal en aquellos campos mundanos como el trabajo, las relaciones sentimentales o la política.

Donde más puede percibirse esta tendencia es en el campo de la política. En las sociedades sacudidas por el enfrentamiento y el sectarismo -como en gran medida es y ha sido nuestra Argentina- surge lo que Jean Guitton denomina “el partido de los puros”, caracterizándolo como: “Todo grupo que surge dentro de una sociedad a la que considera corrompida, impu-ra, intentando reducirla a su pureza perdida” (J. Guitton, Lo Impuro). Los adeptos al “partido de los puros” se radicalizan de forma tal que si están en la oposición, legitiman la revolución y descreen de los medios legales para convencer con sus ideas. Si están en el gobierno, instauran la sos-pecha y ven en sus adversarios a conspiradores destructivos. En ambos casos, cada uno considera que el programa que predica representa la pu-reza; no se admite la contaminación, se niega el diálogo y se descartan la negociación y los acuerdos.

Por eso la postura maniquea debe ser percibida y abandonada antes que derive en enfrentamientos irreconciliables, que ya vivimos los argenti-

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nos en otras épocas y que podrían ser más graves a futuro, cuando las parcialidades en lucha pretenden conducir al hombre a la locura divisora, sembrando en su alma ese sentimiento pernicioso que lo lleva a identificar todo el mal en el enemigo.

Es así que desde el Gobierno se habla ahora de la existencia de dos países: el “país real” enfrentado a un supuesto “país virtual”, que surgiría de las ex-presiones opositoras. Ninguno de los reales problemas graves denunciados desde la oposición -la inseguridad física y jurídica, la pobreza, la inflación, la fuga de capitales y la falta de inversiones- existirían en ese supuesto “país real” conseguido gracias a las medidas de gobierno. Nuevamente se vis-lumbra el fenómeno maniqueo.

Entonces ocurre que la verdad se vuelve la primera víctima del fenómeno “maniqueo”. Porque “Cegados por la búsqueda de la pureza, cerramos nuestro espíritu a la búsqueda de la verdad” (Gonzague Williatte, Prólogo a “Lo Impuro”, de Jean Guitton). La adhesión fanática a una determinada postura hace que sus acólitos justifiquen el falseamiento de los hechos que contradicen su visión distorsionada de la realidad. Y sin verdad no hay construcción racional, duradera y ética posible.

Esa prédica constante y las medidas tendientes a neutralizar el control de los otros poderes están produciendo el mismo proceso en sectores de la oposición. La lógica maniquea es una trampa que puede llegar a impedir la necesaria y urgente unidad de la oposición en pos de acuerdos básicos sobre objetivos y políticas de Estado, claves para atacar los grandes desa-fíos estructurales que impiden el desarrollo económico y progreso social argentino, a partir del fortalecimiento de las instituciones como son la vigencia de la división de poderes y el federalismo, privilegiando el cumpli-miento de la ley, desterrando la impunidad y, en definitiva, restaurando la confianza con reglas de juego racionales, claras, predecibles y estables para todos los actores políticos, económicos y sociales. Estos acuerdos básicos son necesarios para allanar el camino a futuras nuevas autoridades inde-pendientemente de quienes sean los elegidos.

Lo opuesto sería que el peligro “real” de esta lógica extrema llegue a in-vadir a nuestro país y a todos nosotros transformándonos en dueños de verdades absolutas -“la mía y sólo la mía”-, circunstancia que, si se diese, significaría la disolución de la sociedad, del contrato y del diálogo esencial entre conciudadanos.

Los empresarios no escapamos a la tentación maniquea porque estamos diariamente expuestos a dilemas y decisiones que requieren tanto firmeza de conciencia como flexibilidad de métodos éticos para mantener nuestra función de constructores de capital humano, trabajo, crecimiento y bien-estar para muchos. Esa malsana tendencia que denunciamos hoy debe ser controlada y erradicada también en el pensamiento empresario; las convic-ciones son bienvenidas siempre, pero los fundamentalismos y el desprecio por la visión alternativa del otro facilitan el trabajo de quienes buscan la destrucción de la libertad de crear y emprender.

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Dios nos hizo a su imagen y semejanza, pero acepta nuestras imperfec-ciones -producto del pecado original- para desafiarnos a mejorar, a pen-sar, a debatir con respeto y a unirnos en la búsqueda del espacio grande del espíritu y desde allí, del cuerpo de cada uno y del de todos juntos: el cuerpo y espíritu de la sociedad humana.

El mundo nos ofrece ejemplos de países que han salido de guerras internas o externas, de cataclismos o de precipicios. En todos esos casos, la verdad generada por el diálogo, los consensos y las volun-tades de construir o reconstruir, han marcado la diferencia entre líderes y dictadores. Toda cultura agresiva terminó destruyéndose a sí misma; toda sociedad mutuamente respetuosa y unida, transformó ruinas en naciones.

La Argentina ha tenido su “Pacto de la Moncloa” en el “Tratado de San Nicolás”, que sentó las bases para un envidiable (a nivel mundial) y ex-plosivo desarrollo económico y progreso social de 80 años. Podemos hacerlo nuevamente con el diálogo, consensos y acuerdos básicos que permitan generar confianza e inspirar, movilizar y canalizar las energías sociales hacia grandes objetivos de bien común.

Jesucristo supo advertirnos del mal maniqueo en la parábola del “Trigo y la Cizaña”, uno de cuyos pasajes encabeza la presente nota. Nos advierte que en este mundo, el hombre no puede apartarse de la mezcla entre el bien y el mal porque esa mezcla está en su propia naturaleza. Debemos sostener firmemente nuestros principios, pero saber distinguir lo esencial de lo accesorio.

Vivamos y discutamos con convicción y hasta con vehemencia el futuro de nuestra nación; actuemos como empresarios buscando construir dignidad mediante el empleo y el desarrollo sorteando con habilidad los escollos de la mezcla entre el bien y el mal, pero por sobre todo, seamos, hoy, un ejemplo en la elaboración de consen-sos. Hagamos escuchar nuestra voz para que Gobierno y Oposición comprendan a tiempo que el maniqueísmo que nos amenaza debe ser superado para dar lugar a una nación de respetos mutuos, metas comunes y vocación para sostenerlas.

Es el trigo el que debe crecer, no la cizaña.

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Página 6 EMPRESA Nº197

r e p o r t a j e s

germán granda

Competitividad y RSE, clave para la empresa del futuro

Lic. en CC. Económicas y

Empresariales, CUNEF, (Univ.

Complutense de Madrid). Lic. en

Cs. Políticas y Sociología (UNED).

Master of Sc. in Business Strategy & Environmental

Management (Univ. de Bradford,

Inglaterra). Programa de desarrollo

directivo (PDD). IESE Business School.

Miembro del Consejo de Administración de CSR Europe. Vocal de la Junta Directiva de la European Business

Ethics Network, Secretario General de SpainSIF - Foro

Español de Inversión Socialmente Responsable.

Director General de FORETICA.

“Creo que la gestión de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) implicará una profunda transformación en los estilos de gestión, liderazgo y en las prácticas de management. Trabajar proactivamente en este sentido, requerirá fundamentalmente del desarrollo de capacidades de gestión sustentadas en valores”, señala Granda durante la entrevista concedida a EMPRESA. Para el Director General de Forética, y experto español en la materia, se hace más necesario que nunca, en este contexto de cambios, seguir buscando los vínculos entre RSE y competitividad. En esta línea subraya el rol que debe asumir el dirigente de empresa, aplicando con entusiasmo y alto grado de compromiso un modelo de gestión ética y responsable integrado a la estrategia de negocios de su empresa. Y agrega: “procurando identificar los impactos positivos y negativos de sus actividades en los distintos stakeholders o grupos de interés, que sea capaz de generar rentabilidad en sus negocios y, simultáneamente, producir el máximo beneficio social y ambiental”.

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En los últimos años se ha puesto en el de-bate de la gestión empresarial, si las estruc-turas actuales de gobierno de las empresas son capaces de generar estrategias que se anticipen a cambios complejos. ¿Cuál es su visión al respecto?

Granda: - El año 2009 nos ha dejado varias

cuestiones sin resolver que deberán incorpo-

rarse al debate de la gestión empresarial en

general, y de la RSE en particular, en los próxi-

mos años. Algunas de ellas están referidas a

los procesos de innovación en las estructuras

actuales de gobierno de las empresas para

que estas sean capaces de generar estrategias

que se anticipen a cambios complejos que

están ocurriendo en el mundo.

En este contexto de cambios, se hace más

necesario que nunca seguir buscando los

vínculos entre RSE y competitividad. Ya

conocemos los principales determinantes

de la competitividad empresarial donde la

RSE tiene mayor probabilidad de tener una

influencia positiva: la reducción de su es-

tructura de costes, las políticas de RR.HH.:

posibilidades de atracción, retención y

motivación de los empleados; la perspectiva

del consumidor más informado o de una

administración dispuesta a invertir en mo-

delos de gestión ética y responsable que nos

abra la posibilidad de nuevos productos o

servicios o nuevos mercados; la innovación,

principalmente, al dialogar con grupos de

interés y ver oportunidades de negocio en

resolver retos sociales; la gestión del riesgo

y de la reputación o la propia performance

financiera, entre otros.

¿Estamos enseñando a los managers del futuro las competencias adecuadas?

- Creo que la gestión de la RSE implicará

una profunda transformación en los estilos

de gestión, liderazgo y en las prácticas de

management. Trabajar proactivamente en

este sentido requerirá, fundamentalmente,

del desarrollo de capacidades de gestión

sustentadas en valores. Por ello, difundir

estos temas y promoverlos desde el ámbito

universitario y desde las instituciones em-

presariales, constituye la manera de empe-

zar a generar los cambios necesarios en las

prácticas organizacionales. La experiencia

hoy nos dice que ya se ha comenzado a

transitar activamente este camino, con

importantes logros, tanto en Europa como

en América.

¿Las herramientas para medir la performan-ce, tanto financiera como no financiera, son las apropiadas? ¿Cómo se transmite la información no financiera a los inversores?

- Existen numerosas herramientas e indica-

dores para medir la performance no financie-

ra de las empresas.

Específicamente, en lo que refiere a la me-

dición de la gestión responsable, el Global

Reporting Initiative (GRI)1 desarrolló un

conjunto de indicadores y procedimientos

para medir y reportar el grado de desarrollo

de la RSE. Estos reportes, conocidos como

Memorias de Sostenibilidad o Balances

Sociales, constituyen una de las principa-

les herramientas a tener en cuenta para la

elaboración de información referida a RSE e

indicadores no financieros.

r e p o r t a j e s

Granda: “Las empresas tienen que preguntarse si están bien equipadas para afrontar los riesgos

y oportunidades que surgirán a lo largo de la

próxima década”.

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Página 8 EMPRESA Nº197

Tal como lo señala la “Guía para la elabo-

ración de Memorias de Sostenibilidad”, del

GRI: “La transparencia acerca de la sosteni-

bilidad de las actividades de las organiza-

ciones tiene un interés prioritario para una

amplia gama de grupos de interés entre los

que se incluyen organizaciones empresa-

riales, de trabajadores, ONGs, inversores y

auditores, entre otros”.

Los lineamientos

del GRI facilitan

la elaboración de

Memorias de Soste-

nibilidad, las cuales

son utilizadas con el

fin de comunicar a

diversos grupos de

interés (inversores,

otras empresas,

ONGs, etc.) las ac-

ciones desarrolladas

por la empresa. Esta

Guía define una

serie de Principios

que estructuran el

contenido y garan-

tizan la calidad de

la información e

incluye una sec-

ción de Contenidos Básicos que integran

los indicadores de desempeño económico,

ambiental y social.

¿Cuál es la visión europea respecto de po-sibles alianzas globales y partenariados entre empresas, política y sociedad civil?

- Existe un proyecto para combinar coope-

ración y competitividad con el objetivo de

aumentar la confianza y crear valor añadi-

do en el bienestar del mercado, la sociedad

y el planeta.

Este proyecto que estamos poniendo en

marcha junto con CSR Europe es el “En-

terprise 2020” (la empresa responsable del

2020) y ahondará en la búsqueda de estas

conexiones entre competitividad y RSE,

claves para la empresa del futuro. Pero

además de grandes marcos, serán necesa-

rias también herramientas que muevan las

palancas del cambio en el día a día y, por

tanto, seguir desarrollando el “Toolbox” de

la RSE, las herramientas que ayuden a las

empresas a adecuar sus políticas respon-

sables de una forma eficiente a las nuevas

realidades.

En este contexto resulta interesante esta-blecer cómo puede la empresa alcanzar ventajas competitivas a través de la integra-ción de una gestión ética y responsable en su estrategia ¿Cuáles son los restos que se presentan?

- Algunos de los retos a los que la estrategia

propuesta por “Enterprise 2020” intentará

dar respuesta son los siguientes:

• El cambio demográfico. La población

mundial habrá alcanzado los 9 mil millo-

nes de personas en 2050: menos del 3%

del crecimiento provendrá de las econo-

mías occidentales. De los 20 países con

mayor envejecimiento de la población,

19 pertenecen a Europa. Esto provocará

movimientos migratorios de al menos 200

millones de personas para el año 2050.

Estos datos plantean importantes retos a

las empresas, que tendrán que invertir en

técnicas de retención del talento, en ges-

tionar la diversidad de su capital humano,

o en abrirse a trabajar su competitividad

en nuevos mercados en la base de la

pirámide.

• El cambio climático y la escasez de recursos naturales. A raíz del cambio de

hábitos en las economías emergentes, el

consumo energético del planeta habrá

aumentado en torno al 50% para el año

2020 y otro 50% de aumento se producirá

en las necesidades alimentarias mundia-

les para el año 2030. Mientras las reservas

de recursos naturales, tanto de fuentes

de energía tradicional como de comida,

seguirán la tendencia inversa. El fuerte

impacto en costes económicos que estos

factores suponen para las empresas abre

r e p o r t a j e s

La calidad de las instituciones

y las condiciones sociales del contexto

inciden directamente en los resultados

de las empresas. Preocuparse

y ocuparse por fortalecer el capital

social y la competitividad regional es,

en definitiva, pensar y trabajar

por la propia empresa.

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Otoño 2010 Página 9

un enorme reto que pasa por invertir

en I+D+i para el mejor aprovechamien-

to de los recursos y el descubrimiento

de nuevas fuentes de abastecimiento, y

en el caso de los gobiernos, es el reto de

trabajar en medidas de penalización y

recompensa para preservar la adecuada

utilización de los recursos.

• Un tercer desafío es la revolución tecno-lógica. El incremento de conocimiento y la

democratización de la información que ha

supuesto el desarrollo e implantación de

las nuevas tecnologías ha provocado una

revolución en todos los entornos, dotando

a las empresas y a los ciudadanos de un

carácter de ubicuidad que ha revolucio-

nado no solo el modo de hacer negocios,

sino los hábitos de vida de toda la socie-

dad. La tecnología ofrece a las empresas

y a los gobiernos una fuerte arma de

desarrollo, que propicia la comunicación

y la participación; y también debería ser

utilizada para eliminar barreras sociales,

luchar contra la pobreza y la hambruna y

en general mejorar la calidad de vida de

los ciudadanos.

Ud. suele enfatizar en la recuperación de la confianza como un reto que la estrategia también debe dar respuesta…

- Así es. Los vacíos en la gobernanza global

y la crisis financiera tienen su lógica con-

secuencia en el grado de confianza de los

ciudadanos, en que las empresas, los inver-

sores y los gobiernos actuarán responsable-

mente y teniendo en cuenta los intereses de

todos los stakeholders.

Las empresas y los poderes públicos ten-

drán que demostrar más que nunca la soli-

dez de los valores que proclaman, de forma

activa y comprometida. Para atacar a la raíz

del problema, será necesario regular aspec-

tos como la retribución de los directivos,

el endurecimiento de las reglas del juego

(ética, aspectos laborales, sociales, ambien-

tales, entre otros), incrementar la transpa-

rencia y el escrutinio del sector privado y

público, y reforzar el papel de supervisión y

fiscalización del Estado.

Las empresas tienen que preguntarse si es-

tán bien equipadas para afrontar los riesgos

y oportunidades que surgirán debido a es-

tas y otras transformaciones que se produ-

cirán a lo largo de la próxima década.

Se desprende de su afirmación, que las nue-vas tendencias cambiarán la forma en que vivimos, trabajamos y hacemos negocios.

- La estrategia “Enterprise 2020” pretende

precisamente articular un nuevo modelo

de enfrentarse a la gestión empresarial a

través de la competitividad: basando su eje-

cución en nuevas alianzas de colaboración

entre empresa y stakeholders, en generar

iniciativas que den solución a estos retos

desde una perspectiva global y sostenible,

en facilitar el intercambio y el diálogo con

los poderes públicos. A trabajar, en defini-

tiva, por una competitividad favorable a

todos y que tenga en cuenta a todos.

r e p o r t a j e s

ACERCA DE FORéTICA

Forética es una organización sin fines de lucro nacida en España en

1999. Desde su creación, la entidad ha jugado un papel clave en la

difusión de la RSE en el empresariado español. Es reconocida a nivel

nacional e internacional por su activa participación en los principales

foros de decisión y por su contribución mediante soluciones

innovadoras para el desarrollo de estrategias de responsabilidad social,

tanto de grandes empresas como de pymes.

En 2006, se constituye como filial Forética Argentina, siendo la primera

sede de la institución a nivel internacional.

Forética Argentina nace con el propósito de convocar a empresas

comprometidas con la gestión socialmente responsable y guiarlas en el

desarrollo de políticas verificables de RSE. La puesta en marcha de esta

iniciativa en el país se centra en aspectos claves de la gestión estratégica de

la RSE a partir de la implantación de la Norma SGE 21, primer sistema que

permite certificar el estándar de Gestión Ética y Socialmente.

www.foretica.com.ar

Page 12: Revista EMPRESA 197

Página 10 EMPRESA Nº197

¿Qué percepción recoge del debate y la aplicación de la RSE que se ha dado en nuestro país, especialmente luego de la crisis de 2001?

- Vemos que para el caso de Argentina, el

desarrollo de la RSE ha transitado por un

proceso paulatino

de maduración. Si

bien en sus co-

mienzos la idea

era que RSE fuera

sinónimo de filan-

tropía, desde hace

algún tiempo es-

tamos viendo que

esta visión no solo

se ha superado,

sino que además

se han generado

iniciativas y pro-

puestas que abor-

dan el concepto de

RSE en términos

transversales a

la organización y

vinculados con la

estrategia. Este es

para nosotros el

camino correcto.

Si bien Argentina tiene una realidad muy

diferente a la de Europa, vemos también

que hay temas de nuestra agenda que son

relevantes en la realidad argentina.

En conclusión, percibimos que se ha em-

pezado a transitar el camino correcto y

que gradualmente se van incorporando

temas, tanto en la agenda pública como

en el debate empresario, que se relacionan

con problemática globales, tales como el

cambio climático, la gestión responsable de

la cadena de proveedores, la gestión de la

diversidad y de la inclusión, etc.)

En una concepción más amplia de la RSE, se concibe a la empresa como corresponsable de la suerte de la sociedad y la calidad de las instituciones. ¿Adhiere a esta visión?

- Ciertamente. Las empresas, como actores

sociales que son, no pueden estar ajenas

a la realidad del contexto social donde se

desarrollan sus actividades. Dependen fun-

damentalmente de la sociedad para operar,

y por ello su éxito (o fracaso) está determi-

nado por la medida en que logran gestionar

eficientemente las necesidades y expectati-

vas de los grupos de interés.

Por otro lado, la calidad de las instituciones

y las condiciones sociales del contexto in-

ciden directamente en los resultados de las

empresas. Preocuparse y ocuparse por for-

talecer el capital social y la competitividad

regional es, en definitiva, pensar y trabajar

por la propia empresa.

¿Cuáles son las herramientas que ayudan a las empresas a adecuar sus políticas respon-sables de una forma eficiente a estas nuevas realidades?

- En mayo del año pasado, se presentó en

Madrid la CSR Toolbox, la “caja de herra-

mientas para una Europa competitiva y sos-

tenible”; un conjunto de instrumentos de

gestión y de investigaciones desarrolladas

a nivel europeo con el objetivo de fomentar

la competitividad del tejido empresarial a

través de la RSE.

El Toolbox de CSR Europe contiene una serie

de herramientas con el objetivo de que las

empresas ganen ventaja competitiva a través

de las buenas prácticas. Esta “caja de herra-

mientas para una Europa competitiva y sos-

tenible” es fruto de la colaboración durante

18 meses de grupos de trabajo intersectoria-

les, que han implicado a más de 200 repre-

sentantes de toda Europa de empresas y sus

stakeholders en veinte Laboratorios temáticos.

La iniciativa se enmarca dentro de la Alian-

za Europea para la RSE, impulsada en 2006

por la comunidad empresarial europea con

el respaldo de la Comisión.

CSR Toolbox presenta los resultados de

esos Laboratorios, divididos en cinco áreas

r e p o r t a j e s

Las empresas, como actores sociales

que son, no pueden estar ajenas

a realidad del contexto social donde

se desarrollan sus actividades.

Dependen fundamentalmente

de la sociedad para operar y por ello,

su éxito (o fracaso) está determinado

por la medida en que logran gestionar

eficientemente las necesidades

y expectativas de los grupos de interés.

Page 13: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 11

r e p o r t a j e s

temáticas, clave para las empresas y la so-

ciedad: la creación de un lugar de trabajo

integrado, el desarrollo del capital huma-

no, la construcción de nuevos modelos de

negocio, la promoción de la producción y

el consumo sostenible, y el fortalecimien-

to de la confianza a través de la comuni-

cación abierta.

¿Qué nivel de corrupción uno debe estar dispuesto a tolerar?

- Esa es la pregunta que hay que hacerse si

se quiere entrar en política. Si uno denuncia

este sistema, está afuera; caso contrario,

es cómplice. Tanto quien entra como quien

sale es cómplice porque no lo denuncia. Es

un equilibrio muy difícil de romper, y hasta

puede no romperse nunca.

En esta línea de pensamiento, cómo debe jugar el dirigente de empresa frente al ava-sallamiento institucional por parte de algún Poder del Estado, a resguardo del Estado de Derecho. ?

- Las iniciativas políticas vinculadas a las

RSE siempre deben ser transparentes e

incorporar las expectativas de los diferen-

tes grupos de interés. En Europa tenemos

el modelo del Forum Multistakeholder de

RSE y en España, el consejo estatal de RSE,

foro donde organismos de gobierno, em-

presas, sindicatos y tercer sector discuten

actualmente sobre asuntos tan relevantes

como si deben ser o no obligatorios los

reportes anuales de RSE para empresas

españolas o como debe incorporarse la

RSE en los procesos de compras públicas,

entre otros.

Por último, ¿Cuál es el rol que debe jugar el dirigente de empresa para renovar la con-fianza y la esperanza de una empresa y un mundo socialmente más responsable?

- Aplicar con entusiasmo y alto grado de

compromiso un modelo de gestión ética

y responsable integrado a la estrategia de

negocios de su empresa, procurando iden-

tificar los impactos positivos y negativos de

sus actividades en los distintos stakeholders

o grupos de interés, que sea capaz de gene-

rar rentabilidad en sus negocios y, simul-

táneamente, producir el máximo beneficio

social y ambiental.

Eduardo Otsubo

Granda: “El Enterprise 2020 es un proyecto para

combinar cooperación y competitividad con el

objetivo de aumentar la confianza y crear valor

añadido por el bienestar del mercado, la sociedad

y el planeta”.

Page 14: Revista EMPRESA 197

Página 12 EMPRESA Nº197

E m p r e s aref lexiones

lecciones de la naturaleza

Jorge Edwards

El fuerte terremoto que impactó con crudeza en Chile el sábado 27 de febrero pasado, y los movimientos sísmicos que se fueron repitiendo con menor o igual intensidad durante el mes de marzo, puso al país trasandino frente al drama de la muerte, de la pérdida irreparable de bienes y hogares, de barrios enteros, de sueños frustrados.

El escritor chileno, Jorge Edwards, testimonió en su columna del diario El País de España esta realidad, desnudando la debilidad de una logística y una sociedad que debe enfrentar con crudeza este “acomodamiento” de la naturaleza, preservando la vida y la salud de sus connacionales como así también alentándolos en resguardar el Estado de derecho, marco necesario para iniciar el camino de la reconstrucción.

Al cierre de esta edición, va nuestro abrazo solidario al país hermano, con la esperanza de que este “dar de nuevo” del pueblo de Chile de sus frutos rápidamente, y que la tragedia de paso a la vida y permita soñar un futuro mejor.

Jorge Edwards es escritor chileno, premio Cervantes en 1999. Es autor de persona non grata. Su último libro publicado es la casa de dostoievsky (2008). El presente artículo ha sido reproducido del Diario El País (28 febrero de 2009). El mismo ha sido subtitulado.

Las grandes catástrofes son grandes y duras

lecciones de la naturaleza. Sacan a relucir

lo peor y lo mejor que tenemos. Por un lado,

la barbarie, los saqueos, la picaresca criolla,

el deseo dictatorial de represalias ilegales.

Por el otro, sentimientos reales, no fingidos,

a menudo conmovedores, de generosidad y

solidaridad.

Chile. Una literatura de apocalipsis y catástrofes

Mucha gente, después de un cataclismo, su-

fre una extraña perturbación de los valores

éticos. Chile es tierra de desastres. Tenemos

toda una literatura de apocalipsis y catás-

trofes.

Mis memorias retroceden hasta el terremo-

to de Chillán de 1939, donde me sacaron de

niño de la cama, envuelto en una frazada, y

me llevaron a la calle en Viña del Mar. Mu-

chos años más tarde, a partir de recuerdos y

de algunas ficciones, escribí un relato de ex-

tensión mediana que culmina en ese terre-

moto y en la región de Chillán, en un lugar

que se llamaba, y que supongo que se sigue

llamando, Rinconada de Cato. Muchas veces

he querido viajar hasta allá y contemplar

con ojos de adulto la confluencia del río

Ñuble con el río Cato. Ahora me propongo

hacerlo apenas tenga un poco de tiempo.

Miraba esos ríos desde mi ventana, en la

infancia remota, cuando pasaba tempora-

das en unas tierras de mi abuelo paterno, y

después supe que se había salvado por un

pelo porque se refugió debajo de la escalera

cuando la casa se desplomaba encima de él.

En mi relato La sombra de Huelquiñur, un

adolescente medio autobiográfico se en-

cuentra con un viejo mapuche de la zona,

Huelquiñur, pocas horas después del sismo,

y ambos, el nieto del patrón y el anciano

inquilino indígena, beben unos vasos de

cola de mono para celebrar el hecho de es-

Page 15: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 13

tar vivos. Ahora he observado que alguna

gente, después del sábado 27, daba gracias

y se felicitaba por el solo hecho de haber

sobrevivido.

Me pidieron hace meses de una revista de

Hawai, vaya uno a saber por qué, un re-

lato que aludiera al entendimiento entre

diferentes razas y clases de la sociedad.

Publicaron mi cuento en forma destacada

y después me informaron de que en Hawai

tengo un puñado de lectores entusiastas.

Son los consuelos, los estímulos más bien

escasos, que se encuentran de repente en la

literatura narrativa.

Hubo saqueos en Valparaíso en 1906, repri-

midos a punta de fusilamientos por el im-

placable general Gómez Carreño; los hubo

en Chillán en 1939, y ahora se han repetido

en forma bastante masiva en la región del

Bío-Bío. Y he visto imágenes de gente que

pedía ante las cámaras de televisión que

mataran en el acto a los saqueadores y

asaltantes, afirmaciones que me han provo-

cado tristeza y algo de pesimismo frente a

la condición humana.

El valor del Estado de derecho

Hemos luchado mucho por alcanzar un Es-

tado de derecho en Chile: perderlo sería una

consecuencia no prevista y muy desgracia-

da de los sucesos naturales. La esencia del

problema consiste en reprimir la violencia y

la barbarie con fuerza, con eficacia, y dentro

de las leyes que nos hemos dado para estas

circunstancias.

Al observar las muy variadas reacciones hu-

manas, tiendo a pensar que mucha gente,

después de un cataclismo, sufre una extra-

ña perturbación de los valores éticos.

Hubo una escena transmitida por algún ca-

nal que me causó un poco de risa, pero que

tenía un fondo patético. La cámara estaba

en Concepción o en Talcahuano y enfocaba

a una ordenada fila de ladrones de bencina

frente a una gasolinera abandonada. Avan-

zaba la cola y la gente llenaba con toda par-

simonia sus bidones.

Pues bien, un hombre protestaba con nota-

ble energía y aspiraba a que su protesta lle-

gara al mayor número posible de televiden-

tes. Él llevaba dos bidones de cinco litros,

cosa que le parecía razonable, pero había

colistas que “abusaban” y se presentaban

con tres o más bidones de 20 litros.

¿No había control, no había nadie que pu-

siera un poco de orden? Uno esperaba que

el personaje llamara a la policía para con-

trolar a los ladrones que robaban cantida-

des excesivas. Es decir, creía que había una

clara y flagrante división entre los buenos y

los malos ladrones.

Aprender de los errores

Tengo una interesante experiencia de un

terremoto fuera de Chile, cuando formaba

parte de la diplomacia profesional y me

encontraba destinado en Lima. Descansa-

ref lexiones

Edwards: “En Chile tenemos

toda una literatura de apocalipsis y catástrofes”.

Page 16: Revista EMPRESA 197

Página 14 EMPRESA Nº197

ba en mi casa un domingo después de al-

muerzo, en abril de 1970, cuando un tem-

blor de fortísima intensidad nos hizo correr

a todos a la calle. La gente se hincaba y

rezaba a gritos, mientras los automóviles

regresaban a sus casas a peligrosa, dispa-

ratada velocidad. Chile envió mucha ayuda

y un hospital militar de campaña que se

instaló al norte del Perú, en la región de

Casma, en paralelo a los valles del interior

donde se había encontrado el epicentro.

El hospital era impecable y los militares

chilenos manejaban las cosas con una dis-

ciplina que asombraba a los habitantes del

lugar. Después de poco, empezaron a bajar

bandadas de helicópteros que traían a los

primeros heridos desde el otro lado de los

Andes. Todavía me acuerdo de las caras

lívidas, de color ceniza, de los indígenas

contusos, malheridos, en algunos casos

moribundos.

Pues bien, se presentó un problema en el

que nadie, ni del lado peruano ni del chile-

no, había pensado. El hospital de campaña

tenía todo: ayudantes, enfermeros, médicos

de diferentes especialidades, pabellones

quirúrgicos de avanzada tecnología, pero

carecía de un intérprete del quechua al es-

pañol y del español al quechua,

de manera que los doctores

estaban obligados a entenderse

por señas con sus pacientes.

Además, como el nivel sanita-

rio de la región era muy bajo,

al segundo día ya había largas

colas para tener un parto, para

arreglarse la dentadura, para

problemas de salud que no

tenían relación alguna con la

catástrofe.

En esa ocasión, la desgracia im-

prevista, no anunciada, tuvo re-

lación con los llamados huaycos,

los aluviones de barro y piedras

que bajaron de los Andes y se-

pultaron ciudades enteras. En

el caso del sábado, lo imprevis-

to o mal previsto, aunque pre-

visible, fueron las salidas de mar. ¿Se podía

pedir en nuestro mundo, en nuestro desa-

rrollo todavía muy relativo, enteramente

insuficiente, una precisión comparable a la

de las organizaciones norteamericanas más

avanzadas?

Mientras nosotros dábamos órdenes y

contraórdenes, señales “ambiguas”, como

se dijo por ahí, la agencia norteamericana

conocida por sus siglas de NOAA emitía una

señal inequívoca de alerta de tsunami 10

minutos después del sismo.

¿Por qué no recibimos esa señal y por qué,

si la recibimos en alguna forma, no le hici-

mos caso? El tema es intrincado y no pode-

mos ser generales después de la batalla.

Pero convendría saber, no para acusar-

nos ni para condenarnos, ya que no hubo

mala fe ni nada que se parezca, sino para

que el error no se repita en un cataclismo

futuro. Ya que somos tierra de cataclis-

mos: el único país de Iberoamérica que

tiene toda una literatura de Apocalipsis

y de catástrofes de la naturaleza, lo cual

daría tema para otra crónica o para un

largo ensayo.

ref lexiones

Las grandes catástrofes son grandes y duras

lecciones de la naturaleza. Sacan a relucir lo peor

y lo mejor que tenemos. Por un lado, la barbarie,

los saqueos, la picaresca criolla, el deseo dictatorial

de represalias ilegales. Por el otro, sentimientos

reales, no fingidos, a menudo conmovedores,

de generosidad y solidaridad.

Page 17: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 15

E m p r e s aE c o n o m í a

El Segundo Centenario de argentina

orlando ferreres

“El conflicto se exacerba cuando el marco institucional (sea este derivado de legislación formal o de coerción política) impide o dificulta que actores individuales acuerden

intercambios mutuamente beneficiosos. A su vez, trabas en la concreción de acuerdos tienen como consecuencia reducción en las posibilidades de creación (y por ende

distribución) de riqueza de una sociedad”, apunta Gallacher.

El autor intenta en este artículo, responder a la constante del conflicto laboral, tendencia que para él tiene raíces en la legislación y la política pública, así como

también (y desgraciadamente) en el imaginario colectivo.

Orlando Fererres es Licenciado en Economía (Universidad de Buenos Aires). Advanced Management Program (Harvard University). Titular de Orlando J. Ferreres & Asociados.

El año 1776 estuvo signado por hechos his-

tóricos e intelectuales de gran impacto y de

gran influencia posterior en el mundo y en

nuestro país. En ese momento, aún no exis-

tíamos como Argentina y ni siquiera como

virreinato. Fue justo en ese año cuando se

crea el Virreinato del Río de la Plata, nuestro

antecesor en cuanto a territorio, de lo que

después, aproximadamente, vendría a ser

nuestro país. También en ese año, Estados

Unidos se independiza de Inglaterra, y esas

ideas inspiran a casi todos los países del

Nuevo Mundo. Y en tercer lugar, en ese mis-

mo año, Adam Smith publica La Riqueza de

las Naciones, libro en el que señala el modelo

de cómo organizar los sistemas económicos

nacionales. Por muchísimo tiempo, y aún

hoy, su influencia crece indirectamente, so-

bre todo en Asia.

Recién en 1810, o sea treinta y cuatro años

después de aquellos hechos, en un contex-

to confuso de poder político -generado por

las invasiones napoleónicas a España, que

hacen cesar el dominio del rey, cabeza del

virreinato del Río de la Plata-, Buenos Aires

proclama un grito inicial de autonomía,

proponiendo el Cabildo como un auto-

gobierno mientras durase la indefinición

política en la Metrópoli. En 1810 se generó

este grito de libertad, principalmente eco-

nómico, conducido por la recién instituida

Primera Junta; proceso que seis años des-

pués se consolidó con la Declaración de la

Independencia, y que se organizó en 1853

con el dictado de la Constitución. De todas

maneras, los hechos históricos de 1810 se

han considerado siempre como el año de

inicio de nuestra Nación, fecha que nos lle-

na de orgullo, y de la que ahora festejamos

el segundo centenario.

Los primeros 100 años

La organización política y económica de

aquella época era muy simple. Al inde-

pendizarse de España, el virreinato se

manejaba globalmente; es decir, no tenía

provincias, sólo un sendero de ciudades me-

dianas o chicas, bastantes pobres, con una

economía de subsistencia, llamadas “Ciuda-

des Soberanas” por Chiaramonte1 (2007). La

actividad más importante era la ganadería,

sobre todo la comercialización del cuero.

Como no se disponía de recursos para tener

un sistema de seguridad interior y un ejér-

cito para defender a todos, ese gran terri-

Page 18: Revista EMPRESA 197

Página 16 EMPRESA Nº197

torio unitario se fue articulando alrededor

de las ciudades y de los que controlaban la

ganadería (y que tenían caballos y jinetes).

Ellos fueron los defensores de esos lugares,

convirtiéndose después en caudillos de la

región. Cumplieron un rol importante que

finalizó con la creación del Ejercito Nacio-

nal2 (Halperin Donghi, 2007), que solo se

consolidó muchísimo tiempo después, du-

rante la época de Roca.

En 1810 solo teníamos 618.000 habitantes,

repartidos en muchas ciudades y pueblos.

En esa época la economía argentina era

bastante primaria, pero en casi todos los

países era así, pues aún no había ocurrido

en Europa Occidental la Revolución Indus-

trial, por lo cual no se registraban diferen-

cias importantes en el ingreso per cápita

de los distintos países. Así, en 1820 (no

tenemos datos de 1810 para varios países),

nuestro ingreso per cápita era de 1.096

medido en dólares constantes de 1990, en

tanto que el promedio de 17 países más

desarrollados3 se ubicaba en 1.127 en la

misma moneda, o sea, que estaban algo

por encima del nuestro. Por otro lado, el

conjunto de los países que hoy llamamos

“emergentes”4, que en aquel momento se

llamaban “países nuevos” o “pobres”, tenía

en 1820, un ingreso per cápita de 644 dóla-

res de 1990, que era bastante menor que el

de Argentina5.

La Organización Nacional fue lenta; pasó

por etapas de guerras civiles y guerras con

otros países, por acuerdos o pactos entre

caudillos de diferentes regiones para ir dis-

minuyendo las luchas entre ellos. Después

de la batalla de Caseros, se basó en la Cons-

titución Nacional aprobada 1853, a la que

se agregó Buenos Aires en 1860 y después la

Federalización de la ciudad de Buenos Aires

en 1880, para mencionar solo algunos hitos

de este período. En todo este tiempo, la eco-

nomía argentina fue avanzando lentamente

y sólo despegó a partir de 1880 cuando se

integró a la economía mundial, tanto en lo

económico -con una organización parecida

a la de Inglaterra, de libre mercado como

había anunciado A. Smith en1776- como en

lo cultural, siguiendo el modelo francés en

lo educativo; los lineamientos americanos

en defensa, y el modelo alemán en lo referi-

do al ejercito. Todos estos elementos juntos,

adaptados a nuestra forma de ser, genera-

ron una aceleración del desarrollo económi-

co nacional. El lema a partir de 1880 fue el

de “Paz y Administración”, que permitió ese

desarrollo acelerado de nuestra economía.6

(Botana y Gallo, 2007).

Los cambios tecnológicos de esa época ge-

neraron un alto impacto en nuestro país.

Los barcos con nuevos equipos de enfriado

permitieron lograr una exportación de car-

ne de mucha mejor calidad a Europa. Se

inicio la producción y exportación de granos

a gran escala, que el mundo reclamaba pa-

gando incluso precios crecientes. Y el ferro-

carril unió a todo el país, permitiendo una

economía abierta e integrada al mundo, con

sus pros y sus contras.

PIB PER CÁPITAUSDólares constantes de Geary Khamis de (1990)

argentina España italia

1820 1.096 1.008 1.117

1850 1.274 1.079 1.350

1880 1.534 1.646 1.581

1890 2.550 1.624 1.667

1900 2.918 1.786 1.785

1910 4.082 1.895 2.332

país puesto uS$ en 1910

N.Zelanda 1 5.316

Australia 2 5.210

EE.UU. 3 4.964

Reino Unido 4 4.611

Suiza 5 4.331

argentina 6 4.082

Canadá 7 4.066

Bélgica 8 4.064

Países Bajos 9 3.789

Dinamarca 10 3.705

Fuente: La Economía Mundial, 1820-1992 y sus actualizaciones, Angus Maddison.

E m p r e s aE c o n o m í a

Page 19: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 17

Se requirieron grandes dosis de capital para

financiar las enormes inversiones de infraes-

tructura, ferrocarriles, maquinaria, puertos y,

aunque se consiguieron, estos no alcanzaron

pues Argentina era un país despoblado. Se

requería, por lo tanto también, de mano de

obra para operar esa economía creciente. Los

inmigrantes vinieron en forma masiva pues

aquí ganaban, en promedio, el doble que en

sus países de origen, principalmente, España

e Italia. En efecto, el ingreso per cápita en

nuestro país en 1910, era de 4.082 dólares de

1990, en tanto que en España no llegaba ni

siquiera a la mitad -1.895 dólares de 1990- y

en Italia, apenas algo más, 2.332 dólares de la

misma moneda.

En esos años, los inversores internacionales

estaban entusiasmados con Argentina, y

la corriente de radicación de capitales era

muy alta. Tan es así que el capital extran-

jero representó, según J C Esteban, el 47 %

del capital fijo del país en 1914. Se tenía

Ferreres: “Se tenía la creencia de que Argentina

podía llegar a ser uno de los países líderes del

mundo. Esto fue cierto en los primeros 100 años de

vida de nuestro país. En efecto, esas predicciones se venían cumpliendo en

grado muy convincente: Argentina era el sexto

país del mundo por PBI per cápita en 1910”.

TIPO DE CAMBIO LIBRE REAL (Ajustado por IPC Argentina y USD - a precios de 2009)

Fuente: Dos Siglos de Economía Argentina 1810-2004, Capítulo Sector Financiero.

-

2,0

4,0

6,0

8,0

10,0

12,0

1870 1877 1884 1891 1898 1905 1912 1919 1926 1933 1940 1947 1954 1961 1968 1975 1982 1989 1996 2003

$/USD

T/M largo plazo$/USD 3,83

2009

T/M desconfianza = salida de capitales$/USD 5,53

$/uSd 2,44

E m p r e s aE c o n o m í a

Page 20: Revista EMPRESA 197

Página 18 EMPRESA Nº197

la creencia de que

Argentina podía

llegar a ser uno de

los países líderes

del mundo. Esto

fue cierto en los

primeros 100 años

de vida de nuestro

país. En efecto, esas

predicciones se ve-

nían cumpliendo

en grado muy con-

vincente: Argentina

era el sexto país del

mundo por PBI per

cápita en 1910.

Estas expectativas quedaron confirmadas

con cifras, y no para un solo año, sino para

mucha cantidad de años, y en algunos ca-

sos, como puede ser la comparación con

Canadá -con mas de 130 años de igual in-

greso per cápita en moneda constante- re-

flejan que la evolución de Argentina no ha-

bía sido producto de una casualidad, como

muchos autores sugieren, sino que tenía el

fundamento de haber sido una realidad por

mucho tiempo.

Los segundos 100 años

Sin embargo, esa realidad no se cumplió

en los últimos 100 años de Argentina. En

la calificación de los Bonos soberanos de

1918, Moody´s establecía un valor A para

Argentina, igual calificación que los de Sui-

za, y muchas otras naciones desarrolladas.

Esto significaba que nuestro país era con-

siderado investment grade en aquella épo-

ca, es decir, que era considerado un país

“predecible”, en donde no se esperaban

desatinos ni desmesuras. Sin embargo, el

golpe de estado militar de 1930 sorprendió

PBI PER CAPITA (DóLARES GEARy-KHAMIS 1990) (escala en logaritmo natural)

Fuente: Dos Siglos de Economía Argentina 1810-2004, F. Norte y Sur - Orlando Ferreres en base a La Economía Mundial 1820-1992, y sus actualizaciones, Angus Maddison.

E m p r e s aE c o n o m í a

Desde 1870 y hasta aproximadamente

1930, el tipo de cambio real

se ubicó, en promedio en 2,44 $/USD

expresado en moneda de 2009,

o sea un 36% menor que el valor

promedio de 3,83 $/USD de todo

el largo período 1870-2009.

1820

1850

1870

1875

1880

1885

1890

1895

1900

1905

1910

1915

1920

1925

1930

1935

1940

1945

1950

1955

1960

1965

1970

1975

1980

1985

1990

1995

2000

2005

Desarrollados Emergentes Argentina

2009

LA REPUBLICACONSERVADORA

REFORMAELECTORAL

Y ETAPARADICAL

I ETAPAPERONISTA

PER

ON

PRO

CES

O

MIL

ITA

R

ALF

ON

SIN

DE

LA R

UA

KIR

CH

NER

MENEM

CA

UD

ILLO

SR

OSA

S

ORGANIZA-CIÓN

NACIONAL

GOLPES DEESTADO /FRAUDE

PATRIOTICO

GOLPES DEESTADO /

GOBIERNOSCIVILES

36000

22000

13000

8000

5000

3000

1800

1000

600

400

Page 21: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 19

a todos, no era predecible para el mundo,

implicaba una gran debilidad institucional,

al menos visto desde la perspectiva his-

tórica que nos da el momento actual. Se

observó con algunas dudas las inversiones

en Argentina, y se inició una gradual salida

de capitales.

La forma que tenemos de visualizar esta

salida de capitales es observando por va-

rios años la cotización del dólar en el mer-

cado libre de cambios. Si el precio sube por

encima del promedio histórico, y en ausen-

cia de un gran proceso inversor, es porque

se está verificando una demanda exceden-

te de divisas, básicamente para llevar más

fondos al exterior en relación a los fondos

que entran al país.

Se puede apreciar aquí, que desde 1870 y

hasta aproximadamente 1930, y aún con

un fuerte proceso inversor que implica-

ba grandes importaciones, como fue el

desarrollo de los ferrocarriles, puertos,

frigoríficos e importación de maquinaria

agrícola, el tipo de cambio real, se ubicó,

en promedio en 2,44 $/USD expresado en

moneda de 2009, o sea un 36% menor que

el valor promedio de 3,83 $/USD de todo

el largo período 1870-2009. Y que a partir

de ese año, 1930, comenzó a elevarse por

la desconfianza y salida de capitales y, en

promedio 1930-2009, fue de 5,53 $/USD, o

sea un 44% por encima del promedio histó-

rico y además muy volátil. Solo pequeños

períodos de cierta confianza, como los de

1979-80 y 1992-1998, también presentaron

valores parecidos a los de la entrada de ca-

pitales previa a 1930.

Luego de la ruptura del orden institucional

de 1930, los golpes de estado se repitieron

en diferentes momentos, como 1943, 1955,

1966, 1976; sin contar los sucesos de 1962,

en el que también los militares derrocaron

al presidente del país, aunque asumió un

civil la primera magistratura. Es decir, la

democracia no funcionó con esta sucesión

de gobiernos civiles-gobiernos militares, y

las instituciones se tornaron muy débiles,

incapaces de configurar un proyecto co-

mún de los argentinos a largo plazo. Los

E m p r e s aE c o n o m í a

Actualmente, la tendencia es a aproximarnos cada

vez más a los niveles de los países pobres

y de seguir por veinte años más en esta

tendencia, hacia 2030, la Argentina será ya un país

subdesarrollado típico, con lo difícil que es poder

recuperarse de esos senderos de subdesarrollo.

Page 22: Revista EMPRESA 197

Página 20 EMPRESA Nº197

políticos fracasados

en un momento

eran reemplazados

por los militares,

que tampoco logra-

ban encaminar las

cosas, y luego de

unos años volvían

los mismos políti-

cos fracasados a re-

surgir como salva-

dores de la patria,

pero naturalmente

fracasaban nueva-

mente, con el con-

siguiente deterioro

de la credibilidad

del sistema político,

dado que el pro-

ceso de selección

de los mejores no

funcionaba al ser

interrumpido por

los golpes.

En este período posterior a 1930, también

predominaron las ideas corporativistas

o fascistas, incluso con una alineación

internacional de Argentina ligada al Eje

(Berlín-Roma) en la Segunda Guerra Mun-

dial. En lo interno, las ideas rotaron desde

la economía libre que había proclamado

Adam Smith y que aquí, con variantes,

sostuvieron desde los conservadores hasta

H. Irigoyen, hacia un estatismo primero

más regulador (Justo) y luego con el es-

tado empresario y regulador (Perón), con

tendencias, tanto de los gobiernos electos

como de los militares, hacia un populismo

distribuidor salvo algún corto periodo de

excepción.

La característica básica en la toma de de-

cisiones de este período fue la desmesura,

desde los golpes de estado, hasta el exage-

rado gasto público que, finalmente, ante

los déficits fiscales insostenibles, se finan-

ciaba con emisión de dinero con la con-

siguiente inflación, que en algunos años

supero el 5000% (hiperinflación). Contra la

inflación se ensayaron medidas que en el

mundo no habían dado resultado, como el

control de precios que rigió en nuestro país

desde 1939 hasta 1989, y que incluso ha

resurgido últimamente con los resultados

que están a la vista.

El ahorro no se tomó en cuenta; es más,

se castigó a aquel que ahorraba, ya sea

por la inflación o por los cambios de

plazos fijos por bonos a 10 años, para

seguir postergando los necesarios aco-

modamientos de los gastos públicos a la

realidad posible. Los defaults de la deuda

publica se convirtieron en cíclicos y las

devaluaciones de la moneda en algo coti-

diano, con maxidevaluaciones cada tanto

frente a la irrealidad de las decisiones

económicas. Entre éstas podemos incluir

tarifas de servicios públicos congeladas,

que finalmente explotaban al no poder

prestarse los servicios, aumentos de sala-

rios muy por encima de la productividad

del trabajo, subsidios al consumo que han

llegado al 300% del precio o aún más. Los

subsidios cruzados entre sectores econó-

micos fueron y son de tan complejidad y

magnitud que resultan difíciles de cuanti-

ficar, pero, para darnos una idea, el cam-

po pagaba un impuesto flat a la exporta-

ción del 35%, (en algunos años como 1989

llegó a ser del 45%), además de pagar los

demás impuestos; en tantos que sectores

industriales tenían una protección, es de-

cir, un precio mayor que el internacional

del 35%, o sea, una diferencia de hasta

del 70% entre sectores.

Para simplificar lo ocurrido en esta etapa

de nuestro país, baste recordar que al signo

monetario argentino, en la segunda mitad

del siglo XX, hubo que quitarle 13 ceros,

con varios cambios de moneda, pues hacer

las compras cotidianas con esa moneda

deteriorada costaba millones de pesos y se

volvía inmanejable.

El ahorro se dirigió al exterior, dado que

no encontró condiciones favorables en el

país y cíclicamente sufría una expropia-

E m p r e s aE c o n o m í a

En el período posterior a 1930,

las ideas rotaron desde la economía

libre que había proclamado Adam Smith

-y que aquí, con variantes, sostuvieron

desde los conservadores hasta

H. Irigoyen- hacia un estatismo primero

más regulador (Justo) y luego al estado

empresario y regulador (Perón),

con tendencias tanto de los gobiernos

electos como de los militares, hacia

un populismo distribuidor.

notas(1) Ciudades, Provincias, Estados. Orígenes de la Na-ción Argentina, José Carlos Chiaramonte, Ed. Emecé, Buenos Aires, 2007.(2) Proyecto y Construc-ción de una Nación, Tulio Halperin Donghi, (1846-1880) Ed. Emecé, Buenos Aires 2007 (Original 1995).(3) Países desarrollados incluidos: Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, Suecia, Noruega, Nueva Zelanda, Holanda, Japón, Ale-mania, Italia, Francia, Finlandia, Dinamarca, Canadá, Bélgica, Austria y Australia.(4) Países emergentes incluidos: Brasil, Chile, China, India, Indonesia, México, Rusia y Argen-tina. (5) De la República Posible a la República Verdadera, Natalio Botana y Ezequiel Gallo, Ed. Emecé, Buenos Aires, 2007 (Original 1997).

Page 23: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 21

E m p r e s aE c o n o m í a

ción. Según datos oficiales del

INDEC, el capital de residentes

que está invertido en el exte-

rior era de 159.072 millones de

dólares a septiembre de 2009;

pero aún puede ser mayor esa

salida si se toma en cuenta la

probable sub-declaración del

comercio exterior en épocas

de control de cambios. Alre-

dedor del 75% del capital re-

productivo está fuera del país.

Si a ese capital se le hubieran

generado las condiciones para

hacerlo productivo en el país,

prácticamente hoy no ten-

dríamos desempleo y el nivel

de ingreso per cápita sería si-

milar al de Canadá. Esta es la

medida de la decadencia y de

la desmesura argentina.

Considerando desde 1810

un conjunto de países desa-

rrollados y otro conjunto de

países que hoy llamaríamos

subdesarrollados o “emergen-

tes”, se aprecia que Argentina

hacia el primer centenario se

acercaba más al ingreso per

cápita del promedio de países

desarrollados que al correspondiente de

los subdesarrollados. Esto fue así hasta

aproximadamente 1940. Actualmente, la

tendencia es a aproximarnos cada vez

más a los niveles de los países pobres y,

de seguir por veinte años más en esta

tendencia, hacia 2030, la Argentina será

ya un país subdesarrollado típico, con lo

difícil que es poder recuperarse de esos

senderos de subdesarrollo. Tomando en

cuenta el informe del FMI de 2008 de PBI

per cápita de todos los países en mone-

da corriente, o sea dólares efectivos, nos

ubicamos ese año en el puesto 66. La

contra cara de estas malas decisiones es

la pobreza, que pasó de menos del 8% de

la población, al reiniciarse la democracia

en 1983, al 35% actual, con picos de 56%

como el de 2002.

Conclusión

Hemos descrito sintéticamente la evolución

de algunas variables clave de la política es-

tratégica de nuestro país, no con el deseo de

comprobar lo mal que estamos, sino con la

idea de poner a la luz lo que no hay que ha-

cer, lo que no da resultado. Los argentinos

creemos en lo contrario de lo que nos con-

viene, tenemos que modificar nuestro de-

rrotero y hacerlo más parecido al de aque-

llos países a los que les ha ido bien, que han

obtenido buenos resultados. Uruguay, Brasil,

Chile son ejemplos a considerar, para tomar

los más cercanos. Necesitamos reflexionar

y ponernos de acuerdo nuevamente en un

proyecto común, que dure muchos años.

Esto solo es posible si nos damos cuentas de

nuestros errores.

Tomando en cuenta el informe del FMI de

2008 de PBI per cápita de todos los países en

moneda corriente, o sea dólares efectivos, nos

ubicamos ese año en el puesto 66. La contracara

de estas malas decisiones es la pobreza, que pasó de menos del 8% de la

población al reiniciarse la democracia en 1983 al

35% actual, con picos de 56% como el de 2002.

(Foto FMI)

bibliografía• Imperialismo y Desarrollo Económico, Juan Carlos Esteban, Merayo editor, Buenos Aires, 1972.• Dos Siglos de Econo-mía Argentina en Cifras, Orlando Ferreres y otros, Ed. Ateneo/Norte y Sur, Buenos Aires, 2004.• La Economía Argentina en el Largo Plazo, siglos XIX y XX, Roberto Cortés Conde, Ed. Sudamericana/San Andrés, Buenos Aires, 1997.• INDEC. Cuentas del Balance de Pagos, 3.er trimestre de 2009.

Page 24: Revista EMPRESA 197
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8ª edición

Enrique Shaw en elaño del Bicentenario

Cierre de inscripción: 30 de mayo de 2010

Bases y condiciones en: www.acde.org.ar

Para mayor información comunicarse a:[email protected] / (011) 4331-0251

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Page 30: Revista EMPRESA 197

Página 28 EMPRESA Nº197

Page 31: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 29

la guerra por el talento: ¿Es por el capital

humano o por el coste?

guillermo Ceballos Serra

“A pesar de que la importancia del capital humano está en el discurso y la prédica de todos los actores de la gestión de personas, la realidad dista de ser así, como puede

verse a lo largo de todos los procesos de administración de recursos humanos”, advierte Ceballos Serra.

Para el autor los verdaderos costes -los importantes, los sensibles- están en las estructuras, prácticas y culturas obsoletas que asfixian el talento creador y que muchas

veces no acertamos a remover.

Guillermo Ceballos Serra es abogado. Master en Economía y Ciencias Políticas. Docente universitario y postgrado. Director de RR.HH.

1. The war for talent, Ed Michaels, Helen Handfield-Jones, Beth Axelrod, Harvard Business School Press.

En 1997, la consultora McKinsey acuñó la

célebre frase de “La guerra por el talento”

sobre un estudio donde se encuestaron más

de 6000 gerentes sénior en 77 compañías

medianas y grandes de los Estados Unidos1.

Actualizaciones posteriores de dicho estu-

dio (en el 2000) demostraron que, a pesar de

las dificultades de las economías, la atrac-

ción y retención era aún más difícil.

En la misma época, Annie Brooking, fun-

dadora y directora de la consultora The

Technology Broker (UK), líder en servicios

alta tecnología, escribe una obra El Capital

Intelectual (1997), donde plantea con total

claridad (no olvidamos a quienes la prece-

dieron en esta temática) la importancia de

los activos intangibles y desarrolla (aquí su

principal aportación) un modelo de medi-

ción de los mismos. Según Brooking, el tér-

mino capital intelectual hace referencia a

la combinación de activos inmateriales que

permiten funcionar a la empresa.

Desde entonces, todas las compañías,

grandes o pequeñas, todos los consultores,

docentes, ejecutivos y administradores no

cesan de destacar la importancia del tema

y, en particular, la relevancia del capital hu-

mano dentro de los integrantes del capital

intelectual.

Una medición del capital intelectual

Mediante el aporte de James Tobin (1918 -

2002), Premio Nobel de Economía en 1981,

se obtuvo un enfoque para medir el capital

intelectual, consistente en emplear la “Q

de Tobin”, (Q por quotient - “Cociente”) que

mide la relación entre el valor de mercado y

el valor de reposición de sus activos físicos.

Las empresas intensivas en conocimiento,

tienen valores de “Q” superiores que aque-

llas empresas que están en industrias más

básicas. Este indicador bursátil relaciona el

precio de mercado de la acción con su valor

patrimonial. Indica si la acción está subva-

luada (Q<1) o sobreevaluada (Q>1) con res-

pecto a su valor en libros.

Un indicador real del valor del capital hu-

mano pudo apreciarse cuando un colabo-

rador de un blog de noticias de propiedad

E m p r e s aE m p r e s a

Page 32: Revista EMPRESA 197

Página 30 EMPRESA Nº197

de CNN, iReport,

erróneamente in-

formó que Steve

Jobs había sufrido

un ataque al cora-

zón, información

que generó que las

acciones de Apple

bajaran un 11% en

diez minutos. Evi-

dentemente, el ca-

pital humano tiene

incidencia directa

en los resultados

corporativos. Otro

ejemplo, si introdu-

cimos la búsqueda

de la expresión

Steve Jobs cáncer,

en Google, arroja

2.760.000 resulta-

dos. Definitivamente, una persona talentosa

influye en los resultados económicos.

A pesar de que la importancia del capital hu-

mano está en el discurso y en la prédica de

todos los actores de la gestión de personas,

la realidad dista de ser de ese modo, como

puede verse a lo largo de todos los procesos

de administración de recursos humanos.

Si atendemos al proceso de selección y

reclutamiento, este se inicia con una des-

cripción del perfil requerido. Al mencionar

la definición de perfil hablamos de la línea

que dibuja el contorno de una persona y

que solo permite ver una de las dos mitades

laterales del cuerpo.

En definitiva, y aprovechando la metáfora,

seleccionamos personas imaginando la par-

te que no vemos, contratamos a los jóvenes

por lo que imaginamos que son capaces de

hacer y a los mayores, por lo que sabemos

que han hecho, pero sin la certeza de que

serán capaces de repetirlo.

Si hubiera real conciencia del tema, ésta

debiera ser la tarea más importante. De-

terminar las competencias o conjunto de

rasgos peculiares que caracterizan a una

posición. La experiencia muestra, que

las áreas solicitantes requieren meras

generalidades, que apenas alcanzan para

cubrir las necesidades presentes; nunca

imaginan lo que será de la persona en un

par de años. Sencillamente asumen que

el eventual candidato se jubilará en su

posición de ingreso. Siempre he sostenido

que la selección es una de las funciones

mas importantes que la organización con-

fía a la función de recursos humanos y no

siempre somos concientes de ello.

Capacitación y remuneraciones

En materia de capacitación, parte esencial

para mantener la “empleabilidad” de nues-

tros “activos” humanos, encontramos, a

menudo, que las áreas apenas profundizan

a la hora de relevar las reales necesidades

de capacitación; solicitando obviedades o

desnaturalizando el proceso para utilizarlo

como sucedáneo remunerativo. Se decide

premiar a alguien con alguna actividad de

formación en sustitución de acciones que

debieran lograse por otra vía.

Podríamos preguntarnos, al concluir con la

elaboración de nuestros planes de capaci-

tación, si estos están alineados a los obje-

tivos del plan de negocio o son una mera

elucubración de un gerente de capacitación

sentado en su escritorio, o un conjunto de

requerimientos vertidos para cumplir un

trámite periódico.

En el campo de las remuneraciones,

sabemos que estas no son el factor

esencial de motivación, pero sabemos

también que son importantes. Sin duda,

la compensación tiene que ser capaz de

atraer y seducir, pero también debiera

ser un indicador perceptible para los

empleados que están realizando contri-

buciones valiosas para la organización,

no por los montos abonados, sino por-

que patentiza qué contribuciones son

reconocidas por la organización.

Ceballos Serra: “El despilfarro de talento, la dilapidación de la

productividad o de recursos, no se pueden medir exclusivamente

en términos de un insuficiente desempeño individual. Las personas

capaces se desempeñan conforme los incentivos

que encuentran para hacerlo y en los ámbitos

en que desarrollan su accionar.”

E m p r e s aE m p r e s a

Page 33: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 31

Los límites a la vocación emprendedora y al talento

Muchas corporaciones son cautivas de

sistemas rígidos de remuneraciones, con

múltiples tablas y niveles, cuando en la vida

corriente, los puestos existentes no están

tan diferenciados. Con estas estructuras

salariales limitamos la vocación emprende-

dora de los empleados, invitándolos a hacer

apenas lo que se les pide, sin estimular a

que desplieguen su potencialidad creadora.

Ahora bien, a pesar de las declaraciones

públicas, las organizaciones sub-utilizan

su capital intelectual porque sostienen

estructuras, procesos y culturas como los

descriptos, propios de la economía clásica;

mensuran y analizan bajo el prisma de la

contabilidad de Fray Luca Pacioli, conside-

rando al capital intelectual como coste que

hay que reducir de manera constante.

El despilfarro de

talento, la dilapida-

ción de la producti-

vidad o de recursos,

no se pueden medir

exclusivamente

en términos de un

insuficiente desem-

peño individual. Las

personas capaces se

desempeñan con-

forme los incentivos

que encuentran

para hacerlo y en

los ámbitos en que

desarrollan su accionar.

Los verdaderos costes, los importantes, los

sensibles, están en las estructuras, prácticas

y culturas obsoletas que asfixian el talento

creador, y que muchas veces no acertamos

a remover.

Talcahuano 736 piso 5ºC1013AAP - Buenos Aires

República Argentina

Tel/fax (54-11) 4373-5966Líneas rotativas

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Estudio RIMOLDI

Abogados

Con estas estructuras salariales,

limitamos la vocación emprendedora

de los empleados, invitándolos

a hacer apenas lo que se les pide,

sin estimular a que desplieguen

su potencialidad creadora.

E m p r e s aE m p r e s a

Page 34: Revista EMPRESA 197

Página 32 EMPRESA Nº197

Ética

El concepto de bien común encierra un

profundo significado y unas consecuen-

cias muy precisas para las empresas. Y

para devolver todo el valor que le corres-

ponde a la noción de responsabilidad

social, quizá no exista procedimiento más

fecundo que el de referirla a la conquista

de ese bien común.

Aplicando este concepto a la empresa, se

puede decir que el bien común no consis-

te en que ella se ocupe de satisfacer todas

las necesidades de los individuos, sino que

estructure las condiciones convenientes

para que éstos puedan desplegar su ini-

ciativa y actividad y alcanzar así su reali-

zación personal. Esto implica que el bien

común es el resultado de los esfuerzos de

todos los miembros de una empresa con

el fin de que sea posible y se favorezca

una vida verdaderamente humana y digna

del hombre.

Entendida desde este enfoque del bien

común, la empresa deja de ser un simple

negocio para constituir un grupo social que

presta un servicio a las personas: organiza

el trabajo del hombre, orientado a la crea-

ción de riqueza, y permite que el individuo

despliegue sus habilidades y la capacidad

de ser útil a los demás, ayudándole a en-

contrar y dar un sentido a su trabajo. La

empresa se convierte así en un factor de

potenciación de las capacidades humanas.

Patricia Debeljuh

Licenciada en Relaciones Industriales (UADE). Doctora en Filosofía

(Universidad de Navarra). Profesora y Directora Académica del área

Responsabilidad Social Empresaria (UADE). Directora Académica de la

Asociación Latinoamericana de Ética, Negocios y Economía (ALENE).

Ética Empresarial (Cengage, 2009) es su último libro publicado.

Page 35: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 33

El bien común en la vida de las empresasEn definitiva, que la finalidad última de

las organizaciones se dé en esta dimen-

sión significa que, por su propia naturale-

za, las organizaciones están para ayudar

al ser humano a desarrollar su calidad

humana y ética y que de esa calidad de-

pende, en último término, la propia super-

vivencia de la organización.

La empresa, entonces, no es una mera yux-

taposición de recursos, estrategias y rela-

ciones sino que constituye un ámbito social

que modela la existencia de las personas.

De esta manera, no solo se tiene en cuen-

ta un “qué” y un “cómo” se hace en la em-

presa, sino también y sobre todo un “para

qué”; es decir, cuál es el sentido que la or-

ganización da a la vida de los que colabo-

ran en ella y cuál es la responsabilidad de

cada uno de participar en la consecución

de ese fin común.

De aquí se derivan muchas consecuencias

prácticas para el mundo de la empresa.

Desde la decisión de retirar un nuevo

producto que puede ser nocivo para la

sociedad hasta la justa retribución por las

tareas, junto con el respeto al necesario

equilibrio que deben alcanzar las perso-

nas entre las exigencias de su ámbito la-

boral y las derivadas de su vida familiar.

La respuesta a la pregunta ¿Para qué exis-

te esta empresa? puede ayudar a la hora

de conciliar los diversos objetivos. Si se

piensa que sólo existe para ganar dinero,

un mero cálculo resolverá el problema.

En cambio, si se entiende que la empresa

tiene otras responsabilidades sociales, que

derivan precisamente de su misión enten-

dida en término de desarrollo humano,

no se podrá resolver el problema a partir

de un simple cálculo. Hará falta poner

en juego todas las capacidades humanas

al servicio de un gran objetivo: hacer la

empresa más humana, más al servicio del

bien de todos.

Page 36: Revista EMPRESA 197

Página 34 EMPRESA Nº197

E m p r e s aS o c i e d a d

El notable éxito del fascismo

alberto benegas lynch (h)

Alberto Benegas Lynch (h) es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina. Artículo reproducido en elcato.org (http://www.elcato.org).

Habitualmente se toma el fascismo por un

insulto, pero no se repara en su significa-

do. Si estudiamos los trabajos de Giovanni

Gentile, Arturo Lavriola, Alfredo Rocco, o el

propio Mussolini, veremos que uno de los

ejes centrales de esa postura estriba en que

el aparato estatal permite el registro de la

propiedad a manos particulares pero, de he-

cho, usa y dispone el gobierno.

Esto deriva, entre otros muchos docu-

mentos, de lo expresado en El programa-

manifiesto del Partido Fascista Republicano,

proclamado en Verona el 14 de noviembre

de 1943. Allí se subraya la administración

por parte del gobierno, del flujo de fondos

de las empresas a través del manejo de

precios, salarios y ganancias, la “abolición

del sistema capitalista” y la entronización

del corporativismo con preponderancia del

sindicalismo.

El canal del fascismo resulta más acep-

table que la lisa y llana expropiación de

todo propuesta por los comunistas pero,

en última instancia, también se dirige a

los mismos resultados. En esta línea de

pensamiento, Gentile escribe en su Origini

e dottrina del fascismo que: “El fascismo es

consecuencia del patrimonio marxista

y soreliano” y por ello es que Lenin en

su Karl Marx recomienda los ensayos de

Gentile. Por otra parte, como es bien sabi-

do, Hegel inspiró tanto a fascistas como a

marxistas (Benito Mussolini era un fervien-

te marxista hegeliano tal como lo consigna

en Opera Omnia).

La adhesión a la filosofía colectivista-totalitaria

Autores como Jean-François Revel, en

La gran mascarada, apuntan la identidad

del nacional-socialismo, el fascismo y

el marxismo como sistemas adheridos

a la filosofía colectivista-totalitaria que

comparten el mismo enemigo común: el

liberalismo. En el terreno político, a veces,

han sido enemigos por la lucha de bandos

“El fascismo presenta la mejor oportunidad para debilitar y, finalmente, demoler la institución de la propiedad con ropaje de “sector privado”, aunque resulte privado de toda independencia”, señala Benegas Lynch (h).

El autor abre el debate sosteniendo que el canal del fascismo resulta más aceptable que la lisa y llana expropiación de todo propuesta por los comunistas pero que, en última instancia, también se dirige a los mismos resultados.

En este artículo, la mirada crítica de Benegas Lynch apunta sobre el Estado confiscador, que genera efectos devastadores sobre los salarios e ingresos en términos reales debido a la reducción en las tasas de capitalización, y sobre el papel del empresario “prebendario”, que vende su futuro a cambio de beneficios a corto plazo.

Page 37: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 35

S o c i e d a d

por el poder y otras veces aliados (como

en el pacto Molotov-von Ribbentrop), pero

en lo filosófico comparten los mismos

principios fundamentales. James Gregor

en The Ideology of Fascism y Gregorio R. de

Yurre en Totalitarismo y egolatría suscriben

la misma posición y agregan las raíces

marxistas de las principales figuras del

fascismo.

Veamos unos ejemplos al azar. El servicio

de taxis en muchas ciudades: los permisos,

los colores con que están pintados, las tari-

fas y los horarios dependen de las directivas

de los intendentes; ergo, los que se dicen

titulares no lo son sino los gobernantes de

turno. Las empresas acorraladas por dis-

posiciones en las que los llamados dueños

pierden toda independencia, los sistemas

de educación en los que se habla de institu-

ciones privadas, cuando la estructura curri-

cular depende del ministerio del ramo, y así

sucesivamente.

En verdad se trata de un juego macabro

por el que se pretende algo que no es.

Lo cual corresponde incluso para países

como EE.UU. Ya en 1975, Charlotte Twight

advertía del problema en su obra titulada

America`s Emerging Fascist Economy. Como se

ha destacado en diversas oportunidades,

la estrategia fascista presenta la ventaja

sobre el comunismo en cuanto a que los

megalómanos pueden endosar la respon-

sabilidad de los reiterados fracasos a los

empresarios que exhiben los títulos de pro-

piedad, aunque en verdad sean títeres del

gobierno.

Que el fascismo y el nacional-socialismo

sean xenófobos, y el marxismo internacio-

nalista, queda desvirtuado por los arreba-

tos y simpatías expansionistas de aquellas

expresiones. El mito que los primeros

sean antisemitas mientras que no lo es el

marxismo se refuta con el escrito rabiosa-

mente antijudío de Marx (La cuestión judía)

y la política criminal de la Unión Soviética

hacia los judíos. Cuestiones circunstancia-

les de grado y no de naturaleza no borran

el estrecho parentesco de ambas postu-

ras totalitarias (son mellizos aunque no

gemelos se escribió en National Review).

Muchas veces los diferencian cuestiones

religiosas en cuanto a que los fascistas se

nutren de los aspectos más turbios y re-

torcidos de las religiones mal entendidas

y los marxistas las descartan por ser “el

opio de los pueblos”.

El fascismo en el llamado mundo libre

Si observamos el mundo de hoy, llega-

mos a la conclusión que el tan denostado

fascismo, paradójicamente, es el sistema

que en todos los órdenes se aplica con

más entusiasmo en el llamado mundo

libre. Por esto es que la denominación

“de derecha” arrastra un pesado tufillo

nazi-fascista (y en algunos casos alude

a conservadores que, en ciertas circuns-

tancias, también comparten aristas “fas-

cistoides”). Nada más gallardo que el tér-

mino liberal en su sentido original (y no

en la acepción degradada que se utiliza

de contrabando en EE.UU.) para indicar el

espíritu de la sociedad abierta y el consi-

guiente respeto recíproco.

La estrategia fascista presenta la ventaja sobre el comunismo en cuanto a que los megalómanos

pueden endosar la responsabilidad de los

reiterados fracasos a los empresarios que exhiben

los títulos de propiedad aunque en verdad sean

títeres del gobierno.

Page 38: Revista EMPRESA 197

Página 36 EMPRESA Nº197

Charlotte Twight,

en la obra antes

citada, escribe que

en EE.UU. el gobier-

no “ha establecido

controles fascistas

sobre virtualmente

todos los aspectos

de la vida econó-

mica […]. Áreas

económicas clave

-agricultura, sis-

tema bancario

(oferta monetaria),

transportes, comu-

nicaciones, energía

e información- una

por una han caído víctimas del ímpetu

del gobierno central de manipular el ‘sec-

tor privado’ para implementar políticas

económicas […]. Solo se rechazarán las

política fascistas cuando la gente perciba

la gravedad de la legislación en cuanto a

la reducción de libertades económicas y

la consiguiente disminución en los niveles

de vida”.

Por esto es que resulta a todas luces men-

tiroso e hipócrita sostener que las crisis

recurrentes de los últimos tiempos en el

otrora baluarte del mundo libre se deben

al capitalismo, cuando las voces de alarma

vienen gritando sobre los peligros del rei-

terado estatismo. Por eso es que resulta de

una insensatez manifiesta que G. W. Bush

haya dicho durante su gobierno que: “Nos

apartamos de los principios del mercado

libre para salvar al mercado libre”; del

mismo modo que F. D. Roosevelt acentuó el

intervencionismo gubernamental durante

sus nefastas gestiones que profundizaron y

prolongaron la depresión provocada por el

abandono de la disciplina monetaria y fis-

cal de antaño. Por eso es que preocupa se-

riamente la política de Obama, a todos los

que simpatizamos con la filosofía que dio

origen a la Revolución de 1776, que fuera

el experimento más exitoso de la historia

de la humanidad. Y todo puede resumirse

en lo escrito por George Madison: “El go-

bierno ha sido instituido para proteger la

propiedad de todo tipo […] Éste es el fin del

gobierno, sólo un gobierno es justo cuando,

imparcialmente, asegura a todo hombre lo

que es suyo”.

Por esto es que su contemporáneo Lud-

wig von Mises ha consignado en su obra

titulada Liberalismo que: “El programa del

liberalismo, por tanto, está condensado

en una sola palabra: propiedad, esto es,

la propiedad privada de los medios de

producción […]. Todas las otras demandas

del liberalismo resultan de esta demanda

fundamental”. Y por esto es que Marx y

Engels escriben en el Manifiesto Comunis-

ta que: “Pueden sin duda los comunistas

resumir toda su teoría en esta sola expre-

sión: abolición de la propiedad privada”.

Como queda dicho, el fascismo presenta

la mejor oportunidad para debilitar y

finalmente demoler la institución de la

propiedad con ropaje de “sector privado”

aunque resulte privado de toda indepen-

dencia.

El mundo de los empresarios prebendarios

Los empresarios “prebendarios” han hecho

mucho por liquidar el sistema en el que

operan, de allí es que Lenin ha señalado

que la ceguera de aquellos “los conducirá

a competir por las ventas de las cuerdas

con las que serán ahorcados”. Charles Koch

en Using Government Power: Business against

Free Enterprise se pregunta: “¿Qué está pa-

sando aquí? ¿Los dirigentes empresarios de

EE.UU. se han vuelto locos? ¿Por qué están

auto-aniquilándose debido a la voluntaria

y sistemática entrega de ellos mismos y sus

empresas a manos de reglamentaciones gu-

bernamentales? […].

La contestación, desde luego, es simple: No,

los empresarios ejecutivos no comparten el

deseo del suicidio colectivo. Ellos piensan

que obtienen ventajas especiales para sus

empresas al aprobar y estimular la inter-

Resulta a todas luces mentiroso

e hipócrita sostener que las crisis

recurrentes de los últimos tiempos en

el otrora baluarte del mundo libre se

deben al capitalismo, cuando las voces

de alarma vienen gritando sobre los

peligros del reiterado estatismo.

S o c i e d a d

Page 39: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 37

vención gubernamental en la economía.

Pero se están engañando. En realidad están

vendiendo su futuro a cambio de beneficios

de corto plazo. En el largo plazo, como con-

secuencia de haber hecho que el gobierno

sea tan poderoso como para destruirlos,

sufrirán las consecuencias de su ceguera.

Y ciertamente se merecen lo que reciban.

Afortunadamente no todos los empresarios

son tan miopes”.

En el contexto de los tilingos empresarios

del privilegio y de los mercados cautivos

junto con la agitación morbosa de legis-

ladores que, al arrogarse la facultad de la

omnipotencia, abandonan la noción mis-

ma del derecho y apuntan a dar y quitar

según sus caprichos personales, en este

contexto decimos, es pertinente tener

siempre presente el agudo pensamiento

de Antonio Porchia en Voces, quien adver-

tía: “Quien abre todas las puertas puede

cerrarlas todas”.

En EE.UU. el bochornoso “salvamento” a

empresarios ineptos e irresponsables por

parte de la dupla Bush-Obama, fruto del

trabajo de otros, traerá aparejada conse-

cuencias nefastas para la economía, lo

cual constituye un lamentable ejemplo

para el resto del mundo que ya bastantes

desatinos acomete a diario. El fascismo

abre las puertas para que el aparato es-

tatal administre el núcleo de los negocios

a través de confiscaciones de facto, natu-

ralmente con efectos devastadores sobre

los salarios e ingresos en términos reales

debido a la reducción en las tasas de ca-

pitalización, al tiempo que se desbarata

el sistema de precios que es la única guía

posible para asignar eficientemente los

siempre escaso recursos.

No es cuestión de adaptarse servilmente

a lo que viene ocurriendo sino de apuntar

a metas de excelencia con integridad y

coraje, a los efectos de contribuir a que se

revierta la situación. En esta línea de pen-

samiento es oportuna la cita del célebre

dilema que plantea Hamlet entre ser o

abdicar a la propia condición humana.“To

be or not to be: that is the question/ Whether

`tis nobler in the mind to suffer /The slings

and arrows of outrageous fortune/Or to take

arms against a sea of troubles/And by oppo-

sing end them”.

“El polígono de fuerzas”

Cuando la desesperanza es grande pare-

cería que todo está perdido, pero en modo

alguno es así: ningún esfuerzo se desper-

dicia, cada contribución produce su efec-

to. Cuando estudiábamos física en el co-

legio, nos enseñaban lo que se denomina

“el polígono de fuerzas”, al que podemos

imaginar, una piedra grande y muy pesa-

da movida dentro

de un galpón, y a

través de cuerdas

y roldanas, por

distintas personas

con distinta fuerza

ubicadas en dife-

rentes posiciones:

la piedra se despla-

zará según sea la

resultante neta de

fuerza (o quedará

inmóvil si las fuer-

zas respectivas se

neutralizan unas a

otras).

Lo mismo ocurre con las ideas, ninguna

se desperdicia, todas surten efecto. No

hay que dejarse abatir y, en cambio, pro-

ceder a clarificar los fundamentos de la

sociedad abierta que siempre produce re-

sultados, sea para mejorar o para no per-

mitir mayores empeoramientos respecto

de los que hubiera ocurrido de no ser

por el testimonio de marras. Entonces, el

éxito o el fracaso del fascismo en boga

dependen de nosotros.

Si observamos el mundo actual,

llegamos a la conclusión que el tan

denostado fascismo, paradójicamente,

es el sistema que en todos los órdenes

se aplica con más entusiasmo en el

llamado mundo libre.

S o c i e d a d

Page 40: Revista EMPRESA 197

Página 38 EMPRESA Nº197

E m p r e s aE c o n o m í a

dinero y banca central en el mundo y en la argentina

martín lagos

Martín Lagos es licenciado en Economía (UCA). M.A. (candidate) in Economics (Columbia University). Eisenhower Fellow. Fundador, Consejero y Profesor de la Universidad del CEMA. Ex-Economista Jefe de FIEL y de BankBoston. Ex-Director Ejecutivo del Consejo Empresario Argentino. Ex-Vicepresidente del Banco Central y de Seguro de Depósitos S.A.Al presente artículo se le han omitido parte de sus citas.

Cada vez que se habla de inflación y de

bancos centrales es ineludible preguntarse

qué es y para qué sirve el dinero. Hay por

lo menos dos acepciones. Por un lado es

el nombre que reciben los “metros” que se

emplean para medir el valor de todas las

cosas, créditos y deudas1. De aquí la clási-

ca expresión “unidad de cuenta” y, en este

sentido, en la Argentina es dinero tanto

el peso como el dólar. Dinero es, por otro

lado, lo que se usa para cancelar pagos u

obligaciones (“medio de pago”), cosa que

habitualmente se hace con los billetes y

monedas en circulación y con los saldos en

las cuentas bancarias corrientes o a la vista.

La suma de estos dos conceptos compone lo

que habitualmente se denomina “M1”2.

El dinero fue inventado hace miles de años

(no menos de 5000). Para su uso, se emplea-

ron especies físicas de uso generalizado

(sal, cueros, telas, granos, etc.), por ser no

perecederas, por la facilidad de su fraccio-

namiento y por su alto valor por unidad de

peso; unos pocos metales preciosos –oro,

plata- se impusieron rápidamente sobre las

otras especies. Sin vacilar se puede afirmar

que se trató de un invento que liberó un

potencial material gigantesco, comparable

al de otros cruciales inventos de la humani-

dad, como el lenguaje y la rueda.

En el comercio o simple intercambio (ins-

trumento esencial para posibilitar la es-

pecialización productiva), la invención del

dinero (unidad de cuenta y medio de pago)

permitió superar las molestas, costosas e

ineficientes limitaciones propias del true-

que. Pero la contribución fue mayor en el

desarrollo del crédito y de las finanzas, es

decir, el mundo de las promesas de pago, y

en la calibración de inversiones en negocios

de largos períodos de maduración. Porque si

es difícil imaginar un desarrollo pujante del

comercio sin dinero, mucho más difícil (por

no decir imposible) es imaginar la existen-

cia amplia de préstamos y obligaciones en

ausencia de una unidad general de cuenta

para denominar sus valores.

Por otra parte, no es difícil entender por-

qué tanto para el comercio, como para las

finanzas y la inversión, es deseable contar

con “metros” o unidades de cuenta de valor

“El paso del dinero metálico al papel-moneda fue, en el mundo, un proceso traumático. Tras numerosas malas experiencias se llegó al papel-moneda convertible (en los siglos XVIII y XIX) y nuevamente a la inconvertibilidad (en el siglo XX), pero ahora con bancos centrales que -pese al blooper de 2007/2008- tienden a aprender de sus errores y a actuar con prudencia”, afirma Lagos.

Para el autor, la Argentina pasó varias veces de la convertibilidad a la inconvertibilidad, pero sin acertar aún a consolidar instituciones que le aseguren estabilidad monetaria. “El resultado es raquitismo financiero y carencia de crédito genuino”, señala quien fuera Vicepresidente del Banco Central de la República Argentina.

Page 41: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 39

relativamente estable. De hecho los metales

se impusieron sobre otras especies no solo

por las ventajas de uso mencionadas más

arriba, sino -y más que nada- por la esta-

bilidad de su valor en relación a las cosas,

estabilidad que tenía a su vez fundamento

en que la producción anual era pequeña en

relación a los stocks existentes.

La sustitución de los metales por dinero fiduciario

Una innovación trascendente de esta histo-

ria ocurrió unos 700 años a. C, cuando los

metales empleados como dinero comenza-

ron a ser “amonedados” . Entonces ya no fue

necesario pesar piezas metálicas en cada

transacción. Pero mucho más trascendente

fue la consolidación –entre los siglos XIII y

XIV (1200 y 1300) de nuestra era– del dine-

ro-crédito o dinero fiduciario como medio

de pago. Esta innovación surgió en el mun-

do de las instituciones dedicadas al negocio

del crédito y de las promesas de pago; es

decir, los bancos.

Obviamente bancos, banqueros, créditos,

deudas y obligaciones existieron desde mu-

cho antes, pero el uso como dinero-medio

de pago de ciertos instrumentos fiduciarios

o de crédito (billetes o certificados) emitidos

por instituciones bancarias, o de los saldos

en cuentas abiertas en los mismos bancos

(contra los que sus titulares podían librar

órdenes de pago, débitos, transferencias

y extracciones) tuvo amplitud (tanto en

Oriente como en Occidente) recién a fines

de siglo XIII, cuando la banca alcanzó ma-

durez y profesionalidad como sector o in-

dustria especializada .

En materia de estabilidad del valor del dine-

ro, la sustitución de los metales por dinero

fiduciario (billetes o cuentas) no fue fácil ni

careció de traumas. Durante los cuatrocien-

tos años que cubren los siglos XIV, XV, XVI

y XVII el mundo se debatió entre la practi-

cidad y potencialidad del dinero fiduciario/

bancario frente a. las vicisitudes y traumas

asociadas a él. Muchos de tales problemas

se originaron por habérsele otorgado (a es-

tas formas de dinero) el privilegio del “curso

legal” sin haber atendido la cuestión de su

cantidad3.

El surgimiento del patrón-oro

Sabido es que los bancos emiten su dinero

(fiduciario) no solo contra el depósito del

dinero (o especie) primario, sino también

-y mayormente- cuando otorgan créditos.

O sea, cuando le abren cuentas con saldo

acreedor (y eventualmente le entregan bi-

lletes) a personas que no han depositado

nada, pero que firman pagarés a favor del

banquero. Aprovechándose de la acepta-

ción que el dinero fiduciario (papel mone-

da) tenía debido al privilegio del “curso le-

gal”, muchos bancos –por ignorancia o por

angurria- emitieron sin prudencia, con la

obvia secuela de desvalorización, inflación

de precios y pérdidas tanto por los tenedo-

res, como para los acreedores de sumas de

dinero .

E c o n o m í a

Lagos: “La Argentina celebrará su bicentenario

sin un diagnóstico certero de la dinámica

de la inflación, negando el fenómeno y sin una

estrategia antiinflacionaria integral, con lo cual

nuestros mercados de financiamiento siguen

afectados de raquitismo y el crédito genuino a largo

plazo es una utopía”.

Page 42: Revista EMPRESA 197

Página 40 EMPRESA Nº197

De esas fallidas experiencias surgió el

sistema del “patrón-oro”, consistente en

darle “curso legal” solo al dinero emiti-

do por ciertos bancos que aseguraran su

plena convertibilidad a metálico y a un

precio fijo. Esta exigencia puso límites a la

cantidad de dinero (billetes o cuentas) que

los bancos emisores podían crear. Cuan-

do hacia fines del siglo XVII estos bancos

(emisores de dinero

convertible de cur-

so legal) se hicieron

cargo, además, de

proveer liquidez

de última instan-

cia a otros bancos

comerciales de la

plaza que la requi-

rieran, se puede de-

cir que nacieron los

modernos bancos

“centrales”, aunque

esta denominación

no fuera empleada

sino hasta el siglo

XX4.

La escasez de dinero y la era de los bancos centrales

Los bancos de emisión sujetos a la convertibi-

lidad del patrón-oro constituyeron la solución

para el problema de sobre-emisión de dine-

ro, pero tras dos siglos (el XVIII y el XIX) de

historia exitosa el sistema debió enfrentar el

desafío opuesto: La escasez de dinero. El lento

crecimiento del stock de oro -o sea, aquello

que constituyó una clara ventaja en el mun-

do antiguo de moderado crecimiento y de

escasas transacciones- se transformó en un

problema a fines del siglo XIX y principios del

XX, cuando la primera ola globalizadora hizo

explotar el crecimiento del comercio y de las

finanzas internacionales. Ocurrió entonces

que la escasez de oro (y, por lo tanto, de dine-

ro bancario convertible) relativa al volumen y

valor de las transacciones sometió a muchas

economías a largas etapas de deflación en las

últimas décadas del siglo XIX.

La intensificación de los fenómenos de es-

casez de dinero y deflación en los países

que intentaron volver al patrón-oro tras la

Primera Guerra Mundial (década de l920) y

en escala catastrófica durante la gran crisis

de 1929-33, llevaron al abandono generali-

zado de la convertibilidad de las monedas

nacionales a metálico, abriéndose, ya en

pleno siglo XX, la era de los bancos cen-

trales como los conocemos hoy: regulan

la liquidez “primaria” (la base de dinero de

curso legal por ellos emitida5) y supervisan

los sistemas bancarios, emisores a su vez

de otros instrumentos de pago y de ahorro.

Las cantidades de estos stocks no están ya

limitadas por ningún patrón metálico, sino

fijadas a discreción y criterio de los bancos

centrales en atención al logro de los objeti-

vos que se les hubiesen fijado.

El aprendizaje de estos nuevos bancos centra-

les -los de dinero fiduciario puro- en materias

de política monetaria y bancaria fue lento y de

resultados variados, con desórdenes y errores

notables. Cabe mencionar las hiperinflacio-

nes sufridas entre 1921 y 1923 por Alemania

y la deflación que diez años más tarde sufrió

EE.UU.. También hay que mencionar las infla-

ciones posteriores a la Segunda Guerra Mun-

dial en casi todo el mundo, resultantes de creer

que la política monetaria era la panacea uni-

versal contra el desempleo, error que prevale-

ció hasta bien entrada la década de los setenta.

Un nuevo concepto: bancos centrales independientes

Se puede decir que recién después de 1980,

los bancos centrales tuvieron éxito en man-

tener monedas primarias de gran estabili-

dad. Bastante se avanzó también en la re-

gulación y supervisión de los instrumentos

monetarios creados por la banca comercial,

pero –tal como quedó demostrado en la ma-

yúscula crisis financiera de 2007/2008– ésta

sigue siendo una materia pendiente.

El aprendizaje debió también incluir la ma-

nera de conciliar el posible conflicto entre los

E c o n o m í a

El trauma de 2002 hace que la

percepción del riesgo, las expectativas

de inflación y los comportamientos

inflacionarios estén latentes en todos los

actores de la economía (empresarios,

consumidores, asalariados, ahorristas,

deudores y acreedores).

Page 43: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 41

objetivos e intereses generales a largo plazo

frente a los vaivenes electorales y la política

de partidos, lo que hizo nacer el concepto de

bancos centrales “independientes”, no para

que hagan lo que quieran, sino para que

puedan perseguir sus metas principales sin

interferencias de la política electoral.

En base a estas experiencias lo que se debe

decir hoy es que, más allá de su “indepen-

dencia” formal, los bancos centrales deben

ser ante todo prudentes y tener la estabili-

dad de la moneda y la solidez del sistema

bancario como misiones prioritarias. Los

bancos centrales pueden monitorear otras

variables (como el crecimiento y el empleo),

pero nunca deberían perder de vista sus

funciones primordiales. El riesgo de hacerlo

es terminar sin estabilidad y sin crecimien-

to (es decir, lo que vulgarmente se conoce

como “sin el pan y sin la torta”) .

¿y por casa…?

Como muchos otros países, el nuestro

comenzó con una historia monetaria tem-

pestuosa. Hacia fines del XIX, sin embargo,

mediante la creación de la Caja de Conver-

sión, la Argentina se incorporó al sistema de

patrón-oro y pasó a tener un “peso moneda

nacional” de gran estabilidad y prestigio . Si

bien la convertibilidad del papel a metal fue

suspendida al iniciarse la Primera Guerra

Mundial, la administración de la Caja de

Conversión fue lo suficientemente austera

como para que el peso conservara su esta-

bilidad, reputación y prestigio6. Estas carac-

terísticas no variaron pese al trascendental

cambio político ocurrido en 1916 con la lle-

gada al poder de la U.C.R. Ente 1927 y 1929,

hubo un breve regreso a la convertibilidad,

la que volvió a interrumpirse debido a la

crisis mundial iniciada en ese último año.

En 1935, siguiendo la tendencia mundial, la

Caja de Conversión y la superintendencia de

bancos –que hasta ese momento ejercía el

Banco de la Nación– se fundieron en el nue-

vo Banco Central, que se creó con capital y

directorio mixtos, e independiente del Poder

Ejecutivo. Si bien se aprovechó la oportunidad

para revaluar el oro (o sea, devaluar el peso

en términos de oro) y la convertibilidad a me-

tal ya no se restablecería, el valor del peso en

términos de “cosas” se mantuvo sumamente

estable, incluso durante los difíciles años de

la Segunda Guerra Mundial.

Inflación y políticas monetarias expansivas

La llegada del peronismo al poder alteraría

radicalmente esta historia. La endemia in-

flacionaria vivida por nuestro país a partir

de entonces tuvo siempre el correlato de

políticas monetarias expansivas o, como mí-

nimo, complacientes. Entre 1946 y 1955, esas

políticas resultaron de la heterodoxia de los

gobiernos de Perón, que llevaron a poner al

Banco Central al servicio de la financiación

monetaria a) de políticas fiscales muy ex-

pansivas y b) de importantes aumentos sala-

riales impulsados por el Gobierno.

E c o n o m í a

Más allá de su “independencia” formal,

los bancos centrales deben ser ante todo prudentes y tener la

estabilidad de la moneda y la solidez del sistema

bancario como misiones prioritarias.

Page 44: Revista EMPRESA 197

Página 42 EMPRESA Nº197

Si bien los gobiernos

posteriores corri-

gieron los aspectos

más bizarros de la

política monetaria

del peronismo, no

lograron moderar

los desequilibrios

fiscales de manera

de eliminar –o por

lo menos, atenuar-

lo que se conoce

como “dominancia

fiscal sobre las polí-

ticas monetarias”, ni

disminuir el poder

que la legislación

laboral le había conferido a grandes gre-

mios y sindicatos de asalariados. Variados

comportamientos y mecanismos defensivos

introducidos en las décadas de 1960 y 1970

(tales como la indexación y la dolarización)

le dieron a la inflación una inercia propia,

adquiriendo un carácter cada vez más en-

démico, endógeno y una velocidad cada vez

mayor. Se llegó incluso a ver como el alza

de precios y salarios continuaba aún en

medio de recesiones profundas (fenómeno

conocido como stagflation).

La tablita cambiaria y el plan Austral

El período 1975-1990 se caracterizó por el

estancamiento material de la economía y

los variados intentos de estabilización, todos

con final infeliz. Los más serios y conoci-

dos fueron el plan de la “tablita cambiaria”

(1979-1980) y el plan “Austral” (1985-87). Las

elevadísimas inflaciones e hiperinflaciones de

estos años estuvieron asociadas con al menos

dos graves crisis políticas, habiéndose regis-

trado también varias crisis de pagos externos.

La magnitud numérica del agravamiento de

la inflación y la volatilidad de la situación

monetaria desde el fin de la Segunda Guerra

Mundial hasta comienzos de 1991, incluyen-

do las tres hiperinflaciones de 1989, 1990 y

1991, queda de manifiesto en la tabla adjunta.

La creciente inestabilidad monetaria argentina entre 1945 y 1990

La volatilidad del con-

texto monetario de

esos años (en particu-

lar, desde 1975) resultó

en una creciente y

amplia “dolarización”

espontánea o “de fac-

to” de la economía. La

desvalorización de la

moneda propia fue tan

prolongada, severa y

veloz, que pronto fue

perdiendo la funda-

mental función de ser

una unidad de cuenta

creíble. Como resulta-

do, ya en la década de

los sesenta, pero más

notablemente en los

setenta y en los ochen-

ta: a) Los portafolios de

inversiones de muchos

E c o n o m í a

PIB PER CÁPITAUSDólares constantes de Geary Khamis de (1990)

fechas dic.44 – dic.74 dic.74 – dic.88 dic.88 – mar.91

Longitud del período 30 años 14 años 2 años y 3 meses

Factor de multiplicación del Índice de Precios al Consumidor1

1.263 21.939.446 1.102

Tasa anual compuesta de inflación del IPC

26,9% 234,5% 2.149,1%

Tipo de cambio: Unidades de la moneda argentina histórica por dólar de los EE.UU.2

Comienzo del período 43 2.250 16.380.000,000

Fin del período 2.250 16.380.000.000 10.000.000.000.000

(1) Ratio entre los índices de precios al consumidor correspondientes al último y primer mes del período indicado.(2) El año 1970 atestiguó la primera eliminación de ceros de la moneda histórica de la Argentina, el “peso moneda nacional” En esa oportunidad se le quitaron dos dígitos. Otros cuatro ceros fueron eliminados en 1983, tres más en 1985 y los últimos cuatro en enero de 1992. Como resultado, el cuarto signo monetario creado en veintidós años era equivalente a diez millones de millones de la moneda que había prevalecido en la Argentina desde 1881 hasta 1970.(3) A fines de la década de 1940, el peso moneda nacional cotizaba casi a la par con el recién nacido Deutsche Mark, la moneda que nació a 4 unidades por dólar y que fue el símbolo de la estabilidad monetaria alemana hasta su reemplazo por el Euro.

Las sociedades, como los hombres, no

deben ignorar la responsabilidad de sus

propias acciones: los culpables últimos

fueron la política fiscal contemporánea,

que no tuvo la prudencia necesaria desde

el comienzo del plan, y el posterior fracaso

político del Presidente de la Rúa.

Page 45: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 43

argentinos comenzaron a incluir activos

externos –incluyendo dólares-billetes– en

proporciones crecientes y b) Un número

cada vez mayor de contratos a largo plazo

fueron incluyendo cláusulas “dólar” para

proteger los derechos de las partes acree-

doras de pagos en moneda. Como medio de

pago, la moneda nacional mantuvo su vi-

gencia para las transacciones de bajo valor,

pero el billete de 100 dólares de los EE.UU.

se hizo presente en muchos pagos de alto

valor y omnipresente en las transacciones

inmobiliarias.

La hiperinflación del 89 y la Ley de Convertibilidad

No fue este un proceso pacífico y sin so-

bresaltos. Durante las largas décadas de

alta, mega e hiperinflación, las autoridades

trataron de desalentar (a través de prohi-

biciones y controles) la compra-venta y el

atesoramiento de monedas extranjeras, su

utilización como medio de pago o su em-

pleo como denominador de activos, pasivos

y contratos. Pero la dura realidad fue for-

zando a los sucesivos gobiernos a legalizar

gradualmente o al menos “tolerar” tales

prácticas. Así, el fenómeno de la dolariza-

ción fue una mezcla de realidades “de facto”

y una legislación cambiante y adaptativa.

Tras la severa hiperinflación, que culminó

en julio de 1989 con la prematura renuncia

del Presidente Ricardo Alfonsín, se hizo evi-

dente que la Argentina no podría recuperar

ninguna medida de estabilidad de precios si

no adoptaba un régimen monetario excep-

cionalmente rígido y creíble7. Tras algunos

intentos fracasados ese año y el siguiente,

el 27 de marzo de 1991 el Congreso aprobó

la ley 23.928, conocida como “Ley de Con-

vertibilidad”, la cual, reconociendo todos los

antecedentes y realidades pre-existentes:

• Fijó la tasa de cambio entre la moneda ar-

gentina y el dólar de los EE.UU.

• Obligó al Banco Central a respaldar con

activos en dólares la totalidad de sus pasi-

vos monetarios en pesos .

• Prohibió -como medio para restablecer el

“nominalismo” monetario- la utilización

de cláusulas de ajuste de precios tipo “in-

dexación” o similares.

• A cambio de esa prohibición, otorgó a los

residentes el derecho pleno de denominar

créditos y contratos en moneda extranje-

ra, dándole a dichos créditos, obligaciones

y contratos un status legal idéntico al de

los denominados en moneda nacional8.

E c o n o m í a

La endemia inflacionaria vivida por nuestro país,

a partir de la llegada del peronismo al poder

tuvo siempre el correlato de políticas monetarias

expansivas o, como mínimo, complacientes.

notas(1) La palabra “cosas” se usa aquí en su más amplia acepción: Incluye todos y cada uno de los bienes y servicios que se transan en los mercados, la hora de trabajo de un asalariado, una hectárea de campo, un yacimiento de minerales, una maquina, etc. Las pa-labras “créditos” y “deudas” aluden, respectivamente, a los derechos de cobrar y a las obligaciones de pagar sumas de dinero.(2) Aunque circula entre millones de personas cuyas tenencias varían signifi-cativamente, la demanda agregada del stock M1 es relativamente estable. La gran mayoría de las reservas o ahorros en dinero no se materializan, sin embargo, en M1, sino en instrumentos como certificados de depósito, bonos, obligaciones, paga-rés, papeles comerciales, cuotas-partes, etc., la suma de cuyos valores excede largamente el stock M1 o dinero-medio de pago.(3) Se llama dinero de “curso legal” (en inglés legal tender) aquel al que un príncipe o estado soberano le ha otorgado poder anulatorio definiti-vo. O sea, el dinero cuya recepción obliga a la parte acreedora a dar carta de pago definitivo a la parte deudora u obligada.

Page 46: Revista EMPRESA 197

Página 44 EMPRESA Nº197

Un año y medio después, el Congreso

completó el régimen monetario con una

nueva Carta Orgánica para el Banco Cen-

tral. Esta ley:

• Encomendó al Banco Central la preserva-

ción del valor de la moneda como su mi-

sión fundamental.

• Estableció que el Banco Central no reci-

biría instrucciones del Poder Ejecutivo

en materias de política monetaria y

cambiaria.

• Determinó que el gobierno del Banco

Central sería ejercido por un Directorio

cuyos miembros requerirían acuerdo

del Senado para su designación y solo

podrían ser removidos previa consulta

con una comisión de legisladores convo-

cada ad hoc.

• Fijó límites cuantitativos precisos tanto al

monto máximo (no podía exceder el 33%

de la base monetaria), como al crecimien-

to anual (no podía exceder el 10%) de la

tenencia de títulos públicos argentinos en

el activo del Banco Central.

El decenio de la convertibilidad dólar y su salida en 2002

El decenio de la convertibilidad-dólar (1991-

2001) y su abandono en 2002 son cercanos

y, por lo tanto, más conocidos. Ha habido

explicaciones atribuyendo el traumático

final de esta historia -que pudo haber sido

exitosa- a factores externos desfavorables9.

Pero las sociedades, como los hombres, no

deben ignorar la responsabilidad de sus pro-

pias acciones: los culpables últimos fueron

la política fiscal contemporánea, que no tuvo

la prudencia necesaria desde el comienzo

del plan, y el posterior fracaso político del

Presidente de la Rúa.

La salida de la convertibilidad en 2002 no

pudo haber sido más traumática e inefi-

ciente. Con el default de la deuda, una tan

monstruosa como innecesaria devaluación

(240%), el congelamiento de salarios y ju-

bilaciones, y tarifas, y la “pesificación” (asi-

métrica) de todos los créditos y deudas bajo

ley argentina, pareciera que el objetivo del

gobierno de Duhalde hubiera sido transferir

recursos al Estado, a los exportadores y a

las empresas en competencia con importa-

ciones y licuar salvajemente todas las obli-

gaciones financieras, sin reparar en costos y

en récords de recesión, desconfianza, ruptu-

ra de contratos, desempleo y pobreza. Pese

a lo cual todavía hay quienes afirman que

era “lo único que se podía hacer”.

El trauma de 2002 hace que la percepción

del riesgo, las expectativas de inflación y

los comportamientos inflacionarios estén

latentes en todos los actores de la econo-

mía (empresarios, consumidores, asala-

riados, ahorristas, deudores y acreedores).

Como además la estabilidad o la inflación

baja no han sido prioridades desde 2002,

no solo para el Banco Central (salvo du-

rante la presidencia de Prat Gay), sino para

el gobierno en su conjunto, la situación se

parece a jugar con fuego en medio de un

polvorín.

Más bien han prevalecido a) políticas que

desincentivan la inversión e incentivan el

consumo, b) actitudes pasivas frente al sin-

dicalismo militante (tanto en el sector pú-

blico, como privado), c) gravísimas trampas

y distorsiones en la construcción de los ín-

dices de precios oficiales y d) últimamente,

la vulneración abierta de la independencia

del Banco Central y su reemplazo por políti-

cas monetarias imprudentes.

En las puertas del Bicentenario

La Argentina celebrará su Bicentenario

sin un diagnóstico certero de la dinámica

de la inflación, negando el fenómeno y

sin una estrategia antiinflacionaria inte-

gral, con lo cual nuestros mercados de fi-

nanciamiento siguen afectados de raqui-

tismo y el crédito genuino a largo plazo

es una utopía. Nada de esto, sin embargo,

configura una condena eterna ni debe ser

permanente. Solo es cuestión de estudiar,

aprender y trabajar.

E c o n o m í a

notas(4) Las desventajas de un dinero que se aprecia sis-temáticamente (deflación) son simétricas a las de las monedas que se deprecian (inflación), con dos agra-vantes: 1) En situaciones de deflación, la escasa flexibilidad descendente de muchos precios (sobre todo de los salarios) se traduce en escenarios de recesión y subocupación y 2) La inexistencia de tasas de interés nominales negativas puede resultar en tasas reales muy elevadas.(5) Es lo que en la jerga se conoce como “dinero pri-mario” o “base monetaria”, o sea, el principal pasivo de los bancos centrales. (6) Esto prueba –con-trario sensu al caso de la Argentina en 2002– que es posible suspender la convertibilidad de una moneda fiduciaria sin que ello se traduzca en una grosera desvalorización de la misma. La convertibili-dad de la libra inglesa fue suspendida muchas veces y por largos años debido a la vigencia de estados de guerra, al cabo de los cuales se restablecía sin haberse alterado la tasa de cambio.(7) El tipo de cambio entre la moneda domés-tica (en aquel momento, el Austral) y el dólar se multiplicó por un factor de 38 en solo cinco meses.(8) Aunque la ley no otorgó curso legal a las monedas extranjeras, es-tableció en su Artículo 11 que los deudores obligados en especies o monedas extranjeras cancelaban sus obligaciones al venci-miento entregando las cantidades designadas de la especie.(9) Reducción de los flujos de capitales a economías emergentes después del colapso ruso de 1998, devaluación brasilera a principios de 1999, reva-luación del dólar y caída de precios de commodities y suba de la tasas de interés en los EE.UU. en el 2000.

Page 47: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 45

los nuevos desafíos de capacitación

tomás donovan

Para Donovan en las empresas modernas muchas veces los problemas de capacitación son inherentes a la cultura viva e informal de la organización y, por lo tanto, requieren de

mecanismos de contención alternativos que estén inmersos en esa misma lógica de trabajo. “El nuevo contexto, señala, demanda del sector de capacitación un aliado estratégico, antes

que un importador de recetas prefabricadas”.

Tomás Donovan es licenciado en Filosofía (Universidad del Salvador). Posgrado en Conducción de recursos humanos (UCA). Consultor en la firma Ingouville & Nelson. Socio de ACDE.

Existe una arraigada tendencia en el mundo

de la capacitación a buscar resolver desde

el afuera los problemas emergentes de las

organizaciones, importando conocimien-

tos y habilidades de acuerdo a la necesidad

diagnosticada. De allí que uno de los dilemas

nucleares de la educación empresaria sea la

transferencia de lo aprendido a la realidad

cotidiana.

Este concepto transversal en la tradición del

aprendizaje organizacional contiene como

supuesto la idea de que el conocimiento

es una especie de commodity o insumo pre-

fabricado que alimenta la organización

desde el exterior, procurando recomponer

el funcionamiento de un circuito deficiente.

A este esquema responde el clásico modelo

educativo escolar, según el cual el conoci-

miento es adquirido en el aula, para luego

ser puesto en práctica (en términos aristo-

télicos, actualizado) en el puesto de trabajo.

El análisis del comportamiento organizacional

El objetivo de este escrito es sugerir que el

contexto de negocios actual demanda del

sector de capacitación un enfoque distinto

y renovado, centrado en el análisis minucio-

so del comportamiento organizacional y no

tanto en la implementación efectiva de un

know how determinado.

En las empresas industriales tradicionales,

bastaba con incorporar periódicamente los

conocimientos técnicos necesarios para que

las personas supieran cómo realizar sus

tareas. Se trataba de desarrollar competen-

cias duras relacionadas con una función

operativa específica. Los ciclos de vida de

estos conocimientos eran extensos (en mer-

cados locales estables de baja competitivi-

dad y con menor nivel de obsolescencia de

productos y servicios), y las intervenciones

de actualización no eran disruptivas sino

más bien lineales, evolutivas. Frente a este

panorama, el recurso didáctico del aula

como nicho artificial de formación cumplía

con las demandas vigentes, ya que el cono-

cimiento técnico, tal como expresa Daniel

Goleman, es independiente del hábitat de

aplicación efectiva.

Poco a poco, con la eclosión de la revolución

digital y la globalización de mercados y cul-

turas; las circunstancias fueron cambiando,

y con ello las competencias requeridas para

mantener la competitividad. Sin embargo, los

enfoques educativos curiosamente permane-

cieron inmutables e indiferentes al paso del

tiempo. No se reemplazó, en líneas generales,

la metodología de aprendizaje basada en el

modelo escolar. Se insistió con un modelo tra-

dicional, aplicando las mismas herramientas

sobre una realidad que ya no era la misma.

Hoy vislumbramos los primeros efectos de

este desfase entre contexto y organización.

E m p r e s aE m p r e s a

Page 48: Revista EMPRESA 197

Página 46 EMPRESA Nº197

Un aprendizaje más cerca de la práctica y más lejos del aula

La creciente prolife-

ración de programas

de jóvenes profesio-

nales como sistema

de formación de los

futuros líderes es

una clara señal de

que el aprendizaje

en las empresas

estará cada vez más

cerca de la práctica

y más lejos del aula.

Ahora bien: ¿Esto

significa que los

cursos de capacitación tradicionales se tor-

narán obsoletos o reemplazables? Definitiva-

mente no; simplemente se entenderá que ya

no alcanza con ellos para resolver los dilemas

de aprendizaje inaugurados por las empresas

del siglo XXI. En efecto, el gran problema no

reside en el modelo escolar en sí, sino en la

manera de utilizarlo en contextos empresa-

riales (en este sentido la obra de Ernesto Gore

resulta esclarecedora).

Muchas veces nos conformamos con di-

señar un calendario de capacitaciones de

impecable calidad en contenidos, pero no

trabajamos orgánicamente en la articula-

ción de estas actividades con aspectos más

informales del aprendizaje organizacional.

La consecuencia de estas intervenciones

aisladas es una política basada en “apagar

incendios”, cumpliendo con el rol formal

del sector, pero sin gestar circuitos y me-

canismos de aprendizaje que respondan a

las problemáticas de fondo. Las estadísticas

reflejan que estas intervenciones educati-

vas aisladas suelen atacar los síntomas del

problema detectado, pero no el origen, la

génesis del mismo. En este sentido suelen

provocar efectos espasmódicos, es decir, de

alto impacto emocional, pero también de

corta vigencia real en el tiempo.

Aprender a distinguir síntomas de causas

Aclaremos esto con un ejemplo sencillo: un

departamento de capacitación detecta una

falla de comunicación entre dos sectores

que interactúan de manera permanente.

De inmediato, reconocen el tipo de nece-

sidad de aprendizaje y contratan un taller

de comunicación efectiva para mejorar las

habilidades y conocimientos técnicos de los

actores y equipos involucrados. En líneas

generales, parece ser un procedimiento pro-

lijo y legalizado por una necesidad real de

la línea.

Sin embargo, la experiencia muestra que en

muchos casos, como éste, lo que termina

sucediendo es que los meses pasan y el pro-

blema persiste, independientemente de la ca-

lidad de los cursos impartidos. Esto responde

a que con frecuencia no advertimos que los

síntomas (en este caso, “problemas de comu-

nicación”) no reflejan la realidad profunda del

problema, por ejemplo: malas relaciones in-

terpersonales entre las gerencias, problemas

de confianza, encrucijadas de poder, asuntos

y personajes “intocables” involucrados, etc.

En otras palabras, así como a través de un do-

lor de cabeza un médico puede descubrir una

enfermedad latente, nosotros debemos apren-

der a distinguir síntomas de causas, para

tomar medidas efectivas que respondan al

verdadero origen del problema. Ciertamente,

¿Qué pasaría si el médico planeara su inter-

vención en base a los síntomas en lugar de las

causas? Muchas veces en el campo del apren-

dizaje organizacional trabajamos arduamente

resolviendo síntomas, y terminamos recetan-

do aspirinas para combatir una pulmonía.

El desafío de innovar y pensar sobre el proceso de aprendizaje mismo

Ahora bien, lo cierto es que las causas intrínse-

cas suelen requerir intervenciones más sofisti-

cadas, basadas en un conocimiento dinámico

y sistémico del comportamiento organizacio-

nal. Ya no alcanza con importar soluciones

Donovan: “El Área de Capacitación deberá

asegurar la calidad de los circuitos de generación

y divulgación del conocimiento, y no tanto “comprar” conocimientos

enlatados”.

E m p r e s aE m p r e s a

Page 49: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 47

predeterminadas desde el exterior. El contexto

organizacional no es pasivo ni neutral frente al

aprendizaje, sino que lo constituye.

En las empresas modernas, muchas veces

los problemas de capacitación son inheren-

tes a la cultura viva e informal de la organi-

zación, y por lo tanto requieren de mecanis-

mos de contención alternativos que estén

inmersos en esa misma lógica de trabajo.

Lanza del Vasto, célebre pensador francés

del siglo XX escribe: El extranjero recluido

en la fiambrera de su casco colonial no

podrá nunca conocer a los indios: puede

quedar allí treinta años para gobernar o tra-

ficar, pero aunque sea un observador sagaz,

partirá sin conocerlos, por la sencilla razón

de que no le habrá sido dado verlos.

Las conocidas rutinas defensivas son un

claro ejemplo de cómo en las empresas

contemporáneas muchos problemas de

aprendizaje se encuentran inmiscuidos,

infiltrados en la misma cultura organizacio-

nal, como elementos orgánicos y constitu-

tivos del tejido empresarial informal. No se

trata de cuestiones enlatadas, clasificables,

que puedan ser separadas del contexto que

las gestó y fertilizadas con soluciones im-

plantadas desde el exterior. Es por ello que

requieren intervenciones que nazcan del

mismo ecosistema organizacional e invo-

lucren, a largo plazo, a los afectados como

protagonistas y gestores del cambio.

El contexto de negocios y la naturaleza de

las empresas se han complejizado y cada

componente organizacional ha tenido que

mutar y reinventarse para responder con

éxito a los nuevos desafíos. El ámbito del

aprendizaje organizacional no es la ex-

cepción. Los problemas se han vuelto más

intricados y difíciles de descifrar. Ya no

alcanza con contar con los mejores espe-

cialistas y consultores externos; tampoco

con detectar correctamente las necesidades

de aprendizaje. Hace falta innovar y pensar

sobre el proceso del aprendizaje mismo,

antes que sobre contenidos específicos a

implementar.

En este aspecto cobra vigencia la distinción

elaborada por Argyris y Schon entre apren-

dizaje simple (adquisición de un saber es-

pecífico) y doble (reflexión sobre el propio

proceso de aprendizaje). Se vislumbran, pues,

demandas más sofisticadas vinculadas con la

gestión interna del conocimiento por parte de

las áreas de capacitación. Su función deberá

ser más estratégica y menos operativa. En este

sentido el área actuará más como facilitadora

del aprendizaje que

como proveedora del

mismo (ya que en la

era del conocimiento

éste no es un insumo

estático y transpor-

table, sino más bien

una construcción di-

námica e interactiva).

Deberá asegurar la

calidad de los circui-

tos de generación y

divulgación del cono-

cimiento, y no tanto

“comprar” conoci-

mientos enlatados.

Así como la mayéutica socrática suponía

ayudar al otro a que construya su propio co-

nocimiento (y no implantarle un saber exter-

no), el nuevo contexto demanda del sector de

capacitación un aliado estratégico antes que

un importador de recetas prefabricadas. Una

tarea crucial será definir cómo innovar en

la implementación efectiva de estas nuevas

funciones para transformarlas en herramien-

tas y procedimientos concretos que impacten

sobre las nuevas prioridades del aprendizaje

organizacional. Muchas empresas ya aplican

con solvencia este tipo de prácticas.

Lanza del Vasto sabiamente reconoció la

imposibilidad de comprender una cultura

compleja como la hindú desde afuera, con

categorías mentales ajenas a dicho paradig-

ma. Resulta de vital importancia asimilar

esta verdad en el ámbito del management,

a la hora de implementar acciones coheren-

tes con la lógica de un contexto ecléctico e

imprevisible.

La creciente proliferación de programas

de jóvenes profesionales como sistema

de formación de los futuros líderes es

una clara señal de que el aprendizaje en

las empresas estará cada vez más cerca

de la práctica y más lejos del aula.

E m p r e s aE m p r e s a

Page 50: Revista EMPRESA 197

Página 48 EMPRESA Nº197

E m p r e s aE d u c a c i ó n

universidad para todos. ni en cien años

Carlos Javier regazzoni

Carlos Javier Regazzoni es doctor en Medicina (Universidad de Buenos Aires). Ex Subsecretario de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Autor de la misión política de la universidad, Editorial Céfiro (2009).

Al ritmo de los últimos setenta años, recién

en el 2090 el 40% de los alumnos que ingre-

sen en nuestro sistema educativo comple-

tará sus estudios con un título terciario o

universitario. Y habrá que esperar al 2060

para que el 97% de los alumnos complete,

al menos, la escuela secundaria.

Por contraparte, actualmente, en Grecia, Co-

rea, Irlanda o Dinamarca más del 90% de los

alumnos se gradúa del colegio secundario. Y el

40% de los alumnos que entra a primer grado

en Australia, Dinamarca, Finlandia, Islandia,

Nueva Zelanda o Polonia termina obteniendo

un título universitario tradicional. De esta

manera, la Argentina lleva sesenta años de re-

traso de inclusión en la educación secundaria

y no menos de cien en la terciaria.

La inclusión educativa en números

En el censo 2001, la población se dividía de

acuerdo con el máximo nivel educativo alcan-

zado según edades. Así es posible retrotraerse

a la década en la cual un grupo entre los 10

y 20 años se situaba en el momento central

de su educación. Por ejemplo, quienes al mo-

mento del Censo 2001 tenían entre 40 a 50

años estudiaron en su mayoría en la década

de los setenta. De esta forma el máximo nivel

educativo alcanzado por dicho grupo expre-

sa la inclusión educativa de aquella década.

Según este análisis, la cantidad de alumnos

que completa un secundario o un terciario

aumentó muy lentamente en los últimos se-

tenta años de educación argentina, y las ten-

dencias no son alentadoras.

En las últimas cinco décadas hemos aumen-

tado un 7% promedio por año la proporción

de personas que terminan su formación con

al menos un título secundario o superior. Del

grupo que completó sus estudios en la década

de los noventa, más de la mitad (52%) tiene

menos que secundario completo. Esto signifi-

ca que para tener el 100% de la población con

secundario completo habría que esperar, al

ritmo actual, 60 a 70 años más.

La educación superior avanza mucho más

lentamente aun. Solo 6 de cada 100 personas

que entran en el sistema escolar termina

consiguiendo un título universitario. Esto es

así desde hace cuarenta años. No importa que

se haya comenzado a estudiar en la década

de los 60, 70, 80, ó 90, únicamente el 6 o el 7%

acaba obteniendo un título universitario. A

este ritmo, recién dentro de un siglo alcanza-

remos la situación actual de un niño europeo.

Entre 1980 y 1993, la proporción de la po-

blación económicamente activa (PEA) con

instrucción terciaria aumentó a razón de

menos de 1% por año. Recientemente (2001-

2005), la proporción de universitarios en la

población general no aumentó nada, a pe-

sar de constatarse sí, un modesto aumento

de su número absoluto. Esto significa que la

velocidad de inclusión terciaria se ha dete-

nido. Además el problema muestra segre-

gación social. Sólo el 3% de los adultos más

pobres y en edad laboral tiene un terciario,

contra el 11% de los no pobres.

La universidad, una mirada cualitativa

Pero al problema cuantitativo debemos agre-

garle una consideración cualitativa. En medi-

cina, por ejemplo, Argentina no aumenta su

Page 51: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 49

producción científica desde 1999, mientras

que Brasil va por su segunda duplicación des-

de 1992. En Física denuncian tendencias si-

milares. Además, seguimos sin sorprendernos

porque de cada 10 personas que ingresan a la

universidad solo 2 se diploman.

La Argentina enfrenta una tarea extraordi-

naria en materia de inclusión universitaria.

Pero sólo con esta perspectiva temporal es

posible apreciar el desafío en toda su di-

mensión. Para reducir la brecha educativa

con el primer mundo habría que multiplicar

por tres o cuatro la cantidad de alumnos

que terminen con un título terciario, y esto

en los próximos diez años. Me pregunto,

entonces, si con el desempeño que llevamos

en lo que va del nuevo siglo o el persisten-

te desequilibrio en la elección de carreras

terciarias, literalmente huyendo de las in-

genierías, esta empresa es posible. ¿Sirve el

paradigma actual? ¿Cómo funcionará la ley

de educación frente a escuelas secundarias

que se dan el lujo de “voltear” rectores?

Se podrá objetar que hay que insistir en los

niveles iniciales, y que luego el sistema irá

presionando hacia arriba. Pero esto parece

falso. Primero, porque ha ocurrido que la

tasa de crecimiento de los títulos secunda-

rios ha sido mucho mayor que la terciaria,

lo que invalida la hipótesis. Más gente con

secundario no garantiza mayor inclusión

universitaria. Además, la tasa de fracaso de

los universitarios se origina mayoritaria-

mente en un secundario mediocre. Resulta

difícil creer, por otro lado, que un sistema

educativo funcione bien si le falta su pa-

radigma. Y la gran aventura humana de la

ciencia articula las instancias anteriores,

por definición “preparatorias”. Luego sin

foco en la excelencia de la universidad, fal-

ta orientación a la educación toda. Tal como

vamos el sistema carece de motivación. Y

esto lesiona, incluso, nuestra democracia;

porque falta “el hábito de vivir de la inte-

ligencia” como escribiera Ortega hace cien

años. Parece igual de dudosa cualquier sa-

lida a nuestros problemas de desarrollo, de

no ponerse el acento en la educación supe-

rior. No es casual, entonces, la coincidencia

de fracaso institucional, estancamiento eco-

nómico y la falta de inclusión universitaria.

Se impone un cambio de paradigma.

E d u c a c i ó n

Parece igual de dudosa cualquier salida a

nuestros problemas de desarrollo, de no ponerse el acento en la educación

superior. No es casual, entonces, la coincidencia de fracaso institucional,

estancamiento económico y la falta de inclusión

universitaria. Se impone un cambio de paradigma.

Page 52: Revista EMPRESA 197

Página 50 EMPRESA Nº197

Desde España

Maldito regalo envenenado con el que

algunos jefes encadenan a sus subordina-

dos. Me refiero a esos teléfonos galácticos

que no sólo sirven para mantener una

conversación sino para recibir, sin freno,

correos electrónicos, informes, presenta-

ciones…

Es cierto que el aparatito de marras ofre-

ce cierta distinción, que quien lo porta

puede presumir de no ser un mileurista

(en principio), pero demoníacas las ca-

denas que se amarran al cuello de quien

lo porta. Porque las empresas saben que

el dichoso presente –muy caro, muy mo-

derno, muy singular- favorece un control

férreo sobre la libertad del empleado una

vez éste se marcha a casa (casi siempre

mucho después de la hora que en con-

trato le corresponde) y, sobre todo, desde

que da comienzo el fin de semana.

Miguel Aranguren

Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,

el Correo y Alba, entre otros medios europeos. La hija del Ministro es su reciente y última novela publicada.

www.miguelaranguren.com.

Page 53: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 51

El regalo vilUno de estos modernos condenados a ga-

leras me explicaba que había firmado un

añadido a su contrato laboral, un com-

promiso de “máxima disposición” que au-

mentaba su sueldo e iba acompañado por

el teléfono sideral. De hecho, a lo largo

de nuestro almuerzo aquella pantalla no

cejó de anunciar una cascada de e-mails

que impedían el normal desarrollo de

una comida entre amigos.

La “máxima disposición” incluye, por su-

puesto, la obligatoriedad de ser localizado

las veinticuatro horas del día, incluidos los

momentos de descanso, así como que la

oficina sea prioritaria a las necesidades fa-

miliares. Es decir, que si uno se encuentra

abrazado a su santa esposa y suena el apa-

ratito, ¡hay que contestar inmediatamente!

O, que si por fin llega el momento de dedi-

car un rato de exclusividad a los hijos, el

teléfono galáctico se encarga de poner las

cosas en su sitio y recordarnos a quién he-

mos vendido el alma.

En la vida familiar no hay nada más da-

ñino que la infidelidad, que los “cuernos”.

Ahora, este tipo de traiciones no solo tie-

nen que ver con camas ajenas sino que

pueden fraguarse con la tecnología, es

decir, con la tecnología puntera unida al

trabajo, lo que todavía es peor.

Tenemos que encontrar la manera de de-

nunciar a todos aquellos jefes que come-

ten la vileza de colarse en la intimidad de

un matrimonio.

Page 54: Revista EMPRESA 197

Página 52 EMPRESA Nº197

grupo Joven. testigo de su historia

david bertagni

David Bertagni es Licenciado en Administración (Universidad Católica Argentina). Director Comercial de Enrique R. Zeni y Cía.. Profesor de la Universidad de San Andrés y de la Universidad Católica Argentina. Miembro de la Mesa Directiva de ACDE.

1972:”Nace el Grupo Joven de ACDE”

Corría el año 1972 y el Ing. Jorge Aceiro era

el Presidente de ACDE. Yo tenía 24 años,

había egresado como Licenciado en Ad-

ministración de la Universidad Católica

Argentina y me desempeñaba como joven

profesional en Witcel S.A., empresa en la

que Jorge era el gerente general.

En ese año también se celebraba el XIV

Congreso Mundial de Uniapac en Buenos

Aires, que fue una motivación importante

para acercarme a la Asociación. Al termi-

nar el encuentro, Jorge me incentivó a que

creara el Grupo Joven de ACDE. La razón era

muy valedera: la conducción de ACDE veía

con preocupación la falta de gente joven en

la institución, lo que a largo plazo repercu-

tiría en la continuidad de la misma.

El gapp generacional con aquellos que, con

Enrique Shaw a la cabeza, la habían fundado

era de más de 20 años, y entre los que re-

cuerdo estaban Manuel Crespo, Jorge Aceiro,

Javier Gamboa, Emilio Van Peborgh, Carlos

Dietl, Carlos Pollitzer, Hernando Campos

Menéndez, Patricio Zavalía, Lagos, Francisco

Castro, Carlos Llorente, Manuel Aduriz, Luis

J. Bameule, Gastón Bordelois, Abdón Lizaso,

Jaime Peña y muchos otros provenientes de

la Acción Católica Argentina e importantes

representaciones del empresariado industrial,

comercial y agropecuario de nuestro país.

Así como la Acción Católica fue el semillero de

los fundadores de ACDE, en el Grupo Joven lo

fue la Universidad Católica Argentina (UCA),

de la cual muchos de nosotros proveníamos.

Jóvenes formados en la Doctrina Social Cristia-

na con el deseo de llevarla a la práctica en las

empresas al salir a la vida laboral. En la forma-

ción original de aquel grupo estábamos Héctor

Castro Nadal, Luis M. Bameule, Zarantonello,

Ignacio Mendiguren, Jorge Matheu, Eugenio

Borras, Fernando Freixas. De allí surgirían años

E m p r e s atestimonios

Page 55: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 53

después un par socios que fueron Presidentes

de ACDE (Bameule y Matheu).

Hubo dos factores muy importantes para el

desarrollo en el primer año del Grupo Joven:

por un lado el apoyo incondicional de la

conducción y por el otro, el de nuestro ase-

sor espiritual, el Padre Manuel Moledo, y el

del Secretario General, Américo Monterroso.

Era tal el lugar que nos dieron los adultos

que con nuestro empuje y cierta muestra

de soberbia de juventud un día, alguno de

nosotros nos animamos a presentar a la

Mesa un planteo de ciertos temas que no

compartíamos. En otra ocasión, propusimos

jugar un partido de fútbol con los integran-

tes del Consejo, y la respuesta cariñosa que

nos dio Luis J. Bameule, entonces Presidente

de ACDE, fue que si lo hacíamos los únicos

que se iban a divertir seríamos nosotros…

Siempre se han destacado personas que

han tenido una mayor afinidad con los jóve-

nes, y en aquel grupo de adultos (para que

ahora no nos llamen “viejos”) no faltaron las

excepciones por su permanente prédica y

entusiasmo. Ellos fueron “Mito” Van Peborgh

y Hernando Campos Menéndez, quienes

siempre nos insuflaban fuerza para hacer

más cosas.

Mantener el Grupo en actividad no fue ta-

rea fácil. Lograr quórum en las reuniones

de organización era difícil y más de una

vez estuve a punto de abandonar. Recuerdo

como si fuera hoy, un día que apoyado en

el volante de mi viejo Citroen 2CV, me pre-

guntaba si ir o no a la reunión, pero seguí

adelante porque sabía que Moledo y Monte-

rroso nos esperaban en ACDE.

La amistad y la formación profesional y humana

Muchos de los jóvenes actuales querrán sa-

ber que me dio ACDE a lo largo de estos 38

años de trabajo y compromiso. Les diría que

lo primero, y muy valioso, fue amigos para

toda la vida. Pero

así también forma-

ción de dos grandes

maestros: el Padre

Manuel Moledo y el

Padre Rafael Braun,

que me permitieron

participar del inter-

cambio de opinio-

nes y experiencias

empresariales, a

las que no hubiera

tenido acceso de

otra manera, sobre

como humanizar

más la empresa, en

un ámbito especial-

mente agradable

y de gran respeto,

donde las ideas se lograban por consenso;

tema que para muchos que estamos acos-

tumbrados a conducir nos era difícil, aquí

éramos y somos pares.

También me dio relaciones profesionales,

al punto que varios de los trabajos que he

ejercido en mi vida también fueron ofertas

de mis amigos de ACDE.

Hoy cuando veo a los jóvenes acompa-

ñándonos en la Mesa Directiva, percibo

aquel sueño cumplido. Mi espíritu se

reconforta, como sucedió el año pasado

cuando participé en la Jornada Anual del

Grupo Joven en el IAE. Ese sábado volví a

mi casa contento porque ACDE tiene en

la actualidad una juventud pensante que

está llamada a ejercer un importante li-

derazgo en las empresas.

En un momento difícil para la Nación, que

una institución como ACDE tenga asegu-

rado sus cuadros de reemplazos futuros

es importantísimo. Y si bien los estilos

pueden haber cambiado, adecuándose a

las nuevas realidades, el espíritu siguió

intacto, trasmitiéndose de generación en

generación. Lo puedo decir con la única

autoridad de haber sido testigo de los últi-

mos 38 años de su historia.

testimonios

Bertagni: “En un momento difícil para la Nación,

que una institución como ACDE tenga

asegurado sus cuadros de reemplazos futuros es

importantísimo”.

Page 56: Revista EMPRESA 197

Página 54 EMPRESA Nº197

Cincuentenario de aCdE bahía blanca

Ernesto a. Castagnet

Presidente ACDE BAHIA BLANCA. Extracto del discurso realizado en los festejos por el cincuentenario.

Presidir una Institución en su Cincuentena-

rio es una gran responsabilidad. ACDE Bahía

Blanca, como toda Institución con 50 años de

historia, ha vivido los vaivenes de su ciudad,

Bahía Blanca, su región, y del país en general.

A lo largo de su trayectoria, ha atravesado

diferentes etapas, alcanzando el reconoci-

miento público, afirmando su papel dentro

del mundo empresario y exponiendo cohe-

rentemente su doctrina. Pero la visión que

tuvieron sus fundadores aún

perdura, y por ellos y nuestro

futuro es que queremos con-

tarle esta historia…

Era el 15 de agosto de 1959,

y un grupo de empresarios,

algunos ya reconocidos en Ba-

hía Blanca y su zona, y otros

aún muy jóvenes, fundan la

Asociación Cristiana de Di-

rigentes de Empresa (ACDE)

de Bahía Blanca. Lo hacen

en base a los contactos que

ya algunos de ellos tenían con la Asociación

Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE)

Buenos Aires, que había sido fundada en

1952, siete años antes, por el impulso de ese

gran empresario que fue Enrique Shaw bajo

la guía espiritual de Monseñor Manuel Mole-

do, que fuera el Asesor de ACDE Buenos Aires

desde 1952 hasta su fallecimiento en 1988.

Durante los primeros veinte años, las re-

uniones se realizaban en la casa de quien

al momento ejercía la Presidencia. Recién

en 1981 se compra la sede propia. Años des-

pués Acde Bahía Blanca es reconocida como

Asociación Civil con Personería Jurídica.

Para sus treinta años de trayectoria, contá-

bamos ya con más de 100 socios, en su ma-

yoría pertenecientes a las ciudades de Bahía

Blanca, Punta Alta y la zona de influencia.

Los Seminarios y las Cenas Foros de ACDE

BAHIA BLANCA han hecho historia. Facili-

tando al socio un contacto directo con las

variadas realidades locales y regionales.

E m p r e s ainstitucional

Page 57: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 55

Capítulo aparte merece la creación, por parte

de socios de ACDE, de la Fundación para Estu-

dios de la Empresa (FEDE), con sede en el local

de nuestra Institución. El objetivo de la Funda-

ción es el de promover y coadyuvar todas las

actividades educativas, científicas, tecnológicas

y culturales que contribuyan al desarrollo de la

empresa en Bahía Blanca. ACDE Bahía Blanca

encontró un gran soporte en la Fundación a la

hora de realizar Seminarios y Cenas Foros.

No conocer nuestra historia sería olvidarnos

de todas aquellas personas que dedicaron

gran parte de su vida a insertar, en nuestra

realidad local y regional, el sentido cristiano

del respeto y la participación de nuestros

principios y valores, haciendo visible que la

“Responsabilidad Social Empresaria” (RSE) va

mas allá de los mínimos que la Ley imponga,

y que es vocación de todo empresario cristia-

no transmitir y vivir este sentimiento en cual-

quier situación en que se encuentre.

institucional

Integrantes de la Federación ACDE

Argentina en Bahia Blanca

Carlos Pagni, Vicente Massot, Luis M. Bameule,

Carlos Spinelli, Gustavo Grobocopatel y Ernesto

Castagnet

Page 58: Revista EMPRESA 197

Página 56 EMPRESA Nº197

familia y Empresa

protagonistas sociales

maría amalia Caballero

María Amalia Caballero es Doctora en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra. MA por la Universidad de Navarra. Directora Ejecutiva de Sembrar Valores Asociación Civil. Integró el grupo fundador de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral donde fue Secretaria Académica. Integró el grupo creador y fue directora del Máster en Comunicación Institucional de UADEBS, donde es profesora de Comunicación Corporativa.

Por mi situación laboral, estoy en contacto

permanente con directores de Recursos

Humanos, mujeres profesionales, mujeres

empresarias, mujeres emprendedoras, res-

ponsables de comunicación en las empre-

sas y organizaciones; y estos encuentros

me permiten aprender mucho de nuestra

realidad. Sin llegar a sistematizarlo como

un estudio de campo, me atrevo a sacar al-

gunas conclusiones.

A través de estos intercambios puedo com-

probar que, aunque sea muy lentamente,

van llegando a nuestras organizaciones

buenas ideas respecto de la necesidad de

integrar a la familia como stake holder de

la compañía. Hay quienes, tímidamente,

comienzan a convocar a los hijos para que

compartan una jornada y conozcan el lugar

de trabajo de sus padres, también se am-

plían los días de licencia por maternidad.

Algunos papás son más concientes de su

rol irremplazable respecto de los hijos y van

comprendiendo por qué conviene que lle-

guen temprano a casa y concurran a algu-

nas reuniones en el colegio, y cuentan con

la aceptación de la empresa.

Empezamos a transitar un camino largo

que en ciertos países está más desarrollado

y que en otros, se ignora por completo. En

nuestra despoblada patria, todo esfuerzo

que potencie los vínculos familiares y favo-

rezca su desarrollo será una contribución a

la persona, a la institución familiar, que es

base de la sociedad y, por lo mismo, al país

y al mundo.

No se trata de sentirnos héroes, pero sí de

ser conscientes de que estamos acercando a

la sociedad lo que ella requiere para crecer

sana y vigorosa.

Vínculos

El ser humano necesita vínculos estables,

contención, afecto. Ese cariño que se mani-

fiesta en que ni el cónyuge ni el hijo son un

objeto ni, mucho menos, un rehén. El hijo

es una vida humana que elegimos traer a

este mundo, no como un derecho sino como

un regalo que implica deberes. El afecto les

es “debido” y ellos tienen derecho a exigir-

lo, porque sin él no pueden desarrollarse.

El cariño se manifiesta en el esfuerzo para

brindarles el sostén material, en compartir

tiempos de calidad, en que se sientan in-

condicionalmente amados y en poner lími-

tes que expresan ese amor.

Prepararnos para el desafío de formar una

familia exige, al menos, tanta seriedad y

profundidad como la que ponemos para

preparar la carrera profesional, porque una

y otra se entrelazan en nuestra trayectoria

de vida y se proyectan socialmente.

Recientemente, decíamos, algunas organiza-

ciones privadas dan sus primeros pasos hacia

un concepto de Empresas Familiarmente Res-

ponsables. Puesto que nada de lo que pasa

en nuestro país ocurriría sin la colaboración,

para bien o para mal, de las empresas, es

urgente su compromiso con las familias para

facilitar que todos tengan espacio para el

desarrollo de una vida familiar sana. Por esto,

bienvenidas sean esas políticas e iniciativas

que incluyen desde guarderías y capacitación

hasta el apoyo como anunciantes a medios

de comunicación y, en general, a espacios en

los medios en que estos valores de familia

sean promovidos.

También los medios de comunicación tene-

mos la responsabilidad respecto de los men-

E m p r e s aref lexiones

Page 59: Revista EMPRESA 197

Otoño 2010 Página 57

ref lexiones

sajes e imágenes que emitimos para cuidar a

los niños y fortalecer la familia que importa,

la que contiene, protege y educa.

Empezar el cambio

Es urgente pensar en el largo plazo y tomar

conciencia del capital nacional que repre-

senta la familia. Bernardo Kliksberg, desde

su posición de economista y experto en las

Naciones Unidas, lo demuestra con núme-

ros y estadísticas impactantes; sin embar-

go, como cada persona vale, cada familia

suma para empezar el cambio.

Si ese pequeño movimiento que empieza a

notarse en las empresas se traslada al sec-

tor público, podrá generarse un contexto en

el cual las leyes promuevan y favorezcan

la formación y estabilidad de la familia, la

atención, la educación y el cuidado de los

hijos. No vemos que sea este el ánimo le-

gislativo. Pretender homologar las uniones

civiles a los matrimonios es desbaratar los

cimientos sociales, así como despenalizar

la droga apunta directamente a destruir

a nuestros jóvenes. Es verdad, ninguna de

las dos propuestas será obligatoria, pero

estarán instalando un modelo que en nada

contribuye a la educación y promoción de

los valores que reclama nuestra sociedad.

Por eso, como ciudadanos, estamos en la

posición óptima para exigir que se tome

la delantera, en la defensa y promoción

de nuestro capital más poderoso: nuestras

familias, que está arraigado en los sectores

más variados de nuestra sociedad, distribui-

do de norte a sur del país.

La familia no es sólo un nido, es una pla-

taforma de lanzamiento, es el bagaje que

llevamos cada uno y que llevan los hijos

a su estudio, su trabajo, su acción social y

cívica. Queda en manos de todos los actores

públicos y privados del país, la decisión de

enfocar esfuerzos que favorezcan familias

sólidas. Desde ellas, será más realista pen-

sar en un cambio social.

Caballero: “El cariño a los hijos se manifiesta en el esfuerzo para brindarles

el sostén material, en compartir tiempos de

calidad, en que se sientan incondicionalmente

amados y en poner límites que expresan ese amor.”

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mons. manuel moledo

temas de reflexión para empresariosConsidero que ACDE en los últimos tiempos ha venido destacando y haciendo suya la responsabilidad que le toca al empresario en la sociedad argentina, como así también qué condiciones deben imperar para que esa responsabilidad tenga su cabal cumplimiento.

El contexto parece no alcanzar la madurez que todos anhelamos. Somos protagonistas, no espectadores, pero la actual coyuntura no parece ofrecernos el camino que todos deseamos transitar, como nos señalaran nuestros Obispos -no hace tanto tiempo- en el documento más que bien titulado “Queremos ser Nación”.

Hace más de treinta años, el Padre Moledo nos decía que hay que buscar momentos de reflexión, sobre todo cuando cierto grado de incertidumbre nos deja cada vez menos tiempo para el verdadero reposo y descanso del espíritu.

Elaboró esta reflexión en un artículo que se publicó en EMPRESA* en abril de 1977: “Tema de reflexión para empresarios”; el que hoy reproducimos.

Detengámonos un momento en su lectura; la misma será de gran ayuda.

RETIRéMONOS AL DESIERTO

En un momento dado Cristo vio a sus colaboradores y amigos en estado de excitación, entusiasmados por su palabra, su testimonio y los hechos. En esa si-tuación los llamó y les dijo: “Venid conmigo a un lugar apartado y descansad un poco” (Mt. 6,31).

Precisamente la reflexión tiene por objeto retirarnos para descansar un poco. ¿Qué significa esto hoy? Hacer un esfuerzo para vivir esta hora como si no fué-ramos nosotros aquellos que la estamos viviendo, sino otros a quienes tenemos que ayudar a vivirla. Ver las cosas con una perspectiva mayor para poder trazar los caminos que permitan la construcción de un mejor mundo futuro: sano, ar-mónico, adecuado a las necesidades del hombre.

Pero descansar, ¿por qué y sobre qué? Descansar sobre la almohada de la espe-ranza. Dios es un padre a quien Cristo presentó a los hombres de la siguiente manera: Mi Padre es vuestro Padre y es un padre que os quiere.

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Selección y prólogo de Celso Enrique Arabetti * Revista EMPRESA N° 42 Septiembre 1976 - Abril 1977

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Dios quiere el mundo en el cual viven los hombres. Quiere las cosas que salieron de sus manos. Él dijo: Todo esto es vuestro, to-madlo, perfeccionadlo y hacedlo fecundo. Descansemos sobre la esperanza de que este Padre existe y siempre actúa.

EL qUE NO TIENE CULPA, qUE ARROJE LA PRIMERA PIEDRA

Otro pasaje evangélico que podemos recordar es el tan conocido de la mujer adúltera, a quien iban a apedrear de acuerdo con las exigencias de la ley mosaica para hechos de esa naturaleza. Lo interpelaron a Cristo para preguntarle si estaba de acuerdo con la pena a aplicar. No dijo que no; simplemente afirmó que el que estuviera sin culpa arrojara la primera piedra, y luego se quedó ca-llado. El evangelista afirma que entonces, todos se fueron retirando, empezando por los más viejos. Cristo quedó con la mujer adúltera a la que le preguntó si alguien la había condenado. Ella dijo que no. “Yo tampoco te condeno -acotó Él-. Vete y en adelante no peques más” (Juan 8,11).

No traigo a comentario esta reflexión del Evangelio por lo que implica el adulterio, sino por lo que significa el pecado, el error, el desencuentro o la maldad en cualquiera de sus formas. Yo creo que este es un mundo que olvidó que para arrojar piedras hay que estar en condiciones de tirarlas, y que no vamos a encontrar la paz, la serenidad, ni la posibilidad de arreglar las cosas, si no nos ponemos en una actitud de comprensión, la mayor posible, que se basa en la certeza de que no hay hombre que no sea un ser limitado.

Debemos admitir que vivimos en un mundo profundamente marcado por sus limitaciones. Pero las restricciones personales, de las comunidades, de las insti-tuciones, de los pueblos y de las naciones, pueden ser fuente de su grandeza. Precisamente el hombre llega a ser grande en la medida que no solamente se sabe perfectible, sino que se perfecciona junto con su obra, sabiendo, sin embargo, que nunca llegará al logro del óptimo; siempre terminará, aun en el mejor de los casos, con el martillo en la mano golpeando la frente del Moisés para pedirle algo más: ¡Por qué no hablás!

EL EMPRESARIO ES MEDIADOR

Desde el punto de vista de su vocación humana, al empresario lo veo como un hombre llamado por Dios, por la Providencia, para actuar como mediador entre las cosas y los hombres, y entre los hombres. Pertenezca a la actividad que sea, el está mediando entre valores que no son hombres, pero de los que los hombres necesitan para ser cada vez más humanos. También media entre los hombres, porque lo que hace no puede llevarlo a cabo solo, sino que tiene que hacerlo como un conductor en torno del cual otros trabajan y colaboran,

Debemos admitir que vivimos en un mundo

profundamente marcado por sus limitaciones,

pero las restricciones personales, de las

comunidades, de las instituciones, de los

pueblos y de las naciones, pueden ser fuente de su

grandeza.

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de suerte y manera que tanto su trabajo, como el de ellos, esté al servicio del crecimiento integral de la persona.

Entonces, media entre los hombres para que puedan ser más hombres; crecer en humanidad, lo que sería, en términos ascéticos cristianos, crecer en santidad. El que no crece en humanidad, por mucho que parezca evolucionar -es eso que llamamos la ascesis religiosa- no crece, porque santidad y humanidad son inseparables. Es la perfección humana mayor posible, elevada al orden sobre-natural por la acción de la Gracia.

El empresario, por bueno que sea, así lo alienten las intenciones más puras, más honestas y más generosas, es un hombre limitado. Nunca va a poder realizar plenamente el objetivo que se proponga en su función de mediador. Por muy esforzado que sea, por gran-des que resulten sus talentos, por muy bien que quiera cumplir su función de mediador, nunca llegará a estar satisfecho de sí mismo. Y si llegara a estarlo, habría perdido de vista el bello ideal, la aspi-ración más alta. Sería un Miguel Ángel sin martillo, un Miguel Ángel que no trascendió la piedra esculpida porque no sintió la necesidad de darle alma. Y este es el problema del empresario. Siendo un mediador, quiere darle alma a las cosas. Para él una tuerca no es sólo una tuerca, y un objeto equis no es sólo un objeto equis. Eso que sale de sus manos o de su empresa lleva un mensaje: la espiga de trigo quiere comunicar algo a otro hombre, a alguien que tiene hambre, que necesita nutrirse. Cada cosa de un empresario, así sean transacciones de tipo financiero, debe llevar algo de su cora-zón; si no, no es obra de hombres.

Pero aquí es donde debemos admitir nuestras limitaciones. No importa que a veces lo olvidemos, que no lo sintamos aunque lo queramos. Este supuesto básico lo tenemos que vivir en la dialéctica de lo real. No vivimos solos; transi-tamos por un mundo donde todos los demás seres son limitados y, por tanto, hacedores de cosas imperfectas, en unos casos voluntaria y expresamente, en otros, por no saber o no poder hacerlo mejor. Todo ello configura una realidad que nos condiciona.

Limitados nosotros y limitados los que nos rodean, ¿cuántas situaciones se crean que dificultan y a veces impiden al empresario cristiano la plena realiza-ción evangélica de la operatividad económica?

LA UNIDAD INTERIOR

Es aquí donde el empresario cristiano corre el riesgo de perder su unidad interior. Frente a tantas dificultades se dan situaciones que, dadas las reglas de juego del medio, aunque el empresario quiera tomar una medida justa, no puede hacerlo por los condicionantes que lo rodean. ¿Cómo reaccionar ante situaciones de ese tipo? Algunos lo hacen construyendo en sí mismos dos personalidades, la del empresario y la del cristiano. Según la primera, se con-forman con la situación imperante y adhieren a ella por estimarla conveniente.

El empresario cristiano tiene que

redimir la actividad empresaria.

¿Cómo? Siendo sal, luz y fermento. Sal

que preserva de la corrupción, luz que

ilumina a los que vienen por el camino,

y fermento que mejora la vida así

como mejora el pan.

del archivo

Otoño 2010 Página 60

Page 63: Revista EMPRESA 197

En función de la segunda se hacen más devotos; en el seno de la fa-milia, fuera de la empresa, son hombres caritativos, misericordiosos, comprensivos, de oración, de sacramentos, etc. Creen que de esa manera compensan. Pero no compensan absolutamente nada; por el contrario, quizá vivan sin paz ni consuelo, por no poder respon-der a la vocación empresaria que les fue confiada para desarrollarla y llevarla adelante junto con la empresa, que además de una comu-nidad de hombres también es cosa, o sea, objeto de la mediación.

Debemos concluir entonces, que el mediador entre los hombres, y entre éstos y las cosas, media también entre los hombres y la co-yuntura política, entre los hombres y la coyuntura cultural, entre los hombres y la coyuntura social. Es decir, la actividad del empresario moderno no es la de un artesano. En la empresa actual tal cosa ya no es factible porque es mucho lo que depende de ella: la paz de un país, la armonía, el alimento, el bienestar, la posible felicidad, la posible alegría, la posible serenidad y el gozo de vivir que puede tener una comunidad o una gran parte de la comunidad.

¿Cómo se mantiene la unidad interior de un empresario? Siempre es empre-sario, pero es también padre, esposo y ciudadano; no pueden establecerse prioridades. En un momento podrá ser antes que nada padre, en otro esposo; pero hay circunstancias en que la actividad empresaria priva sobre las otras,

El hombre no alcanza nunca la

perfección, simplemente puede

aportar la que ha acumulado, pequeña,

grande o mediana. Es lo que tiene, lo

que lleva.

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como momentos en que las otras pueden privar sobre la empresaria. Pero no puede dividir su vida en compartimentos estancos: es padre, esposo, ciudadano y empresario a la vez.

Mantenida la unidad interior, es decir, sintiéndose fiel a las exigencias de su conciencia, debe recordar que un día Cristo, mirando hacia los cuatro pun-tos cardinales, antes de dejar a los hombres, se dirigió a los doce apóstoles y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a toda la creación” (Marcos 16, 15). No sólo hablaba de los hombres, sino de toda la creación.

CRISTIANIZAR LAS COSAS. SER SAL, LUZ y FERMENTO

Nosotros tenemos el deber de cristianizar las cosas, esto es, hacer que estén al servicio de aquellos fines para los cuales fueron creados por Dios. Evitar su pro-

fanación, que se da cuando uno permite o es autor de esa distorsión por la cual cosas creadas para determinados fines se ponen al servi-cio de otros no sólo distintos sino opuestos. Tal el caso del empleo de la riqueza, que si está en manos de unos es para el servicio de todos. Así sería una riqueza redimida. Pero si está sólo al servicio de sus de-tentadores, sería una riqueza profanada. El empresario cristiano tiene que redimir la actividad empresaria. ¿Cómo? Siendo sal, luz y fermen-to. Sal que preserva de la corrupción, luz que ilumina a los que vienen por el camino y fermento que mejora la vida así como mejora el pan. Y esto tiene que hacerlo cada uno y todos en conjunto, sin pretender ser los más. Simplemente cumpliendo con un deber, que más que un deber tendría que ser una exigencia fraternal: pensar en los organis-mos donde los empresarios viven.

Si por ejemplo ACDE fuera una institución que a sus hombres los sacara de los organismos naturales del quehacer empresario, entonces mejor sería que no existiera. La misión de ella, por el contrario, es encontrar juntos un mensaje, una energía, un camino, para convivirlo y compartirlo en el diálogo, en la dialéc-tica propia de este mundo pluralista, con sus colegas que son sus primeros pró-jimos. No creo que haya otro camino por el cual el empresario cristiano pueda llevar la sal del Evangelio, la luz del Evangelio y el fermento del Evangelio a la vida empresaria. Y ello se concreta viviendo con claridad, con sencillez, con des-prendimiento; sin exigir de sí mismos para poder realizar esta tarea de ser per-fectos empresarios, porque no lo son. Y si esperan serlo, nunca harán la tarea: vivirán en la perenne e inútil espera. El hombre no alcanza nunca la perfección, simplemente puede aportar la que ha acumulado, pequeña, grande o mediana. Es lo que tiene, lo que lleva.

Así terminaría estas reflexiones, insistiendo en la necesidad de descansar sobre la almohada de la esperanza, conscientes de nuestras limitaciones, que no deben ser traba para la mediación, y defendiendo a rajatabla la unidad interior –se es em-presario, padre, esposo y ciudadano a la vez- ya que sin ella no podremos ser luz, sal ni fermento y tampoco llevar adelante la misión trascendente de cristianizar y redimir las cosas que no han sido confiadas.

del archivo

Otoño 2010 Página 62

El que no crece en humanidad, por

mucho que parezca evolucionar

-es eso que llamamos la ascesis

religiosa- no crece, porque santidad y

humanidad son inseparables.

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Otoño 2010 Página 63

manuel J. Crespo, un hombre de empresa

Celso Enrique arabetti

El 26 de febrero pasado dejó esta tierra para

llegar a los brazos del Padre, un gran hom-

bre, socio y ex Presidente de nuestra institu-

ción, Manuel Crespo.

La entereza de su personalidad, su Fe ro-

busta y su hombría de bien, caracterizaron

toda su vida y se revelaron con grandeza

admirable en sus horas de dolor.

Manuel perteneció a esa generación de

hombres que fueron consolidando a ACDE

desde su etapa fundacional, tarea que supo

llevar a cabo como presidente de la institu-

ción entre 1966-1969.

Destacado hombre de empresa. Desde la

Presidencia de Molinos Chacabuco demos-

tró su verdadero espíritu empresario, que

también jalonó una etapa de su vida, con-

tribuyendo con su esfuerzo al desarrollo de

nuestro querido país.

Su actuación infatigable, como socio de

ACDE, y en particular como Presidente,

quisiera resumirla en el gran desafío que

representó para la gestión de su período el

Congreso Mundial de Uniapac en Bruselas,

realizado del 2 al 5 de octubre de 1968, cuyo

gran tema fue: El empresario y la empresa

en el mundo de hoy.

Manuel efectúo una amplia convocatoria,

logrando que la delegación argentina estu-

viera integrada por destacados empresarios

de todo el país. La actuación en los distintos

coloquios y carrefours, puso de manifiesto una

vez más la calidad de las intervenciones, las

que después de prolongados debates permi-

tieron redactar conclusiones verdaderamente

orientadoras, como así también La Declara-

ción de Bruselas, que suscribieron los repre-

sentantes de las 27 asociaciones presentes.

Manuel integró el Primer Coloquio, cuyo

tema: “El empresario al servicio de una

función objetiva: la empresa” puso de ma-

nifiesto su inteligencia como así también

el verdadero espíritu cristiano que siempre

inspiró su pensamiento.

He considerado oportuno, por que creo que

Manuel así lo hubiera querido, transcribir las

palabras que, al cierre del Congreso, pronun-

ció el presidente de la Comisión de la Comu-

nidad Europea: “Si tenemos fe en Jesucristo y

al mismo tiempo lo servimos, sirviendo a los

hombres con la fuerza que Él nos da, contri-

buiremos ciertamente al despertar de la con-

ciencia religiosa y la afirmación de la Iglesia”.

Querido Manuel, nosotros los hombres de

ACDE, estamos muy de corazón junto a tus

seres queridos. Nuestras oraciones te acom-

pañaran siempre.

E m p r e s ainstitucional

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Página 64 EMPRESA Nº197

E m p r e s adocumentos

la patria es un don, la nación una tarea

(1) CEA. “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad. 2010-2016”, n° 35.(2) CEA. “Afrontar con grandeza nuestra situación actual”, n° 11.(3) Salmo 28 (27) 8-9.

La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus diri-gentes. También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer.

La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. “Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente fun-cionamiento produce un alto costo social”1. La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.

Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”2. Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las nece-sidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.

La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compro-mete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.

Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a no-sotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: “Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre”3 . Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.

Declaración de la 155º Comisión Permanente

de la Conferencia Episcopal Argentina

155º Comisión Permanente

(Buenos Aires, 10 de marzo de 2010)

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